Tokorozawa Bosques de Totoro [Bosque]

Tema en 'Ciudad' iniciado por Gigi Blanche, 31 Enero 2023.

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    Zireael

    Zireael Equipo administrativo Comentarista empedernido seventeen k. gakkouer

    Leo
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    Habíamos continuado la marcha siguiendo a Anna, lo normal, y con el niño rebotando entre Fiorella y yo por ser los pelirrojos de turno. Había un montón de cosas raras alrededor de esto, pero era parte del show así que tampoco me las iba a cuestionar demasiado, era lo que había y punto. Además los ánimos del pequeño ayudaban un poco con el ambiente, por lo menos distraían eso era seguro, aunque no sabía cómo estaría manejando los nervios el pobre Jack.

    Guardé el mapa para caminar mirando el suelo, guiado por las linternas de los demás porque la luz directa distorsionaba las formas y pues porque en la vegetación del bosque ocultaba muchas mierdas y no quería pisar ninguna por accidente, pero por eso casi choco con Anna cuando aminoró el paso. Apenas escuché el ruido una ansiedad bastante fea me bañó el cuerpo y si me acerqué fue porque los demás lo hicieron, pero apenas Anna le habló estiré la mano hacia ella, también hacia el niño, y los sujeté por el brazo, por si tenía que llevármelos de allí o algo. No me alcanzaban las manos para todos, así que me debían disculpar.

    El alarido que soltó la criatura me hizo reaccionar, fue bastante instintivo, e incluso si Anna y el niño reaccionaron a tiempo me di cuenta que pretendí arrastrarlos lejos del camino que describió la pala cuando el otro la mandó a volar. La escena se volvió cada vez más bizarra, para qué mentir, y cuando el sonido hueco me llegó a los oídos fruncí apenas el ceño.

    La linterna de Anna apuntó a la lápida.

    —Mōryō —murmuré para mí mismo, recordando los libros que había leído apenas llegar a Japón.

    Era una locura en sí misma, pero cuando el hombre, criatura más bien, se volteó supe que no la suposición no estaba tan lejos de la realidad. Volví a estirar el brazo hacia Anna, la jalé para que nos alejáramos de allí y esperé que los demás atendieran al movimiento y a la voz del pequeño.

    —Rápido —advertí en un murmuro—. Preferiría que no tengamos que ver mucho más.

    El árbol blanco estaba ya a nuestro noreste, si no me fallaba la ubicación espacial. Solo debíamos movernos un poco más.

    Movimiento: G3
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    Amane

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    [Cordura: 24/25 | Grupo #1]

    Después del susto inicial por toda aquella escena en el bosque, parecía que el grupo había conseguido recuperar algo de la calma que inicialmente había tenido para la prueba; el ambiente nocturno no ayudaba demasiado a tomarse la situación de manera racional, pero íbamos a tener que hacer el esfuerzo para poder completarla. Por suerte, una vez alcanzamos la zona cercana a la estatua de Totoro, nos pusimos a buscar por los alrededores y dimos rápidamente con la siguiente pista.

    Tras leer lo que había escrito en el papelito, Arata comentó que posiblemente se refería a la orilla del lago y no me quedó más que asentir con la cabeza, porque la primera parte indicaba eso mismo de manera bastante obvia. Lo del corazón de la reserva complicaba un poco el asunto... pero, por lo menos, podíamos empezar a movernos en dirección a la orilla y luego decidir. Además, no debía quedar demasiado lejos desde donde estábamos, si no recordaba mal.

    >>Moverse a: H4
     
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    Gigi Blanche

    Gigi Blanche Equipo administrativo Game Master

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    [F5] Grupo 4 (Adara, Altan, Cayden, Clementine, Hubert)

    Kodai por fin despegó los ojos del césped cuando la mano de Cayden apareció en su campo de visión. Alzó la cabeza y miró al pelirrojo, luego a Clementine y ya de paso recorrió a quienes se encontraban detrás antes de tomar una decisión. Le costó lo suyo, fue evidente, pero al final accedió y tomó la mano que Cayden le estaba ofreciendo. A regañadientes, quizá, pero lo hizo.

    Así, empezaron a caminar. Fueron hacia el Sur, atravesando el bosque, hasta desembocar en un camino. Les llamaron la atención las flores desperdigadas que había allí, pero no habían planeado detenerse hasta que el niño se desprendió de la mano de Cayden para agacharse junto a ellas. Comenzó a recogerlas una a una, murmurando una canción en voz baja. Incluso si le hablaban el pequeño no respondería, como si hubiera caído repentinamente en una especie de trance. Su voz se deslizaba, suave y uniforme, sobre el silencio.

    Libélula roja, libélula roja al atardecer.

    ¿Iba en la espalda de alguien cuando te vi por primera vez?

    Altan fue el primero en recibir una sensación extraña, como si... los estuvieran observando. Volteó hacia el bosque, apuntando su linterna, y dio de lleno con un par de ojos redondos. Eran grandes y lo observaban fijamente entre los arbustos, inmóviles. Ninguna otra parte de su cuerpo lograba distinguirse, como si absorbiera toda la luz. A medida que los demás miembros del grupo lo notaban, el par de ojos se fue deslizando entre ellos.

    Hubo un largo momento de quietud donde nadie movió un músculo, ni ellos ni la criatura. La canción del niño era lo único que seguía sonando hasta que, de repente, se detuvo. Kodai miró, advirtió el par de ojos y se incorporó. Había recogido un montón de flores.

    —Ijū-chan —murmuró, sonaba aliviado y comenzó a caminar hacia él—. ¿Dónde te habías metido? Tienes hambre, ¿verdad?

    La criatura pestañeó y, por ese segundo, fue como si hubiera desaparecido por completo. Kodai le dejó el montículo de flores sobre el césped, justo frente a los arbustos, y volvió a retroceder. El par de ojos se enfocó en el pequeño botín.

    —No se preocupen —prosiguió, alternando su mirada entre el grupo—. Ijū-chan sólo es tímido, le tiene algo de miedo a los humanos. En especial si son adultos como ustedes. Debe tener hambre, mejor dejémoslo en paz así puede salir a comer.

    Al decir aquello último, buscó la mano de Cayden y lo jaló para que siguieran su camino.


    ¡Yokaidex actualizada! Pueden seguir moviéndose con normalidad.

    Barra de cordura:
    Adara Makris [24/25]
    Altan Sonnen [23/25]
    Cayden Dunn [24/25]
    Clementine Crimson [24/25]
    Hubert Mattsson [25/25]


    quem Zireael Ikoma-kun Bruno TDF

    [G3] Grupo 2 (Anna, David, Fiorella, Kohaku, Jack)

    El encuentro con aquella criatura extraña había dejado al grupo algo... reflexivo, quizá. El niño le había bajado dos rayitas a su energía al notar el ánimo de algunos de los chicos. Kohaku no se veía particularmente afectado, al principio se había sorprendido y lo que más le asustó fue la pala voladora. Por lo demás, llevaba su vida entera estudiando el folklore local y eso, quizá, lo ayudaba a comprender mejor las intenciones y costumbres de los yokai.

    Anna había acabado bastante absorbida en la situación y fue reaccionando poco a poco un rato más tarde, cuando habían ya reanudado el camino. Recordó que Maze la había tomado del brazo varias veces, incluso jalándola cuando la criatura arrojó la pala contra ellos, y ya habiendo recuperado la calma le sonrió. Le parecía bastante bonito que se preocupara así por personas que apenas conocía, la verdad.

    —No me dio la neurona para agradecerte antes —reconoció, ligeramente avergonzada—, pero gracias.

    Aminoraron el ritmo y agudizaron la vista en cuanto encontraron un camino, el que creían debía ser donde se encontraba la pista. El grupo se diseminó, inspeccionando aquí y allá, hasta que Kohaku alzó el brazo.

    —La encontré —anunció, sin alzar mucho la voz.

    Era, de nuevo, un trozo de papel escrito.

    “Siempre hablaban de arroz, no sé por qué. Era aburrido. Decían, incluso, que yo estaba hecho de arroz. Lo cultivaban, lo cosechaban y con la paja seca nos tejían. Había tantos iguales a mí, siempre me pregunté si se sentirían igual que yo. Era muy, muy, muy aburrido.”

    Busquen entre las torres de piedras apiladas, junto al protector de niños y peregrinos.

    El niño volvió a brincar hasta que le dieron el papel y se lo quedó mirando un buen rato, pensativo, luego de que lo leyeran en voz alta.


    ¡Segunda pista encontrada! Pueden seguir moviéndose con normalidad.

    Zireael quem Reual Nathan Onyrian

    [D6] Grupo 3 (Alisha, Jezebel, Kakeru, Kenneth, Verónica)

    La presencia de Kendatsuba había alterado bastante al grupo, incluso si el niño intentó tranquilizarlos. Pacífico o no, su aspecto intimidaba, desde luego. Al menos, desde ese altercado pudieron seguir con normalidad en dirección al santuario. Alcanzaron lo que parecía una laguna, la cual Kenneth probablemente reconociera de su paseo junto a Joey y Bleke, cuando recogieron piedras a pedido del anciano Tomoki. Era un cuerpo de agua, sí, pero... no había muchos manantiales borboteando, ¿cierto? Ni siquiera uno.

    Decidieron, entonces, seguir hacia el Norte. Tras atravesar el camino se adentraron en una nueva porción de bosque. Notaron que el terreno se inclinaba hacia arriba y, de a poco, comenzaron a oír el característico sonido del agua cuando corre. La vegetación era densa y, tras algo de esfuerzo, alcanzaron la cima de la pendiente. A su alrededor había manantiales que borboteaban y chispeaban bajo la luz de la luna, libres del techo de los árboles. Aquel lugar poseía una vista privilegiada: desde el humedal al Este, pasando por la laguna al Sur y, más allá, el lago Sayama.


    Bosque 6.png

    Debían enfocarse, en cualquier caso. El grupo se separó y comenzó a buscar, hasta que Kenneth avisó al resto que había encontrado el papelito. Se reunieron para leerlo.

    “El niño mayor me conservó en una repisa, y de vez en cuando me limpiaba el polvo. Atendía a los recovecos y usaba un paño húmedo para limpiar la bola. Eran buenos momentos, me ayudaban a recordar quién era.”

    Busquen entre las embarcaciones amarradas, junto a las colas de zorro.

    ¡Segunda pista encontrada! Y Bosque 6 descubierto, ya de paso JAJAJA. Pueden seguir moviéndose con normalidad.

    Bruno TDF Amane Zireael
     
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    Virgo
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    [Cordura: 24/25]
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    Después dé habernos puesto de acuerdo por cual camino ir seguimos adelante siguiendo a Anna, y para decir verdad lo que me dio mas ternura de todo fue como el niño rebotaba entre Maze y yo, supongo que era por el color de nuestros cabellos, aunque el mío era muy diferente que al de Maze, con una sonrisa en mis labios seguí caminando con suma tranquilidad.

    Pero lo que iba a pasar después no me lo espere, me había detenido cuando Anna lo hizo, que por lo que parecía había alguien por el camino ella le pregunto si necesitaba ayuda alce una ceja ante lo que sucedió después, lo que fuera que estuviera adelante lanzo una pala que si no me movía de seguro me golpeaba. Agradecía lo que Maze había hecho, Anna y el niño estaban adelante así que de seguro que si no fueran reaccionado antes pues, no me imaginaba que hubiera pasado, parpadee cuando la linterna de Anna apunto la lapida.

    ¿Tenia miedo? No.

    ¿Asustada? Tampoco.

    Supongo que solo estaba sorprendida por la jodida pala voladora.

    Respire en seco una otra vez para reaccionar a la voz del niño cuando dijo el nombre del que se supone que era un yokai, había leído sobre ellos y para ser sincera, si, había investigado sobre todo lo que tuviera que ver con ellos y el folklore, vamos, si iba a vivir en algún pais pues tenia que saber algo de sus costumbre, culturas y otras cosas ¿no?. La cosa fue que nos apartamos y seguimos adelante de una vez por todas, seguí detrás a los demás tranquilamente mientras pensaba en lo que había pasado, pase mi vista hacia Kohaku y lo pude ver tranquilo supongo que lo único que lo había cómo que impactado ¿era la pala voladora?.

    Ahora me preguntaba ¿Qué estaba pasando a Adara?.

    Pude oír por encima el agradecimiento de Anna hacia Maze, mire hacia al frente y sonreí cuando encontramos el camino, empezamos a investigar el lugar hasta que Kohaku alzo el brazo, por lo que suponía que era la segunda pista, entonces escuchamos lo que decía después de que lo leyeran en voz alta.

    Que cosa ¿no?.

    ¿Cada vez suponía que las pista se ponía mas raras?.

    Sonreí al ver la reacción del niño, cuando le dieron el papel pero, también note que lo miro pensativo. Me puse a pensar en lo que decía la pista fruncí un poco el ceño, recordando lo que decía.

    —Supongo que podemos seguir por el camino hasta llegar a la estatua de Jizo —propuse, recordando el mapa y mi mente fotográfica que me ayudaba a recordarme lo que miraba —. ¿Qué prácticamente seria hasta llegar al santuario?.

    >>Moverse a: G4

    Adara.png

    [Cordura: 24/25]
    F6 > F5 - Grupo 4

    Me aleje un poco de Altan cuando estuvimos de acuerdo por el camino, y para ser sincera esperaba que no le molestara que hubiera invadido su espacio personal, pero necesitaba ver el mapa, así que tenia que disculparme. Seguí caminando tranquilamente sin siquiera darme cuenta que hacia los demás puede que estuviera casi a la par de Altan pero me moví subiendo un poco, alce mi vista para fijarla en el niño y Cayden que tenia por nombre Kodai alce una ceja al ver lo que había empezado hacer.

    Pero lo que me sorprendió fue ver lo que había empezado a cantar en voz baja, podía escucharlo apenas. Fruncí el ceño cuando sentí que Altan se detuvo y cuando gire mi cabeza junto con mi cuerpo, vi lo que el alumbraba con la linterna, parpadee un poco todo había quedado paralizado no moví ni un musculo de mi cuerpo y la criatura y por lo que suponía y miraba por encima de hombro los demás tampoco.

    Ladee un poco mi cabeza cuando empecé a reconocer que era.

    No me digan que...

    Si ese mismo Adara.

    Reconocí el nombre cuando Kodai lo dijo hasta ahora sentía que había dejado de cantar, el se acerco y note en su voz que sonaba aliviado, pero cuando el niño le hizo la pregunta la criatura desapareció como si nada, retrocedí un poco suspirando pero no por que estaba asustada o algo, mas bien era de impresión no me lo esperaba eso era todo. Kodai alternando mirada entre nosotros después dejarle las flores que había recogido y explicado que la criatura era tímido, tenia algo de miedo a los humanos.

    —Entonces sigamos —inquirí al bajar mi linterna y la puse en el camino cuando el busco la mano de Cayden para continuar.

    Y sobre la criatura, supongo que la había reconocido gracias a las clases que Fiorella y yo habíamos tomado e investigado.

    Supongo que habían servido ¿no?.

    >>Moverse a: E5
     
    Última edición: 11 Junio 2023
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    Amane

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    [Cordura: 24/25 | Grupo #1]

    Seguimos avanzando por el bosque sin nuevos contratiempos por el camino, lo que realmente ayudó a que el ambiente general que nos rodeaba se destensase, así fuese solo un poco. La cuestión era que también se había acabado instaurando un silencio bastante... ¿pesado? No era precisamente incómodo, pero que estuviésemos en mitad de una prueba de valor no significaba que no pudiésemos socializar, ¿verdad?

    —Bueno, y... —comencé a hablar, teniendo que carraspear un poquito después para acomodar la voz a un volumen más adecuado—. ¿Os está gustando el campamento?

    >>Moverse a: H3

    Kenneth 2.png
    [Cordura: 23/25 | Grupo #3]

    La aparición de aquel... ¿hombre enorme? había desestabilizado bastante la tranquilidad del grupo, especialmente la de las dos chicas a las que se había acercado para olfatear (y con motivo de peso, además). Afortunadamente, a medida que íbamos avanzando en dirección al santuario, la calma también fue recuperándose poco a poco, y cuando finalmente encontramos la siguiente pista tras encaminarnos al norte de la estatua, el ánimo general de todos los miembros parecía haber mejorado considerablemente.

    —Ah, esta parece bastante sencilla, ¿no? —comenté, levantando la vista para intercalar miradas entre mis compañeros.

    —El muelle, right? He estado ahí durante el almuerzo —respondió Alisha, sin siquiera esperar a que alguien más diese su opinión para comenzar a alejarse de nuevo hacia el exterior de aquel claro—. Hay colas de zorro en la parte más al oeste, so...

    >>Saltar a: E5
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  6.  
    Reual Nathan Onyrian

    Reual Nathan Onyrian Adicto

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    [Cordura: 22/25]
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    Oh, vaya. Tenía razón. Al final, esa sombra si era un puñetero monstruo que quería comerme las entrañas y chuparme el alma. Claro, ¿cómo no? ¿Cómo no iba a ser de otra manera? ¿Cómo podría haber esperado otra cosa que no fuera un jodido demonio que se encontraba excavando una tumba? ¿En una reserva en medio de Japón? ¿A TREINTA MINUTOS DEL COLEGIO? ¿QUÉ DIANTRES HACÍA UNA TUMBA AHÍ, EN MEDIO DEL BOSQUE, EN UN PRINCIPIO? ¿ACASO YA ESTABA ALUCINANDO?

    Fui el único que no reaccionó cuando el resto se movió para esquivar lo que fuera que aquel pérfido diablo les lanzó, no porque fuera un valiente, si no porque el miedo había hecho que me crecieran raíces en los pies, y me volviera tan rígido como un árbol. El objeto, que resultó ser una pala, me impactó en pleno rostro, y fue suficiente para sacarme de mi estupor. Justo en el momento en el cual aquella criatura giró su rostro hacia nosotros, y oh, como no, no era humano. De hecho, estaba cubierta de sangre. De sangre. Obvio, obvio. Que pedazo de imbécil que era. ¿Cómo podría haber estado cubierta de otra cosa que no fuera FUCKING BLOOD?

    El monstruo se puso a chillar, y yo quise salir corriendo. De verdad. Lo deseaba con toda mi alma. Pero allí, con esa visión, con aquel engendro negro intentando saquear y devorar un cadáver (porque obviamente, ¿qué otra cosa iba a comer? ¿Arroz? ¿Chocolate?), lo único que podía hacer era yo también ponerme a chillar, bajito, con los músculos tiesos. Era un sonido que contrastaba tanto con mi voz grave que parecía más el pitido de una pava hirviendo que un grito normal.

    Sentí que alguien tiraba de mi manga, y me obligaba a moverme. No tenía ni idea de quien era, ni me interesaba en ese momento. No podía moverme por sí solo, así que necesitaba la ayuda de alguien más.

    — Eso... eso... eso era un monstruo... un monstruo con una pala. Un monstruo con una pala en una tumba. Un monstruo que come cadáveres con una pala en una tumba — empecé a divagar, con un tono histérico, mientras sentía como un fino hilillo de sangre me corría por la nariz, y el lado derecho de mi cara comenzaba a latir.— Un monstruo que come cadáveres con una pala en una tumba en medio de una reserva. Un monstruo que come cadáveres con una pala en una tumba en medio de una reserva donde vive gente. UN MONSTRUO QUE COME CADÁVERES CON UNA PALA EN UNA TUMBA EN MEDIO DE UNA RESREVA DONDE VIVE GENTE QUE SE ENCUENTRA A TREINTA MINUTOS DEL COLEGIO. Oh, claro, como no se me iba a ocurrir que íbamos a encontrarnos MIT EINE MONSTER, DAS LEICHTEN MIT EINER SCHAUFEL IN EINEM GRAB MITTEN IN EINEM RESERVAT FRISST, IN DEM DREIßIG MINUTEN VON DER SCHULE ENTFERNT MENSCHEN WOHNEN.

    Continué despotricando, repitiendo la misma frase una y otra vez, en alemán, español, italiano, francés, inglés y el japonés roto que manejaba. Nunca alcé la voz, pues tenía más miedo aún de que aquella cosa nos siguiera y se guiara por mis gritos. O peor, que alertara a cosas aún peores. Eso sí, mi tono de voz variaba entre un agudo chillón a mi grave usual. Gesticulaba de manera exagerada, y miraba para todos lados, como si esperara que saliera otra pala volando de entre la espesura para impactarme en pleno rostro, de vuelta.

    — Una pala, ¡nos arrojó una pala! ¿Quién le arroja palas a la gente? Yo te voy a decir quien. Un monstruo. Un monstruo que come cadáveres... —dije, a nadie en particular.

    Decidí frenarme unos segundos, respirar bien hondo, e intentar calmarme. No iba a sevir de nada que siguiera histérico. Además, lo único que iba a hacer era molestar aún más a mis compañeros, que tampoco la debían estar pasando bien. Miré hacia un costado, hacia el chico de pelo azul que anteriormente se había acercado y me había hecho compañía. No me acordaba de su nombre, la verdad. Eso debía ser una buena forma de quitarme lo que habíamos pasado recién de la cabeza, ¿no? Comenzar una conversación sin importancia. Para eso era bueno. Charlar y charlar y charlar como si no hubiera un mañana. No era bueno para esquivar palas que te arrojaban monstruos devoracadáveres, se veía. Monstruos devoracadáveres, que, cabía destacar.... no, de nuevo no.

    Me giré hacia el chico, pero ya no estaba allí. Escuché su voz más adelante, y me di cuenta que habíamos avanzado bastante. Miré alrededor, medio confundido. ¿En dónde estábamos? Un segundo, ¿en dónde estaban todos? Me di cuenta que estaba solo, en medio de una arboleda de árboles blancos, sin saber que había pasado con el resto. ¿Me había abstraído tanto que no me había dado cuenta que el resto había desaparecido? ¿Me habían dejado solo? ¿Se habían escabullido para no escuchar más mis quejas? ¿O acaso, el monstruo ese se los había...?

    No, la voz del chico peliazul sonó no muy lejos de allí, diciendo que había encontrado una pista. Leyeron que decía el nuevo papel, y entre las nebulosas de mi cabeza, surgió una luz. Una idea. Una idea que la pelirroja de nuestro grupo pudo expresar con mucha mejor precisión de la que mi balbuceante ser podría haber soltado. Recordaba que Kiki y su padre habían mencionado cosas de un santuario, aunque no tenía ni puñetera idea de donde estaba. Por suerte, parecía que el resto sí. Así que nos pusimos en marcha.

    Lo juraba por Dios, y cualquier otro ser que quisiera escucharme, si llegaba a aparecer otro de esos seres...
     
    Última edición: 12 Junio 2023
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  7.  
    Gigi Blanche

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    [G4] Grupo 2 (Anna, David, Fiorella, Kohaku, Jack)

    El grupo decidió un nuevo camino tras encontrar la segunda pista y se pusieron manos a la obra., adentrándose en un bosque de árboles blancos. Kohaku tocó el hombro del niño brevemente, sacándolo de su ensimismamiento, y le preguntó con suma delicadeza si no le prestaría el papel. Le parecía más prudente tener ellos las pistas, la verdad, siendo que aún tocaba descifrar qué se supone debían encontrar. Jack había quedado claramente afectado tras el encontronazo con el Mōryō. Anna y Kohaku compartieron una mirada breve, preocupados, y el muchacho le sonrió. Era su forma de decirle "yo me encargo".

    Ishikawa, entonces, volvió a colocarse junto a Jack para caminar, y palpó sus bolsillos hasta dar con un trozo de servilleta. Se lo extendió a Atkinson, señalándose la frente, y le concedió una sonrisa serena.

    —¿Te duele? —inquirió, lanzando un breve vistazo al frente—. Cualquier cosa podemos contactar con los profesores, no lo olvides.

    Anna, entre tanto, seguía empecinada en liderar la marcha, incluso si sentía el cuerpo más tenso que antes y el corazón le iba un poquito más rápido. Había aceptado ser la líder, ¿no? No podía echarse atrás ni demostrar debilidad, ¡y menos con Jack tan asustado! Sería contraproducente. Fuera lo que sea que estuvieran haciendo o pensando, la atención del grupo entero se congeló apenas sintieron un temblor bajo sus pies. Fue sutil, apenas una vibración. Se detuvieron, expectantes y alertas, y el temblor se repitió a un ritmo constante, cada vez más intenso. Fue como si ya no sólo la tierra, sino el bosque entero palpitara. Sus linternas comenzaron a iluminar en todas direcciones hasta que, de repente, la vibración paró. Oyeron sus respiraciones, escrutaron la oscuridad, pero seguía sin haber nada. Algo pareció rozar las copas de los árboles, justo encima de sus cabezas; fue un sonido sutil que Fiorella logró escuchar y, perdido por perdido, alzó su linterna. Por un segundo, todos olvidaron cómo respirar.

    Un rostro gigante, ligeramente primitivo, los observaba fijamente por encima de los árboles.

    Y estaba sonriendo de oreja a oreja.

    —¡No lo miren! —exclamó el niño, sobresaltando a todos—. ¡Si lo miran, seguirá creciendo!

    ¿N-no mirarlo? ¿Cómo se suponía que ignoraran... eso? Más o menos a regañadientes, más o menos asustados, los estudiantes obedecieron. El tiempo que tuvieron para observar aquella cosa había sido tan, tan breve, que ahora vivía en formas distorsionadas en la memoria de cada uno. La imagen siguió palpitando frente a cada miembro del grupo.

    —¿Y ahora qué? —indagó Anna, nerviosa.

    —Los taka nyūdō no son agresivos, sólo les divierte asustar humanos. Si los ignoras y no reaccionas, se aburren y te dejan en paz —explicó el pequeño, sorprendentemente compuesto—. Podemos demostrarle que no tiene nada que hacer aquí. Así: ¡no te tengo miedo, taka nyūdō! —Un largo silencio—. ¡Vamos, repítanlo!

    —¡N-no te tengo miedo, taka nyūdō! —obedeció Anna, aunque no sonó muy convencida.

    —¡No te tengo miedo, taka nyūdō! —se sumó Kohaku, casi... ¿eso en su voz era diversión?

    Se instauró un silencio bastante pesado hasta que oyeron el follaje moviéndose, pero... no le siguieron pisadas. La tensión los mantuvo en vilo y volvieron a sobresaltarse cuando una criatura pequeña saltó de los arbustos. Pasó corriendo a toda velocidad frente al grupo, desapareció en otro mar de hojas y ninguno pudo definir muy bien su forma. Anna dejó salir un suspiro pesado, rascándose el cuello.

    —Era un tanuki, con razón tan travieso —dedujo el niño, riendo, y reanudó la marcha como si nada—. No se preocupen, ya se fue. Lo hicieron muy bien.

    Ahora quién parecía el adulto allí, ¿eh?


    ¡Yokaidex actualizada! Pueden seguir moviéndose con normalidad.

    Barra de cordura:
    Anna Hiradaira [18/25]
    David Mason [21/25]
    Fiorella Bianchi [21/25]
    Kohaku Ishikawa [23/25]
    Jack Atkinson [18/25]

    Zireael quem Reual Nathan Onyrian

    [H3] Grupo 1 (Alethea, Arata, Ayako, Joey, Sasha)

    El grupo siguió avanzando hacia el Sur, teniendo que abandonar el camino con el cual habían topado para, otra vez, internarse en la vegetación. La idea no le hizo mucha gracia a Sasha, pero entendía que era inevitable y tomó aire, liberándolo lentamente para relajar el cuerpo. La voz de Alethea la alcanzó desde atrás, pero tras medio girar el rostro comprobó que Joey se había puesto a su lado y decidió regresar su atención al bosque, desentendiéndose del asunto.

    —Sip~ Viene muy bien —respondió el muchacho, risueño y aparentemente inmune al incidente de recién con aquella mujer fea—. Por la tarde recorrimos un poco con unos amigos, la zona del santuario, ¿la ubicas? Estuvo lindo. Un guardabosques de la reserva estaba allí y nos habló de varias cosas, ¡hasta hicimos torres de piedras!

    El niño había mantenido su atención en Joey y estuvo a punto de decir algo cuando, otra vez, Sasha se detuvo. La vegetación era pesada y la chica retrocedió con algo de torpeza, habiendo estado a punto de chocar con... ¿otra mujer? Bueno, esta era sumamente diferente a la primera. Joven, de mirada enigmática, piel blanquecina y una espesa melena negra. Llevaba un kimono en colores brillantes que hacía juego con su labial. Paseó su atención por el grupo y su expresión se relajó, aliviada.

    —Dioses, al fin. —Su voz era dulce, suave y elegante—. No sé cuánto tiempo llevo vagando por aquí sin encontrar un alma.

    El niño, junto a Alethea, permaneció inmóvil y sólo se aferró al borde de la camiseta de la chica. Sasha frunció el ceño en lo que la mujer la rebasaba en dirección a Arata, mas no dijo nada. A cada metro que se acercaba era más y más hermosa.

    —¿Podrían ayudarme? —murmuró, invadiendo sutilmente el espacio personal del muchacho, y su mano rozó apenas el contorno de la masculina—. Ustedes... son muchos. ¿Podrías guiarme por donde vinieron? Sólo necesitaríamos tu linterna...

    Los dedos femeninos alcanzaron el metal de la linterna, entonces, y de un segundo al otro, todas las luces se apagaron. El niño gritó, inentendible al principio, hasta que tomó forma en sus oídos.

    —¡Enciéndanlas! ¡Enciéndanlas ya!

    A Joey le temblaron un poco las manos y el objeto casi se le cayó al piso, pero logró reactivar la linterna al mismo tiempo que Ayako y Alethea. En el segundo que la oscuridad se los había tragado, Arata había sentido la presencia entera de aquella mujer cerniéndose sobre él, sus manos en su cuello, su aliento debajo de la oreja. Fue, sin embargo, apenas un instante. Cuando las luces regresaron Sasha estaba frente a él. Lo miró con los ojos bien abiertos, lo repasó brevemente y empezó a voltear en todas direcciones, relajándose por fin al comprobar que no había rastro de... de esa mujer.

    —¡¿Es que este lugar está lleno de tías locas?! —se quejó Joey, resoplando.

    —Nikusui —farfulló el niño, pasando saliva—. Dioses, estuvo cerca. No te hizo nada, ¿cierto?

    Aquella pregunta la había dirigido directamente a Arata. Sasha lo miró también, aguardando por su respuesta, y tras asimilar lo ocurrido, tomó aire y le regresó su espacio al muchacho.

    —En fin, sigamos —propuso Pierce—. No ganamos nada quedándonos cerca de la loca.


    En un nuevo capítulo de: Arata y Joey ft. las mujeres locas

    ¡Yokaidex actualizada! Pueden moverse con normalidad.

    Barra de cordura:
    Alethea Ethans [23/25]
    Arata Shimizu [20/25]
    Ayako Sugawara [23/25]
    Joey Wickham [20/25]
    Sasha Pierce [22/25]

    Amane Zireael Etihw

    [E4] Grupo 3 (Alisha, Jezebel, Kakeru, Kenneth, Verónica)

    Tras encontrar la segunda pista en aquella cumbre del bosque, el grupo rápidamente eligió su próximo destino y bajaron por la pendiente, regresando sobre sus pasos hasta alcanzar el camino. Viraron hacia el Sur, bordeando la zona del santuario, en aparente calma. Kakeru había decidido entretenerse con el pequeño Copito para quitarse del cuerpo la sensación desagradable tras el encuentro con aquel hombre gigante. Alisha, de un momento al otro, percibió algo extraño y olisqueó mejor el aire. ¿Ya se le estaban pegando los hábitos de aquel Kendatsuba o cómo era? Parecía... olía a quemado, sí. Un olor desagradable.

    Los demás miembros del grupo lo fueron percibiendo poco a poco. No tenían idea de qué dirección provenía, ni eso ni... los lamentos que empezaron a escuchar. Latían entre los árboles en un eco desahuciado, triste y agónico. El niño se tensó y se aferró con fuerza a la mano de Jezebel, pegándose a su silueta, mas no dijo nada.

    Poco después lo vieron, un destello anaranjado entre el follaje a su derecha. Era brillante, incandescente, tan enigmático que tuvieron que detenerse a observarlo. Era cada vez más y más cercano, junto a él se deslizaron los lamentos, el olor nauseabundo, hasta que pudieron identificarlo.

    Era fuego.

    Alguien o algo estaba caminando dentro del bosque, envuelto en llamas y agonizando. No consiguieron definir su silueta, el fuego brillaba demasiado y, al virar, comenzó a alejarse. El grupo se quedó inmóvil hasta que aquella imagen volvió a desaparecer en la oscuridad. Recién entonces el niño habló.

    —Lo recuerdo —musitó, su voz débil, y comenzó a permearse en llanto—. Los recuerdo, ellos... ese día... Mamá dijo que eran luces alegres, luces de celebración, pero...

    El cuerpo se le sacudió y ya no pudo seguir hablando. Se encogió en sí mismo, ahogado entre las lágrimas, y recién cuando lograron tranquilizarlo fueron capaces de seguir su recorrido. ¿A qué se había intentado referir el niño? No tenían idea, no volvió a emitir palabra al respecto.


    ¡Yokaidex actualizada! Pueden seguir moviéndose con normalidad.

    Barra de cordura:
    Alisha Welsh [19/25]
    Jezebel Vólkov [21/25]
    Kakeru Fujiwara [23/25]
    Kenneth Thornton [21/25]
    Verónica Maxwell [21/25]

    Amane Zireael Bruno TDF
     
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    Zireael

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    [Cordura: 24/25]
    F6 > F5 > E5 - Grupo 4


    El pequeño había aceptado un poco a regañadientes, pero tomó mi mano y le di un suave apretón antes de que nos pusiéramos en marcha. Era consciente de que no era el mejor árbol al que recostarse, con mi cara de mocoso y la fuerza física inexistente, pero entre los cara de moco, Clementine y Hubert quise pensar que aunque siguiera receloso, era más fácil aceptarme a mí en su espacio.

    Avanzamos, Sonnen lideraba la marcha y las linternas recortaban su sombra de formas extrañas, separándolo de la oscuridad del paisaje apenas lo suficiente para que no lo perdiéramos de vista. Estaba distraído con eso cuando sentí que Kodai se soltaba de mi mano, al seguirlo con la mirada lo vi recoger las flores, cantando algo en voz baja y el cuerpo se me tensó en anticipación, pero no pude saber por qué.

    El cuervo lo percibió con algo más de claridad, eso sí.

    Al ver a Altan noté que casi no estaba respirando, como si tomar aire interfiriera en su lectura de la situación, y apenas captó de dónde venía la interferencia en la calma apuntó la linterna en esa dirección. Al hacerlo comprimió los gestos y volteé la mirada solo para dar con el par de ojos, parecían estar suspendidos, si había un cuerpo se tragaba la luz como un agujero negro, y nos quedamos tiesos. Solo la canción de Kodai se seguía escuchando.

    Cuando el niño habló pude forzarme a aflojar los músculos, Sonnen sacudió la cabeza y dejó de apuntar a la criatura, confiando como si nada en el criterio de Kodai para volver a lanzar la luz al frente. El niño volvió a buscar mi mano, prácticamente me jaló consigo y comencé a caminar a su ritmo, siguiendo los pasos de Altan. Adara se había sumado a la comitiva de: dejemos al bicho en paz.

    —Sigamos sobre el camino —comenté al aire, como si no acabáramos de ver quién sabe qué cosa—. En teoría debería ser más seguro.

    —El extremo más al Este de la laguna cerca del santuario todavía está a cierta distancia. Manténganse alerta —advirtió Sonnen, inexpresivo.

    Movimiento: D5

    Maze 2.png

    [Cordura 21/25]
    H1 > H2 > H3 > G3 > G4 - Grupo 2

    A Jack le había pegado la pala en la cara, ¿no? ¿Me lo estaba imaginando? No estaba seguro, todo había pasado rápido y al forzar a los demás a moverse no presté mucha atención, pero confiaba en que alguno de los demás lo revisaría para asegurarse de que estuviese bien. Me parecía que todos estábamos lo suficientemente enteros para eso.

    Anna fue reaccionando como con delay, cuando se calmó me sonrió y agradeció lo que había hecho, pero negué suavemente con la cabeza como para restarle importancia. Estiré la mano, le acaricié el brazo con cuidado y seguí andando más o menos a su ritmo.

    —No es nada —resolví, tranquilo—. Todo líder necesita un asistente después de todo.

    Bromas a parte, pronto nos pusimos a buscar la otra pista y pelito de nube la encontró, la leímos y el niño empezó a brincar otra vez hasta que se la dimos. Me daba cierta ternura, la verdad.

    En cualquier caso, comenzamos a movernos de nuevo, noté el intercambio de miradas entre Anna y Kohaku, pero hasta después entendí el objetivo, cuando el chico se acercó a Jack. Suspiré, aliviado, y me desentendí del asunto para tampoco ir a agobiar a nadie por estar de chismoso. Anna siguió guiándonos luego de eso, pero creía notarla más tensa y seguí a su lado en caso de que fuese necesario volver a sacarla del camino.

    Entonces sentimos las vibraciones.

    La cosa fue un caos por un rato, para qué mentir, y cuando por fin una linterna apuntó a algo me salté una respiración. No sé cómo obedecimos al niño, no tenía ni puta idea, pero dejamos de mirarlo y la voz nerviosa de Hiradaira me alcanzó los oídos, fue suficiente para que diese medio paso en su dirección sin dejar de mirar el suelo.

    Esperé las indicaciones del niño, como si no fuese yo un idiota de instituto, y las dos afirmaciones pasearon entre el poco convencimiento de Anna y la diversión de pelito de nube. Yo suspiré, repetí el mantra con un tono bastante neutro y todo lo que supe fue que una figurilla se perdió entre la vegetación después y el pequeño nos dijo que no nos preocupáramos.

    —¿Todos bien? —pregunté al aire, más pensando en Jack que en cualquiera de los demás, y esperé a que Anna siguiera caminando para reiniciar mis pasos—. Sigamos sobre el camino.


    no sé si tom va a querer reaccionar con otro infarto de Jack, para que de paso ponga el movimiento, si no me dicen y edito para ponerlo
    Arata.png
    [Cordura: 20/25]
    F4 > G4 > G5 > H5 > H4 > H3 - Grupo 1

    Si debía ser honesto, la verdad era que pobres Alethea y Ayako, les había tocado un grupo de mierda y ya. Habían demasiadas tensiones corriendo aquí, demasiadas para ser solo tres personas chasqueadas entre sí, pero no había mucho que hacerle más que seguir con el espectáculo, es decir, esperar para ver quién se cagaba hasta las patas primero. En cualquier caso, la amiga de Ri pronto rompió el silencio y lanzó una pregunta al aire.

    Imité la reacción de Sasha sin darme cuenta, medio giré el rostro para observar a la chica y al ver que Wickham atendía, yo volví la vista al frente y me mantuve unos pasos detrás de la pelirroja, atento al niño también aunque estaba cerca de los otros. Cuando ella se detuvo, lo hice yo también y al notar que había estado por chocar contra otra tía, para variar, Sasha retrocedió pero yo me quedé inmóvil.

    Esta no estaba en la competencia de feas.

    La voz de la mujer era suave, me distrajo un breve instante del hecho de que estábamos en una dizque prueba de valor y cuando lo recordé solo lo dejé correr. No era ningún genio de las mierdas de mi propia cultura, había mucha información, y por eso nunca me acordé de las nikusui. La mujer rebasó a Pierce, siguió en mi dirección y conforme se acercaba, bueno, la veía mejor suponía.

    Invadió mi espacio, una corriente de expectativa me corrió por el cuerpo en direcciones contrarias; pidió ayuda, que la guiara por dónde habíamos venido y la linterna. Espera... ¿La linterna? En el momento que los dedos de la mujer alcanzaron el metal todas las luces se fueron a la mierda y la expectativa se me transformó en una genuina corriente eléctrica, pero era muy tarde.

    Mi intención de pretender dejarle ir una hostia, sacar el cuchillo de donde mierdas lo anduviera porque ya ni recordaba o lo que fuese, lo interrumpió el hecho de que prácticamente la hija de puta se me fue encima. Sentí su presencia, consumió mi espacio y me rodeó el cuello con las manos, paralizándome, y cuando sentí su respiración bajo la oreja busqué sus brazos para obligarla a soltarme. El niño había gritado algo, pero estaba ocupado intentando no ser estrangulado por una tía.

    Vaya giro en los acontecimientos.

    Cuando todos encendieron las luces de nuevo, la silueta que estaba frente a mí era la de Sasha y mis manos habían quedado a medio camino de mi propio cuello, en el intento por zafarme. La linterna se había caído al suelo.

    Relajé los brazos unos segundos después, pasé saliva y la queja de Wickham me arrancó una risa bastante sin gracia, pero una risa al fin y al cabo. No dije nada hasta que el chiquillo mencionó la nikusui, todo cobró sentido e hizo la pregunta. Sasha me miró, esperando la respuesta, pero ni siquiera yo estaba procesando lo que había pasado así que carraspeé, me agaché para recoger la linterna para volver a encenderla y respondí en los intermedios.

    —Creo que no, pero si me sale otra loca juro que voy a comenzar una revuelta —me quejé mientras me enderezaba, encendiendo la linterna.

    Me acerqué a Sasha, le indiqué que retomara la marcha con un movimiento de cabeza y cuando fue así estiré la mano libre hacia ella. Alcancé su brazo, su muñeca y la envolví suavemente, antes de deslizar el tacto a su mano. Un poco que la experiencia sí había sido un poco rollo el beso de la muerte, seguía ubicado en el mundo y tal, no se me iba a volar la pinza, pero necesité unos segundos para anclarme.

    Movimiento: H2 i guess, que íbamos hacia H1

    weon yo tenía que reaccionar a esto JAJAJA encendí la pc solo para poder hacerlo, bai

    una persona normal: igual y debería cambiar mis costumbres luego de eso
    arata luego de que una mujer casi se lo come for real y no en el sentido figurado: and i took that personally
     
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    Bruno TDF

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    [Cordura 21/25]
    E4 - Grupo 3


    Sentir el sonido de los manantiales del bosque permitió la paz de mis sentidos. La imagen de aquel grandulón desagradable se disolvió, como si la pureza del agua fuese capaz de limpiar los pensamientos que volaban, como pajaritos enojados, dentro de mi cabeza. Era lo que necesitaba en un momento así. Además, el hecho de que Copito y Fuji se estuviesen llevando bien también me animaba: el gorrión había decidido posarse en uno de los hombros de mi compañero y yo, de tanto en tanto, alzaba la vista de la brújula para dirigirles fugaces miradas de ternura. Claro está, los manantiales no estaban ahí para que descansáramos, había que buscar la segunda pista. Yo hice lo que pude, porque cargaba el mapa, la brújula, una linterna y estaba rodeada de agua, no quería estropear nada. Por suerte, Kenny dio con lo que buscábamos, lo que me hizo admirar su inteligencia. Según leyó, los muelles eran el lugar que nos señalaba la segunda pista. Debíamos buscar la tercera entre barcos amarrados. Ali también parecía reconocer el lugar, ante lo cual alcé un pulgar en señal aprobatoria, jurando que la seguiría a donde fuese.

    Fue entonces cuando tuvimos nuestro segundo encuentro extraño y mis nervios comenzaron a temblequear un poco. Un poquitito nomás.

    No sabía quién era esa persona, mucho menos cómo podían hacer un montaje así de realista con algo tan peligroso como el fuego. Me daba calor de sólo pensarlo... Pero... ¡Pero este tipo sí que olía horrible! Como para presentárselo a Kenda y divertirme con la cara que pondría, el muy cochinote. Pero el grandote no estaba ahí, así que me tocó a mí llevar una mano a mi nariz para dejar de sentir tan nauseabundo aroma… Y para cuando comencé a escuchar sus lamentos, me detuve por un segundo. Atenta. Complemente quieta. Hasta Copito se quedó quieto entre los cabellos de Fuji.

    Lo recuerdo. Los recuerdo, ellos... ese día... Mamá dijo que eran luces alegres, luces de celebración, pero...

    La voz del niño-zorro me hizo olvidar mi malestar, porque pude notar que estaba en llanto. Intercambié una mirada dubitativa con Fuji y Copito. El hombre prendido fuego me había perturbado un poco, pero me recordé a mí misma que estábamos en una actividad que ponía a prueba nuestro valor, pese a que no lograba entender cómo habían hecho para que una persona pudiera estar envuelta en fuego por tanto tiempo, sin lastimarse. Porque era todo un montaje, ¿no? Entonces… ¿Estaba bien que me sintiera mal por ese chiquito? No podía simplemente ignorarlo.

    —Hey —dije suavizando mi voz en un tono dulce, esperando que eso me ayudara a acercarme a él sin espantarlo. Me coloqué cuidadosamente enfrente suyo y me arrodillé para poder mirar a la altura de su máscara—. No entiendo nada, pero sí sé que no quiero verte así —admití. Sonreí buscando su mirada y coloqué mi manos abiertas enfrente suyo, ofreciéndoselas—. No sé qué te ocurrió antes, pero ahora imagina que nosotros somos tus lucecitas. Y mira a Fuji, ¿ves que él también tiene una? —bromeé con una risita.

    Señalé en dirección al chico. Copito se había asustado tanto que ahora estaba en la coronilla del chico, como si pensara que sus cabellos eran una coraza protectora. Eran la nochecita con su estrellita. Había sido una casualidad que estuviese justo ahí, pero quise aprovechar el momento para distraer al pequeño de lo que había visto antes.

    Luego, señalé en dirección a donde debían estar los muelles, según el mapa.

    —Ven, tenemos que seguir.

    >>Movimiento: a E3


    [​IMG]
    [Cordura 25/25]
    E5 - Grupo 4


    El sendero del bosque era exigente, por lo que me movía con cautela. No por temor a que algo tenebroso surgiese de las sombras, sino porque mi condición física no era de las mejores; así, hacía movimientos meticulosos para evitar cansarme antes de la cuenta, lo que menos deseaba en estas circunstancias era dar la penosa imagen de alguien débil de cuerpo. Cayden permaneció cerca del niño y yo los seguía desde la retaguardia, con Clementine cerca. Temía que cualquier acercamiento pudiese alterar al niño. Más adelante, Altan y Adara comandaban la marcha con sus gestos que de a poco se me iban haciendo habituales…

    Tal vez me estaba tomando esta prueba con demasiada seriedad, porque detecté la presencia entre los árboles antes que los demás.

    Conforme caminábamos, miraba de soslayo siguiendo sus movimientos gracias al sonido, advirtiendo mínimos movimientos de las hojas, que no eran provocados por ninguna brisa. Haberlo advertido desde antes hizo que estuviera más atento que miedoso, hasta que los ojos rojos se abrieron ante nuestro grupo.

    Kodai lo llamó Iju-san. "La bestia extraña del folklore japonés", repasé mentalmente. Aunque sólo podíamos ver sus ojos, me pude figurar su inmenso cuerpo peludo tras los orbes carmesí y, a decir verdad, me daba curiosidad ver cómo era en persona. Quizá el hecho de anticiparlo hizo que no tuviera miedo o que me inquietase, pero mis compañeros no corrieron con la misma suerte. Los noté tensos mientras el pequeño ofrecía unas flores a modo de ofrenda, hasta que luego continuamos camino rumbo hacia la segunda pista, bajo comando de Adara y sugerencia de Cayden.

    Me coloqué junto a este último, mostrando una sonrisa a Kodai.

    —Eso se sintió muy real, ¿no te parece? —comenté al pelirrojo.

    Mi tono de voz era tranquilo, hasta me sorprendia no haberme visto afectado.

    >>Confirmo movimiento a D4
     
    Última edición: 13 Junio 2023
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    Zireael

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    [Cordura: 24/25]
    Grupo 4
    F6 > F5 > E5 > D5 > D4

    No me consideraba asustadizo en todas las de la ley, aunque mi único argumento era que en general me asustaba más la gente que... ¿lo que no que era la gente? No estaba muy seguro de qué separaba una cosa de la otra, la verdad, pero lo que quería decir era que entre una película de terror y una llamada de cinco minutos a un agente de servicio porque se me había jodido el internet en casa, bueno, me daba más ansiedad lo segundo.

    Seguimos andando, nadie pareció interponerse a la lógica de seguir el camino y así continuamos, sin mayores interrupciones. Acompasé mis pasos al ritmo de los de Kodai y guardé silencio, atento a los ruidos que nos alcanzaban desde la periferia del trillo, dedicándole caricias livianas a la mano el niño. Nada sonaba fuera de lo normal, todo lo que detecté pasado un rato fueron los pasos de Hubert al colocarse a mi lado.

    —Diría que sí —respondí junto a una risa floja, aunque algo me dijo que si Kodai nos oía soltaría que había sido real y punto. Igual me hacía cierta gracia que Hubert pareciera tan tranquilo—. Pero tú ni te despeinaste al verlo. Nos debería de dar vergüenza, se supone que somos tus senpai.

    Giré el rostro, apunté con la linterna por un costado de la silueta de Sonnen algunos metros más allá y me pareció ver el principio de la intersección.

    —Llegaremos al cruce que se veía en el mapa, el extremo oriental de la laguna lo encontraremos si seguimos por la derecha. Bueno, si es eso lo que quieren hacer.

    Al final habían optado por salirse del camino, siguiendo los pasos de Altan y Adara, pero no tuvimos ningún inconveniente así que lo dejé pasar. Con eso cortamos el tramo faltante para llegar al extremo de la laguna.

    Movimiento: C4
    Investigar (C4)

    Jez 2.png
    [Cordura: 21/25] Grupo 3
    H5 > G5 > F5 > E5 > D5 > D6 > E5 > E4 > E3

    El encontronazo no había sido para menos, así que quedamos un poco nerviosos, bueno, más que todo las que habíamos corrido la mala suerte de ser olfateadas pero seguimos avanzando porque no quedaba de otra. Al hacerlo llegamos a la laguna, seguimos hacia el Norte y así entramos a una nueva sección del bosque.

    Tuvimos que subir la pendiente, pero llegamos a nuestro destino, los manantiales brillaban bajo la luz de la luna y me quedé prendada a la imagen el tiempo suficiente para que la voz de Kenneth me sobresaltara. Había encontrado la pista, así que todos nos acercamos para poder leer lo que decía y descubrir la siguiente meta.

    Bajamos la pendiente que acabábamos de subir para volver al camino, pero conforme fuimos avanzando el olor comenzó a alcanzarme la nariz y pasé saliva, pensando que quizás eran ideas mías. Fue así hasta que escuché los lamentos, porque el niño se tensó y se pegó a mí, sujetándose a mi mano con fuerza. Me agaché un poco para usar la mano con que sujetaba la linterna para atraerlo hacia mí, tranquilizándolo.

    El alma se cayó a los pies cuando noté el fuego y la peste empeoró, dejándome al borde de tener una arcada. Lo que contuvo mi reaccionó corporal fue escuchar la voz del pequeño y su voz pronto se vio interrumpida por el llanto. Le había dicho que eran luces de celebración, pero... ¿Era el monje quemado? Dios mío, ¿no estaba este teatro un poco fuera de control? Era demasiado.

    Vero se acercó a nosotros, aproveché su proximidad para acomodarme la linterna bajo el brazo para poder desocuparme la mano y dedicarle caricias en el hombro al pequeño, dejando que la albina intentara calmarlo con sus palabras. La broma de las lucecitas me hizo reír un poco, pero aflojé el agarre en la mano del niño suavemente, alentándolo a aceptar el tacto de Vero.

    —Debió ser feo lo que viste, lo sé —secundé en un murmuro conciliador—, pero estamos aquí para ayudarte, ¿recuerdas? Vero y yo te vamos a cuidar, no importa lo que pase, confía en nosotras.

    Quizás no fuéramos las grandes guardaespaldas, pero tampoco podíamos quedarnos aquí y no quería obligarlo a seguir si estaba llorando. En cuanto se calmó volví a ofrecerle mi mano para que siguiéramos caminando, pero no pude dejar de pensar en el fuego y el olor que desprendía el cuerpo quemado me quedó en el fondo de la nariz.

    Movimiento: E2
    Investigar (E2)

    woah qué soft todo *acto seguido belu nos caga hasta las patas*
     
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    Gigi Blanche

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    [E2] Grupo 3 (Alisha, Jezebel, Kakeru, Kenneth, Verónica)

    Kakeru había aceptado al pequeño Copito sin problema en su hombro, llegando a enfocarse más en el ave que en el resto de sus compañeros sin darse cuenta. Era como cuando había un perro o un gato en una fiesta, ¿cierto? Él siempre acababa escondido donde fuera, sin quererlo, por distraerse jugando con el animal. Estaba, de hecho, acercando su dedo al gorrión para que éste se lo picoteara suavemente, cuando le llegó a la nariz el olor a quemado. Captó el destello anaranjado de costado y, fuera o no fuego de verdad, se sintió genuino en su pecho.

    Joder con esa escuela.

    El niño se había echado a llorar, y entre Jezebel y Verónica intentaron tranquilizarlo. Copito había escalado hasta la cabeza de Kakeru y éste sonrió apenas la albina lo señaló, asintiendo con convicción para ayudar en la tarea de consolar al niño. No se creía bueno con las criaturas ni nada de eso, por ello no había intervenido ni interactuado con el crío hasta el momento, pero eso al menos podía hacerlo, ¿no?

    Cuando el niño se calmó y reanudaron la marcha, Kakeru miró hacia arriba y se palmeó la cabeza suavemente, hasta dar con el pelaje del gorrión. Lo acarició apenas y volvió a relajar el brazo, en silencio. Sentía las garritas minúsculas de sus patitas en el cuero cabelludo y le resultaba gracioso además de adorable.

    Salieron del camino en el momento que viraba hacia el Este y atravesaron parte de la pradera que recordaban junto a la zona de acampada para alcanzar el muelle. Los alcanzó el mecer ligero del agua, de las embarcaciones rozándose entre sí, y las colas de zorro susurraron en voz baja junto a la brisa. Parecía el lugar indicado, ¿no? Comenzaron a buscar en los recovecos hasta que Alisha encontró lo que visualizaba en su mente: un trozo de papel doblado en sí mismo, dentro de uno de los botes. Se reunieron frente al muelle para leerlo.

    “Aparentemente, fui la creación de un artesano. También fui un regalo, y también fui olvidado. El niño mayor creció demasiado, la estantería era demasiado alta y la capa de polvo, demasiado gruesa. ¿La madera se pudriría? ¿La soga se cortaría? Me daba miedo pensarlo.”

    Díganme, niños, pues lo he olvidado. ¿Qué soy?

    Apenas acabaron la lectura, el niño se sobresaltó. Recogió las manos sobre su pecho, su respiración se agitó y comenzó a retroceder, murmurando "no" varias veces. La atención del grupo le sentó aún peor. Atolondrado, tropezó con una gran piedra oscura que había en la orilla y se cayó entre el césped encharcado. En ese preciso instante, un grueso conjunto de nubes tapó la luna y las linternas de los estudiantes parpadearon, descompuestas. No fueron capaces de comprender bien lo que ocurría. Una suerte de sombra negra y alargada apareció de repente entre ellos y el niño, lo oyeron gritar y... silencio. Cuando las linternas regresaron a la normalidad, ya no había nada.

    Ni la sombra, ni el niño.

    —¿Qué? —farfulló Kakeru, nervioso, y empezó a mirar en todas direcciones—. ¿Qué acaba de pasar?


    ¡Yokaidex actualizada! También encontraron la tercera pista, así que a partir de ahora pueden usar sus tres intentos para Adivinar el objeto. Tienen libertad de decisión, de todas formas, así que si ven viable que sus personajes ejecuten otra acción, pueden hacerlo.

    Barra de cordura:
    Alisha Welsh [17/25]
    Jezebel Vólkov [19/25]
    Kakeru Fujiwara [22/25]
    Kenneth Thornton [18/25]
    Verónica Maxwell [19/25]

    Amane Zireael Bruno TDF

    [C4] Grupo 4 (Adara, Altan, Cayden, Clementine, Hubert)

    Tras aquel encuentro con el Ijū, el grupo siguió avanzando hacia el Este por el camino. Viraron al Sur, atravesando la laguna por uno de sus estrechos, y se hundieron brevemente en la vegetación en torno al santuario hasta alcanzar el extremo oriental del cuerpo de agua. Kodai había oído la breve conversación entre Cayden y Hubert, mas no dijo nada y se entretuvo saltando entre rocas encharcadas.

    —Aquí es, el territorio de los tengu —contó, distraído—. No sé cuánta gracia les haga que andemos husmeando la laguna, pero en tanto no levantemos piedras, no pasará nada. Los tengu de aquí suelen esconder sus tesoros entre ellas y se enfadan mucho si se los mueven de lugar.

    Empezaron a buscar, entonces, separándose un poco para abarcar más terreno. Estaban compenetrados en eso, cada uno por su cuenta, cuando Cayden oyó un llanto de bebé. El sonido lo alarmó y alzó la cabeza, percibiendo una silueta humana sentada a orillas de la laguna. Kodai se había ido de su lado, distraído vete a saber con qué, y mientras analizaba la situación escuchó algo más.

    —¡Ayuda! —Era la voz de una mujer—. ¡Por favor, ayúdenme!

    Acabó acercándose, alarmado por aquel llanto de bebé. La luz de luna se había opacado tras una densa película de nubes grises. Se trataba de una mujer con una criatura en brazos, ambos estaban empapados. La mujer llevaba un vestido vaporoso que, por la humedad, se había adherido a su cuerpo y resaltaba sus sinuosas curvas. Poseía una espesa cabellera negra, también mojada, que le cubría parte del rostro, y las piernas ocultas dentro del agua. Cayden no pudo ver al bebé, sólo el montón de trapos que la mujer mecía nerviosa y el llanto incesante que provenía de éste.

    —Oh, cielo —lo llamó apenas reparó en él, aliviada—. Cielo, por favor, ayúdame. ¿Podrías sostener a mi pequeño un momento?

    El resto del grupo apareció poco después, siguiendo los pasos de Cayden. Ya Clementine había encontrado la pista y se habían reunido, dándose cuenta que no había rastro del pelirrojo. Por un instante, sin embargo, Dunn no los escuchó, casi como si... como si la voz de aquella mujer fuera lo único existente en el mundo. Quizás estuvo por obedecerle, quizá no.

    —¡Vete! —El pequeño Kodai gritó con firmeza, levantando piedras y lanzándoselas a la mujer—. ¡Vete, bruja! ¡Sal de aquí!

    ¿Y eso de no pillar las rocas? Bah, como fuera. La expresión de la criatura se deformó. Chilló con fiereza, dejando entrever filosos colmillos y una lengua extensa, y en el movimiento, el cabello le descubrió el rostro. Uno de sus ojos estaba inyectado en sangre, la piel escamada, y desapareció dentro del agua. El grupo creyó ver lo que parecía ser la cola de una serpiente hundiéndose en la laguna.

    —¡Así me gusta! —exclamó Kodai, orgulloso, y fue hasta Cayden para jalarlo de regreso junto a los demás—. ¿Es que no sabes nada? ¡Ten mucho cuidado con las mujeres! ¡En especial si te piden cosas!

    Vaya, qué niño. En cualquier caso, pasado el incidente pudieron desplegar la pista y leerla entre todos.

    “Tuve que tolerar mil y un cosas. Me hicieron tragar fuego, me aplastaron y estiraron como un fuelle, me pintarrajearon por todas partes. ¡Una vergüenza! Y ese niño, ugh. Ese niño… No sabía usar el pincel y la tinta se le derramaba por los brazos, y él sólo se reía. La mujer le dijo que escribiera lo que quisiera y el enano preguntó si podía darme un nombre. Qué humano más extraño.”

    Busquen en el humedal, bajo el revoloteo de las libélulas.

    ¡Yokaidex actualizada! Y segunda pista encontrada. Pueden moverse con normalidad.

    Barra de cordura:
    Adara Makris [23/25]
    Altan Sonnen [22/25]
    Cayden Dunn [21/25]
    Clementine Crimson [20/25]
    Hubert Mattsson [25/25]

    Zireael quem Ikoma-kun Bruno TDF
     
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    Zireael

    Zireael Equipo administrativo Comentarista empedernido seventeen k. gakkouer

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    [Cordura: 19/25] Grupo 3
    H5 > G5 > F5 > E5 > D5 > D6 > E5 > E4 > E3 > E2

    Sabía que no había mucho que pudiéramos hacer para calmar al niño de verdad, nos faltaba información, pero el peor intento era el que no se hacía así que entre Vero y yo hicimos lo mejor que pudimos para tranquilizarlo lo suficiente para poder continuar avanzando, porque tampoco podíamos quedarnos allí nada más. Kakeru nos había hecho back-up a su manera junto a Copito y suponía que eso era lo mejor que el equipo de noche y lucecitas podía hacer por ahora.

    Al avanzar dejamos el camino, cruzamos por espacios que ya conocíanos y alcanzamos el muelle, donde nos recibió el agua y las embarcaciones atracadas allí. El murmullo del lago atrajo mi atención, de hecho me quedé solo oyendo el agua un rato y retomé la búsqueda después de decirle al pequeño que se quedara donde pudiéramos verlo en lo que encontrábamos la otra pista.

    Mala idea, nunca debí soltarlo.

    Fui una estúpida.

    Alisha encontró el papel, así que volvimos a reunirnos para leerlo y al hacerlo todo comenzó a irse a la mierda, para qué decirlo de otra manera. Empezando porque no le encontré sentido a lo que decía el papel, lo peor vino después, cuando apenas terminar de leerlo el niño reaccionó llevándose las manos al pecho y cuando nuestra atención le cayó encima entró en colapso.

    Vi la piedra un segundo antes, ya era demasiado tarde, y cuando tropezó para ir a dar al césped encharcado todo el cuerpo me reaccionó en automático. Las linternas se apagaron, las nubes cubrieron la luna y aún así pretendí correr hacia el lugar donde el niño había caído, aunque los ojos no se me habituaran a la falta de luz. Para cuando empecé a ver siluetas surgió la figura que nos cortó el paso. El grito del pequeño me heló la sangre en las venas y a su vez me envió una descarga por la columna, fue impotencia revuelta con ira. Fueron las emociones que rechazaba hasta que me desprendía de mi propio cuerpo y me desconocí en menos de cinco segundos.

    Las luces volvieron, escuché la voz de Kakeru, distante, y el sonido de mi linterna al golpear el suelo en cuanto se me cayó de las manos. Avancé hasta el lugar donde había caído el niño guiada por los haces de luz de los demás y di vueltas como una maldita loca, con el cabello rebotando alrededor de mi rostro con cada movimiento brusco que hacía pretendiendo buscar una señal que nos dijera, tan siquiera, en qué dirección se lo habían llevado o si estaba herido. Fue entonces que las emociones me reventaron los huesos.

    Le había dicho que lo cuidaríamos.

    Se lo había dicho y ahora no estaba aquí.

    —Se lo llevó —murmuré primero, pero la molestia se me coló en la voz de inmediato y alcé las manos para arrastrarlas por mi rostro hasta las raíces del cabello—. Joder, esa cosa se lo llevó.

    Pensé en Anne e Isaac.

    De nuevo en que acababa de decirle que lo cuidaría.

    ¿Qué tan bien lo había cuidado para que lo secuestraran en mi puta cara?

    —Como si la escuela se gasta medio presupuesto en este teatro, me da igual. ¡Es un niño! —La queja la solté al aire, enfurecida, y seguí dando vueltas en un espacio de menos de metro como un animal enjaulado. Cuando saqué las manos de mi cabello algunas hebras se desprendieron de la raíz, las sentí, y la exigencia sonó hosca al salir de mi garganta—. ¡Devuelvánlo! ¡Traigánlo aquí otra vez!

    ¿A quién se lo estaba pidiendo? No tenía la menor idea, tampoco interesaba. Todo lo que apañé a hacer unos segundos después fue regresar al punto donde se me había caído la linterna y me acuclillé ahí, forzándome a respirar y mandar oxígeno al cerebro. Era una prueba de valor, no quitaba que fuese una mierda, pero una prueba al fin y al cabo, ¿cierto? Solo estaba empeorando el nivel de dificultad.

    No podían dañar de verdad al pequeño.

    No podían.

    Ah, ¿nosotros no estábamos buscando algo? Qué importaba.


    Ma'am desaparecer a un niño en las narices de jezzie? this is the way to end her (? ya no va a poder pensar. Sé que posteé antes pero ocupaba reaccionar a esta wea holy shit

    Con Cayden aka el que le robó el show a los fuckboy que coleccionan cartas de damas locas respondo luego
    Anyhow como quem está incomunicada por whats quem Bruno TDF diría de movernos a B4, y luego avanzar directo por el humedal hasta... diría que es B6 o B5, en su defecto. Me avisan por dónde puedan si están de acuerdo
     
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    Reual Nathan Onyrian

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    [Cordura: 18/25]
    H1 > H2 > H3 > G3 >G4 - Grupo 2


    Di un pequeño respingo cuando escuché como alguien se dirigía hacia mí. Miré con sorpresa al muchacho de pelo azul, que se había puesto a mi lado sin que me diera cuenta, y me estaba ofreciendo una servilleta. La tomé con un asentimiento de agradecimiento, y luego me señaló la frente, preguntándome si me dolía.

    — Sí, un poco. Me late, y seguramente me va a salir un chichón enorme —dije, usando el pañuelo para limpiarme la nariz, y sonriendo levemente.— Pero no es el peor golpe que recibí. Tuve peores.

    Intenté soltar una risa tranquila, para sacarle seriedad al asunto, pero lo que salió parecía más el sonido de una hiena con hipo. Sonreí de manera bochornosa, y lancé un suspiro, apartando la mirada. Necesitaba calmarme. Vamos, todo seguramente era un truco, ¿no? Los profesores lo habían preparado todo. Parecía, eso sí, que se habían gastado un dineral en todo esto. No sabía que presupuesto la escuela había apartado para este pequeño campamento, pero debía ser inmenso. Tal vez por eso no estábamos tantos días en la reserva. Todo el dinero se había ido en actores, trajes, y efectos especiales.

    Con esos pensamientos en la cabeza, sentí como mi corazón iba relajándose lentamente. Racionalizar las cosas solía servirme para calmarme. Eso, o simular que todas las horribles criaturas de pesadillas en realidad eran mis amigos y me estaban jugando una broma para asustarme. Eso me valía al corto plazo, pero el problema es que, si les seguía dando vueltas, iba a recordarlos de manera inconscientemente. Y solía ocurrir en los momentos menos oportunos. Pero todo iba a estar bien. Siempre podíamos contactar con los profesores, ¿verdad? Teníamos un walkie talkie. Ya saber que teníamos esa opción me tranquilizaba. La verdad, hasta iba a tener que felicitarlos luego, porque...

    Un temblor bajo mis pies interrumpió el hilo mental que llevaba. ¿Qué estaba ocurriendo? ¿Un terremoto? Sabía que eran usuales en Japón, y hasta había experimentado algunos sacudones en el momento que estuve allí, pero no sabía si era porque estaba en medio de un bosque en la oscuridad, el susto anterior que me había pegado, las caras de mis compañeros, o todo lo demás junto, que presentía que no sería un simple temblor. Además, un verdadero terremoto ya era lo suficientemente peligroso como para no preocuparse. El sacudón continuó aumentando en intensidad, hasta que parecía que todo el mundo se encontraba en modo vibrador, haciendo que fuera difícil mantener el equilibrio, en especial con una pierna mala.

    Y así, tan repentino como había ocurrido, se detuvo. Miré para todos lados, esperando a ver si algo ocurría, pero el bosque parecía haberse callado de golpe. No fue hasta que todos los demás levantanron la cabeza, y se quedaron completamente petrificados, que decidí hacer lo mismo. Craso error.

    El color y las fuerzas abandonaron mi cuerpo en cuanto pude ver que una cara, una jodida cara, nos estaba mirando a través de las copas de los árboles. Era gigante. Enorme. Y estaba sonriendo.

    Sonriendo.

    Era muy difícil hacer que algo me hiciera sentir pequeño. Era una experiencia completamente avasalladora.

    Caí de culo, mi rostro usualmente bronceado transformado en una máscara pálida, los dos ojos abiertos como platos, y mi boca abierta como un pez fuera del agua.

    Mi...mi...miene —fue lo único que solté, con voz rasposa, apuntando hacia el rostro con un dedo.

    Estaba paralizado, mi mano temblando, mis ojos completamente desencajados y clavados completamente en aquella cara. ¿Qué mierda estaba pasando en ese bosque?

    La voz del niño logró taladrar a través de mi estupor, y agaché la mirada, tal como él había dicho. Se me hacía una idea estúpida. ¿Y si aquella criatura aprovechaba justo ese momento para atacar? ¿Para devorarnos? Aunque el prospecto de que siguiera creciendo era bastante aterrador, también. Las voces de los demás me llegaban desde la distancia, como si estuviera bajo el agua. ¿Qué estaban diciendo? ¿Qué aquel gigante no nos iba a hacer nada? ¿Qué simplemente quería asustarnos? Bueno, pues vaya que lo estaba logrando. ¿Y ahora que estaban gritando todos? ¿Había que gritarle algo? ¿Cómo diablos el resto mantenía la compostura? ¿Tan cobarde era yo en realidad? ¿Tan fácil me desarmaba?

    — N-n-n-n-n-n-n-n-no t-t-te tengo mi-miedo, tana... tara... ¡ah, carajo! —mis dientes castañearon, mientras hacía un soberano esfuerzo por no solo hablar, si no para pronunciar aquel nombre tan raro. Al final, respiré, y decidí soltar todo el aire de mis pulmones.— ¡NO TE TENGO MIEDO, TAKA NYUDO!

    Me sorprendí a mí mismo con la fuerza del grito. Y además, no había salido como un chillido. Seguramente había destruido el nombre con mi pronunciación, pero al menos había sonado bastante seguro. Y con mi voz usual. Vaya, ¿acaso se me estaba pasando el miedo? ¿Estaba aprendiendo a superar mis propias inseguridades? ¿Acaso...?

    Chillé como un niño en cuanto vi que algo saltaba de los arbustos, y me tapé el rostro, temiendo mi final. Pasaron segundos en los que no ocurrió nada, y cuando saqué lentamente las manos de mis ojos, pude notar que el resto estaba esperando a que me levantara. ¿Un tanuki? ¿No eran como esos mapaches que eran oriundos de acá? ¿Había sido eso? ¿Qué diablos? No entendía absolutamente nada.

    Con el rostro totalmente colorado, me incorporé, con cierta dificultad. Murmuré un "sí, todo bien" completamente ininteligible a la pregunta de Maze, y seguí al niño, que parecía totalmente imperturbado con lo que acabámos de vivir. Tomé la delantera, para evitar mirar a nadie. De verdad la estaba pasando mal allí. ¿Por qué había decidido participar? ¿Por qué me hacía esto? ¿A quién le tenía que demostrar algo? ¿A mí mismo? Bueno, pues si era así, yo mismo era un idiota.

    Movimiento: F4
     
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    Gigi Blanche

    Gigi Blanche Equipo administrativo Game Master

    Piscis
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    [H2] Grupo 2

    El Sakura se estaba luciendo este año con la calidad del entretenimiento, de verdad. No podía decir que estuviera asustada, era más bien una sensación de incomodidad. Aquellas apariciones tan repentinas habían sido desagradables y, bueno, el corazón me iba un poco deprisa sólo de sentir que podía volver a ocurrir algo similar en cualquier momento, detrás de cualquier árbol. Así funcionaban las pruebas de valor, ¿no? Jugaban con tu temple. La realidad era que podía manejarlo, me creía capaz de hacerlo, pero que aquella mujer fuera hasta Arata y apagara todas las linternas de golpe me lanzó una alarma muy distinta al cuerpo.

    Era irracional, lo sabía, pero se asemejaba demasiado al peligro.

    Cuando la luz regresó, Arata estaba llevando las manos a su cuello y deduje a velocidad lo que habría pasado en esos tres segundos de oscuridad. Escaneé los alrededores, seria, y solté el aire por la nariz al comprobar que no había rastros del Nikusui. No era real, ¿cierto? Por haber tardado más aquella mujer no le habría rajado el cuello. Quería creerlo, sólo me estaba costando un poquito convencerme.

    Todos parecíamos estar bien, sobresaltos aparte, así que atendí a la indicación de Arata y empecé a caminar otra vez. Su tacto alcanzó mi brazo, lo sentí bajar hasta envolverme la muñeca y giré el rostro en su dirección, detallando su semblante. No tenía cara de estar cagado en las patas, naturalmente, pero el gesto y la búsqueda de contacto bastaba para asimilar el mensaje. Apretujé su mano con la mía suavemente y le sonreí. No me venía mal un ancla temporal, la verdad.

    —Casi te pierdo ahí atrás —bromeé, en voz baja, intentando alivianar la tensión—. Yo creo que el bosque está queriendo decirte algo, cielo.


    relleno absoluto dont mind me, sólo quería responderle al niño uwu
     
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    Zireael

    Zireael Equipo administrativo Comentarista empedernido seventeen k. gakkouer

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    [Cordura 21/25]
    H1 > H2 > H3 > G3 > G4 > F4 - Grupo 2

    Con cada segundo que pasaba me preguntaba con más intensidad qué hacía Jack aquí metido si no parecía capaz de enfrentarse a su sombra sin quitarse dos años de vida de sopetón. Si quería probarle algo a alguien o a sí mismo, la verdad era que yo no sentía que valiera la pena, pero tampoco me iba a meter en sus asuntos. Con mucha dificultad pretendía meterme en las cosas de las personas que eran cercanas a mí, ahora imagínate decirle una cosa de esas a un chico que acababa de conocer.

    Que me respondiera luego de semejante susto fue más de lo que esperaba, así que pudimos seguir avanzando sin mayores distracciones al menos por un rato. No sabía muy bien de qué hablar, la verdad, así que había comenzado a tararear una canción por lo bajo, una de tantas con tintes folk que tenía almacenadas en la cabeza.

    ¿Me había asustado? Pues sí, pero cuando las apariciones desaparecían de mi campo de visión podía tranquilizarme lo suficiente para seguir como si nada. Me daba más miedo pisar alguna cosa en el suelo, la verdad, y por eso seguía caminando con la vista hacia abajo durante una buena parte del trayecto.

    —Deberíamos invitar a Jack a almorzar en la escuela —comenté de repente, medio al aire—. Para que el único recuerdo que tiene de nosotros no sea haberse muerto de miedo en mitad de una reserva.

    Movimiento: E4

    voy a seguir infartando a Jack con mis decisiones? yeh, probably-

    Arata.png
    [Cordura: 20/25] Grupo 1
    F4 > G4 > G5 > H5 > H4 > H3 > H2

    Ni siquiera sabía si creía en las mierdas sobrenaturales, si a algo había que tenerle miedo estaba afuera, en la calle, y era tangible en su totalidad. La cosa era que creyera o no, había tenido unas manos en el cuello y eso me lanzó de golpe a uno de los pocos miedos reales que tenía: la muerte. La gracia, fuese ensayada o no, tuvo la fuerza suficiente para atorarme el terror en el nudo que las manos de la loca de turno habían hecho en mi cuello.

    ¿Lo iba a admitir a los cuatro vientos? Ni de puta coña.

    Transformé todo en un chiste, como el bufón que era, y solo me anclé a Sasha cuando retomamos la marcha. Noté que volteó a mirarme, supuse que para revisar que no tuviera cara de haberme dejado un cacho de alma o lo que fuera, pero estaba como si nada. La sentí presionar mi mano, hice lo mismo en reflejo sin darme cuenta en realidad, y el nudo desapareció gradualmente hasta que pude fingir que no lo había sentido nunca.

    —¿Estás insinuando que el bosque quiere reformarme? —pregunté con algo de diversión en el tono y acaricié el dorso de su mano con el pulgar—. Un letrero no puede detenerme si no sé leer, ¿cierto?

    Volví a encender la linterna luego de darle un golpe contra mi pierna, por si el aparato se ponía medio estúpido, y alcé el haz de luz un poco para poder ver más allá y me di cuenta que estábamos acercándonos a nuestra parada final. ¿Vendría con tía loca incluida o no? Solo lo averiguaríamos al acercarnos.

    Movimiento: H1
    Investigar (H1)


    era post de super relleno para responderle a my queen sasha, luego me acordé que estábamos ya a un movimiento del cuadrante (?

    Cayden 2.png
    [Cordura: 21/25] Grupo 4
    F6 > F5 > E5 > D5 > D4 > C4 > B4

    Nos metimos en la vegetación para bordear la laguna hasta el lugar que parecía ser nuestro destino, Kodai había seguido callado a mi lado pero brincando entre el agua encharcada y me dio cierta ternura. Solo habló cuando dijo lo del territorio de los tengu, advirtiéndonos de no levantar piedras y asentí con la cabeza como para decirle que lo había escuchando, que no pretendía levantar piedras ni nada.

    Nos separamos para abarcar terreno, a Sonnen se lo medio tragó la oscuridad, rota solo por su linterna, y al resto los perdí de vista después aunque escuchaba sus pasos en la lejanía.

    Fue cuando lo escuché.

    ¿Era... había un bebé llorando?

    Me había separado de Kodai también, pero de eso no me di cuenta en específico cuando ocurrió, y al notarlo luego de escuchar el llanto empecé a buscar su figura entre las sombras recortadas. Si luego me sentaba a pensarlo en frío era posible que notara que era una estupidez, pero en el momento se me encendieron todas las alarmas del cerebro como si fuese un puto árbol de Navidad y alcé la cabeza, alarmado, para buscar su origen de manera que pudiese acercarme a ver qué era lo que estaba pasando.

    Pude ver una silueta humana, adulta, y apenas oí que pedía ayuda el cuerpo me respondió solo, porque era esa clase de imbécil. Me acerqué tan rápido como pude, aunque las nubes habían opacado algo de la luz de la luna, pero al acercarme no pude ver al bebé, solo al montón de trapos en los que lo envolvía o pretendía hacer pasar por uno. Ninguna opción era mejor que la otra.

    Si los otros se habían reunido no los escuché, ni por asomo, todo el ruido había sido cubierto por la voz de la mujer y cuando preguntó si podía ayudarla a sostener a la criatura ni siquiera lo procesé. Estiré los brazos, absortó y lo que me trajo de regreso fue la voz de Kodai un segundo antes que empezara a lanzarle piedras a la mujer.

    Altan apareció por un costado de mi campo de visión, como una puta sombra invocada de quién sabe dónde, me ancló una mano al hombro y me envió hacia atrás colando todo el cuerpo entre la criatura que huía dentro de la laguna y yo. Su espalda se sacudía al ritmo ligeramente acelerado de su respiración, supuse que por la carrera que se había pegado de repente porque el resto seguía atrás. Puede que por un instante entendiera el punto de Anna al pegarse a este imbécil, puede que no, si lo mirabas bajo cierta luz y circunstancias dejaba de dar miedo.

    Kodai me jaló, alejándome de allí para llevarme con los demás y me reprendió por mi idiotez, haciendo que el color me subiera a la cara. ¿Me estaba regañando un niño que antes parecía asustado de nosotros? Dios, qué vergüenza.

    —Lo siento —apañé en un murmuro.

    —¿Eres idiota? —secundó Sonnen cuando se nos puso al corte, todavía algo agitado—. Aprende a decir que no. Por eso te pasa lo que te pasa, una y otra vez.

    No respondí, avergonzado como estaba, pero el regaño me recordó la mierda de Arata al mandarme a avisar a Sasha y antes de eso cuando tuve que interceder con Hikkun por Arata y Sonnen. Puede que fuese cierto, que todo me pasaba por ser un estúpido y aceptar las cosas sin más.

    Al llegar con el resto y leer la pista Altan volvió a desplegar el mapa, había marcado nuestro recorrido, los puntos meta y todo lo que correspondiera en el trayecto. Hizo lo mismo en un punto del humedal, antes de retomar la marcha y pescarme del brazo para asegurarse de que caminara a su lado, como si me fuese a perder o algo.

    —No soy un niño —susurré.

    —Háblame cuando Kodai no tenga que salvarte de una Nure Onna —masculló, hastiado, regresándome la linterna que vete a saber cuándo se me había caído y alzó la voz para los demás—. Seguiremos al humedal en esta dirección, luego lo cruzaremos para alcanzar su extremo norte.


    Movimiento: B4

    ya belu dijo que está clear, pero para el orden obvio
     
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    Después de ese pequeño susto apenas me di cuenta que a Jack si se habia lastimado, suspire antes de mirarlo por encima del hombro un poco preocupada, pero no me acerque ni nada ya que note por encima como Anna y Kohaku intercalaban miradas, y supuse que alguno de los dos se encargarían solo sonreí por encima a ver que Kohaku se había acercado a el.

    Comencé a caminar cuando note que Anna lideraba la marcha otra vez, solo la seguí detrás, pero cuando sentimos unas vibraciones solo me quede quieta en mi lugar parpadee algunas veces en lo que sentía que las vibraciones cada vez se hacían mas intensas, entonces todo paro y pude escuchar algo sutil entre las copas de los arboles, di un suspiro largo antes de alzar la linterna pero lo que vi me dejo sin aire por largo segundo.

    Oh cazzo.

    ¿Es que cada criatura que saliera de este lugar, nos iba asustar de esta forma o que?.

    Deje de pensar y baje mi vista cuando la voz del niño se escucho. Entonces eso era...

    No teníamos que mirarlo, alce una ceja algo sorprendida pero, dije el nombre de esa criatura de la misma forma neutra que lo había dicho Maze, aunque el susto se me subiera por los huesos, y para no negar sentía que si no salíamos de aquí, la cordura se me iba air por el borde.

    Tranquilízate
    Fiorella

    Respira..

    Inhale e exhale..

    Hasta que algo salió corriendo por los arbustos y por lo que había escuchado por encima era un tanuki, solté de golpe todo el aire que había estado conteniendo. Mire por encima de mi hombro para ver como estaban los demás, y el que si, no se miraba nada bien era Jack. Mi vista se poso en el niño cuando hablo que lo habíamos hecho bien, en ese momento no dije nada pero al ver que debíamos seguir decidí mirar a cada uno.

    —Creo que deberíamos seguir

    Confirmo movimiento a: F4

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    Seguimos moviéndonos después de encontrarnos con esa criatura, no murmure nada en todo el camino, escuche lo que el niño iba explicando, pero sin tanta atención a lo que decía, empezamos a buscar cada uno por una parte hasta que note por encima como Cayden se alegaba del grupo solo fruncí el ceño, y parpadee un poco.

    No paso tanto hasta que seguimos los pasos de Cayden cuando Clementine ya había encontrado la pista, lo que me sorprendió después fue que no había rastro de Cayden no hasta que mire como el niño grito con firmeza y empezó a lanzar piedras, y me di cuenta que una mujer estaba parada adelante de Cayden. Pero lo que paso después me hizo retroceder.

    No asustada, si no impactada.

    Hasta que desapareció en el agua, suspire y repase brevemente el rostro de Cayden cuando Kodai lo trajo de regreso, oí por encima lo que le digo y también como Altan lo regañaba. No paso mucho hasta que leyeron la pista, y no le di importancia quien la leyó para ser sincera y aunque en mi rostro no se notara estaba preocupada por el chico, después de todo era amigo de Jez.

    Seguimos el trayecto, pero antes de avanzar me había acercado a Cayden.

    —Cayden —lo llame—. ¿Te encuentras bien?.

    No lo mire mi vista estaba al frente, y mi rostro estaba neutro y frio, mi linterna iluminaba el camino, pero como lo había pensando no conocía a este chico, pero la preocupación, no podía no sentirla.

    Movimiento: B5
     
    Última edición: 14 Junio 2023
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    [​IMG]

    Al mostrarse Cayden avergonzado frente a mi tranquilidad, hice un gesto con la mano restando importancia al hecho de que, siendo mi senpai, parecía estar más nervioso que yo. Me hubiese gustado aclarar que éramos iguales en la oscuridad que reinaba entre los árboles, pero Altan puso fin a una posible conversación al indicarnos el camino que debíamos tomar: el que nos conducía a la laguna.

    Cuando alcanzamos el sitio, percibí que había alguien más aparte de nosotros. Otra vez. Se mantenía en silencio, en algún punto de las aguas, pero mi haz de luz no logró hallar sus contornos. Sin embargo, sabía que estaba en el lugar, pero no pude advertir a los demás puesto que ya se habían separado para encontrar la pista que necesitábamos para proseguir. Dejé escapar una ligera bocanada de aire y puse mi atención en la tarea de encontrar la segunda pista, quizá un papel, guardando las precauciones que Kodai había mencionado. “Si aquí hay entes capaces de ofenderse, lo mejor es comportarnos” pensé con una sonrisa, mientras me preguntaba qué profesores estarían disfrazados de Tengu. Honestamente, no lograba imaginármelos. En todo caso, Clementine logró encontrar la segunda pista.

    El silencio fue roto por el llanto de un bebé.

    Lejano, desde algún punto de la laguna. Alcé la cabeza, alerta. “Estaba ahí” pensé para mis adentros: mis cálculos habían fallado al momento de ubicarlo. Contuve la respiración, pues la presencia de un bebé en una prueba de esta índole me pareció algo anormal; me sorprendió un poco que las autoridades llegaran así de lejos para poner a prueba nuestro valor. Me pareció un poco peligroso para la criatura, por lo que me aproximé despacio hacia el punto de donde provenía el llanto, siguiendo a Altan. Allí llegué ver, a la distancia, cómo Cayden extendía los brazos hacia una mujer de presencia sumamente ominosa, que emergía de la laguna; ella intentaba darle algo a nuestro compañero de equipo. Temí que se tratara de una trampa para dificultarnos la prueba…

    —Cay…

    Pero tanto Kodai como Altan impidieron que completase la pronunciación de su nombre. El pequeño comenzó a lanzar piedras hacia la mujer, contradiciendo la advertencia de no levantarlas. Mientras que, por otro lado, Sonnen se interpuso como un escudo protector del pelirrojo. Lo más llamativo y extraordinario de toda esta escena fue la reacción de aquella mujer: de su garganta brotó un chillido inhumano que me provocó un sobresalto, pero me pude recomponer para iluminar su rostro. Contuve la respiración al vislumbrar su lengua larga, sus ojos monstruosos y la piel escamada que brilló con el haz de la linterna. Cuando se marchó, observé la cola de serpiente que parecía poseer.

    Me sentí fascinado.

    Si yo me estaba tomando esta prueba en serio, el entusiasmo de nuestras autoridades me superaba con creces. De tal forma que no lograba encontrar una explicación lógica a lo que acaba de presenciar, pues seguía asumiendo que era un disfraz o algún tipo de montaje.

    Lo que no me cuadraba era el trance en que Cayden parecía haber caído antes de la intervención de Kodai y Altan. Escuché a Adara preguntándole si se encontraba bien, conversación a la que me sumé, pues quería asegurarme de que no se hubiera visto muy afectado por la experiencia.

    —Parecías un poco perdido cuando estabas frente a esa mujer —añadí mientras nos dirigíamos al humedal, con la espalda de Altan alzándose ante nosotros— Yo… —me rasqué la mejilla— Lo siento... Me di cuenta de que había alguien más aparte de nosotros, apenas alcanzamos la orilla de la laguna... No llegué a avisarles, me pasó lo mismo con el Iju —me disculpé, mostrándome muy calmado pese a todo.

    >>Confirmo movimiento a B5

    Hubert mood:

     
    Última edición: 14 Junio 2023
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    Gigi Blanche

    Gigi Blanche Equipo administrativo Game Master

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    [E4] Grupo 2 (Anna, David, Fiorella, Kohaku, Jack)

    Kohaku atendió a la respuesta de Jack con su calma usual, sin borrar de su rostro aquella sonrisa serena, puede que incluso ligeramente distante, que pretendía ser conciliadora. No se inmiscuyó en eso de los "golpes peores", no lo creyó correcto y, en su lugar, decidió darle su opinión honesta. Además, si se mantenía hablando ¿quizá lo ayudara a distraerse?

    —Es una cultura un poco aterradora, ¿verdad? Por lo que sé, esta tendencia comenzó en el período Edo, que sería... siglo diecisiete, mediados. Para poner a prueba la valentía y el coraje de los bushi- ah, perdón, de los samurái, surgió una tradición: Hyakumonogatari Kaidankai, que sería "Una reunión de cien cuentos extraños". Los hombres se sentaban en círculo y encendían cien velas, y uno por uno iban contando historias de terror, fueran experiencias personales, fueran anécdotas de sus pueblos natales. Nadie dudaba de la veracidad de las historias. Con cada relato se apagaba una vela y la energía espiritual de la habitación aumentaba. —Hizo una breve pausa, notando que Anna también lo estaba escuchando—. Este juego rápidamente se puso de moda y se expandió por todo Japón. Su popularidad empujó a las personas a innovar constantemente y comenzaron a escalar montañas silvestres, hundirse en bosques inexplorados y visitar las aldeas más recónditas en busca de nuevas historias, nuevas experiencias espirituales.

    Otro breve silencio, que utilizó para girar el rostro y sonreírle a Jack.

    —El miedo no tiene por qué avergonzarte. No es tu culpa que aquí, como putos locos, nos hayamos entretenido en base al miedo por siglos. Ya estamos... entrenados, si se quiere, pero tú no, y no tiene nada de malo. —Tomó aire y lo liberó lentamente—. No puedo decirte que nada es real, pero si sirve de algo, los yōkai más terribles y peligrosos nacieron como moralejas y cuentos de miedo para mantener a las personas a raya. Puede que haya existencias más allá de nuestra comprensión, pero eso no significa que quieran hacernos daño.

    Era una explicación muy bonita, sí, pero en el fondo Kohaku no creía ser capaz de ayudar demasiado. El miedo era, después de todo, una respuesta emocional irracional y casi instintiva, y él mismo lo había dicho: los japoneses estaban entrenados.

    En cualquier caso, habían seguido el camino que los llevaba hacia el Este, hacia el santuario, y por un rato todo pareció estar en calma. Se internaron en la vegetación, aminorando el ritmo, y vislumbraron los bordes de una laguna. Estaban bastante cerca y, por la expectativa o los nervios, quizá, se apresuraron. Justo antes de abandonar aquella arboleda tan espesa, sin embargo, Jack se detuvo de golpe, alertando a todo el grupo. El muchacho había tomado la delantera, con Kohaku y el niño a su lado, de modo que los demás recortaron la distancia. Jack había visto algo, estaba seguro, una suerte de sombra negra que parpadeó a su lado, y apuntaron sus linternas en dicha dirección. Fiorella, al regresar la mirada al grupo, fue la primera en alertarse: Anna no estaba.

    Un grito rasgó el aire, claramente femenino.

    —¿Anna? —indagó Kohaku, separándose del grupo y observando el bosque en varias direcciones—. ¡Anna!

    Les pareció oír el sonido de un forcejeo y decidieron tomar esa dirección, y poco después encontraron a Anna de pie, con la espalda contra el tronco de un árbol y la expresión desencajada. Al menos, estaba sola.

    Anna, por su parte, había quedado ligeramente rezagada debido a la nueva disposición del grupo. Jack había tomado la delantera con clara intención y ella no quiso anteponerse a eso, de modo que conservó una ligera distancia adrede. Se entretuvo con el relato de Kohaku, quizá bajando la guardia, y para cuando Jack se detuvo de repente... todo pasó muy deprisa. Algo la jaló desde la mismísima oscuridad y le tapó la boca al instante, impidiéndole alertar al resto. Se resistió, su cuerpo bañado en terror, pero aquella criatura era absurdamente grande y no tuvo ni una mínima chance contra su fuerza. La linterna se le resbaló de la mano y, poco después, su espalda encontró el tronco de un árbol. El haz de luz apuntaba en otra dirección y lo que alcanzó a ver fue una mancha oscura maloliente y un par de ojos amarillentos fundidos en la negrura. Sus facciones no... no parecían humanas, y por un segundo su cuerpo entero se congeló. La criatura la observó fijamente, a centímetros de distancia, y la olfateó. Al hacerlo, le pegó el hocico húmedo a la cara y lo arrastró, arrancándole por fin el grito del pecho.

    Intentó quitárselo de encima, rabiosa, y cuando más haces de luz aparecieron entre los árboles, la criatura se fue. Anna se quedó allí, intentando procesar lo que había ocurrido, cuando las linternas de los demás la iluminaron. Aquello pareció ayudarla a reaccionar y se secó la cara con apremio, usando el hombro y las mangas de su sudadera. El grupo, por apenas un segundo, fue capaz de ver el par de ojos amarillentos fundidos en la oscuridad justo detrás de Anna, hasta que parpadearon y desaparecieron.


    ¡Yokaidex actualizada! Pueden moverse con normalidad y efe anna

    Here i am, thinking that esta cosa horrible debería haber sido mínimo categoría dos

    Barra de cordura:
    Anna Hiradaira [16/25]
    David Mason [19/25]
    Fiorella Bianchi [20/25]
    Kohaku Ishikawa [22/25]
    Jack Atkinson [15/25]

    Zireael quem Reual Nathan Onyrian

    [H1] Grupo 1 (Alethea, Arata, Ayako, Joey, Sasha)

    La respuesta de Arata le había arrancado una risa floja a Sasha. Meneó ligeramente la cabeza, casi resignada, y se estiró para apoyar la cabeza en su hombro un breve instante. Poco después alcanzaron la orilla del lago, la playa del Bosque Cinco, de modo que se dividieron y empezaron a buscar. Buscaron y buscaron, sin encontrar nada.

    —Hmm, quizá no sea aquí... —murmuró Sasha, pensativa, sacudiéndose las manos al reunirse con el grupo.


    La investigación falló :( Pueden moverse con normalidad. Les quedan dos intentos.

    Zireael Amane Etihw
     
    Gigi Blanche ha tirado dados de 3 caras para Anticipación Kohaku Total: 2 $dice
    Gigi Blanche ha tirado dados de 2 caras para CORD Anna-Maze-Fiore-Jack-Ko Total: 7 $dice $dice $dice $dice $dice
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    Zireael

    Zireael Equipo administrativo Comentarista empedernido seventeen k. gakkouer

    Leo
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    Cayden 2.png
    [Cordura: 21/25] Grupo 4
    F6 > F5 > E5 > D5 > D4 > C4 > B4 > B5


    Luego de recibir la linterna cuando Altan me la alcanzó tamborileé los dedos sobre el metal, frío, y tomé un montón de aire por la nariz. Era una estupidez, puede que ni fuese culpa mía casi acabar atrapado por esa cosa, pero ya estaba visto que me movía mucho en un esquema de miedo-vergüenza que me hacía espiralar como imbécil alrededor de eventos particulares.

    Había seguido avanzando detrás de Altan, que parecía negarse a dejar un solo espacio por donde se me ocurriera adelantarme a sus pasos moviéndose en la dirección que lo hacía yo cada vez, y me mantuve callado con la vista puesta en su espalda. Hubo un instante ínfimo, mientras nos adentrábamos en el humedal, en que se detuvo extrañamente tenso y lanzó la luz de la linterna hacia el suroeste, casi a nuestras espaldas como si algo le hubiese encendido una alarma en la cabeza. No le duró más que un par de segundos, quizás porque se forzó a ello, y retomó la marcha sin decir una palabra.

    La voz de Adara me alcanzó luego de que se acercara a mí, tenía su cara de moco de siempre, pero de alguna forma fue lindo que preguntara... Quería decir, la intención lo era, porque recibir la pregunta me aplastó más el pecho con la vergüenza que había provocado que me regañara un niño pequeño. Alcé la mano, me rasqué la nuca y suspiré, calmándome.

    El susto ya se me había pasado y me estaba ahogando en un vaso de agua que nada tenía que ver.

    A la comitiva se sumó Hubert, sobresaltándome y aunque hubiese querido evadir la pregunta me habían caído por todos lados. Que sí, que había momentos en que quería que la gente me pusiera atención y tal, pero este no era uno de ellos. Hubiera preferido que me dejaran quieto, pero tampoco iba a ponerme impertinente por ello.

    —Estoy bien —contesté hacia ambos aunque respondía la pregunta de Makris y luego de pasar saliva le contesté a Hubert—. No escuchaba a los demás. Solo el llanto del bebé y lo que ella me decía, quería que le ayudara a cargar el niño y... No sé, no pensé demasiado o no lo hice del todo. Iba a aceptarlo entonces el peso del supuesto bebé me habría hundido en, no sé, diez centímetros de agua, si el teatro estaba bien montado para llegar a ese punto. Me pasa por idiota, supongo.

    Altan se detuvo un momento, inseguro respecto a dónde detenernos a buscar, y luego de un debate mental bastante breve optó por seguir caminando. Imaginé que había pensado que si erraba, bueno, solo regresaríamos sobre la trayectoria que ya habíamos hecho.

    Movimiento: B6
    Investigar (B6)

    si fallamos dejo en manos de bru o quem que investiguen la otra casilla, este post era más que todo pa contestarles pero pues aproveché (?

    Maze 2.png
    [Cordura: 19/25] - Grupo 2
    H1 > H2 > H3 > G3 > G4 > F4 > E4

    Que pelito de nube se pusiera a hablar quizás fuese una distracción directa para Jack, pero al final el monólogo terminó absorbiendo mi atención también y guardé silencio, escuchándolo con atención. Su voz se deslizaba, tranquila, y los sobresaltos anteriores se me fueron olvidando aunque seguía en la línea del evento. Al final le habló del miedo, cómo los japoneses estaban curados de espanto y todo el rollo.

    Con Jack al frente, junto a Kohaku y el niño, los demás nos acoplamos a la formación como pudimos pero no era ninguna fortaleza ni nada. Hubo un momento en que me pareció notar algo con el rabillo del ojo y cuando miramos a Fiorella, cuando notamos la ausencia de Anna, el miedo me alcanzó de verdad por primera vez. Apunté con la linterna en todas direcciones, pretendí buscar sus huellas y estaba en eso, aterrado, cuando el grito rasgó el aire y me mandó el corazón a la garganta.

    Hay un agujero, abajo en las minas abandonadas del bosque.

    Crece y crece, nunca deja de crecer, ¿lo sabían?

    Allí abajo la he escuchado cantar... está hambrienta.


    Apenas me llegó a los oídos el ruido del forcejeo prácticamente eché a correr, encontramos a la niña con la espalda pegada a un tronco y la expresión desencajada. Estaba sola, sí, pero no se había teletransportado por obra de los extraterrestre ni nada, algo la había arrastrado allí y por un instante creí ver los ojos del culpable. Detrás de ella, amarillos, parpadearon un momento antes de desaparecer.

    La mano en que sujetaba la linterna tembló una milésima de segundo, fue imperceptible en el caos grupal, cuando Anna reaccionó para limpiarse la cara tuve una idea vaga de lo que podía haberla atacado. La bestia asquerosa esa le había lamido la cara, ¿no? Dios mío, era demasiado. Escapaba a lo que podía considerarse decente.

    Tomé aire, escarbé en mis bolsillos con la mano libre y di con una servilleta bastante arrugada, pero limpia, que había guardado del almuerzo porque no la usé. Me acerqué a Anna despacio, no quería sobresaltarla, y recordé que le había pedido a Sasha que ya no quería quedarme afuera. Puede que esto fuese una decisión que apuntaba a eso.

    Estiré la mano con la servilleta, ofreciéndosela aunque ya se había limpiado con su sudadera, y la observé solo para asegurarme de que no tuviese ni un rasguño visible encima. No podían culparme, a la pobre criatura se la habían llevado de nuestro lado sin que nos diéramos cuenta.

    No le dije nada, esperé que aceptara la servilleta si quería y también esperé a que pudiese tomar aire, que se tranquilizara al menos un poco. No deseaba que nos quedáramos allí, mucho menos debía quererlo ella, así que cuando creí que era prudente abrí la boca.

    —Creo que casi llegamos. ¿Seguimos? —pregunté hacia el resto, aunque era más una orden disfrazada, y lo otro lo dije hacia Hiradaira ofreciéndole mi brazo—. Podemos caminar juntos, si quieres. El bosque me está crispando un poco los nervios de por sí.

    Movimiento: D4
    Investigar (D4)


    ngl me puse nerviosa (??? y pues imagina que secuestren a annita en MIS NARICES y no hacer nada al respecto, that's a capital sin

    sigan circulando, disculpen el tochopost-
     
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  20.  
    Gigi Blanche

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    [D4] Grupo 2 (Anna, David, Fiorella, Kohaku, Jack)

    Anna permaneció quieta cuando Maze comenzó a acercarse a ella, casi como si intentara comprender sus intenciones, aunque al bajar la mirada y notar la servilleta resultó evidente. La chica apretó los labios, aceptó el papel y murmuró un "gracias" en voz baja antes de deslizarse fuera de la atención del grupo. Tenía un nudo en la garganta y sentirse en la mira de todos, aunque en el fondo lo agradeciera, no le sentaba bien. Kohaku esperó un poco para acercarse a ella, posó una mano en su hombro e intercambiaron algunas palabras que para los demás resultaron ininteligibles. Cuando Anna asintió, ambos regresaron. Maze le ofreció su brazo a la chica y ésta subió a sus ojos, ligeramente dubitativa. Al final, soltó una especie de risa nasal y negó con la cabeza. No quería sentirse una carga.

    —Está bien, descuida. Pero gracias.

    Así, finalmente cruzaron la laguna por una zona de baja profundidad. Fueron de piedra en piedra, cuidando no resbalarse, y el niño los guió hasta la estatua de Jizō. El grupo empezó a buscar excepto Kohaku, quien subió las escalinatas y juntó las palmas frente a su rostro, dedicándose un momento para rezar. Aquel era el guardián de los peregrinos y los niños fallecidos, le gustaba creer que estaba cuidando bien de Chiasa y agradecerle por ello. El niño permaneció a su lado, curioso, y esperó pacientemente a que terminara sus plegarias para hablarle.

    —¿Jizō cuida a alguien que conoces?

    —Supongo que sí —le respondió Ishikawa, con paciencia e incluso dulzura.

    —¿Cómo se llama?

    —Chiasa. —El niño desvió la mirada a la estatua, pensativo, y Kohaku alzó las cejas—. Ahora que lo pienso, no nos dijiste tu nombre, ¿verdad?

    El pequeño no tuvo tiempo para responderle. La voz de Maze se alzó desde un costado del santuario, entre las torres de piedras apiladas, avisando que había encontrado la pista. Kohaku sonrió, ligeramente entusiasmado, pero al bajar la vista... el niño no estaba. ¿Ya había ido junto a los demás? Pero hace un instante estaba justo ahí. Qué curioso.

    “Casi nunca jugaba conmigo, sólo a veces y cuando caía agua del cielo. La mayoría de los días el niño me usaba para trabajar, o al menos eso le decía a su madre. Le encantaba cazar libélulas entre el arroz y gracias a mí no se mojaba, gracias a mí… pensé que estaba a salvo conmigo. Pensé que no podía ocurrirle nada malo.”

    Díganme, hermanos y hermanas mayores, pues lo he olvidado. ¿Qué… qué soy?

    A medida que se congregaban en torno a Maze, éste ya había empezado a leer el texto en voz alta. Kohaku siguió con su atención puesta en la ausencia del niño, y apenas Mason terminó de hablar, intervino. Aquella frase, sin embargo, siguió rebotando en la mente de todos.

    Pensé que no podía ocurrirle nada malo.

    —¿Ninguno vio al niño?

    Aquello los alertó. Se miraron entre sí, comenzaron a voltear y dirigir sus linternas en varias direcciones, pero no había caso. Anna decidió encender activar el walkie talkie y pulsar en el primer canal, el de los profesores. La interferencia duró un par de segundos hasta que una voz se escuchó del otro lado. Era Sachi, y se oía genuinamente alterada.

    —¡Chicos! ¡Chicos, ¿están bien?!

    Aquello les lanzó una sensación extraña por el cuerpo y se miraron entre sí. ¿Que si estaban bien? ¿A qué se refería? ¿Por qué... se la oía tan preocupada?

    —Sí, estamos bien —respondió Anna, confundida—. ¿Pasó algo?

    —Ono-san vino hace poco a avisarnos que no podía comunicarse con ninguno de ustedes. Ya nos había llamado la atención que nadie nos preguntara ni dijera nada. Cuando nosotros probamos, descubrimos que ninguno de los dos canales funcionaban. Fuimos a buscarlos al punto de partida pero ya se habían ido. Dioses, qué alivio que estén bien, ¿saben algo de los demás grupos?

    Esto se ponía cada vez más y más extraño. La comunicación podía fallar por multitud de motivos, más allá de lo inquietante que resultara, el caso era... ¿por qué los habían buscado en sus puntos de partida? ¿Acaso... no debían haberse movido de ahí?

    —No, no nos cruzamos a nadie —dijo Anna, aún atónita, y recordó el motivo original de la llamada—. Pero el niño acaba de desaparecer y nos preocupamos mucho.

    Silencio. Un silencio incómodo, que se asentó en el corazón de todo el grupo y les dio la respuesta de Sachi antes de que llegara.

    —¿Niño? —replicó la mujer, confundida—. ¿Qué niño?


    Ya tienen las tres pistas! A partir de ahora, pueden intentar Adivinar (x3) de qué objeto se trata. Sin embargo, como le dije en su momento al Grupo 3, también pueden ejecutar otras acciones antes de ello. Lo que les diga el corazón

    Zireael quem Reual Nathan Onyrian

    [B6] Grupo 4 (Adara, Altan, Cayden, Clementine, Hubert)

    Tras el incidente a la orilla de la laguna, el grupo se dirigió directamente hacia el Norte. Muy pronto descubrieron que la arboleda se disipaba y, en una enorme depresión del terreno, se extendía un humedal lleno de vida y vegetación. Frente a los haces de luz de las linternas, infinidad de insectos pasaban volando de aquí hacia allá como suspiros. Se respiraba un aroma denso a tierra mojada.

    Humedal de libélulas.png

    Comenzaron a bordearlo y sortearlo, utilizando la gran cantidad de pequeños puentes construidos en piedra. De tanto en tanto había linternas cálidas que pendían de las ramas más bajas, iluminando el terreno e impregnándolo de un halo dorado. Era un lugar precioso que mantuvo a todos distraídos un buen rato, hasta que se ubicaron en un punto relativamente central y empezaron a investigar. Otra vez, la distracción les jugó una mala pasada. Adara encontró la pista y, al reunirse otra vez, fueron conscientes de que el niño ya no estaba.

    “La última vez que vi la cerilla encendida en la mano del niño no supe que sería la última, de lo contrario quizá… no me habría quejado tanto. Recordé mucho tiempo su sonrisa al depositarme sobre el agua y empujarme suavemente, si acaso fue un soplido de sus dedos. Me reuní junto a muchas iguales a mí y me sentí más sola que nunca antes. Brillábamos como las luces en el cielo, en medio de la inmensa oscuridad, y nos alejamos más y más. Jamás volví a escuchar su risa.”

    Díganme, críos, pues lo he olvidado. ¿Qué soy?
    Por todos los cielos, ¿qué rayos estaba pasando?

    Tercera pista encontrada! Ya pueden intentar Adivinar (x3) de qué objeto se trata. La imagen del humedal es de día y me raya el five, pero bueno JAJAJA imagínenlo de noche (??

    quem Zireael Ikoma-kun Bruno TDF
     
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