Tokorozawa Bosques de Totoro [Bosque]

Tema en 'Ciudad' iniciado por Gigi Blanche, 31 Enero 2023.

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    Reual Nathan Onyrian

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    [Siguiendo Fantasmas]

    Uno podría decir que me había armado de valor para continuar allí e investigar aquella ¿cosa? blancuzca, pero una descripción más exacta sería que en realidad estaba siendo impulsado por una mórbida curiosidad de ver hasta donde mi corazón iba a aguantar. Los pasos que me llevaron hacia aquellos arbustos se sintieron como una eternidad, y mi respiración se aceleró mientras me iba asomando, para encontrar... nada. Absolutamente na....¡Ah, había un muñeco! Di un respingo, soltando un gritito, e instintivamente miré a mi alrededor, con un leve rubor en el rostro. Solté el aire que estaba conteniendo en cuanto me di cuenta de que no había nadie a mi alrededor.

    Tragó saliva y me aclaré la garganta, y observé el pequeño muñeco que estaba en el suelo. Por lo que se notaba, era de producción casera. Al parecer, tenía algo escrito, pero en cuanto lo acerqué a mi rostro (luego de un tiempo de convencerme a mí mismo), pude notar que estaba escrito en japonés. Hice un esfuerzo para intentar descifrar, pero o yo era demasiado malo leyendo kanjis (lo cual era muy posible) o la escritura estaba algo borroneada, cosa que no podía ser porque estaba escrito con indeleble.

    Me enderecé, con cierto esfuerzo, mientras seguía observando el muñeco con curiosidad. Me quité los auriculares, ya que la música lo único que estaba haciendo en esos momentos era ponerme más nervioso, y el bosque volvió a inundarse en sonidos. Fruncí el ceño. Mis auriculares no tenían cancelación de ruido. Que raro. Y en ese momento escuché la risa.

    Di otro respingo, maldije, y estuve a punto de caerme. Recuperé el equilibrio, y en un impulso, me guardé el muñeco en el bolsillo, y comencé a caminar en la dirección de la risa.

    — Es una risa nomás, ¿verdad? Que mal podría venir de una risa —dije para mí mismo, mientras a mi mente comenzaban a llegar todas las escenas en películas e historias de terror en donde había sonado una risa.— Cerebro de mierda.

    >> Seguir la dirección de la risa
     
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    Gigi Blanche

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    [Estatua de Jizō]

    Joey lució ligeramente contrariado ante el pedido de Kenneth, pero al final acabó por asentir y dejarlo marcharse. "¡Cualquier cosa me pegas un grito!", fue lo último que escuchó del moreno. El ruido había implicado agua, era obvio, de modo que Thornton se limitó a bordear la laguna hasta que esclareció el misterio. A cierta distancia, pudo ver a Bleke incorporándose luego de, aparentemente, haberse caído. Sus piernas y parte de los shorts se habían empapado, ni hablar de las zapatillas. Cuando la chica lo escuchó, lo miró de reojo y se irguió, acomodándose el cabello tras la oreja.

    —Me resbalé —explicó con calma, aunque de fondo Kenneth percibió un dejo de vergüenza. Estaba evitando sus ojos, después de todo—. Había visto una piedra en la laguna y me confié.

    Al analizarla con algo más de detalle, y ya junto a ella, el muchacho notó que se había lastimado las rodillas. Una le sangraba, de hecho. Bleke, sin embargo, parecía no haberlo notado; eso o prefería mantener las apariencias, claro.

    —Aquella.

    Middel señaló dentro del agua y Kenneth la vio. Era una piedra... perfecta. Ligeramente ovalada, chata y suave gracias a la erosión. Si la observabas el tiempo suficiente, casi parecía brillar como una gema preciosa. No estaba nada profunda, Bleke sólo debía haber tenido mala suerte al pretender alcanzarla. ¿Valía la pena un segundo intento?

    >> Intentar sacar la piedra.
    >> Hablar con Bleke.
    >> Regresar junto a Joey.


    por RAZONES voy a responderle a Jackcito en un post aparte

    Si intentas sacar la piedra, bebi, lanza un dado de cuatro caras.
     
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    Gigi Blanche

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    [Bosque 1]

    Jack, impulsado por un relámpago de la más heroica (y masoquista) valentía, decidió seguir aquella risa que el viento acercó a su oído. O al menos intentar seguirla, claro. Era difícil orientarse dentro de un bosque tan denso pero vaya, de por sí perdido ya estaba. No haría ningún mal seguir intentando hallar dirección, ¿cierto?

    Poco a poco el espesor de la vegetación fue amainando, y luego de atravesar algunos arbustos y esquivar raíces sobresalidas, Jack encontró... ¡sí! ¡Un camino, por fin! Bien marcadito, delimitado y recto. Hermoso. Con ánimos renovados, apuró el paso y siguió hasta topar con una casa. No era muy grande y la naturaleza había ganado mucho terreno, llenando las paredes de enredaderas y desgastando las tejas del techo. Tampoco poseía estilo oriental. Con todo, era una postal muy bonita y relajada.


    Bosque 1.png

    Y entonces, la risa de nuevo. Se había distraído mirando la casa desde una distancia prudencial, pero ahora la curiosidad volvió a picarle con energías renovadas y se acercó. El camino bordeaba la cabaña y se perdía hacia el Este, y de él nacía un sendero muy rústico hecho con piedras intercaladas. Jack tomó este último y se encontró con una niña y un gato. El animal estaba echado en el césped, con las patas estiradas en todas direcciones, mientras la chica le rascaba debajo de la barbilla y le hablaba en murmullos incomprensibles. La nueva presencia alertó al felino de inmediato y se incorporó, haciendo que su compañera también alzara la mirada.

    —Oh. —Tenía unos ojos color miel preciosos, que parpadearon y lo vieron llenos de curiosidad—. Hola.

    El rostro se le iluminó y soltó una risa muy breve, pero Jack no pudo estar seguro de que fuera el mismo sonido que había oído en el bosque.

    —No te había visto, ¡eres muy silencioso! —Bajó la vista a sus piernas y frunció el ceño—. Ah, ya veo.

    ¿Se... se había dado cuenta de su lesión? Pero si no llevaba el bastón ni lo había visto caminar, ¿cómo...? La niña se irguió, alisándose la falda del vestido rojo, y el gato se ubicó detrás de su figura con movimientos cautelosos.

    —Disculpa a Kaijū, es bastante huraño y ya está viejito, así que las mañas no se le van. Apareció hace poco y me costó mucho, mucho atún que empezara a confiar en mí. A decir verdad, me sorprende que no haya salido disparado apenas pusiste pie cerca de la casa. ¡Debes ser una buena persona!

    La lógica de la asociación se le escapaba a Jack, pero daba igual, era una niña. Muy bien, ya estaba allí y ya contaba con toda la atención de la chica. Ahora... ¿ahora qué?

    >> Preguntar por Kaijū.
    >> Preguntar su nombre.
    >> Preguntar por la casa.

    >> Hablarle de los sucesos extraños que presenciaste.
     
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    Reual Nathan Onyrian

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    [Bosque 1]

    Y aquí estaba, siguiendo risas y fantasmas en medio del bosque. ¿A qué llevo eso? A que me perdiera aún más. ¿En dónde diablos...? Oh, por allí. La vegetación se volvía menos espesa, y pude notar... ¡al fin! Un camino. Algo de civilización. Bah, tampoco es que estaba perdido en el Amazonas. Pero bien podría estarlo, la verdad. Lo mejor era seguir por este camino, suponía. A alguna parte tenía que llegar.

    Y justamente, llegué a un lugar. A una casa, para ser más exactos. ¿Qué hacía una casa en el medio de la reserva? Oh, podía ser de los guardabosques, lo cual sería un muy buen golpe de suerte. Podía preguntarle direcciones, y luego básicamente que me llevaran de la mano al campamento, que seguramente iba a perderme de vuelta. Aunque a decir verdad, no parecía mucho la casa de un guardabosques. Más bien, daba la sensación de ser bastante antigua. Di un par de vueltas alrededor, pero no parecía que hubiera nadie por allí.

    Aquella extraña risa volvió a mis oídos, y luego de sentir un escalofrío, decidí seguirla. Ya había llegado hasta allí, no tenía sentido volverse atrás. Además, no había terminado en un cementerio o algo por el estilo, así que no podía ser tan malo. Seguí un camino demarcado por piedras, que se dirigía al este, y allí, me encontré con... una niña y un gato. Pestañé algo intrigado. ¿Qué hacían allí? ¿Vivían en esa casa? Antes de que pudiera acercarme más, el gato denotó mi presencia, y se alzó de su posición de descanso, apuntándome directamente con la mirada. Decidí frenarme en donde estaba. Era alérgico a los gatos, y lo último que necesitaba era que uno me atacara en el medio del bosque estando perdido.

    La niña también se giro hacia mí, y pude notar su enorme mirada de ojos del color de la miel. Eran muy bonitos.

    — Eh, hola —respondí, algo tomado por sorpresa. Soltó una risa, pero no sonaba como la que había escuchado con anterioridad.

    Iba a seguir hablando, pero ella luego bajó su vista hasta mi pierna, frunciendo el ceño. La imité, confundido, pensando que tal vez tenía algo en ella. Abrí grande los ojos al darme cuenta de que no tenía mi bastón en la mano. Miré para todos lados, frenético. No, no, ¡no! ¿Dónde había quedado? ¿Acaso me lo había olvidado en donde había encontrado el muñeco? Maldita sea, tenía que volver. ¿Pero por donde había venido? En mi preocupación, no había notado que la niña me había seguido hablando. Volví a enfocar mi mirada en ella.

    Asentí, y le dediqué una pequeña sonrisa.

    — Eso espero, je. Y no hay por qué, no tengo problema con Kai... Kajun... eh... perdón, soy muy malo con el japonés —agité mi cabeza, intentando poner mis ideas en orden.— Discúlpame a mí, irrumpí en tu casa sin presentarme siquiera. Me llamo Jack. Jack Atkinson. O Atkinson Jack, sería la forma correcta, ¿no? ¿Tú como te llamas?
     
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    Gigi Blanche

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    [Bosque 1]

    La niña no pareció darse cuenta de la breve desesperación que embargó a Jack apenas notó la ausencia de su bastón; eso, o había decidido ignorarla, claro. Sí frunció el ceño cuando lo oyó intentar pronunciar el nombre del gato. Ladeó la cabeza, confundida, y algo dentro de su mente pareció darle la respuesta que buscaba, ya que relajó el gesto y renovó su sonrisa.

    —¡Kiki! —exclamó en respuesta, haciendo una especie de saludo militar—. Bueno, me dicen Kiki, ¡pero mi nombre es ultra secreto! ¿Venías a la tienda o estabas perdido en el bosque?

    Ah, qué niña avispada. Con el mismo entusiasmo (y atropello), una tercera opción se le ocurrió sobre la marcha y agregó:

    —¡Oh, oh! ¿Acaso eres uno de los estudiantes que venían a acampar junto al lago? ¡Papá me contó sobre ustedes!

    >> Preguntar por su padre.
    >> Preguntar por la tienda.
    >> Pedir indicaciones para regresar.
    >> Hablarle de los sucesos extraños que presenciaste.
     
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    Kenneth 2.png
    [Estatua de Jizo]

    Pude ver como Joey no parecía muy convencido por mi decisión de dejarlo atrás, pero la verdad era que simplemente había sido lo primero que se me había pasado la cabeza y no creía que tuviésemos demasiado tiempo para discutirlo. Alcancé a asentir con la cabeza, para hacerle saber que intentaría comunicarme con cualquier cosa, y me dirigí lo más rápidamente que pude hacia la zona donde me parecía haber escuchado el ruido en cuestión.

    Tal y como había temido en un principio, en la escena del crimen me encontré a Bleke, y por el aspecto que presentaba, no había que ser ningún genio para descubrir que se había caído dentro del lago. La repasé rápidamente con la vista, dando con un par de raspones bastante feos en sus rodillas; aun así, en general se veía que no había sufrido ningún golpe demasiado grave, así que me permití relajar la postura antes volver a buscar su mirada.

    A pesar de su aparente indiferencia, era obvio que le avergonzaba haberse resbalado de aquella manera, y aunque el asunto no dejaba de hacerme su respectiva gracia, decidí respetar sus deseos de ignorar el tema. Me mantuve lo más sereno posible mientras la escuchaba y deslicé la vista hacia el lugar donde estaba señalando, viendo una piedra bastante bonita al fondo del agua.

    —Puedo intentarlo, a ver si tengo más suerte. A ver...

    >>Intentar sacar la piedra.
     
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    Última edición: 14 Mayo 2023
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    Gigi Blanche

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    [Estatua de Jizō]

    Kenneth decidió seguir los pasos de Bleke, o más bien intentar no hacerlo, para extraer aquella tan codiciada piedra. Tuvo que meter los pies en el agua y avanzar con mucho cuidado, analizando bien dónde pisar y qué rocas del fondo estuvieran más resbaladizas. Bleke se mantuvo en silencio a sus espaldas, observando su progreso detenidamente.

    Y falló.

    Sin estar muy seguro de cómo o por qué, uno de sus pies se deslizó y acabó también en el agua. Su rodilla se resintió un poco y se raspó ligeramente las palmas de las manos al pretender contener la caída. Bleke suspiró y se acercó a Kenneth, ofreciéndole una mano para ayudarlo a incorporarse.

    —¿Estás bien?

    Había fallado, pero también se encontraba más cerca de la dichosa piedra. ¿Quizá debiera...?

    >> Volver a intentar (1d3).

    >> Salir del agua.
     
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    Amane

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    Kenneth 2.png
    [Estatua de Jizo]

    Me introduje así dentro del agua, avanzando con todo el cuidado que me fue posible entre las resbaladizas piedras para no ir a sufrir el mismo destino que Bleke, y lo cierto es que me sentí bastante confiado de mi victoria cuando vi la dichosa piedra a apenas unos centímetros de mi posición. Y quizás fue esa misma confianza la que me jugó una mala pasada, pues sin saber muy bien cómo ni cuándo, me vi también con el culo dentro del agua.

    —Estoy bien, tranquila... —murmuré en respuesta a la pregunta de Bleke, observándome las heridas de las manos con el ceño ligeramente fruncido, y eché un vistazo rápido al ofrecimiento de la chica antes de ver mi atención distraída por la piedra una vez más—. Espera, creo que puedo conseguirlo ahora...

    Tenía un orgullo masculino que defender, ¿o no?

    >>Volver a intentarlo.
     
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    Gigi Blanche

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    [Estatua de Jizō]

    Bleke se mostró inicialmente reticente a que Kenneth insistiera en sus intentos. No creía que valiera la pena el riesgo, considerando que ya ambos habían juntado bastantes piedras. Al final no dijo nada y permaneció donde lo había ayudado a incorporarse, observando su avance con el ceño ligeramente fruncido. Estaba muy, muy cerca, era cierto, y por un momento pareció que la alcanzaría... pero no.

    ¿Por qué demonios era tan difícil llegar a esa piedra? ¿Estaba protegida por un espíritu o algo? El agua era más profunda y, esta vez, Kenneth se empapó por completo; a duras penas consiguió no hundir la cabeza. Bleke no fue junto a él, por miedo a sufrir su mismo destino, y esperó a que regresara.

    —¿Qué coño están haciendo? —Era la voz de Joey. Había regresado y los veía desde la orilla, a punto de echarse a reír; intentó, sin embargo, imprimirle cierta indignación a su voz—. ¿Se dieron un chapuzón sin mí?

    Al voltear hacia Wickham, tanto Bleke como Kenneth pudieron comprobar que el anciano también estaba yendo a su encuentro desde la espesura del bosque. Se detuvo junto a Joey, arrancándole un respingo a este, y su sonrisa cargó cierto entendimiento.

    —Getsu. Preciosa, ¿verdad? —murmuró, tras aguardar a que los jóvenes se reunieran a su alrededor—. No son los primeros y probablemente tampoco sean los últimos en intentar recoger esa piedra. Yo tenía... su edad, sí, la edad de ustedes, cuando lo intenté por primera vez. Sin importar las veces que regresara ni los métodos que utilizara, la piedra siempre permaneció allí, como burlándose de mí. Hablando de eso, ya tienen sus piedras, ¿verdad? Vamos regresando, que se les hará tarde si no.

    A paso tranquilo, el grupo comenzó a trazar su camino de regreso al santuario. Por suerte el clima acompañaba, y ni Bleke ni Kenneth sintieron frío.

    —¿Por qué es tan distinta a las demás? —le preguntó Bleke al anciano, genuinamente confundida.

    —Hay muchas respuestas posibles a esa pregunta, pero creo que la gran mayoría se resumen en el arte del suiseki. ¿Han oído de él? Puede que a muchachitos extranjeros como ustedes les resulte extraño o aburrido, pero aquí, en Japón, durante toda nuestra historia hemos forjado una relación especial con la naturaleza. En cada brizna de césped, cada flor y cada soplo de viento, en cada montaña y cada gota de agua hay una esencia que merece respeto y contemplación. Vivimos en constante intercambio con la naturaleza, de ella venimos y a ella volveremos. Suiseki es parte de esa tradición, es la colección y apreciación de piedras naturales que evoquen algún aspecto de la naturaleza. Suiseki se le llama también a esas piedras. La que encontraron en la laguna lleva ahí muchísimos años, y su belleza de noche es aún más impresionante. Por ello le llamamos Getsu, y en cuanto a las historias... hay muchas, vaya. La que más he oído asegura que Getsu es un tesoro precioso protegido por los kawa tengu que frecuentan la laguna.

    La extensa explicación les bastó para alcanzar el santuario. Una vez allí, el anciano subió las escalinatas y se giró hacia el grupo.

    —Muy bien, henos aquí. Pueden construir sus torres donde lo crean correcto. Si mantienen la mente relajada y el corazón abierto, quizás el sitio los elija a ustedes.


    Torre Bleke: 15 puntos
    Torre Joey: 15 puntos
    Torre Kenneth: 12 puntos

    Puedes narrar la construcción de la torre y hacerle alguna pregunta al anciano, ya en mi siguiente post probablemente cierre este mini arco y los despache into the wild. La puntuación de las torres la calculé en base a los dados que lanzamos antes uwu
     
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    Reual Nathan Onyrian

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    [Bosque #1]

    — ¿Kiki? Es un nombre bastante lindo —dije, con una sonrisa. ¿Su nombre era secreto? Un simple juego de niños, seguramente. No había nada siniestro allí. Tan solo una niña y su gato.— Lo segundo, de hecho. Soy bastante malo con las direcciones y la navegación, así que no es difícil que me hubiera perdido.

    Giré la cabeza, para contemplar la casa. ¿Una tienda? Interesante. No recordaba que los profesores hubierna mencionado algo sobre una tienda en el bosque. De pronto, hice una mueca de dolor. La pierna había soltado un quejido de dolor, y no tenía mi bastón en ningún lado para alivianar mi peso. Me dejé caer pesadamente sobre el suelo, y estiré la pierna, soltando un fuerte suspiro de alivio, y comencé a masajearla. No sé como iba a hacer para volver al campamento. Esperaba que no me llevara más de un par de horas.

    Levanté la mirada, mientras la niña seguía hablando de manera atropellada, y le dediqué una media sonrisa.

    — Eres bastante lista, Kiki. Así es, vengo con el colegio. No sabía que había más personas por aquí —de repente, algo me vino a la cabeza.— Oye, ¿tú has vivido mucho tiempo por aquí? ¿O tu padre? Porque han estado pasando algunas cosas extrañas... o al menos, a mí. ¿Has escuchado, en el medio del bosque, risas? ¿O voces que te hablan? ¡Oh! Y casi se me pasa —rebusqué en mi bolsillo, y extraje el muñeco que había encontrado.— ¿Sabes que es esto?
     
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    Gigi Blanche

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    [Bosque 1]

    El rostro de la niña se iluminó apenas Jack halagó su apodo, reflejó alegría genuina incluso sin emitir palabra. Era bastante expresiva. El gato la miró desde abajo y se refregó contra su pierna, pero ella no le prestó demasiada atención. Un muchacho totalmente desconocido aparecido de la nada misma era mucho más interesante que el ancianito al que alimentaba todos los días, ¿verdad?

    —Oh —murmuró al saber que Jack se había perdido, curvando las cejas en preocupación, aunque de inmediato recuperó la sonrisa—. ¡Qué bueno que nos encontraste, entonces!

    En medio de la verborragia, Atkinson aprovechó y se sentó en el suelo. La cosa se ponía un poco jodida sin el bastón y aún debía volver al campamento, vaya. Kiki siguió sus movimientos al detalle mientras hablaba, pero por alguna razón no comentó nada al respecto. Ahora debía mirarlo desde arriba y se sentía extraño, así que ella también se sentó, frente a él. El gato se trepó a su regazo casi al instante y se hizo un rollito, emitiendo un profundo suspiro.

    —Toda mi vida, sip. —Asintió, el gran moño rojo que llevaba en el cabello rebotando, mientras acariciaba al animal de forma distraída—. Papá también, ¡y creo que el abuelo también! Aunque no estoy segura y ya se murió, así que no puedo preguntarle. La mayoría se movieron a Saitama, quedan pocos cuidando el bosque ¡y casi todos son ancianos! Viven en el Bosque Cuatro, ¿quizá pasaron por ahí? Tienen muuuchos gatos, cada vez que voy a entregarles algo me quedo jugando con ellos. Papá siempre me regaña por retrasarme, que de noche es peligroso y no sé qué.

    Vaya, se había ido por las ramas. Sobre el final había fruncido el ceño, molesta con su padre al recordar los sermones, pero de repente recordó las demás preguntas de Jack y casi dio un respingo.

    —¡Ah! Las cosas extrañas, sí. ¿Cosas extrañas...? —Frunció los labios, pensativa. ¿Había rarezas en el bosque? No las recordaba—. No que yo sepa, quizá puedas preguntarle a... ¡Ah! ¿De dónde lo sacaste?

    Su foco de atención había virado radicalmente al ver el muñeco que Jack extrajo de su bolsillo. Se inclinó hacia adelante, arrodillándose en el césped y estirando el brazo para tomar el objeto. Su movimiento había sido tan brusco y repentino que el pobre Kaijū se cayó sobre su lomo y se fue, entre ofendido y asustado. Kiki observó el muñeco como si estuviera viendo un fantasma, y justo al abrir la boca su mirada se desvió más allá de Jack. El muchacho escuchó pasos tras su espalda y, al girarse, se encontró con un hombre adulto. Tendría unos cuarenta años, el cabello aclarado por el sol y la piel ya bastante curtida. Llevaba lo que a Jack le parecía ropa japonesa, aunque no se correspondía a la tradicional que él solía ver. Tenía unos pantaloncillos holgados que se ceñían a mitad de sus canillas, sandalias rústicas y una especie de chaqueta amplia, cerrada. Lo que captó su atención, en todo caso, fue lo que el hombre traía en la mano: su bastón.

    —¡Pa! —Kiki lo llamó con alegría y agitó el muñeco en dirección al hombre, ansiosa—. ¡Mira lo que encontró Jack-kun!

    La pronunciación de su nombre había sonado tan errónea como adorable. El hombre se detuvo junto a ellos, suspirando, y se apoyó en el bastón; lucía cansado. Al detenerse en el peluche, sus ojos se abrieron grandes y miró a Jack un instante antes de regresar al objeto.

    —Tantos años... No imagino la alegría que tendrá Ono-san al saber la noticia.

    —¿Puedo llevárselo? —preguntó Kiki, llena de entusiasmo, pero su padre frunció el ceño.

    —Falta poco para que anochezca.

    —¡Prometo ser rápida! ¡Un relámpago!

    Jack los vio batirse en un duelo de miradas hasta que el hombre suspiró y le extendió el muñeco de regreso a su hija, resignado.

    —Te quiero de vuelta como mucho en una hora.

    —¡Sí, señor! —Se incorporó de un brinco y soltó una risa muy alegre—. ¡Kiki Servicios a Domicilio siempre cumple!

    ¿Y eso? ¿Tenía una franquicia propia? Qué niña tan enérgica. Se despidió velozmente de ambos y desapareció, sus geta castañeteando al ritmo apresurado que llevaba. Cuando el silencio volvió a reinar, Jack oyó al hombre suspirar de nuevas cuentas y lo vio extenderle una mano.

    —¿Esto es tuyo? Lo encontré en el Bosque Tres cuando volvía —inquirió, moviendo levemente el bastón—. ¿Dónde encontraste el pequeño kodama? Llevaba años, si no décadas desaparecido.

    >> Preguntar por el muñeco.
    >> Preguntar por Ono-san.

    >> Preguntarle también al hombre por los sucesos extraños.
    >> Pedir de visitar la tienda.
    >> Pedir indicaciones e irse.
     
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    [Bosque #1]

    Vaya, ¿así se sentía la gente cuando hablaba conmigo? La niña estaba repleta de energía, y no paraba de hablar. Un segundo, yo la estaba pasando genial. No, así seguramente no se sentía el normal de la gente conversando conmigo. Como fuera, aproveché el momento para descansar mientras la chica continuaba con su verborragia. Alcé un poco las cejas en un momento. ¿Así que en el Bosque 4 había muchos gatos? Era bueno saberlo. No pensaba ir por allí. Ya la presencia del gato viejo me estaba haciendo picar la nariz. No quería imaginar lo que sería toda una casa llena de llos. No lo quería imaginar porque ya lo había vivido.

    La pequeña se interrumpió en cuanto saqué al muñeco de mi bolsillo. Al parecer, lo reconocía. Básicamente me lo arrebató de las manos, mandando al pobre gato al suelo, que prontamente se fue ofendido. Kiki se quedó mirando el muñeco con atención, parecía hasta asustada, y cuando iba a hablar, miró por encima de mi hombro. No voy a mentir, temí lo peor. Al escuchar pasos estuve a punto de salir corriendo, cargando con el gato y la niña de ser necesario, y en cuanto me giré, listo para ver a que espectro o demonio iba a enfrentarme, me encontré simplemente con un hombre de cuarenta años, más o menos, vestido de manera simple, a la usanza que había visto a la gente grande vestirse aquí. Lo que más me llamó la atención fue que traía en sus manos mi bastón.

    Por la reacción de Kiki, parecía que era su padre. Eso, y que había exclamado "Pa". A la niña le costó pronunciar mi nombre, lo cual era en cierta manera entendible si teníamos en cuenta que yo había destrozado el nombre de su gato antes. Y había hecho lo mismo con cualquier otro nombre japonés que conocía. El hombre parecía cansado, pero en cuanto posó su mirada en el muñeco, y sus ojos expresaron bastante sorpresa. ¿Ono-san? Bueno, al menos ese era fácil de pronunciar.

    Fue espectador de un tira y afloja entre padre e hija, y al final, como era usual, la hija ganó. Su padre le dio el muñeco, y Kiki se fue, con la promesa de volver en una hora. ¿Ono-san era uno de los viejos que la pequeña había mencionado anteriormente? Salí de mis cavilaciones en cuanto noté como el señor me estaba extendiendo la mano con el bastón. Lo tomé y agradecí con un asentimiento de cabeza. Me quedé un segundo sentado, luego recordé que estaba en Japón y ante la presencia de alguien mayor, así que hice un esfuerzo y me paré. Al menos, tenía el bastón para aguantar mi peso.

    — Muchas gracias por encontrar mi bastón. La verdad, volver al campamento sin esto hubiera sido un suplicio. Eh, señor... —dije, mientras me rascaba la nuca, dándome cuenta ahora de que no tenía idea de su nombre.— Oh, en cuanto al muñeco, estaba justamente donde debió haber estado mi bastón. ¿Qué es, en sí? O sea, parecía un simple muñeco casero, pero al parecer, tiene algo de importancia. Aparte de que estaba escrito.
     
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  13.  
    Amane

    Amane Equipo administrativo Comentarista destacado fifteen k. gakkouer

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    [Estatua de Jizo]

    Suponía que podía considerarse una suerte que aquel ridículo lo estuviese haciendo yo, que dentro de lo que cabía me daba bastante igual, y no alguien a quien pudiese haberle afectado mucho más; y es que sí, no creía que hubiese mejor manera de definir la situación en la que me encontraba como aquella: estaba haciendo el más absoluto ridículo. Por un segundo sopesé la idea de que todo aquello fuese una cámara oculta, porque realmente parecía que la piedra estaba riéndose de mí en nuestra cara, pero al segundo asumí que simplemente estaba teniendo demasiada mala suerte.

    Suspiré, revolviéndome el cabello con una mano para intentar acomodarlo de nuevo en su sitio mientras salía del agua, y en ese mismo instante fue que escuché la voz de Joey apareciendo dónde estábamos. A pesar de intentar disimularlo, era obvio que estaba muriéndose de risa por dentro, y honestamente, no podía culparlo ni un poquito por ello; así pues, acabé por encogerme de hombros sin más, con una ligera sonrisa de circunstancias en los labios.

    —Sí, hacía mucho calor —fue todo lo que dije.

    El señor mayor apareció en ese mismo instante también, explicándonos que aquella piedra ya tenía su fama por ser intocable, y no necesité mucho más para consolarme a mí mismo pensando que esa debía ser la única razón por la que no lo habíamos conseguido y no por ser unos torpes. Sea como fuere, acabamos recogiendo las piedras que sí habíamos conseguido recolectar y nos dirigimos de nuevo hacia la zona del santuario para construir las torres; cada uno escogió el sitio que consideraba más oportuno y, después de un rato, terminamos con la tarea.

    >>Muchas gracias por todo, señor —dije con tono suave, haciendo una breve reverencia, y le sonreí con aire tranquilo antes de intercalar un par de miradas entre los otros dos—. No sé vosotros, pero yo creo que necesito algo de sol para secarme o voy a acabar resfriándome...
     
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    Gigi Blanche

    Gigi Blanche Equipo administrativo Game Master

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    [Bosque 1]

    El hombre aguardó a que Jack se incorporara y esbozó una pequeña sonrisa cuando el muchacho le agradeció. Luego alzó levemente las cejas, notando que tenía intenciones de preguntarle algo, y sin emitir palabra se dio la vuelta para ingresar a la casa. Con la puerta abierta, medio giró el rostro y buscó sus ojos.

    —Ven, hijo. Tengo cosas que hacer.

    El interior de la construcción recordaba a una cabaña rural. Los pisos, el techo, los muebles y revestimientos estaban hechos en madera. Jack, sin embargo, notó una particularidad al instante. Las paredes estaban inundadas en colores. Flores, hojas y más diseños aparentemente azarosos habían sido pintados por doquier, en una gama de tonos bastante variopinta. La intervención artística denotaba unos cuantos años de antigüedad, y quizá fuera eso lo que le brindaba un aspecto tan nostálgico y hogareño. Pese al tiempo y las imperfecciones, era un lugar realmente cálido.

    El hombre avanzó hasta un mostrador, sobre el cual dejó su sombrero y se agachó, abriendo la vitrina. Jack recordó que la niña había hablado de una "tienda" al denotar la gran variedad de muñecos en exposición. Las paredes habían absorbido su atención pero, ahora que se fijaba, aquella habitación realmente sólo parecía tener objetos a la venta; y debajo del mostrador, sobre una de las repisas de cristal, había una hilera de muñequitos blancos muy parecidos al que había encontrado en el bosque.

    —El muñeco que encontraste es una ofrenda —explicó el hombre, mientras agarraba cosas, las movía, buscaba otras y, bueno, básicamente trabajaba—. Un buen día desapareció y nadie entendió nunca lo que había ocurrido. Ayudamos a Ono-san a buscarlo en las inmediaciones o el anciano acabaría doblándose la espalda, pero fue inútil. —Suspiró, deteniéndose, y miró a Jack, frunciendo el ceño—. Lo que llevaba escrito en la espalda, ¿no lo entendiste? Se lee kodama, significa 'espíritu del bosque'. Algunos ancianos, de hecho, los más supersticiosos, dicen que fueron los kodama del bosque quienes robaron el muñeco. Teorías hay como estrellas en el cielo, desde luego. Con algo tienen que divertirse.

    El hombre se oía algo hosco, pero no parecía estar enfadado ni mucho menos. Soltó otro suspiro y recargó las palmas sobre el mostrador, relajando el semblante.

    —Honestamente, dudo que alguna vez haya dejado de buscarlo. Esto... es una gran noticia, desde luego. —Buscó los ojos de Jack y esbozó una sonrisa honesta—. Gracias, hijo. No tengo idea cómo rayos lo encontraste sin siquiera conocer el bosque, quizás así tenía que ser. En cualquier caso, te lo agradezco. El anciano hoy por fin dormirá con la paz que seguramente echó en falta todos estos años.

    Jack sintió un leve escalofrío recorrerle la espalda, aunque no supo definir si fue inquietante o no. ¿Cómo había encontrado el muñeco? La respuesta rápida era 'casualidad', por supuesto, pero si lo pensaba con detenimiento... ¿acaso no había llegado al kodama siguiendo el rastro de risas, voces y ruidos extraños? ¿Existía la posibilidad de que alguien, o algo, lo hubiera guiado hasta el muñeco?

    —En fin, se hace tarde y no puedo acompañarte. Me quedaría más tranquilo si ya regresas al campamento. —De una pila sobre el mostrador sacó un mapa, el cual desdobló y garabateó para extendérselo a Jack—. Te marqué el camino de regreso, si doblas aquí a la derecha encontrarás enseguida el camino principal. Y evita el Bosque Tres, hijo, es demasiado denso.


    pa los curiosos(??), usé esta imagen de referencia para la tienda. Its so cute i may cry

    [Estatua de Jizō]

    El anciano, tal y como había dicho, aguardó junto al santuario prácticamente inmóvil, observando con una pequeña sonrisa en su rostro el progreso de los chicos. Joey y Bleke parecían haber tenido menos dificultades apilando sus piedras, pero en definitiva los tres lo lograron. Las torres se camuflaron entre las demás de tal forma que, una vez todos se reunieron frente a la estatua, con la diferencia de ángulo y distancia les costó un poco distinguirlas.

    El anciano les sonrió.

    —Mientras más torres haya, más probabilidades hay de que los yōkai fallen y no derriben las que hicieron los niños. Al final todo se reduce a un juego de resistencia e ilusiones. —Le echó un vistazo a Jizō antes de regresar al grupo—. Gracias, jóvenes. Han hecho un trabajo noble.

    —Fue un placer —respondió Joey, inclinando la cabeza unos pocos segundos.

    —Señor... —murmuró Bleke, ligeramente dubitativa, luego de que Kenneth interviniera y les propusiera buscar algo de sol—. No nos ha dicho su nombre.

    El anciano alzó las cejas y rió, fue un sonido dulce y desgastado, hizo eco entre los árboles y Bleke, por alguna razón, pensó en el término. Kodama, se le llamaba al fenómeno.

    —Dioses, qué descuido el mío. Mi nombre es Ono Tomoki, jovencita. ¿Cuál es el tuyo?

    —Middel Bleke. —Se inclinó—. Gracias por su tiempo y las historias que nos contó, Ono-san.

    —No estoy seguro de poder pronunciar eso, me disculparás si no lo intento. Un viejo como yo debe conservar su dignidad de algún modo. —Volvió a reírse, suspirando, y se detuvo en lo alto de las escalinatas para despedir a los chicos—. Diviértanse, jóvenes, y disfruten el campamento. Si mantienen el corazón abierto, el bosque les dará la bienvenida.


    Doy por cerrados los mini arcos, así pueden ir regresando a la zona de acampada <3
     
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  15.  
    Gigi Blanche

    Gigi Blanche Equipo administrativo Game Master

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    Apenas se adentraron en los bosques, notaron cómo la luz parecía haber sido engullida de un bocado por la densidad de los árboles. Cada equipo había sido guiado en una dirección diferente, de modo que sólo sus propios sonidos y los de la naturaleza los acompañaban. Los profesores designados no hablaban, siquiera los miraban, iban caminando al frente casi como si fueran... autómatas. Daba igual las preguntas que les hicieran, no responderían a ninguna. El ambiente, así, comenzó a sentirse extraño desde el primer momento.

    Transcurrido un rato, se detuvieron en una ubicación determinada. Cerca del lago, rodeados por la vegetación o justo sobre un camino. Los profesores se detuvieron, voltearon hacia ustedes y, monocordes, musitaron:

    —Esperen aquí.

    Y sin mediar más palabras, desaparecieron entre el follaje. Se quedaron solos unos cuantos minutos, que para algunos se sentirían más o menos largos. Probaran la frecuencia que probaran, nadie respondía del otro lado. El sol se seguía ocultando mientras aguardaban en medio de aquella inmensidad hasta que, de repente, apareció un niño. Llevaba ropas tradicionales (aunque lucían antiguas) y una máscara de kitsune sobre el rostro.

    —¿Van a ayudarme? —les preguntó, su voz se oía algo temerosa—. Están... están aquí para eso, ¿no?

    El niño se sobresaltó de improviso y se encogió sobre sí mismo, desviando la mirada rápidamente hacia un costado. Ninguno de ustedes, sin embargo, había oído ni visto nada extraño.

    —He intentado... he intentado encontrarlos, pero siempre están jugando conmigo. Los esconden, los cambian de lugar, se ríen de mí. —Por la forma en la que hablaba parecía a punto de llorar. Lentamente pudo relajar el cuerpo y volvió el rostro hacia ustedes, afirmando su voz—. ¿Van a ayudarme?


    El punto de inicio de la trama es el mismo para todos, por eso no hice distinciones entre grupos. Lógicamente pueden deducir que hay cuatro niños diferentes, uno para cada grupo, pero todos se han comportado igual. A partir de ahora, conforme roleen, las tramas de los grupos sí se bifurcarán.

    Pueden hacerle una pregunta por grupo al niño y daremos inicio a la prueba de valor. De momento, les dejaré aquí adjunto el mapa que tienen en la mochila y sus respectivas ubicaciones:

    Mapa tablero noche.jpg

    Punto de partida:

    • Grupo 1: Casilla F4
    • Grupo 2: Casilla H1
    • Grupo 3: Casilla H5
    • Grupo 4: Casilla F6

    Aclaro que toda la prueba de valor se roleará en este tema, en los Bosques de Totoro, incluso si están en casillas que corresponderían al Lago. A su vez, tienen permitido rolear en el Lago con personajes que no participen de la prueba de valor, pero sólo podrán hacerlo en la Zona de acampada.

    Recuerden que en los Registros estudiantiles pueden consultar información pertinente. Como GM voy a priorizar el ritmo de respuesta, así que iré avanzando con la trama a medida que posteen para ello (en vez de esperar a que todos los miembros del grupo se pronuncien, i mean). Por ahora eso es todo.

    Amane Zireael Etihw quem Reual Nathan Onyrian Bruno TDF Ikoma-kun
     
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  16.  
    Zireael

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    [Inicio] F6 - Grupo 4

    La sonrisa que me dedicó el chico dejó claro que agradecía que lo hubiese librado de tener que meterse entre los otros dos, que era lo que iba a terminar haciendo o eso sentí, cosa que no podía salir bien para él viendo a estos dos. Entre los dos no hacían un ciudadano respetable de la sociedad, comenzaba a confirmarlo, así que lo mejor sería dejarlos ser y más tarde, ni idea, seguir las órdenes de Altan.

    Lo de siempre, vamos.

    Seguí los movimientos de Hubert un poco sin querer, la forma en que se rascó la mejilla y cómo se enfocó en mí inmediatamente después. Si era de zambullirse entre libros se entendía que fuese un poco ansioso, la verdad, y yo no era árbol al que arrimarse en ese sentido pero podía disimularlo para evitarle el mal trago Makris-Sonnen. Bajo esa lógica asentí con la cabeza, como diciéndole que entendía y cuando volví a sonreírle el gesto me entrecerró los ojos.

    —Es un buen comienzo —añadí para reconocerle el esfuerzo de venir al campamento y repasé las caras de segundo que conocía para darle nombres—. Anna, Emily, Shiori y... ¿Creo que ahí paro de contar? Son buenas chicas las tres, si las conoces seguro te caen bien.

    Con la que hablaba más era con Anna, si éramos honestos, pero Em me caía bien y Shiori venía con el paquete de haber conocido a su hermano mayor hace años, así que yo decía que valía. Además había hablado en plural, porque era consciente de que Altan tenía más o menos el mismo contacto con esas tres que yo por obvias razones.

    Escuché la petición de Altan a Makris, la negativa de ella y el cuerpo se me tensó de inmediato. El otro bufó de forma audible, pero dejó el grupo para acercarse a la profesora y me imaginé que se había aguantado las ganas de decirle a Makris que si no iba a seguir órdenes entonces para qué proponía líderes. Regresó no mucho después, nos dio un a linterna a cada uno y los profesores no tardaron en llamarnos. Cuando Altan se puso en marcha estiré la mano hacia Hubert para darle un toquecito en el hombro, animándolo a caminar conmigo.

    —Vamos. No queremos alterar la paciencia de Su Majestad —le dije en un murmuro, medio en broma medio en serio.

    Al entrar al bosque la vegetación se tragó la luz, nos mandaron a todos por un lado diferente y yo me mantuve un par de pasos detrás de Altan, pero no demasiado lejos de Mattsson, como una suerte de división y conexión a la vez. El resto sucedió como uno anticiparía si consumía suficientes películas de terror, supuse, el autómata designado desapareció.

    Pasados unos minutos Sonnen probó las secuencias en el walkie, sin éxito, y se permitió una risa bastante sin gracia. Acto seguido sacó el mapa, lo extendió en mi dirección señalando un punto y asentí con la cabeza, confirmándole que estábamos allí. Le hizo una marca a la zona con un bolígrafo que luego zambulló en el bolsillo y estaba por decir algo cuando el niño apareció, haciéndolo separar los ojos del mapa.

    Lo que dijo no tenía sentido, quería decir, faltaban muchas piezas y que tuviera máscara no ayudaba en nada. La ropa que llevaba era tradicional, antigua, y me desinflé los pulmones con cierta resignación al asumir que nos estaban metiendo a la boca del lobo. En su defecto, Altan me hizo una seña y yo me acerqué al chico, lo observé a una distancia prudencial para ver si tenía heridas visibles o lo que fuese, pero no dije nada aunque me agaché a su altura.

    Noté el sobresalto, su mirada se desvió hacia un costado pero nada me había llamado la atención en el trayecto y a Sonnen tampoco, que tenía los sentidos terriblemente afilados. No supe muy bien cómo proceder y Altan se cruzó de brazos, esperando que yo lograra calmar al niño o que su distancia bastara para no intimidarlo al menos.

    —Lo resolveremos juntos, supongo —concedí, tranquilo, pero le seguí dando vueltas a lo que nos había dicho.

    ¿De qué hablaba? Suponía que deberíamos preguntarle.


    quem Bruno TDF Ikoma-kun los etiqueto porque es más fácil que quotear desde el otro tema

    Bru, te dejé el post abierto como dije para que tú veas cómo te acomodas uwu quem, redacté tomando en cuenta la negativa de Adara. Perdón que me quedara medio largo

    Sorry por el relleno también-
     
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  17.  
    Gigi Blanche

    Gigi Blanche Equipo administrativo Game Master

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    [H1] Grupo 2

    Jack rechazó el flamante puesto de líder, aunque lo que se robó toda mi atención fueron las razones que dio para ello. Moderé a consciencia la mezcla de incredulidad y ternura que quiso alcanzarme el rostro, porque ¿no era como muy grandote para admitir tan tranquilo que se asustaba con facilidad? Era un estereotipo y lo sabía, obvio, pero no lo volvía por ello menos adorable. De la forma que fuera, suspiré con cierto tinte de dramatismo y Maze se acercó a Jack, proponiéndome que yo fuera la líder. Paseé la vista entre los demás y me encogí de hombros. No lo había pretendido, pero una chispita de alegría y ¿satisfacción personal? se me revolvió en el cuerpo.

    —Ah, nada que hacerle~ —bromeé.

    Poco después, Yoshida-sensei convocó a los líderes y allá fui. Tuve que tragarme otra risa al reconocer a Al entre el grupo y me pregunté qué clase de secuencia podía haberse desarrollado para que la criatura acabara asumiendo el papel. Nos dieron las cosas, las explicaciones pertinentes y, antes de regresar a mi grupo, me acerqué al muchacho para darle una palmadita en el hombro.

    —Suerte, capitán~

    Un par de minutos más tarde nos llamaron por fin y seguimos a uno de los profesores hacia el... bueno, me parecía que era el Bosque Cinco. Aproveché el camino para repartir las linternas entre todos y también pregunté si alguien quería hacerse cargo del mapa. De repente nos detuvimos y, tras indicarnos que esperáramos, el profesor desapareció. Fruncí el ceño, acercándome al hueco por el cual se había ido, y le resté importancia. La atmósfera era silenciosa y algo oscura, pero personalmente no me molestaba. Tampoco me daba miedo con cuatro personas más ahí.

    —Pues nada, a esperar.

    Me entretuve haciendo preguntas de rutina a los demás miembros del grupo, sentada sobre una piedra. La aparición del niño me pilló bastante desprevenida y me incorporé pasados algunos segundos. Era bastante pequeño y llevaba una máscara, también se oía asustado. Era parte de la prueba, ¿no? ¿Tenían... actores pagados o algo así? ¿Y eran críos? Qué cosa más extraña.

    Cuando supuse que no seguiría hablando, solté el aire por la nariz y volví la mirada a mis compañeros. Suponía que ahora tocaba... dialogar con el niño, ¿cierto?


    más relleno porque tenía ganas de postear con Annita pero, obviamente, no voy a ser quien decida la pregunta JAJAJA

    Reual Nathan Onyrian quem Zireael pa que sepan que ya los traje nomás
     
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    Ikoma-kun

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    Clementine Crimson

    F6- Grupo 4

    Todos empezaron a discutir sobre quién llevaría la batuta en la dichosa prueba de valor, por mi parte preferí actualizar mi estado y preparar la cámara digital para captar cualquier foto digna de páginas de foros esotéricos, lástima que Misato no estuviera cerca, hubiera sido divertido escucharla aterrada por recorrer un lugar de tinte sobrenatural...pero mejor no presionarla, no es algo que una buena amiga haga solo por fastidiar, si quería estar con Ayame y Clevert perfecto.

    Seguí al grupo en silencio mientras los estudiaba co una sonrisa en los labios, esperaba tener oportunidad de tomar fotos dignas de aquella película:La bruja de Blair.

    Todos fuimos guiados por un profesor hasta la entrada del bosque, durante todo el trayecto no pronunció ni una sílaba, supuse que era para ayudar en la atmósfera.

    En un momento dado nuestro guía nos dejó para desaparecer entre el bosque que ya estaba consumido por la oscuridad.

    —Ok...—mis orbes carmesí buscaban algo fuera de lugar—tal vez ahora vengan eso que llaman yurei o...

    Pero antes de continuar una vocecilla irrumpió en nuestro sitio, se trataba de un niño con una máscara de zorro que no paraba de lamentarse de una forma muy extraña, sus ropas eran algo antiguas y eran tradicionales.

    Entonces un recuerdo rayo mi mente, fue cuando invite a Misato y a Ayame a mi residencia, entre nuestras conversaciones surgio algo sobre un sueño de Misato dónde una niña con máscara de zorro le advertía sobre Kitsunebi o algo así era...lo cual provocaría "ir a un lugar no deseado".

    — Claro pequeño, emm...solo di que es eso que buscas y puede que resulte de ayuda—intervine mientras buscaba algo raro como una llamarada o algo más, redirigi mi vista al resto del grupo en busca de algo para agregar, esperaba que estuvieran tranquilos de momento.
     
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    Bruno TDF

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    [Inicio] F6 - Grupo 4


    Anna, Shiori y Emily. Eran tres estudiantes de segundo año que Cayden afirmaba conocer y daba por hecho que podríamos llevarnos bien, ya que eran buenas chicas. Saberlo me tranquilizaba, puesto que facilitaría mi acercamiento a la gente: tener un conocido en común siempre era un buen nexo para iniciar conversaciones más amenas. Además, iba a contar con la anécdota de esta prueba de valor, seguramente se interesarían saber cómo le fue a Cayden.

    Me encontraba repasando estas posibilidades cuando el silbato volvió a irrumpir en el aire y Altan, en su calidad de líder, fue convocado para recibir los elementos que necesitaríamos para la prueba. No sin antes hacer otro intercambio de significados velados con Adara, ante lo cual sonreí algo nervioso mientras lo veía marcharse. Al regresar el líder, recibí en mis manos una linterna… En ese momento fui consciente de que el sol comenzaba a caer, dando lugar a sombras que se acercaban a nosotros como garras afiladas. Pero en medio de esas zarpas negras vi la mano de Cayden, que me alentaba a acompañarle. Sonreí ante la broma de “Su Majestad” y me mantuve cerca de él cuando el bosque nos engulló.

    ***

    El profesor que nos acompañaba desapareció entre la vegetación y no volvió a hacer acto de presencia pese a los diversos intentos por contactarlo. Altan intentó dar con él a través de su pequeña radio, pero de ella sólo emanaban sonidos blancos, lúgubres interferencias. Suspiré ante tal evento, cayendo en cuenta de que la prueba empezó antes de lo que creía. Aunque tampoco me sorprendía, supuse que era lo lógico tratar de tomar desprevenidos a los que habíamos decidido probar nuestro valor. Pero yo ya estaba algo inquieto.

    Entonces apareció el niño.

    Lo más llamativo para mí fue su máscara de zorro, así como sus ropas tradicionales. Había leído lo suficiente como para advertir que esas ropas eran muy antiguas, como si no pertenecieran a esta época. El pequeño se notaba nervioso, asustado. Verlo en un estado semejante hizo que olvidara mi propia inquietud, pues sentí que necesitaba ayuda con algo… Lo que me llevó a recordar que estábamos en una prueba y que esto tal vez fuera una actuación muy bien montada. Así las cosas, me limité a escuchar con calma lo que decía, intentando usar mi lógica para llenar los huecos vacíos en su relato. Pero la lógica tampoco iba a servir en este lugar, había bastantes interrogantes al aire.

    Además, parecía sobresaltarse por algo que no podíamos ver.

    Clementine, una de nuestras compañeras de grupo, fue la primera en dirigirse al niño. Yo en cambio le hice un gesto a mis compañeros de grupo para que se acercaran. Tenía una expresión seria en el rostro.

    —Este niño pasa por una urgencia y no creo que se pare a despejar todas nuestras dudas. Calculo que, como mucho, nos responderá una sola pregunta —dije por lo bajo, mirándolos—. Tengo unas preguntas para sugerir y creo que Altan, como líder, debe ser quien opte por la que considere más adecuada. Quien tenga otra pregunta, también puede proponerla.

    >>La primera pregunta es la que hizo Clementine: ¿Qué es lo que está buscando?

    >>Podemos preguntarle quién es y de dónde viene. Supongo que contaría como una sola pregunta.

    >>¿Qué problema está teniendo? Aquel en el que debemos ayudarlo.

    >>Por último, podemos preguntar si algo lo está persiguiendo. Creo que todos vimos cómo se sobresaltó.




     
    Última edición: 4 Junio 2023
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    [H5 | Grupo #3]

    Tal y como me había imaginado que terminaría siendo, acabé en un grupo de lo más variopinto; los alumnos del Sakura no dejaban de sorprenderme con cada día que pasaba. Reconocí a Alisha, de la que justamente me había despedido apenas unos minutos atrás, y también al chico moreno del almuerzo, Kakeru, en cuanto se acercó a nosotros. Cuando Jezebel, una de las dos chicas que faltaban de nuestro grupo, también se nos unión, me acordé de que ella había sido una de las primeras personas que conocí en la Academia, y le devolví el saludo con una pequeña cuota de emoción ante ese mismo recuerdo. La única que quedaba, pues, sí que me era desconocida, pero apenas hicieron falta un par de minutos para definir la clase de personalidad que tenía.

    Alisha se ofreció como líder, decisión a la que nadie pareció querer estar en contra, o al menos en primera instancia. Inmediatamente después de que lo dijese, y cuando era obvio que estaba a punto de irse donde los profesores a recoger lo que correspondía, la otra muchacha se interpuso en su camino para pedirle ser la... ¿co-capitana? Qué adorable. Deslicé la vista hacia la expresión de la rubia, viendo como alzaba una ceja en mezcla de... incredulidad, quizás, con algo de diversión, y al final la vi desistir con una especie de suspiro, encogiéndose de hombros como toda respuesta. La chica finalmente se fue, volviendo después de un rato con una mochila en sus brazos, y empezó a repartirnos las cosas sin ninguna clase de aviso previo.

    Let's see... lintern for you, you, you and you. Y tú, co-capitana, te vas a encargar del mapa y la brújula, ¿vale? ¡Muy bien! Let's go, then!

    Y así, tras compartir una mirada de ánimo con todos mis compañeros, nos introdujimos en el bosque, siguiendo los pasos del profesor de turno. El ambiente se había vuelto repentinamente algo pesado, tenso, y el hecho de que el profesor no estuviese formando palabra alguna tampoco ayudaba mucho con el asunto. No le di mucha importancia, suponía que esa era la intención de toda aquella 'prueba de valor', y después de un buen rato caminando, el docente nos dejó solos en medio del bosque. No pasó mucho más tiempo hasta que una nueva presencia hizo acto de aparición ante nosotros, en aquella ocasión era un niño, y no pude evitar alzar las cejas con cierta sorpresa por ese detalle. El chiquillo parecía asustado de algo que nosotros no podíamos ver, pero una vez más, suponía que aquel era el objetivo de todo aquel asunto, así que cuando terminó de hablar, compartí una nueva mirada con el resto del equipo antes de agacharme ligeramente para estar a la altura del niño.

    —Claro que te vamos a ayudar, no te preocupes —aseguré de primeras, con voz suave y tranquilizadora—. ¿Qué es lo que has estado intentando encontrar pero siempre esconden?

    Suponía que era eso con lo que necesitaba ayuda, ¿no?

    Bruno TDF Zireael y Belu, que ya te cité, heyo uwu he dicho esto por decir, pero si queréis hacer cualquier otra pregunta pues nomás me decís y edito or whatever

    Alethea 2.png

    [F4 | Grupo #1]

    No tenía ni la más mínima idea de las posibles relaciones que mis compañeros de grupo podrían tener, así como tampoco fui plenamente consciente de la tensión que los tres ya presentes parecían haber compartido hasta mi aparición; quizás así fuese mejor, ¿no? La ignorancia es felicidad, o algo así. Sea como fuere, habiendo notado de antemano cualquier cosa extraña o no, mi personalidad hacía que prefiriese centrarme en la tarea que nos atenía por encima de cualquier otra cosa, y como tal, centré mi atención en la muchacha pelirroja, que fue quien respondió a las preguntas que había hecho.

    —No tengo especial interés en serlo, pero si nadie más se ofrece, puedo encargarme de ello sin problema —le contesté al respecto de ser líder, dedicándole una sonrisa suave pero sincera, y no mucho después mi atención se vio atraída por Arata, que se acercó a nuestra posición—. Sí, soy yo. No sé si lo de Ri contaría como presentación oficial, pero en cualquier caso, encantada de conocerte... Shimizu, ¿verdad? Nunca me dijo tu apellido.

    El asunto de la líder seguía en el aire, pero cuando la otra muchacha finalmente se nos unió al grupo, los discutimos hasta que el debate terminó con Sasha aceptando el puesto. Se alejó para recoger algunas cosas de los profesores y yo aproveché el momento para presentarme adecuadamente con la rubia, además de también saludar mejor a Joey en el proceso. La chica volvió no mucho después y, también un par de minutos más tarde, un profesor nos empezó a guiar por el interior del bosque. No me consideraba una persona asustadiza, pero mis expectativas habían crecido con aquella prueba después de escuchar los comentarios de los profesores y algunos alumnos.

    Nuestro guía se fue, indicando que nos quedásemos en el lugar, y al rato, la figura de un niño pequeño se materializó frente a nosotros. El pobre parecía algo asustado, tanto que me hizo preguntarme si de verdad aquella prueba iba a ser demasiado para corazones sensibles, y acabé por compartir una mirada cautelosa con el resto en cuanto terminó de hablar.

    >>¿Deberíamos preguntarle algo al respecto, quizás? —cuestioné, en voz baja.

    Etihw, que a los demás los etiqueté antes uwu no quiero acaparar lo de las preguntas, so si alguna otra quiere hacerlo go ahead, y si no, me decís y añado yo alguna sin problema.
     
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