Reino de Ogunros...

—Y-yo no estoy...

Se sonrojo aún más ante aquello. Se había dado cuenta y eso le descolocó totalmente. Desvió la mirada, podía ser sincero, era su momento.

—No deberías estar hablando conmigo... se supone que tienes que ser la líder, hacer que todos te respeten.

Habló con voz baja, lo que menos quería era que los demás le escucharán. No le importaba lo que pensarán de él, no los conocía y esperaba no tener que verlos nunca más después de que todo terminara, pero si que le importaba en como afectaban sus actitudes hacia Leonor. Estaba en un punto donde solo le importaba volver a casa y ayudar a la rubia lo más que pudiera en el proceso.

—S-si no, de nada sirvió el hacer que me golpearas...

Y ese fue su vago y estúpido intento de disculparse. Pero también lo debía admitir, era la forma en la que podía ignorar la primer pregunta y la forma en como Leonor le picaba para molestar. Espero la respuesta de la chica mientras miraba su plato; no le habían dado cubiertos y no los esperaba, pero se sentía un salvaje si comía con las manos sucias.

 

Sonreí cada vez que lo veía más y más nervioso, no podía aguantarme las ganas de reír, la risa suave salió sola otra vez... pero si que logró hacerme mirar su expresión con hastío. "Ni diviriis istir hiblindi cinmigui", todo el mundo opinaba igual, pero era la jefa y nadie debería detener lo que creía correcto.

Que mencionara lo del golpe solo me amargó más y mi respuesta fue inmediata, ni la procesé antes de soltar lo que dije.

—Yo no quería golpearte, pero tenías una cara de querer sufrir, que no quería dejarte sin reales motivos para llorar, ¿Me comprendes? —monocorde y sin alzar la voz, pero era claro que estaba enojada...— Jum —solté a labios cerrados soltando el aire por la nariz—. De por sí todos acá me juzgan por traerte, ¿Y tú también lo haces? ¡Vaya que hay que ser descarados! El mismísimo jefe me coloca a cargo y todos no hacen más que dudar de mí, ¡Hasta mi rehén me lleva la contraria!— Mi voz sin querer había subido de volumen, en un momento ni siquiera miré a Mitchell, hasta terminé cerrando los ojos...

Suspiré... Agarré el pescado de la cola y le de sus buenas mascadas sin pasarme una espina de paso. Tragué.

—Te tienes el autoestima por el suelo, Mitchell, pero dudo que la gente de Ogunros quiera olvidarte sin más— Fruncí el ceño, mirándolo—, piensa que te has extraviado, ¿No crees que tus hermanas harían lo imposible por encontrarte...?

Miré a la gente a lo lejos... miré el cielo estrellado, seria, bebí un poco de sopa... Le sonreí a Mitchell, una sonrisa tranquila y confiada.

>>¿Comprendes por qué no te puedo dejar ir?

 

—Yo no quería llevarte la contraria... ¡Solo quería ayudarte!

Le dijo mientras trataba de sostenerle la mirada, pero los ojos de Leonor irradiaban un fuego y una fuerza que Mitchell no podía contra estos, se sentía derretir si continuaba mirándolos, como si intentará mirar directamente al Sol. Volvió a desviar la mirada hacia su plato. Tenía tanta hambre que, con manos temblorosas, tomo el pequeño pescado en su caldo.

No podía evitar pensar en las mil y un enfermedades que le daría por comer con las manos tan sucias.

—No, eres tu la que no comprende... nadie me estará buscando. Quienes me quieren no tienen ni el poder ni el dinero y mis hermanas... lo más probable es que me hayan dado por muerto. No soy una persona popular entre la aristocracia. Si no te puedo ser útil como rehén ¿Para qué puedo servirte, Leonor?

 

Chasquee la lengua cuando dijo que quería ayudarme, casi que ruedo los ojos, porque sentía que en vez de demostrar algo me dejé en ridículo delante de la gente que debía comandar. Y si esa gente me veía ridícula, ¿Cómo esperaba que confiaran en mí luego? Cuando me dijo que no entendía lo miré con una seriedad firme, hablé claro y monocorde, dura, agresiva, pero sin ganas de querer montarme un real escándalo.

—¿Crees que no entiendo qué es tener un hermano perdido? —solté sin tapujos, me callé para terminar de escuchar lo que tenía que decir para mí...

Me acerqué, examiné su cuerpo con movimientos oculares veloces, exhalé suave por la nariz sin perder seriedad meditando mi futuro accionar. Me acuclillé frente a él, lo agarré de esa camisa pija que tenía y casi provoco que nuestras narices se crucen.

—Con tu vida, Mitchell —dije sin más, algo confidente, pero de todas formas monocorde. Lo solté sin más y lo miré casi que con desprecio una ver erguida con rectitud otra vez, sin derramar ni una gota de sopa—. Vivimos porque nos hemos ayudado, sígueme ayudando y seguro regresarás con tus hermanas...

Si en la tumba o próximos a ella, sería otra cosa que no tocaba comentarla.

 

Mitchell se quedó pensativo por un largo rato. El rostro de Leonor estaba tan cerca que sentía como sus respiraciones se cruzaban. Sintió sus mejillas arder con intensidad, pero no desvío la mirada, pudo sostener la contraria... Tragó saliva y decidió que si, Leonor tenía razón y solo había una forma para volver a la normalidad y, si no cometía errores, se hacía más fuerte y era de utilidad, muy probablemente la rubia podría compartir esa normalidad con él.

—Entonces te la doy.

Se levanto, para quedar a la par de Leonor —tratando, ya que la diferencia de estatura era demasiada—. Había dejado su cuenco de alimento en el suelo, de un modo que no pudiese caer y mantener sus manos libres. No lo pensó, tomo una de las manos de Leonor, un tanto avergonzado por la suciedad de las propias y, con delicadeza y firmeza, la sostuvo.

—Te entregaré mi vida, haré lo que sea que me órdenes y te ayudaré a ganar lo que sea que estén haciendo aquí... si eso hace que pueda volver a ver a mis hermanas.

 

Contenido oculto: Dormir despierto

Lo miré con seriedad sin mediar palabras, subí la mirada a medida que él se colocó a mi altura. Nada me perturbaba, lo hacía con naturaleza...

Hasta que tomó mi mano y algo ser removió. Tomó mi mano y le miré con una sorpresa silente, casi como si delante mío fantasmas del ayer se aparecieran sobre mis ojos.

El escalofrío que me recorrió el cuerpo fue similar, solo sentía con mis pies el suave calor de su fogata.

La seriedad volvió, más firme que nunca.

Hermanas, dijo.

Hermanos, perdí.
​

Rubio, ojos verdes... ¿Por qué éramos tan similares? Me lo preguntaba, mi mirada se afianzó cuando me vi reflejada en sus ojos, miré con aun más fiereza mi propio reflejo empuñando la mano sin importar que con eso apretara con una fuerza ridícula las de Mitchell.

Solté el agarre, me limpié la mano que tocó en mi ropa, fue un gesto inconsciente, porque en ningún momento le saqué la mirada de encima.

—De acuerdo...— Lo pasé de largo—, ojalá seas de palabras sinceras y acciones firmes, Mitchell...— Lo miré por sobre el hombro cuando tomé un poco de distancia.

No le sonreí.

Fui compasiva por mucho tiempo.
​

No era la Leonor que conocía...​

Jamás volvería a serlo.

—Escuchen todos —me dirigí con un tono monocorde, pero que se extendía a cada rincón habitado por los rebeldes. Mi postura era firme, abierta y segura. Mis ojos, sagaces, fieros.

El verde centellaba con la luna y el rubio reflejaba la calidez de las pequeñas fogatas.

—Erick podría estar muerto... no tengo conocimiento de su paradero —dije sin una pizca de dolor, aunque la imagen de su cuerpo devorado por esas bestias me palpitara en la cabeza—, pero sé que tiene un resguardo. Si la victoria nos sonríe, Erick pronto estará de regreso con nosotros...

Puse mis manos sobre las caderas, más firme que antes. Decidida, mirando a todos y cada uno de los que me prestaban atención.

>>Erick no será el único con un paradero incierto, mucho de nuestro compañeros...— A medida que hablaba, recordaba, al furia invadió mi gesto y mi tono aumentó sin llegar a gritar como tal, siempre monocorde— podrían estar muertos. Quiero pensar que las perdidas son pocas, pero sé cómo funciona la guardia de Ongunros, no tenemos mucho tiempo antes que sean juzgados con la muerte o con una vida precaria en las celdas...

Los miré decidida, hablé más fuerte que eso.

>>¡¿A caso quieren eso para sus compañeros?!

Silencio...

Calma... Leonor, calma... Exhalé por la nariz.

—Quiénes tengan un plan, búsquenme una vez todos los platos estén lavados.

Me di media vuelta y me retiré a la pequeña fogata con Mitchell. Recogí mi pocillo, lo dejé ahí antes de partir a dar el discursito de turno.

Me senté al lado del rubio, a una distancia considerable. Tomé mi pocillo y bebí la sopa de manera continua, me la acabé rápido, tampoco era mucho. Agarré al pescado por su cola y comencé a comer. Tenía hambre.

Contenido oculto: Natural

Hitomi-chan Elegí la primera uwu < 3

​

 

Mitchell terminó de comer en silencio, no creía que debiera hablar o decir algo más. Todo estaba dicho y esperaba comenzar a ser lo más útil posible. Terminó de comer y llevó su mirada hacia Leonor, quien también había terminado con sus alimentos; alzo su mano para recibir el pocillo de la rubia, el cual jamás llegó. Soltó un pequeño suspiro, realmente no esperaba que la chica cediera o algo, pero si que tenía la esperanza de poder demostrarle poco a poco lo útil que podía serle.

—Yo los puedo lavar, tu debes reunirte con los demás.

Aún no le quedaba muy claro que era lo que hacía el grupo de rebeldes, incluso sentía un tanto de miedo de estar traicionando a su reino. Pero quería volver, quería dejar de vivir en un bosque y, sobre todo, haría lo posible para ayudar a Leonor en todo lo que la chica le pidiera, sin importar lo difícil que esto fuera.

Suspiro y se llevo su pocillo y se acercó al grupo de personas que ya habían terminado le limpiar los suyos para poder hacer lo mismo.

 

Contenido oculto

Dije que esperaría a Hitomi, MENTÍ

Comimos en silencio, la verdad es que agradecía un poco de calma, un momento para comer en paz, para meditar si era necesario. La comida me llenó, eso era suficiente, no tener la sensación de hambre. Suspiré mirando hacia arriba sin alzar el montón, en busca de las estrellas, estaba en eso cuando noté de reojo que alguien me extendía la mano, miré con calma la extremidad de Mitchell... Lo escudriñé con la mirada, verdes contra verde...

—Puedo lavar mi plato sola —dije sin más, monocorde. Cómo si no pudiera cuidarme sola.

Me levanté, escuché sus palabras, lo miré con una seriedad más calma...

Claro, podía ser útil, pero me sonaba a ama de casa y no quería depender de Mitchell por más que le haya hecho jurarme su vida. Eso era más que nada para confiar en que podíamos respaldarnos, no para que fuera mi esclavo.

Me gustaría, aunque mejor era tener secuaces y capataces, porque ahí el capataz era quien se ganaba la confianza a través del honor de sus comandados...

Reflexioné eso mientras caminaba a la zona donde podíamos lavar los pocillos.

—Recuerden enterrar los huesos en una capa superficial —aclaré con voz monocorde y tranquila cuando me acerqué al grupo que lavaba sus platos, hice lo mío en silencio y con calma, luego planté los huesos por ahí, para que los bichitos hicieran su trabajo, qué se yo.

Busqué con la mirada a Mitchell, no estaba muy lejos. Me acerqué con las manos en los bolsillos, seria, pero con una postura corporal relajada.

Lo miré a los ojos para hablarle.

—¿Con quién piensas dormir?

Me aguanté las ganas de sonreír con picardía debido a la mofa que podía soltarle, aparte que era una preocupación seria, ¿Qué pasaría si alguien quería hacerle algo de noche?

¿Él estaría cómodo estando solo? Se creía un hombre, así que no debería haber problemas, pero yo no pensaba entregarle una espada a ese chico hasta que se ganara mi confianza, así que tampoco podía dejarlo dormir solo cuando un problema podía surgir sin que él tuviera con qué defenderse.

Así que era una pregunta para ver cómo proceder.

 

——

Mitchell se sonrojó ante esas palabras, pero no porque pensará algo extraño, es que el pobre había dado por hecho que ahora que había "solucionado" la situación incómoda con Leonor, volverían a estar tan juntos y pegados como desde el principio. Pero al parecer no iba a ser igual y Mitchell tendría que aceptarlo y adaptarse. Miró hacia su pequeño refugio que, si bien no soportaría una tormenta, lo mantendría calientito y a salvo de una pequeña llovizna o de una noche fría; miró a la rubia, ya menos sonrojado.

—Pensaba dormir solo ahí.

Dijo mientras se levantaba y sacudía el polvo sobrante en sus pantalones. Iría por un poco más de leña antes de recostarse, no quería pasar frío en la noche pero tampoco quería provocar un incendio.

—Descansa, Leonor.

Camino hacia una zona no tan alejada conde había visto unos pequeños trozos de madera que serían perfectos, tomo varios y se regreso al campamento, donde todos los rebeldes ya se estaban preparando para dormir. No miró a nadie y trato de evitar la mirada de la rubia mientras terminaba de alistar el pequeño sitio donde intentaría pasar la noche.

 

El silencio ... Solo eso reino después del discurso de Leonor.

Cuando comenzó a hablar todos los ojos se posaron en ella, pero luego simplemente se enfocaron en volver y terminar su comida, era como haber escuchado gritar a un pequeño animal, nadie le presto real atención o tomo siquiera en serio.

Después de cenar, el grupo de hombres y mujeres reunió de nuevo todo y miraron con desagrado como el par de rubios parecía prepararse para dormir, y como la misma Leonor pese a todo lo que estaban viviendo se enfocaba más en su "princesa" que en todos los demás.

El grupo comenzó de nuevo su viaje en medio de la noche, sin préstale más atención a la pareja, si quería dormir, los dejarían y ellos seguirían su camino.

Apenas la pequeña de antes se detuvo unos segundos mirando a Leonor, se vio tentada a ir con ella y hablarle, pero con todo lo que había pasado seguramente solo la reprendería, así que solo bajo la mirada y siguió al grupo .

Contenido oculto

Mori Temarii Juuzou nadie dijo que se quedarían a dormir, solo que se detuvieron a prender fogatas y cocinar....

Pero tienen la opción de quedarse y dejar ir al grupo, o levantarse y seguirlos, pero...

Leonor:

1. Quedarse con Mitchell a dormir tranquilamente y dejarlo descansar un poco, ya mañana alcanzaría a los demás.
2. Levantarse e ir tras el grupo, si por las "buenas" no lo quisieron, esta vez si impondría su autoridad.

Mitchell:

Como esta tan "obediente" con Leonor, esta vez esta sujeto a lo que ella decida

 

Cada quién era capaz de aguantar cosas hasta cierto punto, ¿Concordamos en eso? Por más que Erick hablaba de que era un sobreviviente y que mi cuerpo luchaba por mantenerse vivos, había momentos en que cualquier rastro de luz no era suficiente para aclarar la bruma en mi cabeza.

Silencio, creo que lo peor era que ni una réplica recibía por parte de esa gente.

Me ignoraban... Cuando los vi prepararse y marcharse quedé desconcertada...

Es que no le importaba...

Fruncí los labios, tensé el ceño y comprimí las manos en dos enormes puños.

Que ganas... de que todo acabara...

Cerré los ojos, inhalé hondo, con fuerza, contuve el aire. Paisaje tras paisaje corrieron por delante de esos ojos cerrados, los recuerdos de gente cayendo en el campo de batalla, los gritos retumbando en mis oídos, era capaz de ver mi propia sonrisa desquiciada.

Pocas veces veía mi reflejó en los ojos que mataba, pero...

Las pocas veces eran una imagen más que recurrente cuando todo se me venía encima.

Exhalé suave por la nariz, mi vista miró al frente, la vista de quién vio todo.

The death in the back.

​

Se me anudó la garganta, me dirigí dónde Mitchell y le planté un puntapie en la columna para despertarlo.

—Camina —dije monocorde, no era necesario alzar la coz para sonar demandante—, apaga esa fogata, tenemos que marchar.

Ni esperé respuesta, giré sobre mi eje y manos en los bolsillos caminé detrás del resto, con amargura nadie me quitaría la desgracia de una mirada condenada.

Y qué decir, ahí es cuando entendía por qué Erick decía que era una sobreviviente.

Una parte quería acabar conmigo, sepultarme con los muertos como me correspondía...

La otra quería vivir...
​

...
​

Sea cómo fuera...
​

Quería regar la tierra con el carmín, ese que tanto me excitaba, ya fuera para proteger, para combatir...

O para simplemente ganar.
​

Mi corazón palpitaba, mi cuerpo hormigueaba y me espada quería más que nada la sangre que tan acostumbrada estaba de entregarle.

​

Contenido oculto

Elijo la dos un poco alterada, Leonor simple y llanamente los seguirá manteniendo un poco las distancias.

​

​

 

La luz de la luna iluminaba el camino de todo el grupo, a diferencia del día, esta vez todos caminaban en silencio, un poco más reunidos que antes y con su vista al frente.

Durante toda la noche el grupo no se detuvo ni un solo momento, incluso los más jóvenes siguieron el paso sin quejas y a la par de los mayores. Cuando el sol comenzó a salir y la luz a despejar la negrura de la noche, fue hasta entonces que el grupo por fin se detuvo y todos descansaron tirándose bajo los árboles completamente agotados por el viaje.

—Descansen y duerman un poco, seguiremos cuando todos estemos menos cansados— El viejo cocinero del barco hablo con todos antes de comenzar a reunir leña y prender una fogata.

Todos los demás comenzaron a reunir más leña y algunos otros se dispusieron a ir a cazar algo para poder comer mientras el resto descansaba o comenzaban a buscar algo en los alrededores para comer.

Contenido oculto

Mori Temarii Juuzou

¿Desean que sus personajes hagan algo?

* Ir a cazar con los otros
* Ayudar a cocinar
* Buscar leña
* Buscar algo más de comida al rededor.
* Nada y solo sentarse en silencio...

Cada personaje puede elegir lo que quiera, no hace falta ambos hagan lo mismo si no quieren.

 

Contenido oculto: Cradles

porque puedo y quiero.
Que recurra a una playlist de Gianna significa que las cosas se torcieron

No dije nada, solo a ratos miraba a mi costado o tras mi espalda para ver si Mitchell nos seguía el paso, ni modo dejarlo tirado en el bosque para que se lo comieran los perros. Los huesos, con lo delgadito que era. Puede que me sintiera excluida, ignorada, menospreciada y todo lo que implicaba que un grupo de personas no te escucharan...

Y, para ir respondiendo, yo no quería. Me gustaba ser la chica que mataba cuando le ordenaban ir al campo de batalla, pero esto no era Ogunros, claro está, eran un gran grupo, como una familia llena de fragmentos de todos los colores y contornos... como los vidriales de las iglesias. No me querían, puede que perdí toda la capacidad de líder desde que cumplí mi capricho de traer a Mitchell conmigo. Ignoré a mis compañeros, ignoré a Mitchell y puede que haya sido lo más egoísta...

Pero no me retractaría, primero, porque era muy tarde, segundo, papá me crío con orgullo. No me dejaría pisotear, claro que no. Así que miraba todo como el penúltimo miembro de aquella fila, porque el último era Mitchell. No decía nada, pero mis ojos se fijaban en cada detalle delante, nadie habló, lo sé porque lo vi...

Ellos no me querían, yo no quería, pero Erick quería que yo los guiara. No cumplía los caprichos de estos chicos, cumplía los míos, entre ellos hacer lo que quería Erick, porque confiaban en él... fruncí el ceño con rabia.

Porque ignorarme a mí era ignorar a Erick.
​

Como sabía que podía estar tan muerto como vivo... pues... tocaría esperar que regresara o yo renunciara, cuando lo asumiera muerto, a estar con ellos. Puede que ayudara a Mitchell a regresar a Ogunros, luego de eso...

Creo que me iría.

Me detuve lejos de donde todos lo hicieron, descansar un rato y seguir. No sólo estaba cansada, estaba estresada, pero tanta emoción y la poca comida me hicieron tener energías para soportar el sueño. Eso de estar alerta, no puedes dormir cuando sientes que vas a morir en cualquier momento.

Exhalé pesado, caminé alejándome del grupo, no era necesario hablarle a Mitchell: O se quedaría quieto en algún lugar, haría alguna cosita de mujercita o me seguiría.

O en una de esas me sorprendía, pero mientras no fuera perdiéndose o cagandola, poco me importaba.

Cuando me alejé lo suficiente para que nadie me viera, pero no tanto para no escuchar el susurro de la vida en el campamento, desenvaine mi espada...

Era hora, ahora o nunca.

Me posé frente a un gran árbol, entrecerre los ojos, mi imaginación voló y mi cuerpo con eso actuó. Navajazo tras corte, acá, allá, frenético, pero no era solo cortar: Una danza extraña donde con suerte y se escuchaban un par de bufidos, acá, allá, me movía con gracia, pero no cualquiera entendería que en ese instante mi cabeza creaba un rival que solo yo podía ver.

Era un entrenamiento solitario, recordando todos los entranamientos acompañados. En un momento me detuve y mi cuerpo se congeló...

Me clavaron, en mi cabeza ya terminé muerta, pero entonces di otro corte en diagonal que se hundió en la manera hasta que el árbol sacaba sus cotazas más tiernas.

En mi cabeza aquel enemigo inexistente perdió la cabeza, podía continuar, otra oportunidad.

Y seguí hasta que la adrenalina se agotó, me di vuelta dejando la espada tranquila a un costado mío, sin soltarla, respaldandome en aquel árbol que acababa de cortar sin ninguna piedad...

Exhalaba, inhalaba, claramente cansada y el sudor no demoró en helarse bajo la fría noche, mis ojos buscaron aquel verdor en el claro que ofrecía el firmamento cristalino.

Contenido oculto: Street Fight

 

>>> Sueño Shawn<<<<

La pequeña al sentir acercarse al hombre, apretó la muñeca contra su pecho y dio un par de pasos atrás, bajando más la mirada y solo dejando ver su cabello negro atado con un listón blanco.

—...Anna...— Respondió a la última pregunta de ese hombre mientras le mostraba su pequeña muñeca rubia con un lindo vestido negro de encajes

—¿Quieres jugar? — Alzando un poco la cabeza, dejo ver al hombre su rostro infantil mientras sonreí y lo tomaba de la mano —Anna y yo buscábamos al príncipe—

>>>>>>>>>>>>> Liam >>>>>>>>>>>>>>

A la distancia y solo mirando a la pequeña y al hombre, Liam prefirió darse la vuelta y alejarse de esos dos.... El bosque seguía siendo silencioso, por más que caminaba parecía no había nada mas que árboles en ese lugar.

La luz cada vez comenzaba a ser menos...Parecía que por fin el sol se ocultaba y la noche se hacía presente, aunque en el cielo no se podía ver la luna.

—¿Perdido caballero? — Una voz tras Liam hizo que el joven detuviera su camino y tratará de buscar al dueño de esa voz, pero solo había árboles a su alrededor...

 

Miró con ternura a aquella pequeña y le sonrió de forma sincera. Shawn jamás imagino que pudiese a llegar a tener hijos... porque lo encontraba un poco imposible. Pero se mentiría a si mismo si se dijera que no los deseaba. Le encantaba cuidar niños y enseñarles, incluso jugar con ellos era algo que disfrutaba demasiado y soñar con tener uno jamás hacía daño. No tanto.

Se giro para decirle al pelirrojo que le acompañaba que la niña no era peligrosa y que todo estaba bien, pero el chico se estaba alejando. Podría ir detrás de él, porque quedarse solo en medio del bosque no le apetecía, mucho menos después de su primer sueño. Se volteo para ver de nuevo a la pequeña y tomo la mano de la muñeca para saludar a la par de hacer una reverencia. Incluso aunque fuesen niños, Shawn sabía entender jerarquías y era parte fundamental de la educación que impartía el hacérselo saber a los niños. Si hacia memoria, a la princesa le costó entenderlo de pequeña.

—Claro, estaré encantado de ayudarle a encontrar a su príncipe.

Le tendió su brazo para que la pequeña pudiese tomarlo, sin dejar de sonreír y de tener ese porte tan educado y característico de él. Buscó con la mirada a su acompañante y sonrió aliviado al ver que no andaba tan lejos.

—Iremos con el chico de ahí ¿Le parece bien? Quizá el nos pueda ayudar a encontrar al príncipe. Si no le molesta que pregunte ¿Dónde se encuentran sus padres, pequeña? Este sitio se ve muy... solitario y alejado de todo ¿Lleva mucho tiempo en busca del príncipe?

---

​

Bruscamente se le habían acercado a Mitchell para exigirle ayuda. El rubio no podía seguir dependiendo de Leonor para todo, entendía que la chica tenía una posición importante e ir a molestarla para que le diera órdenes le parecía estúpido. Aunque prefería mil veces más sus tratos, aunque bruscos, bastante más amables que la de los otros rebeldes. Decidió que podía ayudar cocinando pero las risas de los hombres que lo habían estado supervisando en la cocina le hizo sentirse estúpido y se terminó sonrojando más de lo debido.

No le gustaba, pero era buen cazador, pero solo si de disparar se tratase y dudaba que aquellos rebeldes llevaran una escopeta encima y, de ser así, dudaba aún más que se la fuesen a prestar, así que decidió que iría por leña. Le hecho una última mirada a Leonor, quien se alejaba totalmente del grupo, y se adentró en el bosque.

Era un tanto inquietante, pero alejarse del bullicio de aquellos extraños y centrarse en el cantar de las aves y los ruidos lejanos de un riachuelo le hicieron sentirse u tanto libre. Quizá estaba siendo estúpido, porque podría huir de así quererlo, pero si lo hacía, realmente no tenía posibilidad alguna de volver a salvo a su hogar. Junto a Leonor, estaba seguro de que al menos podría reunirse con sus hermanas; confiaba en aquella chica, por más extraña que le pareciera a veces su actitud, si le miraba a los ojos, sentía que la conocía de toda la vida... aparte, ya le había confiado su vida y se la había entregado, no podía faltar a su palabra de hombre huyendo.

Volvió con sus brazos cargando tanta leña como pudo y la apilo junto a la demás en el campamento. Se inquieto un poco al sentirse rodeado de tantos extraños sin tener a Leonor cerca.

Contenido oculto

Escogí ir por leña jaja

 

—Deja de perder el tiempo... — Uno de los hombres que estaba intentando cazar algo miro a Leonor y la llamo —...Ve a ayudar en el campamento— Era un hombre apenas algunos años mayor que la rubia, pero en su rostro una enorme cicatriz atravesaba su ojo derecho y hacía que lo tuviera cerrado.

La voz con la que hablo a la joven fue más que fría, casi que con rencor, pero siempre manteniendo un respecto hacia su "líder". Miró con cierto desagrado a la mujer antes de darse la vuelta y seguir buscando algo de comer.

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—Límpialos...— El mismo tipo que antes le ordeno limpiar aquellas cebollas en el barco, ahora le lanzaba un par de conejos muertos en cuanto lo vio llegar con la leña —...Luego ásalos y los traes con los demás— Miro al joven con una mueca de desagrado y se dio media vuelta dejando solo.

Esas pobres criaturas habían sido atravesadas con una fecha y la sangre había manchado su pelaje, pero eran una buena cacería. Ambos ejemplares eran grandes y parecían bastante gordos.

—Yo te ayudo— La pequeña que antes le había dado ese puntapié, se acercó al chico y tomo los conejos para comenzar a retirar la flecha de sus cuerpo —Vamos a lavarlos, aquí cerca pasa un riachuelo — Tomo un pequeño cuchillo y le indico al rubio que la siguiera.

 

Contenido oculto: Control

No encontré a Mitchell, me pregunté dónde estaría, pero antes de cualquier conclusión una voz resonó y mis ojos cayeron sobre aquella figura. Un gran hombre, se veía, siempre había dos cosas que respetar: La dureza en los dedos y las cicatrices en el cuerpo. La gente suave o era privilegiada o brindaba otro tipo de trabajos, era lo que la vida me había enseñado. Las arrugas reflejaban tu carácter, las cicatrices tus victorias y las callos tu perseverancia.

Cualquier otra cosa era un lienzo que no tenía ningún contenido del cual sacar provecho, así que...

O eras un niño, o te cuidabas mucho...

Y lo segundo tenía más contras que pros.
​

Ignoré la rabia en su voz y me encaminé más adentro del bosque luego de observar el firmamento un instante para marcar el norte.

En fin, que no podía hacer mucho con mi espada, no era una cazadora recolectora, era simple y llanamente una guerrera... por lo que no tenía el arco encima, cosa que debería, pero con la capa era difícil sacar un arco y flechas escondidas bajo ellas, por eso me valí de mis dagas y la fiel espada que siempre me acompañaba.

Desde ya hace tanto... Con ella... conviví.

Di un suspiro cargando el conejo que conseguí, era un conejo pequeño, pero al menos tenía bastante carne y no se veía muy veloz, así que estaba gordito y blando. Llegué al campamento, lo preparé, separé la piel, huesos, dejé la primera con el resto de pieles y los huesos me los guardé en uno de los muchos sacos con los que cargaba, luego de pasarlos por agua. Dejé la carne con el resto de carne y me masajee los hombros.

¿Alguien me caería ahora o me seguirían ignorando como todos unos campeones?

 

>>>>> Sueño Liam <<<<<<<<<<<<<<<<

Una fuerte risa rompió por completo la "tranquilidad" de aquel lugar luego de la última pregunta de ese chico.

—¿No crees que es mejor preguntar si perdiste la vida, en vez de la razón? — Como el siseo de una serpiente, esa voz se coló en los oídos del noble.
Era como si alguien susurrara a su oído, pero nadie estaba cerca. Por más vueltas que diera, nadie estaba a su lado, aunque esa voz llegará clara a su mente.
—Los nobles son tipos raros... Pero es divertido jugar con ellos— La oscuridad de aquella noche se hizo aún más profunda, apenas y lograba ver unos centímetros frente a él, sus ojos solo podían ver oscuridad, hasta que en algún punto pudo ver o al menos lo creyó, una silueta moverse a su lado.

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>>>>>>>>>>>>>>>>Sueño Shawn <<<<<<<<<<<<<<<<<<<

La niña miro como ese hombre le ofrecía su brazo y negó con la cabeza para luego extender sus brazos hacia él.

—Cárgame...— Cuando el hombre la subió a sus brazos, la niña apretó la muñeca entre sus manos y miro al chico que él señalaba. Solo hizo un leve puchero infantil y recargo su cabeza sobre el hombro de Shawn esperando que él caminará.

—Tengo hambre— Ignorando las preguntas que le hizo, solo jugo con su muñeca tranquilamente.

La oscuridad se comenzaba a hacer más intensa, y poco a poco el cuerpo de Liam se esfumaba de su vista, apenas y podía ver por donde caminaba, y si no era por la voz de esa niña y de él mismo ese lugar estaba en completo silencio.

Sin ver prácticamente nada, Shawn alcanzo a distinguir la silueta de Liam y se apresuró por llegar a él antes de no poder ver nada más.

Contenido oculto

Shawn no escucha la voz que Liam si escucha ;)