Tokorozawa Lago Sayama [Lago]

Tema en 'Ciudad' iniciado por Gigi Blanche, 23 Junio 2021.

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    Gigi Blanche

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    La risa de Kenneth captó mi atención, volví a verlo y asentí con calma, echándole mi peso a la mesa con los antebrazos. El comentario de turno que le había soltado al muchacho a mi lado no me había provocado ninguna clase de dilema moral, siquiera había pretendido joderlo a posta. Sólo regresarle la jugarreta suya y ya.

    —Joey está bien —aclaré, divertido—. Joseph me dice mi papá enfadado, prefiero evitar oírlo más de lo necesario.

    Total que cuando miré al otro tío, el de enfrente, tenía una cara de entierro que me sacó de cuadro. Pretendí no ser paranoico ni demasiado egocéntrico, ¿por qué de repente tendría un problema conmigo? Pero, vaya, adivina qué. Seguí su movimiento, bajé la mirada a su mano y esbocé una sonrisa bastante incrédula. Por el rabillo noté que el muchacho a mi lado también levantó la vista del plato.

    Y hablando de tensión.

    —Vale, Fujioka —concedí, intentando que no se me notara demasiado el sarcasmo, y estiré la mano para darle el apretón. Luego me volví hacia el otro, tranquilo—. ¿Y tú, muchachito?

    —Kakeru —respondió con simpleza, al menos él no sonaba a que quisiera cerrarme de una hostia por las dudas—. Kakeru Fujiwara, dime como quieras.

    —¡Kacchan, entonces! —resolví, entusiasmado, y miré a Kenneth con el ceño fruncido—. Espera, esa es tu hermana.

    Estaba terminando de soltar aquello cuando sentí un toque por debajo de la mesa, que resultó ser de Fujioka. ¿Qué pretendía, exactamente? Hombre, vete a saber. Iba a contestar, pero se inclinó y me miró como un puto loco. Retrocedí ligeramente de pura inercia, como si fuera a pegarme la peste o algo, y puso la cereza del pastel con el apodo tan ocurrente y mal pronunciado.

    A ver, ¿quién era este imbécil, otra vez?

    Alright... —murmuré, soltando una risa nasal y con la incredulidad aún pegada a mi rostro, y alcé la mirada hacia Kenneth—. Apologies, dude. Seems I dragged you to psycholand.

    El tal Kakeru no había atinado a abrir la boca hasta ese momento, cuando estaba terminando de tragar.

    —¿Y de dónde son? En especial tú —dijo, señalando a Kenneth con la barbilla. Su risa fue relajada—. Tu nombre suena bastante particular, creo que me trago la lengua antes de poder pronunciarlo.
     
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    La interacción de Kohaku y Arata era un circo, el otro aceptaba el culo insoportable de Shimizu como si fuese normal y pues tenía sentido, a sabiendas de que lo conocía desde antes, pero causaba cierta gracia. Sabía que la información de Arata estaba cortada y suavizada al punto de resultar poco creíble, pero él debía tener incluso más claro que yo que pelo de nube no iba a meter las narices.

    Igual me tuvo piedad, era evidente, y se enfocó en Arata mientras yo me comía el espectáculo, almacenando información. Lo vi estirar la mano para pellizcarle la mejilla, Shimizu se dejó hacer a medias y me pareció escucharlo bufar. No le vi la cara, pero su cuerpo no estaba tenso así que la molestia era impostada.

    —Pues claro, grandísimo tonto —le soltó y se infló el pecho de orgullo de repente—. Seguro apreciarías más mis fideos recalentados que Sonnen. Encima te restablecía las defensas o algo.

    —¿Sabes tú algo de defensas? Luego mandabas a Kohaku al hospital —dije desde mi posición.

    Ishikawa soltó la risa al escuchar que Cayden me había atomizado de repelente, Arata siguió consumiendo su atención y yo volví a quedarme callado. Se tomó lo de defender el honor de Arata muy en serio, me dijo que no me metiera con él y yo parpadeé con pesadez, mirando a Shimizu que se había volteado para sonreírme como diciendo "mira, a mí me defienden".

    —Pues claro, se come lo que la gente decente no puede. ¿Te parece normal?

    —Hago el trabajo de Dios, baby boy. ¿Quién lo haría si no fuese yo? —soltó como si fuese un gran logro—. No vamos a poner a Ko-chan a comerse la pizza de cuatro días, ¿o sí? Pobrecito niño, hay que tenerlo sano.

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    Mira que para haber pasado por unos días que eran cuestionables por demás, los dos estábamos muy contentos comiendo brownies y la verdad, por codicioso que pudiese ser, no iba a pedirle más a la vida. Esos pequeños espacios eran los que necesitábamos para no dejar de ser nosotros en medio del caos, para seguir reconociéndonos en el espejo sin importar lo que ocurriera.

    En cierto punto Sasha se levantó y se sentó a mi lado, supuse que para poder ver el lago, así que la dejé ser. No me molestó el cambio en la distancia que nos separaba, me limité a tomar otro brownie detrás de ella y subí las piernas al banco, me sentí más cómodo así. Me respondió que los había hecho ella, saberlo me arrancó una sonrisa y me acerqué a la nariz el que acababa de tomar para olerlo, el aroma del chocolate y las almendras me llenó la nariz.

    —Supongo que sí. Algo de dulce siempre ayuda a restaura un poco los ánimos —respondí luego de comerme el cuadrito de un bocado—. Ah, sí. Logré rellenar los vacíos que tenía en el cuaderno por fin. Muchas gracias de nuevo, no tenías por qué dármelos y aún así lo hiciste.

    Giré el rostro en su dirección, le dediqué una sonrisa que alcanzó a cerrarme los ojos.

    —Bueno, ya trajiste los brownies del chantaje, quiero decir, del perdón. Todavía falta que te invite al almuerzo en la escuela.
     
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    —¿Fideos recalentados de Akkun? —Abrí grandes los ojos y parpadeé, ilusionándome más de la cuenta sólo para molestarlo—. Esos reestablecen defensas, mana, recuperan vida, buffean ataque, ¡y quién sabe qué más! Un platillo cinco estrellas.

    —Eh. —La voz de Haru se antepuso con cierta fuerza y medio giré el rostro hacia él, mucho más no podía hacer con Arata aún colgado de mis hombros—. Íbamos a comer, ¿o se olvidaron?

    Señaló las parrillas con un movimiento de cabeza y noté que casi nos pasábamos. Me reí un poco, despreocupado, y colé el brazo en la cintura de Arata para obligarlo a virar un poco. La conversación siguió mientras nos pedíamos la comida y todo el rollo. Me llamó un poco la atención que Altan no hubiera captado mi ironía y lo que me estiró la sonrisa fue ver que, efectivamente, el pobre de Akkun tampoco. ¿Habría sido demasiado sutil? Bueno, suponía que ya estaba. Podía dejarlo morir con la idea de que no me había reído de sus hábitos alimenticios.

    —¿Dios se come la comida radioactiva? —Fue lo único que solté, golpeteándome la barbilla con los palitos.

    Le eché un vistazo a Haru y esperé a que todos estuviéramos listos para buscar una mesa. Nos habíamos atrasado un poco con la tontería, así que varias mesas ya se habían despejado y pudimos pillar una con vista al lago. Por un momento noté que el muchacho mantenía su vista en una dirección concreta y, al seguirla, di con Cayden. Pensé que se trataba de él, claro, no sabía en verdad a qué le estaba prestando atención Haru.

    Ni que el verdadero motivo era la chica.

    —¿Y, Haru? ¿Cómo va el trabajo?

    El chico me clavó la mirada al instante y juraría que me habría atravesado con rayos láser de caber la posibilidad. Fue muy sutil, de cualquier forma, si lo noté fue porque lo conocía y porque sabía que estaba decidiendo divertirme en un terreno delicado; para él, claro. Estábamos con Altan y Arata, al fin y al cabo. Primero, no les iba a interesar en absoluto lo que Haru respondiera y segundo, tampoco eran ningunos santos.

    —Bien —respondió como había anticipado, y mi sonrisa no flaqueó.

    —Estuvo algo más pesado estas últimas semanas, ¿cierto? ¿Los jefes te dan muchos dolores de cabeza?

    —Ya sabes la respuesta a eso —murmuró, rígido, bajando la mirada a su plato de comida.

    —¿Y ustedes? —Desvié la mirada a los otros dos, igual de risueño—. ¿Algo que contar?


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    Teamwork is dreamwork, right? —respondí con ligereza tras haberme encogido de hombros, sin darle mucha importancia a eso de haberle dado mis apuntes—. No soy muy competitiva, la verdad, al menos no en la escuela, así que si mis cuadernos le ayudan a alguien más, bienvenido sea.

    Quería decir, no lo era ahora. Antes había llegado a tornarme bastante irritante con el asunto, pero eso había sido antes de que Eloise enfermara y todo cambiara en casa. Cuando las cosas se iban a la mierda te dabas cuenta que la mayoría de dramas sólo habían sido caprichos, suponía.

    Lo miré cuando noté por el rabillo del ojo que había volteado hacia mí, razón por la cual interrumpí mis intenciones de morder el brownie que tenía en la mano. La sonrisa le cerró los ojos y se me asemejó más que nunca a un niño pequeño. Solté el aire por la nariz, tranquila, y me tomé el atrevimiento de apoyar una mano en su cabeza. Estaba por decirle que no pasaba nada, pero su cabello amortiguó el movimiento como un auténtico colchón de nubes y abrí los ojos, sorprendida. Alcé un poco la mano y volví a bajarla, y eso lo hice varias veces, como si su pelo fuera un resorte y lo anduviera testeando.

    Ni siquiera pensé que podía avergonzarse de nuevo, la decencia se me fue al caño.

    It's so frickin' soft —murmuré, alucinada, y se me aflojó una risa cristalina—. Es tan injusto, seguro me dirás que sólo usas shampoo y acondicionador ¡y que ni sabes de qué marca son!

    Me acordé de la conversación con Tess sobre nuestros cabellos y regresé por fin la mano a mi espacio, la cual usé para apoyar el rostro.

    —¿Vas a invitarme al almuerzo? It's a date, perhaps?

    Claramente no me decidía sobre si molestarlo o no. Solté una risa breve y asentí, aunque me distraje con algo más allá de su silueta ahora que había virado en su dirección. Di de lleno con los ojos de Yaboku a lo lejos, esos que honestamente me intimidaban un poco, y por mera extensión di con sus acompañantes de mesa. ¿Qué coño hacía compartiendo almuerzo con Arata? Y Altan, ya que estábamos.

    —Cuando quieras, cielo. —Volví la atención a Cayden y le sonreí, tranquila—. Ya sabes dónde encontrarme y me gusta básicamente todo, así que no te daré problemas con el menú. I'm a good girl!
     
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    La emoción impostada del mocoso y las mil cualidades de los fideos recalentados me sacaron una risa, pero apenas el otro cara de moco alzó la voz para recordarnos la comida atendí, pues porque yo había hecho el intento por llevarnos hacia allí antes pero se veía que nos distraíamos con cualquier cosa. Kohaku me viró como si fuese un auto, la estupidez me hizo reír y seguí avanzando pegado a él como garrapata. Solo lo dejé ir cuando todos nos pusimos a pedirnos la comida.

    —A partir de hoy lo hace, sí. Hay que agradecérselo, que lo sepas —atajé a lo de si Dios se comía la comida radioactiva y con eso finalicé el episodio.

    Con el espectáculo nos habíamos tardado más de lo pretendido, pero eso nos dejó el lujo de elegir una mesa de las que se había vaciado, de las que tenían vista al lago. En algún momento el segundo vampiro se quedó prendado a una de las mesas, la de Sasha y Cayden para variar, y tanto Ko como yo seguimos el camino que trazaron son ojos sin saber que de hecho a la que veía era a la pelirroja.

    Nuestro mundo era un charco donde todos chocábamos.

    Seguía con el estómago medio anudado de ver al dúo de pelirrojos tan panchos, pero aún así comencé a comer la porción casi suicida que me había puesto en el plato. Ko le preguntó a Sugawara por el trabajo, el otro respondió con un monosílabo, Ko medio metió las narices y no llegó a mayor cosa. Es posible que de saber que este chico estaba metido en el sitio donde había acabado Sasha nada hubiese cambiado, de ser honesto.

    Sonnen se había quedado intercambiando la mirada entre uno y el otro, como si pretendiera pillar un hilo en el aire y enredarlo, pero al final renunció a lo que sea que intentara leer y se concentró en comer. De alguna forma este par se me parecía terriblemente y a la vez me resultaban diferentes por motivos que escapaban a mi comprensión.

    —Estoy trabajando en Minato —solté mientras me llevaba un pedazo de carne a la boca y hablé con la boca llena. No husmeé en lo de Sugawara porque no me daban las confianzas para tanto—. Ando el sueño hecho una mierda, quiero decir, más que antes.

    —¿Quién coño te metió a Minato? —preguntó Sonnen, sus ojos negros repararon en mí y al parecer encontró la respuesta allí—. Pasta limpia, ¿no es un poco Out of Character de tu parte?

    —Oh, claro. El tatuado de los cuchillos no puede tener un trabajo como los simples mortales, ¿voy a tener que seguir pidiéndole a Ko que defienda mi honor? —solté con tono de queja y señalé a Sugawara con la cabeza—. Sería como decir que el pobre desgraciado es hermano tuyo solo por tener la misma cara de moco todo el día.

    —Yo no tengo nada que reportar —contestó Sonnen, ignorándome de nuevo, y me pregunté hasta qué punto era cierto o solo no nos incumbía su reporte.

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    No le iba a debatir lo de que no era competitiva en la escuela, me lo creí de por sí con solo el gesto de los apuntes y con tenerla aquí a mi lado. Al menos lo que comenzaba a conocer de ella me decía todo lo contrario, la veía incapaz de negarle ayuda a alguien si estaba en su capacidad extender la mano. Era algo que se escuchaba en el tono de su voz y en sus gestos.

    Apenas noté el inicio del movimiento de su mano adiviné las intenciones que llevaba, pero me quedé atascado en la idea de quedarme quieto y en la de retroceder el tiempo suficiente para alcanzara completar la intención. Su mano encontró mi cabeza, rebotó suavemente en mi cabello y bajé la mirada a mi regazo, callado; cuando repitió el movimiento aflojé los músculos a conciencia y recordé a Anna en la azotea acariciándome el pelo, con la tontería de que con dos mimos me tenían en el piso.

    Lo de Sasha no era una caricia en todas las de la ley, pero se quedó probando como si fuese un resorte y supuse que valía. Parpadeé con cierta pesadez, contuve el impulso repentino de empujarme hacia su mano y me quedé quietecito, escuchándola.

    —Mamá compra un shampoo sin sulfatos o no sé qué, acondicionador de rizos con no sé cuántos aceites y mascarilla para el pelo, pero no lo digas por ahí —susurré sin moverme un centímetro, pero su risa se me antojó de lo más transparente y me permití una sonrisa.

    Cuando regresó la mano a su espacio la seguí hasta que la vi usarla de apoyo para su rostro, un poco como si echara en falta el contacto sin ser del todo consciente, y volví la mirada al frente después aunque giré el rostro hacia ella de golpe apenas oírla hablar otra vez. Vete a saber qué milagro divino me protegió de otro bochorno, pero la cara de sorpresa lo reemplazó.

    I mean, technically it could be —respondí ni idea de por qué, con el cerebro atascado como lo tenía, y de por sí me distraje en cosa de un segundo.

    Giré apenas el cuerpo para ver lo que había captado su atención más allá y di con un grupo de lo más pintoresco conformado por Altan, Arata, Ko y el amigo suyo que me había presentado el día que le llevé las galletas, Haru. La verdad tenía su gracia ver al cara de bebé entre esos tres, que no parecían ir a pegar ni con cemento. Igual no le di mucha cabeza, imaginé que fue por la presencia de Arata y regresé a nuestra conversación.

    —Seguro me robo de lo que cocine mamá, te lo advierto de una vez. Luego de los brownies no puedo arriesgarme a hacer un almuerzo por mi cuenta y no alcanzar ese nivel —advertí de una vez mientras alcanzaba otro cuadrito. ¿Qué si me escudé en un brownie de ese tamaño para soltar la estupidez? Sin dudas—. So we'll have a date.
     
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    Mi charla con Haru no había... llegado a ninguna parte, como era de esperarse. El chico tendía a cerrarse a cal y canto en presencia de extraños, en ese sentido se asemejaba a un crío de cinco años y no era que me molestara, sólo me daba un poco de pena. Si estando solos se desenvolvía con total normalidad, ¿por qué fuera de las cuatro paredes de su habitación parecía vivir alerta? ¿Por qué le costaba tanto confiar en los demás? A ciencia cierta no lo sabía, tampoco había preguntado nunca, pero me daba a mí que se relacionaba con su familia. No era muy habitual ver críos de dieciséis años mudándose de Osaka a Tokyo como si no tuvieran a nadie en el mundo.

    Tampoco sabía cómo se sentía ahora que su familia estaba aquí.

    El caso fue que lo dejé en paz y Akkun contó que estaba trabajando en Minato, cosa de la cual no estaba enterado. Seguí su intercambio con Altan ligeramente divertido y miré a Haru de soslayo cuando cayó en la volteada. No dio un respingo como tal, pero se había quedado pegado a su plato y los observó desde abajo. Bueno, a Arata, para ser precisos.

    —Tú tienes cara de recluso y no te lo digo —espetó, serio y bastante firme.

    Alcé las cejas, divertido, y la sonrisa se me quedó pegada al rostro. Eh, esa no me la había esperado~

    —Sí se parecen, ahora que lo dices —acordé como si no lo hubiera pensado antes (y como si Haru no acabara de soltar aquello), cruzando los antebrazos al borde de la mesa. Alterné la mirada entre ambos morenos, una y otra vez—. Quizá sean hermanos, sólo que separados al nacer.

    Altan había decidido escaparse de mi pregunta y lo miré con las cejas alzadas, con cara de "¿ves? Igualitos". Luego volteé hacia Arata y lo codeé ligeramente.

    —¿Y qué haces en Minato, Akkun? ¿Yuzuki te metió?


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    Puede que el impulso inicial no lo haya controlado, pero en cuanto noté que bajó la mirada y se quedó tan quietito me pregunté si era porque no se animaba a quitarme, sólo le daba vergüenza o el gesto de hecho lo había relajado. Cuando me pareció verlo aflojar los hombros, de cualquier forma, tuve mi respuesta. Iba a pecar de puto insistente, pero es que era débil a las cosas bonitas y este chico, aunque técnicamente tuviera mi edad, se me asemejaba demasiado a un niño. Sabía que no era del todo correcto, pero al menos en ese momento no le vi el daño y decidí hundir los dedos en su cabello para concederle una caricia en todas las de la ley. La sensación me hizo sonreír, ni modo, y bajé la vista a su rostro cuando me respondió en un susurro.

    —Sabía que había una mujer involucrada —respondí a un volumen similar, algo divertida—. Dile a tu mamá de mi parte que está haciendo un buen trabajo. En cuanto a ti... Puedo guardar el secreto, claro, pero si prometes darme los nombres de esos productos.

    Le había puesto suspenso y había entrecerrado los ojos para decir aquello último, como si pudiera sonar remotamente parecido a una amenaza. Luego le dejé la cabeza en paz y no noté ni por asomo que siguió el movimiento de mi mano ni las posibles implicancias del gesto; era bastante densa para ciertas cosas. Para mi sorpresa, además, mi intento por molestarlo no surtió efecto y, de hecho, me devolvió la jugada. Pero bueno, crecían tan rápido.

    La atención se nos fue a los dos a la mesa de allá y sólo por eso le tuve piedad. Volvimos a mirarnos y atendí el resto de su respuesta, siendo consciente de que me sentía estúpidamente tranquila. Su pseudo advertencia me hizo encogerme de hombros y alzar apenas las manos.

    —Me considero avisada, entonces. De todas formas tu mamá ya me parece genial, así que seguro también cocina bien. Ya sabes, mom stuff. Tienen como superpoderes.

    Yo lo sabía. Lo había visto.

    Su última resolución consiguió pillarme desprevenida, y yo que pensé que usaría la distracción de los otros idiotas para salvarse. Alcé las cejas, entre sorprendida e interesada en el dato, y retrocedí ligeramente antes de inclinarme en su dirección. Le sonreí amplio, sin moverme de sus ojos, y estiré la mano para picarle la punta de la nariz. ¿Debería haberme preocupado por hablar en esos términos con este chico? Quizá, así como quizá no debería andar tan confianzuda con todo Dios, pero no sabía hacer ninguna de las dos cosas.

    It's settled. —Regresé a mi posición original, tranquila, y señalé la dichosa mesa de los cuatro vaqueros del Oeste con la barbilla—. A todo esto, ¿son amigos tuyos? I mean, besides the asshole.

    Me había quedado la curiosidad y ya que andaba de preguntona desde hoy temprano, ¿por qué no? Siendo que Arata estaba dentro del grupo, cabía la posibilidad de que Cayden los conociera a todos... lo cual sería por demás gracioso, considerando que allí estaban Yaboku y Altan.


    me encanta que en una mesa "ah, habrá visto a cayden" y en la otra "ah, habrá visto a arata" aND THEY ARE ALL WRONG la sneakiness at its peak
     
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    Hablando de hermanos separados al nacer y esas mierdas, la verdad era que Sugawara me recordaba un poco al Sonnen de dieciséis años. Parecía tener la boca cerrada bajo combinación y no se metía en las conversaciones de no ser que lo arrastraran, era entre extraño, risible e incomprensible. Nunca había entendido muy bien la rigidez de ciertas personalidades, incluso si me revolvía con ellas.

    Cualquier otro se hubiese sentido raro con uno que no hablaba en el grupo, pero a mí no parecía importarme lo suficiente y Altan mucho menos iba a molestarse, si era el mismo tipo de idiota. Kohaku no había conseguido nada con su pregunta tampoco, tener a Sugawara entre extraños no era lo más sabia si uno quería sacarle más de dos frases.

    Igual me lo llevé en banda para ver si reaccionaba, ni más ni menos, y sus ojos de hielo me observaron desde abajo. Habló serio y firme, como era de esperarse, y a mí se me aflojó una risa mientras que a Ko la sonrisa se le quedaba pegada a la cara y a Altan la sonrisa se le quedó atascada en la comisura de los labios y no terminó de soltarla.

    Ko siguió hablando como si el otro no me acabara de decir que tenía cara de criminal, se acomodó al borde de la mesa y soltó lo de los hermanos perdidos. Que Sonnen se escapara de su pregunta no hizo más que confirmar el punto del niño que alzó las cejas como diciendo que eran iguales. Sonnen se quedó con un bocado en el aire dos segundos, pero siguió comiendo y lo que dijo fue hacia Sugawara.

    —Siempre le hace falta un recordatorio al día de que tiene cara de recluso —soltó con el tono plano como si fuese normal y yo me desinflé los pulmones con molestia impostada.

    Iba a responderle algo, pero Ko me codeó y dejé a los vampiros tranquilos para volver la atención a él. Asentí con la cabeza a la segunda pregunta antes de responder el resto.

    —¿Sí ves esta economía, Ko? —Negué con la cabeza, indignado—. No alcanzaba para llegar a fin de mes, te lo digo, tuve que pedirle un favor y me metió a servir tragos a un bar pijo de Akasaka. Te puedo pasar la ubicación para que pases a verme~

    A ver, lo que le estaba diciendo era mentira a medias y aunque yo no fuese de andar encriptando información, no con gente como Ko en la que confiaba, tampoco iba a soltar semejante sopa frente a Sonnen y Sugawara. Aunque quizás debí haberlo soltado frente a Sonnen de toda la gente, que era el estornudaba billetes, pero también era obvio que no iba a decir todo porque Sasha estaba metida y no me correspondía. En cualquier caso, desvié las cosas con la estupidez de turno y seguí subido en el tren de las tonterías, como siempre.

    —Aunque con esa cara de bebé no podré prepararte nada, seguro.

    Cayden 2.png
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    Puede que si me daba cuenta que la otra estaba allí en su mente con lo de que era débil a las cosas bonitas mientras me tenía al frente me dieran tres venazos, pero la ignorancia lo salvaba a uno de muchas cosas y todo lo que supe fue lo que se permitió en consecuencia. Sus dedos se hundieron en mi cabello, me siguió aflojando músculos esta vez de forma inconsciente aunque seguí sin moverme y cuando me respondió la sonrisa que me había sacado se estiró un poco.

    —Le puedo pedir a mamá que me pase una foto de las cosas o que me envíe los nombres o como sea cuando llegue a casa —añadí en el mismo volumen que había empezado.

    Quizás no contara con que le regresarla la jugada a medias, pero en la tranquilidad que sentía podía permitirme ciertas cosas y eso fue lo que hice. Como los dos nos distraíamos con una mosca, al enfocarnos en la mesa la cosa no terminó de formarse o ella me tuvo piedad, quién sabe, pero le solté la advertencia de turno. Ella dijo que ya mamá le parecía genial y yo que al final del día no era más que un mimado asentí con la cabeza, todavía con la sonrisa pegada en la cara.

    Claro que tenían como superpoderes.

    La charla de mierda con mi padre no hacía más que confirmarlo.

    Me di cuenta que lo último que solté la hizo alzar las cejas y yo volqué la atención, ahora sí, en el cuadrito de brownie. Ella retrocedió, pero después se inclinó en mi dirección con una sonrisa amplia en la cara, me puse un poco nervioso pero lo controlé y solo cerré los ojos cuando me picó la punta de la nariz. Vete a saber tú cómo había pasado de medio morir al empezar a hablar con ella a agendar una cita, por más broma que fuese.

    Total que luego me preguntó por la mesa de los Tres Mosqueteros plus one, así que medio giré el cuerpo de nuevo, quizás con algo más de disimulo que antes, para poder enfocar la atención en los cuatro sin parecer un stalker o algo. En el proceso no me di cuenta que algo de mi peso se medio fue en dirección a Sasha.

    —Dos de cuatro, contando al asshole quiero decir. El de pelito de nube es mi mejor amigo, se llama Kohaku —expliqué y la emoción se me coló en la voz, aunque se me pasó al tener que seguir hablando—. Luego... el moreno con ojos de color es amigo suyo, pero yo lo conocí recién, me dijo que se llamaba Haru. El sobrante que parece hermano de Haru es Sonnen, es amigo de Arata podría decirse, pero yo solo comparto clase con él. Es un grupo bastante raro, ¿no crees? Da un poco de risa y todo.

    Decirlo en voz alta de hecho me hizo reír y suspiré después, dando por asumido cómo había iniciado la convocatoria de esa mesa de almuerzo.

    —Seguro Ko los arrastró a los tres y no supieron decirle que no.


    los niños tienen una (1) neurona compartida que claramente está siendo interrumpida por la sneakiness, sAVE THEM están chikitos

    sash: yaboku
    cay: that's haru :D
     
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    Alethea 2.png

    [Muelle]

    Los chicos se acomodaron en la manta en cuanto la extendí y les indiqué que me acompañasen en la misma, y no tardé en aceptar de vuelta mi plato de las manos de Jack para comenzar a comer también en cuanto vi que él lo hacía. Intercalé un par de miradas entre ambos mientras tanto, curiosa por seguir viendo como aquella interacción entre ellos se desarrollaba, y finalmente decidí tomar la palabra tras escuchar la respuesta de la chica.

    —Para mí es la primera vez, así que llevo desde por la mañana bastante emocionada y bastante nerviosa de igual manera —contesté, con una sonrisa algo avergonzada, y después me llevé un dedo al mentón mientras miraba hacia el cielo con aire pensativo—. Uhm... las pruebas de valor son bastante típicas de estas excursiones, ¿no? —dije al final, volviendo la vista al frente y sonriendo con un poquito más de ganas—. Quizás hagamos una, ¿qué os parece? Yo no suelo asustarme con facilidad, así que estaría bien que hiciesen una y ver si lo consiguen~

    Satoko 1.png
    [Zona de acampada]

    Esperé pacientemente a que ambos chicos intercambiasen las palabras que creyesen convenientes, sin pretendes inmiscuirme demasiado en su conversación al considerarle algo privada por la forma en la que ambos se habían comportado entre ellos. Vite me respondió después a la pregunta que le hice, sin embargo, y simplemente asentí con la cabeza como muestra de que lo había escuchado.

    —Yo no lo soy, espero que no te moleste... —murmuré, bajando la vista para mirar mi plato de comida un par de segundos con una ligera mueca de labios.

    Bueno, no había mucho que hacer al respecto ya, así que simplemente decidí seguirlos hasta la zona donde la muchacha decidiese sentarnos y comencé a comer mientras escuchaba su pequeña anécdota con algo de curiosidad. Me rasqué la mejilla con algo de nerviosismo en cuanto nos devolvió la pregunta a la espera de alguna anécdota divertida, y no me quedó más que negar con la cabeza suavemente antes de responder.

    >>No hemos tenido ningún incidente, aunque curiosamente creo que mi grupo ha acabado el último...

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    [Muelle]

    Me había quedado algo más apartada cuando Paz se acercó a nosotras, no tanto porque la presencia del chico me molestase de alguna manera (que no lo hacía), si no más bien porque aquello era algo que tendía a hacer cuando veía que estaba rodeada de, quizás, demasiada gente. No me consideraba una persona que destacase entre los demás, y tampoco era algo que deseaba, así que no eran pocas las veces que mi presencia acababa pasando desapercibida en reuniones de ese estilo, algo más abarrotadas. Eso no quitó, claro, que no recibiese al chico con una sonrisa amable y una ligera inclinación de cuerpo.

    No tenía mayor preferencia de donde sentarnos a comer, por lo tanto no propuse nada pero tampoco opuse resistencia cuando el grupo se encaminó hacia el muelle. A medio camino perdimos a Alisha, quien movió la mano para indicarnos que no fuésemos en cuando el chico nos informó que tenía problemas con el sol. Fue un poco divertido ver lo nervioso que se había puesto por la actitud de la rubia, pero no pareció que la misma tuviese intenciones de andas molestando más de lo necesario, así que le dediqué una sonrisa suave antes de seguir al grupo hacia el árbol donde Anna nos había guiado. Me pareció ver, en algún momento mientras me alejaba, que Alisha miraba hacia las mesas con el ceño algo fruncido, pero sea lo que fuere que había visto, no pareció que fuese lo suficientemente grave como para hacerla levantarse de su sitio al sol.

    Me acomodé sobre el césped en cuanto alcancé al resto, cerca de Anna y dedicándole una sonrisa amable a los demás, y me dispuse a empezar a comer hasta que escuché la voz de mi amiga dirigiéndose hacia mí.

    —¿E-eh? —solté, sin poder esconder la confusión que se apoderó de mí ante su petición—. ¿Asa... do? Annie, no me hagas hablar de algo que no sé~ —me quejé, inflando apenas las mejillas, y volví a centrarme en mi comida.

    Y una vez más, realmente prefería dejarle a ella el trabajo de socializar en aquella situación...

    Kenneth 2.png
    [Zona de acampada]

    Era realmente curioso, pero en un abrir y cerrar de ojos, el ambiente en la mesa había cambiado drásticamente y ahora era prácticamente imposible no sentir la tensión que se había instaurado en la misma. Daba la sensación de que al tal Kenta le había molestado especialmente lo que Joey había hecho, asumía que concretamente la pregunta que le había hecho al otro muchacho, y si bien podía ver que el chico había intentando molestarlo con la misma, también era cierto que había sido el otro el que había empezado con la broma y, en definitiva, todo me pareció relativamente inocente.

    Le había sonreído a Joey cuando aclaró que prefería que lo llamásemos así, y también hubo un atisbo de diversión en mi expresión cuando lo escuché mencionar que "Kacchan" era mi hermana, pues la idea de cualquier persona usando aquel apodo con alguien como Kashya mientras ella, posiblemente, se mantenía impasible, era especialmente divertida de imaginar. El aire distendido que se sintió con aquella conversación, sin embargo, desapareció rápidamente, y no pude evitar quedarme mirando la escena entre el moreno y el castaño con algo más de atención de la que hubiese pretendido mostrar en un inicio. ¿Acaso lo estaba amenazando...?

    —Hombre, relájate, que venimos en son de paz —murmuré finalmente, con voz algo ligera en un intento bastante descarado de relajar el ambiente, y negué ligeramente con la cabeza hacia Joey antes de centrarme hacia el otro chico; entendía su punto, y suponía que no iba en serio, pero no necesitaba disculparse por eso—. De Gales —le respondí a Kakeru, recuperando la sonrisa ligera—. Mi nombre es algo complicado, sí, pero puedes decirme Ken, si lo prefieres. Sé que los japoneses sois algo más formales, pero a mí no me importa para nada~

    Después de decirle aquello, ladeando ligeramente la cabeza y ensanchando apenas la sonrisa, le di un vistazo fugaz a Joey para indicarle que le daba vía libre para contestar si así lo quería y, aprovechando el momento, empecé a darle un par de buenos bocados a mi comida.
     
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    Gigi Blanche

    Gigi Blanche Equipo administrativo Game Master

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    Haru.png
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    Estar sentado a esta mesa me superaba. Quizá debería haber calculado mejor la movida o la capacidad de tocar cojones del rubiecito pero, por mal que me pesara, el resultado probablemente no habría cambiado. Kohaku era el único con quien llegaba a sentirme cómodo por fuera de mi hermana, a quien prefería no estorbar y quien, dicho sea de paso, había soltado aquella tontería de hacer amigos. Me le había reído en la puta cara y ahora estaba aquí; discutible o no, la mierda técnicamente cumplía su deseo.

    No sabía hacer otra cosa, ¿eh?

    En sí no era tan terrible, aunque la afición por picar de Ko se combinaba con la del criminal aquí sentado y no era que pudiera comer exactamente en paz. Sonnen parecía estar más allá del bien y del mal con respecto a estos dos, en algún punto llegué a mentalizarme y medio desconecté. ¿Por qué cojones me ponía tan nervioso un estúpido campamento escolar con las mierdas que hacía a diario? Sólo Dios lo sabía.

    Mi intervención de turno me picó en la lengua, ni modo, incluso a sabiendas de que no lograría mayor cosa con ello. El rubiecito tatuado soltó la risa y los otros dos reaccionaron similar, sólo que a su manera. Como tal no me molestó, aunque tampoco ayudó a relajarme y, por ende, volví a lo mío. A la juntada de calidad con extraños se le podían sumar un par de piedras que me seguían molestando, como la existencia de Pierce, Manson y Hal en dos ámbitos de mi vida que no debían mezclarse.

    Pero va, al final me relajaba o me moría a los treinta.

    Sonnen omitió la pregunta de Kohaku, éste ratificó el punto de los hermanitos sin abrir la boca y el moreno frente a mí me habló. Su comentario me vino en gracia, aunque la sonrisa como tal no alcanzó mi expresión ni por asomo. Le había clavado la vista encima y pinché un trozo de carne, sin atender a mis movimientos.

    —¿Sólo uno?

    Tenía que ser la broma más confusa del mundo, con nuestras caras de culo y el tono monocorde de toda la vida. Entre tanto, los otros dos habían seguido conversando y no pude evitar prestarles atención, así fuera de refilón. Vete a saber qué clase de relación tenían, los hilos que Kohaku sostenía me resultaban incomprensibles a esta altura del partido. Cada que creías haber encontrado un patrón del cual fiarte, aparecía una carita nueva y te demolía las teorías. El rubito le extendió una invitación formal al bar pijo y Kohaku se echó encima una sonrisa angelical de las de siempre.

    —Asumiendo que querría que me prepares algo —respondió en tono suave, inofensivo—. Los últimos tragos tuyos que probé parecían inflamables, Akkun. ¿Qué clase de bar pijo es? Ando algo corto de pasta últimamente.

    El cuerpo se me tensó ligeramente y alcé a verlo. ¿No había sido precisamente en Minato donde lo cagaron a palos por vender en el lugar incorrecto? Quería decir, estaba preguntando, pero aún así.


    Sasha 4.png
    [Zona de acampada]

    Por un segundo pensé que este chico podía tornarse realmente complaciente si lo pillabas por el lado correcto, fue una mierda hasta intrusiva que se amalgamó con la voz de Aria y me sentí un poco asqueada conmigo misma. Dios, no quería mezclar las cosas ni acabar superponiendo el trabajo con mi vida diaria, mucho menos aplicar lo que aprendiera con las personas de mi entorno. No quería.

    Pero quizá fuera más difícil de lo que creía.

    O más fácil de lo que querría.

    Me forcé a apartar esos pensamientos y asentí, resolviendo allí el meollo del shampoo. Luego la cosa siguió hasta preguntarle por la mesa de los machos de atrás. Cayden atendió a mi pedido y giró en dicha dirección, si el movimiento lo acercó a mi posición honestamente lo pasé de largo. No eran detalles que me incomodaran si estaba relajada en torno a las personas. Además, yo también había puesto la atención en nuestra mesa de estudio. Fui identificándolos a medida que los nombró. Su mención del tal Kohaku fue distinta, lo noté y sólo en ese momento deslicé la mirada a su perfil, con una sonrisa ligera. Era un chico increíblemente transparente.

    Conque Yaboku se llamaba Haru, ¿eh? No era información que planeara usar, me consideraba relativamente astuta y definitivamente no suicida. La pizca de data, sin embargo, en cierta forma me satisfizo. La ronda cerró con Altan, del cual también descubrí el apellido y ¿que era amigo de Arata, en serio? Vaya miniatura de mundo. La risa de Cayden se me contagió en una nota menor.

    Si tanto Arata como Kohaku eran sus amigos, además, le vi sentido a que los dos primeros parecieran estar conversando con soltura. Debían conocerse entre los tres.

    —Dos de cuatro suena a buen número —murmuré al aire, y su idea de que el niño de nube había convencido a los otros tres demonios me arrancó una risa incrédula, haciéndome mirarlo—. Bueno, no tengo argumentos para contradecirte y tú los conoces mejor que yo, but that's surely a wild theory.

    Con todo el circo ya se nos había ido la mitad de brownies correspondiente, pero me dio penita y pillé uno extra, partiéndolo en dos para darle un pedazo a Cayden. Le guiñé el ojo, como si le pidiera que me guardara el secreto de... absolutamente nadie, y mientras masticaba fruncí el ceño. Miré la mesa de los machos, de regreso a los brownies y solté el aire por la nariz con fuerza. Busqué una servilleta de papel y la desdoblé sobre la mesa, guardando allí un último cuadradito con cuidado.

    —Supongo que no te quitaré más tiempo —resolví, con una sonrisa de lo más casual, y le extendí el brownie dentro de la servilleta—. Si te pidiera un delivery express, ¿lo harías por mí? Yo tengo algo que hacer, time is of the essence!

    Una pequeña mentirita piadosa no le hacía daño a nadie, ¿verdad?


    yo digo que este desliz de Cay compensa el desliz de Anna cuando le dijo a Aleck que Cay traficaba marihuana (???

    también comprueba que efectivamente comparten la misma mononeurona
     
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    Zireael

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    Altan4.png

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    Una cosa era segura, no había sido la mejor idea de Sugawara venir a meterse a la mesa del caos, una cosa era Kohaku por sí solo y otra muy distinta mezclado con Arata, que era mil veces más invasivo y pesado. Yo estaba curado de espanto, claro, pero no significaba que lo estuvieran los demás a mi alrededor. Era un trabajo de paciencia increíble, pero ignorar a Shimizu era mi carta más confiable. Bueno, lo ignoraba en tanto me sirviera, porque bien que me metía en puras mierdas con él.

    Le había soltado el comentario al moreno sin esperar nada de vuelta, como siempre, pero me clavó los ojos encima, pescó un trozo de carne sin siquiera mirar sus propios movimientos y yo mantuve la misma cara de moco, incluso si la pregunta me hizo la debida gracia. Me encogí de hombros y estiré la mano hacia el plato de Arata, del que me robé un trozo de pollo sin que el otro se diera cuenta por estar concentrado en Ishikawa.

    —Quien dice uno, dice diez —añadí sin cambiar la expresión.

    Por muy broma que fuese la respuesta con esa cara de velorio cualquier otro no entendía una mierda, pero lo dejé pasar más o menos por el mismo argumento tonto de los hermanitos, pues porque si había alguien capaz de adaptarse a esa inexpresividad era este chico. Los otros siguieron a su bola, yo había sentido ojos encima en algún punto, pero no hice nada y seguí comiéndome la conversación de los cómplices sin ninguna clase de disimulo.

    —Pasa que ahí no te puedo servir tres cuartos de vodka en jugo de naranja, obviamente —dijo el otro defendiendo el poco honor que poseía—. Una lástima. Ah, ¿cómo es que se llama? Joder con mi neurona luego de varios días, algo de un punto azul. Ya sabes, bastante estándar, decoración sobria, lucecitas y música en vivo ciertos días. Es como un bar de viejos.

    —¿Dot&blue? —pregunté solo para ponerle en marcha el cerebro al estúpido.

    —Eso. Gracias, mi querida enciclopedia con patas.

    Quizás fuese un delirio de fiebre, pero había notado algo de tensión en el cuerpo de Sugawara, además había volteado a ver al cara de bebé, así que algunas hilachas brillaron bajo el sol. No me sirvieron de demasiado, si éramos honestos, sobre todo cuando estaban alrededor de personas que eran igual de evitativas que yo.

    Cayden 2.png

    Zona de acampada

    La verdad era que sus pensamientos, aunque jodidos, llevaban razón y estaba claro como el agua. Bastaba que me pescaran por el lado correcto para que dejara de revolverme como un poseído y pasara a ser estúpidamente complaciente, los hilos que me movían estaban irremediablemente atados a la confianza y con ello a las lealtades que guardaba, pero podía extrapolarse. Si mi cabeza no percibía peligro alguno en esta chica, ¿no significaba que podría hacerme cómo quisiera si le daba la gana? Posiblemente.

    Al final ambos nos concentramos en la mesa de los cuatro individuos en cuestión, como un par de chismosos, y si hubiese sabido que había soltado información sin que me correspondiera habría entrado en pánico. Claro que no tenía modo de saber el embrollo de esta gente, así que no había mucho que pudiese hacer al respecto más que seguir viviendo en la ignorancia.

    La escuché reír antes de que dijera que mi teoría sonaba loca, pero conocía lo bastante a Ko para poner las manos al fuego de que había sido el caso. Bastaba que el otro les pusiera ojitos para que atendieran, por más delirante que pudiese sonar.

    —Ya te digo yo. Tiene cara de bebé pero es un peligro a la sociedad —añadí tragándome la risa.

    En los intermedios recibí la mitad de brownie que ella me alcanzó sin siquiera reparar en que la había sacado de los que no se podían tocar hasta que me guiñó el ojo, me di un poco de culpa, pero me pudo más el dulce y pronto lo desaparecí. Había regresado la vista al lago a medias, así que percibí los movimientos de Sasha a medias y la miré de nuevo cuando dijo que no me quitaría más tiempo, extendiendo el brownie en la servilleta.

    Intercambié la vista entre eso y sus ojos, como si estuviese procesando lo que me estaba pidiendo aunque la verdad fue que no lo pensé tanto como pretendí. Me veía venir por dónde iban los tiros, pero ni modo.

    Well, why not? —solté entonces, tomando el brownie con cuidado—. Solo dime el destino del pedido.
     
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    Gigi Blanche

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    Sasha 4.png
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    Que hablara del niño celeste como un peligro para la sociedad sonaba a algo que cualquiera diría precisamente sobre su mejor amigo, la tontería contribuyó a mi risa y la prolongó un par de segundos más. No agregué nada, en definitiva, realmente no conocía a la criatura. Sólo alcé las manos, como diciendo "vale, te creo", y regresamos a la relativa importancia de los brownies y el auto boicot que me estaba haciendo.

    Sabía que mi pedido podía llegar a ser un sinónimo directo de meterme donde no me llamaban, pero al mismo tiempo tendía a comportarme así en la vida. Fuera Altan encerrado en el armario de enseres, el ojo morado con el que había conocido a este chico, la bronca entre Arata y Joey o el desastre del club en absoluto. Las cosas no cargaban el peso que tendíamos a imprimirles, o al menos, convencerme de ello me servía para seguir funcionando con normalidad. El drama de Cayden y Arata, incluso sin saber los detalles, corría por el mismo carril.

    Así que sí, era mi forma de meterme donde no me llamaban.

    Lo pensó un rato, imaginándose hacia dónde iban los tiros seguramente, pero acabó por aceptar y la tontería me dibujó una sonrisa de oreja a oreja en el rostro. Le entregué el dichoso brownie y junté mis cosas a velocidad, repentinamente poseída por un chute de energía.

    The asshole, of course. Pero yo también voy para allá, así que te acompaño.

    De verdad que haber aceptado quizá se convirtiera en su peor idea del día, pero esperaba que no tuviera resultados tan desastrosos y que, quizá, el brownie sirviera como una mini banderita blanca de paz. Volví a sonreírle, entusiasmada, y en algún punto del camino me acerqué a él para decirle algo en voz baja. No me correspondía, era cierto, pero si conseguía suavizar los bordes de ambos me daría por servida la vida entera. Era un long shot, pero valía la pena el intento.

    Thanks, sweetheart. —Esperé a recibir sus ojos un instante y la sonrisa estrechó mi mirada—. I really appreciate it. Sé discreto, tho! Que no me alcanzan para todos y no quiero quedar mal.


    Kohaku 4.png
    [Zona de acampada]

    Claro que sentí la mirada de Haru directamente encima de mi cara cuando solté lo de que andaba corto de pasta, no había nacido ayer y él tampoco. De todos modos no planeaba andar de suicida ni de saco de boxeo otra vez, uno aprendía de sus errores y ya no colaba mercancía sin indagar antes. Joder, que se comportaban como si fuera un crío de cinco años. No me verían expresándolo, pero sí me molestaba un poco.

    —¿Bar de viejos? Debes estar aburriéndote un huevo, entonces —respondí como si no hubiera notado ni pensado nada, junto a una risa liviana—. Pero bueno, así sea un zumito me invitas si paso a visitarte, ¿no? Ahora suena como si toda tu diversión dependiera de mí, ¿cómo decirte que no?

    Me había llevado algo de comida a la boca cuando noté un par de siluetas de refilón, acercándose. Resultaron ser las dos caritas pelirrojas de más allá, me enfoqué en Cay y parpadeé, sonriendo automáticamente. Tenían pinta de que éramos su objetivo, no estaba seguro por qué pero tampoco iría a quejarme. Me hice un poco al costado, cosa de dejarle espacio y palmeé el asiento a mi lado, con cara de "nop, no tienes opciones". Haru también se había acomodado al otro lado de mi cuerpo.

    La pelirroja, por otra parte, se detuvo detrás de Akkun y le echó los brazos alrededor del cuello, pillándome bastante desprevenido. Me daba igual, pero de todos los escenarios posibles, ese jamás se me habría ocurrido. Había dejado de masticar y reinicié el movimiento al segundo, comiéndome la escenita con una sonrisita tan angelical que no era de Dios.

    Just checking —la oí decir, aunque se había inclinado sobre un costado para mirar a Akkun y la visera de su gorra, además de taparme parcialmente sus facciones, estropeaba el sonido.

    Me pareció que bajó la vista al plato del chico y asintió, satisfecha. Le dijo algo más en voz baja, no lo comprendí pero sonó muy suave, y entonces se irguió, deslizando las manos hasta posarlas en sus hombros. Nos repasó brevemente con la vista y se despegó de Akkun, agitando la mano en un movimiento vago.

    See ya, boys.

    Fue una intervención realmente corta, se fue como había venido y terminé de tragar la comida, con la risa y la curiosidad atoradas en la garganta. Había planeado hablarle a Cay Cay, pero las novedades apremiaban.

    —Pero bueno, Akkun, déjale algo a los pobres —lo molesté, en tono liviano.


    me empezó a sonar ozone mientras narraba y me puse suavecita upload_2023-3-6_19-26-21.png

    also no tenía forma de incluirlo en el post de Ko JAJAJA así que lo último que Sasha le dijo a Arata fue "te dejé un regalo, pórtate bien"
     
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    Zireael

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    Cayden 2.png

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    Era un estúpido, me dejaba usar por las personas a veces a conciencia y a la vez ahora estaba allí aceptando llevar el famoso brownie a sabiendas de lo que pretendía esta chica, vete a saber porque no quise negárselo, porque estaba escuchando el consejo de mierda de mi padre o porque en el fondo, muy en el fondo, no quería arrancarme de Arata en realidad. Me había sacado el arpón del pecho, claro, pero eso dejaba un hueco con el que no quería lidiar incluso si no lo sabía.

    Cuando acepté sonrió de oreja a oreja, reflejé una parte del gesto sin darme cuenta y noté que por muy madura que pareciera de primera entrada, ella también parecía una niña cuando sonreía. De verdad era muy bonita y yo era igual de débil que ella a eso, para qué negarlo. Digamos que estábamos a mano.

    La vi recoger sus cosas en modo torpedo, yo hice lo mismo a una velocidad más normal y me encajé la botella de agua medio vacía bajo el brazo, con el brownie envuelto en la mano izquierda. No había tenido que decírmelo, asumí de una vez que era una misión secreta porque era solo uno y no querría dejar al resto de diablos antojados.

    Iniciamos el camino hacia la mesa de los susodichos y en algún punto se acercó para decirme algo, la sonrisa se estiró los ojos, a mí se me escapó una risa no le dije nada. Sería un poco dificultoso, pero incluso podía meterle el brownie a Arata en el bolsillo sin que se diese cuenta si me esforzaba lo suficiente.

    —Gracias a ti —dije en respuesta, me refería a los brownies, su disculpa que no hacía falta y al rato que habíamos pasado juntos—. No te preocupes, intentaré que ninguno se dé cuenta.

    Arata 2.png
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    —¡Pues claro que me aburro! —solté como si el aburrimiento que sentía en el bar me fuese a matar o algo y me pareció que Sonnen bufaba por lo bajo—. Voy a servirte un jugo en el vaso más fino que hayas visto nunca, claro. Tan fino que vas a creer que le puse media botella de alcohol.

    Cuando regresé la atención a la comida me pareció que tenía menos carne en el plato, pero no lo pensé lo suficiente y me llevé algo de verduras a la boca. Noté la sonrisa de Kohaku, escuché pasos y antes de que pusiese voltearme para husmear qué pasaba, un poco entre el gesto de Kohaku y mis posibles reacciones, sentí el peso de un cuerpo detrás de mí. Me alcanzó el aroma de Sasha antes de reconocer sus brazos y el nudo que tenía en el estómago desapareció de repente.

    En medio del numerito escuché que Cayden se detuvo justo a mi lado, subió el pie a la banca y se amarró los cordones desechos de la zapatilla, pero dejó justo al frente algo envuelto en una servilleta. El objeto lo vi con el rabillo del ojo, porque seguía con la atención dividida en Sasha y en el resto, pero sentí que me dio un tirón en el pantalón para llamar mi atención, así que me hice con la servilleta y zambullí lo que sea que me estuviese dando en el bolsillo, de un movimiento que acabó perdido entre todos los siguientes.

    Apoyé las manos en la banca, medio ajusté la posición y en el momento en que alcancé los brazos de Sasha su voz se amalgamó con el objeto que me había metido en el bolsillo, entregado por el cordero. Suspiré bastante resignado, me reí ya de paso, y aproveché la distancia para hablarle en voz baja, como si no estuviese dando un espectáculo al resto de idiotas.

    —Gracias, Rojita —le dije suavizando bastante el tono y me tragué la risa por lo de portarme bien—. Supongo que lo voy a intentar.

    Cayden había seguido su camino hasta el lugar que Ko le había indicado a su lado, se dejó caer allí, puso una botella en la mesa y le echó los brazos encima al niño sin siquiera preguntar o molestarse en que el otro estaba comiendo todavía. Sasha se despegó de mí, los repasó con la vista y se despidió de todos, Cay soltó al pelo de nube para despedirla con un movimiento de mano, Sonnen imitó el gesto de forma mucho más apagada y yo regresé la atención a la mesa solo para darme cuenta que tenía un montón de ojos encima.

    What the fuck just happened? —dijo Altan justo detrás del comentario de Ko sobre que le dejara algo a los pobres.

    —Que el pobre soy yo, así que no tengo por qué dejarle nada a nadie —atajé de inmediato—. ¿Qué pasa, están celosos todos~?

    —Yo no —resolvió Cayden de repente, algo de acidez se le filtró en el tono, pero luego se le aflojó una risa—. Me preocupa la seguridad de tu amiga, pero qué sé yo de criminales.

    —Ah, ya va el segundo recordatorio —señaló el cuervo—. El punto es qué haces tú con Sasha, imbécil.

    —A ti nadie te pregunta qué haces con Anna, ¿o sí?

    —¡Golpe bajo! —anunció Cayden y balanceó el peso del cuerpo hacia el costado de Ko—. Bueno, el chisme es... La verdad no tengo idea, es muy confuso. Lo resumo en que andará haciendo el imbécil, como siempre, solo que ahora se fue a las grandes ligas. Me parece que es una chica muy dulce como para andar metiéndose con él, that's for sure.


    lloranding con ozone de fondo porque arata se me puso soft cinco segundos just cuz *brillitos* sasha *brillitos*
     
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    Gigi Blanche

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    Kohaku 4.png
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    Akkun a veces, muy pocas veces, parecía un niño, incluso con la cara de criminal y todo. Serían los momentos donde se quejaba como si fuera uno o cuando se reía sin la eterna burla pegada al cuerpo, pero no me verían sacándolo a relucir. Él, entre tanto, echaba en falta un espejo. Era algo que nos pasaba a todos, suponía, y por eso no era propenso a dudar de lo que las personas a mi alrededor me dijeran. Comprendía, antes de otras cosas, que en nuestra mente habitaban versiones incompletas de nosotros mismos.

    Altan bufó al oírlo quejarse cual crío de escuela media y la tontería me hizo gracia, aunque regresé rápidamente la vista a Akkun.

    —O me lo pones en un vaso ordinario. Tan, tan ordinario que tus superiores creerán que es puro zumito.

    No le había prestado verdadera atención a Haru entre la llegada de los pelirrojos y la movida de la chica, quien aparentemente se llamaba Sasha. En cualquier caso, no habría habido nada que notar. Permaneció pegado a su plato, si acaso levantó la vista cuando ella se estaba despidiendo y desvió su atención en nuestra dirección, cuando Cay se sentó y me echó su peso encima. Justo me estaba llevando algo de pollo con cebolla a la boca, la tontería me cortó una risa en la garganta e hice malabares para que la comida llegara a buen puerto. Con esa misión cumplida, pasé un brazo por su cintura y lo apretujé contra mí brevemente. La queja de Altan volvió a causarme gracia y mantuve mi atención puesta en los imbéciles frente a nosotros, masticando con calma.

    Cay se sumó al circo y mi cabeza se basó en ir rebotando de persona en persona. Haru estaba en las mismas que yo y en algún punto le sonreí, a lo cual no reaccionó demasiado pero tampoco me molestó. Que el otro era un criminal, que qué hacía entonces con Anna, Cay soltó el "¡golpe bajo!" y me reí, genuinamente divertido con toda la situación. Éste se inclinó en mi dirección y tuvo la piedad de iluminarme tantito al respecto de los eventos recientes. Fui asintiendo, muy compenetrado en el chisme, mirando a Arata de vez en cuando.

    —Pues yo creo que sí estás comiendo frente a los pobres, entonces —definí, luego de fingir que reflexionaba un par de segundos.

    No me enteraba de nada, pero por la gracia de molestarlo. La chica ya le había dejado colgada una diana en el centro del pecho, ahora que nos soportara.

    —Aunque me siento particularmente ofendido de que todos la conocieran menos yo —agregué, casi haciendo un mohín, y volteé hacia Haru—. Bueno, tú no la conocías, ¿cierto?

    —¿De dónde la conocería? —replicó casi al instante, y como de por sí era tan socially awkward no le di importancia.

    —Pero quiero más detalles, los demando, los exijo —dije, señalando a los otros tres con el cuchillo de plástico. Me sentía realmente cómodo con todos esos imbéciles, así que podía permitirme esas cosas—. ¿Quién quiere empezar? O arranca uno o el cuchillito lo elige.

    ko bro no lo sabés pero sos el único que no está en onda
     
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    Zireael

    Zireael Equipo administrativo Comentarista empedernido seventeen k. gakkouer

    Leo
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    Zona de acampada

    Si Arata le iba a responder algo a Ko se le olvidó en el momento en que sintió el cuerpo de Sasha encima y, que me juzgaran por demencia, pero fue como si algo se le hubiese aflojado en el cuerpo de forma hasta inconsciente. Tampoco podía decirle nada por calmarse bajo el tacto de ciertas personas, si al final éramos todos iguales, por más que pretendiéramos que no.

    La mesa del desastre era eso, un desastre, pero en sí estaba prácticamente cubierta por personas con las que no me interesaba guardar apariencias de ninguna clase y eso incluía a Haru solo por aproximación, por ser amigo de Ko. Fue por eso que apenas sentarme me le fui encima a la criatura, que se enfrentó a la misión de que el bocado de pollo con cebolla no se le fuese a la mierda, y me reí estrujándolo un poquito más por la pura gracia, solo para dejarlo quieto antes de despedirme de la pelirroja.

    El brazo de Ko había alcanzado mi cintura, lo sentí estrujarme y la sonrisa se me quedó bien pegada en la cara hasta que le hablé a Arata. La cosa es que en menos de cinco minutos eso se volvió un circo, le expliqué de forma muy cortada el asunto a Ko y el otro siguió quejándose, haciendo que Shimizu lanzara la atención al plato como si fuese la cosa más interesante del mundo.

    —Pues qué lástima por los pobres —dijo llevándose un trozo de carne a la boca.

    Me hice el sorprendido cuando Ko soltó que estaba indignado porque todos la conociéramos excepto él, tanto que le preguntó al moreno que saltó de inmediato a decir que de qué iba a conocerla él. El chico era bastante rígido, así que no me pareció que ninguno, ni el mismo Kohaku, viera algo raro en la inmediatez de su reacción. La verdad fue que todos los dejamos ser.

    El caso fue que pelo de nube aquí presente se puso a exigir detalles, pero como ese embrollo era de Arata me le escapé y Sonnen siguió comiendo como si nada. Podría haber hablado sin más, pero en su lugar le quité el cuchillo plástico a Ko y señalé al rubio de un movimiento brusco.

    —El cuchillito ha hablado y como tú eres cuchillos locos no te salvas —advertí—. Me lo debes.

    Suspiró de forma exagerada, dejó caer la mano junto al plato e intercambió la vista entre Ko y yo dándose por vencido de inmediato. Puede que tuviera que ver también con que le había dicho a la otra que iba a intentar portarse bien, pero eso no lo había escuchado nadie así que no había manera de picarlo.

    —La conocí el día de la mascarada donde Akaisa, seguimos hablando luego de eso, ¿contentos? —explicó pero yo lo apunté con el cuchillo con más insistencia, como diciéndole que soltara la sopa—. Mandé a Cay a decirle que quizás hubiese una gente queriendo molestarla por una estupidez que hicimos.

    —Estaba preocupado por ella, ¿qué te parece? —dije hacia Ko, esperando molestar al otro que comprimió los gestos y de haber sido un perro me habría gruñido en la cara—. Entonces como es tan inteligente en vez de ir él, mandó al puto palo de dientes a hablar con la chica linda de la otra clase. Me inventé una excusa de mierda y por eso estaba pasando apuntes en el pasillo el otro día, eran de Sasha. Ahora me buscó porque ese día fue un poco brusca y quería disculparse conmigo.

    Quise decirle que era pensando en ella que había preguntado aquello de qué era lo mejor si alguien estuviese molestándolo y nosotros no lo supiéramos pero otro sí, que si debía abrir la boca. Me lo guardé porque habían demasiadas personas, también porque me dio miedo la posible reacción de Shimizu y quién sabe qué más.

    —Me dijo que se arregló con Arata, debía estar molesta con él por ser un estúpido. Vaya, como todos.

    Lo dije ahora sí relajando el brazo sobre la mesa, aunque un segundo después volví a levantar la mano, pinché una verdura del plato de Ko con la punta del cubierto y me la llevé a la boca. Como si no me hubiese comido casi medio kilo de comida, varios brownies y prácticamente una botella de agua completa mientras conversaba con Sasha.

    —Quedamos el fin de semana antepasado —soltó Shimizu de la nada.

    —¿Lo ves? Ya está todo b-

    —¿Qué quedaste con Sasha? —interrumpió Sonnen con la misma incredulidad que a mí me cruzó por la cabeza un segundo después de haber empezado a hablar, de paso le sirvió para seguir librándose—. Es surreal esto ya. Ahora estoy tan indignado como Kohaku. ¿En qué clase de mundo vivimos?


    girl, tremendo chismorreo en esta mesa hELP
     
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  14.  
    Kaisa Morinachi

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    No sabía que canción poner, iba a dejar el post sin canción, pero sí quería poner. Sonó esta canción de la nada y me dio suficientes mood para pegar entre tanta personalidad distinta que se me mezcla acá, en fin, DON'T BELIVE ME? WHY?
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    Zona de acampada

    Cuando Shichi-rin comentó que no esperaba que me molestara su comida la miré con ligera sorpresa, luego fruncí el ceño incluso con lástima, mi sonrisa y voz buscaron ser conciliadoras.

    —Ay, Shichi-rin, tranquila, jejeje —no pude evitar esa suave risa al final, que en parte me quitaba los nervios de encima, luego le sonreí suave, aunque agarró confianza pronto—, necesitas más que eso para que me desagrades— Y luego una sonrisa mucho más risueña—, ¡Y qué digo que más! ¡Muchísimo más, porque eres muy agradable!— La sonrisa calmada y confiada volvió mientras le observaba desde arriba de costado—, si fueras vegetariana para mí que por poco y serías algún buda.

    Luego observé cómo Sabaku-chan explicaba que quedó en segundo lugar y se le veía bien cabreada por eso, mi atención fue tan solo de ligera sorpresa.
    —¡Oh, pero conseguiste el segundo lugar! —respondí con una sonrisa transparente, de esas bien tranquilas, pero risueñas, que podía dar. Aunque, si me paraba a pensarlo, yo también estaría frustradisimo en su posición, así que luego le dediqué una sonrisa más calma, casi comprensiva—, ya verás cómo luego arrasarás en otras cosas—Y puede que no tuviera pruebas o que el destino estuviera lejos de querer compadecerse de mis palabras, pero tenía confianza y con eso podía aclarar que Sabaku lo daría todo antes de perder, ¡Aquello era la real competencia! Le sonreí con jocosidad—, pero no creas que te la colocaré sencilla solo por ser una chica.

    Por qué no picar un poco también~

    Cuando preguntó cómo nos fue fruncí yo mismo mi ceño.
    —Me tomé como cinco minutos con las varillas y un compañero se le fueron como tres minutos más con sus propias cosas, así que no fue tan genial como quería... —había soltado la sopa serio y todo, pero no volví a demorar en sonreírle con suavidad a mi conocida—, pero lo importante es que no se nos caerá sobre la cabeza de noche, ¡Nijijiji!— Ya habíamos tomado asiento cuando Shichi-rin contó su propia experiencia, yo aproveché de darme un par de bocados y hablé tras tragar, frunciendo el ceño como sí estuviera preocupado—, que lástima quedar últimos —comenté, aunque en verdad Shichi-rin se veía tan calma con el tema que, a diferencia de lo que podría trasmitirme Sabaku, no parecía realmente afectada, cosa que siempre era una calma. Tras tragar otro bocado sonreí—, pero creo que serán a las que sí o sí no se les cae la carpa de noche, niejeje.

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    Zona de acampada

    Mi apretón de manos con el desconocido, por más que pude haber sido como cualquier otro y demostrado cuánta fuerza tenía con ese gesto, me limité a tan solo afirmarla con una fuerza decente que no tenía por qué infringirle alguna incomodidad. En fin, que tenía suerte que ninguno de los presentes se hubiera trastabillado como yo lo hice, no sé, me pareció notar una ligera incomodidad en Fujiwara, cosa que me hizo reaccionar en consecuencia, el problema es que me dejé llevar por la emoción, pero aun estaba a tiempo para apretar el freno. Dejé la cara de loco de lado para fruncir al ceño con dureza, Apologies, le había soltado a otro, y luego no entendí nada en lo absoluto, pero me volví a erguir como correspondía alejándome de él, cerré los ojos y suspiré pesado.

    —Claro, la culpa es mía —respondí al comentario de paz del albino, y puede que se diera para mal interpretaciones haciendo parecer lo que dije alguna ironía, pero no, en verdad estaba asumiendo la culpa. Mi mirada seria cayó un momento en Fujiwara para comprobar que, en verdad, aquel tío no le incomodaba y lo que sentí fue mero espejismo. Di un suspiro menos intenso que el anterior, no era de esos que podían quedarse tan panchos cuando se emocionaban, independiente de cuál fuera esa emoción.

    Sea como fuera, las ganas de comer se me quitaron de momento, así que me dediqué a mirar en absoluto silencio el intercambio, aun serio, jugueteando con la comida. Fue en eso que empezaron a conversar de dónde venían y eso logró calmarme un poco más, la distracción aquella era interesante.

    —Uhhh...— Había alzado un poco el mentón, aun serio, recibiendo la información de Thorton, así que Gales, ¿dónde cresta quedaba eso? Fruncí el ceño, confundido, pero al final en vez de preguntarle eso le sonreí con más confianza— ¿Tu apellido no que tiene el nombre del dios Thor metido de por medio?— Sí, era un cero a la izquierda en clases y sí no fuera por el esfuerzo de Momoka nunca habría aprendido a estudiar como para llegar al Sakura, pero al menos tenía un poquito de cultura general, solo un poco.

    Mi mirada luego cayó en el tal Jhosep, más serio, pero no soné agresivo. Ladee la cabeza.

    >>Imagino que también eres extranjero, ¿No?— Luego sonreí, estaba más calmado, la amenaza que llegué a sentir me dejó, así que la sonrisa era en verdad genuina—, yo tan solo vengo de Maebashi, prefectura de Gunma.
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    Muelle

    Estaba nervioso, sí, y por lo poco que alcancé a ver Anna era una chica bastante proactiva, pero aún así... se acompasó a mi ritmo, preguntó por Huang y a mezcla de cosas que me hacían sentir bien, tranquilidad y familia, me hicieron sonreírle con un poco de conmoción al inicio, pero luego se relajó a una sencilla y suave sonrisa.

    —Está bien— Miré hacia adelante—, me gusta jugar con él, el pequeño tiene bastante energía para imaginar un montón de cosas por hacer—. Fruncí luego el ceño, mirando al frente, puede que algo preocupado—, pero no sé sí quiero saber cómo le va en la escuela...— Miré entonces sus ojos, esos cuarzos rosa, dudé y luego con la timidez común en mí la brindé otra pequeña sonrisa—. Cosas de niños, algunos días les va bien, en otros el mundo es demasiado grande para ellos...

    Suspiré y miré adelante, cerré los ojos, me masajee el hombro y recordé mi propia niñez, con tantas cosas y tan pocas ganas de interactuar con ellas... Quería mucho a mamá... puede que sin su cariño, comprensión, paciencia de santo e incluso entusiasmo estaría peor de lo que ya estaba. Me acompañó siete años y fue más que suficiente para jamás sacarla de mi corazón. Me dirigí entonces a Anna, con una sonrisa.

    >>¿Qué tal tú?

    Cuando esperé su respuesta fue que la última chica del lugar se acercó para presentarse, la miré con atención, el toque de inseguridad era por mera costumbre... Adara Makris... ¿Es que acaso estaba rodeado de pura extranjera? Mi ceño se calmó cuando explicó que le parecía bien presentarnos y por eso se acercó.

    —Oh...— Le concedí una de mis sonrisas suaves—. Zhou Paz...— Y sonreí con mucha verguenza, al punto de cerrar los ojos—, pero mejor solo quédate con Zhou.

    Luego de eso llegamos a nos sentamos bajo un árbol, pero había una parte debajo de él con buen sol, así que Anna había elegido el camino de la concordia y eso solo me causaba una gran calma, agradecía en verdad cualquier medio para evitar conseguir problemas, que era muy malo para lidiar con ellos teniendo el tipo de nervios que tenía, a veces era tan grotesco al punto de que simplemente parecieran estar expuesto con el ambiente mismo y todo me tocaba con dolor e intensidad, por lo que, insisto, la actitud de Anna era en verdad una gran compasión para ese enclenque corazón que me tocó tener.

    Pero, más interesante, mis ojos cayeron sobre la pequeña con suma seriedad, pero no parecía enojado ni nada, es más, era la seriedad más extrañada y curiosa que podían ver en mí. Mi ceñó vaciló al oír a Hodges y casi que tuerzo mis labios en una sonrisa, era alguien... "Kawaii", pero cómo fuera, volví a mirar extrañado a Anna, puede que fuera la única manera de verme en verdad calmado o incluso seguro, cuando me preguntaba cosas que solo eran dudas... vaya ironía.

    —¿Eres latina, Anna? —solté sin más, en verdad me veía en extremo serio, cuestionador, pero lo dicho, nunca con una negativa intención. Parpadee, como sí no me lo terminara de creer, hice una mueca con los labios que demostraban que no estaba seguro de lo que estaba por decir—, ¿Eres de Argentina?

    Mi voz salió siempre calmada, nunca agresiva, pero más firme que nunca. Pero seguía siendo yo, Paz Zhou, aquel que era más nervios que músculo, sacudí la cabeza negando con vergüenza apenas salí de aquel transe de curiosidad. La miré preocupado, casi que arrepentido.

    >>Lo siento, no quería asumir ninguna cosa—. Por que tú nunca sabías cuántas mierdas y prejuicios podían haber detrás de una persona que af—ectaran todo su estado de ánimo, nos podía pasar seguido a Aiko y a mí, ¿Cómo le explicas a alguien que solo tienes hermanastros, tus padres te abandonaron a tu suerte o que tu madre falleció sin remedio a los siete? Eran ese tipo de cosas las que nunca obligaría a alguien soltar en voz alta.

    Porque era complicado, doloroso y no quería que esas cosas ocurrieran, quería tranquilidad y... cariño, de poder, por qué no.


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    Muelle

    Qué decir, Ethans se paseaba entre ser tolerante y provocarme arcadas. No la culpaba, claro, porque eran reacciones que tenía yo por ella, no que ella buscara en mí, aunque de llegar a ser lo segundo... mejor ni siquiera cuestionarme esas cosas. Fruncí más el ceño, la escuché con atención, hice una mueca de rechazo al ver su sonrisa, pero luego calmé mi culo de perro que tenía por cara y volví a la seriedad antipática, aunque pronto volví a fruncir el ceño, pues mientras me deleitaba con otro bocado pensé en las pruebas de valor... curioso.

    —Nu...— Iba a negar haber hecho alguna cuando pequeños fragmentos de mi antigua escuela me llegaron a la mente, seguí hablando con calma seria—, a los tontos de mi escuela le encantaban esas cosas: Irse a perder al bosque, hacer cosas de dudosa seguridad, quién sabe qué otras guarradas y luego volver a la escuela, que era nuestro punto de unión y su patio quedaba dentro de una parte del bosque mismo —expliqué todo con calma, seria e intercalando mi mirada solo una vez entre Ethans y Jack, mirando a quién se viera más curioso al respecto. Miré mi plato y juguetee con la comida antes de prepararme otro bocado—. Ganar aquellas pruebas deber ser genial...— Mastiqué, tragué, esperé y volví a mirar al par—, pero creo que algunos no quieren la prueba en sí...— Y una sonrisa filuda, puede que la primera que vieran, adornó mis labios, ojos sagaces. La voz se tiñó con una emoción calma, pero expectante—, quieren la confianza de la noche.

    Sexo, alcohol y drogas, crecí en un ambiente algo... adverso, aun cuando nunca caí en esas cosas. Veía a mis compañeros perderse, algunos encontrarse y otros resistir como unos campeones. Los miraba, me cuestionaba cosas, quería respuestas a todas mis preguntas.

    Espectadora, crítica, pero jamás quién decida controlar a otros. Era desgastante, mientras no me jodieran la existencia no había razones para perder tiempo con todos aquellos engendros que tenían que verse obligados a vivir en un mundo arduo con gente que no siempre seria de tu total agrado.

    Costará escribir sobre muchos personajes a la vez y tomará su tiempo, pero de que lo disfruto, lo disfruto como condenada
     
    Última edición: 7 Marzo 2023
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  15.  
    Reual Nathan Onyrian

    Reual Nathan Onyrian Adicto

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    Cuando nos pusimos a comer, Fiore tomó mi bastón y se puso a jugar un poco con él. De hecho, lo había agarrado en cuanto Alethea se había alejado, y yo lo había dejado caer. Me encogí de hombros. Mientras no me lo rompiera, no tenía problema en que se mantuviera ocupada con él. En especial estando sentado. Escuché las respuestas de ambas chicas, mientras tragaba. Así que a Fiore no le gustaba, ¿eh? ¿Qué mala experiencia había tenido antes?

    No continuó con su relato, si no que se puso a comer, así que me giré hacia Alethea. Así que era la primera vez. Sonaba muy tierna, en especial con aquella sonrisa avergonzada que se le había dibujado en el rostro. Le devolví la sonrisa, antes de contestar.

    — Ah, primera vez. Siempre la primera vez es mágica. Estás lleno de expectativas, te contaron historias, y no sabes que creer —solté una risa, pero luego fruncí el ceño.— Creo que acabo de decir algo extremadamente genérico. Wow, acabo de describir como se siente una primera vez en cualquier cosa. Perdón, expresarme de manera muy coherente no es mi fuerte. Quería decir nomás que es normal que estés nerviosa y emocionada. O sea, las dos cosas al mismo tiempo

    Solté una risita algo nerviosa, y luego me rascó la nuca.

    — ¿Pruebas de valor? No recuerdo alguna vez haberlas hecho. Eso sí, nunca fui de campamento con un grupo tan grande como este. Siempre fueron con amigos cercanos o con mi familia. Pero puede ser divertido. No sé si para mí, me asusto con facilidad, pero sí para el resto, supongo.

    Luego desvié mi atención a Fiore, que había comenzado a narrar sobre sus experiencias acampando, o tal vez haciendo esas pruebas de valor. Mi sonrisa fue perdiendo algo de brillo y paso a una medio incómoda mientras la chica hablaba. ¿A qué colegio había ido esta niña? O sea, en todos los colegios estaban aquellos que se salteaban clases, se iban a fumar, beber o a drogar, o simplemente tirarse en algún lado. Pero por la forma en la que Fiore lo describía, parecía como si hubiera crecido inmersa en aquel ambiente. No sabía si era el tono monótono con el que contaba las cosas, la casualidad con lo que lo hacía, o el tema en sí.

    En cierto momento, tuve el impulso de preguntarle si estaba todo bien, pero sentía que no iba a ser bien recibido. Suspiré en cuanto terminó con aquella enigmática frase, algo cringe para ser sincero, pero se le podía perdonar. Terminé mi plato, y lo dejé a un costado.

    — Bueno, me alegro que aunque no te haya gustado la primera vez, le hayas decidido dar una segunda oportunidad a la experiencia. La verdad que yo adoro acampar. Obviamente suelo preferir grupos más chicos. Hay como más libertad. Además, esto es más un acantonamiento. Estamos a treinta minutos de la escuela, ¿no? Pero incluso eso tiene sus maravillas. Cada tanto está bueno desconectarse de todo y simplemente rodearse de naturaleza. Ayuda a calmar los decibeles un poco.

    Les dediqué una sonrisa y me quedé contemplando el lago. El monte Fuji a lo lejos, el sol reluciente haciendo que la superficie del agua brillara como cristal, la gente sentada en el suelo. Era un paisaje precioso. Saqué mi celular, y saqué un par de fotos. A todo. No eran muy buenas, pero era lo que tenía a mano. De repente, me volteé hacia las chicas.

    — Oigan, ¿quieren que les saque una foto? El fondo está muy bonito, la verdad. O podemos sacarnos todos una juntos. O bueno, si no quieren, también está bien.
     
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  16.  
    Gigi Blanche

    Gigi Blanche Equipo administrativo Game Master

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    [Zona de acampada]

    Cay me arrebató el cuchillo de la mano y apuntó directamente a Arata con él. Le lancé un vistazo disimulado a Altan mientras lo presionaba para que hablara antes de regresar al foco de atención de la mesa, listo para el chismecito. Akkun cedió, en verdad no se hizo mucho de rogar, y contó que la había conocido en la mascarada. Una parte de mí había sellado fuera de mi memoria aquella noche, la mención me hizo parpadear y, aunque obviamente no lo visibilicé, sí que arrastró recuerdos de todo tipo. Había sido... complicado.

    Fue apenas eso, una sensación, y regresé a lo que importaba. La historia se puso más interesante cuando Cay y unos presuntos ¿bullies? aparecieron en escena. No hizo falta que lo mencionara, cuando Cayden agregó su porción de información recordé la situación al instante. Estaba sentado en el pasillo pasando unos apuntes, tenía el ojo morado y me había soltado preguntas hipotéticas de lo más extrañas. Vaya, ahora las piezas encajaban. Deslicé la mirada a Arata cuando Cay dejó de hablar y me robó una verdura del plato, ligeramente pensativo.

    Como tal no me sorprendió que hubiera quedado con la chica, pero sí, quizá, que hubiera decidido ventilarlo. Cayden y Altan reaccionaron visiblemente y la tontería me arrancó una sonrisa divertida, dejando atrás los pensamientos de antes. No sabía por qué tanta historia con que el pobre diablo y la tal Sasha hubiesen quedado, pero definitivamente hacía el chismecito más interesante.

    —¿Eh~? —arrastré la sílaba, enfatizando su suavidad, y crucé los antebrazos sobre la mesa para inclinarme, viendo a Arata—. ¿Y qué hicieron? Si se puede saber, claro~

    A ver, no que fuera tan metido, pero el chico había dejado la información en bandeja, ¿no?


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    [Zona de acampada]

    Si el imbécil a mi lado me incomodaba o no era, honestamente, un asunto personal en el que nadie tenía por qué meterse, en especial personas que conocía de hace media hora. No lo pensaba de mala forma ni criticaría a Kenta por querer involucrarse; yo era, después de todo, el primero en jugar al héroe cuando veía el espacio para hacerlo. Pero vaya, hacerlo no era sinónimo de que me gustara que lo hicieran conmigo. Además, no creía haber demostrado nada de lo que el inglés me hubiera provocado, lo cual, de por sí, era una sensación vaga y sin fundamento. Algo así como... ¿un presentimiento, tal vez?

    Por suerte, ninguno de los recién llegados reaccionó y Kenta pronto volvió a su lugar, asumiendo la culpa. El desliz, así, pudo quedar atrás y solté el aire por la nariz, relajándome. Decidí soltar la pregunta adrede, como una forma de recuperar oficialmente la distensión, y Thornton fue el primero en responder. ¿Decirle Ken? Mi sonrisa se ensanchó, divertida. Me daba bastante igual, la verdad.

    —¿Así como el novio de Barbie? —recordé, encogiéndome de hombros—. Vale.

    —Tenemos entre nosotros a un Ken tamaño real —bromeó Wickham, señalando vagamente al otro con el tenedor—, qué honor~

    Kenta había preguntado algo relacionado a Thor y luego reiteró la duda hacia el moreno a mi lado, quien alzó brevemente las cejas y se dio por aludido, alternando la mirada entre Fujioka y yo.

    —De Inglaterra, kiddos. Falmouth, siendo precisos. Queda al sur.

    —Yo soy... de Shinjuku —agregué, riéndome, luego de que Kenta también compartiera su origen—. Ahí, en el corazón de Tokyo. No sé si ubican.

    —Ah, creo que me suena —bromeó Joey, ligero.


    En la interacción de Anna, Emi, Zhou, Adara y Ali técnicamente le toca a Quem responder, so prefiero no pisarla. In any case, ya voy a ir avanzando el horario en el próximo post

    y ya lo había dicho en el grupo, pero vuelvo a pedir disculpas por la tardanza. Se me juntaron muchas cosas y ando con poco tiempo libre :(
     
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  17.  
    Gigi Blanche

    Gigi Blanche Equipo administrativo Game Master

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    El tiempo fue transcurriendo con calma, mientras los estudiantes se repartían por la zona y disfrutaban del almuerzo. Los profesores, entre tanto, comenzaron a limpiar y desmontar las parrillas. Eran alrededor de las dos de la tarde cuando Sachi aplaudió tres veces, llamando la atención, al menos, de los alumnos más cercanos. Linda estaba a su lado.

    —Hora del tiempo libre, niños —anunció, a viva voz—. Pueden recorrer la reserva a sus anchas. Recuerden que tienen disponible el mapa para descargar en la página oficial de la Fundación, también trajimos algunas copias impresas por si alguno lo prefiere. Nos encontraremos aquí a las seis para dar inicio con la prueba de valor. Hasta entonces, ¡diviértanse!

    —Y miren bien dónde pisan —agregó Linda, risueña—. Si encuentran algo curioso, no duden en traérmelo~


    Como bien pone ahí, empieza el tiempo libre. Pueden hacer LO QUE QUIERAN, siéntanse libres, mis polluelos. Cualquier cosita ya saben, me consultan.

    A partir de ahora es aún más importante que especifiquen dónde se encuentran en sus posts, recuérdenlo porfis.

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    [Zona de acampada]

    Después de mi pregunta sobre los cumpleaños espere pacientemente la respuesta de Numéria, pero mi vista no estaba en ella sino en Isla, está chica era realmente diferente, no lose pero podia apreciar de lejos que la vida la había golpeado demasiadas veces, pues su expresión en su rostro no demostraba nada, deje de analizar cuando escuché la voz de Numéria.

    Aunque la pregunta fue hecha para Isla, ella ni se mosquio a observarla, solo mire como dejaba de comer lo último que le faltaba y cerraba brevemente los ojos.

    —No, puedo decir que no siente nada —murmuro para volver su mirada a su plato—. Como dije no es que me emocioné mi cumpleaños.

    No llegue a decir nada hasta que note la mirada de Numéria y escuché su pregunta.

    —Si tengo diecisiete~ —afirme a su pregunta—. El siete de septiembre cumplo los dieciocho.

    Note como entrelazaba sus dedos y después apoyaba su mentón en ellos, al mismo tiempo escuché su pregunta sobre cuántos años le pondríamos, mire un poco por encima de mi hombro a Isla.

    —¿Cuanto le ponemos?—ella mi miro y después miro fijamente a Numéria.

    Alzó sus hombros —Supongo que entre dieciséis y diecisiete —me miro—. Pero si toca elegir uno pues me quedo con diecisiete.

    Sonrei ante su respuesta y traslade mi mirada a Numéria.

    —Opino lo mismo.

    Entonces se escuchó tres aplauso y lleve mi vista hacia donde provenía, una de las profesoras iba hablar y la cosa fue que le puse atención, alce la ceja con un poco de entusiasmo cuando murmuró sobre el tiempo libre, y lleve mi mirada hacia mis acompañantes.

    —Tienen algún plan para el ¿tiempo libre?

    —No todavía, aunque yo me adapto a lo que ustedes decidan.

    Mire a Isla y sonrei ante lo que menciono.




    Adara.png
    [Muelle]

    La cosa fue que sin mucha importancia me había sentido en lugar un poco apartado de donde se habían sentado los demás aunque obviamente aún podía seguir escuchando lo que estaban hablando Anna y Emily, y sobre ¿donde estaba Alisha sentada? Pues no me fijé ni nada, lo único que murmuré antes dejar de fijarme en ella fue cuando dijo sobre lo de meternos al agua por si nos daba calor.

    Sin embargo antes de sentarme donde lo había hecho y empezar a comer escuché la voz del chico cuando me presenté.

    Había dicho que se llamaba Zhou Paz ¿no?. Alce una ceja ante lo que dijo después, sin mucho problema alce mis hombros, si el quería que lo llamara así pues, así sería.

    —Lo que usted diga, entonces Zhou será —faltaba poco para que terminara mi grandioso almuerzo, estaba demasiado concentrada disfrutándolo hasta que escuché unos aplausos y la voz de una de las maestras, sin voltearme a verla escuché todo lo que dijo.

    ¿Así que tiempo libre?.

    ¿Que haría?.

    Ni idea.

    Pero tenía dos opciones, ir a buscar que hacer con mi cámara para no aburrirme o buscar a Jez, aunque la segunda opción estaba más favorable.

    Mire a mi alrededor buscandola por cada esquina, entonces sonrei por mi adentros cuando la vi sentada bajo la sombra de un árbol, con su móvil en la mano.

    —Fue un gusto almorzar junto a ustedes, pero tengo que encontarme con alguien—inquiri al pararme—. Creo que nos veremos más tarde —aunque esas palabras eran para las chicas con la que me tocaba compartir tienda—. Anna, Alisha.


    Entonces me fijé en Emily y Zhou.

    —Fue un gusto también hablar con ustedes.

    Sin decir nada más me dirigí hacia mi objetivo, y al estar cerca note por encima que estaba haciendo.

    Estaba leyendo.

    —Hola Jez, espero no interrumpirte.

    holiwis perdón la demora uwu he estado re ocupada, y recién me reporto por aquí.

    Y Yáahl por aquí te dejo a Adara.
     
    Última edición: 15 Marzo 2023
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    Gigi Blanche

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    [Muelle]

    Las maneras de Paz eran bastante nerviosas. No podía decir que estuviera acostumbrada a ellas pero, de atropellada como a veces era, tampoco le concedí mucha importancia. No me responsabilicé, quise decir, y aguardé a su respuesta como si nada. Habló bastante, pese a las pausas y algunas dudas, y yo mantuve mi atención en su relato; no fue de manera consciente, pero quizá fuera mi manera de incentivarlo a contarme. Cuando dijo que no sabía si quería descubrir el desempeño escolar de su hermano solté una risa, divertida, mas no dije nada. Paz terminó de hablar, seguí brevemente su movimiento al masajearse el hombro y parpadeé, recibiendo su pregunta.

    ¿Tenía sentido darle una respuesta honesta? Él se había esmerado en contarme sobre su hermanito, pero...

    —Bien, bien. —Asentí, pretendiendo aseverar mi punto, pero mantuve los labios presionados y al final solté el aire por la nariz—. Tengo... bueno, tengo algunos dramas encima. Pero lo peor ya pasó, ahora sólo falta reacomodarse.

    Luego nos acomodamos bajo el sauce y Emi hizo caso a mi pedido estúpido. Intentó hablar en español, le salió bastante bien de hecho, y solté una carcajada francamente enternecida. La chica se quejó y estuve a punto de echármele encima para estrujarla cuando la voz de Paz llamó mi atención. Había sonado firme, no como antes, y al mirarlo me sorprendió su seriedad. Parpadeé, asimilando su pregunta, y la mención de Argentina me reconectó las neuronas.

    —Sip —concedí, y una sonrisa muy amplia me iluminó el rostro al caer en cuenta—. ¿Tú sabes español? ¿Eres de Latinoamérica también?

    Había sido rápido para disculparse, pero en verdad no había hecho nada malo y simplemente meneé la cabeza, restándole importancia al asunto. Adara se despidió de nosotros, entonces, luego de que una de las profesoras nos avisara que ya teníamos permiso para desperdigarnos. Por mi parte seguí comiendo, ya que aún no me había acabado el almuerzo, y supuse que Emily y Paz se mantendrían allí de igual manera. Al menos para responder mi pregunta, claro.
     
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    Zireael

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    Zona de acampada

    Quizás me lo hubiese imaginado, porque siempre cabía esa posibilidad, pero me pareció que Altan desviaba la mirada a cualquier parte antes de enfocarse en el chisme de Shimizu. Casi pasaba como reflejo, ni idea, no estaba muy seguro y tampoco tenía información que me pudiese explicar el hecho de que pareciera querer librarse de forma constante de tener que soltar su parte de la información.

    No tenía pinta de que se hubiese mandado un cagada con Sasha o algo así, era lo que quería decir.

    En cualquier caso, a Ko le estábamos armando el rompecabezas en las narices y ahora la situación general tenía más forma. El otro ni se molestó en decirme nada por estarle robando la comida, regresó la atención a Arata mientras ya ahora sí dejaba el cubierto en el plato ajeno. Quizás no fuese a decirlo frente a Arata, que era el objetivo digamos, pero la intervención de la pelirroja con el delivery estaba facilitando la tarea de tener que tolerarlo.

    A Arata ya solo le quedaba un trozo de carne en el plato, se lo estaba llevando a la boca cuando Kohaku soltó la pregunta y una risa detuvo su intención de terminar de comer. Fue de sus risas de siempre, burlona que te cagas, y se hizo el tonto los segundos que le tomó masticar la carne luego de la distracción. Tampoco entendí del todo por qué ventiló que había salido con ella, siendo que en general Arata no ventilaba nada, incluso si se revolcaba con medio Triángulo del Dragón.

    —Le había dicho que le iba a dar una vuelta en la moto —completó por fin, como si nada, y apoyó los antebrazos en la mesa también—. Y que la iba a llevar donde me tatúo. Tampoco es nada del otro mundo, ¿o sí~?

    —Dime por Dios que llevaste un casco —soltó Sonnen, al idiota se le coló una gota de preocupación genuina y todo.

    —¿Pero qué clase de imbécil te piensas que estoy hecho? Obvio que lo llevé. —Ladró el otro en respuesta, genuinamente molesto de que insinuara que pudiese ser así de irresponsable—. En fin, ya es mucho del delincuente, el mensajero y la chica, ¿de qué coño la conoces tú, Altan?

    El otro se revolvió en su lugar, ahora sí visiblemente incómodo, y se rascó la cara interna del antebrazo izquierdo en una suerte de reflejo nervioso. El movimiento atrajo mi atención más de lo que el otro hubiese querido supuse, porque noté una cicatriz que no parecía demasiado vieja. Fingí demencia, claro, y estiré la mano para hundirla en el pelito de Ko, pues para distraerme con algo.

    —No me sentía bien una tarde y me encerré en el armario de enseres, ella debió verme entrar. Me habló a través de la puerta, luego me ofreció un jugo que había comprado —explicó dándole golpecitos al plato con el tenedor—. No es el chisme más interesante de la historia.

    —¿Tanto drama por eso? —solté sin ninguna clase de tacto todavía con los dedos hundidos en el cabello de Ko—. ¿Te piensas que alguno de esta mesa va a contar por ahí que te encerraste porque te sentías mal? Estás tonto, no tenemos tiempo ni ganas para eso.

    —Ya me acordé —dijo Arata de repente, serio—. Fue el día que me pediste hierba, ¿no? Sasha logró sacarte del puto armario antes de que yo llegara, imagino, tenías el jugo en la mano.

    No respondió como tal, pero aflojó el cuerpo y asintió con la cabeza. Quizás una parte de él también se aliviaba de haberle soltado la sopa a otros tres idiotas, lo admitiera o no.

    Jez 2.png

    Zona de acampada

    No habíamos armado la tienda con especial prisa ni nada, cosa que me alegraba porque con todo e instrucciones sentía que no entendía cómo funcionaba esa cosa, así que al menos al hacerlo con calma se corría menos riesgo de ir a hacer algo más. Luego llegó la hora del almuerzo, me excusé con mi compañera y fui a buscar la comida, esperaba poder sentarme con algún amigo, pero cuando los busqué ya todos estaban apiñados y me dio vergüenza molestar, así que me busqué una mesa a la sombre dónde comer.

    Cuando terminé me levanté de la mesa para dejarla vacía en caso de que alguien necesitara espacio o lo que fuese, y caminé hasta la sombra de un árbol más allá, no muy lejos del muelle. No reparé mucho en las personas reunidas allí, mentalizada como estaba en no molestar a nadie, y me senté usando el tronco del árbol como respaldar.

    Aproveché que estaba en la sombra para quitarme la gorra, me acomodé el cabello con los dedos y saqué el móvil. Le envié un par de mensajes a Nani, una foto y luego abrí el primer PDF que recordé haber dejado a medias para comenzar a leer. Tuve que retroceder un par de páginas para acordarme de qué estaba pasando en el libro cuando lo dejé, pero pronto recuperé el hilo y comencé a avanzar de forma fluida.

    Estaba tan concentrada que no noté que Adara se había separado del grupo para acercarse a mí hasta que la tuve al frente. Despegué la vista del móvil, lo dejé a un lado y negué suavemente con la cabeza, antes de darle un par de palmaditas al césped junto a mí invitándola a sentarse.

    —Claro que no me interrumpes —dije junto a una sonrisa—. ¿Cómo te fue con la tienda y con tus compañeras?
     
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