Tokorozawa Lago Sayama [Lago]

Tema en 'Ciudad' iniciado por Gigi Blanche, 23 Junio 2021.

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    Le devolví la sonrisa a Numeria cuando note la suya después de escuchar lo que opinaba sobre Adara, que para decir verdad no había vuelto a verla después de mirarla armar la carpa con sus compañeras, la cosa fue que Numeria se acerco para pedir su parte, note lo que pedía con cierto interés y después volví mi vista a Isla, tenia cierta curiosidad de conocerla un poco mas. Hasta saber como era su carácter.

    —¿Y de que parte de Estados Unidos eres? —ella se volteó a mirarme, y sonrió un poco.

    —De Nueva York —asentí —. ¿Y tu de que parte de Italia eres?

    Sonríe al recordar mi ciudad de origen.

    —De Roma —note su leve sorpresa.

    —¿Enserio?, siempre he querido conocer Italia pero mas ese lugar.

    —Si —sonreí ante su entusiasmo—. Algún día te llevare a conocerla.

    No era broma mas bien era una promesa, y yo, siempre cumplía mi promesas ¿no?.

    —No tienes que hacerlo, —sonrió—. Pero gracias.

    Asentí

    —¿Y que hacías en tu antigua escuela, o que era tu vida en Nueva York?.

    —Era una de las campeonas de basquetbol —note un poco de tristeza en su voz al hablar—. Siempre me gusto el básquetbol, prácticamente lo he jugado toda mi vida —sonrió de lado—. Y claro no puedo olvidar que también pintaba.

    La mire con cierta duda cuando escuché lo ultimo

    —¿Y ahora ya no lo haces?.

    —No, paso algo en mi vida que me marco y deje de hacerlo —explico con una sonrisa, la mire repasándola un poco con cierta atención sabia muy bien que detrás de todo ese cariño que resaltaba en su rostro, había algo mas haya pero, no pensaba escarbar mas —. ¿Y tu que hacías en Italia?.

    —Algunas cosas puedo decirlo así ¿no? —reí y ella me acompaño—. Pero aprendí hacer cosas que nunca me imagine que haría, primero mis padres querían que aprendiera a tocar guitarra, obviamente que lo hice, estudie mas al fondo el piano, pero mas bien lo hice por que planeo convertirme en una pianista profesional —sonreí un poco—. Aunque se que me va acostar, pero no planeo rendirme tan fácilmente —ella sonrió ante lo que iba diciendo—. Y claro no puedo olvidarme que tome un curso de fotografía, aunque eso lo aprendí gracias Adara.

    —Realmente eres una chica, llena de muchas sorpresas.


    —Tu también, no cualquiera es campeona o lleva un equipo a ser campeón en el basquetbol.

    Solo note que sonrió ante mis palabras, y en proceso pude escuchar la pregunta de Numeria.

    —Podemos sentarnos algunas de las mesas o debajo de algún árbol, no se donde quieras nosotras nos acoplamos ¿no Isla? —la nombrada nos miro y alzo una ceja, para después de asistir en modo de respuesta.


    Adara.png

    Zona de acampada.

    Después de haber cogido mi parte de comida regrese junto a ellas al mismo tiempo busque con la mirada Jez, talvez me la encontraría por aquí ¿no?. La cosa fue que no la vi así regrese mi vista a las chicas que ahora tenia al frente, escuche la voz de unas de ellas y que para ser sincera se me hacia conocida, ella me había dirigido la palabra presentándose.

    ¿Emily había dicho?.

    La mire brevemente, claro ya recuerdo de donde se me hacia tan conocida, la había conocido en los casilleros. Supongo que ella no se ha de acordar de ese día al igual que yo, que recién lo hice.

    Creo que Fiorella me esta pasando eso de olvidarme de todo lo que me rodea, o llegue a conocer.

    —Supongo que una doble presentación no quedaría de mas ¿no?—inquirí—. Soy Adara mucho gusto, ya nos habíamos conocido en los casilleros ahora que lo recuerdo.

    ¿Yo sacando a relucir una un tema que casi, no me importaba? ¿Que te pasaba Adara?.

    Parpadee un par de veces ante su pregunta de algún sitio a donde prefiramos comer, le di una repasada rápida a todo el lugar antes de volver mi vista a ellas.

    —Puede ser en cualquier lugar, yo me adapto —alce un poco los hombros al mismo tiempo que escuchaba su siguientes palabras sobre un lugar soleado—. ¿Puede ser el muelle? Bueno no se que tanto llegue el sol en ese lugar.
     
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    Gigi Blanche

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    La pobre criatura acabó ruborizándose cuando me reí, no había sido mi intención en absoluto agravarle el bochorno y de ahí que verlo me cortara la reacción prácticamente en seco. Carraspeé por lo bajo, disimulando todo el embrollo, y regresé a mi comida. Luego le solté mi para nada necesaria opinión de la situación y atendí a su respuesta. Me resultaba un poco extraño oírlo refiriéndose a su amigo como un "bufón", pero a decir verdad quizá los hubiera malinterpretado. Quizá no fueran tan cercanos como creía.

    ¿Temió por mi vida?

    ¿Eso no era un poco exagerado?

    —Dices que la esperanza se me da mejor —resolví por aportar, con una sonrisa tranquila—, y quizá sea cierto, pero no tienes tanta pinta de estar al otro lado del espectro. I mean, no quiero que te me mueras de nuevo ni nada, pero... tienes los ojitos muy brillantes. Son del tipo que sabe albergar esperanza, diría.

    Y me había clavado el delirio del siglo, incluso si lo sentí necesario o correcto, así que me encogí de hombros para quitarle algo de relevancia y seguir a lo nuestro. No entendí nada cuando agarró el cubierto y empezó a incorporarse, luego pinchó la mierda en mi brazo y la resolución me arrancó una risa breve. Sonaba... very Arata-ish, indeed.

    Ya lo había supuesto, pero tenía toda la pinta de que estaban en la misma pandilla o alguna mierda similar. Arata lo había reclutado, ¿no? Por las razones que fueran, ya que si me apuraban... ¿cuál era el potencial de este niño en la calle? El físico no, claramente, así que sería el cerebro.

    Actually, you're right —concedí, más relajada de hablar en inglés tras haberlo oído a él—. No sé si fuiste a la mascarada que hubo en Chiyoda, esa que fue super pija, pero lo conocí ahí. Estábamos jugando unos beer pong, iba perdiendo y se le ocurrió atravesar un vaso con un cuchillo. Very fitting, you know.

    Decidí ahorrarme el resto del cuento porque ya me sonaba a disco rayado y contárselo a Tess había sido divertido, pero no veía motivo para caerle con el chisme a este chico. Comí un poco más antes de seguir preguntando, vete a saber con qué derecho autoconcedido; simplemente me apetecía.

    —¿Están en la misma gang o algo así, entonces?


    Joey 4.png

    Tras armar la carpa, Jack había decidido abrirse del grupo para almorzar con otras personas y yo... bueno, mis posibilidades eran reducidas. Además, ahora que supuestamente estaba ofendido con Ali, ¿qué se suponía que hiciera? Pensé en Blee y en Jez, pero no las encontré a medida que me acercaba y el bagre empezó a picarme con más ganas al estar tan cerca de la comida, así que mandé todo a la mierda. Que Kenneth diera conmigo cuando ya ambos estábamos dispuestos a atiborrarnos en soledad fue mera casualidad.

    Not at all —concedí en tono suave, concediéndole una sonrisa.

    Le palmeé ligeramente el hombro, entonces, y empezamos a caminar hacia alguna mesa; entre tanto, le pregunté qué tal había estado estos días. Ya quedaban pocos lugares, al menos de los buenos (o sea, con sombra), así que decidí aproximarme a una mesa de cuatro donde ya había dos muchachos almorzando uno frente al otro.

    —Hey~ —Alcé la voz, risueño, y al mirarme, asocié a uno de ellos con el tío de antes, al que le había sacado fotos junto al lago. The loner, huh?—. ¿Les molesta si nos sentamos aquí? Preferiría no rostizarme como este pedazo de carne bajo el sol.

    El chico rió con suavidad y miró a su compañero. Su tono de voz fue muy calmado, pese a que lo que soltó podría calificar de broma o como lo que diría un cabrón a secas.

    —¿Qué dices, Kenta-kun? ¿Los dejamos sentarse~?


    Mori holis uwu

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    Cuando Emi se separó del abrazo, reparó en las demás chicas y me mantuve al margen de la conversación hasta que tocó decidir nuestro destino. Bueno, había asumido que nos quedaríamos aquí en las mesas, pero sopesar otras posibilidades no sonaba mal. Alisha dijo que quería un sitio con sol y arrugué ligeramente la nariz al levantar la cabeza hacia el cielo, como queriendo determinar si daba mucho o poco calor.

    En esas estaba cuando una quinta voz, masculina, apareció junto a nosotras. Bajé la vista, reconocí al muchacho de inmediato y alcé las cejas.

    —¡Zhou-kun! —dije, sorprendida, y una sonrisa me estiró los labios—. Cuánto tiempo, ¿cómo has estado?

    Repasé los alrededores, definiendo que se encontraba solo, y paseé la mirada por las chicas antes de regresar a él. No pensé que podría llegar a matarlo de los nervios con la propuesta, ni que fuera tan avispada.

    —¿Quieres quedarte con nosotras? De paso nos ayudas, estábamos viendo adónde ir. —Me dirigí a Adara—. El muelle es una buena opción, quizá cerca del agua esté más fresquito y ya de paso cumplimos el requisito de m'lady.


    Kohaku 4.png

    Arata al final no tomó una decisión con las opciones que le había dado, cosa que me habría ahorrado el dilema moral, y solté el aire por la nariz. A ver, ni modo. Por suerte, al escanear el espacio identifiqué a Kakeru con un chico que no conocía y eso simplificó la ecuación. Gracias debía dar que nunca había tenido dificultades para llevarse bien con la gente.

    —Altan, entonces.

    Nos dedicamos, pues, a buscar al susodicho. Tal y como Shimizu había anticipado, seguía aún ocupado con su carpa o a punto de terminarla, daba igual. Haru fue el primero en reparar en mí, me clavó la vista encima y yo le sonreí, moviendo la mano en un saludo vago.

    —¿Y cómo les fue con la tienda? —indagué.

    —Normal —respondió Haru, irguiéndose por fin tras haber estado terminando de anudar una soga—. Supongo que ya quedó.

    Aquello lo había dicho más alto, en dirección a sus compañeros. Aproveché el momento para alzarme sobre mis puntillas y dar con Altan al otro lado de la carpa.

    —Hola —solté muy sonriente, con el cuello estirado—. ¿Quieres que comamos juntos? Tú también, Haru.


    ¿Qué planeaba exactamente juntando a dos caras de poker y al payaso malhablado del barrio? Hombre, qué más daba, seguro me iba a divertir.
     
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    Zireael

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    La otra pobre carraspeó, como para sacudir el desastre de mi bochorno, y seguimos fluyendo en algo que era bastante normal por demás, ignorando lo que estábamos conversando. En realidad estar con esta chica era tranquilo en rasgos generales, ahora que estaba mejor por lo menos, y con todo y bochorno digamos que fui aflojando restricciones.

    Sabía que decirle que Arata había temido por su vida sonaba exagerado a cagar, pero en general el mundo de Arata era casi tan exagerado como el mío, solo que hacía espectros distintos. Además, puede que no tuviese mucha información más que un par de encuentros y el... numerito de la mascarada, pero el inglés y la rubita me parecían un desastre esperando por suceder.

    Justo como el mismo Arata.

    En mi experiencia eso los acercaba más a los Shinigami que a cualquier otro idiota.

    Su resolución repentina me hizo parpadear un par de veces, como si estuviese procesando lo que acababa de decirme de que no parecía estar del otro lado del charco porque tenía los ojitos muy brillantes y en lugar de entrar en colapso, se me aflojó una risa bastante infantil antes de responderle una única cosa.
    Era una tontería porque el comentario no se parecía, pero me acordé de Yuzu diciéndome lo del fuego y Ko soltando que me necesitaba por eso mismo.

    —No hace falta que me expongas así.

    Con eso dicho lo dejé ir también para ponerme a contarle la versión resumida del espectáculo con el que había conocido al estúpido, obviamente me imaginé que primero no entendía una mierda, pero la risa que soltó después me dijo que le había cruzado por la cabeza que sí, que era algo muy propio de Cuchillitos Locos. Ya desde que era un mocoso el idiota era bien intensito.

    Una parte de mí se imaginó que se estaría preguntando qué hacía Arata reclutándome con estas pintas de mearme encima si me respirabas en la nuca y con la contextura de un palo, todo el mundo lo hacía. Ante la sola suposición suavicé más los gestos, medio me puse la cara de cordero degollado, y atendí a su respuesta, asintiendo a lo de la mascarada de Chiyoda. Lo del vaso me hizo soltar una risilla, era bastante predecible en ese sentido.

    —¿Y aún así andas por ahí con él? —pregunté sin cambiar los gestos, pero no la estaba acusando en realidad porque yo había vendido los putos teléfonos y comenzaba a entender un poco el escenario—. ¿No serás una rebelde camuflada?

    Me llevé otro trozo de carne a la boca, mastiqué con calma y solo me quité las facciones de perro mojado cuando soltó la pregunta. No me tensé como tal, pero una cuota de nostalgia me debió pasar por la cara y me encogí de hombros antes de responderle como tal, viendo que Arata no le había contado la cosa bien y tampoco era ningún secreto de Estado como tal.

    —Estábamos —corregí sereno y le dediqué una sonrisa—. Our king died long ago, at least that's how it feels. Arata y algunos de los otros mantenemos contacto, pero somos cuatro gatos. Por eso aunque me enoje con él no puedo ignorar que compartimos un pasado y que fue parte de algo que se parecía a una familia, al menos a los ojos de un montón de críos de trece años. Golden times, you know.

    Dejé el tenedor en el plato, alcancé la botella de agua y me bajé un trago bastante importante porque llevaba todo el rato comiendo sin tomar nada. No sabía si hacía bien en soltarle la sopa a esta chica, pero tampoco creía que fuese a resultar en nada malo como tal y en su defecto me daba igual. Habían partes de nuestra historia que las personas necesitaban y así, tal vez, la esperanza que guardaban por nosotros encontrara algo de lo que aferrarse.

    —Te ves como una buena persona —concedí un poco de la nada, pero lo dije con una sinceridad estúpida y genuinamente me sentí como un perrito, de esos que solo se acercan a la gente porque sí—. Me hubiese gustado comenzar a hablarte antes y no por una alarma rollo fin del mundo.

    Arata 2.png

    Zona de acampada

    Sabía que no le había resuelto el dilema al niño, pero en mi defensa el con quién no importaba mucho y de allí que no le diese una respuesta clara. Si veía a su amigo libre, pues bien, si veía primero a Sonnen entonces más de lo mismo. En ese sentido era bastante básico, no iba a mentirle a nadie. El caso fue que me pareció que al escanear al espacio las opciones se descartaron solas y se decantó por Altan sin más.

    Hice un sonido afirmativo, me acompasé a él mientras buscábamos al cuervo y lo encontramos junto al cara de moco de nuestro salón, Sugawara. La cosa me hizo su debida gracia, pero no solté la risa y me mantuve junto a Kohaku como si no fuese yo el amo y señor de tocar las pelotas ni nada. Sonnen reaccionó al escuchar la voz de Ko, lo vi asomar la cabeza desde el otro lado de la tienda y pasó de ilusionarse con la visita del corderito a llevarse un fiasco al verme allí presente.

    —No me hagas el feo así —reclamé de inmediato, pero el cabrón pasó de mi existencia.

    —Hola —respondió en un tono que pretendió ser plano, pero se notó que se le había suavizado la voz y seguí tragándome la risa.

    Antes de contestarle en todas las de la ley escaneó el espacio, lo hizo a velocidad como era normal y regresó los ojos a Ishikawa, asintiendo con la cabeza. No se molestó ni nada por escuchar que invitaba al otro también, al que parecía tolerar bastante bien en su espacio dicho fuese de paso, y se acercó a nosotros luego de zambullir las cosas en la tienda.

    —¿Te tocó con el Joker? —preguntó refiriéndose a mí y yo bufé por lo bajo, cruzando los brazos sobre el pecho. Antes de que Ko le respondiera se volvió hacia cara de moco versión remasterizada con las facciones bastante neutras y me sorprendió la naturalidad de su pregunta—. ¿Vienes, Sugawara?
     
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    Kaisa Morinachi

    Kaisa Morinachi Crazy goat

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    ¿Tenía que ser sincera? La única parte que me interesó de lo que dijo Isla fue que venía de Nueva York, poco me interesaba si había ganado un campeonato o más, aunque no por eso ignoré el dato. Que le hubiera gustado las artes antes también era algo más interesante, la información se que lo dejó por motivos pasó sin pena ni gloria, por más que llegara a ser cruel ese desinterés no me importaba, aparte, era su conversación con Fiorella. Eso sí, escuché más atenta las palabras de la chica, en verdad tenía habilidades curiosas y el bichito celoso se removió en mi interior, por más que le hubiera agarrado cariño en el poco tiempo que había interactuado con ella. Me sorprendió lo que le dijo de llevarla a Roma, ojalá yo recibiera ofertas así~ Con algún chico guapo, de ser posible. Agradecí la comida a quienes me sirvieron y escuché las sugerencias de mi compatriota. Observé los alrededores con el ceño fruncido, quisquillosa como siempre, pero considerando las dos opciones. El sitio ideal se posó frente a mis ojos y la sorpresa se reflejó en ellos, le sonreí confiada a las chicas, luego orgullosa y termino por tornarse más alegre.

    —¿Qué tal allá? —apunté con la cabeza una de las mesas que estaba bajo la sombra de un árbol—, parece buen lugar.

    Una vez decidió el sitio opté a sentarme frente a ellas antes que al costado de algunas.

    —¡Provecho! —exclamé cantarina y sonriente, luego una peculiar seriedad invadió cada uno de mis gestos, comí con una elegancia envidiable, pero el teatro me duró hasta que probé la carne de esa profe rarita. Pose una de mis manos sobre mi mejilla, muy alegre—. Uhm~ —tragué luego a ojos cerrados y sonrisa en la boca—, está delicioso —dije centrada en cortar otro trozo y manteniendo una sonrisa tranquila—, lástima que no tenga una copa de vino —comenté ignorando por completo que aún no era mayor de edad, me faltaba poquito~


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    A pesar de que dije: "Se hizo lo que se pudo, lo importante es que la carpa quedó bien colocada" la verdad era que mi orgullo se hizo trocitos por haber quedado de los últimos en armar la condenada cosa, siendo que ya tenía experiencia y que vergüenza que las cosas no resultaran como esperaba, aunque no por eso iba a exteriorizar todo lo que sentía. Calmo, decidido, feliz, el resto no tenía por qué conocer mis dudas, para qué, no solía ser necesario. Nos despedimos del pequeñajo y seguí al Fuji-compa, porque me invitó a comer y para qué negarme, es más, me halagaba que quisiera hacerlo, porque sentía con eso que le caí bien y eso solo me hacía sentirme mejor. Me serví un trozo de carne digno para mi altura y musculatura, bastante ensalada y verduras, sí Fujiwara llegó a mirar mis acciones con sorpresa yo solo le respondí con una sonrisa amplia y confiada.

    —¡Para rendir bien, hay que comer bien!— Momoka seguro diría algo como que había que comer sano sí querías un cuerpo sano, era ligeramente diferente, pero seguía siendo similar, perseguíamos puntos parecidos. Éxito, buenas relaciones, poder con nosotros mismos y más de uno había comentado lo amigable que éramos. ¿Por qué tendría tan mala suerte sí casi parecíamos ser el uno para el otro? En fin, encontramos una buena sombra para sentarnos a comer y luego de un Itadakimasu algo más tranquilo, pero sonriente, empecé a cortar la carne para degustarla con las verduras.

    Fue ahí cuando un par se nos acercó y uno preguntó si se podían sentar con nosotros, miré con tranquilidad a los chicos y luego a Fuji-compa que respondió con bastante ligereza, no por eso me pasó desapercibido cierto toque jocoso e cabrón, era extraño pillarlo cuando cada una de sus acciones no tenían ni una pizca de eso, pero es que las simples palabras decían mucho. De cualquier forma no andaba con ánimos de joder gente, uno no hacía eso por competencia. Había tenido las manos entrelazadas con los codos sobre la mesa desde que solté mi servicio, a ojos cerrados les sonreí radiante.

    —Claro que puedes sentarse—. Con una sonrisa más tranquila observé a Fujiwara—, las mesas son para todos—. Miré mi comida—, al fin y al cabo.

    Y tras eso me eché otro bocado con bastante entusiasmo, sin temor de expresar lo exquisito que me estaba pareciendo la comida con simple sonidos a boca cerrada mientras alzaba mi cabeza al cielo.

    >>Está buenísimo.
     
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    Gigi Blanche

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    Que aceptara el delirio que le había soltado me dejó tranquila y no le di más relevancia de la que tuvo. No pretendía cambiarle la vida ni alterar el curso de los acontecimientos, de ahí se extendía mi casi negación a la idea de influir sobre los demás. Si lo tomaba, bien, y si no también. Su risa sonó dulce a mis oídos, la sonrisa me estrechó los ojos un breve instante y volví a la comida.

    Luego de contarle mi propio first encounter con... ¿Cuchillitos Locos le había dicho? me soltó la pregunta de turno, la que me soltaría hasta la vendedora de la esquina, y me encogí de hombros junto a una risa floja.

    Well, he's hot —resolví sin complicaciones, medio en broma, medio en serio. Ya estaba en el mood, así que seguí dramatizando y me cubrí la boca con una mano, fingiendo sorpresa—. Oh no, you caught me!

    Sabía que entre la tontería no le había dado ninguna clase de respuesta real, pero tampoco era como si la hubiera esperado, ¿cierto? Ni siquiera importaba demasiado, visto lo visto. Por otra parte, pensé que mi pregunta era sencilla y acabó derivando en una respuesta bastante más profunda. Lo supe de inmediato, al notar el tinte de su sonrisa. Al menos no parecía haber pisado en falso, eso o Cayden me tenía mucha paciencia.

    Había dicho que alguien murió.

    No era en sentido figurado, ¿cierto?
    Su pequeña historia dibujó una sonrisa casi maternal en mi rostro, y así no pretendiera insistir, sólo me confirmó aún más mi idea inicial de que, por mucho que pretendiera disimularlo, Arata sí le importaba. Una familia, había dicho. No había forma de arrancarse de eso. Fuera lo bueno, fuera lo malo, siempre se mantenía cerca.

    No vi prudente acotar nada, de repente me soltó que parecía una buena chica y parpadeé, algo sorprendida. Lo demás me relajó el semblante junto a una risa breve.

    —Lo importante es lo que hacemos con lo que nos toca, ¿no? Es mi lema de vida o algo así. Podríamos haber evitado el incidente, pero sin incidente tampoco estaríamos aquí... —Dejé la frase en el aire, lo miré con intención y, sin correrme de sus ojos, estiré el brazo para atraer lentamente la bolsa que había traído—, ni podrías probar el super postre que traje.


    mi idea era responder en más interacciones pero se me hizo tarde así que mañana será un nuevo día, america
     
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    Zireael

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    Zona de acampada

    Si me lo preguntaban dudaba mucho en el poder de uno para cambiar la vida de las personas, quería decir, si las personas no lo querían así. Era un poco cagado admitirlo, pero la gente tenía el poder que uno accedía a darle y eso, claro, muchas veces se traducía en relaciones de mierda, pero otras tantas se convertían en los pilares de nuestra existencia. Era algo que incluso yo sabía, con mi tendencia a arrancarme del mundo. Su delirio quizás no me cambiara la vida directamente, pero se había unido a los delirios de otros y a su manera se había conectado, a veces eso era suficiente.

    Su resolución a por qué andaba con Arata a pesar de que el idiota le había reventado un vaso con un cuchillo en las narices me hizo reír, el gesto no cargó burla ni nada y su sorpresa fingida siguió aflojándome la risa. No podía secundar su opinión del todo, la verdad fuese dicha, porque entre que llevaba mucho tiempo con el idiota y no me terminaban de ir los tíos con pintas de haber salido de la correccional recientemente no le veía mucha gracia a Arata, pero cada quien con su cosa.

    If you're into tattooed gang dudes, sure he is —contesté de todas formas, como si nada, con la sonrisa de no matar una mosca pegada en la cara.

    Mi respuesta a su pregunta de si éramos de la misma pandilla había ensombrecido el tinte general de la conversación, ni modo, pero tampoco significó un gran drama y solo le di una de las piezas faltantes en la información que debía haberle dado nuestro Indicador, si había llegado a abrir la boca. Su sonrisa se me pareció a las de Yuzu, rozó lo maternal y yo suspiré, dando el asunto por concluido. No hacía falta añadir nada más.

    Había dejado la botella de agua para ver si me terminaba la comida, que ya de por sí llevaba bastante avanzada la ración casi monstruosa que me había servido, y estaba llevándome uno de los últimos trozos de carne a la boca cuando dijo lo del postre. No había apartado la mirada, la intención se le notó en los ojos y yo me quedé con el tenedor en el aire, deslizando los ojos a la bolsa.

    —¿Postre? —pregunté con la curiosidad de un mocoso de seis años al que le dices que hay pastel, aunque al darme cuenta pretendí regresar a un tono más normal—. ¿Qué haces cargando un postre en un campamento?
     
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    Ikoma-kun

    Ikoma-kun Rolero, dibujante

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    Ayame Sabaku

    Había empezado la competencia a toda máquina y sabía que estaba destinada al primer lugar, otras chicas estarían sin dudas orgullosas de contar con mis reflejos, lo sentía por Misato pero en esto de la supervivencia no valían los lentos...

    O eso creí...


    —¿En serio? ¿Segundo lugar?

    Tal vez a esto se refería Misa con aquel cuento viejo de la tortuga y la liebre...¡Pero ni siquiera dormí! Cómo sea tampoco quedé tan atrás como el hermano flojo de Clementine, dudo que me importe quedar en el lugar que fuera.

    —Buen trabajo chicas de verdad estuvieron geniales—dije chocando los cinco con ambas— ah y Momoka gracias por desenredarme.

    Todo acabo y la hora del almuerzo había llegado, estaba por alejarme cuando fui atrapada para recibir protector solar. Iba a preguntarle a la rubia algo pero al parecer se había largado a otro lado, pues ni modo.

    —ire a fastidiar a alguien más, si hay otra prueba ¡no dudes en hacer equipo conmigo!
    Camine hasta una parte donde puede reconocer a uno de los chicos de mi aula ¡pero si era Vite! El chico del campamento Sakura, una lástima que jamás llegó a suceder.

    No perdí tiempo y me escabulli para tocar su mejilla por sorpresa.

    —¡Que hay Hori-kun! ¿Te molesta si te acompaño? Di que si y te compartiré de mi postre.

    Clevert White

    —Eso debio doler, aunque eso no calma a un huracán como ella...en fin terminamos con una impecable tienda para descansar.

    Estuve observando por unos segundos nuestro trabajo y calculé el tiempo que llevo hacerlo, voltee a dónde Misato con un ritmo relajado monto su tienda. Mientras su amiga Ayame quedó en segundo a pesar de ir como un rayo...aunque eso provocó que fuese enredada por las sogas.

    —Punto para los relajados—dije guardando mi reloj de bolsillo y concentrando mi atención en ambos compañeros.

    —No seremos campeones pero el esfuerzo valió la pena el esfuerzo—felicite a ambos—Por cierto si aún preguntan si, no llegue hace mucho a la academia.

    Ahora solo tocaba relajarse luego de mediodía de caminata y montar tiendas, el lago Sayama era ideal para un buen descanso.

    Mori Gigi Blanche ¡Hola volví!
     
    Última edición: 25 Febrero 2023
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    El cambio en el semblante de Altan al pasar de mí a Akkun fue tan evidente que tuve que limitarme a ensanchar la sonrisa a consciencia, cosa de no ir a soltar una risa ahí frente a todos. Se suponía que era el niño bueno, ¿no? Akkun se quejó, Altan lo ignoró y le sonreí, recuperando la inocencia, apenas me devolvió el saludo. No era muy consciente de su forma de ser más allá de cómo solía verlo con Anna y conmigo, así que no pude regodearme en la misma gracia que mi compañero de tienda. Lamentablemente, por supuesto.

    No llegué a responderle a la cuestión del Joker, vi que volteó hacia Haru y éste casi dio un respingo al notar la atención de los tres encima suyo de repente. Se encogió apenas de hombros, se agachó para lanzar unas cosas dentro de la tienda y se incorporó al grupito de la desgracia, palmeándose las manos en el pantalón. Iba vestido todo de negro, de la combinación con Altan sólo destacaban sus ojos celestes y me resultó en cierta forma curioso.

    —¿Por qué no? —concedió, serio, haciendo una seña con la mano hacia la zona de las parrillas.

    Al voltear para empezar a caminar compartí un vistazo breve con Arata, quizá fuera de complicidad, quizá no. Haru se mantuvo ligeramente detrás nuestro, así que tuve que girar el rostro para captarlo de reojo.

    —¿Y tu hermana, Haru?

    —Estará con sus compañeras de tienda.

    Me giré hacia Altan, entonces, manteniendo la sonrisa de angelito.

    —¿Y Anna, Altan?

    Había que ver nada más, el entretenimiento servido en bandeja que le dejaba a Akkun. Me lo iba a tener que agradecer luego y todo.


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    La competencia de carpas me daba absolutamente lo mismo, así que el tiempo que hubiéramos tardado me resultaba indiferente. Lo importante era que quedara bien armada y ya. Más allá de eso, percibí una muy ligera frustración de Fujioka y supuse que tenía sentido, dado que había estado hablando de su experiencia en el ámbito. Como tal no me correspondía ni tenía la obligación, pero digamos que era de corazón blandito... a veces.

    —Me tardé un poco atando las sogas, siempre me he hecho lío con esas cosas —reconocí, yendo junto a él para palmearle el hombro.

    Al final resultó que sí éramos los tres nuevos, el tan esperado dato renovó la estupidez que había dicho del lago y le lancé un vistazo a Kenta, medio divertido, medio cómplice. Pues nada, ya teníamos un appointment ahí para clavarnos cagadas.

    Entre la tontería fuimos juntos a la fila para almorzar. El muchacho se sirvió un huevo de comida y me habrá pillado observando su plato, ya que intentó justificarse. Subí a sus ojos, parpadeé y solté una risa breve, sin responder nada. A ver, cada cuerpo con sus requerimientos de carbohidratos, no había vergüenza en eso. En el último tiempo no había empezado a comer más, sólo mejor, así que presté atención a pedir una buena ración tanto de verduras como de carne. El trabajo requería una dieta balanceada, al fin y al cabo.

    Nos sentamos juntos, claro, y pasaron pocos minutos cuando otros dos chicos se nos acercaron. No los tenía de nada, por su cara supuse que Kenta tampoco, y nos preguntaron si podían sentarse. Me salió lo cabrón, ni modo, tampoco me preocupó si sólo era una diversión inocente. De la forma que fuera, Fujioka no me siguió el juego y los invitó con una sonrisa de oreja a oreja.

    —En efecto —acordó el moreno que había hablado, acomodándose a mi lado. Cuando reparó en mí lo noté de soslayo y hubo algo en... él en general que me sentó ligeramente mal—. ¿Oíste, loner boy? El muchachito aquí tiene razón. ¿Cómo te llamas?

    Aquella última pregunta fue referida a Kenta. Yo solté el aire por la nariz y me limité a comer, retrayéndome un poco.


    Sasha 4.png

    Mi seguidilla de respuestas le hizo reír, con eso me di por servida y fingí ponderar con mucha concentración aquella cuestión de si me iban los tíos tatuados. Total que el teatro acabó absorbiéndome, pues me estaba dando cuenta que no encontraba un mismo hilo que seguir dos veces. Alcé el brazo y empecé a levantar dedos, a medida que creaba categorías mentales. Daute, Arata, Maze, Suiren... Eran todos jodidamente distintos entre sí, ¿verdad? No se parecían en apariencia, aún menos en personalidad. Joder.

    —No exactamente, no sé si tenga un tipo —resolví, entre extrañada y preocupada, y pestañeé, frunciendo los labios casi en un puchero—. That's so fricking boring. ¿Cómo que no tengo un tipo? ¿Acaso me va bien lo que venga? No way! ¿Y tú? ¿Tú también tienes un tipo y yo no?

    No era importante, pero de repente sí lo parecía. Luego traje a colación el asunto del postre y me dieron ganas de estrujarle las mejillas por la ilusión de crío que se le había pegado a la cara. Por favor, era un bebé. Supongo que notó el desliz, pues pretendió volver a ser un muchachito de dieciocho y yo preferí obviar el asunto en general para no seguir incordiándolo.

    —Si me criticas no hay postrecito, eh —advertí, sin molestia real, y le di unas palmaditas suaves a la bolsa—. You see, hon, I'm a big brain. Tenía en mente hablarte desde hace unos días y planeaba sobornarte con mucha azúcar y aún más caries. Bueno, sobornarte o celebrar la paz, lo que ocurriera primero. —Le lancé un vistazo a su plato y regresé la mano a mi espacio, para terminar de comer—. Aunque ya conoces las reglas, primero la comida. Entre tanto, puedes tirarme un top tres de cosas que te gustaría que hubiera en ese bento. ¡Quizá sea mágico y aparezcan! Es... la caja de Pandora de los postrecitos.

    Puede que no fuera enteramente consciente de que, en parte, estaba tratando a este chico como si fuera uno de mis hermanos. No me refería a la paciencia o la condescendencia, sino a la suerte de teatro y algarabía que le ponía incluso a las tonterías más cotidianas con tal de volverlas divertidas.
     
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    Zireael

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    ¿Qué si tenía quejas de mis compañeros de tienda? No particularmente, el pobre desgraciado de Sugawara no parecía poder librarse de mi existencia pero era como verme al espejo entonces daba igual, Craig era de mi clase y me era bastante indiferente, si debíamos ser honestos. Todo lo que sabía era que habían peores opciones, bastantes de hecho, y si Craig tenía que convivir con nuestros culos asociales un rato era el menor de mis problemas.

    Así me separé de Jez y el resto, volví a escanear el espacio solo para notar a Anna con Adara y, para colmo de males, estaba Alisha. No vi los intercambios, pero sabía que la última era profesional en hincharle las pelotas a todo Dios y a Anna, bueno, tenía muy poca paciencia en su posesión. Para venir en tamaño corcho la jodida tenía el mismo malgenio que yo, eso lo tenía muy claro, y dependía mucho de por dónde la pillaras para que las cosas salieran como el culo o como una maravilla.

    En cualquier caso, pronto estuve armando la tienda con los otros y cuando estábamos terminando el último par de cosas escuché la voz de Ishikawa desde el otro lado del armatoste. Asomé la cabeza, vi a Arata y fui terriblemente consciente de mi cambio de expresión, pero no pude evitarlo. El idiota me reclamó, me pareció que Kohaku estiró la sonrisa para no reírse como tal y seguí ignorando bastantes cosas.

    Sugawara, para su desgracia, pronto estuvo siendo observado desde tres frentes aunque no tardó mucho en sumarse al grupo del desastre. Señaló la zona de las parrillas así que todos nos pusimos en marcha, el otro Drácula caminaba un poco detrás de nosotros y cuando Kohaku le preguntó por su hermana me acordé de la rubia que se había preocupado por Anna en el pasillo.

    Estaba distraído con la respuesta del chico, que fue concisa en realidad, así que cuando el asunto se desvió a mí casi di un respingo, Kohaku mantuvo la sonrisa de santo como era de esperarse. Arata había intercambiado miradas con Ishikawa antes, pero hasta que le vi la sonrisa al estúpido entendí la complicidad real que tenía con el cara de bebé incluso si era inconsciente.

    —¿Y Anna, Altan? —repitió, insufrible como podía ser.

    —La vi a la pasada cuando se agrupó con una chica de mi clase que también tiene cara de desayunar limones y con Welsh. Ahora creo que está apiñada con más gente, como siempre —respondí en un tono bastante neutro—. La buscaré después.

    —Bah, qué aburrido. Yo quería más chismorreo —soltó Arata en voz bastante alta y siguió hablando como si pretendiera que Anna lo escuchara incluso si estaba a medio kilómetro—. ¿Qué haces en un puñetero campamento si no es por la querida Anna de la que tanto balbuceabas el otro día? Ah, que tenías que preguntarle que cómo estab-

    —¿Les gustan los campamentos? —pregunté hacia Kohaku y Sugawara, medio girando el cuerpo para ver la silueta del segundo. Imaginaba la respuesta de Ishikawa, pero pues para pasar la pelota.

    —¡¿Vas a ignorarme todo el día?! —espetó Shimizu, bastante ofendido.

    —Qué molesto ese mosquito que se escucha, ugh.

    why is cuchillitos locos so stupid istg

    haru a dónde te metimos-

    Cayden 2.png
    Zona de acampada

    La concentración que le puso a la estupidez de que si le iban los pandilleros tatuados me hizo mirarla bastante serio unos segundos, esperando, se puso hasta a categorizar frente a mí y mi seriedad mutó a preocupación impostada. Su resolución fue que no sabía si tenía un tipo, hizo casi un puchero y cuando dijo que era aburrido se me aflojó una risa que volvió a relajarme las facciones.

    —¿Qué? ¿Yo? —reflejé entre sorprendido y confundido. No había mucho material con el que hacer comparativas, la verdad, pero entre los crushes repartidos, el incidente Kohaku y otras cuestiones extra una cosa era segura—. No sé. No me van las caras que parecen haberse pasado un año en la correccional... Espera, ¿entonces a parte de eso también me va bien lo que venga? No fucking way.

    Luego mi neurona se enfocó en lo del postre y comprimí los gestos cuando me dijo que si la criticaba no había. Regresé el tenedor al plato, apoyé la mano en la mesa y hablé luego de bufar por lo bajo.

    —No era una crítica, era una pregunta legítima. Aunque debo admitir que soy bastante sobornable si hay azúcar o cafeína de por medio —respondí medio serio, la otra miró mi plato y cuando siguió hablando me hice el ofendido—. ¡No tengo cinco años! Voy a terminarme esta comida, haya postre en la bolsa o no. De por sí hasta que no lo vea es el Postre de Schrödinger, existe y no existe.

    Volví a tomar el tenedor, me bajé lo que quedaba de carne y en una de las pausas antes de seguir con las verduras volví a mirarla, le di vueltas a lo del top tres. Era un poco amplio eso de tirar un top de cosas que se esperaban de un postre.

    —Pastel de manzana o cualquier cosa con manzana —dije de repente volviendo la atención a las verduras que me quedaban y me las fui comiendo mientras iba soltando las otras dos opciones—. ¿Y si tiene caramelo? No, no. ¡Brownies! Algo con chocolate.

    Al final me había venido un poco encima, para variar, porque para comer solo me faltaba el título de profesional en glotonería. El caso es que me había terminado la comida, así que alcé el plato vacío y al mostrárselo le saqué la lengua, pues porque estaba estúpidamente relajado y ya había entrado en modo cachorro hiperactivo, se veía.

    —Ni una aspiradora haría este trabajo, te lo apuesto.
     
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  10.  
    Amane

    Amane Equipo administrativo Comentarista destacado bed chem stan

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    [Zona de acampada]

    Mi respuesta hacia el chico podía haber pecado de ser algo vaga, pero a decir verdad, genuinamente eso era todo lo que podía ofrecerle en esos momentos. Eun-bi aún no conocía a mucha gente de su edad, y de por sí no parecía ser el tipo de chica que saliese constantemente a la calle, y yo tampoco tenía esa necesidad si me entretenía lo suficiente con lo que hubiese en casa, así que básicamente nos habíamos pasado los días siendo chicas aplicadas y solo saliendo por el barrio donde vivíamos cuando era estrictamente necesario.

    Vite, por otro lado, sí que me dio una respuesta más elaborada, y no tuve ningún problema en escucharlo mientras me lo contaba, prestándole toda la atención posible. A pesar de compartir clase, realmente no sabía mucho del muchacho, y fue interesante descubrir que se había mudado del sur, por ejemplo, o que su padre parecía haberse quedado en su pueblo natal por algún motivo. No iba a inmiscuirme demás, yo mejor que nadie sabía lo que era no querer contar asuntos familiares, pero procuré hacerle saber que tenía interés por ello, asintiendo con la cabeza cuando lo creyese necesario.

    —No tengo ninguna preferencia especial, realmente... —le contesté a su nueva pregunta, una vez alcanzamos la zona de la comida en sí, y aproveché el momento en el que se fue para servirme un plato relativamente variado—. ¿Eres vegetariano, Vite-kun?

    Mi pregunta, sin embargo, no parecía que fuese a recibir una respuesta inmediata, pues una nueva persona se acercó para hablarle al chico y decidí quedarme algo apartada para no irrumpir en su posible conversación.

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    [Muelle]

    Suddenly, nuestro pequeño grupo improvisado por los profesores se convirtió en una especie de mini-guardería en la que no había planeado tener que participar tanto. Y sí, era plenamente consciente que la tal Adara también iba a tercero, pero necesitaba obviar ese pequeño detalle para que la broma me funcionase; igual para mí colaba como una de segundo, honestamente.

    Cuestión, que un chico random se le acercó al dúo dinámico mientras yo me encargaba de llenarme dos platos con toda la comida que me fuese posible llevar, y puse la oreja lo suficiente como para escuchar la conversación que mantuvieron. Huelga decir que viré casi toda mi atención hacia el grupo en cuanto pillé la aclaración que Adara le hizo a Emily, eso de que ya se habían conocido anteriormente, y es que no había que ser ningún genio para saber que la chiquilla se iba a poner nerviosa por aquello; tenía que admitirle que pareció controlar bastante bien la vergüenza, soltando una risilla tímida y disculpándose por el despiste, pero yo tenía el olfato muy entrenado ya y casi podía notarle la sangre queriendo subírsele al rostro, por lo que me di bastante por satisfecha con la escena.

    Deslicé la vista hacia Anna en cuanto mencionó que el muelle podía ser una buen sitio para cumplir mi requisito y no pretendí reprimir ni por un segundo la sonrisa soberbia que se me plantó en los labios, acentuando más el teatro al hacer una reverencia exagerada —o todo lo exagerada que los platos de comida me permitieron— antes de dirigir la marcha hacia el muelle en cuestión.

    Fine. Y si nos entra mucho calor... podemos darnos un baño, ¿a que sí~? —propuse, echándole un vistazo al agua para después dejarme caer sobre el césped y comenzar a comer, sin ninguna intención de esperar a nadie para empezar a hacerlo.

    Cualquiera que me viese con aquel grupo tan variopinto de, en su mayoría, niños, seguramente iba a cuestionarse un buen número de cosas al respecto. Y lo cierto era que podía haberme ido en cualquier momento, pues estaba convencida de que candidatos para pasar el rato no me iban a faltar, pero ni idea, en ese momento me apetecía quedarme con aquel grupo de ovejillas inofensivas y nunca había tenido problema en simplemente hacer lo que me diese la gana.

    >>By the way, aunque m'lady me gusta como apodo, me llamo Alisha —solté en algún momento, en medio de mi acometida a algo de carne, dirigiéndome hacia el único chico del grupo—. Uhm... pero para ti seré Welsh-senpai, seguramente —añadí, guiñándole un ojo como si nada antes de seguir a lo mío.

    mañana posteo con kenny boy, que se me ha hecho super tarde, i'm sorry
     
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  11.  
    Gigi Blanche

    Gigi Blanche Equipo administrativo Game Master

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    Akkun aprovechó la volteada en medio segundo, se acopló a mi pregunta y Altan respondió. Alcé la vista un poco (o sea, un poco más arriba de él) cuando enumeró a las personas con las que Anna estaba juntada. No le había prestado verdadera atención a casi ningún grupo mientras armaban las carpas.

    —Hmm, no las ubico —solté al aire, porque sí.

    Casi encima mío, Akkun se quejó y volteé a mirarlo, divertido. Mira que a mí me gustaba picar a la gente, pero su estilo rayaba lo suicida. ¿Que Altan había estado balbuceando sobre Anna? Si la niña llegaba a saberlo le daban veinte paros cardíacos.

    —¿Y eso? —aticé el fuego, soltando una risa suave. Quería más información, claramente.

    Sin embargo, otra vez casi encima mío Altan habló y tapó las tonterías de Akkun, para preguntarnos a mí y a Haru si nos gustaban los campamentos. Bueno, la cuestión fue más referida al moreno, supuse. Giré el cuello para mirarlo, esperando a que respondiera primero, sus ojos celestes repararon en mí y de ahí se deslizaron a Altan. Me dio la sensación de que había estado un poco abstraído hasta que lo jalamos a tierra de los tobillos.

    —Me dan bastante igual, no me molestan —respondió, alzando una mano de repente para rascarse la nuca—. Aunque joden los insectos.

    —¿Trajiste repelente, Haru?

    Asintió, desviando la mirada hacia una carpa en particular.

    —Sí, quedó con las cosas de Aya. Luego se lo pido.

    —Uno con el protector solar, otro con el repelente, aquí nadie se cuida. —Suspiré, dramático, y miré a Altan—. ¿Y tú? ¿Vas a sumarte al club de los idiotas o eres tantito más precavido?


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    Era una tontería, pero genuinamente y en toda mi inocencia había esperado una respuesta orientada... bueno, hacia las mujeres, suponía. Fui consciente al darme su respuesta y ver que, así no fuera de manera directa, estaba hablando de tíos, ¿verdad? Su descubrimiento se aparejaba con el mío y solté una risa, dejando ese asunto de lado.

    —Pues ya está, nuestra misión ahora será descubrir nuestros tipos.

    ¿Cómo se suponía que lo hiciéramos? Ni puta idea, ¿quizá rankeando los ligues, categorizándolos y sacando promedios? Era ridículo, pero de repente tenía algo de sentido.

    La ofensa que me transmitió al mandarlo a terminarse su comida, fuera impostada o no, me causó la debida ternura. Que no tenía cinco años, decía, pero lo hacía exactamente como un crío de esa edad. En definitiva hizo caso y siguió comiendo, a lo cual sonreí satisfecha y lo imité, atendiendo a sus opciones de postre con una cuota de expectativa burbujeando en mi estómago. Acabamos el almuerzo casi al mismo tiempo, me mostró su plato y, para terminar de hacerla, me sacó la lengua. Me reí, divertida.

    —Hubieses pedido menos remolacha, cielo, que te quedó toda la lengua morada —anoté, aún entre risas, y luego asentí—. Alright, well done, baby. Now... dessy time!

    Era una tontería que a veces decíamos en casa, la arrastrábamos desde Sydney y papá vete a saber de dónde la había sacado. Era una contracción de dessert y ya, pero deformada, obvio. A los australianos nos encantaban esas mierdas.

    Me hice por fin con la bolsa, coloqué el bento entre nosotros y, tras hacerle mucho show y aún más suspenso, levanté la tapa junto a un "¡tadá!". Había, en efecto, un montón de cuadraditos de brownie con almendras apilados. Me había decantado por ese postre ya que era fácil de transportar, no se resecaba rápido y tampoco precisaba frío. Mis fines de semana eran... complicados últimamente, los había horneado en un rato libre que me quedó ayer por la tarde y tuve que esconderlos para que las tres mini termitas de casa no los atacaran.

    —Está la mitad habilitada, la otra es para agradecerle a un amigo que me ayudó con el proyecto —informé, usando un palillo para hacer la división imaginaria, y alcé un brownie para ¿brindar? con el suyo—. ¡Por los pelirrojos!


    para responder con Anna prefiero esperar a que conteste Zhou primero uwu7
     
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  12.  
    Kaisa Morinachi

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    No tenía mayores dramas cuando hablaba de mi familia, no era común, pero tampoco me quitaba la voz. Si llegaba a sentirme mal tan solo era cosa de desviar el tema e intentar conseguir mi carisma otra vez, vamos, que la vida es muy bonita para calentarse la cabeza~ Aunque no llegué a considerar que desde fuera pareciera un divorcio, en realidad solo nos separamos para que mis hermanos pudieran asistir a la educación universitaria, pero era demasiado y muy caro mudarnos todos, aparte de que era posible que mi padre no consiguiera otro trabajo, por lo que se quedó en Umaji con la abuela y los mellizos. En cualquier caso, Sachi-chan escuchó atenta, no pareció incordiarle que hablara más de la cuenta y eso era un gran gusto, por lo que más temprano que tarde le dediqué otra de.mos sonrisas expresando mi alegría de tenerla ahí.

    —Okay~ —canturree cuando dijo que no tenía preferencias y fui a buscar mi comida, cuando regresé recibí su pregunta de frentón, había atinado en el centro de la diana, así que le sonreí tranquilo para responderle, pero otra cosa me atajó por sorpresa. Una voz que reconocí al instante y puede que mi corazón diera un vuelco, como puede ser que mi rostro consiguiera algo de color carmin. Voltee y me encontré con la mismísima Sabaku, Nagi-chan la conocía más, a veces hablaban en el pasillo y la sorpresa pronto se convirtió en una sonrisa amplia.

    —¡Aka-chan! —saqué el apodo de la nada, poco me importaba haberlo sacado de la nada y por mero gusto. La sonrisa fue alegre y radiante, pero pronto la ligera sorpresa momentánea se volvió una expresión de autosuficiencia, confiada y puede que algo más intensa. Con que postre, eh~ Cómo sí no hubiera estado buscando su cabellera desde hace un buen rato—. Claro, no tengo problema —dije calmo con un tono grave, pero a la vez suave, sedoso, creo que era la palabra. Aunque mi cambio fue radical cuando agregué— Sirvete y te esperamos —con la sonrisa de crío otra vez que no parecía matar ni una mosca.

    En eso volví a Shichimiya, mi expresión se mantuvo alegre y animada.

    >>Soy vegetariano, si— Y, aún cuando lo dije confiado, pronto desvié la mirada al suelo con una sonrisa avergonzada, jugueteando con mi pie contra la tierra—, uno de mis hermanos lo es y a mí me encanta serlo— Erguí la cabeza como correspondía, viéndole sonriente y con más alegría esta vez, el pudor se esfumó como sí nunca hubiera estado apea empezar—. Todo sea por los animales. ¡Aunque no soy vegano! —dije con desenfadado al borrar mi sonrisa, la cuál regresó otra vez con timidez—, aún no me toca.

    En eso volvió Sabaku con su plato y le dirigí una sonrisa enorme.

    —¡La última paga, Aka-chan, así que elije el asiento!

    ¿Me inventé esa regla de la nada? ¡Claro que sí! Este día tenía flojera para tomar más responsabilidades.

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    Zona de acampada

    Estaba nervioso, cosa que no era novedad en mí, pero el buen recibimiento de la teñida consiguió que mi sonrisa no se esfumara en una seriedad ansiosa e incomoda. Así que eso, mi expresión era dulce y pude mantener mi malestar a raya, para que no me jodiera la interacción.

    —A pasado tiempo, si, creo que estoy bien, sin muchas novedades— Mi voz rosaba el murmuro, era normal en mi, pero sonaba firme al menos y la sonrisa no había desaparecido.

    No hasta que me preguntó sí me quería quedar. La sorpresa ligera se reflejó en mis ojos y no demoré en fruncir el ceño preocupado, miré a quienes nos acompañaban, porque sentía que era relevante tenerlas en cuenta. Llegaron antes que mí, así que de primeras no podía echarlas y tampoco me acomodaría eso, por más que me agradaran las otras dos. La rubia terminó su teatro guiñendome un ojo, la miré con extrañeza y sentí cómo el pudor subía a mis mejillas en forma de pintas rojizas. Desvié la mirada con claridad, nervioso, pero sonreí con suavidad.

    —Claro, Welsh-senpai— Regresé mi atención a... a... a Anna, vamos, ¿Cuál era su apellido?—. Puedo acompañarlas, si...— Aunque, cabizbajo y decaído, para luego reflejar mi preocupación sin alzar la mirada, agregué—, pero necesito un lugar con sombra—. No sé de dónde saqué el valor, pero me dirigí a Welsh, quién era super alta y su personalidad... bueno, me hacía una idea. Le sonreí con timidez.

    >>Que tengo problemas con el sol.

    Ojalá y no se armara bronca con esto, mi corazón no era bueno con ellas, así que esperaba que mi buena voluntad fuera suficiente para convencerla, al final ella era la que más quería estar bajo el sol y sería una lástima no llegar a un acuerdo.
     
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  13.  
    Reual Nathan Onyrian

    Reual Nathan Onyrian Adicto

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    — Ah, de Francia, mira. ¿Y de qué parte, si no te molesta la pregunta? Si te molesta, solo dímelo. A veces puedo hablar mucho de más, y entiendo si te incomoda eso —sonreí. A la chica cada tanto parecía que le daba un tic en el ojo, pero suponía que no era nada grave.— Ah, y también, ¿por qué viniste a Japón? ¿Tienes familia aquí? ¿O fue por un intercambio o algo?

    A la muchacha no parecía gustarle mucho hablar. De por sí, no parecía gustarle mucho interactuar socialmente con otras personas. Parecía que tenía una gran puntería para adosarme a personas similares a ella. O tal vez me gustara adoptar introvertidos sin darme cuenta. Llegamos al muelle después de unos minutos, y la verdad había que reconocer que Alethea había tenido una muy buena idea. El lugar era muy bonito. Tanto, que hasta pareció que Fiore sonreía, aunque bien podría haberme engañado la vista, porque cuando la miré de vuelta, seguía teniendo su expresión seria.

    El muelle en realidad no era más que un pequeño conjunto de tablas algo despintadas y viejas, pero eso mismo le daba un toquecito rústico y cálido. Había también una hamaca colgada a un costado, lo que terminaba por cerrar la escena. No sé a quien se le había dado por colgar una hamaca ahí, pero se veía lindo. Y tal vez uno podía balancearse con fuerza y caer en el agua. Eso sería divertido de probar luego. Había también canoas, aunque no sabía si se podían usar.

    La francesa preguntó a donde nos sentábamos, y antes de que pudiera contestar, Alethea me enchufó su plato de comida, que tuve que sostener soltando el bastón, y luego se alejó de vuelta hacia la zona de acampada. Volvió no mucho después, cargando con una manta, que extendió cerca del columpio, y con una sonrisa, nos indicó que podíamos sentarnos ya. Le devolví la sonrisa, me senté haciendo equilibrio, y luego le entregué su plato. Primero que todo, me dispuse a comer. Estaba famélico. O al menos, me sentía así.

    Más gente comenzó a llegar también al muelle, llenando el lugar de distintas voces. Volví mi vista hacia las dos chicas, y tragué todo lo que me había mandado a la boca.

    — ¿Han acampado alguna vez antes, chicas? Creo que ya te había preguntado, Ale. O tal vez no, la verdad que no me acuerdo, disculpa. ¿Y qué otras actividades piensan que haremos hoy? ¿Piensan que podremos usar estas canoas? Sería lindo recorrer el lago.

    Levanté la vista, recorriendo el lugar con la mirada. Pude notar a Alisha por otro lado, rodeada de lo que parecían niños. O al menos, parecían niños al lado de ella. La saludé con la mano y con una sonrisa, para luego volver a la conversación. En cierta manera, se veía tierna rodeada de tantos enanos.
     
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  14.  
    Zireael

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    Zona de acampada

    Quizás soltar tan pancho que había estado pendiente de Anna aunque anduviese en mi propia cosa me delataba tanto como la intervención de Arata, pero la verdad era que no le debía secretos a ninguno de estos tres. Kohaku era amigo de ambos, por aproximación me había visto comportarme con ella, Shimizu me había tenido que encerrar todo el domingo luego del caos de Taitō y Sugawara pues lo del pasillo.

    El cara de bebé dijo que no las ubicaba, normal, y las quejas de Arata acabaron por tomar el papel protagónico. El cómplice se colgó de la estupidez y preguntó, haciendo que el rubio reaccionara y le echara un brazo por encima de los hombros luego de que el pelo de nube hubiera buscado a Sugawara con la vista y comenzó a hablar de nuevo.

    —Verás, es una historia muy divertida. Para mí, claro. —No estaba seguro de eso, en esos días parecía bastante hasta la polla de haber tenido que hacerme de niñera luego de la paliza—. Me tuve que llevar a Drácula a mi casa un par de días porque estaba... indispuesto y no quería preocupar a sus padres. El punto es que se despertó en domingo, delirante que te cagas, diciendo que tenía que ir a la escuela para hablar con la famosa Anna y preguntarle cómo estaba. Pobrecillo, el desgraciado estaba preocupado y tontísimo, obvio, pero seguía un poco mal así que se quedó castigado. Al final no sé si habló con ella.

    Le contó ya un volumen más normal, aunque igual lo escuchó la burbuja conformada por nosotros cuatro y yo suspiré con hastío. Tenía el recuerdo borroso, demasiado, pero entre los delirios de carne machacada y las medicinas de Minami creía haberla mencionado, así que no ponía en duda la historia del estúpido. Al menos había tenido la decencia de guardarse los detalles innecesarios de la historia, que nadie más los requería luego de tantos días.

    —Lo hice —respondí con sencillez.

    —¿Y ahora no me ignoras?

    —Es Kohaku el que quiere información, ni que lo hiciera por ti —contesté bien consciente de flujo del chisme.

    Había atendido a la respuesta de Sugawara sobre lo del campamento y de eso solo asumí que posiblemente hubiese venido por su hermana, incluso si no le molestaban como tal. Se rascó la nuca al decir lo de los bichos y a mí se me escapó una risa nasal cuando dijo que el repelente estaba entre las cosas de Aya, pues porque al final era tan descuidado como nosotros. Kohaku soltó que los otros dos eran unos idiotas por no cargar protector y repelente y me pasó la pelota.

    —¿Me ves cara de precavido acaso? Venía en el club de ser comido por los bichos de Sugawara. —Me encogí de hombros después—. Cayden me bañó en repelente mientras caminábamos, como si fuese una cucaracha a la que le tiras pesticida. Cargo las cosas en la mochila igual, pasa que soy un vago, aunque me puse protector solar antes de salir de casa. Es lo más responsable que puedo ser.

    —¡Ko-chan! —Lo llamó Arata de la nada, todavía colgado a él—. Vamos, vamos. El chisme puede continuar después, si los vampiros se nos quedan al sol van a empezar a brillar, bueno, medio que tú también. Además ya hace hambre.

    —Si te comes unos fideos fríos cada mañana pues claro que hace hambre, imbécil.

    —A veces como arroz, respétame —atajó antes de inclinarse hacia Kohaku—. Defiende mi honor.

    Volví a suspirar, me quedé en un punto muerto entre el par de cómplices y Sugawara, a ver si Shimizu se concentraba un poco más en Kohaku y me daba unos segundos de tregua, al menos en lo que conseguíamos la comida y nos sentábamos.

    Cayden 2.png

    Zona de acampada

    En sí me respuesta había sido un poco ambigua, de no ser porque había seguido atorado con lo de las caras que parecían salidas de la correccional, pero al menos a mí me dio la tranquilidad de que no especifiqué nada en realidad. Cómo ella lo entendiera, bueno, era su asunto y de por sí sabía que a veces la estupidez se me salía un poco de los márgenes del disimulo. Me habían molestado por ello más de una vez, lo suficiente para querer cambiarme de escuela de hecho.

    La otra definió nuestra nueva misión de descubrir nuestros tipos y me pregunté genuinamente cómo se hacía eso con tan poco material en existencia. Iba a tener que hacer un estudio regresivo y todo el cuento, para recordar hasta la gente random que me había atraído sin más aunque nunca moviese un dedo para hacer algo. Lo peor era que seguro lo hacíamos de verdad, lo estaba viendo.

    Total que seguimos moviéndonos en ese espacio de calma y cuando le saqué al lengua me dijo que hubiese pedido menos remolacha, lo que me sacó una risa bastante floja. No le había puesto mucha atención a su acento, la verdad, pero cuando acortó la palabra me cayó la cola de repente y asumí que era australiana, eso me requirió las bastantes neuronas para no notar cómo me había dicho.

    Dejé un plato a un lado y estiré el cuello para ver mejor el bento cuando lo colocó en el centro, le añadió mucho más teatro, claro y cuando por fin lo destapó volví a reírme. Retrocedí como un resorte, me permití una risa medio triunfal y crucé los brazos frente al pecho.

    —Pero si no seré un adivino y todo —dije con un orgullo que no venía al caso, pero asentí cuando me dijo que la mitad estaba reservada y desenredé los brazos para estirar la mano y alcanzar un brownie—. Es un brindis un poco extraño, pero se acepta.

    Dicho y hecho, brindamos con el cuadrito de brownie y acto seguido me lo llevé a la boca. Aflojé el cuerpo al sentir el sabor del chocolate, sonreí para mí mismo y mastiqué un poco más lento de lo normal, como para poder saborearlo mejor. Cuando ya no tuve la boca llena me dirigí a ella de nuevo.

    —Están muy ricos. ¿Los haces tú?
     
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  15.  
    Kaisa Morinachi

    Kaisa Morinachi Crazy goat

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    Las canciones de Gianna con su hermana son otra cosa (????)

    Y QUE LINDA LA CINTA QUE HIZO PAU
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    Zona de acampada

    Qué decir, observé de reojo al moreno cuando empezó a extender su lengua, creo que tendría que empezar a acostumbrarme si no quería bajarme de este bote. Algunas de sus palabras me hicieron hacer una mueca con la boca, otras tan solo las atajé con indiferencia, ni siquiera me molestaba en verlo, solo un par de veces de reojo, como cuando preguntó si me molestaba o era estudiante de intercambio. Qué decir, no quería gente tan cariñosa, comprensiva, tolerante o lo que fuera en mi vida, me importaba un comino, pero supongo que era mejor, como venía diciendo, tener a los culos tranquilos conmigo y a los complicados lejos.

    —Intercambio— Lo miré desde abajo, seria, para luego mirar a dónde sea que no fueran ojos— ding, ding —entoné sin más, como si con eso quisiera hacer más amena mi presencia y no joder tanto el ambiente, por el bien común, digamos, no porque en verdad sintiera algo. Siempre seria. Cuando empezamos a caminar seguí respondiendo sus preguntas.

    —Norte de Francia, dudo que conozcas el pueblo— Y era mejor así, me ahorré el comentario de que estaba repleto de locos y condenados, también.

    Cuando llegamos al muelle Ethans eligió un buen lugar tras mi pregunta, el sol me hacía fruncir el ceño de más y no dejaba de pensar en sí tomé la decisión correcta o no. Ethans le dejó a cargo un plato a Jack y partió sin decir nada, la miré extrañada y luego observé al chico de pies a cabeza, miré su bastón y luego a la nada, bueno, más bien como Ethans se seguía alejando. Tomé entonces el bastón, porque me surgió la curiosidad. Dejé mi plato en el suelo y pesé el objeto en silencio, fruncí otra vez el ceño con algo más de intensidad cuando reparé en cada detalle, luego recogí mi plato sin soltar el bastón.

    —Luego te lo paso —musité sin más buscando con la mirada a Ethans. La chica volvió, tendió la manta y nos incentivó a acercarnos, sentí la arcada, o ese malestar en el estómago, pero mi rostro ni se inmutó en la seriedad y me senté a una distancia prudente sobre la manta. Cuando Jack se sentó no demoraron en llegar más personas a lo lejos y eso me hizo cerrar los ojos, me quedé un rato así, claramente disgustada, escuché las palabras del chico y aguanté lo necesario para no querer tirar todo por la borda. Miré al moreno con la seriedad de siempre.

    —No me gusta —aclaré plana y con el ceño fruncido, no sonaba molesta al menos. Miré mi almuerzo y empecé a agrupar comida para echarme un bocado—, una sola vez y no quise probar la segunda...

    Hasta ahora, obviamente, así que cerré los ojos para probar mi bocado... no estaba mal.
     
    Última edición: 27 Febrero 2023
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    Amane

    Amane Equipo administrativo Comentarista destacado bed chem stan

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    Kenneth 2.png

    [Zona de acampada]

    Lo cierto era que me había acercado a Joey sin ninguna expectativa, pero no iba a negar que me alegró bastante escucharle aceptar mi propuesta de almorzar juntos. Llevaba ya un tiempo relativo en la academia y me gustaba observar a los demás, por lo que me había empezado a hacer una idea del tipo de relaciones que tenían algunos de sus alumnos; en resumidas cuentas, sí que me había sorprendido no ver al chico con su amiga, sobre todo porque los había visto viniendo juntos desde el instituto. Tampoco pretendía inmiscuirme, vaya, si en definitiva estaba hasta agradecido porque hubiese estado solo.

    Joey pareció tener más idea que yo de hacia donde ir para comer, o quizás se le había dado mejor improvisar que a mí en ese momento, pero la cuestión era que acabamos acercándonos a una mesa donde quedaban dos asientos libres, y de nuevo fue el moreno quién tomó la iniciativa de pedirles a los dos chicos que ya estaban ahí que nos dejasen sentarnos con ellos. La respuesta inicial de uno de los muchachos no fue del todo precisa, pero el otro no se anduvo con rodeos y simplemente me permití sonreírles mientras caminaba hasta tomar asiento delante de Joey

    Me quedé en silencio mientras observaba el breve intercambio entre los tres, sin perder en ningún momento la sonrisa amigable, pero con una chispa extra de curiosidad en los ojos al presenciar la escena en cuestión. Al final, no pude controlarme mucho más y dejé escapar una risilla ligera, que seguramente acabó llamando la atención de mis compañeros un segundo antes de que decidiese unirme a la conversación.

    —Yo me llamo Kenneth Thornton —ofrecí, ensanchando un poquito más la sonrisa y olvidando las formalidades japoneses muy a mi pesar, y después señalé a mi acompañante hasta el momento con un leve movimiento de cabeza—. Y él es Joey... ah, no, espera... ¿Joseph, cierto? Joseph Wickham, si no recuerdo mal~

    Con eso cumplía nuestra parte, ¿cierto? Así ya no tenían excusa para no presentarse también~

    con satoko voy a esperar un poco más por si kuno quiere postear antes, con emi/ali voy a esperar al poste de bebi y con alethea intentaré responder mañana uwu
     
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  17.  
    quem

    quem Orientador ejemplar Orientador

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    Fiorella 2.png
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    Después de haber compartido un poco de palabras con Isla y todo, pues espere que Numéria me respondiera a las opciones que le había dado sobre a donde sentarnos a comer. La cosa fue que apunto unas de las mesas que estaba bajo la sombra de un árbol, asentí en modo de respuesta, cuando llegamos al lugar, entonces Isla se sentó a mi lado y Numéria al frente de nosotras.

    No perdí mucho tiempo después de que Numéria exclamara "provecho", comí un bocado y después otro, hasta podía decir que todo estaba delicioso, mire por encima de mi hombro a Isla y pude notar como devoraba todo con suma tranquilidad; como si el tiempo fuera eterno, y no tuviera problema de terminar rápido.

    —Esta delicioso ¿no? —ella levanto su vista y sonrió.

    —Si —volvió su vista a su plato—. Muy delicioso para decir verdad.

    Rei ya que eso era lo que yo pensaba. Seguí comiendo sin embargo pare cuando sentí su mano en las puntas de mi cabello.

    —Tu cabello es muy bonito —la mire—. Lo corrijo —rio nerviosa—. El rojizo de tu cabello es hermoso, ósea he visto rojizos opacos pero el tuyo es intenso y brillante.

    —Gracias, —sonreí—. Te puedo decir que es lo que mas cuido, desde muy pequeña.

    Ella planeaba decir algo mas pero por encima se escucho la voz de Numéria cuando murmuro lo del vino, la mire un poco.

    —¿Cuándo son sus cumpleaños? —les pregunte mirándolas levemente.

    Había llegado a la conclusión de los cumpleaños ya que para tomar una copa de vino, o algo por el estilo pues teníamos que ser bien responsables y claro yo tampoco es que era mayor de edad, pero sabia muy bien de que se trataba todo eso.

    Gire a ver a Isla y pude ver como sus expresiones cambiaban, esta note que estaba un poco tensa.

    —Cumplo el tres de junio —la mire un poco sorprendida.

    —Falta dos días para tu cumple, he de suponer que estas muy contenta ¿no?.

    —Supongo que si —alzo los hombros—. No es que me pone así de contenta, saber que dentro de dos días cumpliré diecisiete años —me miro y después miro de reojo a Numéria, hasta pude notar su sonrió a boca cerrada, asentí volviendo mi atención al plato que tenia al frente. Cada vez me quedaba menos dudas que esta chica y yo teníamos un pasado muy feo y que tal vez por eso pues, no nos gustaba cumplir años.


    Adara.png

    Muelle

    Después de haber regresado de buscar mi plato de comida y todo pues, para decir verdad no me había dado cuenta que un chico se había acercado a nosotras, parpadee un poco sorprendida realmente no se que en que momento llegamos hacer tantas personas, suspire un poco como siempre pensaba estar rodeada de tanta personas me daba; pánico, nauseas ni yo misma sabia que era lo que tenia, pero solo sabia que no lo soportaba.

    El chico se presento y todo, bueno mas bien parecía que conocía a Emily y Anna prácticamente se dirigió a ellas dos. La cosa fue que después de murmurar la opción del muelle pues Anna me miro y dijo que el muelle era una buena opción. Entonces note la reverencia que hizo Alisha, solo alce una ceja, antes de empezar a seguirla cuando dirigió la caminata hacia el muelle, y claro antes de hacerlo pude escuchar que el chico aceptaba la invitación de Anna de acompañarnos.

    Entonces mire Alisha cuando murmuro lo de darnos un baño, por si nos entraba calor, y para ser sincera no estaba nada mal la idea.

    —Si no lo dices en broma, pues puede que sea la primera en acompañarte —inquirí notando en el proceso como se sentaba en el césped.

    Vamos puede que sea amargada y todo, pero si divertirse se trataba pues sabia hacerlo.

    Me gire al chico antes de mirarlo de arriba abajo, después de que Alisha se presentara, el no me conocía así que por lo menos debería de presentarme ¿no?.

    —Soy Adara Makris —murmure—. Ya que parece vas a acompañarnos pues, pensé que por lo menos deberías de saber mi nombre —después de murmurar aquello pude escuchar que dijo que tenia problemas con el sol.

    ¿Qué problema seria ese? pues no tenia la menor idea, no quise preguntarle por que yo no era de esas personas que le gustaba indagar mas allá de lo que, los demás decían.

    Mire mi plato y empecé a comer de apoco, antes de sentarme.
     
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  18.  
    Kaisa Morinachi

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    Quería un mood y me metí con 5SOS por sus vibes y me quedé POR LA LETRA. Pa la playlist de Kenta de cabeza.
    [​IMG]
    Zona de acampada

    Como estaba centrado en fingir que perder no me afectó ni siquiera relacioné las palabras del Fujiwara como un intento de quitarme algo de peso de encima. Lo logró, pero no por los motivos que, tal vez, él quería, porque le miré con la ligera sorpresa cuando palmeó mi hombro y yo le devolví el gesto con una fuerza poco medida, y yo de por sí tenía bastante fuerza, recordemos que me la pasaba cargando cosas. La sonrisa amplia y confiada también fue de lo más genuina y espontanea.

    —Hombre, no pasa nada —podía llegar a ser muy exigente conmigo, pero con los otros tenía... empatía. No me gustaba que las cosas no resultaran, no hay que engañarnos, pero en esta ocasión sí funcionaron, no fuimos los mejores, pero tampoco me ahogaría en un vaso con agua y le jodería el buen humor a compañeros tan amigables por mis meras rabietas de, como bien diría Momoka, niño pequeño.

    Nos despedimos del kohai y la emoción recorría mi cuerpo, en un momento codee a Fujiwara, esta vez sí que con una suavidad bastante controlada, la sonrisa confiada en mi rostro no se hizo de esperar.

    —No quiero cobardes que se retractan a última hora, ¿lo tienes claro, Fuji-compa?— Ni siquiera fue agresivo, la sonrisa concordaba con mi tono de voz y fue bastante desenfadado. Luego cerré los ojos cuando mis labios ampliaron el gesto de alegría—, jejejeje—. Seguí caminando con la satisfacción en el rostro bastante presente.

    Regresando al momento donde este par de desconocidos nos pedían un asiento y yo accedía sin problemas saltándome las ganas de joder que parecía tener Fujiwara, pues no era una queja, solo que en ese momento no me apeteció y prefería almorzar con tranquilidad...

    Prefería, porque bien sabían mis cercanos como Momoka que no temía irme a los puños, de manera metafórica o literal, con cualquiera que me removiera lo suficiente las casillas. También aclarar que paciencia no tenía, así que fue pillar un hilillo de incomodidad en Fujiwara para que mi rostro se oscureciera de sopetón, ni una sola sonrisa, me importaba un carajo lo anticlimático que fuera. Fruncí el ceño, inquieto, preguntándome que había tras las acciones del foráneo. Este me habló, me dio la razón que ahora poco me importaba y preguntó mi nombre. Había alzado un poco el mentón, con esa firme mirada en mi cara, brazos cruzado... mamá siempre decía que le recordaba a papá cuando logré ganarle en altura y conseguir algo más de firmeza en mi masa. La sonrisa confiada, sutil, apareció en mi boca.

    —Fujioka Kenta —expliqué extendiendo mi mano en busca de estrechar la ajena, mi voz salió firme, pero calmada. La jodida sonrisa no se borró de mi rostro, una que con confianza expresaba el nulo miedo que tenía—, para ti solo Fujioka —cerré los ojos y amplié la sonrisa que competía con la del niño más bueno en el barrio.

    Y puede que al Fuji-compa lo conociera desde hace dos minutos, pero me cayó bien, era hermano de kanji y, contradiciendo las palabras de ese moreno, no estaba solo. Vamos, me tenían al frente, ojalá y no me ignoraran, que era bien capaz de montarme un teatro por un poquito de aprobación, en verdad~ En fin, que cuando el otro, un peculiar chiquillo de plateados cabellos, soltó una carcajada mi atención calma cayó sobre él y cuando se confundió de nombre enarqué una ceja, pero al final terminé por sonreírle con ligereza, con esta no había dobles intenciones.

    —Un gusto, Thornton —dije con calma y a él no le ofrecí ningún apretón de manos, pues mi mirada pronto volvió a caer sobre el tal Joseph y le pegué un topón con el pie a su rodilla, uno despacio que solo buscaba picarle y no dejarle algún moretón. La sonrisa relajada, pero cabrona en el fondo, seguía tanto como mis brazos cruzados con supuesta confianza. Ladee la cabeza tranquilo—. Así que Joey, ¿tengo el gusto de estar frente a un extranjero?

    Y entonces me incliné hacia adelante, brazos cruzados, para quedar más cerca de su rostro. Mis ojos se abrieron bien grandes, perfectamente podía pasar por esos locos yakuzas que amenazan gente como sí el mundo les perteneciera.

    >>¿O solo Wickham para mí?... jejeje—. Toda mi tensión se fue en una risa media rara cuando volví a mi posición anterior, pero que al final estaba llena de gracia de cualquier forma. Le brindé otra vez la mirada seria al foráneo sin recursos, digo, reconozco a los de mi calaña, a menos que me equivocara como bien suelo hacer muchas veces—. Loner boy viene conmigo, así que ve pensándote un apodo mejor, clown.

    Se me daba fatal el inglés, pero con tantos días que estudié con Momo-chan al menos sabía que Clown era payaso, no por nada se aseguró que lo recordara con todas las veces que me lo decía al decir alguna tontería.


    Kenta con su ocho alerta y ESTA PENDEJA CON EL 3 IN A BAD WAY o el cuatro, i don't know, su 3w4 que seguro tendrá altísimo.
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    Zona de acampada

    Dije que me agradaban las personas tranquilas, ¿no? Pero, por más que me diera repulsión, también tenía un egocentrismo a cagar que salía a flote incluso sí me tocaba encontrarme con personas tan... tan gentiles como las dos que tenía al frente. El halago de Isla a Fiorella se escuchaba genuino, incluso puede que Fiorella se lo mereciera, pero logró sacarme una cara de mala hostia que me duró un segundo, porque pillé al vuelo esa sensación que ya conocía bien, pestañé y probé otro bocado para mantener mi teatro.

    —Uhm~ Sí que está a la altura —comenté como sí nada, tratando de distraer esos pensamientos intrusivos que empezaban a llegar con fuerza a mi cabeza. Por eso me jodía quedar con gente, por eso había días que no salía de casa y por eso mis amigos a veces no sabían de mí por semanas incluso.

    Porque era una descarada y al final solo quería mi bienestar... o eso creía ahora, cosa que para contrarrestar la otra parte de mi conciencia me tornaba agresiva contra mí misma. Me recordaba las cosas mediocres y cómo nunca llegaría a brillar sin tenerlas, y eso era un asco total.

    Fiorella preguntó lo de los cumpleaños y atendí con una sonrisa tranquila al asunto, interesante~ La jodida reacción de Isla ni de lejos me pasó desapercibida, por más que quisiera fruncir el ceño con una seriedad curiosa mantuve la sonrisa calma, mejilla apoyada contra mi mano, fingiendo que no había visto lo que vi.

    —Oh, los diecisiete~ ¿Tu corazón grita dokidoki, Isla? —pregunté calma con la sonrisa sedosa, puede que media cabrona—. Que emoción, de seguro será un cumpleaños muy bonito~— Mi vista cayó sobre Fiorella—, tú también tienes diecisiete, ¿no? —dije mientras entrelazaba los dedos de mis manos, para luego apoyar el mentón sobre él, ladee la cabeza y sonreí amplio.

    >>¿Cuánta edad me echan?

    ¿Podrían adivinar? Más de un cabrón con chances de cárcel me había dicho que parecía mayor de lo que aparentaba~ Pero seguro eso se lo decían a cualquiera. Estas chicas seguro eran más honestas y, la verdad, me mataba de curiosidad la respuesta.
     
    Última edición: 28 Febrero 2023
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  19.  
    Gigi Blanche

    Gigi Blanche Equipo administrativo Game Master

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    Anna 6.png
    [Muelle]

    Al chico le costó un poco, pero finalmente aceptó mi invitación y compartí una sonrisa con Emi. Alisha había dicho de darnos un chapuzón y Adara que la seguía, pero no le presté mucha atención a esa conversación.

    —¿Qué tal están tus hermanos? El pequeño Huáng —pregunté en un murmullo, acompasándome a su ritmo. Aún recordaba al chiquitín, había sido bastante adorable.

    Cuando pidió por sombra ya íbamos llegando al muelle con nuestros platos y demás. Alisha se lanzó al césped para empezar a comer (al sol, obvio) y fruncí los labios, pensativa, viendo en todas direcciones. Así identifiqué al otro grupo con el que estábamos compartiendo el espacio, pero en definitiva éramos poquitos y no nos estorbábamos. ¡Estaba Chipe-chan, también!

    —Creo que podemos tener a todos contentos, ¿no? —dije en voz alta, indicándole al grupo que me siguieran tantito.

    Como dije, Alisha ya se había sentado así que sería cosa suya si nos seguía o no. Caminé pocos metros, realmente, hasta que alcanzamos un sauce. Había sol y había sombra para quienes quisieran y yo, como para aseverar el punto, me senté exactamente en medio. Palmeé el césped a mi lado, sonriéndole a Emi para que me acompañara, y empecé a comer.

    —No puedo creer que estoy comiendo asado —dije sorprendida y saboreando la carne, habiendo soltado la palabra en español—. ¡No barbacoa, a-sa-do! Em, repite conmigo: a-sa-do. Me gusta el asado.

    Había recuperado los ánimos sin siquiera notarlo, había que ver.


    Kohaku 4.png
    [Zona de acampada]

    Acepté a Akkun en mi espacio sin siquiera cuestionármelo, mirándolo con la única preocupación palpable de recibir el chismecito. No sabía yo hasta dónde tragarme el cuentito de Altan indispuesto y Arata haciendo caridad por amor al arte, pero a efectos prácticos podía dejarlo pasar. No tenía forma de ubicar la historia en tiempo y espacio, no con esa cantidad de información. Una lástima, ya que había sido involucrado directamente en los manejos ilegales del invernadero. Era lo que tenía ir tan a mi bola y no hablar mucho con nadie, suponía.

    —Ya veo —resolví, y para apiadarme de Altan volví a mirar a Akkun, alzando el brazo entre nosotros para estirarle la mejilla—. Mírate nada más, qué niñero tan bueno. ¿Debería haberme atrincherado en tu casa cuando me enfermé?

    Luego Altan se sumó al club de los descuidados y la imagen de Cay Cay rociándolo con repelente como si fuera cucaracha me arrancó una risa genuina. Pensé en preguntarle qué tal se encontraba, pero no le vi mucho sentido y, de todas formas, Akkun me llamó de repente. Estaba prácticamente sobre mi oído, así que se robó toda mi atención. Nos arengó para comer, Altan se metió con él y el imbécil me pidió que defendiera su honor. No había olvidado la presencia de Haru a nuestras espaldas, aunque también era cierto que no estaba haciendo nada por integrarlo. No se me daban bien esas... consideraciones sociales.

    En mi defensa, era probable que Haru prefiriera quedar por fuera de este circo.

    Me tragué la gracia y volteé el rostro hacia Altan, serio y con el ceño fruncido. No se lo iba a creer nadie, pero hice mi mejor esfuerzo.

    —Altan, no te metas con Akkun —dije, muy convencido—. Comerá pura porquería, hasta la pizza de mi refrigerador que llevaba cuatro días ahí. Estaba casi radioactiva esa cosa. ¡Pero comer, come! Así que cuida tus palabras.


    Sasha 4.png
    [Zona de acampada]

    El orgullo que se le coló en la voz al comprobar que efectivamente eran brownies me dibujó una sonrisa en el rostro y brindamos con calma. Ya los había probado ayer, el sabor aún así me hizo soltar el aire por la nariz y asentir ligeramente. Sip, estaban muy buenos. Justo antes de que me preguntara si los había hecho yo me había volteado un segundo hacia el lago. Volví a asentir, esta vez en respuesta, mientras me incorporaba y rodeaba la mesa para ocupar el espacio a su lado. Nada complicado, me apetecía disfrutar de las vistas y ya.

    Ese lago me daba una paz especial, por multitud de razones.

    —Me alegro que estén ricos —murmuré, pillando otro—. Y sí, los hice yo. Me gusta mucho hornear postres y además siempre viene bien, ¿no? Tener algo dulce para levantarte el ánimo. O después de un día largo, también. A todo esto, ¿mis apuntes sí te sirvieron?


    Me quedan pendientes Joey y Kakeru, pero la neurona ya se me achicharró so later unu
     
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  20.  
    Ikoma-kun

    Ikoma-kun Rolero, dibujante

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    Ayame Sabaku

    "Aka-chan" apenas escuché tomé un mechón de mi cabello pensando en lo obvio que podía ser ese apodo. El chico tenía la suficiente confianza para llamarme por apodos. Casi no parecía el niño que se puso como tomate por solo decirle "cariño"

    Busque el plato para no esperar más, la velocidad con la que levanté esa tienda me había dejado con el estómago vacio, al llegar Horiazana me ofreció a elegir un asiento para mí, si no fuera por qué no quede de última estaría pensando que estaría burlándose de mí derrota.

    —Supongo que viste como quedé segunda en la competencia, he vivido el cuento de la tortuga y la liebre el día de hoy—comente algo fastidiada pero no quería arruinar el almuerzo de Hori-kun ni Shichimiya.

    Luego de agradecer la comida y un par de bocados observe al par y quería saber más.

    —Y bien amigos ¿no sufrieron enredos con las sogas de la tienda? ¡La historia más chistosa se lleva Dangos adicionales!
     
    Última edición: 1 Marzo 2023
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