Tokorozawa Bosques de Totoro [Bosque]

Seguí avanzando después que seguimos por el camino que nos direccionaba hacia el oeste, después de que Adara se fuera pues solo me quedo observar todo el lugar consuma confianza y alegría hasta que llegamos aun Totoro, que realmente me parecía una estatua bien bonita y por lo que notaba pues una de las profesoras estaba alegre de explicarnos de que se trataba. Solo sonreí y me acerque un poco a ella, ya que estaba invadida por estudiantes que se tomaban fotos, mire a mi alrededor y a lo lejos pude distinguir a Adara acercándose a un grupo y realmente me alegraba por ella pues tenia, con quien charlar y no pasar aburrida al contrario de mi.

Aunque sabia que lograría despintarme con cualquier cosa.

La cosa fue escuche la voz de una chica y gire mi vista hacia ella, y sonreí cuando note sus facciones al mirarla fijamente, pero mi sonrisa fue realmente alegre al escuchar su voz se notaba su ligero acento Italiano.

—Ciao, claro —murmure al coger la cámara y, esperar a que todos se acomodaran para poder tomarla—. Todo listo —murmure al ver la fotografía y reír al recordar como la chica me había dicho que la cuidara, solo asentí y note como uno de los chicos se me acercaba, lo escuche agradecerme sonreí un poco, al entregársela—. No hay de que.

Mis ojos pasaron a los de la chica, que de lejos se notaba que talvez era Italiana, si es que mi yo interno no se equivocaba.

Note que Jez me recibió con una sonrisa, cosa que talvez devolví y mire como arrastraba a uno de los chicos con ella, y aquí era donde pensaba que ella realmente era energética, me hacia recordar un poco a Fiore. Fije mi vista en algún lugar en concreto y la note de lejos estaba tomándole algunas fotos a un grupo, solo la mire un poco para volver mi mirada a Jez y a sus amigos, primero mire al chico que conocía por "Al" y después al otro pelirrojo.

Asentí ante el saludo del chico pelirrojo con una sonrisa a boca cerrada, y toda mi atención se fijo en la chica cuando murmuro que ese era oficialmente el grupo de la 3-2.

—Supongo que me da mucho gusto de conocerlos —inquirí sacando una botella de agua de mi bolso—. ¿Entonces puedo saber sus nombre? —mire al chico que conocía con el diminutivo de su nombre y lo señale con la barbilla ante de tomar un poco de agua, había venido preparada por si me daba el jodido dolor de cabeza, mas conocido como migraña.

—De ti solo se, el que se supone que seria el diminutivo de tu nombre Al ¿no? —yo aquí siendo confianzuda ¿no? Fije mi vista en el chico que contesto mi saludo—. Y de ti pues creo que nunca te vi en el salón, o talvez no me fije mucho.

Después me fije en Jez para responderle la pregunta que había escuchado.

—En parte, realmente no es que me guste —murmure recordando la ultima vez que había ido a un acampamento—. No, se puede decir que es como la tercera vez y ¿tu?.

 

La diferencia de alturas nos había librado de sufrir un cabezazo, ¡Aquello era bueno! Aparte, la chica no sabía para nada enojada.

—Uhm —solté el aire por mi nariz al momento de sonreír ante lo de que ambos éramos bastante distraídos, eso sí que no lo podría negar~—. Horiazana Vite, un gusto —acentué mi sonrisa mostrando mis dientes en esta ocasión y a ojos cerrados le ofrecí mi mano, como se saludan los hombres de negocio y toda la cosa—. Siento que tienes un acento muy especial, ¿De casualidad no eres de por acá? —pregunté con una ligera curiosidad en mi rostro, mi acento también delataba que mi tierra oriunda no era Tokyo, pero seguía siendo bastante japonés. Nunca en mi vida había pisado un lugar fuera de Japón, la verdad, aunque ya me gustaría.

Fue entonces que los profesores decidieron ir al sur, ¡Me venía de perlas! Era la opción que me hubiera gustado elegir, siendo sincero.

—Dejame prestarte los binoculares como disculpa —ofrecí a la chica sacándome el aparato del cuello y tendiendolo hacia ella—, seguro te encuentras algún pajarito o algo, jijiji —finalicé con aquella sonrisita que presumía mis dientes al cerrar los ojos, bastante risueña, la verdad.

Todos parecieron estar de acuerdo con lo que había ofrecido, aunque Zold fue quien lo verbalizó, aquello no podía ser más que satisfactorio por lo que la sonrisa discreta, plagada de orgullo, no se hizo de esperar. Había que ver las cosas mínimas que podían llegar a alegrarme, cuando con otras era de lo más exigente.

—Que guapos~ —halagué una vez le saqué una foto al trio dinámico, dudaba que hubiera mentira alguna en mis palabras, les había tocado una muy buena genética a mi parecer. Guardé las fotitos en mi cartera para que pudiéramos verlas todos a la vez junto con Génesis.

Fue cuando le hablé a la pelirroja que pude confirmar un poco mis sospechas, aquel Ciao la delataba por completo y dudaba que fuera simples ganas de presumir con alguna extranjera, ni que tuviera mi nombre o algo.

—¡Of course! —respondí a Zold cuando me pidió sacarme la foto con ellos, esa había sido la intención de pedírselo a la chica para empezar. Me acomodé entre Zeld y Génesis para no interrumpir la cercanía de Gen con Zold, para luego proceder a dar mi mejor sonrisa y, por qué no, me hice con el brazo de Zeld como si nada, tratando de dar mi mejor imagen.

Fuimos Zold y yo quienes nos volvimos a acercar a la chica, aunque Zold se me adelantó en recibir la cámara, no había drama en ello.

—Grazie, pretty —agradecí mientras veía con la sonrisa suave cómo Zold conservaba la foto para verla con Gen—. ¿Di che parte d'Italia sei?— El otro par no demoró en alcanzarnos y pronto tuvimos que retomar la marcha, saqué las fotos que había sacado para entregársela a Génesis—, muy bonita tu cámara, Gen —halagué en inglés con la sonrisa suave en mi rostro.

 

Las fotografías habían salido mejor de lo que en algún momento me imaginé. La imagen era clara, captaba la luminosidad del paisaje y aunque no tenía interés en la fotografía me parecían muy bonitas, lo suficiente para el querer seguir usándola.

—Gracias, fue un obsequio —comenté en lo que la recibía de regreso, siguiendo luego la orientación sobre el nuevo sitio para dirigirnos.

Denoté en algún momento a Zeld alejarse de nosotros, levantando la mano como si hubiese identificado a alguien conocido por él, fue entonces que reconocí la cabellera albina de Craig y su hermana. El chico vestía con una pantaloneta y una camiseta blanca, y su hermana con un vestido -blanco igual-, medianamente holgado y la mochila decorando la espalda del más alto.

—Me imagino que está en nosotros ahora —comentó Zold, incluyendo a Bianchi en el grupo—. ¿Oeste o sur, chicas?

Lo pensé por un momento.

—Oeste.

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Mori quem las etiquetó porque no me dejó citar

 

Sonreí un poco cuando escuche la presentación del chico, asentí al saber su nombre y baje mi cámara ya que aun la tenia alzada y acepte su mano cuando me la estiro, era la primera vez que lo veía por aquí, o tan solo creí que el estuvo primero que yo en la academia y no era tan nuevo, como yo lo era para ser una chica que pasaba alejada de todos pues ahora me sentía con ganas de conocer mas personas. Mi sonrisa se acentuó mas cuando me pregunto si no era de por acá.

—No, no lo soy —sonreí un poco—. Soy estadounidense supongo que tu si eres de aquí ¿no? —pregunte al mirar que ya iban caminando, ya que se había decidió de ir por el Sur, cosa que hice igual al escuchar que el chico me en prestaría sus binoculares, solo asentí y los cogí después que me los extendiera.

—Thank you, de seguro que será muy bonito mirar alguno —murmure al empezar a ver por ellos cuando nos fuimos acercando a la siguiente zona, y ahora debíamos de escoger entre Sur y el Oeste, entonces mi vista la fije en el chico al quitarme de los ojos por un momento los binoculares—. ¿Qué camino elijarías tu? Supongo que estaría bien el Oeste.

Después de murmurar eso, seguimos caminando hasta llegar a otra zona y escuche algo sobre quedarnos hasta aqui, a decir verdad no pare mucha atención ya que mi vista se fue a los gatitos, estaban muy bonitos.

La cosa fue después que después que uno de los chicos se acercara, la chica pelirroja se acerco y la mire detenidamente pero sin ser indiscreta. Entonces lo que pensaba me lo confirmo cuando me hizo una pregunta en Italiano, sonreí un poco antes de responderla.

—Io sono di Roma e tu? —le pregunte antes de empezar a caminar cuando lo demás lo hicieron, note la interacción de las dos chicas hasta que unos de los chicos se acerco ya que el que se supone creo yo que eran hermanos pues se alejo.

No tanto después escuche que debíamos elegir por otro camino ir ahora, pues realmente parecía que los profesores no, no lo iban a dejar tan fácil pero resultaba divertido adivinar por cual camino ir. Mire al chico cuando pregunto si ir por el Sur o Oeste, no estaba tan segura por cual pero así respondí.

—Creo seguir la puesta del Sol estaría bien, así que Oeste —murmure al tonar minutos después que nos íbamos por ese camino, y llegamos a otra zona, que al igual a las otras nos tocaba votar por cual ir.

Entonces el chico me dijo su nombre completo y me afirmo que el diminutivo provenía de Altan, solo asentí sin hacer mucho, pues realmente no tenia nada mas que decirle no lo conocía. Y realmente tampoco quería hacerlo, por lo poco que pude leer en su mirada se tonaba que era alguien difícil, o bueno no podía decir nada con apenas conocerlo, pero de algo si sabia era que no quería chocar con nadie, estaba disfrutando mucho mi tranquilidad.

La cosa fue que note que Jez se despejo de su amigo y empezó a caminar a mi lado, solo le di una sonrisa de boca cerrada. Entonces escuche la presentación del chico pelirrojo y me explico un poco del por que no lo había visto, supongo que era por eso además yo tampoco no era tan observadora.

Escuche lo que Jez me respondía para mirar como el chico por nombre Cayden, sacaba unos caramelos y los extendía después de que el cogió uno, solo agradecí y tome uno.

—Claro les puedo dar algunos concejos —murmure al escuchar la voz del pelirrojo y alce una ceja ante lo que dijo después, y mas al escuchar el apellido que se supone que seria del otro chico—. Lo primero seria no olvidarse de tener suficiente repelente, y mas bien en lugares como estos —murmure.

A decir verdad, lo había dicho como si nada.

Adara no puedes tentar el fuego sin quisiera quemarte.

No murmure nada mas hasta escuche un poco la interacción de ellos, y solo asentí cuando el pelirrojo pregunto si estábamos de acuerdo.

—¿Hace cuanto que los tres se conocen? —pregunte al mirar como llegamos a otra zona y que como iba notando también tendríamos que votar.

 

Cuando aceptó mis manos las agité como solo sabría hacerlo un gran hombre de negocios, cuando me confirmó lo de que era estadounidense no pude evitar mostrar mi real sorpresa.

—Wow, pues si que queda lejos, ¿No? ¡Y si, soy de Japón! Pero hace poco fue que me vine a vivir a Tokyo, antes era de un pueblito isleño... Aunque ahora solo me cambié a vivir a la isla más grande, nijiji —tenía una risa de ardilla que seguro reconocias a treinta cuadras de distancia, la cosa es que iba caminando con las manos hundidas en los bolsillos de mi short en cuanto Sophie me aceptó los binoculares.

>>Ten cuidado de no tropezar —solté con una voz tan suave como la sonrisa que se me quedó en el rostro, a pesar de la precaución en mis palabras no me mostraba en verdad nervioso, pero sentía que era necesario decirlo si llegaba a avanzar con las vista puesta en aquellos binoculares, ¡Nadie quería ver alguien comerse el piso! No si ese alguien era una dama, sobre todo—, hay muchos tíos extranjeros y tal en esta escuela, pero creo que eres con la primera que hablo que lo sea. Aunque, bueno, tampoco es que haya hablado con tantas personas como me gustaría —admití al final manteniendo una actitud más relajada sin la sonrisa rebosante de energía. Cuando me preguntó por la dirección a tomar respondí de inmediato—, cualquiera de las dos me aparece bien, la verdad, mientras no perdamos el oeste~— en esta ocasión si volví a sonreír y, antes que emprendiéramos la marcha quise deshacerme de mis interrogativas.

>>¡Hey! ¿Y qué tal estados unidos? ¡Debe ser una pasada! ¿No? Has cruzado tooodo un mar y... y...— Mis brazos se habías extendido había el cielo haciendo una figura circulas con su trayectoria cuando mencioné "todo", reanimando mi entusiasmos, porque en verdad envidiaba a cualquier que haya podido colocar un pie fuera de Japón, ¡Cómo amaría poder viajar yo también!— Y nada, que también cada quién es un mundo, así queee... ¿Cómo sientes que te has adaptado? —volví a la sonrisa suave—, ¿Más alegre? ¿Monótono? ¿Qué opinas?

Estaba en verdad interesado, por lo que no me di mucha cuenta cuando llegamos a la siguiente zona. El bosque cuatro no demoró en presentar una casa del árbol que me dejó sorprendidísimo y al final una sonrisa enorme me cubrió el rostro.

—¡Qué genial!— No demoró en ser reemplazada por una más nostálgica, recordaba perfectamente la casa del árbol que compartía con mis amigos de hace unos cinco o seis años. Fue entonces que unos gatitos bajaron y la sorpresa seguía sin apartarse de mi rostro, no demoré en colocarme de cuclillas y llamarlos con unos soniditos bastante convincentes, cuando se me acercó uno que se restregó contra mis piernas no demoré en acariciarle en las zonas que, sabía, le darían más satisfacción.

—Que bonicos que son —musité, adoraba a los animales, ¿cuáles más llegarían a ver en la reserva? En un abrir y cerrar de ojos ya tenía al gato en brazos de lo más cómodo, no paraba de ronronear al mimoso. Miré a mi compañera de viaje con curiosidad—. ¿Cuál crees que debería ser el siguiente camino a tomar? ¡Yo digo que el sur podría estar bien! —agregué con una sonrisa de oreja a oreja a ojos cerrados, mostrando toda mi dentadura casi bien alineada.

Con que Roma, eh, nada mal~

—Ooh, magnanima Roma —respondí en italiano—, io sono di Brindisi, ma di posti ne ho visti tanti, ognuno con il suo fascino —poder hablar en mi lengua natal si ningún impedimento para que otro me respondiera de igual manera emocionó a mi corazón más de la cuenta, por lo que no pude evitar verbalizar mi sentimiento—, ¿No es genial poder compartir una conversación en italiano? ¡Seguro lo extrañabas! yo lo hacía —continué sin dejar de lado mi cada vez más entusiasta italiano, no hasta que Génesis me respondí y apacigüé un poco el carro de energía que estaba siendo.

Una sonrisa suave surcó mis labios al oír que era un obsequio, podía ver en cada uno de sus gestos cómo lo atesoraba y aquello me parecía muy bonico.

>>Pues a sido un regalo hermoso —dije en inglés con el toque de energía que me trasmitía el bienestar que tenía, con sonrisa y todo. Fue entonces que Zeld se alejó sonriendo como despedida par acercarse a un par de personas a lo lejos, el temita me mosqueó un poco, pues quería quedarme un rato más con él y tal, pero bueno, no iba a ser yo que anduviera exigiendo cosas acá por más caprichosa que fuera. Al menos tuvimos unas lindas fotos, así que mi rostro disconforme muto con la mayor de las doble caras a una sonrisa y alcé la mano para despedirme de él— Bye~

Parecía un alma libre y no había mayor sentido en recluir aquella característica, por lo que de inmediato volqué mi atención en lo del camino y tal. Habían elegido el Oeste y no podía estar más de acuerdo. La casita en el árbol me pareció bastante genial, aunque las casitas a lo lejos llamaron aún más mi atención.

—¿Mencioné alguna vez que me gusta la arquitectura? —dije con calma mientras mi vista quedaba fija a lo lejos, atenta a cada detalle que pudiera observar de esas contrucciones, ¡La distribución de las casas también era un tema! Aunque pronto mi vista fue requerida por unos adorables gatitos—, oh, que monos...— Y una sonrisa surcó mis labios y cerré mis ojos—. El naranja soy yo —parecía comentario de una cría de primaria, la verdad es que quería asignarle uno a cada uno de los presentes, pero no habían otros que me encajaran con las características. Gen seguro sería unos de esos super elegantes, pero con bastante pelaje, y los hermanos Kasun podrían ser gatos siameses, muy poco original, o esos que era bastante enérgicos y salvajes~ Y... ¡Dios, se me había olvidado!

—Oye, ¿Cuál es tu nombre? —pregunté con curiosidad posando con suavidad mis manos sobre el brazo de la italiana, luego le sonreí con más perspicacia—, ¿En cuál curso vas?

 

Tras la respuesta de Aoyama no demoramos en emprender camino al Oeste, los seguí en silencio a excepción de que Aoyama comentara algo digno de respuesta o me hiciera una pregunta directa, cosa que respondía con palabras sencilla. Al llegar donde una estatua de Totoro la chiquilla se encontró con su amiga, aquella que era un torrente de energía, Sabaku de primer año. Se entusiasmaron con tomarse una foto, pero yo me negué a salir, pero al menos me tomé las molestias de sacarle las fotos que quisieran, si de esa forma me libraba de que insistieran con una foto mía de manera escandalosa, pues mejor. Antes de seguir avanzando, y procurando con exactitud que ninguno de mis profesores me viera, desprendí la cuchilla que escondía mi pendiente, una muy pequeña, más bien era una sencilla punta de corta cartón, pero bastante filosa. Con ello saque unas tres ramas, pequeñas, que contenían esas flores amarillas. Con velocidad, pero cuidado, las guardé en mi cartera, habiendo procurado al inicio y final que ninguno de los docentes me viera. Sin nada más y con la cara de póker común continué mi camino junto a Aoyama y el otro culo inquieto.

Observé con fascinación las plantas del siguiente bosque, cómo sus hojas brindaban unas atmósfera verde bastante mística, en mi cara inexpresiva había un toque de inmersión en la fantasía que era aquel lugar, luego llegamos cerca de una zona residencial y unos gatos bajaron de una tradicional casa del árbol. No sentí nada en especial, solo enarqué una ceja, pero cuando uno se refregó contra mi pierna el rechazo se reflejó en toda mi expresión. No era muy dada a las muestras de afecto, incluso cuando venían de animales, pero no era la ocasión para reaccionar con un excesivo desagrado, tenía mucha gente al rededor y podía ser incómodo para todos, así que simplemente me alejé para colocarme al otro lado de Aoyama, mirando con seriedad los alrededores.

—Uhmmm... puede que seguir al sur no haga daño, el sureste sería medio regresar sobre nuestros pasos —hablé con un tono plano, una cara de pocos amigos y el volumen bastante moderado.

No estaba segura si quería llegar para acomodar de una buena vez mi carpa para descansar o seguir viendo las cosas del bosque, pero lo que si sabía es que un poco ya me estaba aburriendo esto de dejar todo en gran parte a la suerte. Sería un fiasco si solo encontrábamos el campamento al final.

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Sigo arrastrando a las chicas de Ikoma-kun uwu

 

Podría decirse que el escoger algún tipo de camino cada que veíamos un nuevo lugar, resultaba ameno, a fin de cuentas el número de estudiantes se movía en conjunto y no por separado. Escuché las respuestas del camino elegido y me adapté a ello, ya que no le veía ciencia el ir contra la corriente. Mi hermano no demoró en alejarse en cuanto vió a Craig, aunque por cuenta propia sabía que el segundo no lo recibiría con la misma emoción con la que Zeld había ido hacia él.

Llegamos a lo que parecían un par de viviendas. Estaban habitadas, y se ecuchaban un par de sonidos de animales, en lo que Gen abría ligeramente los ojos con los felinos, denotando el como se quedaba fija viéndolos.

—¿Quieres acariciarlos?

Dudó un poco, murmurando.

—Sí...

Me sonreí en lo que me dejaba caer en cuclillas para musitar el: miss, miss~, obteniendo que uno de ellos se acercara con la cola levantana, mirando a Allen desde abajo, mostrándole la hilera de dientes al sonreírle para darla la confianza suficiente de ella me imitara, estirando ésta la mano para que el minino la oliese y se retregase contra el dorso de su mano. La sonrisa dulce que evocó en ella me hizo pensar en que a diferencia nuestra, nunca le habían dejado tener una mascota en casa.

—Parece bastante amistoso —le murmuré, escuchando el maullido de regreso.

Desde que se comunicó la actividad del campamento escolar, sabía que iría, más por mi hermana en realidad, aunque en parte el salir de la ciudad para adentrarse en un bosque no sonaba mal tampoco, lo que conllevaba de respirar un aire más puro al estar rodeados de vejetación, el sonido de los insectos y eso. Aunque el sol no me hacía espacialmente bien -lo de siempre-. Por lo que los lentes negros continuaban puestos en mis ojos, descartando el uso de un sombrero porque... no me gustaban en realidad.

En la caminata nos mantuvimos en la parte de atrás, Ilustrando verbalmente a Violet sobre los espacios, y ayudándole a palpar algunas flores que resaltaban en el camino, hasta que llegamoss a las viviendas, comentándole sobre el color de los gatos en lo que los orbes miel de Zeldryck se colaron por el vidrio oscuro de los lentes.

—Ey~ Que gusto tener por acá al hombre de hielo —lo jocoso de su voz no me tomaba imprevisto, por lo que ladeé apenas la cabeza.

—Y yo que creía que los diablos no salían de sus patios de juego.

—Pero bueno, que vengo en paz —se rió entre dientes, saludando a mi hermana, la cual le sonrió con la amabilidad de siempre. Noté la intenció de parte de Kasun de continuar la conversación, sin embargo se calló, deslizando sus pupilas como si escanera algo, o a alguien.

Fue entonces que la voz de Pierce a mi costado me hizo entenderlo. Él estaba mirándola a ella.

—Hola, Sash —le saludé, regresando la atención a los gatos, escuchándola.

Por un momento pensé en responder su observación, pero era obvio... que Zeldryck no desaprovecharía el conocerla; no demoró en ello realmente, recostando su codo en mi hombro, hablando él:

—¿Y tú, por cuál mundo te inclinarías más?~

 

Pude notar su palpable sorpresa al escucharme decir que era estadounidense, era lo que siempre notaba cuando decía de donde venía, pues era un lugar muy lejos, pero las obligaciones de mi padres como empresarios nos llevaron a llegar hasta este país.

—Si muy lejos —murmure, asentí ante la información que me dio, y sonreí un poco notando su risa, realmente este chico era mucho más energético y diferente a mí, pues yo no reía siempre y si lo hacía pues era porque tenía ganas de hacerlo.

Entonces escuche su voz un poco preocupada diciéndome que tuviera cuidado, en el momento que mis manos subieron a los binoculares para ver, solo moví un poco mi cabeza dándole entender que no se preocupara, sabia caminar muy bien por estos lugares, además agradecía su preocupación. Escuche atenta a lo que me decía sobre, las personas extranjeras de la escuela, no lo mire pero igualmente conteste.

—Pues creo que estamos iguales, no he hablado mucho con las personas de la escuela, para decir verdad serias el tercero.

Para ser sincera no era que me importaba hablar con bastantes gente, con algunos cuantos ya era suficiente para mí, la cosa fue que escuche sus preguntas en lo que íbamos llegando a la otra zona que para decir verdad me parecía muy bonita por todos los árboles.

—Muy genial, nunca me aburriría de mi país natal ya que más bien, todo lo que esta hay es muy entretenido —murmure tranquila, entonces baje lo binoculares y alce mi cámara para tomar algunas fotos más—. Si me he adaptado perfectamente y ¿tu? ¿Te costó mucho adaptarte o poco aquí en Tokio?

Aun seguí tomando fotos cuando seguimos avanzando y note unos gatitos que bonitos estaban realmente, amaba los animales todos en particular. Entonces uno se acercó y empezó a restregarse contra sus piernas y el no demoro mucho en acariciarle, para decir verdad me dio las terribles ganas de tomarle una foto.

Sonreí un poco.

—Yes, son muy bonitos —afirme mirando como el gato ya estaba entre sus brazos, y escuche su pregunta sobre cual dirección ir—. Creo que Sur estaría bien.

Sonreí un poco al escuchar hablar en Italiano, realmente me emocionaba conocer a una Italiana, pues con Adara era diferente ella sabía hablar Italiano, pero no era Italiana, si no Griega. Pero escuchar a alguien que provenía de haya y era de Brindisi me ponía sumamente contenta, no lo podía negar por nada del mundo.

—Mi assomigli molto allora, ho visitato alcune città in Italia —murmure en Italiano sonriendo ante su pregunta de si no era genial poder compartir una conversación en italiano, solo sonreí en modo de respuesta.

La cosa fue que ella dejo de hablar en Italiano, y yo hice igual solo mire un poco la interacción de ella con la otra chica. Hasta que llegamos a la otra zona y ella murmuro algo que no preste mucha atención ya que mis ojos se fueron a los gatitos eran realmente hermosos amaba los gatos, los conejos todo animal que pudiera existir.

Reí un poco ante su comentario que ella era el naranja, solo asentí y mire todo a mí alrededor hasta que escuche su pregunta.

—Mi nombre es Fiorella Bianchi, mucho gusto y los ¿suyos? —pregunte y más bien la pregunta iba para los tres, pero no sé si los otros dos me habrán escuchados ya que estaban entretenidos con un gatito, en cambio de mí solo los mire de lejos —. Voy a la 3-3 y ¿ustedes?.

No murmure nada más, y solo escuche lo que iban diciendo los demás alumnos sobre qué camino ir.

Después de haber aceptado los caramelos de Cayden, solo tome un poco de agua ya que sentía un leve dolor de cabeza, y realmente esperaba que el dolor no se acentuará mas por que la migraña ahora no era para nada bueno, ya lo había pasado una vez de acampamento y para ser sincera no lo que quiera volver a sentir.

Solo seguí con mí vista al frente así que después de dar mi primer consejo sobre acampar, no quise decir nada más, pues mi silencio era mejor para estos momentos que mis palabras, porque si de mí no salía algo sin expresividad pues no era yo.

Y para ser sincera mire por encima de mis hombros para ver qué mismo hacia Cayden al otro y pude ver que le tiro un poco de repelente y solo mire como Altan contuvo los gestos, tal vez porque eran conocidos después de todo por eso se tenían esas confianzas.

Porque para mis sabiendas y mi carácter que me tiraba, no sé cómo hubiera reaccionado, si me hacían algo como eso.

Tal vez lo fuera mandado al demonio.

Entonces escuche la voz de Jez, y solo acepte en un movimiento de cabeza cuando dijo que sería su a concejera de acampada, y que Cayden seria el líder técnico y Altan el guardaespaldas, hasta llegue a pensar que le quedaba de maravilla antes de murmurar.

— ¿Seguros que me quieren soportar en todo el viaje? Puedo llegar hacer un dolor de cabeza —murmure Escuchando como Jez me respondía la pregunta y después le siguió Altan asentí un poco ante la información.

Hasta que mi vista se fue a unos gatos, cuando ya habían llegado a la otra zona y note una casa de árbol de pasada. Note la mirada de Jez y solo se la devolví escuchando su pregunta.

—Puedo decir que si, más los gatos, después de todo entre ellos y yo existen muchas similitud —respondí y mi ojos se pasearon por ellos —. ¿Y a ustedes le gustan los animales?.

La cosa fue que me calle cuando escuche la pregunta Altan le hizo a Cayden, sin llegar a decir nada.