Tierras de Áurea Ciudad Dorada de Theia

Ciudad Dorada de Theia

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Ubicación: A2 (Áurea)


Theia. Capital de Áurea, y, haciendo gala del nombre del Continente, una ciudad "bañada en oro". Situada en un extremo de las tierras de Áurea, y con un estilo muy distintivo que usa el color dorado en todos los remates de los edificios más llamativos, la capital de los áureos fue creándose a raíz de las antiguas tribus que poblaban la región. En un inicio, todas se agruparon para construir la inmensa muralla que hoy en día protege de la lluvia las calles, y poco a poco, la unión entre tribus fue germinando en la gran ciudad que hoy en día se conoce.

Aún a día de hoy, las gentes de Theia viven, en muchas ocasiones, agrupadas en "tribus", aunque no en el sentido literal: más bien, estas han quedado reducidas a gremios, familias, y otro tipo de asociaciones que vinculan a ciertas partes de la población entre sí de un modo muy especial, como si fuesen grandes familias.

Pese a que la ciudad se divide en dos niveles de altura distintos, el inferior y el superior, no hay grandes diferencias de nivel de vida entre ambas zonas: la mayor diferencia radica, en realidad, en que quienes habitan en la zona inferior suelen ser los más apegados a las tradiciones, mientras que quienes habitan en la zona superior son los nobles y aquellos que han adoptado una forma de vida más urbana. En cualquier caso, la diferencia arquitectónica es mínima entre una zona y otra, y, aunque desempeñando trabajos diferentes, no hay altos niveles de pobreza en ninguna de ellas; y por eso, Theia es una de las ciudades de Ilumbra con menor desigualdad económica

Contenido oculto: Comercios de la zona superior

Posada: 60 guiles

Tienda de objetos:
- Poción (+20 PS, ratio x0,1): 50 guiles
- Ultrapoción (+50 PS, ratio x0,4, cura a todos los aliados): 75 guiles
- Poción X (+70 PS, ratio x0,5): 120 guiles
- Éter (+10 PM, ratio x0,1): 80 guiles
- Ultraéter (+20 PM, ratio x0,25): 150 guiles
- Éter X (+30 PM, ratio x0,33): 210 guiles
- Cola de fénix (revive a un aliado caído, con PS iguales a ratio x0,33): 130 guiles
- Pluma de fénix (revive a un aliado caído con 1/4 de sus PS máximos + ratio 0,33): 170 guiles
- Panacea (cura cualquier estado alterado): 100 guiles
- Elixir medio (sana a la mitad de su máximo los PS y PM de un aliado): 160 guiles

Contenido oculto: Comercios de la zona inferior

Tienda de armaduras:
- Casco de guardia áureo (+6 Defensa mágica, +3 Poder mágico; si se porta el set completo, aumenta en 5% el dominio para todas las armas que pueda usar el portador) (Clase: C): 200 guiles
- Traje de guardia áureo (+6 Defensa, +3 Fuerza; si se porta el set completo, aumenta en 5% el dominio para todas las armas que pueda usar el portador) (Clase: C): 200 guiles
- Pantalones de guardia áureo (+6 Defensa mágica, +3 Terapeucidad; si se porta el set completo, aumenta en 5% el dominio para todas las armas que pueda usar el portador) (Clase: C): 200 guiles
- Botas de guardia áureo (+6 Defensa, +3 Velocidad; si se porta el set completo, aumenta en 5% el dominio para todas las armas que pueda usar el portador) (Clase: C): 200 guiles
- Capa dorada [Cuerpo] (+5 PM, hace inmune a Electrocución, Ardor y Congelación) (Clase: D): 210 guiles
- Blasón áureo [Cuerpo] (+5 Defensa mágica, +3 Terapeucidad, +3 Espíritu) (Clase: D): 180 guiles
- Túnica de chamán (+15 Defensa mágica, hace resistente a elemento tierra, pero débil a elemento luz y fuego) (Clase: D): 200 guiles

Tienda de armas:
-Mandoble dorado (25 daño físico, el portador será inmune a antibravura y locura) (Req.: 15% dominio): 350 guiles
-Bracamarte [Mandoble] (20 daño físico) (Req.: 5% dominio): 200 guiles
- Arco del bosque (15 daño físico, hace el mismo daño desde la fila de atrás, el portador ganará Prisa automáticamente, con duración según espíritu, si sus PS quedan por debajo de 1/10) (Req.: 15% dominio): 320 guiles
- Saetero [Arco] (15 daño físico, hace el mismo daño desde la fila de atrás; al atacar, lanza un dado de 10 caras, si sale 1, el usuario puede tener otro turno en ese mismo momento) (Req.: 10% dominio) (Req.: 15% dominio): 280 guiles
- Kotetsu [Katana] (20 Daño físico, elemento fuego) (Req.: 10% dominio): 300 guiles
- Magoroku [Katana] (20 Daño físico, elemento hielo) (Req: 10% dominio): 300 guiles
- Yakei [Katana] (20 Daño físico, elemento rayo) (Req.: 10% dominio): 300 guiles
- Escudo de Theia (+30 PS, solo puede portarse si se tiene "Activar Escudo". Tiene un 10% de bloquear todo el daño físico): 350 guiles
- Escudo neblina (+30 PM, solo puede portarse si se tiene "Activar Escudo". Tiene un 10% de bloquear todo el daño mágico): 350 guiles

Contenido oculto: Servicio de síntesis de la zona superior: Artesanía

Servicio de síntesis de artesanía:
En los puntos de síntesis, se os ofrecerá un ingrediente base y podréis añadir más de entre objetos robados a enemigos u obtenidos en misiones o comprados para crear distintos artefactos. Ciertos objetos sirven para crear cierto tipo de utensilios, así que no todos servirán en todos los puntos de síntesis.
Este punto de síntesis permite crear armas y armaduras. Dependiendo del punto de síntesis de artesanía y el material base que use, cada artesano será especialista en crear armas o armaduras, una de las dos; pero todos podrán crear ambos tipos de equipamiento dependiendo de lo que le deis.
La artesanía, sin embargo, tiene algo especial: algunas armas y armaduras se pueden mejorar de este modo. Esto quiere decir que puedes usar una de tus armas/armaduras como ingrediente.
El servicio de artesanía de Theia está destinado especialmente a la mejora mágica de armas y armaduras, ¡aprovéchalo bien!
Cada material añadido cuesta 30 guiles. Si añades algún arma o armadura, estas no costarán nada.

Material base:
- Runa mágica

Recetas:
- Mano de dios [Garras] (Runa mágica + Dedos divinos + Diamante/Apatheia + Oro/Cristal azul/Cristal luminoso) (Clase: S)
- Orochi maldita [Katana] (Runa mágica + Katana con propiedades especiales + Mineral u objeto con propiedades de oscuridad + Polvo somnífero u otro producto relacionado con sopor) (Clase: A)
- Dedos divinos [Garras] (Runa mágica + Cualquier garra con potencia superior a 15 + Oro + Cualquier cristal -azul, oscuro, de luz...-) (Clase: A)
- Gran arco de mitrilo (Runa mágica + Arco pequeño sin propiedades especiales + Arco grande + Mitrilo) (Clase: A)
- Armadura de archimago (Runa mágica + Armadura de mago de batalla + Cualquier producto añadido para armaduras) (Clase: A)
- Escudo espejo (Runa mágica + Escudo con probabilidad de bloquear todo el daño mágico + Cualquier cristal -azul, oscuro, de luz...- + Esencia mágica)
- Cetro de sacerdotisa (Runa mágica + Cualquier bastón capaz de curar con sus ataques básicos) (Clase: B)
- Vestes de Chamán Áureo (Runa mágica + Armadura de guardia áureo + esencia mágica/nódulo magitek + Cualquier material de monstruo, o cualquier cristal o mineral) (Clase: B)
- Capucha de Chamán Áureo (Runa mágica + Casco de guardia áureo + esencia mágica/nódulo magitek + Cualquier material de monstruo, o cualquier cristal o mineral) (Clase: B)
- Casco de Caballero Chocobo (Runa mágica + Casco militar -de guardia áureo, de titán, eleano, guardia shinryanés...- + Pluma de chocobo + Cualquier otro ingrediente (opcional)) (Clase: B)
- Armadura de Caballero Chocobo (Runa mágica + Armadura militar -de guardia áureo, de titán, eleano, guardia shinryanés...- + Pluma de chocobo + Cualquier otro ingrediente (opcional)) (Clase: B)
- Pantalones de Caballero Chocobo (Runa mágica + Pantalones militares -de guardia áureo, de titán, eleano, guardia shinryanés...- + Pluma de chocobo + Cualquier otro ingrediente (opcional)) (Clase: B)
- Grebas de Caballero Chocobo (Runa mágica + Botas militares -de guardia áureo, de titán, eleano, guardia shinryanés...- + Pluma de chocobo + Cualquier otro ingrediente (opcional)) (Clase: B)
- Armadura de mago de batalla (Runa mágica + Traje militar -de guardia áureo, de titán, eleano, guardia shinryanés...- + Mineral de rareza 2 o superior, o cualquier cristal + Cualquier material de monstruo, o cualquier cristal) (Clase: B)
- Pantalones de mago de batalla (Runa mágica + Pantalones militares -de guardia áureo, de titán, eleanos, guardia shinryanés...- + Mineral de rareza 2 o superior, o cualquier cristal + Cualquier material de monstruo, o cualquier cristal) (Clase: B)
- Vara mística (Runa mágica + Vara con una afinidad elemental + Cualquier mineral elemental -el tipo de vara dependerá del mineral usado-) (Clase: B)
- Arco rúnico (Runa mágica + Cualquier arco sin propiedades especiales) (Clase: C)
- Pantalones de ninja (Runa mágica + Pantalones con dominio de arcos/katanas + cualquier material con efectos de estado) (Clase: C)

Contenido oculto: Servicio de síntesis de la zona inferior: Artesanía

Servicio de síntesis de artesanía:
En los puntos de síntesis, se os ofrecerá un ingrediente base y podréis añadir más de entre objetos robados a enemigos u obtenidos en misiones o comprados para crear distintos artefactos. Ciertos objetos sirven para crear cierto tipo de utensilios, así que no todos servirán en todos los puntos de síntesis.
Este punto de síntesis permite crear armas y armaduras. Dependiendo del punto de síntesis de artesanía y el material base que use, cada artesano será especialista en crear armas o armaduras, una de las dos; pero todos podrán crear ambos tipos de equipamiento dependiendo de lo que le deis.
La artesanía, sin embargo, tiene algo especial: algunas armas y armaduras se pueden mejorar de este modo. Esto quiere decir que puedes usar una de tus armas/armaduras como ingrediente.
El servicio de artesanía de Theia está destinado especialmente a la fusión de armas, ¡aprovéchalo bien!
Cada arma añadida cuesta 30 guiles. Si añades otros ingredientes, estos no costarán nada.

Material base:
- Arcilla mágica

Recetas:
- Viva la Reina [Mandoble] (Arcilla mágica + Mandoble de clase A + Mandoble de clase A + Diamante) (Clase: S)
- Viva el Rey [Pavés] (Arcilla mágica + Escudo con posibilidad de bloqueo total físico >25% + Escudo con posibilidad de bloqueo total mágico >25% + Diamante) (Clase: S)
- Bracamarte [Mandoble] (Arcilla mágica + Mandoble de guerra + Cualquier espada con 15 de potencia o más + Oro) (Clase: A)
- Rosa del estruendo [Látigo] (Arcilla mágica + Brazo de molbol o látigos similares + Cualquier látigo con espinas o pinchos + Nodo magitek/Esencia mágica)
- Ashura [Katana] (Arcilla mágica + Dulcenoche + Apagaluces) (Clase: A)
- Murasame reforzada [Katana] (Archilla mágica + Daga pétrea + Daga pétrea + Cualquier material de elemento tierra + Cualquier mineral o material de piedra) (Clase: A)
- Nirvana [Bastón] (Arcilla mágica + Bastón esna + Bastón de vida) (Clase: A)
- Cola de escorpión [Látigo] (Arcilla mágica + Cualquier arco de gran tamaño + Serpentina) (Clase: B)
- Brazo de Ivern [Palo] (Arcilla mágica + Rama de Ivern + Cualquier palo + Madera mágica/Esencia mágica/Nódulo magitek) (Clase: B)
- Palo infeccioso [Palo] (Arcilla mágica + Palo con elemento/Palo con posibilidad de causar estados + Cualquier palo + Cualquier polvo u objeto que cause estados negativos) (Clase: C)
- Rompehuesos [Mangual] (Arcilla mágica + Cualquier látigo + Cualquier martillo) (Clase: C)
- Espada cristalizada (Arcilla mágica + Cualquier espada + Cualquier mineral de rango 2 o superior, o cualquier cristal + Cualquier mineral de rango 2 o superior, o cualquier cristal) (Clase: C)

Contenido oculto: Encargos de la zona superior

- Guardabosques áureo: "Proteger el bosque"
Objetivo: vence a al menos 5 Telethias en el Bosque Neblinoso.
Completado por: Rigel
Recompensa: 600 guiles + Apatheia

- Sacerdote: "Un bosque bendecido"
Objetivo: encuentra el bosque de chocobos de Áurea.
Completado por: Kein
Recompensa: Verdura Gysahl, Plumas de chocobo, Guiles.

Contenido oculto: Encargos de la zona inferior

- Gran minero [solo para Brigid]: "El herrero legendario"
Objetivo: entrégale al Gran minero una obra del herrero legendario.
Completado por: ---
Recompensa: ---

- Antiguo jefe de tribu: "Ritual antiguo"
Objetivo: consigue crear una poción "Concentrado pestilente", sea sintetizándola o sea convirtiendo a un Molbol en poción con Maya.
Completado por: ---
Recompensa: ---

Contenido oculto: Ciudadanos de la zona inferior

- Reva, áurea tradicional
>> Comandar: 30%
>> Solicitar: 60%
>> Ayudar: 60%
>> Intimidar: 60%
>> Espiar: 30%
>> Preguntar: 30%
>> Engatusar: 30%

- Dobu, anciano anticuado
>> Comandar: 70%
>> Solicitar: 10%
>> Ayudar: 90%
>> Intimidar: 90%
>> Espiar: 90%
>> Preguntar: 10%
>> Engatusar: 90%

- Crystal, antigua líder
>> Comandar: 30%
>> Solicitar: 30%
>> Ayudar: 40%
>> Intimidar: 70%
>> Espiar: 60%
>> Preguntar: 70%
>> Engatusar: 10%

- Zuko, chaval problemático
>> Comandar: 90%
>> Solicitar: 90%
>> Ayudar: 0%
>> Intimidar: 50%
>> Espiar: 50%
>> Preguntar: 0%
>> Engatusar: 90%

Contenido oculto: Ciudadanos de la zona superior

- Sayaka, noble popular
>> Comandar: 10%
>> Solicitar: 80%
>> Ayudar: 30%
>> Intimidar: 80%
>> Espiar: 80%
>> Preguntar: 30%
>> Engatusar: 10%

- Eric, comerciante exitoso
>> Comandar: 80%
>> Solicitar: 60%
>> Ayudar: 80%
>> Intimidar: 80%
>> Espiar: 0%
>> Preguntar: 90%
>> Engatusar: 80%

- Rhaena, aristócrata áurea
>> Comandar: 50%
>> Solicitar: 0%
>> Ayudar: 80%
>> Intimidar: 0%
>> Espiar: 50%
>> Preguntar: 0%
>> Engatusar: 50%

Contenido oculto: Minijuegos (Zona superior)

Colecta del Gremio:
El Gremio del Bosque, la Liga de Cazadores de los áureos, tiene su sede principal en Theia, y aquí ofrecen un suculento negocio para todos los cazadores independientes: ¡por cada 3 unidades de cualquier material que sea parte de monstruo o similares, los del Gremio os darán 150 guiles! Esto, evidentemente, puede ser más o menos rentable según el tipo de ingrediente... pero en cualquier caso, no va a ser más rentable que los intercambios que podréis hacer con vuestros equipos de Liga una vez estos os ofrezcan, como miembros, la posibilidad de hacer ventas... ¡pero si no estáis adscritos a ninguna Liga o no tenéis la posibilidad de desbloquear la opción aún, esta es una forma de sacar algo de dinero!

Las únicas limitaciones son dos:
- No podéis donar más de tres packs del mismo material. Es decir, si tenéis 12 plumitas, por ejemplo, podéis intercambiar 9 por 450 guiles, pero las 3 que os sobran ya no podréis intercambiarlas nunca más.
- Tenéis un máximo de 20 intercambios en total. Una vez hagáis 20 intercambios (equivalente a recibir la friolera de 3000 guiles), ya no podréis volver a usar este servicio.

Cualquiera que haga tres intercambios de objetos distintos podrá pasar a ser parte del Gremio del Bosque si lo desea, siempre que no esté en otra Liga.

Contenido oculto: Minijuegos (Zona inferior)

Minería:
En Áurea escasean los minerales, que solo pueden encontrarse en las profundidades de los Riscos Kassor y en la Sierra de Lamú. Como comprenderéis, al estar tan lejos los puntos de minería, se hace complicado que en Theia los artesanos puedan tener materiales para trabajar... por eso, se aceptan voluntarios con brazos abiertos. Si queréis ayudar, por solo 150 guiles podréis conseguir un pico y un martillo de alquiler, y en cualquiera de las áreas mencionadas podréis obtener hasta 10 minerales excavando; tendréis 10 intentos para obtener algo, mejor dicho (porque puede ser que os salga infructuoso el intento). ¡Eso sí, ojo, porque tendréis que entregar 3 de los minerales encontrados!

Yugen Yáahl Amelie Lucas Diamond​

 

Rigel Betelgeuse

Afortunadamente, Maya y yo pudimos hacerle frente a el gigantesco grupo de monstruos, dejándonos vía libre para seguir al grupo hacia el interior de Theia. Tsk, la verdad es que la chica no lo hacía nada mal, con su caña había conseguido mantener a la Garulea a raya el tiempo necesario. La felicité tras acabar con ella, petrificándola, y luego nos dimos media vuelta para entrar a la ciudad.

Theia se veía una ciudad arquitectónicamente más avanzada que el resto de Áurea, aunque no por eso nada llamativo. En comparación con Elérea, más bien destacaba por su simplicidad, aunque en cierto modo me resultaba reconfortante salir un poco de esa pomposa burbuja que era la capital a veces.

—Supongo que ahora tendremos que buscar al resto. Creo que deberíamos pasarnos primero por la posada; no te preocupes, que yo invito. Si consigues algo de información sobre dónde están los demás, te lo agradecería... —respondí. Probablemente Maya pudiese echarle más cara a eso de ir por ahí preguntando por la Suma Sacerdotisa.

Así, acudimos a descansar, y luego, entre que Maya localizaba al resto y no, me di una vuelta por los comercios y para intentar hablar con un par de ciudadanos. Tal vez podría ayudarles en algo. Siempre era una buena costumbre hacer ronda por las ciudades.

Contenido oculto: recordatorio

Para Yugen Amelie y Yáahl os hago un breve resumen de habilidades de senda (?)

Fauna lleva 0 fallos aún con su habilidad de senda.
Rigel lleva 1 fallo con su habilidad de senda.
Brigid lleva 2 fallos con su habilidad de senda.
Erin lleva 3 fallos ya con su habilidad de senda.

Bonita escalera tho. La habilidad de senda se puede usar hasta fallar tres veces por capítulo, así que recopilo aquí la información, porque estimo que no nos quedará mucho y ya no visitaremos muchas ciudades más que no sean Theia, so, propongo fundirnos todos los intentos aquí (al menos eso es lo que yo haré).

Contenido oculto: compras

Utilizo la posada (60 guiles)

Me compro al fin unos pantalones.
- Pantalones de guardia áureo (+6 Defensa mágica, +3 Terapeucidad; si se porta el set completo, aumenta en 5% el dominio para todas las armas que pueda usar el portador): 200 guiles

Compro también esta katana y me la equipo (guardo la Uchigatana).
- Kotetsu [Katana] (20 Daño físico, elemento fuego) (Req.: 10% dominio): 300 guiles

Con mis escasos 145 guiles, voy a aprovechar para hacer algún arreglillo a mi hoz de trabajo.

Runa mágica + Hoz de trabajo + Materia oscura + Polvos somníferos.

En total, me quedo con 85 guiles. Pero como derrochador no se hace sino que se nace, voy a intentar recuperar algo (?)

Vendo al gremio 3 pieles de Mu y 3 ropajes raídos.

So, al final quedo con 385 guiles.

Contenido oculto: habilidad de senda

- Reva, áurea tradicional
>> Solicitar: 60%

- Dobu, anciano anticuado
>> Solicitar: 10%

- Crystal, antigua líder
>> Solicitar: 30%

- Zuko, chaval problemático
>> Solicitar: 90%

- Sayaka, noble popular
>> Solicitar: 80%

- Eric, comerciante exitoso
>> Solicitar: 60%

- Rhaena, aristócrata áurea
>> Solicitar: 0%

 

~Fauna~

Rigel y Maya quedaron atrás conteniendo a una segunda oleada de monstruos. Confiaba en que eran capaces pero no pude evitar volver la vista atrás cuando comenzamos a alejarnos.

Nos separábamos otra vez.

Pronto cruzamos la muralla que protegía celosamente el corazón de Aúrea. La capital se alzaba majestuosa tal y como permanecía en mis recuerdos; como si nada ni nadie pudiese cambiarla. La ciudad del Sol o la capital bañada en oro como se la conocía popularmente seguía haciendo honor a su nombre.

Dorada.

Como los peces que surcaban las aguas del Fámfrit.

Me embargó una ola de emoción que aún seguía resultándome extraña. Había pasado tanto tiempo conteniendo y suprimiendo mis emociones que a veces no sabía cómo manejarlas. Por eso no las mostraba abiertamente.

Mi mirada se movió de aquí a allá, sin embargo, reconociendo los edificios y sus estructuras. Había vuelto a cubrir mi cabeza para ocultar mis cuernos; una parte de mí queriendo aún pasar desapercibida.

Busqué la mirada de mi hermana y me pregunté qué emoción había logrado transmitirle.

¿Nervios porque al fin sabría la verdad? ¿Felicidad? ¿Miedo porque sabía que no era la misma aúrea que dejó Theia hacía tres años?

Había pasado tanto.

Aunque aquella siempre había sido mi casa esos cuernos me hacían sentirme una extraña.

Theia destellaba bajo el cielo esmeralda de Ilumbra como una piedra preciosa y era además el emblema de la comunión aúrea. Una comunidad forjada por vínculos familiares y fuertes lazos de sangre. No existía ciudad en todas Ilumbra con menos desigualdades sociales.

Las diferencias entre el resto y Aúrea se hacían más notables a medida que nos adentrábamos No lo había visto con mis propios ojos pero sabía que había personas en Elérea o en Fayar que mendigaban en las calles. Los altos cargos y mandatarios se paseaban como verdaderos sibaritas mientras el pueblo llano sufría miseria y hambre.

En Theia eso no existía. Incluso si la ciudad permanecía dividida en estratos, no había mayor diferencia entre estos que leves detalles en cuanto al estilo de vida.

Miré a Hendrick entonces. Parecía emocionado por poder reencontrarse al fin con su prometida: la Gobernadora Alma.

Eso disipó en gran parte mis temores infundados.

Sentí entonces que la ciudad en sí misma me daba la bienvenida. Me llevé una mano al pecho y cerrando los ojos susurré:

—Regresé.

Al fin.

Después de tres angustiosos años.

Contenido oculto: Gestiones faunísticas

Uso la posada.

Síntesis:

Runa mágica + lanzaclavos + arco corto + mitrilo

Si no sale nada de aquí, uso solo la runa y el lanzaclavos para el arco rúnico :3

Runa mágica + arco ligero

Habilidad de senda:

- Reva, áurea tradicional
>> Ayudar: 60%

- Dobu, anciano anticuado
>> Ayudar: 90%

- Crystal, antigua líder
>> Ayudar: 40%

- Sayaka, noble popular
>> Ayudar: 30%

- Eric, comerciante exitoso
>> Ayudar: 80%

- Rhaena, aristócrata áurea
>> Ayudar: 80%

 

Contenido oculto

Resultados de habilidad de senda de Rigel:

- Reva, áurea tradicional
>> Vestes tribales [Cuerpo]
>> Shorts tribales [Pantalones]

- Zuko, chaval problemático
>> Lana de garula x1
>> Cuerno de marfil x1
>> Carne de garula x1
>> Leche de garula x1

- Sayaka, noble popular
>> Rubí x1
>> Cobalto x1
>> Lapislázuli x1

- Rhaena, aristócrata áurea
>> Espada dorada x1
>> Escudo dorado x1

Conforme entraron en la ciudad, Hendrick y Flora suspiraron aliviados, y comenzaron a caminar. La chica fue la que, tomando la mano a Fauna, dijo con cierta emoción:

—Hemos llegado, Fau. Bienvenida a casa... a Theia.

La ciudad seguía tan esplendorosa como siempre: el color dorado en todas partes brillaba allá donde uno mirase, los árboles que decoraban la zona inferior, mezclados con los edificios... era todo tal y como lo recordaba. Nada parecía haber cambiado en aquellos años.

—Flora —llamó entonces Hendrick—. Deberíamos ir a avisar a Alma de la situación, ¿no crees?

—Ah... claro. Además, estarás deseando verla, ¿no, pillín?

Hendrick se sonrojó, apartando la mirada.

—Por supuesto, la he echado mortalmente de menos. Es obvio. Pero apremian asuntos más graves.

Flora suspiró, manos a la nuca.

—Que sí, que sí, pesado. Vamos con la Gobernadora, entonces —se giró a mirar a Fauna, y le dijo—. Fau, ¿te quedas con Brigid y los demás mientras descansáis por aquí y dais una vuelta por la ciudad? Me encantaría darla contigo, pero... tenemos que preparar la dichosa reunión con Alma, y me toca ir, en calidad de Suma Sacerdotisa.

—Os avisaremos pronto, chicos —dijo Hendrick. Aunque se mostraba severo y serio, en el fondo estaba profundamente nervioso. Y se notaba en sus palabras, que decía con un ligero temblor antes de hablar. Llevaba tiempo sin saber de su prometida, después de todo... la emoción le debía embargar—. Disfrutad de Theia mientras tanto, ¿de acuerdo?

Y, así, el grupo se separó. Erin y Rigel se separaron, y se marcharon a pasear por la ciudad y revisar los comercios y pasear. Maya decidió, mientras tanto, quedarse fuera de la ciudad para cuidar del perrito, pero Rigel creyó ver un cierto... miedo en ella, ¿huh? Como si no quisiese pasar mucho tiempo por la ciudad, tampoco. ¿Es que esta chica no quería estar en ningún lado?

Y Rigel recordó entonces lo que el tal Rogelio le dijo. "Que se vuelva a Theia", decía. Y que "no volviese a molestarle". Recordando eso, Rigel preguntó mientras interactuaba con los ciudadanos por ella. Y fue al hablar con una noble, en la zona superior, cuando alguien reaccionó al fin al escuchar el nombre.

¿En la zona superior, una noble? ¿Maya...?

—Hmmm, Maya, ¿eh? —dijo la noble con ínfulas de popular con la que habló Rigel—. ¿Con pelo azul y pecas, dices? ¿Y acento como de pueblo? Hmmm. No me suena de nada alguien así, pero eso de las pecas y los ojos así más amarillitos sí me suena... ¿no será acaso Maialen Von'Galant? Ya sabes, hombre, la hija del duque Von'Galant. Una chica muy refinada, ella, así rubia. No sé si es quien estás buscando, pero menuda hay liada, sin duda. Maialen se fugó hace tiempo y no se la ve desde hace mucho, mucho tiempo. ¿Acaso tú sabes dónde está?

¿C-Cómo? ¿"Maialen"? ¿Rubia? ¿¡Refinada!? No podía ser la misma persona, ¿verdad? ¿Verdad...?

Tsk... ¿qué se traerá Maya entre manos?


PD: Cuando estéis listos, notificádmelo y seguiremos la historia, os haré llamar por Hendrick.

 

Brigid

Las ciudades grandes siempre parecían causar un efecto extraño en ella; eran más miradas, más falta de control; sabía que iba a ser juzgada y temida por varios de los habitantes; pero esta vez estaba decidida a enfrentarlo, no con la timidez de un inicio; ni con su falsa bravura de hace algunos días atrás; sino con una aceptación a lo que era, lo que jamás cambiaría. Afirmó hacia Erin cuando se decidió a separarse; primero quería comprar algo de armadura que le ayudara a resistir más en combate; después ir hacia dónde le habían recomendado ir, la artesanía.

Por último ir a la posada, no sólo a descansar sino a ver si sus compañeros se encontrarían allí

Contenido oculto: Acciones

-compro:

• - Casco de guardia áureo (+6 Defensa mágica, +3 Poder mágico; si se porta el set completo, aumenta en 5% el dominio para todas las armas que pueda usar el portador): 200 guiles
• - Traje de guardia áureo (+6 Defensa, +3 Fuerza; si se porta el set completo, aumenta en 5% el dominio para todas las armas que pueda usar el portador): 200 guiles
• - Pantalones de guardia áureo (+6 Defensa mágica, +3 Terapeucidad; si se porta el set completo, aumenta en 5% el dominio para todas las armas que pueda usar el portador): 200 guiles
• - Botas de guardia áureo (+6 Defensa, +3 Velocidad; si se porta el set completo, aumenta en 5% el dominio para todas las armas que pueda usar el portador): 200 guiles

-Artesanía:

• runa mágica + piel de serpiente + traje áureo + mitrilo

-Intimidar a Zuko 50%

-Descansar en posada

 

Contenido oculto: Gestiones de Rigel

Fabricaciones:

- Runa mágica + Hoz de trabajo + Materia oscura + Polvos somníferos = Orochi maldita (equipada en lugar de Uchigatana)

***

Contenido oculto: Gestiones de Fauna

Habilidad de senda (Fauna):

- Reva, áurea tradicional
>> Receta de Cola de escorpión [Látigo] (en Theia)
>> Receta de Rompehuesos [Mangual] (en Theia)

- Dobu, anciano anticuado
>> Receta de Dedos divinos [Garras] (en Theia)

- Crystal, antigua líder
>> Receta de Vara mística (en Theia)

- Eric, comerciante exitoso
>> Receta de Nigiri titán (en Yarana)
>> Receta de Oro líquido (en "recetas no asignadas" de Tsuro)
>> Receta de Triple KO (en Sahgwa)

- Rhaena, aristócrata áurea
>> Receta de Viva la Reina [Mandoble] (en Theia)
>> Receta de Viva el Rey [Pavés] (en Theia)

Fabricaciones:

- Runa mágica + lanzaclavos + arco corto + mitrilo = Gran arco de mitrilo

- Runa mágica + arco ligero = Arco rúnico

***

Contenido oculto: Gestiones de Brigid

Habilidad de senda (Brigid):

- Zuko, chaval problemático
+350 experiencia

- Dobu, anciano anticuado
+150 experiencia

- Crystal, antigua líder
+250 experiencia

TOTAL: +750 para el grupo
¡Brigid sube de nivel! +6 PH
¡Fauna sube de nivel! +5 PH
¡Hendrick sube de nivel!

Fabricaciones:

- Runa mágica + piel de serpiente + traje áureo + mitrilo = Armadura de mago de batalla

***

Contenido oculto: Gestiones de Erin

Fabricaciones:

- Arcilla mágica + espada leal + plata + esmeralda: Espada cristalizada (equipada en lugar de Espada leal)

- Runa mágica + Pantalones de guardia áureo + cuerno de marfil + cristal azul: Pantalones de mago de batalla

- Runa mágica + Escudo neblina + esencia mágica + cristal azul: Escudo espejo

***

Contenido oculto: Nota

Si no tenéis nada más que hacer en la ciudad, dadme un "De acuerdo" o informadme como queráis para saber si avanzamos ya la historia o no. En cuanto pueda postearé que Hendrick y Flora os llaman a la reunión.

 

Tras un merecido descanso y un tiempo en la ciudad, finalmente Fauna, Brigid, Erin y Rigel se reunieron a las puertas del imponente Palacio de la Gobernadora, que más bien lucía como un gran castillo. Maya no tenía, por desgracia para ella, cabida en la reunión que iba a acontecer, pero tampoco parecía muy preocupada por ello; después de todo, estaba fuera, cuidando de su querido perrito, y dentro de Theia, claramente, había ciertas cosas que no quería que saliesen a la luz. Pero ese sería un asunto para más tarde.

Ahora, otros asuntos eran más importantes. Erin y Rigel venían desde Elérea, pasando por Shinryu, con dos claros objetivos: primero, advertir a los áureos y conseguir el apoyo de Flora, la Profeta, para hacer frente a la amenaza que suponía Aura. Y en segundo lugar... acabar con la Profeta una vez que tuviesen la ayuda. Por supuesto, eso era mucho más fácil decirlo que hacerlo. En realidad, al Imperio le bastaba con que las profetas se matasen entre sí, pero el riesgo de que Aura se siguiese haciendo más fuerte y que el caos se siguiese extendiendo era demasiado grande. Por eso, tenían que caminar con pies de plomo, con mucho cuidado.

Y no hacía nada fácil mantener la compostura, sobre todo cuando la víctima de su misión era Flora, hermana de Fauna. Una persona tan... normal. Tan llana, tan corriente, que no parecía ser una Profeta, ni mucho menos. Una persona amable, jovial y abierta. Y una persona que, seguramente, habría podido anticiparse ya a sus intenciones por sus poderes, pero sin embargo no torció el gesto ni un ápice. ¿Realmente no sabía qué pretendían los eleanos? ¿O sí lo sabía y, por una u otra razón, decidía ignorarlo?

Pronto sabrían la respuesta.

—Ciudadana Fauna Van'Chamat; Guardiana Brigid Olfiend; Titán Erin Elroy; y Comandante Rigel Betelgeuse. Pasen por aquí, por favor.

Quien les recibió fue nada más que Hendrick, descendiendo las escaleras en las que aguardaban para luego proceder a acompañarles hasta arriba, donde la entrada al Palacio aguardaba. Su tono se volvió más formal que de costumbre, si cabía... y, en silencio, decidieron seguirle.

—Hemos agenciado al fin la reunión entre la Gobernadora Alma, la Suma Sacerdotisa, ustedes, y yo mismo, el Paladín de Áurea. El motivo de la misma es la situación de extremo peligro que corren todas nuestras tierras, tanto las nuestras, en Áurea, como aquellas extranjeras de las que provenís. Áurea quiere colaborar activamente con la causa que representáis, como gentes de orígenes tan distintos con un enemigo común en la mira; pero no sin condiciones, claro.

Al entrar en el imponente palacio, la alfombra rojiza que decoraba el vestíbulo, tras el cual había aún más escaleras, les recibió en aquel interior luminoso, de paredes y techos blancos y con grabados de todos los colores, destacando el dorado por encima de todos. Y conforme subieron aquellas escaleras, ante una imponente puerta, aguardaba Flora, también seria, lanza en la mano, apuntando hacia arriba.

Hendrick se colocó al otro lado de la puerta, la Excalibur también entre sus dos manos, apuntando hacia abajo.

—Bienvenidos —saludó Flora. Le pegaba tan poco aquellas formalidades... pero se mostró rígida y firme, pese a todo. Como una actriz que representa un papel—. El Paladín les habrá informado de que existen una serie de condiciones a cumplir. Estas condiciones no son simples recomendaciones; su incumplimiento por cualquiera de las partes supondrá encarcelamiento inmediato de aquellas personas que estén bajo el poder de Áurea, e incluso la enemistad de todo el país si el ofensor es extranjero. Hablamos de que se os va a revelar uno de los secretos nacionales más grandes guardados por nuestro Continente desde hace años.

—La Gobernadora Alma ha tenido a bien recibiros y mostrarse ante vosotros, sin reservas y sin preguntas. Sus apariciones públicas son escasas, pero ante ustedes se mostrará, en el transcurso de la reunión, en persona y con su viva imagen al descubierto. Por ende, la condición es la siguiente: ni el aspecto de la Gobernadora ni nada de lo que sobre esta se revele durante el transcurso de la reunión podrá ser revelado a absolutamente nadie en ningún momento. Revelarlo supondría un acto de traición a Áurea, penado con las más altas sanciones.

Hendrick miró entonces a Flora, y ambos suspiraron. La Sacerdotisa se permitió entonces sonreír, aunque fuese ligeramente, y sus ojos buscaron a Fauna. Al final, dijo:

—... entonces, ¿aceptáis las condiciones?

 

~Fauna~

Gracias al servicio de síntesis logré pulir alguno de mis arcos. El primero me resultaba de difícil manejo quizás por su peso y gran tamaño. El segundo, imbuido con la magia de las runas, se me hizo más manejable.

En cualquier caso, pronto el breve reconocimiento de la ciudad terminó y cuando volvimos a reunirnos el peso de la situación y la realidad que enfrentábamos se hizo más presente que nunca.

La razón de nuestro viaje.

Subimos así hacia la parte más alta de Theia, allí donde se alzaba el palacio de la Gobernadora. Hendrick nos recibió en las escaleras.

Generalmente lucía severo y formal pero en esta ocasión su seriedad y rectitud parecía haberse recrudecido. Nos trató de forma protocolaria e impersonal.

Flora también.

No dije nada pues era consciente de la gravedad de la situación. Ya fuese la amenaza que suponía Aura como las revelaciones de todo aquello que se me había ocultado hasta entonces. Conocía el protocolo también.

A Alma sin embargo jamás la había visto y me causó curiosidad conocer las condiciones de la reunión. Saber además que el aspecto de la Gobernadora debía seguir siendo secreto y que revelarlo, amén de todo lo que allí aconteciese sería considerado un acto de alta traición.

Tomé aire, valor también. Y llevando mis manos a la capucha descubrí mis cuernos. Esos que me hacían sentirme una extraña entre mis gentes.

Miré a mi hermana a los ojos.

Y hablando por todos los presentes y sin un ápice de duda en la mirada, afirmé:

—Aceptamos.

 

Así pues, cuando Fauna confirmó que las condiciones eran aceptadas, Hendrick miró a Flora y ambos asintieron. Con lentitud, empujaron la gran puerta, cada uno moviendo una hoja de la misma, empujándola con esfuerzo. La enorme sala se desplegó entonces ante los cuatro, la alfombra roja de nuevo decorando el suelo que, por lo demás, era blanco, pulcro y reluciente. Y, al final de la gran sala, un enorme trono dorado aguardaba.

Flora y Hendrick encabezaron la marcha, aproximándose al trono. Por más que se acercaban, sin embargo, no conseguían distinguir nada especial sobre el asiento. Por cómo lo enunciaron, parecía que Alma, la Gobernadora, tenía algo especial en su aspecto que ya de por sí era destacable, ¿no? Debía tener algún rasgo que la identificaba desde muy lejos, ¿no? Algo muy destacable a simple vista.

Pero no vieron nada raro conforme se acercaban. La mujer estaba sentada, con una capa oscura cubriendo su cuerpo. Tenía un cabello rubio y una piel pálida, y se mostraba muy menuda, pequeña y vulnerable. Nada que se pareciese a la imagen de una Gobernadora, desde luego. Y es que, cuando lo pensaron, no tenía sentido que la Gobernadora tuviese algún aspecto tremendamente destacable que ocultase algún secreto a simple vista, ¿no? Porque aunque no se la solía ver en público, alguna que otra vez sí se mostró. Y nadie sabía ese secreto...

... a no ser que ocultase a los ojos del resto aquello que no podía verse. Eso que ellos iban a descubrir pronto.

Flora y Hendrick caminaron hasta colocarse a ambos lados de los pies del trono, precedido por unas escaleras, y se colocaron firmes, con sus armas alzadas.

—Visitantes —anunció Hendrick—, la Gobernadora Alma.

Y ella, girando el rostro para mirarles, esbozó una sonrisa dulce, sus perlas cerúleas brillando con intensidad.

Contenido oculto

—... hola —dijo con un tono de voz suave, mientras empezaba a caminar. Al levantarse, se notó cómo... la capa parecía revelar una espalda exageradamente ancha. No cuadraba el tamaño que sus hombros aparentaban bajo esas telas con el tamaño tan menudo y pequeño de la muchacha. Su voz sonaba débil, y de hecho toda ella lucía así, vulnerable. Rostro pecoso, rasgos pequeños, voz suave... ¿era esa la líder de Áurea? ¿Alguien con un aspecto tan débil?—. Rigel, Erin, Brigid, y... ah, Fauna. Me alegro de verte, mucho. No nos conocemos en persona, pero créeme cuando te digo que te conozco bien. Tu hermana no hace más que hablar de ti, tanto antes como después de tu desaparición. ¡Te admira muchísimo, y hasta siente envidia de ti a veces, por lo talentosa que eres!

Flora apartó ligeramente la mirada, algo sonrojada.

—Disculpad que retire mi capa, si no os importa. Espero que la imagen no os incomode; que mi naturaleza no os intimide, por favor. Somos todos aliados.

Y entonces, retiró la capa y la dejó caer, y lo que esta escondía se alzó, a ambos lados. Entonces entendieron el secreto, y el motivo por el que Alma no se revelaba ante la gente.

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Alas. Dos alas blancas, grandes, prominentes, quedaron al descubierto. Alas que eran tan grandes como su cuerpecillo enclenque. Algo sonrojada, Alma suspiró.

—... se siente bien poder mostrarme tal y como soy, por una vez. Encerrarme en estas paredes nunca ha sido... particularmente divertido. Suerte que tengo a mi querido Hendrick, que siempre me hace compañía y da el amor que necesito, ¿verdad?

Ahora fue Hendrick el que, algo sonrojado, no pudo ocultar la sonrisa.

—Mi pequeño cuerpo no puede controlar del todo mi magia, por desgracia —confesó—, es por eso que me hallo continuamente en este estado, el estado que los ángeles mostramos al desplegar todas nuestras fuerzas. Triste que mi estado natural sea el del despliegue de fuerza, ¿no creéis? En realidad, es... simplemente incapacidad para controlarlo. Vergonzante, viniendo de una Gobernadora.

Flora la miró, y no pudo evitar intervenir.

—No digas eso, Alma. Eres la mejor Gobernadora que podemos tener, y lo sabes.

—Ah, aduladora~ —rio ella. Se aclaró entonces la voz, y las alas apuntaron hacia arriba por un momento—. Bueno. Visitantes. Por favor, como digo, obviad mi condición, y tratadme como a una igual, ¿sí? Estáis aquí buscando cooperación, respuestas, ayuda. Tal vez incluso... buscáis cumplir con una misión. ¿No es verdad?

>> Preguntadme aquello que necesitéis saber. Contadme aquello que os preocupa. Trabajemos juntos para una solución común. Sé lo que ha pasado, me hago una idea. Es... Aura, ¿correcto? La Profeta de Edén... desbocada y sin atender a razones. ¿Es cierto que asesinó a Zénit? Todo eso es un gran problema... sin duda —las alas se encogieron, acompañando el descenso de sus cejas, en muestra de preocupación. Con la mano bajo el labio, en gesto reflexivo, dijo—. Tenemos muchas cosas que aclarar antes de poder tomar acción, me temo.

Miró a Fauna, y Flora tragó saliva.

—... dudas sobre vuestra naturaleza, y sobre aquello que nos rodea. Sobre seres queridos y sobre la verdad que tanto tiempo se ha desconocido.

Miró, luego, a Erin y a Rigel, uno a uno.

—... dudas sobre lo correcto o lo incorrecto, sobre qué es lo que uno debe hacer, sobre el bien y el mal, sobre encontrar el propio camino.

Y, por último, miró a Brigid.

—... dudas sobre el valor que uno mismo tiene, y sobre cómo puede hacer para proteger aquello que de verdad le importa.

>> ¿Verdad~?


>> ¿Eres un ángel?
>> ¿Cómo sabes todo eso?
>> ¿Conoces a los Profetas?

 

~Fauna~

Finalmente las puertas se abrieron y sobre el trono nos recibió una figura menuda de cabello dorado y ojos celestes. Nada en su cuerpo parecía destacar en realidad. Salvo la excepción de que era una mujer en apariencia frágil, una imagen que no parecía cuadrar con el concepto de un cargo como el suyo.

Había pensando que tal vez y como yo podía tener cuernos. Pero esa era una suposición errada.

Los aúreos no tenían.

Se incorporó mostrando que ocultaba algo bajo la oscuridad de su capa. El corazón me martilleó con fuerza. Independientemente de la situación no me sentía digna. Aquella figura era la máxima autoridad de Aúrea.

—Gobernadora Alma—me llevé una mano al pecho—. Es un honor.

Entonces ella siguió hablando y mi mirada se dirigió rápidamente a Flora. Me... ¿admiraba? Nunca me había considerado digna de admiración ni talentosa. En realidad siempre había sido yo la que la admiraba a ella, la que veía en su supuesta clarividencia algo inalcanzable.

Agaché la mirada sintiendo por primera vez en mucho tiempo algo de calor en las mejillas. Una leve sonrisa se me dibujó.

Alma se deshizo entonces de su capa y entendí el secretismo de la reunión. Porque prístinas, dos grandes alas blancas se desplegaron a su espalda.

Alas.

Ese era el secreto; la verdadera forma de la Gobernadora. Por eso sus apariciones públicas eran tan escasas y por eso, además, se habían tomado tales medidas para mantener su identidad a salvo.

Un ángel había dicho.

Tras algunos instantes de silencio me decidí por fin a hablar.

>>Es... la primera vez que nos vemos en persona y aunque mi hermana parece tener una relación cercana con vos, yo no. No obstante, haré mi mejor intento por dejar de lado las formalidades.

Tomé una bocanada de aire.

>>Quizás esta pregunta resulte indiscreta pero acabáis de mencionarlo. Sois... eres—me corregí a mí misma. La miré con duda en los ojos— ¿...un ángel?

>> ¿Eres un ángel?

 

Con lentitud, Alma asintió. Esbozó una sonrisa débil, y luego alzó la palma de la mano, algo abrumada.

—Deja los formalismos, por favor, Fauna... ya sé que no me conoces, pero para mí, ya casi eres una hermana más. Después de tanto tiempo con Flora de cerca y todo lo que ha hecho por mí, ¡como para no considerarte tal cosa!

>> Pero, en esencia... la respuesta es sí. Soy un ángel. ¿Te sorprende? La gente de Ilumbra no sabe que seguimos existiendo... pero la realidad es que los cuentos que la Iglesia de los Siete ha diseminado por el mundo son inciertos. Los ángeles no nos extinguimos en ningún momento, solo... nos ocultamos. No hubo un "Archidemonio" que nos mató a todos, y los Árboles Sagrados nunca usaron nuestra energía para crear la lluvia; los demonios tampoco se extinguieron, también se ocultaron. Y los humanos... nunca fuisteis fruto de ninguna reencarnación de demonios. Todo eso es mentira. Y yo soy la prueba. Un ángel, viva. Frente a vosotros. Una de tantos.

Lo que decía Alma... si era verdad, entonces, ¿qué era la lluvia carmesí? Todo cuanto justificaba la existencia de la lluvia era esa "energía" perenne de los ángeles, que reaccionaba a la presencia de demonios en Ilumbra, y lanzaba periódicamente monstruos para acabar con ellos, como instinto. Pero Alma decía ahora que los ángeles nunca se existieron.

Y no sería aquello lo único que les revelaría.

—De hecho, mi condición de ángel no es la única cosa que mis fieles compañeros, Hendrick y Flora, han sabido ocultar a todo el mundo. Incluso a sus seres queridos, muy a su pesar —miró a Flora, y esta desvió la mirada—. Y creo que es hora de que conozcan la verdad.

—A-Alma...

—Sabes que hay que hacerlo, Hendrick, querido —le dijo a su prometido—. Además, no tenemos razones para desconfiar de nuestros invitados, ¿verdad? —con una sonrisa, miró a Erin y a Rigel.

Y aunque esbozó una sonrisa amplia e inocente... algo melancólico se apreció en esa mirada.

—... la realidad es que llevo previendo que algo parecido a lo que está sucediendo con Aura pueda pasar. Desde que ella apareció en escena, temí que pudiésemos llegar a correr riesgo, y... opté por protegerme a mí misma, y así proteger también la estabilidad de Áurea en general. Por eso, mentimos a todo el mundo. Por eso, tuve que usar... un chivo expiatorio.

Flora agarró con más fuerza la lanza en su mano, gesto encogido. Y Alma caminó hasta ella, poniendo la mano en su hombro.

—... díselo tú, Flora. Sé que lo deseas.

Y la hermana de Fauna la miró, dejando salir un profundo, intenso y ahogado suspiro. Un suspiro de alivio infinito.

—E-Está bien —miró a Fauna, y luego miró al resto, para volver a su hermana—. Chicos... Fauna. Yo, Flora Van'Chamat, soy la Suma Sacerdotisa, pero carezco de poderes. Lo mío es solo un título creado para desviar la atención. Lo cierto es que yo no soy la Profeta de Iifa. Alma lo es. No veo el futuro, ni tengo ningún tipo de dote de adivinación: Alma es quien lo tiene. Yo solo he servido hasta ahora de distracción, a petición de la Gobernadora, para protegerla a ella, y... para protegerte también a ti, Fau.

¿Proteger... a Fauna?

Flora negó con la cabeza.

—... toda tu vida pensando que tu hermanita era especial, y resulta que solo soy una chica normal y corriente que grita mucho y a la que le gusta usar la lanza, ¿eh? —comentó con un cierto tono de tristeza—. S-Siento haberte mentido por tanto tiempo. Toda la vida, de hecho. Y siento que, al final, y pese a todo... no pudiésemos protegerte de ella. De Aura.

F-Flora... no era la Profeta. La Profeta era Alma.

Eso explicaba todo. Eso explicaba por qué Fauna nunca la vio usar poderes en directo, por qué todas sus "adivinaciones" eran siempre en público, cuando estaban más que estudiadas, por qué no usaba magia, por qué ella no era un ángel ni nada similar. Flora solo sirvió de distracción. Y Hendrick, claro está, lo sabía también. Los tres... conocían todo ese secreto.

Eso también explicaba, para Erin y Rigel, por qué Flora no reaccionó con desconfianza ante su presencia y sus intenciones. Porque ella realmente no sabía lo que Elérea tramaba. Porque nunca pudo adivinar lo que sentían y lo que pensaban, al no tener esos poderes. Pero... Alma sí los tenía. Y con todo, los dejó entrar, y les reveló la verdad. No solo eso, sino que en sus insinuaciones se entreveía que sabía por qué estaban allí.

Simplemente, por algún motivo, no le importaba. No les temía.

—Gracias, Flora, por todo, como siempre —dijo Alma, separándose de ella y volviendo a su posición original—. Era... era necesario contaros eso para poder proceder con nuestra reunión. Sé que puedo ofreceros muchas cosas, pero no podía hacerlo si no sabíais la verdad. Ahora... la sabéis. El secreto de Áurea.

>> Podemos empezar a conversar de verdad desde este punto. Como la Profeta de Iifa, haré lo posible por salvar mi tierra, y a toda Ilumbra, de la amenaza que se nos cierne.


>> Sobre los Profetas
>> Sobre las intenciones de Aura
>> Sobre los ángeles
>> Sobre Fauna

 

~Fauna~

Aquella revelación hizo añicos todo lo que había creído siempre sobre la extinción de los ángeles y la causa de la lluvia carmesí. Si los ángeles no estaban extintos si no ocultos y sucedía lo mismo con los demonios... ¿cuál era la razón de esta? ¿No era perseguir y erradicar la esencia demoníaca existente en los humanos?

Mientras La Gobernadora intercambiaba palabras con Hendrick y Flora yo trataba de seguir la conversación. De colocar las piezas faltantes del puzzle.

Mentir a todo el mundo.

Aura.

Un chivo expiatorio.

De alguna manera lo supe. Incluso antes de que la propia Flora lo mencionase. Cuando Alma la llamó y toda la atención se centró en ella, simplemente lo supe.

Nunca había tenido poderes. No era la Profeta de Iifa. Y cuando finalmente lo confirmó entendí muchas cosas. Por qué nunca la había visto usar magia.

Para proteger a Alma y... para protegerme.

Apreté los puños y tensé los labios. No estaba molesta, no se trataba de eso. Entendía los motivos aunque no me gustaba especialmente la idea de que mi hermana hubiera tenido que ponerse en peligro de esa forma.

Pero la tristeza en su voz y sus ojos. Saber que sobre ella pesaba la idea de que me había decepcionado fue demasiado para mí.

—No digas tonterías Flora—le dije entonces, cortándola—. Tengas a no poderes no me importa. Si eres o no la Profeta de Iifa no me importa. Eres mi hermana mayor. La persona menos precavida y más temeraria... pero la más audaz y amable que conozco.

Levanté la mirada entonces y le sonreí. Una sonrisa que demostraba que todo estaba bien entre nosotras. Que no importaba si me había mentido porque ella siempre seguiría siendo Flora Van'Chamat.

>>Yo te admiro—le confesé. Mi expresión se suavizó—. Siempre te he admirado. Creía que era por tus poderes pero incluso sin ellos aún lo hago. Tu valía no reside en que los tengas o no, Flora. Tu valía reside en ti. Siendo quien y como eres ya es suficiente.

>>La única capaz de ponerse en peligro a sí misma para proteger aquello que ama aún a riesgo de perderlo todo.

Ahora que sabía la verdad... la admiraba más que nunca.

Volví mi atención a la Gobernadora. Si Aura atacó y mató a Zénit, ahora que sabía que ella era la Profeta, era Alma y no mi hermana quién corría peligro. Entendía el secretismo de la reunión. Pero usar a Flora como chivo expiatorio no había funcionado.

Y además aún había preguntas.

>>Protegerme—murmuré, repitiendo esas palabras—. Alma, sabías que Aura vendría por mí. ¿Por qué? Tú eres una Profeta, pero yo... ¿qué tengo que me hace tan especial?

Un radar.

>>... Mi conexión con los Sempiternos...

>>Sobre Fauna

 

Brigid

Tras hacer todas sus encargos, esperaba tener después un poco de tiempo adicional para hablar con sus compañeros; sobre todo con Fauna, pues su nueva armadura recién sintetizada sería un bello regalo que podía ofrecerle, un pequeño detalle que hizo sonreír a Brigid, pues Fauna era su amiga, y deseaba darle aquella sorpresa. Incluso pensó en compartir sus materiales con Erin y Rigel si ellos lo necesitaban.

Pero el tiempo apremiaba, y no podíamos hacer esperar una audiencia, eso sería muy descortés; esta vez calló no por miedo a alguna respuesta de sus compañeros, sólo lo hizo porque estaba algo ansiosa por esta nueva audiencia, pues la última no le traía gratos recuerdos.

Hendrick los guio con formalidad, y allí descubrieron toda la verdad.

Brigid observó a Hendrick y sonrió levemente al notar como estaba sonrojado, se sintió tranquila al saber que su nerviosismo ante sus preguntas había sido más por proteger el secreto de Alma, y ahora que sabía que se movía por el amor que le tenía, todo cobraba sentido. Brigid miró a Alma, su existencia le traía cierta paz; aunque a su vez, destapaba nuevas dudas.

Y no sólo Hendrick había mantenido oculto aquel secreto; también Flora. Tal vez la mentira era algo que siempre podía resultar hiriente al engañado; pero esta vez, creía que ambos estaban justificados, tenían el derecho y un compromiso mayor para ocultar aquello. Miró a Fauna, preocupada. Era otro engaño y temía que aquello pudiese afectarle de algún modo; por fortuna no fue así, el amor a su hermana y su entendimiento a la situación tan delicada, hizo que sus palabras sólo fueran de comprensión.

Fauna hizo su pregunta; así que ella también se adelantó algo apresurada —Los profetas... —dijo deteniéndose al notar que interrumpía a Fauna

>> Sobre los Profetas

 

Rigel Betelgeuse

Conversando con los ciudadanos conseguí varios recursos, que agradecí encarecidamente. También logré fabricar una katana gracias a varios materiales que había recolectado por el camino, pagando el precio de la mano de obra. Me hubiese gustado dejar algo de propina para los habitantes del continente, que tan bien nos había recibido, pero con gran pesar tuve que olvidarme de la idea, viendo que mis bolsillos cada vez estaban más vacíos. Lo más sorprendente que saqué de la ronda fue algo de información sobre "una chica muy refinada, ella, así rubia", descendiente de nobles, llamada Maialen.

No. Definitivamente era imposible que se tratase de la misma persona. Esa chica no podía ser Maya.

Agradecí la información, y al volver a la posada vi que Maya ya no estaba. Se habría marchado probablemente con su perrito, pero al menos se había encargado de dejarle al posadero el recado que le encargué. Debía reunirme con el resto del grupo en la puerta del palacio, frente a las grandes escaleras. Tendríamos una audiencia con Flora, con Hendrick y con la Gobernadora de Áurea, Alma. De repente, todo esto parecía una inmensa maraña de engaños y ocultismo que acabaría por explotarnos, fragmentándonos y dejándonos expuestos. De algún modo, no me agradaba la idea de la reunión, pero... sabía que tenía que acontecer, tarde o temprano. Por el bien de todos, para reforzarnos contra Aura.

Flora y Hendrick nos recibieron en el interior, con una formalidad pasmosa, anunciando que nos encontraríamos con Alma. A cambio, eso sí, de guardar un secreto. Algo que si era revelado generaría grandes conflictos intercontinentales. Y es que lo que ocurriese en esa reunión debía quedarse allí.

Asentí, mientras Fauna daba un paso adelante, hablando por el resto. Y con eso, entramos en la sala.

La Gobernadora se encontraba allí, encapuchada. Era pequeña, parecía frágil. Pero lo que más me llamaba la atención era... que ocultase tanto su aspecto. ¿Por qué tanto ocultismo? ¿Quién era en realidad Alma? A estas alturas, no creía que nada fuese a sorprenderme. Y aún así, lo hizo.

Alma se giró para hablar con nosotros y tras una breve introducción se quitó la gabardina. Dejando así al descubierto su cuerpo, su rostro... sus alas.

¿Sus... alas?

Se presentó como un ángel. El primer ángel que conocía. ¿Pero no se suponía que estaban muertos? ¿No se suponía que lo único que quedaba de ellos era su energía, que debíamos eliminar para acabar con la lluvia carmesí?

Cuando posó su mirada sobre la titán y sobre mí se me heló la sangre. Hablaba sobre nuestra naturaleza, aclarar lo correcto y lo incorrecto, nuestros propósitos... Y con cada palabra, se enfocaba en uno de nosotros. A-ah. No podía ser.

Ella...

Ella sí lo sabía.

Agaché la cabeza, como si me sintiese de repente un despojo. Los ángeles eran los responsables, supuestamente, de la lluvia y de todos los males que esta había causado. La muerte de mis padres adoptivos, el uso de la tecnología magitek, el inicio de la guerra de Shinryu. Yo... ¿por qué debía avergonzarme? ¿Por qué no podía evitar sentir una opresión en el pecho cuando Alma me miraba? Ella era parte del problema. Era, cuanto menos, lógico que tuviesemos la misión de eliminar a los ángeles. Y si ella era la profeta, como sospechaba, ¿qué culpa teníamos los humanos de sus malas intenciones?

Se reveló, poco tiempo después, lo que, tal vez solo para la titán y para mí, que conocíamos nuestras intenciones, era evidente. Que Flora no era sino la cara pública de Alma, mientras que en esta última recaían los poderes de gobernadora y profeta. Y de algún modo, me sentí aliviado de no tener que enfrentarnos a Flora, y por ende a Fauna, aunque eso solo desviaba el problema hacia Hendrick.

Ugh. Intentaba controlar mi mente, mis pensamientos, sabiendo que ella podía leer mis intenciones como si fuese un libro abierto, pero no podía.

De algún modo, esto me había pillado por sorpresa. Porque los ángeles eran los responsables de todo, ¿verdad? O eso nos habían contado. Su energía, en realidad, porque ellos estaban muertos. O eso nos habían contado.

Y sin embargo, nada de eso era cierto. El rencor que sentía ya no podía sustentarse en una historia verídica, sino en mera fábula contada de unos a otros, y que había llegado hasta nosotros con una determinada versión, probablemente errónea.

Despejé mi mente de esos pensamientos, por suerte, cuando escuché el nombre de Aura. Aquella demoníaca mujer.

—Con su permiso, creo que todos convenimos en que Aura es un peligro para todos, independientemente de que seamos ángeles o humanos —intenté intervenir, carraspeando algo la voz. No podía evitar el nerviosismo que mostraba, a fin de cuentas, hablaba con una persona que probablemente sabía que habíamos venido con intenciones de matarla—. La situación se nos está yendo de las manos. Necesitamos hacer algo al respecto.

>> Sobre las intenciones de Aura

 

Cuando Fauna empezó a decir lo orgullosa que estaba de Flora y lo mucho que la admiraba, incluso después de saber que sus poderes eran mentira... no, gracias a saber que sus poderes eran mentira, la hermana mayor no pudo evitar perder ligeramente la pose firme y derramar alguna que otra lágrima. Intentó desviar la mirada para contener la emoción, en vano. Al final, algo ahogada, dijo:

—G-Gracias, Fau...

Y Alma tuvo que interceder, sonriendo con dulzura y poniendo sus manos en los hombros de la mujer. Eso la serenó un poco.

—Bueno, bueno... me alegro de que hayamos podido entendernos, entonces. Sé que... por mi culpa mucha gente ha tenido que mentir. La parte acerca de mi imposibilidad para controlar mi fuerza es cierta, también. Controlo mis poderes, pero no puedo retenerlos. La mayoría de ángeles guardan su fuerza mágica en su interior, pero yo... desde hace tiempo me veo incapaz de hacerlo. Iifa demanda mucha energía por mi parte, y mi cuerpo tiene sus límites.

Luego suspiró, y miró a Fauna.

—Antes de responderte, Fauna, deja que me dirija a Erin y a Brigid. Brigid, ibas a preguntar... por los Profetas, ¿no es así? Y por tu parte, Titán Erin... te preocupa saber qué somos exactamente los ángeles, ¿no? Me parecen preguntas clave. Entender la verdadera naturaleza de nuestra existencia... es relevante. Más aún teniendo en cuenta que nuestra enemiga es una Profeta más, y por extensión, un ángel, también. Así pues, escuchad, por favor. Es hora de que sepáis la verdadera historia de nuestro mundo. Observad.

Así, Alma alzó las manos, sus alas apuntaron hacia arriba, y frente a ellos aparecieron... imágenes, translúcidas, flotando en el aire. Imágenes que mostraban a un ser humanoide sin rostro, difuso, y a una figura humanoide, igual que él, pero con alas. Un ángel.

—... no os asustéis. Esto es solo una manifestación de mi poder especial. Todos... todos los Profetas tenemos un poder especial, que surge de nosotros mismos, algunos incluso teniendo partes de ese poder desde antes de ser Profetas. Pero, en esencia... gracias a que los árboles sagrados absorben la esencia del mundo, de los seres que habitan en sus alrededores, los Profetas adquirimos una potenciación de nuestros poderes... a menudo, relacionada con los seres de los que nuestro árbol absorbe energía, y casi siempre relacionado con manipulación de esencia. Lo mío es lo que yo llamo "manifestación"; puedo usar la esencia que flota en el aire para moldearla y darle forma. Normalmente, la esencia que pasa por los cuerpos adquiere una identidad propia por un tiempo, y tiene su "forma" predilecta, pero cuando está pura, en el aire, puedo moldearla más a mi placer. Me permitirá, así, ilustrar mis puntos.

>> Así pues, este mundo fue diseñado por nuestro Creador, que en el origen, dotó al mundo de una energía pura, llamada "esencia", invisible, pero abundante en el mundo. Esta energía no era renovable, y podía ser consumida... pero fue la base para su creación de todo lo que después vino. Empezó, pues, por diseñar organismos que usasen esa esencia para subsistir. Así, creó a los demonios: seres con afinidad por la magia elemental y con vidas cortas, fugaces, que requerían de la esencia del mundo para "rellenar" sus reservas de magia. Por eso, los demonios absorbían esencia como su combustible, y sin ella morirían. Pero había un problema, claro... y es que la esencia se gastaría tarde o temprano; los demonios la absorbían inconscientemente, drenaban todo su poder, y luego expulsaban los residuos, el "cascarón vacío", lo que llamamos "antiesencia". Por eso, el Creador diseñó otro tipo de organismo, análogo a los demonios, pero opuesto a estos a la vez. En lugar de dotarles de afinidad a la magia elemental y vidas cortas, los dotó de una cuasi inmortalidad, y los hizo mágicos en sí mismos, con energías ilimitadas. Pero los hizo con tanta, tanta fuerza mágica, que requerían de la liberación periódica de la misma para subsistir. Ellos, así, necesitaban absorber antiesencia, la cual "rellenaban" con su magia para así liberar el flujo constante que tenían en su interior... y al volverla a dotar de magia, la transformaban en esencia y la liberaban de nuevo.

Alma agitó sus manos, y se apreció en la imagen translúcida cómo una especie de partículas flotaban en círculos, del "demonio" al "ángel" que dibujó en el aire.

—Así, el flujo comenzó. Ángeles y demonios estaban diseñados para coexistir, pese a sus diferencias abismales en naturaleza y poder. Eran casi idénticos físicamente, pero opuestos en todo lo demás... pero se necesitaban. Los demonios toman esencia, liberan antiesencia; los ángeles toman antiesencia, liberan esencia. Y así, la vida puede seguir en Ilumbra, y la energía que le da fuerzas a todo ser viviente se convierte en renovable y eterna.

>> Diseñado su modelo ideal, el Creador nos dejó... y esperó a que nosotros mismos, sus creaciones, fuésemos capaces de coexistir. Sin embargo, no fue fácil. Las diferencias eran flagrantes: los demonios eran más débiles, más inestables, y más escasos en número que los poderosos, inalterables ángeles. Como cualquier persona que conozcáis, los demonios tienen un periodo de vida limitado, y sus cuerpos se decrepitan con el paso del tiempo, en lo que llamáis "envejecer". Pero los ángeles... somos diferentes. Los ángeles no envejecemos. No morimos. Al menos no por la edad: podemos morir, pero solo si alguien nos arrebata esa vida, y ni siquiera así llegamos a "morir" del todo.

¿Ni siquiera así mueren del todo...?

Inmediatamente, las palabras de Zael hicieron eco en Erin: él les habló de cómo la "energía" de los ángeles siempre seguía viva por mucho que estos muriesen, gracias a los árboles. Pero claro, Zael les dijo que todos los ángeles estaban muertos, cosa que ahora sabían incierta. ¿Tendría entonces algo que ver esa afirmación con lo que alma les contaba ahora? Además, si eso era cierto, si los ángeles nunca morían físicamente salvo que se les matase, ¿cuánto tiempo llevaría Alma viva...?

La Gobernadora moldeó la imagen una vez más, y puso al ángel por encima del demonio, más grande e imponente. Aparecieron de pronto muchos más ángeles, y solo un puñado de demonios.

—... éramos más poderosos, más numerosos, más longevos. La naturaleza de nuestro ser, pues, hizo que nos convirtiésemos en los amos de Ilumbra rápidamente, por encima de los demonios, que nos servían. Así fue la realidad por mucho tiempo... pero había algo más que nos diferenciaba. Algo más, que supuso, con el tiempo, la diferencia: y es que aunque los demonios eran mortales por defecto, aunque el mero paso del tiempo los mataba, ellos podían hacer algo que nosotros no: multplicarse. Reproducirse. Tener hijos.

La imagen empezó a cambiar, y los demonios, antes escasos, empezaron a ser más, y más, y más. Hendrick, al oír aquella parte de la historia, emitió un suspiro resignado, que Alma no ignoró, mirándolo de reojo.

Los ángeles... ¿no podían, entonces, reproducirse? ¿Eran... estériles, por defecto? Fueron creados para ser eternos, pero no podían multiplicarse. Eso implicaría que los ángeles que hubo en el inicio de los tiempos eran los mismos que hoy día existían.

Que Alma llevaba viva desde que el mundo comenzó.

—Ese hecho lo cambió todo —dijo la Gobernadora—. Los ángeles dominábamos a los demonios, sí, pero no podíamos reproducirnos, multiplicarnos, y ellos sí. Poco a poco, se hicieron más y más numerosos... y no tardaron en iniciar disputas, claro. Revoluciones, disputas por el poder, guerras. Guerras entre ángeles y demonios. Y supieron usar bien sus números, sí: crearon lo que llamaron "invocadores". Los demonios aprendieron a usar las "almas" de sus aliados caídos, la esencia de estos, para manifestarlas en grandes criaturas... en espers. Y con esas criaturas, la guerra entre ángeles y demonios empezó cada vez más a igualarse. Los ángeles tuvimos que responder... no con magia, porque nuestra magia ya no era suficiente, sino con algo que desarrollamos mucho más que ellos: tecnología.

Dio un chasquido, y en escena aparecieron un dragón grande, enorme, frente a una máquina gigantesca, una especie de araña de metal, parecida a la tecnología magitek, pero más avanzada y desarrollada.

—... me imagino, Brigid, que esto te sonará más que a nadie. Es el origen de la leyenda que Zénit, o Shen, diseminó por sus tierras, a las que bautizó en honor al evento en cuestión. Y es que la guerra llegó a su punto alto cuando los ángeles enviamos una máquina de guerra devastadora contra los demonios, a la que llamamos Omega. Y los demonios, usando las vidas de centenares de soldados caídos, invocaron un último esper: el dragón al que se llamó Shinryu.

S-Shinryu... Brigid y los demás ya sabían que el peregrinaje del Shinryu y toda la historia de su "reencarnación" eran mentiras que Shen creó para garantizar que Calum, quien llevaba el orbe dentro de sí, devolviese su poder a la joya, pero... al parecer no todo eran mentiras. Esa criatura existió de verdad: era un esper. Una manifestación de demonios caídos, dada forma, en esencia.

Como lo que la propia Alma podía hacer, en realidad.

—Con el Shinryu, los demonios ganaron. Y ese fue el punto de inflexión que empezó a cambiarlo todo.

>> Así pues, en síntesis... eso somos los ángeles, Erin. Seres como los demonios o los humanos, diferenciados de estos en tres puntos clave: nuestra longevidad eterna, nuestra incapacidad para reproducirnos, y nuestro gran poder y relación con el flujo. Y os preguntaréis... dónde entran los humanos en todo esto, ¿no? Esa parte de la historia es la que permite explicar qué somos los Profetas. Así que, por favor... seguid conmigo, ¿sí?

De nuevo, un ángel y un demonio sin rostro aparecieron ante ellos, esta vez, los dos envueltos en un cálido abrazo.

—Ángeles y demonios teníamos muchas diferencias, cierto es. Pero no dejábamos de ser básicamente iguales en muchas otras cosas. Por ello, aunque las tensiones que surgieron rápido entre los bandos lo hicieron algo excepcional, muchos ángeles terminaron enamorados de demonios, y viceversa. Esto era muy mal visto entonces, y aun hoy sigue siéndolo... pero realmente, y sobre el papel, no suponía un problema que dos seres distintos se enamorasen. Los ángeles eran incapaces de reproducirse, pese a que los demonios sí pudiesen, así que no podían tener descendencia...

De pronto, en la imagen que Alma manifestaba, surgió una persona más. Una pequeña persona, más bien un bebé, frente al ángel y al demonio.

—... pero por azares del destino, pudieron. Al menos, algunos pudieron. Algunos hombres ángeles fueron capaces de tener descendencia con algunas mujeres demonio. Eran ángeles puntuales, posiblemente, por lo que creemos, con alguna mutación que hacía que sus "semillas" pudiesen germinar en mujeres demonio. Y de la unión de ambos, de los hijos insospechados entre ángeles y demonios... surgió un ser diferente. Lo que llamamos hoy humano.

Tomó aire, y cerró los ojos.

—Los humanos no fuisteis previstos por el Creador. No entraba dentro de sus planes. Así que la relación que tendrían con el flujo era... incierta, cuanto menos. Pero en general, fuisteis mucho más parecidos a vuestras madres que a los ángeles, supongo que porque la mayor parte de vuestro ser surgía de un vientre demoníaco. Así pues, heredasteis casi todo: sois mortales, como ellos; necesitáis esencia, como ellos; y podéis reproduciros, como ellos. En principio, parecía que erais simples demonios, pero... no era así. No lo erais, teníais una parte ángel. Y eso afectó a vuestra existencia, y a la de todos los demás.

El humano quedó solo frente a ellos, y Alma reflejó partículas en el aire, que entraron en él. Representaban, claro, a la absorción de esencia.

—... como digo, los humanos absorbéis esencia, igual que los demonios. Recordaréis que dije que estos lo hacían porque necesitaban renovar sus energías mágicas, y que luego liberaban su residuo, la antiesencia, ¿sí? Pero vosotros... no tenéis su misma configuración, no sois iguales. Vuestra magia tiene parte de demonio, y requiere renovación; pero también de ángel, por lo que tiene capaicdad de autorenovarse. Por ello, vosotros, al absorber la esencia, no liberáis luego antiesencia, no... el proceso es distinto.

Las partículas entraron en el cuerpo del humano, y se apreció cómo cambiaban de color dentro de él, como si viesen a través de su silueta. Sin embargo, el humano empezó a liberar otra energía, completamente distinta. Otras partículas de otro color. Un tercer color.

—Vosotros absorbéis esencia, pero en lugar de "consumirla" y vaciarla, simplemente la modificáis. Os quedáis con toda la antiesencia dentro, y liberáis esa esencia modificada. Liberáis algo diferente, que no es ni esencia, ni antiesencia. Algo que llamamos vacío.

Vacío...

—El vacío supuso un grave problema. Porque, cuantos más humanos surgían, más se prejudicaba el ciclo de esencia y antiesencia. La esencia, poco a poco, se sustituiría por vacío... y este tenía efectos muy diferentes en demonios y ángeles.

Aparecieron frente a ellos, de nuevo, las figuras del demonio y el ángel sin rostro. Y las mismas partículas que representaban el vacío entraron en ambos. El ángel empezó a agacharse, mano en el pecho, herido, y acabó por desfallecer, cayendo muerto en el suelo. El demonio empezó a crecer, a hacerse fuerte, grande, pero poco a poco, fue mutando hasta transformarse en un monstruo.

E-Era horrible... ¿eso lo provocaba el vacío? ¿Lo provocaba... la mera existencia de humanos?

—Para los demonios, el vacío se percibe como esencia, así que sus cuerpos la procesan igual. Pero al ser una energía diferente, diríase que reforzada, tiene un efecto distinto: hace mucho más fuertes a los demonios, los llena de energía. Tanta, que llega a un punto en que sus cuerpos empiezan a deformarse y empiezan a perder el uso de razón. Ahí... ahí es donde aparecen los morfomantes, y... los monstruos. El resultado final. No los mata, pero los lleva, lentamente y con el paso del tiempo, a acabar consumidos por completo, convertidos en criaturas sin raciocinio.

¿Los monstruos? ¿Los monstruos... son demonios?

—Los ángeles, por el contrario, percibimos el vacío como antiesencia, porque es diferente a la esencia, y también lo absorbemos... pero nuestros cuerpos, llenos de energía, reaccionan muy mal ante este, y nos va consumiendo poco a poco. A nosotros nos debilita, hasta el punto en que, con una exposición muy prolongada, acabamos... muriendo. Muriendo por el solo hecho de compartir espacio con humanos.

Hendrick se llevó una mano al pecho, afligido. Posiblemente, pensaba que su mera existencia podía dañar a Alma. Ella lo notó, pero no lo miró; quizá para ella también era muy duro plantearse esa posibilidad.

—La guerra del Shinryu se vio reforzada por todo esto. Por la existencia de los humanos, cada vez más numerosos, los demonios se vieron más fuertes, y los ángeles, más débiles. Y cuando todo terminó, los ángeles supimos que desapareceríamos por completo si seguíamos así. Había que hacer algo; si moríamos por ese vacío, no habría hijos nuestros, otros ángeles, que supliesen nuestro lugar. Nuestra especie... cesaría de existir como tal.

—Alma... —suspiró Flora.

Ella no se permitió emocionarse. Siguió, impasible, su discurso. Y mostró ante el grupo un gran árbol... un árbol sagrado. Y hasta Flora y Hendrick reaccionaron con sorpresa ante sus siguientes palabras.

—... por eso, ideamos los Árboles Sagrados que hoy conocéis. Creamos los árboles, con el solo propósito de que sirviesen para protegernos. Nos ocultamos, y usamos a los árboles para evitar el daño que nos provocaba el vacío. Y así, desaparecimos, y con el paso del tiempo, fuimos moldeando la historia y controlando Ilumbra desde las sombras, creando la leyenda de los árboles sagrados y borrando la memoria colectiva de ángeles y demonios. Al fin y al cabo, el vacío hizo que los humanos se convirtiesen en la especie dominante, y los demonios también se ocultaron... y al final, el mundo acabó siendo el que conocéis, con la Iglesia distribuyendo el mensaje que quisimos que se distribuyese.

>> Pero nuestro plan con los árboles tuvo un inconveniente. Veréis, los árboles... tienen un enorme flujo de energía en su interior. Principalmente, procesan el vacío que absorben de los seres del mundo, y permiten convertirlo en antiesencia. Gracias a eso, podemos permitir que el flujo no se rompa por culpa del vacío; los árboles son lo que lo permiten. Y el mundo que creamos, con los árboles y habitado por humanos, funcionaba bien así, aunque tenía sus problemas, claro; los ángeles, al final, seguíamos en las figuras de poder y controlábamos todo desde las sombras... y eso no gustaba a todos, por supuesto. Y fue entonces cuando tres ángeles, que entre nosotros conocemos como los "tres traidores", hicieron algo impensable: mataron al Rey Elroy, que gobernaba el continente central, Elérea, y se hicieron con el control creando una revolución.

E-El Rey Elroy... el tatarabuelo de Erin, que murió hacía unos cien años. El Rey Carnicero. Lo sabía bien, ¿huh?

Frente a ellos, Alma creó la imagen de tres árboles, y tres personas. Una de ellas... era Zénit, o Shen. El Maestro, cuyo rostro Brigid reconocía vívidamente. Los "tres traidores"... ¿¡eran los tres héroes que frenaron al Carnicero!?

—Zénit, Abdhel, Eldrick. Los tres traidores eran tres ángeles que decidieron romper con el orden que nosotros, los ángeles, habíamos establecido. Tomaron el control político, y con los Ojos de Shinryu, llaves para entrar a los árboles, hicieron algo impensable: se dejaron llevar por la corriente de energía dentro de estos, y terminaron fusionándose con el flujo. Así, se hicieron parte del flujo, o, lo que es lo mismo, se convirtieron en una parte de los árboles. El primero fue Eldrick, que lo hizo en Yggdrassil. Luego, Zénit fue con Takhian, en Hashmal, y Abdhel fue con Edén, en Garladia. Los tres se convirtieron en los primeros Profetas, como hoy se nos conoce. Lo que suponía esa "fusión" con el árbol era, además de una acumulación de poder inmensa, una vinculación con el árbol. Si los Profetas morían, el árbol con el que se unieron perdería una parte de su ser, y todo el flujo que llevaba se detendría, por lo que todo el árbol "moriría" también. Pero eso... creo que ya lo sabéis, ¿no?

Sonrió, y pronto tomó aire.

—... al ver que los árboles empezaban a caer en sus manos, nos asustamos. Porque los traidores podrían ir a otro árbol y unirse también a ellos. Y si perdíamos todos los árboles, tendrían un poder inmenso, no solo por el poder mágico que ganarían en sí mismo, sino porque se harían básicamente inmortales; no podríamos matarlos sin poner en riesgo todos y cada uno de los árboles. Por eso, tuvimos que actuar de forma desesperada, y la decisión que se tomó fue mandar a dos de los nuestros a convertirse en Profetas de los árboles que quedaban. Y así... yo y otra chica más fuimos elegidas, y nos transformamos en Profetas.

>> Y eso somos los Profetas: ángeles unidos al flujo de los árboles, piezas fundamentales para que estos puedan seguir existiendo.

... hasta ahí, eso era algo que Erin y Rigel sabían: después de todo, su misión de matarlos a todos partía de esa base. Mata a un Profeta, y matarás a su árbol.

—Solo hay una manera de matar a un Profeta y que el árbol no muera... y esa es si otro Profeta adquiere sus poderes en su lugar. Es decir, si, al morir un Profeta, otro está cerca, este puede adquirir su conexión con el árbol para sí, y en esencia, puede convertirse en el Profeta de dos árboles a la vez. No hay límites al respecto, un solo ángel podría ser Profeta de todos los árboles si se lo propone. Y me temo... que eso se propone Aura.

Miró a Rigel, severa. La imagen que Alma manifestaba cambió, mostrando a Aura, sus ojos fulgurantes brillando con el intenso azul de siempre. Casi... parecía estar ahí mismo, frente a todos ellos.

—Aura es la Profeta de Edén. Ella es otro ángel más... pero fue sometida a un experimento especial. Ella fue la elegida para convertirse en Profeta "artificial". Lo cierto es que ni yo ni mi compañera, la Profeta de Baobab, teníamos interés alguno en matar a nadie; así que los ángeles pasaron mucho tiempo estudiando cómo arrebatar el poder de los Profetas a Abdhel, Eldrick y Zénit. Y la conclusión fue obvia: crearon un sexto árbol, en nuestra ciudad secreta, y lo crearon igual que creamos a los sagrados. El proceso llevó tiempo... pero funcionó, finalmente. Y Aura fue la sometida, contra su voluntad, a la "fusión" con ese árbol. Por supuesto, el sexto árbol no era como los demás, y no estaba vinculado de la misma forma a las tierras de Ilumbra y a sus seres... pero cumplía el propósito que se pretendía, que era permitir que Aura pudiese absorber a otros Profetas. Y así lo hizo: ella mató a Abdhel y usurpó su posición, convirtiéndose desde entonces en Profeta de Edén.

—... a-así que la obligaron a hacer aquello —suspiró Flora, algo apenada.

—Mm-hm —asintió Alma—. Desconozco los detalles, pero me consta que así fue. La cuestión es que Aura... se les fue de las manos tras eso. Y fue fraguando su venganza, poco a poco. O ese parece ser el caso, al menos, a juzgar por sus acciones.

—¿Venganza? ¿Entonces... se quiere vengar de los ángeles?

—... creo que quiere la pura aniquilación de todo el mundo. De demonios, humanos, ángeles... de todos. Y lo sé porque, si no me equivoco, está destrozando unos árboles concretos. Los "sempiternos", como bien dijiste tú, Fauna.

Sempiternos... aún no sabía bien qué eran exactamente esos árboles, pero sabía que procedían de los restos de personas que fallecían... lo comprobó gracias al propio Zénit.

—Fauna. Todos, en realidad: os contaré qué son los sempiternos. Y cuando lo haga, creo que entenderéis qué pretende Aura.

De nuevo, ante ellos, apareció un ángel. Uno que, herido, cayó al suelo, muriendo ante ellos.

—... el Creador nos diseñó a ángeles y demonios, planeando un ciclo infinito de esencia y antiesencia. Pero, como os dije, los ángeles no podemos reproducirnos, y aunque seamos eternos, sí somos mortales: podemos morir, por accidentes, asesinatos u otras causas. Si la situación hiciese que los ángeles terminásemos muertos, exterminados de la faz de la tierra... ¿qué sucedería con el flujo? No habría nadie para purificar antiesencia y dar más esencia, ¿verdad que no? ... el Creador, claro, contó con eso. Por eso nos hizo con una diferencia más.

Entonces, el ángel que cayó al suelo, muerto, empezó a desaparecer, y en su lugar... un brote germinó. Uno que empezó a crecer y crecer, hasta convertirse en un gran árbol.

—Cuando un ángel muere —reveló Alma, seria—, lo hace, sí, pero algo de él queda atrás. Y lo que queda es un sempiterno. Tendrá aspecto de árbol, sí, pero no es como uno: es completamente diferente. No absorbe el aire, sino la antiesencia. La absorbe, y hace lo que los ángeles hacemos: transformarla en esencia. Por eso, aunque nosotros, los ángeles, muramos, quedará tras de nosotros un sempiterno, siempre. Y eso permite que, incluso aunque los ángeles desaparezcamos, el fujo continúe.

>> Fauna. Cada vez que has encontrado un árbol que te muestra recuerdos, imágenes, estas se relacionaban con la muerte, ¿verdad? Eso era porque... percibes los últimos momentos de vida del ángel que dejó tras de sí el sempiterno al morir. Cada árbol era un ángel. Lo fue en algún punto, al menos.

L-Los sempiternos eran ángeles... eso... ¿eso implicaba que Keijo, por ejemplo, también lo era? También la mujer y el hermano de aquel buen hombre de Sakura. Todos... eran ángeles que murieron. Y entonces, los eidolones no eran sino la manifestación de esos ángeles. Su alma, de algún modo, encerrada en ese sempiterno.

Entonces, si Aura quería destrozar todos los sempiternos...

—Acabar con todos los demonios es difícil para Aura —anunció Alma—. Porque están demasiado distribuidos por el mundo, y bien escondidos de ella. Además, solo con que dos demonios sigan con vida, seguirá habiendo esencia, y por tanto, el flujo continuará. Sin embargo, si elimina los sempiternos, elimina para siempre a uno de los focos de procesamiento de antiesencia. Claramente, lo que busca Aura es destruir el mundo... y lo quiere hacer rompiendo por completo el flujo, de una u otra manera. Los sempiternos resulta ser la forma más sencilla que tiene de lograrlo.

—¿P-Por qué querría alguien hacer algo así...? —musitó Hendrick.

La imagen que proyectaba Alma desapareció, y, con un suspiro, Alma caminó hasta Fauna.

—... aquí entras tú, querida. Tal y como sospechabas, Aura te quiere por tu conexión con los sempiternos. Pero no es realmente una conexión con estos... más bien, es una conexión con la antiesencia. De alguna manera que ni tu hermana, ni yo, ni nadie entiende, desde que eres pequeña, pese a ser humana, has tenido una conexión especial con la antiesencia. La percibías, la sentías. Supimos pronto que debías tener algo especial, algo que te hacía única. Y por eso tu hermana acudió a mí, cuando se dio cuenta de qué era lo que te sucedía. A más crecías, más se acrecentaba ese poder tuyo. Más obvio era que, no tanto la naturaleza, sino la antiesencia te atraía. Eras... un ser excepcional, capaz de asimilar la esencia, pero a la vez, con una atracción especial por la antiesencia. No me cabía la menor duda de que si los ángeles, o incluso los demonios, sabían de tu existencia, querrían estudiarte, utilizarte para averiguar cómo funcionan esos poderes tuyos y... usarlos para sus propósitos.

>> Y entonces apareció Aura, y te secuestró en cuanto supo de tus poderes. Debieron filtrar información... había muchos áureos que te habían visto perderte en los bosques, atraída por la naturaleza. Estoy segura de que la información le llegó, y pensó que quizás podrías serle útil. Y sin duda, lo fuiste. Por eso, querida, no puedes permitir que te alcance, que consiga tenerte. Porque sin ti, no puede ubicar los sempiternos, no puede detectar la antiesencia. Y sin eso, no puede romper el flujo. Además, es una Profeta, y los Profetas recibimos todo tipo de información gracias a los árboles, pero... es información sobre los demonios y humanos, aquellos que manejan la esencia que los árboles procesan. No podemos averiguar nada sobre nuestros congéneres.

>>¿Lo entiendes ahora? Aura te quiere para sus propósitos, para darle poder e información imprescindible para ella. Tu mera existencia, Fauna, es vital para este mundo. Tu poder puede ser usado para destruirlo todo.

D-Destruir el mundo...

—En fin —suspiró Alma—. Creo que os he dado una clase de historia muy extensa. Pero espero que, al menos, estéis ahora algo más enterados de cómo funciona nuestro mundo. Erin, Brigid, Rigel... Fauna. Con el poder de dos Profetas, Aura será enormemente fuerte ahora mismo. Y seguramente, venga aquí tarde o temprano. Sabe dónde encontrar a la Profeta de Áurea —miró a Flora, y esta asintió—, y querrá encontrar a los tres Profetas que le quedan para tener el máximo poder posible. Si no puede destruir el mundo desde el flujo, no dudo que lo intentará por la más pura fuerza, si es necesario.

>> Tenemos que prepararnos para evitar eso. Para que, cuando venga, estemos preparados. Así que, antes de iniciar los preparativos, decidme... ¿tenéis alguna pregunta? No dudo que mi información sea demasiada, así que, por favor, no os cortéis. Seguro que sigue habiendo mil cuestiones en vuestras cabezas, y quiero que os despejéis de toda zozobra antes de continuar.


>> ¿Por qué puede Fauna absorber los poderes especiales de los Profetas?
>> Si los ángeles están vivos, ¿qué causa la lluvia carmesí?
>> ¿Dónde están exactamente los ángeles?
>> ¿Sabes qué fue de Eldrick, el Profeta original de Yggdrassil?

 

~Fauna~

Flora me dio las gracias y yo negué con la cabeza. No había nada que agradecer. Aquella era la verdad.

Mis compañeros hicieron sus preguntas y asistí a sus respuestas por parte de Alma con expectación. Con un movimiento de manos, usando sus poderes, la Gobernadora ilustró su extensa explicación.

Habló de la verdadera naturaleza de los ángeles respondiéndole a Erin. Y sobre los Profetas, contestando la pregunta indirecta de Brigid. Y finalmente habló de Aura y de mí. No era la naturaleza ni los árboles lo que me atraía; era la antiesencia.

La... antiesencia.

Mencionó que durante la Guerra, los demonios crearon a los invocadores y que estos usaron la esencia de sus aliados caídos para manifestar criaturas denominadas Spers. Si los ángeles al morir dejaban tras de sí un Sempiterno y su alma encerrada en él era un Eidolón, teniendo yo la capacidad de invocarlos, ¿eso no me convertía también en una invocadora? ¿Una invocadora de la esencia de ángeles caídos?

Pero ese... era el poder especial de Zénit. ¿Por qué entonces yo había podido tomar parte de él?

Mi cabeza punzó y me llevé una mano a la misma, encogida sobre mí. Las emociones se agolpaban dentro de mi pecho, demasiada información para que pudiera procesarla de golpe. No solo había puesto en duda todo en lo que siempre había creído si no que ahora conocía la verdad sobre los ángeles y los demonios. Sabía que todo lo que se contaba era información errada o a medias.

Que se había ocultado la verdad durante siglos por mano de los propios ángeles.

Sabía sobre la descendencia casual, porque no estaba prevista por el Creador que los humanos existiesen. Éramos el resultado de la relación prohibida entre un ángel y un demonio. Un fallo en el plan divino.

Ahora sabía, además, la relación entre la esencia y la antiesencia y como los ángeles y demonios permitían su flujo y la sostenibilidad del mundo. Sabía sobre el vacío, la tercera energía que expulsaban los humanos: extremadamente tóxica tanto para ángeles como demonios. Incluso si tenían efectos muy distintos en unos y otros.

Los monstruos... ¿eran demonios que habían perdido por completo la razón a causa del vacío? Entonces... ¿qué era la lluvia carmesí?

En ese momento todos en esa sala estábamos perjudicando a Alma con nuestra sola existencia.

En ese entonces me pregunté si por eso Flora decía que la convivencia pacífica era una utopía irrealizable: porque la sola existencia de los humanos era perjudicial para el mundo. No era una simple cuestión de ideales políticos o intereses.

Supe también sobre las verdaderas intenciones de Aura. Como fue forzada a convertise en una Profeta artificial en contra de su voluntad y como el poder o las ansias de venganza terminaron por corromperla.

Agaché la mirada profundamente consternada.

¿Destruir el mundo? ¿Qué ganaría ella con eso? Sin demonios, sin ángeles... sin humanos. Si el ciclo de esencia y antiesencia se rompía, ¿cómo sobreviviría ella misma? Incluso si se convertía en la profeta de todos y cada uno de los árboles sagrados, seguía siendo un ángel.

Seguía necesitando la antiesencia.

Me sentí repentinamente mareada. Había tanto en ella que aún desconocía. ¿Por qué a pesar de todo y de sus nefastas intenciones seguía pensando que había algo bueno en ella? ¿Por qué... era incapaz de odiarla a pesar de todo?

No era ninguna imprudente, no obstante, tampoco ingenua. Era más consciente que nunca del peligro que suponía y que bajo ningún concepto la dejaría tenerme.

Los Sempiternos eran la clave de la sostenibilidad del mundo si los ángeles desaparecían. Y yo era la llave que conectaba con ellos.

...

>>¿Por qué yo?<<

Escuché una voz en mi cabeza. Era mi propia voz. Pero de una Fauna más pequeña.

>>¿Por qué pesa sobre alguien que nunca ha destacado ni pretendido ser algo más que una humana normal el peso del mundo?<<

Miré mis manos como si fuese la primera vez que las viese. Como si la realización de todo lo que suponían aquellas revelaciones fuese demasiado que soportar.

Temblaban.

Y entonces las cerré negándome a desestabilizarme. No era momento para zozobras ni dudas. Alma nos había contado la verdad porque era necesario para hacer frente a la tormenta que se avecinaba. Lo había hecho porque sabía que estaba preparada para escucharlo.

No podía permitirme decepcionarla. Ni a ella, ni a Flora, ni a mis amigos. Ni a ninguno de los seres que habitaban Ilumbra.

>>Hay algo más. Alma, me encontré con Zénit cuando trascendió de este mundo—le dije—. Fue la primera vez que escuché sobre los Sempiternos y los Eidolones. Él... me legó parte de su poder. Me dijo que antes de que Aura se hiciese con él yo debía tomarlo.

Gilgamesh.

La manifestación de su alma.

Recordaba ese momento.

>>Desde ese entonces puedo liberar a los eidolones de sus recipientes e invocarlos. Puedo entenderlos y comunicarme con ellos.

>>El poder especial de Aura es absorber a otros Profetas. Y si extraer y asimilar almas era el de Zénit, ¿por qué entonces yo... puedo hacerlo?

>> ¿Por qué puede Fauna absorber los poderes especiales de los Profetas?

Contenido oculto

Madre mía de mi vida, solo por tremendo post ya te mereces el ganador, Dav (?)

He intentado sintetizar lo máximo que he podido; espero haber entendido bien todo porque es mucho y así como a Fauna la cabeza me iba a implosionar en cualquier momento (?)

Cualquier cosilla me dices <3
PD: A

 

Brigid

El dragón y la máquina. Grandes criaturas... Espers.

Entonces los ángeles habían enviado a Omega a pelear contra de los demonios; y estos a su vez, respondieron invocando a Shinryu; un esper. Nuevamente recordó a su maestro; e intentó responderse las dudas que este había dejado, lo que era verdad y lo que era mentira.

—Calum y Aster... Shinryu y Omega— mencionó en voz baja. Si el propósito de la máquina Omega es pelear contra los demonios, detener al Shinryu... Calum... algo no parecía conectarse en su mente.

Toda lo que contaba Alma la hacía entender muchas cosas; pero el conocimiento sólo creaba nuevas preguntas. Y por último, la habilidad de Fauna; era demasiada responsabilidad en ella. Y sus dudas eran también las mismas en la mente de Brigid

—Pero... — Volvía a preguntar, parecían un grupo de pequeños en una lección de historia, atacando con preguntas a su maestra. Porque Brigid no cometería el mismo error que tuvo con Shen; no callaría, no aceptaría todo sin hacer preguntas —Si los ángeles están vivos, ¿Qué causa la lluvia carmesí?