Exterior Patio norte

Si la gracia con Alisha había salido para el culo lo juzgaría después, pero en ese momento con el ruido de las sirenas rebotándome en la cabeza, solo hice lo que me pareció mejor para mí mismo y para la forma en que había trabajado desde que Yako me arrastró al centro de su galaxia. De hecho luego, cuando me zambullí en uno de los cubículos de los baños de segundo, una sola mierda alcanzó a abrirse paso en mi cerebro entre el ruido que no me dejaba en paz.

¿Era capaz de venderla?

¿Si esta zorra me ofrecía pasta de verdad podía vender a Sasha?​

La pregunta se aparejó con la muerte, no la mía, pero la de ella y me arrojó mi otro miedo encima de la jodida nada. Me dejé caer sobre la tapa del sanitario, le dejé ir una patada a la puerta del cubículo y me encendí el porro con movimientos bastante ansiosos si teníamos en cuenta que era, bueno, yo. No volví a clase esa tarde, no se me antojó.

A la mañana siguiente llegué tarde, para variar, me metí a clase y cuando sonó la campana abandoné la clase sin detenerme demasiado en nada, más allá de que la nueva se había acercado a Ko. No pretendía encerrarme de nuevo, ni que fuese yo un traumado de tales proporciones, solo bajé, me compré una soda en la máquina y unas galletas en la cafetería antes de seguir mi camino hasta el patio y dejarme caer.

El viento soplaba que daba gusto, pero me las arreglé para sentarme del lado del cerezo que me tapara una parte de la correntada de aire y me di por servido. Me había echado la chaqueta roja encima, porque su puta madre se pondría el saco ese del uniforme, así que tampoco era que estuviese pasando frío ni nada. Pasado un rato una bolsa plástica de nikuman me cayó sobre el regazo.

—Almuerza, estúpido. —Fue la voz de Cayden y cargaba consigo algo de reprimenda, por mucho que no pudiese tomarla en serio—. Te va a dar anemia o algo si te sigues saltando comidas.

—No soy un palo de dientes como tú, ¿sabes? Estoy bien —respondí aunque obviamente abrí la bolsa y le di un mordisco al pan.

—Hacen ruido, los hilos —dijo en un murmuro, su tono no fue plano, pero me hizo pensar en Altan por alguna razón. Cuando preguntó, eso sí, sonó como si tuviese trece años otra vez, perdido que te cagas—. Mishi, ¿estás asustado?

La pregunta hizo que el bocado de pan se me quedara atorado, ni siquiera lo terminé de masticar y me pregunté en qué momento se le había afilado tantísimo el ojo. Lo había usado para leer los espacios por meses, pero esto escapaba a mi comprensión, era demasiado para mi gusto, pero tampoco encontré por dónde reaccionar y mandarlo a la mierda, así que solo me forcé a bajarme la comida de la garganta con un montón de saliva antes de darle un trago a la soda.

—¿De qué coño estaría asustado, Cay? —Se encogió de hombros, pero cuando alcé la vista a él el ámbar de sus ojos era bastante más pesado que de costumbre—. Pues eso, ya deja de imaginar cosas, que se te vuela la pinza por todo.

No dijo nada en ese momento, se ajustó mejor el blazer del uniforme alrededor del cuerpo y se sentó bastante pegado a mí, como un gato que busca pasarte calor corporal. Traía consigo almuerzo de su casa, pero no lo desenvolvió.

—Algo está fuera de lugar, es... se siente raro —susurró con la vista clavada en las ventanas de la planta de los de primero y sacudió la cabeza como un perro mojado—, like an omen.

—No digas esas cosas en voz alta, niño, te van a meter al loquero te lo juro por mis muertos. Debe ser el viento nada más.

—Es solo aire, Arata, ¿por qué sería el viento? —recriminó, pero no dijo nada más aunque echó algo del peso de su cuerpo contra mí.

Poco sabía yo del caos con las dos cabezas de Cerebro y Sasha, por supuesto, y es que de haberlo sabido es posible que nada hubiese cambiado. Había muchísimas cosas con las que no me ensuciaba las manos, pero ese era yo, el tema es que podía haber arrastrado al otro pelirrojo que no podía verme sin cagarse hasta las patas a donde pertenecía. Así tuviese que buscarlo debajo de las piedras, se podía hacer.

Pero no teníamos nada más allá que los presagios de la mariposa.

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hace rato quería tirar este relleno dont mind me (? ahí dejo a los pendejos

 

Que me revelase el plan super malvado que había estado maquinando desde que nos conocimos en aquel pub tantos años atrás me hizo abrir un montón la boca, claramente sorprendida y ofendida a partes iguales por su acto de mente maestra, pero mi acto acabó cayendo por su propio peso cuando soltó lo último mientras me apretujaba, haciendo que se me escapase una risa divertida que se acompasó a la suya.

Podíamos ser unos verdaderos niños cuando nos daba la gana.

—That's not my fault, it's yours! —me quejé, frunciendo el ceño en el proceso, y levanté la mano para picarle la nariz un par de veces también—. You're so cuddly... ¡me entra el sueño solo de verte! —deslicé la mano hasta su mejilla entonces, tironeándole ligeramente de la misma, y solté una nueva carcajada divertida antes de liberarlo.

Luego me echó el brazo por encima y lo dejé hacer sin mucho problema, dirigiendo nuestro paso hacia las escaleras para bajar a la cafetería. Noté al vuelo el tinte de su sonrisa en cuanto mencioné lo de que teníamos cosas de las que hablar, provocando que medio la reflejase al escuchar su petición inmediatamente después.

>>¿Todos los detalles? —pregunté de vuelta, poniéndole especial énfasis a la primera palabra mientras acentuaba la malicia de mi sonrisa—. Ah, ya veremos~

Me estaba haciendo de rogar por nada, pero por el momento solo yo sabía lo verdaderamente decepcionante que había sido aquel encuentro, así que iba a aprovechar el vacío legal para al menos intentar sacar algo divertido de todo aquel asunto. Es decir, tampoco pretendía engañar a nadie y fingir que no le tenía más ganas que nunca a Joey después de la conversación que habíamos tenido.

Como si de repente hubiese descubierto que tenía un kink con los chicos comprensivos más que por los chicos malos o algo.

La fila de la cafetería no fue especialmente larga, así que por una vez acepté que la hiciésemos sin ilegalidades de por medio, y me pedí un sandwich de los más completos que había al llegar nuestro turno, además de un refresco. Esperé a que Joey pidiese también y pagué, bajo la más que atenta mirada de la señora de la cafetería; no parecía que se fiase mucho de mis intenciones al invitar al chico, pero no vi por donde darle importancia. No era la primera vez que nos turnábamos para pagarnos, y estaba demasiado contenta como para hacerle caso a la señora.

>>Let's have some fresh air! —pedí, o más bien exigí, antes de arrastrármelo hacia el patio norte.

Seguía habiendo una corriente de viento bastante importante, la suficiente como para ondearme la falda y el pelo en cuanto pusimos un pie en el exterior, pero no me importó demasiado y ya había decidido que quería comer fuera, así que nada ni nadie me haría cambiar de opinión; ni siquiera la melena de fuego de Cayden junto al rubio oxidado de Arata a unos metros de nosotros mientras avanzábamos. Erguí un poco más la cabeza al pasar por detrás de ellos, en un gesto orgulloso algo inconsciente, y ni siquiera les dirigí una mirada de reojo antes de ver una mesa libre y prácticamente salir corriendo hacia ella.

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me estaba saliendo como muy largo el post y decidí cortar ahí antes de soltar más preguntas a Joey, so perdón si tienes que carrear ahora un poquito la interacción (?)

 

Eso de que era muy cuddly y de que a la gente le entraba sueño sólo de verme, pues no iba a ponerme a discutirlo. En parte era un halago y en parte me ofendía, porque si de algo disfrutaba jactarme era de ser el rey de la fiesta; pero tampoco iba a ponerme quisquilloso, ¿cierto? En especial considerando que, dentro del contexto de la charla, era más un halago que una ofensa.

Supe que iba a colgarse de mi tontería para enfatizar el asunto, de modo que rodé los ojos y me encogí de hombros. A ver, quien decía todos podía asumir que habría algún filtro intermedio por el bien de la población mundial, aunque otra vez, dependiendo el contexto puede que no me quejara si mandaba las censuras a volar. Lo habíamos hecho varias veces, ¿o no? Como aquella en el Kagaya, cenando por mi cumpleaños.

Y mira lo bien que había salido~

—Bueno, eso queda a discreción del narrador —resolví, con una sonrisa liviana.

Hicimos la fila de la cafetería como Diosito mandaba, ella se pidió un super sándwich y yo seguía en modo angelical o algo, pues no quise aprovecharme de que ella pagase y compré un bento sencillo junto a un refresco de manzana. Además me sirvió para sumar aún más puntos con la señora de la cafetería, ¿verdad~? Le dediqué una sonrisa de niño bueno, le deseé un gran día y me dejé arrastrar al patio porque no tenía ninguna clase de preferencia; aún así, let's be honest, así la hubiera tenido habría acabado haciendo lo que Ali quería.

El viento nos recibió prácticamente de inmediato, me alborotó el cabello e intenté mantenerlo a raya con la mano libre.

—¿Segura quieres comer aquí, Ali-chan? —cuestioné junto a una risa breve—. ¿O quieres empatizar con los árboles?

Avancé sin prestarle particular atención a nada, o más bien, nada me llamó particularmente la atención. Identifiqué a Shimizu a la pasada, sí, cosa que me causó su debida gracia considerando la situación, pero ni puta idea con quién estaba sentado y tampoco me importaba. Nos ubicamos en una mesa, aunque me entró el frío de repente y, en vez de acomodarme frente a ella, me senté junto a Ali. Me pegué a su costado como una lapa, como si la chica fuera a salvarme del viento de alguna forma.

—Buu, no me sirve que seas una chica tan flaquita ahora mismo —me quejé, sin alejarme—. ¡Dónde están los hombres grandes y musculosos cuando se los precisa!

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noworries, igual se me ocurrió la tontería del final bien sobre la marcha uwu

 

Volver a nuestros ejes también implicaba aquello de volver a ser unos completos salidos, claro, y ni siquiera pretendí disimular la satisfacción que la idea me hizo sentir. Podía haber asegurado que aquello no era lo único que nos unía, pero eso no quitaba que fuese una parte importante de nuestra relación, y realmente ya no podía concebir nuestra amistad sin aquella unión de cariño y sexo que teníamos.

Había estado dispuesta a perder la primera con tal de mantener la segunda, incluso, así que definitivamente era importante.

Me encogí de hombros con su resolución, como dándome por satisfecha con la misma, y quizás me aprovecharía de eso para no quedar demasiado en ridículo cuando terminase por contárselo. Bueno, ya había quedado bastante claro que no llevaba nada bien el rechazo, pero bastante peor llevaba la idea de que Joey tuviese esa munición a su favor.

Por supuesto que el imbécil tuvo que seguir flirteando con la señora de la cafetería delante de mi jodida cara, haciéndome rodar los ojos mientras caminábamos por la cafetería, pero decidí no comentar nada al respecto porque me estaba cumpliendo el capricho de comer afuera con aquel viento y, además, me cobré mi venganza soltando una carcajada ligera al ver cómo el viento lo despeinaba y él intentaba arreglarlo sin mucho éxito.

—¿Eh~? No sé, maybe. Quizás así pueda ligar más fácilmente con vegetarianos y esta gente defensora de los bosques, ¿no te parece? Hay algunos que están muy buenos~ —canturreé, divertida, buscando su rostro de reojo para comprobar si conseguía mi objetivo de molestarlo un poco.

Me dejé caer sobre el banco después, esperando que Joey tomase el asiento contrario como solíamos hacer y quedándome algo para cuando vi que decidió cambiar los planes. En sí no era la gran cosa, podía sentarse donde le diese la gana, pero era obvio que estaba invadiendo mi espacio con alguna clase de intención extra, así que me quedé a la espera de saber cuál era.

Y, por supuesto, una risa cristalina se apoderó de mí al escucharlo.

>>¡Hey, esa es mi línea! —me quejé, dándole un golpecito con el hombro aprovechando la cercanía de nuestros cuerpos—. Ah, pero si quieres un hombre grande y musculoso que te abrace, estoy más que encantada de buscártelo~ —murmuré, con obvio aire juguetón, para después estirar el cuello y hacer como que buscaba algo a lo largo del patio.

No hubo mucha suerte, o quizás no me apetecía compartirlo demasiado en esos momentos, así que después de unos segundos me rendí, con un suspiro dramático mientras volvía a relajar la posición sobre el banco. No me quedé quieta, aun así, y en un movimiento rápido cambié de posición, pasando las piernas por encima de las suyas para montarme en su regazo. Lo hice mirando hacia él, claro, y le dediqué una sonrisilla traviesa antes de enganchar las piernas alrededor de su cintura y pasar los brazos por sus hombros, agarrándome como si fuese un jodido koala o algo.

>>Yo creo que podemos hacer un fuerte anti-viento entre los dos, dontcha think~? —susurré cerca de su oído, meneándome de lado a lado en el proceso.

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what a smart move ma'am uwu

 

Se me aflojó una carcajada al aire cuando dijo que su posible próximo objetivo fueran los vegans, porque ¿honestamente? Viniendo de ella, podía llegar a ser posible. No tenía nada contra los idiotas, la experiencia personal me había dicho que era medio difícil ligárselos si comías carne así que... tenía su punto, definitivamente. E igual, bueno, ¿no era probable que un tío fuera más blandito que una chica frente a ciertos... encantos?

Si no sabría yo de eso.

—Fair enough —me limité a responder cuando sentí sus ojos encima mío. ¿Lo había soltado esperando una reacción por mi parte?

Well, too bad.

Su risa se me contagió, intentó robarme la línea y cuando recorrió el patio con la vista, yo también lo hice; una sonrisa de mierda se me pegó en toda la cara durante pocos segundos. Quite funny, considerando que de haberme apetecido podría haber buscado captar la atención del hombre más grande y musculoso que había allí. Pero vaya, una pena que me hubiera apiadado de él al menos por hoy.

Regresé la atención a Ali cuando noté que se movía y, bueno, la dejé hacer. Tampoco me quedaban muchas opciones, ¿no? Solté una risa nasal bastante floja y mantuve los brazos alzados en lo que se acomodaba encima mío. No contenta con eso, me rodeó la cintura con ambas piernas y se me pegó como un puto koala. Bueno, iba a darle puntos por ello, al menos ahora el viento jodía menos.

—Me parece bien. —Busqué sus ojos para dedicarle una sonrisa de las mías, relajada pero algo torcida, y apoyé las manos a los costados de su cintura—. Aunque se puede mejorar~

La presioné hacia mí, entonces, la pegué a mi torso y apoyé la barbilla en su hombro. Distraje la vista en el patio, porque era lo que tenía enfrente básicamente, y nos mecí de lado a lado con cierto aire risueño.

—Sip, el fuerte anti-viento funciona.

 

La tontería de los vegetarianos se me había ocurrido sobre la marcha, obviamente, pero de repente no me parecía tan mala idea. ¡Necesitaba un reto en mi vida! Que a excepción de un par de imbéciles que claramente no sabían apreciar lo que tenían delante, hacía mucho que apenas tenía que trabajar para conseguir algún ligue nuevo y empezaba a ser un poco aburrido; era doblemente satisfactorio cuando conseguías el premio después de un poco de esfuerzo, al fin y al cabo.

Joey no me dio mucha más bola de la necesaria con el asunto, pero tampoco me importó demasiado, y me dejó hacer con una facilidad absurda cuando prácticamente me monté encima de él después de la otra tontería de buscarle un hombre musculoso que lo protegiese del viento. A ver, para ser honesta, yo también iba a querer uno si se lo encontrábamos a él, y dos era una proporción algo más difícil de encontrar en aquel patio.

Reflejé su sonrisa en cuanto la noté en sus labios, y no pude evitar ensanchar un poco más la mía cuando noté sus manos en mi cintura. Aun así, su siguiente movida me pilló algo desprevenida, y a mi neurona le dio por reaccionar demasiado tarde, cuando Joey ya me había acomodado entre sus brazos (again) y nos estaba meciendo de lado a lado.

—Sí que funciona~ —murmuré al final, tras soltar una risilla divertida, y apoye la mejilla sobre su hombro.

También me tomé un tiempo para distraerme con el paisaje, alcanzando a juguetear de manera inconsciente con un par de mechones de su pelo entre mis dedos, y al final solté un suspiro pesado mientras cerraba los ojos. Si no me cuidaba, iba a acabar quedándome dormida ahí mismo...

>>There's not much to tell, y'know? —solté finalmente, sin elevar la voz en ningún momento—. Estaba yendo bien lo del tonteo con Arata, pero por algún motivo se puso algo a la defensiva cuando le pregunté por Sashie y... el imbécil se levantó y se fue, dejándome con todo el calentón encima —fruncí el ceño al decir aquello último, haciendo incluso una mueca de disgusto con los labios, y seguí bastante enfurruñada mientras continuaba con el relato—. It was fucking suspicious, tho. Se hizo el desentendido de la pregunta, but c'mon, un tipo como él no se va a fumar un porro cuando me estoy poniendo en bandeja si no está escondiendo algo, ¿no crees?

Y, honestamente, esperaba que le estuviesen picando las orejas y todo el cuerpo en ese mismo instante, 'cause I was talking about him and I was mad.

 

De cierta forma supe que soltaría la lengua luego de ese pequeño silencio que se había asentado sobre nuestro... abrazo de koala, vamos a decirle. Había cerrado los ojos un instante antes de que empezara a hablar, lo que me hizo entornar apenas la mirada en su dirección y dedicarle caricias amplias en el cabello. Atendí a cada palabra hasta que supe que había acabado.

—Hmm, suspicious, indeed —susurré, pensativo, y una sonrisa burlona asomó en mis labios—. ¿La verdad? Sólo tenía que mentir y comerte la boca. No era tan difícil, en especial para alguien como él.

Y ahí ya estaba apostando sin ninguna certeza más allá de lo evidente, pero vamos, tenía todas las putas pintas. Era un tipo de la calle, eso no se lo podría negar a nadie, vete a saber en los negocios que se metería y las mentiras que tendría que soltar con cara de perro. ¿Pero era incapaz de hacerlo con Ali? ¿Por qué? ¿Por Sasha, concretamente? ¿O era otra cosa?

Tomé aire y lo solté poco a poco, sin detener las caricias en su cabello.

—Too bad, Ali-chan~ —la molesté, risueño, y me acerqué a su oído adrede antes de humedecerme los labios—. ¿Dejarte plantada con la calentura encima? Eso no se hace. What a stupid, selfish guy, huh?

Mi mano, aprovechando el movimiento usual, enganchó la cascada dorada para correrla hacia un costado y así liberarme el panorama. Le dejé un beso sencillo en el cuello.

—You did good, tho —seguí susurrando, y otro beso. Shimizu y Sasha se traían algo, algo que apestaba y ya no me interesaba quedarme quieto—. What do you think? I may give you... a reward, perhaps~?

En especial luego de lo que acababa de pasar.

 

No sabría decir con completa certeza si Joey era plenamente consciente del efecto que estaba consiguiendo en mí con las caricias de mi cabello, si era sin querer o por el contrario lo estaba haciendo a propósito. Conociéndonos como lo hacíamos, era bastante probable que fuese la segunda, pero no me atrevería a poner la mano en el fuego aun así. La cuestión era que me estaba dejando muy tonta, en resumen, y era probable que me escuchase prácticamente ronroneando si agudizaba la oreja lo suficiente.

No me importaba demasiado que lo supiese, así que tampoco pretendí controlarlo en algún momento.

—Eso mismo pensé yo —murmuré, asintiendo brevemente un par de veces como para darle énfasis al asunto—. Fue muy, muy tonto en dejarme colgada así. And now I'm mad at him, hmpf.

Lo sentí acercarse a mi oído después, lanzándome una chispa de expectación a lo larga de la espalda solo por saber por dónde estaban empezando a ir sus intenciones, y repasé su perfil con la mirad entornada antes de asentir una vez más con la cabeza, en aquella ocasión con un movimiento pausado.

>>Cada vez me decepcionan más los hombres, ¿te das cuenta? Eres el único que se salva, qué problema~ —susurré, dejando que el aliento rebotase contra su piel, y me sonreí un poco más al decir aquello último.

Lo dije con toda la intención de subirle el ego, no iba a mentir al respecto, y quizás fuese una terrible idea a largo plazo, pero... qué poco me importaba en ese mismo instante. Solté el aire por la nariz, de golpe, al notar la humedad de su primer beso contra mi cuello, y acabé por deslizar una mano por su cuerpo hasta alcanzarle la corbata, jugueteando con la tela entre mis dedos.

>>You should. I really, really deserve it~ —pedí, con un ligero tono de súplica, y me acomodé mejor en su regazo, girando la cabeza de manera algo inconsciente para darle mejor acceso a mi piel.

 

¿Le había acariciado el cabello con esas intenciones? Por favor, si hasta hace cinco minutos me estaba comportando como un muchachito ejemplar, de lo más dulce, atento y comprensivo, ¿en qué cabeza entraría que alguien así se metiera en esas en el patio de la escuela, frente a los ojos de todo Dios? Vamos, había que ser mínimo un salido de mierda.

Qué cosa que lo fuera, ¿no?

O quizás eso me hubiera apetecido que ella creyera, ya que no fui consciente de las posibles implicancias hasta oírla prácticamente ronroneando. Claro que no me hice demasiado problema, seguí corriendo por aquel carril de lo más ambiguo que, para la gracia, me tomé la molestia de enderezar en la dirección que me dio la gana. Era el encanto que guardaba, ¿verdad? Los cambios de mood, dignos de cualquier montaña rusa. Digamos que no nos aburríamos nunca.

Una risa baja vibró en mi pecho. Obviamente iba a estar molesta con el tatuadito si el muy imbécil la había colgado a medias tintas, en especial considerando que Ali, bueno, no estaba acostumbrada. En ese sentido era bastante malcriada, y gran parte de la culpa me la llevaba yo por cumplirle siempre los caprichos; del resto se encargaba ella y los idiotas como yo que enganchaba. Tampoco podía decir que fuera muy diferente, ¿cierto?

Mira nada más lo ensañado que estaba con Sasha.

Y otra risa rebotó contra ella cuando la muy idiota se puso a comerme la oreja, porque para eso sí que era experta. Las intenciones eran obvias pero me daba absolutamente igual, en especial si me respiraba encima. Con la tontería repasé el patio con la vista, fue un movimiento rápido de pura inercia y hasta sin sentido, porque ¿y si alguien nos estaba viendo? No iba a detenerme, por supuesto.

Todo lo contrario, de hecho.

Fue así que no pude evitar, así fuera una milésima de segundo, deslizar la mirada por la mesa donde estaba Shimizu. ¿Razones? Qué va, era el puto morbo. Ni siquiera se trataba de superioridad masculina ni de recordarle el caramelo que había botado, era una declaración de intenciones. Hasta la fecha no debía haber recordado mi existencia, pero ahora estaba ahí, in the flesh, y prácticamente se lo estaba gritando en la cara.

Que lo que fuera que temiera, era real.

Hey there, gang boy.​

Alisha había sido la pieza visible, pero no estaba sola.

Doing a little business in here?
​

Y no tenía idea.

Huh, that might be troublesome.​

No tenía la más puta idea de lo que era capaz.

En verdad todo sucedió en mi cabeza y lo hizo a velocidad relámpago, pero bastó para tapar la luz del sol y mitigar el ruido del patio. Allí sólo estaba el calor del cuerpo de Ali, la suavidad de su cabello y la piel expuesta de su cuello. Sonreí, fue un gesto socarrón que me descubrió la dentadura y volví a mojarme los labios; lo que tocó su piel, sin embargo, fue la punta de mi lengua.

—Well, then —susurré, deslizando el brazo en torno a su cintura, y le dejé otro beso—, as you wish, baby.

Me hundí en su cuello, lo hice por completo y empecé a recorrerlo sin una gota de pudor o disimulo. Arrastré la lengua, lo besé y mordisqueé sin aflojar ni un centímetro la presión sobre su cintura. Era consciente de todo, lo era con una intensidad estúpida, el sol aún no brillaba y el mundo se había reducido a ese pequeño espacio cerrado. Éramos ella y yo.

Y estaba furioso.

Y Ali era mi familia, ¿eh?

Like I said, troublesome.​

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se me desató el infierno en un post

 

El asunto había escalado de manera bastante rápida, aunque en la vida alguien me vería quejándome por ello, y si bien podíamos pecar de ser algo predecibles en ese aspecto, lo cierto era que disfrutaba demasiado de hacer cualquier cosa con Joey como para preocuparme por lo que pudiese parecer a ojos de los demás. Qué va, hasta deberían agradecernos por dejarles presenciar tremendo espectáculo de gratis~

No tenía idea de lo que estaba pasando por su cabeza, aunque estaba bastante convencida que nada cambiaría aun si lo hiciese, y si me di cuenta del itinerario que hacían sus ojos a lo largo del patio, desde luego no pensaba comentar nada al respecto. Sabía que sería inevitable para él no buscar a Arata con la mirada, así fuese durante una milésima de segundo, y la idea de que posiblemente nos estuviese viendo me lanzó un chispazo de expectación a lo largo de la espalda.

Quizás las intenciones de Joey eran completamente contrarias a lo que me imaginaba, pero en ese mismo instante no podía importarme menos.

Sonreí también al escucharlo hablar, siendo plenamente consciente de la ligera humedad de su lengua y la presión repentina que ejerció en mi cintura, y no pretendí disimular en ningún momento la satisfacción que me recorrió el cuerpo en cuanto se hundió en mi cuello. La mano que había estado jugueteando con su corbata terminó por aferrarse a la misma, cerré los ojos, y acabé pegándome aun más a su cuerpo mientras mis labios pugnaba por contener un gemido que acabó vibrando en mi garganta.

Lo dejé hacer sin ninguna clase de interrupción y esperé a que terminase para erguirme ligeramente, buscando su mejilla con una mano e instándolo a que girase la cabeza hacia mí. Me hundí en su boca sin ninguna clase de preámbulo, moviendo la cadera mientras echaba de nuevo los brazos por su cuello y hundía los dedos en su mata de pelo. Hubo una ligera cuota de desesperación en el beso que no pretendí disimular, y el suspiro de placer que se me escapó cuando me separé solo sirvió para confirmar aun más la idea.

El miedo que me había dado perder aquello y la alegría que sentía de que no hubiese sido el caso.

Solté una risilla nasal después de un par de segundos, relajando ligeramente la postura sobre su cuerpo, y negué con la cabeza en un movimiento suave, mordiéndome apenas el labio inferior en el proceso.

—We should eat, sugar —murmuré, aunque no hice siquiera el amago de moverme de ahí para cumplir con lo que acababa de decir.

 

Me tragué la sonrisa que pretendió interrumpir mi trabajo al sentir la tensión de la corbata y su cuerpo presionándose contra el mío, porque si iba a jactarme más tarde de la reputación que me precedía, pues había que esforzarse, ¿no? Recorrí su cuello de punta a punta, hundiéndome con ahínco debajo de su mandíbula y en el límite con sus hombros; por la pura gracia deslicé la mirada y aproveché los escotes estúpidos que siempre usaba para trazar con mi lengua un poco más allá.

Era una buena recompensa, ¿a que sí?

Cuando sentí su mano buscando mi mejilla, me erguí y le sonreí justo antes de recibir sus labios. No era tonto, sabía que había algo por debajo de la actitud usual, quizás... algo similar al alivio. No sabía cuánto tiempo había estado comiéndose la cabeza con las tonterías que me había confesado pero imaginaba que un par de miedos habrían desfilado una y otra vez, porque esa clase de mierdas funcionaban así.

Reiterativas y persecutorias.

Envolví su cintura con ambos brazos y la pegué a mí, correspondiéndole al ritmo que ella pretendiera marcar. Cuando se separó, su suspiro chocó contra mi rostro y volví a sonreír, bastante relajado. Culpa del viento aún estaba algo despeinado. Su comentario me arrancó una risa breve, casi insonora.

—But I am eating —me quejé, tragándome la gracia, y anclé la mano a un costado de su rostro.

Volví a besarla, pues por qué no, y recién luego de extender el espectáculo un rato más decidí separarme y estirar el brazo hasta dar con su sándwich. Se lo alcancé y me hice con mi bento, como si nada.

—You know, just to be clear —murmuré, abriendo mi almuerzo, y la miré desde abajo—. Todo este rollo de mierda con Sasha y tal... ¿sí quieres seguir? Porque tengo un par de... ideas en mente, pero no quiero arrastrarte por la puta cara.

 

Las condiciones se habían apilado de formas de lo más extrañas, una sobre otra, primero Cayden con su presagio, su omen, luego Alisha apareciéndose con el inglés aquel amigo suyo y el numerito. No habían llegado hasta después de un rato, yo me había comido el nikuman que me había traído el enano y él, que apenas era que no absorbía la comida, se había echado el último bocado justo cuando aparecieron. Lo sentí, pegado a mí como estaba, al maldito desgraciado se le tensó todo el cuerpo y seguro ese último bocado de comida lo dejaría con dolor de estómago el resto del día.

La tensión de Cayden no era rara en sí, había sido siempre así, desde que lo pesqué en el metro hace años. Lo que sí era raro era que se había detonado sin que siquiera se le acercaran y eso como tal me dijo que su lectura del mundo estaba a nada de hacer sobrecarga. Sus circuitos estaban recibiendo más información de la que acostumbraba o de la que podía aceptar en ese momento particular. A mí, bueno, los torbellinos no me estaban susurrando nada particular.

Solo sabía que su lío con la Barbie no era capaz de tensarlo tanto.

—¿Qué tienes? —pregunté en voz baja, sacando el móvil del bolsillo para ponerme a hacer el tonto en Instagram.

Fue así que no me di cuenta en lo más mínimo que el jodido inglés, que estaba a nada de llevarse el mismo cartón lleno de Sonnen en términos de ira y su expresión desmedida, había repasado el patio con la vista en medio de su numerito. Que mira, lo suyo ya era de revisar, esa puta fijación era digna de psiquiatría. No es que yo fuese un santo ni mucho menos, pero lo que quería decir es que si se ceñía tanto con una cosa (o se ceñían, ya ni sabía si meterlos en el mismo saco) lo que se dice normal no era.

Esa agresión premeditada y caótica a la vez.

Si alguien revisaba el casillero de Sasha ella sabía bien quién podía ser, eso le había dicho.

Pues aquí estaba.

Cayden me quitó el móvil de las manos de un movimiento rígido, salió de Instagram y cuando lo vi estaba en las notas. Al imbécil se le habían activado todas las alarmas, suficientes para cerrar la boca bajo combinación o para que se le quedara la voz en casa, y escribió a una velocidad de desquiciado.

Qué hiciste que involucre a este par?

Leer la mierda me forzó a poner las neuronas en funcionamiento, me llegó suficiente oxígeno para recordar las preguntas estúpidas de Alisha y hacer dos más dos. Seguía sin prestarle atención al show, porque nunca me habían interesado demasiado esas, qué sé yo, esas movidas de poder raras y tampoco era especial fan del voyeurismo.

Me pregunté, eso sí, qué pecado habría cometido Sasha además de ser ella para ganarse la lotería con este par de hijos de puta y regresé el cerebro al default del otro día. Todo lo que conocía de ella era que podías patearle el orgullo sin querer, tenía manos livianas y a pesar de todo era la estúpida que te llegaba con galletas.

No le debía lealtades a Pierce, pero lo cierto es que lo único con lo que debía cumplir era la mierda de dejarla fuera del lío por el negocio de mierda. No porque fuese incapaz de cuidarse sola, si no porque no pertenecía a ese pedazo del mundo y si estos imbéciles querían seguir escarbando, pues entonces me detonaría a mí mismo como una bomba si hacía falta.

—Tú lo sabes —respondí en el mismo tono bajo de antes.

Al otro le cayó una cubeta de agua helada encima, siendo que la venta la había hecho él, se quedó quieto unos segundos en los que alcancé el móvil y escribí con bastante más calma que él a pesar de todo. Sus reacciones venían del conflicto que percibía en el aire, de los bandos jugando sobre un tablero que no podía ni le interesaba manejar, eso lo entendía.

Pero necesitaba de sus sentidos ahora, por desgracia.

Eran los de Dunn o los de Sonnen, y no lo sabía pero era mejor para todos que fueran los del primero. A falta de ira en sangre, solo cumpliría con aquello que pudiese reducir el desastre en lugar de amplificarlo, o al menos podría intentarlo.

Pelirroja, ojos grises, 3-1.
Ya sabes qué hacer.

Cuando le extendí el móvil de regreso lo tomó, borró todo y asintió con la cabeza. No que yo lo supiera, pero ya tenía a Sasha almacenada en su álbum de rostros así no le asigna un nombre. Pensé que escribiría algo más, pero en su lugar me regresó el aparato y se forzó a sacarse algo de la tensión de encima. No tuvo demasiado éxito, me di cuenta, pero tampoco podía pedirle tanto. No tenía idea y era posible que ni él mismo entendiese por qué, pero el mal de cuerpo que le había quedado encima era de una naturaleza parecida al que había sentido al ver a Shinomiya en el mismo espacio físico que Kohaku.

Una amenaza inminente.

Casi una pena de muerte.​

—Oye —murmuré antes de volver a meterme a Instagram para matar tiempo y luego desvié los tiros completamente—, dile a tu mamá que haga galletas más seguido, por cierto.

El reseteó de la conversación pareció dejarlo fuera de lugar, pero pronto relajó los gestos y soltó el aire por la nariz. Al ver la hora en el móvil caí en que receso no le quedaba demasiado, así que le dejé ir un codazo al mocoso y seguí por otro cauce. Ni siquiera pretendía hablarle más del asunto, no en la escuela tan siquiera.

—Vamos, me queda medio porro de ayer —dije como si nada.

El otro recogió sus cosas con una calma que no sentía en realidad y estiró la espalda al levantarse. Hice lo mismo, escarbé en el bolsillo solo para revisar si tenía mechero, pero se había desaparecido y bufé. Pues nada, tendría que buscar a Altan o algo si quería encender esa mierda.

—Yo tengo fuego —soltó Cayden cuando logró destrabar la mandíbula.

Me servía, así que dejamos el patio todavía sin atender al show que había estado a nada de convertirse en una porno.

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I had to y no podía dormir clearly (? más relleno que nadie pidió

 

Joey se había tomado lo de darme una recompensa bastante al pie de la letra, aprovechando la posición en la que estábamos y mi tendencia a tener más escote que ropa para deslizar la lengua un poco más allá de lo que había esperado que hiciese. No me quejé en absoluto, qué va, y el morreo que le planté después tuvo que ser suficiente para confirmar que la recompensa en cuestión me había gustado un montón.

Me correspondió sin oponerse ni un poquito, y también me dejó marcar el ritmo del beso en todo momento. No era algo excesivamente sorprendente, pues al fin y al cabo no era la primera ni sería la última vez que me dejaría, pero no era tan estúpida como para no darme cuenta de las implicaciones aquella vez; igual que tampoco pretendía ignorar el hecho de que el chico seguramente había sentido el alivio que le imprimí a aquella unión.

Su respuesta a mi comentario fue bastante predecible, pero eso no hizo que me gustase menos, y solté una risa floja antes de aceptar de nuevo sus labios. Su queja sonó ligeramente infantil, tanto que logró sacarme una sonrisa divertida antes de recibir sus labios de nuevo, y le correspondí con las mismas ganas que había puesto hacía unos segundos. Al final se dignó a hacerme caso y recibí mi sándwich con la expectación de una niña, echándome un poco hacia atrás cuando ambos tuvimos nuestras correspondientes comidas.

—¿Uhm? —murmuré, bajando la vista hasta dar con sus ojos tras haberle dado el primer mordisco al sándwich—. ¿Que si quiero seguir jodiendo a la única estúpida que ha tenido los huevos de darme donde más dolía? Of course. I'm angry at her too, y'know —contesté, frunciendo el ceño con cierta molestia al decir lo último, aunque terminé por suavizar la expresión unos segundos después y ladeé la cabeza—. ¿Qué tienes en mente~?

Toda la mierda de Cayden y Arata me pasó completamente desapercibida, y ni siquiera me percaté de cuando decidieron irse, pero es que si tenía que ser completamente sincera, en aquellos instantes no podían importarme menos.

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no sé si nos dará tiempito a rolear mucho más, en cuyo caso podemos of course hablar lo que sea por privado y sha uwu

anYWAYS, quería decirte que me lo he pasado super bien con este mess, ya lo sabes. sé que no fue en absoluto como habíamos planeado al principio, and im sorry for that, pero me ha gustado mucho lo que ha acabado desarrollándose y ya te dije que el jolisha me llenó el corazoncito de felicidad justo cuando más lo necesitaba (even tho i almost cried too) so thank you, thank you for that and everything <3

and sabemos que sasha no se va a librar de estos dos ni de coña

 

Cuando acabamos de montarnos el show gratuito y finalmente le alcancé su comida, la recibió con semejante ilusión que una risa breve brotó de mi garganta. No fue burlona ni irónica, si acaso ligeramente incrédula. Nunca iba a superar la facilidad con la que podíamos movernos entre espectros, de comernos la puta boca en medio del patio a festejar el almuerzo como niños.

Había abierto mi bento y estaba comiendo sin prestarle mucha atención a lo que agarraba ni a los sabores del mismo cuando Ali me respondió. Me encogí de hombros, esbozando una sonrisa torcida, y me llevé algo más a la boca. Cualquier excusa que usáramos era pura mierda, lo sabía, si en definitiva nos merecíamos cualquier cosa que nos cayera encima, pero eso no significaba que fuéramos a comerla de brazos cruzados. Lamentable pero cierto. ¿Le habría ido mejor aguantando en silencio? Probablemente. ¿Había esperado que lo hiciera?

Hell, no.

Alcé las cejas ante su pregunta y desvié la mirada, medio pensativo y medio haciéndome el interesante. Me daba igual si el gang boy tenía de su lado a un pseudo psíquico con poderes sobrenaturales de adivinación, podían planear la mierda que fuese y seguiría sin ser suficiente. Además, honestly, ¿era una batalla que ellos debieran librar?

Ni modo, la gente a veces era bastante rara.

—Well, nada excesivamente loco, pero ya que tu amiguito nos dio una pista podemos arriesgar y apostar, ¿no? Por ejemplo... —Sonreí con malicia y le corrí el cabello dorado de encima, rozando suavemente su piel en el proceso—. Tú se lo dijiste, ¿verdad? Que debería elegir mejor sus juntas. Primero su no-novio abandonándola como novia en el altar, y ahora su nuevo amigo vendiéndola por un rato de diversión. Qué tragedia, ¿no?

Una risa baja vibró en mi pecho y medio se coló en mi voz.

—A juzgar por cómo se puso con eso tan sencillo que le soltaste, podemos acabar haciendo maravillas con la historia correcta. —Suspiré, cambiando mi expresión casi en un segundo, y le sonreí como un niño de bien—. Pero bueno, ¡que ahora lo importante es alimentarse! ¿Está bueno el sándwich, Ali-chan? ¿Me dejas probar un poco~?

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chi, yo por acá cierro con Joey uwu

indeed indeed, salió todo super dado vuelta but honestly i enjoyed it a lot, ya sabes que me encanta cuando los roles nos sorprenden y nos cambian los planes so 10/10. I wov u a lot and i wov them too, of course <33

 

Mis nervios, como venía siendo ya costumbre, no tenían ninguna razón de ser, y es que fue cuestión de segundos notar que el chico tenía una energía muy tranquila y amable. Nunca había dudado de que no fuese una buena persona, siendo que había sido alguien tan importante en la vida de Anna, pero suponía que no había podido quedarme cien por ciento tranquila hasta comprobar con mis propios ojos cómo era.

La información del observatorio no solo lo pilló desprevenido a él, si no también a Anna, y no pude evitar soltar una risilla divertida por su reacción. Era perfectamente normal que no se hubiese enterado de la existencia del edificio si no pasaba mucho tiempo por esa zona, y en mi caso había sido algo muy parecido a lo de Kohaku, así que asentí un par de veces ante su aclaración para dejar ver que ese era el caso.

—Uhm... ¿supongo que sí? —intenté responder a la cuestión de Anna, echando un vistazo al techo mientras sopesaba la idea antes de volver a fijarme en el camino para no irnos las dos en banda el suelo—. Todas las instalaciones de los clubes son de libre acceso, aunque no sea recomendable... Si no, siempre podemos intentar colarnos un día~

Luego pregunté por las clases, recibiendo un bufido más de predecible por parte de la morena, pero que no perdió su gracia en ningún momento, y una afirmación por parte del chico con respecto a estar acostumbrándose a la escuela. Le sonreí, con cierta cuota de alivio, y no tardé absolutamente nada en volver a sentir una oleada de calor reptándome por la nuca, especialmente porque me quedé como tonta mirando a Ko más de lo estrictamente necesario, murmurando un sonido de afirmación antes de apartar la vista.

Entre una cosa y otra, alcanzamos finalmente el patio exterior de la academia, y aproveché el aire fresco que nos rodeó para tomar una nueva ración de aire que me estabilizase las hormonas y todo lo demás.

>>¿Te interesa algún club, senpai? ¡Espero que te guste el invernadero, por cierto! Ko y yo intentamos cuidarlo lo mejor posible —expliqué, mirándolos de reojo, y no mucho después busqué picarle un costado a Anna para llamar su atención y sonreírle, mucho más relajada—. A ti te gusta, ¿verdad, Anni-chan~?

 

Ah, hacía un día increíble, ¿cierto? No era yo muy asiduo a impacientarme, pero disfrutaba mucho del buen clima y me había echado la mañana entera como un crío ansioso en mi asiento, a la espera del receso. Ni idea, sólo pasó. Había aguardado tanto por ella que apenas la campana sonó, di un ligero respingo y con casi el mismo envión me incorporé. Pillé el almuerzo que nos había preparado la abuela, a mí y a mis hermanos, y a la pasada me hice con un zumo en la planta baja. De... ¿limón? Eh, por qué no.

Le había metido tanto gas que había muy poca gente aún en el patio. Me detuve un poco más allá de la puerta, el sol me entibió la piel y cerré los ojos, tomando mucho, mucho aire. Me resultaba casi... irónico disfrutar tanto de un día de primavera, pero los pétalos danzaban, el aroma de las flores permeaba el aire y las cosas habían ido bastante bien últimamente. Avancé hasta el cerezo central y me senté allí, con la espalda contra el tronco, para comer.

También estaba Chiasa.

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no sé cuándo fue, pero siento que hace mucho no roleo al bebé y me apetecía so ahí queda, a disposición de la comunidad uwu

 

Quizás eso de compartir clase con Fujiwara y todo el cuento no fuese la mejor cosa que pudiese pasar, bueno, no lo era y punto, volvía la cosa un poco persecutoria, pero también era cierto que las ansiedades estúpidas que me cayeron encima apenas unir puntos se habían sosegado con el almuerzo de Anna, con poder estar con ella. Sonaba simple que te cagas, cursi también, pero no tenía remedio y si lo tenía no me interesaba encontrárselo tampoco.

Estaba bien así, tenía un poco menos de ira en sangre además.

Total, que ese día se me pegaron las cobijas y llegué tarde a la academia, bastante dormido todavía incluso. Me costó casi otras dos horas de mi vida terminar de poner el cerebro a funcionar, al menos lo suficiente para no quedarme dormido de vuelta en el pupitre, y así el resto del día pasó con la monotonía de siempre, que solo se rompió con el sonido de la campana.

Quizás debí buscar a la gente del proyecto y eso, pero qué más daba.

Me levanté con cierta pereza, a la pasada le revolví el pelo a Jez que estaba con la cabeza hundida en un libro que había sacado a la velocidad de la luz y salí de la clase. Saqué el móvil del bolsillo mientras caminaba, busqué el chat de Anna y seguí mi camino, aunque bajé en ascensor porque me dio pereza. Una vez en la primera planta caminé hacia, no sé, cualquier parte y aproveché para dejarle un mensaje.

Imagina que es un mensaje de buenos días
Love you lots, tanuki
Cualquier cosa estoy en la planta baja

Antes de regresarme el aparato al bolsillo le mandé también un sticker de gato, le eché un vistazo a la cafetería pero no tenía mucho apetito, así que solo hice una parada para comprarme una botella de agua, un bocadillo y continuar hacia el patio norte. No había tener la vista de halcón ni nada, el pelo de nube saltaba bastante a la vista y pues medio era débil al mocoso, ya lo sabía todo Dios, así que enderecé los pasos hacia el cerezo y me detuve frente al chico.

—Ishi —saludé, alcancé a dedicarle una sonrisa y lo repasé con la vista—. ¿Me autoinvito a sentarme o se vería muy feo?

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pensé que alguien le iba a caer al bby antes but i was wrong y de la nada tuve una epifanía mientras barría la casa, así que aquí vengo ^a

 

La verdad, estaba más que bien en mi pequeño lugarcito. Quizá fuera una tontería o quizá fuera ultra relevante, nunca me había molestado por determinarlo, pero sabía estar solo; muchas veces lo disfrutaba enormemente, de hecho. Decirle así, incluso, era extraño. ¿Se estaba realmente solo cuando el sol era tan tibio, olía a las flores de primavera y la vida de los demás arrastraba su murmullo hasta uno? No lo creía. Era imposible estarlo si te las arreglabas para permanecer conectado al mundo.

O al menos así lo veía yo.

Eso no quitaba que disfrutara la compañía, por supuesto. Tenía la espalda contra el tronco y las piernas estiradas, y estaba comiendo del bento que permanecía sobre mi regazo. Una canción rebotaba en mi mente y la murmuraba de a ratos, moviendo un poco los pies. Me mantuve en esa burbuja hasta que una sombra se proyectó parcialmente encima mío y alcé la mirada, entrecerrando un ojo por la luz ambiental. Apenas distinguir a Altan le sonreí, contento.

Hacía mucho que no hablábamos, ¿verdad?

—Por favor. —Estiré un brazo hacia mi costado y luego lo bajé para palmear el césped a mi lado—. Si no quieres autoinvitarte, te invito yo.

Aguardé a que estuviera cómodo y pudiera prestarme atención para volver a sonreírle, esta vez, con un poquito más de ganas.

—Buen día, Sonnen-kun. —Bajé la mirada a la comida que llevaba encima—. ¿Ese es tu almuerzo?

 

Por mucho que fuese un imbécil que se la pasaba metido en su habitación pegado a la computadora y esas mierdas, también era cierto que como a cualquier persona normal me gustaba tomar aire. Por eso estaba bien en la azotea, pero también en el patio y quizás por eso acabé allí antes que siquiera pensar en quedarme en la cafetería. Sin las cuatro paredes tan presentes también el cerebro de archivo parecía alivianarse un poco.

Lo que tenía en común con Ishikawa lo tenía con el resto de introvertidos que me rodeaban, todos sabíamos estar solos, era algo que disfrutaba y por eso a veces también se me iba un poco la mano con el manejo de esa soledad que me resultaba agradable. Con todo y las telas de araña esparcidas por el espacio, haciendo imposible olvidar la conexión de las cosas en este mundo, al estar solo uno podía estar relativamente tranquilo.

Que a ver, eso no significaba que uno rechazara la compañía de la gente a la que le tenía aprecio de cualquier clase y precisamente por eso había acabado acercándome al reconocer al mocoso. Se le veía muy a gusto en su pequeño espacio, no iba a negarlo, pero tampoco me pareció especialmente molesto acercarme a riesgo de interrumpirle su momento o algo.

Los espacios de calma de otros a veces nos alcanzaban.

Su respuesta a lo de autoinvitarme me amplió ligeramente la sonrisa y no tardé en sentarme a su lado, usando el tronco del cerezo para apoyar la espalda. Noté que se esperó a que me hubiese acomodado para volver a enfocarse en mí, sonrió con algo más de ganas y yo aflojé el cuerpo sin más. A ciencia cierta, tampoco podía culpar a Dunn por pasar pegado a este chico como garrapata, tenía bastante sentido, era capaz de sosegar fuerzas bastante turbulentas con solo estar allí.

—¿Qué? —atajé bajando la mirada a lo que cargaba encima y me cayó algo de vergüenza encima, pero la disimulé—. No es que pueda llamarse almuerzo, lo admito, pero no tenía mucho apetito.

Dejé el bocadillo a un lado para abrir la botella de agua, le pegué un trago bastante importante y después volví la vista al chico. Se le veía bien, cosa que me tranquilizaba como a cualquiera.

—¿Cómo estás, Ishi? Hace rato no tengo el placer de molestarte con mi presencia —añadí con cierta diversión—. ¿Qué tal el proyecto y eso?