Tierras de Áurea Villa Sakura

Villa Sakura

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Creada desde cero cerca de los Riscos Kassor y próxima a la República de Shinryu, la villa de Sakura se creó en un inicio como parada de descanso para los mercaderes y otros visitantes del país vecino a Áurea. Sin embargo, poco a poco algunos shinryaneses se fueron quedando en el lugar, y otros tantos áureos encontraron una calidez especial en su entorno acogedor, rodeados de cerezos en flor y de la tranquilidad de las afueras del continente.

Así es como nació Villa Sakura, la aldea que simboliza la unión entre Shinryu y Áurea, bebiendo de ambos mundos en su refinada pero sencilla arquitectura y sus hermosos parajes naturales.

Contenido oculto: Comercios

Posada: 60 guiles

Mercado:
Verdulería:
- Puerro dorado (puerros amarillentos que tienen sabor muy parecido al de las cebollas, pero algo más fuerte y persistente. Son típicos de los huertos de Áurea): 30 guiles
- Patata recia (grandes patatas de piel dura como una piedra e interior igualmente sólido. Pese a lo hoscas que pueden resultar, curiosamente, al ser cocinadas, salen crujientes y sabrosísimas): 20 guiles
- Naranja ácida (naranjas típicas del sur de Áurea, de sabor intensamente ácido, pero con un regusto dulce que no pasa desapercibido pese a eso): 20 guiles

Pescadería:
- Pez sol (pescado común en Áurea. Rareza: 1): 20 guiles
- Pez globo (pescado común en Áurea. Rareza: 2): 30 guiles
- Bargo cerezo (un pescado que solo se encuentra en la lonja de Sakura, pues se cría en cautividad en los estanques de la villa. Rareza: 3): 90 guiles

Especias:
- Pétalo de cerezo (un pétalo de los cerezos de Sakura, que se dice que simbolizan la melancolía y lo efímero de la belleza y el tiempo. Aunque no aporta nada de sustancia a un plato, sí que refuerza sus propiedades): 15 guiles
- Pimienta rosa (una especia picante, pero con un toque curiosamente dulzón. Aunque no aporta nada de sustancia a un plato, sí que refuerza sus propiedades): 10 guiles
- Azúcar de savia (dulce polvo amarillento que es muy usado en pasteles. Se extrae de la savia de los árboles cuando estos están en flor: 10 guiles
- Pimienta rosa (una especia picante, pero con un toque curiosamente dulzón. Aunque no aporta nada de sustancia a un plato, sí que refuerza sus propiedades): 10 guiles

Tienda de objetos:
- Poción (+20 PS, ratio x0,1): 40 guiles
- Omnipoción (+30 PS, ratio x0,25, cura a todos los aliados): 60 guiles
- Éter (+10 PM, ratio x0,1): 90 guiles
- Omniéter (+20 PM, ratio x0,2, cura PM de todos los aliados): 210 guiles
- Hierba del eco (cura el estado Mudez): 50 guiles
- Colirio (cura el estado Ceguera): 50 guiles
- Cola de fénix (revive a un aliado caído, con PS iguales a ratio x0,33): 140 guiles
- Panacea (cura cualquier estado alterado): 100 guiles

Contenido oculto: Encargos

1. Jardinero [solo Fauna]
Objetivo: encuentra pistas sobre la desaparición de la mujer del jardinero de Sakura en algún sempiterno cercano a la villa.
Completado por: Fauna
Recompensa: 500 guiles

2. Cazador
Objetivo: demuestra tu valía trayéndole al cazador una escama de gran serpiente.
Completado por: Brigid
Recompensa:
- 200 guiles
- Piel de serpiente x3
- Cuerno de marfil x1

3. Harold [solo Rigel]
Objetivo: reúnete con Harold en el Vergel Áureo, pero, ¿dónde exactamente?
Completado por: Rigel
Recompensa: Titanita x1

4. Áurea misteriosa (Maya)
Objetivo: ayuda a Maya a salvar a su perrito en el Vergel Áureo.
Completado por: Erin, Rigel, Brigid, Fauna
Recompensa:
- Maya obtiene a Perrito.
- Habilitada la entrada a Yarana desde el Vergel Áureo.

Contenido oculto: Ciudadanos

- Satoshi, shinryanés enamorado
>> Comandar: 90%
>> Solicitar: 90%
>> Ayudar: 30%
>> Intimidar: 70%
>> Espiar: 70%
>> Preguntar: 70%
>> Engatusar: 0%

- Frederik, áureo valiente
>> Comandar: 0%
>> Solicitar: 0%
>> Ayudar: 30%
>> Intimidar: 30%
>> Espiar: 30%
>> Preguntar: 70%
>> Engatusar: 90%

- Larissa, aldeana trabajadora
>> Comandar: 50%
>> Solicitar: 70%
>> Ayudar: 90%
>> Intimidar: 90%
>> Espiar: 80%
>> Preguntar: 80%
>> Engatusar: 40%

 

Yugen @Lucasdelaperdicion Yáahl Amelie

Y así, tras avanzar un poco más, el grupo acabó alcanzando la famosa villa Sakura, salpicada por el tono rosado de los cerezos en todos sus rincones. Hendrick dio una bocanada de aire, y pronto suspiró, con cierto alivio.

—Pues hemos llegado. La posada está justo allí; este lugar es pequeño, no tiene pérdida. Los mercados locales tienen productos interesantes, supongo que incluso podréis comer algo si queréis comprando allí. De todos modos, si me disculpáis, yo voy a reservar una habitación, y a ver si me pueden ayudar con mis heridas un poco más... ardo en deseos de estar listo para enfrentarme a cualquier adversidad de nuevo. Avisadme cuando estéis listos para partir... mientras tanto, aprovechad para descansar todo lo posible, ¿sí?

Y, con la ligera cojera siempre presente, Hendrick se alejó, levantando las miradas de todos los aldeanos presentes a su paso. El Paladín... sin duda era bien conocido en toda Áurea, ¿eh?

 

~Fauna~

Los pétalos de cerezo se mecían en la brisa siempre primaveral que embargada la villa. Era un lugar pequeño y pensado para ser de paso pero no carecía de belleza por eso. Su arquitectura era una fiel representación de comunión entre Áurea y Shinryu. Tanto, que se sentía como un extensión de Tsuro. Aunque las últimas palabras del paladín me habían devuelto a la realidad y a la oscura tormenta que se cernía sobre la paz de Ilumbra, cuando alcanzamos la villa solo pude cerrar los ojos y suspirar.

Hendrick se despidió del grupo en dirección a la posada y no pude evitar seguirle con la mirada mientras se marchaba renqueante.

Ahora que habíamos llegado Hendrick parecía aliviado pero también tenso. Esperaba su reencuentro con Alma, la Emperatriz... pero llevaba mucho tiempo ocultándome información, disuadiendo y cambiando de tema cada vez que la conversación giraba en torno a Flora. Sus palabras en los Riscos me tenían algo tensa. Era una sensación desagradable porque confiar nuevamente en alguien era algo que me había costado... que aún me costaba. Si la confianza era lo que nos mantenía unidos como grupo, ¿qué necesidad había de ocultarnos nada?

¿Por qué, por encima de todo lo demás, debía de negarme información sobre mi propia hermana?

Probablemente lo descubriría pronto pero aún así no lograba sacudirme esa sensación.

Me volví hacia el resto del grupo.

—Descansad todo lo que podáis—les dije y eché a andar después—. Yo daré un paseo antes. Necesito cerciorarme de que realmente estoy aquí.

Agaché la mirada bajo la capucha del abrigo.

>>... ¿Qué me ocultas Hendrick?<<

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Hendrick deja de ocultarle información a Fauna pls



A
estoy muy hype, perdón jskad

Uso la habilidad de senda en Larissa y activo el encargo del jardinero. No la voy a hacer ahora but, quest-

 

Fauna caminó por la zona para contemplar su entorno, quizá aún desconectada de la realidad, al menos en parte. Llevaba más de tres años sin volver a Áurea, y aunque estaba lejos de Theia, su ciudad natal, la cercanía se palpaba, se sentía. Áurea desprendía algo diferente al resto.

Además, aunque allí en Sakura había muchos humanos, la mayoría shinryaneses, casi todos los habitantes eran áureos. Esconder sus cuernos seguía siendo algo que le preocupaba, probablemente, pero al menos las orejas puntiagudas no eran motivo de sorpresa para nadie, desde luego.

En su paseo se topó con una mujer áurea que parecía estar a cargo de los huertos locales, que le habló asumiendo que era áurea (sin equivocarse, claro) sobre las bondades de los productos de sus tierras. Quizá Fauna no era la mejor conversando, pero no hizo falta que ella hablase mucho, porque la mujer parecía orgullosísima de sus tierras. Y eso despertaba cierta calidez, sabiendo que hablaban de aquellas tierras que vieron crecer a Fauna. Así fue como le compartió también, apasionada, diversos platos que decía eran deliciosos, todos usando productos áureos, claro.

Ayudar (Larissa) desbloquea las siguientes recetas:
- Gunkan rosado (no registrado, se deja en el primer post del tema)
- Bizcocho multifrutas (en Ayra, Fayar)
- Tarta anaranjada (en Doli, Elérea)
- Crema de puerros (en Sahgwa, Fayar)

El paseo la llevó hasta los jardines de la zona, plagados del color rosado por todas partes, con hermosos cerezos y estanques decorando cada rincón. Y allí, un hombre mayor, que claramente no era natal de Áurea, parecía podar con mimo los árboles de la zona. Al verla observar el lugar, sonrió débilmente, y dijo, volviendo a su tarea mientras hablaba:

—No me suena tu cara, muchacha... ¿estás de turismo? Siempre me alegra que admiren los jardines. Me tomo mucho tiempo en cuidarlos, después de todo. Es una de las cosas más hermosas que tenemos en Sakura, sus cerezos, ¿no crees?

Luego miró al estanque cercano, absorto por unos instantes. Y la volvió a mirar, ahondando en sus ojos bajo la capucha.

—... me recuerdas un poco a mi mujer, jovencita. Tienes una mirada parecida a la suya. Melancólica, apagada, y a la vez brillante y llena de energía, una que se empeña en esconderse a sí misma, pero que aun así sobresale por mucho que se la quiera tapar —luego suspiró, pesadamente—. No acabes como ella, jovencita. No dejes que esa luz tuya se opaque, ¿sí? Mi mujer lo hizo, dejó que lo que fuese que llevaba dentro la consumiese. Se iba a pasear a quién sabe donde, cerca de la aldea, todos los días. Y casi parecía hablar sola. Hablaba con árboles, eso me contaron algunos vecinos. Quizá enloqueció, quién sabe. Y un buen día... desapareció. Yo creo que debió arrojarse al mar. Quizá tenía un amante. No lo sé, nunca lo supe. Ojalá sea lo último, al menos así sé que estaría bien. ... nunca la entendí, qué triste no entender a tu propia mujer, ¿no?

Zarandeó la cabeza, y se rascó ligeramente, avergonzado.

—¡A-Ah, perdona, no quería molestarte! Sigue tu paseo, jovencita. Olvida los desvaríos de este viejo carcamal, ¿vale?

... así que su mujer hablaba con árboles, fuera de la ciudad. Y un buen día, desapareció.

Hm. Quizá los propios árboles pudiesen darle una pista sobre su paradero.


Encargo activado.

 

~Fauna~

Mi paseo por la villa transcurrió en un apacible silencio. Silencio por mi parte porque el mundo a mi alrededor era todo menos silencioso. Mi fuero interno no lo era tampoco.

Aún me encontraba dándole vuelvas a las esquivas de Hendrick y la emoción de volver a Áurea seguía mezclándose con los motivos y la presencia siniestra de Aura. Aunque el mundo a mi alrededor bullía de color y vida, mi interior era un turbulento torbellino de emociones contradictorias.

Por eso había decidido alejarme del grupo y pasear. Estar en la naturaleza tendía a relajarme y la compañía de los cerezos que daban nombre a la villa siempre era agradable. Mis pasos terminaron por llevarme a los huertos locales donde una campechana mujer trabajaba la tierra.

La escuché en silencio simplemente prestando atención mientras sentía como la emoción y el orgullo en sus palabras alivianaba la carga en mi pecho. Los aúreos siempre habíamos estado orgullosos de nuestra tierra. Era un orgullo patriótico pero no caía en la soberbia o en el nacionalismo. Solo estábamos felices de nacer allí, en comunión estrecha con la naturaleza.

Aunque mis palabras fueron breves porque el entusiasmo de la mujer resultaba demasiado abrumador a ratos, compartió conmigo algunas recetas. Tras darle las gracias y comentar lo saludables que se veían los puerros dorados que cultivaba me marché de allí.

Paseé por los jardines dejándome envolver en la lluvia de pétalos rosados y el aroma de las flores. Deambulé largamente perdida en mis pensamientos y me encontraba acariciando distraídamente los pétalos de una flor cuando una voz me sobresaltó. Se trataba de un jardinero. Su presencia afable y sus palabras cargadas de melancolía captaron toda mi atención. No dije mucho, de hecho tan solo hablé cuando la conversación terminó. No se sentía apropiado interrumpirle.

—No me molesta—aclaré con sinceridad—. Siga cuidando los jardines, señor. Hace un trabajo hermoso. Estas plantas... parecen muy felices.

No lo parecían, lo eran. La tierra fértil, los intensos colores y el ligero balanceo en la brisa eran toda la prueba que necesitaba. Habían sido cuidadas con mimo.

Me incorporé y tras despedirme dejé atrás el jardín.

Su mujer... desaparecida. Nadie desaparecía sin motivos o la influencia de terceras personas. ¿Se había marchado por su propio pie? ¿O quizás se la habían llevado como pasó conmigo?

¿Tal vez compartía mis poderes? Si hablaba con los árboles... puede que ellos supiesen que había sido de ella.

Ahora no era el momento de involucrarme en otra búsqueda pero tarde o temprano lo averiguaría.

Su esposo merecía saber la verdad.

 

Rigel Betelgeuse

Al fin, Fauna salió del silencio en el que llevaba inmersa durante casi todo el trayecto por los Riscos. Y fue gracias a Brigid y su pregunta sobre nuestra trayectoria. No me sorprendió escuchar a Hendrick confesar que su vida había sido dirigida por tradición familiar y por amor. Parecía un hombre sensato y serio, lo cual explicaba lo primero, pero no dejaba de ser un hombre. No podía evitar sus sentimientos. Fauna, por el contrario, contó cómo, presa de la curiosidad, decidió acercarse al árbol Ifa, en Áurea. Nos contó sobre la niebla que lo rodeaba, y cómo esta se encargaba de servir de mecanismo de protección. Y sobre cómo, después de eso, despertó en un medio de la nada. Cautiva, durante tres largos años.

Agaché la mirada, al escucharla. Debía ser duro hablar de aquello, poder mantener la compostura de aquella forma. Pero era una Áurea. No esperaba rencor ni rabia en sus palabras, sino purificación. Casi parecía que trataba de purgar sus pensamientos manifestándolos ante nosotros. Agradecí su confianza, y asentí ante todo lo que dijo. Al menos, ahora estaba en buenas manos. No quería pensar en qué podría ocurrir si Aura se proponía volver a por ella, pero... Si algo tenía claro, es que deberíamos intentar frenarla.

Tras un tiempo más caminando, logramos llegar a la salida de los Riscos, entrando de lleno en Áurea. El contraste de luz fue cegador, y las vistas no tenían nada que ver con lo que acostumbraba. Era un paraje natural. Los árboles eran mucho más abundantes que en Elérea, el cielo era más azul, el aire más fresco. Hasta las poblaciones reflejaban una vida en comunión con su entorno, lejos de la fría apariencia de las urbes eleanas. Villa Sakura, al sur, podía distinguirse por un par de construcciones y sus cerezos, pero no resaltaba con respecto a sus alrededores.

Hendrick suspiró; ansiaba volver a Áurea, tanto como Fauna. Aunque, probablemente, la primera mucho más. Orgullosos, presentaban todo lo que podíamos ver, y nos recomendaron pasarnos por Villa Sakura a descansar. Era la idea más prudente, no tendrían que convencerme en absoluto.

—Me alegro de poder encontrar una población tan reconfortante al fin —respondí al comentario de Fauna—. Desde que las cosas se torcieron por Elérea, no he hecho más que ocultarme, especialmente en Shinryu, cuando las relaciones internacionales se tensaron... Creo que todos necesitaremos un descanso, y esa población de la que habláis será justo lo que buscamos.

Corté el discurso ahí, pues no quería sonar (incorrectamente) que evitaba el trabajo frente a una superiora, pero tampoco quería mostrarme osado en la misión. Así, todos caminamos hasta allí, donde nada más entrar Hendrick nos indicó dónde estaba la posada y dónde podríamos proveernos. Tuve el impulso de decir que yo pagaría las posadas, pues parte de la protección de Fauna y sus acompañantes era mi trabajo ahora mismo. Sin embargo, la presencia de la Coraza allí me complicaba la situación. Lejos de querer ofenderla con mi innecesaria caridad hacia ella, pero tampoco queriendo pagar la posada para todos menos para mi superiora, decidí simplemente no decir nada, y pagar por mí mismo. Si alguien tenía problemas para afrontar el precio, podría ayudar, nada más. Igualmente, ahorrar algo me vendría bien para reabastecerme de objetos.

—Nos veremos al amanecer, cuando todos nos encontremos en plena forma. Entonces, partiremos hacia Theia.

Me separé del grupo entonces, para hablar con algunos habitantes y hacer las compras necesarias antes de dormir.

Y mientras paseaba rumbo a la posada, de vuelta, lo vi. Una vez más.

—¡Harold!

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Posada: 60 guiles
- Omnipoción (+30 PS, ratio x0,25, cura a todos los aliados) x1 (60 guiles)
- Omniéter (+20 PM, ratio x0,2, cura PM de todos los aliados) x1 (210 guiles)
- Cola de fénix (revive a un aliado caído, con PS iguales a ratio x0,33) x3 (420 guiles)
- Puerro dorado (puerros amarillentos que tienen sabor muy parecido al de las cebollas, pero algo más fuerte y persistente. Son típicos de los huertos de Áurea) x1 (30 guiles)
- Patata recia (grandes patatas de piel dura como una piedra e interior igualmente sólido. Pese a lo hoscas que pueden resultar, curiosamente, al ser cocinadas, salen crujientes y sabrosísimas) x1 (20 guiles)
- Naranja ácida (naranjas típicas del sur de Áurea, de sabor intensamente ácido, pero con un regusto dulce que no pasa desapercibido pese a eso) x1 (20 guiles)
- Bargo cerezo (un pescado que solo se encuentra en la lonja de Sakura, pues se cría en cautividad en los estanques de la villa. Rareza: 3) x1 (90 guiles)
- Pétalo de cerezo (un pétalo de los cerezos de Sakura, que se dice que simbolizan la melancolía y lo efímero de la belleza y el tiempo. Aunque no aporta nada de sustancia a un plato, sí que refuerza sus propiedades) x1 (15 guiles)
- Pimienta rosa (una especia picante, pero con un toque curiosamente dulzón. Aunque no aporta nada de sustancia a un plato, sí que refuerza sus propiedades) x1 (10 guiles)
- Azúcar de savia (dulce polvo amarillento que es muy usado en pasteles. Se extrae de la savia de los árboles cuando estos están en flor. - Pimienta rosa (una especia picante, pero con un toque curiosamente dulzón. Aunque no aporta nada de sustancia a un plato, sí que refuerza sus propiedades) x1 (10 guiles)

Total: 945 guiles

Activo el encargo de Harold.

Uso mi habilidad de senda:

 

Harold estaba sentado junto a un cerezo, con una pierna cruzada sobre la otra, y una piedra frotando la hoja negruzca de su katana, afilándola. Su rostro hosco y cuadrado se alzó, y sus pequeños ojos miraron a Rigel por un momento, fija la mirada en él. Tardó unos segundos en reaccionar... y cuando lo hizo, se levantó, poniendo una mano en su hombro, sonriendo con la jovialidad y familiaridad de un primo lejano con el que solía jugar de pequeño.

—¡Oh, jo, jo, pero mira quién es! ¡Mi Comandante eleano favorito! Hola, hola. Veo que recuerdas mi nombre, zagalín. Y yo el tuyo, ¿eh? Yo también. Era Rique Bentelluz, ¿verdad?

Y rio, de tal forma que... uno no sabía bien si lo hacía con orgullo y convicción o estaba, simplemente, gastando una broma a Rigel y sí conocía con su nombre. Fuese como fuese, le seguiría llamando "zagalín", desde luego.

—... sigo diciendo que no te pega tu nombre —dijo, mano en el mentón—. No tienes cara de Rique. Tienes cara de... otra cosa.

>> Hey. Hey, hey —mientras decía eso, agitaba su katana en el aire, casi como si fuese un dedo con el que le señalaba. Si no fuese porque Rigel sabía que tenía buen manejo del arma, se asustaría, porque parecía que en cualquier momento podría apuñalarle sin querer. Qué demonios, quizá incluso sabiendo que manejaba bien su arma le daría miedo. Harold era bastante impredecible—. ¿Qué haces por Áurea, huh? ¿Cómo has llegado? Je, je, parece que me sigues, ¿eh? ¿Tantas ganas tienes de seguir interrogándome?

Se quejaba mucho de que Rigel le preguntaba, ¡pero el propio Harold no paraba de lanzarle preguntas!

—Te voy a dar una alegría, hombre. ¿No querías saber cosas sobre tu familia? Pues Harold tiene la respuesta, claro. Pero no aquí, no aquí. Vergel. Ven después. Azul, rojo, amarillo. Son los colores primarios, ¿lo sabías?

>> Te espero allí. No me falles, Rigel.

Ah, así que sí sabía su nombre...

Encargo activado.

Resultado de solicitar:
>> Loriana:
- Hoz de trabajo x1
- Amatista x1
- Plata x1
>> Satoshi:
- Kimono corto x1
- Sandalias tradicionales x1
- Piel de mu x3

 

Brigid

Escuchó aquellos que decidieron hablar un poco de su vida; los hacía sentir más cerca e incluso, empatizó con sus historias; pues no eran simplemente piezas que se movían sin nada más que una misión que cumplir; había deseos y emociones detrás y Brigid podía entender al menos eso. Tal vez la política y la milicia aun eran temas complejos para ella, aun así, consideraba que era noble e interesante poder avanzar en un camino por justicia o por amor.

Cuando llegaron a Áurea, fue Fauna quien nos dio una bienvenida; era bueno verla tan alegre por estar allí. Y entendió al instante el por qué tenía tanta conexión con su hogar; ver desde lo alto aquel terreno hacía pensar a Brigid en Fauna, no podía venir de otro lado.

Se sugirió ir a la villa más cercana a descansar y abastecerse. Y así lo hicieron; Brigid consideraba ir a comprar objetos; debía de ver por el equipo, y ahora comenzaba a entenderlos mejor; así que debía conseguir elementos que pudiesen ayudarlos a todos; no podía ser tan egoista para comprar cosas sólo para ella. Pero antes de dirigirse allí, decidió caminar un poco por la villa.

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¿Puedo hacer el encargo con el cazador?

 

Después de que Erin diese una ronda por la zona, levantando el interés de un hombre shinryanés que la confundió con una soldado de su tierra y dijo que le traería bienes para que su estancia allí fuese más placentera, adulador. Casi mejor... que no supiese que no era de Shinryu. Debía llevar mucho tiempo fuera para confundirla, igualmente, ¿huh?

Comandar: Satoshi.
- Eliminados enemigos cercanos (tachados en el mapa; si sale el número no habrá batalla, pero revelaré qué enemigos son)
- Recompensas: Huevo de monstruo x2 + Carne de ave x1

En otro orden de cosas, Brigid dio un paseo para relajarse, también; y a ella la llamó un áureo que, con un gran arco a su espalda, silbó para llamarla.

—Oye, chica extranjera —le dijo, con el típico acento áureo más rural, arrastrando las "s" y pronunciando algunas vocales de forma corta o extraña—. Mírate, eres enorme. Se te ve extraordinariamente fuerte... y te veo armada. ¿Cazas monstruos, acaso?

>> Ando buscando buenos cazadores. Pero no cualquiera vale para esto, por supuesto. Por mucho que tu aspecto sea imponente, me tengo que asegurar de que vales. ¿Te interesa mi propuesta? Muéstrame que eres buena cazadora y te recompensaré; por ejemplo, ¿qué me dices de cazar una de esas serpientes gigantes? En los Riscos Kassor hay una, y otra pulula por el Vergel. Tráeme las escamas de alguna serpiente gigante, si es que te interesa mi propuesta.

Encargo activado.

 

Rigel Betelgeuse

Harold contestó a mi llamada, esta vez sin evitarme demasiado. Me llamó por mi "nombre", o como él se lo quiso inventar. Ugh, a veces me resultaba desesperante.

—Rigel Betelgeuse —maticé, con el ceño fruncido. Por lo menos si iba a volver a quedarse conmigo que lo hiciese llamándome correctamente.

Me preguntó primero cómo había llegado a Áurea, o que si le estaba siguiendo. El cómo o el por qué había llegado era algo que no le importaba, aunque si nos poníamos así, yo podía preguntarle lo mismo. Desde luego, por los Riscos Kassor no había llegado, pues estuvieron bloqueados hasta hace poco, y por barco habría sido especialmente difícil, teniendo en cuenta la guerra que acababa de estallar en Shinryu.

Pero lejos de hacerle preguntas, decidí escucharle, especialmente porque comenzó a hablar de mi familia. ¡Maldito fuera! Sentía tanta impotencia ante el desconocimiento. Él tenía la información, pero se negaba a dármela; en su lugar, parecía disfrutar del jueguecito de "ahora te doy un caramelo, ahora te lo quito". Y tampoco podía obligarle a dármela, aunque me correspondiese saber todo lo que él supiese. Simplemente era cruel la forma en que obviaba mis emociones Harold.

Sin embargo, contra todo pronóstico, decidió que, por una vez, me diría algo. Me hablaría de mi familia. Solo debía acudir al Vergel. Agh, ¿cómo iba a hacer eso en plena misión? Tal vez podríamos pasar por allí de paso, de camino hacia Theia... Pero si quería detenerme tendría que pedirle permiso a mi superiora. Ya vería cómo me las apañaría. Lo importante, primero, era saber cómo llegar. Por supuesto, había ignorado completamente todo lo que había dicho después sobre los colores primarios. Tch, no me importaba de momento.

A ver si podía preguntarle a alguien por la localización de Vergel...

Activar encargo:
4. Áurea misteriosa

 

Rigel quiso informarse de la ubicación exacta del Vergel Áureo por su cuenta, y se acercó a distintas personas a preguntar. Hubo una, sin embargo, que destacó sobre los demás. Porque al acercarse, miró de arriba abajo a Rigel y luego, cruzándose de brazos, pronunció:

—... bleh —sus ojos, de nuevo, bailaron de arriba abajo—. Forastero, qu'haces en mis tierras, ¿hah? —vaya, si los áureos de la zona ya de por sí tenían un acento, huh, rural, ella desde luego lo multiplicaba por cinco. Le señaló, con gesto de cierto desagrado, y espetó—. ¡No me pregunte' por el Vergel po'que no te pienso deci' na'! Hmpf, hmpf.

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Q-Qué chica tan rara. Cuando le espetó aquello, Rigel se intentó alejar, pero pronto se dio cuenta de que ella le seguía.

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—¿Qué, eh, eh? —susurró, alzando una ceja—. No te sigo, primo, solo 'toy yendo al mismo sitio que tu, ¿m'entiendes? No es que necesite ayuda ni na', hmpf.

Rápidamente la chica se sonrojó, y decidió seguir persiguiendo a Rigel, pero esta vez escondiéndose, torpemente, había que añadir, detrás de todo lo que veía, como si Rigel fuese tonto y no supiese que la estaba siguiendo. No tardó el militar en toparse con Fauna, y al ver que se conocían, ella salió del escondite, emocionada, y corretó hasta Fauna, tomándola de las manos con entusiasmo y confianzas.

—¡Ah, buena señorita! ¡Usté' tiene un bastón y un arco muy tochos! ¡Seguro que e' muy fuerte, sí, sí! Verá, andaba bu'cando a alguien que m'ayude, ¿sabía? —miró entonces a Rigel de reojo, y luego a Fauna de nuevo, cubriéndose la boca mientras hablaba y con gesto de desconfianza—. No s'asuste, por cierto, pero hay un tipo con cara rancio que m'está siguiendo, sí. Es un pesao'. Haga como que no está, ya se cansará y se irá... bueno, como decía, ¡necesito ayuda de alguien fuerte, sí! Mi perrito 'tá en apuros, ¿sabía? Allá ar oeste, en er Vergel.

¿Su... perrito? ¿En el Vergel? ¿Apuros? ¿P-Pero...?

—¡No se preocupe! ¡A mí se me dan bien lo' monstruo', señorita! ¡Maya, es mi nombre, sí! —se dio un golpe en el pecho, sonriendo. Fauna y Rigel pudieron fijarse entonces en que la chica llevaba una especie de cuerda o látigo a la cintura... parecía llevar algo parecido a un arma, sin duda. Quizá era verdad que se le daba bien pelear—. Solo pasa que yo sola no puedo, ya ve —se encogió de hombros, mirando de reojo a Rigel—. Ta' bien ya, ¿no? Fuuuus, fus. Deja de seguirnos, hmpf.

Y entonces llegó Hendrick, aparentemente renovado, pues su cojera parecía haberse minimizado muchísimo. Y la chica, quien se presentó como Maya, lo miró con ojillos entusiasmados.

—Oh, hola. ¿Quién es esta chica? —preguntó él, mirando con la cabeza ligeramente inclinada a Maya. No le dio tiempo a nada más, porque ella ya se lanzó a responderle, admirada y ligeramente sonrojada.

—¡O-Oh, un caballero! S-S-Soy Maya, ¡pesca'ora nativa de Yarana, sí! Usté' sí que parece fuerte... ¿¡m'ayudarían con mi perrito!? ¡Está en problemas en el Vergel, sí!

Confundido ante la situación, Hendrick miró a Fauna y a Rigel tratando de buscar algo de lógica entre todo aquello... pero ellos tenían tan poca idea como el resto sobre lo que estaba pasando, por supuesto.

—B-Bueno, tenemos cosas que hacer —dijo Hendrick, pero la mirada insistente de Maya se clavó en él, ojos vidriosos, y, tragando saliva, dijo—. Pero el Vergel coge a mitad de camino. Supongo que si pasamos por allí podremos echarte una mano con ese asunto tuyo, jovencita, pero... ¿qué edad tienes? ¿No deberías estar con tus padres?

Ella frunció el ceño, rodó los ojos, y se cruzó de brazos.

—... bleh. ¿M'ayudarán o no?

Hendrick suspiró, viendo que no iba a conseguir nada parecido a una explicación o contexto por parte de la joven.

—E-Está bien. Si pasamos por allí, como digo, te podremos ayudar, imagino. Pero no te prometo nada, solo será si nos coge de camino. ¿Os parece?

>> Esperemos a Brigid y Erin, imagino que estarán al llegar, ¿no? Ah, y tranquilos. Estoy bastante mejor... creo que podré ayudaros a pelear —sonrió, mano en el pecho.

Y Maya, mirando con desconcierto a Rigel, musitó:

—Ah, pero, ¿el tipo e'te viene también? Bleh... forasteros invasores.

Y, cuando vio a Brigid y Erin acercarse, casi se le agacharon las orejas de la impresión.

—¿M-Más? —susurró, escondiéndose ligeramente detrás de Hendrick.

Misión activada.

Maya se une al grupo temporalmente (en la ficha de Rigel). Solo os acompañará hasta el Vergel, y solo podrá seguir en el grupo por más tiempo y seguir su trama si se cumple allí su misión antes de avanzar. Se hará la ficha en breve.

A partir de ahora, sois seis personajes funcionales en el equipo, pues Hendrick vuelve a estar operativo. Por ello, en cada batalla que tengáis pueden participar los cuatro miembros que queráis, o incluso separaros en dos grupos y avanzar por separado. Eso sí, para eventos de la historia debéis ir juntos, y el personaje de apoyo (Maya y Hendrick) deben ir con el personaje al que van asociados.

 

~Fauna~

Mi paseo por Sakura terminó abruptamente cuando en medio de él fui asaltada por una joven desconocida. La muchacha prácticamente se me lanzó y tomó mis manos entre las suyas, desconcertándome.

No... estaba acostumbrada a eso.

—¿E-eh?—logré musitar torpemente, con ojos muy abiertos. No estaba acostumbrada a ese tipo de confianzas de un desconocido. O... a ese tipo de confianzas en general.

La actitud de la muchacha resultaba abrumadora, demasiado para que mi usual carácter calmo no se viese afectado. Aunque esta actitud confiada suya solo parecía reflejarse hacia los aúreos.

Miró a Rigel con evidente desconfianza y bajó la voz tras su mano compartiendo de forma confidencial conmigo su resquemor hacia los forasteros. No pude evitar dirigirle al comandante una mirada de disculpa.

—No, él es-

... Suponía que no importaba.

Maya, como se presentó después, parecía estar buscando a su mascota. ¿Un perro? ¿Estaba en peligro entonces? Aunque teníamos nuestra propia búsqueda en ciernes, el Vergel estaba a medio camino. No podíamos rechazar ayudarle.

Hendrick expresó esto en voz en voz alta cuando apareció y aunque éramos incapaz de explicar el... curioso giro en los acontecimientos, todos parecíamos estar de acuerdo. Por algún motivo su presencia, aunque avasallante, me resultaba refrescante y ayudó a apartar las nubes oscuras que se habían cernido sobre mí en las últimas horas.

La desconfianza de Maya hacía los que no eran aúreos solo se hizo más notable. No me resultaba tan extraño. Los habitantes de Villa Sakura estaban acostumbrados a la presencia de forasteros pero no era así en otras poblaciones de Áurea. Cuando vio aparecer a Brigid y a Erin casi se escondió detrás Hendrick.

—Son amigos y aliados—aclaré como quien habla con un travieso hermano menor e incapaz de contener la situación surrealista y un extraño absceso de ternura, oculté una risa ligera tras el dorso de mi mano—. No debes preocuparte.

>>Mi nombre es Fauna.

 

Brigid

Escuchó el silbido; por un momento quedó de pie buscando de dónde provenía, fue el arco lo que la guio hacia el áureo; cuando dijo que era enorme se avergonzó; pero cuando mencionó que se veía fuerte la hizo escapar una sonrisa de orgullo; había estado entrenando y le daba gusto que se empezara a notar. Rápidamente tuvo el impulso de ocultar su rostro al darse cuenta de ese detalle de vanidad que tenía; pero no le dio ni tiempo al escuchar la pregunta del áureo.

—Me interesa— dijo con seguridad —Pero no tengo que ir a ningún lado, verás...—decía mientras buscaba entre sus pertenencias hasta encontrar las escamas que había obtenido del Nidhogg en el monte de Shinryu. Se las mostró al áureo.

Observó a todos lados, preocupada de que la vieran; así que decidió mantener a los transeúntes alejados, cómo si lo que estuviera haciendo fuera algo ilegal.

Y después de sus asuntos con el cazador, deseaba ir a comprar un par de cosas, así poder ayudar al equipo.


Muestra Escamas de gran serpiente
Intimidación a Satoshi y Larissa

Contenido oculto

Para no atrasar también después quiero comprar:

4 Omnipoción= 240 guiles
2 Omniéter= 420 guiles
2 Cola de fénix = 280 guiles
4 Panacea = 400 guiles

TOTAL= 1,340 guiles

 

El cazador Áureo quedó impresionado, tomando las escamas entre sus manos. Silbó con admiración, y luego dijo, mirando a Brigid con ojos vivaces, como quien veía frente a sí a una mina de oro en potencia:

—Vaya, vaya... así que ya habías derrotado a una gran serpiente y todo, ¿eh? Impresionante. Ya sabía yo que tenías potencial. ¿Lo hiciste sola, o acompañada?

>> Soy un reclutador del Gremio del Bosque, la Liga de cazadores de Áurea. Estamos buscando a gente que se una a nuestras filas, no importa si su procedencia no es áurea. ¿Crees que estarías interesada? Buscamos abatir a monstruos peligrosos y liberar al mundo del terror de la lluvia todo lo que podamos... y de paso quedar por encima del resto de Ligas —lo último lo susurró, diciéndolo más para sí mismo que para Brigid. Se aclaró la voz, y volvió a alzarla—. ¿Y bien? ¿Quieres unirte? Tú y quienquiera que te ayudó a enfrentar a esa serpiente estáis invitadas, sin duda... y si alguien más quiere unirse, que vaya a preguntar a Theia, allí tenemos nuestra sede, ¿sí?

Así que... unirse al Gremio del Bosque, ¿eh?

Fauna y Brigid pueden decidir si quieren unirse o no al Gremio (para más información, ver el tema de las Ligas de Cazadores de "Guías y dudas").
Con un "De acuerdo" me basta, para que no hagáis más posts y podáis avanzar directamente. Se puede unir solo una o las dos, o ninguna.

Brigid gana la siguiente recompensa:
+ 200 guiles
+ 1 cuerno de marfil
+ 3 pieles de serpiente

 

Brigid

Brigid negó —Tendré mucha fuerza pero sin mi compañera jamás lo hubiera logrado; será interesante pertenecer al gremio —dijo con verdadero entusiasmo, tal vez aquello le devolvía un poco de alegría perdida, de esa manera podía ayudar a más personas eliminando monstruos; y no podía negar que una sana competencia no le daba curiosidad. Recibió sus recompensas con sorpresa, dejando escapar un ligero chirrido de emoción; no sabía en que iba a usar sus premios pero ya tendría tiempo para pensar en el camino.

Antes de irse con los demás; aprovechó para descansar un poco en la posada; y así recobrar energías.

Era un buen inicio en Áurea; le había devuelto su sonrisa. Al menos por ahora.

 

Fauna Van'Chamat

Áurea, de nuevo. Habíamos vuelto a mi tierra natal, otra vez, después de volver a separarme de ella por un tiempo. A veces sentía que ya casi no la conocía, después de tanto tiempo alejada de ella, pero cada vez que regresaba, la familiaridad de los olores, los paisajes, los sonidos del viento entre los árboles y del agua del Fámfrit... todo se respiraba como si fuera pequeña de nuevo. Como si jamás me hubiese ido.

No sabía por cuánto duraría la parada allí; quería regresar, sin duda, pero lo haría junto a mi hermana, pues no en vano era a ella a la que le correspondía arreglar todos los asuntos que quedarán pendientes en el país después de la batalla que allí aconteció. Yo solo quería estar allí por quedarme tranquila, por ayudarla, y por... por...

El sempiterno de Alma, que debía descansar allí, en el palacio de Theia, con toda seguridad.

Por eso, quizá, cuando paramos en Sakura no pude sino recordar a aquel pobre hombre que creía que su mujer le fue por muchos años infiel con algún hombre. Aquel pobre hombre que perdió a su mujer sin entender qué pasó, que creía que enloqueció, que se fugó, que se suicidó, algo terrible. Que seguía viviendo, pensando en que ella no le quería. Qué equivocado estaba, el pobre. Su mujer, realmente, era un ángel que pereció al quitarse la vida, antes de que los Caballeros Blancos se la quitasen a ella y a su familia. Su hermano, otro ángel, los traicionó por visitarla, a ella, una desterrada... y decidió actuar, por anhelo a su hermano, y por miedo a perder a su familia.

En aquella ocasión no tuve tiempo de regresar y hablar con él. Pero ahora, el hermano de esa mujer estaba conmigo: el Fenrir, un eidolón, un ángel que murió a mano de otros de los suyos, y quedó encerrado en aquel árbol. Le debía, ahora que sabía la verdad, una visita, una explicación. Por eso, me aproximé a él, mientras Roxy y los demás visitaban la zona. Lo vi cuidando de los cerezos, como de costumbre, y le toqué suavemente el hombro.

—Hola, señor. ¿Se acuerda de mí? —por instinto, tiré de mi capucha, cubriendo mis cuernos. Seguía insegura a la hora de mostrarlos en público.

—Ah... claro que sí, jovencita. Eres tú, la chica con la mirada igual que la de mi mujer.

Asentí, sonriendo levemente.

—De eso quería hablarle, señor. De su mujer. No puedo... explicarle muy bien cómo sé esta información, pero le puedo prometer que es la verdad. Su mujer... falleció. Pero no tuvo un amante, ni nada por el estilo. Le quiso siempre a usted. De hecho, se quitó la vida, porque temía por la suya. Su mujer provenía de un pasado turbulento, y tenía un querido hermano... que fue asesinado por desafiar a quienes le impedían reunirse con su familia. Cuando su mujer supo que esas personas acabaron con su hermano, supo que tarde o temprano llegarían a ella. Y quería protegerle... por eso, arrebató su propia vida, antes de que fuese tarde.

>> Usted es jardinero, ¿no es cierto? —observé la mirada entristecida del hombre, los ojos vidriosos. Me creía... o quería creerme. Probablemente, sabía que su mujer le quería, y la historia encajaba. La historia le daba una explicación que le satisfacía. Una que necesitaba—. Cerca de aquí hay dos grandes árboles. El pequeño, créalo o no... alberga de alguna forma el alma de su mujer. Le invito a que se acerque, lo cuide, lo acaricie; le aseguro que la sentirá, de una forma u otra. Ella sigue allí.

El hombre me miró, y esbozó una pequeña sonrisa mientras me miraba. Asintió.

—Lo... intentaré. Ojalá tengas razón, jovencita. Ojalá sienta a mi mujer allí. Pero... si tu historia es cierta, me preocupa su pobre hermano. Muerto y sin nadie que lo acompañe o lo llore...

Negué con la cabeza, mano en el pecho.

—... no se preocupe por él. Su hermano, ahora... es libre, como quería.

Tras unas palabras más, me despedí del hombre, viendo una mirada que, si bien apenada, mostraba esa sensación de reposo que uno sentía cuando se quitaba una gran carga de encima. Me ofreció una recompensa, por mucho que quise negarla; y pronto me reuní con Roxy y los demás. Asentí al verles, y Tilkin me miró con la cabeza ladeada.

—Señorita Esfauna, tiene usted una mirada como raruna, kupó. Está contenta y triste a la vez... ¿¡eso es algún tipo de magia, kupó!?

Negué con la cabeza, ojos empañados, pero sonriente. Pero, tras pensarlo, me encogí de hombros.

—... supongo que, de algún modo, sí es algo de magia, tilkin. Tienes razón.


Fauna obtiene 500 guiles

Roxy obtiene por su habilidad de senda:
- +300 guiles
- x1 bargo cerezo

 

Evan

Al terminar el primer combate, Sisí correteó sobre los brazos de Fauna y se le subió encima, haciéndome sentir algo celoso de que si le hubiera hecho caso a ella, pero entonces Sisí volvió a su forma humana y correteó hacia mí, saltando sobre mi espalda. Aunque tenía buena estabilidad, si me saltaba desde atrás estaba claro que iba a tirarme al piso si me saltaba encima. Por suerte, Tilkin la hizo volver a su forma de monstruo con sus poderes, y la chica se pudo trepar encima mío sin quebrarme algo en el proceso. Pareció encontrarse bastante cómoda en mi cabeza, y no pude evitar los sentimientos de alegría y nostalgia al tener algo de nuevo subido en mi cabeza. Me la pasé dándole palmaditas mientras estaba encima mío, esperando que no le molestase mucho.

Entonces nos encontramos con unas cocatrices, lo que hizo que recordase todas las veces que Myura se había querido comer una. Sisí se quedó sobre mi cabeza aún en medio de la batalla, así que no quise pelear cuerpo a cuerpo para no ponerla en peligro, por lo que usé mi magia para mantenerme a una distancia segura. Aunque al final de la pelea Tilkin me regañó por dejarle los pollos todos mojados.

Reí. Él sí que me recordaba a Myura.

Y bueno, ¿A dónde se supone que íbamos ahora? Sólo estábamos siendo arrastrados por Roxy de un lado al otro. Una vez más usamos el bosque chocobo, y acabamos en un continente que ni conocía, pero que terminó siendo el hogar natal de Fauna, a quien la visita pareció afectarle, alejándose del grupo. Aproveché entonces para hacer lo mismo y dar vueltas por la villa, hablar con la gente y comprar algunas provisiones.

—Mira Tilkin —dije cuando volvimos a reunirnos todos, rebuscando entre mis cosas—, tengo esta tostada que me preparon hace —ah—... un tiempo, te la regalo en compensación por la cocatrices.

Contenido oculto: compras

- Poción (+20 PS, ratio x0,1): 40 guiles x2
- Omnipoción (+30 PS, ratio x0,25, cura a todos los aliados): 60 guiles x1
- Éter (+10 PM, ratio x0,1): 90 guiles x3
- Omniéter (+20 PM, ratio x0,2, cura PM de todos los aliados): 210 guiles x1
- Panacea: 100 guiles x1

Total: 720 guiles

Y quítame el Ultraéter de mi ficha que gasté al final del último combate porfa

Contenido oculto: habilidad de senda

- Satoshi, shinryanés enamorado
>> Comandar: 90%
>> Solicitar: 90%
>> Ayudar: 30%
>> Intimidar: 70%
>> Espiar: 70%
>> Preguntar: 70%
>> Engatusar: 0%

- Frederik, áureo valiente
>> Comandar: 0%
>> Solicitar: 0%
>> Ayudar: 30%
>> Intimidar: 30%
>> Espiar: 30%
>> Preguntar: 70%
>> Engatusar: 90%

- Larissa, aldeana trabajadora
>> Comandar: 50%
>> Solicitar: 70%
>> Ayudar: 90%
>> Intimidar: 90%
>> Espiar: 80%
>> Preguntar: 80%
>> Engatusar: 40%

 

Tilkin estaba tan distraído con el paisaje de Áurea que casi no se daba cuenta de nada a su alrededor. Eso sí, la palabra que dijo Evan tuvo efectos casi mágicos, y alzó las orejitas en un instante.

—¡¿Tostada?! ¡Rico, kupó! —la cogió de una sentada y empezó a devorarla, pese a que hasta Sisí, subido a Evan, olisqueaba cerca de la tostada arrugando la nariz—. ¡Oh, por los sagrados pompones! ¡Está riquísima, kupó! Los cocineros de Guiguí no podrían nunca hacer algo así, kupó!

V-Vaya... posiblemente estaba en mal estado o algo, pero... Tilkin pareció disfrutarla de lo lindo. Al terminar, se dio una palmadita en el estómago, y miró con la mano como visera al horizonte. Vio alejarse allí a Roxy, Jazz y Fauna... y, por supuesto, quedó por un instante confundido, y dijo:

—Vaya, kupó, mira. Por ahí van tres personas que son igualitas, igualitas, igualitas a Roxybonito, marido-a-saber-cuántos, y Esfauna, kupó... ¡el parecido es sorprendente! ¡Sigámoslos, hijo dos! ¡Tenemos que contarle a Roxybonito y demás que hemos encontrado a sus dobles, kupó~!

... cada día Tilkin se superaba más.

Compras actualizadas.