Interior Casilleros

Tema en 'Planta baja' iniciado por Yugen, 9 Abril 2020.

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    Insane

    Insane Maestre Comentarista empedernido

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    No era extraño la timidez en conjunto a la disposición de mi hermana en cuanto socializaba por alguien fuera del núcleo familiar, eso forma de tratar de sobre-adaptarse para lograr sentirse cómoda, como lo era adoptar rápidamente la cultura japonesa por precaución de desagradar. Y era completamente comprensible...

    —Cathy-san —susurró con cortesía luego de asentir para que pudiese llamarla por su nombre sin problema alguno.

    Con respecto a la pregunta de Catherine me uní nuevamente a la conversación:

    —Diferentes salones —me frené en mi casillero para sacar un bolígrafo de él y cerrarlo nuevamente—. No podría decir lo mismo de mi clase, aunque si conozco un par de chicas bastante amables pero son de la clase de mi hermana.

    Entre tanto Violet se puso a hacer el cambio de zapatos.

    —Debe haber gente amable Sui en tu clase, solo que quizá no has compartido con ellos.

    Pestañeé con parsimonia.

    —¿Que piensas tú Catherine? ¿Habrá gente amable en mi clase?
     
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    Nekita

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    —Suena más lindo así~ —Dijo con cierto entusiasmo para que no tuviera mucha pena de cambiar la forma de llamarla y también para sustituir un asentimiento de cabeza que sabía ella no iba a poder apreciar, luego solo se centró en el comentario de la falta de personas amables en su salón, a lo cual no pudo evitar reír un poco.

    —Tengo que estar de acuerdo con Violet, quizás no has compartido mucho con ellos —Sonrió —, tenías de compañero a Zold, ¿no? Es un chico amable, quizás deberías hablar más con él y descubrir más gente así~
     
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    Amane

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    El asunto con Arata acabó... de manera extraña, cuanto menos. No estaba del todo sorprendida por no haberle sacado gran cosa, pues una parte de mí estaba preparada para ello desde el día anterior que se lo dije a Joey, pero eso no quitaba que estuviese decepcionada de igual manera. Fue una mierda enorme, a quién iba engañar, porque no solo me respondió dando largas, si no que también me dejó colgada en medio de toda la diversión... y no sabría decir qué fue lo que me jodió más.

    Me senté en la silla que él había dejado libre con un resoplido, jugando con un mechón de pelo entre mis dedos mientras seguía el camino que hacía hasta la salida de reojo. Honestamente, si me hubiese soltado la misma respuesta pero después me hubiese comido la boca, no le habría dado ninguna clase de importancia a sus palabras... ¿pero cambiar un polvo conmigo por un porro? Yeah, that was fucking suspicious. Not his smartest move either, to be honest.

    Me levanté no mucho después, quizás con más brusquedad de la que hubiese estimado, y salí del aula sin fijarme en nadie más. Suponía que al menos a Joey le alegraría estar consiguiendo su objetivo y que no me hubiese tirado a Arata, por mucho que pretendiese hacerme creer lo contrario, pero no estaba segura de ir a contárselo en esos momentos aun así. Sí que estaba molesta, y para colmo la estupidez me recordó lo de aquella mañana, así que digamos que no era la mejor compañía para nada en esos instantes.

    Por la tarde, tras haber acabado las clases, sentí una tensión terrible agarrotarme el cuerpo al pisar el exterior de la academia. Fue cosa de un segundo, hasta que comprobé que no había nadie esperando por mí y pude relajarme un poco, al menos lo suficiente como para disimular en lo que me alejaba del Sakura. Estaba bastante intranquila, y claro que todo dentro de mí me pedía refugiarme en el apartamento de Joey, ahí donde me sentía segura a pesar de todo, pero no podía hacerlo, por mucho que me pesase. Lo último que necesitaba era que Aiden se enterase de alguna manera de donde vivía Joey y, bueno... ya me habían aguantado bastante estas últimas semanas, ¿verdad?

    Quizás hasta se habían hartado ya de mí.

    Así que llegué a mi casa y me encerré en la misma, sin prestarle atención a las cartas de aquella mañana hasta después de cambiarme la ropa por algo de andar por casa y pillarme algo para picar de la cocina. La mayoría eran facturas, porque granny seguía empeñada en no digitalizarlas a pesar de que le dije que yo me encargaba de enseñarle, pero hubo una en concreto que llamó mi atención por encima de las demás.

    Huh, what a timing —murmuré, repasando el nombre del remitente tras haber soltado una risa leve por la nariz.

    Me llevé la barrita de chocolate que había robado a la boca y abrí el sobre sin demasiado cuidado, dirigiéndome hacia el salón para tirarme al sofá en el proceso. Tenía que admitir que con todo lo que estaba pasando, había olvidado un poco la existencia de Konoe, y quizás tendría que haberme sentido más culpable por ello, pero no vi por donde hacerlo... ni siquiera cuando adivinó que me daba igual que hubiese vuelto a casa de sus padres.

    En el fondo me alegraba por ella, aun con todo había sido lo más cercano a una amiga que alguna vez tendría y no creía que se mereciese sufrir, pero tampoco podía pretender sentir algo más. Ella misma lo decía en su carta, al fin y al cabo, el mío era el mundo carnal y vacío de sentimientos; era una cold bitch de la cabeza a los pies. Y por eso mismo, su carta me fue haciendo más gracia a medida que el final se acercaba. ¿De verdad se creía que había pisado el infierno con las dos estupideces que se había marcado antes de irse? Apenas había rozado el límite, si me preguntaba, pero definitivamente era mejor así.

    Sus últimas palabras diría que fueron bonitas, seguramente a cualquier otra persona le hubiesen emocionado, pero en lo que a mí respectaba... bueno. Dejé caer el papel a un lado del sofá y me terminé la barrita mientras le daba la vuelta a la foto que vino adjunta en el sobre, ladeando ligeramente la cabeza. Terminé por bajar la vista hacia mi cuerpo, repasando la sudadera que llevaba y que, para sorpresa de nadie, era una de las tantas que le había robado a Joey, y pensé que, cruel o no, hubiese estado bien compartir mi diversión con él en aquellos momentos.

    Konoe no había entendido nada, ¿verdad? Pero quizás así estaba bien. Quizás era lo normal, también, pensar a los diecisiete años que todo se podía solucionar con el amor, o que sentía alguna especie de dolor que pretendía enmascarar con alcohol y no era simplemente algo que elegía hacer por diversión. Quizás ella también había leído demasiadas novelas, qué importaba. Aun con todo, subí a mi cuarto con la foto en la mano y la colgué en el tablero que tenía enfrente de mi escritorio, ahí donde había decidido guardar parte de las fotos que me había hecho con Joey, o que él me había hecho a mí en algún momento.

    No desentonaba del todo, ¿verdad?

    Me dejé caer sobre la cama con un suspiro, y antes de poder darme cuenta, ya había llegado la mañana siguiente. Me había despertado un poco más animada, a pesar de la tensión que seguía apilándose, y fui mejorando un poco a medida que me preparaba para ir a la Academia y en el camino hacia la misma. Me conocía perfectamente la técnica de Aiden, esa de soltar una bomba que me dejase tocada unos días y desaparecer hasta que me recuperase para volver a hacer lo mismo, y sinceramente odiaba como siempre conseguía su objetivo a pesar de que sabía lo que se venía.

    Intenté alejarlo de mi mente según entraba en el patio, porque solo recordar su nombre había que la sangre me hirviese, y me dirigí hacia mi casillero para hacer el cambio de zapatos mirando alrededor. Había muchos alumnos reunidos ya, quizás podría encontrar diversión en alguno de ellos, pero después de un rato me di cuenta de que... no me apetecía mucho. Cerré el casillero, pues, y me dispuse a subir las escaleras.

    Quizás me encerrase a fumar en un baño antes de entrar a clase.

    don't mind me, tenía muchas cosas que hacer con la pendeja y no quería acumularlo todo para el receso, so relleno rico para quitármelo de encima (?)
     
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    Zireael

    Zireael Equipo administrativo Comentarista empedernido seventeen k. gakkouer

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    Ayer cuando Anna se apareció en la enfermería estaba dormitando, poco más, el cerebro no me había dejado de fastidiar siquiera lo suficiente para conciliar algo parecido al sueño. La cosa era que cuando le mandé los mensajes no pretendía nada en particular, más allá de hacerle saber que si me necesitaba estaba allí y ya, pero la tonta llegó con la soda y el almuerzo.

    Cuando reconocí su silueta, no sin cierta dificultad, solté un suspiro y me incorporé. No era que tuviese apetito, pero tampoco encontraba cómo rechazar su gesto así que acepté todo, incluida la sugerencia de quedarme allí. Recibí su beso, le robé un abrazo y solo cuando se fue me puse a comer sin demasiados ánimos, pero lo hice al fin y al cabo. Se lo había comentado... ¿Había sido la vez que se nos voló la puta pinza? Ni idea, pero ya le había dicho la mierda de que la comida parecía atorarse y uno la bajaba por fuerza. Claro que ahora no era emocional, era una cosa física y ya, que era bastante más manejable.

    Igual verla aparecer tan siquiera me sacó un poco del mal genio que no sé cuántas horas de migraña me metía encima, así que se lo agradecía genuinamente. Ya se sabía la clase de estúpido que era, con todo y esta cara de desayunar limones con vinagre, así que pude dormir un poco mejor unos cuarenta minutos luego de haber comido y fue cuando volví a clase.

    Para el día siguiente ya me sentía mejor, algo aturdido eso sí, pero nada que fuese imposible de manejar, y por suerte me había puesto el jodido blazer del uniforme encima porque afuera hacía un viento de los mil demonios. Pobres los desgraciados que se peinaban, porque las correntadas de aire no tenían piedad de ninguna clase. Al llegar a la academia el clima seguía exactamente igual y me pregunté qué clase de cambio era ese.

    No se podía culpar a la transición de estación siquiera.

    Me metí a la línea de tercero para hacer toda la parafernalia que dictaban las normas japonesas con los zapatos e iba por medio camino cuando noté el escupitajo de dragón en su casillero. El chiquillo estaba sacando una chaqueta de una bolsa, se la llevó al rostro para olisquearla y fue entonces que me di cuenta de la nota que sostenía en la otra mano. Era cotilla, demasiado quizás, así que alcancé a sacársela a la pasada y reconocí la letra de Anna al mismo tiempo que el otro soltaba un bufido.

    —Un "gracias" de tu parte también funciona —soltó Dunn con tono plano, dejando la chaqueta en el casillero—. La niña se hubiese helado. Pasó a dejarme a Kohaku viniendo del festival al que quizás debiste acompañarla.

    ¿Había despertado eligiendo violencia el mocoso? Joder.

    Qué va, era conmigo nada más.

    —Ya, ya. No hace falta cortarme la yugular, Aniki. —La estupidez la dije sin pensar en nada, pero al otro le cayó cierta tensión encima—. Gracias, Cayden, por cuidar de los dos supongo.

    El idiota acabó por aflojar los gestos, incapaz de seguir manteniendo la sutil agresividad que se había echado encima, y negó suavemente con la cabeza restándole importancia. Cuando le regresé la nota de Anna se quedó mirando el papel y la sonrisa que se le formó en el rostro lo hizo ver como un niño, es decir, más de lo normal.

    —Me gusta hacerlo —admitió en voz baja y se atrevió a encontrar mis ojos sin rastro alguno de hostilidad—. Haz lo mismo, con ella en especial.

    —Ah. Claro, porque a ti te corresponde el resto, ¿no?

    Lo solté sabiendo dónde estaba apuntando, enredada como tenía la telaraña a su alrededor, y cuando me dejó ir un golpe en el brazo el pobre estúpido estaba tan abochornado que seguro deseó que la tierra se partiese y lo escupiese en medio del mar. Con todo, parecía haber pateado el disgusto que tenía hacia mí por un par de minutos. Se me aflojó una risa genuina y lo dejé ahí con su desastre, maldiciendo en su inglés pesado, para ahora sí seguir hacia mi casillero.


    medio tocho de relleno, no me importa nada *rueda* yo solo quería reaccionar a la softness de Anna

    ahí quedan Al y Cay al servicio de la comunidad even tho es sábado ya memeo
     
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    Gigi Blanche

    Gigi Blanche Equipo administrativo Game Master

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    Ver el cabello de Kohaku ir de aquí para allá con semejante viento era bastante entretenido, la verdad, incluso lindo. El color se resaltaba, los rastros de luz natural le arrancaban destellos bastante anárquicos y además, de tan lacio que lo tenía, se me asemejaban a hilos de seda turquesa en medio de un riot. Mi melena se comportaba bastante mejor, vete a saber por qué, y de ahí que me tomara todas las libertades del mundo para molestarlo al respecto.

    —Si me sigues mirando tanto vas a gastarme —se quejó sin molestia real, y si tenía todo el gesto arrugado era porque el pelo se metía en sus ojos a cada rato.

    Era una auténtica lucha campal que me arrancó una risa breve, suave.

    —Tu guerra es lo más entretenido de la mañana, así que sabrás disculparme, Ko.

    Suspiró, usó ambas manos para aplastarse el cabello tras las orejas y eso, al menos por unos segundos, le dio descanso. Íbamos atravesando el patio frontal para esa altura y, no sin evidente desinterés, reparé en la melena rojiza de Sasha un par de pasos por delante. En verdad tardamos muy poco en rebasarla, llevaba un ritmo tranquilo, quizá demasiado, y justo antes de dejarla atrás advertí de soslayo que llevaba una mascarilla puesta. Ko no la conocía, así que no le dio importancia, ¿y yo?

    Aún menos.

    —¿Quieres hacer algo mañana? —le sugerí, entrando finalmente a los casilleros; es decir, el remanso de paz para Kohaku.

    El muchacho suspiró, aliviado, y se revolvió un poco el cabello para regresarlo a su forma natural. Los hilos turquesa se desparramaron como siempre, descubriéndole la parte central de la frente, y fuimos a nuestros casilleros. Estaban cerca, así que pudimos seguir hablando.

    —Claro. —Me sonrió, calmado—. ¿Vienes a casa?

    —Hmm, depende de mamá. Bueno, igual si sale puedo llevar a Hanabi al santuario.

    —Me parece bien. —Asintió, animado—. Puede jugar con Hinata, le vendrá bien al enano. A veces se queda mucho en casa.

    La verdad era que llevaba un rato sonriendo con suavidad, y me importaba bastante poco demostrarlo o que cualquier otro lo notara, así como casi nada me importaba en general. Ko me hacía bien, pasar tiempo con él me gustaba y no me aburría. Por eso lo había elegido como mi amigo. En verdad, por muy retorcida que pudiera parecer a veces mi personalidad, era muy consciente de que las cosas más importantes de la vida eran también las más sencillas.

    Mi familia, los libros, mi mejor amigo y ya.

    Cuando cerré mi casillero, escuché una tos algo fea a mis espaldas y miré por sobre el hombro de soslayo, Ko se había reunido conmigo y prestó atención a lo mismo. Como antes, no le dimos demasiada importancia al estado de Sasha, aunque él habló en lo que yo repasaba el espacio con la vista.

    —Esa chica es compañera tuya, ¿no?

    Hmm, al parecer Kenneth no andaba cerca. Qué pena~

    —Sip. —Me había alzado momentáneamente sobre mis talones y regresé al suelo, volteando hacia Kohaku.

    Él no agregó nada más, supuse porque ya me conocía, y botó el aire de los pulmones antes de reanudar el camino. Algo, sin embargo, captó su atención y como no tenía nada mejor que hacer, pues lo seguí. Acabamos frente a un muchacho moreno, bastante alto y serio, que... me sonaba bastante. ¿Kohaku ya me lo había presentado antes? Ah, ¿pero cómo...?

    —Sonnen-kun. —La alegría en el tono de Ko fue palpable y la sonrisa le rasgó los ojos—. Tanto tiempo, desde... antes de la Golden Week, ¿no? ¿Cómo te encuentras?

    Ah, sí, iba recordando. Lo recorrí con la vista, no fue un gesto demasiado invasivo pero tampoco me molesté en disimularlo.

    —Amigo de Jez, ¿no? —murmuré, fue suave y ladeé apenas la cabeza.


    iba a hacer un relleno nomás para meter lo de Sasha pero ya que habías aventado a Al y hacía mucho que estos dos no hablaban pues HERE I AM morgan vino de regalo because yes, hope u dont mind
     
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    Zireael

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    Había dejado al pobre diablo con su desastre emocional como si nada, en sí porque también comenzaba a entender por dónde agarrarlo sin que mordiera como un maldito loco, y seguí a lo mío sin demasiado interés. No pretendía mucho más que husmear, de ahí que cuando terminase me diese por servido.

    Hice el cambio de zapatos, medio me aplasté el cabello que apuntaba en todas direcciones y todavía sin cerrar la taquilla saqué el móvil del bolsillo. Todo lo que hice fue enviarle un mensaje a Anna dándole las gracias por llevarme el almuerzo ayer, junto a un sticker de gato y volví a zambullir el aparato en su lugar.

    Acababa de cerrar el casillero cuando noté un par de siluetas, giré el cuerpo un poco en automático solo para dar con Ishikawa y su amiga, la morena esta que no recordaba de dónde la tenía bien ubicada. ¿Había sido el día de las últimas pruebas? Cuando andaba muerto en vida, Anna había medio matado aquel pobre y todo el caos. Conocía a Jez del club, si no me fallaba la recuperación de información.

    El chiquillo me llamó por mi apellido y la alegría que le percibí en el tono le aflojó un par de músculos que ni sabía tenía tensos. Pude reflejar parte de su sonrisa, de hecho, aunque no cargara el mismo entusiasmo era bastante transparente en sí misma y asentí con la cabeza. No recordaba del todo siquiera cuándo había sido la última vez que hablé con él directamente.

    En realidad, solo recordaba cuando Anna nos había soltado la bomba en medio del pasillo.

    Lo repasé con la vista de una forma parecida a como había hecho la chica conmigo, quizás fue un poco más invasivo eso sí, a pesar de que tenía entendido que ya estaba todo en orden. Solo pretendía asegurarme, nada del otro mundo, por mucho que esas cosas no pudiesen leerse sin más, ni siquiera la telaraña daba acceso a eso.

    —Ayer no me sentía muy bien, pero ya todo en orden. Reviví de entre los muertos —respondí por fin, apoyando el hombro contra la línea de casilleros—. Es bueno verte, Ishi. ¿Tú cómo vas?

    Desvié la atención un momento a la morena, asentí con la cabeza también a su pregunta. De puro milagro encontré su nombre en el archivo, luego de darle vueltas varios segundos.

    —Sí. Eras Morgan, ¿no? ¿Qué tal todo?

    Pregunta de protocolo, pero de nuevo, no era mal educado tan de gratis y pues ya sabía de antes que este par eran amigos así que uno venía con el otro, nada nuevo bajo el sol. No me había pasado del todo desapercibida la tos que se le escuchó a alguien, pero no le había puesto especial atención como para darme cuenta que era la pelirroja que me había salvado el culo cuando lo del ataque de pánico.

    Que a ver, mínimo alguien debería arrastrarla a la enfermería ya que estábamos.


    IM SPEED pls i dont mind uwu amo a este duo ngl
     
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  7.  
    Gigi Blanche

    Gigi Blanche Equipo administrativo Game Master

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    Ayer había salido todo bastante bien, considerando las circunstancias y... personalidades. Haru se había comportado, Cay también, medio me dediqué a hacer de puente entre ambos y aunque cierto era que el primero no emitió muchas palabras, tampoco lo noté excepcionalmente incómodo. Bueno, acabaría siendo un jodido egocéntrico, pero rara vez percibía tensión provenir de él cuando estaba conmigo. Había sabido amoldarse a Emily en su momento (más allá de esa broma tan cruel) y ahora el cuento se repetía. Quizás abusara de su amabilidad o la diera por sentado, pero en verdad también lo valoraba.

    Valoraba a todo aquel que me eligiera, más allá de mi complejo de aire.

    Los valoraba y guardaba en un rincón de mi corazón, por inexpresivo y silencioso que fuera.

    Luego el viento me declaró la guerra y Morgan se entretuvo con mi sufrimiento, nada nuevo bajo el sol. Había notado a Cay Cay en los casilleros, por supuesto, pero ya el día anterior habíamos pasado bastante tiempo juntos y no me apetecía pecar de pesado, así que me limité a sonreírle a la distancia y seguir mi camino; o al menos ese era el plan hasta que identifiqué a Altan. Habían transcurrido un par de semanas desde la última vez que habíamos hablado, digamos... no estaba seguro, pero no recordaba mucho más allá de la siesta que nos echamos en el patio, cuando Anna y Emily aparecieron con las mantas robadas de la enfermería. Vaya, se sentía que había ocurrido hacía una eternidad.

    Era consciente que sabía lo de Chiasa, también, Anna me lo había confesado. Pero estaba bien.

    Ahora estaba bien.

    No sabría definir si se esforzó para reflejar parte de mi sonrisa o si el gesto brotó naturalmente, pero de cualquier forma su semblante se suavizó y con eso me bastaba. Era gracioso, porque a mí me daba totalmente igual pero este chico sí que podía resultar un poco intimidante cuando sólo existía con su cara estándar. En cualquier caso, si había sabido sincronizarse tan bien con Anna tenía que ser por algo, ¿no?

    —Todo bien, sí. —Asentí casi como un crío, el cabello acompañó el movimiento y arrugué apenitas el ceño—. ¿Qué te pasó ayer? ¿Te dolía algo?

    Un poco me sorprendió que recordara el nombre de Morgan, pero al mismo tiempo lo consideré un gesto de su parte. Quizá no tuviera nada que ver con cortesía y sólo fuera su cerebro de archivo bien aceitado, pero los detalles no me resultaban relevantes. Volteé el rostro hacia la chica en cuanto le tocó responderle y ella también asintió, sólo que con extrema suavidad. No lo consideraba hipocresía como tal, pero con las personas fuera de su círculo solía mantener siempre suspendido a su alrededor aquel aire sedoso, incluso misterioso, como si fuera una chica imposible de descifrar o algo así.

    A mis ojos, la verdad, era una persona más que sencilla. Sólo algo excéntrica.

    —Muy bien~ Sólo algo indignada —Me miró, choqué con sus amatistas y noté que repasó mi cabello con la vista. Regresó a Altan—. La pobre criatura se echó una guerra descarnada contra el viento hasta recién, y míralo, perfecto como siempre.

    —No estoy tan bien peinado, igual. —Pretendió ser una afirmación, pero conforme hablaba me di cuenta que no me había visto frente a ningún espejo y me repasé el cabello con una mano, medio aplastándolo—. ¿A ti cómo te trató el clima, Sonnen-kun? Yo casi salgo volando.

    Morgan soltó una risa suave, no cargó condescendencia y, de hecho, se la veía divertida; probablemente estuviera rememorando el instante en que bajamos del tren y el puto viento de veras me empujó dos pasos hacia el costado.

    —Es que estás muy flaquito, Ko. Te falta olla.


    ohmy, u flatter me u///u
     
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  8.  
    Zireael

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    Quizás una de las pocas cosas que tuviese en común con alguien como Ishikawa era el aprecio que guardábamos por sabernos elegidos, él con su montón de aire y yo con mi jodido océano. Sin importar lo desconectados o inexpresivos que pudiéramos tornarnos, sabíamos la importancia que cargaba el hecho de que hubiese gente que se mantuviese a nuestro lado.

    Por eso después era capaz de defender a las personas hasta acabar conmigo mismo.

    Pelo de nube había saludado a la mariposita a la pasada, pero al crío se notaba que lo había dejado nervioso a cagar porque apenas identificó la silueta de su amigo dio un pequeño respingo en su lugar que bien podría atribuirse a cualquier otra cosa. Igual obviamente le regresó la sonrisa y aflojó todo el cuerpo en respuesta, antes de volver a poner la atención en su casillero para ordenar las cosas.

    Me seguía preguntando cómo un par de esta naturaleza había sido absorbido por el famoso Yako.

    Era de todo menos azaroso.

    Igual tenía su gracia que estuviese pensando que solo existiendo con mi cara de póker podía resultar intimidante incluso si a él le daba igual, porque algo de razón tenía. Digamos que me había aprovechado de eso desde que era un mocoso y a la larga había llegado a considerarlo normal, porque era muy fácil manipular mediante intimidación y el asunto era un poco repugnante en sí mismo. Aún así, no conocía el arrepentimiento más que para cuestiones particulares.

    Su asentimiento fue parecido al de un niño, quizás venía con su aire general de no matar una mosca, pero consiguió hacer que ampliara apenas la sonrisa. Su pregunta me hizo consciente de lo que había soltado un poco sin venir a cuento.

    —Migraña —respondí encogiéndome de hombros—, pero me mandaron a la escuela igual. An me llevó el almuerzo a la enfermería, me sentí un poco mejor luego de eso.

    Medio me estaba exponiendo sin venir a cuento, pero no era que importase, Ishikawa no era ciego y en realidad ya me pasaba haciendo el imbécil alrededor de Anna a ojos de todo Dios. No había demasiado que meter bajo la alfombra, no suficiente para que me interesara.

    La respuesta de Morgan me hizo deslizara la vista a Kohaku otra vez, siendo que había enfocado los ojos en ella cuando me respondió. La estupidez me arrancó una risa baja, porque me imaginé al pobre idiota batallando todo el camino con la ventisca y fue bastante cómico en sí mismo. Pretendió afirmar que no estaba precisamente bien peinado, incluso se aplastó un poco el cabello, y reí por la nariz.

    —Podría unirme al club de los indignados —dije luego de volver a repasarlo con la vista, fue por la pura gracia—. ¿A mí? Fácil tengo un nido de pájaros en la cabeza, pero no me quita el sueño. Al menos se me oxigenan las neuronas con la ventisca, no sé.

    La otra le soltó que estaba muy flaquito, cosa en la que llevaba toda razón, y estaba por abrir la boca cuando la voz de Dunn se coló por un costado. Habló sin detener sus pasos, pero no pudo guardarse la tontería para sí mismo y mira, quién iba a culparlo.

    —Si salen denle la mano o algo, así le hacen ancla. Es pequeñito. —Su propia estupidez lo hizo reír y se despidió de un movimiento de mano sin voltearse mientras seguía en dirección al interior de la academia, llevaba el blazer apuñado bajo el brazo—. See ya, folks.

    —Pues ya está, tendrá que ser parte del plan de contingencia "Evitar que Ishi se nos vaya volando" —dije intercambiando la vista de uno al otro, una pizca de diversión se me coló en la voz—. O lo dejamos ser libre.


    era toda la intención digo qué u-uwu
     
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    Insane

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    Asentí ligeramente al tener la misma opinión de Cathy, terminando de ajustar la parte de los talones para ya mover los pies sobre el suelo, asegurándome el no tener ninguna molestia en lo que mi hermano hablaba.

    —Sí, es agradable, aunque está en otra clase.

    En cuanto finalicé lo que necesitaba del casillero, busque un poco con mi mentón a la compañera de Sui, sonriendo ligeramente.

    —Iré a la biblioteca, que tengan un agradable día.

    >>¿Vamos subiendo entonces, Cathy?
     
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    Gigi Blanche

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    Era bastante evidente que a este grandulón de aquí le ocurría con Ko algo similar a lo que atravesaba casi cualquier persona que diera con él. Su mera presencia muchas veces era capaz de suavizar, apaciguar, de recordarnos que no era necesario mantener las murallas alzadas a toda hora del día. Para cuando lo conocí ya muchos aspectos de mi vida se habían enderezado, los fantasmas sin embargo trabajaban a destiempo y gracias a Kohaku había conseguido ahuyentarlos más rápido de lo que había estimado. Me parecía un fenómeno curioso.

    Él, que no se ataba a nadie, conseguía alivianar a cualquiera entre sus remolinos tan gentiles de brisa.

    Sonnen dijo que había estado con migraña y Ko no demostró una preocupación desmedida, de esa que podría considerarse sobreactuada, simplemente asintió y le permitió hablar. Si se trataba de migraña sería un problema recurrente, imaginaba, y además algo extraño. Era bastante más frecuente en mujeres, ¿cierto? Se ve que el guapetón de aquí había venido con malos dados de fábrica.

    Miré a Kohaku en cuanto Sonnen mencionó a alguien nuevo, por su expresión deduje que él sí le había entendido y me exprimí la neurona un poco para repasar a sus amigos. An, An... Ah, quizá fuera Anna, la chiquilla de segundo. Volví la vista a Sonnen, comprendiendo de a poco la red que había conectado a estos dos tan dispares.

    —Bueno, al menos comiste algo —destacó Ko, en su tono suave de siempre.

    —Mamá también tiene migrañas —solté un poco de repente, Ko volteó a verme pero yo mantuve mi atención puesta en Sonnen—. ¿Estás medicado? Quizá pueda recomendarte algo.

    Ko probablemente se estuviera meando o preguntándose de dónde me había nacido el espíritu de servicio, pero en verdad me importaba una mierda. Como todo, lo dije porque en el momento se me ocurrió, no me dio pereza hablar y ya está. Además era amigo de Kohaku, quería decir, Kohaku lo había elegido como amigo, y eso ya le daba un plus de confianza en mi hipotética lista de personas.

    Levanté la mirada al cabello de Sonnen cuando él mismo habló de ello, Ko hizo lo mismo pero yo no abrí la boca.

    —Es verdad, está bastante desordenado. —El niño se había dejado la cordialidad en la otra cartera y la tontería me arrancó una sonrisa ligeramente torcida—. A ver, Sonnen-kun, confiesa: ¿usas acondicionador? ¿Te lo peinas estando húmedo? ¿Lo secas antes de irte a dormir? Quizá podamos solucionar este problema.

    Me pregunté de dónde habría sacado tantos conocimientos capilares, si habría sido de tanto charlar con mamá (porque a veces no los frenaba nadie) o... bueno, quizá de Chiasa. El caso era que de mí seguro que no, porque a duras penas hacía algo por mi cabello. Ah, cierto. También era amigo de la tal Anna. Siempre se me olvidaba.

    Una cuarta voz apareció de repente en escena, llamando la atención de ambos. Físicamente lo tenía visto, difícil no distinguirlo con esa cabeza de fósforo, pero como siempre, el eterno problema de los nombres. Bueno, daba igual. Su comentario me hizo cierta gracia y sonreí con suavidad, arrimándome a Ko para entrelazar mis dedos con los suyos. El movimiento me permitió prácticamente pegarme a su brazo y mi sonrisa se ensanchó al notar que él suspiraba, mezcla de sorpresa digerida y resignación. Igual me dejó estar y no percibí tensión alguna provenir de su cuerpo, así que me daba por autorizada.

    No que hubiera cambiado mi plan de acción en caso contrario, claro, pero detalles.

    —Hmm, ¿así~? —indagué, divertida, y él se encogió de hombros. Volteé hacia Sonnen, luego de que dijera lo del plan de contingencia—. ¿Imaginas? Que lo llevemos cada uno de una mano, sólo por si acaso. Yo lo veo fitting.

    —¿Y no puedo elegir la opción de ser libre?

    —Nop. Prohibido. De hecho, dejó de ser una opción justo ahora.

    Ko soltó una risa floja, bastante resignado a que hoy le tocaba ser molestado y mira, con la de veces que él se divertía a costa de los demás, pues bien venía un cambio de aires, ¿no?

    —Y yo que quería salvar tu cabello —le reprochó al moreno, meneando la cabeza—. Me decepcionas, Sonnen-kun.
     
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    Nekita

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    Se sorprendió un poco de saber que realmente no compartían salón de clases aquel gemelo y Suiren, pero aun así, no sentía que sus palabras estuvieran equivocas, sentía improbable que todo un salón fuera especialmente malo con una persona y tan solo era cuestión de ver quién pudiera encajar contigo, no todo podía ser un proceso rápido.

    —Nos vemos Violet, ten un buen día —Se despidió con amabilidad antes de mirar a Suiren para negar con un simple movimiento de cabeza —, tengo que cambiar mi calzado~ solo dame un momento.

    Se encaminó hasta el pasillo de su grado y no tardó mucho en encontrar el casillero para hacer el cambio rápido y no dejarlo esperando mucho tiempo en caso de que tuviera prisa.

    —Todo listo ahora, te sigo~
     
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  12.  
    Zireael

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    Si uno se ponía a contar la cantidad de gente que este crío tenía metida en el bolsillo quizás se llevara una sorpresa, más por una cosa de número que por el hecho como tal, pero sorpresa al fin y al cabo. Quizás fuese esa su cualidad más grande, su superpoder, que nada tenía que envidiarle a los hijos del fuego como la misma Anna. Su ventisca se colaba por las rendijas, nos recordaba que podíamos relajarnos y así pareciera no atarse a nada lo cierto es que los demás arrojábamos los hilos para sujetarnos a él, con mayor o menor fuerza dependiendo de cada relación.

    A mí me había sosegado apenas le salvó el culo a Jez, por simple que sonara, luego la cosa solo continuó fluyendo. Era un buen chico, tan fácil como eso.

    Lo de mi migraña era conversación casual, no esperaba preocupación de ninguna clase para empezar, así que solo asentí cuando el pelo de nube dijo que al menos había comido algo. Era un avance, la verdad, porque cuando me pescaba estando solo en casa me podía tirar el día entero a punta de líquidos. Lo que me llamó la atención fue la intervención de Morgan, incluso si parecía haberlo dicho porque sí.

    Me daba a mí me nos movíamos por el mismo cauce, el punto de conexión, el delta donde desembocaba ella y donde desembocaba yo era Kohaku, sin más. Incluso si a ambos nos importaba una mierda, ese hilo en común bastaba para reajustar un poco los sistemas y, tan siquiera, que nos diese menos pereza hablar.

    —Me llevaron al médico en su momento, sí, pero a veces se pone especialmente jodida con todo y medicación.

    La conversación siguió avanzando y cuando Ishikawa abrió la boca se me aflojó una risa, porque lo había dicho como si nada. El interrogatorio me hizo ladear la cabeza, preguntándome de dónde había sacado todas esas preguntas de cuidado de pelo y me puse a repasar mis hábitos.

    —Pues... al menos me pongo acondicionador, ya es algo —respondí luego de unos segundos.

    De todas formas, el comentario de Dunn no quedó en aire porque era claro que ninguno de los dos (tres con el que había lanzado la primera piedra y se había ido) pretendíamos dejar en paz a la criatura. Un poco de karma no venía mal, siendo que a este cara de borrego a medio morir le gustaba picar a la gente y ponerse la cara de ángel.

    Su amiga se subió al tren que el otro idiota había descarrilado con una frase y el numerito me hizo soltar una risa por la nariz, a Ishikawa no le quedó más que resignarse. El comentario de Morgan me amplió la sonrisa sutil que me había quedado en el rostro con clara diversión, ni siquiera disimulé que estaba de lo más entretenido a costa del pobre mocoso.

    Sorry not sorry~

    —Definitivamente se te pasó la oportunidad de elegir libertad, Ishi —secundé las palabras de la morena y volví a reír al escucharlo decir que lo decepcionaba—. A mí no me mires, yo no fui el que nos mandó a sujetarte de la manita. Mi nido de pájaros no debería sufrir las consecuencias, ¿sabes?

    De la manera que fuese, despegué el cuerpo de la línea de casilleros, estiré el brazo hacia el chiquillo y lo enredé con el suyo. El movimiento a pesar de venir de mí fue particularmente delicado por alguna razón, aunque sí di un paso al frente por la pura gracia, con intenciones de llevarlo junto a Morgan.

    —No puede ser tan malo además, es como si tuvieras una escolta, ¿qué tal? Siempre es mejor prevenir que curar o eso dicen.


    ngl this is quite funny JAJAJA te los puedes arrastrar a donde creas conveniente según tu tiempo o como gustes bby uwu
     
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  13.  
    Gigi Blanche

    Gigi Blanche Equipo administrativo Game Master

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    El fin de semana había estado... bien, sí. Normal. Matty se había quitado un examen gordo de encima, así que pudimos compartir más tiempo de calidad. Tonterías, vaya, comer juntos, ver una peli o hacer las compras entre los dos, pero eran estupideces que genuinamente me hacían feliz. Sólo el sábado salí a beber pero volví temprano. Bueno, temprano para mis parámetros.

    El clima se había mantenido bastante amable y lo agradecía, era una mañana de lo más bonita. Claro que había olvidado el proyecto de este mes y claro que bufé al notar la concentración de gente en el tablón de anuncios, comprendiendo la situación. Qué coñazo. Bueno, de vez en cuando había que jugar a ser estudiantes, ¿cierto? Con la suerte suficiente, sin embargo, me tocaría con puro empollón y podría delegarle el trabajo a ellos. Seguro todos estaríamos de acuerdo. Hice el cambio de zapatos, pues, y me acerqué a la bola de gente. No tenía estatura de basquetbolista pero aún así superaba la media japonesa, así que pude chequear los listados de tercero sin necesidad de pegarme a la pizarra. A mi izquierda, de paso, advertí la cabellera rojiza de Sasha, pero la mierda no se reinició en mi cerebro.

    Hasta que encontré mi nombre, claro.

    Solté el aire en una especie de risa, si es que llegó a serlo. Cargó incredulidad, primero, hastío también, pero no pude evitar que, en absoluta contradicción, la boca prácticamente se me hiciera agua. ¿Qué mierda era esto? ¿Una auténtica jugada del diablo? ¿El karma cayéndole encima a la imbécil? Ni puta idea pero, Dios, qué maravilla.

    Deslicé la mirada a su espalda, lo hice justo cuando se volteó, dispuesta para irse, y topó conmigo. Sus ojos de acero lucían jodidamente endurecidos y no reaccionó de ninguna forma visible a mi sonrisa. De hecho, pasó por completo de mi existencia. Lástima que yo fuera un grano en el culo.

    —Mira nada más —solté cuando me rebasó—, ¿el destino no es una cosa de lo más curiosa, Sa-chan?

    Me ignoró de pies a cabeza y apresuró el ritmo, desapareciendo por las escaleras. Yo me quedé allí, de lo más risueño, y recorrí el espacio con la vista por si, gracias a otra maravilla del universo, daba con Ali. Esto definitivamente tenía que saberlo. En mi trayecto, sin embargo, noté que Morgan reparaba en mí.

    —Qué contento te ves, Joey —destacó, acercándose al tablón, que ahora con menos gente era más visible—. Digo, para ser un lunes a las ocho de la mañana.

    —Ah, ¿qué te digo? Las buenas noticias pueden llegar en cualquier momento.

    Mantuve mi atención en ella mientras buscaba su grupo, lo encontraba y parpadeaba suavemente, regresando a mí. Se acercó, me recorrió con la vista y ladeó apenas la cabeza al detenerse en mis ojos.

    —¿Buenas para todos? ¿O sólo para ti~?

    Ah, era avispada la cabrona, ¿eh?

    Pese a vivir como si nada le interesara.
    —¿Hace diferencia? —repliqué, encogiéndome de hombros, y me incliné para dejarle un beso en la mejilla de despedida—. We should hang out again some other time, don't you think?

    Ella soltó una risa nasal bastante floja y asintió, fue un movimiento fluido que, en cierta forma, combinó con el tono de su voz.

    —Claro, ¿por qué no?

    Y sin preocuparme por si sus palabras eran honestas o puro relleno barato, me di la vuelta para irme por las escaleras.


    por supuestísimo tenía que reaccionar a los dados being evil de alguna forma

    Morgan y Joey quedan a servicio de la comunidah uwu Sasha también si alguien la quiere we, this is a free country, but i doubt it (???
     
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    Amane

    Amane Equipo administrativo Comentarista destacado bed chem stan

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    Tal y como me había prometido a mí mismo, el sábado fue el día en el que finalmente decidí a explorar la vida nocturna de la zona. No fue una cosa excesivamente loca, pues pretendía seguir siendo un hermano mayor relativamente responsable, pero al menos me permití tomar un par de copas y, quién lo iba a decir, conseguí hasta un par de números de teléfono. Quizás hiciese uso de ellos, quizás no, pero al menos tenía que admitir que era bastante satisfactorio saber qué no perdía mis encantos a pesar de no manejarme tan bien con el idioma.

    Kashya se había quedado leyendo hasta tarde, así que me la encontré hundida en uno de sus libros cuando llegué a casa; posiblemente ella nunca me lo diría y yo nunca se lo preguntaría, pero sabía que había estado esperando por mí, y esa era una muestra de cariño más que suficiente entre nosotros.

    El lunes llegó más pronto de lo que me hubiese gustado, pero de nada servía lamentarse demasiado por ello, así que decidí tomármelo con el mejor humor posible. Había bastante movimiento en la zona donde se colgaban los anuncios, y por supuesto eso logró despertar mi curiosidad al respecto. Tardé un poco en acercarme a descubrir de qué iba el asunto, porque la rubia despampanante del otro día pasó por mi lado y me fue imposible no distraerme al recorrerla con la vista.

    De ella sí que no me importaría conseguir el número de teléfono, la verdad.

    —Ken, ven.

    Fue la voz de Kashya la que logró sacarme de mi ensimismamiento, provocando que la mirase con aire distraído un par de segundos antes de reaccionar de manera decente, asintiendo con la cabeza y siguiéndola hacia el interior del pasillo. La chica se distrajo con el tablón de anuncios también, sin darme mucha opción a preguntarle por qué todo aquella emoción con un par de papeles, pero la suerte parecía querer sonreírme aquella mañana.

    —Morgan~ —saludé al reconocerla, con una sonrisa liviana, inclinándome a un lado de su rostro para llamar su atención—. Cuanto tiempo~

    No me di cuenta de ello, pero Kashya únicamente despegó la vista del tablero cuando me escuchó mencionar aquel nombre. Desgraciadamente, volvió a prestarle su completa atención apenas un segundo después, y me pasó completamente desapercibido.

    >>¿Acaso han hecho un sorteo y han puesto al ganador en el tablón? —le pregunté a la morena, con aire risueño.

    —Son los grupos del proyecto de este mes.

    —¿Uhm? Qué aburrido~ —acabé por comentar al aire, tras la intervención fugaz de Kashya.

    THIS IS MY CUE AAAAA

    seguramente luego haga un postaco con ali (qué chorpecha, i know) cuz quiero ponerle cosillas del finde, but la dejo por ahí disponible si alguien quiere antes (está de bueno humor (?)
     
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  15.  
    Gigi Blanche

    Gigi Blanche Equipo administrativo Game Master

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    Había seguido a Joey con la mirada brevemente en lo que se marchaba, sin intenciones particulares de subir pero tampoco de quedarme. No había mucho que me motivara hacia objetivos particulares y la escuela, en especial, no me significaba mucho, así que a veces me faltaba ese pinchazo de responsabilidad cuando no venía con Ko. Es decir, subir iba a subir, pero tampoco me moría por hacerlo.

    De todas formas, el tiempo muerto no me duró mucho. Primero identifiqué fugazmente el perfil de Kashya, que me rebasó sin verme y se fue derecho al tablón. La tontería dibujó una media sonrisa, muy ligera, en mi rostro, y estaba planeando aguardar por ella cuando una tercera presencia me distrajo. Kenneth apareció en mi campo de visión bastante de repente y, pese a eso, no me sobresalté ni un poquito. No porque lo hubiera sentido con antelación ni nada similar, sino porque...

    Bueno, eso del miedo no sabía cómo funcionaba.

    Parpadeé, deslizando la mirada a sus facciones, y lo hice con una tranquilidad tal que cualquiera podría haber creído que el tiempo, en mi mundo, transcurría más lento. A veces yo también lo pensaba. Su voz sonaba ligeramente jocosa, liviana como la recordaba, y la media sonrisa se ensanchó con suavidad.

    —¿Tanto? —repliqué, e intenté hacer memoria. Ese día había guardado el dibujo en un libro que ya iba acabando, ¿verdad?—. Ah. No me digas, ¿una semana es mucho tiempo para ti~?

    Realmente no creía que el muchacho hubiera estado pendiente de mí en absoluto. Contrario a las apariencias, no era ninguna narcisista; o al menos, no de manual. Eso no significaba que fuera a obviar las chances de molestarlo, claro.

    Cuando redirigió su atención a la muchedumbre estuve a punto de resolver su duda cuando Kashya se me adelantó. No pensé ni por un segundo que se hubiera tratado de una coincidencia, alterné mi mirada entre ambos y, puede que por primera vez, mi expresión reflejó genuina sorpresa.

    No shit —murmuré, fue apenas audible y una cuota de incredulidad, diversión también, se reflejó en mi voz al dirigirme a Kenneth—. ¿Eres el hermano de Kashya?

    Santo cielo, si sería pequeño el mundo.


    holis u///u
     
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  16.  
    Amane

    Amane Equipo administrativo Comentarista destacado bed chem stan

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    Morgan no se sorprendió ante mi repentina aparición, lo que no me sorprendió del todo pero aun así digamos que logró decepcionarme un poquito. Nada especialmente grave, de todos modos, y ni siquiera dejé que aquello se notase en mi expresión, que había mantenido la liviandad en todo momento. Me di cuenta del repaso que le dio a mis facciones al erguirme, siendo que se había tomado su tiempo para hacerlo, pero me lo tomé con completa naturalidad y no me inmuté demasiado por ello.

    Lo que sí logró hacerme reaccionar fue la respuesta que me dio al saludo, sacándome una risa liviana que aun así cargó bastante diversión, y me encogí de hombros segundos después, impostándome cierto aire indiferente que claramente no pretendía engañar a nadie.

    —¿Una semana, dices? Uhm... es un tiempo intermedio. A veces tardan más en buscarme, a menudo tardan menos... —comenté, risueño, y la repasé con la mirada sin ninguna intención clara antes de redirigir la atención hacia lo que nos había traído ahí inicialmente.

    No había esperado que fuese Kashya la que me respondiese a la pregunta que solté, pero sabía mejor que nadie lo espontáneas que podían llegar a ser sus intervenciones, así que tampoco podía decir que me hubiese sorprendido demasiado escuchar su voz. Después de seguramente haber repasado toda la información que había colgada en el tablón de anuncios, Kashya se unió a nosotros, y en ese mismo instante recibí de lleno la expresión de sorpresa de Morgan. Me daba la sensación de que no era algo que dejase ver a menudo y, por algún motivo, me regodeé un poco en la idea.

    >>Indeed. I'm her big bro~ —contesté, con un ligero tono de broma, y le revolví el pelo a Kashya en el proceso un poco porque sí—. ¿Vosotros os conocéis también?

    Kashya asintió con la cabeza, levantando apenas la vista para compartir mi mirada, y no mucho después ambos nos giramos a la par para volver a centrarnos en la morena.

    —Morgan está en el club de lectura y es mi döppelganger —me explicó ella, con su impasibilidad usual.

    Alcé ligeramente las cejas, claramente divertido por la aclaración final de la enana, pero preferí no comentar nada al respecto y centrarme en el aspecto que podía dar paso a una conversación más... normal. No tenía nada en contra de las creencias de Kashya, ni mucho menos, y algo me decía que a la morena tampoco tendría que importarle mucho, pero por el momento lo preferí así.

    —¿Estás en el club de lectura? Qué sorpresa~

    De por sí era bastante curiosa aquella coincidencia~

    Alisha 2.png

    El almuerzo con Joey había acabado siendo de lo más productivo, en más de un aspecto: más o menos habíamos definido un par de maneras divertidas de joder a Sasha y habíamos compartido nuestros almuerzos... de la manera que tanto nos gustaba hacerlo, resumiendo. Nunca pensé que podría estar tan contenta tras haberme abierto sentimentalmente con alguien, pero estaba convencida que nunca me había sentido tan en una nube como cuando subimos al aula después de comer.

    Así y todo, lo cierto era que no podía imaginarme que gran parte de la motivación del chico para querer joder a Sasha era... por mí. Podía quererlo como lo quería, estar convencida de que el sentimiento era mutuo, y aun así no llegar a pensar que llegaría a... ¿buscar alguna clase de venganza en mi nombre? No sabría si definirlo exactamente así, pero fuese lo que fuese, me costaba asumirlo como cierto.

    Podía ser una manera un poco fucked up de demostrar cariño, pero posiblemente era más de lo que cualquier otra persona había hecho nunca por mí.

    Sea como fuere, las clases de la tarde pasaron con un poco más de liviandad que los últimos días, y el fin de semana se presentó en toda su gloria ante mí. O eso me hubiese gustado pensar, claro, porque lo cierto era que había recibido un mensaje de la abuela diciéndome que volvería pronto a casa y recordándome que no había cumplido con la lista de tareas que me había dejado antes de irse. No me quedó más remedio que despedirme de un posible fin de semana con Joey y encerrarme en casa a limpiar como una desgraciada; de todas maneras, el chico se había ganado un par de días a solas con su hermano y de diversión con otras tipas.

    No me llegarían ni a la suela de los zapatos, pero hey, ese era su problema~

    Acabé tan agotada de todo lo que tenía que hacer que ni siquiera me quedaron fuerzas para salir de noche, y el lunes me desperté relativamente fresca; al menos no tenía resaca, quería decir. ¡Pero estaba de buen humor! Y ni siquiera saber que habían puesto los grupos del proyecto de aquel mes sirvió para bajarme el ánimo, claramente visible al entrar en la academia y adentrarme en la línea de casilleros de tercero para hacer el cambio de zapatos.

    Es decir, probablemente ni me pasaría para ayudar con el bendito proyecto, so whatever~
     
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  17.  
    Gigi Blanche

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    Kenneth era un muchacho que no dejaba entrever muchas emociones, y eso en cierta forma me gustaba. ¿Sería el mismo concepto por el cual disfrutaba pasar tiempo con Ko? Ni idea; en definitiva, me costaba un poco lidiar con gente intensa. Y si agregaba a Kashya a la ecuación, los resultados se hacían aún más claros. Luego estaba Hanabi, por supuesto, para desbaratarme los cálculos como siempre. Pero esa era otra historia.

    Mi respuesta le causó gracia, cosa que no me generó nada demasiado específico, y aguardé por su respuesta. Pestañeé con calma. Vaya, vaya, había que ver nada más al galán. ¿Tan seguro estaba de sus encantos? ¿Y tan débiles consideraba a las mujeres? Si no me recordaría, de repente, al otro imbécil que acababa de irse.

    —Veo que estás malacostumbrado —comenté, con aire liviano, y junté mis manos a la espalda—, pero no precisamente malcriado.

    Porque ¿quién acababa de buscar a quién~?

    La sorpresa en verdad no la calculé ni predije, tampoco me molestó expresarla, aunque tuve la sensación de que, por alguna razón, eso a Kenneth le había generado alguna clase de satisfacción. Oh, bueno, suponía que podía dejársela pasar. Deslicé la mirada a Kashya para sonreírle, fue una suerte de saludo mientras el chico confirmaba mis sospechas. Los comparé un poco en mi mente; se parecían, sí, aunque ni de puta casualidad se me habría ocurrido relacionarlos. Qué cosa, ¿no? Claramente, Kenneth nunca me había dado su apellido.

    La explicación de Kashya no me resultó extraña, después de todo ya había pasado bastante tiempo con ella. Mantuve mi atención sobre sus ojos, luego viré a Kenneth en cuanto habló y asentí, sedosa.

    —Sí, ¿no te lo había dicho? —repliqué, fue bastante porque sí aunque en verdad no lo recordara—. Llevo más o menos un mes ahí, con Kashya nos conocemos desde entonces; aunque también hemos hecho otras cosas, ¿cierto, lass~?

    Sabía que le había impreso un tinte particular a aquello último, uno que Kashya no identificaría pero que Kenneth, con suerte, analizaría más de lo necesario. Por la pura gracia, vaya. Quizá el dibujo no había sido suficiente y lo siguiera poniendo a prueba.

    Si me valía la pena.

    Regresé la mirada de inmediato al chico, divertida, aunque conservando siempre la eterna suavidad.

    —Gracias por el dibujo, por cierto, me gustó mucho~ Fue la primera vez que recibí algo del estilo, así que puedes quedarte ese honor.
     
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    quem

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    Nueva jornada y para decir verdad hoy mi día no fue como el de ayer, debería de estar feliz por eso ¿no?, siempre había algo distinto con mi familia, y fue un milagro de que hoy todo amaneciera tranquilo, un gran milagro.

    El fin de semana se me fue muy rápido, cosa que solo me di cuenta cuando ya era lunes, talvez se me hizo muy corto porque me la pase encerrada practicando piano, y haciendo una que otra cosa de las empresas de mi padre, aunque no era hija única claro estaba, pero parecía como que si lo fuera, porqué todo se me venia encima a mi. Hoy había decidido venir con el cabello recogido, el día estaba normal, no estaba haciendo ni frio, ni calor, así que aprovecharía para recogérmelo hoy.

    Me direccione hacia mi casillero, cosa que no logre hacer porque termine chocándome con alguien, ¿Quién era? ni idea.

    —Perdón, no me fije por donde iba~.

    —Pues para la próxima hazlo—su voz sonó fría, y distante, solo me quedo alzar una ceja incrédula, pero también sorprendida cuando alce mi mirada y reconocí a la persona.

    —¿Adara?—interrogue, la susodicha alzo su mirada y se fijo en la mía, pero lo que hubo en su rostro fue sorpresa.

    Rei un poco, cuanto tiempo había pasado desde la ultima vez que había visto a Adara, mucho porque ahora no la reconocía se había cortado el pelo, su rostro estaba diferente, ¿Por qué lo decía? pues su mirada estaba mucho mas fría que la que acostumbraba tener, era como ese viaje a Grecia, le hubieran pasados tantas cosas, que su mirada refleja todas esas cosas. Baje mi mirada a su cuello y note el collar que siempre se ponía, uno que no se sacaba por nada del mundo, además también era un recuerdo que tenia de su abuela.

    —¿Roja?—sonreí ante el apodo, uno que no escuchaba desde la ultima llamada.

    —La misma—la mire para repasarla brevemente, pero ahora que lo pensaba ella no me aviso cuando había llegado—. Puedo saber ¿cuándo llegaste?, y ¿porqué no me dijiste nada?.

    Me miro con reproche, y rodo los ojos.

    —Déjame tu drama, no eres la regina del dramma así que no lo hagas, no te luce—inquirió sin responderme, solo me quedo verla sorprendida me había llamado ¿dramática?

    Negue para sonreír y no murmurar nada mas, ya la conocía y sabia muy bien como era, así que solo camine hasta mi casillero cogí algunas cosas que ocuparía, y guarde las que se quedarían allí esta que me diera la gana de sacarlas, recordé su buena pronunciación del italiano, como no lo iba hacer si vivió en Italia por dos años. Cerré mi casillero para volver hacia ella pero note que estaba recostada en unas de las paredes mas cercana donde estaba el tablón de anuncio, había pocas personas y seguro todos estaban viendo lo mismo, solo me quedo acercarme hasta el y leer lo que decía, así que se trataba de un proyecto.

    Repase y repase el tablón hasta que encontré mi nombre, sonreí un poco al mirar el nombre de Kohaku y solo alce una ceja al mirar el nombre de Aaron, no tenia nada contra el, pero si íbamos a trabajar juntos espero que todo lo que paso en el tour quede en el olvidado, además para mi no fue algo tan grave, ahora mis ojos se fijaron en el tercer nombre, ¿quien demonios era Arata?, ni la menor idea.

    —¿Los conoces?—la mire, y note que su vista estaba fija en un lugar del tablón.

    —Algo así, pero no se quien es Arata—mire en su dirección, y volví mi atención en el tablón—. Y tu sabes ¿quien Alisha? o
    ¿las otras dos?

    —No, y tampoco quisiera saberlo, pero lo sabré cuando las conozca, después de todo tengo que hacerlo—se despejo de la pared para acercarse a mi—. Sabes que odio todo numero que no tenga que ver con nueve o diez.

    Sonreí para mirar los temas, los de tercero eran un poco fáciles, tanto como los de primero igual que los segundo también lo eran, y mucho mas lo decía por que se trataba del arte, y para reconocerlo Adara sabia mas del arte que yo, para mi era algo fácil ya que sabia algunas cosas, pero me gustaba muchísimo mas todo lo que tuviera que ver con música.


    —Nos toco un tema algo fácil—murmure

    —Ya me di cuenta—inquirió sin mayor importancia, solo se alejo y camino en dirección del pasillo—Me voy, nos veremos por hay roja.

    Asentí sin despejar mi mirada del tablón, que reencuentro mas extraño y corto, pero lo que si sabia era que este proyecto seria algo interesante, y como Adara lo dijo a mi tampoco me gustaba las notas bajas, así que daría lo mejor de mi.

    No se de donde me salió tanta palabrería. <3.
    Pero por aquí dejo a esta niña, por si quieren usarla uwu.

    *Desaparece*
     
    Última edición: 2 Julio 2022
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    Amane

    Amane Equipo administrativo Comentarista destacado bed chem stan

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    Sabía que el comentario que solté podía hacer que calificase como todo un douchebag, incluso si lo dije con toda la intención de que fuse un broma, pero si tenía que ser sincero, Morgan seguía causándome bastante curiosidad y mi principal motivación para soltarlo había sido ver la reacción que quizás podía sacarle. Su respuesta no se salió de lo mínimo que podía predecirle, y supuse que podía darme por satisfecho con ello, así que acabé pro simplemente encogerme de hombros y ensanchar un poco más la sonrisa liviana.

    También era plenamente consciente de que había sido yo el que la había acabado buscando y no al revés, pero en absoluto me importaría incluso admitirlo en voz alta si ella o alguien más lo mencionaba. No era una persona especialmente orgullosa, y mucho menos cuando había una chica bonita en la ecuación~

    Luego vino la revelación del día con la aparición de Kashya, quien le devolvió el saludo con un rápido gesto de mano, y simplemente negué un par de veces con la cabeza cuando Morgan me cuestionó si no había recibido ya esa información por su parte, porque siendo aquel el único club que mi hermana frecuentaba definitivamente sería un detalle que no obviaría en lo más mínimo, y no pude evitar alzar una ceja inquisitiva hacia la muchacha cuando mencionó que habían hecho más cosas juntas. Claro que no me pasó desapercibido el tono que había utilizado para añadir aquel detalle, y si no me tensé demasiado con el asunto fue porque tampoco pretendía ser ningún friki del control sobre Kashya, que ya tenía una edad para saber lo que hacía... por mucho que no pudiese evitar preocuparme por ella.

    —¿Ah, sí? —murmuré al final, suavizando un poco mi expresión, y volví a girar el rostro para dar con el asentimiento de cabeza de la pequeña.

    —Sí. Estuvimos juntas durante la mascarada, también —explicó, previsiblemente indiferente a toda posible implicación por parte de Morgan, y levantó la mirada hasta dar con la mía—. Y a veces hemos almorzado juntas.

    Conociendo la personalidad de Kashya, no podía decir que me había quedado completamente tranquilo con su respuesta, pero de alguna manera sabía que incluso ella sería capaz de darse cuenta si en algún momento las intenciones de la morena fuesen de alguna manera maliciosas, así que simplemente asentí con la cabeza sin perder la suavidad de mi sonrisa. Eso no quitaba, claro, que posiblemente le intentase sacar más información al respecto a Morgan cuando estuviésemos a solas de nuevo.

    ¿Asumiendo que eso volvería a pasar? Por supuesto~

    Sea como fuere, la muchacha volvió a hablar para redireccionar la conversación hacia otro punto que también me interesaba, y le dediqué de nuevo toda mi atención al escucharla. Hubo genuina alegría en el tinte de mi sonrisa, porque era bonito saber que de verdad le había gustado el detalle.

    —No fue nada. Me alegra escuchar que te gustó, y que me llevo ese privilegio, claro~ —contesté, y en ese mismo instante mi rostro se iluminó ligeramente al recordar el receso del viernes—. Ah, encontré la sala de arte el otro día, y me gustó bastante lo que vi. Estaba pensando en unirme, ¿qué te parece? Ya que tú eres una veterana en la institución en comparación a mí~

    Iba a añadir que la invitaba a subir con ellos, pero ya no sé donde meterlo, pero si quieres ir arrastrándolos, go ahead uwu
     
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    Zireael

    Zireael Equipo administrativo Comentarista empedernido seventeen k. gakkouer

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    El viernes había seguido corriendo sin más, por mucho que hubiese dos diablos bastante evidentes en plena persecución (no mía, pero persecución al fin y al cabo), no molesté a Dunn con la mierda el resto del día y solo sábado en la madrugada le expliqué más o menos qué era lo que pensaba que estaba pasando. Se me escapaban el resto de detalles, la suerte de estallido de Sasha en la clase y el hecho de que el inglés estaba buscando, bueno, cobrar vida por vida a su manera. No era un panorama especialmente nítido, pero era mejor que nada.

    No pretendía poner al otro a cazar brujas, si acaso esperaba que le dijera a Sasha por qué los otros imbéciles estaban tan pesados y de paso que eso me permitiera, como mínimo, poner distancia. En mi cabeza tenía sentido, si cortaba los hilos debía implicar menos cosas, pero eso no lo dije en ningún momento y solo después pensé que de haberlo dicho seguro Cayden me hubiese soltado un discurso de que eso no servía de nada.

    ¿Y qué hacía entonces? ¿Me aparecía para decirle que la había cagado y ese desliz la había colocado en la mira de las bestias?

    Que la idea se aparejara a la muerte no me estaba ayudando, me bloqueaba el poco oxígeno que me alcanzaba la única neurona en funcionamiento. Yo no había sido bueno con el concepto de overthinking, lo detenía siquiera antes de que el bucle se iniciara, pero allí estaba y sin duda estaba perdiendo la paciencia conmigo mismo.

    No tenía que haberle hecho ese negocio de mierda, en eso se reducía todo.

    Al llegar hice lo que correspondía en el casillero y reparé en la gente que estaba reunida alrededor del tablón de anuncios, me acerqué un poco porque sí para darme cuenta que eran los grupos del segundo proyecto y solté un suspiro. Me detuve a buscar mi nombre, noté el de Sonnen a la pasada, el de Allen, la conejita, Alisha y más adelante el de Kohaku, junto al mío, el de Yume y el de la nueva.

    Vaya grupito, joder.

    Escuché mi nombre al vuelo, salió de los labios de la nueva, la chiquilla esta de nombre italiano que Yume había pretendido dejarnos en la piscina como un paquete sin saber leer el ambiente. Estaba conversando con otra chica, así que la dejé terminar el intercambio y cuando la otra desapareció en dirección al pasillo me acerqué, pues porque tenía un talento para tocar los huevos y se sabía.

    —Ese vendría a ser yo —dije al aire, con la vista puesta en el grupo correspondiente del tablón—. Arata. Tú eres el paquete que nos quisieron dejar la otra tarde, la nueva. ¿Bianchi era?

    Para este punto de la vida no había resentimiento ni nada parecido dirigido a ella, posiblemente tampoco hacia Yume, pero eso no significaba que fuese a dejar el asunto quieto.

    holis, aproveché que vi el nombre del pendejo en el post (?

    Shiori3.png

    La respuesta de Hal había sido de esperarse, si éramos honestos, y como no pretendía hostigarlo más lo dejé irse aunque me di por satisfecha con eso. Guardé mis cosas, me eché los pocos minutos de receso que quedaban en el club de cocina y salí poco después, cerrando la puerta tras de mí. No había mayor cosa que resaltar de ese día.

    El fin de semana me lo eché repasando mis apuntes, porque sabía que pronto arrojarían el siguiente proyecto, y en eso consumí el tiempo lo suficiente para que dos días se me pasaran en un parpadeo. El lunes Ootori pasó por mí como siempre, me dejó en el portón principal y siguió su camino sin más, sin conversaciones incómodas de por medio.

    Al entrar a la academia me cambié los zapatos y todo el tema antes caminar hacia el tablón de anuncios para revisar los grupos. Allí estaba Arata entre los pocos que nos habíamos reunido, acababa de aproximarse a una muchacha así que no lo saludé y me puse a buscar mi nombre, hasta que di con él y leí también el de mis compañeros. Esta vez no me había tocado con Hiradaira y por mucho que no tuviese nada real, lógico, en su contra, pues me parecía más sano para el mundo en general.

    Por pura manía, deslicé los ojos a los grupos de tercero donde detecté los que conocía, desde el de Al hasta el de Zold y justo en el instante en que llegué al último, una maldición pesada me alcanzó desde la derecha, por el extremo más alejado de Arata.

    Are you shitting me? I'm fucking doomed —soltó y cuando reconocí que era Cayden, cosa que me costó, me di cuenta que era porque nunca le había oído semejante mala hostia encima—. Que el diablo me parta la columna. En qué puta cabeza entra hacer esta mierda de grupos.

    Traía una lata de café en la mano, estaba media vacía o eso esperé porque la presionó lo suficiente para que el sonido me alcanzara. Giré apenas el rostro, en ese momento cayó en que estaba cagándose hasta en sus muertos en el inglés más pesado de su existencia y el japonés más impropio que le hubiese oído nadie nunca, reseteó los sistemas para callarse o lo intentó. Esquivó mis ojos y yo regresé para terminar de leer, de forma que entendí el estallido.

    Había usado la misma palabra que Al cuando me despedacé la mano y lo llamaron, ¿no? Doomed. Era británica, Altan la tenía en el cerebro de gratis.

    —¿Te acompaño arriba? No te ves muy bi-

    —Déjame —atajó, brusco—. Solo déjame.

    La negativa, o lo que percibí como tal, me atoró las palabras en la boca y cuando reconecté con mi propio cerebro noté que se desaparecía en el pasillo hacia vete a saber dónde.


    Shiori queda ahí de gratis, solo quería mi relleno (? y Cayden pues igual si algún samaritano lo quiere
     
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