Mi expresión inicial había dejado bastante claro que la pregunta de la chica me había pillado en frío, pero si tenía que ser completamente sincero, diría que había sido más por el hecho de que no me lo había esperado que cualquier otro motivo. Ni idea, siempre había ido completamente a mi rollo, sin importarme en absoluto lo que los demás pensasen o creyesen que era correcto o no, así que si se daba la casualidad de que tenía una flor que me gustase especialmente, no iba a tener ningún problema en admitirlo abiertamente. No pensé nada de eso en demasía, tampoco, porque había sido ella la que había sacado el tema a colación y no creía que lo hubiese hecho más allá de por una genuina curiosidad. Para afirmar aun más mi teoría, la muchacha me soltó un fun fact de las campanillas en cuestión que logró sacarme una risa ligera, claramente divertida. Vale que me acababa de decir que a su amiga le gustaban las plantas, pero no había esperado que ella fuese alguna clase de experta por ello tampoco. —Pues no, no tenía ni idea, pero siempre aprecio aprender algo nuevo~ —contesté, con un genuino tono de agradecimiento y aprobación por la información recibida—. Aunque no sé si me sentiría cómodo apretando uno de esos pétalos para comprobar la teoría, la verdad —añadí, algo más divertido. Me contestó a la pregunta que le había devuelto mientras ingresábamos al invernadero, aprovechando que ella había aminorado el paso para hacer lo mismo y disfrutar de las diferentes flores que decoraban el pasillo. Tenía que admitirlo: Emily había tenido razón en decirme que el invernadero del Sakura era uno de los lugares más bonitos de la academia. Me preguntaba si estaría ahí, ya de paso, o si conocería también al amigo de Morgan por pasar tiempo ahí dentro como él. Aquellas eran preguntas que, al parecer, iban a quedarse sin respuestas, pues al adentrarnos más en el lugar, no fue especialmente difícil darse cuenta de que íbamos a ser las únicas personas ahí. Una verdadera pena, haber fallado en la misión de encontrar a su famoso amigo, pero suponía que tampoco podía quejarme de estar en un sitio tan bonita con una compañía tan agradable, ¿verdad? Claro que no~ Le dediqué una sonrisa suave a Morgan en cuanto recibí su mirada, encogiéndome de hombros con una expresión de decepción impostada, y seguí la marcha hacia delante a paso lento, sobrepasando su posición y aprovechando el movimiento para hablarle en voz algo más baja gracias a la cercanía. >>¿Sabes? Me recuerdas a esos tulipanes tardíos que acaban adoptando un color oscuro, casi negro —tomé una pausa después de decir aquello, mirándola de reojo y suavizando aun más la sonrisa de ser posible—. Podrías considerar hacerla tu flor favorita, queen of the night~ Le aguanté la mirada un segundo de nada antes de retomar la marcha, dando la vuelta a la mesa mientras observaba el paisaje a mi alrededor, parándome finalmente en la silla contraria a la que ella había escogido y girándome lo suficiente para mirarla desde esa posición, con una expresión risueña que disimulaba perfectamente la sedosidad que podía haber dejado ver antes. >>Es un sitio muy bonito, gracias por traerme a verlo por fin~ ¿Te molestaría seguir haciéndome compañía lo que resta de receso, Morgan? Quizás no sea el acompañante que querías, pero al menos te puedes deleitar con estas bonitas vistas a cambio... ¿qué me dices? Me refería al invernadero con mis palabras... obviamente~
—¿Por qué no? —respondí casi al instante, serena, apenas él dudó de querer comprobar la teoría de los pétalos transparentes. Alcé una mano frente a mí y junté la yema del corazón y el pulgar, como imaginando la sensación, indiferente. Luego sonreí, divertida—. No me digas que nunca has apretado cosas peores~ El brazo regresó a su posición original con movimientos fluidos y seguí como si nada, pese a lo que acababa de soltar. El invernadero era un lugar curioso, puede que incluso más pacífico que la biblioteca. La gente no lo frecuentaba, al menos no en grandes cantidades, vete a saber si por su falta de comodidades o porque el club de jardinería lo tenía bastante secuestrado. Ko me había comentado algo el respecto, sobre las reglas estrictas, las pocas ocasiones en las que permanecía abierto porque sí y cuán recelosos eran algunos de esas plantas. Entendía el punto, suponía, aunque no lo compartiera. Kenneth me rebasó, lo hizo con movimientos tranquilos y no volteé para seguir su recorrido más allá de lo que me permitía mi posición; simplemente me quedé allí, oyendo sus pisadas, el tono de voz bajo. Había bastante silencio en el invernadero, ¿verdad? Creaba una especie de ilusión en medio de la Academia, en medio de la metrópolis. Que le recordaba a cierto tulipán, decía. La tontería dibujó una sonrisa en mis labios y me tomé un momento para girar el rostro. Lo miré de soslayo, sin molestarme en disimular la curiosidad y el atisbo de satisfacción que sentía, como si pretendiera animarlo silenciosamente a que siguiera hablando. El apodo fue inesperado, alcé las cejas y solté una risa nasal de nada. Apenas algo de aire. Sus ojos eran de un tono pálido, combinaban con las hortensias cristalinas a sus espaldas, y se movió. La ilusión parpadeó y parte del murmullo lejano regresó a mis oídos. Enderecé el cuello hacia adelante. —No estoy segura de ubicarlos —murmuré al aire, perfilando la textura del hierro a mis espaldas apenas con la yema de los dedos—. ¿No recuerdas su nombre? Me volteé hacia él en cuanto ya no escuché pasos, lo encontré frente a la silla contraria y sonreí, asintiendo con cierta ¿solemnidad? Ni idea, de repente era toda una señorita. Su comentario, claro, no me pasó desapercibido, aunque preferí regodearme con ello en silencio. —Me parece bien —accedí, sedosa, y rodeé la silla para sentarme encima de la mesa, cruzando las piernas. ¿No que acababa de decir que era una señorita? Oh, bueno—. Y gracias a ti por ayudarme a buscar al niño. No hubieron resultados, pero al menos puedo ofrecerte esto de recompensa~ Seguíamos hablando del invernadero, claro.
Alcé una ceja, claramente curioso, al escuchar la pregunta que la chica me lanzó inmediatamente después de mi broma, y le dirigí una mirada de reojo mientras levantaba la mano para hacer el gesto de estar apretando algo. Al principio le correspondí a la sonrisa divertida con una idéntica, pero no pude controlar la carcajada que se me escapó con su comentario final. —Peores no sé, pero he apretado cosas mejores, eso desde luego~ —contesté, con aire liviano. La seguí hacia el interior del invernadero con la misma actitud de cierta indiferencia que ella, como si ninguno fuésemos plenamente consciente de las implicaciones de aquella conversación y, según nosotros, estuviésemos siguiendo un tema realmente inocente. Suponía que el ambiente casi idílico del lugar no colaboraba mucho, pues la fantasía de estar solos en un lugar apartado y donde seguramente nadie nos iría a interrumpir alentaba a ser un poco más atrevido de lo general. La tontería que se me ocurrió de repente, esa de compararla con una flor de la nada, le había gustado, y no fue especialmente difícil darse cuenta de ello. Me miró de reojo, igual que lo había hecho yo, y para cuando volví a recibir su mirada al girarse, yo ya tenía la expresión liviana nuevamente plasmada en el rostro. Había conocido a aquella chica de pura casualidad y, si bien tenía mi manía de analizar a la gente y podía hacerme una idea de su personalidad, no dejaba de ser una desconocida a la que estaba tanteando. Pero, claro, eso no quitaba que estuviese disfrutando de lo que estaba descubriendo~ >>Uhm... no caigo ahora, pero puedo buscarlo en mi casa y mañana te digo —propuse, con una sonrisa ligera, y me encogí de hombros, risueño—. O cualquier otro día, claro. La vi después asentir con cierto aire solemne, lo que me hizo bastante gracia aunque no dejé ver ninguna reacción al respecto, y luego se subió en la mesa, cruzándose piernas y haciendo que, como buen chico débil que era, siguiese el movimiento de las mismas con la mirada, antes de deslizar la vista por su figura hasta llegar de nuevo a sus ojos. >>No es nada. He podido conocerte gracias a ello, así que ha sido un golpe de suerte, en realidad~ Y, claro, no me puedo quejar por tan linda recompensa~ Finalmente, me dejé caer sobre la silla, acompañando el movimiento con una risa ligera, y me eché hacia atrás sobre el respaldo, sin apartar la mirada de ella en ningún momento. Dobles sentidos y frases con dudosa finalidad aparte, al menos esperaba poder conocerla un poquito más en estos minutos que teníamos por delante, ya que me había dado la oportunidad. >>Y dime, ¿llevas mucho tiempo aquí? Yo he llegado hace una semanas, pero seguro te has dado cuenta por mi nefasto japonés.
Su risa fue bastante fresca, en cierta forma, digamos que rebotó entre las paredes y regresó a mis oídos con una vibración placentera. La gracia de todo el asunto estaba en su cualidad implícita, por supuesto, de modo que simplemente me lo quedé mirando un par de segundos extra tras su respuesta. ¿Que había apretado cosas mejores? Eh, what a lucky guy~ Había que ver nada más, la joyita que me había caído del cielo. Me estaba divirtiendo un huevo y medio, eso no se lo iba a negar a nadie. Pocas cosas me incentivaban tanto como encontrar a otro imbécil capaz de seguirme el juego y hacerlo con las mismas reglas; no que exigiera la inteligencia de un genio, pero sí algún nivel de astucia, también de picardía, y esos requisitos por aquí los cumplíamos, ¿a que sí? Por otro lado, ¿podíamos echarle la culpa al lugar? Podíamos, claro. Eso sólo lo volvía más entretenido, ¿cierto? Había quedado en buscar el nombre del tulipán, a lo que simplemente asentí. No le costó nada mudar de expresión, de piel entera, y la tontería hizo poco menos que encantarme. Sin necesidad de ser ningún salido, ¿o no que daba las vibes de no ser tan inocente como parecía? O como le gustaba parecer, sería más correcto. La idea ya se me había ocurrido, pero entre tanta tontería adquirió fuerza y me hizo preguntarme, ya de paso, si sería mutuo. Eh, ¿me andaban observando de más? Al menos las piernas, claro. O eso me pareció ver~ Decidí tomarme su respuesta como un halago, y a mí los halagos me encantaban; tampoco tuve problema de reflejarlo en mi expresión. La sonrisa sedosa se extendió por mi rostro y acompañé el movimiento hacia la mesa ladeando ligeramente la cabeza, con lo cual mi propio cabello me hizo cosquillas en la mejilla. Luego lo oí dejándose caer en una silla y volteé a verlo casi de reojo. Estiré los brazos a mi espalda, utilizándolos de soporte, y comencé a balancear la pierna que estaba encima de la otra en un gesto distraído. Podría haberme quejado de que, aparentemente, íbamos a cambiar a una conversación decente, pero ya me había calentado tanto la oreja que andaba de lo más contenta. —No, de hecho ingresé este año, con mi amigo desaparecido, aunque ya llevaba un par de años en Japón. De ahí mi japonés perfecto~ —bromeé en tono suave, con intenciones casi fingidas de molestarlo—. ¿Qué hay sobre ti? ¿Por qué viniste de Cardiff? ¿Pregunta indiscreta? Quizá, vaya. Como si eso me hubiera detenido alguna vez.
No me cabía duda alguna de que la chica se lo estaba pasando tan bien como yo, y si me atrevía a aventurar al respecto, diría que incluso parecía estar pasándoselo mejor. Quizás me estaba adelantando con mis suposiciones, ¿pero sería del tipo de persona que se lo pasaba bien a costa de otros? No necesariamente en un mal sentido, quería decir; podía ser alguien como... bueno, alguien como yo, de hecho, que disfrutaba de poder analizar las reacciones de los demás en determinadas situaciones. Solo que, quizás, ella prefería crear aquellas determinadas situaciones. No tenía manera de saberlo aún, de todas formas, pero iba a confiar en mi hipótesis hasta que pudiese confirmarla. Sea como fuere, lo verdaderamente importante era que parecía estar disfrutando de mi compañía, y como buen caballero que yo era, no podía haber deseado absolutamente nada más. Sus insinuaciones me habían hecho gracia y la conversación en general se había sentido liviana, así que veía una buena amistad labrándose ahí. Esperaba que ella también lo pensase, claro~ Seguí sus movimientos sobre la mesa, aunque en aquella ocasión de una manera más distraída y sin ninguna intención oculta, quedándome un par de segundos prendado del movimiento de su pies antes de escuchar su respuesta y dedicarle una sonrisa suave a modo de respuesta, claramente divertido por su intento de molestarme. —Ah, ¿así que ese era el truco? My bad~ —comenté, risueño, y después me hice el interesante un buen rato ante su pregunta, como si fuese alguna especie de cuestión de vida o muerte—. Uhm... no sé si debería contarte, aún no tenemos la suficiente confianza, Morgan~ —dije finalmente, bajando apenas la voz al final y entornando ligeramente la mirada en el proceso. Contenido oculto well, no sé si nos dará tiempo a rolear mucho más hasta el cierre del día, so just in case... once again, perdona por las respuestas tan espaciadas y haberme tardado en general aquí, but que sepas que me lo he pasado muy bien roleando a estos dos y espero que tú también aunque sea un poquito <3 a ver si se cruzan más y disfrutan de más... vistas 7u7
Asentí hasta con una cuota de jovialidad que rara vez me pertenecía ante su pregunta, siendo que él se había tomado tan, pero tan bien mi bromita inocente. Lo menos que podía hacer era regresarle el gesto, ¿cierto? Y ya me había demostrado a mí misma algunas veces que, si así lo quería, podía montarme el teatro del siglo. Claro, lo que ocurría era que por lo general acababa dándome pereza, ¿pero en cuanto a habilidades se refería? —Quién lo habría dicho, ¿verdad? Fue un comentario innecesario pero que me divirtió la idea de soltarlo precisamente así, tan inocente. Luego se tomó su tiempo para hacerse el misterioso, de hecho me recordó a mí estirando el silencio cuando me preguntó si Ko era amigo o pareja, y meramente para reconocerle el mérito acabé girando el torso en su dirección, demostrándole que tenía toda, mi entera atención. Su voz se me antojó bastante suave, se arrastró similar a una caricia y con las descripciones raras apareciendo en mi cabeza —¿gajes del oficio?— alcé las cejas, fingiendo indignación. Sin exagerar, claro. Nada de sobreactuar aquí, eso era para novatos. —¿No? —repliqué, sedosa, y solté un suspiro por la nariz que me desinfló el pecho. Bajé la vista a la mesa, medio frunciendo los labios y todo, y distraje mis dedos en el enrevesado patrón del hierro, su textura rasposa también—. Ahora me da más curiosidad~ Se me coló la sonrisa al final, renuncié a contenerla y me torció los labios. La acompañé de una risa breve, una mera vibración aguda en mi garganta, y de un momento al otro salté de la mesa. Aterricé con cierta elegancia, entrelacé las manos a mi espalda y lo observé por sobre el hombro. Siempre era así, ¿cierto? Haciendo y deshaciendo como me apeteciera. —Tendré que esforzarme, entonces. —Le dediqué una sonrisa suave, cargó cierta chispa de oscuridad y comencé a caminar sin más, en dirección a la salida—. Nos vemos, Kenneth~ Contenido oculto qué bien me viene el culo random de Morgan para cerrar situaciones de la puta nada AJSJAJSAJ Mañana estimo que tendré un día way too complicated, así que prefiero no hacerme lío y ya dejar mi último post aquí. Como te dije ya por wha, mi cielo, no tienes que disculparte por nada <3 Me la pasé super bien, llevaba un ratazo queriendo juntar a estos dos and im way too happy con cómo salió uwu Gracias por rolear conmigo estas tres semanas aaaaa i wov u lots <3<3<3 y hAY QUE SEGUIR DISFRUTANDO DE LAS VISTAS, OFC
Asintió con suavidad procesando lo que decía, no le estaban agradando aquellas terribles coincidencias, no lo veía en lo absoluto normal pero de aceptarlo en voz alta en vez de solo enterrar esa información en su cabeza, tan solo iba a convertirlo en algo real...haría todo mucho peor por ser incapaz de aceptar una versión del mundo donde esa clase de situaciones podían acabar en un buen final. Ni aceptar que el mundo pudiera estarle mostrando una versión de él algo más sana. —¿Y eso es bueno o malo? —Preguntó, principalmente por el tono en que la había escuchado, si se comparaba con ella, era algo malo porque no encontraba el sentido de darle un nombre extranjero si iba a estar en japón por el resto de su vida —, si no tienes quejas, tan siquiera dilo algo más contenta, por eso la pregunta. No sabía realmente que tan bueno era utilizar un área musical para estar solo, a fin de cuentas, ¿no sería el mismo sonido que atraería a ojos curiosos a acercarse para ver quién era el autor de la música? Incluso aunque decidieran no entrar a la habitación, sentía que era imposible no creer que habría alguien más por allí, en silencio acompañando. —¿Instrumentos? No creo, estoy muy desconectado de esas cosas...quizás...¿el violin? Es lo que más escuchaba —Recordaba que en la casa de los Yume siempre había música clásica, y el instrumento más clásico que podía identificar era ese así que, suponía que esa era su respuesta. Luego mientras avanzaban nuevamente para llegar a su siguiente destino, no hizo más que suspirar y chasquear su lengua como si realmente fuera algo irritante —. No, no lo sé... por suerte, como dije, puedes investigarlo tú. La paciencia no parecía ser algo que ella llevara de la mano, y aunque en un momento consideró simplemente saltarse el lugar y llevarla a la piscina solo por estar presionando sobre ese lugar...no iba a lidiar con más quejas. —Es este lugar de aquí...—Dijo en voz baja, recargándose en uno de los barandales —, explóralo si quieres, nunca he venido, no se que hay...además de lo obvio, a menos que tengas más apuro de llegar a cualquier otro lugar.
Contenido oculto Suspire un poco, antes de mirarlo con rareza. ─ No tengo como verlo.─ comente un poco fría sonriendo, aunque se que salió mas falsa.─ Y tampoco se si estoy contenta, ser adoptada no es algo que me alegraría el día, pero como dije no tengo queja, pues preferiría eso que estar pasando en la casa hogar, y si le ves curiosidad a mi nombre pues la historia es demasiado larga para contarla solo diré que nací en Italia y me adoptaron haya; como mis padres vivían en Roma por trabajo se vinieron para acá y si tenias la curiosidad de mi nombres pues hay esta resulta.─ Replique sonriendo sin ganas. Primera vez que conocía a alguien, no se ni como llamarlo a eso. ¿Violín?, nunca me intereso el violín pero me gustaba como sonaba, aunque prefería mil veces el piano era lo único que me tranquilizaba para no comentar alguna locura con mi hermana. Ósea no tirarla por la ventana o otra cosa. ─ Oh bueno prefiero el piano, si te interesa el violín deberías practicarlo si realmente te llama la atención.─ Murmure fijando mi mirada en otro lugar, pues ya habíamos salido del gimnasio, no se a que lugar nos dirigíamos con certeza, aunque mi tono de voz no se había suavizado pero trate respirar hondo y tranquilizarme. ─ Claro, investigare por yo misma~ Seguí su camino hasta que llegamos al ¿invernadero?, Dios que hermoso, era mucho mas espacioso y grande que el que tenia en casa pero me gustaba ya que ay era donde iba a poner mis pensamientos en orden para no cometer una locura que después me arrepentiría. Pase antes de que el digiera algo, comencé a tocar cada flor y rosa hortensia, corazón sangrante, orquídea, flor del cerezo, tulipán , peonias y lirio hasta estaba mi rosa favorita realmente estaba embelesada con este invernadero. ─ Gracias por traerme.─ Musite un poco mas tranquila, enserio las flores me traían un paz inmensa ─ Con gusto lo hare, como dicen por hay, a veces hay una primera vez para todo, si nunca lo habías pisado pues ya lo hiciste.─ Sonreí tocando la orquídea, era hermosa mientras cantaba mi canción favorita que siempre tocaba en el piano. I’m trouble and you’re wanting it I’m so cold When I move that way. Gire a mirarlo cuando termine esa estrofa. No sabia a que lugar quería ir con certeza, así que alce mis hombros con indiferencia. ─ ¿Tengo otro lugar que ir, aparte de este?~
No tardó demasiado en poner sus ojos en blanco, le parecía una respuesta absurdamente complicada, no tenía quejas pero no es algo que la haga feliz pero es mejor que una casa hogar, entonces...sí tenía una forma de verlo aunque a él le parecía algo más malagradecido, teniendo en cuenta la situación en la que se encontró en su momento sin nada e incluso sabiendo que no quería estar en ese lugar...¿cómo podía tampoco estar contenta con el mejor resultado posible que era salir? Él estaba intentando con cada gota de esfuerzo volver y ella ni siquiera sabía si estaba feliz con eso. —Sabes que pudiste decir "no lo sé", ¿no? —Dijo alzando una ceja con un tono ligeramente irritado —, si ni siquiera a ti te gusta la explicación que vas a dar, tan solo di eso, no te compliques tanto.—No había necesidad de decir nada más que no quisiera, menos con una pregunta tan sencilla como si era bueno o malo que su nombre se lo hubieran dado sus padres. —No me interesa tocar violin, dije que era lo que escuchaba... de igual forma no es muy ideal aprender a tocar instrumentos con más edad, todo se hace más complicado. —Ya no eras una esponja que terminara aprendiendo todo con facilidad, podías frustrarte más rápido, podía ir todo más lento y la verdad no deseaba nada de eso. —No es como si tuvieras qué, no hay un checklist ni nada...—Le aclaró con tranquilidad viendo que parecía en serio disfrutar el lugar —, solo queda la piscina pero si deseas quedarte aquí puedes hacerlo.
Contenido oculto Suspire un poco, antes de virarme a seguir observando la orquídea lo que mas me encantaba de ella era que, apunta una belleza sublime ala seducción, y los distintos colores que podía ver en ella simbolizan cosas muy distintas, para ser sincerad era la flor que mas tenia en mi casa es que me encantaba prefería la orquídea que otra clase de flor, aunque no podía dejar atrás las rosas rojas como mi cabello, reí un poco ante mi ocurrencia. Camine un poco para llegar a la flor de cerezo que hermosa la toque con delicadeza mientras cantaba otras de mis canciones favoritas. ─ One taught me love, One taught me patience, And one taught me pain Now, I'm so amazing Deje la flor de cerezo, para soltar el moño de mi pelo que cayo como cascada atrás de mi espalda, a veces me daba ganas de córtamelo pero no podía hacerlo lo tenia prohibido. Ya quisiera tener la mayoría de edad para poder hacer lo que quiera, pero ¿realmente era necesario que ellos fueran tan estrictos conmigo?, ni idea, nunca me atreví a preguntárselos. Gire un poco, para dejarme caer en unas de las sillas cercanas cerré un poco mis ojos para abrirlos, al escuchar su respuesta. Rei un poco con gracia, para poner mi pelo alado de mis hombros. ─ Y tu sabes que no tienes que ser tan hostil, ¿no?.─ Pregunte alzando una ceja.─ Esa palabra no existe en mi diccionario, ha contestarle a alguien, tener padres que les encante la perfección no es algo fácil, pero ya estoy acostumbrada.─ Murmure~ Entrecerré mis ojos, Aaron era alguien tan difícil de tratar que sentía que tan solo con poco tiempo de estar con el, mis emociones se desequilibraban. ─ ¿Cuántos años tienes?,─ Pregunte.─ lo pregunto, porque yo empecé a tocar piano a los 15, para aprender toca meterle empeño pero creo que ese no es tu caso, seguro que te llaman la atención otras cosas.─ Inquirí. ─ ¿La piscina?, podemos ir después si quieres estoy muy entretenida con este lugar pero si tienes prisa podemos ir ahora~.
No se estaba centrando demasiado en el suave canto que ella estaba haciendo, estaba tomando un papel más de observador dejándola a que disfrutara del espacio y si eso era lo que deseaba hacer pues la tomaría como ruido de fondo hasta que fuera completamente necesario hacerle caso de nuevo para que no tuviera que hablar sola. Pero cuando tuvo que volver a encararla, no pudo evitar fruncir el ceño bastante confundido e indignado, ¿hostil? ¿en serio lo que estaba haciendo era su definición de hostil? Bufó. —Si crees que estoy siendo hostil quizás siempre estas rodeado de un exceso de cortesía —Puso sus ojos en blanco, levantándose del barandal donde estaba sentado para mirarla mejor —. Si no conocías la palabra pues ahora ya puedes agregarla a tu diccionario, realmente no es tan complicada como parece que es para ti porque tampoco es que ellos estén aquí para que los pongas como escudo. Relájate. Era bastante irónico que le estuviera diciendo eso, cuando sabía que toda su vida había hecho lo mismo, pero mientras ella no supiera se tomaría toda la ventaja del mundo de reclamárselo por parecerle innecesario, nadie la iba a delatar por contar cosas que no deseaba ni incomodaba. —Indiferente, porque de nuevo...no quiero tocar un violín, solo es lo que más he escuchado —Demasiada insistencia le parecía, lo hacía arrepentirse de haber contestado esa pregunta —. Pero que bueno que tú lo haces, sigue así...supongo. De nuevo volvió a suspirar. —De querer, te dejaría aquí porque tampoco es que te vayas a perder por la academia... pero hablamos de deber, porque si la prisa en ti ya se detuvo pues, puedo acabar todo aquí e irme o solo dejarte en la piscina, solo dime.
Bufe. Antes de negar lo que dijo, Aaron era el chico mas difícil que eh conocido hasta ahora, a este paso iba lograr compararlo con mi hermana, pero dentro de mi sabia que no podía hacerlo, eran muy diferentes en muchos sentidos, a ella le gustaba llevarme la contraria y culparme de cosas que yo no había llegado hacer, en cambio el, lo mire un poco. Parecía que le irritaba, y hasta hoy me daba cuenta, de que tenia el extraordinario don de irritar tan rápido a las personas. ─ ¿Yo? ¿rodeada de cortesía?, no lo creo, toda mi vida eh estado rodeada de personas que no les interesa, ni lo mínimo, el bienestar de los demás.─ Murmure con frialdad, podía ser tímida, despistada, pero lo que mas odiaba era que las personas supusieran cosas de mi vida que no conocían.─ Vivir con padres así es obviamente que te tocara ser la "hija perfecta" .─ Puse mis manos en comillas.─ Así ellos no estén, no los estoy poniendo como escudo, como tu dices. Y además estoy relajada giovane gentiluomo.~ Cálmate Fiorella. Enserio estaba tratando de hacerlo, pero cada vez sentía que se me hacia difícil. Enarque una ceja levantándome de la silla, mientras me sacaba el cabello de mis hombros.─ ¿Entonces lo estas sintiendo como una obligación?.─ Pregunte alzando mi mirada para verlo.─ Pues puedes dejarme en la piscina, ¿Cómo tu dices? no, no voy a perderme estoy demasiado grandecita para hacerlo.─ Hice una mueca.─ Y grazie por el tour, vamos espero la próxima parada.~
Los días después del festival se habían sucedido con una calma que nunca iba a desestimar, aunque en el fondo tenía que admitir que echaba un poco de menos algún nuevo evento que que alborotase algo la institución. Ah, pero suponía que eso era demasiado pedir después de haber estado de vacaciones, así que solo quedaba disfrutar de la tranquilidad que teníamos~ Por suerte, había podido aprovechar esa falta de planes para mantenerme al día con las cosas de clases, asunto que sabía que iba a agradecer cuando llegasen los exámenes. Por otro lado, no me agradó tanto cuando descubrí que a Ko le había pasado todo lo contrario y que estaba pasando los recesos aprovechando para ponerse al día, porque así no tenía mucha excusa para hacerle compañía, y tampoco quería molestarle... Aquel día, además, me asomé por la puerta de la 2-2, pero vi que Anna estaba con un chico que no me sonaba de nada y asumí que era nuevo, por lo que a la chica le tenía que haber tocado darle el tour de bienvenida. Kashya, como venía siendo costumbre, iba a su completo rollo... y en eso se reducían mis opciones, para ser sincera. A ver, podía haber intentando almorzar con cualquier otra persona que conociese, pero realmente sentía que todos tenían sus planes y yo... bueno, no quería incordiar. Así que acabé dirigiéndome al invernadero sin nadie que me hiciese compañía, ¡aunque estaba bien! Las plantas también eran buenas compañeras, ¿verdad? Y aunque Kohaku y yo hacíamos muy buen equipo a la hora de cuidarlas, estando sola podía ir un poco más a mi rollo con las mismas. —¿Uhm? Como decía, Kohaku y yo pasábamos una cantidad absurda de tiempo en el invernadero, ya fuese para tomar té como para cumplir nuestras obligaciones y cuidar de las flores, así que realmente era demasiado difícil no notar cuando algo había cambiado, así fuese una diferencia mínima. Y en esos momentos no sabría decir con exactitud qué era, ni en qué momento alguien más había entrado al invernadero para andar haciendo cosas sin permiso con las flores, pero sabía que había algo que no estaba del todo bien. La silla movida de su lugar terminó de confirmarme el asunto, además. Suspiré con cierta pesadez, dejando mis cosas sobre la mesa, y me recogí el pelo antes de hacerme con las herramientas necesarias para revisar a las plantas. Sabía bien que, lo que hubiese sido, no habría sido a propósito, pero no podía evitar pensar que ojalá la gente tuviese más cuidado cuando entrase ahí. Era nuestro pequeño santuario, al fin y al cabo, y le tenía demasiado aprecio... Contenido oculto heyo, perdón, que nadie se tome lo de este post personal, es solo que me apetecía rolear un poquito con la niña y cuando vi que habían pasado por el invernadero me pareció la excusa perfecta sladnsa also, bebi, espero no te moleste que haya asumido que emichii sepa lo de ko con las clases, es la única manera de que así no lo vaya a joder para bajar juntos (?)
Se me coló una disculpa entre las risas cuando la arrastré fuera de su asiento, pues no había hecho bien los cálculos (asumiendo que había calculado algo en absoluto) y la pobre niña casi se fue de cara al suelo. Por suerte no fue el caso y, bueno, básicamente me dejó hacer lo que me diera la gana. Quedaban muy poquitas personas dentro del aula y en ningún momento me preocupé por ninguna, por pensar qué imagen estaríamos dando ni nada, pero Emi sí le prestaba más atención a esos detalles y puede que, inconscientemente, el hecho de que se amoldara a mí me hubiera arrojado un nuevo chispazo de alegría al cuerpo. Y por las mismas razones se me escapaba decírselo más seguido, porque era tonta, pero estaba real, real, realmente contenta de tenerla en mi vida. Kakeru muchas veces me servía de espejo y una vez, hablándole de ella, su expresión se suavizó al punto de la estupidez y me frené en seco. Pude verlo, ahí, frente a mí, y lo entendí un poco mejor. "Me alegra mucho", me había dicho, "que hayas hecho una amiga al fin, Anna". A mí también me alegraba. Luego me empezó a querer exprimir la información y a bromear con qué haría si la invitaba a salir, pero detalles. El caso era que lo sabía, así mis neuronas se achicharraran. Nos montamos aquel baile improvisado, pues, su sorpresa al acercarla a mí fue más que evidente y su queja me resultó adorable. Solté una risa apenas me sopló el flequillo, arrugando toda la expresión, y la sonrisa se me quedó pegada al rostro. Se alejó para agarrar las cosas, noté sus intenciones de reajustar el agarre de nuestras manos y correspondí sin dudarlo un instante, dándole un apretón antes de empezar a caminar. Fui tranquila, balanceando nuestros brazos un poco. —Ah, sí, ¿hablaste con él? —retomé el asunto de Kohaku, soltando una risa breve—. No sé si tercero es mucho más difícil que segundo o el niño tuvo la cabeza más en las nubes que yo, pero mira que eso es todo un reto, ¿eh? Lleva encerrado en su aula no sé cuántos días ya, parece un secuestro a secas. ¿Deberíamos llamar a las autoridades? Entre toda la tontería ni siquiera pensé en darle bola al móvil, que lo tenía en el bolsillo y en silencio desde las clases de la mañana.
Contenido oculto Lo cierto es que nunca me había parado a pensar demasiado en si Anna hablaba con sus amigos de mí de la misma manera que yo lo hacía con mi hermano de ella, pero quizás fuese mejor así, porque de saberlo me moriría de la vergüenza. Suponía que no sería algo demasiado extraño, siendo que encima la conocía tanto a ella como a Kohaku y ambos compartían amistades, pero si tenía que ser completamente sincera... a veces las neuronas me iban igual de mal que Anna. Anna aceptó que no la soltase ni siquiera para coger mis cosas sin ningún inconveniente, llegando hasta a darme un pequeño apretón de confirmación cuando busqué entrelazar nuestros dedos, y mi sonrisa reflejó cierto agradecimiento por ello cuando terminé de incorporarme. Luego caminamos por la academia de la misma manera, balanceando ligeramente los brazos a lo largo del camino, y acabé por soltar una risa divertida ante su comentario con respecto a Kohaku. —No he hablado mucho con él, solo le he ido dejando postre de vez en cuando... —admití, con una ligera sonrisa avergonzada ante la declaración—. ¡A veces lo he visto con Sugawara-senpai! ¿Crees que en realidad lo de la tarea solo sea una excusa y en realidad lo tenga secuestrado? ¡Me daba la sensación de que me miraba de mala gana cuando iba a visitarlos! Aunque quizás eso fuese más bien por la estupidez que nos montamos delante de él y su hermana, y que nunca terminamos de aclarar con ninguno de los dos... ¡pero detalles! >>Ah, qué problema, quizás sí tengamos que llamar a la policía... —sentencié, bajando apenas la voz para darle más dramatismo al asunto. ¿¡Y si el secuestrador nos había puesto espías para tenernos controladas!? >>¡O quizás deberíamos hacer un plan de rescate nosotras!
La verdad, reaccioné con un delay tremendo. Vete a saber por qué me habría quedado tan atascada con la primera parte que para cuando procesé la información importante, Emi ya iba diciendo lo de Sugawara. Arrugué mucho el ceño, abrí bien la boca y la miré, totalmente indignada. —¿Postres? —me quejé, inflando las mejillas al instante, y le di un tirón a su brazo a modo de queja—. ¿Cómo que "postres de vez en cuando"? ¡Yo soy tu amiga, Emi-chan! ¡Lo soy desde antes que ese ladrón! Sure, por un día o así, ¿no? Acabé resoplando como un viejo cascarrabias y seguí caminando de mala gana. Qué va, sabía que era un capricho totalmente absurdo y un poquito lo había exagerado, pero... pero también tenía parte genuina, ¿verdad? No era la reina de mantener la cabeza fría, eso ya lo sabíamos todos, y a veces los celos me pillaban con una facilidad ridícula. ¿Me gustaba? No, y de la misma forma se me dificultaba controlarlo. El tema de los impulsos, en definitiva. Intenté enfocarme en el resto de la información, lo de Sugawara y demás, para disimular un poco la escenita, pero me costó recuperar la frescura y la liviandad inicial. A veces era, sin exagerar, una estúpida. —No le hagas mucho caso a Sugawara, creo que nació con esa cara de perro. Tiene un talento natural para hacerte creer que le caes mal, pero no es tan así. Como... ¿Altan? —barajé, ladeando la cabeza, y me acabé encogiendo de hombros. Podía ser, sí—. En fin, que no le hagas caso. Contenido oculto ups JAJSJA she jealous
No pretendía engañar a nadie al respecto, lo de los postres a Kohaku se me había colado un poco a propósito en mitad de la conversación, y cuando me di cuenta del tirón de brazo que Anna me dio, no pude esconder la sonrisa traviesa que me cruzó los labios. Sabía que no era en absoluto algo bonito de hacer, saber que se pondría celosa y aprovecharme para pasármelo ben un poco a su costa, pero... ¡pero no era justo que solo a mí me hiciesen eso! Y, a decir verdad, Anna era probablemente la única persona que creía que no se molestaría conmigo a largo plazo por ello, ¡así que mala suerte por quererme tanto, suponía! Cambié mi expresión a tiempo para girarme a verla, alzando las cejas ligeramente mientras dejaba salir un "¿mhm?" de labios cerrados. Tuve que hacer un esfuerzo enorme por no tirarle de los mofletes y achucharla, porque de verdad se veía adorable toda enfurruñada así, y me llevé el dedo índice a la comisura del labio en un gesto pensativo. —¿Ah, sí? No recuerdo muy bien, estaba de resaca~ —comenté al final, encogiéndome de hombros con aire distraído—. Aunque, no sé, si dedicaras los recesos a hacer tarea quizás también te traería postres... Eso dije, pero en realidad no pude soportar mucho más el teatro, y finalmente me acerqué a ella para picarle una mejilla con aire juguetón y una sonrisa más suave. Noté cómo hacía el esfuerzo por no dejarse llevar demasiado por sus sentimientos e intentaba tranquilizarme al respecto de Sugawara, aunque en realidad no era alguien que me preocupase mucho en esos momentos. Habíamos llegado al invernadero, así que aproveché para dejar los bentos sobre la mesa del fondo y soltar finalmente la mano de la chica con un movimiento suave, haciéndole un gesto para que me esperase ahí. Me acerqué a las plantas que había por la zona del estanque y busqué un par de segundos, hasta que me hice con un hibisco rosáceo del arbusto que estaba creciendo justamente en ese lugar. Sabía que Mamiya-senpai me había regañado una vez por haber cogido una flor para dársela a Kohaku, pero para ser completamente sincera, el chico y yo nos encargábamos tanto de cuidarlas y asegurarnos de que estuviesen bien, que creía tener el privilegio de coger una de vez en cuando, siempre que fuese con cuidado y cortándola de la manera adecuada. Me acerqué de nuevo a Anna, con las manos tras la espalda, y cuando llegué a su lado le descubrí la flor, colocándosela después en la oreja con una movimiento delicado. Le sonreí, en aquella ocasión con cariño, y me incliné para darle un beso en la mejilla. >>A ti te traería un postre diferente cada día, Annie~ —susurré, habiéndome separado un par de centímetros de ella, y ladeé la cabeza mientras buscaba de nuevo sus manos para rodearlas con las mías—. Solo no quiero que sientas la obligación de tener que pasar el receso conmigo si te traigo algún dulce o algo por el estilo, y a Ko se los puedo dejar con la excusa de los trabajos... Pero si quieres, claro que puedo traerte a ti también~ Contenido oculto don't be jealous my loVE even tho me alimenta el four
A mitad de camino me di cuenta, o al menos sopesé la posibilidad de que Emily hubiera hecho aquello adrede para presionarme botones concretos, y la tontería no ayudó a quitarme la sensación general de encima. Estaba tonta, sí, también tenía mi orgullo y a veces se intensificaba en las formas incorrectas, en especial cuando encontraba vulnerada alguna de mis defensas. El caso era que seguía siendo Emi, así que nada escalaría demasiado, pero era consciente que en otras circunstancias podría haber reaccionado mucho peor. Me limité a mirarla un poco feo mientras se desentendía, se hacía la tonta y jugaba conmigo. Se me iba a pasar rápido, y por eso no quería hacerle más el caldo gordo. Además, ¿yo? ¿Haciendo la tarea durante el receso? Pedazo de delirio. Bufé bajito, ignorándola hasta que llegamos al invernadero y las vistas tan bonitas me ayudaron a distraerme. Igual había un miedo latente por debajo de la superficie, uno atado a lo mucho que atesoraba la amistad de Emily. ¿Qué iba a pasar si prefería a Kohaku? Ellos se parecían más entre sí, ¿verdad? Yo era la del culo intenso. Y que me enfurruñara así sólo confirmaba mi punto, ¿cierto? Que podía ser insoportable. Vi que Emi dejó los bentos sobre la mesa y se alejó hacia las flores, y aproveché para ir sentándome. Era una tontería, lo sabía, pero era todo parte de la misma mierda. Aún llevaba un nudo atorado al pecho, uno bastante grande y amarrado de sus hilachas a diferentes cosas; y cuando jalaba, de la dirección que fuera, tensaba con él todo lo demás. Liberé el aire lentamente, a consciencia, y volví a reparar en Emi cuando ya estaba regresando. No me di cuenta que traía algo detrás de su espalda hasta que descubrió la flor. Parpadeé, bajando la vista a ella, y seguí su camino lo más que pude en su intención de acomodarla en mi oreja. Volví a pestañear, sentí su beso en mi mejilla y dudé un segundo antes de subir a sus ojos. Eran gestos simples, extremadamente, que ayudaban a dejar el nudo en su lugar; y sabía que había empezado a apoyarme en eso, en acciones ajenas para silenciarme a mí misma, y estaba bien. Era lo que me había permitido dejar de comportarme como un animal arisco. —No seas idiota —me quejé, realmente seguí sonando como una chiquilla enfurruñada y sentí un calor muy ligero en las mejillas; aún así, mantuve mis ojos fijos en los suyos—. Siempre quiero pasar el tiempo contigo, así que no podrías obligarme a nada. A ver, qué vergüenza. —¿De veras piensas eso? ¿Que si le das cosas a las personas las estás forzando a pasar tiempo contigo? Y la delicadeza me quedó en casa, ya de paso.
Lo cierto es que no me había imaginado que a Anna le podía haber sentado tan mal mi broma, y tampoco tenía idea de las cosas que había acabado pensando por lo mismo, porque ni se me hubiese ocurrido decir algo al respecto de haberlo sabido. Tanto Kohaku como ella se habían vuelto personas realmente importantes en mi vida y nunca se me podría ocurrir elegir a uno por encima del otro, ni de coña; podían ser relaciones de alguna manera diferentes, pero a ambos les profesaba el mismo amor. Y ojalá fuese capaz de convencer a Anna de lo mucho que la quería, justamente por ser así cómo era. No pensaba que una simple flor fuese a solucionar todo el asunto, pero al menos me alivió notar que algo de tensión se había liberado cuando recibí su mirada. Abrí un poco los ojos cuando empezó a hablar, algo sorprendida, y aunque suavicé la expresión según ella seguía hablando, no pude evitar sentir cómo me ruborizaba ante sus palabras. Sabía que mi miedo era estúpido, pero nunca me había parado a pensar cuán estúpido podía llegar a ser con determinadas personas. Ahí afuera había personas que realmente querían pasar tiempo conmigo sin más, ¿verdad? Por mucho que a mí me costase asumirlo. —Uhm... bueno, así es cómo funciona, ¿no? —admití, bajando aun más la voz al comenzar a hablar, y aparté la mirada hacia un lado, con obvio pudor—. Si me presento con un almuerzo en tu clase y te lo doy, ¿qué se supone que vas a hacer? ¿Rechazarlo? ¿Llevártelo y comer a solas? Por regla general, te vas a sentir en la obligación de devolverme el gesto y almorzar conmigo, por ejemplo. No era típico de mí sincerarme de esa manera, contrario a lo que pudiera parecer, y lo último que quería era estropear el rato que habíamos conseguido coincidir hablando de ese tipo de cosas, pero no podía mentirle a Anna a la cara, y mucho menos cuando me había preguntado de manera tan directa. No me molestaba que no fuese sutil, tampoco, especialmente cuando en el fondo sabía que no había sido más que yo siendo estúpida la que había hecho que le surgiese la duda. >>¡No quiero decir que eso es lo que tú hagas! Era solo un ejemplo de lo que cualquier persona haría... —aclaré repentinamente, dirigiendo de nuevo la mirada hacia ella con los ojos más abiertos que antes, temiendo que malinterpretase mis palabras, para inmediatamente después negar con la cabeza y bajar la mirada—. ¡Pero bueno! Realmente... son solo tonterías mías, perdón. Deberíamos empezar a comer~
Fui consciente del calibre de mis palabras cuando vi el rubor que asoló su rostro, digamos que las repasé mentalmente y quise abofetearme por ser tan brusca y estúpida. No había ido a malas, la duda de hecho había sido legítima, pero en definitiva no la había expresado de la mejor forma posible. Lo hecho, hecho estaba, sin embargo, así que mejor cerré la puta boca y aguardé por su respuesta. Técnicamente no le faltaba razón a su lógica, quería decir, ciertos gestos requerían de una respuesta acorde prácticamente por ley, y prepararle el almuerzo a alguien más se podía interpretar, suponía, como forzar a esa persona a pasar tiempo con uno. El caso era que nunca lo había visto así, vete a saber si porque desde ya no sabía cocinar o por ser capaz de hacerme muchos cacaos mentales, pero no ese. El meollo, en definitiva, surgía del hecho de que... sí, tenía sentido, pero seguía siendo incorrecto. ¿Por qué? Me exprimí la neurona hasta el infinito en busca de la mejor respuesta posible, una que la tranquilizara al menos un poco, y ni siquiera fui consciente de que había apartado toda mi molestia de una patada. Era lo que hacía cuando creía que ciertas personas podían llegar a necesitarme. —No está mal, Em —acabé por soltar, aunque claro que pretendía ampliar la idea, así que busqué su mano para captar su atención más allá de su vergüenza. Podía no mirarme si así lo prefería, sólo quería que me escuchara—. Cuando uno hace cosas por los demás no está mal esperar una respuesta acorde. Puedes... —Intenté reformularlo en mi cabeza y, entre tanto, le sonreí; el gesto suavizó mi tono—. Puedes esperarlas y actuar en base a eso. Entenderlo, u ofenderte, o molestarte. Y esa es la parte por la cual debes preocuparte, no lo que haga el otro imbécil. Mira, y si te rechazan, es su puto problema, ¿o no? Hay que tener caca en la cabeza para no querer almorzar con Emi-chan. Aquello último lo dije con una risa colada entre medio, fue baja y medio zarandeé su brazo, inclinándome hacia ella. Se notaba que eran cosas que le pesaban, puede que incluso más de lo que me permitiría entrever allí, en la escuela, pero para eso era su amiga, ¿no? Para intentar aliviarla al menos un poquito, donde fuera, como sea. Y mira, ya me importaban una puta mierda los postres de Kohaku. Recibí su aclaración apresurada con una sonrisa tierna pegada al rostro, comprensiva incluso, y asentí. Entendía que prefiriera almorzar, no iba a ser yo quien hurgara de más en sus issues cuando ella era de las personas menos entrometidas que conocía. Sólo me estiré para dejarle un beso en la mejilla y la solté, acomodándome en una silla. —¡Ah, bueno! —exclamé, renovando el aire de mis pulmones, y apoyé las manos en la mesa de un movimiento seco—. A ver, que llevo un buen pensando en tus almuercitos, ¡estoy cien por ciento lista para ser feliz! Pero le dejaré hacer los honores a la chef suprema, por favor.