Aula 3-3

Sentí la mirada de Allen encima en lo que hacía lo de la ventana, no me importó demasiado y seguí a lo mío sin más, reiniciando los pasos al tercer piso como si nada. Era una recuerdo viejísimo, debía tener siete u ocho años, pero recuerdo que mi madre se quedó estaqueada en la puerta principal luego de haberse puesto los zapatos para irse a trabajar. Olió el aire y tomó la sombrilla que usábamos junto a la entrada.

Había dicho que olía a lluvia antes de irse.

La respuesta de la rubia me hizo girar el rostro ligeramente en su dirección, lo suficiente para medio comerme el resto de su reacción y me hizo gracia que semejante estupidez hubiese alcanzado a cohibirla. Ni siquiera pensé en las razones, no me interesaban, y de cualquier manera no solté la risa ni nada. Luego escuché su pregunta, me lo pensé un rato y acabé por responder mientras me rascaba las raíces del cabello.

—Ni una ni la otra. —Bueno, ¿qué podía hacer al respecto? Si lo extrapolaba el caso era que todavía mi vida había sido un tibio de mierda—. El calor es un fastidio porque solo se te quita si tienes ventilador o entras a un espacio con aire acondicionado, el frío solo si te pones no sé cuántas capas de ropa y además da pereza salir. Ambas opciones son tediosas.

En lo que le contestaba acabamos por alcanzar el tercer piso, de forma que caminé hasta nuestra clase y entrar, me di cuenta que Akaisa estaba en su asiento repasando sus propios apuntes con la concentración de un cubito de condimentos y no nos prestó ninguna atención al entrar.

 

Kanade ingresó al aula con la sonrisa encantadora de todas las mañanas, el traje pulcro y el cabello destellando incluso bajo los tubos fluorescentes. Saludó a los estudiantes, pasó lista y ya habiendo acabado con el protocolo, relajó las caderas al borde del escritorio.

—Supongo que ya lo saben, pero como pequeño recordatorio: los que suspendieron el informe no olviden la fecha de reentrega o estarán en problemas~ —Si detuvo su mirada o no en Akaisa era difícil de determinar, pero todo apuntaba a que encontraba cierta diversión en la situación entera. Luego le echó un nuevo vistazo a la lista, que aún llevaba encima—. Por cierto, tenemos un alumno nuevo... Thornton-kun, ¿verdad? Qué apellido más complicado, espero haberlo pronunciado decentemente~ ¿Te gustaría que uno de tus compañeros te enseñe la escuela? Es como una tradición nuestra. A ver...

Despegó sus ojos de Kenneth y repasó a los demás, entre pensativo y risueño. Ya estaba visto lo mucho que Shinzo disfrutaba de generar los peores matches posibles, y al detallar el aspecto de uno de sus alumnos seguramente no le quedó espacio a dudas.

—Shimizu-kun, ¿serías tan amable~?

Le sonrió bien inocente y despegó las caderas del escritorio, disponiéndose a iniciar con la lección diaria.

 

Si había algo que debía admitir es que Shinzo era un hijo de puta, se sabía aquí y al otro lado del mar, la diversión que había en su voz y la forma en que asignaba gente para los jodidos tours esos lo dejaba muy en claro. Parecía que el cabrón, con todo y esa cara de ciudadano decente, se levantaba cada mañana que recibía un nuevo alumno pensando qué combinación podía ser más cagada que la anterior.

Eh, pero había sido el mismo que me mandó con Riamu, así que ni tan mal.

De cualquier manera no era que tuviese mayor cosa que hacer si debíamos ser sinceros, así que ni modo, si el otro aceptaba me montaba el teatro y todo, eso suponiendo que me lo encontrara luego de P.E porque estaba meado por elefantes y me tocaba ese día, con todo y esta cara.

Me pegué la ducha más rápida de la historia posiblemente, ya de por sí no me gustaba mucho eso de ducharme en la escuela, pero vaya tampoco era tan cerdo para pasarme el resto del día sudado. Subí por el ascensor porque su puta madre iba a usar las escaleras luego de P.E y todavía llevaba el cabello bastante húmedo cuando llegué arriba.

Busqué al chico en cuestión con la vista sin particular emoción, como siempre, y apoyé el peso en el marco de la puerta cuando lo ubiqué.

—Hey, nuevo. —Lo llamé—. Parece que seré tu bufón el día de hoy, tú decides si lo tomas o lo dejas.

Lo de bufón no andaba muy alejado de la realidad, la verdad.

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Amane me caigo de sueño JASHJE pero aquí estoy. En fin, para hacer el cuento corto, obviamente puede rechazar al pendejo, total ya me lo arrastré en la mañana y uwu pero weno, al menos el post quería hacerlo porque me estoy descojonando

 

Teatral o no, lo cierto era que sí que me decepcioné un poco cuando no vi a la chica entrar al mismo aula que yo. Nada que hacer al respecto, claro, las clases estaban repartidas de antemano y simplemente parecía que la suerte no me había sonreído en aquella ocasión. Una verdadera pena, pero conociéndome tampoco me preocupaba mucho; sabía que acabaría haciendo amigos ahí también si se daba la oportunidad.

Me acomodé en un asiento libre, sin preocuparme demasiado por mis alrededores, especialmente teniendo en cuenta que el profesor entró hablando sobre un informe o algo del que no tenía ni idea. Luego, claro, llamó mi atenicón y ya tuve que levantar la vista para mirarlo, simplemente atinando a asentir con la cabeza cuando preguntó por si había pronunciado bien mi apellido. No me dio mucha opción a rechazar o aceptar realmente el tour, porque apenas un segundo después de decirme que existía buscó al pobre desgraciado al que le cayese la buena suerte.

Lo busqué con la mirada en cuanto tuve la oportunidad, con la sonrisa ligera plantada en los labios, y después me giré para atender a las clases como un buen alumno. Había que ver nada más la suerte, el pobre chico parecía querer hacer de todo menos darme a mí un tour, ¿pero cómo iría a rechazarlo cuando el profesor lo había ofrecido tan amablemente? Eso estaría feo~

Esperé pacientemente a que el chico apareciese mientras reocgía mis cosas, con la fe de que no me dejaría tirado a pesar de que no parecía tener todas las ganas de tener esa responsabilidad encima, y me acerqué a él con paso tranquilo en cuanto lo vi en el marco de la puerta.

—Pensé que solo me ibas a enseñar la escuela, ¿o acaso viene con espectáculo incluido y no lo sabía? —comenté, con el tono suave de siempre y sin dejar que la diversión se me colase demasiado en el tono de voz.

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AJAJAJ aaaa

yo encantada lo tomo, you know, pero pobre Ara-kun tampoco lo quiero desgraciar, so... depende de como se desarrolle la cosa uwu

 

Si hubiese visto al chico este aparecerse con la conejita me hubiese meado de risa con todo y que me estaba llevando el diablo, porque, ¿cuáles eran las putas posibilidades? Pero no le había prestado demasiada atención a nada esa mañana o ninguna otra si debíamos ser honestos, nada que hacerle. Por otro lado, se notaba que era extranjero que te cagas y eso me podía facilitar o dificultar las cosas, ya lo averiguaría.

Permanecí apoyado en el marco de la puerta como si tuviera todo el tiempo sobre la Tierra, cuando el chico encontró mi silueta no tardó en acercarse y contuve el impulso de aplaudirle el comentario siendo que había superado mis expectativas. Encima lo había soltado con ese tonito de, no sé, no matar una puta mosca y me hizo toda la puta gracia del mundo, quizás más de la que debía, porque así como conocía a Satanás encarnado conocía a cabrones más parecidos a este.

—Es más o menos lo mismo, ¿no crees? —atajé despegando el cuerpo del marco de la puerta—. A mí me parece que aquí todos son lo bastante grandecitos para ver la escuela por sí mismos y socializar, pero qué coño voy a saber yo. Además entre bufón y perro guía, prefiero bastante ser el bufón.

Me encogí de hombros, porque así estuviera de mala leche tampoco la iba a repartir tan de gratis, ya eso estaba visto. Vaya, algo de decencia me quedaba en el cuerpo, ni idea, además este pobre desgraciado tendría que andar conmigo que era el tatuado apaleado de turno y digamos que eso ya era bastante desdicha aquí en Japón.

—Bueno, ¿vienes entonces, Thornton? —pregunté mientras giraba el cuerpo para salir de la clase, hundiendo las manos en los bolsillos y lo miré por encima del hombro, tuve que escarbar un poco, pero me puse la sonrisa burlona de toda la puta vida porque era esa clase de imbécil—. No vayas a despreciarme el espectáculo~

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es que me parto de verdad JAJASJA

te lo puedes arrastrar y yo voy adaptando la wea, como siempre uwu

 

No hubo nada más relevante por la mañana, pues tanto Kou como yo acabamos subiendo a nuestras respectivas clases y nos despedimos como personas decentes, aunque sin perder nunca el toque teatral que tanto encanto le daba a nuestra relación. ¡Había sido un buen inicio de mañana, de todas formas, si me preguntaban!

Las clases pasaron como siempre, aburridas y bastante lentas, aunque tenía que admitir que en aquella ocasión seguí los movimientos del profesor con un poquito más de interés de lo que acostumbraba. No podía evitarlo, después de la conversación con Abby, de repente me había picado el bicho de la curiosidad de nuevo y, ni idea, igual se me había subido lo de Riamu Watson un poquito demasiado. ¡Pero era divertido! Y hacía las clases más entretenidas, así que me valía.

Cuando tocó la campana, tardé un poco más de lo necesario en recoger mis cosas, sin ningún motivo aparente, y al terminar eché un vistazo a mi alrededor. Di con Arata de pura casualidad (o no tanta, que igual sabía donde estaba sentado) y me acerqué a su pupitre con aire risueño, porque me apeteció y ya.

—Hola, hola~ —le saludé, apoyándome con los codos en la mesa—. ¿Te has vuelto más guapo desde la última vez que nos vimos o son cosas mías~?

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Yáahl heyo uwu

 

El fin de semana no había sido especial por ningún motivo, de milagro no pasó ninguna otra mierda, el lunes fue igual de aburrido y allí estábamos ahora. Lo amoratado de la cara por la hostia que me había dado el imbécil de Ryouta comenzaba a desaparecer, la herida de la nariz que parecía más un corte ya se había cerrado y con todo digamos que ya no llamaba tanto la atención.

Al llegar a la academia algo más tarde de lo usual me encontré el cupón redondo aquel, no me dio la neurona para asociarlo al tanuki que andaba con Sonnen, aún así lo guardé y me distraje con la bolsa de galletas a la que sí pude darle una procedencia más clara. Imaginé que las habría dejado Sasha, que era el único ser vivo que imaginaba podría dejar algo así en el casillero de alguien y la sospecha se confirmó cuando vi al pelirrojo sacar una bolsa también, feliz de la vida. Parecía crío en Navidad.

Total que subí a clase, me comí una de las galletas y dejé el resto para llevárselas a mis hermanos. No tenía mayores planes para ese día, de hecho cuando sonó la campana del receso no salí y me quedé en la silla ojeando Instagram como en automático. Estaba tan consumido en eso que solo noté a Riamu cuando estuvo en mi lugar, la repasé con la vista y solté una risa por la nariz al escucharla.

—Cosas tuyas, Ri-chan —respondí tragándome la gracia y guardé el móvil en el bolsillo—. Pero si me funcionaba no me voy a quejar, la verdad. ¿Y bien? ¿Tú también te pones más guapa por cada día que no nos vemos o cómo está eso?

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hi there, gabi-chan uwu

 

Noté que Arata había estado ocupado con el móvil bastante más tarde de lo esperado, cuando ya le había caído encima y le había soltado la tontería de turno, haciendo que se separase de la pantalla para hacerme caso. Igual no le di mayor importancia, porque yo era más interesante que Instagram, ¿verdad? Claro que sí~

—¿Será~? —comenté, aun risueña, y dejé salir una risilla de nada antes de separarme del pupitre.

Tampoco iba a esconder que el cumplido, si bien en respuesta al mío, no había conseguido echarme encima una ola de satisfacción, y mi sonrisa era clara muestra de ello.

Rodeé la mesa con aire tranquilo y, sin previo aviso alguno, me dejé caer sobre su regazo con toda la confianza del mundo. Ya se había visto que era confianzuda con ganas cuando me daba la gana, y no iba a ser menos con Ara-kun que ya teníamos cierta historia detrás.

Dejé un brazo apoyado sobre su hombro, prácticamente para usarlo de apoyo, y con la otra mano alcancé el puente de su nariz para contornearlo con el dedo índice, distraída.

>>¿Qué has estado haciendo estos días, Ara-kun? ¿Me has echado de menos~?

 

No sería yo el que negara que ella era más interesante que Instagram si era el equivalente a abrir la nevera y encontrarse nada más que fideos de la noche anterior, además ya de por sí se sabía aquí y al otro lado del mar lo mucho que a esta chica le gustaba la atención. Por otro lado llevaba razón en que hace días no hablábamos, ni idea, me había distraído bastante con la Barbie un par de veces y eso.

Igual la reversed card del Uno que le aventé encima hizo su trabajo, la sonrisa lo decía, y me di por servido. Si seguíamos haciendo el tonto la verdad era porque ninguno de los dos se complicaba demasiado con nada, así de simple.

La vi rodear la mesa con calma y no había que ser tampoco ningún genio para darse por entendido, así que cuando se acomodó en mi regazo sin siquiera pedir permiso la dejé ser. Se apoyó en mi hombro, con la mano libre me trazó el puente de la nariz y arrugué un poco los gestos con molestia impostada a la vez que le enredaba el brazo en la cintura.

—Quisiera poder contarte que viví la vida loca estos días, pero sería mentira. Necesito una cómplice de estupideces, al parecer —respondí con el tono liviano de siempre sin que le faltara la diversión usual. Le encajé la mano libre en el mentón, no fue brusco ni nada, más que todo fue manía y me acerqué bastante a su rostro, echándole una sonrisa encima—. Así que supongo que eso responde tu pregunta de si te eché de menos. Ri-chan, y yo que te había traído caramelos el otro día y todo~

Siendo honestos ya el humor me había regresado a su lugar, al menos lo suficiente para ser el imbécil de siempre en la escuela, así que la neurona me conectó de repente y me acordé del papel de la mañana justo cuando iba a regresarle la pregunta de qué había hecho esos días, así que acabé por meter ese protocolo en la papelera de momento. Cuando dejé ir su mentón regresé la mano al bolsillo, saqué el famoso cupón y lo alcé en el espacio entre nosotros.

—A ver tú qué opinas, ¿lo puedo usar solo con la persona que los repartió o valen para cualquier otra?

 

Noté al vuelo cómo arrugaba los gestos por mi contacto, cosa que me hizo fruncir ligeramente el ceño, y acabé por soltar una risilla de nada antes de presionarle un poco la punta de la nariz y dejar el brazo sobre su otro hombro, en una especie de medio abrazo. Se había enredado a mi cintura con un brazo y con la otra mano se había enganchado a mi barbilla, y en ambas ocasiones yo lo dejé hacer sin ninguna clase de problema.

Alcé un poquito las cejas cuando vi que se acercaba más a mi posición, haciéndome incluso bajar la vista hasta dar con sus labios, y seguí el movimiento de los mismos mientras hablaba, asintiendo de manera distraída de vez en cuando. Aunque no lo pareciese, le estaba prestando toda mi atención, y alcé la mirada prácticamente de golpe al oírle mencionar lo de los caramelos, dejando ver el puchero repentino que había adoptado.

—No me digas eso~ —solté, claramente indignada—. He estado malita, ¿sabes? Pero yo también te he echado de menos~

Casi sin darme cuenta, había empezado a balancear un poco las piernas, y cuando vi que despegaba la mano de mi mentón para rebuscar algo en sus bolsillos, lo seguí con la mirada y la curiosidad infantil pegada por todo mi rostro. El semblante volvió a relajárseme en una sonrisa divertida cuando me di cuenta de lo que se trataba, aunque tenía que admitir que me sorprendió bastante ver que él también había recibido uno.

>>Uhm... no creo que sea justo para el repartidor~ —contesté después de unos segundos, después de haberme quedado en silencio con aire pensativo—. Pero los martes de abrazos son universales, ¿cierto? Así que deberíamos poder hacerlo sin problema~

Y tras decir aquello, me incliné hacia delante para cortar la poca distancia que había quedado entre nosotros, apretando con algo de fuerza por detrás de su nuca con intención de que fuese un abrazo de los buenos, y le dejé un beso en la mejilla a la pasada de incorporarme.

>>¿Cuándo crees que sean los días de besos? ¿Los jueves, por ejemplo? —pregunté, bastante de la nada y con el tono divertido una vez más.

 

Estábamos allí como si no fuese un espacio público o qué sé yo, quería decir, no que me interesara ni nada pero tenía su gracia. La tonta había deslizado la vista a mis labios cuando me acerqué, así que más punto para mi ego estirado que ni idea de dónde salía, igual si acaso me ensanchó la sonrisa, seguía hablando y cuando alzó la mirada por lo que dije de los caramelos se me escapó una risa.

No vi mayor cosa que acotar, sin embargo, le dediqué una caricia liviana allí donde la tenía sujeta, fue casi un reflejo si debía ser honesto. Me di cuenta que había comenzado a balancear las piernas y toda la cosa, la curiosidad se le notó en la cara, pero relajó los gesto al ver lo que había sacado. Su respuesta me hizo cierta gracia la verdad, iba a contestar la tontería de turno, pero acortó la distancia para el famoso abrazo y pues me callé.

Debía notarse que no era de andar repartiendo abrazos por deporte así no rechazara el contacto físico, menos los pedía, pero lo aprovechado no me lo quitaba nadie y allí estábamos, igual no iría a admitirlo pero seguramente solo a Riamu le hubiese sacado el cupón así fuese por hacer el imbécil. Correspondí el gesto, ni modo, la rodeé con ambos brazos con algo de fuerza y solo relajé el agarre cuando ella se separó, me dejó un beso en la mejilla y todo.

Despegué una mano de su cuerpo, alcancé un mechón de su cabello y se lo corrí detrás de la oreja bastante distraído, no lo pensé demasiado, solo hice. Había repasado sus gestos con la vista, así que cuando dijo lo de los días de besos me detuve en sus ojos y se me volvió a aflojar una risa, aunque fue más una vibración. Alcancé su mejilla y la pellizqué pues solo para joderla.

—Quién sabe, ¿igual quién bautiza estas cosas? Si nos da la gana podemos decir que es martes de abrazos y besos —respondí con la misma diversión en la voz.

Volví a inclinarme hacia ella, le estampé un beso en la mejilla y cuando me separé me desvié a sus labios, había pretendido que fuese un beso superficial, pero a medio camino cambié de planes y lo profundicé un poco antes de separarme. Delineé su mandíbula con los dedos, me tragué un poco la gracia y solo entonces me acordé que venía la Golden Week y eso.

—¿Tienes planes para las vacaciones? —pregunté bastante porque sí—. No vas a decirme que te va a quedar en casa durmiendo~

 

No había que ser ningún genio para darse cuenta que Arata no era alguien muy afán a esas muestras de cariño, incluso cuando había sido él el primero en pedirme el abrazo. Ni idea, quizás lo estaba juzgando por su aspecto de chico malote y luego resultaba que era todo un blandito, bien podría ser, pero su apariencia no dejaba de ser la que era. La cuestión es que por ese mismo motivo solo esperé que me correspondiese al abrazo y ya, pero decidió extender las muestras de afecto y, bueno, no sería yo la que se quejase al respecto.

Sonreí como una niña pequeña cuando me apartó el mechón de pelo, porque me resultó un gesto de lo más bonito y genuino, y ladeé un poquito la cabeza antes de recibir el pellizco que me dio en el moflete, haciéndome arrugar la nariz en un gesto de molestia infantil. Con todo, era obvio que estaba en mi puta salsa, y cuando lo vi inclinándose para dejarme un beso en la mejilla, desviándose después hacia mis labios, no tuve mucho problema en corresponderle.

No me di cuenta de que el chico había pretendido ser superficial con el beso y que acabó cambiando de opinión en mitad del mismo, a decir verdad, pero ni me importaba demasiado el detalle ni era algo que me hubiese ido a molestar, tampoco. Volví a rodear su nuca con los brazos, impulsándome hacia delante para facilitar la unión que habíamos creado, y no tuve ningún reparo en profundizar la misma, ignorando que seguíamos en un aula de la academia y todo el rollo.

—¿Durmiendo? —cuestioné, con un tono de clara diversión, y me encogí de hombros—. Lo dices como si tuviese algo de malo~ Pero no, seguramente vaya a los festivales con Thi y el resto de días, no sé, ¿a alguna discoteca, quizás? —añadí, con una chispa de cierta emoción en los ojos, antes de volver a dedicarle una sonrisa suave—. ¿Y tú? ¿Nos veremos por ahí~?

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holi, perdón por la tardanza es que la vida ha pasado y me ha complicado un montón postear alkdjsa si no te da tiempo responder alguna vez más o no te apetece, i get it, but anyways me alegra que estos pendejos se hayan encontrado de nuevo so thanks for that uwu

 

No tenía ningún máster en muestras de afecto y esas mierdas, ella lo sabía, pero tampoco veía ningún conflicto en hacer un poco el tonto. Es decir, estaba en su salsa y claramente no sería yo el que le negara nada a esta mocosa, además, ¿con qué cara podría hacerlo? Tenía pintas de delicuente, pero tampoco me daba para tanto y lo admitía. La tonta sonrió como una cría y todo mientras me dejaba seguir haciendo el imbécil en resumidas cuentas.

Sus brazos volvieron a rodearme la nuca para profundizar el beso, la tontería me hizo sonreír contra su boca y ya para cuando regresamos a la conversación me encogí de hombros al oír lo que dijo de que lo decía como si fuese algo malo. No había sido la intención, es más, siempre había usado esas vacaciones para pegarme unas dormidas que eran hasta cuestionables, pero teniendo en cuenta que trasnochaba bastante pues ni modo.

Volví a enredar el brazo a su alrededor, pura necedad de mantener el contacto y la escuché con calma. Me recordó que a mis hermanos siempre les había ver los cerezos de Ueno, terminaban arrastrándome un poco por rebote y bueno, ya que Cayden había arreglado las tensiones con Hikari por el desastre de Sonnen suponía que no pasaba nada si aparecía en el barrio.

—Quién sabe~ —concedí en un murmuro, la diversión me regresó al semblante—. Si es el caso te invito a algo de comer, ¿qué dices, Ri-chan?

Le acaricié la cintura una vez más de un movimiento liviano, amplié la sonrisa y seguí en el tren.

—O a cualquier otra cosa, dependiendo de dónde nos encontremos~

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No worries uwu por aquí voy cerrando eso sí cuz time, pero eso que ni te preocupes. Gracias por decirme de rolear a los pendejos <3 los extrañaba, pa qué te digo que no

 

Decir que había atendido algo a las clases sería mentir de una manera bastante vil, porque lo cierto es que ni siquiera era capaz de fingir que estaba prestando atención. Si por regla general me distraía con cualquier cosa, aquel día no iba a ser menos, y después de la conversación que había tenido con Abby, no pude evitar fijarme especialmente en el tutor que teníamos. Nunca le había prestado demasiada atención, por aquello de que tenía su propio club de fans y no me interesaba mucho meterme con ellas, pero después de un par de minutos empecé a entender de dónde venía todo el barullo.

Igual no tenía ninguna queja con mi propia colección de... ¿intereses amorosos? O chicos a los que acudir cuando una tiene necesidades, que quizás sería más acertado. La cuestión es que estaba bien servida, y como tal, a mitad de clase me aburrí de la cara del profesor y me distraje con cualquier otra estupidez. Y así fui pasando el tiempo hasta que finalmente sonó la campana anunciando el receso, echándome encima una oleada de alivio.

No tenía realmente plan, pero al menos tenía la libertad de buscar alguno, y ese sería mi objetivo: buscar algo con lo que entretenerme.

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heyo, llegué con ganas de rolear a riri y no puedo hacer nada contra ese instinto (?) realmente no planeo hacer nada con ella, pero algo tenía que poner so eso (?

 

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La Golden Week había estado super bien, qué va. Fueron siete días que exprimí al máximo para hacer lo que me saliera del coño. Salí con los chicos, me los arrastré a la playa, nos quedamos en una habitación de hotel super chula y nos metimos cuanta mierda tuvimos a la mano. Fuimos de fiesta, apostamos, dejé a un par de imbéciles sin sus billeteras y me gané una enorme porción de cheesecake al día siguiente. Horneamos brownies, galletas, volvimos a Tokyo y seguimos matando el tiempo en el sótano. Hubo sólo una noche que Cory se excusó, diciendo que tenía trabajo que hacer, y cuando le pregunté al otro imbécil pues muy enterado no estaba, así que no fue de mucha ayuda. Anyway! Ya luego le quitaría la información.

¿Por qué? Pues porque sí.

Total que volví a la escuela con pilas recargadas, me la había pasado genial y el buen humor no me lo sacaba ni Dios. Fue mientras la profe hablaba y hablaba que recordé no haber contactado a Riri y, look, eso era imperdonable. Decidí subsanar la situación apenas tocara la campana del receso y dicho y hecho. Me incorporé sin prisa real, los airpods en las orejas, la música sonando y caminé con cierto ritmo en dirección a la 3-3. Me asomé dentro, buscando su cabellera rosa tan bonita, y entré al aula como si fuera mi puta casa. El estribillo se deslizó a mis oídos, se me pegó en el cuerpo y fui murmurando la canción a medida que me acercaba.

Mi sonrisa se ensanchó al conectar con sus ojos, me saqué un airpod y con la misma mano le corrí el cabello de la oreja para acomodárselo allí.

—Sometimes all I think about is you, late nights in the middle of June~ —murmuré, divertida, y le piqué la nariz antes de sentarme de un brinco en su pupitre; allí crucé las piernas—. Morning, Riri~ ¿Qué tal las vacas? ¿Te divertiste?

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yo vi que posteaste en la academia y bueno, im a simple man. iba a aventarte a kou, pero mencionaste a esta pendeja y dije wHY NOT

sOMETIMES ALL I THINK ABOUT IS YOUUU

 

¿Quién iría a decir que la fortuna estaría tan de mi parte aquella mañana? Todas mis opciones de entretenimiento se habían reducido a una, en realidad, y se resumía en que me apetecía molestar a Kou con mi presencia, especialmente ahora que sabía que había estado de viaje familiar y podía jugar un poco con él por ello. El destino, sin embargo, decidió arrojarme a Abby para ese día y, mira, quejas tampoco iba a tener al respecto, la verdad.

Me di cuenta de su presencia cuando ya estaba dentro del aula, tras recoger mis cosas y girarme con claras intenciones de abandonar la misma, y mi rostro se iluminó con una sonrisa al dar de lleno con su mirada. Podía haber sido el caso de que no viniese a visitarme específicamente a mí, ni idea, pero indiferentemente de ello me hubiese alegrado por verla al menos aparecer por ahí.

Pero todo pareció indiciar que sí había venido a visitarme, y mi sonrisa se ensanchó un poquito más cuando alcanzó mi posición, dejando que me apartase el cabello para colocarme el auricular en cuanto noté que esas eran sus intenciones. Reconocí la canción al vuelo, últimamente la escuchaba bastante cuando me ponía alguna de mis playlist, y seguí su movimiento después de arrugar la nariz a modo de protesta.

—Heat waves been faking me out, can't make you happier now~ —canturreé, acercándome a ella, y apoyé las manos en el pupitre para impulsarme ligeramente hacia arriba, permitiéndome así soplarle con suavidad en el rostro.

Me alejé soltando una risilla y apoyé mi espalda en el pupitre que quedaba detrás, ignorando por completo si su dueño la había dejado libre o no. Le eché un vistazo fugaz al exterior a través de la ventana, con cierto aire risueño, y asentí con la cabeza cuando volví a centrarme en ella, repasando apenas sus piernas de puro instinto antes de buscar sus ojos.

>>Síp, estuvieron muy bien. Estuve saliendo por ahí, descubriendo nuevas discotecas, y pude dormir mucho también. ¿Y tú? Se te ve animada~

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I CAN FEEL THE SEVEN ENERGY FUELING ME

 

No había esperado exactamente que Ri conociera la canción, pero oírla siguiendo el estribillo me mantuvo la sonrisa en el rostro y el ritmo pegado al cuerpo. Entorné la mirada apenas al notar que se acercaba a mí, fue una cosa ligerísima que se disolvió por completo al recibir su soplido encima. Solté una carcajada y corté el aire de un manotazo, como si fuera a servir de algo. Era el puro teatro nada más.

Luego se retiró, recostándose en el pupitre de al lado. Seguí sus movimientos con cierto aire distraído, aún moviendo los pies al ritmo de la canción, y básicamente fingí no haber notado la forma en que deslizó la mirada por mis piernas.

Eh, Riri, so naughty~

Asentí con ahínco, casi como una niña, y estiré un brazo detrás mío para apoyarme en él. Con la mano libre comencé a trazar círculos algo azarosos a un costado de mi cuerpo, sobre la madera.

—Yes, I had tons of fun~ —comenté, distraída, y me erguí medio de golpe—. ¡Fuimos a Enoshima! Había miles de fiestas en la playa, en las discos, ¡y los bares! It was great, really. ¿Tú saliste o te quedaste aquí? ¡Ah! ¿Y a qué discos fuiste? Me interesa la data.

 

Si tenía que ser sincera, ni siquiera sabía como definir exactamente mi relación con Abby en esos momentos. Era mi amiga, de eso no tenía ninguna duda, pero por algún motivo no sentía que nuestra amistad fuese tan simple e inocente como cuando nos conocimos de pequeña. Estaba lo suficientemente cómoda con ella como para poder tontear con libertad y la chica era realmente linda, pero quizás solo fuese culpa de las hormonas o le estuviese dando demasiadas vueltas a algo que no tenía mayor importancia, ni idea.

Sea como fuere, si se dio cuenta de mi repaso para nada disimulado, no se inmutó demasiado al respecto y realmente lo agradecí, porque vergüenza debería darme comportarme así de buena mañana con una amiga que había venido a visitarme de buena voluntad. En su lugar, se estiró un poco más en la mesa y me esforcé por mantenerle la mirada mientras me respondía a la pregunta, sonriendo al escuchar su respuesta.

—¿Eh~? ¿Me estás diciendo que me he perdido a Abby-chan en bikini? Qué mala suerte~ —bromeé, soltando una risilla ligera, antes de suavizar el gesto—. Pero suena a que fue divertido, me alegra que te lo pasases bien~

Alcé las cejas al escuchar que me intentaba devolver la pregunta y asentí con la cabeza un par de veces, algo distraída, antes de aprovechar la pausa y subirme al pupitre que tenía detrás de un salto. No había notado ningún movimiento, así que supuse que estaría vacío, y parecía que íbamos a estar un rato más ahí dentro, ¿así que por qué no estar cómoda mientras hablábamos?

>>Me quedé aquí, sí, que hace poco tuve que ir a China y no me apetecía mucho volver a viajar. En cuanto a las discotecas... a ver, deja que recuerde las que merecían la pena... —y para añadirle dramatismo al asunto, me llevé la mano al mentón y me tomé un buen tiempo para sopesar mi respuesta, incluso cuando realmente no hacía falta—. Estuve en dos de Minato, Zeus y Alife, y las dos me gustaron mucho. Y luego en Shibuya fui a una... ¡TK! Me lo pasé bien ahí también. Pensé en llamarte alguna noche, ¿sabes? Menos mal que al final me distraje, pero... —añadí al final, haciendo un puchero con los labios, y ladeé la cabeza mientras recuperaba un poquito la chispa emocionada—. ¿Quizás podamos salir un fin de semana juntas? —acabé por proponer, extendiendo la pierna para darle un par de golpes ligeros en el pie y llamar aun más su atención.

 

Su broma me hizo ensanchar la sonrisa, en un primer momento cargó una ligerísima chispa de oscuridad y no tardé nada en recuperar la jovialidad de antes. Alcé el índice y con la mano libre saqué el móvil del bolsillo de mi falda, buscando algo ahí a la velocidad de la luz.

—Hold up! Eso puede solucionarse. —Le estiré el aparato de lo más victoriosa y regresé a mi posición inicial una vez lo hubo tomado.

Eran, básicamente, fotos del viaje. Y eran un montón. La foto donde le había dado el móvil era una que le había pedido a los chicos que me sacaran; una de tantas, quería decir. Sólo era yo en la playa con la puesta de sol a un costado, posando un poco y eso. Además había mil selfies mías, con los idiotas, fotos y videos de las discotecas, con desconocidos, de Susu llenándose el alma de cerveza, de Susu durmiendo en calzones, de Susu liándose con una chica. A Cory era más difícil pillarlo haciendo ridiculeces, así que en la mayoría de las fotos salía bien apuesto y con esos aires misteriosos que, la verdad sea dicha, le encantaban.

—Puedes pasarlas si quieres, por cierto —le indiqué, relajada, aunque no me aguanté y acabé brincando de mi asiento.

Me subí a la silla del pupitre donde Riri estaba sentada y de ahí me senté detrás suyo. Pasé ambos brazos por su cintura, lo hice con cierta suavidad y esbocé una sonrisa algo extraña al apoyar la barbilla sobre su hombro. Solté una risilla, sin embargo, como si estuviera de lo más contenta allí.

—Ahora sí~ —susurré, en un tono bajo.

Luego se dispuso a contarme qué tal habían estado sus vacaciones y, mira, la verdad es que no la solté ni de casualidad. Fui haciendo un repaso mental de las discotecas que mencionó, la mayoría las conocía aunque a Zeus sólo había ido una vez. TK era moneda corriente, con mi piso y el de los chicos estando en Shibuya. Atendí a todas sus expresiones, así fuera de perfil debido a mi posición, pero gracias a la cercanía digamos que... tenía un buen ángulo~ Su puchero no me resultó nada desapercibido y, de hecho, esbocé una sonrisa de dientes descubiertos.

Pero qué bonita, Riri~

—I would love to! —acepté, emocionada, y la estrujé entre mis brazos con unas buenas ganas—. ¡Noche de chicas! ¿Adónde te gustaría ir?' ¿Cuál es tu disco favorita? ¡Podemos prepararnos juntas en casa y también puedes quedarte a dormir después!

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tuve que forzar un poco la narración pero es que she talked to me

also la bikini de la primera foto de Abby cuz el five