Pasillo (Primera planta)

De nuevo, si me daba cuenta tarde o temprano de que esta chica tenía similitudes conmigo en más de una cosa seguro me descojonaba en una mezcla de la más pura incredulidad y quién sabe qué más. En gran parte porque parecíamos estar en extremos completamente opuestos de una misma escala y segundo, porque era un poco jodido en algunos puntos donde nuestras líneas se cruzaban. Cuidar de varios críos y de una casa cuando ninguno de los dos tenía veinte ni siquiera.

La vi sacar el móvil, en el momento no se me ocurrió que fuese para buscar la canción ni nada, porque lo visto, tenía una neurona con atención selectiva. A la pobre casi le da un infarto, le faltó poco por mandar el teléfono a la mierda y se me soltó la risa al segundo, Dios, estuve a nada de mearme de verdad. Giré el cuerpo y todo para no soltarle la carcajada tan en la cara y me tomó varios segundos recuperar algo parecido a la compostura.

Escuché lo que dijo en voz baja, solté una última risa por la nariz y bebí algo de té, para terminar de acomodarme por decir algo. Dejó la canción sonando en el fondo, no lo esperaba pero tampoco me molestó y lo dejé correr, porque ya de paso me tiró un montón de flashes a varios momentos con la manada de estúpidos. ¿Quién me había enseñado la canción? Fujioka seguro, que pasaba con los cascos puestos a todo volumen y de repente se aparecía para arrastrarse a cualquiera para enseñarle la canción que se había encontrado o había redescubierto.

Parecía que había sido hace una eternidad.

Noté la diversión en su sonrisa antes de que repitiera lo de la faceta punk y me encogí de hombros, declarándome culpable sin ningún pesar. Seguro tenía la pinta, como la mitad de los hijos de puta con los que me había juntado, así que no había mucho que hacerle, y aflojé otra risa al atajar por encima lo que soltó en inglés. Quizás se nos había ido un poco de las manos eso de ser bad boys, la verdad, a todos.

—Tal vez~ —confirmé y clavé la vista en la lata—. Punks o la muerte, supongo.

Me respondió la tontería de los dulces, obviamente, y supongo que tenía sentido. Si tenía hermanos menores pues los dulces venían en el paquete y al final uno les pillaba gusto por rebote, no había mucho que hacerle, sobre todo si también decía que horneaba cosas. Hombre, mientras no les diera un venazo por azúcar suponía que estaba bien.

De la forma que fuese le seguí los pasos cuando me indicó que la siguiera para comenzar a subir y su pregunta por los tatuajes me hizo su gracia, la verdad. Hice memoria, porque ya eran tantos que a veces ni me acordaba del orden, sí me acordaba qué me había hecho primero, no era para menos, pero me costó un poco recordar la edad entre el desastre de recuerdos que tenía de esa época. Estiré el brazo izquierdo en su dirección luego de pasarme la lata a la derecha, mostrándole el dorso de la mano. La cabeza del indicador estaba allí, el resto del cuerpo y las alas subían por el dorso del antebrazo, envolviendo la muñeca ahora cubierta por la chaqueta.

—Catorce, junto a la faceta punk. Uno de los mayores, ya sabes de los homies, me llevó donde se tatuaba él y aquí estamos, cinco años después. —Regresé la mano a mi espacio—. Digamos que uno empieza y después ya no sabe detenerse, ni modo. A ver, la entrevista se pone complicada y hay que cerrarla con broche de oro.

Hasta entonces me había ido agarrando de sus preguntas o de sus reacciones, así que no vi por qué no hacer lo mismo. Además me picó un poquito la curiosidad, quizás la intención de arrastrarla a husmear un poco y todo. Nunca se sabía~

—¿Has estado cerca de un estudio de tatuajes siquiera alguna vez? Quiero decir, de no ser que tengas tinta en donde no pueda verla. —Me permití una sonrisa, no cargó particular malicia ni nada, pero se notó por dónde arrojé los tiros con esa tontería—. Quizás si se te vuela la pinza se te antoje tatuarte algo, qué sé yo, estoy inventando ya.

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me la iba a arrastrar hasta el tercer piso cuz time pero no sé por qué lo sentí kinda weird, así que eres libre de hacerlo tú si te da tiempito uwu y si no, pues no biggie como siempre

 

Al final subí después de cambiarme los zapatos, al llegar al pasillo de primero antes de continuar al de segundo me pareció ver a Nagi entrando en su clase. En el momento me cagué hasta las patas, la verdad, y de por sí iba media corta de tiempo así que seguí directo sin detenerme en nada.

No me pude sacar la cuestión de la cabeza las horas siguientes y tampoco me pasó desapercibido el hecho de que, bueno, Hiradaira no estaba por ningún lado.

La campana anunció el receso, me levanté y tomé mis cosas antes de salir, en el pasillo estaba Al con la precisión de un puto reloj o algo. Encontré sus ojos, lo saludé con la mano y cuando abrió la boca negué con la cabeza antes de que dijera nada.

No está.

Me entendió, ni modo, y noté que se lo llevó el diablo allí mismo. Debía sentirse inútil, le pasaba con más frecuencia de la que iría a admitir nunca a los cuatro vientos, y de nuevo no encontré mucho que hacer por él. Estiré la mano, le dediqué una caricia en la espalda y lo dejé ahí sin decir nada en realidad, dispuesta a seguir mi camino.

Bajé primero al primer piso, compré un par de sodas en la máquina y descarada como podía ser a veces pasé por la cafetería, me colé en la fila para comprar varias golosinas. Era una mierda lo que estaba haciendo, pero tampoco sabía qué más hacer e iba a ser una mierda de conversación seguramente, así que ni modo.

Regresé al pasillo de primero, me acomodé en la pared frente a las clases y me dipuse a esperar. Estaba ansiosa que daba gusto, pero si no hacía nada iba a quedarme eso atorado en el pecho el resto del año y ya de plano mejor hacer las cosas sin anestesia. Tenía que comenzar a arreglar mis desastres.

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Alto doble post pero chale Mori

 

Esperé un rato, vete a saber cuánto en realidad, jugué con un mechón de pelo mientras tanto y pensé que agradecía haberme quitado la mecha azul, porque ganas de andar pensando en retocarla no tenía. Todavía hasta ahora me costaba un huevo y medio hacer las cosas que hacía siempre sin esfuerzo, imagínate pensar en el pelo además.

Acababa de soltar el mechón de cabello cuando escuché pasos en mi dirección. La castaña apareció, me miró y luego clavó la vista en el suelo. No era raro en sí, pero de todas formas me cayeron nervios encima. Tomé aire, lo solté y alcancé a dedicarle una sonrisa tranquila.

—Hola, Watanabe-chan —respondí—. ¿Te gustaría pasar el receso conmigo?

Guardé silencio unos segundos.

—Me gustaría hablarte de algunas cosas.

 

Al parecer se quedó con la idea de los baños porque cuando estuvimos fuera y pasamos junto a ellos se desvió para asomarse, la estupidez me arrancó una risa floja y me quedé esperándola, obviamente, me pareció escucharla tararear un canción y toda la cosa pero no le puse especial atención. Al regresar a mí reflejé su sonrisa, pues porque no sabía hacer nada más y ya eso estaba bien claro. También comenzaba a ver que esta seguro conversaba con los árboles si le daban la oportunidad.

—Told ya~ —atajé a su confirmación de los baños.

A ver, no que a mí me interesara especialmente, si lo más entretenido que había hecho en los baños estos de niños pijos era fumarme un porro y darle una pitada a Hanson sin saber que luego desataría la discordia por almorzar con Sasha, pero bueno daba un poco lo mismo. Cada lugar tenía su función y de montarme mi propia versión de un desastre lo hacía en cualquier otra parte, que le preguntaran a Sasha, viendo que lo había creado de la nada en la orilla del lago.

No pensé que fuese a preguntar al verme saludar a las chicas, no me molestaba tampoco, y asentí con la cabeza sin complicación.

—La pelirroja más que nada, es de la 3-1, se llama Sasha y suelo almorzar con ella. Con la morena hablé durante un receso nada más, pero es de lo más dulce. —No eran secretos del gobierno, así que lo solté sin más, además digamos que hasta ahora podía decir que tenía al menos una amiga.

La otra se brincó los dos últimos escalones, su cabello acompañó el movimiento y me permití una risa de nuevo, cosa de nada, mientras bajaba e hice un gesto de más o menos con la mano a su pregunta.

—Del de radio, aunque es un poco un desastre. Su presidente necesitaba gente y bueno, entré un poco para ver qué pasaba. —Me encogí de hombros y aproveché para mostrarle el pasillo de segundo antes de bajar—. Sala de profesores, sala del consejo, la sala multimedia de los del club de radio, clases de segundo, más baños fancy.

Me detuve por si quería husmear cualquier lugar, total ya estaba visto que no sería yo el que la detuviese y solo después seguí caminando para bajar al pasillo de los de primero.

—Abajo tenemos la cocina del club, la sala de arte, la enfermería donde nunca hay quien te atienda, clases and guess what? More bathrooms. —No llevaba prisa como no la llevaba para nada más en la vida y ya que se veía que esta chica era hablantina, pues iba a aprovecharme del asunto. Que igual yo hablaba como cotorra si me descuidabas dos segundos—. ¿De qué parte de los States eres?

 

La información que me facilitó de las chicas no tenía nada raro, así que me limité a asentir y seguir con el rollo del tour. Cierto era que me gustaba conocer gente pero tampoco iba de puto intensa preguntándole a todo Dios si quería ser mi amigo como si fuéramos críos de preescolar. Alcé las cejas en cuanto me dijo que pertenecía al club de radio, más por la existencia del club que por su participación en sí. Sonaba cool que tuvieran uno aunque era una lástima lo del desastre, suponía que le faltaba estructura o, ni idea, ¿quizás el presidente era un vago? O presidenta, ¡no había que asumir!

Como fuera, de plano no tenía idea qué me interesaba hacer con mi vida escolar además de, bueno, estudiar, así que dejé el asunto para después. Ya lo consultaría con Miss Pillow. Eso pensé, claro, porque no tenía idea que en ese mismo piso estaba la sala del club. Bueno, ya había pasado por ahí un par de veces siendo honestos, pero haberle prestado atención era muy diferente e inexistente. Volví a alzar las cejas y me quedé viendo la puerta un par de segundos, pero me quedé lenta o qué sé yo y el chico retomó el camino hacia las escaleras. Hice un mohín a sus espaldas, nada que él viera, y lo seguí un poco de mala gana. Claro que al alcanzarlo ya había vuelto a la liviandad de antes, ni que fuera a hacerle mala cara a alguien apenas conocerlo.

Oh, well, ni modo. Ya le echaría un vistazo en otro momento, suponía. ¿Quizás estaba apurado?

—A lot of fancy bathrooms! —solté por la pura gracia, junto a una risa bastante despreocupada, viendo las puertas de los clubes—. Tienen un montón de clubes, eh.

Regresé la mirada a él en cuanto recibí su pregunta y suavicé un poco la sonrisa, que medio me había quedado la emoción de antes pegada.

—L.A., baby~ —Le guiñé un ojo y seguí caminando, girando sobre mis talones pues porque sí. Un poco rara siempre había sido—. Aunque no estuve mucho allá, ¿como cinco años? Pero se me pegó el acento de mamá, plus when she's mad! Oh boy, can't tell ya.

Acompañé aquello último de una risa floja y me fui golpeteando las piernas al ritmo de cualquier canción random.

—¿Y tú? ¿Estás hace muchos años aquí? ¿De dónde eres?

 

No había que ser ningún genio para saber que incluso si intentaba devolver algún tiro no tardaría mucho en dar la respuesta que correspondía, se me debía notar en toda la cara la clase de persona que era y aunque a veces me mortificaba, aunque en algunas oportunidades había deseado no ser cómo era, en ese preciso instante me daba bastante igual.

Que respondiera con tal indignación a mi tontería de dejarlo perdido a mitad de la escuela me arrancó una risa, fue bastante liviana, casi cristalina y un poco lo sentí, quién sabe, pero cuando dijo que era hermano de Kashya suavicé los gestos al punto de la estupidez. A cualquier otra persona quizás la habría cohibido un poco saber que estaba hablando con el hermano de una de sus amigas, pero a mí me echó encima tal tranquilidad que parecía que me había dicho que era mi familiar perdido o algo así.

—Primero, tienes razón. No sería capaz de dejarte tirado por ahí ni aunque me pagaran seguramente —comencé mucho más sosegada—. Segundo, no sabía que Kashya tenía un hermano, pero también es un placer conocerte. Me alegra que vengas a la escuela con ella.

No había nada más cierto que eso, sabía que Kashya nos tenía a Blee y a mí, también a Emily, pero había algo diferente a tener a su familia directa con ella. No sé, brindaba una tranquilidad diferente saber que ahora su hermano estaría allí y tal, por si acaso.

Me distraje en eso lo suficiente para que cuando volvió a hablar parpadeara un par de veces, la tontería me regresó un poco de color al rostro y seguí sus movimientos despacio en lo que se despegaba de los casilleros, se inclinaba y estiraba la mano. Bueno, teníamos a Kashya con su cara de póker y al señorito aquí presente, sin escalas en ninguna parte.

No era ninguna loca del espacio, tampoco una mente maestra, y una mayoría importante del tiempo no sabía rechazar a la gente porque no encontraba razones para ello. Era de hacer dos más dos para saber que me iba a dejar arrastrar al carro, sobre todo si era el hermano de Kashya, así que estiré la mano para alcanzar la suya y aceptar la oferta en resumidas cuentas.

—Todo un caballero, para variar. No veo por qué no —respondí sin más, sonriéndole de nuevas cuentas.

El timing fue un poco jodido, eso había que decirlo, porque Al se apareció por el pasillo y lo vi fruncir el ceño al comerse el numerito. No me sorprendió en sí mismo, sabía cómo podía ponerse a veces, pero siguió a lo suyo en su casillero y pronto lo alcanzó el rubio aquel con el que se juntaba, distrayéndolo.

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me lo iba arrastrar al tercer piso cuz idk time, pero lo sentí weird como el día que me anduve arrastrando a Sasha so here we are *rueda all over the place*

 

Me eché encima una expresión de decepción de lo más realista cuando dijo que no había visto fantasmas, aun cuando realmente solo lo había dicho por decir y también era consciente de que, en caso de haber fantasmas, aparecerían por la noche y no en plena mañana. Eh, parecía hasta una buena excusa para colarse en la academia alguna noche o algo~

Noté que Abby se distraía con las personas que pasaban, cosa que no me tomé en absoluto como algo personal, especialmente cuando sabía que iba a conseguir llamar su atención con lo de mi profesor y su posible idilio con una alumna. Así fue, claro, y asentí un par de veces con la cabeza para después soltar una risa divertida por su comentario. Era un buen cotilleo para empezar, eso desde luego.

Luego me comentó que su tutora era algo extraña e intenté hacer memoria para ubicarla. Estaba especialmente al tanto de mi tutor y de la tutora de la 3-1, que también tenía lo suyo, por parte de Alethea, pero la 3-2 se me escapaba en gran medida. Lo bueno de todo era que ahora tenía a Abby de infiltrada, ¿cierto? Y en cuanto se ajustase un poco más, podría pasarme chismes interesantes de su tutora. ¿Quién sabe? Igual y le pedía que me vigilase a Sun-sun, ya de paso~

—Ah, ya. Dicen que es superdotada y que se ha sacado varias carreras ya, pero yo creo que ha escapado de un manicomio y aun la siguen buscando —comenté, sin perder la chispa de diversión en mi voz, y poco después se me escapó otra risa al notar su insistencia con el otro tema—. ¿La chica? Ni idea. Dicen que no es de tercero, si no de segundo, aunque también he oído que en realidad está liado con varias alumnas a la vez y que el rumor de que está solo con una es para tapar todo eso. ¿Qué pasa? ¿Acaso estás interesada en él o algo? Mira que podría pedirle una tutoría con excusa de mi proyecto y te lo presento~

 

La verdad, bueno era topar con gente lo suficientemente despreocupada para lidiar con mi culo disperso, que muchas veces se iba por las ramas o se distraía con las tonterías más absurdas. Tampoco me había hecho mucho problema las veces que llegué a ofender a alguien y, fuera defecto o no, tampoco era buena en esto de esforzarme por adaptarme a los demás. Eventualmente las personas que no conseguían manejarme se alejaban y, bueno, quedaban los que sí. Hasta ahora eso nunca me había amedrentado lo suficiente, vete a saber qué haría si llegaba el día donde genuinamente me importara que alguien quisiera irse.

Había tenido suerte, además.

Asentí a la información que me proporcionó de mi propia profesora, pintas de inteligente seguro tenía, pasa que seguro era de esos que el cerebro les daba la vuelta entera y se iban un poco a la mierda. Los excesos siempre eran malos, you know. El comentario del manicomio me arrancó una risa ligera y seguí sumamente atenta al chusmerio de su tutor, el adúltero.

—¿De segundo? ¿O sea que ni siquiera es alumna suya? —repliqué, de lo más sorprendida y metida en la historia, y luego suavicé la sonrisa al regresar la vista al frente—. Eh, no sé~ ¿Dices que valga la pena? ¿De veras es tan guapo? Ni modo, tendré que visitarte uno de estos días así conozco al famoso infame~

Ri podía tomarlo como quisiera, pero con mi historial a la espalda no era tan extraño que realmente estuviera considerando la posibilidad de conocer a un tutor que tenía fama de liarse con sus estudiantes. Si sonaba a mi tipo y todo~

—Por cierto, ¿qué vas a comprarte? ¿Alguna recomendación? Ya sabes que mamá da asco cocinando, así que tendré que depositar mi confianza en las muy amables señoras de la cafetería. El otro día un chico super mono me hizo el tour por la escuela, ¿sabes? ¡Y tenía almuerzo casero y todo! Me lo llevé al dojo para robarle algo de comida y al final tuve que irme~

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te respondo acá porque el último post del pasillo en planta baja es mío y encima con Abby, fue demasiado para mi five(?

 

Una ligera chispa de emoción genuina se me coló en el rostro cuando la muchacha me confirmó que, efectivamente, era de por la zona. Escocia, para ser más exactos, e incluso si la zona Norte quedaba especialmente lejos de Cardiff, pues ya era una casualidad encontrarnos en un sitio como Japón. Bien era cierto que nunca había sentido gran apego por la ciudad que me vio nacer, pero eso no quitaba que sintiese cierta familiaridad reconfortante al distinguir su acento en inglés.

—Pleasure's mine, lass~ —contesté, con tono casual y la naturalidad que me otorgaba el inglés, sin ocultar la sonrisa satisfecha en ningún momento.

Después repetimos el proceso de mirar las aulas en el pasillo de segundo, lo que me hizo preguntarme si lo hacía por si acaso o si el famoso chico también tenía conocidos en segundo, aunque no tuve mucha oportunidad de preguntar al respecto y, bueno, tampoco era tan relevante. Seguí de nuevo el movimiento de su mano, casi más por inercia que otra cosa, y esperé pacientemente a recibir su respuesta final, pues el sonido pensativo que dejó salir antes más bien parecía querer crear suspenso por crear.

Y, tenía que admitírselo, consiguió su objetivo.

La expresión se me aligeró en lo más mínimo al descubrir que solo era un amigo, aunque ni siquiera fui plenamente consciente de ello, y simplemente asentí con la cabeza cuando propuso que podía estar en el invernadero. Bueno, si decía que le gustaban las flores, parecía una opción más que lógica, ¿verdad?

>>Greenhouse it is, then~ Aún no lo he visitado y he oído cosas buenas de él —comenté, siendo casi más un reflexión al aire que otra cosa, y terminé por alzar las cejas en un gesto de sorpresa cuando me formuló la nueva pregunta—. ¿Flor favorita? Uhm... ¡Sí! Me gustan las campanillas de invierno —admití, con quizás algo más de emoción de la que hubiese planeado, y volví a mirarla con una sonrisa alegre antes de retomar la marcha hacia abajo—. ¿Y tú?