Quizás si tuviera más neuronas en funcionamiento me hubiese parado a pensar en que Aleck literalmente podía sentirme el frío del cuerpo y al menos una pequeñísima parte de la peste a hierba, pero la verdad es que ya había desconectado un montón de cables y solo estaba movido por la maldita paranoia, solo estaba allí dándole vueltas y vueltas y vueltas a la misma mierda. A Ko, a la gente que dejaba irse y al montón de hilos que podía ver pero no me servían de nada, todo mientras seguía aferrado al brazo de Aleck como si fuese mi única ancla. Y de repente, no sé, quise detener el mundo y pedirle un abrazo porque la ansiedad me estaba comiendo vivo, porque estaba cagado hasta las patas y no sabía qué más hacer. Aún así me callé como siempre, solo seguí andando y escuchándolo aunque así como quería pedirle un abrazo, solo quería desaparecerme un rato, fumar lo que me había quedado del porro y no estar en la escuela. Pero te perdono si me sueltas el brazo antes de arrancarlo. Good luck with that, Cookies, today is not the day. —¿Cleptomanía? Quizás, no me había detenido a pensarlo —respondí un poco porque sí y fruncí el ceño al verlo meter los billetes a la máquina de todas formas—. Eres malo siguiendo órdenes, ¿no, Akkun? De cualquier manera asentí a lo de si todavía me gustaba la fresa, luego buscamos la mesa y nos sentamos uno frente al otro. Un poco habría querido seguir robándole calor, pero había que tener decencia, así que solo abrí la lata y le di un par de tragos. No contaba conque fuese a preguntar por la naturaleza real del Sakura, pero tampoco vi por dónde mentirle. Suspiré con algo de pesadez y apoyé el codo en la mesa, para descansar el rostro en mi mano. —Es el infierno desatado en la Tierra, la verdad. Hay gente peligrosa a secas y los límites de la moralidad son por demás dudosos, muchos estamos aquí porque podemos pagar la matrícula, otros por becas y tantos otros porque tienen los contactos suficientes para ser aceptados, incluso si son estudiantes de mierda. —No me di cuenta, pero había empezado a repiquetear la pierna izquierda. También me dio por conectar neuronas de la nada—. Así que sabrás disculpar la peste a hierba. Contenido oculto rolear el mess de cay así de dizzy no es buena idea bro pero aquí estoy also IM SPEED
Una risa ligera se me escapó al escuchar aquello de que yo no era capaz de seguir órdenes. Dios, era tan cierto. Supongo que era problema que venía cargando desde que era un niño, desde que tenía memoria básicamente. No era capaz de acatar las órdenes más simples, no propiamente porqué no las entendiera, sino porqué podía ser un necio testarudo de primeras, casi como si hubiera algo de mí que se rehusara de manera directa o indirecta a hacer lo que me pidiesen. Claro que no era así todo el tiempo, de hecho solo era en situaciones muy puntales; cuando me decían "no puedes", "no debes" o "no hagas". Cuando ya nos encontrábamos sentados pude notar que Cay seguía mirando de reojo mi brazo, como si hubiese querido seguir pegado a él. En el fondo no era tan raro, que con lo frío que estaba el chico sentía ganas de prestarle un suéter o algo, o hasta prestarle mi brazo si era necesario, con todas las cosas que parecían pasar en esta academia, pero sobre todo las que le ocurrían a él, sentía que lo menos que podía hacer era estar ahí para él. Después de todo, ya era plenamente de la horrible sensación que era sentirse solo y a la deriva. Ambos bebimos sin mayores preocupaciones en el momento, aunque por desgracia me atragante un poco con el liquido al escuchar el nombre que usó el pelirrojo para referirse a la academia. Debía decir que estaba sorprendido y a la vez no tanto. Yo mismo había estado relacionado con parte de la peor escoria de Irlanda, no por nada la broma de los antecedentes no era tan broma, y por las pocas cosas que había visto en los estudiantes de la academia podía decir desde un inicio que todos parecían cuanto menos 'peculiares'. — Huh, ya me parecía raro que hubieran aceptado a alguien cómo yo en una escuela que parecía tan refinada ¿Eh? Menos mal que mis padres pagan por anualidad —le di un trago más a mi bebida antes de seguirlo escuchando mientras miraba a la mesa— . ¿Eh? Oh, no, no, no pasa nada, estoy en parte acostumbrado al olor, aunque ya lo deje hace tiempo. —solté con total honestidad, sabiendo que alguien como mi propio amigo no me juzgaría por ello, aunque pronto empecé a notar que su pierna comenzaba a temblar mientras hablaba sobre como era la escuela. — Vaya, ¿sabes? cuando me apunté a todo esto de "Tener una nueva vida y otra oportunidad" esperaba muchas cosas, pero sin dudas no estaba preparado para esto —solté una risa nasal para volver a mirar a Cay con una sonrisa— ,creo que podré adaptarme, además, mientras aun tenga a un hermano cerca, no puede ser tan malo ¿No? Tomé mi lata aun con algo de liquido y me puse de pie. >> Qué tal si vamos a la azotea para que puedas "tomar algo de aire fresco" ¿Eh? Así al menos con la brisa de afuera no impregnarse mi ropa con ese aroma.— reí un poco mientras invitaba al chico a ponerse de pie. Las clases ya daban un poco igual, me había ya presentado con el grupo y eso me bastaba. Además, siendo que Cay pasaba por un momento tan complicado, quizás no me haría daño pasar un tiempo de calidad con él, ponernos al día con nuestras vidas y tal. —Hey, Firey Hair? —lo llamé en ingles, con ese característico acento irlandés que me cargaba — Ain't it fun? Living in the real world. Solté un par de risas más antes de volverlo a mirar con aquel brillo común en mis ojos. Tal vez la academia no era lo que yo imaginaba, tal vez este sitio se parecía más a mi hogar de lo que quería aceptar, pero era una nueva oportunidad, era un nuevo comienzo por mi cuenta, y mientras él estuviera cerca, valdría la pena intentar. Contenido oculto QUEDAN 5 MINUTOS *pone de fondo sweet dreams [are made of this]* Que bueno, más que para llevarse a los muchachos a la azotea es para concluir el día en una nota optimista y alegre con los bros uwu cofy montarnos un fic despuescof
La noche del día anterior Ryu me recibió al salir de la cocina con una puta nota a lo que lo miré como si tuviese un animal en la cara, lo más de extrañado hasta que mencionó a las que se habían ido recién. Bufé en el proceso en que la sujetaba, leyendo en lo que abría la puerta lo que parecía una familiar completa. Vaya jueves tan movido. La cosa fue que me la guardé en el bolsillo del jean hasta acabar mi turno, quitárme la gorra, la camiseta y volver a ponerme la prenda maltrecha del instituto para colgarme la mochila al hombro. Esperé a que Ryu cuadrase la caja y salí alzando la mano como despedida. En cuanto rebusqué sacando las llaves de la moto dicho papel de mierda terminó en el suelo, bufé en lo que lo levanté para leerlo por fin. No era un favor, estúpido, era un simple regalo. Los regalos no se regresan. ¿Estúpido? Fruncí el ceño en lo que arrugaba la hoja en mi puño. Según la liebre era un jodido regalo, pff, como si se le diese regalos a un pobre diablo... Estuve a nada de tirar la hoja al piso pero no supe ni por qué putas terminé guardándomela de nuevo en el bolsillo, subiéndome luego de ponerme el casco poralizado en la cabeza, y echarme a andar a toda velocidad en la estúpida carretera hasta mi casa en lo que me comía un poco la cabeza. ¿Y si era cierto? ¿Y si era un jodido obsequio porque la tonta era retrasada y le daba cosas a desconocidos? El sonar de la lata retumbó en el metal de la máquina, sacándome de los recuerdos medio pendejos que tenía, pasaría la página como si nada porque qué putas iba a seguir pensando en lo mismo si la chica había dicho que no era un favor, y si se burlaba con alguien más que lo hiciese, no me importaba un carajo. Destapé la bebida de uva en lo que enterraba la otra mano en el bolsillo, quedando con los orbes prendados hacia las ventanas. Contenido oculto Yáahl
Ya lo había dicho, era un día maravilloso para divertirme con el montón de desgraciados que había en esa escuela. La mañana había empezado por todo lo alto, con haberme comido el espectáculo de la mariposita y su niño consentido y luego haber alcanzado al chiquillo. Al otro se lo habían llevado veinte diablos a la vez y gracias debía dar que no me estuviese comiendo el show del patio, porque se lo llevaban veinte más. Akkun, aparecido por generación espontánea. Y eso que me faltaba la pieza clave para tirar todo al carajo, despedazar un mundo entero o solo terminar de cagarlo. Aún así, tiempo al tiempo, la paciencia era una virtud y digamos que aunque no pareciera podía tenerla. Me aburría mucho, qué decir, y para montarme un buen espectáculo debía reunir las piezas y luego presionar los botones correctos. Podría haber seguido a la mariposita para incordiarle el receso que seguramente pasaría con el castaño, pero cuando vi a Kurosawa pasar en dirección a la azotea no se me antojó demasiado en realidad. Igual me aburrí como desgraciada, no regresó pronto y aunque podría haber subido me dio algo de pereza, así que solo decidí a bajar a la cafetería y ver qué salía. Fue cosa de acercarme y notar a un diablo que seguro luego lamentaría no haberse ido a alguna otra parte inmediatamente, con la cara de perro que tenía que le hacía competencia a Sonnen y Dunn en un mal día, que últimamente eran... Todos básicamente. Rude~ Total que me acerqué a la máquina, me saqué unas monedas del bolsillo y me compré una lata de Coca-Cola. La abrí, le di un par de tragos y me sonreí como si hubiese sido lo mejor del día, cuando no lo era pero ni de cerca y como si no estuviera echándole el ojo al otro idiota. Unos segundos después me acerqué, no le invadí el espacio porque me olí un poco la mierda y si acaso incliné el rostro para ver qué era lo que estaba tomando. —¿Uva? —dije casi al aire, con tono tranquilo—. Ah, los refrescos de uva son buenísimos~ ¿Que si creía que le importaba mi opinión? Ni de putísima coña, pero oye, por algún lado había que amarrar la conversación. Contenido oculto Post sin cinta cuz son las 5 am, estoy del celular y me dio tremenda pereza ir a buscar la cinta a los posts del pasillo cuando me di cuenta que no la tenía descargada Entre Shiori y Eris me cargo encima un mood tan destructivo que debe hasta ser peligroso para mi salud, pero bueno aquí vamos (? Trusting the process to release hell
Si es que estaba haciendo un buen día y todo, al menos parecía que no iba a llover, porque el frío en la motocicleta sin cargarme la chaqueta encima era una porquería. Di otro sorbo en lo que se me lubricaba la jodida garganta luego de comer, al menos hoy si había llevado almuerzo y eso, así que hambre no tenía ni por las jodidas curvas. Alguien se acercó a la máquina, ni puta idea de quién porque no le presté un minímo de atención hasta que habló, al aire aparentemente mencionando el sabor de lo que me estaba tomando. Era una mujer. Le miré a los ojos con hastío impreso al denotar el color de sus pupilas, porque me cagaba en todo, ese verde asqueroso, como el de mi ex-novia. —Ajá —solté en desinterés impostado. Debía dejar de gruñir por una mierda y media, pero mira que me costaba la eternidad pese a que Kathe y Ryu me lo estuviesen diciendo cada minuto. Y ahora estaba esta tonta aquí, diciendo que el refresco de uva no sé qué pero tomándose una Coca-cola. Idiota si que era. Contenido oculto Bienvenida Erisatanás (?)
Se notaba desde el espacio que este desgraciado no era el alma de ninguna fiesta, posiblemente no se aguantara ni solo y me hizo gracia la verdad. Vete a saber quién les había hecho tanto daño en la vida para ponerles semejante cara de culo a algunos, es decir, claramente no había sido el suficiente porque tenían la mala suerte de toparse conmigo, pero el punto se entendía. Cuando me miró con evidente hastío estuve a nada de soltar la risa, pero me contuve solo para poder seguir molestando un rato hasta que se harta, que seguro no le tomaba mucho tiempo. Le di otro sorbo a la Coca-Cola, sin dejar de mirarlo, que de pasó me sirvió para bajarme un poco la diversión que me echaba encima este cabrón. —Aunque igual te falta azúcar en el cuerpo~ —comenté porque me dio la gana como todo lo que hacía—. Te van a tener que desarrugar el entrecejo con plancha antes de los veinte.
Continué tomando de la lata como si nada en sorbos pequeños, casi ignorando su presencia porque al menos la jodida tenía la decencia de andarse con las distancias, un poco si iba a relajarme pese a tener su mirada asquerosa encima, como si se le hubiese no sé, perdido otro igualito, aún así iba a dejarlo pasar porque no es como sino me desgastara el estar gruñendo como pitbull arisco con la manada de imbéciles en ese instituto; pero a la idiota se le ocurrió soltar un comentario de lo más basura. Como sino me la pasase mascando chicle como condenado en el receso. Aunque bueno, ya se me habían acabado los desgraciados. —Para lo que me importa —siseé en respuesta, mirándola de nuevo en lo que caía en cuenta del par de mechones blancos a cada lado de su estúpida cara—. Te faltó echarte tinte, bruja.
Me daba risa que los de su clase nunca parecieran molestarse en pensar que el hecho de que sus putas caras de culo solo me motivaban a seguir molestando, como si no les hubieran molestado en la puta vida o quién sabe qué coño. La reacción siempre provocaba otra de regreso, la gente como yo se lo pasaba bomba con ese principio. Entre peor el comentario, peor el ceño fruncido y todo, más seguíamos porque siempre el que se dejaba encabronar era el que perdía. Es decir, no que yo tuviese nada que perder o por lo que ofenderme~ Pero este se veía que le respirabas en el mismo cuadrante y sentía que le habías insultado a su madre y a todos sus muertos. Joder, es de que de verdad, ¿cómo se podía tener tan mala hostia? Había que ponerle esfuerzo y todo. No que me interesara aclararle a este pedazo de mierda que sí el tinte me faltaba pero por obra de la naturaleza, así que solo me agarré del remedo de insulto. —¿Bruja? —Ya no lo pude contener, se me aflojó la risa y estuvo a nada de convertirse una carcajada áspera—. Hombre, ya quisiera ser una bruja~ Suponiendo que no fuese ya una personificación del diablo, pero detalles. Bebí algo más del refresco, di un par de pasos, medio rodeándolo y me detuve un segundo, antes de comenzar a avanzar por el pasillo. De cualquier forma sí aburría un poco, no las reacciones, si no de que su mal genio pareciera tan putamente forzado. Me jugaba la cabeza a que este desgraciado no sonreía pero ni para sí mismo al escuchar una buena canción o algo y mira, qué vida de mierda. —Con la cara de moco en esta puta escuela solo te van a seguir agarrando de piñata de la fiesta —comenté al aire ya alejándome, con la diversión impresa en la voz—, para que no te vayas a quejar luego, blondie~ muchos no aburrimos como hijos de puta y tú eres el objetivo perfecto para dar por culo. Seguí caminando, agité la cabeza tragándome mi propia gracia y me perdí entre la gente. Contenido oculto intenté encontrar motivos para que no se fuese, pero eris y sus motivaciones me son incomprensibles (?
Me adentré en la cafetería con los auriculares puestos a todo volumen, quizás en un intento por silenciar el ruido a mi alrededor. No era ninguna sorpresa para nadie que rehusaba las muchedumbres, me daban ansiedad y los días de lluvia definitivamente no ayudaban. Todos parecían haber coincidido en dirigirse a la cafetería y yo, como un estúpido, había olvidado traerme el almuerzo. Que me tragase la tierra ya, por dios. Rachel había quedado en almorzar con algunas amigas de clase y yo no quise interferir, de modo que allí estaba. No es que la soledad me molestase, de hecho la prefería, pero a veces era algo deprimente pensar que mi de por sí limitado círculo social se redujese a un par de personas y ya. Era lo que tenía pasármela huyendo como un animal arisco, suponía. En esas estaba, avanzando lentamente en la fila con el rock amortiguando las conversaciones a mi alrededor cuando reconocí la figura de alguien. Era... aquella curiosa senpai que llevaba una venda en el rostro, y que había dejado en su momento en los casilleros por no saber entablar una conversación decente. Hacía bastante que no la veía, ¿se habría integrado bien? Me bajé los cascos al cuello, y tras tomar una bocanada de aire decidí acercarme. Así al menos me quitaba ese peso de encima. —Senpai —saludé, escueto, sin saber muy bien qué decir. Probablemente no se acordase de quién era, ni siquiera nos habíamos presentado, de modo que enterré las manos en los bolsillos e improvisé—. ¿Va... todo bien en la escuela? ¿Qué clase de desconocido se acerca a preguntar esas cosas sin más? Qué desastre. Contenido oculto Insane owo!
Luego del timbre de la campana me dediqué a trazar alguna líneas en mi agenda de apuntes, repintando un poco en el proceso para poder guiarme adecuadamente, escuchando la lluvia rebolotear por fuera de la ventana, en donde justo yo tenía mi asiento. El sonar de las gotas desapareciendo contra el choque me relajaba, el sonar de las tormentas las sentía como una caricia en mis mejillas pese a no tenerlas encima literalmente. Me pregunté entonces si el cielo estaría cubierto en totalidad, o parcialmente en donde se notaba algún trozo del azul claro. Cerré el cuaderno en el proceso, levantándome para comenzar a contabilizar los mismos pasos que había contado en la mañana hasta la puerta, guiándome hasta las escaleras. No lo hice deprisa, quizá y tarde un poco más al estar los pasillos con más estudiantes de lo que estarían en realidad, pero aquello tan solo me animaba a sentirlo como un reto, en lo que la sonrisa no demoró en llegar al ir bajando. Podía sentir de igual forma el cómo los probablementes desconocidos se hacían a un lado, para dar permiso suponía. Derecho, derecho, a la izquierda y luego... debería estar la cafetería. El sonar de muchas voces hablando fueron lo que me terminaron de guiar al final, enconjunto al aroma de comida recién preparada. Me formé en la fila al escuchar la voz de una chica que me ubicó de por sí, le di las gracias en lo que alisaba los tablones de mi falda, pensando en lo que compraría hasta que la voz de un varón quizá menor me llegó, era suave de por sí, no tenía tosquedad a lo que comencé a recordar en donde lo había escuchado antes. —Buenos días —murmuré creyendo que era para mí, en caso de no serlo mi rostroa ardería como un fosforito encendido—. Supongo... me hablas a mí, ¿verdad?
No sé muy bien qué esperaba acercándome de esa forma, ¿que mágicamente me reconociera? Tan listo para unas cosas y tan estúpido para otras. No había que ser un lince para notar que estaba muy verde en cuanto a relaciones sociales se trataba, que se me escurrían como arena entre los dedos, de modo que su pregunta suave y cortés confirmó mis sospechas, lanzándome la sangre al rostro. Evidentemente la había sacado de base, empezamos bien. —N-No. Osea, ¡no supones mal! Sí te hablaba a ti, quiero decir... —Estaba tan acostumbrado a que Rachel allanase el terreno por mí que no podía evitar sentirme más nervioso de lo habitual al estar solo en aquella ocasión. Pero fuese consciente o no, estar rodeado de tantas personas (chicas sobre todo) desde el primer día había hecho ciertos avances en mí, de modo que pude calmarme lo suficiente como para reconducir la conversación—. Perdona, debes estar confusa. Hablamos hace mucho rato, pero no me presenté —Dejé caer los hombros, soltando un pesado suspiro—. Soy... Shirai Yule, de primero. Deslicé la mirada por la cafetería, para terminar posándola de nuevo en ella y en su venda. La chica parecía estar sola, al igual que yo. Lo mío tenía sentido, en cualquier caso... ¿Pero ella? ¿La estarían esperando fuera, quizás? >>Creo que no llegué a preguntar tu nombre, y si ese es el caso... ¿Me lo recordarías, senpai?
El tartamudeo me hico elevar las cejas ligeramente, luego el tono de voz que aumentó y disminuyó en un instante, preocupándome un poco si el chico frente a mí se encontraba bien, si era culpa mía el que hubiese reaccionado como lo imaginaba en mi mente, o si simplmente solía ser así, solo esperaba que no me estuviese hablando porque alguien más lo había forzado, porque aquello me haría sentir verdaderamente mal. Mordí el interior de mi mejilla, ligeramente inquieta hasta que se presentó y después dió su año de estudio. Quizá era eso. Por ser de primero. —Shirai-kun, un placer —me incliné ligeramente hacia adelante, enderezándome luego de una sonrisa suave que le dediqué como acostumbraba. Sentí que la persona delante de mí caminó a lo que le imité sin dejar de prestarle atención, continuando el flujo de la fila hacia la tienda de la cafetería, no fuese que por nuestra conversación provocaramos un mal momento de espera al resto de estudiantes. —Lo lamento, fue torpe de mi parte no presentarme inmediatamente luego de tú hacerlo —sentí las mejillas calientes en lo que ladeaba la cabeza—, Violet Balaam, de tercero. Volví a inclinarme hacia adelante, llevando algunos mechones de mi corto cabello tras la oreja. No sabía muy bien si ya tenía con quién almorzar aquella tarde lluviosa, o si de lo contrario solo había bajado a comprar, como yo. >>¿Alguien te está esperando para almorzar, Shirai-kun?
Dios, la pereza con la que bajé las escaleras tuvo que ser algo digno de recordar, sobre todo teniendo en cuenta que por regla general tenía un cohete en el culo y me movía prácticamente a saltos por la Academia. Pero qué va, lunes más resaca más porro más lluvia tenía que ser la ultimate combination to destroy me, así que ahí iba a paso de tortuga. Para la gracia, parecía que el destino ya se había encargado de decidir por mí porque la puerta de la enfermería estaba cerrada, lo que significaba que habría gente dentro y, joder, que pocas ganas de dormir con gente por ahí rondando. Así que pasé de largo y... bueno, pasé de largo de todo el mundo, ni siquiera me fijé en Sasha al pasar por el pasillo de la planta baja, y entré a la cafetería. Me colé como una jodida desvergonzada, ignorando por completo la cola que se había formado (que encima era bastante larga por ser día de lluvia y todo el rollo), y acabé echándome sobre el mostrador para pedirme un americano. —¿Me lo apuntas~? —Sabes que no puedo hacer eso, Welsh-san. —Venga, va, apúntamelo~ Que no tengo suelto... ando pobre, ¿sabes? Seguí insistiendo un buen rato, poniendo carita de cachorrito y todo, y al final el chico que atendía tuvo que ceder porque solo estaba consiguiendo alargar más la cola y que estuviesen aún más irritados por tener que estar detrás de mí encima que me había colado. Le dediqué una sonrisa de lo más deslumbrante al ver que aceptaba y me alejé de allí de lo más contenta. Mis tácticas seguían on point~ Contenido oculto Heyo traigo más relleno so still don't mind me (?)
Pedazo de clima de mierda, de verdad, había empezado a caerse el cielo y a esas horas seguía sin parar. Si en Shinjuku estaba lloviendo de la misma manera me iba a cagar en mis muertos cuando llegara a casa, porque seguro el agua se había colado por todas las putas goteras que había en el pasillo de arriba y en el cuarto de mamá. Me iba a tener que echar la noche secando el piso, poniendo el radiador y toda la parafernalia que nos iba a subir hasta el recibo de luz. Es que había que ser cagado, en serio. Salí de la clase con pereza, la verdad es que no había mucho que hacerle a la vida con un día de lluvia de esos. Nada de azotea, patio ni una mierda, todo eran paredes grises y ya. Digamos que podía agarrarme de la estupidez de Sasha con la venta de cosas robadas para, al menos, ir a pedirme un café que no fuese de máquina a la cafetería así que con eso en mente me dispuse a bajar. Noté la melena rubia de Welsh por ahí, me colé como un campeón con la cara de culo tan bien puesta que nadie se atrevió a decirme un carajo y me pedí el café para finalmente seguirle los pasos, pues porque sí, con algo había que divertirse hombre. Ya cuando la alcancé había aflojado los gestos para ponerme la eterna burla encima. —Buenas tardes, rubia~ Claro, qué coño iba a saber yo que Pierce le había robado el móvil y pensaba dármelo para venderlo, aunque igual de haberlo sabido seguro me importaba un carajo. Pasta era pasta. Contenido oculto tengo cero self-control
Un poquito desvergonzada de verdad que era, que encima de que hice al pobre chico que me siguiese apuntando deudas como si en algún momento me fuese a dignar a pagarla de verdad, de paso también decidí que era buena idea robarle unos cuantos azucarillos de más solo porque sí. A ver, que los usé y eso porque me gustaba el café dulce, pero un poco lo hice por joder también. En fin, estaba tan en la mierda que con tan solo darle un sorbo al café ya sentí que me revigorizaba de manera considerable, que encima estaba calentito y ni modo de negarse que sentaba bien con ese día tan feo, así que el estúpido de Arata iba a tener bastante suerte de caerme justo en ese instante y no antes. Realmente podía haber sido cualquiera, si ya se había visto que eso de llamarme por mi color de pelo se había extendido bastante, pero lo reconocí al vuelo porque, a ver, no era como si pudiese olvidar su voz tan fácilmente~ —Ara-kun, hombre, cuánto tiempo~ —murmuré, girando la cabeza solo lo suficiente para poder enfocarle el rostro—. Ya pensaba que te habías olvidado de mí, ¿sabes? Y estaba un poco triste porque nos lo pasamos bien, right~? Eché apenas un vistazo por encima del hombro, hacia la fila de alumnos que ya había recuperado la normalidad, y me sonreí apenas cuando volví a centrarme en el chico. Venga ya, si no se habría colado también, el sinvergüenza. Contenido oculto Uy, un shimi-kun para comer u///u
Haberla agarrado con el humor de perros seguro hubiese sido para mearse o matarse, vete a saber, daba hasta curiosidad pero en fin, quedaría para otro momento de mi vida en que fuese consciente de ello. Encima, había tenido un inicio de mañana de lo más raro con la cría aquella de su clase y aunque ya podía ser un grano en el culo, bueno, entre eso, el contrato de Allen que Altan había tenido que traducirme porque yo era estúpido a secas y pensar en las goteras no estaba trabajando a potencia. Igual valía. —¿Te imaginas olvidarte de la americana que te dio la bienvenida a la escuela? Seguro se condena con pena de muerte~ —respondí con la sonrisa altanera pegada en toda la cara, ya luego aproveché para darle un trago a mi propio café—. Nada como colarse en una fila, ¿no, Ali-chan? Ni idea de a dónde mierdas estábamos yendo realmente, pero daba lo mismo.
— Ah, claro, claro. Vaya, me imagino lo que habrá sido vivir solo con tu hermano. Más grande encima. ¿Hace mucho que viven solos? ¿Y en donde tiene tu papá su casa? O sea, no voy a tener ni la más remota idea de donde queda, pero luego puedo buscarlo en Internet —bromeé. No había mencionado a su madre, pero supuse que o se había olvidado o había otros motivos. Decidí dejarlo pasar. No había picado tanto mi curiosidad como para atosigarlo a preguntas. Además de que tampoco era el momento. Sería despistado, pero al menos un poco de ubicación tenía. Espacial no tanto, pero sí social. — ¿Me creerías si te dijera que no tengo ni la más pálida idea? O sea, yo comencé a patear, y le fui dando nomás. No sé siquiera si pasé por barrios distintos, tal vez estuve dando vueltas en uno solo y no me di cuenta. ¿Cuántos barrios tiene Tokyo? ¿Son barrios al estilo europeo, o es una organización distinta acá? A ver, déjame ver si recuerdo... nosotros vivimos en... ¿dónde vivíamos? Mierda, me olvidé mi barrio. Je. Me rasqué la nuca, algo nervioso. Me había olvidado completamente la dirección de mi casa. La tenía anotada y la ubicación guardada en el GPS del celular, así que llegar a casa, llegaba. Pero era algo embarazoso. Iba a tener que comenzar a anotar esas cosas, la verdad. Al menos en mi palma, o en un cuadernito. Porque encima pronunciar esos nombres estaba complicado. Tenía la lengua acostumbrada a pronunciar alemán, no japonés. Pero más valía ponerse con ello. No podía dejar que fuera un impedimento siempre, en especial si al menos iba a pasar un año en esta escuela. Oh, mierda, cierto. Tenía que hablar con Alethea para organizar cuando juntarnos. Quería empezar las clases de inmediato. Tal vez incluso le podría pedir que me acompañara a recorrer la ciudad. Así sería como un crash course de japonés y geografía. No era mala idea. — ¿Qué...? Oh, sí, ¡sábado! —confirmé, tomado un poco por sorpresa por haberme sumido en mis pensamientos.— ¡Y sí, sin problema! Bah, al menos por mí. Pregúntale también a Alisha, aunque creo que tampoco va a tener problema. De a poco esto se va transformando en una salida grupal. Sonreí, y luego aproveché para meterme por la Cafetería. Tal como había ocurrido otras veces, la gente me habría el paso sin demasiadas complicaciones. No sabía si era una combinación de amabilidad por verme con bastón, o por conveniencia por mi tamaño. Tal vez eran ambas. O ninguna. ¿Quién sabía? Yo quería pensar que era por amabilidad. Me fui hacia las góndolas y comencé a cargar mi bandeja. — Oye, mira, se me acaba de ocurrir. Como yo soy un nabo total dando vueltas por la ciudad, y ahora voy a ingresar oficialmente al club de fotografía, podemos dar un pequeño recorrido por la misma. Ver las cosas a través del lente de una cámara es distinta, y yo de paso voy aprendiendo el diseño de la misma y demás. Incluso después las fotos me pueden quedar como referencia y demás, para moverme más sencillo. Mira, incluso se me vino a la cabeza recién que puedo armar como un collage con todo eso, y hacer una especie de recorrido con imágenes, como un tour de Tokyo a través de la cámara de un extranjero ignorante. No sé, se me acaba de ocurrir, ¿qué dices?
La chica pareció tensarse por mi reacción y no podía culparla. Si ya de por sí era extraño que se te acercase un desconocido de la nada, debía serlo aún más cuando no podías siquiera distinguir sus facciones, sus expresiones. Su lenguaje no verbal, vaya. Pero conocía bien la capacidad que desarrollaban con sus otros sentidos, por ello con tan solo dar unos pasos supo avanzar junto a mí en la fila. Era sorprendente. Negué con la cabeza ante su disculpa, por pura manía si sabía que no lo notaría, haciendo un sonido negativo después. No era su culpa en cualquier caso. —Balaam-senpai —Repetí, acostumbrándome un poco al apellido. ¿De dónde sería? ¿Rusia, quizás?—. Todo está bien, es... un placer. Al menos había podido corregirme, me quedaba algo más tranquilo. En teoría nada más me detenía a seguir allí una vez hiciese mi pedido, pero su pregunta me tomó por sorpresa. >>No, nadie me espera —Me rasqué la nuca, algo incómodo. Lo más seguro era que a ella sí, pero por pura cortesía le regresé la pregunta—. ¿A... ti sí?
En lo que el chico hablaba me limitaba a escuchar, sintiendo que la fila acababa al sentir luego la voz de una persona mayor atendiendo. Con los cinco dedos de mi mano derecha le indiqué a Shirai que me esperara en lo que pedía para luego responderle. Tenía algo en mente, así que simplemente pedí un bento tradicional y una bebida de jugo natural, de pera como tal. Continué encargando dos gelatinas de café al ya saber que nadie lo estaba esperando a él. Busqué en el bolsillo de mi falda y comencé a deslizar la yema de mis dedos por la punta de cada uno, contabilizando en mi cabeza. Entregué el dinero pertinente, esperé el cambio que fueron un par de monedas y sujeté la bandeja. —Mi hermano posiblemente sepa que estoy aquí —murmuré en respuesta. No era tonta, sabía que aunque no se me acercara en su momento probablemente sabría en donde me encontraba. —Pero no almorzaré con él —agaeché el mentón casi buscando señalar los dos potres de café al haber comprado uno para él, manteniendo ahora mis manos ocupadas al desalojar el mesón con la bandeja, sosteniéndola—. ¿Te importaría si almorzamos juntos? Prometo no hablar demasiado, es decir, no es que sea parlanchina ni nada. Ladeé el rostro, un poco nerviosa.
—Hmm, ¿dos años y pico? Hice toda la preparatoria en el Sakura, así que sí, serán dos años y medio, más o menos. Y papá vive a las afueras de Satte. Eso queda en Saitama, la prefectura vecina. En tren llegas allá en una hora y media, dos horas con mala suerte. Al final no preguntó, e igual con mis respuestas sabía que estaba dando la impresión de que mamá no era una figura exactamente presente en nuestras vidas, pero lo dicho. Alcanzaba y sobraba. Seguí escuchando el resto de su relato con calma, siguiéndolo adonde sea que fuera y tomando con buena cara la fortuna de que los demás estudiantes nos dejaran pasar debido a su tamaño de basquetbolista o a su bastón, ni idea. Me valía. Él pilló una bandeja y yo escarbé en el bolsillo de mi pantalón, dejando unas monedas en el mostrador tras pedir un pan de melón. No tenía mucha hambre, la verdad. —En Tokyo hay creo que... veintitrés barrios, si mal no recuerdo. Y bueno, supongo que un barrio de acá es más parecido a una intendencia europea, al menos de ciudades pequeñas y pueblos. No tengo mucha idea, siéndote sincero. Antes de mudarnos a Japón vivíamos en Falmouth, una ciudad pequeñita a la costa de Cornwall. Barrios había pocos y ni tienen página en Wikipedia. Una vez tuvimos las cosas, le eché un vistazo a la cafetería en general y di con una mesa más o menos al centro. Pobre Jack, iba a tener que sortear tantos obstáculos, pero no quedaba de otra. Le eché un vistazo, supuse que me rechazaría pero aún así decidí arriesgar. —¿Te llevo la bandeja? —ofrecí, mostrándole la bolsa de mi pan—. Igual yo sólo tengo esto, puedo matar dos pájaros de un tiro. Luego oí su propuesta, mientras seguía pensando que a ese chico debían inyectarle azúcar a la mañana. Ya se me había ocurrido, honestamente, pero que proviniera de él me causó especial ilusión. Una sonrisa sosegada, de lo más alegre se me dibujó en el rostro y afirmé, buscando sus ojos. —Sí, claro, de hecho lo había pensado. Bueno, en los tiempos mozos del club lo hicimos un par de veces y honestamente es muy divertido. Luego puedo armar un recorrido de los mejores lugares que recuerdo así salimos, ¿qué te parece? Contenido oculto perdón gabi si dije cualquier barrabasada sobre Europa (??