El aula se fue vaciando poco a poco, algún que otro estudiante permaneció allí pero en líneas generales había bastante silencio en el tercer piso. Luego de incorporarme seguí sus movimientos, la sonrisa que llevaba pegada al rostro ya no era tan amplia pero seguía allí. De hecho, frente a Jez no recordaba haber hecho algo que no fuera sonreír. Qué va, ¿frente a quién no lo hacía? Si sonríes mucho puedes acabar haciéndote daño a ti mismo, Joey. Lo había olvidado por completo, ¿verdad? La vi dejar su maletín en mi mesa, me pareció que con un cuidado pronunciado, y se me había ocurrido preguntar cuando simplemente se acercó y me echó los brazos al cuello. Mi cuerpo respondió en automático, rodeando su cintura de forma vaga, y no fue hasta que oí su risa primero, su voz después, que logré reconectar los cables. Parpadeé, sentí cómo se me relajaban los músculos y acomodé el rostro un poco mejor en el hueco que allí me había sido concedido, estrechándola con firmeza. Recordaba la silueta de su cuerpo, cálida y pequeñita, y antes de darme cuenta ya había cerrado los ojos. Le permití alejarse apenas noté la intención, sus brazos se deslizaron y estrechó mis manos con la suavidad que siempre se cargaba encima. Yo había abierto los ojos casi con pereza y permanecí en el ámbar dorado de su mirada, con una sonrisa ligeramente diferente a las usuales. Cargaba consigo más tranquilidad, si se quiere, o era genuina a secas. Que me partiera un rayo, al final toda la vanidad había tenido razón de ser, ¿a que sí? No tenía idea cómo se había enterado, pero lo hizo y aquí estaba, concediéndole de su tiempo y su amabilidad a un imbécil como yo. Seguía un poco descolocado por toda la situación y Jez no se detenía, así que sólo me quedó seguir fluyendo. Me aparté en cuanto me lo indicó, la vi acomodar las mesas con las cejas alzadas y cuando empezó a sacar las cosas mi sonrisa no hizo más que ampliarse. Reconocí el postre casi de inmediato, sabiendo que Jez era de Países Bajos y recordando ese pastel que habíamos comido un par de veces con mi familia en nuestros viajes de fin de semana. Tenía unas letritas encima que rezaban Happy Birthday y el detalle me arrancó una risa enternecida. —Bueno, ¿pero y las velas? —la molesté porque sí, fue la primera cosa que dije en todo el rato y la voz se me antojó estúpidamente suave. Y eso no era todo, mierda. Sí que me estaban malcriando. La caja misteriosa fue lo que más me llamó la atención, así que esperé a que acomodara todo y la miré tras anunciar que estaba listo. Mi sonrisa se estiró con una chispa de emoción contenida, casi infantil, y me acerqué despacito. Toqué el lazo plateado con la punta del dedo, rebotó apenas y destapé la caja. Recogí la bufanda entre ambas manos, la suavidad de la lana se coló por mi piel y se extendió a lo largo y ancho de mi cuerpo. La alcé sin pensarlo demasiado, enterré el rostro dentro y su saludo regresó a mi mente en ese instante, vete a saber por qué. Feliz cumpleaños, cielo. —¿Hmm? ¿No tiene etiqueta? —Le di un par de vueltas y al final la miré sorprendido—. ¿La hiciste tú, Bellabel? El chocolate se había quedado en la caja al quitar la bufanda, lo recogí en una mano y le eché un vistazo primero, al tompouce después. Todo tenía pinta de picnic ¿y me había pedido solo unos minutos? ¿Qué se pensaba? ¿Que me comería todo eso sin ella? —¿Vamos arriba? —la invité, doblando la bufanda con cuidado para regresarla a la caja—. El sol está lindo para comer afuera.
Imaginé que primero habría respondido al gesto de forma automática, no sé, al menos eso pensé en el momento en que lo sentir aflojar los músculos allí, entre mis brazos. Su cuerpo se me antojó cálido y aunque ya había decidido dejarlo ir rápidamente, me cruzó por la mente que realmente podía haberle robado un poquito más de calor solo porque sí. No solía actuar con ese motivo casi nunca, siempre que abrazaba a alguien era al revés, para regresarle a los demás el calor que parecían haber perdido, pero quizás de vez en cuando no hiciera daño que fuese al revés. Cuando lo dejé ir noté que la sonrisa que tenía encima era diferente a las otras, parecía tranquilo, y solo con eso supe que haber tenido que acudir a Akaisa había valido toda la pena del mundo, que lo haría las veces que hiciera falta si era por algo que pudiera ponerle esa sonrisa en la cara. Incluso si estaba medio sacado de base por verme hecha un minitorbellino, el caso es que estaba sonriendo y mi plan iba sobre ruedas teniendo eso en cuenta. Dios, si no sería una muchacha de lo más simple. Di un respingo cuando preguntó por las velas y me acordé que debían estar en alguna parte en el fondo del maletín, porque no quería colocarlas hasta que ya estuviese todo acomodado para no ir a tirarlas ni nada. —La paciencia es una virtud, Joey —dije luego de soltar una risilla baja, todavía sin dignarme a sacar las famosas velas. En realidad no lo hice porque lo vi poner la atención en el regalo, por la sonrisa le pasó un chispazo de emoción que incluso me recordó al de Anne e Isaac al recibir algún regalo y me quedé allí, esperando a que lo abriese para saber si le gustaba. Dar un regalo era casi tan emocionante como recibirlo, al menos yo lo sentía así, a veces hasta un detalle minúsculo valía para hacer sentir bien a alguien y, quisiera o no, era de lo que yo vivía. Mi sonrisa, hasta ahora de pura emoción contenida, mutó a una llena de la más pura ternura al verlo enterrar el rostro en la bufanda antes de que se pusiera a darle vueltas. No tardó mucho en hacer dos más dos, cosa que había que reconocerle, porque en un buen día parecía que como era medio culo inquieto no era muy listo y como la tonta que era yo también podía dar fe. Que lo preguntara me lanzó algo de sangre al rostro y asentí suavemente con la cabeza. Cuando dijo lo de ir a afuera eché un vistazo por la ventana, la verdad era que en mis carreras hasta me había olvidado que el día estaba lindo para estar al aire libre y luego regresé la vista a él. La sonrisa me regresó al rostro y con un impulso vete a saber salido de dónde, me acerqué para apoyar las manos en su hombro con tal de estirarme y dejarle un beso en la mejilla. —Claro, cielo, donde tú quieras —respondí mientras recogía el postre de donde lo había dejado, lo mismo con el maletín—. Llévame las sodas, por favor, y te sigo~
El miércoles acabé ofreciéndole a Maze un aventón hasta su casa, total que no vivía tan lejos de las escuelas de los niños e incluso me hizo gracia darme cuenta que, como mucho, estaría a quince minutos de mi trabajo. Y eso que Tokyo era grande a cagar pero vaya, igual el mundo siempre se las arreglaba para ser un pañuelo. Por la noche, luego de la cena, compartí con los niños los pancakes que Maze había hecho y fueron un éxito de aquellos, eh. Casi me puse celosa y todo, que a mí no me festejaban tanto los postres. Cuando preguntaron de dónde los había sacado, les conté que me los había dado un amigo y ya. Eran niños, no se hacían bola por las cosas, no preguntaron nada más y me di cuenta que sí, en definitiva era algo extremadamente simple con la capacidad de generar sonrisas. Estaban de lo más ricos, por cierto. La semana siguió transcurriendo con bastante calma, hablaba con papá por las noches y bueno, la abuela seguía muy débil pero estable. Me encargué de los niños, de la escuela y demás. Lo de siempre, vaya. También seguí dejándole cookies a Maze en su casillero porque pues ¿por qué no? ¿Iba a detenerme sólo por haber almorzado juntos? No, señor, era una mujer de hábitos y ahora tendría que tragarse todas las cookies que me apeteciera hornear. Que eran muchas, claro, a los niños les encantaban. El viernes tocó la campana del receso y rebusqué mi bento, lo dejé encima del pupitre y saqué los apuntes de biología, así adelantaba una tarea que al final ayer no había hecho. En eso estaba cuando, sin querer, le di un codazo a mi cartuchera y los útiles se me desparramaron por el suelo. Bufé, regresé el maletín al suelo y me agaché para recoger las cosas. Qué ladilla. Contenido oculto not my brightest excusa pelotuda ever pero confío en ti, gabibi Amane
La jodida resaca que me cayó encima el jueves fue de campeonato, posiblemente una de las peores que había tenido nunca y eso era decir mucho teniendo en cuenta la ridícula cantidad de alcohol que me metía en el cuerpo prácticamente on a daily basis. Intenté por todos los medios posibles librarme de Joey por la mañana, pero no hubo manera humana, y acabó arrastrándome a la Academia a pesar de mis constantes, constantes quejas. Nada que hacerle, ya me había traído, pero no tenía ganas de nada y en el receso me atrincheré en la enfermería para echarme una siesta así que digamos que los alumnos pudieron estar tranquilos un día extra gracias a mi cansancio. Cuando volví a casa, prácticamente devoré la apple pie que me había hecho granny, y si le guardé a Joey una porción fue solo porque sabía que si no lo hacía, la abuela le haría toda una tarta entera a él solo y no me apetecía para nada, hmpf. Se lo di por la mañana, junto a los guantes y el gorro, y le eché una mirada de pura molestia infantil antes de subir a la clase. Iba a comerse mi super postre favorito, es que ya le valía, a él y a la abuela que no dejaban de reírse de mí. Ya para cuando tocó la campana del receso se me pasó todo, claro, y pensé en hacer algo para entretenerme pero estaba todo tan paradito que hasta pereza me daba. Igual me daba otra siesta en la enfermería... Estaba sopesando mis posibilidades cuando escuché el estruendo de algo caer, seguramente un estuche, y vete tú a saber qué clase de jodido demonio me hizo girar el rostro para ver la cabellera vino tinto de Sasha agachándose para recoger las cosas. Por regla general la hubiese dejado en paz 'cause, I don't know, too icy for me, pero estaba tremendamente aburrida y eso no podía ser bueno para nadie. Y que me llamasen loca, pero mi olfato de zorra estaba completamente alerta... y ese no me fallaba nunca. Me levanté, pues, de mi asiento y me dirigí hacia dónde estaba todo el quilombo con paso tranquilo. No sabía si estaría demasiado concentrada recogiendo como para notarme acercándome o no, pero que me preguntasen si me importaba lo más mínimo. En fin, me incliné para coger un boli cualquiera del suelo y comencé a jugar con él entre los dedos mientras dejaba caer las caderas contra un pupitre cercano. —So clumsy, ginger~ —murmuré, sin pretender esconder el ligero tono de burla en mi voz—. ¿En qué andará pensando nuestra querida pelirroja, I wonder~? Contenido oculto QUE NO SE NOTEN LAS GANAS QUE TENÍA DE ESTO ALSNDAJKDS
Lamentablemente no tenía radares incrustados en el cuerpo, ni ojos biónicos, ni un sexto sentido, no veía hilos ni ninguna mierda surrealista del estilo. Sólo era un ser humano ordinario que a veces pretendía abarcar más de lo prudente, así que estaba demasiado concentrada en recoger las cosas lo más rápido posible como para relacionar el movimiento alrededor conmigo, mucho menos con Alisha en específico. Una ligera corriente de tensión me bañó el cuerpo al percibir una mano colándose en mi campo de visión y creer reconocerla. Ralenticé mis movimientos incluso sin pretenderlo del todo y no hice ademán de levantarme a verla hasta que su voz me alcanzó. For fucks sake. Me hice con todas las mierdas, me erguí y en el movimiento busqué los ojos de Alisha. Toda la liviandad ya se me había ido a la mierda, la miré seria y luego desvié la atención a mi cartuchera, para guardar los útiles. —¿Qué pasa, Welsh? —Acabé con eso, cerré la cremallera y crucé los brazos bajo el pecho, retrocediendo lentamente hasta dar con el espaldar. Le concedí una sonrisa ligera, bastante ácida—. ¿Interesada en mi vida otra vez? Para colmo noté por el rabillo que Joey se había quedado dando vueltas cerca de la puerta, como una puta mosca atendiendo al intercambio, y me pregunté si no me habría sacado la lotería o algo ese día. Contenido oculto dios lo de joey se me acaba de ocurrir y no debería haberlo incluido but im chaotic evil so F Sa-chan
Bueno, pero pobrecilla, la ola de tensión que le cayó encima nada más ver mi mano fue digna de enmarcar, ni siquiera pudo intentar disimularla, y sinceramente me pregunté si no había subestimado mi capacidad de joder a la gente porque ni siquiera me había cebado mucho con ella y ya estaba así. Quiero decir, no lo había hecho hasta el momento, claro; ya a partir de ahora era otra historia. Seguí sus movimientos con toda la atención del mundo, repasándola con la mirada en cuanto estuvo erguida, y le dediqué una sonrisa de lo más inocentona antes de que se girase para guardar sus cosas. A ver, volví a recorrerla con gusto en cuanto tuve la oportunidad, si la cabrona estaba buena y yo era bien básica, pero en cuanto volvió a buscar mi mirada pues volví a montarme en el teatro como si nada. —Ish, so cold, Sashie~ —me quejé, con una mueca de dolor y un tono de voz de lo más triste, hasta que apenas en un segundo volví a la diversión jodida de antes y me encogí de hombros—. Eh, pues no sé, tú dime. ¿Tienes algo interesante que contar ahora or is it the same ol' story still~? Ni siquiera hizo el amago de recuperar su bolígrafo, tenía que repudiarme con ganas, pero a decir verdad lo único que vi fue que había ganado un bolígrafo gratis así que estaba bastante contenta. Me lo llevé a la oreja y me quedé esperando su respuesta con una sonrisa risueña, como si no fuese consciente de que le estaba jodiendo la mañana y posiblemente el día entero, ya de paso. Qué va, más bien parecía saberlo y regodearme en ello. Que por cierto, claro que noté a Joey dando vueltas por ahí como un perro guardián o algo, si no sería un jodido cotilla el hijo de puta. No dije nada ni hice ademán alguno al respecto, sin embargo, aunque digamos que había una chispa de satisfacción muy jodida al saber que en cualquier momento le daba por venir a unirse y, no era por presumir ni nada, pero podíamos ser un combo de lo más destructor si nos daba la gana. Contenido oculto We are so devilish, so devilish we are (8)
Contenido oculto: me metió alto mood sos A ver, no vivía pendiente de este tipo de gente, eso ya estaba visto. No era como si me pasara la vida temiéndoles o esperando al momento en que decidieran volver a tocarme los cojones, ni que tuvieran tanta importancia, pero cada vez, sin falta, era la misma mierda. La tensión en el cuerpo, el nudo en el estómago y la cabeza dividida entre huir y darles pelea. Por el puto orgullo. Que me recorriera con la mirada me daban ganas de soltarle un mordisco, la verdad, pero de nada me iría a servir así que, como muchas veces en la vida, me contenía y ya. Me daba igual el teatro que se montara, le sostuve la atención en silencio y cuando fue mi momento de hablar me encogí de hombros, echándome una máscara de absoluta indiferencia encima. Ya bastante me jodía la idea de no haber logrado disimular la tensión inicial, no iba a seguir dándole el placer. De pensar que ostentaba alguna clase de poder sobre mí. —¿Yo? —repliqué, fingiendo sorpresa—. Pero, linda, si te sabes mi vida mejor que yo, ¿qué me cuentas? I should be asking you. Se quedó jugueteando con mi puto bolígrafo y obvio era que no poseía intenciones de devolverlo. Tampoco me tentaba mucho pedírselo, siendo honestos, si de plano se negaría hasta colmarme la paciencia, pero otra vez: el jodido orgullo. ¿Se iba a quedar con algo mío sólo porque no me diera la gana tratar con ella? Venga, el mundo no funcionaba así. Ni que me apeteciera cumplir sus caprichos. Y de la forma que fuera, iba a encontrar el camino para joderme. Solté el aire por la nariz, arrastrando la silla hacia atrás con calma, y me incorporé para recargar las caderas en mi pupitre. Volví a cruzar los brazos bajo el pecho y estiré una mano hacia ella, impostando una sonrisa. —Creo que tienes algo mío.
Ah, Dios, de verdad que era tan linda. Ya había que tener un orgullo bien jodido para estar ahí aguantándome, prestándome atención e imponiéndose aquella indiferencia cuando claramente lo más sano hubiese sido que me hubiese mandado a la mierda de nuevo y se hubiese ido. Y yo qué iba a hacer, más que seguir divirtiéndome a su costa si tanto me lo seguía permitiendo. Me sonreí ante su respuesta, la sorpresa fingida también, y tuve que hacer un esfuerzo titánico por controlar el ronroneo que quiso vibrarme en el pecho porque creo que hasta un poco horny me estaba poniendo todo el asunto. Y definitivamente tener la mirada de Joey encima no mejoraba el tema en absoluto, pero nada que hacerle, ¿verdad? —¿Ah, sí? Then lemme guess, fine? —propuse, ignorando por completo la clara puya que me estaba lanzando por lo de nuestro primer pequeño roce, y me incliné solo un poquito hacia delante para olisquear el aire antes de responder, con la sonrisita risueña—. Creo que al final has dejado de calentarle la bragueta a Maze y, como mínimo, la boca le has comido —solté, con toda la seguridad del mundo, y acabé ladeando la cabeza para pestañear un par de veces—. Am I right~? Seguí después sus movimientos, una vez más con aquella atención estúpida, hasta que se irguió y extendió la mano para reclamarme el boli. Inflé las mejillas como una niña pequeña y negué vehemente con la cabeza, tomándomelo todo como si fuese una jodida broma o algo. >>No way in hell, it's mine now~
La forma en que estos cabrones disfrutaban a costa de los demás era... increíble, por decir poco. Era tal la satisfacción colándose en su sonrisa que, no sé, me daba que la estúpida debía estar hasta un poco puesta y todo. Tendría que ver con el otro imbécil, que ya se había dejado de disimular y había echado la espalda contra la pared del fondo, comiéndose el espectáculo sin pudor alguno. Él también la tenía pegada en el rostro, la jodida sonrisa, que sólo acentuó al notar que lo observaba de soslayo. Eran unos salidos de mierda. Sabía que podía irme y dejarlos con la palabra en la boca, no que fueran a perseguirme por toda la escuela, pero ¿y qué? ¿Lo retomarían el lunes? ¿La semana entrante? Huir no servía de nada, enfrentarlos tampoco, todo lo convertirían en combustible para sus vicios de mierda así que ¿por qué no hacer lo que me salía de los cojones y ya? Entorné apenas la mirada al decir que le dejara adivinar, porque una expectativa extraña, una suerte de premonición me recorrió el cuerpo y no me gustó nada. Estuve a medio pelo de interrumpirla, soltarle cualquier estupidez e irme pero, otra vez, me quedé allí. La cabrona olisqueó el aire y todo, y no fue hasta que soltó su apuesta que comprendí el gesto. ¿Tratándome de zorra, perra? ¿De verdad? No había esperado para nada que trajera a Maze a colación, pero ya que lo decía, atinar había atinado, ¿verdad? Esbocé una sonrisa burlona, ya de pie, y di unas palmaditas junto a mi rostro sin quitarle la mirada de encima. —I see, your hoe powers are still on point. —Reflejé su gesto, ladeando la cabeza, y arrugué el ceño en plena confusión—. ¿Qué sigue ahora? ¿Contárselo a toda la escuela? Obviamente no había esperado que aceptara regresarme el boli, pero su reacción fue tan infantil que me tragué la genuina carcajada que quiso brotar de mi pecho. Me permití una risa nasal, en su lugar, floja y sin gracia, y regresé el brazo a mi espacio al adelantarme un paso. Medíamos prácticamente lo mismo, si acaso habría dos centímetros de diferencia, así que no la tuve nada difícil para verla a los ojos a pesar de la cercanía. —Come on, sweetie, second chance —murmuré, con la mala hostia asomando en la pesadez del acento. Me pareció oír una risa suave a espaldas de Alisha y deslicé la mirada más allá, hacia Joey—. Enjoyin' the show, hon? —Absolutely. Fue apenas un segundo y volví a enfocarme en la rubia, borrando cualquier rastro de burla o ironía de mi semblante. Contenido oculto sé que debo otras respuestas antes, pasa que tienen moods re pesados encima y tengo que meterme en la vibe (? esto era más livianito ironically JAJAJA tengo a todos mis personajes en la mierda, shoot
Mira si no le estaría encantando subirse al puto teatro, a la cabrona esta, por mucho que se hiciese la dura. Yo, por otro lado, me regodeé en los aplausos y su felicitación como si me hubiesen dado algún premio de verdad, y si acaso acentué más la sonrisa cuando dijo lo de mis poderes. A ver, que si pretendía ofenderme con eso lo iba a tener difícil, las cosas como eran. Decidí ignorar lo de Maze por el momento, la cosa estaba demasiado interesante sin necesidad de desviar el tema a nada, y sinceramente gracia me hizo que estuviese aun tan cabreada por haberle contado lo de Daute al pelirrojo aquella vez. Encima de que les estaba haciendo un favor juntándolos, qué desagradecida~ —Please, Sashie, like anyone would care —solté, sin pretender disimular la carcajada que se me escapó de los labios, e inmediatamente después negué con la cabeza—. Tranquila, tengo mejores asuntos en los que gastar mi tiempo. Se acercó un poco más a mi posición entonces, sin dejar de mirarme a los ojos, y supongo que su tono tendría que haberme resultado amenazante pero si acaso me estaban dando ganas de reírme en su cara. Nunca me amedrentaba con nada, ni siquiera con el jodido olor a azufre de gente como Eris o Zeldryck, mucho menos iba a hacerlo con una chiquilla que de repente se sentía la reina del mundo. Hacía falta bastante más que eso para intimidarme. >>Second chances... funny words for you to use~ No sabría decir a qué había venido eso exactamente, no era como si en algún momento hubiese esperado que viniese a pedirme explicaciones y poco o nada me importaba la imagen que decidía hacerse de mí en base a sus suposiciones. Pero venga, pedirme pensar con cierta lógica en ese momento era difícil, entre toda la mezcla de moods que estaba teniendo. Me quedé mirándola en todo momento, incluso cuando deslizó la mirada hacia Joey para hablarle, con la sonrisilla pegada al rostro. Fue una puta mierda, porque en realidad era lo último que necesitaba, pero que los cabrones se estuviesen tirando las puyas con toda la pesadez de sus acentos solo hacía aumentar las pulsaciones de calor de mi cuerpo. Joder, sí que estaba salida. Cuando volvió la vista hacia mí, suavicé mi expresión como quien no quiere la cosa y me quité el bolígrafo de la oreja, comenzando a bajarlo a cámara lenta y rozando un poco su piel aquí y allá en el proceso. Por supuesto no se lo iba a dar, paré justo al alcanzar su escote y me separé dando un paso hacia atrás. Me giré después y, con toda la calma del mundo, caminé hasta la posición de Joey. Le sonreí sedosa buscando su mirada y mis manos pasearon por su pantalón, introduciendo un dedo en el elástico para separarlo un poco y así poder meter el bolígrafo en la apertura que había dejado. Me separé de nuevo y fui hacia una silla cercana, dándole media vuelta para poder sentarme un poco a horcajadas y encarar así a ambos. Le señalé al chico con la cabeza, ahí dónde el bolígrafo se había quedado sobresaliendo solo un poco desde la prenda, y me encogí de hombros. >>Todo tuyo. No creo que ahora tengas problema en meterle un poco de mano al pobrecito Joey, ¿verdad? Dios, qué zorra. Contenido oculto Voy a pedir perdón públicamente por su comportamiento even tho im enjoying way too much
Oírla carcajearse genuinamente me arrojó un chispazo de desagrado por el cuerpo, una especie de molestia que sentí el impulso de sacudirme para quitármela de encima. Me daba igual que mi vida le importara o no, o que ahora pretendiera hacerse la interesante luego de haber andado tocando cojones de gratis, digamos que en definitiva no esperaba una mierda coherente de cabrones como estos dos. Con la mierda de las segundas oportunidades fui yo la que se tragó la risa porque, joder, ¿cuán estúpida podía haber sido al dudar, así fuera por un segundo, que esta tía se merecía algo del estilo? Al final tendría que agradecerle por haber venido de la puta nada a aclararme las ideas, a recordarme que era una malnacida de pies a cabeza y que, al final del día, lo único que merecería nunca era lástima. ¿Hasta dónde llegaría su dichoso reinado? La graduación, como mucho. So fucking sad. Me limité a encogerme de hombros, porque si de veras le habían interesado las segundas oportunidades sólo tenía que venir a pedirlas. Noté que no me quitaba la mirada de encima incluso cuando me enfoqué en Joey y ya no sabía si quería jalarme del cabello, comerme la boca o qué cojones. Pero venga, que se fuera aclarando, no tenía todo el día. Vete a saber por qué me quedé quieta cuando recogió el bolígrafo y lo deslizó aquí y allá, en sí ya me había subido al tren y retroceder habría significado ceder o... algo así, qué sé yo. No andaba razonando mucho. La vi alejarse en dirección a Joey y relajé el cuerpo sin notar cuánto lo había tensado antes. Desde mi posición me tomó un par de segundos adivinar sus intenciones, pero genuinamente no me lo pude creer cuando vi que el puto bolígrafo estaba en los pantalones de Joey. ¿Qué cojones? Subí la vista a los ojos del chico, incrédula, y topar con semejante diversión pegada a su rostro me hizo perder la fe en la humanidad. That's it. Apenas le presté atención a la estupidez que Alisha soltó luego, agarré el monedero que tenía sobre el pupitre y me lo guardé en el bolsillo de la falda, encaminándome hacia la puerta. —Suit yourself —solté al aire—, assholes. Total aún tenía que comprarme algo de beber, así que bajaría a las máquinas expendedoras y bueno, confiaba en la esperanza de que al volver estos cabrones ya se hubieran ido. A ver, yo no había tenido intenciones como tal de atormentar a la pobre Sasha, pero si el espectáculo se me ofrecía en bandeja ¿qué iba a hacer? ¿Negarme? Era un hombre simple, al fin y al cabo, y aparentemente Alisha había amanecido inspirada. No pretendía involucrarme, ni que hiciera falta y, además, ¿a que tenía lo suyo andar de voyeur? Verlas con ganas de arrojarse mordiscos y con lo buenas que estaban, pues venga, hombre, si no sería mi día de la suerte. Permanecí al margen incluso cuando Alisha se acercó y me coló el boli en los pantalones. Primero me cruzó un chispazo de genuina sorpresa por el rostro pero la diversión cagada no tardó en regresar y pues, me quedé allí, casi meneando la cola a la espera de que Sasha se decidiera. No iba a ser quien se quejara si por una casualidad de la vida obedecía a Alisha, claro. Igual me vi venir que ese fuera su breaking point y la seguí con la mirada, risueño, hasta que se desapareció del aula. Solté una risa nasal, despegando la espalda de la pared, y me removí el boli del pantalón. —Eh~ How disappointing. Navegué el espacio con cierta liviandad, distraído, hasta alcanzar su pupitre y dejarle el bolígrafo encima. Le eché un vistazo a sus apuntes y tal, corriendo alguna que otra hoja, y luego deslicé los dedos sobre la tapa de su bento. —Oye, Ali-chan —la llamé, sin girarme—, ¿trajiste almuerzo hoy~? Pedazo de hijo de puta. Le quité la tapa, un aroma bastante sutil a verduras y atún alcanzó mi nariz y sonreí como un crío, agarrando el bento para sentarme encima de una de las mesas aledañas. Si había dejado hasta los palillos a un lado, era tan considerada. Agarré un poco de arroz y me lo llevé a la boca, buscando la mirada de Alisha mientras masticaba. No le dije nada, no hacía falta, ¿verdad? Contenido oculto y se supone que yo quiero a mis hijos
A aquellas alturas Sasha ya directamente me parecía masoquista o estúpida, o quizás ambas pero vete a saber cuál predominaba de las dos. Se quedó allí hasta que me marqué toda la movida, a la que por cierto Joey no puso queja alguna pero obviamente eso ya lo sabía yo, pero obviamente aquella fue la gota que pareció colmar su vaso. Ninguna sorpresa, por otro lado, si seguro el único motivo que alguna vez Sasha tendría para acercarse a Joey sería para cortarle los huevos y nada más. La observé coger el monedero y salir del aula con una satisfacción estúpida, a veces de verdad creía que me quedaba más contenta después de joderle a alguien el día que después de un polvo y estaba claro que a Sasha la habíamos sacado de sus casillas. Un día de lo más productivo ya, si me preguntaban~ —Lo va a quemar. Lo sabes, ¿verdad? —solté al aire, con una risilla divertida, después de haber seguido el movimiento de Joey con la mirada y haber visto que dejaba el bolígrafo sobre su pupitre como si nada. Eso, o lo desinfectaba como cinco veces antes de tocarlo, porque si no nos podía ver ni en cuadro dudaba que le apeteciese tan siquiera acercarse a algo que los dos habíamos tocado y... bueno, estado tan cerca de ciertas zonas. Dios, es que lo pensaba ahora y me entraba la risa, de verdad. Me levanté de la silla con tranquilidad y me acerqué al chico al mismo ritmo lento, como si quisiese alargarlo todo a propósito para no tener que irnos del aula en un rato largo. Me paré justo delante de él y comencé a arrastrar los dedos por sus piernas en un movimiento suave, mientras miraba con cierta curiosidad el bento de sus manos. Robarle la comida mientras no estaba podía ser bastante feo, pero tan siquiera me lo cuestioné un segundo antes de buscar de nuevo la mirada del chico. >>¿Me das un rollito de pescado? Están bien ricos~ Porque, al final del día, no dejábamos de ser unos jodidos hijos de puta.
Solté una risa floja apenas Ali dijo que la otra quemaría el boli porque mira, verla hacer eso de verdad sería digno de mi tiempo. Qué cosas, anda, ni que mereciera semejante desdén~ Está bien que llevaba tres años molestándola, ella se lo ganaba un poco por insistir en rechazarme, pero en el fondo seguía siendo un buen niño. De un momento al otro se me ocurrió que podríamos ayudarla con la tareita, que simplemente podía sacar el mechero ahí mismo y acercarlo al pupitre. Pero venga, ni que fuera pirómano o algo~ Seguí comiendo en lo que Alisha llegaba a mi posición. Separé las piernas a posta para recibirla, de paso fui consciente del movimiento de sus manos pero no reaccioné ni nada. Arrugué el ceño al recibir su petición, analizando el bento hasta dar con lo que, creía, eran los rollitos de pescado. —¿Estos? —murmuré, tomando uno entre los palillos, y lo acerqué a su boca con una sonrisa liviana danzando en mis labios—. Ah~ La observé un par de segundos mientras masticaba y luego deslicé la mirada hacia el pasillo, ¿qué sería todo ese alboroto? Bueno, no que me interesara, tampoco. Me preguntaba cuánto tardaría Sasha en buscar algo para beber y subir o, mejor dicho, cuánto nos comeríamos para cuando ella volviera. —¿Muy buenos están? —solté al aire, recogiendo otro rollito de pescado y llevándomelo a la boca. Mastiqué, concentrado en el sabor, y asentí un par de veces—. Eh, tienes razón. Qué gran cocinera es nuestra Sashie~
Me acomodé mejor entre las piernas de Joey y acepté el bocado que me ofreció con una sonrisa casi infantil, asintiendo enérgicamente con la cabeza un par de veces cuando lo probé y pude comprobar que había acertado al encontrarlos. Había que ver nada más, hacía apenas dos segundos que habíamos estado jodiendo a Sasha y ahora estábamos ahí tan tranquilos, comiendo el almuerzo como si fuésemos un par de niños buenos e inocentes. Vaya puto chiste. Me quedé otro rato ahí, observando como me imitaba y se llevaba uno de los rollitos a la boca para probarlos, acabando por asentir y darme la razón con que estaban buenos. Asentí de nuevo con la cabeza, sonriéndome con cierta cuota de orgullo vete tú a saber por qué, y le quité los palillos de la mano para comerme algo de verdura. Se los devolví justo después y me alejé de su posición, acercándome al pupitre de la pelirroja para coger la libreta de apuntes que había dejado. Estuve ojeando las páginas de la misma, de manera completamente distraída, mientras me alejaba hacia la puerta para echar un vistazo al pasillo y ver qué era lo que estaba causando tanto alboroto. Un poco gracioso era, porque parecía que todos nos habíamos puesto de acuerdo aquel día para joder o algo. En fin, que estaba por ahí el estirado de nuestra clase con Zeldryck, como aquella vez en los casilleros, y dos tipos de lo más guapos que no conocía de nada; pillé también a Altan entrando al baño de chicas de puro milagro y alcé las cejas sorprendida, pero en definitiva dudaba que fuese algo que me interesase lo más mínimo. Volví hacia el interior del aula y mi rostro se iluminó al dar finalmente con una página vacía de la libreta, momento en el que no dudé en arrancarla de cuajo sin importarme una mierda nada. Como venía siendo costumbre, vaya. Me senté en la silla de Sasha y cogí el mismo boli de la desgracia, comenzando a escribir un mensaje sobre la hoja de papel a los segundos. Cuando terminé, abrí su estuche para coger algo de cinta adhesiva y pegué el papelito sobre la tapa del bento que Joey había dejado también sobre la mesa. —¿Quieres dejarle algún mensaje también, honey? —pregunté, con una sonrisa inocentona mientras le extendía el bolígrafo. ¿Qué le había escrito yo? Pues le había puesto que sus rollitos de pescado eran los mejores del mundo junto a un montón de corazones dibujados alrededor. Para que luego se quejase, ¿eh? Con lo que yo la quería, oye~ Contenido oculto Prometo que no es a propósito, pero se me ocurren cosas y tengo que torettizarme antes de que se me olviden JAJAJA
Total que Ali tenía puto hormigas en el culo, no que yo no, pero se puso a brincar de acá para allá como si no pudiera simplemente estarse quieta y ya. Se asomó al pasillo, vete a saber para qué, luego regresó sobre sus pasos y husmeó en la libreta de Sasha. Me daba todo bastante igual, así que me quedé sentadito en la mesa mientras seguía comiendo aquel almuerzo tan rico. La verdad que se había lucido, ¿eh? Ya me gustaría a mí que una chica tan bonita me cocinara así. Seguí los movimientos de Ali con la curiosidad plasmada en todo mi rostro y solté una risa floja tras adivinar de qué iba el rollo. Me incliné, girando el cuello para leer su mensaje, y meneé la cabeza en lo que regresaba al bento. Algún mensaje, ¿eh? La verdad que no se me ocurría nada lo suficientemente ingenioso, así que de momento debería contentarse con el detalle tan bonito de Ali. —A todo esto —solté de repente, señalándola con los palillos mientras comía—, ¿no que Sasha tenía un novio? O algo así. ¿Y quién es Maze? Necesito un update de la persona a quien estamos jodiendo, venga. Para, no sé, ¿poder joderla mejor?
Joey declinó la oferta de escribirle algo a la chica así que simplemente retiré la mano y me dediqué a repasar los bordes de las letras y los dibujos de manera distraída, cruzando las piernas y meneando el pie que se había quedado encima. Levanté apenas la vista cuando volví a escuchar la voz del chico y solté una risa floja por la nariz al ver que me estaba señalando con los palillos, haciéndome levantar una mano para indicar inocencia antes de volver a lo mío. Eché un vistazo hacia la puerta sobre mi hombro cuando Joey terminó de hablar, para comprobar que Sasha no había vuelto aún, y me encogí de hombros al volver a centrarme en los dibujos. Tremenda sensación de déjà vu me estaba dando. —Sí, no sé, creo que se pelearon y el tipo no ha vuelto a pasarse por la academia así que ni idea. ¿Y sabes el pelirrojo ese que viene a veces a almorzar con ella? Ese es Maze~. Bueno, el otro tipo se puso super celoso cuando los vio almorzando juntos un día, luego desapareció en el aire y ahora pues, ya ves, ginger one and ginger two got nasty~ Que en realidad, por mucho que me burlase de ella y la jodiese, al final del día me alegraba bastante saber que no se había quedado pillada con el otro imbécil y estaba divirtiéndose un poco. Ya sabía que no tenía mucho sentido, yo preocupándome por que se lo pasase bien, que no me pegaba en absoluto, pero ahí estaba; porque no aguantaba a los tíos celosos y. no es que yo fuese ninguna especie de icono feminista, pero no creía que se mereciese sufrir por alguien así. >>Se te han adelantado, cielo~ —le dije al final, levantando la vista y dedicándole una mueca de tristeza que se notaba que era completamente para burlarme de él—. You need to step up your game or something~
Ali no siguió insistiendo y se distrajo con lo que había escrito, yo entre tanto seguí comiendo y detallé, obviamente, el movimiento de sus piernas. Noté que le echaba un vistazo a la puerta antes de hablar y yo hice lo mismo por reflejo, supuse que prefería chequear que Sasha no fuera a aparecer justo en ese instante y de repente me pregunté por qué Alisha ahora también la molestaba. ¿Acaso se habrían peleado o algo~? Escuché su historia mientras revolvía el arroz, vigilando la puerta de tanto en tanto sólo por si acaso. Conque el no-novio había desaparecido y el famoso Maze no tardó nada en aprovechar el free spot, ¿eh? Me sonaba a algo que haría alguien que conocía muy, muy bien. En cuanto Alisha me molestó me encogí de hombros y suspiré, resignado. —¿Qué se supone que haga contra un pelirrojo? Me ganó desde el día que vino al mundo. Además, ¿Maze? ¡Suena tan cool! Yo también quiero un apodo cool. Inflé las mejillas un rato, sin venir a cuento de nada, cuando percibí un destello rojizo pasar por la puerta. Estiré el cuello de pura inercia pero vaya, nos pasó de largo como una campeona. La sonrisa se me ensanchó en el rostro. ¿Tanto la habíamos espantado? Pobrecilla. —Así que, tú y Sasha. —Volví a señalarla con los palillos, a la expectativa—. ¿Qué onda? ¿Pasó algo entre ustedes?
Su reacción tan infantil me sacó una carcajada algo más genuina y acabé por encogerme de hombros, negando ligeramente con la cabeza. A ver, que yo lo quería un huevo y medio, pero tampoco podía mentirle tan descaradamente a la cara y decirle que no era verdad cuando yo era la primera que era bastante débil por los pelirrojos. Vaya, incluso si Kat no me hubiese presentado a Maze en su momento yo misma le hubiese acabado cayendo. —¿Un apodo cool? Vamos a tener que preguntar por ahí, a ver si a alguien se le ocurre alguno~ Apodos seguro que tenía por un tubo, pero me preguntaba a aquellas alturas si serían cool o tan siquiera mínimamente decentes, porque seguro corrían por la misma línea que imaginaba me habrían puesto a mí. Seguramente más que merecidos, oye, pero a ver si rescatábamos alguno de por ahí~ Ignoré por completo a Sasha pasando por el pasillo; en cuanto comprobé que había podido contar la historia sin que me interrumpiese de nuevo pues dejé de mirar hacia la puerta, así de básica era. En realidad dudaba que se fuese a aparecer por ahí mientras nosotros siguiésemos dentro y, mira, demasiado a gusto estábamos como para ir a otro sitio, ¿verdad? Si hasta almuerzo gratis nos habíamos conseguido~ Cuestión de que no me escapé de la pregunta del millón, era obvio que Joey iba a querer saber que rayos habría pasado para que pasase de querer comerme a la chica entre dos panes a putearla de esa manera, pero si acaso cambié mi expresión al recibir la pregunta y los palillos señalándome de nuevo. Noté, eso sí, la sonrisa sedosa formándose en mis labios mientras volvía a levantarme de la silla y me acercaba a su posición, con la misma suavidad en los movimientos. Cogí la caja de bento de su regazo y la aparté hacia un lado de la mesa, deslizando los brazos por sus hombros inmediatamente después. >>¿Entre Sashie y yo? —repetí, bajando la voz un poco, y levanté la mirada al techo un par de segundos como si estuviese pensando una respuesta—. ¿Que si pasó algo? No sé, ¿tú qué imaginas que ha podido pasar entre nosotras~? ¿Que si iba a intentar distraerlo del tema de la mejor manera que sabía, es decir, zorreando? Pues por supuesto, I still was a secretive btich after all.
Solté una risa floja y ya a lo de hacer un censo en busca de un apodo cool, y de hecho me habría reído con más ganas de saber que pensamos lo mismo. No le tenía ni un gramo de esperanza a lo que los demás fueran a pensar de nosotros, y no era para menos. Es decir, no era tan puto hipócrita o patético como para pretender simpatía si luego andaba molestando pobres diablos como Sasha, como Aaron y el tío mala hostia de los baños. Pero venga, por la pura gracia ojalá saber si me habrían puesto un apodo por ahí. Mero interés científico, si se quiere. No sé, me imaginé que Ali ya había soltado demasiada información de gratis y que si pretendía seguir indagando iba a tener que pagar un precio especial o así, pero ni que fuera a molestarme. Seguí sus movimientos en silencio y si no la conocería ya, que adiviné sus intenciones al dedillo. Le permití arrebatarme el bento, sumiso, y separé apenas unos centímetros las piernas entre sí. Su rodeo acentuó la sonrisa en mi rostro y tardé cero segundos en descansar las manos sobre su cintura, siguiéndole el juego pues porque sí. —Hmm, let's see. Se me ocurren un par de opciones pero necesito acotar espectro: ¿tuvo que ver con su no-novio? ¿O con su nuevo no-novio~?
Mira si nos conoceríamos ya bien de los dos o tres años que llevábamos ya siendo amigos que Joey pareció reconocer mis intenciones al instante y si acaso hice algo por quejarme al respecto. También supuse que sabría que no le soltaría toda la información de golpe, pero si no sabría ya que estaría encantado con ello. Ensanché también la sonrisa un poco más, prácticamente reflejando la suya, y aproveché la abertura de sus piernas para acercarme un poquito más y acomodarme algo mejor. Obviamente también llevé las manos a su cabello, enredando los dedos, y jugueteé con ellos de manera distraída, repartiéndole caricias aquí y allá. —Uhm~ —solté, tragándome la risa, y me eché un poco más hacia delante para alcanzar su oído con los labios—. Both~ Me erguí solo un poquito para buscar su mirada, sin perder en ningún momento la sonrisa divertida, y ya después de un rato volví a mi posición. A ver, pues curiosidad tenía por saber las opciones que tenía en la cabeza, la verdad~ Contenido oculto perdona si es muy crappy, que estoy desde el móvil y ni sé si se queda decente o no but i had to unu