Por suerte para Joey, me estaba entreteniendo bastante observando a la gente que había en la cafetería desde mi pequeño trono improvisado y prácticamente devorando las patatas como si no hubiese un mañana, porque estaba tardando lo suyo y no pretendía tampoco recibirlo toda grumpy solo porque me había aburrido esperando o algo. También le eché un par de vistazos a la fila de vez en cuando, notando una ligera sonrisa divertida cuando el chico recibió aquella compañía tan peculiar. La cuestión es que al final me concentré tanto en conseguir las migajas finales de las frituras que ni de coña noté la presencia de Joey hasta que estuvo demasiado cerca, cuando consiguió lanzarme un escalofrío a lo largo de toda la espalda con su voz. Alcé el rostro lo suficiente para recibir su mirada y asentí con la cabeza, entornando ligeramente la mirada en lo que me llevaba el dedo índice y el pulgar a los labios para lamerlos. Solo para reforzar el punto de que estaban buenas, claro~ Sea como fuere, cambié rápidamente la expresión cuando vi el despliegue de comida que había traído, con una chispa de emoción casi infantil en los ojos. Si es que... ¿quién más iba a saber cómo mimarme cuando estaba de resaca? Pues nadie. Igual acabé por fruncir el ceño cuando vi que me quitaba el mochi de las manos y se lo guardaba para después. ¿Huh? ¡Eso no era justo! —Fine, daddy~ —solté, con un claro tono de burla que no pretendió tener ninguna otra connotación, y le saqué la lengua antes de abrir el bento. Me acomodé mejor en la mesa, girándome un poco hacia el lado donde había dejado el almuerzo y subiendo una pierna flexionada, para comenzar a comer casi al instante. Las cosas como eran, tampoco me iba a hacer mucho de rogar porque me estaba muriendo de hambre y creo que fue más que obvio cuando acabé comiéndome la mitad del arroz y gran parte de la ensalada y el pescado de una sentada. >>So I was thinking... —hablé después de un rato, recuperando un poco el aliento después de haber saciado parte del hambre—. ¿Hacemos algo por tu cumple? Like something special, I dunno~ Contenido oculto A Kou me lo arrastro al patio cuando tenga que postear con Emi <3
Vete a saber si realmente lo había sentido o sólo la conocía lo suficiente para imaginarlo a la perfección, el caso es que estuve al tanto del escalofrío que le recorrió la espalda y me sonreí con una satisfacción estúpida. Algunas cosas nunca iban a perder el toque, ¿eh? Sin importar la puta cantidad de veces que nos empeñáramos en ello. Podíamos dejar pasar una semana y reiniciar la mierda como el primer día. La observé desde arriba luego de erguirme, observé sin la menor pizca de pudor cómo se lamía un par de dedos y decidí dejarlo allí por el... bien del almuerzo, digamos. Solté una risilla divertida al verla quejarse como una cría y le saqué la lengua en respuesta, porque pues para madurar estaban las frutas. Recorrí su silueta con la vista apenas ella flexionó las piernas, ya que insistía en quedarse sentada sobre la mesa ¿por qué no aprovechar las vistas? Acabé llegando a sus ojos, le concedí una sonrisa inocente a posta y empecé a comer con calma. Nunca había sido de atragantarme con comida. Captó mi atención cuando habló un par de minutos después, la miré mientras masticaba algo de arroz y tragué antes de hablar. —Ni idea, había decidido usar la fiesta de Katty-chan como excusa y la verdad, me la pasé bastante bien. Pero vaya, si seguimos organizando cosas no seré quien se queje~ Honestamente, y por una vez que le había aflojado a mi culo desastroso, Alisha no hacía más que echarle gas al motor. Se me había ocurrido alguna estupidez como cocinar algo en casa, que se apareciera a comer con nosotros y luego echarnos la noche viendo películas cutres. Lo tranquilo y usual, digamos, pero quizá... ¿tuviera algo en mente~? Recargué los antebrazos sobre la mesa y me incliné hacia su figura, viéndola desde abajo con una sonrisa divertida pegada en el rostro. —Soy todo oídos, Ali-chan~
Me terminé la porción de fruta por lo que me levanté por un momento a botar en uno de los cestos de basura lo correspondiente a los implementos que ya no eran posibles re-utilizar, volviendo a la mesa correspondiente con parsimonia impresa, sin mirar a nadie pese a que de por sí observaba al resto por debajo del hombro sin siquiera notarlo. Me senté escuchando la conversación con el rostro parco de costumbre. Zoldryck parecía haber notado al igual que yo que al parecer Izayoi no quería hablar sobre aquel tema a profundidad, y en realidad a ninguno de nosotros nos gustaba andar profundizando en cosas que no eran de nuestra incumbencia. Miré al gemelo de soslayo y éste tan solo desvió el tema de conversación. —En realidad no se mucho sobre prefecturas, pero imagino que con el tiempo iré aprendiendo sobre eso. Lo vi continuar comiendo con serenidad. —Mira Zold, debes poner cuidado al comer —murmuré sujetando una de las servilletas para limpiarle la comisura de sus labios luego de tener sus ojos sobre los míos, provocando de igual forma que mis mejillas se tiñeran ligeramente. Aparté la servilleta con tan solo dos gotas de salsa, la doblé cuidadosamente y la dejé sobre la bandeja.
Me encogí de hombros al escuchar su respuesta, haciendo una mueca con los labios, y dejé los palillos sobre el bento para poder hacerme con un takoyaki que me comí de un bocado. Entendía su punto, si encima todo el asunto de la mascarada había sido su idea y nos habíamos aprovechado de Katrina para poder montarlo, pero... ¡teníamos que hacer algo específicamente por su cumpleaños! Era una ley no escrita o algo así. Es decir, ambos sabíamos que lo más probable era que me hubiese aparecido por su apartamento con alguna tarta cutre que hubiese comprado por ahí y que me acoplaría a los que fuese que hubiese planeado hacer, seguramente con Matty; era ya una tradición prácticamente. ¡Pero los dieciocho eran importantes! No podía ser solo eso~ Seguí su movimiento con la mirada y le dediqué una sonrisa suave antes de llevar la mano a su cabello, acariciándolo con un movimiento vago y jugueteando con algún mechón suelto entre los dedos. Lo que acaba haciendo siempre que podía, en resumen. —It was just a thought, y'know~ —murmuré, ladeando la cabeza un poco y sin cortar el contacto visual en ningún momento—. Digamos que alguien me debe algo de dinero y había pensado que podríamos ir a cenar a algún sitio fancy, ¿sabes? Gettin' all dressed up and everythin', maybe —deslicé los dedos por el contorno de su rostro, con la mirada clavada en el movimiento, y sonreí de nuevo cuando alcancé el límite en la mandíbula—. Pero podemos hacer cualquier otra cosa que te apetezca, really.
Al parecer la incomodidad con el tema se le había escapado, después de todo no era algo de lo que estar orgullosa, de no ser por la ayuda temprana y el apoyo tanto de su madre como de su hermano mayor, vaya a saber de qué hubiera sido de Izayoi. Pero ese yo había quedado atrás por completo. Luego escuchó la duda sobre las prefecturas que tenía la joven rubia, no dudó en sonreír y dirigirse a ella. —Bueno, en simple, las prefecturas son divisiones administrativas y políticas del territorio japonés... Lo que para usted, milady... ¿Canadiense, no? Sería el equivalente de provincia —sonrió, y luego a ella le surgió otra pregunta- ¿Habla francés también, mademoiselle? Eso la había llevado a pensar en el breve receso que tenía de su trabajo, que básicamente, y de manera un tanto literal, le había traído el mundo a su puerta, nada más fructífero y cultivador que conocer otras culturas. Luego presenció la escena dónde limpiaba la boca del serbio con una servilleta, si que sudaba educación y buenos modales por todos sus poros, menudo par se había encontrado. Incluso le terminó pareciendo de particular ternura, era una amistad sólida como la roca, a prueba de bombas incluso.
Fue cosa de conectar con su mirada y básicamente reflejar la sonrisa suave que me había dedicado. Cerré los ojos un breve instante en cuanto se puso a juguetear en mi cabello como siempre hacía y la dejé sin más. La sensación era agradable. Su idea me hizo entornar la mirada y cuando hablé, había bajado la voz incluso sin darme cuenta. Como si los ruidos molestos de la cafetería hubieran quedado relegados a un segundo plano. —Huh, sounds good —acordé, estirando los labios en una sonrisa bastante tranquila, y sus dedos contorneando mi rostro me hicieron algo de cosquillas. Una chispa burlona reverberó en mis ojos, y aún así no iba a posta—. Ali-chan, ¿estás acaso invitándome a una cita~? Porque bien en el fondo sabía que quería festejar mi cumpleaños y quería hacerlo por mí. Aunque yo no encontrara ni un puto motivo de festejo. Al final meneé suavemente la cabeza y me quedé allí, bastante inmóvil, por si le apetecía volver a jugar con mi cabello o lo que fuera. Es decir, no iba a ser quien se lo negara. —No, no, me gusta la idea, really~ ¿Algún restaurante pijo en mente? Yo soy un sucio campesino y no conozco ninguno. Contenido oculto im: soft??? Yes i am
Sus reacciones me arrancaron una risa floja, si es que le faltaba ronronear para parecer un gatito o algo, y acabé por darle un golpecito en la frente cuando soltó lo de la cita con aquella chispa de burla en los ojos. Eh, so mean~ —A date, huh? Well, maybe~ O quizás solo es una excusa para verte todo arreglado, who knows~? Me encogí de hombros y repasé sus facciones con la vista, sin perder la sonrisa en ningún momento. Se había quedado bastante quieto, esperando que volviese a jugar con su cabello seguramente, y volví a llevar la mano hacia el mismo sin pensarlo demasiado. Solo que, en aquella ocasión, en lugar de hacer lo mismo que antes, acabé por quitarle la liga de su media coleta y le revolví el pelo con aire juguetón, haciendo que un par de mechones le acabasen cayendo por la frente de manera desordenada. Hice una mueca con los labios al estar aguantándome la risa y al final decidí seguir comiendo algo de arroz para poder disimular mejor, momento en el que también aproveché para echar la vista al techo y pensar una respuesta a su pregunta. >>¿Y yo qué? Lo único caro que conozco es el Starbucks y los sitios para comer de los aeropuertos... and trust me, they're a fucking scam. Uhm... le preguntaré a granny, a ver si nos puede iluminar con su sabiduría legendaria~ Solté la broma con toda la seriedad que me fue posible, pero al final acabé por soltar el aire en una risa nasal y seguí comiendo como si nada. No me preocupaba mucho ese detalle, a decir verdad; ¿cuándo habíamos tenido nosotros problemas para hacernos con lo que necesitábamos para cumplir nuestros planes, al fin y al cabo? Cogí otro trozo de takoyaki y se lo acerqué a los labios con una sonrisa traviesa bailándome en los labios. >>A ver, di ah~ Contenido oculto Mom i love them so much idk how to explain
Terminé de comer a lo que Gen me limpió la comisura de los labios, obsequiándole una sonrisa suave por su atención mientras volvía mi mirada a Izayoi en cuanto a su pregunta. Descansé el codo derecho sobre la mesa y reposé el mentón sobre el dorso de la mano. No creí que en realidad lo que llamaban bento japonés tuviese un sabor aunque peculiar por la cantidad de verduras que no acostumbraba a comer, había estado bastante bien. Aunque no solía igual crearme expectativas con nada. —Sí. Soy de Québec-Canadá, en realidad el francés es la lengua natal de mi provincia —respondió Genésis sin prisas—. Imagino que tú también hablas algo del idioma Izayoi-san. ¿Estoy en lo correcto?
En efecto, la señorita había confirmado su procedencia, además del dominio de su idioma natal, el francés, los canadienses son pues muy particulares, el prospecto de una ex-colonia británica hablando francés considerando la histórica animosidad mutua entre galos y anglosajones, y todavía mas tomando en cuenta a sus excéntricos vecinos del sur, los americanos hacía del tema algo muy interesante. Ya cercana a finalizar su delicioso almuerzo, la joven pues volvió a parecer interesada en las habilidades francófonas de la albina. —Mi francés no es del todo perfecto, madame, pero hago lo que puedo, después de todo lo aprendí por mi cuenta durante seis meses —terminó sonriendo, recordando su período de entrenamiento para ser sirvienta, que pues por los momentos estaba en pausa—, aunque pues si me defiendo, después de todo me parece interesante. Otro de sus intereses era pues aprender alemán por completo, que la verdad, es el equivalente idiomático del infierno.
Me limité a cerrar los ojos y arrugar la nariz cuando me dio el golpecito en la frente, soltando una risa suave. Luego volví a buscar sus ojos y me encogí de hombros, jugueteando a ciegas con mi móvil sobre la mesa. —Hombre, pudiste disfrutar las vistas en la fiesta. Tú te lo perdiste, cariño~ Iba a molestarla toda la vida porque básicamente de eso me alimentaba, pero su idea de hecho me gustaba bastante y no me molestaba nada volver a ponerme bonito, así pareciera un muñeco de torta. Por el bien del teatro, digamos, eso siempre hacía que valiera la pena. Además de que era con ella, claro, y no recordaba una sola mierda que hubiéramos hecho juntos donde no me hubiera divertido. Puse cara de indignado apenas noté que me había quitado la coleta, pero no me duró mucho y volví a reír, acomodándome un poco el cabello que se había ido en todas direcciones. Estaba largo, ¿eh? Quizá debiera cortármelo, qué sé yo. Al parecer andábamos los dos complicados en cuanto a experiencia pija refería. Asentí a su idea de consultarle a Rose, llevándome algo de arroz y verduras para masticarlas sin prisa. —Yo le preguntaré a Blee. Había volcado la atención en mi bento un rato y advertí por el rabillo del ojo que me acercaba algo. Enarqué las cejas, alzando la mirada sólo lo necesario, y sonreí al identificar el takoyaki. Subí hasta sus ojos, ampliando la mueca divertida, y separé los labios sin agregar nada más. Eh, era tan obediente~ No tenía puta idea cuánto tiempo se me había ido en el baño, oí varias personas entrando y saliendo, los recortes de sus conversaciones aisladas, incluso me imaginé a un par. No almacené nada, de todos modos. La información llegó y se fue sin alterarme de ninguna manera, hasta que observé una de mis manos y me pregunté si quizá no había fumado demasiado. Ah, mierda. Me había dado hambre. Bajé a la cafetería, me compré un pan y lo abrí para darle un mordisco algo ansioso en lo que me retiraba de la fila. No tenía idea si mis movimientos me delataban, creía que no pero vete a saber. Igual la percepción se me torcía un poco de a ratos. Por eso me costó procesar la información cuando creí distinguir la silueta de Shinomiya abandonando la cafetería, en dirección al patio. Venga, perfect timing. Ahora que lo pensaba, ¿la que estaba con él no era la chica que había conocido en la fiesta? La simpática, del cabello rosa. ¿Tenía acaso la más remota idea del puto monstruo con el cual planeaba compartir almuerzo? ¿O me la había colado y era igual que él? Los observé un rato, parecían una pareja y todo. Le di otro mordisco al pan. ¿Debía advertirle? ¿Debía avisarle a los demás? ¿A Anna? Del puto lobo colado en el nido. Acabé apoyando el hombro en el marco de la puerta y todo, de puto drogado como estaba, para verlos dirigirse a una mesa. La de cabello rosa se desenganchó de su brazo, escapándose de escena, y entonces reparé en el resto de la mierda, en los hilos que comenzaban a trenzarse formando nudos que no me gustaban nada. Ahí estaba Cayden. Definitivamente tenían que saberlo. Al menos me dieron las neuronas para no echarle leña al fuego en ese estado. Me rasqué el ojo con fuerza, otro mordisco, lo tragué sin pensar y giré sobre mis talones para, no sé, ¿subir al aula? Qué sé yo, ¿siquiera iba a ser capaz de prestar atención en clase? ¿El profesor no me iba a pescar? Vete a saber. Tampoco me importaba Contenido oculto imaginar a Kohaku drogado me da pena y risa en partes iguales JAJAJA
Rodé los ojos al escucharlo, meneando la cabeza un par de veces para acompañar el gesto, e iba a comentar algo sobre su ego, pero al final desistí y simplemente recuperé la sonrisa divertida de siempre. Well, he got a point, to be honest~. Y como no había podido disfrutar mucho de las vistas y a veces también podía ser un poco caprichosa, pues iba a intentar tenerlo todo arregladito para mí una noche entera. That was fair, wasn't it? —Ah, claro, she's a good one. Shit, tengo que empezar a juntarme con más gente rica, al parecer. Bueno, para la gracia pensé que podría haberle caído al alemán para preguntarle; así ya de paso también lo molestaba con mi sola presencia y todo el asunto, que siempre era divertido. Luego pensé que me daba un poco de pereza buscarlo, pero podría hacer el esfuerzo a la mañana siguiente si la situación era desesperada. Sea como fuere, Joey abrió los labios sin oponer ninguna resistencia y amplié un poco más la sonrisa mientras le introducía la bolita de pulpo en la boca. Le di un par de palmaditas en la cabeza, como si fuese lo más normal del mundo, y seguí comiendo de mi propio almuerzo. Ya se sabía que no conocía límites, ¿verdad? Así que fue cuestión de un par de minutos de pura concentración hasta que me terminé todo el contenido de la caja, observando después la misma con una satisfacción estúpida. Para que luego dijesen que no era una buena chica, si me había comido hasta las verduras y todo~ Me bajé de la mesa de un salto y, así sin previo aviso ni nada, me las apañé para colarme en el hueco que había entre la mesa y el cuerpo de Joey, sentándome en su regazo como si nada. Una vez más, era lo que hacíamos y siempre iba a tener la seguridad de que a él no le iban a importar la mayoría de mis jugadas. >>I'd like my dessert now, pretty please~ Contenido oculto Yo no iba a rolear hasta mañana pero es que me ha salido wires en youtube y lo he interpretado como una señal divina (?)
Inicialmente creí que la señorita había viajado en algún momento a estudiar el idioma y por ello preguntaba, pero realmente se había dedicado por varios mese a aprender por su propia cuenta. Aquello me daba a entender que era dedicada con sus intereses, quizá si era así podría llevar a cabo un buen resultado con su interés de estar en más de un club, al menos, esperaba que así fuese. —Entiendo —respondí con ligereza, a lo que Zoldryck habló después. —¿Y qué tal te ha parecido este instituto en el día de ventaja que nos llevas?
La idea de viajar al exterior pues era bastante suculenta, así que pues más adelante podía realizarlo si contaba con la suficiente solvencia económica para costearse el mismo. Regresando al tema de las instalaciones académicas, que en estas pues quién tomó la iniciativa fue el muchacho. —Pues, en lo que cabe, he tenido una gran experiencia con el instituto hasta los momentos, todo está en orden, el trato es cordial y pues en lo que cabe, no he tenido problemas —terminado su almuerzo, usó una servilleta para limpiarse y terminar sonriendo—, no creo que tengan algún tipo de problema fuera de los patanes y granujas, que pues son ya algo universal.
—Eso suena bien entonces, supongo que mientras evitemos ese tipo de personas todo bien —comenté sereno pese a cruzarme por la cabeza aquel par de los casilleros, teniendo igual en el salón al pandillero ese y la chica del averno en la clase de mi hermano. Inminentemente terminaríamos con algún tipo de contacto, más ahora que recordaba a Génesis echándose al frente para recomponer lo que ya estaba echado a perder. Aún así no dejé que mis pensamientos se colaran en mi expresión facial, notando a Zeld ingresar a la cafetería con una lata de soda en la mano, caminando hacia nosotros. Su cabello estaba húmedo, y la ropa arreglada a medias. Me sonreí con cierto cinismo al darme un idea del por qué no había aparecido ni en las curvas, saludándolo con un movimiento de cabeza, viéndolo sentarse al lado de Génesis sin determinar a Izayoi en el proceso, a lo cual la miré casi restándole importancia a su comportamiento. —Es mi hermano —murmuré pese a que era más que obvio el que éramos gemelos. En el transcurso del pasillo me detuve a comprar una soda en la máquina expendedora, continuando hacia el pequeño letrero que indicaba la cafetería, donde me imaginaba y estarían por ahí sentados en alguna mesa. Deslicé la mirada por el espacio hasta ubicarlos, caminando hasta ellos sin fijarme en realidad en la otra chica al sentir el cuerpo cansado como una mierda por la follada que me había pegado y la droga que estaba transitando lo último en mi sistema, durando menos de lo normal al ser la mitad de un cuadro lo que me había metido. Me senté al lado de Gen, la cual no tardó en mirarme con simpleza. —Tienes el cabello húmedo —la vi deslizar las pupilas por la ropa maltrecha, a lo que suspiró comenzando a organizarme la corbata, los botones y demás con suma calma—. ¿Dónde estabas? —Por ahí. Me torció los ojos mordaz abandonando su tacto sobre mis prendas, a lo que pasé la izquierda sobre su hombro y recosté el mentón sobre el otro al casi ella darme la espalda, continuando la conversación en aquellos murmuros tenues. —¿Estás enojada? —¿Debería? Me sonreí ligeramente, tomando un sorbo de la soda con la mano libre. —No en realidad.
Contenido oculto que me ponga wires pa rolear me estás diciendo Me limité a soltar una risa floja al oírla. Vete a saber gracias a qué pacto del mismísimo diablo habíamos logrado entrar al Sakura dos basuras rastrosas como nosotros, pero ya que las oportunidades se presentaban ¿por qué no tomarlas? Podríamos tener olor a campesino pero vivíamos rodeados de puta élite, era cuestión de tiempo mezclarnos con ellos. Nosotros, encima, que siempre conseguíamos lo que queríamos. Podía ser la niña Middel, la heredera Akaisa, incluso el jodido alemán. Podíamos escarbar en la tierra suelta y moldearnos las máscaras que nos salieran del culo. ¿Era otro tipo de poder? Digamos que sí. Recibí el takoyaki como un niño obediente, sin lograr contener la sonrisa que quiso salir al rozar brevemente el dorso de su dedo con la lengua. Cuestión que me eché encima la inocencia inicial en medio segundo y solté un sonido de satisfacción, orgullo incluso, al recibir sus palmaditas en la cabeza. Me bajé el takoyaki y seguimos comiendo en relativo silencio, hasta acabarnos los almuerzos. Ella fue primero pero no por mucho, y en lo que rodeaba la mesa yo dejé los palillos dentro del bento y lo arrastré un par de centímetros, alejándolo. Ya me imaginaba lo que tenía en mente. Seriously, this girl. Me eché contra el espaldar de la silla para permitirle acomodarse en mi regazo y mi mano fue a parar a su muslo descubierto sin siquiera pensarlo. La observé desde abajo, con la eterna sonrisa pegada al rostro, y los ojos se me achinaron un poquito al soltar una risa floja. Comencé a mover los dedos sobre su piel, propinándole caricias suaves e incluso algo vagas, pero que de distraídas no tenían una mierda. —Still hungry, peach? —murmuré en un tono bajo y risueño, colando apenas el pulgar por debajo de la falda. Estiré el brazo libre para hacerme con uno de los mochi que habían quedado encima de la mesa, lo observé un segundo y luego lo cambié de mano, la que había estado reposada en su pierna, para acercarlo a su boca. Conecté con sus ojos para indicarle que mordiera, como si nada. Como si no estuviera gozando toda la situación con el vicio de un jodido cabrón. Contenido oculto es todo culpa de wires pfpf *prepara la horny jail*
No conocíamos control alguno, ¿verdad? Desde la estupidez de haberlo empujado contra la máquina expendedora hasta su roce con la lengua sobre mi dedo, pasando por mi propia movida de habérmelos lamido antes cuando lo de las patatas, todos eran pequeños gestos que no dejaban de aumentar la tensión hasta alcanzar el punto de no retorno. Así acabábamos siempre, y la cosa era que no nos importaba en absoluto lo suficiente para dejar de hacerlo, ¿pues no era esa también la gracia de nuestra relación? La cuestión es que me facilitó la tarea de acomodarme sobre su regazo, of course, y su mano fue a parar sobre mi muslo, of course again, sacándome una sonrisa de pura satisfacción aun cuando no mostré señal alguna de haberme percatado de sus caricias. Pero lo hice, claro; lo noté en todo momento a pesar de que mi cuerpo estaba perfectamente acostumbrado a las mismas y había aprendido a no mostrar reacción demasiado visible al respecto. Me sonreí, soltando algo de aire por la nariz al sentir el pulgar colándose debajo de la falda, y asentí con la cabeza a su pregunta, murmurando un simple 'mhm' a modo de respuesta verbal. Seguí sus movimientos con una precisión ridícula, hasta que me extendió el pastelito y me indicó que lo mordiese con la mirada. Se la mantuve un rato, en lo que me llevaba la mano hacia el pelo para deslizar la liga por el mismo y dejar que la melena cayese al fin por mi espalda, y bajé la vista hasta el mochi cuando me incliné para cumplir con la orden implícita. O más o menos. Clavé los diente en el dulce, pero no lo hice del todo, y volví a alzar la vista para buscar su mirada, quedándome ahí a la espera. ¿Exactamente por qué todo ese rollo? Pues... ¿y por qué no? Contenido oculto STRAIGHT TO horny jail HELL, STRAIGHT TO horny jail HELL
Al parecer pues no habían tenido problema con eso, e incluso lo terminaron aceptando, Kasun se veía satisfecho con esa respuesta, como si pues lo hubiera comprobado por si mismo, después de todo, Sakura tenía una manada muy variopinta, niños acomodados, extranjeros en cantidades industriales, delincuentes de poca monta, traquetos y príncipes y princesas del crímen organizado, pasando por más que todo, consumidores, terminando en una buena cantidad de jóvenes con líbido casi que inagotable. Una jungla disfrazada de colegio, incluso podía calificarla como algo parecido a Sodoma y Gomorra. El Sakura se podía ver muy bonito por encima, con sus instalaciones limpias y relucientes, pero estaba podrido por dentro, solo necesitó de un único día para ver la profundidad de las aguas en las que se había metido sin ningún tipo de aviso, después de todo, los alumnos hacían los que le venía en gana, desde fumar a drogarse, beber y hasta follar, todo con la administración haciéndose de la vista gorda. Bastante escabroso, si, ovejas al matadero directamente, pero antes de terminar ahondando en toda la mierda que circulaba dentro de ese recinto, pues una enorme sorpresa. ¡Zoldryck tenía un hermano gemelo! Si bien el chico recién llegado no le prestó atención al inicio, se veía agotado y pues con la ropa mal acomodada... Justamente lo que estaba pensando anteriormente, no hacía falta ser un genio para darse cuenta de lo que recién había terminado. Fuera de sus peculiares tatuajes faciales, eran casi que idénticos, al menos ya con eso podía identificarlos sin problema. —¿¡Hermanos!? —se sorprendió—, bueno, son idénticos... Recuperó la compostura por la inesperada noticia, pero terminó recibiendo al recién llegado con una cálida sonrisa. >>Es un placer, mi nombre es Sakuya, me alegra ver que el señor Kasun tiene familia.
Nunca nos cansábamos, eso ya era evidente. Fuera la energía estúpida con la que contábamos todos los días, fuera la necesidad compulsiva, casi enfermiza de jalar, jalar y jalar, lo cierto era que nunca nos cansábamos y vete a saber si estaba bien o mal, si debería replantearlo o seguir a mi bola. Vete a saber si valía la pena. Jugar a ser un tío decente y toda la mierda. No importaba mucho si reaccionaba o no, la conocía lo suficiente para saber que no era inmune a mi tacto y que, de así quererlo, podría haber manipulado los interruptores precisos para conseguir la mierda que quisiera. Se dispuso a quitarse la liga del cabello y seguí el movimiento de la cascada dorada con una satisfacción estúpida pegada en el rostro. Llamáranme loco o lo que fuera, pero estaba seguro de que algo de la fragancia de su shampoo me había alcanzado. Entorné la mirada en cuanto llevó su boca al mochi y mis labios se estiraron un poco más al recibir sus ojos. La mano libre que mantenía detrás suyo viajó hasta su espalda y se afirmó en su cintura, rozando las puntas de su cabello. Recorrí sus facciones en silencio y lentamente jalé del pastelillo para que se desprendiera lo que ella había mordido. Bajé el brazo y me quedé allí, mirándola sin una pizca de pudor o decoro. —¿Está bueno? —susurré, con cierta nota de picardía.
Iban a tener que llamar a la policía o algo, porque la intensidad con la que nos estábamos mirando en ese momento no podía ser legal de ninguna de las maneras. A saber si alguien no estaba prestando la suficiente atención para ello, de todas formas. Noté su mano afianzándose en mi cintura, a lo que respondí pegándome un poco más a su cuerpo, y tiró después del pastelito con toda la tranquilidad del mundo, haciéndome erguir la cabeza después más por pura inercia que otra cosa. Seguimos ahí sin cortar el contacto visual en ningún momento, mastiqué tranquilamente el postre y, cuando acabé, me pasé la lengua por los labios en un movimiento lento. Recibí su pregunta con una sonrisa ladeada, pero no dije nada en ningún momento. En su lugar, busqué la mano que seguía sujetando el mochi y rodeé su muñeca con mis dedos, alzándola para volver a darle otro mordisco; agarré su corbata con la otra mano y tiré de ella hasta encontrar sus labios con los míos. No esperé una mierda, prácticamente lo recibí con la boca ya abierta, y presioné la lengua en su interior para poder pasarle el dulce. Acabé alargando el beso un poco más de lo necesario solo por puro vicio, eso sí, y cuando me digné a separarme lo miré con una sonrisa culpable que acabó siendo opacada por la diversión de todo mi semblante. Ups~ —¿Lo está, sweetheart~?
Pero mira nada más, qué almuerzo tan interesante me estaba clavando. Con buenas vistas y todo. Mantuve mi atención puesta en ella con el cuerpo relajado en la silla, disfrutando hasta la última de sus insinuaciones. El que se pegara más a mí, el que contorneara sus labios con la lengua. La sonrisa se me desvió hacia un costado y una chispa crepitó entre la eterna, fría y densa oscuridad. La dejé hacer como toda la vida, en lo que me sostenía la muñeca y le daba otro mordisco al mochi. Que me condenaran por saber leerla y que ese conocimiento me bañara el cuerpo con una satisfacción estúpida, que me condenaran porque me valía tres mierdas. Al final sí sería Sherlock Holmes y toda la mierda, quién lo habría dicho. En lo que me jalaba de la corbata, devolví el mochi a la mesa y reposé la mano sobre su muslo para recibir sus labios. Si no seríamos unos cerdos, pasándonos puta comida de boca en boca. Recordar que estábamos en medio de la jodida cafetería me hizo sonreír y arrojé a un costado el pedacito de mochi para poder besarla. Alcancé su lengua, la presioné contra la mía con maña y rodeé su pierna con firmeza, clavándole la yema de los dedos. Abrí los ojos apenas la sentí alejarse, busqué los suyos de inmediato y finalmente me digné a comerme lo que tenía en la boca. Era dulce y esponjoso. Asentí con movimientos pausados, incluso perezosos, en lo que relajaba la presión de mis dedos para reanudar las caricias. —Yup —susurré, risueño, y le lancé un vistazo rápido al mochi—. ¿Me das más? Me había echado encima una inocencia que era para partirse el culo, en especial porque no tenía nada que ver con mi mano colándose cada vez más debajo de su falda. Contenido oculto por favor me perdonan el culo exhibicionista de estos imbéciles, ya sé que están mal de la cabeza *inhales* i bELIEVE IN JOLISHA SUPREMACY
