Aula 1-3

Yule Shirai

Había llegado un poco antes a la escuela medio arrastrando a mi hermano conmigo para poder llegar puntual. Después de lo sucedido el día anterior con Laila le había soltado toda la jodida verdad en la cara, había puesto las cartas sobre la mesa y le había dado un pseudo-ultimatum si no quería que fuera solo ella quien se alejase de su vida por inmaduro. A Shawn pareció afectarle bastante todo pero si llegó a exteriorizarlo no pude verlo. Se encerró en su cuarto tras discutir un rato y desde entonces no volvimos a hablar del tema.

Tenía la medalla de oro en evadir sus problemas, después de todo.

Había sido un acuerdo tácito, si se quiere. Por eso estábamos ambos en los casilleros, charlando de cualquier mierda para no volverlo todo incómodo hasta la llegada de Laila. Parece que nos distrajimos bastante porque para cuando quise darme cuenta, un alumno se había acercado a la chica y se habían ido de allí tomados de la mano. Solo me bastó volver la mirada con disimulo hacia él para notar que había arrugado el gesto y contuve una sonrisa confidente cuando se despidió de golpe para irse a clase.

Bien hecho, Laila.

Lo cierto es que no me enteré muy bien del estruendo de la academia, pues cuando ya estaba subiendo las escaleras lo peor ya había pasado. Me dejé arrastrar por la marea, sumergido en mi propio mundo como el introvertido que era, y una vez acabé encontrando mi clase terminé por tomar mi asiento. Noté que Nagi y Satoko parecían charlar y las saludé con una suave sonrisa, algo menos nervioso que las primeras veces. Ventajas de tenerlas en mi clase y compartir club con una, suponía.

—Buenos días, Shichimiya-san, Watanabe-san —Tomé asiento poco después del saludo, comenzando a sacar la libreta y el estuche, y me concentré en prepararlo todo para la clase mientras las dejaba charlar de fondo.

Contenido oculto

Yo metiendo las acciones del resto de mis personajes resumidas en un post porque no tengo inspiración (??)

 

Nagi Watanabe

Terminó por sentarse sobre su mesa, sin mucha preocupación viendo como todos en la sala andaban en lo suyo y no parecía haber un profesor cerca. Observó un momento a Satoko y al comprobar que se centraba en los apuntes cerró los ojos, manos en los bolsillos centrada en la música, luego no pudo contener un pequeño bostezo.

—¿Umh? —abrió los párpados con pereza cuando escuchó su apellido, se abrieron como platos al notar que se trataba de Yule. ¿Hace cuanto que no hablaban?— ¡Ah, Shirai-kun! —exclamó despacio—, bu-buenos días.

Diablos, lo había hecho bastante pasable en los casilleros y ahora se trababa, no demoró sentir el calor en las mejillas y casi pareció hacer un mohín cabizbaja. Volvió a levantar la vista cuando la voz de Satoko exigió su atención, sin rastro de mueca alguna.

—A-ah, si, claro—. Miró luego de reojo a Shirai, curiosa de su respuesta, hasta que recordó a la amiga de Satoko, la del otro curso. Parecían bastante cercanas— ¿E Inuoe-san también? —se atrevió a preguntar—, n-no tengo problemas con que venga también, si es que vino.

 

Yule Shirai

Abrí la página donde se encontraban los ejercicios, concentrado en revisar si lo tenía todo preparado, cuando la voz de Satoko me hizo alzar la mirada con cierto desconcierto. Ambas parecían estar pasándose apuntes y no tenía intención de inmiscuirme, por lo que el hecho de que me incluyesen en la conversación de repente me descolocó un poco.

Solía pasar bastante desapercibido, siempre encerrado en mi burbuja de confort. Quizás por eso los días en los que no lo hacía se volvían tan extraños para mí.

—Eh... ¿Almorzar, dices? —repetí por inercia, quizás buscando aclarar que no había escuchado mal. Volví la mirada hacia Nagi, quien añadió a alguien más que no conocía, y me removí en mi asiento sin tener muy clara mi respuesta. No me agradaba estar en compañía de mucha gente, pero no solían invitarme a algo así y quizás eso lo hacía diferente, en cierta medida. Podría hacer el esfuerzo por extender la burbuja un día—. Le había dicho a Gardner-san, de la clase de al lado —enfaticé para Watanabe, sin saber si se conocían—, pero no creo que tenga problema en venir con nosotros si... no es molestia, claro.

Me llevé una mano al cabello, revolviéndolo ligeramente un tanto inquieto. Me era imposible adivinar si las estaba poniendo en un compromiso o no, por lo que por las dudas no tardé en agregar.

>>Si somos demasiadas personas no me importa almorzar con vosotras otro día.

 

Nagi Watanabe

Guardaba los apuntes que le había devuelto Satoko cuando Shirai pareció dirigirse a ella en especial, volteó a haberlo por sobre el hombro con un gesto algo confundido.

—¿Gardner-san? —murmuró más que otra cosa, hasta pronunciar el nombre le había costado. No le sonaba de nada.

Esta vez se sentó en su silla de modo que no le diera la espalda a ninguno de los dos, bloqueando su teléfono tras pausar la música y sacándose los cascos. Se veía algo preocupada, tampoco había sido de estar con demasiadas personas y el asunto llegaba a ponerla un poco nerviosa, pero tras haber almorzado con los amigos de Aika ya no debía ser para tanto, ¿no? Tenía algo de valor para querer intentarlo.

—Eh... apoyo la idea de Shichimiya-san, preguntemosle a ellas que les parece, hasta dejarlo para otro día suena bien, si es muy repentino—soltó con el común volumen bajo, de manera algo pausada.

Entonces reviso la hora en su celular, guardándolo de inmediato, el docente no debería demorar mucho más en llegar, así que se posicionó como correspondía en su asiento.

 

Iba a responderle algo a Ayame, pero justo cuando iba a idear una respuesta mis ojos, solo mis orbes, se clavaron sobre la figura de Shirai... quien iba junto a una chica. A mi rostro sorprendido se le sumó la leve angustia de mis cejas algo arqueadas, apreté los dientes y con eso tense los labios. Inhalé hondo y por poco las ganas de llorar se apoderaron de mí.

En cuanto solté un suspiro pesado, ya estaba viendo como la pelirroja se marchaba alegre, Satoko también había agarrado al vuelo a Shirai, comentándole algo que no procesé. En cuanto me volteé para entrar a mi salón, el pasillo estaba desolado tal cual mi ánimos. Ingresé cabizbaja, aferrandóme a la aza de mi bolso, en cuanto di cuatro pasos dentro alcé el rostro, con el ceño fruncido con convicción.

Sí no lo hago yo, nadie lo hará.

—Shirai-kun, Shichi-san —llamé la atención de cada uno, volcando mi mirada al que correspondía en cuanto pronunciaba sus nombres. Una vez con la vista de ambos sobre mí, y nunca soltando el aza, les hice una solemne reverencia de 90%

>>Lo lamento y disculpo por todo lo ocurrido ayer en el almuerzo; preferiría que lo olvidaran, porque aquello que vieron no era algo dirigido para ojos ajenos. Era entre nosotras, y nosotras ya lo arreglamos.

Volví a alzar la vista, solemne.

>>Así que no quiero que piensen que así somos por dentro, porque sería una gran y estúpida mentira. Kurosawa es una chica hermosa, y yo nunca me fijo en lo superficial, por lo que no vayan a hacerse ideas equivocadas de ella, porque desde ahora en adelante será más que fácil hacerlo.

Hice una leve reverencia en esta ocasión, solo para agregar lo siguiente.

>>Por mi parte, poco me interesa que piensen de mi. Eso era todo, y no; no estoy enojada.

Tras eso me erguí otra vez, los miré con seriedad a ambos para cerrar la interacción y luego hubicarme en mi correspondiente pupitre; con el costado del rostro apoyado en la palma de mi mano, observando el paisaje tras las ventanas.

 

Me adentré en el aula buscando dejar mi mochila en mi asiento, pero antes de poder siquiera dejarla escapar entre mis dedos Satoko y Nagi se acercaron a mi mesa de improviso. Parpadeé, tomado por sorpresa, y dejé el brazo extendido en el aire unos segundos sin llegar a soltar el asa, concentrado en escuchar la disculpa de Watanabe. Le sostuve la mirada con la seriedad que requería, porque comprendía que se sintiese culpable por marcharse en el almuerzo, y estaba por decirle que todo estaba bien cuando sacó a colación algo que me tomó por sorpresa, y que me pareció completamente innecesario.

¿Exactamente qué... debíamos evitar pensar de ellas? ¿Que eran unas amigas perfectas y nunca había tensiones con la otra? Eso sería estúpido e irreal. No comprendía qué había sucedido exactamente y lo más probable es que no nos hubiésemos enterado si no lo decía ahora, pues por algo había intentando cubrirle las espaldas durante el almuerzo con mi mentira, pero aún así nadie se molestaría por algo así. Los amigos tenían roces, y si no los tenían en mi opinión era una relación bastante superficial aún.

Suspiré, soltando la mochila finalmente y me volví hacia ella sin perder parte de la seriedad.

—No hay nada que pensar ni olvidar porque no sucedió nada, Watanabe-san —aclaré ante todo, y me acaricié la nuca ante su reverencia formal—. Está... todo bien. Tranquila.

Si nuestras palabras la aliviaron o no era algo que no me pararía a revisar en ese entonces, pues Satoko llamó mi atención con su misteriosa conversación y le dirigí una última mirada a Nagi antes de atenderla. Relajé un poco los gestos al escucharla hablar. Su energía e inocencia me recordaban a las de Rachel, y no podía evitar sentir cierta debilidad con ello.

Por más que intenté fingirlo, me sorprendió saber que Shawn no acudió a las pruebas físicas el día de ayer. El muy idiota incluso había venido enfermo a la academia la semana pasada solo por alardear con ellas, por conseguir la atención que tanto ansiaba y seguir batiendo récords y ahora... ¿Se desvanecía así, de la nada? Torcí los labios, intentando seguir el hilo de sus palabras con cierto esfuerzo. Sentí un pinchazo de culpabilidad en el pecho, por echarle tanto en cara el día anterior e ignorarle de esa forma cuando algo jodido tenía que estar sucediéndole.

Si tuviese siquiera la menor idea de lo que sucedía a su alrededor... ¿habría actuado diferente?

—Mi hermano no se encuentra muy bien estos días. Demasiado ejercicio tampoco es muy sano que digamos —me excusé, con una ligera sonrisa apenada. Al parecer había incluso apostado con la chica el día anterior. Fruncí ligeramente el ceño. Shawn era demasiado competitivo para apostar para nada. Sea lo que sea que le estaba pasando, tuvo que suceder entre la primera hora y las pruebas físicas. Intenté suavizar mi expresión poco después, tomando asiento para mirarla desde allí antes de que el tutor entrase en clase—. Suena muy bien, Shichimiya-san. Podemos pensar las actividades en el receso, seguro será divertido.

La verdad es que agradecí que estuvieran por empezar las clases, porque tenía demasiadas cosas en la cabeza para prestarle la atención que merecía. Esperaba que pudiese disculparme.

Contenido oculto

Corto aquí con Yule bc estamos por empezar el receso y tal, luego los bebos planean las cosis uwu

 

Vite Horiazana

Contenido oculto: Rain

—Creo que he sido una tonta —musitó Watanabe-chan en un momento, a lo que yo le dirigí una mirada calmada, sin reflejar ningún sentimiento en especial.
—¿Por qué? —pregunté, pues no entendía a lo que se refería. Soltó un suspiro pesado, negando con suavidad.
—Sobre la invitación y eso... dije muchas tonterías, ¿no? —aclaró con su tono de voz bajo, cabizbaja y sin mirarme. Me tenté a despeinarle el cabello, pero vamos; ya me había quedado claro que con la chica y los abrazos había que ir con cuidado. De todas formas le brindé una sonrisa amplia, conmovido.
—Vamos, Nabe-chan, no es nada—. Entonces miré al frente, como los alumnos iban de acá para allá, en una posición tan relajada como mi sonrisa apacible—. Estabas asustada, ¿no?—. Mantuve un corto silencio, esperando alguna reacción, pero no paso nada; así que seguí hablando, ahora con un gesto más apenado—. Cuando nos pasa hacemos cosas tontas y...— Solté un suspiro algo pesado, sin perder la sutil sonrisa, para luego voltear hacia ella y sonreír más amplio, ella me miró de reojo, aún cabizbaja—, ¡bueno, cuanto antes no demos cuenta de nuestros errores, más rápido los solucionamos! ¿No crees?—. Me sonrió con suavidad en respuesta, así que yo cerré mis ojos y amplié otra vez la mía.
—Si, creo que tienes razón.

Poco tiempo después de eso, sonaron las campanas y con ello ingresamos a clases. Seguí a la chica hasta su pupitre, todos los asientos de por ahí se veían ya ocupados; Watabane no demoró en presentarme con quienes más cercanos estaban a su puesto.

—Shichimiya-san, Shirai-kun —habló suave, al igual que su sonrisa, mientras se dirigía al dúo; no demoró en apuntarme con su mano extendida en cuanto captó la atención de los dos. Yo, de mirar con calma la mano de Nagi, pasé a sonreírle al dúo; la típica, una a ojos cerrados y amplía sonrisa—, el es Horiazana-kun.
—¡Un gusto!

Entonces llegó el docente, la chica pareció ponerse de inmediato nerviosa y, sinuosa como era, me mandó a que fuera a conseguirme un puesto. Me encogí de hombros y me despedí sonriente con un gesto de mano de los das dos personas que me presentó, para luego dirigir mis pasos con calma a algún lugar vacío y, en lo posible, interesante.

—Ah —inhalé despacio, silencioso, en cuanto localicé un puesto vacío. Sonriente y risueño, me acerqué a un paso algo más apresurado a donde estaba la chica . Le toqué el hombro con el índice, tres toquecitos suaves— Hey, ¿crees que pueda sentarme a tu lado? —pregunté algo encorvado, para estar a su altura, ladeando la cabeza y sonriéndole con suavidad a ojos cerrados. Los abrí, brindándole una sonrisa tranquila mientras me erguía como correspondía, poniendo una de mis mano sobre la otra con sutileza, brazos caídos—. Sí no es mucha molestia, claro.

Contenido oculto

Ya era hora de que uno de mis enanos interactuara con tu niña ;w;

La campana sonó, con eso se daba paso al receso para el almuerzo. Las clases habían sido agotadoras, ¡pero bueno! Al menos me había logrado centrar lo suficiente para entender la materia, a pesar de que ahora estaba agotada. Y aunque seguía teniendo pensamientos raros sobre la invitación, de seguro eran solo cosas infundadas por mis inseguridades, mezclada por las palabras de mamá y... ¿por qué no? La ausencia de papá, de Haruka y Natsume... ya no sabía bien de qué fiarme y de qué no. Oh, y me apenaba no ver a Kurosawa , pero de seguro estaría en casa por un bien mayor para ella misma, así que me limitaba a mandarles los buenos días y noches, aparte de un mensaje a mediados del día preguntando sí había comido algo rico y tal, puras excusas para saber sí siquiera era capaz aún de responderme algo, y claro; que recordara que aún estaba pendiente de ella.

—Uh... Shi... Shirai-kun —exclamé con suavidad mientras le daba dos toques con mi índice en su hombro, sin separarme mucho de mi asiento—. ¿A... a cuantas personas has llamado para esta... reunión? —hablé despacio, monocorde, pero con claro desconcierto. Vaya a saber una qué se tendría entre manos con Satoko... espero que nada... raro, o peligroso.

Diablos, Watanabe; ¿Cuántas cosas para ti son peligrosas?

 

Lo cierto es que solía moverme por el mundo habiendo calculado previamente mis pasos. Necesitaba conocer el suelo que pisaba, por ello prefería la paciencia y en muy raras ocasiones me dejaba llevar por impulsos; porque los resultados eran impredecibles, y me aterraba lo desconocido.

De modo que cuando Rachel recibió una respuesta afirmativa de Satoko y nos despedimos de ella para dirigirnos a clase, no pude evitar sentirme incómodo. De repente me había subido a un barco que parecía navegar en la dirección opuesta a la que esperaba, y ya estábamos demasiado lejos de tierra firme como para poder escapar. Y ya no era solo eso; ¿romper reglas? ¿Salirse de la rutina? Vale que era emocionante, sí, ¿pero se había detenido a analizar las consecuencias siquiera? ¿El daño a nuestro expediente si las cosas salían mal?

No estaba seguro de que aquello fuese a funcionar, y quizás fue la razón por la que terminé aceptando avisar a los chicos de mi clase acerca de la reunión. Si no me iba a escuchar a mí, que se diese cuenta por parte de ellos de que su plan sonaba demasiado idílico de por sí. Quizás lograse abrir los ojos así. Porque yo desde luego no iba a insistir más, que se ve que su cabecita bien podía maquinar cosas pero se ponía en modo automático al oír mis réplicas.

Las clases transcurrieron livianas; Nagi nos presentó al chico nuevo de la clase y le dediqué un saludo formal, un tanto seco, como solía ser por norma general. Parecía un chico vivaz y amigable, como Satoko y Rachel; tanta actividad a mi alrededor terminaría drenándome las pocas energías sociales que tenía de por sí.

—¿Hm? —No mucho después de que sonase la campana escuché la voz de Nagi hablarme, y me giré para verla. ¿A cuántas personas, decía?—. Gardner-san llamó a los chicos de la 1-2, y yo me encargué de la 1-3. Así que... todo el curso de primero, supongo —me encogí de hombros, un tanto incómodo—. Lo siento, no tengo mucha más información para darte. Solo me pidió que la ayudase, pero ni siquiera a mí me dijo de qué se trataba.

Suspiré, jugando con el mechón de mi flequillo, y paseé la mirada por el aula durante un instante. Reconocí a Byrne-san, mi compañera de proyecto, sentada no muy lejos de Horiazana-kun. Quizás pudiese aprovechar para hablar con ella más tarde.

 

Ayame Sabaku

Estuvo cerca de caer dormida como un tronco durante la clase pero si no quería una llamada de atención y por ende una tunda en su hogar, hizo un esfuerzo sobrehumano por no molestar a su profesora, aunque la misma parecía más amable y comprensiva de lo debido. El timbre por fin sonaba lo que era música para los oídos de la pelirroja la cual salto tomando sus cosas dejando apenas rastro de su estancia.

—Ok ¡Hora de ver que tenemos aquí!

Pero su paso por el lugar le llevo hasta cierto anuncio, uno donde todos los alumnos de primero debían asistir una reunión en el aula 1-3, sus ojos ámbar no podían dejar de ver tal oferta ¿Que se traían entre manos? ¿Tendría que ver con la fiesta tan anunciada? Que más daba si tenía la oportunidad de divertirse, Ayame nunca pretendía quedar por fuera.


—¡Osu! ¿Alguien pidio mi ayuda? ¡Pues no esperen más que aquí estoy!—Ayame entro como la tempestad de arena que solía ser— está bien...¿Alguien planea algo interesante? Si es así soy toda oidos—dijo al sentarse con una sonrisa socarrona mentón apoyado en su palma, la chica esperaba una respuesta en el salón ajeno. Habían ya algunos rostros nuevos, unos completos desconocidos...pero sin duda podía resultarle muy interesante.

Observó la entrada por si alguien de su aula cruzaría para entrar en aquella reunión secreta, tal vez este aquella chica que compartía su mismo color de ojos...Masuyo segun escucho al pasar la lista, en fin Ayame haría rendir el tiempo jugando con su llavero Shukaku y así evitar exasperar a alguien con su volátil energía por aburrimiento.

 

Contenido oculto: Deku Palace

[

La forma en que fue rellenando mi falta de información, tan solo logró que arqueara mis cejas con más... angustia, sí se podía llamar así, mientras mantenía una leve "o" desconcertada en mis labios. ¿To... todo el curso de 1°, en serio? ¿No era demasiada gente? Dejé salir un suspiro tan suave como pesado, terminando por apoyar el costado de mi rostro en la palma de mi mano derecha, sin quietarle los ojos de encima a Shirai. Al menos... parecía que cualquier riña entre nosotros, o mala tensión, había quedado atrás—. ¿Es siquiera posible? —musité a ojos cerrados, no sonaba intranquila, pero tampoco era la persona más relajada presente, lejos de eso—. Hmmm —solté un quejido bajo, frunciendo el ceño a recordar todo el tema de la mascarada y tal, ¿tendría que ver con eso? El rubor no demoró en cubrir mis mejillas. Abrí los ojos, observando a Shirai con un toque de seriedad, aunque esta no era nacida más que de mi mero nerviosismo—. Digo... ¿para que quieres a todo un curso? —negué con suavidad, ojos cerrados, para luego mirar a Shirai sin perder mi deje de pena, pero estaba más apacible que otra cosa—. Osea, ¿qué sacas con tener muchas personas? —sonreí suave entonces, aun con las cejas arqueadas—, de seguro no superamos ni los 10...— Cerré los ojos, manteniendo la cara sonriente con nerviosismo y tensión—, pe-pero bueno... habrá que ver lo que pasa.

Y no mucho después de soltar aquellas palabras, me llamó la atención los sonidos que provocó... efectivamente; Satoko. La quedé mirando con curiosidad sosegada, y le brindé una sonrisa suave, genuina y libre de tensiones cuando comentó lo de Rachel, asentí, alegre.
—De seguro no le faltará mucho—. Y me dirigí sonriente a Shirai-kun, ojos cerrados y una sonrisa más tierna que el resto—. ¿No crees, Shirai-kun? —solté con calma, para luego mirarlo con sonrisa y ojos sosegados—. Supongo que la coses más que el resto, eres el más cercano a responder esa duda —concluí con simpleza.

Vite Horiazana

Contenido oculto: Zelda's Theme

—Jhejhe —sonreí a ojos cerrados, soltando una risa suave y nasal. Luego miré por sobre mi hombro, al grupo que se andaba aglomerando junto a Nagi y su tl amigo Shirai, para luego voltear con calma hacia Byrne—. No soy el mejor pronunciando ingles, Byrne-san, así que, antes que nada —hablé con una seriedad apacible, para luego sonreír pudoroso, ladeando la cabeza y cerrando los ojos—, ¿no te molestaría solo llamarte Ophelia-san? —hablé con la misma calma de antes a pesar de todo. Luego erguí la cabeza como correspondía, pasivo, manteniendo una sonrisa sutil—. Llámame solo Vite, sí así lo prefieres —agregué cordial, con un acento francés bastante acertado al pronunciar mi propio nombre. Luego le sonreí amplio, risueño, llevándome las manos atrás de la nuca—. ¡Enséñame un lugar lindo y calmado, y yo te enseño de vuelta algo lindo y calmado! —exclamé sin alzar mi todo, enérgico de todas maneras, le sostuve luego la mirada con una sonrisa más gatuna en los labios— ¿Te gusta la idea?

Entonces, apunté con la cabeza a donde sabía que estaba Watanabe y el grupito, dejándola estática en esa posición.
>>Le puedo preguntar a Nabe-chan luego sobre lo que se teje en ese grupito —hablé sin perder los rasgos gatunos de mi expresión, con una voz algo más grave de la común, consecuencia de estar sosegado y no con las ganas de brincar tres veces cada tres segundos. Pero de todas formas, no demoré en volver a la sonrisa risueña a ojos cerrados que pecaba de bastante infantil— ¡Me parece más divertido caminar contigo que estar ahí parado!— Y le sostuve la mirada, cejas arqueadas con un deje de pena—, no soy de quedarme demasiado en un mismo punto, o actividad; así que no tendré tiempo para escuchar a cada uno con calma sin aburrirme, jeje.

Mientras Satoko y Yule andaban en lo suyo, mi mirada viajó hacia Horiazana-kun; se le veía... bastante tranquilo, conversando con aquella chica de apariencia tan solemne y madura. Sonreí suave, logrando escuchar desde mi puesto sus ocurrencias sin ninguna dificultad relevante. Entonces la cabellera roja y la energía rauda de Sabaku no demoraron en aparecerse en el salón. La observé con sorpresa, pero no demoré en sonreírle con timidez cerrando los ojos y saludándola con un leve gesto de mano; para luego observarla con aquella mirada mía que, por mis cejas arqueadas, nunca dejaba de ser tímida, nerviosa o asustadiza; la sonrisa amplia y genuina, daba un mensaje más de pudorosa que de angustiada.

Miré a la pelirroja sin tapujos más que mi rostro sonrosado, con una mirada calma y una sonrisa apacible.
—¿A ti también te ha invitado Gardner-san? ¡Qué sorpresa! —agregué lo último a ojos cerrados, siempre con un tono que no salía de la calmada monocromía que poseía mi voz—. Me alegra verte otra vez —sinceré sin mayores problemas— Jejeje —agregué lo último con timidez y nerviosismo, notándoseme en el patrón de mi risa, el aumento de sonrojo y mis ojos cerrados; esquivos de la realidad.

 

—Estúpida máquina de aperitivos —mascullé entre dientes, dándole un pequeño mordisco a la barrita energética.

Había convocado al primer curso en el aula 1-3 y encima llegaba tarde, no tenía remedio. Lo cierto es que cuando me asomé a la clase y vi que había, cuántas, ¿cuatro personas?, me apené un poco. Pero era un poco lo esperado, ¡por eso llamé a tantas personas! Así, la probabilidad de que se quedasen unos cuantos era mucho más grande~.

Saludé con una sonrisa a Yule y compañía. Me alegró que al menos las personas que se aparecieron eran conocidas, incluso estaba la pelirroja enérgica de mi clase, Ayame. Mao me dijo que vendría algo más tarde así que en teoría seríamos seis.

—Perdón por tardar~. Olvidáos de usar la máquina del pasillo, se traga todo vuestro dinero —suspiré con cierto dramatismo, sentándome sobre la mesa del profesor mientras me acababa la barrita de chocolate.

—¿No dijiste lo mismo la semana pasada? —apuntó Yule, y casi juraría que estaba conteniendo cierta gracia en la voz—. Cuando quisiste coger un refresco de mora y tuvimos que buscar al conserje.

Arrugué los gestos por inercia, tosiendo ligeramente con las mejillas sonrosadas, y ladeé la cabeza de manera disimulada.

Maldito él y su memoria.

—¡En fin! Gracias por venir a la primera reunión oficial del club-secreto-que-definitivamente-necesita-un-nombre. Se aceptan sugerencias —comencé a hablar, balanceando los pies en el aire. El hecho de que fuese gente conocida me hizo estar mucho más cómoda y suelta de lo que estaría habitualmente—. Seguramente os estaréis preguntando de qué va todo esto. Supongo que todos seréis conscientes de la fiesta que los mayores tienen preparada para mañana, ¿cierto?

Yule sacó su invitación, y la balanceó entre sus dedos de manera distraída para enfatizar el punto.

>>No es la primera ni será la última que harán, y supongo que varios de vosotros iréis, pero creo que todos coincidimos en que no está hecha para nosotros —suspiré, llevando las manos sobre mi regazo. Iba a tener que hacer todo un esfuerzo si quería llegar a ir mañana—. Realmente ningún evento del Sakura lo está. Así que, si nadie piensa en los de primero, ¿por qué no hacerlo nosotros mismos?

Bajé de la mesa de un saltito, y me llevé las manos a la cintura, con una sonrisa resuelta. No sabía qué tanto funcionaría, Shirai tampoco parecía tenerme mucha fe, pero lo intentaría de todas formas.

>>Es por eso que quiero fundar un club. Uno en el que se hagan multitud de eventos de esa clase, en el que todos seamos iguales y podamos disfrutar de la misma forma del instituto. Como los mayores.

—¿Hm? —Yule pareció sorprendido—. ¿Y de qué club se trata, Gardner-san?

Mi sonrisa se ensachó ante su pregunta.

—Un club de scouts —resolví, y mi atención se posó en el resto de presentes—. Y nuestra primera misión será acampar una noche en el Sakura.

 

Miré con algo de confusión al inicio el intercambio entre Shirai-kun y Gardner-san, pero de todas formas terminé por soltar una suave risa monosílaba, sin perder mis cejas arqueadas con pena. Se... tenían confianza, ¿no? La sonrisa se mantuvo mientras terminaba volcando toda mi atención en la rubia, tranquila, reposando mi mentón sobre mis dos manos entrelazadas. Aunque, para mi lamento, no demoraron en tocar en conjunto el tema de la mascarada. Mi ceño se frunció con una mezcla de duda y severidad, mientras hacía una mueca con los labios, silenciosa, que solo dejaba en claro lo poco que me acomodaba el asunto.

Pero, para mi propia sorpresa, cualquier rastro de temor se esfumó ante las siguientes palabras; "...todos coincidimos en que no está hecha para nosotros" Toda mi expresión se bañó de una seriedad absoluta; pocas veces recaía aquella actitud en mí, similar a la que usé para, prácticamente, exigirle a Horiazana-kun que no me abrazara. La única diferencia es que no pensaba dirigirle mi palabra a Rachel-san en ningún momento... no por ahora. A medida que pasaban sus palabras, los dejes de duda e inseguridad volvían a colorear mi rostro, pero solo quedó en una sorpresa insonora en cuanto la chiquilla llegó a su punto; un club de scout.

Contenido oculto: Estimación

Scout... Ladeé un poco la cabeza, mirándola con duda, pero de manera bastante apacible.
—Eso suena algo hecho para Kazuki —comenté sin siquiera especificar que me refería a mi hermano, en cuanto me percaté de esto sonreí con nerviosismo a ojos cerrados, tras la leve inhalación ahogada—, es mi hermano menor—. Y una vez aclarado el punto, volví a mirar a la ojiazul con el deje de duda, seria, pero calmada—. ¿Y... qué tan oficial será este club, Gardner-san? ¿Estás diciendo que le vayamos a decir a los profesores que nos meteremos y quedaremos en la escuela de noche, por una mera actividad de club...?— Y entonces, sin siquiera querer, mi ceño se frunció con severidad; con la actitud con al que cualquier hermano mayor reprendería a sus hermanos pequeños—, ¿o es un "Club", como un club entre amigos, y por ende quieres entrar a escondida a la escuela? de noche, además.

Tras decir eso solté un suspiro pesado, suave, cerrando los ojos para arquear las cejas con pena, siempre sosteniendo mi mentón sobre mis manos entrelazadas. Volví a mirar a la chica a los ojos, sin mayores inconvenientes.
>>Mira, no es por ser aguafiestas, es más; solo es una opinión, porque al final del día pueden hacer lo que quieran —intenté ser lo más comprensiva y amable posible, hablando con calma e intentando no sonar autoritaria—, pero tengo la necesidad de especificar un par de cosas, de ser el caso de que quieras que esto sea un club secreto.

Solté un suspiro pesado, respaldándome ahora en el respaldo de la silla; llevándome la mano derecha al bolsillo del blazer y con la otra empecé a enumerar mis palabras, empezando por el meñique.
>>Primero, es peligroso; ¿qué pasa, sí por ejemplo, alguien sufre un corte grave por x motivo? Los accidentes ocurren, y todos somos propensos a ellos; sin un adulto, la responsabilidad recae en nosotros, pero somos menores, así que la culpa seguirá siendo de nuestros adultos—. Negué con suavidad—, y yo no pienso darles problemas de más a mi madre —aclaré concisa, manteniendo el tono monocorde—; segundo, las cosas; ¿sabes todo lo que se requiere para acampar? Y bueno, que podemos prácticamente dormir a la intemperie y morirnos de hambre todo por una noche, pero supongo que esa no es la gracia; una carpa, cosas para hacer fuego, comida, etc, etc. ¿Somos capaces de conseguir todo eso? ¿Tenemos sí quiera el dinero suficiente para eso? Hay que tener en cuenta cuanto podemos gastar, o cuantos estamos dispuestos a dar. Hay quienes son más tacaños que otros —empecé a hablar con más seriedad, frunciendo ligeramente el ceño—, y quienes son demasiado caritativos; no podemos aprovecharnos de ninguno de los dos, pero conseguir equilibrio en estos temas no siempre es tan fácil con gente demasiado ambiciosa, como veo que puedes llegar a ser, o demasiado tacaña—, desvíe la mirada al paisaje tras el vidrio, esquiva, agregando lo siguiente con tosquedad—, como yo misma, por dar un ejemplo—. Y sostuve su mirada otra vez—; no tengo tiempo para andar gastando dinero de más, básicamente.

Di un suspiro pesado cerrando los ojos, pues sentía que estaba siendo demasiado ruda y dura con... una simple chica; niña entusiasmada. Pero bueno, ella había pedido opiniones, ¿no? Que alguien se las dijera antes que varios se la callaran, sí luego no querían nada que ver conmigo, pues bueno; podía vivir con eso, no es como sí no me hubiera ocurrido antes. Volví a sostener la mirada de Rachel, con el ceño menos fruncido, pero la misma seriedad monocorde; levantando el dedo corazón en conjunto al meñique y anular.
>>Tercero; ¿sí nos descubre, Gardner-san? Yo no he entrado con beca a la escuela—. Y mi rostro se frunció con severidad, mi voz, a pesar de que seguía lenta y monocorde, ahora era más tosca y lejos de amigable; porque no estaba hablando con ninguna amiga, supongo—; pero tengo más que claro que no le sale barato a mi familia, así que lo más probable es que no me tengan demasiada paciencia como me mande demasiados errores, ¿entiendes? Mi puesto en este salón, mi pupitre; mi casillero, mis horas de clase tienen un valor y costo significante en mi familia—. Me llevé la mano a los bolsillos, sin quitarle la mirada a la rubia, para seguir hablando, aunque terminé por cerrar los ojos en un suspiro liviano—, entre otras tonterías que da pereza recalcar—. La miré a los ojos, ya sin enfado o agresividad pasiva; tan solo seriedad algo más apacible—; mi expediente escolar, hoja de vida; las anotaciones de los profesores sobre mí, etc, etc; son esenciales sí quiero llegar a entrar en una buena universidad.

Desvié la mirada junto a mi rostro, observando el paisaje tras esta.
—No tengo tiempo ni para gastar dinero de más, y las oportunidades de cometer algún error académico son escasas; no los intentaré detener ni nada, pueden hacer lo que desean, pero yo no puedo permitirme participar sí lo que piensas hacer con tu club es demasiado riesgoso para nuestra vida académica.

Entonces le hice una leve reverencia con la cabeza a la chica, formal más que otra cosa.
>>Gracias por tu atención—. Y al alzar el rostro le sostuve la mirada—, eso era todo lo que tenía para decir—, y miré al paisaje verdoso otra vez—, el resto de cosas y temas me son más irrelevantes, supongo.

Contenido oculto

Vaya tocho XD Hasta a mi me aburrió la Nagi *sip tea*

 

¿Un... club de scouts? Vaya, eso no me lo esperaba. Observé a Rachel con evidente sorpresa y, por qué no, un ligerísimo interés añadido. Nunca había estado en algo así pero había vivido rodeado de naturaleza toda mi vida, tenía conocimientos bastante amplios del tema y me gustaba compartirlos con los demás, de darse el caso. Quizás... ¿no fuese para tanto?

Pero no era esa clase de acampadas la primera que tenía en mente al parecer.

—¿Por qué en la escuela, Gardner-san? —pregunté con cautela. La idea sonaba muy linda hasta ese punto—. Hay varios lugares de acampada en las afueras, no debería costar apenas el viaje hacia allá.

Rachel me miró extrañada en respuesta, como si fuese lo más obvio del mundo.

—Ah, e iremos. Pero todo club secreto que se precie necesita un rito de iniciación —añadió como si nada, con la misma determinación del principio—. Creo que una prueba de ese calibre revelaría muchas de nuestras habilidades y... Bueno... —Su voz perdió algo de fuerza, sus mejillas se colorearon ligeramente e intuí que era plenamente consciente de los agujeros que tenía su lógica—. No lo sé, ¿suena muy emocionante?

El silencio se extendió por un momento entre nosotros. Rach tensó ligeramente los labios, pero a pesar de que le estaban comiendo los nervios logró mantenerse en su lugar con cierta firmeza en todo momento. Había expuesto su locura de idea, y parecía dispuesta a cualquier resultado posible. Yo tenía varias cuestiones que plantear, pero decidí aguardar y echar un vistazo alrededor con disimulo.

Grande fue mi sorpresa al ver que gran parte de mis dudas salían de labios de la propia Nagi. Abrí ligeramente los ojos, volviéndome hacia ella. Hacía un par de días apenas podía hablarnos debido a su personalidad retraída, pero ahora había logrado encarar a Rachel con bastante seriedad, sin ninguna clase de tapujos. Había sido directa y cruda y aunque estaba de acuerdo con ella en varias cosas, no pude evitar revisar el rostro de la rubia durante el intercambio. Su sonrisa había desaparecido, pero la escuchaba con atención desde su lugar, sin perder detalle alguno.

—No será una acampada real, Watanabe-san. No harán falta tiendas y tengo más de un saco de dormir, puedo prestaros alguno —resolvió uno de los puntos, tomando una bocanada de aire para serenarse—. Solo un bocadillo, una botella de agua y alguna cobija. No gastarías nada —Aún así parecía comprender su punto, y asintió a su temor con cierta pena—. Con respecto a la seguridad y a las repercusiones me haría cargo de todo si sale mal pero... comprendo el miedo. Entenderé si no deseas participar.

Watanabe tuvo que abandonar la clase poco después por una llamada y regresé mi atención a la rubia. Se la veía algo más desanimada, pero estaba intentando aguantar el tipo. Era eso lo que había buscado, ¿no? Que alguien le diese el golpe de realidad. Pero ahora que la veía así no podía evitar sentirme algo mal.

Las personas como ella tenían las sonrisas más brillantes y su ausencia se notaba sobremanera. Y yo quería verla sonreír.

—Es... un plan arriesgado —me animé a hablar al fin. Sus fuegos fatuos me atravesaron y me erguí algo tenso sobre el asiento. Seguro me veía como su última esperanza—. Tiene muchas fallas y las repercusiones pueden ser serias, pero... —Alcé ligeramente la mirada, notando cómo se hacía más y más pequeñita en el lugar. Suspiré—. ...Pero estamos en la época de aprender equivocándonos, supongo.

Rachel abrió sus ojos de par en par, tan sorprendida como yo mismo por lo que acababa de insinuar.

—¿Estás diciendo que aceptas? —Tanteó el terreno, con emoción contenida. Jugué con un mechón de cabello algo nervioso, evadiendo su mirada con ahínco.

—Solo si el resto también acepta —Su sonrisa regresó como un resorte y me hundí en mi asiento lentamente. ¿Por qué era tan estúpidamente débil?—. Pero prométeme que será la única acampada urbana, por favor.

—¡Pinky promise~!