Kanagawa Kamakura

Tema en 'Prefecturas' iniciado por Amelie, 2 Noviembre 2020.

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    Gigavehl

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    Kuroki Fusatada

    La misión continuó con extraña calma, tanta que de hecho me ponía muy nervioso. Cuando fui siguiendo a Kato, ignorante ante todo lo que acontecía con Rengo. Terminamos por llegar al castillo donde Ryohei lo recibía, ahí parecieron decir algo, fue muy breve y sin mayor drama. Seguramente estaba hablando de cómo el clan se caía a pedazos.
    Poco después retomó su ruta, caminando hacia una zona que nunca había notado en Kamakura.

    Era una zona abandonada, tanto como Tsu mismo llegó a presentar. Me dio una extraña punzada ese lugar, como si algo me estuviese diciendo en esos momentos algo más. Cuando me di cuenta, Kato se detuvo frente a una casa de dos pisos. Ingresó y le seguí con especial cautela, no hacía falta decir que una zona tan callada era más complicado.

    Escuché como Kato ascendía, yo me detuve, arrodillado, con ojos cerrados para poner mucha atención a los sonidos. En un momento dado estos se detuvieron y deslizó una puerta, para después escucharse cómo se cerraba, era el momento.
    Concentrandome aún más, relajé mi respiración lo más que pude y fui caminando con extremo cuidado para subir también. Al llegar, me topé con una inesperada visión. Ese no parecía ser su lugar oculto para comer, siquiera para entrenar, tal vez. Si no como un estudio.

    Al mirar bien por los huecos de la tela destrozada pude contemplar varios dibujos, rostros conocidos, inclusive el lobo de Shinrin y un Takano joven. Ademas de gente que nunca había visto en mi vida.
    Uno por sobre todo destacó al estar a color. ¿Kato dibujaba tan bien? ¿Esta era su manera de desahogarse?
    Mientras divagaba un poco por esos pensamientos, me exalté un momento, Kato, parecía haberse alarmado. ¿Me descubrió? No... Era mas bien que comenzaba a pintar con trazos potentes, bruscos, duros... Como si atacara.
    Los trazos tomaban forma a una velocidad aterradora, unos ojos iban apareciendo. Ojos llenos de ira pura. ¿Podria ser..?
    Cuando finalizó, estaba hecho. El rostro ahí mostrado era uno que reconocía al acto... Rengo.

    La representación de lo que acababa de pasar en el Puerto.

    Miré la mano donde tenía el corte de Rengo. Donde hice el pacto, recordando sus palabras en aquél santuario oculto.
    No meterme en tus problemas... ¿Eh? Rengo... No puedes hacer todo esto tu solo...

    Natsu no podría llegar a ser demasiado bueno.

    Apreté el puño, en clara señal de frustración. Mi rostro expresaba entre agobio como coraje. Algo andaba muy mal en todo esto... Y solo había un jodido lugar donde habrían respuestas...

    Tsu...

    Kuroki, ¿como demonios irás allá? ¿Que tan dispuesto estas para llegar a tanto?
    Lo suficiente para que todo esto acabe de una jodida vez...


    Miré por el hueco un momento más, y poco a poco fui abandonando el lugar.

    No creo que sea bueno que Kato sepa que lo estuve siguiendo.

    ***​

    Regresé con toda la calma del mundo. ¿Que clase de excusa podría montarme para ir a Tsu? ¿Y dónde más podría buscar? ¿Deberia hablar con Itami, Takano? ¿Que tanto podría decirme Rengo?
    Al pobre solo había una forma de librarlo de tan mala reputación.

    Cuando me di cuenta, ya había vuelto al Dojo, cansado de tanto caos en un solo día. Cuando pude darme cuenta, todo mundo salía del Dojo y hallé justo al que necesitaba, Takano.

    Habló, yo pude escucharlo sin saber del todo qué decir... No sabía si era un éxito, parecía que Kato, tenía más sitios ocultos. Al menos esperaba que el señor feudal no se percatara de mi presencia.
    Reverencie a Takano cuando terminó de hablar y le seguí el paso, me preocupaba mucho su aspecto.

    —Funcionó... Me alegro mucho, ya es un avance—. Inicié con una sonrisa verídica, aunque después no sabía qué decir del todo. ¿Que tanto podría revelar del día? ¿Decir que encontré a Rengo en semejante estado en el Santuario? No... Había dado una promesa, era muy turbio como para relatarlo.

    —Francamente no sé si decir que tuve éxito, conseguí seguir a Kato hasta el castillo, de ahí a una sección abandonada de Kamakura, me recordaba mucho a Tsu. De hecho. En un momento dado se detuvo frente a una casa de dos pisos, dentro tenía un estudio de dibujo, dibujos donde retrataba muchos rostros, uno en especial estaba a color... Era un biombo, donde parecía tener una ciudad en las montañas rodeadas de árboles de cerezo de flor. No sé si es Kamakura mismo, como fuese. Kato no se puso a comer o algo, solamente se puso a dibujar y no pude ver qué era, lamentablemente. Tampoco noté alimento alguno dentro, cuando noté la hora decidí irme, sabía que quedaba poco para que el Dojo cerrara con lo que mencionaste ayer—. Expliqué con calma, puede que no nos llevemos de fábula pero tenía que hablar como el guerrero que él ya veía en mí.

    Luego le miré, algo extrañado con una frase en específico.
    —¿Preguntarle algo? ¿Que ha pasado? Si me permite, ¿de qué se trata? ¿Puedo ser de ayuda?—. Pregunté con calma. Sin saber que podría dar justo con lo que estaba buscando...

    Una excusa para ir a Tsu.
     
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    Ikoma-kun

    Ikoma-kun Rolero, dibujante

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    Misato Aoyama

    La noche caía nuevamente en Kamakura y el momento de ver los frutos de nuestro esfuerzo se aproximaba, pero por otras circunstancias una nueva tarea caía sobre mis hombros, hasta un lugar lejano, conocido y ahora... más peligroso.

    —El señor Kenzo y yo partiremos hasta Tsu señor satou—mencione sin reparo alguno— Takano tiene una misión especial para nosotros donde debemos averiguar algo que podría ayudar a nuestra causa.

    Al terminar acomodé mis prendas, aliviada de las magulladuras por el entrenamiento; ir con una herida podría ser fatal aún más cuando nuevamente podría estar frente al ejército Taira, no sabía si podría burlar a la muerte una vez más.

    Aún con ello la paz no escapaba de mi, estaba dispuesta a afrontar cualquier inconveniente.

    —No sé si Kuroki este cerca pero me hubiese gustado despedirme de el, dele un abrazo de mi parte—solicite con una sonrisa melancólica ¿Estaría ocupado? Si iban a envenenar a Kato deben estar reunidos con Yuzuki.

    Tsu...era un nombre que evocaba un aura misteriosa, ahora otro gran misterio se tenía a su alrededor.

    —No se que encontraremos está vez—me dirigí a los presentes—Tsu guarda sorpresas que pueden ser desagradables...la misma tuvo problemas por un extraño asesinato— me acerque a Yin como si un delicado secreto se tratase.— No solo Takeda fue maldecido, sino esa noche su madre fue asesinada—susurre aún más bajo— todo fue por la visita a un santuario en la noche.

    Me separé y reí un poco, no podía creerlo, pero apenas el nombre de Tsu fue mencionado un interés por averiguar qué ocurrió aquella noche surgió con fuerza abrumadora. Mi corazón latía por la creciente intriga.

    —Se que suena raro y repentino pero es lo que siento, de verdad espero tener la oportunidad de buscar una pista crucial— mi mente formulaba ciertas teorías pero debía dejarlas y retomarlas si llego al santuario o algún lugar cercano— He visto ciertas cosas aquí en Kamakura que me han llevado a pensar algo aunque es muy temprano a decir verdad.

    >>Otra posibilidad sería...encontrar a alguien más interesado en las cercanías...creo tener muchas ideas de quienes encontrar aunque sea una cantidad ridícula...pero sea quien sea que de un paso en falso no descansaré hasta saber toda la verdad cueste lo que cueste— Me había explayado de sobra en el tema, debía enfocarme a su vez en la misión de Takano si queríamos salvar Shizuoka.
     
    Última edición: 27 Enero 2021
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    Zireael

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    Yuzuki Minami
    Castillo —> Dojo

    No esperaba que estuviera como nuevo con solo eso, obviamente, pero liberarse le había cambiado el semblante e incluso había sido capaz de sonreírme de verdad. Era un gesto que podía pasarse por alto, más de una persona lo hubiese hecho seguramente, pero solo esa sonrisa me decía que lo que había hecho era correcto, a pesar de que faltaba a los principios que llevaba grabados sobre la piel.

    —Gracias, señor —respondí a las palabras de Takeda, recuperando el trato que había mantenido antes de que se desmoronara.

    Atendí después a las palabras de Shinrin, asintiendo con la cabeza suavemente. Guardé silencio entonces, terminándome el té y volví a levantarme, dedicándoles otra reverencia.

    —Gracias por el té, Shinrin. Si me disculpan, por ahora me retiro.

    Abrí la puerta con cuidado y volví a cerrarla detrás de mí, para disponerme a salir del castillo camino al dojo.
     
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    Amelie

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    Fuera del dojo
    (Takano; Kuroki; Yuzuki)

    Takano se llevó la mano a la barbilla; no esperaba ese tipo de información; escuchó cada palabra tratando de hilarla; después escuchó la pregunta de Kuroki; pero se mantuvo en la misma posición, no por ignorarlo; simplemente que no esperaba ese resultado.

    No tardó en llegar Yuzuki al dojo, encontrando a Takano y Kuroki afuera; Takano parecía absorto en sus pensamientos mientras Kuroki esperaba una respuesta. Ni siquiera la presencia de Yuzuki logró sacar a Takano de su mente.

    —Pintura—dijo a nadie en específico —Siempre habló con claridad de su desprecio a las artes, y como estas consumían el tiempo de los hombres ociosos, y me estás diciendo que mi padre en sus tiempos libres... ¿pinta?— no estaba exaltado, estaba genuinamente sorprendido —No entrena en un lugar secreto; no come con tranquilidad en su soledad; no analiza viejos movimientos de guerra; ni siquiera planea estrategias. Maldición. —Ahora tenía más datos que agregar a todo lo que tenía encima, datos que no valían demasiado a pesar del esfuerzo; masajeó sus párpados con la manos derecha con fuerza, se le notaba cansado; el peso de la futura guerra en Shizuoka; Ukita en la celda; el plan para ganarle a Kato; el maldito dragón; y Takeda destruido.

    —¿Qué puedo hacer con esta información? ¿Quemarle su estudio?— Preguntó hacia Kuroki con molestia; inhaló con fuerza, pues eso no era culpa de Kuroki; debía pensar en otra solución, debía adaptarse como el estratega que era —Ya pensaré en algo —sacudió el hombro de Kuroki —Bien hecho.

    Miró hacia Yuzuki; después miró hacia la luna —¿Se te hizo un poco tarde? —preguntó mientras masajeaba su cuello el cual comenzaba a tensarse —Kenzaburo; Misato y los Tao terminaron ayudándome con Kato; logramos engañarlo, el plan funciona hasta el momento. Fue bueno que no llegaras a tiempo...—mencionó sin ahondar en los detalles, pero en verdad agradecía el hecho de no haber tenido que pelear con ella; pelear con Kenzaburo fue más sencillo. La miró, pues sabía que después debía preguntarle que había estado haciendo, pues ese no era el momento.

    —Necesitamos otro veneno—mencionó —Si no podemos envenenarlo en sus alimentos, podremos paralizarlo en su lugar —estaba pensando a velocidad, tenía muy poco tiempo para poder terminar todo lo que necesitaba hacer —Kuroki— se giró hacia él —Necesito que busques a mi hermano menor, necesito pedirle un favor; debe viajar con Kenzaburo a Tsu; es urgente. Si no logras encontrarlo reúnete con Misato y Kenzaburo en la salida de Kamakura, diles que te he enviado como suplente; ese grupo debe ser discreto con esa misión, Kenzaburo queda a cargo de esto, debe explicarte la situación.

    Miró a Yuzuki —El veneno...— dijo mientras avanzaba apurado, descuidando su estado actual; a pesar de los golpes y el cansancio debía moverse a prisa —... Nos encontraremos fuera de tu viejo hogar, mantente escondida. Llegaré con Matsuda en un momento —dijo mientras salía corriendo del lugar, pues a pesar de verse cansado, en su mirada mostraba determinación y seguridad, ya había ideado un plan.



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    Habitación Tao
    (Yin; Satou; Misato)


    Satou sonrió —Kuroki siempre ha sido así; no puede estar quieto — dijo con tranquilidad mientras volvía a guardar sus ungüentos al ver que Yin no necesitaba ayuda —Si es que lo veo le diré tus palabras; y lo abrazaré con la fuerza de dos personas.

    Después Misato habló sobre la incertidumbre respecto a la nueva misión que había aceptado, también esclareció ante ellos la situación que sucedió en Tsu, esto provocó que Yin borrara su semblante sereno; ahora estaba preocupado —Un lugar sin Feng Shui no es de buen augurio —mencionó colocando su espada junto a él, desatando la correa roja que colgaba del mando —Siempre debe haber un equilibrio, y si el mundo físico es superado por el que no es tangible; el balance se perderá y los sucesos fatídicos reinarán —Yin siempre hablaba como un viejo contador de historias, sus palabras eran exageradas pero su preocupación era real.

    Le extendió aquel amuleto a Misato —Esto es un lalago — era una campanilla sujeta de un hilo rojo en el cual colgaban cinco monedas chinas que están atadas en un nudo rojo por el centro, con una terminación de colgante de borla —Sirve para rechazar el mal, proteger la paz y mantener la buena fortuna; guárdelo con usted Misato-dono, lo necesitará mas que yo.



    Mazmorra
    (Inosuke; Taiyo; Kirara; Mao; Riku)


    Kirara la miró mientras ella subía las escaleras; después miró a Taiyo —Estaré más tranquila si permaneces aquí con ella; y cuando terminen, esta vez seré yo la que se quede en guardia esta noche— mencionó ante Riku y Taiyo.

    —Cuida de Inosuke —mencionó ante Riku al verlo llamar al can; después lo detuvo con fuerza sujetándolo del hombro. Con su mano libre sacudió el cabello de Riku, levantando todo el polvo. Notó cada pequeño raspón, cada golpe fresco. Lo miró con severidad —Te has hecho daño; recién había curado tus heridas y ahora con esto. ¿Shinko está bien? Dime que no hicieron nada de lo que tenga yo que disculparme después...

    Taiyo quería reírse mientras Inosuke rodeaba a Riku dando brinquitos; estaba muy ansioso.

    Kirara procedió a curar las heridas de Riku nuevamente, esta vez sin tanta delicadeza; al terminar le dio un golpe en la nuca —Te voy a comenzar a cobrar si no te cuidas mas, estos materiales no son baratos. Recuerda que yo no tengo suerte en el Kaidan.

    Murai permanecía inmovil y en silencio.


     
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    Kaisa Morinachi

    Kaisa Morinachi Crazy goat

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    Masuyo/Mao
    Mazmorras

    Apatía, apatía. Claro, Masuyo, lo habías demostrado, ¿no? Ya nadie te volvería a tratar como una niña.

    Nunca.

    Me quedé más rato de lo estimado al ir a buscar agua limpia, lloré y me desahogué todo lo que pude, con las manos cubriendo mi rostro y yo hecha prácticamente una piedra más del paisaje, arrodillada y silenciosa. Joder, si que perdía el tiempo. Lavé mi rostro luego y peiné un poco mi cabello, luego cogí el balde repleto de agua y lo cargué sin mayores problemas. Vamos, era una espadachín, sabía trepar y nadaba hasta contra corriente: Eso era una misera cosa.

    Aunque mi cabeza palpitara, aunque mis ojos pesaran y mi consciencia flaqueara. A esas alturas ya no razonaba, pero no podía permitirme caer, no en este momento.

    Tenía que sacarle el jugo a Murai... Murai...

    Busqué su nombre entre mis recuerdos... Chikusa, los Fujiwara... Takeda.

    Hermanos.

    Pare en seco, cerca ya de las afueras de la mazmorra, sentí la luz de la luna bañar mi espalda. Mis ojos quedaron atónitos, impactada... Uno, dos, tres: reanude la marcha tras soltar el aire con suavidad por la nariz...

    ¿Qué cara tenía, era amenazante, o solo demacrada? Ambas cosas podían ser sinonimo.

    Hice una leve reverencia con la cabeza en cuanto pasé al lado de Riku y Kirara, por mero respeto, y seguí con mi camino como sí nada. Apenas visualicé a Taiyo no le quité los ojos de encima. Una vez frente, volví a hacer una inclinación de 90°...

    ¿Por qué diablos me sentía tan frustrada?
    —Perdón cualquier inconveniente que te haya podido causar, Taiyo; admito que me sobrepasé contigo —solté con total calma y seriedad, a pesar que al final mis ojos se entornánron hasta ser dos líneas casi negras, aún sin alzar el rostro.

    Dolía, cada latido parecía que dolía. Pero como que tampoco lo sentía.

    No del todo.
    Me volteé hacia Murai y sin nunca dejar el sigilo de lado, para que sintiera mi presencia lo menos posible, posé el balde a una distancia prudente de él.

    Luego me ergí, manteniendo cierta distancia.

    —De acuerdo, Murai —hablé con total apatía, monócorde, mientras estiraba el cuello con movimientos circulares y masajeaba mis hombros, casi como sí estuviera a punto de luchar—, ahora estoy jodidamente cansada y no tengo tiempo, ¿entiendes? —continué y, a pesar de que no quería, no pude contener la suavidad en mi voz, aunque de todas formas hablaba en extremo bajo, a pesar de estar solo tres presentes: Me disfrazaba de conejo, ¿no? Pero Murai debería ser capaz de reconoce el sisear de una víbora.

    >>Ni paciencia y ya fui demasiado compasiva con demasiada gente—. Mis ojos a entornánron, el odio al final se filtró y la suavidad terminó con un acento tosco. Solté un suspiro pesado y me acuclillé más cerca de él, preparándome para atenderlo—. Primero que nada, necesito saber que partes me permitirás tocar o no, no pienso lavarte sin tú autorización —dije con apatía, pero calma y comprensión.

    A diferencia de lo segundo, que me acerqué sinuoza a su oreja, sujetando los cabellos de su nuca, aferrándome ahí con cuidado, pero tironeándo levemente.

    >>Y luego me dices cuantas son las personas por las que te arrepientes haber matado —siseé lo más bajo posible, entendible, pero apenas audible; al lado de su oreja, sin formar corriente de aire, sin tocar ni un solo poro de piel más que el cabello agarrado con firmeza—. Y no te conviene ser deshonesto en tu posición, menos conmigo, que ahora tengo derecho a tocarte, ¿entendiste? —solté la amenaza aún más bajo.

    Dios, que repulsión me daba yo misma.
    Bueno, alguien tenía que hacerlo.

    Solté con cuidado y lentitud sus cabello, al mismo son me alejé y centré mi visión en las cosas que tenía para atender al "enfermo", aunque claro, antes de eso le brindé una efímera mirada a Taiyo, juzgadora, para verificar que tal andaba con todo el asunto o sí parecía haber escuchado algo.


    Odiaba las mazmorras, si.
     
    Última edición: 28 Enero 2021
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    Monpoke

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    Riku

    Suelto una pequeña risa idiota por no ponerme a pensar si le arruine la casa a alguien, no es probable, pero tampoco imposible considerando que una de esas casas esta ocupada. "Solo yo salí herido, me caí". Desde el techo de una casa abandonada...

    Preferí detener mi explicación ahí, no por vergüenza de contarle en totalidad lo sucedido. Simplemente lo veo innecesario, al menos hasta saber si alguien ocupa o no esa casa y deberé hacerce responsable.

    Me froto un poco el punto de la nuca golpeado, siendo ese el final de lo que sería regaño. "Esta bien. Miraré mejor donde piso".

    Sin más decidí retirarme de la mazmorra, ignorando el acto sin importancia de la niña. Ese es último pensamiento que le doy a su existencia hasta borrarla.

    Al piso superior. O a donde se suponga que lleven esas escaleras (?)
     
    Última edición: 27 Enero 2021
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    Zireael

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    Yuzuki Minami
    Fuera del dojo —> Calles de Kamakura

    Apenas llegar atajé que, al menos por lo que parecía, el plan había seguido su curso incluso sin mi presencia y Kuroki había hecho su parte también. Honestamente lo que estaba diciendo Takano también me sorprendía a mí de forma genuina, de entre todas las cosas posibles la pintura no estaba entre ellas. Cuando reparó en mi presencia de forma más evidente, hice una reverencia.

    —Lo siento. Algunas cosas se salieron de mi control y tuve que atenderlas. —Era una disculpa sincera, incluso si haber estado allí significaba haber tenido que pelear con él con todas las de perder.

    No me dio demasiado tiempo de hacer nada y a Kuroki tampoco, le dio órdenes a cada uno y salió corriendo, sin dejarme siquiera atender las heridas que se había llevado durante todo el espectáculo con Kenzaburo y Misato probablemente. Suspiré con fuerza antes de volverme hacia Kuroki.

    —Hiciste un excelente trabajo —dije dedicándole una sonrisa—. Ten cuidado con las cosas que te acaba de encargar Takano, por favor.

    Eso fue todo lo que pude decirle antes de dejar de prácticamente salir corriendo también, de regreso a las calles de Kamakura donde había estado con Rei. Obviamente seguí la orden de mantenerme escondida hasta que Takano apareciera con Matsuda.
     
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    Gigavehl

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    Kuroki Fusatada

    Por un momento me había preocupado si Takano se decepcionaba de mi, pero claramente no podía ser, al parecer impresionarme sobre este detalle no era nada de otro mundo... Aunque que contara el detalle de que Kato criticaba a los artistas es... Curioso.

    ¿Que pasaba aquí? Lo vi pintar, tenía una gran maestría, algo más grande estaba emergiendo y desafortunadamente no podría quedarme para verlo.
    Miré a Yuzuki llegar, dedicándole una mirada reflexiva, al final Takano agradeció mi trabajo y le sonreí, agradeciendo el gesto para que después saliera corriendo.

    Era cierto que jodía bastante tener información inesperado de vuelta, simplemente por eso no sabía como sentirme.

    Al final oculté bien la cierta alegría que era tener una excusa perfecta para ir a Tsu, si no me equivoco al que Takano se refiere es a Jiin. ¿Pero de igual manera dónde podría estar? ¿Tanto confiaría en mi como para tomar su lugar? Como fuese no podía fingir no buscar, como mínimo tendría que buscarlo en.. No sé... ¿El Castillo? La verdad es que desde la audiencia no lo he visto. Como fuese tenía que moverme, y aún así Yuzuki me miró, sonriendome.

    Yo devolví el gesto así como reverencie también, viéndola irse, como fuese, también el plan estaba en marcha y las cosas parecían irse encima.

    Al final, comencé a saltar hacia los edificios tan pronto llegué de nuevo a la ciudad y con sigilo en todo el tramo, me dirigí al Castillo...

    No es que me haga gracia meterme con los asuntos de Rengo al final, pero tengo una promesa que cumplir. Al final, confiaba en los Minamoto a pesar de todo y en mi padre, si me iba a ir, por lo menos sería con una despedida como es debido.
     
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    Amelie

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    Sección abandonada de Kamakura
    (Takano; Yuzuki)

    Yuzuki volvió a esa zona por segunda vez en el día; esperó escondida hasta que logró ver a Takano y Matsuda caminando por las calles; Matsuda se adelantó a revisar la zona, lentamente avanzando por aquel sitio.

    Takano caminó hacia dónde estaba Yuzuki; se le notaba terriblemente cansado, había corrido para reunirse con Matsuda y explicarle lo sucedido; tomó aire con calma para tranquilizar su corazón —Será Matsuda quien ataque primero a Kato con tu veneno; ni tu ni yo lograremos pasar desapercibidos antes los oídos de mi padre— mencionó a voz baja — Si fallamos; me encargaré de detener a Matsuda en el acto para que mi padre aun crea que estoy de su lado; pero si acertamos...—a pesar del cansancio, su espíritu estaba a tope, sonrió ante la idea de la victoria contra Kato —Allí estaremos para verlo caer.

    En su mano llevaba una tela con algo en su interior —Tuve que robarle estas a Shinrin —mostró el contenido de la tela, eran ocho agujas, lo que suponía ante Yuzuki que estaban cargadas de bufotoxina—Se necesitan cuatro, estoy seguro de ello; Shinrin las usó en mi muchas veces.

    Matsuda regresó con ellos —Lo he localizado, estaba guardando sus pinturas, no tardará en salir—mencionó

    Takano afirmó entregándole tres agujas; dos se las entregó a Yuzuki y otras tres se quedó él —Bien Matsuda, contamos contigo para al menos acertar con una; debido a tu habilidad de sigilo no sabrá de dónde ha sido atacado. eso nos dará la oportunidad a mi y a Yuzuki —Miró a Yuzuki— Matsuda tirará las tres primeras agujas; debes observar bien con cuantas acierta, así tu lanzar las necesarias para terminar el trabajo; mantente oculta, no quiero que te descubra— miró a las agujas en su mano —Si ni Matsuda ni tú han logrado acertar el número de veces necesarias, tendré que acabarlo yo. Sólo cuatro agujas, no más.

    Escucharon el eco de los pasos por la calle; Matsuda se escondió con maestría sobre la copa de un árbol cercano; mientras que Takano avanzó para ocultarse en unos viejos matorrales.

    La última etapa del plan inicia.

    Hitori
    Debes tirar=
    • 1 dado de 20 caras (será tu dado de sigilo; si sacas 10 o más de 10 te mantendrás oculta)
    • 3 dados de 5 caras (son los dados que representan cada aguja, si sacas 3, 4 o 5 aciertas)


    • Ataque= 17
      Protección= 13
      pv=35





    [​IMG]
    Habitación Tao
    (Yin; Satou; Misato;Kuroki)


    Kuroki ingresó al castillo; llegó a las habitaciones y logró ver la puerta abierta en la habitación de los Tao; allí vió a Misato mientras conversaba con Yin; mientras que Satou guardaba unos documentos volviéndolos a enrollar. No estaban presentes ni Zeng ni Ujihisa.



    Mazmorra
    (Taiyo; Mao)


    Taiyo se giró para ignorar lo que sucedía con Murai y Mao, pues nuevamente se sentía incómodo estando allí; pero no ignoraría las órdenes de Kirara, así que se cruzó de brazos, deseando que eso pasara lo más rápido posible.

    Murai sonrió al escuchar a Mao; la selección de palabras y movimientos eran muy diferentes a los que tuvo con él antes —El que me quieras amenazar me resulta adorable —comenzó a reír —Oh diminuta Kobayashi ¿Qué quieres que te diga? —su voz no parecía bajar de ánimos; Murai no parecía perder ni un solo momento para entretenerse —¿Quieres que llore la muerte de alguien? No lo haré; nada de lo que he hecho me hace querer retroceder un paso; así que tócame dónde quieras y cómo quieras; me importa poco —dijo mojando los labios con su lengua —Pero si tanto quieres saber de qué me arrepiento... —Sonrió —...es de no haber podido matar a más personas.

    Mori no puedes intimidar a Murai, Kenzaburo obtuvo respuesta por su habilidad de intimidación, misma que Murai posee; por eso fue esa pelea con los dados


    Fuera de la mazmorra
    (Kirara; Riku)

    —Yo me quedaré a esperar aquí Riku; aun debo hablar contigo de algo importante; pero lo haré en la habitación junto a los demás , es algo que necesitas oír no sólo de mi, sino también de voz de Taiyo— dijo con seriedad.

    En ese momento fuera de las mazmorras vieron caminar a Takeda a un lado de Shinrin; entraron con tranquilidad encontrándose con ustedes. Takeda hizo una leve reverencia ante Kirara —Recibí tu nota— mencionó con una sonrisa cansada — Temo que un enfrentamiento controlado como ese podría llevarse a cabo; pero por el momento deberá esperar. Una guerra se aproxima ante Shizuoka.

    Kirara se sorprendió ante lo que escuchaba, al parecer Taiyo no le había dicho, así como Takano sugirió en la audiencia —No es momento de mantenernos separados; si no peleamos juntos Shizuoka puede caer, perder Shizuoka es una pésima jugada —mencionó Kirara.

     
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    Zireael

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    Yuzuki Minami
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    Takano no tardó en reaparecer esta vez en compañía de Matsuda, lucía terriblemente cansado pero a la vez parecía que le habían metido en el cuerpo una correntada de energía, era una combinación de lo más extraña pero de alguna manera estaba bien con eso, al menos en tanto me dejara atenderlo cuando tuviéramos el tiempo y si teníamos éxito.

    Asentí a cada palabra, lo cierto es que estaba cansada también pero el plan, todo, estar tan cerca de lograrlo también me estaba lanzando pulsaciones de energía por el cuerpo, incluso luego de haber estado al borde de hacerme trizas con Takeda. Recibí las agujas que me alcanzó y pensé que Shinrin nos iba a matar por andarle robando cosas, pero ya dicho estaba desde Iwakura, si había que recurrir a técnicas menos honorables, pues se hacía y ya.

    El eco de pasos se hizo presente y nos pusimos en marcha, Matsuda tenía maestría para ello, Takano hizo lo propio en los matorrales y a mí no me quedó más que aprovechar las estructuras viejas.

    Solo cuatro agujas.

    Solo cuatro.
     
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    Kaisa Morinachi

    Kaisa Morinachi Crazy goat

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    Masuyo
    /Ryouma/Mao

    Mazmorrar

    La sonrisa felina apareció; el Kitsune, la vendedora de humo, la YukiOnna... entre otras criaturas místicas. Solté una risa aterciopelada, nacida de la voz grave que solía usar con Ryouma, pero con la suavidad de Masuyo. Aflojé el agarre de su cabello y, esta vez, si que le susurré con malas intenciones, mientras estimulaba las raíces de su cabello.

    Le iría respondiendo por partes.

    —He entendido muchas cosas hoy, Murai. La primera es que estoy lejos de ser una Mimamoto, la segunda es que no le tengo miedo a Kato y, la tercera...— Acerqué mis labios justo a la cuenca de su oreja, a la concha marina que nos permitía escuchar el mundo; le susurré al mar calmo de vuelta, el viento que podía llegar a alborotarlo, con una voz cargada de sensualidad, de esa sensualidad que te podía matar apenas bajaras la guardia, como las víboras— es que me parezco a ti, Murai; eso significa que nadie en este pueblo ni en ningún otro me tendrá compasión.

    Tras eso acaricié la piel del tipo con la nariz, para luego soltarle el aire con suavidad encima, alejándome solemne y calma con una sonrisa apacible en mis labios, poniendo las manos sobre mi regazo: Por este motivo Kuroki seguía siendo un niño, también Rengo y yo no.

    Lo había dudo por mucho tiempo, pero Kenzaburo ya me lo había anunciado: Era una mujer, hecha, derecha y muy, muy retoricida. Solté un suspiro pesado, destensándome y quitándome el propio calor que había ganado yo. Miré con seriedad hacia Taiyo.

    —Esto se volverá desagradable para ti, Taiyo —hablé con absoluta seriedad, sin ninguna pizca de jugarretas o bromas—, así que eres libre de taparte los oídos o cantar cualquier cosa mientras te lo tapas—. Empuñé las manos sobre mis regazos, tensa en el mal sentido, para luego deshacer el aire por mi nariz y concluir a ojos cerrados—; No quiero traerte malas memorias a colación, sé lo horrible que es eso. Puedo asegurarte que no hablaremos ni denigraré a los Fujiwara, te doy mi palabra.

    Y luego abrí los ojos, sonriendo con suavidad.

    >>Entiendo tu preocupación... pero entre todos los presentes del día anterior, fui la única que mantuvo la compostura a pesar de estar envenenada, sudada y afiebrada; hasta en ese mísero momento y con esa precaria salud, pude evitar que Kirara matara a Murai y, por efecto rebote, Kanzaburo la matara a ella.

    Y otra vez la seriedad solemne, estoica.

    >>Así que soy más consciente de lo que hago, que ustedes de mis capacidades. Eso estodo.

    Y tan fácil como cambiarse una máscara tras suspirar, volqué otra vez mi atención con Murai.

    —¿En que estábamos, querida escoria~? —canturreé sin dejar de murmurar, porque no quería que Taiyo en específico viera esa parte de mí. Llevé mi mano al costado de Murai, para acariciarle cerca de la oreja, un mimo muy maternal, con la cabeza ladeada—. Me alegra esa confianza en tu cuerpo, Murai~ —siseé, para luego enterrarle mi pulgar e índice en un borde de su oreja; que pinchara y doliera. Me volví a acercar a su oído y murmurar—; Sí yo digiera eso sería una vil mentira, me moriría por dentro y sería reducida a una muñeca de trapo, rellena de vidrios rotos; eres afortunado de ser hombre, escoria malagradecida.

    Mientras hablaba dejé de maltratar su oreja, para volver a mimarla con "normalidad" Me reincorporé, aun arrodillada, y observé su rostro desde esa distancia.

    >>Tienes razón, no soy capaz de torturar; pero sí de hacerte sufrir y agonizar de otras maneras, Murai. Sobre todo agonizar, porque odio la muerte y siempre evitaría matar a alguien; no tengo problemas con empujarlos hasta el borde de la locura, inconsciente o la misma muerte; pero siempre evito que sea de manera incorregible.

    Solté un pesado suspiro y me puse en marcha; limpiar su cuerpo.


    Video con muerte y sangre explicita (?)

    —Voy a desvestirte, se que Taiyo lo último que desearía ver es tu cuerpo desnudo—. Se me salió una risa que no pude contener a pesar que cerré los labios a tiempo. Solté un suspiro después—, pero de todas formas te aviso, ya sabes; formalidades~

    Entonces dicho y hecho; empecé despejando su torso, luego deshice el nuedo en su cintura para que el resto saliera con más facilidad.

    >>Las prendas masculinas son mucho más difícil de sacar que las femeninas, ¿no crees? Malditos pervertidos~ —canturreé despacio de nuevo, despejando todo sin enfocar nada en especifico, tal vez posibles cicatrices o hematomas—. También me da gracia, que las niñas maduren más rápido que lo niños, injusticia de la madre tierra~

    Me fijé en su herida en la pierna, así que la levanté con cuidado y mi rostro se tornó serio, la miré y busqué rastros de infección, hinchazón o similares. Luego la dejé con cuidado en el suelo otra vez.

    —Normalmente me deshumanizo cuando trato a los pacientes, para hacer bien mi labor, pero no puedo contigo Murai; así que me tendrás que aguantar los cambios de humor —dije con clara seriedad y rozando el mal genio, pero dicho y hecho, volví a sonreír con suavidad; maternal, aunque no me viera se notó en mi voz—. Lástima que no puedas ver mi rostro sonriendo, te has perdido a tu versión miniatura~

    Okey, hora de lavar.

    :bil:
     
    Última edición: 28 Enero 2021
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    Monpoke

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    Riku

    Mantengo estable mi expresión y resisto el impulso de llevarme la mano a la cara ante el desliz de Kirara, en una pequeña oración dejo una insinuación del plan que hablo esta mañana. Probablemente, un desliz causado por la repentina preocupación de perder Shizuoka.

    Una noticia que también me tomo desprevenido, tan reciente unido a esta guerra y ya participando en defender una ciudad.

    No estoy listo...

    Defender de un ataque Taira, propósito donde debí morir cumpliendo. Esta vez no es mi hogar, podría retirarme teniendo solo el remordimiento de saber el destino de esa ciudad.

    Pero no. Correr antes del inicio de la batalla... es huir. Temer a la muerte.

    Dejo ir un corto suspiro, estabilizando mis nervios rápidamente crecientes. Le doy una leve sonrisa a Kirara antes de hablarle. "Si decides que el Clan debe participar, te seguiré tal como he decidido. Espero no tomes a mal mi pedido de intensificar el entrenamiento, aportaré en la defensa. Quiero lograr mucho más de lo que me desempeñe en Kai y no preocuparlos o estorbar en la batalla. No caeré sin antes intentar darlo todo". Me llevo la mano a la empuñadura de mi katana, presintiendo su actual estado inútil en esa batalla. "Pero sera mejor si veo un herrero antes de esa guerra. Mejor asegurarme de que no se parta en medio de todo".

    Tal como soy ahora... moriré, eso es seguro. Y, si no lo hago, no abre aportado nada. Morir con honor, caer en esa guerra hubiera sido un objetivo complicado un tiempo atrás. Pero no esta vez. No iré hacia mi muerte o la provocaré, si caigo, sera dándolo todo. Luchare por cumplir mi voluntad... y permanecer junto a los Fujiwara.

    Me vuelvo para mirar hacia Takeda con atención, esta vez dispuesto a escuchar todo aquello que diga. "Si lo...". Desvió la mirada, quitando totalmente mi intención anterior "Olvídalo, considero le darás los detalles del plan a Kirara en su momento. No hablare y preguntaré por ella en una situación tan importante". Kirara en mi lider y tengo confianza en ella por cumplir ese papel, tal vez no hoy o mañana, algún día sera una excelente líder. Estoy seguro

    Desde que se presento Takeda mantuve mi posición detrás de Kirara, no delante o a su lado. Estamos juntos, ese es un echo que bien me ha quedado claro. Pero yo permaneceré detrás de su espalda, porque no es mi voz la cual quiero hacer mostrar frente otros lideres. Sino seguir su palabra.

    Miro un poco Shinrin, siendo quien debería atender la herbolaria ahora desocupada. "Si quisiera aceptar, espero no te moleste si pido un minuto de su tiempo". Le hable tranquilo, mostrándome lo más humilde posible.
     
    Última edición: 28 Enero 2021
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    Ikoma-kun

    Ikoma-kun Rolero, dibujante

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    Misato Aoyama

    Tome con delicadeza el amuleto que Yin llevaba en su espada, era un lalago hacia muchas lunas que no apreciaba uno a mi vista, verlo trajo a mi un torrente de nostalgia; las últimas manos en las que vi un ejemplar fueron las de mi madre...uno de los tantos tesoros chinos en el poder de los Aoyama.

    —Madre tiene uno de estos y viniendo de ti no existe duda alguna de su poder, muchas gracias ahora siento más seguridad—agradeci con una reverencia; en otro momento hubiese puesto en duda cualquier disque objeto mágico pero tras lo acontecimientos de Tsu, debía tomarlo con la mayor seriedad posible. Observe la campanilla admirando su diseño y estilo; los santuarios según lo atestiguado en Tsu y Aisai, debían ser evitados o recorridos con minuciosa precaución...y por supuesto una clara protección de los dioses.

    —Espero que el Lalago no solo me proteja, espero me ayude a despejar toda las dudas sobre aquella noche...se que lo haré—declare casi como una plegaria mientras ataba el amuleto junto a la saya de la katana amatista.

    —En fin ya no queda mucho tiempo debo part...— al otro lado pude ver a Kuroki aproximarse a la habitación ¿Habrá tenido éxito su misión? De ser así todo debe terminar dentro de poco para Kato.

    —¡Kuroki!—llame la atención del albino para luego acercarme a el, parecía que no iba a ser necesario la intermediación de Satou para una despedida, podía hacerle en persona.

    —Seguro Takano te lo dijo, iré a una misión junto a Kenzo-san y Jiin o Matsuda tal vez, rumbo Tsu, debiamos investigar... movimiento del enemigo por la ciudad—pose mi mano en el hombro del chico— Será un viaje peligroso Kuro... cualquier cosa podría pasar.

    Sin previo aviso le abrace como si fuese la última vez que observará su rostro...era una posibilidad más que palpable si el ejército imperial era nuestro mayor obstáculo.

    —Cuidate tu tambien Kuro, sigue esforzándote como siempre...es un honor...ser parte del clan a tu lado—mi voz titubeó aunque fue poco perceptible, deteste la idea de hablar en tiempo pasado...como si el olvido ya me hubiese consumido.

    Me despegue para escuchar su respuesta con atención, ya no quedaba casi tiempo, Kenzaburo podría estar esperando listo para partir.
     
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    Gigavehl

    Gigavehl Equipo administrativo

    Cáncer
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    Kuroki Fusatada

    Cuando fui arribando al Castillo, yendo con Sigilo ya que en realidad no quería interferir en lo absoluto en el camino de Takano y compañía, fui buscando también a Jiin pero... de alguna manera ni lo encontraba. ¿Pero y este a dónde se habrá metido?
    Al llegar, ingresé rápidamente al castillo, había tiempo límite, y esperaba que el plan rindiera sus frutos, era hora, Takeda ya había sufrido demasiado y esta era la forma de demostrarle que aún decaído éramos fuertes.

    Caminé un poco en los alrededores cuando vi la habitación de los Tao abierta, al ver, pude notar a mi padre, a Yin y a... Misato. Y yo creí que ya estaría saliendo con Kenzaburo de Kamakura para esperar a Takano.
    Miré alrededor, Jiin no parecía estar por ningún lado y avancé hacia la habitación, no pude evitar sonreír y soltar una lágrima, estaba extrañamente emotivo, como si mi vida estuviese cerrando un capítulo muy importante y estuviese por iniciar otro, como un especie de punto y aparte.

    Y no dudaba de aquello...

    Misato fue la primera en reaccionar, me recibió y yo correspondí con una genuina sonrisa alegre. Inclusive cuando me abrazó, aunque la manera en como hablaba y actuaba era un poco deprimente. ¿Porqué se comportaba así? Habíamos superado el bosque de Kamakura, debíamos de confíar en nosotros mismos ya, como yo mismo ya confiaba en mí desde lo de la Clínica.

    Solo correspondí con gran fuerza, inclusive gemí un instante. Parecía... que tenía vía libre para ir con ella y con Kenzo.

    Inconscientemente la acaricié para consolarla un poco y miré a mi padre, sonriendole un poco más triste.
    —Creo... que toca separar nuestros caminos un poco más de tiempo, papá—. Dije un poco triste, la verdad habría deseado estar más tiempo con él de no haber sido por todo el caos de Kato.
    >>Pero volveré, sabes que sí. No olvido lo que me dijiste, no ahora que he entendido muchas cosas—. Dije con gran seguridad como en la Clínica, tanta que hasta me podrían desconocer un poco. De verdad lamentaba que Takano no hubiese estado ahí, seguramente le habría encantado.

    Miré a Misato, para sonreírle de nuevo, aunque con verídico toque apenado.
    —Mi misión... creo fue un éxito. Hallé el escondite secreto de Kato, e intuyo Yuzuki y Takano han ido a envenenarlo, confío en ellos—. Dije seguro de mis palabras, para después suspirar y tratar de relajar un poco mi emoción.
    >>Misato-san... Hablé con Takano y me mencionó los movimientos que van a hacer, pero no encuentro a Jiin por ningún lado, me dijo que si no lo hallaba... bueno.—reí un poco apenado, rascandome la nuca.
    >>El que va a suplir su lugar voy a ser yo, y el tiempo se viene encima... supongo que, esto no tiene porqué ser una despedida—. Dije, a pesar de todo, ansiaba conocer a Kenzaburo después de todo lo que me contó Mao. Y me gustaba mucho la extraña conexión que llegábamos a tener Misato y yo en las misiones, creo que definitivamente tenemos oportunidad.
     
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    Amelie

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    (Takano; Yuzuki)



    Los tres estaban en posición; Takano estaba listo con un plan por si fracasaban y otro por si triunfaban, miró hacia el árbol dónde había trepado Matsuda, lo buscó y no lograba verlo, estaba muy bien escondido, las agujas parecían haber sido lanzadas por el árbol mismo como si fueran pequeños proyectiles; dos de esas agujas dieron en el blanco alertando a Kato quien llevó sus manos ambas katanas desenfundándolas con maestría, miró hacia el árbol pero parecía estar forzando su vista intentando encontrar a quien había arrojado aquello. Pero la siguiente lluvia de agujas cayó sin que este se diera cuenta, Yuzuki había demostrado la letalidad de una experta en venenos, igualando o incluso superando la puntería de Shinrin.

    Takano se sorprendió; algo que no hacía con frecuencia. No requirieron sus intentos, así que guardó las agujas con cuidado, aliviado; pues jamás había arrojado nada como eso. Los tres esperaron reacción de Kato, quien seguía de pie, girando con dificultad el rostro intentando ver a los culpables; no se le notaba molesto, no estaba irritado, y tampoco parecía preocupado. Dió un paso hacia el árbol.

    ¿Acaso este hombre necesitaba cinco agujas?

    Takano analizaba la situación; no comprometería su posición hasta que Kato cayera.

    ¿Debía lanzar una aguja mas?

    Kato dió otro paso hacia donde estaba Yuzuki; no veía a nadie en esa noche. Aun sostenía ambas katanas.

    Cae, maldita sea...

    Pensaba Takano, volviendo a la tela dónde había guardado las agujas. Kato dió un paso mas.

    —Si están esperando a verme de rodillas, eso no pasara— mencionó Kato. No dijo mas, no amenazó a los que se escondían, no habló de su fuerza.

    La partida aun no acaba.

    Takano sujetó una aguja, sólo una mas...

    —El shogi es un juego de estrategia e inteligencia—mencionó Takano saliendo de su escondite con una aguja en la mano— Eso es lo que me enseñaste. Pero también es un juego que te golpea el ego; a diferencia de otros juegos simples, en el shogi uno es el que debe aceptar su derrota— avanzó hacia él con la aguja entre su índice y anular. La aguja que podía matar a su padre.

    Kato lo entendió todo en ese momento; sostuvo la mirada altiva hacia Takano, lo había engañado, todo aquello en el dojo fue una mentira. Clavó ambas katanas en el suelo, usándolas de soporte sin perder la rectitud en su espalda.

    Matsuda le indicaba a Yuzuki a distancia que se mantuviera oculta, pues sabía que Takano estaba tentando el campo de batalla, su tablero.

    —¿No vas a cortarme la mano?—dijo extendiendo su mano con la aguja a una distancia dónde Kato podía hacerlo; Takano estaba confiado —¿O es que no puedes?

    Kato no podía moverse mas, estaba paralizado; pero su orgullo y fuerza no lo dejaron caer, se mantenía allí, orgulloso, con el cuerpo erguido; no parecía un hombre derrotado.

    —He perdido— mencionó las palabras que Takano siempre debía decir cuando jugaba shogi con su padre. Takano guardó la aguja con calma; después levantó la mirada y sonrió, estaba feliz. ¿Cómo no estarlo?

    —¡GANAMOS!— gritó Takano para que Matsuda y Yuzuki salieran con seguridad. Miró a su padre y acortó la distancia; tomó con fuerza las manos de su padre las cuales estaban petrificadas en los pomos de las katanas, algo que hacía por seguridad, a pesar de saber que Kato no podía mover el cuerpo. Lo miró a los ojos con energía recuperada, con orgullo altivo, con una satisfacción enorme. Estaba disfrutando ese momento.

    —Porque yo jamás abandonaré a mi líder —dijo soltando una de sus manos mientras quitaba de su cintillo la katana de Takeda. Pues no tomaría allí la vida de su padre; podía ganar sin siquiera matar a su rival, ese era el método de Takeda, uno que pensaba cumplir cuando fuera prudente hacerlo.—Porque mi líder no debe cargar con nosotros; si él cae tiene nuestras manos para luchar en su nombre —dijo mirando a Matsuda y Yuzuki aun con una sonrisa, completamente orgulloso de todos los que habían hecho posible en ese momento, deseando ver esos rostros allí mismo, para que pudieran gozar una victoria como era debido —Somos el clan Minamoto; y no descansaremos hasta ver a Takeda en lo más alto.

    —Jamás había estado más orgulloso de un hijo — mencionó mirando a Takano, haciendo que este se alejara, como si aquello hubiese sido un golpe en la cara; recibía tan pocos halagos que al recibir uno tan simple no supo como reaccionar. Kato cerró los ojos.

    —¿Quién cuenta con el soberano que cumple con la ley moral? ¿Cuál general tiene más capacidad? ¿En quién radican las ventajas derivadas del clima y la tierra? ¿De qué lado se aplica más rigurosamente la disciplina? ¿Qué ejército es más fuerte? ¿Dé qué lado están los oficiales y hombres mejor preparados? ¿En qué ejército se aplican de forma eficaz las recompensas y los castigos?— Kato hizo esa serie de preguntas ante los presentes.

    —Las respuestas a estas siete preguntas permiten prever quién obtendrá la victoria y quién será derrotado; nadie hasta este momento había cumplido con todos estos requisitos para vencerme; Tsukuyomi no kami, es testigo de que esta noche he perdido mi título como invicto ante el clan Minamoto. Demostrándome que son capaces de cargar con la responsabilidad de esta guerra. Ya no son sólo unos niños — Las palabras de ese hombre siempre resultaban ser poderosas; esta vez para bien.

    Kato abrió los ojos y clavó su fuerte mirada en Takano —El general de plata es protagonista en la sombra; sabe atacar y defender; la diferencia con el general de oro es que es sólo el guardaespaldas del rey. Un general de plata cuida al rey antes de que este necesite de su ayuda, así que deja de subestimarte.

    Takano se mantuvo inerte, con la espada de Takeda entre sus manos. No sabía que decir, así que simplemente hizo una reverencia completa.

    Hitori
    Se ownearon a Kato mijos!!!!! Siéntanse orgullosos!!!! Para que vean que seguir los planes de Takano no es tan mala idea.

    +300 a todos los que participaron en este proceso +300 de buena reputación para el clan Gigavehl (investigación a Kato) Kuno Vizard (fachada en el dojo+ entrenamiento) Hitori (veneno y envenenamiento) rapuma (ayudaste a Takano, tomando el lugar de Yuzuki) John Whitelocke (ayuda en la audiencia y a repartir rumores en Kamakura) Un hermoso trabajo en equipo. Todo salió perfecto, literal... no exagero, fue perfecto a pesar de que el plan se modificó a la mitad. Por eso ni Kato se lo esperaba.
    [​IMG]


    • Ataque= 17
      Protección= 13
      pv=35





    [​IMG]
    Habitación Tao
    (Yin; Satou; Misato;Kuroki)


    Yin sonrió ante Misato; justo iba a decirle la historia de aquel objeto cuando entró Kuroki; aquello no le molestó en lo absoluto, lo observó entrar con aprecio. Las historias siempre pueden esperar, las despedidas o reencuentros no.

    Misato se despidió de Kuroki, Kuroki de Satou, quien bajó la mirada demostrando tristeza —Es importante que sigas tu camino hijo mío; has crecido más rápido de lo que yo quisiera —sonrió —No te detendré; pero siempre te dejaré un consejo como el padre que siempre seré —dijo colocando sus manos en los hombros de Kuroki —No busques peleas innecesarias, no busques el final de un cordón en una cueva obscura —dijo como una analogía —Se prudente, Kuroki.

    Después Kuroki y Misato siguieron conversando, alegrándose de que compartirían misión; fue en ese momento que Jiin se asomó un momento en la habitación —Señor Satou, ¿Puedo hablar con usted un momento en privado?— mencionó Jiin mientra Satou se levantaba hacia su encuentro fuera de la habitación, dónde podían hablar en voz baja para que nadie los escuchara.

    Kuno Vizard Gigavehl chequen también el spoiler en la sección abandonada de Kamakura :3


    Mazmorra
    (Taiyo; Mao)


    Murai sonrió al escuchar las primeras palabras de Mao —Oh —dijo con alegría —Ya veo...

    Murai no sabía quien era Kuroki o Rengo; poco le importaba, supuso que eran niños, así que trató de recordar rostros, algunos vinieron a su mente, ninguno era el correcto. Taiyo quería esconderse ante la advertencia de Mao, pero sólo pudo seguir su consejo y taparse con fuerza los oídos, tanto que se lastimó un poco hasta sentir ese vacío que da el silencio absoluto.

    Rió ante las palabras de Mao —Sé que soy afortunado al ser varón; no me gustaría tener que ocultar mi olor de cada mes —dijo sin pena ni asco.

    Comenzó a limpiar el cuerpo de Murai, Taiyo no podía alejar la vista pero al menos estaba feliz de no escuchar.

    —Los nobles siempre tan modestas —dijo Murai ante la vista de Taiyo.

    —Deben madurar antes— mencionaba mientras se sentía libre en su desnudez, no perdía aquella sonrisa —Pues desposan jóvenes —aquello era real.

    —Puedes ser tu misma conmigo; yo no juzgo el caracter, me es divertido. Porque las grandes causas siempre son alimentadas por el deseo personal —mencionó ante Mao, sabía que lo hacía a pesar de no verla —¿Entonces eres una pequeña escoria? — preguntó burlón ante la comparación de Mao; pues antes lo llamó escoria y ella sería su versión miniatura —La escoria siempre termina junta, es la realidad en esta vida.



    Fuera de la mazmorra
    (Kirara; Riku; Takeda; Shinrin)

    Kirara afirmó ante Riku para luego aclararle a Takeda —Es cierto; prácticamente todo mi clan necesita visitar a un herrero, con la pelea con Murai perdimos mucho, y la katana de Riku permanece oxidada.

    —Pueden ir a Iwakura; una amiga mía los ayudará con todo lo que necesiten, díganle que le pagaré cuando la vea—
    mencionó Takeda. Mientras Kirara miraba a Riku asombrada, pues su dinero permanecería intacto al parecer. Posiblemente sólo el costo de materiales o un intercambio.

    Después se alejaron para hablar en privado.

    Shinrin escuchó a Riku y afirmó —¿Que necesitas?— dijo sin formalidades, un poco osca; pero sin querer ser grosera.

     
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    Zireael

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    Yuzuki Minami
    Calles de Kamakura | Sección Abandonada

    Cuatro.

    Cuatro.

    Cuatro.

    Vi los dos destellos que surgieron del árbol, las agujas de Matsuda habían acertado en el blanco y aunque alertaron a Kato, haciéndolo desenfundar las katanas, fue ese movimiento precisamente el que me dio el hueco que necesitaba para lanzar las siguientes, apenas dos más, una erró pero no tuvo importancia alguna. Habíamos acertado, Takano no iba a tener que jugársela tratando de acertarle una aguja por su cuenta.

    Avanzó hacia el árbol, luego hacia mi posición y como buen Harima se negaba a caer, de hecho era evidente que no iba a caer por voluntad propia. Tensé la mandíbula, esperando a que el veneno surtiera efecto por fin, y presioné más los dientes sin siquiera darme cuenta cuando Takano dejó su escondite y comenzó a hablar.

    Llevé las manos a la katana, era una reacción que ya no podía contener en realidad, y solo conseguí quedarme en mi lugar al ver que Matsuda me lo indicaba. Inhalé y exhalé, buscando regular mi propio cuerpo, repentinamente acelerado. Logré recuperar el centro, relajar las manos y dejar la katana en la saya.

    Vamos, general.

    La partida es tuya ahora.


    He perdido.

    El grito de Takano me reactivó, me enderecé, dejé el resguardo de las viejas edificaciones y avancé en dirección a ambos. No la estaba demostrando, la alegría ridícula que aquel triunfo representaba, pero la sentía correrme por el cuerpo, lanzándome una sensación de hormigueo sobre la piel y que el idiota de Takano estuviera sonriendo solo la acentuó. Le regresé el gesto cuando nos miró a Matsuda y a mí.

    Jamás había estado más orgulloso de un hijo.

    Sentí que se me aflojó la tensión de la mandíbula de repente como si se me fuese a caer al piso y noté el paso atrás que dio Takano, como si lo hubiese abofeteado en vez de hacerle un cumplido. Su padre, Kato Harima, estaba reconociendo el trabajo que había hecho... por fin. Reconoció a Takano y nos reconoció a todos los demás también.

    Ginshō.

    La pieza que había tomado en el bosque, del viejo tablero incompleto, la que había colocado junto a Takano mientras reposaba sobre la mesa de la herbolaria.

    No supo ni qué contestar, lo que era comprensible en realidad, y se limitó a hacer una reverencia completa, fue ese el momento que aproveché para prácticamente tomar su lugar, me acerqué a Kato hasta estar frente a él y no bajé la mirada ni el mentón. Los ojos debían chispearme con la misma emoción que había tenido a Takano sonriendo hace apenas un momento.

    —Gracias a ti tenemos al general de plata. —Al menos eso podía reconocerle aunque deseara cobrarme la sangre de Rengo todavía y todo lo relacionado a los Minami en sí—. La katana de Murai Sugita, me dicen que podrías ayudarme a replicarla, ¿es cierto?

    Hablaba con firmeza pero no estaba levantando la voz ni exigiendo nada en sí, solo estaba siendo concisa, no había perdido de vista mi objetivo. Ahora con Kato paralizado, admitiendo que había perdido y reconociéndonos, no creía que fuese a encontrar un mejor momento para pedir los favores que necesitaba de su parte o al menos saber si podía contar con él para ello cuando se recuperara de la parálisis.

    Desenfundé la katana que había encontrado en el bosque y la sujeté de forma que Kato pudiese verla, terminé por enterrarla a mi lado en la tierra, todavía sin despegar los ojos de él.

    —La encontré mientras avanzábamos por el bosque, ¿algo que deba saber de ella como su nueva portadora? —Alcé el mentón apenas un poco más, orgullosa como había sido siempre en el fondo. Ahora al menos tenía razones—. Si volví a Kamakura pienso exprimir de ella toda su capacidad ofensiva y estratégica, perfeccionar la capacidad que ya de por sí tenía mi clan. Entrenamiento, ¿puedo contar contigo para eso también?
     
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    Gigavehl

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    Cáncer
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    Kuroki Fusatada

    Si bien me deprimió un poco la reacción de mi padre, le escuché con atención, con cierto orgullo en mi rostro, cuando me sujetó de los hombros y escuché su frase final como el ser prudente, asentí, mientras le dedicaba un gran abrazo, hablandole solo a él.
    —Papá, esto no es un adiós, solo un hasta luego. Volveré, y volveré aún más fuerte que ahora, si de verdad Takano ha consecutado su plan con éxito y Kato ha sido derrotado, por favor. Dedícale mis más sinceros respetos así como agradecimientos por confíar en mí. Es un gran líder, y merece una victoria ya—. Dije con cierto toque triste pero esperanzado también, ignorante de que... de hecho. Kato acababa de ser oficialmente derrotado por primera vez en su vida.

    Luego me separé del abrazo, para mirar a Yin y reverenciarle.
    —Yin, también quiero decir que esto sea un hasta luego, le traeré a Misato sana y salva, he visto que se llevan muy bien y eso me alegra.—sonreí ampliamente.
    >>Quisiera algún día conocer más de su cultura, la admiro mucho—. Añadí, para mirar a Misato y asentirle por si quería partir ya, cuando Jiin me hizo exaltarme un poco al verlo asomarse, llamando a mi padre, fruncí el ceño confuso. Pero le dejé estar. Aunque igual... No parecía el momento de hablarle, si iba a hablar en privado se veía extrañamente serio el asunto.

    —Espero que todos nos reunamos más pronto de lo esperado y en las mejores condiciones posibles, nos vemos—. Dije, despidiendome para poco después, retomar mi camino hacia las puertas de Kamakura para reunirnos de una buena vez con Kenzaburo, esto va a ser interesante, peligroso como agotador por igual.

    Vaya... Parece que dejaré Kamakura más pronto de lo esperado, como fuese. Aún había tiempo para enterarse de muchas cosas, no te vas a escapar tan fácil de mí, Rengo.
     
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    Kaisa Morinachi

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    Mi mirada se había vuelto de total seriedad, de momento empecé con la parte de la cintura para arriba: concentrada en quitar la mugre con el paño húmedo, de manera suave sobre los hematomas, con cuidado sobre cualquier corte, y no áspera ni mucho menos bruta en el resto.

    —No me consideraría noble como tal —respondí mecánica sin siquiera pensarlo; acción, reacción; antes de que pudiera responderle o explicarle algo me siguió respondiendo, así que continúe escuchando buscando limpiar bien todo el torso: fijandome sí tenía alguna cicatriz a resaltar.

    Asentí con la cabeza a eso de casarse, mi rostro se contrajo con pena, se reflejó en mi voz, pero la sutil sonrisa seguía presente.

    —Pero hay veces en que esas niñas no alcanzan a madurar, Murai; ahí vulneran, las denigran y ellas no encuentran de otra que perder sus valores —había hablado con calma, pero la melancolía y tristeza estaban presentes, y aunque ni me tembló ni quebró la voz, eran profundas y genuinas.

    El último fragmento de su parte me llegó a conmover demasiado, tanto que la sonrisa suave era extensa y mis ojos lagrimearon mirándolo con pena; le alborote el cabello como quién le hace un gesto mimoso a su hermano, entre hombres; pero desde mis muñecas hasta el resto del cuerpo seguía siendo una dama.

    Manos...

    Las coloqué sobra mi regazo, cabizbaja y solté el aire con sinuosidad por la nariz, abatida. Demasiadas cosas pasaban por mi cabeza y no sabía que decir, hasta que di con la palabra:

    Proteger
    Ese siempre fue mi papel destinado.
    Con solemnidad, sin perder la convicción de una médica maternal, hice el ademán de envolver sus manos con las mías, pero la desolación cubrió mis ojos cuando recordé nuestra posición al ver que estaba encadenado: Sometidos al deseo ajeno.

    Repté y me posiciones sobre su regazo, sin sentarme, por lo que no lo toqué: pantorrilla y pantorrilla, me había descalzado, así que flexione mis piernas y alcé mis manos hasta poder dar con las suyas. No estaba tocando nada que no fueran sus manos, y solo las tocaba con las mías. Irremediablemente estaba en extremo cerca de él. Lo miré desde mi altura, buscando sus ojos privados de luz para hablar con claridad y convicción.

    —Pienso protegerte, Murai, porque nadie lo hará —hablaba segura, fuerte y genuina, pero sin llegar a gritar o apresurarme en mis acciones—, porque ya no puedo formar parte directa de los Minamoto, porque he encontrado mi labor.

    Una sonrisa de apacibilidad genuina me surcó los labios tras mis palabras, me alejé de él hasta quedar recta al inicio de sus pies, con la seriedad en el rostro. Hice una reverencia de 90%, aúnque sabia de más que no podía usar sus ojos, pero bueno...
    La gente podía ver de otras maneras.
    —¡Por favor, Murai, colabora conmigo— Algo de pena y súplica alteró mi voz monócorde, no deshice la reverencia—. Quieres matar más personas, ¿no? ¡Pues yo de seguro tengo una extensa lista, interminable, tal vez!

    La pena brotó del corazón y creció hasta el punto que me erguí con ella; mi voz ya no era la de una mujer, era la chiquilla de antes de la desgracia.

    Era Masuyo,
    la real Masuyo.

    Me tragué mis lágrimas y suspiré con pesadez antes de seguir hablando.

    —Mi familia no es de shinobis, ni de samurais...— Una sonrisa torcida acompañó mis cejas penosas... pero mis iris centellában con ingenuidad, mientras mi voz entonaba una melodía más que rara, peculiar.

    Una sarendipia.
    >>Creo que podría decir que estaba rodeada de maestros, de distintas clases y colores, valores y honores— Ladee la cabeza, manos entrelazadas por delante mío, hablando a ojos cerrados, con todo el amor que me habían brindado ellos—. Me enseñaron mucho más de lo que yo era consciente, así que te puedo asegurar de que tonta no soy.

    Solté una risa suave y melodiosa, como una fusión de avecita y ardilla.

    >>La impulsividad es otra cosa.

    Mi mirada calma y sonrisa apacigüada no demoró en coloreárse con seriedad.

    —Ayudame a restaurar mi propio Clan, Murai; con sus propias ideologías, metodologías y puede que hasta dioses únicos y desconocidos

    Otra reverencia, solemne.


    Este es al que le tiene fe Mao, no al idiota y ridículo de Mara

    >>Porque a estas alturas no me importa a quienes hayas matado, me da escalofríos pensar que te mataran a ti y...— Todo mi cuerpo se sacudió por el escalofrío mencionado, di un suspiro pesado y seguí hablando sin vacilar—; que vamos a perder a un gran guerrero, un guerrero ninja; a un asombroso Shinobi, como no sean capaces los otros de ver el tesoro que han conseguido...— Otra sonrisa tan hipócrita como suave adornó sutil mi expresión— atrapar en sus manos, todos estamos jodidos.

    Me erguí correctamente, con total seriedad, pues la voz que era monocorde y grave, pero limpia y puede que hasta relajante, volvió.

    >>Ahora respóndeme, ¿por qué diablos mataste a tu hermano? ¿Lo volverías a hacer? Pues yo perdono mucho tipos de errores, menos irse contra la propia familia; con quién te educó o protegió, menos aún sí esa familia es sanguinia, porque significa que has acribillado a una parte de tu alma que no residía contigo.

    Solté otro suspiro cabizbaja entre abatido, hastiado y pesado. Volví a encararlo, mis cejas se fruncian con preocupación y mi voz era compasiva;

    pero mis ojos estaban helados y vacíos:

    Un lienzo en blanco, después de borrar cualquier rastro de pintura negra.

    ¿Qué dibujarás en él?


    >>¿De quién o a quién intentabas proteger, Murai? Porque uno solo mata por quienes carga tras su espalda, o por egoísmo... En ese caso, ¿A qué le temías para hacer algo tan doloroso y nefasto? Dime, no me vayas a mentir, no ahora.
     
    Última edición: 30 Enero 2021
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  19.  
    Monpoke

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    Riku

    Asiento agraecido hacia Shinrin por permitirme este tiempo. No podría estar en su mejor estado, no voy lo estarían a estas horas, así que me propuse a ser rápido y directo.

    "Veras, hoy fui a visitar la herbolaria para pedir su conocimiento de una seta que encontré por el puerto". Al terminar de decir lo primero, le muestro la seta misteriosa. "Puedes estar tranquila, no trate de inrrunpir ni nada en su ausencia". Y a un si lo hacia, es probable que no saliera.

    "Y quisiera preguntar si hay una hora en la cual pueda ir el día de mañana sin causar molestia en esa visita. Necesitaré pedir prestado un poco de su equipo para elavorar unas medicinas, usaré mis propios materiales. Claro, si me lo permite". Hable a un ritmo moderado y manteniendo los gestos obstruyentes al mínimo. Explique lo último de forma innecesaria, pero mejor eso a causar un malentendido.

    Si se termina la charla en el siguiente post, volver con Kirara.
     
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    Ikoma-kun

    Ikoma-kun Rolero, dibujante

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    Parpadeaba algo confusa por las palabras de Kuroki, por no decir la dicha que significaba su compañia pues el era aparte de Yin la persona más cercana desde mi entrada al clan Minamoto.

    Es un hasta luego...

    Asentí aquellas palabras cargadas de optimismo, éramos lo bastante hábiles para sortear el peligro a enfrentar, podia estar orgullosa de aquellos que dejan la muerte a última opción anteponiendo el deseo de victoria.

    —Me alegra saber eso Kuroki—junte mis palmas en un aplauso—uh pero debes notificar primero al hermano de Takano, debes saber si está dispuesto a ir.

    Pero en ese momento el mismo Jiin aparecio con la intención de reunirse en privado con Satou. Decidí entonces alejarme hasta la salida del castillo para respetar su discusión.

    —Yin...nos veremos dentro de poco suerte con todo—Me despedí una vez más— ah y Kuro puedes venir si Jiin no tiene más asuntos con pendientes—dije sin voltear a ver, continuando mi camino hasta las afueras del castillo y de allí a la salida de Kamakura, Kuroki estaría a mi lado en ese instante.

    Acaricie la campanilla del lalago, visualizando el momento de arribar en aquella tierra maldita; Tsu.

    No sabía con detalle lo que debíamos buscar...o esperar el momento indicado de ir hasta el santuario y encarar a quien sea hasta exprimirle la ultima gota de verdad estaba por involucrarme en muchas cosas. Sonreí al pensar en el misterio, habían pasado muchas lunas sin sentir la emoción por lo desconocido. Todo era su culpa...Kaede..Shizune.
     
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