Me di un golpecito con el puño cerrado en la palma abierta de la mano contraria cuando dijo aquello, como si me hubiese dado cuenta de la cosa más obvia del mundo pero demasiado tarde. Sin decir nada más, sin embargo, me acerqué un poco más a la posición del chico y, con movimientos rápidos, me hice con una pegatina de las que me había enseñado que salían de su bolsillo. Me puse de puntillas lo máximo posible, incluso intenté utilizar su hombro para impulsarme un poco más a ser posible, pero fue misión imposible. Al final la mano solo me alcanzó hasta su mejilla y ahí fue donde acabé por dejar la pegatina, dejándome caer sobre mis talones de nuevo con un suspiro cansado. —Felicidades por llegar temprano hoy, senpai~ ¡Vas a tener que guardar muchas pegatinas para cuando crezca y alcance tu frente, eh! Papá me había dicho que aún no había pegado el estirón, ¡así que seguro que llegaba a ser incluso más alta que Amery-senpai cuando eso sucediese! Por supuesto, no tenía ni idea de que mi padre solo decía aquello para animarme porque la triste realidad era que tanto él como mamá habían sido siempre muy menudos y había heredado eso de ambos, claro. Escuché después su propuesta, poniendo expresión de circunstancias al ver como bajaba el tono para darle cierto aspecto cómplice, y me llevé la mano al mentón, pensativa. Solo fue para darle efecto dramático, en realidad. >>¡Acepto! —dije después de unos segundos, intentando no alzar demasiado la voz—. Pero si gano yo... tienes que dejar que Shirai-kun y yo seamos los que decidan las actividades del club durante una semana, ¿qué te parece~? Entorné ligeramente la mirada cuando sentí su tacto sobre mi mano, aceptando el saludo, y sentí la sonrisa felina asomando por mis labios al escuchar por fin su nombre. Bueno, para ser sincera con el nombre solo tuve el amago de sonreír, fue el Ali-chan lo que finalmente me hizo reaccionar como era debido. No creía que él lo supiese, but that was kinda my cue. Deslicé la mano que tenía enganchada a la suya, rozándole la palma con las yemas de los dedos en el proceso, hasta lograr enredar los mismos con los contrarios. Tiré un poco hacia abajo de su mano, con el simple propósito de facilitarme los siguientes movimientos, y me incliné hasta hacer que mi cuerpo prácticamente estuviese pegado al suyo. Estaba, de todas formas, contra la pared, así que tampoco tenía mucha escapatoria ya. Los movimientos fueron lentos y sinuosos, pero al final cumplí la simple tarea que tenía en mente y le di dos besos, uno a cada lado de su rostro. Claro que se suponía que debían ser en la mejilla, pero me tomé la libertad creativa de depositar mis labios peligrosamente cerca de las comisuras de los suyos. —El placer es mío, Ara-kun~ —susurré, cerca de su oído. Me quedé ahí un segundo demás, saboreando el momento, hasta que finalmente me separé por completo del chico, dando un paso hacia atrás para otorgarle un poco de espacio personal. >>Creo que subiré ya a clase, ¿quieres acompañarme y te hago un mini-tour de camino? —propuse, recuperando el tono liviano mientras me llevaba las manos tras el cuello—. ¿A qué clase vas, a todo esto? Contenido oculto Weno, si quieres ir con la pendeja pues yo encantada <3 pero si quieres idk esperar por otras interacciones o lo que sea pues la rechazas y no biggie you know (?) —¿E-eh? El chico prácticamente desapareció de mi vista antes de decirme su nombre y tuve que pestañear un par de veces, confusa, antes de recuperar la compostura. ¡Pero bueno! Así no podría agradecerle como era debido. Oh, bueno, al menos sabía su clase así que podría buscarlo en algún momento del día... y, a decir verdad, la idea de tratarlo como el amable y misterioso extraño que había decidido salvarme en un apuro me resultaba muy atrayente también. Me sonreí, ligeramente divertida, porque casi parecía la historia de un cuento o algo así. El caso era que, había logrado solucionar el problema con bastante rapidez, así que nada más me retenía ahí. Había perdido al chico de vista con la tontería y para cuando me dirigí a las escaleras para subir, estaba demasiado atenta a los demás alumnos a mí alrededor como para darme cuenta de la escena que se estaba montando con el pelirrojo. Contenido oculto Y mi rico relleno innecesario kajsa
Contenido oculto: solo porque me metió el mood I would feed the fire. I would light it up and watch it all drop down. . Well I hate my boss, he's a little bitch. If he keeps it up I'll make him quit. No había que ser un superdotado para saber por dónde mierda iban los tiros, ese tipo de chicas parecían hechas con un jodidísimo molde. Los apodos que les clavaban, las pintas, los movimientos, las sonrisas. Todo se reproducía en serie, si acaso les cambiaban algunos gestos, el color, el tono de voz y vámonos. A algunas les metían cerebro de monstruo, claro estaba, por eso existían jodidas perras como Tolvaj. Que tampoco importaba si sabían follar por lo menos. El resto, ciertamente, era bastante básico. Un molde de plástico. Como una maldita fábrica de barbies cachondas. Bastó el roce de su mano para que atajara el resto de la movida, el roce de sus dedos en la palma de la mano y luego el tirón. No había mucho que hacer si yo estaba contra la pared de por sí, ¿cierto? Tampoco me molestaba, vamos. En cualquier caso una risa algo más ronca me hizo vibrar el pecho cuando la escuché susurrarme prácticamente en el oído. Ara-kun. Venga, no son horas de estarme lanzando recuerdos encima, muñequita. De por sí en un día normal ni siquiera estaría en clase, pero negocios son negocios. Despegué la espalda de la pared cuando me regresó mi espacio personal, hundí las manos en los bolsillos y comencé a caminar sin prisa alguna. Pedazo de pregunta de mierda, mira que desperdiciar una oportunidad de esas así por puro deporte era una cosa que solo moralistas estúpidos como Sonnen hacían. —Confío en ti para hacerme un buen tour entonces~ —Tampoco iba a disimular el doble sentido de esa mierda. Si quisiera delicadezas la cabrona no se me hubiese acercado, para empezar—. Me asignaron a la 3-3, blondie. ¿Tuve suerte? Esperé que me siguiera los pasos, obvio, y me dirigí a las escaleras solo para darme cuenta por fin del numerito que Dunn se estaba montando de la jodida nada con un chico de cabello cian que no me sonaba de nada. Fue raro por demás, sabiendo que el jodido era más quitado al contacto físico que los mismos japoneses con los que había crecido. Tampoco me detuve demasiado a procesar el asunto de buenas a primeras. Como si el bebé se dejaba hacer por el mismísimo Satanás, daba lo mismo. Yo solo era niñero por encargo de por sí y nadie me estaba pagando por cuidar a Dunn, ya ni siquiera era la cabeza de la camada, no lo tenía a mi cargo, y de todas maneras el jodido enclenque podía cuidarse solo aunque no pareciera. Les pasé a un lado sin prestarles demasiada atención y gracias debía dar el crío de que no le solté un comentario de los de rutina, porque seguro le daba algo al pobre cabrón. Ni idea de por qué, las piezas cayeron un poco de golpe y aunque seguí subiendo las escaleras el pensamiento me había rayado la cabeza de una manera casi dolorosa. La única persona que Dunn había dejado que lo tocara tanto, además de Yako y big sis.... había sido Ishikawa. Ko-chan. Una vez alcancé el primer descanso de las escaleras giré el rostro apenas, aprovechando que debía girar el cuerpo para seguir subiendo. Lo hice un poco como quien no quiere la cosa, y hubiera parecido que volteé a mirar cualquier estupidez menos a ellos directamente a pesar de que era lo que había hecho. Lo conseguí con poco más que el rabillo del ojo, para no ser tan jodidamente obvio, pero bastó para que recibiera un chispazo borroso de lo que necesitaba. El ámbar era idéntico. Antes de que desapareciera escaleras arriba se me escapó la sombra de una sonrisa, de las sonrisas de mierda que todas las bestias de la calle poseíamos. Logré desaparecerla no mucho después. ¿Lobos? Qué les dieran. Chiyoda había llegado a la casa.
Mao tenía ciertos rasgos de su personalidad similares a los míos, ¿cierto? Parecía mucho más tranquila fuera de la piscina, pero su actitud resuelta y segura de sí misma seguía siendo la de siempre. Eso solo lo hacía todo mucho más interesante; algo me decía que nos llevaríamos bien por allí. Al parecer la chica estaba al tanto de las pruebas, pero aún le quedaban varias zonas por conocer de la academia. Bueno, era lo normal. Estábamos a penas en la segunda semana de clase. En cualquier caso no dudé en aceptar acompañarla en caso de necesitarlo, con el módico precio de un almuerzo como pago por mis servicios, por supuesto. Claro que eso también era broma. La sorpresa cruzó mis facciones cuando su tono adquirió cierto matiz desafiante y, por qué no, también algo coqueto, y me encogí de hombros como si no fuera la gran cosa. Eso sonaba a reto, y yo nunca me negaba a uno. Contagiada quizás por su propia expresión y siguiendo uno de esos impulsos extraños recorté la distancia entre ambas, acariciando su mejilla con el pulgar, y murmuré cerca de su oído. —Yo nací lista, Ya-shi-chan. Me separé como si nada, guiñándole un ojo, y comencé a caminar hacia las escaleras, mano en alto. >>¡Te veo por allí! Bye bye~ Contenido oculto Las hormonas descontrolando hasta a las más tranquilas, chale (??) Murmuré un "buenos días" casi por rebote, por mera educación, porque los engranajes de mi cabeza seguían aún algo tensos como para comprender qué tenía alguien como yo para que una senpai se acercase a charlar de esa forma. No podía ofrecerle apuntes, tampoco era el más social del mundo, y en los deportes era un completo desastre. Lo viese por donde lo viese ni siquiera yo me animaría a hablar conmigo mismo. Hubo algo en aquella sonrisa que me lanzó la misma punzada extraña del día anterior. En apariencia lucía como cualquier otra, pero no se sentía real. Nada de lo que había podido ver de Kurosawa Shiori se sentía real, casi como si todas sus acciones, expresiones y gestos estuvieran fríamente calculados. Y aún así, sin una idea de la sombra que se cernía sobre la academia, no sabía lo que estaba mirando. Y no me quedaba más que encogerme de hombros y seguir de largo, haciendo un esfuerzo por ignorar la ligera opresión en el pecho. Parpadeé apenas, tomado completamente por sorpresa al ver que me extendía de la nada una cajita con un dulce en su interior. Por un momento dudé, mis manos extendidas a medio camino no por el gesto en sí si no la propia desconfianza que surgía con los años de bromas escolares no... demasiado agradables que digamos. Pero había algo en los rescoldos de sus orbes que me empujó a aceptarlo. Quizás el rasgo más genuino que había percibido hasta entonces. Fue inevitable; para cuando cogí la caja entre mis manos el ardor se extendió por mis mejillas, y desvié la mirada por inercia. —Vaya... G-Gracias. No tenías por qué hacerlo —le aseguré, aclarándome la voz un poco. Estaba seguro que el gesto lo agradecería mucho más Watanabe, pero no podía simplemente negarme, ¿no? Le eché un vistazo al postre, notando lo bien hecho que estaba porque incluso yo era fan de la repostería, y me animé a encontrar sus ojos, en un arranque de valentía y cierto interés—. Tiene... muy buena pinta. ¿Qué receta usaste? Contenido oculto Andy: que lo meta al club de cocina dise Yule, viendo que AGAIN todas son chicas: am i a joke to you? Casi como si le hubiese encendido la bombilla de inmediato, Shichimiya no perdió el tiempo; con un ágil movimiento que no vi venir me arrebató una de las pegatinas del bolsillo (que no las quería de igual forma, pero el movimiento fue de admirar) y se dispuso a pegármela en la frente. O bueno, al menos a intentarlo. Aguardé de brazos cruzados, siguiendo sus movimientos sin mover un solo ápice. Los labios me temblaron apenas, del esfuerzo que hacía por contener la risa que amenazaba con brotar de mi garganta, y dotar a su vez a aquella escena de una cómica solemnidad. Me estaban condecorando por mi primer logro del curso, no era para menos. La pegatina terminó pegada en mi mejilla y yo coloqué mis manos en ambos costados de mi cuerpo, haciendo una pequeña inclinación en respuesta. —Gracias, gracias. Quiero agradecerle a mi alarma, sin ella nada de esto habría sido posible —comenté, fingiendo seriedad, para volver a erguirme de vuelta con naturalidad. Le di un ligero toque en la frente en respuesta—. Estaré esperando por ver eso, no lo dudo~. Bueno, no había dudado ni por un segundo en que aceptaría mi propuesta. Escuché su parte del trato frunciendo ligeramente el ceño, sopesando los pros y los contras de tener a mi hermano colaborando con las ideas... pero qué mierda, no iba a retractarme ahora. Extendí mi mano para estrechar la suya y cerrar finalmente el pacto. >>Dalo por hecho. Veámos cuánto aguantan esas energías tuyas —le dediqué una sonrisa ladina que no pretendía más que motivarla, y tras colgarme la cartera al hombro me despedí con la cabeza antes de dirigirme hacia las escaleras, suavizando mi expresión en el proceso—. Que tengas un buen día, kohai-chan. Contenido oculto woah that was so soft??
Vaya, así que había bromeado con pedirme a cambio un almuerzo y todo por guiarme por la academia; vaya, que lástima, el mundo nunca dejaba de ser caro~. Aunque, a pesar de que fuera mera parafernalia, no tenía mayor problema con prepararle algo en forma de, no sé, esa niñada que terminé creando gracias a Meyer, las poco conocidas "Propuestas de amistad" Y tal vez sonaba ridículo, pero haber nacido y crecido en Japón me aportaba razones de más para creer que la idea tenía más cosas buenas y útiles que irrelevantes o tontas. Pero bueno, que metida en mis divagaciones como estaba bajé por completo la guardia, lo más probable que por la costumbre de que en mi anterior escuela fueran puros japoneses y yo algún tipo de reina de la soberbia. Aparte que había mandado al archivó otra vez el nombre de White, ignorando su genuina procedencia por completo. La inhalación tan rápida como corta fluyó junto a un escalofrío por mi espina dorsal, tensándome por completo entre su mano y rostro, anonadada básicamente. Y bueno, no era demasiado que me acariciara la mejilla, ni siquiera que se acercara tanto, fue el condenado susurro. Algo que nunca había sentido, para ser honesta, y era bastante extraño también. Por eso mismo el corazón me dio un vuelco en el pecho; silencio absoluto de mi parte mientras mis mejillas se teñían con rapidez. Vamos, era cosa de tener una polera verde fosforescente o algo y sería prácticamente un semáforo de esos negros, gracias a mi rostro, ojos y pelo. Un total chiste frente a todos los que seguían presente, cosa que no pude ignorar a penas mis conexiones neuronales se desconectaron, como soltando un chispazo que dio paso a una adrenalina abrumadora. Algo así como una explosión, o qué se yo. Terminé por soltar un gruñido gutural, mirando el vacío que dejó Liza en cuanto apreté mis puños. ¿Estaba enojada? Sep, la ira subió tan rápido como bajó luego, siendo reemplazada por la emoción genuina de competir con alguien a tu altura y poder seguir probándote a ti misma. Me volteé con velocidad, con algo de sutileza y gracia en mis movimientos a pesar del temperamento que me estaba cargando, porque la chica acababa de ganar un punto con ese intercambio raro, y de paso dejarles a los mirones más atentos quién llevaba la ventaja. —¡Ya verás, Shiro-chan! —solté sonora, piernas firmes en v invertida, con las manos alrededor de mi boca como si eso ayudara de algo; me había salido esa voz de chiquillo enano por la que más de una vez me habían tomado el pelo, pero poco me importaba, pues llegaba a ser más amenazante y todo. Cabe mencionar que ya tenía de vuelta la sonrisa en mis labios, aunque mi ceño estaba más que fruncido y mi cara seguía siendo un tómate—, ¡estas no las ganas hoy! Habías nacido lista, eh, linda. Pues bueno, yo no tenía miedo a adaptarme en el momento, cariño. Pues con todo y mi sangre japonesa, tenía un orgullo que mantener y una fortaleza que demostrar. Contenido oculto ¿Esto es una declaración de guerra? Confirmo, es una declaración de guerra, aunque prácticamente ya estaban dentro desde el día uno XD Chale, y voy a necesitar tres cintitas para Mao, me lo estoy viendo
Allí estaba de nuevo, ¿cierto? La capacidad que tenía el chico para leer debajo de la máscara, del terrible artilugio con engranajes, mandíbula móvil y pintado del más absoluto de los negros. Quizás lo más cagado era que la máscara reaccionaba en respuesta a ese peligro, como si los ojos azules del chico la hicieran vibrar a pesar de que él en sí mismo era una bola de nervios. Me daba curiosidad quizás, averiguar hasta dónde era capaz de llegar su intuición, cuál era la capacidad de su cerebro. Ni que yo fuera una prodigio, vamos, pero era inevitable que me hiciera la pregunta. El caso era que esa capacidad del chico de darse cuenta de forma tan directa el día anterior y el hecho de que supiera que hoy debía ser igual me lanzaron las palabras de Altan a la cabeza con una fuerza terrible. Que le den a tu fachada de muñeca perfecta, Kurosawa. Que le den. A tu fachada. De muñeca perfecta. Vi al chico dudar y no podía culparlo realmente, ¿quién no iba a dudar de una senpai que llegaba de la nada a darte una caja con comida? Si es que era rarísimo lo vieras por dónde fuera, pero así era cómo me movía. Era quizás la única manera que conocía de aproximarme a las personas, con detalles de esa clase. No presioné al chico, obviamente, solo me quedé allí con el objeto entre nosotros y realmente quise decirle que no se preocupara, que yo no mordía. ¿Pero qué tan cierto era en ese momento? Cuando tomó la caja se le subió el color al rostro y desvió la mirada, fue ese gesto quizás el que me regresó un fragmento de la Shiori que era normalmente, de la que era junto a Nagi antes de la desgracia. La sonrisa sustituyó la anterior fue de cierta ternura, no fue muy amplia pero fue genuina y cuando fue capaz de encontrar mis ojos todavía la tenía en los labios. Me sorprendió un poco que preguntara por la receta y creo que a mí misma algo de color me alcanzó el rostro, porque no esperaba esa clase de interés. —Ah, es una receta de pastel sencillo de vainilla. La cobertura es crema batida, el relleno es eso también, con algo de mermelada de fresa. No era como que recordara demasiado de cuando había decorado el pastel, la verdad, pero bueno lo saqué por defecto cuando había cortado la torta en casa. Tomé el asa del maletín con ambas manos, balanceándolo ligeramente antes de añadir algo más. —Puedo pasarte la receta bien algún día —dije sin más, aunque reaccioné casi de inmediato—. Digo, si te gustara intentar. No conozco muchos chicos que les interese demasiado cocinar. Contenido oculto Le volvió un trozo de alma al cuerpo, te lo prometo y estoy LLORANDO
Debía admitir que me tomó por sorpresa. Fue un breve instante, pero el color se le subió ligeramente al rostro y cobró el aspecto de una chiquilla cuando le dejé caer mi pregunta sobre el pastel. Por un momento lo que sea que estaba viendo detrás de ella, lo que sea que me hacía sentir tenso en su presencia desapareció, y todo se sintió natural. Como cuando compartía sonrisas con Rachel por los pasillos, o celebraba un tiro a canasta con Shawn. Fue inevitable pensarlo. Por qué no se sentía así siempre. Qué debía pasarle para que todo a su alrededor se sintiese tan distante. Parpadeé rápidamente al notar que la estaba mirando demasiado y clavé la mirada en la caja, tamborileando los dedos en los costados de la misma. Entreabrí los labios soltando un sonido de admiración como toda respuesta. Realmente era una receta sencilla, pero era una combinación que nunca había probado con anterioridad. Anoté los ingredientes en mi cabeza y alcé la mirada solo cuando escuché su propuesta, abriendo los ojos con cierto estupor. Se había animado a acercarse, me había dado un trozo de pastel, ¿y ahora me pasaría la receta? Bueno, mejor compraba la lotería al salir de clase o algo. —Eso... estaría genial, la verdad —convine, con algo más de emoción en la voz. Solía ser bastante apático en general pero pulsando los botones correctos era fácil ganarse todo mi interés. Y Shiori parecía haber dado con la tecla. Sostuve la caja con una mano, rebuscando en el bolsillo de mi pantalón, y en mitad de un impulso salido de quién sabe dónde le extendí la pantalla de mi teléfono desbloqueada. Desvié la mirada enseguida, avergonzado por lo que estaba por decir—. Puedes, uhm, anotar tu número y pasarme la receta por aquí cuando te apetezca. Fue un chispazo, pero la realización me golpeó con contundencia y enrojecí rápidamente. ¿Eso no sonaba demasiado raro? Le estaba pidiendo su número a una chica. Sí, sonaba raro lo viera por donde lo viera. Manoteé en el aire rápidamente, tratando de disipar cualquier idea rara que podría haber generado. >>¡Q-Quiero decir, solo si quieres! ¡N-No vayas a pensar nada raro ni así, eh! Contenido oculto Me ahogo ayuda
Ni idea de por qué, pero el hecho de que pareciera tan nervioso me daba genuina ternura. Quizás porque me recordaba a Nagi, porque aunque eran tímidos no era igual que lidiar con las bestias hurañas que conocía más, podía relajarme, aflojar las correas y no tratar de contenerlos, sino quizás... Guiarlos. Qué sé yo. Qué mierda sabía yo en ese estado. Aún así era innegable que al menos una parte del alma me había regresado al cuerpo, algo de herrumbre dejó mis engranajes y pude volver a ajustar mis latidos a los ajenos al menos unos segundos. Se me escapó una risa nasal que realmente no tenía nada de burla en ella cuando separó la vista de mí para posarla en la caja y no volvió a mirarme hasta que le hice la oferta de la receta. Trató de restarle importancia o que no sonara tan raro, teniendo en cuenta que le estaba pidiendo su número a una chica o qué sé yo, y sólo seguí el cauce por el que el chico estaba fluyendo. Tomé el móvil con cuidado, escribí mi número y por puro reflejo me agendé como "Kuro", como hacía siempre vamos. Me envié un texto a mí misma con su nombre para poder agendarlo a él también, luego de eso le regresé el móvil. —Qué va~ solo le estoy anotando mi número a un kohai, ¿no? —dije con cierta diversión en la voz—. A la noche te escribo seguramente. Hice una reverencia antes de comenzar a caminar, dispuesta a subir a clase hasta que recordé algo y me detuve unos pasos más allá para hablarle de nuevo al chico. —Cuando quieras almorzar con alguien puedes escribirme también, no tendría problema. —Le sonreí y seguí mi camino—. Nos vemos, Shirai-kun~ Contenido oculto Bitch los amo de repente kesesto Also yo aprovechando pa rolear con Andy en todo sitio (?
Contenido oculto: Weathers Decir que estaba ensimismada era decir poco, la verdad es que sentía que no concordaba nada con la Margarita de la mañana; tan atenta y centrada a todo, con unas ganas increíbles de pelear que ahora me resultaban hasta ajenas. ¿Podría ser qué algo ocurrió en el salón de clases? Cuando le pedí los apuntes al japonés ese que no conocía de nada. Estaba tan anestesiada con no sé qué, que al recordar el suceso terminaba por ni siquiera sentir ni la mitad de la rabia y apatía que sentí cuando hablé con él. Era bastante raro, seguía molesta con sus palabras y sería capaz de decirle uno que otro improperio por ello, tener una discusión acalorada, pero... no me veía golpeándolo como sí de una bestia incontrolable me tratara, cuando se suponía que esa era mi acción por default. Ensimismada como andaba, solté un gruñido bajo y puede que hasta suave, pues me frustraba no encontrarme a mí misma en mis propias acciones. Todo muy confuso, tan confuso que en un momento, sin dejar de guiarme por el costado de White quien era la que me acompañaba, sacudí la cabeza como sí así se fueran a ir todas mis dudas. No se fueron, pero parece que mi ira mutó a tozudez, porque todas las energías que usaba antes para explotar, ahora parecía que las volcaba en no preocuparme por nada... Antes me preocupaba por los otros, ¿no? A pesar de la fachada de asocial y puede que chica corrupta, pero en el fondo me preocupaba exageradamente de los otros. Sí, había encontrado el primer brote superficial del asunto, había que buscar luego las raíces, pero vamos; que flojera. Solté un suspiro de cansancio genuino, volviendo a enajenarme del resto, aunque aun algo anclada a la presencia de Anna. Aunque la diferencia es que ahora sí lo sentía, el calor, las risas, el resonar de nuestros tacones. Sentía todo y no estaba tan nerviosa y ansiosa como en la mañana. Con la mirada perdida, terminé por concluir que simplemente estaba mejor y ya: A disfrutarlo y a lidiar con lo que sea qué signifique todo esto. Me despedí con una sonrisa suave de labios, igual de sutil que el tamborilear de mis dedos en el aire, antes de que perdiera de vista a Anna White, quien entraba a su salón. Apenas crucé el umbral lo sentí, como todo cambiaba, mutaba ante la ausencia de la chica: Los nervios se me sensibilizaron al más pequeño estimulo, logrando que soltara un suspiro pesado por la nariz, con la mirada compungida otra vez. De todas formas, intenté concentrarme en inhalar y exhalar con calma, para poder tener algo de control sobre mí, no sentirme ensoñada otra vez, ajena. Que sí, fue agradable el almuerzo con White, pero no por eso menos raro e incomodo, incomodo en estos momentos, ya recordando lo extraño que resultaba todo visto con perspectiva. Entonces, tal vez por los impulsos extraños que estaba llevando últimamente, mi mirada viajó hacia Kou... Kou... ¿cuánto era?... ¿Shimoyama? De cualquier forma, mis ojos entornados con seriedad casi infantil dieron pronto con su cara de... ¿amargado, hastiado, indiferente?... ¿triste? La cosa es que, por las tonterías que me daban por hacer ahora, le saludé con un grácil gesto de mano, dedicándole una sonrisa suave y algo dulzona a ojos cerrados a pesar de que no me importaba demasiado sí me devolvía el gesto, con que lo viera era suficiente. Supongo que fue una forma de agradecerle por prestarme sus apuntes. En eso me acordé de la tal Sasha, con la mirada más seria ahora, pero con la alegría incomprendida por dentro; la busqué. La encontré no muy lejos de mi línea, así que también le brindé una sonrisa; ahora algo más sobria, menos dulce y más formal; reemplazando el gesto de mano con una leve inclinación de cabeza. ................................... Cuando dejé de distraerme con cada pájaro que pasara por la ventana, con los garabatos muy mal hechos en alguna esquina de mi cuaderno o las voces que resaltaban más para mí a mi alrededor, fue que por fin puede centrarme en lo que el profesor decía. No entendí demasiado bien, pero por lo menos anotar lo del pizarrón no me estaba resultando taaan difícil, vamos, calma y paciencia: mejorarás con el tiempo. Sep, iba a tener que empezar a ponerle más empeño al idioma sí no quería quedar como una ridícula. Entonces, cuando acabaron esas clases y tras terminar de ordenar y guardar mis cosas, escuché el anuncio de las pruebas físicas. Toda mi expresión reflejaba mi desconcierto, con su deje de angustia como acompañamiento a la sorpresa, algo abatida por que no me había enterado de que las harían hoy, pues había faltado el resto de días. Solté un gruñidito bajo, jugueteando con un mechón de mi pelo, para luego suspirar pesadamente. Bueno, al menos podía dirigirme a los casilleros y luego pensar que hacer, ¿no? ¿Serían demasiado estrictos con el temita del uniforme? Ni idea, pero bueno; preocupaciones para cuando llegue el momento. Suspiré pesadamente, para resguardar mis manos en mi cárdigan y dirigirme con calma a los casilleros, sin detenerme en saludar a nadie esta vez; ya había saludado a varios antes de entrar al salón, ¿no? Podían conformarse con eso, ni que tuviera que ser tan amable. Terminé por quedarme respaldada en un lugar cerca de los casilleros, más cercana al pasillo y lejana a la salida, a la cual ni me quería asomar. Di un pesado suspiro, sintiendo que los nervios y seriedad volvían de a poco, pero constantes. Contenido oculto: Infierno
El almuerzo con Maze había transcurrido con una calma y naturalidad que, ciertamente, me ayudaba mucho para relajarme. Había logrado despejar mi cabeza lejos del agobio cotidiano, las responsabilidades y toda la mierda, y sin necesidad de, no lo sé, meterme alguna droga en el cuerpo. Es decir, como había llegado a creer que era lo que necesitaba. Pero a veces bastaba y sobraba con buena compañía y una charla amena, ¿verdad? Cuando regresamos a nuestro piso, le pedí que me esperara en el pasillo y le regalé los rollitos de pescado que me había dejado en el bolso. Ya podría devolverme el bento algún otro día, había varios en casa. ¿Qué le había soltado? Algo de que eran para que tuviera la mejor cena del mundo o qué sé yo, no filtraba demasiado. Bueno, las pruebas físicas. Me daban bastante igual, siendo honesta. Hacer deporte no me molestaba, tampoco me apasionaba. En Australia me gustaba mucho surfear y andar en patineta, pero nunca había sido asidua de practicar tenis, fútbol, esas cosas. Me cambié sin prisas al uniforme de gimnasia que, bueno, no dejaba mucho librado a la imaginación, ¿verdad? Qué cosas raras tenían estos japoneses a veces en la cabeza. Ni modo, tampoco había mucho que hacer con las curvas de mi cuerpo, bastante pronunciadas como eran. Me dejé el cabello suelto porque, en regla general, me gustaba mucho usarlo así. Se me veía bien, qué sé yo. Iba cruzando los casilleros cuando advertí una cara conocida por el rabillo del ojo y me detuve junto a ella, dedicándole una sonrisa fresca. —Hey~ ¿Ibas a las pruebas? ¿O esperabas a alguien? Contenido oculto Mori oli
Me quedé ahí, expectante. Me sentía algo cansada, tal vez debido a que aún no me acostumbraba del todo al nuevo ambiente y podía ser que eso me drenara energías de más. También noté gracias a la tensión de mi rostro que no debía verme como la chica más feliz, pero como era un sentimiento de preocupación el que predominaba, supongo que tampoco parecía el perro enojón de la mañana. En un momento desinflé todo mi pecho en un pesado suspiro que ni siquiera busqué ocultar, había terminado por jugar con las lleves de la casa haciéndolas girar con un dedo, sin poder pensar sí quiera en ir al patio a hacer las pruebas o... ¿o qué? Supongo que ahí recaía el problema. Y no lo sé, creo que me apetecía demasiado poco intentar explicarle a la docente mi falta de uniforme para la ocasión. Entonces una voz llamó mi atención, no la vi llegar estando tan inmersa en mis tonterías, volteé a verla con la misma expresión que me cargaba desde que me acomodé contra la pared. Guardé ambas manos en mis bolsillos nuevamente, incluyendo así la llave, y miré a Sasha a los ojos ladeando solo un poco la cabeza, pensando en su pregunta. —... creo que ninguna —casi murmuré, pero tampoco sentí que se me entendiera poco o algo... Aunque bueno, mi japonés no era el mejor, lo que me incitó a desviar la mirada más allá de los casilleros, a los ventanales de la salida—. ¿Y tú? No la estaba mirando, tampoco le había brindado una sonrisita como en la sala, pero al menos no sonaba tan borde... creo.
Recibí sus ojos y pestañeé en reflejo, sin desdibujar la sonrisa amistosa que llevaba pegada al rostro. Se la notaba cansada, quizá, y si no me arriesgaba adivinando pues seria a secas. Ya fuera por incomodidad, agotamiento, lo que fuera. Oírla me arrojó un recuerdo bastante sólido de mis primeros meses en Japón y la sonrisa se me ensanchó un poco, mientras ella veía por la ventana y no me prestaba atención. —Voy, sip, por eso el uniforme feo —me quejé con cierto aire infantil y luego recuperé el aire maduro, comprensivo, lo que fuese. Enganché una mano en mi codo contrario y dejé así los brazos, meciéndome suavemente de lado a lado—. ¿Nueva aquí, en Japón? ¿De dónde vienes~? Le eché un vistazo, aún llevaba el uniforme de clases y me pregunté si quizá aún no tendría el de gimnasia. Eso explicaría su renuencia a presentarse en las pruebas, ¿verdad? —Oye, creo que me quedaron en el casillero un par de pantaloncillos extra. No preguntes, soy una maniática de los planes. —Solté una risa fresca y me encogí de hombros—. Whatever, si quieres te los presto. Creo que te quedarían.
Creo que si estaba algo tensa, pero bueno, era lo normal, ¿no? A menos que anduviera haciendo estupideces por andar en las nubes como hace un rato. De cualquier forma, la presencia de Sasha de momento... podría definirla como neutral, sí me llegaba a incomodar no era por ser ella, simplemente mi fuerte no era socializar y a veces tenía suerte y puede que hasta ahí llegaba. La observé en el momento en el que se quejó del uniforme, la mueca que hice con mis labios demostraba que no estaba muy lejos de compartir su opinión. En cuanto soltó sus primeras tandas de preguntas yo ya estaba mirando otra vez los ventanales. —Si, ya llevamos unos pocos meses —hablé con algo más de soltura tras tomarme mi tiempo en traducir y tal, por lo menos ya no murmuraba, aunque la pronunciación siguiera siendo la misma—. Estados Unidos, América—. Volteé a verla, tal vez ahora más seria que compungida, pero era algo por lo menos. Antes de que pudiera devolverle la pregunta me soltó lo de tener unos pantaloncillos extra. Mi ceño se frunció con extrañeza y devolví mi vista a las hileras de casilleros, pensativa. >>Esta bien... gracias —respondí al final con simpleza, sin mayor alteración en la voz, separándome de la pared para darle a entender que la seguía. Igual y puede que me hubiera subido algo de sangre al rostro, aunque la reciente seriedad se mantenía. Vaya, ni siquiera sabía sí estaba lista para las pruebas.
Asentí con movimientos lentos al saber que llevaba apenas unos meses en Japón. Ugh, era el peor momento. Demasiado para seguir excusándote pero poco para lograr adaptarse, en definitiva. Alcé las cejas, conque estadounidense. Un relámpago de emoción atravesó la plata líquida de mis ojos y sonreí amplio, bien orgullosa de mi idea. —Bueno, si quieres podemos hablar así —ofrecí en inglés, con el acento pesado australiano—. Aunque, si me permites, a la larga lo mejor es golpearte contra la pared hasta aprenderlo. Cada palabra en inglés te hace olvidar diez en japonés, y así. Bueno, también puedo ayudarte con el idioma, si gustas~ No acostumbraba ser la pesada que intentaba incluir a todo Dios, en sí era bastante individualista y no tendía a prestarle mucha atención a la vida de los demás. Pero bueno, esta chica era nueva en el país y sabía lo agobiante que podía ser la situación. Me generaba empatía. Además necesitaba distraerme, distraerme y distraerme. Seguía sin lograr arrancarle ni una sonrisita, pero aceptó mi oferta y eso me inyectó una dosis de alegría encima. Me fui hasta mi casillero y estiré los pantaloncillos encima de su cintura, sin tocarla realmente, analizando el calce y demás. —Hmm, yo creo que va a funcionar. —Se los di y le sonreí amplio, cruzándome de brazos—. Ve, ve al baño~ Yo aquí te espero.
Contenido oculto: Deja vu Chale, creo que esta canción si explica bien que pasa con la cabeza de Margarita xd "Lo mejor es golpearte contra la pared hasta aprenderlo" Cualquier aire que estuviera conteniendo por lo nervios, simplemente salió por mi nariz y puede que intentará escapar también por mis labios cerrados, provocándome que bajara un poco la cabeza y de paso el torso, todo en un movimiento casi armónico a pesar de que pudo haber pasado por una caída inminente. Lo sentí; la sonrisa interna, el cosquilleo por distintas partes del cuerpo, parecido al que sentí con White. ¿Había sonreído? Ni idea, cuando me erguí como correspondía otra vez, siguiendo a Sasha, seguía sintiendo mi rostro tensado, lo cual debía ser muy cómico; una cara de perro, de perro que se va a largar a reír en cualquier momento. Hasta a mi me gustaría ver eso. Y bueno, como ya me venía esperando, solté los amarres de la tensión y toda mi expresión reflejó una sonrisa calmada, tal vez debido a que seguía algo cansada. La risa casi de ardilla, ardilla camionera, brotó tanto desde mi nariz como desde mi garganta, terminando de alzar un poco el mentón mientras veía la justificación de Sasha respecto a que me quedaban sus pantaloncillos, cubriéndome la boca con el dorso de la mano. Recibí con delicadeza su prenda y, inevitablemente, reflejé una sonrisa amplia y hasta podía decirse que con sorna al contraste de ella, también alcé una ceja por sobre la otra; como sí aún siguiera incrédula de hasta el más simple detalle que significara su presencia. Vamos, ¿la rara era yo o los otros? Porque sentía que en cualquier momento una de mis compañeras de cuarto, del internado, gritaba o ponía música a todo volumen para despertarme de una buena vez. —Gracias —respondí con sencillez, esta vez brindándole una expresión más serena y agradecida, claro, sin perder la sonrisa. Me tomé el tiempo necesario para cambiarme en el baño, sin prisas a pesar de que una pequeña molestia me mandaba el pensamiento de no retrasar a la chica con sus cosas, pero bueno; no me iba a andar estresando con pequeñeces. Cuando volví, manos aún en el cárdigan que no planeaba sacarme, le brindé una sonrisa algo más risueña a ojos cerrdos, pero seguía siendo tranquila; como indicándole que sí iba a ir con ella, acoplándome a su caminar. Contenido oculto Gigi Blanche ;www; En dos tiempos me sacaste a la Margarita Soft, la niña de Nekita y la tuya hacen magia. Y bueno, supongo que los próximos post los hacemos en el Patio Frontal uwu
Luego del incidente con Margarita todo siguió su curso normal. Me fui al trabajo, cumplí el turno, regresé a casa y ayudé a papá con la cena. Corté un par de zanahorias y pepinillos en rodajas, salteé la cebolla, luego comimos juntos. Eran realmente los mejores momentos que tenía en mi día a día, vernos contentos pese a todo, a los niños bromeando o molestándose y a papá preguntándome cómo me había ido en la escuela. Eran mi cable a tierra. Seguía sin noticias de Daute, sin embargo, y la situación ya comenzaba a comerme demasiado la cabeza. Me estaba acercando peligrosamente al límite que me aflojaba los cables y me obligaba a reaccionar como un animal silvestre, sacudiéndome de las cuerdas hasta quitármelas de encima. Arrugué el ceño al notar el sobre que tenía en mi casillero. Lo inspeccioné al derecho y al revés, deslicé las yemas sobre la mariposa metalizada y luego saqué la tarjeta. Vaya, una... ¿fiesta era? Qué cosa más críptica, venga, pero si lo pensaba... Bueno, ¿no sería una buena idea? Para despejar la cabeza, divertirme y toda la mierda. No me vendría mal. Agité el sobre con cierta frecuencia, generando un poco de viento que me revolvió los mechones más cortos de cabello, y repasé los casilleros con la vista. ¿Quién habría dejado esas invitaciones y de dónde salía el plan? Era tan misterioso que no podía evitar interesarme al respecto. Contenido oculto Como que le tomé el gustillo a rolear con la niña así que si alguien quiere aventarle a alguien, bienvenido es <3
Mar Nieves Había que ver, haber hecho llorar a Lily con mis tonterías, maldita desgraciada. Pero no había demasiado que hacerle, ¿verdad? Mierda, podía pasar muchas cosas por alto, pero mi escasa familia era lo único que en verdad influía en mí. Lily, su hermano y ahora mi nueva, paro antes desconocida tía. Kate y Jenny también, las cuidaba como sí fueran mis putas hijas, ¿no? Por eso terminé con un tajo casi en las tripas. Y ahora esa lista de caras y nombres que no se me podían hacer indiferentes aumentó, ¿cuáles eran sus nombres, descripciones? -Kou, el japonés desagradable, el que me prestó el cuaderno. -La enana Kobayashi, que hasta el momento solo me ha tenido paciencia y tratado bonito. -Anna White, lo más cercano a una amiga, pero aún me siento capaz de hace una estupidez para que se aleje. -Altan, solo por que me agrada. Por descarte, la tortolita con la que se sonríen como tontos enamorados, o qué sé yo, no tengo derecho a juzgar eso; la cosa es su su sonrisa se me pegó en la zona oscura de la mente. -Sasha Pierce, muy presente y ya clasificada, será difícil cambiar de opinión con ella: "No molestar" Una sonrisa cínica, no muy extensa, amplió la extensión de mis labios, socarrona. Mientras, caminaba hacia los casilleros, cruzando el patio frontal a un paso constante, pero sin llegar a trotar. Negué con la cabeza ante la estúpida idea y posible realidad que me cruzó la mente: Por cualquiera de esos tres pondría mis manos al fuego, más que al fuego, me tiraría a cualquier océano o pileta a sacarlos de sus jodidos problemas sí lo precensiaba. Más aún sí tenían que ver con golpear y matar. Porque odio a cualquier tipo de asesino. A cualquiera. Ignoro a Sasha como quién no se ha dado cuenta de su presencia, cambio mi calzado y empiezo a buscar a Altan con la mirada... Nada. —Hey, Pierce, toma —solté monócorde, y aún así pecaba de prepotente; observándola desde lejos, mentón alzado y mirada juzgadora, porque así era, una puta competidora. Que tomara la bolsa azulada con sus pantaloncillos, para poder mancharme de una buena vez. Dios, los nervios. Solo espero que el dúo de panquequitos que le hizo y empaquetó Lily sean disculpa suficiente. Obvio, no le diría que estaban ahí, que ella se esforsara por entender el mensaje, porque... En el fondo era más de acciones, ¿no? Con la boca mentía demasiado: Sin promesas, sin halagos, sin honestidad. Porque mentirosa compulsiva sí que podía ser. Diablos, otra patología más a mi lista de estupideces.
Ayame Sabaku Ayame indagó en su casillero esperando encontrar las libretas adecuadas para su maratónica labor de pasar apuntes, todo parecía estar en orden hasta que de la nada. —¿Uh? ¿Mascarada?—Dijo suma sorpresa, en sus manos reposaba una especie de tarjeta digna de una especie de película del siglo XIX, a su parecer la academia no perdía tiempo a la hora tomarse la libertad de organizar eventos tan pintorescos. Olfateo el sobre por si existiese el detalle de alguna fragancia extraña. Nada raro salvo el símbolo de mariposa que el mismo sobre exhibía. —jo pero si no llego temprano a la clase ¿Como puedo aspirar a entrar a una fiesta?—Ayame guardo el sobre y tomo lo necesario para ir directo a su aula correspondiente. Misato Aoyama Mientras escuchaba los cuchicheos incesantes de su amiga la azabache encontró un extraño sobre, lo observó intrigada ¿Que era aquel símbolo de mariposa? No tardó mucho tiempo en dar con la respuesta. —Si, veo que Sakura tiene unos muy particulares eventos, en mi vida he conocido fiestas de esta temática, solo he estado rodeada de eventos tradicionales. No sabía si estaría en dicha celebración pero si Ayame mostraba interés, era su deber vigilar a su mejor amiga y evitar que hiciera de las suyas. —Y me has dejado atrás...—Misato negó cuando Ayame iba casi corriendo al salón de clases— Recemos por qué no te pillen corriendo—dijo para seguir el rastro de la pelirroja hiperactiva. Oreki Tojo El tiempo apremiaba para muchos pero Oreki se lo tomaba con cierta calma. —Perfecto si dejo esto aquí no...—en medio del espacioso del casillero Oreki vio un extraño sobre con un símbolo de mariposa y en su interior, una invitación a un evento de gala. Oreki sonrió al saber que muy pronto aquella academia tendría una partícular celebracion lo que demostraba ser un lugar muy interesante. —Bien...veo que iniciamos con algo super para variar, supongo que servirán algún tipo de platillo exótico. Guardo el sobre en su bolsillo, pensando en aquel nombre; Triángulo del Dragón...Oreki río al ver como todo mantenía un aire misterioso, era una mascarada después de todo y el principal misterio sería reconocer rostros de compañeros nuevos. >>Luego veremos qué ocurre por ahora clase 2-1 allá ¡Voy!
Contenido oculto ¿Era la invitación a rolear con Sasha para mí? Not really. ¿Voy a rolear con Sasha either way cuz im so fucking gay for her? Obviously. El resto del día se sucedió con normalidad, a decir verdad. Volví a casa sin más después de despedirme de Maze y, venga, lo cierto es que fue un jodido alivio estar algo más animada y haberle podido contar lo de la mascarada y todo eso con la energía de siempre a mi abuela. Al fin y al cabo, lo que más me había jodido de todo había sido tenerla a ella preocupada por culpa de mi estupidez; una preocupación que no se merecía. Por demás, estaba terriblemente cansada así que me quedé en la cama viendo series lo que quedaba de día y bastante parte de la noche también. Aparecí por la Academia con energía más que renovadas y al abrir el casillero para cambiarme los zapatos y demás, casi me sorprendí igual que el resto al ver ahí el sobre. Lo cogí con una ligera sonrisa curiosa, sin llegar a relacionarlo con nuestro propio delirio hasta que lo abrí y vi la fecha y todo eso. Eh~ Pero mira que se lo habían currado, oye. ¿Y las mariposas esas? ¿Al final el niñato nos había robado el spotlight de la situación o qué? Que desagradecido~ Bah, no es que me importase mientras hubiese una buena fiesta de por medio. De todas formas, no dejaba de ser el cumpleaños de Kat y nosotros sabíamos de quién había sido la idea, huh. Aun con el papel en la mano me giré y, vaya, yo no tenía culpa de que el cabello de Sasha fuese tan llamativo que acabase resaltando siempre con tanta facilidad. Me acerqué a ella con una sonrisa, prácticamente ignorando que no estaba del todo sola, con la invitación al lado de mi rostro entre dos dedos. —¡Sashie! Dijiste que querías salir de fiesta conmigo, ¿verdad? Pues... here! Te invito a esta, ¿qué te parece? You coming, right? ¡Tiene buena pinta! En algún momento cogí su mano entre la mía libre y la moví de arriba abajo, casi como un reclamo infantil o algo así. En eso estaba, de hecho, cuando al fin me percaté de la presencia de otra chica que parecía estar esperando algo de la pelirroja o qué sé yo. >>¡Ah! No te había visto, linda. Sorry~ —no lo sentía, en realidad—. ¡Pues a ti también te invito a la fiesta! I'm generous today! Anyways... —volví a centrar la vista en Sasha y le solté la mano solo para pasar a señalarla con un dedo acusador—. ¡Decidido! Si no vienes, ¡me robaré a Mason para siempre! Así que piénsalo bien, su vida depende de ti. ¡Bueno! Os dejo then. See ya~ Y así como si nada, tras soltar aquel tropel de palabras, me di la vuelta y me alejé del par. ¿A dónde iba exactamente? Pues ni idea, un poco por ahí a ver si podía saltarle a otra persona encima, porque qué pereza me daba ir ya a la clase. Contenido oculto JAJAJ estaba haciendo el post justo cuando publicaste Morita y ya quería publicar así que bueno, perdonen su chatoic ass (????
Mar Nieves La llegada de la segunda me desconcertó, en verdad que me alteró de una manera poco prevista... Pues eso era lo que me enervía, el poco control y predicción en más situaciones. Mi cara de desconcierto y, por qué no, cierto pánico debía ser digna de un poema. Me alejé un paso solo por mero reflejo, alzando un poco el brazo para cubrir mi torso a distancia; una posición defensiva mientras mi respiración estaba cortada y mis ojos acompañados de un ceño cada vez más fruncido, que no le sacaban la vista de encima a la "forastera" Mi corazón iba putamente rápido también, así que supuse que mi cara estaría roja como un tomate. ¿Vergüenza? No, más bien nerviosismo, la ira estaba, pero era más un arroyo sinuoso vinculado al desconcierto: Acción y reacción, ya lo había dicho, vivía en modo supervivencia. Le sostuve la mirada con una solemnidad y seriedad raras, volviendo a una pose más normal paulatinamente; sosteniendo ahora la bolsa con ambas manos, dejando mis brazos caer como lianas. Había que ver, aún con la tornería y todo asentí con estoicismo a sus palabras, sin quitarme la careta de seriedad absoluta, sin siquiera procesar que aquel comentario era más bien una forma de tapar el error por ignorarme, pues lo más probable es que fuera realmente irrelevante para ella. Solté un suspiro pesado mientras seguía intercambiando la chica comentarios con Sasha, cerré los ojos y toda la cosa, cabizbaja. Joder, ni empezaba el día y ya me sentía derrotada. La seguí con la vista de manera calma, ambivalente, y luego volví a posar mis ojos sobre los de Sasha con la misma velocidad; lenta. —¿Amiga? —pregunté respecto a la rubia. Cerré los ojos de nuevo para acariciar los cabellos de la coleta que llevaba, de manera suave y delicada con mi mano derecha. Luego volví a mirar a Sasha de reojo, sin alzar de todo la vista—. Bueno, no importa, toma. Y alcé otra vez mi mano izquierda, la que tenía la bolsa. Que puta vergüenza.
Debía admitir que el resto del día había acabado siendo un poco aburrido, después de todo. Kashya y yo volvimos a casa y como no tenía ningún otro plan más interesante, me dediqué a adelantar trabajo de las clases y estudiar un poco. Pensé en mandarle un mensaje a Anna para ver como estaba pero quizás sería mejor no molestarla, ¡y no quería ser agobiante! Con suerte la vería al día siguiente y ya. Y el día siguiente llegó con la normalidad de siempre, dirigiendo mis pasos hasta la Academia junto a la albina mientras le iba contando cualquier cosa y ella me escuchaba sin más. ¡Eh! Aunque aquella mañana me acabó contando algunas cosas interesantes, sobre la chica que conoció ayer durante las pruebas y también quienes faltaron a las mismas, porque ella siempre se fijaba en ese tipo de cosas. Llegamos temprano como siempre y me dispuse a sacar los zapatos de los casilleros para el cambio cuando algo extraño llamó mi atención. Cogí el sobre con la curiosidad extendida por todo mi rostro y, después de lee lo que había en su interior, una chispa de pura emoción en mis ojos. Levanté la mirada solo para encontrar a Kashya con el mismo sobre entre sus manos, claramente no tan ilusionada como yo, pero sabía que tenía que estar un poco sorprendida por igual. —¡Mira esto! —exclamé, acercándome a ella con el papel entre las manos—. ¿Una mascarada? ¡Eso es una subida muy grande de nivel de lo de la azotea! ¿Será también cosa de Katrina y los demás? —aquello lo dije más para mí misma que otra cosa, dándole la vuelta al sobre para volver a mirarlo con una mueca—. Aunque no les pega mucho eso de poner una mariposa, ¿no crees? Ah, quizás le pregunte después~ Pues sí que había cambiado la cosa, por cierto, de pasar a darme miedo acercarme a Katrina a querer hacerlo incluso para preguntarle una estupidez. ¡Eso tenía que significar que estaba madurando o algo así! No recibí una respuesta directa de Kashya y lo cierto es que seguía demasiado sorprendida por la noticia como para darle importancia, así que volví hacia mi casillero para hacer el cambio por fin y guardé la invitación en mi maletín. ¡Claro que quería ir! Aunque iba a tener un pequeño problema con la vestimenta y eso, ¿huh? Un evento de gala iba a requerir un vestido más formal o algo así, ¿no? Ugh, qué problema. >>Ah, Ka-chan, ¿me haces un favor? Paré a la chica en cuanto se acercó, dispuesta a entrar al pasillo y dirigirse al aula. Le extendí un papel escrito que traía preparado de casa, con una sonrisa. >>¿Puedes colgar esto en el tablón de anuncios? Yo voy a quedarme un rato a ver si veo a Shio o a Anna, quiero saber cómo están. Gracias~