Ensanchó apenas su sonrisa al recibir la respuesta de la chica y luego de un simple "igualmente" se dedicó a escuchar a Daute, sin ánimos de interrumpir su tren de pensamiento algo inestable. ¿Anna? Bueno, ahora que lo decía... concentrarse en el club podría hacerle bien. Despejar los demonios de su cabeza. Quizá. Valía la pena el intento. —En el receso la buscamos, ¿qué te parece? —sugirió, amable—. De paso la arrastramos a las pruebas. Soltó una risa suave y luego arrugó el ceño, al saberse imposibilitado de aclarar las dudas de Asteria. —Ah, lo siento, Bel-san, llevo aquí un par de días nada más. Bueno, Hanson-kun lo mismo. —Echó un vistazo alrededor, pero en verdad aún no había trabado amistad con nadie allí—. Deberíamos consultarle a alguien más. Se había pasado de largo la 3-1, sin tener nada muy claro en mente. Recorrió el pasillo con las manos en los bolsillos y la atención dispersa. Echó un vistazo en la 3-2, identificó al alemán pero, al parecer, no había rastros de Vólkov. Luego, la 3-3. Se detuvo apenas, una sonrisa danzó en sus labios y se metió sin más. Igual aún no llegaba ningún profesor. —Morning, Kitty Kat —canturreó, desplomándose en el asiento delante de ella de costado, y le arrebató un cuaderno de apuntes del pupitre para hojearlo distraído; era meticulosa la jodida, organizada y detallista—. ¿No sientes que hace, digamos, una eternidad de la última vez que hablamos? Ah, sí. Ella tenía que servir.
—Eso suena bien, igual quiero presentarle a alguien, seguro le agradará. Se distrajo, en cuanto los vio juntos cruzar la puerta, dorigiéndole una mirada burlona a Katrina, mientras movía las cejas de arriba a abajo un par de veces, sintiendo los pasos de Aarón cerca al tomar asiento a su lado. Con la punta del pie tocó el tobillo de Yume, de una forma suave sin apartarlo mientras le susurraba, aprovechando que Bel torcía los ojos de nuevo hacia el cuaderno. —¿Qué hacías con Katrina? —paladeó el nombre femenino con disfrute por la r intermedia—. Fresco, no le diré a nadie —susurró entonces, con una pequeña risa nasal sin esperar realmente una respuesta, entrecerrado los ojos al mover nuevamente su pie en el tobillo ajeno.
No habían ni pasado cinco minutos cuando, para su gracia, otra de las cabezas de Cerbero apareció en la 3-3. Lo observó cuando se sentó y no hizo nada cuando tomó el cuaderno, para verlo sin ver. Echó la espalda hacia atrás, recostándose, cruzó una pierna sobre la otra y le dedicó una sonrisa casi burlona. —Morning, british boy —respondió y por el resto de sus palabras ya se estaba oliendo que la necesitaba para algo—. No gastemos saliva innecesaria, guapo, mejor suelta de una vez qué haces aquí. No tenía ni puta idea de que Joey había estado ausente, ni siquiera se había molestado en preguntarle a Alisha por qué mierda la había llamado el viernes en la noche, pero en todo caso incluso de haber tenido los detalles no le habría interesado lo suficiente para hacer algo o siquiera preguntar qué le había pasado. Era parte de Cerbero a fin de cuentas. Por eso había terminado por besar a Yume. Cualquier cosa altruista o cálida era trabajo de tontas como Usagi-chan. Contenido oculto Yo: qué nice developear a Kat tan pronto Also me: bitch u wish *sips flames of hell* Woah cuándo fue la última vez que roleé con el niño? I kinda miss him y no me di cuenta hasta ahora (?
Su sonrisa se estiró hacia un costado, el que Katrina podía ver de él, mientras Joey seguía revisando el cuaderno. Venga, esas notas eran una maravilla, podría robárselas para estudiar y seguro levantaría bastante el promedio. —¿Eh? ¿No puedo pasar a saludar? —soltó al aire, en tono suave—. Katty-chan, a veces eres tan fría~ Acabó por cerrar el cuaderno de un movimiento seco y lo dejó caer sobre el pupitre. Clavó el codo en la mesa y la miró, recostando el rostro en el dorso de su mano. Repasó el resto del aula por mera inercia antes de volver a Katrina, una sonrisilla danzaba en sus labios pero transmitía, si se quiere, un aura menos enérgica o estúpida de lo usual. —¿Qué tal? ¿Al final te comiste a tu pastelito de la fiesta? Ese que él se había comido primero.
Contuvo el impulso de soltar una carcajada ahí a mitad de la clase y solo mantuvo sus ojos dispares clavados en él. —¿Desde cuándo saludamos aquí? —Empezó a balancear al piedra luego de que Joey soltara el cuaderno de nuevo—. Imagino ya intuirás la respuesta, no debes ser tan tonto como pareces~ ¿O le tengo mucha fe a tu neurona todavía? Abrió el cuaderno que él había dejado caer en una página cualquiera y tomó un lápiz para luego empezar a garabatear en la hoja.
Terminó ladeando su cabeza con ligereza cuando sintió aquella forma de de Daute de llamar su atención, dirigiendo su mirada casi al intente para verlo y escuchar lo que tenía que decirle y en sí, sentía que la pregunta ya era demasiado adecuada. Después de todo... No había terminado caminando hacia la clase como había hecho el viernes pero, ¿siquiera podía comentarlo? Era claro que no se comparaba con lo que Daute había hecho el viernes y Katrina terminó comentando pero, seguía considerándolo algo medianamente personal. —¿Hm? Oh, espera... —se giro un poco para alcanzar la botella de té caliente que había dejado en el suelo y se la enseñó bastante tranquilo —, el viernes cuando te esperé termine dándole el té que había comprado así que insistió en que ella tenía que darme uno de vuelta. Quizás más adelante terminaría diciéndolo o incluso Katrina misma terminaría revelandolo pero por ahora, terminaría actuando como un japonés común y corriente.
Se quedó curioso mirando la botella de té caliente, como si no fuese muy común para él beber aquellas bebidas japonesas por el poco tiempo que llevaba viviendo en Japón. Prefería los jugos de fruta fresca que pedía su madre por internet para mantener abastecida la cocina de su casa. —Y yo que creía que habían hecho algo extraño para llegar juntos —jugueteó travieso dando un vistazo superficial hacia Akaisa. Ahora sentía ganas de que le regalase algo a él. Podía ser tan infantil. —Estarán inaugurando un parque acuático no muy lejos de mi casa. Vamos este fin de semana —se relamió los labios—, hay toboganes, algodones de azúcar, y hasta globos rojos por doquier. Porque si, el tono rojo no podía faltar para despertar interés. —Y muchas chicas —deslizo la yema de los dedos por la cadena de plata—, llevamos a Katrina con nosotros. Lo codeó ligeramente.
—¿Extraño? —No sabía si podía considerar si aquello había sido extraño para el mundo en general, para él sí definitivamente. No tenía mucho de conocer a Katrina y en sí decidió que era una idea mucho mejor simplemente dejar todo eso sin una respuesta, tomarlo como un suceso dado por la casualidad —, como... Lo tuyo el... Sabes que, no, prefiero dejar ese tema en ese día. Todavía seguía sintiendo que había traspasado la privacidad de ambos con sólo haber escuchado el comentario de Katrina. —Daute... No creo que sea buena idea que vaya —Jamás había visitado un parque acuático pero, aunque la idea le pareciera interesante solo por probar, no quería tener que arriesgarse a que algún adulto en cuestión terminara abordandolo con preguntas —, pero quizás a Katrina le interese, podrías preguntarle.
<<como... Lo tuyo el... Sabes que, no, prefiero dejar ese tema en ese día.>> Alzó las cejas levemente, sin embargo se mordió la lengua. No quería hacerlo sentir abrumado apenas iniciando el día, ya luego le molestaría estando a solas para reírse un rato. Deslizó sus orbes avellana por los chocolates de él ante la respuesta sobre el parque de diversiones. No, Aaron tenía que ir con él. —Tengo algunos planes para nosotros —le sonrió con suavidad. Los moretones debieron haberse disuelto con la tina llena de hielo el sábado en su casa... en caso de tener nuevos. —Relájate, yo me encargo de todo —miró entonces el celular, buscando fotos en internet del parque que estaba a pocos días de apertura—, mira, son gigantes —las pupilas le brillaron tenuemente— si te sientes más cómodo, podemos ir solos. Ya sabes, salida de chicos. Contenido oculto
—¿Planes? En si ya es un plan ir a ese lugar, ¿no? —Por alguna razón siempre le daba la impresión que cuando Daute hablaba a él le faltaban piezas para formar una imagen completa de lo que él quería decir en realidad. ¿Era porque era denso como había dicho Katrina? Si lo pensaba bien, sonaba bastante probable. Dejó de mirarlo cuando le enseñó la foto en cuestión, sorprendiendolo incluso en el proceso, realmente era enorme, de película si quisiera ponerlo de esa forma. Se mantuvo en silencio unos cuantos segundos, si era el fin de semana... Si continuaba poniendose hielos para acelerar todo, quizás aquellos tonos amarillentos terminaran desapareciendo de su cuerpo y podría lucir como antes del problema. Por otro lado... ¿Dejarlo encargarse de todo no era demasiado? ¿Cuánto costaban las entradas? ¿Cómo iban a ir hasta allá? Ya había comprobado que tenían dinero cuando fue a su casa pero, tampoco es que pudiera pedir dinero extra a sus padres para pagarse algo, aunque la forma en que lo administraba si lo dejaba con cierto dinero para gastar. Ugh, lo sentía mas complicado de lo que debía ser. —No, realmente está bien, no será incomodo —le devolvió una sonrisa tenue, quizás en un intento de que viera que estaba todo bien después de todo ese silencio para analizar todo —, pero... Daute, ¿no suena muy caro para ti solo?
Claro que era un plan, uno de tantos que fabricaba su cabeza con el paso del tiempo, al igual como hacía con Sasha: Cine, helado, comida, piscina, parque de diversiones; lo que surgiera, ajustándose al tiempo ajeno solo por lograr pasar tiempo. Centró su atención en la expresión de Aaron en cuanto miraba la fotografía que le estaba enseñando. Sí, bastante grande en realidad. Será divertido, sin duda alguna. Dejó el móvil sobre la superficie de madera y recostó el mentón en el dorso de la mano, sin dejar de mirarlo. ¿Caro? Se echó a reír pegándole un golpecito en el hombro, curveándose un poco más en el asiento mientras le mostraba los dientes blancos. —Pido el auto prestado, las entradas por internet y comemos algo allá —le hizo un listado de lo que tenía en su cabeza desde que escuchó de la apertura del parque, dejando de lado el dinero como si fuese lo de menos—, eso no es nada Aaron. Porque si estuviesen en vacaciones, los planes serían aún más exagerados a nivel monetario. —Entonces, paso a recogerte el sábado a las nueve de la mañana —pactó como un trato—, o puedes llegar a mi casa el sábado a esa hora, y salimos juntos de ahí —dejó la propuesta al aire, para que él tomara la decisión de si lo recogía en su casa, o éste llegaba a la suya.
No tuvo más opción que suspirar cuando sintió de nuevo aquel golpecito en su hombro, claro que se imaginaba una respuesta como esa pero aun así no se arrepentía de preguntar, después de todo, lo que menos quería era sentir que estaba provocando muchos gastos que pudieran ser evitados aunque eso implicara modificar un poco sus planes. —Parece que lo llevas planeando desde hace tiempo...—comentó imitando su gesto al apoyar su mentón en su mano para estar algo más cómodo —, pero si dices que no es nada te creeré y prefiero ir yo a tu casa, ahorrarte gasolina es lo mínimo que puedo hacer aunque digas que no es nada, ¿te parece bien eso? Ya se como llegar, de igual forma.
Pero bueno, a él siempre le había gustado saludar. ¿Qué importaba si era familia, amigos o un polvo? Saludar siempre estaba a la orden del día, era tan importante como dar las gracias y pedir por favor. —El saludo a nadie se le niega, linda. —Mantenía ese tono casi cantarino, como de broma, aunque en verdad lo decía en serio—. Podré ser un capullo pero tengo modales. Su atención entonces se fue de lleno a los garabatos que Katrina comenzó a trazar sobre una hoja en blanco, aún con el rostro prácticamente derretido sobre su mano. De allí advirtió la condición de sus dedos. Podía notar los pellejos enrojecidos, las uñas al ras, alguna que otra herida más o menos reciente. Soltó una risa liviana por la nariz al oír lo de la neurona funcional. ¿Tanto te divierte tratarme de imbécil, Katty-chan? No tienes idea de nada. —¿Tengo cara de Gran Hermano? —comentó en voz baja, no hacía falta elevar el tono para que lo escuchara; ambos estaban volcados sobre el mismo cuaderno, después de todo—. Estuve fuera, le perdí un poco el rastro a todo durante el fin de semana, pero bien por ti~ Espero que le hayas tenido algo de compasión, al menos, pobre pastelito.
Soltó una risa nasal porque escuchar a uno de su calaña hablando de modales ciertamente le hacía gracia, pero bueno tampoco iba a ponerse a debatir nada con nadie así que siguió sus garabatos mientras se limitaba a escucharlo. Además aunque no dejaba de sonar como el idiota que era, había algo diferente, ¿no? Si algo compartía con Eris Tolvaj era su capacidad para leer a las personas. Tampoco iba a juzgar nada, porque ella misma no estaba actuando como lo habría hecho la semana pasada. Sus dedos cambiaron de dirección, arrastrando el lápiz consigo y con líneas toscas empezó a trazar un rostro. Se encogió de hombros ante lo de tener pinta de Gran Hermano, posiblemente no él, pero otros en ese hueco infernal que era el Sakura sí que tenían un complejo de tal. —Toda la compasión que se le puede tener a un corderito que aparece caminando en el cubil de los lobos~ No comentó que su desaparición el fin de semana explicaba la llamada de Alisha el viernes en la noche, porque ella no era suicida como Sonnen como para soltarle a Wickham en toda la cara que no había atendido al llamado de la rubia cuando la había buscado. Siguió con el dibujo, hasta que más o menos empezó a tener algo de sentido. El inglés era lo que tenía justo al frente, así que por inercia había intentado trazar su silueta a pesar de tenerlo tan cerca. Todo fuese por tener las manos ocupadas en otra cosa, con tal de evitar seguir con la onicofagia de mierda. En determinado punto separó la vista del papel unos segundos, para clavarla en los pozos oscuros del chico. Espejos. —Ya que seguimos dando vueltas en lugar de ir al punto. Joey, ¿te gustan los animales? —preguntó para luego continuar con su boceto. ¿Lo había llamado Joey antes? No tenía ni idea, encima esa era la primera pregunta más o menos decente que le hacía. Contenido oculto Aventarme el post con Doomed de bmth de fondo no fue buena idea (?
Asintió suavemente con la cabeza, a fin de cuentas había conseguido que su primer amigo ahí dentro aceptara la invitación luego de persuadirlo un poco. Buscó entonces en el bolsillo del pantalón una perla de caramelo mentolada, comiéndola para continuar hablando. —Hoy puedo acompañarte al club que querías entrar —comentó risueño, recordando que atajó con llevarlo a su casa, interrumpiendo lo que Yume tenía quizá, planeado con anterioridad en su cabeza—, pero por otra parte. ¿Qué tal tu domingo? Pff, yo traté de entender la tarea de matemáticas y terminé más confundido de lo que empecé —pasó la yema de los dedos de su mano libre por su negro cabello húmedo—, ¿eres bueno en matemáticas, Aaron? Le pediría a Sasha ayuda, pero mantenía tan ocupada que el poco tiempo libre quería que la pasaran haciendo cualquier otra cosa, que escucharla regañándolo por distraerse con todo a su alrededor.
Apenas y soltó una risa nasal al oír lo del cordero metiéndose en la boca del lobo. Era, cuanto menos, una definición de lo más acertada para Emily. Él lo había probado de primera mano, allí, en la 3-1. La muy ingenua le había permitido vía libre a un cabrón alcoholizado para hacer lo que quisiera. ¿Acaso no tenía la menor idea de cuán mal podría haber resultado aquello? No acotó al respecto, se había distraído buscándole una forma a los trazos que Katrina arrojaba de aquí para allá. Era increíble, ¿eh? Debía tener un mapa mental sobre la hoja o algo así, unas guías para él invisibles. Como si pudiera predecirse a sí misma con un lápiz en mano. Bueno, él siempre había sido de madera en lo que artes refiere, así que admiraba bastante esa clase de talento. Una sonrisa navegó sus labios al distinguir un rostro, puede que masculino, y alzó la mirada por inercia al sentir los ojos de Katrina sobre él. Era bonita, ¿verdad? Esa heterocromía. De lo más curiosa. ¿Que si le gustaban los animales? Asintió, un poco más risueño, y metió la mano en la cartuchera de Akaisa para extraer una regla y ponerse a juguetear con ella, distraído, aunque no le perdiera rastro al dibujo entre ambos. —Claro. Todos los recuerdos lo alcanzaron sin permiso, tanto los alegres como los deplorables. Las tardes corriendo a las gallinas, la de huevos que se les rompieron por hacer el tonto antes de llegar a la cocina, los postres a patadas cuando ya no sabían qué hacer con ellos. Las largas cabalgatas hasta bordear el atardecer, cepillar a los caballos, susurrarle a su yegua en extraña confidencia que se había robado unos caramelos en la escuela. La border collie, Sandy, que habían tenido hasta que un coche la mató mientras los esperaba volver del pueblo. Era, después de todo, un muchachito de campo. —He tenido de todo. Gallinas, perros, gatos, caballos, vacas, conejos, y como no nos bastaba el zoológico entero, nos montamos una pecera en el cuarto. —Se llevó una mano a la nuca, recostándose allí, y soltó una risa baja—. Pero prefiero los perros, como seguramente esperarías de mí. Tú le vas a los gatos, ¿o me equivoco, Kitty Kat?
—¿Al de esgrima? —Ni siquiera recordaba que ese era uno de los días en los que se juntaban, tendría entonces que encontrar una segunda persona ese día, el líder del club y aquel chico de rostro familiar —, mientras no te aburra... a fin y al cabo, ni siquiera se cómo es ese deporte en sí, aunque quizás eso te divierte un poco. —Ver como se desenvolvía y los posibles fallos podrían entretener, ¿no? O tan siquiera eso le parecía a él. —Estuve desempacando la mayoría del día, pero adelanté un poco lo de matemáticas, siento que no soy muy bueno explicando pero, mientras no me distraiga mucho puedo hacer las cosas —Y allí, realmente desempacar había mantenido su cabeza ocupada de los deberes en general, de igual forma, aprovechando que tenia sus cosas fuera, le tendió su libreta —, puedes ver lo que hice si eso te sirve.
¿Aburrirse? No, él no se aburría con nada, a todo podía encontrarle chiste, travesura, mofa. Lo vio entonces extender la librete luego de hablarle sobre su domingo. Hace muchísimo tiempo que no recordaba lo que era el acomodar los objetos luego de una mudanza. La última vez fue cuando era un niño y vivía con su madre en un apartamento por allá en Latinoamérica, de resto, su padre le prohibía rotundamente el "ensuciarse las manos" —¿Qué haces para no distraerte? —el interés genuino se coló en su voz, deslizando sus pupilas por las operaciones numéricas, terminando sin darse cuenta con la vista nuevamente en Aaron. Se había distraído, de nuevo. Chasqueó la lengua, volviendo al cuaderno. —No me gustan las ecuaciones —arrugó la nariz.
Lo mismo que había pensado cuando Aaron entró a la sala de arte hace unos minutos apareció en su mente al escuchar la respuesta de Joey y quizás lo supo desde el primer momento, pero se negó a aceptarlo, porque se negaba a aceptar muchas cosas de las otras personas en general, ya no solo de los hombres. El inglés podía ser idiota o al menos jugar el papel como todo un maestro, aunque al menos idiota par la escuela sí era y eso le constaba, además de un mujeriego de cuidado pero como tal... No era malo ni peligroso, al menos en tanto se mantuviera tranquilo. O melancólico, vete a saber. Se permitió una sonrisa más o menos genuina al escuchar el resto, la lista del zoológico, mientras seguía tratando de darle forma al boceto. Alzó la vista unos segundos hacia él de nuevo, como reacción a la pregunta de los gatos, y asintió con la cabeza. No lo sabía ninguno de los dos, pero ese comportamiento bastante más sosegado o incluso ensimismado si se quería, era un atisbo de la personalidad que iba a desarrollar por ahí de sus veinte. —Ya debes imaginar por qué, ¿no? Los perros tienden a ser ruidosos... No me gusta el ruido, a pesar de todo. —Aunque viva metida en un mundo que aplasta todo bajo contaminación acústica, aunque en la cabeza no tenga más que ira ruidosa. Detuvo el movimiento de su mano entonces pero no separó la vista del cuaderno y lo siguiente lo dijo en un susurro, para que solo él, que prácticamente tenía frente a la cara, la escuchara—. Hay un gato de unos dos meses en la sala de arte, inglés, me lo encontré de camino. Planeo llevármelo al final del día, pero si por alguna razón en casa me mandaran a tomar por culo y no me quedara más que traerlo aquí de nuevo, ¿podrías echarle un ojo de vez en cuando? Ya otra persona dijo que hoy me va ayudar con eso, pero bueno, tener un par de manos extra no viene mal. Ya que le había soltado todo eso una parte de sí, por alguna razón, quiso preguntar. Por primera vez en años, quiso preguntar. ¿Te pasó algo? Pero lo había visto en las ciénagas que tenía por ojos. Si algo había ocurrido, Joey Wickham se lo llevaría a la tumba antes que decirlo. No eran diferentes después de todo.
Dejó salir aire de su nariz pensando en una respuesta que sonara lo suficientemente completa o coherente para decir, porque en realidad no era algo que hubiera pensado con exactitud, pero quizás era porque en realidad no había tenido amistades en realidad, sí había tenido grupos de estudio en casa de algunos de ellos pero, todo siempre terminaba en lo que hacían en el gimnasio y nada más. No había platicas como esas. —Supongo que... dejo de prestar atención a todo lo que pasa a mi alrededor, también ayuda que este completamente solo, así realmente no tengo otra opción que hacer la tarea —Se permitió reir un poco cuando lo escuchó quejarse de las matematicas, ¿a quien le gustaban en realidad? Eran realmente lo más tedioso que pudiera existir a su parecer, junto con historia, quizás —. Yo creo que a nadie, pero se tienen que lidiar con ellas.