Harry Potter Hoy si amo a tu gato [Actividad "Día de Halloween"]

Tema en 'Fanfics sobre TV, Cine y Comics' iniciado por InunoTaisho, 22 Octubre 2020.

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    InunoTaisho

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    Título:
    Hoy si amo a tu gato [Actividad "Día de Halloween"]
    Clasificación:
    Para adolescentes. 13 años y mayores
    Género:
    Amistad
    Total de capítulos:
    1
     
    Palabras:
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    Hoy si amo a tu gato (Día de Halloween).



    Nota: Por la actividad “Día de Halloween”, organizada por mi Manita ManaWYsalm, les presento este breve corto siguiendo las normas detalladas por los dados: explorando en una casa encontramos una araña… ¡qué susto! Ciertamente los conocedores del fandom de Harry Potter sabemos a la perfección quién le teme a las arañas, el asunto solo fue plantear un hecho mejor visto en el libro pero tomado muy a la ligera en la tercera película. Espero les guste el escrito y me dejen por lo menos un comentario.

    Disclaimer: Y recuerden que nadie, al menos yo no, pretende hacerse rico con los derechos de autor de JK Rowling and socios, únicamente inventé la situación para divertirnos. Sin más que agregar sean felices.



    ─ ¡Scabbers, ven acá, regresa!... ¡Scabbers!... ─Ron Weasley llamaba a voces a su mascota asustadiza, una pequeña rata gris que había heredado hace años de uno de sus hermanos, la cual había brincado de sus manos con desesperación para dirigirse a toda prisa con rumbo al Sauce Boxeador en un intento de ocultarse de su depredador más cercano.


    ─ ¡Ron, tienes que dar la vuelta y no ir hacia ese árbol que es muy peligroso! ─Harry Potter, su mejor amigo y quien le acompañaba en su travesía, iba tras él, seguido muy de cerca por Hermione Granger, su compañera y mejor amiga de ambos.


    ─ ¡Ron, por favor, escúchanos!… ¡Ron!... ─ella también le llamaba con algo de impotencia en la voz, intentando convencerlo de que se detuviera.


    ─ ¡Ni de coña!... ─eso hizo que el pelirrojo interrumpiera su marcha de súbito (y sus amigos casi se van de boca sobre él al tener que frenar con rapidez), volteando a verla con el enfado reflejado en sus azules ojos─. ¡Esa maldita bestia quiere cenarse a Scabbers y a ti parece no importarte! ─añadió mientras señalaba con un dedo acusador al gato que la muchacha llevaba en brazos, el cual pugnaba por liberarse de su prisión para ir tras su presa. Ciertamente era un gato muy particular y de aspecto deforme, y en un segundo le lanzó al joven una breve mirada con ojos maliciosos.


    ─ Ron, en serio, Crookshanks solo quiere… ─respondió la chica con voz levemente chillona sin atreverse realmente a negar los cargos tratando de ocultar al gato, al parecer un poco nerviosa de que él le hablara en ese tono tan duro y cortante.


    ─ ¡No me importa! ─bufó el chico y bruscamente se dio la vuelta para reiniciar su carrera antes de perder de vista a su pobre ratita─. ¡Scabbers!... ¡Vamos, Scabbers, regresa aquí!... ─llamándola una vez más como si el animalito pudiera entenderle.


    ─… emm… Hermione… ─Harry había decidido permanecer callado y no opinar puesto que esa interminable discusión, si el gato quería cenarse o no a la rata, era el motivo que mantenía a sus amigos distanciados entre ellos.



    En realidad ya no estaba de humor para soportar tanta carga emocional, sobre todo considerando que, a su parecer, Ron estaba en lo cierto y Hermione se estaba comportando como una necia por no querer darse cuenta de esa verdad. A fin de cuentas Crookshanks era un gato, y los gatos gustan de comer ratas como Scabbers.



    ─ Ya sé que piensas que Ron tiene la razón, Harry… ─respondió ella antes de que siquiera su amigo lo externara, limpiándose unas cuantas lágrimas con el dorso de una mano─. Pero bueno, lo único que quiero ahora es ayudarle a rescatar a Scabbers para que nos perdone a Crookshanks y a mí ─agregó, resoplando por la nariz para ocultar un sollozo.


    ─… Me parece bien… ─opinó Harry sin mencionar nada más y juntos volvieron a correr intentando alcanzar a su amigo.



    Al ser el pelirrojo más alto que ellos podía correr a grandes zancadas y estuvo a centímetros de atrapar a la ratita escurridiza, la cual de un salto se metió entre un montón de hierba para deslizarse furtivamente debajo del Sauce Boxeador hasta adentrarse en un hueco cercano a las raíces. Casualmente el árbol parecía sumido en un profundo letargo pues no se movió ni un milímetro, cuando generalmente “atacaba” a todo ser vivo que se le acercaba lanzándole fuertes ramalazos como si quisiera machacarlo a golpes. Sin detenerse siquiera a pensar cómo saldría después de ahí Ron Weasley siguió el camino de la rata, perdiéndose de la vista de sus amigos en el preciso instante en que el árbol “despertó” cobrando vida nuevamente, empezando con su rutina de “estiramientos salvajes”.



    ─ ¿Y ahora qué? ─masculló Harry abriendo y cerrando los ojos con gesto de incredulidad al tiempo que frenaba su carrera una vez más. Eso sí que era un problema mayúsculo.


    ─ Tenemos que ir detrás de Ron… no podemos dejarlo solo allá adentro… ─dijo Hermione deteniéndose a su lado, soltando un suspiro de desencanto porque también sabía que no sería nada fácil esquivar los golpes del árbol.


    ─ La gran pregunta aquí es cómo vamos a alcanzarle sin que el Sauce Boxeador nos mate primero… ─replicó el de verdes ojos con gesto pensativo─. ¿Y cómo diablos hizo para pasar tan fácilmente? ─agregó posteriormente a modo de reclamo.


    ─… mmm… eso sí que es raro… ─comentó la chica volviendo a suspirar. Fue entonces que su gato, aprovechándose de ese leve segundo de distracción, hizo un giro inesperado torciéndose sobre sí mismo, consiguiendo al fin soltarse de su agarre; y se lanzó con rapidez felina hacia el agujero por donde la rata y el pelirrojo habían desaparecido─… ¡Crookshanks, vuelve acá! ─le llamó ella con voz afligida.



    Ni tardo ni perezoso Crookshanks consiguió emular la gran hazaña de sus antecesores pasando debajo del árbol sin ningún problema, dejando a su dueña y al amigo de ésta con la duda dibujada en sus rostros.



    ─ Genial, simplemente genial… ─murmuró Harry sin saber si sentirse mejor o peor por la situación. Indudablemente Ron y el gato intentarían asesinarse mutuamente con tal de atrapar primero que el otro a Scabbers.


    ─ Esto es terrible… ─mencionó Hermione por su parte aguantando las ganas de llorar. Sacando valor del fondo de su ser al tomar su varita, recomponiendo el gesto por uno más serio y decidida a lo que fuera con tal de pasar, se aproximó al árbol con paso firme.


    ─… Hermione… ¿sabes lo que estás haciendo? ─le preguntó su amigo sin animarse a seguirla.


    ─ ¡Petrificus totalus! ─la muchacha le ignoró por completo y dirigió el hechizo paralizante alzando la voz.



    Durante unos segundos el árbol pareció detenerse al ralentizar sus movimientos, lo que hizo que Harry se replanteara el no haber pensado antes en eso mientras miraba a su amiga, la cual había aprovechado el momento para acercase con confianza hacia donde se encontraba el hueco, con ojos de admiración… sí, definitivamente por algo es que Hermione es la mejor. Sin embargo el efecto del encantamiento no duró casi nada pues, en menos de medio minuto, el Sauce Boxeador empezó a recuperarse y le lanzó a la castaña un ramalazo que pudo haber sido mortal. Afortunadamente el de oscuros cabellos percibió el desplazamiento a tiempo y pudo abalanzarse sobre ella para arrojarse pecho en tierra y evitar el golpe por muy poco.



    ─ ¡¡Hermoine, debemos alejarnos o el Sauce Boxeador va a matarnos!! ─le dijo con voz de urgencia ya que el árbol continuaba acelerando el ritmo de sus golpes.


    ─ ¡Pero Harry, tenemos que ir por Ron! ─replicó la muchacha con leve agitación, soltando un pequeño grito al cubrirse con las manos en cuanto otra rama pasó muy cerca de sus cabezas.


    ─ ¡¡Por acá no podremos pasar!! ─se explicó el aludido y, haciendo un esfuerzo para moverse, consiguió arrastrarla con él para ponerse a cubierto.


    ─ ¡Oh Ron! ─la pobre Hermione se echó a llorar desconsolada en cuanto estuvieron a unos metros de distancia, y a Harry no se le ocurrió nada mejor para consolarla que darle una palmaditas en la espalda.


    ─ Tienes que tranquilizarte, Hermione, que no se resuelve nada con llorar… ─le dijo, evitando mostrar su abatimiento.



    Mientras tanto, en el interior de la cueva…



    ─ Demonios, esto está más sucio que el ático de mi casa… se ve que nadie ha vivido aquí por años ─masculló Ron tras haber encendido la punta de su varita utilizando el encantamiento “Lumus”, observando para todos lados en busca de algún indicio que le llevara a Scabbers.



    El valor que había mostrado al meterse en el agujero siguiendo a la rata se había desvanecido de a poco y ahora se sentía levemente arrepentido por no haber escuchado a sus amigos con atención; en primer lugar porque tenía que andar casi a gatas, lo cual le era muy incómodo dada su estatura, y en segundo lugar porque en el lugar había nada más y nada menos que telarañas en abundancia, un signo indicativo que tarde o temprano podría toparse con uno de esos asquerosos y horrendos seres que le traían muy malos recuerdos de su lejana infancia y del ciclo escolar anterior. Tragando un poco de saliva decidió alejar esos pensamientos de su mente y continuar con su camino, puesto que no podía ni debía dar marcha atrás.



    ─ ¡Scabbers!, ¿puedes oírme?... ¡Vamos, Scabbers, soy sólo yo… ven aquí! ─continuó llamando a la ratita tratando de controlar el temblor de su voz. Prontamente llegó al final del pasadizo y pudo ponerse en pie, recorriendo con la mirada el área a donde había arribado─. Vaya, supongo que tengo que buscar a esa rata tonta después de todo… ─se dijo a sí mismo soltando un bufido de frustración.



    Sin nada más que hacer trató de facilitarse la tarea al emplear el encantamiento convocador, en un intento por atraer a la pequeña rata a sus manos.



    ─ ¡Accio Scabbers! ─gritó un poco avergonzado realizando el movimiento de varita con toda la delicadeza de la que fue capaz. Pero, obviamente, los resultados no fueron los deseados─. Realmente me sorprendería si hubiera funcionado porque eso significaría que soy más listo que Hermione… y la verdad no quiero ser más listo que Hermione… ─murmuró levemente socarrón burlándose de su fracaso, mirando detenidamente la palma de su mano por un segundo. Prontamente decidió empezar a recorrer el lugar manteniendo la varita encendida con el encantamiento “Lumus”─. Pues ni hablar, iré a revisar la cocina por si hubiera algo que Scabbers pudiera comerse… de hecho, si yo fuera una rata, lo más seguro es que buscaría algo de comer después de haber huido de casa ─y encaminó sus pasos hacia el sitio que consideró habría servido como cocina en el pasado, sin percatarse que unos ojos amarillos vigilaban sus movimientos desde la oscuridad.



    Tras un par de minutos sin animarse a mover nada, sopesando sus posibilidades, Ron Weasley se regañó a sí mismo dándose unas cuantas cachetadas en las mejillas por su falta de decisión.



    ─ No seas cobarde, Ron Weasley, y salva la vida de Scabbers… después de todo es tu mascota aunque sea una inútil.



    Remangándose las mangas de la chaqueta que traía puesta, con el rostro serio y dejando la varita a un lado, consideró empezar revisar algunas cajas situadas sobre una especie de mesa de patas levemente torcidas, tosiendo ante la magnitud de la nubecilla de polvo que se levantó con sólo soplar un poco.



    ─ ¡Iugh!... ojalá le hubiera prestado atención al hechizo que utiliza mamá cuando sacude la sala… ─dijo tapándose la nariz mientras hacía movimientos con la mano libre para dispersar el polvo. En breves segundo vio salir algo de una caja que le hizo estremecerse y dar un paso atrás, soltando una exclamación de horror─. ¡Argh, qué asco, arañas!... Bueno, creo que mejor voy a revisar arriba… ─así que, pensándolo mejor no era probable que su ratita cobarde se hubiera escondido allí, por lo que prácticamente huyó del lugar subiendo las escaleras de dos en dos sin mucho cuidado.



    Al llegar al hall soltó un pequeño suspiro de alivio y volvió a mirar a su alrededor en busca de la rata. En realidad no estaba tan oscuro dado que, entre las rendijas de ventanas cerradas con tablas de madera para impedir que fueran abiertas, se colaba un poco de la radiación solar de la tarde que le permitía tener un panorama más amplio de visión, así que sin más guardó cuidadosamente su varita en el interior de su chaqueta para evitar perderla.



    ─ En serio, si mamá viera este cuchitril consideraría que mi habitación no es realmente una pocilga… ─mencionó un tanto frustrado, recordando las llamadas de atención de su madre por no mantener limpia su recámara como a ella le gustaba─. ¡Scabbers, ya no juegues a la escondidas y sal de donde quiera que estés! ─por lo que volvió a llamar a la rata elevando un poco su voz, la cual rebotó en un eco como de medio minuto de duración─. Diantres, mi voz no se oye nada bien con esos gallos… menos mal que Hermione aún no me ha escuchado así o seguramente se burlaría porque me oigo como un tonto ─agregó a continuación, soltando un nuevo suspiro bajo de fastidio ya que la llegada de la pubertad estaba haciendo de las suyas en los momentos más inesperados.



    Otra cosa era que, en realidad, lo único que le molestaba de su amiga es que no aceptara el hecho de que su bestia gatuna, la de ella, quisiera comerse al pobre y viejo Scabbers, al cual obviamente le debía una disculpa; de ahí en fuera no la odiaba e inclusive se sentía mal de no hablarle como antes, pero vamos, tampoco podía hacer como si nada pasara cuando su pobre rata, la de él, estaba sufriendo acoso y persecución. Ante todo la rata tenía sus derechos de antigüedad y debían ser respetados por el gato, faltaba más. En ese momento tuvo la impresión de ver una pequeña sombra escabullirse al interior de una de las habitaciones, por lo que se encaminó despacio hacia ese lugar intentando no hacer mucho ruido.



    ─… Scabbers, soy yo, soy Ron, tu dueño… anda, sal de ahí… ─dijo en voz muy baja en cuanto entró en la recámara, y está vez no le importó ensuciarse el pantalón ni las manos colocándose a gatas para asomarse debajo de la cama─… vamos, Scabbers, ven, que ese feo gato no está aquí y nadie te hará daño.



    Aguzando la vista para distinguir algo metió el brazo derecho con más valor del que en realidad sentía, esperando agarrar por fin al escurridizo animalito. Grande fue su sobresalto al sentir algo peludo de ocho patas rozando su mano, por lo que, instintivamente, se echó para atrás hasta topar con pared.



    ─… ¡Una araña… horrible araña… peluda y… asquerosa…! ─dijo con voz temblorosa en tanto su semblante palidecía más de la cuenta, y está vez ya no pudo poner pies en polvorosa de lo asustado que estaba.



    La araña en realidad no era tan grande, de hecho era una pequeña tarántula del tamaño de su mano, pero la aracnofobia que aquejaba a Ron Weasley desde que era un niño le hacía ver a todas las arañas como si se trataran de monstruos enormes que de un momento a otro podrían comérselo vivo. El arácnido ser se estiró perezosamente y salió de su escondite moviéndose con sumo cuidado, como si observara detenidamente a su “agresor” para planear una estrategia de ataque efectiva. Al borde del desmayo Ron hizo lo único que podía hacer a esa hora: encogerse más sobre sí mismo con cada paso que daba la araña hacia él, esperando que la muerte fuera rápida y sin dolor; e incluso se dio tiempo de levantar una minúscula plegaria pidiendo la ayuda del cielo y deseando haberse despedido de sus amigos como se debía. Súbitamente algo entró intempestivamente por la puerta arrojándose con velocidad sobre la araña, atrapándola con una de sus garras: era algo peludo de color naranja que se le hizo vagamente familiar.



    ─ ¿¡Crookshanks!? ─se preguntó entre asustado y aliviado hablando en un hilo de voz.



    El gato de su amiga tuvo una breve batalla con la tarántula ya que esos arácnidos suelen ser bastante rápidos también, por lo que no pudo comérselo como hubiera querido; sin embargo la dejó lo suficientemente lastimada que sin duda alguna moriría pronto en algún rincón de la casa a pesar de haber escapado. Prontamente el felino volvió cerca de Ron maullando amablemente, deteniéndose lo suficientemente cerca como para permitirle moverse.



    ─ Caramba, Crookshanks, eso sí es tener valor… Realmente me salvaste ─dijo el muchacho estirándose con cuidado para colocarse en una postura más cómoda, aproximándose a él para darle las gracias por medio de una caricia sincera en la cabeza. Eso hizo que el gato ronroneara de contento y se acercará más para frotarse en su cuerpo a manera de pedir un apapacho más prolongado─. Ahora puedo entender porque Hermione dice que eres adorable… ─a lo que el pelirrojo respondió acariciándole las orejas y la cara─… aunque no eres tan adorable si me dejas la ropa llena de pelo… basta ya… ─claro que, al no está tan acostumbrado a dar esa clase de apapachos, decidió marcar el límite al alejarlo con algo de brusquedad poniéndose de pie, con lo que consiguió que el animalito le mirara con reproche─. No te enojes, Crookshanks, es mejor irnos de aquí ya que no quiero ver otra araña en mi vida ─agregó a modo de explicación como si la mascota pudiera entenderle, encaminando sus pasos de regreso a las escaleras para bajar.



    En poco tiempo recorrieron el túnel de acceso a la Casa de los Gritos y, en cuanto Crookshanks tocó un punto específico situado en el tronco del Sauce Boxeador, pudieron salir del agujero sin ninguna lesión. Grande fue el asombro de Harry y Hermione en cuanto los vieron aparecer.



    ─ ¡Ron, estás vivo! ─la castaña fue la primera en levantarse de un salto y presurosa corrió a alcanzarles, sonriendo con timidez─. ¡Oh, Crookshanks, me tenías muy preocupada! ─añadió antes de llegar a su lado.


    ─ Bueno, gracias a que Crookshanks estuvo allí pude salir vivo ─dijo el chico bastante aliviado de ver a sus amigos, dedicándoles a ambos una sonrisa apenada en cuanto Harry llegó también. Por cierto que el moreno sostenía algo entre sus manos.


    ─ Mira, Ron, Scabbers debe haber dado la vuelta en cuanto percibió que Crookshanks entraba al túnel, y fue una suerte el que Hermione y yo no nos hubiéramos ido ─le dijo, entregándole con cuidado a la pequeña y temblorosa ratita. El gato bufó en ese momento con ganas de abalanzarse nuevamente sobre ella, por lo que Ron tuvo que apretar un poco el puño para evitar que escapara una vez más.


    ─ Ni se te ocurra hacerle nada a Scabbers, Crookshanks, o tendré que castigarte… y lo digo en serio ─afortunadamente Hermione sí que intervino en esta ocasión agarrando a su mascota y hablándole con severidad al tiempo que lo sacudía un poco, consiguiendo que el felino maullara en tono arrepentido─. Así me gusta ─añadió un poco más cariñosa dándole un abrazo.


    ─ Es bueno ver que todo se ha arreglado… ─suspiró Harry con alivio ante la acción de su amiga.


    ─ ¿Por qué no vamos a cenar ya? Seguramente ha de haber chocolate caliente para acompañar los bombones ─dijo Ron a su vez mostrándose igualmente reanimado, guardando a su mascota con delicadeza en el bolsillo de su chaqueta.


    ─ Eso suena delicioso ─le concedió la chica sonriendo más grandemente.



    Así, con el problema solucionado, los tres se dirigieron con rumbo al castillo mientras Ron les platicaba su extraordinaria aventura.



    Epílogo, varios años después.



    ─ Ron, por favor, es sólo una pequeña araña… no es como si fuera a comerte… ─le dijo Hermione a Ron en cuanto éste se escondió detrás de ella después de mover una caja─. ¿Eres un auror de élite y todavía no superas tu miedo a las arañas?



    Se encontraban haciendo el aseo de la casa que ahora habitarían como matrimonio tras casarse un par de días atrás, y como él no era muy diestro en hechizos hogareños de limpieza prefería realizar ciertas cosas a mano limpia como todo hombre que se respete. Sin embargo su miedo a las arañas continuaba atormentándole cada que veía una, lo que lo llevaba a refugiarse como niño asustadizo en cualquier rincón.



    ─ Una araña es… una araña… ─respondió con voz temblorosa, tomándola por los hombros y agachándose hasta quedar a su altura, consiguiendo que el gesto de su amada esposa se torciera un poco entre el fastidio y las ganas de burlarse abiertamente de su cobardía.


    ─ Crookshanks, mi pequeño, ven a comerte esa araña mala que espanta al gallina de papá Ron… ─así que, prontamente ella habló con voz dulce llamando a su querida mascota



    Ni tardo ni perezoso el gato hizo su aparición y se zampó al arácnido de un bocado, lanzándole a Ron una mirada de reproche por su inutilidad.



    ─ Gracias, Crookshanks, te compraré la mejor comida para gatos la próxima vez que vayamos al súper de los muggles… ─sin embargo él ignoró eso dedicándole al gato una sonrisa de alivio al asomarse tras el hombro de Hermione.


    ─ En serio, Ron, deberías practicar el hechizo que te enseñó Harry para eliminar a las arañas o Crookshanks va a terminar engordando con todo lo que come ─fue el reproche de ella tras separarse de él para voltear a verle, mirándole también con desaprobación.


    ─ Bueno, Hermione, Crookshanks es mi héroe, y voy a darle todos los premios que se merezca así después tenga que ponerlo a dieta ─contestó el pelirrojo encogiéndose un poco de hombros, estirándose después cuan largo es─. Por cierto, ¿a qué hora vamos a comer? ─preguntó a continuación al tiempo que su estómago soltaba un gruñido.


    ─… en cuanto terminemos de acomodar esas cajas… ─respondió ella poniendo los ojos en blanco, para inmediatamente soltar una risita─. Eres todo un caso ─dijo alegremente.


    ─ Pero así me quieres, ¿o no? ─indicó él con simpleza volviendo a trabajar.











    Nota: Bueno, esto pudo parecer algo muy trivial sobre Ron Weasley, sin embargo quise dar la visión de que, al final, terminó tolerando a Crookshanks ya que éste se encargaba de mantener limpia la casa de arañas…. ¿o ustedes que creen?

    Espero les haya gustado ya que las actividades son para mantener el espíritu del foro y deleitarnos con todo. Hasta la próxima.
     
    • Adorable Adorable x 1
  2.  
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    Como es costumbre, se aprecian tus participaciones en actividades (aunque no sea yo quien las organiza) porque se puede ver mejor cómo es tu ingenio a la hora de abordar ciertos retos condicionados (es lo que también creo que se espera de mí como participante).
    Y vengo yo otra vez con mis evocaciones/referencias/y tal: lo del sauce boxeador me recordó gratamente al árbol de la segunda película (La Cámara Secreta) que destrozó el auto volador usado para no llegar tarde a la apertura del nuevo ciclo escolar. Esa misma escena con la rata me pareció que la vi en otra película, donde se revelaba que el mentado roedor era en sí una persona que fue convertida en tal por no sé qué propósito (ya me dirás tú en qué entrega se produjo esto y quién era el individuo en cuestión).
    Finalmente, la fidelidad de la forma de ser de cada personaje, la narración y la redacción han quedado prolijísimas.
    Aunque... bueno, hay algo más...:
    ¡¿Los gatos realmente son capaces de comer arañas?!
    Y pues, un saludo.
    ;)!
     
    Última edición: 26 Octubre 2020
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  3.  
    InunoTaisho

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    Como siempre me siento honrada de recibir sus comentarios, Mayor Diccnero, son todo un aliciente para continuar escribiendo locuras... ☺☺☺

    Vamos a contestar algunas dudas, empezando con que, como bien lo aprecias ─y tomando muy en cuenta la última publicación de Manita como moderadora del foro─, esto puede ser entendido por quienes sólo vieron las películas sin haber leído los libros porque, de hecho, en las adaptaciones cinematográficas hay cosas que no pueden pasarse por alto aunque sean tocadas de manera superficial, y el caso del gato de Hermione fue uno de esos ya que en el libro su participación fue más relevante.


    Ciertamente el Sauce Boxeador es el árbol que casi mata a Harry y Ron cuando se estrellaron contra él en el auto volador tras no haber podido abordar el Expreso de Hogwarts; aquí en el tercer libro y en la tercera película se descubre porqué está plantado donde lo plantaron, y claro que es impresionante.

    Ese roedor era un animago, Peter Pettigrew ─que llegó a transformarse en rata gracias a la ayuda de sus amigos, a pesar de ser ilegal dado que para ello se requiere tener un permiso así como la profesora McGonagall─, quien fuera amigo de los papás de Harry y los traicionó delatándolos con Voldemort, pasando doce años transformado en rata (vivendo con la familia Weasley) para permanecer oculto ya que lo dieron por muerto, esperando el regreso del Señor Tenebroso en busca de recibir una recompensa. Su final fue algo chocante pero creo que bien merecido por lo que hizo.

    Bueno, no sé si las coman pero estoy seguro que, al menos, jugarían con ellas hasta matarlas... ☺.
    De hecho en el libro se menciona que Crookshanks atrapó una araña y se la comió delante de Ron mientras lo miraba retadoramente, ganándose las alabanzas de Hermione por su "gran hazaña". Al término del ciclo escolar, después de perder a "su mascota" (porque Pettigrew escapó), Ron le pidió al gato que le diera el visto bueno a una pequeña lechuza a la cual habían encontrado, aceptando su veredicto al quedarse con el animalito como nueva mascota.

    Nos leemos en otra ocasión, muchas gracias por tu tiempo.
     
    Última edición: 25 Octubre 2020
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  1. Fénix Kazeblade
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