Escuchar una voz que ya reconocía lo hizo despegar la vista de su celular casi al instante, bajándolo para prácticamente guardarlo y saludarla con un movimiento de cabeza y bueno, dejar escapar una pequeña risa ante el comentario. Quizás tenía razón, pero no se sentía con mucho derecho de ir preguntando a sus nuevos conocidos para acompañarlos a algún destino, sentía más natural las "peticiones" como su situación actual. —Si terminamos llegando juntos supongo que no sería tan interesante, ¿no? —Se alzó de hombros restandole algo de importancia, luego le extendió la botella de té fria hacia ella, la coordinación había sido demasiada adecuada a su parecer —, y tampoco habría factores sorpresa, ¿quieres té?
Soltó una risa suave ante la respuesta del muchacho y se encogió de hombros. Por otro lado, ¿qué hacía allí? En la mañana le había parecido escuchar algo de Daute, de que fuese a su casa así que debía estarlo esperando, aunque... ¿No era algo mal educado eso de decirle a alguien de ir a tu casa y dejarlo esperando? Aunque bueno, qué sabía ella de eso, pocas veces llegaba gente a su casa por invitación suya y la noche anterior la que se había aparecido era Shiori, solo para soltar un discurso de moral y cruzarle la cara de una bofetada. Al recordar el asunto podía sentir todavía el escozor del golpe y en realidad le dolía un poco, lo suficiente para pasar desapercibido casi todo el día. Cuando el chico estiró la mano para ofrecerle la botella miró el té, luego a él y al té de nuevo. Estaba genuinamente contrariada y sus ojos dispares no pudieron disimularlo del todo. Ella era el gato arisco y Daute y Aaron habían sido los idiotas que le estiraron la mano, el segundo seguía ofreciéndole su comida y su bebida así como si nada, aunque fuese para quitársela de encima cuando ya no la quería. ¿Qué... Qué se supone que pasa contigo? ¿No te das cuenta? ¿No te interesa? Aquí no hay nada. No tengo más que ira dentro. No tengo amigos y no quiero hacerlos tampoco. Trastabilló como en la azotea, dudó un instante antes de tomar la botella que él le alcanzó y darle un trago. Pretendió buscar respuestas en sus ojos oscuros unos segundos, antes de posar la mirada en algún punto tras él y beber un poco más. Tenía sed pero no lo había notado hasta el momento en que bebió, era como ignorar el hambre hasta que la olvidas. —Gracias —dijo con voz suave. Por algún motivo volvió a sentir la mejilla arder y palpitar ligeramente, a lo que se llevó la botella al rostro justo como había hecho él antes de que apareciera. Mimiko Honda y Shiori Kurosawa, las dos la habían abofeteado en un rango de tiempo ridículo—. Esperas a Daute, ¿no? ¿Se irán caminando? ¿Qué mierda hago preguntándole cosas a un hombre? Despegó la botella de su rostro y la extendió hacia él de regreso. Contenido oculto A Mao la arrastro al dojo uwu ♥
Su mano se mantuvo totalmente quieta, confiando en que en efecto Katrina tomaría aquella botella en algún punto como lo hizo en la azotea, asumía que si no había traído su almuerzo, algo de beber tampoco estaría en la lista y por eso su aparición le resultó bastante adecuada con aquella reciente compra. Su gesto se mantuvo bastante tranquilo hasta que notó ese gesto que lo hizo fruncir ligeramente el ceño, él era más que obvio al realmente ni siquiera tener herramientas para camuflar su estado así que, bien podía haber pasado algo reciente o no que aparentemente seguía molestándola un poco. Luego el hecho de que le devolviera la botella lo hizo reír un poco de nuevo, había esperado que se la quedara —Dicen que el primer trago es el mejor de todos, no se que tan cierto sea eso... —Abrió de nuevo la botella para dar un trago y cuando la cerró, dio un paso paso para estar algo más cerca y poder colocar la base de la botella en aquella área donde Katrina la había colocado antes —. Pudiste habértela quedado, pero puedo sostenerla mientras tanto. No le importaba mucho que digamos hacerlo. —Se supone que vendrá un carro por nosotros, pero cuando Daute aparezca lo comprobaré. ¿Tu ya vas de salida?
Se permitió una risa genuina ante el comentario del chico. —Creo que eso se refiere solo al alcohol, no sé qué tanto aplique al té frío. —Cuando lo vio cortar distancia estuvo por retroceder al darse cuenta de lo que iba a hacer, pero en su lugar se quedó estática. Volvió a buscar respuestas en su mirada aunque ciertamente no sabía cuál era en realidad la pregunta que estaba formulando de forma tácita, pero quizás lo peor del asunto era que los tonos del atardecer lanzaban reflejos anaranjados aquí y allá, y Aaron seguía fusionándose con una figura que no solo no estaba allí, sino que tampoco estaba en, bueno, el mundo de los vivos para empezar. Solo quedaba su sombra, su copia de carbón, allí en el segundo piso de la Academia. Aún así era una experta para hacer la vista gorda, así que tomó la botella de nuevo para que no tuviera que sostenerla él, como si las ideas no siguieran enredándosele en la cabeza. —No creí que quedármela fuese una opción —admitió antes de atender a su pregunta—. Sí, pensaba irme caminando, aprovechando que la tarde está soleada y eso, pero no me importa acompañarte hasta que Daute saque el culo de dónde sea que se haya metido.
—Había una probabilidad de que aplicara a todas.—Llevó sus manos a los bolsillos cuando sintió que le quitaba la botella, de nuevo no era lo que esperaba pero no se iba a quejar, mientras eso se mantuviera frío tan siquiera iba a ayudarla un poco en lo que sea que hubiera pasado, luego volvió a apoyarse en aquel vidrio al retroceder un paso y estar algo más cómodo mientras conversaban. Lo sentía demasiado ameno. —Ese era el factor sorpresa del encuentro —bromeó o tan siquiera lo intentó, mostrando una pequeña sonrisa, esa era una mejor explicación que la realidad o así le parecía tan siquiera —. Quizás su emoción compense donde quiera que esté —Algo perezoso volvió a despegarse de la pared de vidrio y así, imitó aquel gesto (todavía dudoso) de Daute de darle un suave golpe en el hombro —, o tan siquiera eso me indica que estaba emocionado. Cosas de extranjeros, suponía. —De igual forma, gracias por la compañía —Dejó de hablar un momento como para recapitular cosas, buscar algún tema de conversación—, ¿qué tal te fue en el club de arte?
Katrina Akaisa Lo vio hacer en silencio, escuchando sus palabras y soltó una risa nasal cuando lo notó darle aquel golpe en el hombro. Si es que era hasta medio torpe. Se despegó la botella del rostro de nuevo, para tomar un poco más de té. Lo vio guardar silencio y mientras buscaba qué decir se recostó en el vidrio a su lado, sin invadir tanto su espacio como la rara del almuerzo. —Resulta que cuando llegué estaba allí el jodido que arrastró a Lena al cuartucho, también una chica de primero pero cada uno estaba en su cosa así que... ¿Supongo que todo bien? —Cerró la botella y estiró la mano con cuidado hacia Aaron, hasta posarla en su mejilla, con algo de líquido frío todavía en ella. Eso sí que era invasión de espacio, pero bueno él había hecho lo mismo así que no debía importar mucho—. Me parece que lo necesitas más que yo. Había cerrado uno de sus ojos, mirándolo de costado solamente con el gris, y habló como quien no quiere la cosa aunque no fue brusca ni nada. Había, quizás, hasta un dejo de preocupación en su voz.
En ningún momento pareció reaccionar como lo había hecho con aquella chica de largo cabello negro en la azotea, quizás porque simplemente la cercanía que había tomado ella no era la misma o quizás fuera el hecho de que no Katrina no le inspiraba desconfianza o una mala vibra que lo hiciera estar tan atento a mantener más distancias. Lo siguiente en si lo sorprendió y estaba casi seguro que se había notado en su mirada. Así que si al final de todo, se lo había topado. —Entonces se ha desquitado con un lienzo después de todo lo que armó —suspiró, pudiendo haber hecho eso en el primer lugar y ahorrarle todo aquello a Lena —, pero supongo que si no hizo más daños todo si esta bien...—Por un momento se tensó cuando de pronto vio aquel gesto, pero apenas tocó su mejilla, se relajó, cerrando sus ojos un momento al sentir lo frio y luego, como ella, lo terminó sosteniendo por su cuenta aun manteniendo sus ojos cerrados hasta que decidió hablar. —Quizás más de una, pero sirve por el momento...
Se encogió de hombros ante el comentario sobre Gotho. —La verdad no entiendo una mierda de lo que pasó y como tampoco sé quién se llevó al cabrón antes, no puedo hacer mucho por averiguarlo aunque supongo deberé conformarme con saber, no sé, ¿que podré vigilarlo en algún lado? ¿Que ya encontró el club y dejará de arrastrar chicas a putos cuartos de limpieza? —Suspiró después de eso y se permitió la sombra de una sonrisa al verlo tomar la botella de nuevo, de forma que apartó su mano. Buen chico. Vaya mierda, ¿no? Había pretendido ligarse a los jodidos idiotas y ahora estaba allí, poniéndole una botella fría al otro en la cara. —Cuídate el rostro, hombre, mira que ir a echar a perder esa cara... —dijo medio en broma medio en serio. Estaba metiéndose donde no la habían llamado, a decir verdad.
—Tampoco se si debas averiguarlo cuando es muy probable que solo la cabeza de ese acosador entienda —Suspiró, y eso era lo que quizás podía frustrar más, no encontrar una explicación que pudiera parecer razonable —, pero supongo que es mejor que esté con los lienzos y en su mundo a que perturbe alguien más, eso incluye a todo el club. Y esperaba que realmente solo se mantuviera entre los lienzos y no escalara a tener un gran problema en el club de arte. Después toda aquella seriedad del tema desapareció cuando escuchó ese comentario que le hizo soltar una risa genuina, quizás de todos los comentarios que alguien pudiera tener a su nefasta situación, ese podía tomar el puesto al mejor comentario de todos —Normalmente me lo protegía con un casco, pero quien sabe, seguro con mi suerte se arruina una vez que sane, quien sabe.
Ciertamente tenía un punto, no había por qué buscarle la quinta pata al gato a las mierdas de los acosadores. No importaba, daba lo mismo, el punto era que como se atreviera a seguir en sus mierdas tendría que acudir a métodos algo más cuestionables para darle una lección o algo a desgraciado. Definitivamente prefería tenerlo calmadito en el club. Al escuchar su respuesta sobre lo de la cara ella también rio. —Dile a Daute que te regale hielo o algo, cariño. Aunque seguro te bombardea con preguntas, así que supongo habrá que conformarse con botellitas de té frío hasta que todo esté en orden, ¿no? Ella no iba a hacer preguntas. Nunca las hacía. Había que ver, estaba bajando la guardia de forma ridícula solo porque se había dado cuenta que realmente sus intenciones iniciales no iban a tener demasiado efecto en un chico como él, pero más que eso se estaba dejando llevar por la imagen que se fusionaba con Aaron. No porque pretendiera superponer a alguien sobre su silueta, ni por asomo, sino porque de alguna forma era como un recordatorio más que necesario de que no todo estaba jodido. Que había uno que otro imbécil que no era del todo un estorbo. Contenido oculto qUÉ ES ESTA SOFTNESS POR DIOOOOS Es este el futuro bestie de Kat: yEs
Alzó una de sus cejas con impresión como si Katrina hubiese leído su mente para dar con un comentario tan acertado probablemente sin esa intención, pero quizás solo era él que lo encontraba como una gran coincidencia. No quería pedir nada porque implicaría que se hicieran preguntas y con las preguntas tendría que responder cosas que no tenía la seguridad para que fueran creídas. No valía mucho la pena. —Prácticamente acertaste en todo, pero creo que tengo más hielo que botellas de té en donde me estoy quedando, prometo que me pondré hielo. —No sabía en exactitud porqué lo prometía, pero sentía correcto hacerlo, porque en sí en su frustración de todo el tema había hecho de todo menos tratar de ayudarse un poco. —...¿Te pondrás hielo también?
Despegó la espalda del vidrio mientras lo escuchaba hablar y estiró los brazos hacia el cielo, desperezándose como un gato. ¿Una promesa? Dios. Bueno, era suficiente para ella por alguna razón. Quería preguntar, una parte en el fondo de sí, de la Katrina que podía llegar a ser en realidad por aquel maldito corazón dorado heredado de Hailee Akaisa, quería preguntar. Saber si podía hacer algo, lo mínimo que fuese. Era la misma parte de sí que la hacía sentirse atraída por una chiquilla como Rachel Gardner, sin segundas intenciones realmente, era una curiosidad casi inocente. De la que terminaba matando a los gatos. Y no estaba dispuesta a dejarse arrollar por ese auto todavía. Se giró hacia él entonces, la melena corta y la falda de tablas siguieron el movimiento de su cuerpo. Era posible que en ese instante se viera como la chica pequeña y delgada que era en realidad, debajo del pelo teñido, las perforaciones y el carácter de mierda. Le dedicó una sonrisa casi condescendiente que cargaba consigo cierta resignación. —¿Yo? Qué va~ con la botella bastó. Después de todo solo fueron un par de bofetadas sin mucho tiempo de separación entre ellas, no sería la primera ni última vez que una chica me zarandea, ya debes imaginarte. —Se le había soltado la lengua y casi de inmediato la mordió, regresándola a su lugar y desviando la vista.
Por alguna razón, sentir ese cambio no le molestó en lo absoluto, creer ver una barrera imaginaria entre los dos con tan solo simples comentarios que interpretaba de alguna manera como forma de hacer que aquella pregunta suya perdiera importancia o en su defecto pasara desapercibido, tampoco le afectó. Él lo estaba haciendo en silencio, restandole importancia a lo que había sucedido, faltando a clases para que no se notara esa gravedad inicial, andando por allí como si no supiera que tenía un enmarcado de situaciones o especulaciones para los demás. Y Katrina tenía toda la razón de hacerlo a su manera y actuar con respecto a cualquiera que fueran las razones de esas bofetadas como ella considerada adecuado. Estiró su mano, la que sostenía la botella y dio un par de toquecitos en su cabeza —Pero, dolió...¿no? —Preguntó de forma tranquila, no le importaba que no fuera la primera o la última vez que eso sucediera, porque en realidad...no se lo imaginaba, no era el ser mas creativo del universo —, porque si dolió...quizás no quieras hielo, pero otro té te sirva un poco. Las razones, el tiempo, no debería importar mucho si sentiste daño. Regresó la botella para parar aquellos toquecitos y así darle otro trago a la bebida.
Cerró los ojos ante el toque de la botella en su cabeza, fue un mero reflejo, y las palabras del muchacho hicieron eco en algún lugar de su mente con insistencia. "Pero, dolió... ¿no?". Soltó una risa sardónica sin querer, realmente fue involuntaria. La bofetada de Mimiko Honda, de la jodida princesa, no había dolido una mierda, cuando la lanzó al suelo... pues un poco, pero no. No había dolor realmente allí. La que había dolido como la mierda era la de Kurosawa, cargada de ira y de resentimiento, quizás de todo lo que no se atrevió a decirle nunca desde que se perdió en el mundo de excesos. Había dolido porque se la había dado la única persona que era algo así como una amiga, quizás porque era el vivo reflejo de quien estaba en un cementerio. Realmente no sabía, pero había dolido casi tanto como la maldita indiferencia de su padre. "Las razones, el tiempo, no debería importar mucho si sentiste daño". Estás escarbando en la mierda, Aaron, y no tienes ni la mínima idea. —Supongo —respondió mientras alzaba la vista al cielo, coloreado de fuego—. A veces los golpes dejan de doler cuando sabes que te los mereces o, al contrario, podrían doler más. Rojo. El cielo estaba casi rojo como su manchón de color en el club de arte en la tarde. Pateó lo que sea que las palabras de Aaron habían traído a un lado, ignorándolo lo suficiente para hacer la vista gorda como hacía siempre o intentaba hacer, porque era realmente lo que alimentaba su ira. Estiró el brazo, señalándolo, y le lanzó una pregunta sin conexión de ninguna clase en parte buscando desviar el tema. El gesto también pareció regresarle al rostro la edad que tenía realmente, desapareciendo algo de su eterna tensión. —¡Color favorito, Yume! —espetó casi como una niña, a pesar del tono grave de su voz—. Es la única pregunta realmente importante y no acepto respuestas ambiguas o del rollo "no tengo color favorito", que lo sepas.
Solo por mera curiosidad, dirigió su vista al punto donde Katrina estaba mirando. Nunca había sido muy atento a las cosas de su alrededor que no considerara importantes, antes siendo el kendo, sus estudios, prácticamente las cosas que le sugerían sus padres adoptivos hacer y terminó siguiendo siempre para asegurar su lugar con ellos y entre la escuela y el club o competencias, solía perderse los atardeceres muy a menudo. Y era una gran pena al realmente ser bonitos. —Aun así no se debería quitarle importancia —sacó algo de aire por su nariz notando lo irónico que sonaba viniendo de él —, luego no puedes sanar. —Quizás por eso también había prometido colocarse hielo, empezar a tomar algo de importancia pero solo para poder sanar y continuar. Luego, ante la nueva pregunta, volvió a dirigir su mirada a Katrina frunciendo ligeramente el ceño al no entender por qué un color tenía que ser tan importante —No esperaba un examen mi primer día —confesó cruzándose de brazos pero bueno, Daute se había encargado de recibirlo de esa forma ya —, supongo que mi favorito es el color amarillo...es el color de ojos que suelen tener los gatos negros, incluso en la oscuridad puedes verlos. Y en el orfanato donde pasaba demasiado tiempo, recordaba aquel gato al cual alimentaba cuando tenía la oportunidad. —¿El tuyo?
¿Y quieres sanar? La pregunta hizo eco, rebotó en cada para y en cada herida, autoinfligida o no. Hacía daño porque en las noches más oscuras se lo había preguntado, cada vez que volvía a pasar a la tienda por el tinte de caja negro y rojo, cada vez que las raíces rubias, ya no tan doradas como hace años, aparecían. Cuando el tinte se lavaba y corría por el desagüe, cuando volvía a casa luego de revolcarse con quien fuese. Dolía porque no tenía idea de qué le había pasado a él, pero era una pregunta legítima. ¿Quieres sanar? ¿Quiero sanar? Se le escapó una risa al notar su reacción a la pregunta, porque vaya debía ser una estupideces para una parte importante de la gente. ¿Amarillo como los ojos de los gatos negros? Bastante específico para ser que no parecía detenerse a mirar los colores, aunque más que amarillo era ámbar, era el color de la resina natural. Cuando él le regresó la pregunta alzó la mano, apuntando hacia el cielo enrojecido. Byrne lo había dicho, ¿no? Su color. Era el rojo de la sangre oxidada. —Rojo. Rojo brillante, rojo naranja, rojo profundo, borgoña, vino tinto. — Inclinó la cabeza un poco hacia un lado, casi como un gato curioso—. No pareces del tipo de persona que se haya detenido a ver los suficientes atardeceres. Esculcó en su maletín, entre los cuadernos, hasta que sacó el papel en el que había trabajado cuando se fue al club y lo colocó frente a ella, pero de manera que él pudiera verlo. Era algo que no parecía diferenciarse demasiado bien de un atardecer y un incendio forestal, el hecho de que hubiera ramas cruzando el gradiente tampoco ayudaba a dejarlo claro, porque bueno había más rojo que cualquier otro color. —Con amarillo y rojo puedes pintar un atardecer. Sea lo que fuese que Aaron había puesto en marcha ya no podía ser detenido y era, dicho fuera de paso, muy improbable que pudiese ser replicado. Estaba dejándolo entrar a medias, como si no tuviera más remedio, pero no parecía probable que le fuese a dar el mismo lujo a otro, al menos no a otro hombre. Si Yume había logrado colarse era solo porque parecía ser lo suficientemente idiota para recordarle cosas que en buena teoría debían estar literalmente sepultadas. Contenido oculto wey que le enseñó el dibujito. I just can't Aaron gracias por tanto
Alisha Welsh No hubo ninguna clase de queja cuando sentí los labios de Eris estamparse contra los míos, a pesar de la brusquedad de su movimiento. Así era como más me gustaba, al fin y al cabo. Reí ligeramente cuando nos separamos y escuché lo que dijo, encogiéndome de hombros. Tenía razón y en ese mismo instante me importaba menos que nunca dónde pasar la noche. Me dejé llevar por la chica hasta que finalmente llegamos a los casilleros. Y fue inevitable, por supuesto, ver a Katrina junto a aquel chico, mirando el atardecer. Pero qué romántico, ¿eh~? Mientras nos alejábamos de la Academia, saqué el paquete de la falda y lo abrí delante de la castaña. Aun quedaban dos, y el mechero también estaba dentro. —Be my guest, beautiful~ Contenido oculto Que me aviente un rico relleno just because? of course (?) obvio no tienes que responder, solo de repente me apetecía hacer este post(?
Probablemente si le preguntaban sobre la gama de los colores se habría quedado completamente callado, era más de identificar los colores con cosas que hubiera sido de cerca, en su caso: el amarillo que tenían esos gatos negros, y en el caso de Katrina solo pudo imaginarse las dos primeras menciones del color rojo y solo porque era capaz de imaginarse algo "más brillante" que el color que ella llevaba en el cabello, todo lo demás se quedaba perdido y en un concepto bastante lejano. ¿Ventajas de estar interesada en el arte o su propia desventaja al no prestar demasiada atención a las cosas a su alrededor? —Cuando salía de la escuela ya no había atardecer y quizás cuando había, no estaba mirando al cielo. —Se estaba declarando culpable, pero de nuevo, era un comentario completamente acertado. Su curiosidad creció al ver cómo todo parecía desviarse a lo que pudiera sacar de su maletín, ladeando la cabeza ligeramente como si eso ayudara de alguna forma a descifrar lo que quisiera mostrarle y para cuando lo vio, lo observó bastante sorprendido y al realmente no saber si podía tomarlo, solo se acercó un poco para poder detallarlo mejor. Y sabía que hubiera sido mejor si la hubiera seguido al club para ver cómo lo realizaba. —Creo que tú si has podido contemplar muchos, ¿no? —Le dio su espacio una vez más pero seguía bastante atento a la pieza —, en caso de que me los pierda, imagino que podré verlos si los pintas —Porque no se olvidaba que prometió visitarla en su club —. Y entonces... ¿pase la prueba del color favorito? ¿Formar un atardecer como el de ahora me hizo pasar? Estaba genuinamente interesado en saber, dado que él no había pensado en qué surgía de la combinación de esos colores, saber que formaba algo como lo que pintaba el cielo en ese momento le parecía bueno y esperaba que tan siquiera, Katrina opinara lo mismo.
Notó la melena rubia de Alisha apenas estuvo al alcance de su campo de visión, sus facciones recuperaron algo de la tensión y bajó el brazo con el que sostenía el dibujo por mero reflejo. La observó pasar sin mirarla realmente, junto a... ¿Eris Tolvaj? Vaya que no perdía tiempo la gringa y de toda la gente, ir a enredarse con Tolvaj, qué gracia. Vio que la castaña aceptada el cigarrillo que le ofrecía Welsh y recordó sus propios cigarrillos en el bolsillo de la falda. Regresó la atención a Aaron al escucharlo hablar, volvió a reír y extendió el trozo de papel hacia él. Estaba fijado ya, así que no había problema si lo tocaba realmente. —Casi siempre los miro de regreso a casa, aunque sea a través de la ventana del auto. —Volvió a ladear la cabeza—. ¿Prueba? Bueno no lo era, pero de haberlo sido supongo que sí. Mera casualidad que ambos colores coincidiera en una cosa. Puedes quedártelo, el dibujo quiero decir, tengo tantos papeles y mierdas de arte en mi habitación que a veces no sé dónde ponerlas, así que felicitaciones es tu día de suerte. Soltó una risa baja, parecida al ronroneo de un gato. —Así tienes un atardecer que mirar si te pierdes otros~
Dejó su maletín en el suelo para tener mucha más comodidad de estar sosteniendo el trabajo de Katrina, prácticamente ignorando lo que sucedía en su alrededor como normalmente pasaba porque consideraba que tenía algo más interesante en su zona cercana y lo que sucedía como mínimo un par de pasos de él en los casilleros, no importaba demasiado. —¿Es tu parte favorita del día entonces? —Que prácticamente le regalara si dibujo lo sorprendió y todo de él lo mostró hasta que se agachó para colocarlo de forma cuidadosa dentro de su maletín y que no se arrugara, teniéndolo entre dos de sus libros para que hiciera presión, luego volvió a su posición anterior. —Creí que aquella importante pregunta iba a ser tu factor sorpresa pero...fue el dibujo, superaste el té por mucho y gracias. Será la primera pieza de arte que cuelgue en una pared o ponga en esos marcos que van en las mesas —También suponía que serviría para dar algo de color o personalidad al pequeño departamento donde viviría y no se sintiera tan ajeno a él—. Tendré que compensar los que perdí así que, sí, tu trabajo ayudará mucho en eso, gracias.