Arena Sangrienta Casa Risto

Tema en 'Partidas Inacabadas' iniciado por SacriDH, 5 Agosto 2020.

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    SacriDH

    SacriDH Quieres que lo haga? Está bien pero... lo romperé

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    Élvero Risto es el heredero número seis de Octavio Risto, un general del ejército que había amasado una buena fortuna. Sin embargo, cuando murió, su fortuna se dividió entre sus muchos hijos y no exactamente en partes iguales. A Élvero le había tocado una gran escuela de gladiadores, muy elegante, pero a la cual su padre le había dado poca atención. Cuando recibió la escuela había pocos gladiadores y los que estaban eran tan perezosos pues vivían de los ingresos constantes del general, que no vencerían ni a sus padres con reuma. Desde ese momento, Élvero hizo todo lo posible por sacar adelante la casa y ha sacrificado mucho para tener lo poco que tiene. Aún, muchos de los gladiadores y empleados son rebeldes pues no aceptan del todo a su nuevo dominus. El problema es que el lugar está siendo difícil de mantener ya que Casa Risto hace años que no gana ni siquiera un miserable encuentro en la arena y no vende gladiadores ni como esclavos para tareas de mantenimiento.

    El sitio era grande, una enorme fortaleza de piedra y cemento, cuadrada, con una fosa de difícil acceso alrededor. Por dentro las habitaciones parecían celdas de alguna horrible prisión nórdica. En el centro, una gran arena de entrenamiento con palcos para presenciar batallas se imponía. Tenían una cocina pequeña a un costado para que incluso los visitantes tuvieran rápido acceso a ella. Había un gran baño comunitario donde se bañaba hasta el mismo Élvero también en el primer piso. En el segundo piso estaba la forja, lo mejor de la casa pues las inversiones habían empezado a destinarse a eso ya que los gladiadores no generaban ganancias combatiendo podrían aprender a forjar y hacer armas para venderlas en el mercado.


    Estefano: Es un joven atlético, de impresionante físico y audaces movimientos. A pesar de ser bueno en el manejo de las armas y haber sido elegido por el mismísimo Octavio como entrenador, su forma de ser lo convierte en un ser despreciable. Es desalmado y castiga a los aspirantes que no sigue sus consejos.

    Omario: Es un esclavo que atendió las cocinas de Octavio por años pero decidió quedarse en Casa Risto y no seguir a su amo en los viajes para poder tener una familia. Es un cocinero excelente y prepara muy buenas bebidas. Además, como buen cantinero, se le puede solicitar mucha información siempre que le caigas bien. De piel morena y rasgos egipcios ya está un poco entrado en años pero no pierde su gran sonrisa y su físico estilizado.

    Teodosia: es una de las herreras. Hay muchos herreros en Casa Risto y nadie sabe cuál es el mejor pero ella es una adepta al martillo desde niña pues su padre trabajó en la forja cuando el padre de Élvero todavía era un niño. Es una muchacha de brazos firmes y sonrisa apagada pero amable y muy eficiente. No dudará en sacarle el mayor provecho que pueda a los materiales que le lleves.


    Hay pocos gladiadores en el lugar, la mayoría son aspirantes. También hay pocos guardias pues el presupuesto para mantenerlos no es demasiado. Es muy probable encontrar gente ajena al sitio en Casa Risto pues a veces Élvero no tiene otra opción más que rebajarse a servir de hospedaje para tipos adinerados que luego le devuelven el favor.
     
  2.  
    SacriDH

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    William Raiven


    Llegaste a Casa Risto luego de un viaje muy largo en carreta. Con lo mal que la venías pasando ya mucho no te importaba. Habías pasado de mano en mano, de arena a arena, sobreviviendo en todas pero sin nadie interesado en ti. Es posible que pensaran que comprarte, a tu edad, fuera una mala inversión.

    Sin embargo, para tu suerte, Élvero es un muchacho de edad similar a la tuya y cree que tienes mucha tela por cortar. Sin embargo, no está dispuesto a perder ni un centavo alimentándote si no demuestras que vales a todo o nada. Te han dejado en una de las celdas, solo. Estás esperando que vayan a buscarte en cualquier momento. La oscuridad no te permite ver mucho pero han puesto a tu disposición algunas armas de calidad ordinaria.

    *Una espada corta y un escudo grande
    *Dos espadas cortas
    *Lanza y escudo pequeño
    *Red y navaja
    *Hacha Enorme
    *Bastón largo


    Las revisas un poco intentando comprender. Obviamente vas a luchar. Como lo vienes haciendo, después de todo cada minuto que pasa tu mente acepta más y más que eres un esclavo y que posiblemente no te liberes de eso nunca.

    En un momento, mientras observabas las armas, la puerta del lugar se abre un poco dejándote ver a un guardia algo regordete. Te mira con mala cara y te dice que busques un arma y salgas. Fuera puedes ver la arena central de Casa Risto. Alrededor hay bastante gente formando alboroto por lo que van a presenciar. Al parecer serás el entretenimiento de ese día. No sabes contra quien te tocará luchar, sólo debes tratar de escoger algo con lo que creas que te llevarás bien. Luego, debes tratar de ver si puedes llegar andando hasta la arena, tienes bastante hambre.

    (Escoge arma y tira un dado de 20 lados)
     
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    William .

    Una vez más pase a otro rey o lo que fuese, ya se hacía costumbre, por mi edad nadie me quería o apostaba por mi pero aún así , eso no me salvó de las arduas batallas, tantas ciudades y no tuve esa suerte de encontrarme a mi familia de lejos, ya había pasado tiempo lo único que me quedaba es pensar que ya estarían muertos o el terror que me abrumaba era encontrarme a Will JR en la arena no dudaría en dar mi vida por él .
    Me encontraba nuevamente en una celda distinta , había armas a la cual tuve que elegir entre ellas mientras el sujeto de atrás no me quitaba la vista de enzima, la escudo grande era algo pesado pero no lo suficiente para mí venía con una espada corta, al intentar levantar el escudo se me nubla la vista, el hambre me estaba matando, el hacha el bastón y lanza con escudo , son objetos de mayor movilidad y no tenía esa energía para empuñar un arma así , termine recogiendo las dos espadas cortas , eh intenté salir de allí dando unos pasos lentos y sin energía .
    -Popodrias , da... Da. Darme coomid...- la voz fue disminuyendo hasta no poder hablar.
     
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    SacriDH

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    William Raiven

    Te llevas las dos espadas, esperando que con tu agilidad fuera suficiente para esquivar a tu oponente. Te metes en el centro de la arena, cansado de antemano y hambriento. A tu alrededor hay algunos espectadores. Puedes distinguir a Élvero entre ellos, parado entre los asientos de piedra, muy concentrado en la demostración. También ves algunos gladiadores o aspirantes a ellos, apoyados en las paredes observando el evento como al pasar. Estafano está en el lado opuesto a Élvero, con su espada en la cintura y rostro disgustado, de momentos agitaba su cabeza haciendo que sus cabellos rubios se revolucionaran. Además de esos, había algunos visitantes en los asientos de piedra. No eran muchos pero si parecían adinerados y expectantes a lo que iba a ocurrir.

    Pudiste ver a tu rival quien apareció frente a ti con un escudo y una espada corta. Parecía tener el mismo cansancio y porte que tu.

    —Comiencen ya —dijo Élvero sin más preámbulos.

    Tu rival avanzó con cautela. Tu avanzaste con más hambre que fuerza. Hiciste algunos pasos largos hasta él y arrojaste dos espadasos consecutivos que el sujeto pudo detener facilmente con su escudo. Ese golpe te costó mucho y tu rival se sostuvo con muy poco esfuerzo. Intentaste otra vez con dos cortes horizontales bajos. Otra vez, tu rival echándose hacia atrás pudo evitarlos. Pudiste ver que los espectadores empezaban a aburrirse.

    Entonces te tocó el turno. La espada del muchacho fue hacia ti cortando el aire en vertical y pusiste todo de ti para detenerlo con tu espada. El golpe te desestabilizó dejándote de rodillas en el suelo y una de tus armas fue despedida hacia un costado. El sujeto vuelve a cubrirse con el escudo y levanta su espada para acabar contigo.

    Con una sola espada y en total desventaja sabes que tienes que hacer algo porque lo que has dado no fue una buena impresión. La gente ya ni los observa, sólo Élvero parece seguir concentrado.

    —¡Vamos! ¿Eso es todo lo que tienes? —te alentó, visiblemente nervioso y confundido.

    Como hagas el próximo ataque puede ser la última oportunidad que tengas.

    (Dado de 20)
     
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    Me encontraba de rodillas luchando con las ganas de sobrevivir pero tampoco venía mal, tal vez sea mi hora o tal vez no, el hambre me mataba sentía como mi estómago rugía listo para comerme, aquel sujeto se acercaba con su escudo levantado , con mi espada no podría hacer nada hasta que me di cuenta el sujeto estaba sin fuerzas por los torpes pasos que hacía y el esfuerzo para sostenerse de pie estaba como yo.
    Pensé que responder con mi espada era inútil ya que su escudo lo protegía así que decidí sentarme en el suelo estirando mi pierna y golpearlo en los pies para que cayera al suelo y así intentar atacarlo con mi espada tratando de clavarlo en alguna parte de su cuerpo .
     
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    Última edición: 9 Agosto 2020
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    William Raiven

    Te sentías un poco complicado pero podías ver que tu oponente también estaba algo cansado. Decidiste probar algo inusual en una arena y esperaste a que el sujeto se acercara para darle un barrido con tu pierna. Los presentes comenzaron a intercambiar comentarios por lo que habías hecho pues había dado resultado aunque la mayoría pensaba que era un truco muy sucio.

    Tu oponente había caído al suelo y su escudo había volado por los aires. Levantaste tu espada para atacarlo pero él te frenó con sus manos. Forcejearon juntos un buen rato, esperando a que el otro se cansara porque el primero que lo hiciera estaría muerto.

    Élvero detuvo el combate y envió a un guardia perezoso a separarlos. Los presentes seguían comentando, no parecían muy preocupados por el resultado del combate, más bien pasaron de comentar tu sucia jugada a comentar lo sucias que estaba las calles del imperio y lo malas que eran las carretas en esos días.

    El guardia que te había separado te llevó a empujones fuera del lugar junto con el otro sujeto que peleaba contra ti. A ambos los llevaron hasta mesada donde Omario, el cocinero, atendía.

    —Omario, dales dos platos a estos nuevos.

    El sujeto asintió y no tardó en despacharles dos platos bastante grandes con harina de maíz hervida con leche de cabra. No era muy sabroso pero no tardaron en devorarlo y sentir que sus estómagos se llenaban.

    —Oye, fue un poco injusto lo que hiciste ahí —te habló tu oponente que ahora comía a tu lado—. Igualmente no te guardo rencor, creo que también haría lo posible por sobrevivir. Me llamo Nicolai.

    Nicolai era bastante más joven que tu y parecía haber vivido una vida dura pues a pesar de que sus facciones parecían atractivas tenía el rostro y la piel llena de cicatrices de objetos cortantes. Cuando iba a hablarte un poco más vieron pasar a Estefano, el entrenador, y al acercarse les dijo, con bastante mala cara.

    —Ustedes pedazos de basuras vayan al baño comunitario apenas terminen que los vamos a iniciar como se debe.

    Dicho eso abandonó el gran vestíbulo donde la gente todavía comentaba entre ellos y ustedes comían sentados en un banco. Nicolai estaba tieso y pálido. Sus cabellos rubios parecían haberse puesto blancos.

    —¿Q-qué significa eso? No tiene buena pinta, deberíamos preguntarle a Élvero si es eso lo que tenemos que hacer.

    Élvero parecía ocupado tratando de llevar la conversación junto con sus invitados, no sabías si era buena idea interrumpirlo por una cosa así pero la opción de ir al baño comunitario a hacer no sabes qué cosa te daba un poco de mala espina. ¿Irías allí como si nada? ¿O prefieres consultar a Élvero y hacer lo que él te diga?

    Tira un dado de 20.

    ¡Ganas la habilidad Acechar!
     
    Última edición: 13 Agosto 2020
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    William


    El duro y complicado combate acabó al fin fue la primera vez que no tuve que acabar con mi oponente, de malas ganas nos llevaron al comedor donde nos sirvieron un plato de comida a cada uno, sin notar su sabor lo devore en un instante sin notar lo que era, en mi último bocado me interrumpe el chico que parecía ya recuperar fuerzas .

    —Oye, fue un poco injusto lo que hiciste ahí — Dijo aquel sujeto mientras lo miraba de reojo sin quitar de vista lo poco que me quedaba de comida . Me costó levantar la voz para hablar cuando el volvió a hablar
    —. Igualmente no te guardo rencor, creo que también haría lo posible por sobrevivir. Me llamo Nicolai.— dijo en tono amigable .
    —Por tus cicratiz noto que debes tener experiencia, ya debes saber que en la arena no hay reglas solo queda la supervivencia no importa que tan sucio juegues si no que tan listo eres en usar cualquier objeto en un arma. En aquel momento pude haberte tirado tierra en la cara. Mi nombre es William — dije esto último en forma respetuosa y luego acabando de comer .


    —Ustedes pedazos de basuras vayan al baño comunitario apenas terminen que los vamos a iniciar como se debe— Mierda !! Pensé al escuchar decir eso al entrenador

    —¿Q-qué significa eso? No tiene buena pinta, deberíamos preguntarle a Élvero si es eso lo que tenemos que hacer— dijo asustado .
    No le respondí nada molestar a Élvero ante su gente siendo esclavo nos podrían matar o incluso no nos darían de comer por días . Lo único que quedaba era hacer caso eh ir al baño comunitario tal vez nos esperaba una paliza o al contrario balazos de agua helada pero evitarían matarnos ya que representamos somos juguetes del Rey, por más duro que sea me dirigí al baño ...
     
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    William Raiven

    Decidiste que molestar a Élvero con una queja tan superficial no era inteligente. Al contrario de lo que decidiste hacer, tu compañero abandonó el banco para dirigirse al dominus. Por tu parte, decidiste levantarte y dirigirte con valentía al baño.

    El baño comunitario era un pequeño solar de mosaico con un pozo de rocas y cemento que contenía una pequeña cantidad de agua bastante fría ya que había algunos braseros para calentarla pero no eran demasiados. De cualquier manera, el agua estaría cálida porque podías ver a varios sujetos desnudos relajando sus músculos cansados ahí. Además, como hombre que llevaba prácticamente toda su vida casado te costó bastante ver no uno sino bastantes parejas de gladiadores dándose cariño entre ellos, tocándose frenéticamente y besándose como si estuvieran a solas. Entendías el hecho de que posiblemente muchos de ellos hacía mucho que no veían a una mujer ni de cerca pero te costaba un poco procesar la imagen y lo cerca que estaban de ti.

    Estefano no te quitó la vista de encima desde que llegaste. Estaba sentado en una de las rocas, con la subligaria puesta y su torso perfectamente entrenado y sin cicatrices expuesto. Esperó a que te acercaras al pozo para hablarte.

    —Así que has venido, bien. ¿Y tu rival?

    Encogiste tus hombros dando a entender que no había ido contigo.

    —Pues bien, tendrá que venir en algún momento. Quiero dejarte claro que aquí en Casa Risto el que manda soy yo, no Élvero.

    Te sorprendió lo que había dicho Estefano. Nunca habías visto un esclavo que dijera eso.

    —A Élvero le tienes que obedecer pero yo tengo la última palabra. Él no es más que un niño mimado al cual le queda grande el peso de Casa Risto. Mira, ¿ves este cuerpo?

    El sujeto se paró con perfecto equilibrio sobre la inestable piedra mostrando un cuerpo sin nada de grasa, atlético, sin cicatrices ni manchas ni siquiera vello. La mayoría de los gladiadores que estaban ahí se veían bastante parecidos.

    —Esto no se logra luchando en la arena, allí la gente se muere. Y somos mucho más valiosos vivos, ¿sabes? Hay hombres y mujeres que pagan muchísimo por tenernos en sus camas o para su protección. No arriesgamos nuestras vidas y no maltratamos nuestro cuerpo para entretener a un montón de campesinos pobretones.

    Si bien era un esclavo, Estefano hablaba en un perfecto lenguaje de dominus.

    —Yo te daré un estricto entrenamiento que elevará a las nubes tu fuerza, carisma y resistencia. Sin embargo, deberás hacerlo rápido.

    No era la primera vez que te lo decían. Obviamente tenías mucho menos tiempo para entrenar que un joven de 15 años.

    —Si te animas, haremos un entrenamiento aquí y ahora. Si no te animas ve y espera en la arena —Estefano volvió a sentarse en la roca. Dos o tres gladiadores de físico imponente lo rodearon.

    Tenías una opción por delante. No sabías de qué trataría el entrenamiento pero que sea ahí en el baño en ese momento tan raro no te daba buena espina. Tu otra opción era irte, Estefano no parecía querer tomar represalias pero sí parecía molesto con tu rival que no había presentado y no tenías idea que podía llevarle a pensar el que rechazaras su oferta.

    (Si aceptas tiras dado de 20, dado de tu fuerza y dado de tu resistencia. Si decides irte solo dado de 20)
     
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    Raiven

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    Características:

    Fuerza: 28
    Carisma: 2
    Resistencia: 20
    Suerte: 10

    Habilidades:
    Acechar (Reduce la resistencia del oponente un 20%)


    Al llegar al baño mis ojos no podían creer lo que veían hombres toqueteando entre ellos, nunca había visto algo así entre el mismo sexo, me incomode bastante pero creí que aquí era diferente ya que en mi pueblo eran parejas de diferente sexo me crié con esa ideologia .
    Estéfano parecía ser como el líder de aquí dentro más allá de que Élvero es el rey . Me ofreció un entrenamiento lo tendría que hacer ahora o podría volver si quisiera a la arena. No sabía que hacer al parecer me estaba ofreciendo pasar de un esclavo de combate a un esclavo de una forma uh otra de seguridad o algo por el estilo pero tendría que pasar algunas pruebas, Soy bastante ingenuo no se que pasaría si me quedo o si me voy ...
    Tenía miedo de ambos . Miedo a que pasaría si me voy Estéfano me haría pasar mal en las horas que no esté en la arena, pero si me quedo que pensará Élvero más miedo me daba el entrenador así que acepte las consecuencias y me quedé a hacer esos ejercicios era a todo o nada.
     
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    William Raiven

    Ya habías llegado hasta allí así que decides quedarte a probar suerte a pesar de que la escena sea un poco bochornosa para ti. Estefano le hace señas a un sujeto que mide como dos metros y está a un costado en paños menores rascándose el pecho. El sujeto es enorme realmente y su cara marcada con una gran cicatriz te intimida un poco. Acabas de luchar y si bien has comido volver a luchar no es lo que más te gustaría hacer pero la vida de un esclavo es así.

    —Jaqer, pruebalo.

    El sujeto alto preparó sus puños. Al parecer irían sin armas. Se puso en guardia frente a ti y lo imitaste. Jaqer se acercó con calma y empezó a arrojar puñetazos rápidos. Era un poco complicado seguirlo pero pudiste hacerlo y sentiste como todos los demás en el baño te observaban. Esquivaste dos derechazos, un gancho de izquierda y te inclinaste para sortear un barrido. Una patada en el brazo te sorprendió pero no la sentiste demasiado, esperabas algo más potente de un tipo con ese porte.

    Al llegarte otro derechazo opusiste resistencia. Frenaste el golpe con tu palma abierta y apretaste el puño del oponente. Viste su cara doblarse de dolor al sentir tu agarre y luego le diste el puñetazo en el estómago más fuerte que habías dado en tu vida. Quizá la presión de estar en ese lugar había sacado algo bueno en ti.

    Jaqer se dobló donde estaba tosiendo y tratando de recuperar el aire. Oíste variados jadeos, viste a muchos asentir conformes y a Estefano muy sorprendido.

    —Vaya, no esperaba eso. Debes haber estado un poco hambriento en el combate anterior en la arena, aquí has demostrado tener gran fuerza y resistencia. Vamos a hacer una cosa, vente conmigo, iremos a la arena a cruzar algunos espadazos.

    Le diste la mano a tu contrincante que te observó de una manera extraña, como si estuviera triste, con sus ojos bien abiertos y no sonrisa caída. No le diste mayor importancia y seguiste a Estefano quien te llevaba el pasillo interno que iba del baño comunitario a la arena principal.

    —Mira, no estoy acostumbrado a entrena a tipos fuertes como tu. Además se nota que a pesar de ser un esclavo sigues un código propio de honor. Aquí yo no entreno gladiadores sino guardias o escoltas. Pero, si quieres ir a la arena, puedo entrenarte para eso, no voy a ser tan arrogante como para llevarte por donde no quieres ir pero si sigues ese camino sólo me verás cuando entrenemos porque es Élvero el interesado en gladiadores.

    Estefano se frenó al entrar a la arena que se encontraba en el centro de Casa Risto. Observó con desgano al dominus hablando con un anciano y una mujer entrada en años.

    —El sujeto le pone ganas a su trabajo pero no sabe hacerlo, sinceramente. Cree que hablando con todos podrá convencerlos de que sus gladiadores son los mejores y no es así. Aquí falta motivación para llegar lejos y ni yo ni Élvero somos buenos motivadores.

    Dicho eso tomó una de las espadas de entrenamiento que había cerca de la arena, en un cabestrillo y te esperó.

    —Si quieres levantar un poco tu fuerza o resistencia ven a mi. Si quieres aprender a usar alguna de las armas que viste anteriormente, sólo búscala y te daré algo para hacer. Sino, puedes dar una vuelta por la herrería, Teodosia es una de las pocas mentes brillantes aquí, quizá pueda darte algunos consejos. Y sino, siempre puedes ir a la Mazmorra, los guardias te llevarán allí para que recorras un poco las caverna y veas si encuentras algo útil para hacer armas o devolver la comida que has consumido.

    De repente el sujeto te daba mucha información y era un poco complicado de procesar. Realmente creías que ser Gladiador era lo tuyo, pues era todo lo que conociste luego de que te esclavizaran, pero quizá podría haber otras salidas a eso si te interesaba, podrías hablarlo con Estefano. De cualquier forma, ya vas conociendo Casa Risto y puedes moverte con bastante facilidad, dentro de las opciones que te dieron puedes hacer lo que creas más útil.

    ¡Has ganado 10 puntos en Fuerza!
    ¡Has aprendido la característica Combate!
    (tira un dado de 10 para saber con cuanto inicias)
     
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    Raiven

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    Fuerza: 28 +10=38
    Carisma: 2
    Resistencia: 20
    Suerte: 10

    Habilidades:
    Acechar (Reduce la resistencia del oponente un 20%)

    Quedaron sorprendido en el baño por la paliza que le pegué aquel tipo grandote Estéfano ya no tenía ese rostro de hombre malo aún que las apariencias engañan, tal vez cambio un poco por este día con lo que demostré que podía hacer . Nos dirigimos a la arena y me dió varias indicaciones .

    Quedé boquiabierto cuando me contó todo lo que podía hacer *— No me la pasaré bajo barras de hierro como antes ? * Me pregunte mentalmente , había Sido esclavo y solo se me permitía andar si tenía combate o si tenía tarea de esclavos ya sea carrear materiales, o alimentos para el reino seguido con latigazos si demorabas, aquí me daban a elegir ser gladiador o ser un guardia o escolta, realmente un esclavo podría elegir o está vacilando estaba por preguntar pero al no me sentía con la postura de poder hacer preguntas al respecto , me interesaba la vida fuera de la arena supuse que el mejor beneficio estaría allí y no de escolta .
    —Señor Estéfano podría usted enseñarme a utilizar el equipo de dos espadas cortas ? Creo que es la mejor defensa y la mejor arma para contra atacar debido a que si me atacarán del lado derecho podré cubrir el golpe y atacar con la otra espada , pero si me atacan del lado izquierdo pasaría lo mismo y tendría mayor mobilidad , el escudo proporciona más defensa pero te quita mucha movilidad por si debes escapar para obtener un ángulo seguro — Dije diciendo mi punto de vista firme y con respeto a Estéfano esperando su respuesta, pensando que después de esto podría ir a observar los otros lugares .

     
    Raiven ha tirado dados de 10 caras para Combate Total: 4 $dice
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    Estefano asintió conforme con tu decisión. Te indicó que tomaras dos armas de entrenamiento que estaban a un costado de la arena contenidas en largos anaqueles. Eran espadas burdas de madera, desgastadas y livianas pero al parecer servían a lo que necesitabas para aprender.

    A un costado, cuando buscabas las armas, pudiste ver a Élvero y Nicolai observándote. Élvero parecía sorprendido al verte entrenar tan pronto luego del combate. Nicolai se lo veía un poco confundido y dubitativo. Cerca de ti, Estefano sacó una espada también y te enfrentó.

    —Si quieres llegar a ser un gladiador debes saber qué arma vas a dominar y qué entrenar en concreto. Si quieres dominar las dos espadas, déjame decirte que es una de las tareas más difíciles y arriesgadas. Lo que tu piensas que el escudo entorpecerá tu ataque está equivocado. ¿Crees que la gran mayoría de los soldados usan espada y escudo porque son idiotas? Claro que no, se ha demostrado que lo mejor es ser equilibrado y tener una gran cantidad de ataque y defensa al mismo tiempo. Sin embargo, los soldados luchan en batallas caóticas con ataques de diferentes flancos. Si eres un buen gladiador, en combate uno contra uno, sabrás de donde vienen los golpes y podrás evitarlos ya sea moviéndote o con tu espada. No esperes que tu espada vaya a salvarte, lo más probable es que sean tus piernas las que lo hagan. El daño lo tendrás, dos espadas hacen mucho daño. Por lo tanto, te recomendaría entrenar tu resistencia cuando puedas hacerlo, vas a necesitar una buena agilidad y un alto aguante para soportar los golpes y cortes que sufrirás, porque hasta los más expertos en combates de dos espadas reciben daños en todos sus combates.

    Dicho eso se puso en guardia y te enfrentó.

    —Intenta golpearme. Yo sólo tengo una espada por lo que deberías poder hacer el doble o más movimientos que yo. No todos tus movimientos van a ser precisos pero lo importante es que sean muchos y poderosos. Alguno va a llegar a tu rival y comenzarás a debilitarlo poco a poco.

    Mientras Estefano te instruía algunos presentes escuchaban y te observaban. Será mejor que no des un espectáculo demasiado estúpido.

    (Comenta como atacarás y tira un dado de 20 y un dado por tu fuerza)
     
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    Fuerza: 28 +10=38
    Carisma: 2
    Resistencia: 20
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    Habilidades:
    Acechar (Reduce la resistencia del oponente un 20%)

    Estéfano acepto mi petición y me dió unas instrucciones muy buenas me hizo ver la realidad y que estaba equivocado con respecto al escudo, lo tome en cuenta para futuro por ahora me gustaría usar doble espadas me siento más cómodos pero si una ocasión se presenta usaré el escudo para entonces . El entrenador se puso en guardia esperando mi movimiento, me puse nervioso era la primera vez que era un esclavo libre por así decirlo recibía instrucciones tenía muchas cosas para mejorar no pensaré que el entrenamiento será sencillo si debe golpearme lo hará seguramente así que tendría que ir con fuerza y atacarlo de tal manera para poder demostrarle lo que soy capaz y así el podría ver mis puntos al que deba entrenar, sentí miradas fija hacia mi entrenamiento una gota de sudor frío recorrió mi rostro dando algo de escalofrío .
    Me acerque a recoger esas espadas pero estás las agarre poniendo lo en una postura poco usual al revés .

    Ahsoka_Tano.png
    Copiando dicha posición . Tome carrera lo más rápido que podía y me deslicé por el suelo antes de llegar para lograr una especie de Uppercout con mi derecha la posición de mi espada era súper cómodo y sencillo poder hacer dicho movimiento y aún con gransgran fuerza Estéfano logrará defenderse sin dudas así que intentaría contraatacar con mi otra espada izquierda hacia su cintura como señuelo para poder bajar mi otra espada e intentar golpearlo en la pierna y tratar de tomar distancia por si me atacará y podría defenderme de algún golpe .

    tire dos dado de fuerza me equivoqué con el de combate es segundo es el verdadero el que saque 7 , está vez me odiaron los dados xD
     
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    Estefano se quedó viéndote incrédulo cuando te acomodabas con las espadas en esa posición tan extraña. Jamás había visto a alguien usar las espadas de esa forma, a menos que fuera un último recurso. Él te esperó con su espada en guardia.

    Corriste con una buena velocidad y te deslizaste muy bien por la superficie arenosa del lugar, sin embargo el deslizamiento no fue muy veloz y a Estefano no le costó nada moverse a un costado y evitar tu ataque. Cuando pasaste de largo te dio un espadazo débil en la cabeza que así mismo te dejaría un hematoma allí.

    —Mira, no voy a decirte cómo se usa una espada porque supongo que lo sabes y sólo quieres impresionar, eso no está mal pero debes atenerte a las consecuencias. En esa posición tus espadas pierden alcance y fuerza. Si vas a hacer así, te sugiero que te pongas de espaldas y trates de detener mi ataque. Te será difícil verme pero si lo haces tendrás más alcance y cuando te gires para golpear tendrás incluso más fuerza que con la espada en una correcta posición. Ven, probemos, hazlo, ponte de espaldas.

    Te incorporas y no te queda otra opción más que colocarte de espaldas a Estefano. Eso no te impide girar tu cabeza para ver de donde vendrá su ataque pero tendrás que recurrir a todo tu esfuerzo para contrarrestar su ataque.

    (Tira un dado de 20 y un dado por cada característica incluyendo Combate)
     
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    (Reduce la resistencia del oponente un 20%)
    Ese movimiento me costó un moretón en la pelea de verdad la vida, aún que antes lo había usado me funcionó pero esta vez no y me e quedado con la guardia baja. Me puso de espalda está vez tendría que averiguar de dónde viene su ataque como haré si no lo puedo ver , supongo que así será si me enfrentó a más de uno cara a cara *Que hago ?* Pensé desconcertado . Continúe con la misma pose de las espadas pero en esta ocasión el lado izquierdo lo usé normal a lo largo tal vez así lo tome de sorpresa con la derecha y en el momento cambiaré la espada normal como debe sujetarse realmente , observé para que lado giraría yatya qiedque debde ese ladoylado vendrá ataque trataría de bloquear y dar un paso atrás y responder con mi otra espada cambiando de modo para ganar distancia y golpearle del otro extremo del cuerpo .
     
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    Cuando viste a Estefano moverse pensaste que probablemente ese sujeto era uno de los guerreros más fuertes de toda Roma. La forma en que pisaba no la habías visto nunca, eran pisotones potentes y ágiles a la vez, se movía como dando pequeños saltitos pero a gran velocidad y cubriendo una gran parte del terreno en pocos pasos. Para acortar la mitad de la distancia tuvo que hacer unos cinco pasos y cuando estuvo a la mitad con sólo dos pasos más se colocó a un palmo de ti. Fue sorpresivo y abrumador.

    Te atacó con la espada de madera y te concentraste en bloquear con ambas espadas. La de tu mano derecha colocada de forma inversa y la de la izquierda con la punta hacia el frente. Detuviste bien el ataque pero sentías que no eras rival contra su fuerza, él te empujaba con una sola mano como fuerza la embestida imparable de un oso.

    En eso sientes que las espadas se te van a soltar de las manos. Estas sudando, la suerte no está de tu lado y la fuerza tampoco.

    —Suéltalas rápido y combate conmigo. No eres bueno en el combate con armas.

    Te lo dijo así y te dolió un poco saberlo pero recordaste el terrible puñetazo que le habías dado al otro sujeto. ¿Quizá las armas eran un estorbo para ti? Soltaste las armas y recurriste a una buena parte de tu agilidad usando tus manos para sostener la de él. Con tus dos manos pudiste sostener la muñeca que aferraba su arma. Aún así, Estefano tenía la ventaja porque una de sus manos estaba libre. Si llegaba a atacarte presentías que podrías atajarlo pero no mucho más que eso. En efecto, usó su mano libre para empujarte y lo hizo tan rápido que no pudiste cubrirte de ninguna manera. Caíste sentado torpemente al suelo.

    —Ya entiendo cómo hacerte luchar. No voy a entrenarte como a los demás, eres un pugilista, vas a boxear, no vas a ser un gladiador común. Igualmente, siempre llevarás un arma, es necesario en la arena, no puedes entrar sin una. Bien, es suficiente por hoy. Puedes darte un baño si quieres, si te sientes incómodo en la mañana temprano casi nunca hay nadie. Te recomiendo que vayas a hablar con Teodosia, la herrera, o con Élvero, ellos te ayudaran a entrenar tu carisma, amigo, sin intensiones de ofenderte debo decirte que tu sola presencia le dará asco a la gente y es bueno que te ganes al público o que al menos no te odien con solo verte.

    Eso fue un balde de agua fría para ti, sabías que no eras el más comunicativo pero no esperabas que te vieras tan mal.

    —También te aconsejo ir a La Mazmorra, los guardias te llevarán allí. Ahí puedes encontrar algunas cosas útiles que te ayudarán para mejorar tus armas o armaduras cuando te toque ir a la arena. Hay algunas cosas interesantes ahí. No tengo mucho más para decirte.

    Estabas algo cansado pero tu estadía ahí recién empezaba. Élvero estaba a pocos pasos de ti y había visto tu entrenamiento. Estaba esperando a ver si te acercabas a saludarlo o no. Ir a la herrería era otra de tus opción, para ver qué podía contarte y de qué se trataba eso de tener armas y armaduras para el combate. Por último, lo de la mazmorra sonaba interesante aunque no entenderías bien de qué se trataba hasta que estuvieras allí.

    ¡Ahora transitarás el Camino de los 100 puños!
    ¡Primer habilidad: Absorción!

    (Si decides ir a la mazmorra sólo debes postear en el tema con ese mismo nombre, puedes encontrarlo en el foro de Arena Sangrienta. Si decides alguno de los otros dos tira un dado de 20)
     
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    SacriDH

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    Tu travesía en la mazmorra fue agotadora pero al menos volviste con mucho material para llevarle a Omario el cocinero y a la gente de la herrería. Ahora que te has familiarizado con la mazmorra puedes ir cada día siempre que hayas curado tus heridas y descansado un poco. No sabes qué hacer primero en esos momentos.

    La arena principal está bastante desierta, sólo hay algunos sujetos entrenando con pesas de hierro. Puedes ir a darte un baño de una vez por todas, puedes ir a la cocina por algo de comida y a dejar esa carne que conseguiste y puedes ir sino a la herrería a llevar el hierro y la madera. Por último, tienes la opción de buscar algún lugar donde curar tus heridas o buscar la celda que te corresponde donde dormirás para levantarte a seguir entrenando ya que la vida de gladiador no se detiene.

    A pesar de que antes de ir a la mazmorra habías dado un saludo a Élvero te hubiera gustado conocerlo un poco más pero en esos momentos ya no estaba en la arena aunque podría estar en cualquiera de los otros lugares mencionados.

    Elije tu destino (tira un dado de 20)
     
    Última edición: 31 Agosto 2020
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    La mazmorra me dejó agotado * carajo tuve que seguir ese maldito camino por qué no fui con las mariposas* pensé observando mis heridas esos malditos osos si que dieron pelea no se de como que sigo vivo tal Estéfano tenga razón lo mío es pela a puñetazos, agotado y algo sucio decidí primero ir a visitar al cocinero no me gustaría que la carne se pudriera de allí me dirigiría al baño a sacarme la mugre de enzima y evitar infección en la herida ...
     
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    Algo herido y cansado te dirijiste primero a la cocina llevando dos buenos trozos de carne de oso. Omario, el cocinero, los recibió con mucho aprecio y te dio un vaso de vino fuerte para que aliviara un poco tus dolores. También revolvió una gran vasija con guiso para servirte un plato.

    Omario era un esclavo árabe que tenía un trato totalmente distinto al de Estefano. El entrenador sabía mucho pero su trato era muy despectivo y soberbio, en cambio el cocinero era amistoso, bonachón y te hacía sentir muy cómodo en su presencia.

    —Veo que vas haciendo un buen trabajo, traerme esta cantidad de carne de principio es muy bueno. No te faltará comida cuando la necesites. Te daré un consejo a cambio: no te fíes mucho de nadie y no seas enemigo de nadie aquí.

    La comida era realmente deliciosa, como pocas que habías probado, habías pasado días sin comer y esa vez estabas comiendo antes de volver a sentir hambre desde la última comida.

    —Aquí hay una guerra interna y nadie quiere ir a la arena. Yo creo que si te enfocas en eso y logras hacer un buen papel en la arena serás un fuerte enlace entre las partes enemistadas. Y eso, amigo, es bueno para todos los que estamos en la casa.

    Hablaron también de algunos temas superficiales pero al terminar la comida decidiste que te darías un rápido baño. Al llegar al baño comunitario te encontraste con un panorama muy similar al anterior con una diferencia. Élvero era el único que estaba sumergido en el pozo y tenía en sus brazos a dos mujeres. Los demás gladiadores lo rodeaban, lavándose unos a otros con pequeñas vasijas y paños. Estaban más tranquilos que con la presencia de Estefano pero se los veía muy incómodos por la presencia de Élvero.

    Tu dominus te hizo señas para que te sumergieras.

    —¿Qué ha pasado? Recién llegas y parece que ya has hecho amigos en La Mazmorra. Mira, ellas son Canela y Lavanda. Hermosas, ¿cierto?

    Las muchachas se veían bien cuidadas, la primera con el cabello recogido en un muñón negro y la segunda con su largo cabello castaño sobre sus hombros, con las puntas humedecidas por el agua. Los tres estaban obviamente desnudos. Notaste que Élvero presumió un poco de más a sus esclavas, como esperando que los gladiadores se sintieran ofendidos por ello.

    —Métete, amigo, sin problemas, el agua caliente ayudará a tus heridas. ¿Quieres que las compartamos? ¿A cual prefieres? Canela es mi favorita pero Lavanda llegó hace poco, como tú, aún es un misterio para mí.

    Dudas sobre meterte, se supone que es tu dominus y debes obedecerlo pero… ¿de verdad va a brindarte tanta hospitalidad siendo sólo un esclavo? Te hace dudar eso. Puedes rechazarlo buscando una excusa para ir a otro lugar o puedes aceptar y elegir una de las chicas, aprovechándote de eso ya que te lo ofrecen.
     
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    Raiven

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    Me sentí muy bien en la cocina el hombre fue gentil y esta vez la comida era deliciosa si es así no dudaría ir devuelta a cazar para recibir tal comida, estuvimos mucho tiempo hablando por un momento y por primera vez me olvidé que era esclavo, llegado el momento agradecido me despedí por la comida y felicité por tan esquisitez .
    Me dirigí al baño muy agotado para mí sorpresa estaba Élvero con dos hermosas damas .
    Asentí con la cabeza con respecto a la mazmorra observando mis heridas . Con respecto a las mujeres no dije absolutamente nada eran sus mujeres y no quisiera faltarle el respeto, trate de parte la vista
    Quedé inquietante y pensativo que rayos estaba pasando aquí ... Decidí serle sincero y franco .
    - Con el mayor de los respeto señor permítame retirarme para dejarlo tranquilo y a sola con sus damas, no me sentiría a gusto arruinarle tal situacion, espero que no lo tome a mal, y agradezco mucho su invitación , iré hacerme ver las heridas que me causo esos Osos . Con su permiso me retiro señor Élvero y que disfrute ...— dije con mucha tranquilidad y con tono muy respetuoso y eligiendo cada palabra para que no se sintiera rechazado ni tampoco que suene irrespetuoso , de todos modos tampoco disfrutaría de una bella mujer aun siguia con el alma partida ante mi situación observé a Élvero una vez más por si tenía algo que decirme y me retire derecho a hacerme ver las heridas que me causaban ardor y algo de dolor .
    supongo que debo tirar un dado de 20 SacriDH
     
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    Última edición: 1 Septiembre 2020
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