Exterior Patio frontal

Tema en 'Planta baja' iniciado por Yugen, 9 Abril 2020.

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    Zireael

    Zireael Equipo administrativo Comentarista empedernido seventeen k. gakkouer

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    ¿Que no podía dejarlo tirado decía? Vaya, pero qué linda. Sonrió para sí, apartando la mirada de la curiosa escena que había comenzado a formarse alrededor de Kurosawa y se permitió recostar su peso en Alisha, que permanecía a su lado, luego la miró de costado, prácticamente ronroneando.

    —¿Sola? Oh vamos, Wickham no es el único tiquete a la diversión que puedes conseguir. Siempre me tienes a mí~ —soltó con el mismo tono de voz con el que le había hablado al inglés hace un rato—. Además, parece que va a empezar a gestarse algo muy divertido en esta escuela de mierda, muy pero muy divertido. Solo espera y verás, Ali-chan.

    Había vuelto a sonreír para sí cuando, con el rabillo del ojo, notó otra silueta dirigirse hacia la menor y su dignidad hecha trizas.

    Usui, Honda... y el tercero en discordia.

    Le gustaba armar la bronca, era más que obvio.

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    La voz de Mimiko Honda fue la siguiente en atraer su atención y, sin orgullo como se encontraba, tuvo miedo un instante. Se tensó, pero la broma que había soltado consiguió arrancarle una risa, aunque no buscó su mirada como hubiese hecho en otras condiciones. De hecho, de alguna forma extraña, era como si negarse a dejar ir el brazo del muchacho fuese alguna forma de escudarse.

    Aún así, extendió la mano izquierda para tomar el pañuelo que le estaba ofreciendo. Notó las letras bordadas y realmente no quería ensuciar un pañuelo de esos, de niña rica, pero en aquel momento era Mimi la que no parecía ir a aceptar negativas. Se limitó a colocarse el pañuelo sobre el raspón, con una sumisión que hasta resultaba preocupante, y arrugó un poco los gestos al sentir la tela sobre la piel resentida.

    —Gracias —murmuró, aún sin encontrar la forma de mirarla.

    Tragó grueso por incontable vez en aquel día mientras escuchaba el intercambio y estuvo por entrometerse solo para decirle a Honda que no lo llamara perro, pero eso hubiera sido grosero teniendo en cuenta que era ella quien se había acercado por cuenta propia y le había dado el pañuelo, para encima decirle al mayor que la llevara a la enfermería.
    Además, Hiroki tenía razón, ella se había destrozado la nariz, ¿qué mierda estaba diciendo?

    Fue en ese momento en que algo hizo click y fue capaz de mirar a Mimi por primera vez, con cierta sorpresa en sus ojos naranja.

    Honda, ¿qué mierda pretendes?

    Además, eran la misma clase de idiotas, Mimi debía saber de sobra que Hiroki no iba a hacer lo que le estaba pidiendo, aunque no tuviera ni puta idea de su verdadera intención. En su defecto, no había intención que tuviera sentido, lo que estaba intentando no tenía cabida con ellos o eso creía ella.

    —Está bien —dijo entonces, dirigiéndose a ambos—. Puedo ir sola, solo para limpiar esto y cubrirlo nada más.

    —¿Es en serio? —Shiori detuvo cualquier movimiento, incluso el de su propia respiración, al escuchar una nueva voz. Bueno, nueva en lo que cabía, porque hace apenas unos minutos había estado de insoportable—. ¿De verdad estás bien, Kuro-chan? Que yo recuerde no eras buena con el dolor físico, las pocas veces que te pasó algo en la escuela, por mínimo que fuese, parecía que te soltarías a llorar...

    Se había aproximado prácticamente después de Honda, desde un ángulo en que el perro no pudiese indisponerse con anticipación a su presencia.

    —¿Vamos a fingir que me prestaste la suficiente atención en la escuela para notar eso o vas a admitir que solo buscas fastidiar, Al? —Lo había preguntado sin cambiar su tono de voz usual, pero era claro que no le venía en gracia y él, como respuesta, soltó una risa nasal.

    —Chica lista. —Como fuese, extendió la mano frente a ella. Era posible que buscara fastidiar a Hiroki, de nuevo, pero una parte de sí, la que se había vuelto amigo de Shiori Kurosawa después del enredo raro en el que habían estado metidos, realmente quería asegurarse de que estaría bien—. Anda, no seas tozuda. Si tu querido senpai no te acompaña, puedo hacerlo yo, no importa.

    Dudó. Shiori Kurosawa titubeó un instante y levantó apenas la mano, como si realmente fuese a tomar la oferta de Altan Sonnen, pero reaccionó casi inmediatamente haciendo que su duda fuese notoria solo para sí misma y quizás, para su receptor. Finalmente apartó a Altan de un manotazo.

    —Deja de preocuparte como un idiota, Al. Si quieres cuidar a alguien, allí está Shiro-chan.

    El mayor enarcó las cejas y guardó la mano en el bolsillo. Era gracioso de alguna forma nunca había visto a Shiori ser así de expresiva.
     
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    Yugen

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    Enana impertinente ¿qué cojones quería? Allí estaba, como el gatito que era, sacando las uñas frente a un perro grande y fiero como él. Sus reclamos le sonaban a maullidos histéricos.

    Hiroki no entendía una mierda de nada. Ella se había roto prácticamente la nariz, había sangrado como un jodido cerdo, ¿por qué no estaba en la enfermería? Shiori en comparación solo tenía unos pequeños raspones que sanarían eventualmente, no era nada grave. Ciertamente no quería pensar en que fuese grave porque la idea de que a Kurosawa le ocurriese algo lo volvía completamente loco. Se pasó la mano por el cabello, irritado, tenso.

    Varias veces de hecho.

    Su incapacidad para entender la situación estaba presionándole demasiado. Suspiró pesadamente.

    ¿Y si era eso? ¿Y si realmente necesitaba acudir a la enfermería? ¿Había sido tan imbécil como para pasarlo por alto? Él tenía que protegerla, eso era lo que se había propuesto. Lo que ella parecía necesitar. Que Honda se hubiese percatado de ello siendo la mimada desconsiderada que parecía ser lo hacía sentirse como la mierda.

    Joder.

    ¿Cómo no se había dado cuenta?


    Llevó las manos a los bolsillos del gakuran tal vez buscando resguardar sus emociones pero sus ojos no abandonaron los orbes celestes de Mimi. Era una prueba de resistencia. Usui pudo percibir la tensión en las finas facciones de la Honda, su expresión sombría. La vio apretar apenas los labios en una mueca, apenas un segundo, y chasquear la lengua.

    Ni muerta iba a darse por vencida. Solo estaba tensando aún más la cuerda.

    Soltó una risa sin gracia.

    —Ah~ ¿no era que los perros eran listos?—dijo llevando una mano a su cintura—. ¿Qué le pasó a tu intelecto Usui-senpai? ¿Lo enterraste en un hoyo en el jardín?

    Buscaba provocarlo, era fácilmente notable. Fruncía el ceño y su sonrisa era falsa y fingida, forzada incluso. Su ínfima paciencia parecía haber cruzado el límite hacía mucho y ahora su pequeña disputa venida a menos era un tema personal. Simplemente no podía lidiar con la estupidez humana.

    La única perra allí era ella.

    Y el cuarto en discordia, por supusto. Ah sí, como olvidarle. Mientras trataba de lidiar con sus sentimientos convulsos la última pieza del tablero entró a escena. Sin mediar las consecuencias de sus actos, sin pensarlo siquiera. Buscando joderlo a propósito solo porque le divertía hacerlo.


    Altan Sonnen.

    El Cuervo.

    Hiroki lo fulminó con la mirada y toda la ira que había dirigida a Honda, conteniéndola a duras penas, encontró un nuevo objetivo. Como deseaba estamparle el puño en la puta cara. La voz del Cuervo corría suave y burlona y aunque no estaba dirigida directamente a él podía sentirlo. Honda enarcó una ceja, inquisitiva, y cruzó los brazos frente al pecho.

    ¿Y tú eres...?—bufó.

    Y realmente a Hiroki ya le importó una mierda todo. La idea de haber obviado el dolor de Kurosawa, de que realmente fuese algo grave, la extraña insistencia de Honda y la aparición del cabronazo de Altan fue suficiente para romper la soga. Simplemente se quebró.

    Se acercó a Shiori por la espalda llamándola con un "Kurosawa" algo tenso por la rabia que sentía, sobre todo hacía sí mismo. Pero pronto se suavizó, se entibió y ella no tuvo tiempo de reaccionar cuando él pasó el brazo bajo sus piernas, incorporándolas del suelo, apegando su cuerpo a su torso.

    Cálido.

    Ah, demasiado cálido.

    ¿Podría escuchar el fuerte latido de su corazón desde allí?

    Qué pregunta estúpida.

    ¿De verdad necesitabas ir a la enfermería?—le preguntó y desvió la mirada, el rubor encendiendo sus mejillas—. ¿Por qué no me lo dijiste? Te hubiera llevado mucho antes, idiota.

    Había cierto resentimiento en su voz, reproche. Le indicó que pasara un brazo por detrás de su cabeza y se incorporó sin dificultades. El delgado cuerpo de Shiori era liviano y cálido. Él, que había vivido mucho tiempo la dureza de la calle y enfrentado toda clase de peleas callejeras estaba más que preparado para sostenerla. No era realmente la gran cosa.

    Su figura era tibia y sorprendentemente suave. Temía tocarla demasiado porque tenía la impresión de que presionarla de más podía quebrarla como si estuviese hecha de porcelana bajo sus dedos. La piel nacarada, incluso en sus rodillas lastimadas, la hacían verse como una especie de diosa.

    No miró a nadie, ni siquiera a Sonnen. Su atención estaba ahora con ella. Todo él estaba con ella. Su preocupación y todo lo que un perro callejero como él tuviera para ofrecer.

    Si ella quería tomarlo.

    Su voz sonó suave, firme, como un soplo cálido cerca de su oído.

    >>Sujétate.
     
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    Zireael

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    Sonrió, altanero, cuando la mirada dorada del perro de Kurosawa se posó en él con toda su furia. Vaya que era mal educado, debería estarle agradeciendo y también a esa enana. Es probable que no le hubiese puesto una sola mano encima a Shiori de no ser porque la princesita había estirado la cuerda y él, insoportable como podía ser, solo apareció para cortarla en el momento justo.

    Ah, se iba a divertir bastante a costa de ese cachorro, ya lo tenía clarísimo.

    ¿La enana estaba preguntando quién era? Ugh, qué fastidio.

    —Así como por defecto fue el perrito quien fastidió a Kurosawa esta mañana, asumo que tú eres Mimiko, ¿no? También la cagaste con Shiori, pero aún así... aquí estás. —Su actitud había perdido aquella vena pícara con la que acababa de provocar al muchacho, era la misma seriedad casi tensa con la que le había hablado a Hiradaira hasta que la vio suavizarse para atender a Jez, pero a pesar de todo no había reproche en su voz. No respondió a su pregunta—. Bueno entonces... ¿Harás las veces de casamentera o qué pasa, Honda?

    Dejó la pregunta al aire, no le importaba conseguir una respuesta.

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    Si creyó que el llamado de Hiroki a su espalda iba a sacarle el corazón del pecho, estaba muy equivocada. Para lo estúpida que podía ser, notó toda la intención en los movimientos del chico, pero aún así no tuvo tiempo de hacerse a un lado o detenerlo, y aunque hubiese podido su neurona achicharrada por la vergüenza que acababa de pasar y la necedad de Altan no hubiese sabido cómo hacerlo.

    En su vida nadie la había levantando del suelo así.

    Apenas y pudo encontrarle sentido a lo que le dijo después, a sus preguntas y a su reproche. La mente se le desorganizó en cosa de segundos, al sentir su tacto y la calidez de su cuerpo.
    Para cuando logró poner en orden las palabras que parecían haberle llegado de otro mundo, pasó saliva antes de poder contestar nada. Lo cierto es que no había pensando en ir hasta que Mimi lo dijo, desinfectar unos raspones nunca era mala idea.

    —Lo siento. —¿Y eso a qué venía? No tenía ni la menor idea, pero fueron las primeras palabras que le salieron de la boca.

    Quizás no solo la aturdía el tacto ajeno sobre su cuerpo, sino que con aquello algo se desmoronó en la sensación de poder que había dominado sobre ella desde hacía tiempo ya. Hiroki podía hacer lo que le diera la gana con ella y eso...

    Eso daba terror.

    No porque creyese que pudiese ocurrirle nada malo bajo su cuidado, pero sí porque destruía la ilusión de que era ella quien tenía el control de cualquier cosa a su alrededor.

    Expuesta.

    Joder, qué vergüenza.


    Acató a cada una de sus palabras casi como una niña regañada, aunque ya ni recordaba lo que era recibir una orden de alguien y eso no parecían ser órdenes como tal. Ni siquiera creía que él, de toda la gente, supiera darlas, al menos no a ella.
    Pasó el brazo por detrás de su cabeza y guardó silencio. Cerró los ojos por reflejo cuando lo escuchó hablarle de nuevo, en un tono diferente y tan cerca de su oído por primera vez; dejó escapar el aire contenido en sus pulmones, pero su propio cuerpo la traicionó, entrecortando su respiración.

    —Puedo caminar, ¿sabes, cariño? —Su voz fue un murmuro y no se atrevió a abrir los ojos de nuevo.

    Una cosa era lo que decía y otra la que hacía, porque se aferró a él incluso antes de decir aquello.

    Puedes noticear al pendejo o cortar el relleno. Yo solo quería putear a Mimi (????
    —Yáahl, 21 años, putea a todos los tsunderes de Jen.

    Also c h a le qué pasa Shiori *le pega* controlate pinche hormonal. Bueno ahí fue, te cedo los honores del resto de este relleno bien sabroso Jen
     
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    Amane

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    Alisha Welsh

    Tenía que admitirlo, mi cuerpo se tensó ligeramente cuando sentí el peso de Katrina sobre mí, tomándome totalmente desprevenida. Me relajé bastante más, eso sí, cuando la escuché hablar con el mismo tono de voz que había usado minutos antes con Joey.

    Ah, ¿con qué de eso se trataba...? Bueno, no podía negar que también estaba funcionando conmigo, sabía como conseguir lo que quería. Aunque tampoco es que yo fuese una presa difícil de cazar, ¿no?

    —Entonces... —sonreí ligeramente, entrecerrando los ojos—. Que le den a Joey, por supuesto.

    Mi mano se movió de manera instintiva, rozando con la yema de los dedos la piel del muslo de la chica, sin pensarlo demasiado. Aquella no era la Katrina que me intimidaba, aquella era una Katrina que me estaba permitiendo dejarme llevar con ella... aun siendo solo un juego, un simple tonteo.

    >>Estaré esperando ver toda esa diversión, Katty-chan~ —acabé por decir, en un susurro.

    Tan metida estaba en aquella burbuja que no le presté atención a mi alrededor, obviando por completo lo que fuese que había llamado la atención de la chica. Quizás algo relacionado a su amiga, no lo sabía... no me importaba demasiado en ese momento.
     
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    Yugen

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    Mimi Honda

    ¿Te importa?—fue todo lo que le respondió. No era una pregunta como tal, de hecho sonaba molesta. Rodó los ojos—¿Piensas responder a mi pregunta o que pasa? ¿Te crees demasiado genial para hacerlo?

    Repitió sus palabras volviéndose para mirarle. Había de sobra notado la ira en los ojos de Hiroki al mirarlo, como había tensado los puños. Era evidente que se lo hubiese estampado en la cara si hubiese tenido tiempo. Sin embargo, la aparición de aquel tipo había logrado lo que pretendía ella en un primer momento. Ahora estaban solos, juntos, y esperaba que aprovecharan el tiempo para que verlos ser unos inútiles dejase de resultarle doloroso.

    Les tenía demasiada fe.

    Sin embargo su trabajo allí estaba hecho. Ahora solo tenía que regresar nuevamente a la sombra del árbol. Empezaba a punzarle el rostro y debía recoger los pedazos de su orgullo y su dignidad hechos trizas y tratar de recomponerlos. Ignoró a Altan de forma sistemática como si su presencia fuese ínfima y prescindible. No estaba para aguantar jueguecitos de un cabrón prepotente.

    Pasó por su lado sin mirarle, altiva.

    —¿Qué pretendías tú entonces? ¿Disfrutar del espectáculo?— su voz tuvo un tono áspero, una seriedad tensa. Esbozó una sonrisa falsa—. Pobre. Que vida de mierda debes tener.

    Mientras Mimi se alejaba la voz de Yoshida-sensei volvió a alzarse.

    Una nueva víctima.

    —¡Thorton Kashya!

    ***

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    Era demasiado consciente de la situación. Estaba cargando a Kurosawa, sosteniendo su cuerpo cálido y suave contra el suyo, escuchando su respiración en su cuello.

    Tragó saliva con dificultad.

    No le molestaba realmente.

    Y una mierda le iba a molestar.

    Pero era extraño, ajeno. Jamás creyó poder ver a Kurosawa tan indefensa y vulnerable. Su carácter usual tendía a ser abierto, jocoso, rara vez actuaba de forma sumisa o se limitaba a quedarse quieta, aferrada, sin hablar. Él mismo solía ser el blanco de sus burlas, de sus bromas, como había ocurrido antes de su desafortunado accidente en la pista. La situación se le antojaba tan extraña y al mismo tiempo le recordaba tanto a su receso en el pasillo, con la única compañía del murmullo de la lluvia, que se sentía en paz. Su cuerpo era tan delgado y pequeño entre sus brazos.

    Quería cuidarla. Quería protegerla
    .

    En ese momento más que nunca.

    —¿Quieres caminar?—le preguntó cuando ella lo mencionó y se detuvo, pero en ningún momento fue capaz de encontrar sus ojos. Había sido un arranque repentino... pero no podía controlar el calor de su cuerpo. Estaba tenso, la calidez y la suavidad del cuerpo de Shiori, hasta entonces desconocida, le descolocada la mente con una facilidad irrisoria. Ya no era calidez, simplemente ardía. Mirarla a los ojos haría tambalear su determinación como un castillo de naipes—. ¿Estás segura? Si te lastimas más por terca voy a cabrearme de verdad, Kurosawa.

    No hablaba en serio, por supuesto, pero lo dijo como si nada. Era el reproche de un hermano, una petición caprichosa para que no se hiciera la orgullosa y dejara de forzarse. Porque eso iba a hacer, obviamente. Podía entender, tal vez demasiado bien, lo difícil que resultaba a veces aceptar ayuda.

    Me caigo del sueño así que este post está hecho un poco a las prisas y mal (?? Mely, si quieres puedes postear en la enfermería, probablemente responda mañana <3
     
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    Zireael

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    La reacción de Alisha a su tonteo logró arrancarle otra carcajada de los pulmones y luego enredó su brazo con el de la rubia. La risa se extinguió poco después y se permitió permanecer sujeta a la chica, ciertamente no había calidez alguna en su gesto. Nunca lo había en prácticamente ninguno y ese no era diferente.
    Sin embargo, que no se permitiera ser cálida, no significaba que no pudiera divertirse.

    —No te pongas muy traviesa, Welsh —ronroneó entonces—. Tu amiguita se puede enojar y Joey nos armará la bronca si se da cuenta que nos divertimos un poco sin él, y no se me apetece escucharlo parlotear sobre ello.

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    Usui era el perro y Honda era el gato, no había que ser ningún genio digno de la NASA para darse cuenta de ello. Sus maneras e incluso sus gestos pecaban de ser bastante parecidos, pero el primero era mucho más tosco, tan siquiera Honda tenía la delicadeza que ser una niña rica y una jodida enana le brindaban.

    No había evitado responderle por creerse la última botella de agua del desierto, de hecho no lo había evitado adrede a pesar de que le pareció tedioso, solo no le pareció más importante que su curiosidad sobre las acciones de la chica.

    —Sonnen —respondió aunque era claro que a ella no le interesaba ya. No tenía caso fastidiar a la princesa, nada le indicaba que fuese a ser divertido o por lo menos no tanto. Además, era probable que Jez le viniera muchísimo menos en gracia saber que había estado molestando a una chica cuyo único pecado era ser hija de un viejo importante en vez de a otro problemático como él.

    Sin embargo, su último comentario consiguió sacarle una risa ronca y habló justo antes de que la dictadora anunciara el siguiente nombre, sabiendo que a pesar de que había empezado a alejarse, la gatita enojona iba a escucharlo.

    —Shiori es una rara de mierda. Solo dos personas han logrado sacarla de sus cabales, tú y el condenado perro ese. —La miró con el rabillo del ojo—. Me metería a mí mismo en ese saco, pero no lo logré hasta que me vio intentar molestarlo. Como sea, no le viene mal una mano con la estupidez tan grande que se maneja, así que eso fue bastante... mediocre de parte tuya y mía, pero funcionó.

    No esperaba una reacción tampoco. Justo después de que Yoshida dijo el siguiente nombre, él también regresó sobre sus propios pasos a su lugar junto a Jez y Hiradaira.


    Tenía que responderle a Mimi? Quizás no pero me gusta el relleno y la salsa
    Y pues para aprovechar la gayness de Kat posteando a este pendejo
     
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    Amane

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    Rodé los ojos cuando escuché hablar sobre "mi amiga" pero acabé por reír ligeramente, sin negarme, por supuesto, a su agarre en mi brazo. Con cierta preocupación, eso sí, dirigí un vistazo hacia el edificio que había detrás nuestra. ¿Estaría Joey en problemas o lo estaría consiguiendo?

    Suspiré en cuanto volví la vista al frente, recuperando poco después la sonrisa divertida.

    Sorry~ Me cuesta controlarme cuando chicas bonitas me dicen cosas así —bromeé, llevando mi dedo índice bajo su barbilla para mirarla y guiñarle un ojo—. Pero supongo que tienes razón, aunque me haría ver lo dramático que se pone —reí de nuevo antes de dirigir de nuevo la vista hacia el frente.

    ¿Habían aumentado mis ganas de que llegase la noche? Por supuesto. Sería peligroso pero damn, la adrenalina solo haría que fuese aún más divertido.

    Y yo que living con esta gay kat pos (?)

    * * *
    Kashya Thornton
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    Qué escandalosa era la gente en esa Academia.

    Mientras esperaba mi turno, observé a los demás alumnos desde le protección de la sombra que Emily me había otorgado. Hablando de la cuál, superó la prueba con bastante facilidad, pero aquello no me sorprendió. Emily siempre lo había dado para ser perfecta y no tener fallos, la presión que sentía era demasiado fuerte. Liza también la superó, y aquella chica castaña que había ido al club de cocina. Mimi, Aika, la amiga de la castaña y Bleke, por otro lado, no habían tenido la misma suerte.

    Tampoco la chica que había acabado siendo la presidenta del club de cocina, aquella que tanto se parecía a Emily, lo consiguió. Solo que ella... acabó por crear un espectáculo con su caída, aun cuando apenas había tenido un par de roces en al rodilla. ¿Qué se sentiría que tanta gente estuviese pendiente de ti?

    Emily observó la escena con ojos brillantes, llevándose las manos a las mejillas. Suponía que me explicaría el por qué de eso después, porque no lo entendía del todo.

    Sea como fuere, al mismo tiempo observé aquel pequeño grupo de personas que parecían estar planeando algo. Una de las chicas, la rubia, pareció tener una especie de disputa con una morena que se alejó hacia otra chica. Uhm, ¿no eran ellas miembros del club de jardinería? Vi también como el chico salía corriendo hacia el interior de la Academia y las chicas se comportaban de manera algo extraña.

    Uhm.

    Escuché mi nombre salir de la profesora en ese momento. ¿Ya era mi turno? Emily me dio una palmadita en la espalda a modo de ánimo y me dirigí hacia la zona de salto. Cuanto antes empezase, antes acabaría, ¿verdad?
     
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    Última edición: 29 Julio 2020
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    Zireael

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    jez3.png
    En cuanto Anna había regresado a la posición que había mantenido hasta entonces, ella se limitó a guardar silencio, conversando alguna que otra cosa con Altan, al menos así fue hasta que en uno de tantos silencios él se levantó. "Ya regreso" fue todo lo que dijo antes de abrirse paso entre la gente.
    Lo siguió con la mirada y aprovechó los espacios entre algunas personas para ver qué se suponía qué estaba haciendo.

    Había escuchado a la profesora, Kurosawa había fallado. Notó un par de figuras junto a ella y finalmente, como el tercero en discordia que siempre había demostrado que podía ser, Altan se sumó.
    Era posible que genuinamente estuviera preocupado por la menor, pero era innegable que solo buscaba fastidiar al otro chico. Suspiró con pesadez y luego recordó lo que había dicho Anna.

    Metió la mano bajo su ropa y sacó el móvil. Tenía la manía de sujetarlo con la tira del sostén, al menos con ese maldito uniforme, y cuando debían hacer algo Laila se lo guardaba o lo dejaban bajo algún suéter o lo que fuese.
    Es probable que fuese lo más cerca que estuviese de hacer algo mínimamente prohibido.

    Desbloqueó el aparato y casi con cautela lo colocó en el campo de visión de Anna, con el teclado numérico abierto.

    —Puedes darme tu número —dijo con algo de nervios en la voz—, si quieres.

    En ese momento Altan volvió a su lugar, dejándose caer a su lado.

    >>¿Cómo estaba Kuro-chan? —preguntó mirándolo con el rabillo del ojo.

    —Perfectamente y con quien corresponde.

    Jez ladeó la cabeza apenas, como si algo se le escapara, y las trenzas siguieron ese movimiento de su cabeza. A veces Al era de lo más extraño.

    kaaat3.png
    ¿Cuánto tiempo había pasado ya desde que el idiota de Wickham se había ido a buscar las llaves? No podía ser tan jodidamente difícil.
    Se dejó hacer por Alisha mientras tanto, porque bueno, con algo tenía que entretenerse y bueno, no había mucho que hacer allí en medio del puto patio.

    Para cuando se dio cuenta, a falta de poder fumar un cigarrillo, se había llevado la mano libre a la boca y comenzado a tirar de la piel alrededor de sus uñas.

    Una.

    Dos.

    Tres.


    Ni siquiera se había dado cuenta, pero estaba ansiosa. Jodidamente ansiosa por pensar en la posibilidad de que el incompetente de Joey fuese a cargarse en su propio plan.

    Cuatro.

    Cinco.


    Y la sexta se fue profundo, haciéndola consciente de su compulsión. Arrugó las facciones y apretó el dedo lastimado contra la camiseta del uniforme, dejando un pequeño punto rojo en ella.

    —Si se tarde cinco minutos más vamos a tener que ir a buscar a ese estúpido —murmuró, a pesar de que había sido ella quien había sugerido fingir demencia.
     
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    Gigi Blanche

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    [​IMG]

    Aunque permaneciera pegada al móvil, la verdad era que seguía escuchando todo lo que ocurría. Cuando Altan se fue, Anna imitó más o menos los movimientos de Jez, pero de forma mucho más disimulada. Vio algo de embrollo allá lejos, alrededor de la chica que se había caído, y volvió a la pantalla. El moreno parecía conocer a bastante gente, para ser su primer día.

    ¿Meado por elefantes? Ni de coña. De cierta manera le había alegrado que hubiese otro idiota como ella, pero tal no parecía ser el caso.

    Estás sola.

    Arrugó el ceño apenas, buscando ahuyentar esos pensamientos, cuando Vólkov la distrajo. Le había acercado su teléfono celular con movimientos casi temerosos y Anna alternó la mirada entre sus ojos, como de cachorro asustado, y el aparato, antes de dejar el propio sobre el césped y erguirse. Soltó una risa corta mientras aceptaba su idea y meneaba la cabeza.

    —No muerdo, ¿sabes, Vólkov? Puedes relajarte. —Tomó una amplia bocanada, suspiró, y dudó unos momentos antes de regresarle el móvil; había entonces algo divertido, casi travieso en su sonrisa, y le alcanzó su propio celular con movimientos suaves y la mirada entornada—. Pon tu número también. Usaré para tu contacto la bonita foto que acabo de sacarte~

    No había realmente malicia en sus intenciones, ni ánimos de molestarla o incomodarla adrede por el simple hecho de hacerla sentir mal. Las niñas como Jezebel le causaban mucha ternura, eran como gatitos asustados y ella siempre había sido la imbécil dispuesta a esperar horas y horas hasta que los gatos ariscos del campo se acercaran al plato de comida que les había preparado; podía dejarlo ahí y ya, pero había algo en el simple hecho de esperar y ver cómo relajaban sus defensas que le causaba mucha satisfacción.

    Podía aplicar a ella misma, ¿verdad?

    ¿Alguien quiere ver el fondo de pantalla del móvil de Annita? ¿No? Bueno, se los muestro igual.

    [​IMG]

    Tiene una pinche colección de fondos de gatitos y los va intercambiando cuando le pinta(???)

    [​IMG]

    La adrenalina que aún se cargaba desde semejante odisea lo había hecho atravesar los pasillos como un rayo y alcanzar el patio en cuestión de escasos minutos. Venía trotando y se les apareció a Katrina y Alisha por detrás, sacudiéndolas por la espalda para asustarlas junto a un "¡bu!". Le siguió automáticamente una carcajada casi cantarina y les sonrió, palmeando su bolsillo sin sacar las llaves; un claro sonido metálico llegó al oído de los tres.

    Pound it~ —canturreó, extendiendo sus puños cerrados hacia ambas. Probablemente Akaisa no le siguiera el rollo, pero ya qué—. Muy bien, señoritas. Todo parece marchar sobre ruedas. Aunque...

    Ladeó la cabeza y entornó los ojos, observándolas con una pequeña sonrisa divertida. Puede que el diablo le corriera el alma, pero no había necesitado más para...

    —Ustedes dos, tengo casi un sexto sentido para estas mierdas. —Las apuntó con el dedo, acusador, y curvó los brazos en jarra—. ¿No estarían acaso planeando crímenes sin mí?

    Ugh. Casi, Joey, casi.
     
    Última edición: 29 Julio 2020
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    Yugen

    Yugen D e p r e s s e d | m e s s

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    Sonnen.

    No le devolvió la mirada en ningún momento pero no estaba sorda. Pudo escuchar sus palabras con perfecta claridad.

    Realmente la respuesta a sus primera cuestión le traía sin cuidado ahora y estuvo por rodar los ojos al escucharle responderle cuando claramente ya había dejado pasar ese tren. Aquella actitud le recordó demasiado a la del parásito usurpador de su hermanastro y algo simplemente le burbujeó en las venas.

    Ira.

    "Jódete".

    No, Mimiko Honda no destacaba por ser paciente tampoco.

    Sus últimas palabras, casi monólogo, si lograron captar su atención sin embargo. Se detuvo un pequeño instante y sus pupilas se contrajeron apenas, su cuerpo tomado por sorpresa.

    "¿Huh?"

    Una parte de su ser pareció ronronear satisfecha como el gatito entrometido y orgulloso que era y se permitió una leve, casi imperceptible sonrisa. Ah, así que su plan había funcionado y él había sido una inesperada pieza en él.

    No estaba de más saberlo.

    En la pista mientras tanto Kashya había saltado de forma impecable. Tan solo unos pasos por encima de Satoko, acababa de entrar por la puerta grande como otra integrante del club de aquellos que no se rompían la cara y el orgullo contra el suelo.

    —¡Thorton Kashya: salto de longitud!—clamó la profesora—¡Dos metros con ocho!

    Esa chica no podía ser humana.

    El silbato volvió a sonar. Parecía eterno, pero poco a poco se acercaban al final de la prueba. De una de tantas.

    Iba a ser un día largo.

    >>¡Whels Alisha!


     
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    Amane

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    Asentí con la cabeza, ligeramente preocupada, aunque no pude evitar una sonrisilla que rápidamente disimulé. Quizás fuese porque le apetecía hacer un poco da caos más que por Joey en sí, pero sabía que en el fondo no quería que lo pillasen.

    Sea como fuere, casi como si lo hubiésemos invocado con nuestra ansiedad, el chico apareció de la nada por nuestra espalda, asustándonos. O al menos conmigo lo consiguió, porque di un respingo soltando un gritillo que no fue a más porque el agarre de Katrina era bastante fuerte.

    Sin embargo, el alivio que sentí después hizo que olvidase el posible enfado. Ignoré su puño y me acerqué un poco más para agarrarlo de la cabeza, dándole un sonoro beso sobre la frente, sonriendo con alegría al separarme. Todo había salido bien, ¿verdad? Por ahora no estábamos en problemas.

    Seguí su mirada después, con algo de sorpresa, y reí ligeramente con tono culpable. ¿Con tanta facilidad nos había pillado...? Si nos comíamos un monólogo sin haber hecho nada me iba a arrepentir mucho. Pero al final reí, divertida.

    —Estábamos viendo como salvarte el culo, ¿por qué has tardado tanto?

    Mi pregunta, sin embargo, quedo suspensa en el aire cuando escuché la voz de la profesora-sargento llamándome. Perfect timing, ¿huh?

    >>Ah, ya me toca. Justo a tiempo para ver como te humillo, darling.

    Me separé finalmente de Katrina y, diciendo aquello mientras pasaba al lado del chico, le acaricié la barbilla con un guiño de ojo antes de dirigirme hacia la zona de salto.
     
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    Yugen

    Yugen D e p r e s s e d | m e s s

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    Desde la distancia lo había atestiguado todo. Desde el tonteo con Katrina hasta la posterior aparición de Whickham de dios sabría donde. Estaba molesta y dolida pero eso no pasaba por alto un hecho crucial que incluso la propia presidenta del club sabía con solo mirarla. Konoe no era precisamente indescifrable. Sus gestos, aunque sutiles, los pequeños cambios en su expresión, en su voz, por mínimos que fuesen estos, podían desvelar aquello que trataba tozudamente de esconder.

    Tan abstraída estaba en observarla que no pudo evitar sobresaltarse cuando escuchó el tono dulce y suave de Ai muy cerca de su oído. Un escalofrío le recorrió la piel de la espalda.

    —¿Te preocupa?

    Sí, esa podía ser la razón más obvia. Giró la cabeza para mirarla y encontró la expresión maternal de la presidenta del club de jardinería, sus rasgados ojos celestes y aquella peculiar sonrisa. Tenía la palma de la mano sobre la mejilla y era difícil dilucidar si le divertía la situación o era meramente una sonrisa maternal y honesta. El
    brillo de sus ojos, casi travieso, lo desmentía.

    A veces podía ser tan sádica.


    —Ah~ Cerasus-chan—susurró—. Si no es tu amiga no deberías preocuparte tanto ¿no es cierto?

    Konoe se llevó un mechón oscuro tras la oreja.

    —Que no seamos amigas no implica que haya dejado de quererla—respondió con cierto resentimiento en ka voz. Habían sido amigas por mucho tiempo, los sentimientos no desaparecían de la noche a la mañana, ni siquiera por una discusión o por modos de vida completamente diferentes y opuestos—. Simplemente...

    Sacudió la cabeza con vehemencia. Su larga cabellera oscura acompañó el movimiento.

    >>No importa.

    Probablemente esperaba que tuviera un mínimo de consideración por sus sentimientos, por sus sueños y sus metas. Pero ese era, de hecho, un pensamiento egoísta. Y ella buscaba la felicidad de los demás. Si eso hacía feliz a Alisha... ¿por qué demonios le molestaba tanto? ¿Temía por su futuro? Siempre había apreciado su carácter rebelde porque era diferente, era la pieza que se salía del molde, era la figurita pintada de perfecta que se negaba a serlo. Y eso siempre había captado su atención como la luz a una mariposa de alas trémulas. No era como el resto. No hacía lo que hacía el resto.

    Y aún así siempre habían encajado como las piezas de un extraño puzzle. Sus discusiones nunca las separaban por demasiado tiempo, podían hablar de las cosas que ambas amaban porque sabían escucharse. A Alisha no le interesaban las flores o las novelas románticas y a Konoe no le interesaba saber con qué chico nuevo se había acostado Alisha en el almacén de gimnasia, pero se escuchaban. Compartían charlas y risas. Respetaban la vida de la otra, los límites de cada una. Mientras no se perjudicasen parecían poder coexistir.

    El caso es que Alisha estaba cruzando esa línea.

    En ese preciso momento la voz de Yoshida-sensei volvió a alzarse y Konoe dirigió su mirada a la pista como un resorte. Después de la enorme cantidad de alumnos que habían fracasado saliendo heridos en el proceso, sintió el corazón en un puño prieto cuando la vio preparándose para saltar.

    —Alisha-san—murmuró sobrecogida.

    No quería que se lastimara. No quería que sufriese daño alguno a pesar de todo. Pero... no se lo hizo. Saltó ágilmente, atlética como era, y solo cuando la profesora señaló el metro con cinco y la vio caer de pie sana y salva, solo en ese instante, se permitió respirar de nuevo.

    Dios.

    Soltó de golpe todo el aire retenido en sus pulmones. Ni siquiera se había percatado de que había mantenido la palma apretada contra su pecho todo el tiempo.

    —¡Vamos, siguiente! ¡Hiradaira Anna!

    Sí, le preocupaba. Le preocupaba su futuro, le preocupaba su reputación, le preocupaban sus padres, le preocupaba su salud y su integridad física.

    Antes podía simplemente tratar de cuidarla y encauzar sus pasos... como lo haría una hermana mayor. Como cuando le abotonaba los botones desabrochados del uniforme.

    Pero esa situación era totalmente distinta. Su comportamiento irresponsable podía de hecho perjudicarla. Tanto a ella y a la campaña por la presidencia como a sí misma.

    Ahora era consciente. ¿Qué les quedaba siendo tan diferentes si ni siquiera podían respetarse?

    En mitad de esa tormenta de sentimientos abrumadores, sin embargo, la felicidad y el orgullo se abrieron paso al verla saltar con éxto. Y a pesar de todo; del enojo, del dolor y la tristeza que le pesaba en el pecho... se permitió una pequeña sonrisa.
     
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    Zireael

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    —No creo que muerdas —respondió. No era mentira, la ponía nerviosa recibir negativas de la gente porque bueno, su círculo de amistades se limitaba a Laila, Altan y la fría Bleke junto a Kashya.

    Tomó con cuidado el móvil ajeno cuando se lo acercó y se permitió una sonrisa, a pesar de que el color le había subido al rostro una vez más al escuchar lo de la foto.
    Digitó su número con movimientos ágiles y, por reflejo, cuando terminó regresó a la pantalla principal y notó el fondo de esta. Se le iluminaron los ojos.

    —¡Qué bonito! —exclamó mientras su sonrisa se ampliaba, luego reaccionó y le regresó el móvil a la muchacha. Iba a intentar seguir conversando con ella, cuando por encima del murmullo de la multitud, se alzó su nombre—. Suerte, Anna.

    kaaat3.png
    Se mordió la lengua cuando el inglés prácticamente les cayó encima, para evitar soltar una sarta de maldiciones, y soltó un suspiro de evidente hartazgo. Al menos ahora no estaba comiendo, así que no había estado por atragantarse.
    Aún así, cuando escuchó el sonido metálico proveniente de su bolsillo se permitió una sonrisa.

    —Es bueno ver que sirves para algo, Wickham. —En otras circunstancias habría ignorado el puño del chico, pero bueno, había tenido éxito, ¿no? Lo que significaba el éxito de los tres; por lo que respondió al gesto.

    Una sonrisa torcida se le formó en el rostro al escuchar lo siguiente que dijo y respondió algo más, a pesar de que Alisha ya había hablado.

    —¿Crímenes? Qué va~ —De nuevo su voz se volvió un ronroneo—. Deja de ser tan paranoico, cariño.
     
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    Gigi Blanche

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    La mención de su fondo de pantalla la sorprendió brevemente, y no tardó nada en regalarle a Vólkov una sonrisa bastante amplia; probablemente la más genuina hasta el momento. Era divertida, algo socarrona, como cuando te felicitan por algo bien hecho.

    —¿Te gustan los gatos, senpai? Tengo un montón de estos, una carpeta entera. Mira.

    Había, incluso, una especie de brillo infantil en el rosado de sus ojos. El punto débil de Anna eran los felinos, claramente. Estaba buscando la mencionada carpeta en la galería de su móvil cuando oyó su nombre provenir de la pista. Sus dedos se detuvieron un breve instante antes de pasarle el aparato a Jez una vez más e incorporarse.

    —¿Me lo tienes? Enseguida vuelvo. Si quieres fíjate, tiene que estar por ahí.

    Se alejó a trote ligero, su cola de caballo alta rebotando de aquí para allá, y estiró un poco brazos y piernas mientras se preparaba para saltar. Estaba acostumbrada a ejercicios físicos, aunque su confianza en sí misma no fuera lo que era hace años y, siendo honestos, estuviera más nerviosa que la mierda. Dios, sólo quería hacer esto bien. Saltar y ya.

    Vamos, Anna, no hagas el ridículo en tu primer día.

    [​IMG]

    Se sonrió divertido ante la reacción de las chicas, y toda su atención viró hacia la voz de la sargento llamando a Alisha. Alzó las cejas, emocionado, y fue probablemente el más ruidoso en alentarla mientras iba hacia allá.

    —¡Fight, Ali-chan! ¡Tú puedes!

    Se mantuvo expectante, sin distraerse, y su sonrisa se curvó hacia el costado al verla saltar con éxito. Pues claro, era Alisha Welsh, ¿cómo podría fallar una prueba tan estúpida?

    Ah, tendría que esforzarse para ganar esa apuesta.

    —Así que —le dijo a Katrina, con la vista aún puesta en la silueta lejana de Alisha—, te subiste al bote. No esperaba verte tan... dispuesta a enredarte en mis maravillosas ideas. ¡Ah! —Alzó las cejas, y su voz vibró baja y divertida al girar el rostro hacia Akaisa—. ¿Quizá sólo quieres recuperar tu mechero~?
     
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  15.  
    Amane

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    Como que jen me pilló haciendo el post de Alisha so por eso posteé directamente con ella y luego me di cuenta que no había hecho volver a Kashya so... os dejo tiempo para flirtear entre vosotros pero haré un post de relleno (?)

    Emily Hodges

    ¿E-estaría Kurosawa bien? Lo cierto es que yo también tuve intenciones de acercarme a comprobar su estado pero la chica había acabado rodeada por unos cuantos alumnos así que prefería quedarme algo alejada, no queriendo agobiarla. Después podría preguntarle sobre su estado, sí.

    Lo que me sorprendió fue ver que Mimi había sido una de las que se reunió junto a la chica. Había dicho que intentaría mejorar su relación con ella y no lo dudaba, pero parecía una cambio bastante drástico.

    Y aquel chico... ¿Usui-senpai? Me sorprendió verlo llevándose a la chica. Lo cierto es que me asusté en primer instancia, ¿qué pretendía hacerle? Pero después vi la mirada en sus ojos y... me sentí verdaderamente mal por haberle juzgado, porque el cariño que le profesaba a Kurosawa era demasiado fuerte. Se notaba que le preocupaba, seguramente la llevaría a la enfermería.

    Que lindo tener a alguien preocupándose así por ti, ¿no?

    Kashya superó la prueba sin dificultad y la vi acercarse con aquella indiferencia característica. La recibí con una sonrisa, orgullosa, y le di una palmadita en el hombro. Seguro que lo había conseguido porque no se había puesto nerviosa, siendo que le daba igual fallar o no.

    Realmente envidiaba eso.

    Pero con eso, ya solo quedaban los de tercero para aquella prueba, aunque no parecía ser el final de todo nuestro sufrimiento. Más nos valía prepararnos para lo que quedaba.
     
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  16.  
    Yugen

    Yugen D e p r e s s e d | m e s s

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    Y Anna... también lo logró. Naturalmente atlética como era y a pesar de los nervios que la habían invadido en último momento consiguió una marca bastante decente.

    —Hiradaira Anna; salto de longitud. ¡Dos metros justos!

    Parecía que el rendimiento físico mejoraba a medida que se ascendía en los cursos presentes. Pero Akane Yoshida no parecía ni una ínfima parte impresionada. Su expresión tosca y ruda mostraba un ceño fruncido casi perpetuo.

    Arrugó la nariz y el silbato sonó.

    —No tenemos todo el día, gallinas. Más brío, aún quedan tres pruebas. No quiero quedarme la noche con ustedes.

    >>¡Vólkov Jezebel!
     
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  17.  
    Zireael

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    Asintió con la cabeza ante la pregunta de Anna y tomó el móvil cuando volvió a entregárselo, mientras la observaba alejarse con la coleta moviéndose tras ella. Le había dado permiso de revisar por la carpeta, pero a ella le pareció demasiado, así que se limitó a sostener el aparato mientras la observaba.

    Contuvo la respiración, esperando que contrario a los demás, lo lograra... y así fue. Dejó salir el aire de inmediato, sonriendo y se incorporó como un resorte cuando la profesora llamó a su nombre.
    Se encontró con Anna y mientras la felicitaba por haberlo conseguido, le entregó el móvil y también el suyo.

    —¿Me lo tienes también? —No esperó respuesta y se acercó a la línea de salto.

    Altan no se levantó de su lugar, pero tenía la mirada clavada en ella.

    Vamos, Jezzie.

    kaaat3.png

    Soltó una risa sin gracia cuando Joey le comenzó a hablar a ella.

    —¿Qué clase de fumador eres, inglés? Hay que ser imbécil para cargar solo un mechero —respondió con la vista puesta en el frente. Una nueva sonrisa altanera se le formó en el rostro—. Ahora cierra la boca y mira al frente. Llegó el turno de Usagi-chan.

    Le dio un empujón en el brazo, mientras volvía a buscar a Sonnen con la mirada.


    mis posts todos shitty, madre mía
     
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  18.  
    Gigi Blanche

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    Soltó una risilla divertida al imaginarse el arsenal de cosas que Akaisa debía esconder debajo de tan finas capas de uniforme. Le corrió el cabello rojizo del hombro con apenas la punta del dedo, aunque supiera que le molestaba cuando hacía eso, y murmuró:

    —Pues no lo sé, ¿cuántos llevas tú ahí debajo? También puedo fijarme por ti, claro~

    Su sonrisa felina maceró junto al siguiente comentario de Katrina, y sus ojos viajaron con cierta lentitud hasta la pista. La cabellera albina de Bellabel reflejaba la intensidad del sol de forma casi despiadada y hundió las manos en los bolsillos. Nada en su expresión cambió, aunque tampoco volvió a abrir la boca. Se tomó un momento para peinar el panorama, pero no encontró rastros del perro guardián. Vaya, vaya, ¿vigilándola desde lejos? Probablemente.

    [​IMG]

    Sus pies aterrizaron tras el salto con una precisión que la sorprendió, primero, y la llenó de una extraña felicidad después. Fue apenas una chispa, un atisbo de orgullo y satisfacción; fue, por una fracción de segundo, como revivir las sensaciones a las cuales alguna vez se había acostumbrado tanto. Los reflectores, la piel perlada, los pulmones agitados y los aplausos. Aplausos, aplausos y aplausos.

    Bien hecho, Anna.

    La voz en su interior no era hostil ni maliciosa, sonaba alegre y la había felicitado. La sorpresa aún cobraba mucho peso y no logró articular grandes cuotas de felicidad, pero sí. Eso era. Estaba contenta y... satisfecha de sí misma. ¿Habría llegado más lejos de apartar a un lado los nervios? Tenía curiosidad y sintió los ánimos suficientes para darle una probada.

    Jezebel apareció junto a ella tras ser llamada y Anna le sonrió, recibiendo ambos teléfonos.

    —¡Mucha suerte, senpai! —exclamó, y al oír su propia voz fue consciente de cuán vibrante y alegre había sonado.

    Vaya, ella también podía oírse así, cierto. Permaneció a un lado de la pista, ya que allí estaba, y aguardó por observar de cerca la prueba de Jez. Ojalá y la diera con éxito, realmente lo deseaba.
     
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  19.  
    Amane

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    Bueno, pues vamos a ver como Joey pierde las bragas por Jez (?)

    Alisha Welsh

    ¿Dudar? En ningún momento había dudado de mis capacidades, vaya que no. Ahí estaba, sonriendo triunfante hacia el público mientras levantaba los brazos con las manos juntadas en un puño, haciendo un gesto de victoria. Un metro con cinco no era necesariamente mi mejor marca, Joey aún tendría oportunidad de superarme, pero al menos no se lo había puesto fácil.

    Salí de la zona en cuanto la siguiente víctima se acercó y busqué con la mirada en la multitud a Konoe, haciéndole un gesto a modo de saludo con dos dedos en mi frente en cuanto la encontré, guiñándole también un ojo. Podía decir lo que quisiese, podía estar compresiblemente molesta con sus motivos, y podía decir que ya no éramos amigas si eso la ayudaba con la campaña, a mí no me importaba, pero sabía que había estado preocupada por si me caía. Quizás no era la persona más inteligente ni la más lúcida, pero después de tantos años siendo prácticamente mi única amiga había aprendido a entender su rostro.

    Sea como fuere, el gesto fue fugaz y pronto me reuní junto a mis otros dos compañeros de crímenes. No dije nada, simplemente me coloqué relativamente cerca de ellos, con una sonrisa orgullosa, y seguí la vista de ambos hacia la pista, utilizando una mano a modo de visera.

    Damn, esa chica refleja el sol, me voy a quedar ciega —dije, a modo de broma, sin poder esconder una risilla divertida.
     
    Última edición: 30 Julio 2020
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  20.  
    Yugen

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    Konoe Suzumiya

    Para ser prácticos y honestos cuando Alisha alzó la mirada en su dirección y la saludó su cuerpo se paralizó de súbito, de forma automática. Fue totalmente una sorpresa, no estaba preparada para eso. El rubor le subió de súbito al rostro.

    Alisha sin lugar a dudas haría esa clase de cosas. Era simplemente obvio que la había pillado con las manos en la masa y que sabía que se había preocupado por ella, así como había celebrado su victoria. El guiño que le dirigió hizo que una corriente extraña le recorriese la piel.

    Ah, dios.

    —Ah vaya~—la expresión de femenina expectación de la presidenta del club de jardinería la regresó a la realidad. Volvía a sonar divertida, burlona incluso. Con un gesto de fingida sorpresa se cubrió los labios con la palma de la mano—. ¿Pero que ven mis ojos?

    Se volteó a mirarla con cierta consternación, mordiéndose ligeramente los labios. Ai Mamiya era como esa pequeña hada madrina de los cuentos de hadas. Era elegante y sofisticada, femenina y dulce, como un delicado pétalo de cerezo... pero podía ser realmente diabólica y retorcida si así lo disponía. Tendía sencillamente a burlarse de ella sin ánimos de ocasionar daño. No lo hacía por maldad, al menos no de forma consciente.

    Solo lo hacía.

    La escuchó soltar una risita divertida y repentinamente los brazos de la presidenta del club rodearon su cintura desde su espalda, sus cuerpo apretándose contra el suyo. Pudo sentir la suavidad y voluminosidad de su busto presionándose contra su espalda.

    Estaba sonriendo con una mueca amplia, sin mostrar los dientes. Parecía una de esas princesita de las historias; de esas que danzaban con las flores y se perdían entre risas entre coloridos bosques y campos floridos. Su entusiasmo no iba en consonancia con la situación, pero Konoe ya había llegado a la conclusión de que no podría cambiarla.

    —Te pillé~—susurró dulcemente tan cerca de su oreja que le produjo un escalofrío. Abrazarla allí, con esa efusividad, en medio del patio...

    —M-Mamiya-san—exclamó con cierta urgencia, abochornada.

    Pero Ai no la soltó. Sus brazos la rodearon con algo más de fuerza, presionándola, acercándola hacía sí. Y apoyando el mentón en su hombro se permitió cerrar los ojos.

    —"Podrán cortar todas las flores pero no podrán detener la primavera"

    Esa cita... la conocía de sobra. La había escuchado innumerables veces y era, de hecho, el lema del club de jardinería. Podrían cortar todas las flores pero jamás detendrían la primavera, fervorosa, floreciente; con sus vivos y deslumbrantes colores.

    La primavera era como Ai Mamiya. El club de jardinería le sentaba como anillo al dedo.

    —¿Pablo Neruda?—murmuró con estupor preguntándose por qué narices lo citaría un momento como ese. Sus ideas excéntricas a veces simplemente se le escapaban
    .

    Ai apenas cabeceó.

    —Mmh—convino—. Tú eres así, Suzumiya-san. Te esfuerzas por cortar las flores pero no puedes detener la primavera que crece dentro—sus delicados dedos se delizaron sinuosos hasta su tórax y presionó justo sobre su corazón—. Aquí.

    El rubor se apoderó con fervor de sus mejillas. ¿Qué se supone que insinuaba con eso?

    —¿Huh?—exclamó con la voz algo más ronca, estupefacta—. ¡No digas cosas vergonzosas Mamiya-san!

    Aquel pensamiento, lo que implicaban sus palabras tenía la capacidad de arrojar por la ventana toda su temple y seguridad. Era un pensamiento aterrador, paralizante. Algo que se había planteado en más de una ocasión, innumerables de hecho, y sin embargo siempre había tenido pánico de afrontar.

    La voz de Yoshida-sensei, sin embargo, pronto las devolvió a la pista.

    —¡Volkov Jezebel!—casi rugió—¡Fallo!

    Aquella chica que acababa de caer contra el suelo se veía tan pequeña y frágil. Su cabello era una mata de largo cabello níveo que refleja con intensidad los rayos del sol. Era una chica de su curso pero parecía una delicada muñeca de porcelana o una flor de invierno.

    —Déjame ir—le pidió a la presidenta del club y Ai la liberó sin quejas ni reproches. Konoe se acercó corriendo al encuentro de Jezebel y con el rictus contraído en una mueca de preocupación genuina comprobó su estado, sobrecogida—. ¿Te encuentras bien? ¿Puedes incorporarte?

    Como amo a estas silly lesbians bye
     
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