Edificio Principal

Nagi Watanabe


... ¿Estar bien? ¿Podía estar bien? Nagi en su momento no supo como responder a aquellas palabras de Shiori. Tras haberse salvado del caballo gigante simplemente quedó en shock; no podía procesar lo que ocurría. Tenía ante ella unos sucesos sumamente fuera de sí, se sentía extraña también. ¿Tendrían que aprender a lidiar con cosas así el resto de sus vidas?

Por el futuro... No había podido dormir nada esa noche. Su cabeza quedo dándole vueltas a cosas como el futuro. ¿Qué sería de ella? ¿Tenía algo por qué vivir para él futuro? Ahora mismo no; no se imaginaba ningún futuro dónde estaba ella, pero al mismo tiempo tampoco era capaz de pensar el futuro de otras personas sin estar ella presente en estos.

¿Razones para vivir? ¿Para luchar? Obviamente habían: Vivir para otros. Y eso no le agradaba específicamente ¿Qué pasaría si, por algún motivo, esos "otros" le abandonaban? ¿Si solo quedara ella? Ahí no tendría más motivos para mantenerse de pie, y la idea le aterraba. Haber peleado con ese caballo se sintió haber estado al borde de la muerte, y eso daba mucho miedo.

Miró el celular que con el mensaje de Alisu... Había más, y tenían que prepararse para ello. No pudo evitar que un par de lagrimas se les escaparan de sus ojos. Se pasó de inmediato el antebrazo por estos, para después intentar calmarse exhalando e inspirando; como bien le había enseñado Haruka durante toda su vida. Miro el mensaje otra vez y decidió teclearle un mensaje a la chia.

Un mensaje sencillo. Le dio miedo hasta pulsar el botón "enviar"

"Si nos atacan de muerte dentro de ese lugar repleto de monstruos ¿Morimos? ¿O solo reaparecemos en nuestro mundo?"


​

Cuando entró a la academia se percató que llegaba tarde al aula. Decidió ir corriendo a su sala, después de cambiarse velozmente el calzado en los casilleros.

 

Akiko Brooks

Anna insistió en ir al Maid Café. Me daba algo de reparo, a decir verdad, entrar en un sitio de esos, pero a Anna se la veía tan entusiasmada que no podía decirle que no. Así que fui arrastrada hasta el lugar sin poder hacer mucho más por evitarlo, y no pude sino suspirar aliviada cuando vi que estaban cerrando y nos dijeron que no podíamos estar allí. ¡U-Uf, lo sentía por Anna, pero era un apuro que me ahorraba!

Nos despedimos, pues ciertamente se estaba haciendo tarde, y regresé a casa junto a Lukas. Ciertamente me costó dormir aquel día; demasiadas cosas habían pasado, y no cosas precisamente normales. Y la expresión triste de Dai y el rostro de Sayuri, inconsciente y en coma, me seguían persiguiendo a todas partes. No la habíamos salvado aún, pero... podíamos hacerlo, estaba segura. Y... Y-Y... contaba con ayuda, ¿n-no? Anna, Sanji, y también los demás: Yule, Diane, Watanabe... t-todos, hasta Hiroki, parecíamos estar juntos en esto, parecíamos ser "los Tricksters", y parecíamos, en cierto modo, destinados a salvar a Sayuri y a salvar a quién sabe cuánta más gente. S-Sí, no estaba sola.

Por primera vez, no estaba sola.

***

Un día más de clases pasó, y el nudo en la garganta que sentía al pensar en Daisuke y en lo mal que lo estaría pasando me hizo difícil poder concentrarme en las clases. Y tan pronto como nos dejaron ir, correteé en una dirección muy concreta y determinada. M-Me daba muchísima vergüenza hacer aquello, pero... me sentía en la necesidad de hacerlo, en cierto modo. Era como si la idea rondase mi cabeza sin parar.

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Sorry Gigi, se nos interrumpió la cita </3 Iremos al café en otra ocasión, yo wacer unas gestiones con la Aki uwu

 

Sanji Allende

Las clases al fin habían terminado, lo cual era un gran alivio. Había descansado bastante bien, mejor que los últimos días, y me sentía con más energía. Aunque no sabía que hacer con tanta energía, sinceramente. Suponía que podía pasar la tarde visitando a Sakura-chan, y preguntarle que diablos podía hacer con todos los materiales que no me compró. O tal vez podría ir al gimnasio. Todavía tenía que ver a la capitana del equipo femenino. ¿Debía disculparme? No, lo dudaba. Pero ardía en curiosidad para saber lo que había ocurrido. Tal vez debía llevar una botella de agua, eso sí.

Sin embargo, pude captar por el rabillo como Akiko se alejaba de allí. No era tan difícil captarla, la verdad, teniendo en cuenta lo que medía la muchacha, pero una sonrisa se me dibujó en los labios. Tal vez podía sacarme esa carga de encima y estar algo más libre durante el resto del día. Así que busqué mis cosas en el casillero y comencé a seguirla.

 

Oreki Tojo

Una vez regreso al mundo real Oreki se despidió de sus compañeros no sin antes felicitarlos por el esfuerzo titánico que habían demostrado, era una pena que no compartieran una cena para celebrar aquella victoria con Diane y Yule pero, el cuerpo demandaba un descanso.

El nuevo día transcurrió normal, las clases habían culminado y Oreki había terminado una vez su segundo bento o ¿Era el cuarto o quinto? En fin Oreki aún pensaba en como ahora enfrentaba una nueva realidad, la chica llamada Sayuri...su salvación dependía de el y el resto de sus compañeros, aún con todo aquello vivido era difícil de procesar.

—¿mmm?

Oreki recibió un texto de parte de Alice, un recordatorio de la nueva y más grande ración de paliza que el iba recibir al lado todo el equipo. Al menos le había dado un tiempo para explorar el resto del pueblo.

Pensó entonces en visitar a la señora de modales refinados, en medio de la investigación pasada no tuvo tiempo de conocerle. Si ese sería su primer destino aunque quien sabe...otras sorpresas pondrían tentarle.

 

No fue hasta el final del día que Nagi obtuvo la respuesta a su mensaje. Tras recibir el primer mensaje de Alice, el cual copió a todos los Tricksters, la asistente de Igor envió otro mensaje a la joven Watanabe.

"Por supuesto que mueren. ¿Qué clase de pregunta es esa, baka? El otro mundo no es un videojuego; es tan real como vuestro mundo."

Y eso fue todo lo que ponía... ¿acaso Alice estaba de mal humor? ¿O siempre era así de descortés? Quizás nunca lo sabría...

 

El día de ayer había llegado a su final. Luego de que el sol se pusiera y comenzara la noche, todos los Tricksters regresaron a sus hogares y luego de cenar, se fueron a dormir.

Al día siguiente, las clases procedieron sin muchos inconvenientes. Todos asistieron a sus clases, y finalmente la campana marcó el final de horario escolar. Al salir al pasillo del edificio principal, se podía escuchar a los estudiantes de la secundaria charlando en animados susurros sobre algo...

—¿Has oído? —le comentaba una chica de cabello corto animadamente a su amiga—. ¡Hay todo tipo de empleos de medio tiempo en el pueblo!

—Oh, eso podría venirme bien... —le respondía su amiga, una joven de cabellos rojos—. Mis padres no me dan mucho dinero de mesada... ¿qué empleo crees que debería tomar?

—Hm, buena pregunta... ¿qué tal si lees el letrero que está en la Calle Principal del Distrito Comercial? —sugirió la de cabello corto—. Ahí están enlistados todos los empleos de medio tiempo que aceptan estudiantes de secundaria.

—Suena como una buena idea, quizás lo haga antes de ir a casa...

Al parecer, había disponibles trabajos de medio tiempo, al menos a partir de hoy... pero tampoco había que olvidar que la fecha límite para el rescate de Sayuri era en dos semanas. Aún había tiempo, pero...

¿Qué harás el día de hoy?

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¡Comienzo de un nuevo día!
Yugen Yáahl Mori GalladeLucario Lucas Diamond Kuno Vizard No u Gigi Blanche

 

*ding, dong*

La última campana de la tarde sonó por todo el edificio de la Secundaria Hanazawa, indicando el fin del horario escolar. Los muchos alumnos de la preparatoria se apresuraban a guardar sus pertenencias de regreso en sus mochilas, mientras sus profesores lanzaban sus últimas palabras de su lección antes de que comenzaran a dispersarse todos.

Los pasillos pronto se poblaron de estudiantes que se apresuraban en dirigirse a la entrada para retirar sus zapatos y proceder a marcharse de regreso a sus respectivos hogares. Algunos cuchicheaban animados acerca del año escolar, otros intercambiaban rumores acerca de la extraña enfermedad que rondaba en el pueblo citando fuentes altamente dudosas, y había quienes simplemente planeaban qué hacer el día de hoy.

—¿Has oído que la semana que viene comenzarán los clubes escolares? —le comentaba un muchacho de aspecto atlético a su compañero cerca de la salida—. Estoy pensando si inscribirme en uno, me arrepiento de no haberlo hecho el año pasado...

—Argh, ¿es en serio? —respondió el otro; parecía estar un tanto estresado—. Yo quería anotarme en uno, pero tengo mi trabajo de medio tiempo también... no sé si podré ahora.

—Ey, no te preocupes tanto, no es como si los clubes se juntaran todos los días —dijo su relajado amigo—. Sólo tienes que ir cuando tengas tiempo... ey, cuéntame más sobre ese trabajo, estoy corto de dinero...

Todos se preparaban para dejar la escuela. Era un día común y corriente en Hanazawa... y aún tenían unas dos semanas de tiempo para dedicarse a su misión en el otro mundo, de modo que...

¿Cómo pasarás tu tiempo el día de hoy?

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¡Hola a todos y todas! Así es, aquí estamos, oficialmente de regreso...

Si bien el rol sigue en la parte de Archivos, recibi permiso para comenzar a reactivarlo, y a partir de este instante ya todos pueden comenzar nuevamente a rolear con sus queridos personajes :)
En breve postearé también dos nuevos temas, uno de los cuales incluirá el Tablón de Trabajos para aquellos que les interesen los trabajos de medio tiempo. Mientras tanto, son libres de rolear y visitar el lugar que más les plazca, interactuar con el Arcana que quieran, explorar donde más les guste, etc...

¡Bienvenidos de nuevo a Persona! Nuevamente disculpas por mi ausencia... ¡y espero disfruten de su estadía aquí! :D
Hygge Yugen Mori Hitori Suzaku-kun Lucas Diamond Dosmilveintiuno Gigi Blanche Kuno Vizard

 

Nagi Watanabe

Había que ver la que me había montado ayer, la verdad. Solo recordarlo me enviaba toda la sangre al rostro, frunciendo mi ceño inevitablemente al apretar mis dientes, empuñando las manos dentro de mis bolsillos en el proceso. Diablos, nunca me había sentido tan frustrada, vulnerada e incluso puede que asustada; aunque esto último estaba en tela de juicio, porque lo qué más temía había quedado bien atrás desde que me deshice de ese intento de pacotilla que quiso confundirme fingiendo ser mi madre.

Solo de recordarlo ardía en cólera, la verdad; mandándome chispazos por todo el cuerpo, actividad mis instintos para golpear o huir.

Y antes hubiera elegido tan solo huir, pero ahora tenía las herramientas para golpear de vueltas; y me veía más que obligada a fusionar ambas cosas sí quería sacar a la tal Sayuri de ese lugar de pesadillas. Y a pesar de que pareciera que el principal motivo que me obligaba a enfrentarme a lo que me correspondía por destino, era la enfermedad que se propagaba cada vez más y más, la verdad era que imaginar que una chica como podría tratarse bien de Kurosawa, Brooks, Hiradaira y hasta la misma Diane, estaba sola en ese horrible lugar sin posibilidad alguna de defenderse, me obligaba a no poder pasarlo por alto.

Por que mi pasividad en verdad que no sé a dónde se fue a esconder, pero estaba más que agotada de no hacer nada para impedir tanta injusticias. Ahora que tenía la fuerza, era mi deber restaurar la paz; no solo por y para el pueblo, sí no que para mis propios líos también tendría que empezar a ir con la misma actitud.

Resoplé casi como un toro, despeinándome el flequillo al que aún no terminaba de acostumbrarme, para luego proceder a guardar todo con algo de calma. Seguía sin poder atender bien a clases, me dormí como tres veces y tomé poquísimos apuntes, pero eso ya sería problema para la Nagi del futuro.

—Bueno, Yuki-chan; me voy llendo —solté con la seriedad y deje de enfado con los que lidiaba últimamente, pero fue cosa de ver los orbes verdes de la chica para que mi corazón diera un vuelco de nuevo y yo volviera a suspirar poco después, esta vez bastante resignada y hasta con cansancio. Mis mejillas estaban muchísimo más rojas también. Luego de otro par de suspiros e inspiradas, le brindé una sonrisa genuina, aunque mis cejas arqueadas con pena solían ser inevitables en estas—. Cuídate, y que te vaya bonito.

Cerré los ojos y extendí mis labios hasta mostrarle los dientes superiores, haciendo un pequeño gesto con la mano.

Y tras eso y sin mucha más dilación, me dirigí con paso decidido y firme hacia la salida de la academia.

Hasta me recordaba al enojón de Ichirou y todo. Era frustrante eso también.

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Chale, había olvidado el develop que tuvo Nagi de la noche a la mañana XD
Niña, esa Mar vibes no son sanas XD

 

Akiko Brooks

Las campanas sonaron, como de costumbre. Y yo salí del edificio, con el móvil entre mis manos, como de costumbre. Y... mis pensamientos se centraron en aquel parque de atracciones, aquellas criaturas oscuras, y Sayuri y Daisuke.

Como de costumbre.

Me costaba apartar de mi cabeza aquel mundo extraño en el que nos habíamos visto inmersos, tanto yo como el resto, como... como Anna, Sanji y los demás. ¿Cómo iba a olvidar tal cosa? ¿Era siquiera posible? ¡O sea, es que estábamos hablando de que... t-tenía poderes! ¡Y aquel sitio estaba lleno de monstruos! ¡¿Estamos perdiendo la cabeza?!

A veces lo asimilaba tanto, lo hacía tan parte de mi día a día, que olvidaba lo loco que era. Y a veces intentaba, también, olvidarlo por un momento, pensar en otra cosa, centrarme en las clases; me decía que aún teníamos tiempo, ¡debían pasar dos semanas para que la enfermedad surtiese efecto! Pero... pero...

Yo vi a Sayuri. Y vi a Daisuke, su rostro triste. Vi el dolor de los dos.

¿Cómo iba a olvidar eso?

En la pequeña pantalla, buscaba desesperadamente información al respecto. El buscador arrojaba pocos resultados, sin embargo. Ni "enfermedad extraña subconsciente mundo oscuro", ni "trauma enfermedad mortal psique", ni nada así daba resultados. Como mucho leía a un par de fanáticos en foros soltando locuras y teorías conspirativas, pero nada especialmente útil. No, no había forma de averiguar nada. Solo podía confiar en Alice y en sus palabras: en el hecho de que podíamos arreglarlo. Los Tricksters podíamos.

"Pero yo sola no podré", me dije. Cuando me quise dar cuenta, miré a mi alrededor, alzando la mirada por una vez de la pantalla, de ese pequeño mundo de confort en el que me encontraba, y me di cuenta de que estaba sola, caminando por las calles, ya lejos del edificio. Me había alejado, absorta en mis pensamientos. Y seguía dándole vueltas, de hecho. Había que volver allí, había que volver al parque de atracciones. Quizá era, en parte, por egoísmo: era... una forma de sentirme útil, de sentirme importante. Y una forma de dejar en calma mis pensamientos, que no pararían de atormentarme hasta que solucionase aquello.

Tenía que hablar con Anna, sí, Anna me ayudaría. Supongo. Creo. Espero...

Akiko, deja de depender de Anna, no va a ser tu niñera todo el tiempo.

Pero... p-pero, ¿a quién más se lo podría pedir? C-Casi me costaba aún mirar a Anna a los ojos, ¡como para hablar con otra persona directamente! No, no, no, no, no, no. No podía, no. Me iban a tomar por una intensa. Estaban cansados, asustados. Yo también, sí, pero... supongo que a muchos no les importaría tanto como me importaba a mí. Y tener que acudir a ellos y pedirles que arriesguen sus vidas por ayudarme... ¡ugh! ¡Akiko, por qué eres así! ¡Pide ayuda, joder! ¡P-Pero si la pido y me dicen que no...! ¿Y si ni siquiera Anna quiere venir? ¿Tendré que ir sola? ¿Cuándo iremos?

Ah, ahí estaba, torturándome otra vez. Es increíble lo que puedo llegar a discutir conmigo misma.

Si es que soy mi peor enemiga...

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Auxilio hace 8 meses que no roleo con esta chica pero lo siento como si fuese ayer, lmao, anxiety goals (?)

 

Yule Shirai

Lo cierto es que no sé bien cómo hice para prestar la debida atención a las clases. Tenía esa capacidad de abstraerme de mis emociones y entrar en piloto automático cuando de mi cerebro de archivo se trataba, pero la incertidumbre seguía estando ahí. La pregunta no dicha de si todo lo que había vivido el día anterior era real. Los monstruos, mi Persona, los otros chicos que despertaron junto a mí en el vagón. Esa enfermedad extraña que había empezado a esparcirse por Hanazawa.

Mientras recogía torpemente mis cosas y enterraba las manos en los bolsillos, pasando desapercibido entre las masas de alumnos como uno más, pude escuchar algún que otro comentario al respecto de la enfermedad. Bueno, quizás no había sido un sueño del todo. Y los rostros familiares que identifiqué sobre la marcha no tardaron en confirmar mis sospechas.

Huh... ¿Debía alegrarme? Aún me estaba costando asimilar todo eso. Yo, que tendía a ser tan escéptico y desconfiado por naturaleza, creyendo en monstruos y demás espíritus extraños. ¿Y ese tipo, Igor? Esa nariz no era de este mundo.

Pero había una chiquilla en peligro, ¿cierto? Perdida en esa dimensión paralela tan extraña. Y era nuestro deber ayudarla, o algo así. Como una suerte de super- héroes de turno.

Suspiré, jugando con un mechón de mi flequillo bicolor, y continué avanzando con la vista clavada en el cielo azul de la tarde. Perdido en mis cavilaciones terminé por dirigirme hacia la calle principal.

Quizás... no era tan malo, después de todo. Salvar el día en vez de arruinarlo por una vez en mi vida.

 

Sanji Allende

Mi frente golpeó la superficie de mi banco al momento en el cual el timbre que marcaba el final del día lanzaba su estrepitoso grito por todos los pasillos. Maldije, mientras me frotaba la parte afectada, mirando con ojos cansados a mi alrededor. Tanto el golpe como el ruido me habían arrebatado de forma violenta de mi sueño, y no estaba de muy buen humor, la verdad. El día había sido más aburrido que chupar madera, y más denso que la miel. Si había sobrevivido hasta ese día era porque me había pegado unas pequeñas siestas cada tanto.

Me rasqué la nuca, mientras me incorporaba lentamente del banco, tomaba mis cosas, y me dirigía hacia los casilleros. Arrastraba los pies, la modorra invadiendo cada centímetro de mi ser. Sinceramente, solo tenía ganas de ir al lado del río, tirarme en el pasto, tocar algo con el ukelele, molestar a algunos transeúntes aleatorios, y volver a casa. Era un día que invitaba a la no acción.

Los recuerdos de lo que había pasado últimamente seguían frescos en mi memoria, y busqué con la mirada a Akiko y a Anna, pero estas ya habían desaparecido entre la muchedumbre que se apresuraba por salir a la libertad. Bueno, ya me había disculpado con Rascacielos, en cierta manera. Le había comprado esas vendas para el grandulón. De algo le tenían que servir. Aunque tampoco podía llevarla de la mano para que se los regalara. Solté una risa nasal. Si llegaba a agarrarla de la mano, probablemente a la niña le diera un síncope.

Mientras salía de aquella prisión conocida como escuela, pude escuchar por encima a otros dos estudiantes, que hablaban sobre clubes y trabajos de medio tiempo. Sopesé las ideas, mientras me quitaba un pedazo de comida de entre los dientes con la lengua, y lo escupía a un costado, en un tacho de basura. Los bolsillos se me habían aligerado después de aquella compra, y un club era una increíble oportunidad para conocer más víctimas personas. Personas. ¿Habría más gente como nosotros? Que tenían una entidad adentro suyo y demás. Ni idea. Tal vez teníamos que averiguarlo.

Lo único que sabía era que todavía teníamos que rescatar a aquella niña de las pesadillas. Y de que tenía que devolverle la botella de agua a la capitana del equipo de baloncesto. Chisté con la lengua. Devolver algo. Japón y mi padre de verdad me estaban cambiando.

 

Oreki Tojo

El rubio se había entregado de lleno a los brazos de Morfeo en la biblioteca de la escuela, sin la más mínima idea de dónde estaba parado o sentado.

—aah cielos pareciera que todo el tiempo se hubiese pausado— Oreki observó la hora en su movil—¡El almuerzo! O que diga debo salir de aquí, encontrarme dormido sobre un libro de historia, eso pondría de malas a los profesores si hubiesen llegado.

Oreki salto de la silla donde hace un minuto soñaba estar en el Japón medieval, en una particular guerra entre dos clanes; Minamoto y Taira...una historia de guerra honor y gloria...algo fascinante para el, aunque no tanto como la historia del onigiri y otros platos nacionales. ¡Una pena haberse quedado dormido antes de tomar un libro sobre el tema!

—aquel tema de historia, aún falta mucho para el estudio del periodo Heian—dijo al morder un Onigiri recien sacado de su reserva de comida, aparte del almuerzo—como sea supongo que aquel libro, portar una auténtica katana y ser algún tipo de guerrero patea monstruos tuvo que ver en aquel sueño loco—analizo Oreki mientras llegaba hasta la salida de la secundaria y tras devorar su onigiri reviso una vez más su móvil, precisamente su calendario...aún faltaban dos semanas para encarar al demonio en el parque y así salvar a Sayuri.

—aunque eso solo sería la guinda del pastel...mmm—reflexiono mano en el mentón recordando el hecho que una misteriosa epidemia estaba propagándose de forma acelerada. Había que estar listo.

—Espero algunos de los chicos estén de buenas para algún paseo al arcade—dijo con una gran sonrisa en su rostro, aunque en su mente figuraba visitar ciertas partes en Hanazawa.

 

Diane Yamaguchi

Por primera vez en mucho tiempo, no fui capaz de concentrarme plenamente en clase. Escuchaba al profesor y tomaba las notas necesarias, pero no era capaz de ir relacionando en mi mente lo nuevos conceptos, o generando opiniones sobre aquellos. Porque en mi mente seguía rondando el fantasma de Sayuri, la hermana de Daisuke, y aquella extraña enfermedad de la que nos habían avisado. Pero Sayuri... Ella se iba a recuperar, estaba segura. Aquel mundo al que nos llevó Alice debía tener alguna relación, habíamos entrado dentro del sueño de Sayuri, ¿no? Quizás así podríamos hacer que despertase. Y si era el caso, podríamos hacer que despertasen todos los demás.

Entonces... ¿debíamos seguir trabajando en despertar a esos enfermos? ¿O sería mejor mantenernos al margen? La última vez consumí todo el día en la mazmorra, y tuve que pasarme la noche lavando la ropa, para que mis hermanos pudieran ponerse algo limpio al día siguiente para ir al colegio. Apenas pude dormir, y lo cierto es que últimamente tampoco había pegado mucho ojo. Y, a la larga, eso acabaría disminuyendo mi rendimiento en clase...

Con la mente algo cargada de preocupaciones y deberes, abandoné la última la clase, una vez todos se habían marchado. Hoy tendría que volver pronto a casa para preparar la cena y congelar algo para los próximos días. Sin embargo, aún contaba con algo de tiempo, aunque fuesen un par de horas. Y probablemente lo mejor fuera salir al centro del pueblo, y ver si podía trabajar en algo para conseguir un poco de dinero. Empezábamos a estar escasos de provisiones en casa, y si finalmente teníamos que acabar luchando contra más enemigos como en el sueño de Sayuri... agradecería tener alguna protección especial.

 

El día de ayer había llegado a su final antes de que se hubiesen dado cuenta. Todos regresaron a su casa y disfrutaron de una noche de sueño tranquila y normal...

Al día siguiente, las clases transcurrieron con normalidad. Los profesores hablaron de los exámenes, que tendrían lugar después de la Golden Week, es decir, a principios de Mayo. Aún quedaba bastante para esa época, pero era un poco aterrador pensar que faltaba menos de medio mes para esa época.

Cuando sonó la última campana del día, los estudiantes de la secundaria se apresuraron a guardar sus libros y materiales para emprender el camino de regreso a casa. Los múltiples alumnos cuchicheaban entre sí sobre distintas cosas; el tema de charla del día era el Cine de Hanazawa, lugar que muchos estudiantes aprovechaban para invitar amigos a ver los nuevos estrenos en cartelera. Aunque en la mente de los Tricksters, aún pesaba el tema de Sayuri. Tenían tan sólo dos semanas antes de la fecha final...

Poco a poco, los pasillos se fueron vaciando. Y tú... ¿cómo pasarías el tiempo el día de hoy?

Contenido oculto

Gigavehl Amane Yugen Hygge Suzaku-kun Mori Gigi Blanche Dosmilveintiuno Lucas Diamond Hitori Kuno Vizard

¡Comienzo de un nuevo día! Piensen en cómo pueden aprovecharlo y sacarle el máximo provecho a su tiempo...

¡Nuevo trabajo disponible en el Tablón! En breve será actualizado.

Para quienes no lo hayan visto, hay un nuevo apartado de Misiones y Eventos. Para progresar en esto, primero hay que terminar la primer mazmorra. Para comenzar en eso, deben ser al menos un equipo de 4; cuando haya un grupo decidido a dedicarse a ello, simplemente vayan al lugar que establece la misión. Link al tema para el que no lo vio:
https://fanficslandia.com/tema/misiones-y-eventos.65247/

 

Contenido oculto: Heater

Nagi Watanabe

Era definitivo, todo el cariño y amor que transmitía Tojo Oreki me había dejado embobada; ese cariño que yo tanto cuidaba, anhelaba y me costaba mundos soltar. Como sí fuera mi más preciado tesoro, mi más querido secreto, mí única y verdadera vulnerabilidad. Me hacía sonrojar, me apretaba la garganta, pero era totalmente contrario a todo el miedo con el que había vivido, sentía yo, toda mi vida fuera de mi hogar. Era lindo, cálido; suave, respetuoso; sinuoso, pero directo. Era una persona maravillosa, y no quería quedármela solo para mí como los románticos convencionales; quería cuidarle, protegerle, para que así con esa energía natural salvara a otros. Tal como me había salvado a mí, de volverme otra, de dejar de ser yo.

De abandonar a Byakko a su suerte, y que se muriera por mi indiferencia. Eso era lo que seguramente más nos aterraba; perdernos a nosotros mismos, nuestro valor como personas, nuestro lugar en el mundo. Todos nacemos, y cuando nacemos, algo tendremos que hacer. Ese era el verdadero destino, y por eso podíamos cambiarlo.

Y cada vez tenía menos miedo, cada vez todo parecía menos complejo; el tipo pericano ya no era un extraño espeluznante, era un viejo algo tonto y muy gracioso. Y confiaban en nosotros, como nosotros debíamos confiar en cada quién que se nos pusiera en frente.

Que las cosas podían cambiar, que nada se estancaba, que todo avanzaba; y aún así, siempre volvíamos a ser el bebé que nació puro, impoluto.

¿Era lo más cercano a sentirme enamorada? Si, seguramente si. Pero... no me apetecía por ahora, seguramente a Tojo tampoco; quedarse con alguien fijo. Había muchas personas por conocer aún, y tal vez entre nosotros no había necesidad de mantenernos toda la vida unidos. Agua, viento; fluyen por todos lados, nos movemos de la misma manera, pero sentimos las cosas de formas distintas.

Era más que claro. Íbamos a ser grandes amigos, lo estaba viendo con claridad; pero solo eso, dos amigos, dos hermanos perdidos, dos compañeros leales. Eso, para mí, sonaba mejor que ser "La Pareja" de Tojo Oreki. Pero de todas formas, seguía siendo como estar enamorada.

Y eso me encantaba.


Salí del salón tras despedirme de Yuki, dándole un beso casto en la frente de paso. Porque me apetecía, esparcir más cariño y tal, todo ese cariño y afecto sin esperar nada a cambio; para el mundo frío y egoísta que solo pensaba en masacrar a otros para su propia supervivencia. El perico sabía eso, y por eso me eligió a mí entre tantos, o eso empezaba a sospechar. Porque, sí no, ¿de que servía alguien tan lenta e ensimismada, sí no era más que para comprender a todos y cada unos de los arrebatos de energías que eran mis compañeros? Tal vez no amigos, mucho menos familia; pero eran mis compañeros, mi equipo. Y yo siempre daba lo mejor de mi por mi equipo.

En ese tiempo de tres; Natsu, Haru, Aki. Ahora, Nagi, tenía que esforzarme más, sin caer en el individualismo, para mantener con aires calmados al constante tira y afloja que íbamos a ser todos. Para que Hiroki no se tirara como carnada, para que Shiori no sufriera por tener que cuidarnos a todos. Primero mi equipo, luego mis cercanos, por último los extremos.

Ya estaba mentalizada, lista y con ganas de partirle la cara al resto de monstruos que quedaran en el parque de Sayuri. Ya no tenía miedo, porque las Pesadillas solo viven dentro de nosotros, y yo ya no dejarían que me dominaran otra vez.

De tal forma, me quedé esperando a la salida de la escuela a Kurosawa Shiori; para dejarle claro que no era una niña pequeña, que sabía cuidarme a mí manera, y como volviera a verme como alguien indefensa, le iba a cruzar una cachetada por el rostro o jalarle el pelo sin pensarlo dos veces.

Porque era Nagi, la niña calmada, pero también era Watanabe y nunca dejaría de ser una Akiyama, aunque el nombre quedara por siempre en el pasado.

Contenido oculto: Vuelo

 

Contenido oculto: You're somebody else

Nagi Watanabe

El tiempo que pasó se me hizo algo eterno, porque a pesar de que los miedos habían desaparecido, seguía siendo humana; temblar, los nervios, sonrojarse, el calor, todo eso era inevitable y natural. Cuando quise darme cuenta mi semblante era de absoluta seriedad, manos tras la espalda y respaldada en el muro a la salida de la escuela, como recuerdo que hacía Ichirou el par de veces que me iba a buscar. ¿Por qué?, ¿destino, casualidad, suerte? ¿Por qué sentía que tenía que decirle esas palabras a Kurosawa Shiori?

Eso me estuve cuestionando todo el tiempo que esperé, y más o menos tuve una respuesta: Estaba harta de que me sobre-protegieran, porque me hacían sentir débil e impotente. También estaba harta de la gente que ponía una cara, pero se sentía de manera diferente, tal cual hacían Ichirou y Natsumi, aunque nunca sabría cuantas veces me mintieron de aquella manera. Tampoco importaba demasiado, pues por algo lo hacían, y tampoco valía preocuparse ahora que ya nada había que hacer respecto a eso.

Pero sí que podía hablar aún con Kurosawa, después con Usui; para que no fueran un maldito sacrificio, como sí de esa forma fueran a evitar que me destruyera. Siempre nos destruían, de alguna u otra manera, así lo habíamos aprendido a la mala con Haruka; por eso mismo siempre nos parábamos, apoyada la una en la otra, para seguir adelante. Lento, paso a paso, con los cambios y velocidades que fueran necesarios.

—Buenas tardes, Kurosawa. Tengo algo importante que decirte —contesté a su saludo, sin formar sonrisa, porque ya me imaginaba como intentaría hacerse la maternal apenas una saliera de mis labios. Y yo no quería una madre, ya tenía a una, sí algo podría querer era amigos; los amigos van a tu lado, algunos un poco por delante, otros un poco por detrás; algunos son muy callados, otros pareciera que siempre tienen energías: pero nunca están lejos, ni tampoco demasiado cerca.

Eso sentía que le faltaba por entender a Shiori Kurosawa, ¿por qué? Ni idea, pero eso me era irrelevante; soluciones, no seguir buscando más y más motivos para evitarlas.

>>Somos un equipo, de nueve creo, y nos dividimos en grupo; de tres, para poder cuidarnos las espaldas y no estar solo—. Hablaba con firmeza y sobriedad, a pesar de que mi corazón martilleaba con fuerza en mi pecho; pero no podía quebrarme, no en ese momento. Sabía que Shiori, de algún modo, era más fuerte que yo; ante la adversidad, nunca hay que mostrar que flaqueas. Otro mensaje que se me inculcó sin saber por el paso del tiempo.

>>Así que, por favor, tanto tú como Usui-senpai no me vean como a una cría que hay que proteger; como no trabajemos verdaderamente unidos, los monstruos de ese lugar de pesadilla nos van a hacer polvo, Kurosawa. Lo veo con claridad. Debemos ser uno solo, no algo fragmentado; o sí no, ¿cómo le ganaremos a algo que ni entendemos?

Bajé la vista, soltando un suspiro demasiado pesado, ganado por todo los nervios que solo habían aumentado y aumentado. No hablé alto, dije las cosas bastante bajo en realidad, pero por suerte mi voz no había flaqueado. Era hora de tensarse y esperar lo peor; golpe físico o mental. Vamos, sí duele, es por que estás avanzando.

—Eso sería todo —agregué antes de que dijera cualquier cosa—, así que espero que lo tomes como un consejo, no como una reprimenda.

Volví a subir la vista hasta sus orbes. Fuego, y mi madera crepitaba amenazadora ante ellos. ¿Serías capaz de controlarlo, Kurosawa?

>>No soy tu madre para eso, y no soy tu hija para que me reprendas de vuelta.

Preciso y conciso; como Ichirou había sido cada vez que decía algo de mi desagrado, ahora entendía por qué.