Romántico Magia

Contenido oculto: Nota

Relato para el Mes de la Mujer, espero les guste.

Su dulzura, delicadeza y encanto me tenían totalmente enamorado, con tan solo verla desde mi ventana lograba un cambio total durante el día. Ella era ese hermoso recuerdo con el que dormía cada noche, podía imaginar que se recostaba a mi lado mientras sonreía sutilmente. El aroma de su perfume me acompañaba en cada rincón de la casa, la veía danzando con ese hermoso vestido de flores que le habían regalado en sus 15 años.

Enamorarla no fue fácil, desde muy pequeño iba hasta su casa y le regalaba flores porque a ella le encantaban. Yo disfrutaba verla jugando en el jardín plantado flores, aun recuerdo cuando la conocí. Para mí fue como ver un ángel caído del cielo, cargaba puesto un lazo morado en su cabeza, era algo tímida. La admiré completamente, quedé hechizado con su mirada, esa mirada que me flecho desde el primer instante.

El color de sus ojos no tenía nada que envidiarle al azul del cielo o del mar, porque eran tan azules que parecía tenerlos en ellos. Me convertí en su mejor amigo, siempre salía a jugar con ella, vivíamos en el mismo vecindario. Aunque no estudiábamos en la misma escuela la acompañaba todos los días y me quedaba esperando afuera hasta que entrara al colegio.

Pasaron los años y nos convertimos en adolescentes hormonales, mi rostro se llenó de acné y algunos vellos. Pero ella se había convertido en una chica hermosa, de larga cabellera y mejillas sonrosadas, su rostro parecía de porcelana. Solamente usaba un sutil labial de color rosa con olor a fresa, además comenzó a utilizar ese agradable perfume de lavanda que hasta hoy recuerdo. Comencé a enamorarme de ella, pero no creía que fuera a corresponderme.

Un día me decidí y la invité a salir, ella aceptó con una dulce sonrisa. Fuimos a ver una película en la primera sala de cine que habían abierto cerca del vecindario, escogimos una película de terror. A partir de ese momento ella se había convertido en más que una amiga, mientras veíamos la película nos besamos intensamente. Por primera vez vi sus ojos muy de cerca, sentí que me hundía en el mar y al mismo tiempo volaba hasta el cielo. Fue como magia.

-o-​

Seguimos saliendo por unos meses y le pedí que fuera mi novia, ella aceptó felizmente. Yo me sentía completamente realizado sentía que nuestro amor seria para siempre, me presente ante sus padres para pedir su mano oficialmente. Ellos me recibieron sin mucha dificultad, aunque su padre me advirtió que estaba aprueba. Fui invitado a sus 15 años, si, donde la vi con ese hermoso vestido de flores que aun recuerdo, ella se veía feliz y sonriente.

Esa noche baile con ella, pero cuando sus padres se descuidaron nos escapamos de la fiesta y por primera vez nos convertimos en uno solo. Ella era el cielo azulado de plena mañana y yo el cielo nocturno, ella era el agua, yo era el fuego, esa noche salieron fuegos artificiales de nuestros cuerpos. Solo teníamos 15 años pero fue realmente hermoso, nos quedamos contemplando la noche estrellada y hablamos del futuro.

Pasaron los años comenzamos la universidad, nuestra relación se había mantenido en el tiempo. A los 19 años le propuse que fuera mi esposa, la madre mis hijos y mi eterna compañera. Ella entre lágrimas y emoción acepto, su rostro estaba completamente sonrojado, nos abrazamos y besamos mientras celebramos. Como era debido hable con sus padres para pedir su mano en matrimonio, los padres sin poner trabas me recibieron como un nuevo miembro de la familia.

Duramos un mes para preparar la boda, decidimos casarnos en la playa vestidos de blanco. Ese día fue mágico, me sentía nervioso y totalmente feliz, pude ver como la mujer de mi vida caminaba lentamente por el altar hasta mí. Luego del casamiento pasamos unos días de luna de miel, donde mi querida esposa quedo embarazada de nuestro primer hijo. Al regresar del viaje y pasar unos meses nos enteramos de la excelente noticia, lloramos de la felicidad.

Buscamos una hermosa casa, que fuera grande, con un patio donde pudiéramos poner un jardín y nuestros futuros hijos jugaran libremente. A los nueve meses nació nuestro primer hijo, tenía los ojos de su madre, era como verla a ella pero en pequeño. Cuando lo cargue por primera vez ella me dijo que mis ojos brillaban, realmente la alegría no me cabía en el cuerpo. Después de esa pequeña bendición, dos años después mi querida esposa dio a luz dos luceritos, unas hermosas niñas.

-o-​

Nuestro hogar se convirtió en el sitio más feliz y acogedor con la llegada de los niños, nos dedicamos a ellos para convertirlos en buenas personas. Con tan solo 23 años ya nos habíamos convertido en padres de tres fantásticos niños, que nos sorprendían cada día. Ellos fueron creciendo, así como creía el amor que sentíamos mi esposa y yo. En su mirada y la mía podía verse ese amor que nos teníamos mutuamente.

Al cumplir 30 años de edad mi esposa y yo decidimos renovar los votos de matrimonio, teníamos esa creencia de reafirmar nuestro amor y gritarlo a los cuatro vientos. Cada año que pasábamos juntos yo la veía más hermosa, perfecta, para mí era como una diosa, un regalo que me habían dado. No perdía la oportunidad de recordarle cuanto la amaba aunque ella me dijera que ya lo sabía, pero yo no me cansaba de repetírselo cada día.

Los niños pasaron por su adolescencia y se convirtieron en adultos. El primero en irse de casa fue el mayor, luego las más pequeñas tomaron su propio rumbo para dedicarse a lo que querían. Pero lo bueno es que siempre volvían, estaban presentes en cada celebración, cada reunión, cada momento importante para nosotros. Nuestros hijos se habían convertido en esos buenos adultos que siempre habíamos deseado.

Ahora en la casa vivíamos mi esposa, dos gatos, un perro y yo. Luego que se fueron los chicos quisimos adoptar unas mascotas para que nos hicieran compañía. Aunque yo era feliz con tan solo un beso, un abrazo, una caricia de mi querida esposa. Ella también me decía que era muy feliz conmigo, con cada cosa que habías logrado y obtenido.

Habían días que permanecíamos sentados durante varias horas frente a la chimenea, sobre todo en invierno nos quedábamos abrazados viendo el fuego arder. Nuestros hijos nos comenzaron a dar nietos, aunque aun no estábamos tan mayores eso nos hizo sentir muy felices porque la familia crecía aun mas. Volveríamos a tener niños correteando en la casa, jugando con los animales o divirtiéndose en el jardín.

Un día mientras apreciaba el hermoso rostro de mi esposa, apenas podían notar algunas arrugas. Mire su suave cabello y pude ver algunas canas, ella solamente me dio una hermosa sonrisa, esa misma sonrisa que me enamoró la primera vez que la vi. La que tiene en el retrato que hoy reposa en la mesa de dormir de nuestro cuarto. Su recuerdo siempre me acompaña y solo espero volver a reencontrarme con ella, la mujer de mi vida.


Siempre te amare mi chica mágica.

Atentamente, tu cielo nocturno.