Parque de Diversiones de Sayuri

Nubes negras cubrían el cielo por completo... la brillante luna llena se encontraba tapada por aquellas nubes, pero muy cada tanto se asomaba un rayo de ella detrás de la oscura cortina de nubes que la ocultaban de la vista. Sin embargo, el lugar no estaba completamente a oscuras. Una serie de luces pequeñas se encontraban atadas a distintos árboles, e iluminaban la escena para ellos.

El lugar parecia ser la entrada a una especie de parque de atracciones... pero ciertamente no era uno normal. El ambiente daba una impresión bastante siniestra, y no sólo por la oscuridad que proveían las negras nubes sobre sus cabezas.

La Entrada estaba en lo que parecía ser el medio de un bosque. Varios árboles estaban a su alrededor... pero una densa niebla se encontraba a sus espaldas, haciendo imposible ver hacia atrás; lo único que podían ver era el arco de la entrada, y desde allí se podía ver que más hacia dentro había toda clase de atracciones... pero un aura tenebrosa rodeaba el lugar. Era ciertamente... inquietante.

Un enorme letrero se encontraba sobre el arco de la entrada. Éste decía "Parque de Diversiones de Sayuri".

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Nagi Watabe

Se tambaleó un poco apenas aparecieron en el nuevo lugar ¿Algún día se acostumbraría a esos cambios repentinos de... dimensiones? Nagi no lo sabía, tendría que esperar a futuro.

Era de noche y el hecho de estar rodeados por un tétrico bosque no hacían más que aportar escalofríos a sus espaldas, como si siempre estuviera alguien observándoles desde atrás, se volteó y solo pudo encontrarse con una profunda oscuridad, le temblaron las piernas. Abrazándose a sí misma para conseguir algo de calor seguía observando... Un parque de atracciones, no recordaba haber ido alguna vez a algo de ese estilo, no, claro que no había ido nunca ¿A quién se le ocurriría subirse a juegos tan peligrosos? Su cuerpo entero los rechazaba instintivamente.

Empezó a buscar con la vista a la chica de orbes anaranjados, la había estado ignorando bastante tiempo y a esas alturas ya no sabía si le sentaba peor verle a la cara o ignorarla injustificadamente ¡Vamos! Kurosawa era la que menos culpa tenía en esa discusión de segunda... E inevitablemente era en la que más confiaba en ese momento, y si había que hacer grupos trataría de estar con ella... Y le preocupaba el tonto chico lobo ¿Se desenvolvería bien con otros?

 

Hiroki Usui

Todo había sucedido deprisa. Excesivamente deprisa. Por suerte, no era un niño de cuatro años y podía entenderlo.

Los relojes eran una especie de portal interdimensional o algo así. La enfermedad que asolaba el pueblo estaba producida por sentimientos negativos del pasado de las víctimas y... ¿qué más? Oh sí, tenían que hacer equipos.

Venga ya, joder.

Alice quería ver arder el mundo.

Hiroki echó un vistazo a su alrededor con las manos en los bolsillos. Un parque de diversiones. ¿Cómo podía tener recuerdos malos asociados un parque de diversiones? Toda su infancia había querido ir a uno. No había podido, por razones obvias.

Por el rabillo del ojo vio a Watanabe caminar hasta Kurosawa. Su mirada ambarina la siguió instintitivamente porque si la niña era ya asustadiza, en aquel lugar y con todo lo que acababa de ocurrir debía estar cagada hasta las patas.

Un pequeña sonrisa cansada se dibujó en sus labios al ver que no había errado. Así que si había cosas más peligrosas que un tanuki en aquel pueblo ¿eh?

Ahora la parte difícil. ¿Quién querría ir en el mismo grupo que un tipo gruñón y violento con un pasado de mierda y problemas con la gente?

Soltó un gruñido entre dientes.

Eso sí que iba a estar jodido.

 

Nagi Watanabe

A pesar de estar acercándose a Kurosawa se detuvo en medio camino, suspiro, las piernas le tiritaban, era mayor el miedo que sentía a que la tipa estuviera enojada a que un monstruo los atacara ya mismo ¡Vamos! Qué de dos monstruos se había podido librar, pero de hacer sentir mal a la chica por sus divagaciones estúpidas no, eso le hacía sentir arañazos en el pecho y un nudo en la garganta... En realidad le estaba dando una patada en el estomago toda el ambiente de ese lugar

Entonces le vio, con una sonrisa ladina en el rostro y ojos brillantes... ¿Parecía cansado? Nagi no pudo evitar fruncir el ceño ¿Ella estaba tratando de pedir disculpas y él tan solo se quedaba detenido sin más? Su corazón empezaba a bombear fuerte ¿A caso estaba enojada? ¿Por qué? Si el tipo opinaba que Kurosawa era insoportable no podía hacer nada para cambiarlo... Pero... Si en realidad la detestara... No habría ido con ellas ¿No? Pues... ¡Vamos! Al tipo Yokai le pego un puñetazo sin más, obviamente no es de los que soportan cosas que le desagradan por las buenas, debía haber algo más.

Así, volteó sus pasos y se dirigió cabizbaja al perro de malas pulgas, si antes le temblaban las rodillas ahora lo hacía su labio, las manos, sus ojos nerviosos y hasta los dedos de los pies, si es que era posible, aparte de que le daba aun más miedo hablarle. Estaba delante del, mirando sus zapatos, claro, y tan solo con eso sentía atemorizante presencia... Y tironeándole la manga del gakuran le apuntó a Kurosawa .

El miedo le hacía botar pequeñas lágrimas, pero ni un solo sonido, no sabría que estaba llorando a menos que le miraran a los ojos, y estaba muy oscuro y el tipo demasiado alto para notarlo, más con Nagi cabizbaja.

—A-a-a-yu... da... me — Sentía que se le iba todo el aire con cada vocal, y los nervios no le hacían hacer más que seguir tironeándole el uniforme, cosa que no hacía más que empeorar la situación—. S-s-so-solo me... Me discul... paré con... Tigo si... Tú—. Dio una gran bocanada de aire —. Sí tu lo haces primero, joder. — Soltó finalmente con la voz quebradiza, pero con su mano firmemente apuntando a Kurosawa, y la otra aferrada a Hiroki , si no ya hubiera terminado en el piso.

 

Akiko Brooks

Todo mi mundo giró con brusquedad. Sentí como si el parque entero diese vueltas a mi alrededor. Y, cuando pude ser consciente de dónde me encontraba... ya no estaba en Hanazawa.

¿E-Esto era el Parque de Atracciones de los recuerdos de Sayuri? ¿Esto era Arcadia?

Sin duda, el lugar era un parque de atracciones, pero era tétrico e intimidante. Tragué saliva cuando lo contemplé. E-Estaba así por el trauma de Sayuri, ¿no es así? Sus recuerdos estaban distorsionados porque ella, seguramente, no aceptaba la muerte de sus padre.

Tragué saliva, tensa, y apreté mis puños. ¿Qué nos esperaría aquí? ¿E-Estaríamos a salvo...?

Me acerqué, en fin, a Alice. No estaba nada segura, pero, al mismo tiempo, estaba convencida. Como si pensase que no iba a poder hacer nada, que no sería capaz, que tenía miedo... pero al mismo tiempo, sintiese la necesidad de hacerlo.

—A-Alice, yo... —miré a mi alrededor, y vi, cerca de mí, a Anna. Eso me hizo darme cuenta de algo. N-No estaba sola, ¿verdad? Estábamos juntos en esto, todos los... "Tricksters"—. Estoy preparada.

 

Yule Shirai

Una intensa punzada recorrió su cabeza de lado a lado, y el mundo parpadeó a su alrededor, revolviéndole el estómago en el acto. El tictac del reloj que portaba en su mano resonaba con insistencia en su mente. Cuando la realidad dejó de distorsionarse, y pudo sostenerse en pie no sin cierta dificultad, supo que ya no estaba en el parque de Hanazawa. Le devolvió la imagen una bóveda ennegrecida sobre sus cabezas, adornando lo que parecía ser un tétrico parque de atracciones. Presagiando escenas sacadas de las peores películas de terror.

Yule tragó saliva, ciertamente tenso. Comprendía la gravedad de la misión que tenían entre manos, y era ello, la responsabilidad que tenía sobre sus hombros, lo que le mantenía aún en pie. Ignorando cómo sus piernas temblaban, tragando todos sus miedos en lo más fondo de su ser. Su mirada buscó instintivamente a Anna y a Sanji, con quienes había compartido los últimos segundos de tranquilidad, y pareció aliviado de ver que se encontraban bien. Que todos lo estaban, de hecho. Lo primordial ahora era agruparse para avanzar, y ellos ya parecían tener un plan de acción.

Así, tras intentar calmar sus emociones, se acercó a Diane y a Oreki, a quienes tenía más cerca. Armado de un valor repentino, se dispuso a hablar.

—Yamaguchi-san, Tojo-kun... ¿Vamos? —sugirió, señalando con su cabeza a Alice. Parecía aguardar a que se agrupasen debidamente—. Sé que no soy el más valiente, pero... —tomó una bocanada de aire, y asintió. A pesar de que temblaba ligeramente, la determinación brillaba en su mirada—. ...daré lo mejor de mí.

 

Hiroki Usui

Repentinamente sintió un leve tirón de la manga del gakuran. Con cierta curiosidad, enarcando una ceja, giró la cabeza en esa dirección... y la sorpresa llenó sus duras facciones al descubrir a Nagi. Allí, a su lado, temblando como hoja ante las frías corrientes de invierno.

No podía ver su rostro porque su mirada estaba fija en sus zapatos pero el temblor de su cuerpo y su voz quebradiza y titubeante no le pasó desapercibida precisamente. ¿Estaba llorando? ¿Tanto miedo tenía?

No. Estaba... señalando a Kurosawa con su mano libre. Farfullando cosas que alcanzaba a comprender con dificultad. ¿Disculparse? ¿Ella? ¿De qué cojones hablaba?

Hiroki no dio un solo paso. Dudó. Pero lentamente, terminó poniendo la mano sobre la cabeza de Nagi. Esta vez no la palmeó como un perrito, con palmadas secas y toscas, si no que le revolvió el cabello claro, desordenándoselo. No fue muy suave con eso. Pero era un paso.

Soltó una risa por la nariz.

—Eres rara Watanabe—le dijo con su voz áspera pero con un tono condescendiente, diferente a su hostilidad usual—. Tú no tienes que disculparte de nada, mocosa. Tú... no hiciste nada mal.

Exhaló. Y se pasó la otra mano por el cabello como solía hacer. Ese gesto que evidenciaba nerviosismo e incomodidad. Sus ojos se clavaron en Kurosawa... pero no pudo mantener la mirada en ella mucho tiempo. La culpa escalaba por su garganta como una serpiente y su mente rememoraba su rostro decepcionado con perfecta claridad. El ocaso ensombreciendo sus facciones. Nunca se había sentido tan culpable por nada. Normalmente le era indiferente si dañaba o no los sentimientos de los demás. Pero tal vez era porque a esas personas tampoco les importaba dañar los suyos.

Buenas compañías, sí.

Solían verlo como un muro infranqueable, una roca en lugar de persona, e ignoraban que detrás de toda esa fachada tosca, hostil, de perro agresivo... había sentimientos muy puros. No era mal chico. Mucho menos era un monstruo.

Solo tenía un montón de problemas.

Alzó la vista nuevamente y su mirada buscó la de Shiori. Aquellos ojos naranjas, como el atardecer. Sintió el rubor escalar a sus mejillas. Leve sí, pero estaba allí. Una muestra clara de su nerviosismo. Hiroki Usui estaba jodidamente nervioso.

Su nuez de Adán subió y bajó cuando tragó pesadamente saliva. ¿Qué carajo le pasaba? ¿Tenía miedo? ¿Hiroki Usui tenía miedo? ¡Venga ya!

Hiroki Usui estaba cagado del terror.

Estaba en el escenario de una jodida pesadilla y lo que más miedo le producía... era la reacción de Kurosawa. ¿Por qué? ¿Porque no la comprendía? ¿Porque era una tía rara que quería estar con él? ¿O que había querido estarlo en algún momento a pesar de su horrible carácter? ¿Por qué mierda estaba tan nervioso y asustado, dios?

No entendía una mierda de nada.

Pero aquello no lo iba a detener.

...

Se sobó la nuca.

—K... Kurosawa.

 

Sanji Allende

En un abrir y cerrar de ojos, pude sentir como estiraban mi mente como si un niño estuviera mascando chicle y jugando con él entre sus dedos pegajosos y llenos de baba. De más está decir que prefería un cachetazo psíquico de Huitaca a esto. Y no, no es una invitación para que lo hagas, mujer. Levanté el torso, frotándome la sien, mientras miraba alrededor. Al parecer, todos habíamos sido transportados a este parque de diversiones de pesadilla sacado de una película de ese director que hacía todos sus personajes con muñecos. ¿Tom Burn era su nombre? Ni me acordaba. Lo único que sabía era que esto se ponía cada vez más y más raro, como si hubiéramos emprendido un viaje de ácido. No es que lo supiera, obviamente. Había escuchado...historias.

Me incorporé del suelo, y me troné la espalda. Bueno, suponía que esto era el inicio de todo. Era ahora el momento de comenzar con la misión que nos habían encomendado, y al fin terminar con esto. Adentrarse en ese bello parque de diversiones solo seguramente era algo que los que estamos en el negocio de permanecer vivos solemos llamar "extremadamente estúpido", así que lo mejor sería que nos formáramos en grupos o equipos, tal como había mencionado Alice. Vaya, por primera estaba de acuerdo con algo que ella decía. Las personas cambian, se ve.

Teniendo en cuenta que ya el muchacho había decidido acoplarse a otras personas, voltee mi mirada hacia Anna, y con una sonrisa, le tendí la mano, por si necesitaba ayuda para pararse.

— Bueno, Anna, ¿me concederías el honor de explorar y pelear a tu lado en un parque de diversiones que representa las pesadillas y los pesares de una niña enferma? Me haría muy feliz que digas que sí.— dije, con una mezcla entre sorna y comicidad en la voz, y una media sonrisa.

Bien podía intentar mantener el buen humor, aunque me estuviera costando los dos ojos de la cara, y una parte de mi anatomía que prefería no mencionar. Aunque no sabía cuanto me iba a durar. En especial si teníamos que pelear contra...monstruos.

 

Akiko Brooks

Al parecer, todos estaban dispuestos a hacer sus propios equipos para explorar aquel macabro lugar. Tragué saliva, algo tensa. Alice aún debía darnos las indicaciones pertinentes, pero dependía de nosotros decidir cómo nos organizaríamos. Según la extraña chica, era mejor separarse.

S-Si bien era cierto que me aliviaba que un grupo tan grande se volcase (por voluntad o por obligación) con el rescate de Sayuri... n-no quería terminar quedando sola.

Por eso, acabé haciendo lo de siempre. Dirigirme hasta hablar con ella, claro.

—A-Anna-chan... —susurra, algo avergonzado.

Era sin duda la persona con la que más cómoda me sentía. S-Sanji estaba hablando con ella, y le propuso ir juntos, pero... no me importaba. Es más, el chico parecía estar algo cambiado, algo más tranquilo, por algún motivo. Q-Quizá era una buena oportunidad para conocerle.

A-Aunque a quién quería engañar, lo que me sucedía era que Anna me había tendido su mano y me había transmitido muchísima confianza. Si bien Yule o Diane también me trataron muy bien, ella fue como... especial, supongo. Y siempre acababa aferrándose a ella.

Esa vez no fue la excepción.

—¿P-Podríamos ir juntas las dos? —miré entonces a Sanji por un instante, y decidí rectificar—. Q-Quiero decir, juntos, los tres, claro.

A-Anna-chan... espero que no te canses de esta insegura y pesada muchacha. No ahora, al menos. Porque aquí sí que habrá bichos gigantes.

 

Nagi Watanabe

Poco le importó el brusco gesto en su cabeza después de que Usui le dijera que no había por qué disculparse... ¿Entonce no le odiaba? De alguna forma empezaba a estar más calmada.

—¡Ve-ve-ve-venimos a disculparnos! — Su voz temblaba, su cuerpo temblaba, pero por lo menos ya no lloraba. Al alzar la mirada hacía su senpai pudo notar como esta tenía los ojos cristalizados y el rostro ruborizado... ¿N-no iba a llorar, verdad? Eso sería el colmo de lo ridículo, de lo doloroso también—. ¡Y-yo lo siento mucho, Kurosawa-senpai, en serio no debí abrir mi bocota! ¡Se me escapan cosas estúpidas con gente tan linda! ¡En serio se me chamusca el cerebro!—. Respiraba agitada, mirando a todos lados, no quería que la tipa llorara, ya tenía suficiente con andar llorando ella y las palabras se le escapaban como ametralladora automática, sus sesos estaba inhabilitados para procesar información—. ¡ Senpai , senpai, haz algo! ¡Te-te-te toca a ti!—. Y cómo si su vida dependiera de ello le empezó a zarandear el brazo frenéticamente—. A-a-a eso viniste ¿No? —. Le soltó lentemente el brazo con algo de miedo ¿Lo habría molestado? Se alejo un par de pasos hacía atras—. Pa-para que podamos volver a llevarnos bien... — Ahora miraba el piso rojisima, había procesado toda la estupidez dicha—. A-a-a mi me encantaría seguir pasando tiempo con Kurosawa ... Y verte calmado... Podría llegar a soportarte—. Murmullos a tropezones era lo único que salían de su voz, ya no había caso, eran imposibles de entender.

Aparte, parecían estar en su propio mundo, suspiró agotada, le daría un infarto a ese paso, lo presentía.

 

Hiroki Usui

Bien, había tenido las pelotas suficientes para llamar su nombre. Eso estaba bien. Eso estaba... sintió algo muy similar a una puñalada cruzarle el pecho al ver los ojos anaranjados de Shiori. Cristalizados por las lágrimas, como un ocaso que amenazaba tormenta.

La... ¿la había hecho llorar? ¿Pero qué clase de cabronazo era? Ahora se sentía aún peor que antes. Desvió la mirada hasta el suelo incapaz de mantener el contacto visual por más de unos segundos. Se sentía culpable. E idiota. Y frágil y aquello le hacía cabrearse aún más consigo mismo. No le gustaba aquella situación de mierda. No le gustaba aquella sensación opresiva en el pecho que había sentido tan pocas veces en su vida.

Culpa.

Dolía como el infierno.

¿Por qué dolía tanto? No lo sabía. No lo entendía. Y no sabía si quería saberlo. Pero por encima de todo, de sus problemas, tenía que decirle algo. Porque no estaban ahí de vacaciones, aquello no era una maldita excursión escolar. Estaban allí... para salvar la vida de una niña enferma.

Esa niña dependía de ellos. De su victoria o su derrota en ese lugar. Y no iba a perdonarse si podían hacer algo por salvarla y no lo hacían.

Resolver aquel maldito problema de una vez era lo mejor para todos. Evitar que Watanabe sufriera un colapso nervioso, también.

—Yo...—empezó. Alzó la cabeza y sus ojos dorados se fijaron en los suyos con seriedad. Debería disculparse, sí. Debería...—No te entiendo para nada.

¿Eh? Espera, no. Eso no era lo que se supone que tenía que decir. Apretó los dientes, frustrado y se revolvió el cabello con una mano, irritado y confuso.

—¡Agh, no sé qué carajo quieres de mí, ese es el problema!—le espetó—. Nunca nadie se había acercado a mí por su cuenta. Hacía mucho que alguien no se asustaba al verme. ¡Me confundes, joder!

Fue una explosión repentina y brusca. Tal vez no estaba pensando lo que decía, tal vez solo salió así. Estaba molesto consigo mismo por no poder ser honesto. Por no poder decir las cosas a la cara y soltar gruñidos como el perro callejero que era.

Se llevó una mano al rostro y la pasó por su pelo. Había cierto dolor en sus facciones, amargura. El cabello cenizo, mucho más alborotado por la brusquedad de su mano cayó sobre su rostro y ocultó sus ojos. Su voz sonó diferente. Resignada, dolida. Confusa.

Estaba confuso, esa era la palabra. ¿Qué quería de él? ¿Qué esperaba? ¿Estaba siendo genuina o... o qué? Todo lo que había visto en su vida era un abismo insalvable de violencia. Su padre, sus compañeros de pandilla. Él mismo. Y ahora se acercaba aquella jovencita con toda la calma y la paciencia del mundo... ¿a qué? ¿a tratar con él? ¿Por qué? ¿Y por qué se sentía como se sentía?

>>Estoy... intentando comprender que te pasa por la cabeza para querer pasar tiempo con un tipo como yo, Kurosawa.

 

Sanji Allende

Las cosas se habían tornado...interesantes. Anna me siguió el juego, lo cual me arrancó una pequeña sonrisa fugaz. Bueno, con ese tamaño era demasiado adorable, la verdad. Más sumándole esa energía que parecía exudar todo el tiempo. La verdad, era como una pequeña luciérnaga hiperkinética en medio de la noche. Suponía que era lo que hacía falta en un paisaje así, la verdad. Sentí pasos que se acercaban, pasos bastante nerviosos y callados. Miré por encima de mi hombro, y en cuanto noté quien era, me hice a un lado. Era una sorpresa ver a Akiko acercándose, aunque seguramente su objetivo fuera Anna. Cosa que fue confirmada en unos segundos.

Alcé una ceja ante su proposición, y luego me encogí de hombros, dedicándole una sonrisa.

— Si tú no tienes problemas, Akiko, yo tampoco. Aunque no parezco tener mucha incidencia en la decisión, a decir verdad.— comenté, mientras veía como Anna ya se había dirigido a Alice, para confirmarle que estábamos listos.— Al parecer Anna ya decidió por nosotros.

Me rasqué la nuca, quedándome en silencio. Abrí la boca, como para decir algo, pero luego decidí callarme, y simplemente sonreí y le guiñé un ojo.

>> Bueno, ¿tenemos una niña que salvar, no? Demos lo mejor que tenemos, y acabemos esto cuanto antes. Ya habrá tiempo de conversar luego.— dije al fin, para luego ponerme junto a Anna, mientras silbaba bajito un tono alegre.

 

Oreki Tojo

Todos habian llegado hasta un parque de diversiones donde definitivamente Oreki ni por asomo se acercaría al algodón de azucar.

—Solo faltan que aparezcan payasos que quieran hacernos flotar.

Oreki estaba al tanto del extraño parque tratando de estudiar hasta el ultimo rincon, el viaje seria muy aterrador sin duda, Oreki amaba los parques sobre todo cuando Yuko le imvitaba a los carruseles o degustar los dulces que alli habia.

—Diane, Yule creo que no hay problemas si hacemos equipo ¿no?—dijo el rubio observando de reojo a sus compañeros de salón con una de sus acostumbradas sonrisas, sentia algo nerviosos a quienes le acompañaria o tal vez sea el...si querian ganar debia tener agallas.

 

Hiroki Usui

Alzó la cabeza lentamente, una de sus cejas enarcadas en una expresión de cierta suspicacia.

—¿Amigos?—repitió.

¿Qué carajo... fue eso? ¿Eso que sintió en el pecho? ¿Esperanza? ¿Felicidad?

Ah sí, sonaba bien. Sonaba muy bien, de hecho. Fue como si todos sus nervios, temores y confusiones desaparecieran como agua clara. Fue como si hubiera estado sumergido en un oscuro túnel incapaz de ver la luz. Y repentinamente todas las luces se prendieran. Fue extraño también. Dios, esa chica era tan rara ¿qué tenía? Hacía cosas raras y decía cosas raras y lo llamaba idiota y le importaba una mierda al parecer. Porque era completamente diferente a todo el mundo que había conocido en su vida.

Y quería ser su amiga. Sí que estaba mal de la cabeza.

Entonces rio. Como motivado por aquel sentimiento de paz ahora que la tormenta había pasado. Fue una risa de alivio, como si las palabras de Shiori hubieran cortado de raíz todo aquello que lo estaba oprimiendo.

—Usui Hiroki—se presentó señalándose a sí mismo con el pulgar. Aunque no estaba muy seguro de por qué le estaba siguiendo el rollo... ¿era divertido?—. El perro-lobo de Shibuya.

>>Has cavado tu propia tumba, Kurosawa—le dijo y sacando la mano de su bolsillo estrechó la suya con seguridad. Hacía tiempo que no sentía esa calidez. La suavidad y delicadeza de su mano logró sorprenderlo. Estaba sonriendo. Con aquella mueca lobuna, que parecía más desafiante que amable—. Porque un lobo siempre es fiel a su manada. No encontrarás animal más leal.

Fenrir pareció aullar dentro de sí, satisfecho.

Hiroki apoyó su mano en la cabeza de Watanabe.

—Así que venga ¿ah?—dijo y sus ojos dorados brillaron con una chispa distinta. Llena de seguridad—. Vamos a salvar a esa niña.

 

Nagi Watanabe

Los nervios le comían por dentro solo con ver la mano alzada de Kurosawa y no paraba de llevar sus ojos desde Usui a Shiori, incapaz de frenar ¿Cómo reaccionaría el chico? ¿Aceptaría estar en el grupo?... ¿Había querido en realidad ser el amigo de Kurosawa desde el inicio?

Entonces rió, una risa algo sonora, pero no invasora y mucho menos cínica... Una risa honesta, bastante linda en realidad.

"El perro-lobo de Shibuya" "Has cavado tu propia tumba" No, definitivamente lindo no era la calificación correcta. "... No encontraras animal más leal" ¿O se había equivocado de nuevo? Estaba confundida, alguien tan espeluznante y agresivo como él tenía un lado sumamente... ¿Tranquilo? ¿Suave? La confusión de Nagi se mostraba en su rostro, como si no hubiera comprendido un ejercicio matemático que creía haber entendido.

Y entonces el apoyó también su mano en la cabeza de Watanabe, haciendo que se encogiera un poco, pero por acto-reflejo más que miedo. Y sus ojos se iluminaron cuando le escuchó hablar de salvar a Sayuri, una total desconocida para él.

—¡Claro! —respondió, agarrando a Hiroki de la manga y a Shiori de la muñeca, dirigiéndolos hacia Alice, aun estaba nerviosa con lo ocurrido, asustada también, nadie les aseguraba que saldrían bien de esta, pero con dos personas que parecían tener chispas en los ojos el camino le parecía menos oscuro ahora, un poco más cálido quizás—. ¡E-estamos listos, Alice-Senpai ! — Y aunque el temblor en la voz no faltó y el corazón se le salía del pecho, sus piernas ya no temblaban.

 

—Bien, entonces equipos de tres, ¿eh? —dijo Alice con una sonrisa de lado—. Práctico... me agrada. Espero estén listos...

Alice examinó a Anna con ojo crítico por un momento. Parecía estar ponderando algo en su cabeza... y finalmente habló.

—No estarán completamente solos de todas formas; les ayudaré cuanto pueda —reveló la asistente de Igor—. En el mundo real no puedo hacerlo, pero aquí... podré comunicarme telepáticamente con ustedes, por si necesitan mi ayuda y eso.

>> N-no piensen que me agradan ni nada por el estilo... pero no puedo seguir a todos al mismo tiempo si no hiciera esto, ¿no?

Alice apartó la mirada y bufó, como si le incomodara el hecho de tener que ayudar activamente al grupo. Sin embargo, en ese momento... todos los estudiantes sintieron que era la primera vez que Alice parecía preocuparse porque no murieran. Podían sentir un débil vínculo con ella...

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"Tú eres yo... yo soy tú...
Tú has establecido un nuevo vínculo...

Se volverá las alas de la rebelión,
que romperá las cadenas del cautiverio.

Con el nacimiento de la Persona de la Emperatriz,
tú has obtenido una bendición que llevará a la libertad y nuevo poder..."

¡Todos obtienen la Arcana The Empress! Sus fichas serán actualizadas para registar este logro.

Nota: La Arcana de Alice desbloquea la opción "Análisis" en combate. Publicaré un Tutorial que explica esta acción pronto, no se preocupen.

—En cualquier caso, será mejor que se apuren... ¿así que este es tu equipo, Raccoon? —le dijo a Anna, quien se había dirigido a ella primero. Ante la sorpresa de la chica por cómo se dirigió a ella, Alice se encogió de hombros y le dio a Anna una sonrisa orgullosa—. Estamos en el inconsciente de otra persona; es mejor ser prudentes y no mencionar sus verdaderos nombres. No se sabe el efecto que puede llegar a tener en su subconsciente... así que decidí que les daré nombres clave. Será su nombre "en código" durante misiones... traten de no mencionar sus nombres reales ustedes tampoco, o será todo en vano.

>> Anna será Raccoon. Tú, Sanji, serás Jester... y Akiko será Firefly. Ya el primer equipo está listo... ¡adelante!

>> Oh, y llévense esto... tal vez les resulte útil en el camino. [Obtienen Medicina x2 y Earl Green x1 cada uno]

Alice les señaló el camino. Al atravesar la entrada, el camino parecía dividirse en tres... un camino hacia la izquierda, otro por el centro, y un tercero a la derecha. ¿En qué dirección avanzaría el equipo de Akiko, Sanji y Anna?

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Perdón por el largo post (?) Pero ya puede empezar el primer equipo GalladeLucario Gigi Blanche No u

No olviden leer el Tutorial de Mazmorras para informarse de como se explora el lugar. Escojan el camino que prefieren para acceder a la zona que les corresponderá; dos equipos no pueden elegir el mismo camino.