Compartimento Violeta

Uno de los compartimentos del tren. Pero... el ambiente en este lugar es diferente al del Velvet Room...

 

Lentamente, Sanji fue poniéndose de pie, usando la pared tras él como soporte. Era una habitación distinta... no era el Velvet Room, pero le recordaba ligeramente a aquel lugar...

Era un compartimento diferente al parecer, pero la misma luz azul pálida iluminaba el lugar. Las paredes eran de un furioso violeta oscuro... horrendas y secas, como si no les hubiese dado la luz del sol en siglos.

—¿Qué tal, niño?

Se volteó violentamente al oír aquella voz. Era... ¡esa era su madre! Sí, no había dudas; su madre se encontraba a tan sólo unos pocos metros de él, rodeada de una misteriosa aura púrpura. ¿Pero cómo era eso posible? Ese rostro, y esa voz... no podía ser nadie más que ella...

Contenido oculto

No u

 

Sanji Allende

— ¿Qué mierda es un Yokai...?— fue todo lo que llegué a preguntar, antes de que volviera a ser transportado a otro lado.

Me incorporé, ayudándome con la pared y agarrándome la cabeza. Tantos viajes de imprevisto iban a hacer que terminara vomitando. Cuando mi visión se terminó de acostumbrar al bamboleo y a la poca luz que había, pude notar que estaba en otro cuarto de tren, parecía ser. Y uno horriblemente decorado, ¿qué eran esas paredes? Por Dios, primero el Velvet Room y luego esto. ¿Cómo se llamaría? ¿El Tasteless Violet Room? Con tan solo verlo me daban ganas de vomitar.

Una voz que no escuchaba en años me obligó a darme la vuelta rápidamente. Esa voz...no podía ser. ¿De verdad? Miré a la persona que se encontraba rodeada de una extraña energía púrpura (¿todo tenía que ser púrpura aquí?) con una fuerte expresión de desconcierto y desorientación.

— Vieja, ¿qué hacés acá?— pregunté, mientras mantenía una cierta distancia con ella. Diablos, todo se volvía cada vez más confuso.

 

—Asegurarme de sacar la basura, por supuesto —sentenció la Sra. Allende con frialdad—. Al fin y al cabo, no puedo encargarle a tu patético padre deshacerse de ti... es demasiado bueno contigo... je, y ni siquiera eres capaz de verlo... niñato engreído.

>> ¿Por qué no te mueres de una vez? Tengo que cargar contigo en mi conciencia todavía... ¿te parece justo eso? ¿Te parece justo vivir? Si no hubieras nacido... mis otras relaciones hubiesen funcionado... pero no, tú seguías ahí como el lastre que eres... maldito niño desastre...

>> ¡Muérete, maldita sea!

La mujer emitió un grito, y un viento salvaje golpeó a Sanji en el estómago, enviándolo a chocar con una pared cercana. El dolor era real, esta situación era real... y en este lugar no había ninguna puerta. Ninguna salida. Ninguna escapatoria.

 

Sanji Allende

— Wow, wow, wow. ¿Qué mierda está pasando?— dije confundido, haciendo un gesto de calma con las manos, mientras que la persona que tenía al frente parecía a punto de estallar.— ¿A qué viene todo esto? ¿Sé te zafó un tornillo o qué, vieja?

¿Qué me muera? Vaya, sabía que mi madre no era especialmente unida a mí, pero hasta donde sabía, siempre estaba feliz de verme. ¿Justo vivir? No entendía absolutamente nada de lo que estaba pasando. ¿De verdad me había visto así siempre? Había escuchado historias, pero...

Mi línea de pensamiento se vio cortada cuando, con un grito, esa extraña aparición pareció conjurar un viento que me arrancó el aire de la panza y me mandó a volar, impactando contra la pared más cercana, cayendo luego a cuatro patas. Sentía como si hubieran bailado una salsa sobre mi estómago mientras estaba acostado en una cama de clavos. Abrí al boca, intentando recuperar algo de aliento, mientras comenzaba a temblar. Mierda, otra vez no. Otra vez comenzaba a dejarme ganar el miedo. Pero, ¿cómo no hacerlo? Todo esto era demasiado real. El dolor que sentía, tanto por dentro como por fuera. Aquel monstruo con su guadaña. Y ahora estas palabras.

Qué me muera. ¿Eso quería acaso? Mi propia madre quería me muera. Mi madre.... ¿mi madre?

Arrastré las uñas por el suelo, cerrando el puño, y apreté los dientes. A la mierda con esto. Ya estaba cansado. Me incorporé como pude, débil como estaba, todavía temblando, aunque no sabía si era por el golpe o la emoción. Volví a colocarme mi sombrero en la cabeza, que se había caído en el impacto. Y miré a la persona que tenía al frente con odio.

— No sé quien seas, o qué seas. Pero tú no eres mi madre. Sé que ella quiso abortarme un par de veces, pero se detuvo. Y sé que no era lo más importante para ella, pero igual me quería. Y también lo aceptaba.— a medida que iba diciendo eso, me iba acercando a la figura, los puños a un costado, el rostro lleno de ira.

Ya estaba harto de esta mierda, de que jugaran conmigo. Yo era el que jugaba con el resto, no al revés. Me frené a centímetros del rostro de la persona envuelta en esa aura violeta.

>> Además, aunque yo salí del útero de la mujer a la que estás imitando, ella no es mi madre. Nona fue mi madre, y siempre lo será. Así que ahora desaparece. No estoy con ánimos de lidiar contigo.

Esto no era un monstruo de cuatro metros con una guadaña. Era una persona. Y en ese territorio, yo era él que mandaba.

 

La mujer soltó una fría risa que le heló los huesos, y se volvió violentamente hacia él.

—¿Desaparecer? No me jodas, niño ingrato. ¡Tú eres el que debería desaparecer! —rugió la mujer con ira—. Lo único que haces es manipular y molestar a todo el mundo a tu alrededor. Me das asco. ¡Debería haberte abortado cuando tuve la posibilidad!

Su madre pegó otro grito y el viento volvió a lanzar a Sanji violentamente contra la pared. Con dificultad tras el fuerte impacto, Sanji volvió a ponerse de pie... y escuchó otra voz hablar.

—¿Es esa tu verdad?

Abrió los ojos ante la sorpresa de escuchar esa voz... su propia voz... provenir de otro origen que no fuese su propia boca.

Estaba cara a cara con él mismo. Otro Sanji. Otra persona exactamente igual a él... excepto por aquellos ojos dorados, que brillaban con intensidad. Sin embargo, ningún aura lo rodeaba. El otro Sanji ladeó la cabeza; su expresión se veía más suave y tímida, sin el usual carisma y alegría que caracterizaba al chico.

—¿Es eso todo lo que eres, Sanji? —preguntó el otro Sanji—. ¿Manipular? ¿Molestar? ¿Debiste ser abortado? ¿Es así como eres en verdad? ¿Es una faceta, una parte de ti... o tan sólo una máscara?

>> Si es una parte... ¿qué más eres? ¿Qué más hay de ti? Hay otra parte... ¿serás capaz de aceptar esa parte? ¿Cómo deseas vivir... o cómo deseas morir?

 

Sanji Allende

El golpe volvió a quitarme el aire de los pulmones. Mierda, me iba a dar asma a ese paso. Volví a levantarme, haciendo una mueca de dolor.

— ¿Eso es lo único que puedes hacer, estúpida banshee? ¿Gritar y gritar y gritar? ¿Qué eres una puta alarma?— espeté, con esfuerzo, mientras me tambaleaba.

Otra voz apareció en el recinto. Una voz que me tomó completamente por sorpresa. Porque era...¿mi voz? ¿Qué carajos? ¿Acaso había eco en este vagón? Pero lo que decía no se parecía a absolutamente ninguna palabra que yo había dicho. En toda mi vida, a decir verdad.

Di un paso hacia atrás, al ver que estaba frente a... mí. Bah, este tenía los ojos dorados, pero fuera de eso, era igualito. Y además, esa expresión... No era nada que hubiera hecho yo alguna vez. Al menos, no que hubiera visto en el espejo. Y era raro, siempre que podía, me miraba al espejo. Siempre era necesario ensayar guiños, sonrisas, y rostros. Se veía mucho más...suave. Pero no suave. Sino eso, simplemente...suave. Y tímido.

¿Es eso todo lo que eres, Sanji? ¿Manipular? ¿Molestar? ¿Debiste ser abortado? ¿Es así como eres en verdad? ¿Es una faceta, una parte de ti... o tan sólo una máscara?

Solté una sonrisa engreída, mientras exhalaba por la nariz. Vaya, que molesto era todo esto. ¿Qué acaso esta era mi consciencia? ¿O eran más alucinaciones? Estúpida magia voodoo o no sé, astrología, que estaban haciendo con esas cartas y trenes.

— Ah, no te preocupes. Manipular y molestar es la esencia de mi ser. Estoy de acuerdo con ello, y lo abrazo con alegría. Sin embargo, eso solo constituye un noventa y nueve por ciento de mi todo. Ese uno por ciento restante...supongo que es una razón suficientemente buena como cualquier otra para decidir que quiero vivir. Sería interesante conocer esa ínfima proporción de mi ser. Y si tengo que hacer eso para vivir, bienvenida sea.

Me troné la espalda, y solté una mueca de dolor. Debía tener la espalda moteada de tanto hematoma que tenía ahí. Dediqué mi mirada hacia la que decía ser mi madre.

— Escúchame bien, vieja bruja. No tienes un puto poder sobre mí, ¿entiendes? Ya es medio tarde para que me aborten, ¿no crees?— sonreí, de manera sardónica, y le guiñé el ojo.

 

El otro Sanji suspiró. Parecía... inconforme con aquella respuesta. No, era más como... ¿decepcionado? Como si no estuviese siendo del todo honesto... ¿pero cómo podía saberlo?

—¿Es esa la extensión de tu verdad? —musitó el otro Sanji, cruzado de brazos—. ¿Hacer bromas y guiñar ojos coquetamente? Esa fachada... ¿será lo que cargues hasta el final?

>> Uno por cierto no es suficiente... si no te aceptas por completo y vives honestamente... este lugar será tu tumba... ¿que escogerás? ¿Vivir con honestidad, o morir en este lugar?

 

Sanji Allende

Miré a mi otro yo con desconcierto, los brazos a los costados. ¿Qué estaba diciendo con todo eso? ¿Esto era acaso una especie de viaje astral o místico para descubrirse a uno mismo? Que yo supiera, no había nada de eso en la curricula escolar. ¿Era algo propio de Japón? Ya a esta altura era capaz de crear cualquier cosa.

— Sinceramente no te entiendo...yo. Eso es lo que soy. Es lo que fui siempre. No es una fachada, es lo que soy en realidad. No conozco otra forma de vivir. Uno por ciento es todo lo que te puedo dar ahora, es incertidumbre que me generas de que tal vez pudiera haber sido más.

Mis ojos tenían el brillo de la total honestidad en ellos. No me estaba mintiendo a mí mismo, por raro que sonara eso en estas circunstancias. De verdad estaba confundido.

— Obviamente quiero vivir, sea de la forma que sea. Y si es honestidad, te la acabo de dar. No conozco otra manera. Muéstrame, yo, si acaso eres capaz.

>> Porque obviamente yo no lo soy.

 

El otro Sanji se descruzó de brazos... y algo similar a una sonrisa apareció en su rostro.

—De acuerdo —asintió el otro Sanji. Un brillo emergió de ella... y envolvió por completo a las dos chicos.

Contenido oculto: Background Music (?)

De un momento a otro, Sanji sintió como un intenso dolor se apoderaba de su cuerpo. Gritó y se agarró la cabeza en agonía... podía sentir como si su sangre hirviera...

"¿Te has decidido? Bien... eso quería escuchar... quiero escuchar tu determinación... quiero escuchar tu honestidad..."

Esa voz... podía oírla... era la voz de sus propios pensamientos, pero a la vez no lo eran... eran algo superior, algo poderoso... podía sentir su poder... argh, eso dolía, maldita sea...

"¿Qué importan los demás? ¿Qué importa el pasado? Rompe esas cadenas... pasa a mostrar tu verdadero ser... que el mundo sea quien debe cuidarse de ti, no al revés..."

Sanji sentía su piel quemándole, y se llevó la mano derecha al hombro. Se rasguñó con fiereza allí, dejando sangrientas marcas de uñas. Se volvió a agarrar la cabeza; el dolor no paraba de crecer...

"Yo soy tú... y tú eres yo..."

Y repentinamente... dejó de doler. Sanji se puso de pie, recogiendo su sombrero y volviéndoselo a colocar en su cabeza. Y al levantar la mirada... sus ojos brillaron con un hermoso color dorado.

Un aura de un suave color violeta lo envolvía. Su poder había despertado. Ahora podía verlo... el espíritu de una mujer de cabello grisáceo. Era una mujer elegante y muy hermosa; su cuerpo fantasmal parecía ser el origen del aura que los rodeaba. El espíritu movió una de sus manos con gentileza... y un brillo surgió del suelo bajo ellos. El brillo se elevó hasta sus manos... y se materializó en manos de Sanji lo que parecía ser una ballesta. Liviana y perfecta para su uso. La mujer sonrió.

Huitaca. Ese era su nombre. Su otra parte, su otra mitad, su verdadero potencial... su verdadero ser. Su Persona.

Del otro lado del compartimento, el aura púrpura alrededor de la Sra. Allende se había vuelto incluso más errática. Ahora que Sanji tenía su propio poder, veía lo que era en verdad... un monstruo negro, feo y repulsivo. Un monstruo que debía ser eliminado.

—¡Deshagámonos de ese estorbo! —bramó Huitaca con determinación.


Sombra Allende
HP: 60/60
Fuerza: 15
Magia: 10
Defensa: 10
Agilidad: 1
Ataques:
-Bash (Ataque físico leve a 1 enemigo) [Daño: 10]
-Great Bash (Ataque físico leve a todos los enemigos) [Daño: 10]

Contenido oculto

No u ¡has despertado a tu Persona! Dejaré aquí tu ficha de combate (editaré también tu perfil en "Listado de Personajes" para incluirla). Debes ganar tu primer combate para progresar.

¡No olvides leer los Tutoriales para entender cómo funcionan las batallas en el rol!

Sanji Allende (Lvl 5)
HP: 110/110
MP: 65/65
Fuerza: 15
Magia: 25
Defensa: 20
Agilidad: 8
Comandos de batalla:

Contenido oculto

Arma: Ballesta del Búho (Ataque físico; 10 de daño)
Persona: Huitaca

Contenido oculto

• Psi (Ataque psíquico leve a 1 enemigo) [Daño: 20 | Costo: 4 MP]
• Dia (cura leve a 1 objetivo; puede ser aliado o al propio usuario) [Cura: 50 HP| Costo: 3 MP]

Defender
Usar Ítem
Escapar

 

Sanji Allende

En cuanto el insoportable dolor acabó, eché un vistazo a mi alrededor. Me miré las manos, los brazos, el cuerpo. Me sentía...bien. Podía notar un aura violeta a mi alrededor, suave, cálida. Al frente mío, había aparecido una mujer. La segunda mujer más hermosa que había visto, después de Nona, obviamente. Poseía un cuerpo etéreo, que parecía ser el origen de esta extraña aura que tenía en mi cuerpo. Con un gesto, una ballesta apareció en mis manos. Liviana, casi tan frágil y etérea como la mujer que tenía al frente mío.

— Huitaca, ¿eh? Me gusta ese nombre.— dije, devolviéndole la sonrisa, y poniéndome la ballesta en el hombro.

Desvié mi mirada hacia la que se proclamaba mi madre... y di un paso hacia atrás, nervioso. W-wow, ¿qué era eso? ¿No había una persona ahí? Ahora había un monstruo. No, eso no me gustaba. Tragué saliva con fuerza. De la nada, sentía la garganta seca. Agarré la ballesta con fuerza, poniéndola frente a mi cuerpo, como si eso fuera a protegerme. De la nada, tenía bastante miedo. Quería salir de allí.

Sin embargo, no había puertas ni ventanas para escapar. Y aquella aura...aquella calidez. ¿Qué estaba haciendo? Hacía tan solo unos minutos atrás, me había acercado a centímetros de esa cosa, con prepotencia y altanería. Había pensado que era una persona. Si había sido capaz de actuar así frente a ese monstruo cuando estaba disfrazado, podía hacerle frente ahora. Vamos, vamos, tú puedes Sanji...

¡Deshagámonos de ese estorbo!

El bramido de Huitaca me tomó tan por sorpresa que casi dejo caer la ballesta. Vaya, ¿eso tenía en mi interior? Sí que era fogosa la doña. Solté una risa ahogada. Mierda, hasta mi conciencia era más valiente que yo.

— Me agrada tu energía, bella. Y es justo lo que necesitaba.— dije, sonriendo, para luego apuntar con la ballesta hacia la horrenda criatura.— Era obvio que no eras mi madre, por favor. Eres demasiado horripilante. Es más, eres tan horrible que no sé si lo que estoy viendo ahora es tu culo o tu rostro.

>> Muy bien, mujer que vive en mi interior, veamos que sabes hacer. ¡Vamos a darle una probada de nuestro Psi a ese monstruo!

++ Uso Psi

Sanji Allende (Lvl 5)
HP: 110/110
MP: 65/61
Fuerza: 15
Magia: 25
Defensa: 20
Agilidad: 8
Comandos de batalla:

Contenido oculto

Arma: Ballesta del Búho (Ataque físico; 10 de daño)
Persona: Huitaca

Contenido oculto

• Psi (Ataque psíquico leve a 1 enemigo) [Daño: 20 | Costo: 4 MP]
• Dia (cura leve a 1 objetivo; puede ser aliado o al propio usuario) [Cura: 50 HP| Costo: 3 MP]

Defender
Usar Ítem
Escapar

 

—¡Graaaahhh!

El monstruo gritó de dolor. Agonizando, se lanzó contra Sanji, contraatacando con Bash.


Sombra Allende
HP: 25/60
Fuerza: 15
Magia: 10
Defensa: 10
Agilidad: 1
Ataques:
-Bash (Ataque físico leve a 1 enemigo) [Daño: 10]
-Great Bash (Ataque físico leve a todos los enemigos) [Daño: 10]

 

Sanji Allende

Lancé un pequeño gritito y me cubrí con los brazos, en cuanto el monstruo se abalanzó sobre mí, dejando de lado toda la valentía, y soltando mi ballesta. Sin embargo, su ataque...apenas se sintió. Sonreí, lleno de una nueva energía, y temblando, volvía a recoger mi arma.

— Vaya, ¿llamas a eso un ataque? El pinchazo de un mosquito se podía sentir más. Y créeme, por donde vivía, uno se volvía inmune a esos ya.

>> Acabemos con su patética existencia, linda. ¡Volvamos a atacarlo!

++ Uso Psi

Sanji Allende (Lvl 5)
HP: 105/110
MP: 65/61
Fuerza: 15
Magia: 25
Defensa: 20
Agilidad: 8
Comandos de batalla:

Contenido oculto

Arma: Ballesta del Búho (Ataque físico; 10 de daño)
Persona: Huitaca

Contenido oculto

• Psi (Ataque psíquico leve a 1 enemigo) [Daño: 20 | Costo: 4 MP]
• Dia (cura leve a 1 objetivo; puede ser aliado o al propio usuario) [Cura: 50 HP| Costo: 3 MP]

Defender
Usar Ítem
Escapar

 

La sombra emitió un quejido de dolor sobrenatural. Se echó hacia atrás, agonizando... y finalmente explotó en un haz de luz negra.

¡Combate ganado!
Obtienes:
+100 Exp
+1000 Yen

Contenido oculto

¡Sanji sube a Lvl 6!
Mejoras en estadísticas:
+5 HP
+2 MP
+2 Fuerza
+3 Magia
+0 Defensa
+0 Agilidad

Tras un instante, Sanji comenzó a sentir que su entorno regresaba a la normalidad. Huitaca se había desvanecido, y desapareció el brillo dorado de sus ojos... pero no para siempre. Podía sentir al espíritu en su interior... su poder latente... por siempre presente.

Oyó lo que parecían voces. Tras voltearse, notó que una misteriosa puerta había aparecido en el compartimento. Una puerta azul, con una mariposa en el centro. Le pareció algo familiar... sí, tenía la sensación de que esa puerta lo llevaría de regreso al Velvet Room... parecía que era momento de partir en busca de algunas respuestas...