Colección ¿Qué se hace? [Cielo Nocturno || Song-fics || Experimento || Self-insert]

Vengo con otra colección de CN (?) esta vez para días de abecedario.
Como siempre, usa personajes de mi long-fic Self-insert, mayormente: Melyen Király, Dhaval Krall, Adalet Bristow, Iris Csonka y Aydan Kwok.
La mayoría de micros llevarán esta canción:

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Azar




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El rítmico palpitar de su corazón, insistente, cálido y asombrosamente tranquilizador. Me había acostumbrado a escucharlo cada vez que estaba a su lado, al apoyar mi cabeza en su pecho. Mi hogar estaba allí, ¿no? Sin duda. Allí era donde deseaba correr cada vez que los monstruos atacaban.

El palpitar aterrado de mi propio corazón al pensar en perderlo era la respuesta, porque amaba a Hidra profundamente aunque me hubiese negado a aceptarlo en su momento.

Por pura suerte había encontrado a este chico, total azar, y ahora no podía imaginar mi vida sin él, pues se había convertido en mi mejor amigo y mi compañero incondicional.

¿Qué se supone que se hace con este miedo y este amor?

 

Copypasteo para Lucas (?) más aclaraciones random de esta wea aunque no me las está pidiendo.
Nota importante: TODOS tendrán en común el universo de Cielo Nocturno, mi long-fic self-insert. Eso sí, no necesitan conocer a los personajes para leer estos micros/drabbles, pueden leerse como si fueran personajes equis (señora obvia(? ) y casi nunca tendrán que conocer nada de la línea temporal central o de los acontecimientos que ocurren en ella xD si llega a suceder, colocaré el spoiler correspondiente.
Cada texto será autoconclusivo y, por lo general, introspectivo.
Las narraciones en primera persona corresponden a Crow (yo, básicamente) y las en tercera serán de otros personajes, de los que colocaré su nombre más por una cuestión de orden propio, que son los que puse en el primer post.

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Brutal
Adalet Bristow​

Había un lado terrible de ella que deseaba no conocer, un lado que casi parecía una persona completamente separada de sí misma.
Crow era cálida, torpe, nerviosa, leal y tímida; pero había un trozo perdido que quizás ni ella conocía completamente.

Aquella noche maldita había conocido ese fragmento desgraciado. Un fragmento resentido, traumatizado, adolorido y ansioso por morir, por quitarse la vida de una vez si era el caso, con tal de dejar de sentir dolor emocional.

¿Esa era mi mejor amiga? Lo era, porque a pesar de lo horrible que era ese fragmento desorientado, a través de las lágrimas y el alcohol, su mirada ámbar seguía siendo la misma. Sus ojillos de ave no cambiaban, aunque su vida se hubiese deformado por el sufrimiento.
La Crow cálida era la misma que la Crow suicida, aunque no quisiera creerlo, y si yo había aprendido a amar a la primera, debía estar para la segunda.

Debía.

 

Spoiler del caso (?):

Contenido oculto

Esta suerte de altercado accidental pertenece a la línea central. Aydan, en servicio dentro del área de inteligencia del gobierno (pa resumir) fue enviada a buscar a dos Roc (gente con alas, por los loles okno, gente con alas producto de un supuesto error de laboratorio siglos atrás), sin saber que se trataba de sus amigos (Dhaval y Crow/Melyen, junto a otros) y se acerca cuando ya la gente que tenía a cargo la había cagado, recurriendo a la violencia.
Mundo distópico blablabla por eso la referencia a un mundo desgraciado.

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Carmesí
Aydan Kwok




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La sangre brillante de Dhaval en el suelo, goteando y uniéndose a la sangre de Christopher, manchando aquel dibujo de tonos tan similares y luego… luego los ojos ámbar, opacados por el horror. Horror que era mío realmente y solo se reflejaba en ella.

Yo… ¿Había dañado al imbécil que tanto amaba? ¿Yo? ¿Yo?

Mi propia visión se parchó de rojo, incapaz de ver algo que no fuese la mancha de sangre en el suelo, siendo absorbida por el papel, el dibujo que él había hecho para su confundida Crow, porque también la amaba.

Yo.

Fragmentos de ambos, de dos idiotas que se amaban como nunca había visto que se amara alguien y yo había herido a ambos al hacerle daño a uno solo. Eran piezas de una sola obra y ahora, viéndolos allí, destrozados, sabía que ninguno funcionaría jamás sin el otro. No en este mundo desgraciado.

 

Cuando tenga la oportunidad de publicar desde la PC les respondo los comentarios uwu

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Dulce
Dhaval Krall aka Hidra​

La forma en que me miraba era exactamente la misma mirada que dirigía a los paisajes, a los atardeceres, a los árboles cubiertos de brillantes flores y a las aves que surcaban el cielo. Era la misma que debió dedicarle a su madre y a su prima, la misma que le dedicaba a Christopher, su hermano mayor.
Aquella mirada suave, llena de admiración y quién sabe qué más era la que le dedicaba a todo lo que amaba profundamente, todo lo que le ayudaba a seguir adelante y que consideraba una parte de sí o de su familia.

Antes de Melyen, ¿quién más me había mirado de esa manera? Es más, ¿por qué me miraba así? Ella, una chica así de talentosa, que podía decidir mirar de esa manera a cualquier otro que hubiera hecho algo para merecerlo.

Sin embargo, allí estaba, empeñada en su tarea de hacerme entender su amor. Testaruda como ella sola.

 

Lo peor de esto es que las alertas de los zukulemthos nunca me llegaron y no los vi hasta que los señalaste JAJAJAJA
Again, gracias por tu comentario y me alegra que te esté gustando ;-; ♥

Continuo esta cosa (?)
Tal vez vaya haciendo esto un poco como Instagram Music y poniendo las canciones a partir de donde me interesan, si no es que me interesa toda la canción xD

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Fútil​

Debía preguntarse por qué era tan distante y maleducada con ella, ¿no? Porque lo cierto es que la maldita muñeca no hizo nada para que yo la odiara, ¿o es lo que me he forzado a creer? No tengo la menor idea. Podía ser que ni siquiera le interesara, lo que no sería nada extraño.

Sus ojos delineados como los de un gato, sus labios de ese tono rojo y su cuerpo diminuto, el cuerpo de una bailarina de ballet de esas que vienen en las cajas musicales.
¿La aborrecía por tener una historia con él, que no terminaba de descifrar y por la que no quería preguntar porque ya de por sí sentía que me estaba arrebatando algo que, extrañamente, consideraba mío, o la aborrecía porque de repente era todo eso que yo nunca había sido y nunca podría ser? ¿Ambas?

Muñeca.

Frágil, femenina, delicada, de piel lisa y largo cabello perfecto.

Muñeca.

¿Qué era yo entonces? Con mi psique destrozada, mis desgraciadas emociones, este supuesto talento y un montón de colores y papeles que me protegían del mundo exterior. No era más que una niña prodigio que había terminado por no valer nada, porque su mente había decidido abandonarla.
¿Qué se supone que un desastre de este calibre puede ofrecerle a otros? ¿Qué podía ofrecerle a él que no tuviese ella?

Sabía la respuesta y aún así continuaba con mi inútil esfuerzo.

 

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Gris
Christopher Geier aka Buitre​

Sobre mí se cernía un cielo aparchonado de gris oscuro, el tono exacto que tienen las nubes justo antes de no aguantar más el peso del agua en ellas.
Gris oscuro como el cemento de la bóveda, el pelaje de mi gato, el auto de papá y los ojos de mi hermanastro cuando su hogar se derrumbaba a pedazos, como lo había hecho el mío.
Sin embargo, el tono más parecido era el del hierro de la placa en la bóveda, que llevaba el nombre de mi hermana.

Mi madre se había desvivido por ella, entregando cada fragmento de su alma por el bien de su salud. Mi increíble madre, a la que durante mi turbulenta adolescencia me había negado a aceptar como una parte de mí, porque parecía solo haber tenido ojos para mi hermana… día y noche, aunque yo estuviera cayéndome a pedazos.
¿Y qué había hecho papá, además de beber y ni siquiera darnos el dinero que necesitábamos para comer? ¿Qué había hecho además de prometerle a mi tía que nos cuidaría, luego de que Nicole falleció, y no hacer más?

Liberación, la muerte era eso. Liberación para la esclavitud de mi madre, para la irresponsabilidad de mi padre, para mi dolor silencioso y para su perpetuo sufrimiento.
¿Qué eran entonces esas malditas cadenas que nos envolvían ahora a todos, del mismo gris del cielo y la placa de hierro? Mi madre, mi padre, mis tíos, Crow y yo… todos llevábamos el mismo dolor con nosotros. Un dolor que se tornaba punzante cuando nos hacíamos una sola pregunta.

¿Por qué no pude ser yo en su lugar?

Cualquiera de nosotros se hubiera entregado gustoso a los brazos de la muerte con tal de asegurar que ella viviera, que viviera y cumpliese cada sueño de su infantil corazón.
Que hiciera música, que cocinara, que se enamorara, que llorara de alegría o de tristeza, qué importaba mientras pudiera hacerlo; que llenara de vida este maldito mundo gris. Que extendiera sus alillas de colibrí e iluminara el cielo… como debía ser.

¿Por qué no pude ser yo?

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Contenido oculto

Nicole Geier Király, hermana de Christopher, fallece antes del inicio de la historia como tal, por causas naturales, cabe aclarar, poco antes de cumplir 15 años.
Tbh me gustó un montón lo que pude hacer con este relato y es que creo que es algo que no he hecho en la historia central, que es narrar desde cada personaje su propia historia y fragmentos de un pasado que, aunque pueden compartir conmigo, no es visto ni expresado de la misma forma.
Estos dos personajes los amo profundamente y no sería lo que soy sin ellos, que fueron y son mis hermanos a pesar de las injusticias de la vida.

 

Una parte de esto es que me gusta que cada quien interprete lo que escribo como quiera xD porque escribo demasiado desde mi experiencia (incluso antes de que empezara a hacer Self-inserts directamente, quiero decir), así que sí, intento plasmar algo que no necesariamente pretendo sea leído de la forma en que lo plasmé. Creo que un poco del escribir de forma tan idk, ¿personal? Es para ver a dónde puede llegar el lector dentro de su propia interpretación y su propia historia personal con mi experiencia.
Lo que quiero decir es que me entretiene un montón verlos dudar si entendieron lo que debían entender o no (?) porque ni yo misma tengo una interpretación escrita en piedra.
Also, sí, la muñeca es una persona que irl curiosamente se llama igual que Andy (???????) pero en Cielo Nocturno nunca le di un nombre, se quedó como muñeca JAJAJA.

Anyway, sigo~

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Hostil​

Odiar. Si a alguien odiaba era a ese desgraciado lobo, lo odiaba con cada fragmento de mi corazón, porque solo pedazos era lo que tenía desde entonces.

¿Qué no le había dado? Mi confianza, mi tiempo, mi estabilidad emocional y con ella todo lo demás. Sin darme cuenta le entregué mi talento, mi intelecto, mi privilegio de ir a una universidad y mis amistades. Todo compactado y puesto entre sus fauces, esperando para que lo destrozara.

¿Qué había recibido? Dolor, porque me seguí forzando a cargar problemas que nunca fueron míos… El único dolor parecido que recordaba era el de la muerte de Nicole y era enfermizo permitirle a un maldito niño que no apreciaba nada de lo que tenía hacerme sentir un dolor comparable con el de la muerte de uno de mis seres más queridos. Un dolor que hacía que meterse un tiro en la cabeza sonara liberador.

Por su culpa había deseado no sentir nada nunca más, había alterado mi ciclo del sueño para estar pendiente de sus mensajes y llamadas, y había empezado a ver mi educación como un obstáculo. La lista seguía y seguía, pero no fui capaz de enumerar cada sacrifico hasta después de que desapareció, porque hasta entonces no los había visto como tales.

Todas esas cosas por las que no recibí más que reclamos, quejas y burlas. La misma persona que había dicho que me ayudaría a volar era quien me había arrancado las alas de la espalda.

Si de algo tenía derecho era manifestar esa hostilidad, vaya, si en esas estábamos, tenía derecho de romperle cada hueso del cuerpo.

 

Me acaba de dar un hambre tremenda y son las 2:30 am.
Fin del comunicado.

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Irregular
Dhaval Krall aka Hidra​

Detuve el movimiento de mi pierna apenas fui consciente de él, sin despegar la vista del papel que estaba sobre el escritorio. ¿Le gustaría algo tan torpe comparado con las bellezas que ella era capaz de hacer?

Tragué grueso, volví a tomar el lápiz rojo y continué tratando de hacer un gradiente a morado oscuro más o menos decente, que se pareciera aunque fuese un poco al cielo durante el atardecer.

¿Tan siquiera le gustaría el rojo? Vaya pregunta estúpida, si había llevado el cabello teñido de ese color un tiempo.

Rojo.

Le quedaba bien ese color y, aunque no lo supiera, encajaba con su personalidad.

La luz del atardecer reflejada en sus ojos amarillentos debía hacerlos ver aún más como los de un ave. Un fénix quizás, ¿un cuervo rodeado de fuego? Al menos eso quisiera ella, de seguro, no por nada llevaba ese pájaro dibujado en la espalda.

Inhalé con fuerza, tratando de recuperar mi línea de pensamiento, y cambié de rojo a negro para hacer sobre el cielo una silueta oscura, de cabello rizado. Ella.
Las líneas eran repetitivas, algo irregulares, pero al final tenía algo de forma o eso quería creer.

De verdad, ¿le gustaría algo tan sencillo como eso, se daría cuenta de que la silueta del dibujo era ella?
Mi pierna reinició su movimiento ansioso mientras tomaba el móvil para sacar una foto del dibujo, buscar su contacto y enviársela.
La intención era lo que importaba, supongo.

Al final tuve que decírselo.

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Contenido oculto

Creo que irregular sería la palabra perfecta para caracterizar la mente de este niño, dios, y es que así como me puede sacar de quicio su mente que gira en círculos o zigzaguea, me puede causar la más pura ternura porque bueno, siempre ha sido y será parte de él.
También fue curioso meterme en lo que yo he aprendido a considerar que es la forma de pensar de este idiota bondadoso, a partir de conversaciones o acciones, porque creo que por primera vez desde que ando escribiendo (hola hiatus como de dos años) Cielo Nocturno no lo hice desde el sesgo de "este idiota no me quiere, solo hace las cosas que le parecen moralmente correctas, sin afectos de por medio" y wow, fue como darle vuelta a la tortilla, como diría mi madre.

 

Ya le bajo a la intensidad, era pa ponerme al día :'v (???)
Después de que publiqué me acordé que tú, Pablo, sí conocías esta historia y me quedé así de: ah chinga :v

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Joya​

Abrí la bolsa rosada, algo maltrecha por el viaje, y me asomé dentro para topar con gran libro. Ni siquiera tuve que ver su portada para saber qué clase de libro era, era imposible que no reconociera un libro de arte. Algo dentro del pecho me envió una punzada de dolor general y el corazón se me encogió.
Al fondo de la bolsa había dos cosas más, un set de tres plumas, esas que usaba para delinear mis dibujos, y una cajita aterciopelada de color negro. La tomé con exagerado cuidado.


—¿Qué es esto? —pregunté con un hilo de voz, sin atreverme a mirar su reacción—. ¿Qué es?


—Relájate, no te voy a pedir matrimonio todavía. —Esa fue su respuesta, sencilla, como si no fuese nada del otro mundo.


Le di un empujón con el brazo, que le arrancó una risa, y abrí la caja al fin, revelando un anillo de lo que asumí era hierro. Era de un tono cobrizo, con una cruz dorada recorriendo casi toda su circunferencia, y aunque la religión nos daba ciertamente igual a ambos, sabía por qué lo había comprado, por el simple hecho de que era precioso.
Ahogué una risa.


—No me va a quedar, Dhaval —dije sin siquiera probármelo y levanté mi mano—. ¿Recuerdas? Dedos demasiado delgados.


—Mierda. Lo siento. —Una disculpa, como siempre. Volví a empujarlo.


—Puedo ponerle una cadena y usarlo como collar. Solucionado, ¿ves? —Saqué el anillo de la caja y lo coloqué justo sobre mi pecho, donde debía quedar cuando hiciera lo que le acababa de decir. Volví a guardarlo en su caja para meterlo a la bolsa e inhalé aire con fuerza, porque sentía que me iba a echar a llorar—. Muchas gracias.


Lo amaba, demasiado quizás, y no sabía qué hacer con el amor que él me regresaba. Un amor que no era siquiera comparable al que había dicho el lobo que me tenía, solo para demostrar lo contrario.