Tragedia Infinito

Tema en 'Relatos' iniciado por Allister, 31 Julio 2019.

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    Allister

    Allister Caballero del árbol sonriente

    Virgo
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    198
    Pluma de

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    Escritor
    Título:
    Infinito
    Clasificación:
    Para adolescentes maduros. 16 años y mayores
    Género:
    Tragedia
    Total de capítulos:
    1
     
    Palabras:
    1075
    Ha pasado un mes desde que su presencia física desapareció. Sin embargo, tú la sigues viendo en cada rincón oscuro de la habitación, en cada callejuela solitaria, recluida en una esquina cuando las luces del alba se cuelan por la ciudad.

    Sigue igual de hermosa y eso te tienta. Está un poco pálida y desgarbada, un poco muerta. Pero eso no te importa, solo quieres volver a estrecharla en tus brazos. Una de esas noches frías y olorosas a lluvia perdiste el miedo y te acercaste. La estrujaste con desesperación, pero cálidas lágrimas brotaron de tus ojos al notar que su cuerpo traslúcido era impalpable. Abrazaste con dolor la nada y lloraste preguntándote el porqué de aquel sortilegio. Sus labios azules y sus ojos sin brillo guardaron silencio. Te venció el sueño y el dolor, justo cuando el sol hacía su entrada triunfal a través del alfeizar de tu ventana polvorienta. La viste desvanecerse a medida que la luz tocaba su cuerpo espectral, sin embargo, sabes que ella seguirá rondándote, sabes que la luz no la ahuyenta, pues no es un demonio ni el fantasma de un alma pútrida que huye con el amanecer.

    Ahora la noche ha vuelto a caer y ella ha regresado, justo cuando en tu mente comenzaban a rondar ideas extrañas de como terminar con aquello. Te sientes culpable, sabes que tú mismo la has atado con un lazo infinito de amor a esta realidad. Tú eres la piedra que entorpece su descanso. Tus llantos y desconsuelos son, a sus oídos, como mil garras que arañan el metal. A eso ha venido, a que la liberes. A que la dejes descansar. Pero no puedes, eres demasiado torpe y obstinado como para imaginarte una vida sin ella. Hasta te has acostumbrado a sus terroríficas visitas e incluso has tratado de entablar una conversación casual, como si la muerte no fuese un abismo infranqueable, como si los viejos tiempos se hubiesen quedado congelados en una dimensión donde solo ambos habitan. Te duele su silencio. No comprendes si es ella la que no quiere hablar o si es que acaso los fantasmas son subyugados por alguna extraña regla que no les permite conversar con los vivos. No entiendes, te desesperas y rompes en llanto exigiendo una respuesta — ¡¿Por qué no me hablas?! — Vacilas ante su estoico silencio y la vez directo a sus ojos inhumanos. Percibes el lento movimiento de sus labios delgados, pero no escuchas nada. Te levantas con desesperación y te acercas al espectro de tu amada. Sientes su aliento gélido, y por primera vez escuchas la voz de la muerte.

    — Duele. — Susurra ella, con un tono seco y sin emoción.

    No logras diferenciar si es una afirmación o una pregunta, sin embargo, te aventuras y continúas aquella extraña conversación. — ¿Estar aquí duele? — Preguntas, con la esperanza de escucharla una vez más. Ella asiente débilmente y tus lágrimas vuelven a brotar. Entiendes que le haces daño, pero no puedes liberarla. Quisieras, pero el dolor se entierra cada vez más en tu pecho con solo barajar la idea de un mundo sin su presencia.

    Ahora han pasado varias semanas desde aquella visita donde escuchaste por única vez su voz muerta. La sigues viendo en los alrededores, cada día se vuelve más aterradora y menos bella. Sus ojos se han hundido y su piel pende como grotescos pellejos sobre los huesos. Ha envejecido y sus cabellos se han enmarañado como un nido. No hay rastro de tu amada en aquel ser. Sabes que es tu culpa, y no importa cuánto alcohol consumas, ella seguirá visitándote para recordártelo.

    Te levantas aturdido por el alcohol y ya con la firme idea de liberar al espectro de su agonía trastabillas hasta la ventana. La abres. Sientes la agradable brisa de la noche besarte el rostro, y por un par de segundos te sientes libre de todo peso. Volteas hacia tu habitación y la vez. Sus ojos te observan. El espectro alza la mano hacia ti. Recuerdas tu obligación y sales como puedes por la ventana. Pisas con temor el reducido alfeizar que es lo único que te separa de la muerte. Desde un décimo piso las cosas se ven diferentes, todos son como hormigas insignificantes. Sabes que no existe otra manera. Si sigues con vida jamás podrás dejarla ir, así que cierras los ojos y abres los brazos como un Cristo suicida que abraza a la noche. Un leve paso hacia enfrente y pisas el aire.

    La caída es terriblemente lenta. El viento te extiende el cabello y las ropas. El zumbido del aire es insufrible, y antes de que te des cuenta, la muerte te toma en sus brazos. El asfalto se tiñe de rojo y tu interior cruje horriblemente. La vida se te escapa por los ojos, los oídos y la boca. Ya no eres más que un despojo. Aun así, te levantas, sorprendido, ignorando tu nueva condición. Observas con perplejidad tus manos y ves tu cuerpo tendido a través de ellas. Tardas unos segundos, pero por fin lo comprendes; estás muerto.

    Una inexplicable sensación de alegría te invade cuando la vez frente a ti. Está hermosa y radiante nuevamente. Libre para el descanso eterno.

    — ¡Lo hice! — exclamas con algarabía, mientras el alma de tu amada comienza a suspenderse en una abducción divina. Ella es libre ahora, pero por alguna razón notas en su rostro un dejo de profunda tristeza.

    — No era la forma, no debiste—. Fueron sus últimas palabras antes de ser consumida por la luz de un coro seráfico. Te quedas abrumado y aterrorizado. El cielo se ha cerrado frente a ti y a engullido a tu amada dejándote solo. Es allí cuando comienzas a atar cabos y comprendes tu destino. Tu sacrificio incorrecto te ha cerrado toda posibilidad de reunirte con ella, y ahora miras con ojos bien abiertos cómo la tierra se abre bajo tus pies, y un pestilente olor a podredumbre te envuelve. Ves destellos rojos y chisporroteantes llamaradas que brotan de aquella boca oscura en el asfalto. Oyes el lamento de millones de generaciones condenadas y el regocijo de las huestes ultraterrenas. Suspiras con resignación y te adentras al martirio eterno. “Dejad afuera toda esperanza” rezaba Dante en su divina comedia, y es justamente lo que haces. Esbozas una última sonrisa pensando en que al menos ella estará bien. Y por fin partes sobre aquel camino trazado por un amor egoísta, infinito y cálido como las llamas del infierno.
     
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    Anonimo CCS

    Anonimo CCS consecuencias de actuar sin pensar en el futuro

    Piscis
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    Me gusta tu historia, en verdad esta bien investigada y narrada, me es adorable como en esta historia el hombre enamorado por su mujer hace lo imposible para estar con ella y desdobla los limites de la naturaleza para volverla a ver, asta el punto de darse cuenta que le causa dolor, y finalmente ya destruido toma la única decisión que cree puede liberarla de el dolor que el le causa, sin importarle su vida en un acto de amor se suicida para liberar a su amada esposa, recibiendo el mas eterno de los castigos solo por amor.

    Antes que nada quiero que sepas que esto no es mas que mi humilde opinión, si te molesta o estas en desacuerdo con mis comentarios puede que este totalmente equivocado y listo no pasa nada.

    Ahora si comenzando con la critica.

    En aspecto de la narración me parecen increíbles la investigación que tomaste para la historia no parece que fuera muy profunda pero al final una frase de la divina comedia de dante, un toque interesante a decir verdad y me hubiera gustado leer mas de eso, bueno otras de las cosas que me gustaría acortar ante este relato, es como transcurren las cosas, siento que el final tal cual como esta es bueno, pero culminarlo solo con una frase de la divina comedia y la frase

    Y por fin partes sobre aquel camino trazado por un amor egoísta, infinito y cálido como las llamas del infierno.

    Se que el infierno que relata dante es muy diferente a lo que nos comentas al final de la historia, no lo hubiera viso mal si lo hubieras continuado un poco mas, explicando como es la parte del infierno donde se encuentra, y que vive en su infierno.

    Sin mas que decir espero estés de acuerdo con el comentario.
     
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  3.  
    Lawl

    Lawl Memories of your prime, makes life feel so strange

    Capricornio
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    El amor es algo que cuando te pega, te pega demasiado fuerte. Suertudos y a la vez desafortunados sean aquellos que nunca cayeron por un sentimiento tan fuerte. A lo que voy es que tu escrito interpretó, a mi ver, perfectamente lo que uno siente cuando pierde por la razón que sea (más fuerte todavía si es una pérdida de verdad, un fallecimiento) a una persona amada, alguien que uno haya dedicado tanto tiempo a cuidar y a disfrutar. Lo que el pobre hombre pasa es real, te carcome, es como si un fantasma estuviera flotando arriba tuyo y no te deja escapar, los únicos escapes temporales siendo el alcohol o peor, como bien descripto en el relato. No puedo evitar que sentirme identificado con ciertas partes de esto.

    Técnicamente no hay nada que criticar, la estructura del texto es correcta, el vocabulario es variado, no hay errores graves de escritura, los personajes están bien desarrollados y principalmente, a mi gusto, sabés que no tenés que sobreextender el relato y lo terminás cuando debe terminar, dejando claro su mensaje.

    En fin, me encantó y de verdad agradezco haberlo leído.
     
    Última edición: 9 Agosto 2019
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  1. FloweerBunny
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