The legends by night of the samurai: the freedom of a geisha_ sesshomaru x kagome

Tema en 'Fanfics Abandonados de Inuyasha Ranma y Rinne' iniciado por Opa-despina, 13 Junio 2007.

Estado del tema:
No se permiten más respuestas.
  1.  
    Opa-despina

    Opa-despina Guest

    Título:
    The legends by night of the samurai: the freedom of a geisha_ sesshomaru x kagome
    Clasificación:
    Para adolescentes maduros. 16 años y mayores
    Género:
    Fantasía
    Total de capítulos:
    3
     
    Palabras:
    4772
    The legends by night of the samurai: the freedom of a geisha_ Sesshomaru x Kagome

    Hola pues hace tiempo ya pertenecia a este foro, pero solamente como lectora :rolleyes: , porque aqui hay fics muy lindos, en especial de la pareja sessh x kagome. Algunas personas no les agrada mucho esta pareja, porque comentaban que es muy extraña en particular, pues la verdad si es un poco rara, pero no tengo nada en contra de inuyasha, es solo que a veces es algo baka y exasperante :o , y el hermano, bueno el anda por ahi solitario jeje :)
    En fin, este fic lo comenze a escribir hace poco, pero la universidad me habia tenido muy ocupada, pero ya se acercan las vacaciones y se tiene mas tiempo libre, :D , ojala les guste.
    El poema que sale al principio, lo saque de un libro de poesia oriental, hace referencia a los samurais, me ha encantado,bueno los dejo con la historia y disfrutenla....dejen sus comentarios, o tomatazos....XDDD!!





    The legends by night of the samurai: the freedom of a geisha.


    I

    Escucho el susurro del cerezo donde debe ser arriba

    Las ramas de los árboles no las imagino
    Copia, secretario, que me lleva el viento.
    II
    No hay palabra ni mano de guerrero ni beso de doncella
    Que pueda rozar la pureza de la belleza
    Sólo viene y ya está huyendo.
    III
    Lejanas voces vienen cabalgando vientos
    Mudas palabras desbordan estos caracteres
    Ya olvidé el canto de los grillos.
    IV
    ¿Qué es ese sabor de sonrojada fruta?
    La primavera alienta el calor de la tristeza
    Ya habré de aligerar la bruma que me rodea.
    V
    ¿Sería su rostro del color del viento
    En esta iluminada orilla cuando escucho sus huellas?
    La mar detiene su vaivén al escuchar mi pena.
    VI
    Palpo el océano trepando la montaña más alta
    Y siento la helada soledad de un solitario instante
    Ardo e inquiero por alas
    VII
    ¿Sería la oscura luminosidad del loto
    O la serena tibieza del crepúsculo silencioso?
    Nocturnos arroyuelos me recuerdan tu sonrisa.
    VIII
    ¿Pequeño manantial qué sería el agua clara?
    Las piruetas que se dice dibujan las hojas en otoño
    Al caer el sol que nace en el ocaso.

    IX
    La cabellera de los aromas del vino
    El ligero roce de las mangas del kimono
    La noche está poblada de talantes y silencios.
    X
    El olor del cerezo llena el sueño del cerezo
    Pequeñas gotitas reunidas no hacen este rocío
    Una florecilla esplendece si la luz solar viene a ti.
    XI
    Perdido en sueños ando descalzo en la nieve
    Hacia la fugacidad del viento ando
    Solitario el murmullo y solitaria la pena.
    XII
    Soñé un olor que me recuerda la visión de Buda
    Tenía forma de un pequeño arbolillo sobre un acantilado
    Seguro era el reflejo del sol sobre mi espalda.
    XIII
    Las olas suenan a espuma en la noche silenciosa
    Los guerreros semejan el zumbido de un panal
    La guerra es un koto destemplado tañido con la espada.
    XIV
    El calor del fuego anuncia la mañana
    Lavo mi rostro con la niebla y el rocío
    El relinchar de los caballos prepara la batalla.
    XV
    El olor del cerezo humedece mi corazón
    Aceite negro calcina la raíz del crisantemo
    El agua y el aceite no mezclarán jamás.
    XVI
    La nieve que cae troncha las tiernas ramas
    La campiña se llena de melancólicos crujidos
    Lentas lágrimas tibias caen de mi espada.


    XVII
    ¿Qué dulce ofrenda elevaré a los Dioses?
    Palpo el olor del musgo que se seca
    Florecerá el loto frente al rostro de mis padres.
    XVIII
    Una barquita de papel más navegará el río cada año
    Siento ya el calor del fuego que no acaba
    ¿Veré su lucecilla cuando en la noche regrese?
    XIX
    Las sombras del bosque en las sombras del crepúsculo
    No llevan más sustancia que la levedad del sueño
    El viento trae un aroma que ilumina la noche.
    XX
    Los murmullos de las hojas viajan con la brisa
    El musgo crece siempre junto a la fuente
    ¿Acaso el jardín no está siempre completo?...





    Periodo Edo (1603-1867), Época Tokugawa (mucho antes de la restauración de la era Meiji).

    Cuan armonía en la noche, candida, sosegada, su ambiente con su temperatura tibia, acaso pronosticando una víspera de lluvia, a finales de la estación de la primavera, acercándose el tiempo, donde los suaves botones de las florestas de cerezo, brotarán en su textura tersa y delicada de los pétalos, adornando en sus agraciados colores, las anchas ramas de los árboles, cuando la brisa del viento, hálito en sus mayores proporciones, surcando con debida atención, entre las ramas de los arboledas, colándose poco a poco…uno a uno, simplemente uno a uno, la caída en anexión de sutileza, la danza de la naturaleza cautiva, perfección inmensurable, pétalos en su exquisito vaivén, desde su nacimiento hasta el final de su inevitable recorrido, la superficie imperfecta bajo la llaneza de los macizos árboles, formando un distinguido manto de gamas de su tonalidad habitual, lapso del ambiente.
    El cielo, poblado de las incontables estrellas a su alrededor, calmosas, silenciosas, en compañía del inseparable astro lunar, realzándose en plenitud en el manto estrellado, mostrando su quietud a los seres vivos y a la misma naturaleza, que dentro de las mismas horas contadas, emergerá con experiencia, el astro rey, con sus insistentes y calidos rayos, avivando con la vehemencia de los centellas, trasmitiendo su exaltación, a la iluminación de todos los rincones de la infinidad de lugares, dejando atrás la oscuridad que había plantado su matiz oscura, sombría, innegable, solitaria, sucesos que son irrevocables, en los mares de los destinos de las personas.
    Mientras la oscuridad reinaba en aquellos horizontes, ya muy adentrada la noche, a altas horas de la madrugada, detrás de las elevaciones de las montañas, cruzando el rió Sunpu, se conformaba los límites de los poblados, los pueblos con los tejados de paja, siguiendo el pequeño sendero, de frondosos árboles a su alrededor, estacionados, solemnes, testigos de las vivencias de muchos ningens, el pasaje empedrado de lo que parecía ser piedra caliza y material de granito, se enaltecían las torres de ciprés de la religión sintoísta, dando paso al monumental jardín, cubierto de musgo y un pequeño camino de guijarros que conducían a una pequeña habitación que estaba forrada de madera en la que se encontraba un altar budista, y mas adentro, se alzaba una casona elegantemente de estilo japonés, donde se hallaba decorado con farolillos de papel tenuemente, de diversos colores y por consiguiente, colgados de cordeles entre los arboledas del lugar; y cascabeles enganchados también de las ramas, para provocar un afable sonido, estatuillas de figuras talladas de búho, un pulcro complemento con un lago artificial que infringía vida, con una tonalidad cristalina, tan limpia en su superficie, con las ondas una por una, en un seguimiento perdurable, por el contacto de los pétalos en la superficie del agua, de la caída de su nacimiento del árbol.
    Porque entonces… la luna se mostraba igualmente silenciosa ante los sucesos que pretenden acontecer, donde la justicia pareciese que no existe, y las mentiras musitadas por otros labios maldecidos, con ojos que se fulguran en envidia y perversidad, desean lacerar los sentimientos mutuos de personas que realmente se aman con corazones puros y miradas llenas de calidez hacia el alma conquistada…"perdóname, acaso morirás esta noche…las estrellas entonces no estaban alineadas a nuestro destino, ahora me siento un maldito por no haber escuchado las palabras musitadas de tus apetecibles y sonrosados labios, y tus ojos, las cuencas de tu espíritu, mostrándome la verdad de nuestro amor, haciendo caso omiso a mentiras de nuestro alrededor…pero no importa cuanto tiempo pase, no importa cuantas vidas pase reencarnando, no importa lo que tenga que hacer, simplemente no importa, amada mía te encontrare y si en esta vida insulsa no podemos estar juntos, te buscare, esperare paciente a encontrarte entre miles de rostros, y cuando lo haga, te amare por siempre, reconociendo el templo de tu sagrado cuerpo, tu voz como el canto de las sirenas, tus ojos transmitiendo el infinito amor que profesabas a los demás, tu exquisito aroma de jazmines y rosas, que en sus suaves botones en los prados, adornarían delicadamente un mundo imperfecto, y tu fina esencia captando mi atención, y el aura que florecía, tan calida, tan amorosa, tan perfecta…".

    Una hermosa niña, de cabellera azabache, con suaves rizos que se formaban en sus puntas, aquella que adquiría un ligero tono azulado, gracias a los rayos del astro rey, su cabello brillante, sedoso, y largo, que le llegaba un poco más de la mitad de la espalda, se encontraba suelto…en plena libertad. La suave brisa los mecía, con cierta gracia, pasando en ligeros espacios de las hebras del cabello, jugueteando con ellos, ella simplemente miraba al horizonte, que hermoso se veía el paisaje, adquiriendo esos matices, que tanto le encantaban.
    El sol estaba a punto de ocultarse, los colores rojo, naranja y amarillo danzaban en coincidencia, nada parece ser consistente, se mezclaban, una mezcla bastante peculiar en el firmamento, pero el toque de esmero era inevitable.
    Aquella pequeña, era muy bella, a pesar de su corta edad de 10 años, tenía unos ojos de coloración caoba, como la madera que se profundiza en el bosque, silencioso, muy silencioso; sus largas pestañas, que enmarcaban su rostro, en compañía de sus delineadas cejas, dándole una mirada sumamente dulce e inocente, sus ojos transmitían incontables sentimientos y emociones, entre ellos, dulzura, amor, afecto, tristeza, justicia, preocupación, piedad, un sin fin…un ser humano con un corazón sumamente puro, y un alma en tranquilidad, que no le debe nada a nadie, y no sabiendo que la vida puede ser bella, pero a la vez puede ser muy traicionera.
    Sus labios delineados, en su fina comisura, unos labios en su tacto suaves y tersos, de coloración rosada, con sus mejillas, que en ocasiones se arrebolaban, cuando la situación se presentaba y sentía la emoción correr mas fuerte por sus venas, dándole ese tono rojizo, como los campos de amapolas en la plena primavera, sin ser demasiados sugerentes, en sus pétalos, que se abren y muestran su frágil cuerpo ante los demás.
    Su cuerpo infantil, al principio, era simplemente perfecto, nada fuera de lugar, sus piernas largas y pequeñas, pero tersas al roce de los dedos, sus manos sin raspaduras ni ampollas, por no estar en trabajos rudos ni pesados, su cintura, sus caderas en armonía y su cuello de cisne, pálido, sin una marca, su piel nívea, pálida, en extrema suavidad, apetecible para posar unos labios en ella, y deleitarse con su sabor, pero siendo una infante, la inocencia aun esta presente en su cuerpo y mente, un pequeño dulce que es un breve bocado dentro de unos años, como una flor que se abrirá, un capullo cerrado, a la vista de los demás, que cuando se asome al mundo, a ver su exterior, verán a una ninfa, a una tenshi, a una diosa terrenal.
    La niña se encontraba en el jardín, jugando con un pequeño estanque, se había remangado el kimono, a la altura de las rodillas, para caminar con lentitud, hasta sentarse con elegancia sobre una roca, y así sumergir sus piernas en el agua. Sintiendo el agua fresca acariciar su piel, era una sensación agradable; el agua limpia, transparente, sin ningún indicio de contaminación, era refrescante, los pequeños pececillos que habitaban en el lugar, vieron unas piernas y pies chicos, en su llamado “hogar”, se acercaron y empezaron a dar pequeños mordiscos, si es que se le podían catalogar como bocados a esa piel; la pequeña al sentirlos, sintió una curiosa sensación recorrerla, como ligeras cosquillas, sonriendo levemente y decidió no moverse, no le molestan en absoluto esos pececillos.
    Observo los árboles, sus largas ramas, simplemente ahí, postrados en afonía, tan antiguos como la vida que pasa, a cada segundo, los lirios en el estanque, nenúfares rosados impulsados de un extremo a otro solo por la leve brisa, y las simpáticas libélulas parándose sobre el agua solo para salir volando después de un par de segundos, que tranquilidad había, ahora que iba a oscurecer, y la tarde daba a su fin, cuando escucho la voz de su madre llamándola; “Kagome, hija mía, ven a la casa de inmediato, ya empieza a oscurecer…”

    Ante aquel recuerdo, una mujer habría levemente los ojos, para mirarse en el espejo, se encontraba sentada en el ligero cojín, usando como soporte sus rodillas, lentamente se paro con distinción, se miro una vez en el espejo, era realmente hermosísima. Se coloco un corset muy ceñido en su cintura, y después se coloco una bata blanca, que era la bata para cuando efectuaría la acción de maquillarse, y empezaría el complicado proceso de maquillaje, poniéndose colores y gamas, para convertirse de una mujer normal a una geisha, un ser diferente, una persona que vende su arte y no sus cuerpos a los demás, un ser elegante, un ser educado, un ser especial, un ser misterioso, un ser único…que con una sola mirada, puede provocar esa sensualidad que la caracteriza, que con el tono de su voz, puede calmar la ira mas cegadora, y dar tranquilidad a la compañía, y su arte en la música, es esencial en su oficio.
    Sacando una mediana caja de madera, que estaba labrada con pequeños símbolos, donde guardaba sigilosamente su maquillaje, sus manos se movieron a la tapa de la caja y la abrió, después de un instante, empezó a sacar cajas más pequeñas de adentro, como un juego tenue de alentar la transformación. Primero, de un pequeño frasco de una sustancia de llamada bintsuke-abura, se la aplica a su exquisita piel. Un espejo se localizaba pegado en la tapa superior de la caja, que seria lo primero, era la base blanca de taco de arroz, mezclado con el agua para formar una pasta que se aplica con una brocha. Ella sabía que los maquillajes de China eran mejores, pero se había negado a usarlos, el aroma de la pasta blanca olía casi a veneno, y por esa razón, nunca usaría algo así en su piel, dañar aquella extensión de órgano sensitiva, tendría que estar excéntrica. Luego entre sus delgados dedos, tomo un pincel con forma de abanico de bambú y contando los segundos, uno a uno, situó algunas gotas de perfume en el talco blanco, lo revolvió un momento, con asadura, con miramiento, hasta que se hizo una pasta aromática y un poco firme en realidad y la embadurno en el pincel. Después son suma elegancia, como si el proceso estuviera ya en sus actos del diario, realizo el primer trazo en los bordes de sus labios, cubriendo de la pasta todo el contorno en sus labios, aquella boca deliciosa, que susurraba un tono de voz pausado y a la vez tan excepcional, terminado de extender el maquillaje haciendo algunos gestos para asegurarse que no se marcarían líneas ente sus expresiones, tendría que quedar como una segunda piel, parte de su ser, y luego extendió la pasta de arroz por todo su rostro, dando delicadas pinceladas, firmes y siguiendo una tras otra, sin dejar lugares vacíos o líneas, así por todo su rostro y todo su cuello.
    El trazo mas complicado era el del cuello, llegar hasta la raíz del cabello, lo que ella había era hacer un semi circulo sobre el borde del kimono, así, de ese modo, el cuello entero quedaba al descubierto redondeado por lo blanco de la suave pasta de arroz, y descendía un poco sobre sus hombros, dando la ilusión de que podían ver a través del cuello del kimono solo su cuello, cerca de la nuca, para acentuar esta zona erótica, y una zona descubierta de piel alrededor del pelo, que crea la ilusión de una máscara. Inmediatamente tomo una brocha ancha y destapo otro tarro de talco de arroz que esta tez tomo y expandió por su rostro seco cubriendo con una segunda capa todo el maquillaje anterior. En seguida que la base es aplicada, una esponja es pasada por la cara, cuello, pecho y nuca para absorber el exceso de humedad y lograr uniformidad en la base. En el momento solo era su rostro completamente cubierto de blanco, como un ser etéreo, a la deriva de su camino, que intenta construirse, un ser sumamente blanco, con atributos en sincronía…a excepción de sus labios y sus ojos, tomo entonces una pequeña lámpara y la puso a su lado, tomo un pedazo de carboncillo negro y lo puso en la flama, este se calentó hasta dejar caer un par de gotas derretidas sobre el aceite y ella lo tomo, caliente como estaba marco con precisión sus cejas que quedaron completamente negras y bien delineadas, era un poco doloroso, pero el efecto que causaba era hermoso, volvió a calentar la barra de carboncillo y la calentó, esta vez no tanto y marco una línea bajo sus parpados y sobre ellos, un circulo de negro trazo sus ojos dándole una profundidad mayor y sus ojos castaños se volvieron casi negros, esa oscuridad de sus ojos, simulación de la noche que acontece en su deriva, que la luna es testigo de su secretos perdidos… después de esto, guardo el carbón y saco un pequeño estuche con pinturas de colores, tomo un pincel no muy grueso y tomo la base de un maquillaje negro, marco el negro por sus parpados dándole un seductor, y a la vez tan oscuro y misterioso. Finalmente tomo un pincel pequeño, el color para sus labios, mientras lo revolvía, con un palo pequeño, la mezcla efectuada con agua. Azúcar cristalizada es añadida para dar brillo a los labios. Ese toque último de maquillaje, ahora se veía en el espejo, se observaba con seriedad y nostalgia; en el fondo de sus ojos, había un ligero sentimiento de tristeza, para esos días que nunca regresarían, cuando era muy pequeña, y las acontecimientos que marcaron para siempre su vida, como odiaba ese día, en que todo ocurrió; donde despertó de su sueño de la vida fácil a una vida dura y difícil, no agradeció a nada lo que paso, solo tratar de acostumbrarse al nuevo estilo que le infundieron, después de no ver a su madre nunca mas, y de su padre talvez o talvez no estaba vivo, no teniendo mucho contacto con el, esa figura paterna ausente en su vida, no tenia ningún comentario malo hacia el, solo que a lo mejor recibió el castigo que se merecía, por arrancarla de su hogar, o eso aparentemente había ocurrido. Suspirando pesadamente, cerró los ojos un breve momento, ahora no quería concentrarse en el mar de recuerdos que la asaltaría de repente, porque sabía; que esos recuerdos son dolorosos y son intensos, que laceran poco a poco su alma, su integridad, o lo que aparentemente quedaba de ella.
    Cuando la luna se alzo, en las afueras de la okija, en la esquina de la avenida, bajo el farol que tenuemente alumbraba, donde las pequeñas luciérnagas revoloteaban con gentileza, se encontraba una mujer de alta estatura y una belleza atrayente para cualquier varón, solo que su mirada estaba cargada de malicia, sabia fingir actitudes de alegría falsa y el sarcasmo estaba presente en su voz, en algunas situaciones que ella ameritaba. En la oscuridad parcial, no se distinguían bien sus vestimentas, tampoco su distinguido maquillaje, pero era una geisha, aunque estando así, se podría confundir con una prostituta de la clase alta.
    El sonido de una carreta acercándose, asimismo de los cascos de los caballos que resonaban en el suelo pavimentado, las construcciones de la avenida no se podían apreciar con detalle, pero en el día, estaban dotados de hermosura, y la gente lleno de aquí para allá, en sus ocupaciones de su vida diaria, acaso ausentes del mundo, acaso indiferencia de lo que sucedió, acaso perdidos en un ritmo de vida aparentemente tranquilo, acaso…una palabra que puede tener varios significados en la vida de una joven, que recién comienza a vivir, a pesar que de que su estilo de vida, no es el que ella pertenecía, cuando estaba con su madre. La carreta se detuvo con maestría, en la orilla de esa avenida, la mujer que se encontraba parada bajo el candelero, sonrió con cierta seducción, al hombre que se encontraba dentro de ella, pareciese que esta noche, era de las muchas en que se escapa de sus obligaciones de su oficio, y se iba a gozar una relación en cierta forma extraña y de satisfacción de intereses mutuos y de la otra persona, pero como odiaba a la otra geisha, que vivía en la misma okija que con ella, esa muchacha era lista y dura, pero la verdad es que no sabia porque tenia tanta ira contra ella, desde que recordaba, que llego la pequeña, habían tenido sus diferencias y de por medio, muchos castigos, pero algún día, la derrocaría…mientras ligeros pensamientos sacudían su cabeza; “maldición, esta vida es en verdad insulsa, porque fingir algo que aparentas ser, solo para darle gusto a tu frívola madre, nadie entiende el tacto de la pluma al roce de la piel…por kami, deja decir sandeces…”, cuando escucho al hombre musitar su nombre; “Kikyou, querida porque no subes acá, hace tiempo que no nos vemos”, la chica asintió levemente y empezó a caminar.
    Una sombra paso siendo sigilosa, en la avenida, con la oscuridad de su parte, en esa noche con luna, el astro lunar, iluminando aquel día, y con sus vestimentas, pasaba desapercibido, nadie se dio cuenta de su presencia, nadie lo vio, nadie ni siquiera noto algún rastro de esa sombra misteriosa, viéndose como que medio volaba, al poco rozamiento de sus pies contra el suelo, esa habilidad de danzar en el aire, que extraño fenómeno, para la gente ordinaria, mientras que sus ojos se posaron sobre las estrellas, que acompañan a la luna esa intensa noche, musitando; “porque el corazón solitario, ausente y frío, por diversos motivos de la vida, pero que pronto encontrara el alimento para su alma, para su propio ser, y talvez así le dedique una sonrisa, cuando el roce de los dedos femeninos, le devuelva la sabiduría de su existencia, el amor por vivir, unir sus almas en una sola…”


    Continuara....

    Mensajitos *w*....XD!
     
  2.  
    lagome_tere

    lagome_tere Guest

    Re: The legends by night of the samurai: the freedom of a geisha_ Sesshomaru x Kagome

    Hola
    me parece estupendo
    me gusto mucho
    escribes muy bien
    aunque se me izo un poko pesao
    porque es todo muy seguido
    pero me gusto
    ^^
    *wiiiii
    un beso
     
Estado del tema:
No se permiten más respuestas.

Comparte esta página

  1. This site uses cookies to help personalise content, tailor your experience and to keep you logged in if you register.
    By continuing to use this site, you are consenting to our use of cookies.
    Descartar aviso