Leyenda : El hombre que se enamoró de la Luna.

Tema en 'Relatos' iniciado por Michiee_xX, 14 Agosto 2008.

  1.  
    Michiee_xX

    Michiee_xX Guest

    Título:
    Leyenda : El hombre que se enamoró de la Luna.
    Clasificación:
    Para todas las edades
    Género:
    Horror
    Total de capítulos:
    1
     
    Palabras:
    2190
    Leyenda : El hombre que se enamoró de la Luna.[one-shot]

    De la creadora de:
    La joven del agua, Infringir las reglas por amor, Duelo de besos, Timeless, Inuciento, Peligrosas pasiones y ¿Día o noche?.

    Aquí os dejo esta historia que espero que os guste.

    Cuenta una leyenda...


    Hace millones de años, en el antiguo oriente, en Japón, un joven muchacho de ojos negros se enamoró de la luna.
    El joven de cabellos negros, era un simple aldeano que
    siempre había soñado con ser rico, hasta hace unos meses.

    -Oh, mujer que vives en la luna déjate ver-suplicó el muchacho.

    Noches antes, el muchacho salió a pasear y vió cerca del lago a una joven de largos cabellos plateados, blanca piel que lucía un hermoso y sencillo vestido blanco de larga cola.
    Él se escondió tras un arbusto para que la joven no se asustara y se marchara.
    Su canto era tan bello, al oirlo sentías que tus problemas se desvanecían y que los minutos eran más fugaces.
    El joven no pudo evitar querer acercarse para verle el rostro, al caminar hacia delante pisó
    una hoja seca del otoño, la muchacha huyó rapidamente y se escondió tras la luna llena.

    Todas las noches el joven iba al lago, sin dormir ni descansar, se quedaba a esperar que apareciera la muchacha con su canto celestial. A l ver que no venía nunca decidió llamarla.

    -Oh, mujer que vives en la luna déjate ver-suplicó el muchacho.

    Nada ocurrió.

    -Hermosa mujer, desde que oi tu canto no he podido quitarmelo de la cabeza-dijo mirando hacia el cielo- necesito ver tu rostro-comentó el joven.
    -¿Mi rostro?-se oyó una voz que venía del cielo, pero parecía estar muy cerca.
    -Sí-contestó el muchacho-tu bello rostro será la única razón para seguir viviendo, el despertarse para desear que venga la noche y verte-contestó él.
    -¿Mi rostro?-volvió a preguntar la muchacha- Mi rostro no os traería alegría.
    -¿Por qué decís eso?-preguntó confuso.
    -Hoy no es luna llena, no permitiré que me veaís-contestó la joven.
    -Entonces, no dudes que la próxima luna llena estaré aquí-aseguró el muchacho.


    Tres noches más tarde, el joven volvió al lago ansioso por ver el rostro de la joven muchacha.

    -Mujer...-gritó el muchacho esperando que bajara de la luna.
    -Aquí estoy -dijo la joven a sus espaldas.

    El joven se giró sorprendido, ella llevaba un velo que solo dejaba ver su pelo y sus ojos negros.

    -¿Puedo retirarte el velo?-preguntó el joven.
    -Si de verdad es lo que deseas, puedes hacerlo, pero es mejor que no lo hagas-lo avisó la joven.

    El joven sin escuchar la recomendación de la mujer, le retiró el velo.
    Su piel era tan delicada, su boca era carmín, era perfecta.

    -Nunca antes ví una mujer tan bella como vos-afirmó el joven asombrado ante la belleza de la joven.
    -Mi rostro no es bello...-murmuró la joven triste.
    -¿Cómo?-dijo confuso el joven-¡Miraros!

    La agarró de la mano y la llevó hasta la orilla del lago.
    La joven vió su bello rostro reflejado en el agua.

    -¡NO!-gritó llorando la joven.
    -No lloreís, os lo suplico-dijo el joven.


    La joven se tapó rapidamente con el velo.

    -Soís muy hermosa, no lloreís-dijo el joven mirándola a los ojos.

    La joven parecía fría, pero en sus negros ojos se podía apreciar la ternura y el calor.

    -Creerme no soy bella-dijo la joven mirando la luna.
    -Sonreír, no esteís triste por mí-rogó el muchacho agarrándola dulcemente de la mano.
    -No puedes entender, no sé sonreír, no puedo enamorarme-confesó la joven.
    -¿Por qué?-preguntó el joven desilusionado.
    -Estoy cautiva en la luna, solo vivo de noche, soy igual de fría que ella-contestó mirándola.
    -¿Por qué estás cautiva?-preguntó el joven.

    La joven se levantó soltándose la mano, miró amargamente aquel árbol, aquel lago, la luna y finalmente al joven.

    -Mi corazón hace años atrás deseaba ser amado, rogué a la luna ser la mujer más bella para que así todos quedaran cautivos por mi belleza-frunció el ceño y siguió contando mientras el joven escuchaba atento- la luna me escuchó, me explicó....


    "Las flores de loto florecerán convirtiéndose en la envidía de las demás flores, hasta que florezcan su belleza será el reflejo de lo que van a ser"


    -No entiendo-comentó el joven interrumpiéndola.
    -Yo tampoco lo entendí en aquel entonces, cuando pedí ser joven y ser bella eternamente.La luna me concedió el deseo, al ver mis rostro reflejado en este mismo agua me fasciné, una noche un joven se acercó a mí, no supe valorar su amor, pensé que yo era más de lo que él merecía, yo era demasiado bella para verme a su lado-confesó la joven.
    -¿Por qué hiciste eso?-preguntó el muchacho asombrado de pensar que una mujer tan bella pudiera ser tan cruel.
    -La belleza se me subió a la cabeza, la luna me castigó por eso y ahora solo en las noches de luna llena me veo hermosa, las demás noches...-la joven calló.
    -Mañana vendré a verte quiero verte en esas noches-contestó el joven.
    -No, no dejaré que me veas.
    -Lo harás-dijo el joven quitándole el velo-si quieres volver a tener el velo, vendrás-el muchacho se marchó esa noche.

    Mientras el joven se alejaba corriendo la joven lo llamaba, rogaba que volviera, intentó ir tras él, pero sabía que si se iba y la mañana la alcanzaba no podría volver al lago y quedaría prisionera de la luna eternamente.

    A la noche siguiente el joven nervioso corrió hasta el lago, escondiendo el velo en el interior de su camisa.

    -Muchacha-la llamó gritando.

    Más tarde se dió cuenta de que ella estaba sentada a la orilla del lago, mirando su rostro.
    Ella estaba de espaldas a él, con miedo el muchacho se acercó a ella.

    -Joven, aquí estoy con tu velo como prometí-dijo agarrándola del hombro.

    Cuando ella se giró el joven se hizo hacia atrás asustado, ella tenía la piel arrugada, demacrada, sus bellos labios carmín quedaron en finos labios morados del frío, sus ojos seguían siendo los mismos ojos negros, su perfecta cara quedó desfigurada por las manchas y arrugas, parecía un esqueleto.

    -¿Qué os ha pasado?-preguntó el joven asustado.
    -Os dije que no era bella, ¿cuántos años pensaís que tengo?-preguntó la anciana.
    -Ayer teniaís...
    -No-lo detuvo ella-he vivido décadas en la luna-contestó dando a entender que esas arrugas eran reales-devolverme el velo por favor.
    -Puedo ver en tus ojos calor, pero soís fría-contestó el joven.
    -Devolverme el velo-suplicó ella.
    -Teneís razón no soís bella, pero no hoy, dudo que algún día después de aquel pacto fueraís bellas, pues, en vuestro interior no hay bondad, ni amor-contestó él.
    -Dadme el velo, por favor-suplicó ella.
    -Pensé que había encontrado el amor en vos, me equivoqué, nunca podría enamorarme de alguien como vos-le dijo tirándole el velo al rostro.

    Ella lo agarró y cayó de rodillas al suelo.

    -No entendeís, ya no deseo ser bella pero no puedo hacer nada estoy encadenada a esta vida eterna sin amor-contestó ella, entonces una lágrima cayó por su mejilla.

    Él seguía mirándola seriamente.

    -Estoy.. estoy llorando-gritó ella sorprendida.
    -Sí, ¿qué tiene eso?-preguntó el joven.
    -Nunca antes había llorado por algo que no fuera mi apariencia-contestó la joven.
    -¿Por qué lloraís?-preguntó el joven cambiando esa mirada llena de rabia.
    -Porque teneís razón, me he convertido en una persona fría, sin amor, deseaba ser bella como la flor de loto, pero hasta que no comprendiera que no todo era la apariencia y amara de verdad nunca podría florecer-dijo la joven llorando.

    El joven al oír esas palabras se acercó a ella.
    Las arrugas de la joven fueron desapareciendo, sus labios volvieron a ser rosados como hace décadas, su pelo volvía a ser negro, su blanca piel volvía a convertirse en esas mejillas sonrosadas y esa suave tez.

    -Mírate, estás más bella que nunca-anunció el joven alegre.
    -No, tengo miedo, una vez ya me miré en ese lago deseando ser bella esta vez me da igual no quiero volver a obsesionarme-contestó la joven.
    -No necesitarás velo, mírate y sonríe-dijo el joven.


    Otra vez la agarró de la mano y la llevó hasta el lago, otra vez la joven lloró.


    -¿No estás alegre?-preguntó el joven.
    -Lloro de alegría-dijo la joven sonriendo.
    -Ahora por fín has florecido-dijo el joven sonriendo.

    La joven lo abrazó.

    -Nunca podré agradecerte todo lo que has hecho por mí-comentó la joven.
    -Tal vez sí-comentó el joven.
    -¿Cómo?-dijo la joven admirando al joven que la había rescatado de su trágica vida eterna.
    -Una vez, cuando me preocupaba mucho ser el más rico del lugar fuí a ver al sol, este me dijo...
    "No hay mayor regalo que despertar todas las mañanas y tener una flor de loto al lado"

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    Espero que os haya gustado^^
    att: Lorena=D michie
     
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