Drabble Cada quien tiene algo especial

Ella no era la mejor, tal vez ni la más bonita, y tampoco tenía la mejor voz.

Era insegura de sí misma, debía admitirlo, a veces era tímida y seria.

Y no era la número uno de los Vocaloid, ¿debía sentirse mal por ello?
Bajó la mirada.

Jamás había ganado nada ningún premio, ni un reconocimiento, pero eso era lo de menos.

Luka Megurine observó a lo lejos. Sus amigos reían sin cesar, y jugaban lanzándose puerros, bananas, naranjas una y otra vez.

Ahora que se daba cuenta... ¡Ella era la más madura del grupo! ¿O era Meiko?

Volteó y observó a la castaña que estaba ebria, mientras tenía su brazo por encima del de Kaito y ambos bailaban el limbo.

Bueno... estaba claro que ella era la más madura del grupo.

Aún con las piernas cruzadas, sonrió un poco y miró a lo lejos.

Miku era divertida y alegre, Rin era tacaña y adorable, Len era tierno y dulce, Kaito era tonto y bobo.

¿Y qué más se podía hacer? Cada quien tenía su forma de ser, y eso los hacía especiales, ser ellos mismos, y estar conformes con ser lo que eran. Vivir sin amargarse, reír, ser felices y disfrutar los tiempos juntos.

Entonces, seguiría siendo ella misma, porque eso le encantaba, era feliz así. ¡Qué importaba si no era la número uno, o si no ganaba un premio! Nadie era mejor que nadie, todos eran igual de únicos y especiales.

Ahora estaba segura... jamás dudaría de ella misma de nuevo.