~ *Far away from Eden* ~ ~ *Far away from Eden* ~ "Mas allá del Edén" ~ Como el color ~ *1* Todo sucedió una noche. No podía recordar nada antes del Principio, y los Principios siempre son extraños, ¿no? Al Principio había luz, una luz cálida y reconfortante que sentía latir en mi interior, recorriendo mis venas y nutriendo mi cuerpo como una madre alimenta a su hijo… incluso el tenue zumbido que sentía era reconfortante… pero luego llegó el dolor, agudo, persistente, desconocido. Se extendía a través mío lentamente, parecido a la caricia no deseada de un metal afilado, como una ponzoña invisible que envenenaba mi cuerpo mientras destruía lentamente mi cordura. Mi mente se retorcía, ¿O era mi cuerpo?, en una danza frenética, feroz e incontrolada… — ¡Por favor, que pare el dolor!.. ¡¡ Haz que se detenga!!... Por favooor… ¡DUELEEEE! — grité, mas no traspasó el cristal blindado que me separaba de la habitación hermética e insonorizada en la que estaba encerrada, conectada a esa horrible máquina que zumbaba imperceptiblemente sobre mi cuerpo tendido en la camilla. Pero sí traspasaron mis emociones colándose en las mentes de los que me observaban al otro lado como si las paredes que los separaban no fuesen sólidas… y en ese preciso instante solo sentía un intenso y punzante dolor que me desgarraba cuerpo y mente. Mis emociones amplificadas brutalmente, derribaron a los médicos que me observaban a través del cristal, sorprendidos y horrorizados al comprobar en sus propios cuerpos y mentes la intensidad del dolor que estaban causando. Alguien, haciendo un gran esfuerzo, consiguió parar la máquina con una mano temblorosa y agarrotada y el dolor cesó para mí… y, dicho sea de paso, para todos los demás. Varias personas, vestidas con batas blancas entraron en la habitación a desatarme. Yo podía sentirlos aunque no abrí los ojos. Sentí un temor que les carcomía el alma después de lo ocurrido, sentí sus dudas al tocar mi piel, el miedo a que volviera el dolor se mezclaba con el mío haciendo difícil distinguir donde empezaba el propio del ajeno. Unas manos que temblaban demasiado me incorporaron sobre la camilla y me empujaron suavemente ayudándome a bajar. Fue una suerte porque no me tenía en pie y al trastabillar casi caí de rodillas en el aséptico suelo blanco. Eso me obligó a abrir los ojos y agarrarme a la manga de la bata de la persona que tenía a mi izquierda. El hombre, aterrado se apartó sacudiéndoseme de encima y enviándome una oleada de sentimientos entre los que se mezclaban la desesperación absoluta con un pánico incipiente que amenazaba con desbordarse. Yo me quedé allí sentada, contemplando el suelo obstinadamente y luchando contra el miedo que me rodeaba e inundaba mis sentidos, y las emociones que yo misma generaba en mi interior como consecuencia de la prueba de esa noche. *+ Hacia dos semanas que me habían llevado allí y que me sometían a diversas pruebas médicas. Yo no recordaba nada desde anterior al día que me encontraron vagando sola, cubierta de sangre seca y abrazada a un sucio osito de peluche por una de las más concurridas calles del centro de Japón, sembrando el caos al causar extrañas reacciones en la gente que se paraba a mirarme. Algunos se echaban a llorar estirándose incomprensiblemente de los cabellos mientras otros gritaban de terror. Un par de personas se desmayaron repentinamente, una de ellas cogiéndose el pecho con la mano y torciendo extrañamente la boca como en un rictus. La gente corría asustada o caía de rodillas abrazándose el cuerpo presa de temblores incontrolables. Yo los observaba sin verlos en realidad, como si de un sueño se tratara. De repente un coche frenó bruscamente y se empotró contra una farola cercana haciendo que se desprendieran algunos cables del tendido eléctrico, lanzando una lluvia de chispas a su alrededor. El conductor, con la cabeza ensangrentada apoyada contra el volante, no se movía. Yo lo contemplé a través del cristal roto y de repente rompió a llorar desconsoladamente. La gente empezó a recobrarse, lentamente y aún temerosa, pero poco a poco empezaron a reaccionar, aunque no todos. El hombre que había tendido en el suelo con la mano aún agarrada al pecho no dio señales de moverse y el conductor seguía perdiendo sangre sobre el volante de su coche. Varias personas se acercaron a socorrerlos mientras otras se ayudaban entre sí, confusas y temblorosas, sin todavía comprender que les había ocurrido. Otros habían empezado a llamar por sus teléfonos móviles y gesticulaban frenéticamente intentando dar prisa a quien fuera que les escuchara al otro lado de la línea. Pero nadie se me acercaba, y yo seguía llorando, sola y desamparada en mitad de la acera, y me evitaban lanzándole miradas cargadas de miedo, confusión y en algunas ocasiones algo de lástima. De repente un hombre se paro delante de mí y con sus manos colocó suavemente un abrigo sobre mis hombros, envolviendo mi cuerpo. Yo le miré entre las lágrimas y el hombre sonrió tranquilizadoramente llevándose un dedo a los labios. Acto seguido me cargó en brazos y se escabulló rápidamente entre la multitud mientras las sirenas de las ambulancias y los coches de policía se unían a la confusión reinante. El hombre que me sostenía se detuvo junto a un reluciente coche de color negro y me sentó en el asiento delantero. Yo apreté más contra mi pecho el sucio osito y cerré con fuerza los ojos mientras el extraño se inclinaba sobre mí para ponerme el cinturón de seguridad. Estaba asustada y no sabía que hacía en esa calle ni porque gritaba todo el mundo. Aún sentía las terribles emociones mezcladas de la gente que habíamos dejado atrás, como un aroma persistente que se resistía a desaparecer. — No tengas miedo, estás a salvo — la voz del hombre acarició mi oído derecho, cálida y suave, acompañando su aliento y sorprendiéndome. Yo miré al extraño parpadeando ligeramente, sorprendida. Era muy joven y muy pálido. Vestía una sudadera con capucha, que llevaba puesta, unos jeans descoloridos y con muchos rotos y zapatillas de deporte gastadas. Tenía los cabellos desgreñados y de un azul intenso, que asomaban bajo la capucha y sus ojos, penetrantes y de un azul desvaído me sonreían al igual que sus labios. — Mi nombre es Seiichi ¿y el tuyo? — yo negué con la cabeza. Sabía que tenía un nombre pero no lo recordaba —. Bueno no importa en realidad que recuerdes eso es irrelevante a partir de ahora — sentenció Seiichi. Acto seguido, cerró la puerta del coche y lo rodeo para sentarse al volante, a mi lado. Yo lo miré sin decir nada mientras el chico miraba por el espejo retrovisor, se echaba hacia atrás la capucha y ponía en marcha el vehículo. Por alguna extraña razón no sentía que el muchacho quisiera dañarme y eso me relajó —. ¿De verdad no recuerdas nada? Yo negué con la cabeza mientras enfilaba la calle. Me sentía agotada y soñolienta. Seiichi me miró de reojo y suspiró. — Voy a llamarte Gris, ¿que te parece? — Ante la mirada que le lancé, el chico no pudo evitar echarse a reír —. ¿Que sucede, no te gusta? A mi me parece que te queda bien, no eres ni blanco ni negro, más bien, gris. — Gris no es un nombre de verdad, no quiero llamarme como el color… — dije con un hilillo de voz y miré a Seiichi frunciendo el ceño ligeramente. Seiichi se echó a reír y asintió. — Sí, tienes razón... no es un nombre muy común — dijo girando a la derecha por una calle desierta y sucia —. Pero si existe el nombre Azul o Celeste. ¿Por qué no Gris? Ese sí es un nombre de verdad, y precioso, ¿no crees?.. Yo asentí, en ese momento no quería contradecirlo y me arrebujé en el asiento. — Sí, Gris está bien —dije mientras cerraba los ojos y me quedaba dormida. Lo último que oí fue la voz de Seiichi que parecía venir desde muy lejos. — De acuerdo Gris... te llamaré Gris, ¿te parece bien? — Yo asentí imperceptiblemente y me dormí. *+ De eso hacía dos semanas y no conseguía recordar nada anterior. Seiichi me había llevado a un edificio y me había dejado con unos hombres y mujeres que parecían médicos tras mantener con ellos una breve conversación. Dos mujeres, vestidas de blanco, me atendieron, limpiaron y me llevaron a una habitación donde me acostaron y me dejaron durmiendo. En el transcurso de los días siguientes me habían sometido a diferentes pruebas y exámenes médicos. Parecía estar sana y reconocía mi imagen en el espejo. Sabía como se llamaban las cosas y para que servían o que significaban. Pero no recordaba nada sobre quien era o como había sido mi vida antes de ese lugar al que Seiichi me había llevado. Los miembros del equipo que ahora ocupaban la habitación donde yo me encontraba me habían explicado, al segundo día de llegar allí, que tras haber investigado ya sabían quien era. También me aseguraron que era mejor que no recordara nada. Me dijeron que mi familia había muerto en un desgraciado accidente en el que yo también estuve implicada y que sufría un shock post traumático debido a ello, causándome amnesia. También me dijeron que tenía doce años y que a partir de ahora se llamaría Gris Yukimura. Yo me sobresalté pero no dije nada, solo asentí mientras pensaba que Seiichi fue quien me había llamado así por primera vez y me pregunté si él tenía algo que ver con esa elección. En esa ocasión notaba la angustia de esas personas como la notaba ahora en esta sala y sabía que no debía preguntar y aún menos recordar. Porque eso posiblemente haría regresar el dolor. Seguía mirando el suelo fijamente, mientras el hombre que me había echo caer al suelo recuperaba el aplomo e intentaba levantarme de nuevo. — Ya es suficiente por hoy, te puedes ir, gracias — una voz nueva irrumpió en la sala y yo levanté la cabeza tan repentinamente que me hice daño en el cuello. El hombre me soltó y salió aliviado, junto a los demás médicos, de la sala pasando al lado de Seiichi, que estaba plantado junto a la puerta, desentonando con el ambiente estéril de la aséptica sala debido sobre todo a su ropa, parecida a la que llevaba el día que me encontró. Yo lo miré y rompí a llorar. El chico se me acercó y me levantó con cuidado, me apartó las manos de la cara suavemente sonriendo y puso una mano sobre mi cabeza. — Lo siento Gris, sé que lo has pasado mal, pero ahora ya se ha terminado —Yo lo miré, entre las lágrimas que empezaban a asomar de mis ojos y fruncí el ceño. — Me has dejado sola… — sollocé. — Lo sé, y lo siento. Pero de ahora en adelante estaré contigo, ¿de acuerdo? —Yo asentí y el muchacho sonrió satisfecho — ¿Nos vamos?, a partir de hoy vivirás conmigo y no tendrás que preocuparte de que te hagan esas horribles pruebas de nuevo— Seiichi hizo una cómica mueca de desagrado y yo asentí. Esa misma noche regresamos a Tokio y yo me instalé en el apartamento de Seiichi. Era un ático enorme y lujoso que se encontraba en el centro de la ciudad. Después de mostrarme la que iba a ser mi habitación y prepararme la cena se sentó frente a mí y empezó a hablar. Seiichi me contó que era especial, como él, pero que no debía decírselo nunca a nadie. Me dijo que me enseñaría a controlar mi poder y a esconderlo de los humanos corrientes. Yo escuché atentamente cada palabra mientras observaba el rostro del chico. Este me contó que ambos éramos lo que la gente llamaba mutantes y que nuestra especie estaba perseguida porque nos tenían miedo. Yo pensé en los hombres que me habían sometido a todo tipo de pruebas y preguntas durante el tiempo que pasé en esa especie de hospital y recordé el miedo que percibía en ellos cuando los miraba. Seiichi, que pareció leer mis pensamientos asintió y me dijo que yo era empática y que ese era mi poder, pero que, seguramente, no el único que tenía. Ante la cara de incomprensión mía, explicó que ser empática consistía en percibir las emociones de los demás y en hacer que ellos sintieran lo mismo que yo. Yo volví a recordar fugazmente la prueba a la que me habían sometido aquella mañana mientras el chico seguía hablando. Seiichi creía, aunque no estaba seguro, que yo podía llegar a controlar las emociones de los demás, pero dijo que ya se vería. La conversación aún daba vueltas en mi mente cuando me acosté en mi nueva habitación y me dormí. *+ A partir de aquí todo fue bastante corriente. Yo me acostumbré a mi nueva vida rápidamente y con sencillez. Al fin y al cabo era mejor que aquel edificio extraño lleno de médicos en el que había estado, y antes de eso mi forma de vivir me era desconocida. Vivir con Seiichi era agradable y divertido. El muchacho siempre intentaba que me sintiera a gusto, me cuidaba y colmaba de atenciones con lo que fue naciendo un fuerte vínculo de afecto entre ambos. Para la gente éramos hermanos, sus padres estaban siempre de viaje y nos habían dejado el ático para que pudiéramos estudiar en Tokio, como todo buen japonés debería hacer. Seiichi me enseñó a bloquear mi empatía la mayor parte del tiempo, pero a veces, las emociones intensas de la gente o las mías propias, hacían que perdiera el control. Pero eso fue sucediendo cada vez con menos frecuencia. Al mes siguiente, empecé a asistir al prestigioso colegio Hyotei Gakuen. Cada día nos recogía un chofer y nos llevaba a mí y a Seiichi a la escuela y luego nos iba a recoger. Seiichi tenía 16 años y estaba varios cursos por delante, cosa que me sorprendió porque el día que nos conocimos el condujo un coche sin tener la edad necesaria. Eso hizo reír al chico cuando se lo comenté y le quité importancia bromeando sobre el tema. El colegio me gustó y pronto hice amigas. Mi vida transcurría entre el colegio, donde estudiaba y me relacionaba con mis compañeros de forma natural y espontánea, y el piso en Tokio que compartía con Seiichi al que adoraba y consideraba mi hermano mayor y única familia. Al entrar en la adolescencia empecé a despertar un mayor interés debido a mi gran belleza física y encanto personal, parecía que tenía un aura especial que nadie podía resistir y que embotaba sutilmente los sentidos de quienes me rodeaban. Pronto resalté entre los demás y me convertí en una de las chicas más populares y envidiadas de la escuela. Cuando cumplí los quince empecé a salir con Minami Kentarou, un chico que cursaba un año más que yo y era considerado de los más guapos del colegio. Parecía lógico que termináramos siendo pareja. Seiichi reaccionó de la forma habitual. Me felicitó, mostrando su aprobación junto con una amplia sonrisa, cuando yo se lo conté, diciéndome que si a mi me hacía feliz él también lo estaba. Por una fracción de segundo me pareció percibir en Seiichi unas emociones que contradecían su sonrisa. Pero la sensación se desvaneció tan rápidamente que yo pensé que me lo había imaginado. Seiichi siempre consentía a todos mis caprichos, entre ellos el de hacerme el tatuaje que cubría toda mi pierna izquierda y que fue un regalo para en mi decimosexto cumpleaños. A los dieciséis años mi vida era la de una estudiante normal. Había aprendido a controlar mi poder con lo que bloqueaba mis emociones y cerraba mi mente a influencias no deseadas de forma automática y mecánica. Seiichi asistía a la universidad y ya no nos veíamos tanto pero venía a recogerme cada día, ahora que ya podía conducir legalmente y seguíamos tan unidos como siempre. Los chicos hacía tiempo que se sentían sumamente atraídos hacia mi y me contemplaban cuando pasaba por los pasillos aunque pocos se atrevían a acercarse. Mis amigas me admiraban y siempre estaban a mi lado, recordándome lo guapa que era y cuanto les gustaría ser como yo. Y Minami seguía tan enamorado de mí como el primer día, prueba de ello es que ni siquiera miraba a ninguna otra chica. Era popular y todos se sentían atraídos por mí. Los estudios no se me daban mal, pero destacaba notablemente en las clases de esgrima y tenis, deportes por el que sentía pasión y en los cuales había ganado ya un par de campeonatos. Dedicaba gran parte de mi tiempo libre a duros e intensivos entrenamientos a los que me sometía gustosa. De hecho, mi vida era tan plena y bulliciosa que casi había olvidado el pasado que no recordaba y el breve tiempo que transcurrí en aquel centro médico tan extraño. Casi había olvidado… Pero la felicidad no podía durar para siempre… *+ Empezó como empieza una enfermedad, extendiéndose por mi cuerpo en forma de mareos y fiebre. Yo me encontraba débil y mareada, pero pensé que sólo era una gripe y seguí asistiendo a clases. Los síntomas eran intermitentes y fueron remitiendo hasta desaparecer, pero en ocasiones me asaltaba de repente algún mareo ocasional o mi cuerpo ardía febril de nuevo durante pocos minutos. Luego los síntomas desaparecían completamente durante horas e incluso días para reaparecer repentinamente cuando menos me lo esperaba. Al cabo de un mes, cuando empecé a considerar seriamente la idea de ir al médico los síntomas desaparecieron completamente. Casualmente y, coincidiendo con mi recuperación, fui notando un cambio en la gente de mi alrededor. Seiichi cada vez disponía de menos tiempo libre y fue distanciándose de mí. En las escasas ocasiones en que estábamos juntos, evitaba mirarme o estar a mi lado durante más tiempo de lo necesario. Incluso empezó a ausentarse cada vez más a menudo después de dejarme en casa cada tarde. Minami Kentarou, mi novio, empezó a desarrollar un carácter extremadamente celoso y posesivo causado porque los chicos me miraban más que nunca y eso era motivo de intensas discusiones entre ambos. De nuevo las emociones de quienes me rodeaban me asaltaban intermitentemente, llenándome de confusión debido a la amalgama de sensaciones que no podía bloquear a causa de mis constantes jaquecas y los repentinos accesos de fiebre. Un día, durante una acalorada discusión con Minami, empecé a encontrarme realmente mal. La fiebre se disparó de repente causándome un desmayo. Minami, asustado, me llevó a la enfermería y cuando empecé a delirar sumida en una semiinconsciencia provocada por la subida desmesurada de la fiebre, llamaron a mi hermano para que fuera a recogerme. De camino a casa sentí mi cuerpo extraño y febril. Percibía emociones intensas pero ajenas que agitaban mi mente y mi cuerpo mezclándose con recuerdos y delirios irreales. Seiichi me lanzaba extrañas miradas de reojo con gesto preocupado mientras conducía de camino a casa. Yo perdí el conocimiento antes de llegar. *+ Cuando desperté la fiebre había desaparecido pero para mi horror me di cuenta de que no estaba en casa. Me encontraba de nuevo en aquel maldito hospital de mi infancia, en la blanca e impersonal habitación que fue mi hogar temporal durante dos semanas. Me levanté, furiosa y confusa, apartando las mantas a un lado y saltando al suelo. Tras arrancarme violentamente el catéter que tenía inyectado en el brazo corrí hacia la puerta metálica de la habitación y forcejeé con el pomo. Cuando vi que no se abría, la golpeé con los puños, presa de la frustración, hasta hacerme daño. No sirvió de nada. La puerta no se abrió. Me di la vuelta y apoyando la espalda contra el frío metal me deslicé hasta quedar sentada en el suelo. Me quedé dormida sin darme cuenta, presa del agotamiento, al cabo de un tiempo indefinido. Cuando desperté volví a estar en la cama, con la aguja del catéter perforando mi brazo para conectarla, mediante un tubo de plástico, al suero, y esta vez me habían atado con resistentes correas que me mantenían atada a la cama, imposibilitándome siquiera cambiar de postura. Por alguna extraña razón, eso no me importo. Notaba mi mente tranquila y aletargada, como en un sueño. Durante semanas, permanecí en esa habitación, aislada completamente de mi mundo. Los médicos me visitaban de vez en cuando para examinarme o inyectarme algo. Una enfermera me daba de comer y me aseaba. Más tarde me desataron y aunque seguían administrándome sedantes regularmente, fui saliendo de ese estado embotado al que me había acostumbrado. Quería saber porque estaba allí, que me pasaba, donde estaba Seiichi y cuando podría volver a mi casa. Pero por mucho que pregunté a los médicos, estos sólo me dieron evasivas mientras evitaban mirarme directamente a los ojos, diciendo que hacían esto por mi bien y que pronto podría volver a mi vida normal. Así que, poco a poco, y tras intentar fugarme sin éxito en dos ocasiones, me resigné y esperé. Un día, la enfermera entró, anunciándome que tenía visita. Tras ella entró Seiichi, que se quedó esperando junto a la puerta mientras la enfermera, tras comprobar con una mirada que todo estaba en orden, salía de la habitación. Yo lo miré un instante y me eché la sábana de mi cama por encima, cubriéndome la cabeza y desapareciendo bajo ella. El corazón me latía con fuerza. Me sentía enfadada, dolida y traicionada por él. — Tenemos que hablar — dijo suavemente Seiichi. Yo ni me moví ni contesté —. Sé que debes estar confusa y enfadada. Lo siento — hizo una pausa —. Te debo una explicación, vamos sal de ahí debajo. El silencio era tenso e incómodo y yo me acurruqué aún más bajo las sábanas mientras mi propio corazón latía frenéticamente, presa de confusos sentimientos contradictorios. — Sé que he roto mi promesa, pero tenemos que hablar, así que por favor, es importante que sepas... — la voz de Seiichi se apagó a media frase, como dudando. Luego prosiguió, con un tono más bajo, como un susurro —. De acuerdo…no he podido controlar la situación… pero necesito que me entiendas y para ello debes escuchar toda la historia… haz el favor de escucharme, no queda demasiado tiempo… Yo me quedé obstinadamente bajo las mantas aunque escuchaba atentamente cada palabra. De repente noté como Seiichi se acercaba y tiraba de la manta con que me cubría, arrebatándomela. Me encontré mirando a Seiichi a los ojos y mi corazón dio un vuelco. Estaba ligeramente inclinado sobre mí y podía notar su aliento en mi cara. Demasiado cerca. Estaba demasiado cerca y podía leer en sus claros ojos las emociones de él al tenerme tan cerca. No podía apartar los ojos de aquella mirada intensa que tan bien conocía. En ese momento tomé consciencia de que por primera vez en todos aquellos años podía acceder a las emociones de Seiichi. Nunca había percibido ninguna emoción proveniente de él. Eso le hacia distinto, tranquilo e inmutable. Pero ahora sí lo percibía. Sentía como me deseaba, con una intensidad que rayaba la violencia. Sentía como se debatía por controlarse y apartarse de mí antes de perder el dominio de sí mismo y sin darse apenas cuenta, yo sujeté el rostro de Seiichi entre mis manos haciendo que el sentimiento que fluía de él se intensificara. Una ola de calor recorrió mi cuerpo, como un agradable hormigueo, mientras absorbía cada una de las emociones de Seiichi. ¿Quería besarlo porque él también lo deseaba?... ¿O mi anhelo eran los que despertaban el deseo en él? De repente, me di cuenta de dos cosas. La primera era que las emociones que sentía propias y ajenas se habían fundido en mi interior creando una sensación maravillosa, y la segunda que Seiichi oponía cada vez menor resistencia y estaba a punto de ceder, a pesar de que luchaba encarnizadamente contra sus emociones. Yo sabía que eso estaba mal, en parte porque sentía a Seiichi que estaba mal, y bajé la mirada. Inmediatamente noté como Seiichi retrocedía, respirando dificultosamente y sin mirarme. Una tensión incomoda pareció inundar la sala durante unos interminables segundos que parecieron eternos. Al final, Seiichi habló. — Como ves, he perdido el control de la situación. Ya no puedo… seguir… — dejó la frase a medias incapaz de terminarla. Yo no contesté ni le miré, me sentía confusa y avergonzada, así que el chico continuó —. Me voy de Tokio esta misma noche, así que no nos veremos durante un tiempo. Yo levanté la mirada sorprendida mientras notaba un gran desasosiego causado por lo que acababa de escuchar. ¿Que se iba esa misma noche?, ¿sin mi? Eso no podía estar pasando. Seiichi sonrío sin humor, evitando mirarme a los ojos y se encogió de hombros. — Yo tampoco quiero irme, pero en estos momentos no me permiten quedarme a tu lado. Lo siento Gris — contestó el muchacho y yo tuve de nuevo la sensación de que Seiichi leía mi mente y sabía todo lo que pensaba. — Así pues… ¿me abandonas? —Dije con voz temblorosa —... bueno, para ti siempre he sido alguien gris, que no es blanco ni negro. — Es cierto que me voy, pero no te abandono. Lo que sucede es que no puedo ir al lugar a donde te llevan, pero allí estarás bien y es necesario que vayas — añadió antes de que yo pudiera replicar —. Tu vida no será tan distinta de como era, sólo que estarás con más gente como nosotros, gente con habilidades "poco comunes", por llamarlo de alguna forma. Allí te enseñaran a controlar de verdad tus poderes, ya que yo he fracasado estrepitosamente en esa labor. Además, estaremos en contacto y nos veremos de vez en cuando puesto que permiten algunas visitas ocasionales. ¿No está tan mal, no? El tono jovial que empleó mi hermano no me engaño. Yo asentí sin ganas y levanté de nuevo la mirada hacia Seiichi. Este sonreía tristemente al suelo, pensativo. — Te echaré de menos… — Yo también te echaré de menos… — Seiichi, por fin levantó la mirada y clavó en mí, sus penetrantes ojos de un azul desvaído — Siempre serás mi Gris… — sonrió ligeramente pero con sinceridad y añadió —. Y yo nunca te abandonaría. *+ Dos semanas después, salí del hospital con la mente llena de inquietantes preguntas. Un médico me acompañó hasta el coche negro perteneciente a mi hermano que me esperaba en la puerta. Me dio un vuelco en el corazón y miré alrededor por si veía a Seiichi, pero sólo estaba el viejo chofer de la familia. De repente tomé consciencia de lo poco que sabía sobre Seiichi o la familia de él. Nunca había preguntado, ni siquiera se me había pasado por la cabeza. Envuelta en estos inquietantes pensamientos subí al coche por la puerta que me mantenía abierta el viejo chofer y me senté, abstraída en mis pensamientos. — Señorita, me temo que esto es para usted… — yo alcé la vista y cogí un viejo osito de peluche que me tendía el hombre. — Gracias — contesté mientras el chofer cerraba la puerta e iba al asiento de delante. Durante un instante miré el osito, que hacía años que no veía y que era el mismo que llevaba conmigo cuando Seiichi me encontró. Atadas con una cinta de terciopelo rojo al cuello del peluche había dos sobres. Uno de ellos era blanco y rectangular y en él se leía: Hien Gakuen. Yo lo abrí y vi que se trataba de varios folletos informativos sobre mi nueva escuela. Los dejé momentáneamente en el asiento de al lado y centré mi atención en el otro sobre mas grande y cuadrado, de papel marrón y pulcramente cerrado, en el podía distinguirse la cuidada caligrafía de Seiichi. "Para mi Gris" estaba escrito en grandes y angulosas letras negras. Tras sonreír para mi misma, abrí el sobre, donde había una extensa carta, su documentación y varios informes para entregar en la escuela. Con el corazón latiéndome deprisa de nuevo, empecé a leer mientras el coche se ponía en movimiento. Me sentía embargada por una profunda emoción que aumentaba a cada línea. Cuando al fin nos detuvimos ante Hien Gakuen y bajé del coche sonreía abiertamente y aún apretaba la carta de Seiichi en una mano y sobre mi pecho apretaba el gastado osito de peluche. ~Gris Yukimura~
Re: ~ *Far away from Eden* ~ Wiii!! mutantes^^... sé que esta historia será genial jejje^^ ¿Gris y Seiichi? creo que serán geniales juntos ^^ jijijjiji Uhmm ¿Ahora qué pasará? ... Nos vemos!!!!!! Portece mallllll;) Gambatte ne!!!! y obviamente espero el siguiente capítulo^^ *¡Sayonara minna ~~!*
Re: ~ *Far away from Eden* ~ Cielos¡!~* Q largo, pero demasiado bueno me fascinó¡! Q sentimientos, que expresiones, que tdo¡!~* Sentí todo tan real... no recuerdo haber leído algún fic escrito por ti, está demasiado bueno... me gustó como escribes :) Por cierto, siento curiosidad por que usaste el nombre de mi 'manita Gris xD Pero eso no es asunto mío ¿verdad? xD De verdad me gustó xD Matta-ne¡!~* Krannelz...::Discordy-Destinity::...
Re: ~ *Far away from Eden* ~ Ni hao omg owo nueva historia *0* o,o nyah estuvoh algo sentimental uwu~ que cruel destino separar asi a Gris y a Yukimura x'3 amm o.o amm espero la proxima conti *-* y me encanto este primer capitulo <333 YukixGris forevah! XD itershai zai jian! PD: *huye*
Re: ~ *Far away from Eden* ~ Puedo decir que casi tan largo como las contis de Genita. xD jajajajajaja resume niña XD... me gusto mucho sin duda con todo lo relatado es facil ponerse en contacto con los sentimientos de Gris, espero que su encuentro con Seiichi no se prolongue mucho en el tiempo y le vaya bien en su nueva escuela... la adaptación pacifica no es una virtud de Gris así que tendra problemas de seguro xD Espero la conti amiga, y como pequeño consejo te repito de nuevo ¬¬ separa los grandes parrafos en cuartillas cuesta leer mucho esos parrafos gordotes tan pegados... Okaa-san te matara si no haces caso xD ok no xD Ja-ne ~*Open Your Mind*~
Re: ~ *Far away from Eden* ~ /wahhhh Hai May sensei ><¡¡ mm pro si me matas no habra mas avatares de momo¡¡ owo mm ok no xD well al rato pongo lo que siguep que bueno que les guste nee gris chan? x3 se les kiere ¡¡ Ore sama no bigi ni yoina¡¡
Re: ~ *Far away from Eden* ~ Ohhh!! por dios!!! [AHAH] que buena historia! me atrapó desde el inicio hasta el final. No podia despegar los ojos de la pantalla. Tan cargada de emociones, de sentimientos. [emoc] Toda la persona y sentimientos de Gris desbordando a flor de piel! Todo tan intenso....Wooowwww y mas woooooww!!!!!!!! me he quedado sin palabras. Niña es que esta buenísima!! Me sorprendió el relato y las imagenes que se describen. Todo tan...vivo. Sin palabras! Me encantó y espero más de esto!! [BYE]
Re: ~ *Far away from Eden* ~ holaaa esta muy bueno tu fic!! me encanta como describes y gris es genial!! siguelo rápido byes
Re: ~ *Far away from Eden* ~ Sexy Fiiic!! Se Ve Tan Tan.. Mistery *-* Siguelo!! Conti Conti Conti!! Wii
Re: ~ *Far away from Eden* ~ ah muy lindo el fic me encanto todo muy bello, la historia que triste me dio pena T.T, pobre yuki me dio pena y gris wuaaaaaaa me dio mucha pena. pero muy genial el fic siguelo siiiii bu ete dejo xaito kuidate
Re: ~ *Far away from Eden* ~ OMG!!! Cuantas veces he dicho eso hoy?¿?¿¿? cada vez me encantan mas las escritoras de por aqui me atrapan con cada historia, son brabazas y cheveres... que bakan me gustó ok, estoy emocionada Kyaaaaa... Mutantes, es un tema que me atrae, Kyaaaaa me dio pena Gris ToT y Seiichi... se separaron ojala se vuelvan a unir y que pasara en la escuela nueva de MUTANTES Wiiiiii interesante... ok, sigo emocionada!! ya me tengo que ir.. ADios!!! ...............NiceHistory........................
Re: ~ *Far away from Eden* ~ Omg por fin terminé de leer y se me cierra la cuenta de cz ._. omg demo valió la pena, estuvo de lo mas espectacular que me quede shockeada con tantas cosas geniales xD...vaya a los 12 años grisesita conoce a Seiichi, y encima se vuelve su como hermano mayor? INCESTO :Emorragia: ok no xD...vaya y así fue como llega a ese colegio de niños muta...especiales xD...bueee me facino la historia de grisesita y esperó ver el próximo *-* Ja-ne
Re: ~ *Far away from Eden* ~ ~ *Far away from Eden* ~ "Mas allá del Eden" ~ En la Obscuridad ~ *2* Desde que tengo memoria mi vida ha sido siempre igual: solitaria, obscura e indeseada para los demás . Mi existencia no concuerda con la vida rutinaria y normal de la que siempre me he visto rodeada. Su paraíso la luz, Mi edén la obscuridad. Dicen que tengo una extraña enfermedad que de la luz me aparta, es por eso que mi vestir siempre ha sido extraño para los demás , pero aprendí que eso no debe de importar , cada día el dolor recorre mi sistema cuándo “madre” me inyecta esa medicina a la que estaré pegada de por vida , sin ella no podría ni siquiera asistir a la escuela pues los rayos del astro solar quemarían mi piel tan cruel y fugazmente como un delicado papel al fuego. En la escuela siempre he sido el bicho raro, mis ropas y mis gafas obscuras siempre han dado de que hablar. Nadie nunca ha estado a mi lado por miedo, pero miedo a no se que. Creo que en el interior no soy tan diferente a los demás sin embargo siempre seré diferente para la sociedad. La luz no es mi único temor pues aunque suene efímero el ajo es mi pavor. Aunque sea una leve exposición provoca en mi un dolor insoportable, mareos y incluso he llegado a estar en cama por muchas semanas. Mi madre es la única que cuida de mi procurando mis medicinas y mi comida. Siento que soy una gran carga para ella, se lo he dicho pero ella solo me observa con esa mirada que no he visto en nadie más, una mirada de cariño. Esa es la historia de lo que alguna vez fue mi vida, y aunque nunca pensé que esto podría ser peor, parece que estuve en un error. Hace 2 semanas fue mi cumpleaños numero 16, todo parecía relativamente normal si es que a mi vida se le pudiese llamar normal. Pero pronto pude observar distintos cambios en mi persona, cuando me miraba al espejo mi piel antes tan frágil , ahora reflejaba una palidez que fácilmente se confundiría con un fantasma , mi evasión por la luz aumento considerablemente hasta el hecho de no poder salir a la luz si no fuera por 3 dosis de lo que antes fuese tan solo una. Mis sentidos comenzaron a agudizarse, pude notar que tanto con la luz como con la obscuridad mi visión era igual o quizás mejor cuando era de noche. Mi madre me dijo que era mejor que no saliera de mi habitación y así fue durante una semana “ya pasará” me decía mas sinceramente yo sentía que nunca pasaría. Pasé muchos días pensando en que si mi existencia tendría algún significado para alguien, porque estoy aquí? Porqué estoy viva? , el sentimiento de muerte recorría mi mente cada segundo. Las noches que fuesen mi eterno refugio, la luna acogiéndome con sus delicados rayos de luz que en vez de quemar mi piel, la acariciaban delicadamente cual toque de una madre sumamente amorosa. Y exactamente una noche fue dónde mi vida tomó un giro que nunca pude haber siquiera imaginado . . . . Mi madre llegó a mi habitación un tanto alterada. ¿Qué te sucede madre? – le pregunté , mas ella no respondió , solo agarró mi bolso de Emily the Strange ,puso la mayoría de mi ropa (toda negra) dentro de ella unas inyecciones y me ordenó vestirme. Así lo hice. Sólo pasaron unos cuantos minutos cuando mi madre me llamó desde la planta baja , me terminé de calzar mis botas y al llegar a la puerta de mi habitación un gran sentimiento de nostalgia me invadió, miré todas las cosas de ese cuarto, los postres de Korn, mi closet lleno de cosas, y las miles de chucherías que llegué a coleccionar a lo largo de mi tiempo ahí, sentía que no volvería a estar ahí, y mi sentimiento no éra erróneo. Cuando baje las escaleras, un par de señores que en mi vida había visto estaban parados en la puerta. Trajes y gafas obscuras, zapatos pulcramente lustrados y demasiado gomina en su cabello para mi gusto. Me miraban . . . se que lo hacían¡¡ -Raven, hija…. Estos señores van a llevarte a una escuela muy prestigiosa, dónde hay mucha gente similar a ti. -Similar a mi? A que te refieres madre? Acaso me afiliaste a un club de “odio el ajo” sin mi consentimiento?- Si mi sentido vago del humor floreciendo aun en esta situación , yo sabia lo que me esperaba , me separarían de la única persona en el mundo que me había aceptado como soy , la única persona que me había mirado con ternura. Mi madre solo consiguió esbozar una leve sonrisa tras mi comentario , se acerco a mi me abrazo tan fuerte que pude sentir el palpitar de su corazón latiendo al son del mío. Me dio un beso en la frente. -Cuídate.- Fue lo único que consiguió articular pues sus ojos me decían que estaba a punto de llorar. No quise hacerla sentir mas mal, solo tome mi bolso con la ropa que hubiese escogido para mi y Salí del lugar que alguna vez llamé hogar. Una limosina negra me esperaba y uno de los señores extraños me invitaba a subir. Uno de ellos al cerrar la puerta solo dijo: -Se que estarás muy bien en nuestras instalaciones dentro del Hien Gakuen , ya que tu cambio no ha terminado tenemos que hacerte algunas pruebas , nada de que preocuparse todo saldrá bien- Nada de que preocuparse?? Pruebas? No se lo que me esperaba , solo deseaba que de verdad todo saliera bien. Y así con una última mirada a mi hogar, me acercaba al lugar que quizás fuere el más indicado para mí… o eso espero. ~Raven Sterling~
Re: ~ *Far away from Eden* ~ Waaa!!! que bueno, que bueno!! se pone mas y mas emocionante. Mmmm...fobia a la luz y al ajo, a que me suena...muajajjaaa. Que historias tristes, Gris y Raven, pobres!! Quiero saber que sucede despues!!!! Saludos!
Re: ~ *Far away from Eden* ~ Saludos!! wiii que bien que ya subiste la conti, jajajaja Raven vampira jejeje que bueno jijiji uwaaaa!! Mutantes... ya me emocioné chss!! me encantó tu historia Raven, en serio, ToT tengo ganas de llorar... Me odio!!! ... Bueno nos vemos!!! Portece mallllll;) Gambatte ne!!!! y obviamente espero el capítulo^^ *¡Sayonara minna!*
Re: ~ *Far away from Eden* ~ ahhhhh muy genial la conti me encanto, que triste la historia de Raven, le tiene fobia al ajo je je je y a la luz muy genial la conti me encanto, espero la continues pronto. super lindas las dos historias. yiap esu nu mas kuidate xaito espero la conti
Re: ~ *Far away from Eden* ~ jajajaja pues si suena a vampiro por lo menos la niña tenia una madre abnegada que la cuidó siempre espero que le vaya mejor en el instituto, se que así será xD conocera a mi hermano sexi y bello xD ja-ne ~*Open your Mind*~
Re: ~ *Far away from Eden* ~ Wow!! la historia de Raven fue muy bonita y un tanto triste y divertida n_n!!! así que será vampira jojojojo y saben ya me atraparon con este fic además que esta en primera persona y parece que yo fuera la protagonista y eso es kawaiii!! me gusta, me gusta ya quiero saber que sigue... espero la conti pronto.... ya me voy... Adios!! ..................NiceHistory..................... ...
Re: ~ *Far away from Eden* ~ ñya!!!! me encanto el fic *0* aun k resien voy en el cap. 1 xD pero luego seguire leyendo (toy en una compu del cole y lo si me pilla un profe me mata :P) me gusto muxio, ssisisisi de veras k si...se ve muy interesante, ademas eso de mutantes me recuerda a X-men xD...y eso esgenial ^^ bye-beeee cuidate luego seguire leyendo el cap. k me falta *-*
Re: ~ *Far away from Eden* ~ NI HAO OMG ME ENCANTO ESTE EPI *-* tan suge u,u9 asd~ enserio o0o, omg mutantes o.o miedito ok no x'D :ECCHISUGEE: omg vampira? o.o Suge º-º!!!!!!! espero la proxima historia lararar~ *-* PD: *huye*