"Seven deadly sins" [Sesshoumaru x Kagome]

Tema en 'Fanfics Abandonados de Inuyasha Ranma y Rinne' iniciado por Shammy_chan, 7 Marzo 2008.

  1.  
    Shammy_chan

    Shammy_chan Guest

    Título:
    "Seven deadly sins" [Sesshoumaru x Kagome]
    Clasificación:
    Para adolescentes maduros. 16 años y mayores
    Género:
    Comedia Romántica
    Total de capítulos:
    11
     
    Palabras:
    4062
    "Seven deadly sins" [Sesshoumaru x Kagome]

    Capitulo I :

    “Sango chan”, exclamó la joven sacerdotisa sentada frente a la fogata, abrazando sus piernas mientras contemplaba las llamas moverse de un lado a otro, casi como si danzaran entre ellas. “No crees que Inuyasha se esta tardando mucho?”, agregó esta vez suspirando, ya se cumplían casi tres horas desde que el hanyou anunció que iba a dar una pequeña vuelta para asegurarse de que los alrededores estuvieran libres de cualquier peligro, la exterminadora no sabía que responder, sería posible que Kagome fuese tan inocente, o es que acaso no quería ver la realidad, “así parece Kagome chan, de seguro ya esta por llegar”, fue lo único que atinó a responderle, cuantas veces habían pasado por esto, una y otra vez la misma excusa, y todas las veces su amiga se quedaba esperando hasta el amanecer, observando directamente a la nada, como si su espíritu se fuera extinguiendo poco a poco, “Miroku sama, hasta cuando va seguir Inuyasha con esto, que no se da cuenta lo que le esta haciendo?”, pregunto la taijya sentándose al lado del joven monje que se encontraba con la espalda apoyada en uno de los tantos árboles de tronco grueso que parecían cubrir los bosques, “las cosas siempre caen por su propio peso Sanguito”, pronunció el joven observando de reojo a su amiga y luego al pequeño cachorro de kitsune sentado en su hombro derecho, “Kagome sabe, Kagome sabe muy bien a que se va Inuyasha, pero su amor puede más”, dijo el niño, sorprendiendo a los dos adultos al escuchar tales palabras salir de su boca, “no se hagan los tontos, esta bien que yo solo sea un cachorro, pero se muy bien lo que sucede, puedo olerla desde lejos, su aroma a barro y huesos”, los dos jóvenes se miraron el uno al otro, el niño tenía razón, simplemente no había vuelta que darle, esto se estaba repitiendo casi ínter diario desde que perdieron la pista de Naraku y con cada día que pasaba su compañera de viajes parecía quedar más y más sumida en la soledad y el desamor, ya casi no hablaba, su comportamiento siempre alegre y animoso parecía ser una ilusión del pasado, su brillante sonrisa sin importar la situación se había convertido en un bonito recuerdo, Kagome parecía marchitarse poco a poco ante sus ojos y no había nada que ellos pudieran hacer.

    La joven apretó sus piernas más fuerte contra su pecho, concentrando sus ojos en las flamas danzantes frente a ella, a quien trataba de engañar?, era obvio donde estaba, pero simplemente su corazón se negaba a aceptarlo, su corazón lo seguía perdonando, mientras ella no lo viera con sus propios ojos no lo creería, siempre se decía a si misma cuando lo veía llegar de tan buen humor por las mañanas, sonriéndole y ofreciéndole algo de desayunar, pero ya estaba demás, ya no había porque, ‘acéptalo Kagome, de una vez’, escuchó a su conciencia murmurarle suavemente, pero sus sentimientos simplemente negaban a toda costa la razón, tal vez si lo observara conseguiría que su tonto corazón estuviera en paz por lo menos esta noche, “Sango chan, voy a dar un paseo”, exclamó en un murmullo mientras se paraba, sacudiendo la falda de su inseparable uniforme verde, estirándose un poco ya que había estado mucho tiempo en esa posición prácticamente encorvada, la exterminadora casi inmediatamente se paró para seguirla tratando de postergar lo inevitable, pero fue detenida por el monje que la cogió de la mano, haciéndola regresar a su posición anterior, sentada a su lado, “déjala ir, es la única manera de que esta situación termine”, la exterminadora apoyó su cabeza en el hombro libre del monje, cubriendo su rostro con las manos y dando un hondo suspiro, tenía que estar preparada para el retorno de la joven que después de tanto tiempo se había convertido en una especie de hermana menor para ella, “Shippou chan, es mejor que vayas a dormir de una vez”, el cachorro de kitsune entendió perfectamente el mensaje y sin decir ni una sola palabra se situó sobre la bolsa de dormir que había traído la joven del futuro, forzando sus ojos a permanecer cerrados, mañana Kagome necesitaría todo el cariño que el le podía brindar.

    Kagome caminó, adentrándose más en el bosque, lo único que alumbraba su camino era la luz de la luna menguante que la miraba burlona desde el cielo, con lo ida que su mente estaba ni siquiera podía darse cuenta por donde estaba caminando, pero una luz muy familiar captó su atención, el resplandor de aquellas serpientes, de solo imaginarlo podía sentir como sus ojos comenzaban a llenarse de lágrimas y aquel familiar nudo en la garganta se iba formando, convenciéndose a si misma de que tenía que ir a ver se sacó los zapatos para no hacer ningún sonido, caminando lentamente hacia donde la luz la llevaba, escuchando voces, sin poder entender muy bien lo que decían; en ese momento la joven ya no podía controlar más sus reacciones, sentía como su corazón parecía estar palpitando tres veces más rápido de lo normal, agachándose para prácticamente gatear hasta un arbusto de tamaño razonable que la pudiese cubrir completamente, percibiendo a su paso los suspiros de aquella mujer que tantos malos ratos le había traído, “Inuyasha me amas?”, la escuchó preguntar, temiendo desde su posición la respuesta que daría el hanyou, “te amo más que a nadie mi Kikyou”, la pequeña miko sintió su corazón partirse a pedazos dentro de su pecho, ya lo había escuchado, ya no tenía duda alguna, pero tenía que verlo, tenía que observarlo con sus propios ojos, seguramente para muchas personas parecería masoquista lo cual era más que natural, a quien le gustaría ver a la persona que más ama en brazos de otro, pero tenía que calmar su espíritu de una buena vez, así que apoyándose suavemente en las ramas del arbusto que la protegía de la vista de los amantes se levantó unos centímetros observando la escena que se explayaba ante sus ojos, los cuales se abrieron unos centímetros más de lo normal al ver al joven del cual se había enamorado, a la persona que le entregó su cariño incondicional acariciando el cuerpo semidesnudo de aquella con la que siempre la confundían, la mujer que siempre había sido e iba a ser mejor a ella en todos los aspectos existentes, la expresión de amor incondicional en los ojos de Inuyasha al acariciar el pecho de la sacerdotisa, los pequeños sonidos de placer que ella hacía al estar sentada en el regazo del hanyou, sus rostros enmarcados por la silenciosa pasión que sentían el uno por el otro y el escenario tan perfecto que los rodeaba fueron suficientes como para destrozar los sentimientos de la miko, y aún así no podía remover sus ojos de aquel cuadro perfecto de amor y ternura, no podía salir corriendo al escuchar la declaración de incondicional amor que proclamaba el joven que ella tanto amaba, pero las cosas entre ellos estaban comenzando a ponerse más intimas y el poco respeto propio que le quedaba la hizo parase lentamente, caminando con mayor suavidad de lo que hizo al llegar al lugar, ahora sí las lágrimas caían libremente por su rostro, por fin aquellas saladas gotas de agua quemaban sus mejillas, creando brechas por donde pasaban, pero aún así ningún sonido salía de sus labios y ella solo caminaba, regresando por el mismo camino que fue, sin darse cuenta de lo que ocurría a su alrededor.

    La taijya observó a lo lejos la silueta desmejorada de su compañera de aventuras acercarse lentamente, corriendo a toda velocidad a su lado, observándola mientras con una mano se cubría los labios, jamás había visto a Kagome de esa manera, parecía un ser sin alma, caminando pálida hacia ella, con lágrimas cayendo de sus sombríos ojos marrones, sus extraños zapatos sostenidos en una de sus delgadas manos, siendo soltados ausentemente al piso. Al ver a la muchacha de cabellos marrones la muchacha corrió prácticamente tirándose sobre ella, abrazándola con toda la fuerza que tenía en esos instantes, un quejido lleno de dolor abandonando sus labios, gritando con todas las fuerzas que tenía, llorando todo lo que no había llorado durante el tiempo que había pasado junto a Inuyasha, apoyándolo, amándolo en silencio, aguantando las humillaciones cuando el la comparaba con la sacerdotisa no muerta, cuando la menospreciaba por no tener algunas habilidades al luchar, “DOUSHITE SANGO DOUSHITE”, gritó todas sus fuerzas, la joven de mayor edad la abrazó y acarició su cabeza, sus propias lágrimas cayendo sobre el oscuro cabellos de su amiga ante la impotencia de no poder hacer nada por la persona que tantas veces la había ayudado y aconsejado, “llora Kagome, llora todo lo que puedas, desahógate”, y así lo hizo, llorando en los brazos de su mejor amiga hasta quedarse dormida, siendo acostada al lado de pequeño kitsune con la ayuda del monje quien por primera vez no tuvo segundas intenciones para con una mujer, cubriéndola con la parte superior de la bolsa de dormir ya que la noche se estaba poniendo fría, “houshi sama”, murmuró la exterminadora llorando en los brazos del muchacho de cabellos oscuros, el monje dio un suspiro, mañana iba a ser un día muy duro, así que tenía que estar preparado para las eventualidades del caso.

    La mañana siguiente llegó y con ella los escasos rayos del sol alumbrando la tierra, el hanyou se encontraba caminando de regreso, a unos metros del campamento que había dejado la noche anterior, había pasado otra noche en los brazos de su amor de hace más de cincuenta años, no lo podía evitar, aunque ya no la amara no podía evitar caer bajo los encantos de la sacerdotisa que hace tantos años había poseído su corazón, no podía evitar ceder ante su llamado, pero aunque su cuerpo fuera preso de ella, su instinto y alma no lo eran, ya que lo que todas las noches estrujaba entre sus brazos era la sombra de lo que una vez fue la mujer que amo, pero eso era suficiente para calmar su confundido corazón que parecía no decidirse entre las dos mujeres que lo ocupaban, además mientras ellas no se dieran cuenta el podía permanecer al lado de las dos; pensaba el hanyou con una sonrisa mientras llegaba finalmente al campamento, “están listos para irse?”, se le escuchó decir en un tono muy animado, cruzando los brazos sobre su pecho como era su costumbre, pero no recibió respuesta alguna, comenzando a irritarse ya que la paciencia no era una de sus virtudes. La joven se encontraba acomodando sus cosas dentro de su inseparable mochila amarilla cuando escuchó la voz del hanyou detrás de ella, sintiendo casi inmediatamente uno de los más horribles escalofríos que había percibido en su vida recorrer su cuerpo, pero tenía que ser fuerte, él no debía darse cuenta que ella lo sabía todo, con un día de descanso todo estaría bien, “ohayoo Inuyasha”, le dijo con un intento fallido de sonrisa, lo cual el hanyou notó al instante al ver su rostro demacrado, sus ojos rojos completamente hinchados observándolo algo nublados, “Kagome te ..”, intentó preguntar, pero la muchacha simplemente sonrió, “discúlpame por favor pero no me siento muy bien, necesito ir a casa solo por este día, te prometo que en la noche regresare”, el mitad bestia estaba a punto de comenzar con una de sus acostumbradas peleas ya que no le gustaba absolutamente nada tener a la joven miko lejos de él y mucho menos ahora que no tenían ninguna pista de naraku, pero la mirada amenazante de Sango lo detuvo justo antes de comenzar, “llévate a Kirara Kagome chan, nosotros te estaremos esperando en la aldea de la anciana Kaede”, le dijo con una sonrisa y la muchacha le agradeció, observando como la gata de fuego se transformaba frente a ella, subiéndose a su lomo sin dar ninguna explicación, “entonces nos vemos en la noche muchachos”, fue lo único que dijo para desaparecer de ahí en instantes.

    “Y ahora a esta que le pasa?”, preguntó el hanyou rascándose la cabeza mientras la exterminadora cargando su inseparable hiraikotsu en su espalda cerraba sus delgadas manos en fuertes puños, tentada a responderle exactamente lo que le pasaba a su amiga, pero fue detenida nuevamente por el monje quien simplemente movió la cabeza de lado a lado, si Kagome no había dicho nada era por algo y las únicas personas que podían solucionar ese problema eran ellos dos, “seguramente esta cansada, ya es casi una semana que caminamos sin descanso”, exclamó el houshi sacudiendo sus ropas, “bueno entonces vamos a la aldea de la anciana que sin Kagome es lo mismo que nada, es la única que puede ver los fragmentos después de todo”, agregó el hanyou comenzando a caminar, todos siguiendo detrás en el más absoluto silencio, pero el más pequeño del grupo simplemente no se podía quedar con la palabra en la boca, no después de la manera en la que escuchó llorar ayer a su okaa san adoptiva, “que increíble Inuyasha, es la primera vez que estas de buen humor cuando Kagome se va, y mira tú, hasta se te ha dado por regresar a la aldea de Kaede baa chan”, dijo el kitsune con un tono de sutil sarcasmo, observando como las peludas orejas del hibrido se movían sobre su cabeza, escuchando un leve gruñido delante de él, “que te importa mocoso”, le respondió el hanyou cruzando los brazos sobre su pecho y metiendo sus manos dentro de las mangas de su ahori rojo sin darle más vueltas a la frase del niño, lo que en esos instantes ocupaba su mente era el estado de la joven sacerdotisa que siempre lo acompañaba, no se veía nada bien, parecía que hubiera estado, ‘llorando’ agregó mentalmente al recordar lo hinchados que estaban sus ojos, además estaba muy pálida y es era algo que antes no había notado y su voz, su voz sonaba tan triste, ‘que le puede estar pasando’, se pregunto a sí mismo genuinamente preocupado, sin siquiera imaginarse que el estado de la pequeña miko era producto de sus engaños y acciones, después de todo para el joven Inuyasha todo estaba bajo control y ella jamás se daría cuenta de que veía a Kikyou a sus espaldas, ‘seguramente esta enferma’, volvió a decir en su mente tranquilizando a su subconsciente que de alguna manera le advertía que algo no estaba nada bien, pero testarudo como siempre el joven inuhanyou se negaba a escuchar.

    Kagome llegó al poso devora huesos, acariciando a la imponente neko de fuego, “muchas gracias por traerme Kirara, te prometo que a mi regreso te traeré algo muy rico para que comas”, el animal bajó la cabeza y moviéndola acarició el rostro de la sacerdotisa haciéndola sonreír aunque sea por unos segundos, saltando en aquel pozo relajándose aunque sea un poco al percibir la familiar sensación de estar sumergida en agua muy tibia, levantando la mirada al por fin poner los pies en tierra firme, observando el familiar techo que en su tiempo cubría el pozo de ojos curiosos; muy sigilosamente subió por la escalera echa de sogas con su mochila bien colgada en el hombre, rogando silenciosamente por que no hubiera nadie en casa, no tenía muchas ganas de lidiar con sus familiares en esos momentos; afortunadamente, cuando entró a su casa dejando sus zapatos en la entrada se dio cuenta de que no había nadie, subiendo casi inmediatamente a su dormitorio, asegurándose de haberse encerrado con llave. La muchacha tiró su mochila al piso, cayendo en su cama boca abajo, nuevamente las lágrimas habían comenzando a caer de sus ojos sin control, ‘dame desu, ya no quiero llorar más’, se repetía mentalmente, pero no había nada que la hiciera parar, el dolor en su corazón era demasiado no lo soportaba más, pero que podía hacer?, no podía ensimismarse ni encerrarse en su pequeño dormitorio rosado, en la noche tendría que regresar, tendría que afrontar lo sucedido, después de todo había echo una promesa, lo recordaba como si fuera ayer, el día en que le prometió a Inuyasha que permanecería junto a él pasara lo que pasara, sea cual fuere su decisión, y ya que esta por fin estaba tomada era hora de aceptar el destino que conllevaba; la joven se secó suavemente las lágrimas del rostro, desempacando todo lo que había en su maleta y bajando hacia la cocina para recolectar víveres además de artículos de primeros auxilios que siempre eran tan útiles, anotando mentalmente el no olvidarse de la comida que le había prometido a la gata de fuego y los dulces que tanto le gustaban al pequeño Shippou. Una vez que terminó acomodó todo hasta objetos de aseo personal dentro de su maleta amarilla, dejándola en la sala, descansando en el sillón, mientras ella regresaba a su dormitorio para darse un baño, seguramente eso la haría sentirse mejor.

    La joven se despojó de sus ropas, metiendo a la lavadora su uniforme y sacando el repuesto que tenía, definitivamente ya se le había hecho costumbre andar con eso ya que ahora ni a la escuela iba, el mes pasado se acaba de enterar que tenía el año perdido así que ya no había motivo para ponérselo, pero bueno, esa sería la última vez, la próxima vez que regresara se aseguraría de cargar con ella algunos cambios de ropa; entrando a la ducha lavó cuidadosamente su cuerpo y cabello, permitiendo que el agua tibia calmara sus entumecidos músculos , la joven no podía creer la lentitud con la que estaba haciendo las cosas hoy día, acababa de salir del baño y por su ventana podía observar el cielo oscurecerse ante sus ojos, “será mejor que me vista, ya va siendo hora de regresar”, murmuró, su voz perdiéndose en la soledad de su dormitorio, le parecía un poco extraño que su familia no este en casa y más aún cuando ya estaba anocheciendo, pero la verdad era que la tenía sin cuidado, lo único que quería ahora era regresar y que todo volviera a la normalidad; así que vistiéndose se dirigió a su espejo, escarmenando su sedoso cabello negro, ya llevaba tres años yendo y viniendo, viajando entre dos tiempos completamente diferentes, al parecer en ese tiempo su cabello había crecido ligeramente, pensó sonriendo. Sonrisa que fue cruelmente borrada de sus labios cuando al dejar de observar las puntas de su cabello y dirigir sus ojos hacia el espejo frente al cual estaba parada vio su reflejo transformado en la silueta de la mujer que tenía entre sus manos el corazón del hanyou, provocando que nuevamente lágrimas comenzaran a caer de sus ojos, ahí estaba parada frente a ella en la misma posición que se había quedado debido a la sorpresa, “Kikyou”, murmuró al ver en su reflejo a una persona completamente distinta a ella, cerrando los ojos con todas las fuerzas de su ser mientras el peine que llevaba en la mano caía al piso, “IIE, IIE, YO NO SOY ELLA, YO SOY KAGOME”, gritó golpeando con sus dos manos el cristal de tan engañoso espejo, rompiéndolo en mil pedazos que los cuales parecían caer lentamente frente a ella, ‘kami sama, que me esta pasando’, pensó sentada en el suelo frente a su cómoda, observando sus manos incrustadas con pequeños pedazos de cristal, mientras una cantidad regular de sangre abandonaba las heridas.

    La joven sonrió suavemente comprendiéndolo todo, parándose tratando de no apoyar sus manos para evitar el manchar la alfombra que cubría el piso de su dormitorio, dirigiéndose al baño para limpiar cuidadosamente sus heridas, las cosas siempre iban a ser así, ella era la reencarnación de aquella sacerdotisa y no podía aspirar a ser más, pero no por eso tenía derecho a odiarla a ella o a Inuyasha, los dos se habían amado durante tantos años que solo era de esperarse que se volvieran a unir en cualquier momento, debía regresar y que todo siguiera como antes, no tenía derecho de causar incomodidades, más ahora que estaban trabajando tan duro en buscar a Naraku y a los fragmentos, lo que debía hacer ahora era concentrarse en ayudar y cumplir su promesa, la promesa de quedarse al lado del hanyou pasara lo que pasara, después de todo de eso se trataba el amor verdad?, uno no ama para recibir cariño a cambio, uno ama para dar y esperar la felicidad de la persona más importante para ti, ‘y no importa si eso nos hace daño’, agregó mentalmente mientras vendaba sus magulladas manos, al parecer si golpeó con fuerza ese vidrio ya que los cortes eran profundos, pero bueno ya se le estaba haciendo tarde, así que rápidamente recogió los restos de cristal que yacían en el suelo botándolos a la basura, para luego bajar las escaleras y con un poco de esfuerzo colgar su inseparable mochila en sus hombros, no sin antes dejar una nota pegada en la refrigeradora para su familia, dejándoles dicho que había vuelto a recoger unas cosas y que pronto estaría de regreso; la joven saltó al fondo del pozo, llegando satisfactoriamente al otro lado sintiendo un pequeño escalofrío recorrer su ser, ‘debe haber bajado la temperatura’, pensó trepando las lianas que rodeaban el pozo, mordiéndose los labios por el dolor que sentía, “bueno ya estamos aquí”, murmuró algo triste, caminando hacia la aldea de la anciana Kaede, siendo detenida por el grito de lo que parecía ser, juzgando por la voz, una pequeña niña, adentrándose en el bosque, dirigiéndose al lugar de donde había provenido el sonido.


    OLA COMO STAN ^^ , ESTE ES MI NUEVO FIC QUERÍA DECIRLES QUE EN ESTE FIC ME DEMORARE MAS EN PUBLICAR LOS CAPITULOS YA QUE PRONTO COMIENZO LA UNIVERSIDAD Y ESTOY UN POCO OCUPADA ESPERO QUE LES GUSTE MUCHO Y LES DIRE QUE ESTE VA A SER MAS LARGO Y COMPLICADO QUE EL ANTERIOR MUAJAJAJA Y CON MUCHAS SORPRESAS, ESPERO QUE LES GUSTE MUCHO NOS VEMOS.
     
  2.  
    pussypink

    pussypink Guest

    Re: "Seven deadly sins" [Sesshoumaru x Kagome]

    arrrrrwww o_o
    haaay mujeeer asdasdasd >w<...
    si no te apresuras...TE KORTO!! ;@...
    i no lo digo en bromaa -o-
    es que en serio...asdasd como inuyasaha puede ser taan asdas...no sée...
    Tal malo asdasd .______.
    waaa me dio penaa TRISTE*
    pero me gusto mucho tu fic ..^^
    apresuratee nenaa :O
    no sea mala -o-
    kuidatee :)

    chizpaz de chokolatee coff.
     
  3.  
    Kikuyo

    Kikuyo Usuario común

    Cáncer
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    Escritora
    Re: "Seven deadly sins" [Sesshoumaru x Kagome]

    POr Kamiiiiiiiiiiiiiii!!!!!!!!!!!!!! No seas kruel y no agas sufrir tanto a Kag!!! Pobrezita... aunke razon no le falta... asío es el amor ToT ToT ToT
    Espero la konty!!!! Me nekanta desde el prinzipio así ke por musho ke lo komplikes o nos agas sufrir te seguiré, ejjeje ;)
    Kuidate amigaaaaa!!!!!!! Ciaooooo Besoooosss!!!!
     
  4.  
    Jenny

    Jenny Usuario popular

    Capricornio
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    Escritora
    Re: "Seven deadly sins" [Sesshoumaru x Kagome]

    ¡Konnichiwa!
    Me gusto mucho tu fic.
    Otro Sessho-Kag *-*

    Bueno, a simple vista no encontré errores ortográficos pero si seria mejor que separaras mas los párrafos ya que cansan la vista así tan largos -.-

    Espero lo continúes pronto.
    ¡Sayonara!
     
  5.  
    Maya Natsume

    Maya Natsume Usuario común

    Acuario
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    Escritora
    Re: "Seven deadly sins" [Sesshoumaru x Kagome]

    Wolaz¡¡¡¡

    Pues q t puedo decir m encanto el inicio¡¡¡¡

    estubo mas que padre¡¡¡

    hay eresnuna exlente escritora

    hay m encanta la pareja sess-kag¡¡¡

    la amo¡¡¡ definitivamente mi pareja preferida¡¡¡

    sabes lo unico que te pido es que separes mas los parrafos por que

    me confundo mucho¡¡¡

    bueno pon rapido la coonti

    Sayonara
    EmOkixx
     
  6.  
    namida-ahome

    namida-ahome Guest

    Título:
    "Seven deadly sins" [Sesshoumaru x Kagome]
    Clasificación:
    Para adolescentes maduros. 16 años y mayores
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    Comedia Romántica
    Total de capítulos:
    11
     
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    Re: "Seven deadly sins" [Sesshoumaru x Kagome]

    esta fenomenal este fic me encanta com expresas los sentimientos da la impresion que los sintiera la persona que lo escribe
     
  7.  
    dulce_kenial

    dulce_kenial Guest

    Re: "Seven deadly sins" [Sesshoumaru x Kagome]

    hola shammy chan^^
    oye me encanta la idea y inu es un tonto un niño no deve jugar nunca a dos puntas es un tonto ojala se muera de cdlos por que seshomaru es super lindo con ella y que se muera de envidia y se que de solo lero lero por malo y por no decidirce y por jugar con los sentimientos de las demas personas por fas me muero por saber que pasa en el proximo capitulo porfas pon conty pronto
     
  8.  
    pomy

    pomy Usuario popular

    Libra
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    Re: "Seven deadly sins" [Sesshoumaru x Kagome]

    :( yo que tenia la leve esperanza de todos los dias leer un cap (como el anterior... deleite total) me entrsitece saber que te vas a tardar

    obviamente me encanto como describiste y no puedo esperar a saber cómo y qué va a suceder


    hermosa la escena del espejo!!!

    bueno bueno me voy llendo, espero la conti. pasate por mi fic "el pianista" y "la fuerza mas poderosa" si?

    besoooo
    suerteee


    la pomy
     
  9.  
    Shammy_chan

    Shammy_chan Guest

    Título:
    "Seven deadly sins" [Sesshoumaru x Kagome]
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    Comedia Romántica
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    Re: "Seven deadly sins" [Sesshoumaru x Kagome]

    Capitulo II :


    Kagome corrió a toda velocidad tratando desesperada de encontrar la fuente de aquel sonido, observando a pocos metros de ella el cuerpo de una pequeña niña apoyado en el tronco de un árbol, apresurándose a su lado para saber si seguía con vida, sorprendiéndose al ver cuidadosamente su rostro, ‘es la niña que siempre acompaña a Sesshoumaru’, pensó muy sorprendida, pero eso no era lo importante ahora, así que con cuidado de no moverla mucho acarició su rostro sacando los desarreglados cabellos que estaban impregnados a la piel de sus mejillas, “Rin chan, Rin chan me puedes oír?”, le preguntó, el nombre de la niña se había quedado grabado en su mente desde el incidente con la tercera espada del padre de Inuyasha; la jovencita pareció escuchar la voz de la miko ya que lentamente comenzó a abrir los ojos, inhalando un fuerte respiro de aire, “Kagome nee san”, exclamó casi en un hilo de voz, la sacerdotisa sonrió, dejando su mochila en el piso y abriéndola para sacar implementos de primeros auxilios y un poco de agua embotellada con una toalla para limpiar el lodo que la niña tenía en el rostro piernas y brazos, “que sucedió Rin chan, porque estas tan lejos de Sesshoumaru sama?”, preguntó nuevamente la miko, a lo largo de los meses y con las cosas que había podido presenciar sabía que aquel frío youkai parecía velar por la niña que estaba frente a ella respirando con dificultad, “Rin solo se alejó un poco de Jaken sama para recolectar unas flores muy bonitas que había visto en el camino, cuando de pronto una horrible hebi arrastró a Rin, y Rín no puede recordar el resto”, la miko la observó extrañada, pero agradeció silenciosamente el hecho de que aquel ser decidiese dejar a la niña en paz, limpiando con cuidado de no hacer más daño del que ya había sido infringido en la piel de la niña, deshaciéndose satisfactoriamente de todo el lodo que la cubría, “Kagome nee chan, Rin sabe que Sesshoumaru sama vendrá por ella, Rin esta…segura..”, musitó la jovencita suavemente para luego quedar inconciente, haciendo sonreír a la muchacha debido a su manía de hablar en tercera persona, le parecía algo muy tierno y aunque luego se debía corregir por ahora estaba bien, apenas tenía cinco o hasta seis años, pero algo la preocupó, el hecho que se quedara dormida, no estaba bien, así que poniendo su mano en la frente de la niña se dio cuenta que estaba ardiendo en fiebre, decidiendo apresurar su trabajo.

    La joven sacerdotisa logró vendar y curar efectivamente todos los rasguños de la pequeña niña, dándole con mucho trabajo una pastilla para bajar la fiebre, debía agradecerle a kami que ella siempre fuera precavida y tenía en su mochila diversos implementos. Pero en ese momento un pequeño problema asomó a su cabeza, no podía dejar a la pequeña Rin sola en el bosque, a pesar de estar curada tenía que tenerla bajo constante vigilancia hasta que la fiebre cesara, ‘pero si la llevo a la aldea Inuyasha…’ pensó, el simple echo de pronunciar su nombre hasta en su mente haciéndola sentir una fuerte punzada en el pecho, ese bruto testarudo seguramente iba comenzar con una de sus discusiones solo por el echo de que la niña fuera acompañante de su medio hermano, y la verdad no tenía ganas ni de verle la cara, aún no estaba preparada, así que acomodando sus cosas se sentó, apoyando su espalda en el fuerte tronco del árbol en el que había estado anteriormente la niña, cargándola en sus brazos y acurrucándola en su regazo, permanecería con ella hasta verla totalmente recuperada, estaba segura que ella sabía muy bien donde estaba Sesshoumaru así que ni bien tuviera la suficiente fuerza seguramente iría a buscarlo. Pensó la muchacha por fin percatándose del fuerte dolor que tenía en las manos, moviendo sus hombros de arriba hacia abajo, que importaba, además eran simplemente rasguños, lo que ahora si le hacía falta era una buena siesta, porque la verdad era que se encontraba muy cansada, desde hace días no había tenido unas decentes horas de sueño, así que, que mejor momento que ahora, Rin no iba a despertar en cualquier rato, y aunque tenía que aceptar que no quería saber de la presencia del hanyou si algo sucedía el estaría ahí en un dos por tres, después de todo de algo le tenía que servir su buen olfato.

    El gami no tenía la menor idea de que iba a hacer, se había descuidado tan solo unos minutos y la niña humana había desaparecido sin siquiera hacer un sonido, era como si se hubiera desvanecido en el viento, ya había anochecido y ella no aparecía por ningún lado, si su señor Sesshoumaru se enteraba de que había descuidado de esa manera a su protegida habría un infierno que pagar. Lamentablemente Jaken no es un youkai que sea conocido por la excelente suerte que posee y casi a unos minutos de haber estado completamente alterado y agitado pensando en el castigo que iba a tener que soportar su señor descendió de los cielos en todo su esplendor, “Jaken”, pronunció el imponente taiyoukai, quien al frente del renacuajo parecía ser una estructura inmensa y poderosa, “hai Sessh..Sesshoumaru sama”, respondió el pequeño youkai notablemente nervioso, en cualquier momento vendría la pregunta y estaba segura que su respuesta le iba a costar la vida, el inuyoukai observó cuidadosamente para todos los lados posibles sin siquiera mover la cabeza, su vista era más rápida que la de un ojo humano y al no ver por ningún lado a la pequeña humana que lo acompañaba sintió la irritación poco a poco esparcirse por su cuerpo, “Rin”, fue lo único que pronunció, observando al gami temblar frente a su penetrante mirada dorada, comenzando a reverenciar a unas increíbles e incontables veces por minuto, “Sesshoumaru sama gomen nasai, gomen nasai, este humilde sirviente le pide disculpas, solo me descuide un segundo y la mocosa había desaparecido, Sesshoumaru sama gomen nasai”, el taiyoukai ni siquiera se dio el trabajo de mirarlo nuevamente, caminando calmadamente hacia el horizonte, “si por alguna casualidad no la encuentro en buen estado tu cabeza rodara a mis pies”, se le escuchó decir, aquellas palabras haciendo eco dentro de la mente del renacuajo, pidiéndole a kami y a todos los dioses existentes que la niña estuviera a buen recaudo.

    El inuyoukai caminaba lentamente por los prados, asimilando los aromas y presencias, al parecer una hebiyoukai había estado rondando por los alrededores, pero caminando aún más pudo percibir el aroma de la sangre de la pequeña niña, ‘sigue con vida’, pronuncio mentalmente condensando los aromas que llegaban a su sensitiva nariz, pero sin duda había sido herida, así que tendría un buen pretexto para descargar su molestia con el renacuajo que tenía por sirviente. De pronto un nuevo aroma llegó hacia sus fosas nasales, había encontrado por fin el paradero del cachorro de humano pero mezclado con su característico aroma había algo más, era la presencia de alguien más, no parecía ser una amenaza ya que su presencia delataba que era un simple humano, pero aquel aroma, el taiyoukai debía admitir que era un aroma muy placentero incluso para su sentido olfativo, parecían ser rosas, jazmines, frutas?, jamás había percibido aquella mezcla tan exquisita de aromas, “extraño”, murmuró, acercándose en menos de un parpadeo al lugar, sus ojos abriéndose unos milímetros más de lo normal, ahí estaba sentada y con la niña en brazos aquella mujer, la humana que acompañaba al indeseable híbrido, que hacía tan lejos de la compañía de su grupo se preguntaba, sea como fuere eso no era de su incumbencia, y ahora que lo pensaba detenidamente si se deshacía en ese momento de ella, ‘una buena provocación para el imbésil de mi hermano menor’, pensó el inuyoukai con malicia, pero observando cuidadosamente se dio cuenta que la pequeña niña que se encontraba a su cuidado estaba debidamente vendada y vale recalcar, muy cómoda en el regazo de aquella onna, tal vez sería mejor dejarla con ella, consideró por unos segundos, de todos modos una humana no tenía lugar con un youkai, lamentablemente en cuestión de segundos la pequeña niña abrió los ojos sonriendo de oreja a oreja, parecía tener un radar para presentir la llegada de su señor.

    “Sesshoumaru sama”, se le escuchó prácticamente gritar, despertando a la somnolienta miko quien dio un pequeño bostezo, “Rin chan que..”, intentó decir, pero aquella sensación, como pequeños choques eléctricos provocando escalofríos sobre su piel. Kagome despertó al escuchar a la niña tan entusiasmada, pero al percibir aquella sensación tenía que admitir que sintió un poco de miedo, el más ínfimo de los temores, “Rin chan sabía que Sesshoumaru sama regresaría por ella”, volvió a decir la pequeña niña parándose con un poco de dificultad del regazo de la joven de apenas diecisiete años, corriendo a toda velocidad hacia la persona que había aprendido a admirar, la sacerdotisa se dio cuenta que de un momento a otro había perdido la habilidad de hablar, y más aún cuando lo vio salir en todo su esplendor de las sombras de los árboles, el casi blanco brillante de su apariencia resaltando entre toda la oscuridad, “Sesshoumaru”, susurró en casi un murmullo, dándose cuenta que el poderoso taiyoukai ni siquiera parecía afectado por su presencia, era como si no le importase en lo más mínimo que ella estuviera ahí, “Rin”, pronunció su varonil voz resonando en la bastedad del bosque, efectivamente logrando que la pequeña niña que corría en círculos alrededor de sus piernas parase de golpe, “hai Sesshoumaru sama”, “vámonos”, la jovencita agradeció a la miko quien simplemente le sonrió soltando un suspiro de alivio que ni siquiera sabía que tenía guardado, corriendo de un momento a otro al lado de la joven mujer quien se agachó acomodando la corta falda de su uniforme para estar al nivel de la niña, acariciando su cabeza suavemente, “ya nos veremos otra vez Rin chan, cuídate mucho si?”, le dijo sonriendo dulcemente, la verdad era que le gustaban muchos los niños, la pequeña asintió más de tres veces, “hai Kagome nee chan”, le respondió corriendo al lado de su señor quien se encontraba de espaldas a ellas, observando desde el rincón de sus ojos la pequeña escena, caminando a paso lento, “miko”, le dijo secamente y la muchacha se paró de golpe con los ojos un poco más abiertos de lo normal, “ha..hai?”, exclamó un poco sorprendida, era la primera vez que aquel ser se dirigía a ella, claro con otra intensión que no fuese deshacerse de su existencia, “este Sesshoumaru esta en deuda contigo”, fue lo único que dijo caminando con la niña detrás de él, dejando a una estupefacta Kagome atrás, acaso había escuchado bien?, el gran y poderoso taiyoukai del oeste había dicho que estaba en deuda con ella?, la jovencita movió la cabeza de lado a lado, como si se tratase de una tonta ilusión, seguramente le había parecido escuchar eso, “hai, hai eso debe ser”, se dijo a si misma con una sonrisa que pronto se disipo, ya era hora de regresar a la aldea, así que caminando con su mochila en los hombros se apresuró al lugar, respirando hondo, ya había tomado su decisión, y no había marcha atrás.

    El taiyoukai había llegado al lugar en donde había dejado esperando a su sirviente y al dragón de dos cabezas quien al ver a la pequeña niña extrañamente pareció alegrarse de sobremanera, “Sesshoumaru sama, Sesshoumaru sama, Kagome nee san curó a Rin cuando Rin estaba muy mal, Kagome nee san también le dio a Rin una bolita extraña y con eso Rin dejó de tener fiebre, Kagome nee san fue muy buena con Rin chan, Rin chan quiere volver a visitar pronto a Kagome nee san”, le dijo la niña casi en un respiro, normalmente él nunca la escuchaba, humanos, tendían a hablar mucho a veces, sobre todo esa pequeña onna hiperactiva que había caído en sus manos, pero esta vez sin querer puso atención, asintiendo y acariciando ausentemente la cabeza de la niña, quien sonrió y caminó acomodándose al lado del dragón de dos cabezas su sitio favorito dormir, por ningún lado había señales del renacuajo que los acompañaba, así que el inuyoukai se sentó, levantando una de sus piernas para poder apoyar el único brazo que le quedaba, ‘Kagome’, pensó sus ojos observando al horizonte, “extraño”, agregó en un murmullo, estaba en deuda con ella por haber cuidado de la humana que pertenecía a su grupo y el honor era lo más importante para él, así se tratase de un inservible humano tenía que cumplir con su palabra, un gruñido escapó de sus labios al recordar el día en que su medio hermano le arrebato el brazo izquierdo tratando de proteger a esa onna, a aquella mujer que poseía esas vestimentas tan indecentes, al parecer ella era algo valioso para él, después de todo parecía haber una forma para tornar este pequeño incidente a su favor.

    La joven observó la conocida aldea ingresar en su campo visual, suspirando nuevamente, parecía que se había convertido en una manía hacerlo, “bueno Kagome, es todo o nada”, murmuró forzando una sonrisa en su rostro, entrando por aquella familiar puerta de bambú; todos se encontraban reunidos dentro de la cabaña de la anciana Kaede, sentados uno frente al otro, los rostros de preocupación predominando en el ambiente, la noticia que había recibido no era nada buena, y lo único que estaban esperando en ese instante era la llegada de su compañera, Sango parecía notablemente intranquila, mucho más que los demás, “no puedo creerlo”, exclamó provocando que todos a su alrededor exceptuando al hanyou que se encontraba en una esquina cruzado de brazos y piernas, con su inseparable espada a su lado asintieran, un viajero había llegado completamente desesperado a pedir ayuda, había dicho que una extraña fuerza estaba provocando que todos en el lugar comenzaran a pelear entre ellos, pero que las cosas habían llegado a mayores y ahora hasta muertos habían por las calles, era como si cuando pisabas ese lugar sintieras tu corazón ser carcomido por la más grande de las iras, ni siquiera lo podía describir, claro que el más erudito en el tema, el monje Miroku dedujo con rapidez que se trataba de un espíritu maligno, pero algo parecía no estar bien, la desesperación en los ojos de aquel hombre el pálido color de su rostro, “por favor deben ayudarnos”, les había rogado arrodillándose en el pido y con la cabeza hacia abajo, “por su puesto que si no se preocupe, nosotros nos encargaremos”, recordaba la taijya que había respondido, pero lo que sucedió después fue lo que los dejó en ese estado, aquél hombre se había levantado del suelo y en sus ojos se podía ver una indescriptible desesperación, sus manos parecían temblar en anticipación, “onegai, se los ruego, yo mate…”, comenzó a decir, los demás observándolo cuidadosamente sin poder entender, “yo mate a mi hija y a mi esposa”, culminó la oración, sacando una daga prácticamente de la nada, comenzando a clavarla en su cuerpo repetidas veces, la sangre salpicando en todo el piso, lo cual forzó al hanyou a entrar en acción, sorprendiéndose el mismo, jamás había visto a un humano racionando de aquella forma, cogiéndolo de los brazos rápidamente, dejando a más de uno boquiabierto.

    Sango en esos instantes se había cubierto los labios, y sin poder soportar aquella escena agachó la cabeza, hasta ese momento no se le borraban aquellas imágenes del rostro, gracias a dios Kagome no había estado ahí en ese momento, pero como llamada por kami apareció detrás de la débil puerta de bambú que los cubría de la intemperie, “muchachos”, comenzó la joven sacerdotisa, pero al observar los rostros de los jóvenes tiró su mochila a un lado, arrodillándose frente a ellos, “que sucede”, preguntó genuinamente preocupada, y en esos instantes ninguno le respondía, “Sango que sucede”, volvió a preguntar moviendo un poco a su amiga, Inuyasha se paró dando un gruñido casi inaudible, “que acaso nadie le piensa decir”, exclamó en un tono de voz más alto que el usual dando a conocer su irritación para con el tema, parándose en frente de la joven para explicarle lo sucedido; después de escuchar la joven miko estaba sentada junto a ellos en el mismo estado de perplejidad que sus amigos, pasando saliva para poder humectar su seca garganta, “como es posible”, preguntó observando directamente al houshi, él era el que más sabía sobre los complicados asuntos de posesión y espíritus, “no tenemos ni la más mínima idea, pero mañana mismo iremos a esa aldea”, fue lo único que dijo, todos sumergiéndose en sus propios pensamientos, el incidente con la sacerdotisa no muerta siendo completamente olvidado debido a la gravedad de los sucesos del día, cada uno diciéndose las buenas noches, tenían que acostarse temprano para comenzar su viaje aunque el pensamiento que invadía las cabezas de los compañeros de viaje era uno solo; solamente un ser podía estar detrás de semejante brutalidad y ese ser era uno solo, Naraku.

    La risa burlona de una mujer se escuchaba hacer eco en medio de las oscuras paredes de aquel palacio en ruinas, “Naraku sama, ya cumplí con lo que me pediste, ahora que?”, preguntó, golpeando el látigo negro que poseía sobre la palma de su mano izquierda, aquel vil hanyou sonrió observando en el espejo de una de sus creaciones el pequeño desorden que había dejado aquella mujer en la indefensa aldea de humanos que se reflejaba ante sus ojos, “eso es todo por hoy Ira, puedes descansar”, le dijo, la mujer haciendo una reverencia y desapareciendo, “Naraku sama, esto es muy peligroso, hay espíritus con los que uno no debe jugar”, advirtio la pequeña niña con ojos tan vacíos que podían ser comparados con un negro abismo, pero el hanyou simplemente sonrió sus ojos rubí concentrándose en un solo punto en aquel oscuro dormitorio, “silencio Kanna, ya verás que todo resultara como lo planeo, y pronto la cabeza de ese hibrido rodara por este suelo, junto con la de aquella molesta reencarnación de mi querida Kikyou”, pronunció mientras Kagura movía la cabeza de lado a lado, cubriendo su rostro con su inseparable abanico, ella también podía sentir que algo con esas mujeres no estaba bien, simplemente era una sensación terrible que tenía al estar cerca de ellas, como si una horrible catástrofe estuviera por desatarse.

    Aquella misteriosa mujer regresó al dormitorio que le había sido asignado a ella y a sus hermanas, “me estoy comenzando a hartar, porque aquellas youkais pueden ir libres y nosotras no”, murmuró una de las mujeres que se encontraba en el oscuro lugar, “tranquila Envidia, aquel ente solo esta sirviendo para nuestros planes, no sabe el precio tan caro que tendrá que pagar por habernos invocado”, la sonrisa de siete mujeres resonó como pequeñas campanas anunciando un suceso aterrados, “demo ne, onee san”, exclamó una de ellas bostezando, “cuando será la hora de salir a jugar, necesito que me avises ya que la verdad yo estoy muy cómoda aquí”, todas las demás levantaron una ceja, Pereza podía ser tan molesta a veces, pero no habría problema, aquel hombre no sabía en lo que se acababa de meter y lo sucedido en la aldea solo era una pequeña prueba de lo que estos seres malditos podían ocasionar, pero los pecados que ese hibrido poseían, la maldad de su ser era suficiente para alimentarlas a todas, definitivamente había sido una buena elección el venir a para a esas tierras, pero había algo más que ellas querían, algo que los demonios dentro de ellas ansiaban y eso era saciar los vicios que cada una poseía, solo era cuestión de semanas o hasta tal vez días y esas tierras estarían bajo sus dominios, harían el caos reinar y los demonios del inframundo gobernarían nuevamente la superficie, era increíble como los humanos se iban contaminando, como sus almas podían pecar tan fácilmente, era hasta divertido manipularlos debido a la facilidad; las siete ahí presentes estaba casi seguras que no existía individuo sobre la tierra que no pudiese ser manipulado a su antojo, después de todo los humanos eran tan débiles, lo que si parecía ser un reto eran los youkais y demás seres sobre naturales, pero Naraku era la prueba viviente de que al igual que los humanos, todo ser innecesario que poblaba el planeta podía ser manipulado, casi como una marioneta, “ya pronto hermanas, muy pronto”, pronuncio la mayor de todas, ojos brillantes y atemorisantemente demoníacos brillando en la oscuridad, mientras las demás solo asentían, después de todo cada una tenía sus propios intereses,no por nada eran la encarnación de los sietes vicios más peligrosos que pudieran corroer a la humanidad, los siete demonios que se encargarían de traer el caos al mundo terrenal, la maldad pura echa carne; los siete pecados capitales.



    WENO ESPERO QUE LES HAYA GUSTADO ESTE CAPITULO :) !!! JOJOJO EN ESTA HISTORIA LAS COSAS SE DARAN CON LENTITUD XQ IO SOY MALA Y QUIERO UNA HISTORIA D MAS D 20 CAPITOS xD !!! JEJEJEJE WENO SE CUIDAN MUCHO NOS VEMOS LA PROXIMA !!!
     
  10.  
    Lady Stanley

    Lady Stanley Sweet Room

    Virgo
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    Pluma de
    Escritora
    Re: "Seven deadly sins" [Sesshoumaru x Kagome]

    HOLA ¡¡¡¡


    MI QUERIDA AMIGA ,ME ENCANTO SABES YO SIGO TODOS TUS FICS ME ENCANTA , MM, SESSHOMARU PENSANDO EN KAGOME JAJAJAJAJA *perverso* ME ENCATA ESTA HISTORIA .
    (KAGOME SE QUE ENCONTRARAS QUIEN TE AME Y ESE SERÁ MI QUERIDO SESSHOMARU) BUENO ME ENCANTA.
    P.D. : NO DEMORES MUCHO , Y SABES QUE CUENTAS CON TODO MI APOYO :rosa: xD
     
  11.  
    SARITZ

    SARITZ Usuario común

    Sagitario
    Miembro desde:
    23 Noviembre 2007
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    287
    Re: "Seven deadly sins" [Sesshoumaru x Kagome]

    HOLA!!!!!!!!!!!!!!

    AMIGA ME ENCANTA TU NUEVA HISTORIA!!!!,
    ADEMAS SIEMPRE ME HAN GUSTADO TUS
    CAPITULOS, SON LARGO Y SUPER INTERESANTES!!!! .*.*.,
    QUE BUENO QUE TU NO CAMBIEAS LA
    PERSONALIDAD DE SESSSHY, A MI ME
    GUSTA TAL Y COMO ESTÁ (frio, calculador,
    muy sexy, orgulloso...etc, tu me entiendes),
    POBRE KAGOME, SOLO ESPERO QUE PRONTO
    LOGRE OLVIDAR AQUEL AMOR QUE LE
    TUVO A INUYASHA, YA QUE ESTO SOLO
    LA HACE SUFRIR MUCHO.T.T.....A PARTE
    INUYASHA NO ES EL UNICO HOMBRE
    (sexy) EN EL SENGOKU...SOLO
    ESPERO QUE PRONTO PONGAS LAS
    CONTI .plz *.*.

    TE DESEO SUERTE Y MUCHO ANIMO!!!! .cool.

    .bye.
     
  12.  
    Kikuyo

    Kikuyo Usuario común

    Cáncer
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    Pluma de
    Escritora
    Re: "Seven deadly sins" [Sesshoumaru x Kagome]

    Ay madreeeeeeeeeee!!!!!!!!!!!!! La komty te kedo estupenda amiga!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!! Jamás llegué a pensar (a pesar del titulo) ke materializaras en youkais a los 7 pekados kapitales!!! Es una idea original y al mismo tiempo eskalofriante!!!! ToT
    Pobre Kag!!!!!!!!!!!!! No hagas ke sufra tanto por el idiota insensible de INu!!!!!!!!!!!!! Ayyyyyyyy me enkanta komo es Sess, esa aktitud, ese orgullo, ese porte.... esty enamorada... se nota?¿?¿ Jejeje ;)
    Espero konty pronto amiga!!!!! Kuidate musho si!!!!!
    Byeeeeeeeeeeee Kisses!!!!!!!!!!!!!!!!!!
     
  13.  
    pomy

    pomy Usuario popular

    Libra
    Miembro desde:
    20 Octubre 2007
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    626
    Pluma de
    Escritora
    Re: "Seven deadly sins" [Sesshoumaru x Kagome]

    bueno que decirte si ya saqbes que me encantan tus fics...

    lo que si, me encanta que se trate de los 7 pecados porque justo estuve investigando como hobbie lo que representan y tenia una leve idea de usar sus representaciones para crer personajes, por eso me intereza que aparescan


    huy huy... controlaran a kagome???


    espero que no :s m,e encanta, mañana espero la re conti



    besooooooo
    suerteee


    la pomy-chan
     
  14.  
    Maya Natsume

    Maya Natsume Usuario común

    Acuario
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    17 Noviembre 2007
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    Escritora
    Re: "Seven deadly sins" [Sesshoumaru x Kagome]

    Wolaz¡¡¡¡¡¡

    Segun yo ya habia poosteado...mmm...pero quien sabe jejeje xD
    la verdad es que me encanto la continuacion ¡¡¡¡ estubo mas que increible¡¡¡¡

    Lo de los yokais y los 7 pecados capitales me encanto¡¡¡ eso es super original¡¡¡

    Wow ahora lo unico que espero es tu conti¡¡¡¡

    Sayonara
    EmOkizz
     
  15.  
    Shammy_chan

    Shammy_chan Guest

    Título:
    "Seven deadly sins" [Sesshoumaru x Kagome]
    Clasificación:
    Para adolescentes maduros. 16 años y mayores
    Género:
    Comedia Romántica
    Total de capítulos:
    11
     
    Palabras:
    5007
    Re: "Seven deadly sins" [Sesshoumaru x Kagome]

    Capitulo III :

    El grupo de viajeros había despertado muy temprano, saliendo casi en pleno amanecer en busca de la susodicha aldea que tan mal destino había pasado, esta vez habían decidido no llevas al pequeño cachorro de kitsune ya que sabía que sea lo fuere que encontraran haya no era algo para ser visto por los ojos de un niño tan pequeño, así que después de mucho discutir con él, la joven sacerdotisa logró convencerlo dejándole una gran cantidad de dulces; ahora se encontraban caminando bajo la luz del sol, afortunadamente no hacía mucho calor y una gentil brisa acariciaba sus cuerpos de cuando en cuando, pero el ambiente se había tornado de repente demasiado tenso; desde que comenzaron a caminar con rumbo desconocido el peso de los sucesos anteriores había caído sobre los hombros de la miko, no podía ni siquiera ver a la cara al hanyou que caminaba delante de ellos, se sentía completamente avergonzada, y su corazón, bueno, a su corazón aún le faltaba muchísimo por sanar, “Kagome estas bien?”, preguntó la exterminadora, la fuerza y el temple habían regresado a ella esta mañana, no se podía dar el lujo de perder la compostura por lo que vio el día anterior; la sacerdotisa simplemente sonrió, “hai daijoubu Sango chan, no te preocupes”, la taijya simplemente asintió, dando un pequeño suspiro, a veces le resultaba irritante como Kagome parecía guardarse su sufrimiento para ella sola, simplemente por no querer molestar a los demás, pero no había nada que pudiese hacer, después de todo esa era la generosa naturaleza de su amiga.

    Después de unas buenas horas de camino el hanyou paró de golpe, la miko sacando fuerzas de flaqueza se dirigió a él, “Inuyasha que sucede?”, le preguntó, pero el muchacho parecía no reaccionar, “Inuyasha?”, preguntó de nuevo parándose frente a él, observando sus ojos irritados, “el olor a sangre, es increíble, es casi nauseabundo”, exclamó el inuhanyou sintiendo el deseo de regurgitar, “ya debemos estar cerca”, agregó el monje a lo que todos los demás asintieron, caminando hasta llegar al punto en el que el grupo de tres humanos parecía también ser afectado por el fuerte olor a sangre y a muerte que envolvía el lugar, “algo me dices que lo que vamos a encontrar no va a ser nada agradable”. Volvió a decir el houshi cubriéndose el rostro con las mangas de su atuendo violeta, observando como la taijya colocaba sobre su rostro aquella máscara de metal que la protegía de los gases venenosos, mientras que la miko simplemente se cubría el rostro con las manos, caminando a paso lento, dándose con el escenario que parecía contar la historia de los terribles sucesos ocurridos.

    La muchacha volteó el rostro sin poder soportar lo que sus ojos captaban, era como si la aldea entera estuviese sumergida en un mar de sangre, los cuerpos, bueno partes de cuerpos estaban regados por absolutamente todos los lugares posibles, ni siquiera el mismo Inuyasha que tantas cosas había visto en sus largos años de existencia pudo soportar aquella escena de carnicería inhumana frente a sus ojos, “como es posible que se hayan echo esto ellos mismos?”, inquirió la exterminadora sin poder creer lo que sus ojos veían, “no hay otra manera de solucionar esto más que entrar ahí”, al escuchar eso todos se miraron asintiendo resignados, tenían que deshacerse de lo que sea que estuviese causando semejantes desgracias, no podían permitir que aquello volviese a suceder en alguna otra aldea, todos comenzaron a caminar, impregnándose los pies de la sangre derramada que parecía nunca parar de brotar de las extremidades dispersadas de los aldeanos, Kagome observando horrorizada, sintiendo al caminar como su pie golpeaba algo, dándose con el cuerpo de un pequeño niño al bajar la marida, sin poder evitar que las lágrimas salieran de sus ojos, “es un niño, un niño indefenso”, dijo en un susurró cubriéndose el rostro y el hanyou al sentir su predicamento la sostuvo en sus brazos, cubriendo su rostro en su pecho para sorpresa de todos los presentes, pero más los sorprendió la reacción de la muchacha, tal vez en algún otro espacio y momento esa hubiese sido la cosa que Kagome más deseara en el mundo, que la persona que amaba la sostuviera en sus brazos, pero cuando él lo hizo imágenes de aquella noche danzaron por su mente, las palabras que le dijo a aquella mujer resonaron en sus oídos y con un empujón lo separó suavemente de ella, “no me vuelvas a tocar”, le dijo en un susurró, los ojos del hanyou abriéndose del tamaño de dos ciruelas, no podía crees que su Kagome le hubiese dicho una cosa así; el hanyou estuvo a punto de preguntar que era lo que sucedía, pero cuando comenzaba a abrir la boca para articular sus palabras una presencia muy conocida comenzó a acercarse a ellos, “que demonios quiere ese bastando aquí”, le escucharon decir suspirando, cuando el hanyou se refería de esa manera a alguien solo se podía tratar de una persona.

    El taiyoukai había comenzado con su viaje al amanecer, teniendo nuevamente a su lado a su sirviente y a la pequeña niña que lo acompañaba, montada sobre el dragón de dos cabezas, cuando de pronto un fuerte olor a sangre llegó a sus fosas nasales, dejándolo mareado por unos instantes, “Jaken”, pronunció, provocando que el pequeño renacuajo frenara casi inmediatamente sus pasos, “cuida de Rin”, fue la única indicación que le dejo, desapareciendo en menos de un parpadeo, solamente en un campo de batalla había percibido semejante cantidad de sangre, la presencia de un ente más que maligno era percibida por su ser a millas de distancia, seguramente se trataba del infeliz de Naraku y alguna de sus más que conocidas trampas, pero había algo extraño, esa sensación que le producía el lugar al acercarse cada vez más, jamás en sus largas centurias de vida había sentido algo así, era como si cada una de las células de su cuerpo le gritaran que estaba dirigiéndose hacia un peligro inminente; pero aún así el imponente taiyoukai del oeste no le prestó atención a las señales que le daba su instinto, él era el gran Sesshoumaru y un taiyoukai con semejante poder no le temía a nada, pensó orgullosamente mientras aterrizaba, literalmente hablando, sobre lo que parecía ser una laguna del color de la rosa más brillante que se pudiera observar en los prados, por unos segundos sintiendo su cabeza dar vueltas ante el nauseabundo olor, “Sesshoumaru que demonios vienes a hacer aquí?”, escuchó decir a la irritante voz de su medio hermano, observando con un rostro libre de cualquier lugar los alrededores y a las personas que se encontraban junto con él en medio de esa marea roja, “nada que te incumba hibrido”, le respondió con frialdad escuchando el más que conocido gruñido del hanyou, seguramente en menos de unos minutos comenzaría a mover aquella colosal espada que su padre le había dejado de un lado a otro, con movimientos completamente predecibles y entupidos, tenía que admitir que le daba un poco de lastima, era un pobre imbesil.

    Kagome dio un audible suspiro, por alguna razón no estaba del mejor de los humores, después de que Inuyasha intentó consolarla por así decirlo, algo dentro de su ser había comenzado a sentirse irritable y ahora frente a sus ojos los dos hermanos estaban a punto de desatar una de sus más que insulsas peleas, ahora que lo observaba con cuidado, Sesshoumaru tenía absolutamente todas las de ganar, si tuviera el deseo de, hace mucho tiempo hubiera terminado con la vida de Inuyasha, la manera calmada y prácticamente aburrida con la que siempre lo enfrentaba se lo decía, “bastardo ahora veras”, se escuchó la voz completamente irritada del hanyou, mientras corría a toda velocidad para embestir al inuyoukai, quien como siempre esquivó con elegancia cada uno de sus ataques, “Inuyasha, pero que sucede contigo, con cada día que pasa te vuelves más inútil al manejar el colmillo de mi padre”, pronunció el taiyoukai observando con superioridad al muchacho desde las alturas donde estaba prácticamente flotando, un poco de ejercicio no le vendría mal; el hanyou dio un gruñido que estremeció a más de uno de los presentes, ‘vas a dejar que te hable así’, ‘se burla de ti, porque cree que es superior’, ‘cree que eres un inútil, un bueno para nada’, ‘eres un mitad bestia, ni hombre ni youkai, por eso no puedes con él’, escuchó a una voz susurrar dentro de su cabeza, con cada palabra alimentando la ira que tenía su espíritu guardada, soltando la espada de su padre que automáticamente volvió a la forma de una simple y vieja katana, ‘utiliza la ira dentro de ti, deshazte de todos los que se burlan de ti’, el hanyou comenzó a cambiar de apariencia frente a los ojos de todos, sus garras creciendo unos considerables centímetros al igual que sus colmillos, mientras que sus ojos se enrojecían y en sus mejillas aparecía aquella marca violeta idéntica a la de su progenitor.

    Sesshoumaru observó cuidadosamente lo que sucedía, de un momento a otro el hanyou parecía haber perdido el control, pero cual era la razón; la joven sacerdotisa sintió una fuerte punzada en el pecho al observar al hibrido convertirse poco a poco en una bestia sin control, cayendo de rodillas al suelo impregnándose de sangre, había algo ahí con ellos una presencia tan maligna que ni siquiera la podía comenzar a describir, era algo que parecía venir desde el mismísimo infierno por que nadie se daba cuenta?. La joven comenzó a temblar e inmediatamente fue socorrida por la taijya quien la levantó, preocupada por la palidez de su amiga, “Kagome que sucede?”, le pregunto sintiendo los fuertes temblores que recorrían su cuerpo, “hay algo, hay alguien aquí, alguien muy malo Sango debemos irnos”, exclamó desesperada la muchacha, siendo escuchada por el taiyoukai quien la miró sospechosamente, entonces no había sido su imaginación, aquella presencia que rondaba era la causante de ese alboroto, pensó el taiyoukai siendo sacado de sus suposiciones internas por el fuerte golpe que le propino el hanyou en una de las mejillas, haciéndola sangrar al instante, “que sucede bastardo, ya no quieres pelear”, Sesshoumaru dio un gruñido amenazante inaudible para el oído humano, esto ya había ocurrido una vez y se había salvado de morir bajo el filo de su espada solo porque aquella molesta onna se interpuso en su camino, pero ahora le haría un favor y se desharía de él, no podía seguir mancillando el linaje de su raza de esa manera.

    La miko observó al taiyoukai desenfundar aquella peligrosa espada, si no hacía algo ocurriría lo de aquella vez, Inuyasha no iba a parar de pelear aunque de eso dependiera su vida, así que soltándose de su amiga caminó a duras penas hacia donde estaba el hanyou, parándose frente a él y dándole la espalda al taiyoukai quien se preparaba para atacar, “Inuyasha, reacciona, que es lo que te sucede”, le dijo con dulzura acariciando su rostro, pensaba que aquello funcionaría ya que lo mismo sucedió en el castillo de Kaguya, el día en que Inuyasha le dio su primer beso, pero el joven pareció paralizarse ante su toque, ‘ella también esta en tu contra’, ‘ella defiende al otro’, ‘mátala, mátala porque también piensa que eres un bueno para nada’, escuchó el descontrolado inuhanyou en su mente, dando un gruñido de advertencia que su medio hermano a diferencia de los demás conocía muy bien, “mujer apártate en este instante”, impuso el inuyoukai, y la muchacha volteó observándolo algo débil, “Sesshoumaru sama se lo suplico no le haga nada, Inuyasha no sabe lo que hace en este estado”, le rogó y el taiyoukai no podía entender como era posible que un humano pidiera piedad por la vida de un ser sobrenatural, “Sesshoumaru sama, déjeme regresarlo a la normalidad”, el inuyoukai no dijo ni una palabra y simplemente regresó su inseparable tokijin a su funda, su curiosidad sacando lo mejor de él, quería observar como era que esa simple mujer humana se encargaba de domar a la bestia, ya en un encuentro anterior le había advertido que si no lo paraba su sangre youkai haría que pelee y pelee hasta la muerte, pero esa vez no se había quedado para observar el desenlace, ahora sin embargo sentía una pequeña curiosidad por saber cual era la magia que la miko utilizaba para volverlo a la normalidad.

    El houshi observó algo asustado lo que sucedía frente a él, “Sango no sientes que algo extraño esta sucediendo”, susurró mientras la miko convencía al taiyoukai de que no atacara a su hermano, “tiene razón houshi sama, la reacción de Kagome y el cambio repentino de Inuyasha, algo no esta..”, intentó decir pero fue sacada de sus pensamientos por el grito de su mejor amiga.

    Kagome se acercó nuevamente al hanyou, acariciando su rostro, lo músculos de su mandíbula parecían temblar por el esfuerzo que estaba haciendo al gruñir de esa manera tan feroz, “Inuyasha tranquilízate, ya estoy aquí a tu lado, te prometo que no me voy a mover”, le dijo sufriendo internamente por aquellas palabras, quien iba a pensar que después de lo sucedido algunas noches atrás iba a terminar en estas circunstancias, pero por alguna razón a pesar de que su cuerpo rechazaba su cercanía, su corazón no podía permitir que algo malo le sucediera al joven que lo había estado ocupando durante tanto tiempo; el hanyou dio un fuerte gruñido aquella voz susurrando en su cabeza era demasiado y no lo soportaba más, quería deshacerse del dolor cuanto antes, y esa mujer parada frente a él que no paraba de hablar, solo quería deshacerse de todas las molestias, de todas las personas que pensaban que el no servía para nada. Así que en medio de su desesperación tomó a la muchacha de los brazos clavando sus punzantes garras en ellos, “Inuyasha me haces daño”, le dijo Kagome asustada al observar la reacción que estaba teniendo, pero eso solo hizo al hibrido volverse más violento, el aroma a terror emanando de aquella mujer provocaba que sus instintos más primarios afloren, desgarrando toda la piel que tenía a su paso, golpeando y abusando cada pedazo de carne blanca, sintiendo como unas débiles manos trataban de detenerlo, empujando a las dos personas que fueron a ayudar a la joven, con un fuerte golpe, cogiéndola del cuello, escuchando sus gritos de dolor mientras se deshacía de sus vestiduras desgarrando sin piedad su delicada piel, apretando fuertemente su delgado cuello, “Inuyasha, aishiteru”, susurró la muchacha; cuando comenzó a atacarla no podía entender lo que sucedía, de pronto un fuerte dolor recorría su cuerpo y podía sentir como sus ojos iban perdiendo la capacidad de visualizar lo que estaba frente a ellos, algo malo estaba sucediendo con Inuyasha, pero cuando comenzó a desgarrar su piel, los gritos que salían de su garganta eran por inercia, sentía como si todo su cuerpo se hubiera adormecido y ninguna sensación llegaba a ella, sin embargo podía percibir que se debilitaba rápidamente, observando por unos segundos a sus amigos tratando de detener al hanyou, al parecer había llegado su hora y le entristecía saber que su alma a un amaba a aquel ser que se encontraba destrozando cada parte de su cuerpo, susurrándole aquella confesión que había guardado por tanto tiempo, mientras sus ojos se cerraban poco a poco, los gruñidos de aquel joven resonando en sus oídos.

    Al observar la reacción del hanyou la taijya y el monje corrieron a detener a su amigo, no podían creer lo que sus ojos estaba viendo, Kagome parecía una muñeca de trapo en manos de Inuyasha, pero a pesar de que la taijya lo cogió con todas las fuerzas que tenia y el monje apretó su cuello con su báculo sagrado, fueron sacados de la escena en cuestión de segundos, sin poder levantarse con rapidez debido a la fuerza del impacto. El taiyoukai por otro lado observó con una calma atemorizante lo que sucedía ante sus ojos, no podía creer lo estupido que podía ser ese hibrido, en medio de una ira ciega estaba destrozando a la única persona que parecía haberse preocupado por él, y esos humanos, que patéticos, acaso pensaban que podían hacer algo para detenerlo?. El taiyoukai estaba a punto de irse, los gritos de la onna estaban comenzando a irritarlo, y la verdad era que no estaba de humor para observar la muerte de un humano, ‘Inuyasha aishiteru’, le escuchó decir en un susurro a aquella mujer y paró casi inmediatamente, permaneciendo inmutable en el lugar que se había quedado, como era posible que después de todo lo que le estaba haciendo pasar aquella mujer hiciera una confesión de esas, el inuyoukai volteó observando el inerte cuerpo de la miko bañado en sangre caer al suelo, el hibrido listo para terminar con su trabajo, cuando recordó las palabra que le había dicho la noche anterior, ‘miko estoy en deuda contigo’, en menos de un parpadeo el inuyoukai apareció imponente frente al cuerpo de la joven cogiendo del cuello a su medio hermano, clavando sus garras en la suave piel, insertando un poco de veneno, lo suficiente como para dejarlo inconciente por unos segundos, “este Sesshoumaru siente lastima por ti hibrido”, le dijo con asco tirándolo al suelo, caminando de vuelta a donde había dejado a sus acompañantes de viaje, siendo nuevamente detenido en plena caminata por algo que se movía a sus pies.

    Kagome estaba respirando con dificultad, Inuyasha por fin la había soltado y ahora se preparaba para darle el golpe final, pero en lo que parecía ser una brisa de brillante color blanco aquel majestuoso ser le salvó la vida, no entendía porque lo hizo y seguramente seria siempre un misterio, pero levantándose con las pocas fuerzas que le quedaban, llegando solamente a estar de rodillas sobre el húmedo suelo observó con una genuina sonrisa al taiyoukai, “muchas gracias Sesshoumaru sama”, le dijo cayendo sin fuerzas al suelo, esta vez quedando completamente inconciente; el taiyoukai abrió los ojos en un insignificante milímetro, desapareciendo del lugar en menos de un parpadeo, ya había cumplido con su deuda, y no tenía nada más que hacer ahí, lo único que ahora ocupaba su mente era saber la fuente de aquella presencia maligna que parecía haber estado observando todo el evento. Inuyasha cayó al piso completamente inconciente, su rostro parecía el de una persona que estaba durmiendo placidamente, pobre de él cuando despierte y se de cuenta de lo que había echo; Sango y Miroku corrieron más rápido que nunca en sus vidas al lado de la muchacha, siendo el monje el que levanto su ensangrentado y casi desnudo cuerpo en sus brazos, sin poder observarla a la cara, volteando el rostro para darse con los ojos llorosos de la exterminadora, caminando de regreso a la aldea de la anciana Kaede, mientras la exterminadora se sacaba el kimono que llevaba sobre su raje de taijya cubriendo a la muchacha muy delicadamente, observando como casi al instante la tela se teñía de rojo, absorbiendo la sangre de su amiga, “vamonos”, dijo la taijya en un tono frío, caminando cuando escuchó al hanyou comenzar a moverse y levantarse con cuidado.

    Inuyasha despertó, un fuerte dolor apoderándose de su cuello, lo único que recordaba era haber retado a Sesshoumaru y después, después todo se volvió borroso, levantándose del húmedo suelo, acarició su cuello, sintiendo cuatro heridas, dando un pequeño gruñido, ese idiota le había inyectado su veneno en el cuello, podía sentirlo corriendo por sus venas, “Kagome, que demonios sucedió”, preguntó dándole la espalda a sus amigos, volteando, quedándose por primera vez en su vida estático al observar el estado del cuerpo de la joven miko en brazos del monje quien ni siquiera podía mirarlo a la cara, “que…que sucedió?”, nadie le respondió, nadie ni siquiera le dedico una mirada, y aquel aroma, el delicioso aroma de la sangre de Kagome llegó a sus fosas nasales, observando horrorizado sus garras, cubiertas del liquido vital de la muchacha, “uso… uso.. yo no”, comenzó a gritar desesperado cogiéndose la cabeza, sus ojos desorbitándose, no podía creer que el le había echo eso a la persona más importante en su vida, “mentira…dime, dime que le paso DIGANME QUE LE PASO A MI KAGOME”, gritó desesperado; el monje podía sentir las olas de poder del hanyou comenzar a descontrolarse de nuevo, jamás habían pasado por algo así, lo que les estaba sucediendo era una calamidad tras otra, pero no podía permitirlo, estaba seguro que todo lo que les pasaba eran pruebas de kami, así que rogándole a Sango que sostuviera a la muchacha por unos momentos y que siguiera caminando hasta donde estaba Kirara se dirigió hacia su amigo, dándole un fuerte golpe en el rostro, el muchacho lo observó no encontraba su voz para poder articular alguna palabra, “perdiste el control y si no fuese por tu hermano mayor Kagome estaría muerta, por una vez en tu vida compórtate como un adulto y camina, ya bastante daño le as hecho, y no te lo digo por la brutalidad que acabas de cometer, si no por tus constantes mentira y humillaciones, por irte con Kikyou cuando ella se quedaba esperándote toda la noche, ya lo sabe Inuyasha”, el inuhanyou seguía sin poder articular palabra alguna, “si eres lo suficientemente hombre camina, y regresemos que Kagome necesita atención, ha perdido demasiada sangre”, fue lo último que le dijo el houshi y el hanyou simplemente caminó detrás de él, sin poder soportar el peso que su conciencia estaba cargando sobre el en esos instantes.

    Aquella mujer caminó observando complacida lo que acababa de transpirar por su causa, así que esos eran los seres a los que tanto temía Naraku, que lastima, eran simples muñecos, pero por lo que había estado escuchando la situación parecía verse prometedora, “Ira, no te parece que esos dos hermanos son muy guapos”, la mujer de cabellos rojizos movió la cabeza de lado a lado, dejando su látigo caer para bañarse con la sangre de los humanos que a pesar de haber pasado un día no se secaba, “sabes Lujuria, eso me tiene sin cuidado, aunque, esa mujer, esa humana, había que estar ciego para no darse cuenta que quería morir, pero aún así hay algo muy extraño en ella, algo que no me gusta nada”, “bueno como sea vamonos de aquí no quiero ensuciar mi vestido”, exclamó un tercer ser que las acompañaba, observándose en un espejo de mano; las tres desaparecieron del lugar, la mayor de todas pensando en como haría para envolver en sus redes a todos esos seres, ‘va a ser algo muy divertido’.

    Los jóvenes llegaron muy rápido a la aldea montados en el lomo de Kirara, dejando a la muchacha al cuidado de la anciana Kaede, convenciéndola al ver su rostro de horror que luego le explicarían lo sucedido, saliendo del lugar para cada uno ir a asearse lavar sus ropas que estaban impregnada de sangre. Inuyasha había desaparecido del mapa desde que llegaron a la aldea, no podía creer lo que acababa de hacer, no podía creer que Kagome supiera lo de Kikyou, y aún así no le dijo nada, no le reclamó ni peleó con él, ‘por eso me dijo que no la tocara’, musitó mentalmente al recordar que el por primera vez tuvo un gesto cariñoso con ella y ella se alejó, por primera vez el hanyou estaba tomando en cuenta el daño que le hacía a los demás y no poda más que solo escuchar a su conciencia reprocharle el gran error que había cometido, el estaba seguro que a pesar de haber perdido el control y sus manos temblaran con el echo de saber que a pesar de lavarse incontables veces no borraría de todo la huella que dejaba la sangre de Kagome en sus manos, a pesar de que su mente lo atormentara por siempre con el hecho de que había violentado un cuerpo tan delicado y frágil de esa manera, Kagome lo iba a perdonar, pero lo que nunca le iba a perdonar era el engaño.

    Sesshoumaru regresó a donde estaba su pequeño grupo, al parecer Rin había pescado su almuerzo y estaba muy contenta mordiendo un pescado incrustado en una rama, mientras Jaken la observaba con cuidado, no dejaría que la niña se escapara de nuevo, el taiyoukai se sentó apoyado en el tronco de un árbol, observando tranquilamente las horas pasar delante de él, por hoy no había nada más que hacer, había percibido aquella poderosa presencia y eso era suficiente para poner las cosas que tenía planeadas en marcha, estaba casi seguro que todo era obra del hanyou, y la manera en la que su medio hermano reaccionó aún teniendo la espada en mano, por deducción estaba seguro de que todo era obra de aquella presencia, solamente tenía que averiguar de quien se trataba y eliminarlo con sus propias manos, no sin antes torturarlo para que le diga el paradero de aquel hanyou, pero había algo en el fondo de su mente que no lo dejaba tranquilo, algo que no conseguía olvidar sin poder encontrar la razón, era el rostro de aquella onna, parándose sin tener en consideración la gravedad de su estado, apoyándose en su debilidad para sonreírle y agradecerle, el gran taiyoukai del oeste no lo podía entender, no conseguía explicarse el porque del comportamiento de esa mujer, la sonrisa tan, no sabía no como expresarlo, no lograba entender el comportamiento de los humanos, porque a pesar de lo que le estaba haciendo, esa mujer dijo que amaba al hanyou, porque se dejo maltratar de esa manera, jamás había visto algo así, los humanos eran criaturas egoístas e indeseables, no lo podía entender, y al saberse en tal predicamento el taiyoukai dio un fuerte gruñido, no tenía nada que hacer pensando en esa onna, ya había cumplido con la deuda que tenía, le había salvado la vida, pero por alguna razón su rostro ensangrentado agradeciéndole con una sonrisa era algo que no podía ser borrado de su mente tan fácilmente, por más que su orgullo le dijera a gritos que era una escoria más que pisaba la tierra en el fondo de su ser, en lo más hondo, en la parte que ni el mismo conocía yacía un sentimiento, envidiaba al hanyou, porque siendo un hibrido alguien que no pertenecía a ninguna especie tenía a alguien, había alguien que sentía afecto por él, afecto por lo que él era sin importar su especie.



    OlAS A TODAS !!! ESTOY MUY FELIZ DE Q LA IDEA LAS HAYA GUSTADO :) !!! WENO SPERO SEGUIR POSTEANDO CADA DIA UN CAPITULO ADEMAS TODABIA ME QDA UNA SEMANA LIBRE XQ EL 17 COMIENZO CLASES ASI QUE DEBO APROVECHAR ¬¬ !!! WENO SPERO Q LES HAYA GUSTADO ESTE CAPITULO NOS VEMOS EN EL PROXIMO !!! CUIDENSE MUCHO Y GRACIAS X SUS COMMENTS !! ^^ !!!
     
  16.  
    pomy

    pomy Usuario popular

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    Re: "Seven deadly sins" [Sesshoumaru x Kagome]

    hayyy!!! que amoooor

    sesshomaru SI que es profundo... inuyasha es una bestia. punto.

    jajaja XDXD me encanto la reaccion de inuyasha, me lo imageni como un leon enjaulado, y ambriento jugando con una presa recien rervida. muy copada la imagen que me dibujaste.

    por otro lado, me encanto la reacccion de Kagome, y por supuesto la aparicion estrella de lujuria. ahora quiero saber quien era la del espejo? y que va a pasar con kagome?

    bueno te dejoo

    besoooo

    suerteee


    espero mañana la conti (sentite obligadaXD)

    la pomy
     
  17.  
    Lady Stanley

    Lady Stanley Sweet Room

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    Re: "Seven deadly sins" [Sesshoumaru x Kagome]

    :D Hola ¡¡¡¡

    Mi amiga me usto la idea de eso hayyyy, sesshomaru le tiene envidia a inuyasha por tener a la mas bella criatura humana .
    Así es , me encanata , bueno espero que esa lujuria no se acerque a sesshomaru que haga lo que quiera con inuyasha .
    Bueno inuyasha no me cae mal , pero en esta historia me cae del nabo como se atreve a lastimar a kagome de esa manera y que bueno que el monje pervertido le dio un fuerte golpe en la cara .
    Ya quiero saber qu sucedera déspues de eso me encanta , espero que kagome en la noche se balla a dar un paseo para encontrarse con sesshy , asi me gusta todo .
    La trama de la historia esta buenisima como la anterior ya sabes en el otro fic me encanta buno mi amiga me despido
    ¡SAYONARA¡ :rosa:
    P.D: ¡TIENES TODO MI APOYO ¡ ha y no demores demciado
    T.Q.M. :rosa:
     
  18.  
    Shammy_chan

    Shammy_chan Guest

    Título:
    "Seven deadly sins" [Sesshoumaru x Kagome]
    Clasificación:
    Para adolescentes maduros. 16 años y mayores
    Género:
    Comedia Romántica
    Total de capítulos:
    11
     
    Palabras:
    4910
    Re: "Seven deadly sins" [Sesshoumaru x Kagome]

    Capitulo IV :

    La anciana observó horrorizada el estado de la muchacha, tragando las lágrimas que amenazaban por salir, tenía que guardar la compostura y hacerse cargo del problema, así que deshaciéndose de los pequeños retazos de ropa que cubrían el cuerpo de la joven miko comenzó la dolorosa tarea de limpiar su cuerpo con sumo cuidado, pasando una fina tela remojada en agua fría, agradeciéndole silenciosamente a kami que la niña estuviese dormida, si no tendría que soportar el dolor de la limpieza, cuando terminó puso su mano en la frente de la muchacha, sorprendiéndose al darse cuenta que estaba ardiendo en fiebre, “voy a necesitar ayuda”, murmuró parándose con lentitud, debido a su edad ya no tenía la agilidad de antes, así que se paró en la puerta de la cabaña llamando a la taijya quien estaba colgando su kimono ya limpio en la rama de uno de los árboles que adornaban el lugar, “Sango, necesito que me ayudes con Kagome por favor”, al escuchar eso la muchacha de largos cabellos marrones dejó inmediatamente lo que estaba haciendo, entrando junto con la anciana a la cabaña, observando las múltiples laceraciones en el cuerpo de su amiga, además de los fuertes moretones que estaban comenzando a manchar su pálida piel, “Kaede baa chan, hay alguna manera de que no le queden cicatrices?”, pregunto la joven sentándose al lado del cuerpo de la joven miko, poniendo un paño frío sobre su acalorada frente, la anciana observó con tristeza a la muchacha, moviendo la cabeza de lado a lado, mientras mezclaba las hierbas que afortunadamente tenía guardadas en una bolsita que llevaba colgada en su cuello, formando una especie de ungüento, “esto es todo lo que puedo hacer por ella, espero de todo corazón que sane, pero por la profundidad de las heridas, me parece que van a quedar unas marcas muy obvias”, las dos mujeres quedaron en lo que parecía ser un silencio sepulcral, untando aquella plasta de color verdoso sobre las heridas de la miko, no sin antes haber limpiado cada una cuidadosamente para liberarlas de la infección, terminando su trabajo con el amplio vendaje que le tuvieron que aplicar, cubriendo más de la mitad de su cuerpo, pechos, piernas, brazos, manos y cuello.

    Después de haberse encargado de cubrir sus partes intimas con aquellos pequeños accesorios que Kagome llamaba ropa interior, las dos mujeres la posicionaron con mucha delicadeza sobre un futón, arropándola con una fresca sábana, “voy a ir por unas hiervas, debemos hacerle un te para bajar la fiebre”, exclamó la anciana saliendo de la cabaña, Sango observó a la muchacha, la cólera apoderándose de su ser, estaba tratando, de verdad estaba tratando de no culpar a Inuyasha, pero no podía, el echo que perdiese el control no disculpaba la brutalidad que cometió contra ella, y estaba segura que cuando lo viese por lo menos iba a destrozarle la cara de un buen golpe; la taijya dio un suspiro, como fue que las cosas llegaron hasta este punto, algo muy raro estaba sucediendo y ella y el houshi lo percibieron en aquella aldea, normalmente se hubieran quedado a enterrar los restos de aquellos inocentes aldeanos, pero debido al estado y más aún a lo ocurrido no pudieron hacer nada por ellos, pero algo más la tenía confundida y eso era e misterio que había detrás de la perdida de control de Inuyasha a pesar de haber tenido a tetsuaiga en sus manos; pero fue sacada de sus pensamientos por un pequeño quejido.

    Kagome despertó sintiendo su cuerpo completamente adolorido, no podía ni siquiera mover un solo dedo, era como si un camión la hubiese arrollado, pero aún así con mucho esfuerzo logro abrir los ojos sin poder evitar que un quejido abandonase sus labios, Sango inmediatamente bajo la mirada al escuchar el sonido, cogiendo suavemente a la joven de los hombros, “Kagome chan es mejor que no te muevas, puedes abrir tus heridas”, ‘heridas’, repitió la muchacha en su mente recordando lo que había sucedido en la mañana, sonrojándose al remembrar las palabras que le dijo al hanyou, no debió haber echo eso, “Inuyasha?”, preguntó y la taijya dio un suspiro, no lo podía creer, a pesar de que paso lo que pase seguía preguntando por él?, “Kagome, como lo haces, como puedes seguir preocupada por él, no te das cuenta todo el daño físico y mental que te a producido”, la joven sonrió a duras penas, volteando la cabeza para que la muchacha de cabellos marrones no pudiese ver su expresión, “lo que sucedió el día de hoy no fue culpa de Inuyasha, y con respecto a lo de Kikyou, es su decisión y yo nada tengo que ver en ella”, musitó, a lo que su amiga sonrió, Kagome era una mujer muy fuerte a pesar de su delicada apariencia, tal vez sería mejor dejar las cosas así y no guardar rencores, después de todo ese parecía ser el deseo de la muchacha acostada frente a ella, “veo que ya estas despierta Kagome”, se escuchó la voz de la anciana, entrando a la cabaña con una envase provisto de té caliente, “hai Kaede baba”, le respondió la jovencita, la anciana se sentó al lado de la muchacha y con la ayuda de la exterminadora lograron sostenerla en una posición factible para que pudiera beber el líquido, “bebe esto Kagome, te ayudará con el dolor y la fiebre”, la sacerdotisa hizo como la anciana le dijo, tomándose hasta la última gota, regresando a su posición anterior, ahora más tranquila ya que el paso de aquel tibio líquido por su garganta parecía haber aminorado aunque sea un poco su malestar, “Sango chan”, musitó la joven observando a la taijya quien ahora le estaba prestando toda su atención, “tu lo sentiste, el minuto en que Inuyasha perdió el control, había algo ahí, algo muy malo, algo horrible”, la exterminadora recordó aquella sensación, y también recordó la reacción que su amiga tuvo, “hai, era algo que jamás en mi vida había percibido, algo escalofriante”, la anciana escuchó cuidadosamente lo que decían las dos jóvenes, quienes procedieron a recopilar lo sucedido en la mañana, “no creen que esa presencia tal vez fue la causante del cambio tan brusco en Inuyasha”, las dos muchachas se observaron, considerando la posibilidad, “puede ser”, murmuró Sango, cuando Kagome se recuperara tendrían que seguir viajando, los sucesos en aquella aldea habían sido por demás extraños.

    Así se pasaron las horas ese día, absolutamente todos, con excepción del inuhanyou estuvieron al pendiente de la pequeña sacerdotisa, incluso el monje quien junto al pequeño zorrito vigilaban el sueño de la muchacha mientras las otras dos mujeres preparaban el almuerzo, dialogando entre sí sobre las posibilidades de aquel penosos evento. El siguiente día llego, y como nunca absolutamente todos habían dormido en la misma cabaña con la tarea de vigilar a la miko, teniendo que deshacerse de los varones del lugar para podes examinar como habían evolucionado sus heridas, la taijya ayudó a enderezar a la aún adolorida muchacha mientras la anciana miko se deshacía de sus vendas, “no lo puedo creer”, se escuchó la exclamación de Kaede al observar las heridas, “que sucede?”, preguntó la miko preocupada por el estado de su piel, “tus heridas”, agregó, ayer se veían extremadamente mal, es más había sido un milagro que dejasen de sangrar, pero el día de hoy, a pesar de que aún estaban razonablemente delicadas, la piel había recubierto gran parte de la profundidad de los arañones, algo que normalmente tomaría semanas, “Kagome a este paso tus heridas van a cerrar en menos de tres días”, la taijya observó, sorprendiéndose al igual que la anciana miko, sin poder dar una explicación lógica más que un milagro de kami, “al menos con esto sabemos que kami si premia a las personas de buen corazón”, dijo con una sonrisa, ayudando a limpiar los restos del ungüento del día anterior y cambiar las vendas de la miko, “Sango chan, me pasas mi mochila amarilla?”, la taijya la quedó mirando extrañada, ‘mochila’, no conocía aquella palabra pero seguramente se refería a aquella inmensa bolsa amarilla que parecía cargar a todos lados. Al tenerla a la mano, la miko comenzó a rebuscar, sacando con una sonrisa triunfante el repuesto de su uniforme que había metido a la lavadora antes de venir al sengoku, las dos mujeres comprendiendo a la muchacha la ayudaron a vestirse, “ni pienses que vas a ir a algún lado, todavía estas delicada”, la muchacha asintió, pero la taijya la conocía demasiado bien, “promételo”, le exigió, y la jovencita dio una sonrisa de oreja a oreja cruzando los dedos detrás de ella sin que nadie la viera, “hai, yakusoku desu”, las dos mujeres salieron para buscar provisiones para el desayuno, confiando en que la muchacha se estaría quieta, además no estarían fuera mucho tiempo.

    La joven se observó, dando una pequeña sonrisa, parecía una momia, estaba vendada por todos lados, pero luego un recuerdo se coló en sus pensamientos, Sesshoumaru le había salvado la vida, si no hubiese sido por él Inuyasha podría haberla matado, y otra sonrisa apareció en su rostro, se lo podía imaginar luciendo intocable y todopoderoso, observándola al suelo, ‘a este Sesshoumaru no le interesan en lo más mínimo los humanos’, sería su respuesta si ella algún día la preguntase porque la salvo, “si Kagome, por supuesto acércate al youkai más peligroso de todo Japón y pregúntale por que milagro divino decidió salvar tu vida”, murmuró en un tono sarcástico, había algo en él que le llamaba mucho la atención, desde la primera vez que lo vio en la tumba del padre de Inuyasha, no pudo evitar el maravillarse ante su presencia, peor aunque antes pensaba que era un acecino de frío corazón por la manera en que parecía estar acechando a su hermano menor, listo para atacar y quitarle la espada que su padre le había dejado, ahora que lo pensaba mejor, estaba comenzando a reconsiderar la imagen que tenía de él, a pesar de que lo negara, de que jurara y perjurara su desagrado por los humanos, cuidaba de una niña pequeña, y con el paso del tiempo había dejado de luchar con Inuyasha y las pocas veces que lo hacía era claro para cualquier persona pensante que simplemente se dejaba ganar, como si solamente tratara de ejercitarse o entrenar a Inuyasha; pensaba la joven sonrojándose al darse cuenta que toda su atención estaba dirigida al taiyoukai del oeste, moviendo la cabeza de lado a lado repetidas veces, Sesshoumaru no parecía ser tan malo después de todo.

    Kagome dejó de pensar en el taiyoukai reprimiéndose a sí misma, tenía que recordar que aunque resiénteme hubiese tenido unos roces con él, seguía siendo el mismo Sesshoumaru capaz de matar a un ejercito de youkais con un solo movimiento de su muñeca así que dando un suspiro observó hacia la puerta, era ahora o nunca, y la verdad no estaba en sus planes el quedarse absolutamente todo el día sin hacer nada, así que parándose tuvo que morderse la lengua para no gemir de dolor, definitivamente los arañones no eran lo único que provocaba el dolor en su piel, estaba segura de tener por ahí unos moretones muy feos, pero simplemente dejó de pensar en eso, demorándose casi diez minutos en pararse y aunque con unas pequeñas lagrimas en los ojos esbozó una sonrisa de victoria, apoyándose en las paredes de la cabaña para salir a dar un paseo por la aldea, había un sol muy hermoso, “perfecto”, dijo con una sonrisa, el exponerse al aire tibio y la luz del sol le haría muy bien, ella no era una persona a la que le gustase estar encerrada.

    Inuyasha se había pasado absolutamente toda la noche lamentándose por lo que había echo, su conciencia no lo dejaba tranquilo, y mucho menos el escuchar lo que Kaede decía sobre las heridas de Kagome, él había estado rondando sin que nadie se diese cuenta mientras la anciana curaba las heridas de la muchacha y si alguna marca quedaba sobre la hermosa piel de la miko solamente iba a servir para recordarle la bestialidad que cometió, pero no podía evitar el deseo tan grande que tenía de ir a verla, quería observar con sus propios ojos cual era su estado, así que a lo lejos, después de percibir que las presencias de la taijya y la anciana miko habían desaparecido del lugar se decidió por ir a ver a su Kagome, dando un salto para aterrizar justo frente a la cabaña y toparse con la débil forma del objeto de sus pensamientos apoyándose en el marco de la puerta de la cabaña, su cuerpo completamente vendado, estaba pálida y desmejorada, sus hermosos ojos estaban rodeados por brechas moradas, y en una de sus mejillas había un feo arañón rodeado de un color morado, “Kagome..”, susurró sin poder observarla a lo ojos, la muchacha sintió su corazón latir más rápido al tenerlo tan cerca, le había caído de sorpresa, pero con una sonrisa algo triste movió la cabeza de lado a lado, lo que sentía por Inuyasha no iba más, no tenía ni pies ni cabeza, pero eso no evitaba que siguiera a su lado como una de las mejores amigas, aunque su corazón aún doliese, “Inuyasha, te perdono”, le dijo levantando su rostro y observándolo directo a aquellos ojos dorados que alguna vez tanto le habían gustado, el hanyou aún no podía mirarla a los ojos, sintiéndose tentado a ponerse a llorar como un cachorro en ese momento, no entendía porque Kagome era tan buena, “COMO ME PUEDE PERDONAR NO TE DAS CUENTA LO QUE TE E HECHO”, le gritó y la muchacha simplemente acarició su rostro sintiendo simpatía por él, era tan brusco a veces que ni el mismo sabía como lidias con sus sentimientos, “porque las personas que aman no guardan rencor”, los ojos del hanyou se abrieron, pero la muchacha aún no había terminado, “Inuyasha, ya lo se, se que te decidiste por Kikyou, y sabes algo, comparado a lo que vi hace unos días lo que paso ayer no es nada, yo voy a cumplir mi promesa de permanecer a tu lado no importa lo que pase, pero te prometo que este amor tan grande que sentía hacia ti y que sigo sintiendo”, le dijo observando sus manos rasguñadas, recordando el incidente del espejo, “Inuyasha no nos puedes tener a las dos, no en la forma que tu quieres, yo soy yo, Kagome es Kagome y ella es Kikyou, lo único que yo puedo ser para ti ahora y para siempre es una buena amiga”, la joven aún no estaba preparada para decirle todo lo que necesitaba sacar de su pecho, pero por ahora con eso bastaría, pero cuando estaba a punto de decirle algo más escuchó el grito alegre de una pequeña niña, “Kagome nee chan”.

    Rin había despertado con muchas ganas de ver a su Kagome nee chan, ayer había tenido un sueño muy feo, algo que la asustó mucho y tenía que ver con su Kagome nee chan, así que ni bien abrió los ojos corrió al lado de su Sesshoumaru sama, “Sesshoumaru sama, Sesshoumaru sama onegai, puedo ir a ver a Kagome nee chan, yo se como llegar a la aldea, le prometo que Rin regresara”, el taiyoukai fingió no escucharla, caminando al lado de su inseparable dragón de dos cabezas, observando cuidadosamente las reacciones de la pequeña niña, en días como este probaba ser un entretenimiento el extraño comportamiento de una niña humana, la pequeña hizo un puchero muy molesta, jalando suavemente la manga vacía del ahori del gran taiyoukai, “Sesshoumaru sama, Rin lo promete”, le dijo muy seria, el taiyoukai simplemente asintió y la niña comenzó a correr alrededor suyo llena de felicidad, “Rin volverá pronto”, le dijo corriendo en dirección a la aldea, después de tanto caminar el día anterior habían terminado por regresar a donde comenzaron ya que el taiyoukai deseaba inspeccionar por última vez aquella misteriosa aldea, sin encontrar nada fuera de lo común regresó a lo que podía llamarse su campamento pasando la noche en campo abierto, y hace algunos minutos Rin acababa de salir rumbo a la aldea de aquel hanyou, que fascinación tena con esa mujer humana?, cierto esa mujer humana, aquella que no se pudo quitar de sus pensamientos en toda la noche, por más que le disgustase había algo de ella que le parecía un completo enigma, y aunque le pareciese una debilidad la curiosidad fue el único de los defectos que no pudo eliminar durante su crecimiento; “Jaken, no te muevas de aquí”, pronunció observando al gami reverenciar repetidas veces, desapareciendo entre los árboles, sería mejor vigilar a la pequeña humana, si algo le pasaba de nuevo él no estaba dispuesto a regresar a recogerla por piedad como hizo hace algunas noches.

    El taiyoukai llegó por fin a una distancia respetable de aquella aldea humana, le sorprendía el hecho de que la niña recordase tan bien el camino, pero se quedaría donde estaba, no quería mezclarse con aquella raza, desde donde se encontraba podía percibir los distintos y desagradables aromas que emanaban, simplemente los humanos eran criaturas desaseadas e inservibles, pero sacándolo de sus pensamientos dos voces llamaron su atención, eran aquella miko y el hanyou y parecían estar discutiendo, aun faltaban unos metros para que Rin llegase, así el podía retirarse, pero al voltear el rostro algo en su subconsciente lo forzó a quedarse y como nunca en su vida, escuchar.
    Aquella onna, como era posible que estuviese apoyada en sus dos pies después de lo que le sucedió el día anterior, pero podía ver que estaba sumamente desmejorada, y absolutamente todo su cuerpo estaba lleno de vendajes, y en el rostro tenía una marca muy desagradable, ‘kudarana’, se susurró mentalmente, sus principios rugían por el control, jamás en su vida había volteado si quiera a mirar dos veces a un humano, pero el tampoco era un cachorro y las cosas tenían que aceptarse como eran, había algo enigmático en esa onna, pensó, confirmando sus sospechas al escuchar el intercambio verbal de los dos, la mujer había perdonado sin más al hibrido, ‘como puede ser’, se preguntaba tratando de analizar el comportamiento de esa misteriosa humana, siendo interrumpido por una frase que se quedó grabada en su ser, “porque las personas que aman no guardan rencor”, así que el hibrido seguía manteniendo relaciones con aquella humana que lo aprisionó en un árbol, y aún así, y a pesar de todo esa onna lo amaba.

    La niña llegó corriendo, “Kagome nee san”, sorprendiendo a más de uno, la joven miko sonrió agachándose a duras pernas para estar al nivel de la pequeña, dando varias e involuntarias exclamaciones de dolor, “Kagome no debes moverte”, le dijo Inuyasha con suavidad tratando de sostenerla para que se levante de nuevo, pero la muchacha simplemente movió la cabeza de lado a lado, “Rin chan, que haces aquí como llegaste?”, le preguntó acariciando suavemente su cabeza y la jovencita instantáneamente notó el estado de la mujer abrazándola suavemente, “Rin había tenido un sueño muy feo con Kagome nee chan, y ahora Rin ve porque, Kagome nee chan que te pasó”, le pregunto preocupada, y la joven simplemente sonrió, “tuve un pequeño accidente Rin no te preocupes”, “pero que haces acá y Sesshoumaru sama?”, el escuchar ese nombre sacó al hanyou de su letargo, ya le parecía conocida esa mocosa, era la mocosa de Sesshoumaru, “que demonios quieres acá seguro el bastardo ese te mando para tendernos una trampa”, la jovencita lo observó como si se tratase de un lunático hablando sandeces, “Inuyasha cálmate, es solo una niña, no me obligues a ..”, al escuchar la amenaza las orejas del muchacho bajaron tanto que parecían haberse adherido a su cráneo; la joven miko estaba a punto de pararse, sintiendo aquellos escalofríos tan familiares, aquella energía que parecían los choques eléctricos que dejaba atrás una fuerte tormenta, ‘Sesshoumaru’, estaba cerca, bastante cerca, provocando que una dulce sonrisa aparezca en su rostro, al parecer tenía un poquito de razón y aquel frío taiyoukai no tenía el corazón hecho de hielo después de todo, “tengo una idea Rin chan, hay que sentarnos debajo de aquel árbol”, le dijo señalando a la distancia, sin saber que en ese árbol exactamente se encontraba sentado el taiyoukai, “y te contaré unos cuentos muy bonitos que mi okaa san me contaba de pequeña”, la jovencita asintió muy entusiasmada, ayudando como pudo a parar a la joven, caminando hacia el árbol más grande del lugar.

    A unas millas de ahí una mujer pálida y esbelta caminaba vestida en ropas de miko, contemplando el cielo, como odiaba a esa mujer, a su copia, Inuyasha la quería era obvio, pero eso no importaba, a pesar de que aquella mujer fuese dueña del corazón del hanyou ella tenía su alma y jamás lo dejara libre, pero la detestaba, porque aquella tenía todo lo que ella deseaba, juventud, belleza, vida, pero algún día se desharía de ella, aunque estaba segura que ya había comenzado a desintegrar ese entupido grupo que viajaba con el hibrido, Kikyou sabía muy bien que aquella joven la había estado observando aquel día que se encontró con Inuyasha, lo cual hizo aparecer una sonrisa algo macabra en su rostro, esa mujer era tan inocente que hasta le daba nauseas, era capaz de confiar hasta en el mismísimo demonio, “niña estupida”, murmuró sintiendo dos presencias siguiéndola, acercándose cada vez más a ella, “quien anda ahí”, exclamó apretando con fuerza el arco que llevaba entre los dedos, dos risas se escucharon entre los árboles, sintiendo una fuerza casi sobrenatural empujarla al suelo, topándose cara a cara con el comienzo de un lago de aguas cristalinas, “observa, Kikyou”, le dijo aquella maliciosa voz riendo, “que vez”, le preguntó aquella voz, y la miko no muerta bajo la cabeza apoyando sus manos en el suelo, observando en el agua cristalina su propio reflejo convertirse poco a poco en el cuerpo y el rostro de esa mujer, de la mujer que tanto odiaba, golpeando el agua furiosa, “que truco es este”, las risas aumentaron en volumen, aún más cuando después de haber movido el agua el reflejo volvió a aparecer, “ella es más bonita no es cierto hermana?”, se escuchó a una voz aguda y pegajosa, “ella tiene vida no cierto hermana?”, respondió la otra, “ella es muy joven aún no es cierto hermana”, agregó nuevamente la segunda observándose al espejo, “ella tiene el amor del hanyou”, pronunció la segunda mujer acariciando una serpiente que estaba enroscada por todo lo largo de sus brazos y cuello, Kikyou golpeó el agua nuevamente, amargas lágrimas de envidia y tristeza resbalando por sus ojos, todo lo que decían esas mujeres era cierto, aquella maldita tenía todo lo que ella deseaba, “todo lo que yo deseo”, murmuró haciendo que frente a ella aparezca una elegante y tenebrosa mujer, cargando una serpiente como si fuese el más valioso de sus tesoros, observando el agua a su alrededor tornarse en una masa pegajosa y negra, “quien eres?”, le preguntó, y la mujer simplemente sonrió sus largos cabellos negros estaban amarrados de una forma en la que parecían ser los cuernos de una cabra, grandes y filosos, su pomposo vestido verde flotando en aquellas contaminadas aguas, la imponente mujer la observó con malicia resbalando de sus verdosos ojos, su voz abandonando sus labios como el más suave de los siseos de una peligrosa serpiente, “Envidia”, la miko la observó con cuidado que vestido tan hermoso llevaba, verde como la serpiente enroscada en sus delgados brazos, “pobrecita Kikyou, pobre aquel que desea todo lo que tiene su prójimo”, “pobre aquel que con ojos impuros observa las bondades de otros”, “Envidiosa”, le susurró, observando como la mujer se paraba poco a poco, ojos completamente vacíos mirándola, “yo te puedo dar todo lo que deseas”, y el cadáver de lo que una vez fue una respetable sacerdotisa de corazón puro y espíritu firme asintió, dejándose llevar por aquel demonio que acariciaba suavemente su rostro, besándola en los labios, sellando para siempre su trato, sometiendo su alma, “eres mía”, se escuchó la voz demoníaca de un hombre salir de la garganta tan femenina de aquella inmensa mujer, poseyendo el cuerpo y la mente de la sacerdotisa, pobre Kikyou cuya alma estaba a partir de ahora por siempre condenada a vagar en las tinieblas, pensando que pronto lograría deshacerse de aquella niña caminó con rumbo a la aldea de su hermana menor.

    Vanidad desapareció entre los árboles, sin soltar ni un segundo su preciado espejo de mano, cada vez se sorprendía más de lo fácil que era manipular a los humanos, entonces el plan ya estaba en marcha, ahora solo debía regresar donde sus hermana a informar lo sucedido, Envidia podía ser tan mandona y fastidiosa a veces, “pero nunca tan bonita como yo”, pronunció acomodándose el cabello y desapareciendo entre las escasas sombras del día, llegando a la guarida de aquel vil hanyou que las había invocado, “tienen que admitir que no hay nadie en el mundo mejor que yo”, cinco mujeres la observaron moviendo los ojos de abajo hacia arriba, “y que pasó?”, preguntó la más desaliñada de todas, una mujer bonita si, pero con algo de sobrepeso, comiendo lo que parecía ser un pequeño niño, Vanidad la observó con desagrado, “Gula eres una, mejor no lo digo, si te vas a poner a comer lo que sea que te encuentres en el camino no lo traigas acá”, la obesa mujer sonrió escupiendo los huesos de aquel inocente que había caído en sus garras, limpiándose los labios con un pañuelo, “y bien?”, la mujer del espejo de mano explicó lo sucedido, observando a sus hermanas asentir, todo estaba saliendo como planeado, “y los hermanos viste a los hermanos?”, se escuchó preguntar desesperada a una de ellas mientras acariciaba su cuello, “no”.

    Naraku observó todo el intercambio desde el espejo de su fiel sirviente Kanna, después de todo había sido una buena idea dejarlas actuar por su cuenta, “que demonios se supone que vamos a hacer nosotros mientras tanto”, dijo la Kaze youkai notablemente irritada, estaba más que aburrida de estar metida en ese horrendo castillo, “esperar, esperar a que el caos reine entre nuestros enemigos”, por fin las cosas le estaba saliendo como quería, y no habría absolutamente nadie capaz de detenerlo.

    BUH STOY MUY TRIST XQ MUCHAS PRSONAS NO LEYERON EL CAPITULO ANTERIOR :( PERO ALMENOS MI POMY QUERIDA Y ZIMBALIST SI LO HICIERON :) !!! ASI QUE ES SUFICIENTE, SPERO QUE ESTE CAPITULO LES GUSTE MUCHO, NOS VEMOS EN EL SIGUIENTE ! CUIDENSE xD Y LEAN ¬¬ xD!!
     
  19.  
    Andrea_Miko

    Andrea_Miko Entusiasta

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    Re: "Seven deadly sins" [Sesshoumaru x Kagome]

    Holaaa!!
    sorry por no haberte respondido antes, que fina tu historia,
    aunque lo que le paso a kagome me dejo un tanto sorprendida
    y horrorizada, pero estuvo muy fino tu cap. espero que pongas
    pronto la conti. Bye y cuidate
     
  20.  
    LucyDei

    LucyDei Usuario popular

    Leo
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    5 Octubre 2006
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    Pluma de
    Escritora
    Re: "Seven deadly sins" [Sesshoumaru x Kagome]

    me gusta mucho tu Fan fic, me hiciste llorar ToT redactas muy bien y te lo agradesco porque la lectura se hace facil, me im'presiona la forma en que narras n.n espero que lo sigas pronto, me pasare por tu fic, cuando haya continuacion n.n
     

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