Los Juegos del Hambre (Despues de una rebelión)

Tema en 'Fanfics abandonados sobre Libros' iniciado por TheRagde, 12 Agosto 2012.

  1.  
    TheRagde

    TheRagde Guest

    Título:
    Los Juegos del Hambre (Despues de una rebelión)
    Clasificación:
    Para adolescentes. 13 años y mayores
    Género:
    Fantasía
    Total de capítulos:
    1
     
    Palabras:
    2832
    (Este fanfic es una historia paralela a partir del segundo libro: En llamas)

    LOS JUEGOS DEL HAMBRE



    (DESPUES DE UNA REBELIÓN)

    LA HISTORIA DE RONALD GOLDENSUN




    Capitulo 1 - Querido Distrito 12



    Panem, un lugar donde la amabilidad y la compasión por los demás ha desaparecido desde hace años.
    Katniss Everdeen, una chica que cazaba en su plenitud por los bosques con un amigo, el cual no recuerdo su nombre desató una rebelión en toda Panem. Junto su prometido Peeta, hicieron que el mundo estallará y que el Capitolio se tuviera que tragar sus propias palabras. Estuvimos días sin comida y días en los que la soledad reinaba en todo el distrito. La gente abucheaba al capitolio, incluso los residentes del mismo abucheaban al presidente Snow. Parecía que todo hubiese cambiado, que a lo mejor los temibles Juegos del Hambre desaparecerían por completo. Y de hecho, ese año, no se celebraron. Todos llevábamos nuestra insignia del ‘Sinsajo’ dibujada o incluso había gente que se permitía hacerse brazaletes. Los agentes de la paz ya no venían al distrito y solo quedaron un par de agentes los cuales, se les retiro el cargo por rebelarse contra el Capitolio.
    Pero un día, todo se vino abajo. El presidente Snow ordeno un ataque que nadie se esperaba. Bajaron aerodeslizadores del cielo, y de ellos caían agentes de la paz, acompañados de mutos. La población se reveló pero nadie pudo hacer nada. Por algún motivo que desconozco, Katniss se puso de parte del presidente Snow y eso causo un gran impacto. La gente se desanimo y por desgracia el capitolio se hizo con el control de nuevo. Katniss Everdeen accedió a hacer de mentor. Con lo que respecta al panadero, Peeta, desapareció sin dejar rastro y su familia fue condenada a muerte. Ahora Katniss vive en la zona de los vencedores junto a su hermana y a su ‘’primo’’ Gale. Su madre falleció en extrañas circunstancias.
    — Ronald, continua.—dice la profesora Anderson.
    Miro el libro que tengo en frente de la mesa y intento deducir la página, pero no hay suerte. En estos días, que apenas faltan doce horas para la cosecha me cuesta concentrarme en la escuela.
    — ¿Otra vez perdido?—dice con arrogancia. —Estas en la luna, tendré que hablar con tus padres.
    — Lo siento, señorita… Anderson. —digo con temor.
    La profesora Anderson, es esa clase de persona que si la ves por la calle, cambias de acera. Tiene el pelo negro con unos tirabuzones que le llegan hasta el culo, lleva unas gafas rosa pálido y siempre viste con faldas estrechas. Diría que es una de las mujeres más ricas y arrogantes del distrito, sin embargo, no es una mala profesora siempre está atenta por si alguien no entiende sus explicaciones o si alguna persona, como yo, esta navegando por otro mundo.
    Al finalizar la clase, me levanto trémulo, tengo las piernas entumecidas de estar tantas horas sentado. Agarro la mochila con fuerzas y la coloco en mi espalda. Ando vagamente hacia la puerta de la clase, y me despido de la profesora con la mano. El pasillo de la escuela del Distrito 12 es tan largo que me cuesta ver el final, podrían invertir en clases más grandes en lugar de hacer pasillos ‘’quema grasas’’.
    Salgo del colegio agobiado, está lloviendo, cosa no muy común en esta época del año. Intento andar lo más rápido posible, por qué no estoy de humor para correr. Llego a casa chorreando. Mi casa está al lado del Antiguo mercado negro del Distrito 12, donde los cazadores furtivos cambiaban sus presas por dinero u otros alimentos, incluso ropa. Ahora está cerrado, por orden del presidente Snow.
    Hace tiempo, se dice que los cazadores salían por debajo de la alambrada que envuelve el distrito, para cazar. Ahora es algo impensable, ya que esta electrificada las 24 horas del día. Ahora la única comida que comemos es la que nos proporciona el Capitolio de vez en cuando, ya sea por intercambios de carbón o porque son días festivos.
    Al entrar en casa, veo a mi padre sentado en el sofá con las piernas encima la mesa, mi madre está tejiendo unos pantalones rotos y mi hermano mayor, Hunt, está haciendo la cena.
    Mi familia es un tanto peculiar, mis padres casi nunca cocinan, mi madre, Sophie, se dedica a tejer ropa, y a veces con suerte algún vecino le encarga que le cosa alguna pieza y con eso se saca un poco de dinero, para comprar una lata de judías o incluso a veces se puede permitir un trozo de carne, en las pequeñas tiendas que ha puesto el Capitolio en cada distrito, las cosas son carísimas pero de buena calidad. Por lo contrario, mi padre, Jhon Goldensun, se dedica a no hacer nada aunque a veces me enseña el arte de usar el cuchillo. De pequeño siempre jugábamos a los espadachines con unas pequeñas espadas de madera que tenía, desde ese día se ha convertido en algo serio y de vez en cuando me da un par de lecciones. Y por acabar, mi hermano al que tanto quiero y tanto odio algunas veces, es un gran cocinero, nos cocina de todo con lo poco que hay, él dejo de estudiar hace tiempo y ahora que ya a cumplido los 25 se está planteando ir a hacer clases de cocina con nuestra vecina Mularch, la cual es una anciana con un gran arte para cocinar.
    Cuando la cena esta lista, nos sentamos todos en silencio a cenar, no hablamos mucho, hoy es un día triste. Mañana es el día de la cosecha y mis padres temen por mí. Aunque yo se que las probabilidades son pocas porque mi nombre solo ha entrado cuatro veces en la urna, sé que hay una pequeña posibilidad de que salga yo, y eso me aterra, por lo contrario, entrar en Los Juegos del Hambre con mis 15 años de edad es algo de lo más común. Recuerdo el año en el Katniss se presento como voluntaria como tributo. Yo solo tenía 13 años y me quede atónito, cuando gano todo se convirtió en furia, hasta yo, me alegre tanto que lloré. La hermana de Katniss iba a mi colegio, pero la borraron cuando ocurrió la rebelión y desde ese día no la he vuelto a ver.
    La cena se alarga lo menos posible. Mis padres nos dedican unas palabras, a mí en espacial, ya que mi hermano ya no puede participar en los Juegos del Hambre y tiene la gran suerte de que nunca ha tenido que hacerlo.
    Me voy a dormir pensando en mañana, en que pasará pero intento alejarme de esos pensamientos lo máximo posible. Me estiro en la cama y me tapo con las mantas de terciopelo que cose mi madre con todo su amor.
    Alguien llama a la puerta de mi habitación, estoy seguro de que es mi hermano, sin embargo cuando abren me encuentro que es mi madre. Entra a la habitación mirando al suelo, se sienta a mi lado y me da la mano.
    — Ha llamado Steven. —dice sin mirarme a la cara. —Me ha preguntado, que si mañana puedes ir con él hasta la plaza de la Cosecha.
    — Claro. —digo, intentando averiguar su expresión facial.— ¿Te pasa algo mamá?
    — No, cariño, so-solo que…—tartamudea.—Espero que todo vaya bien mañana.
    — Todo irá bien. —le respondo con una sonrisa forzada.
    Mi madre me suelta la mano y sale de la habitación intentando no hacer ruido. Aunque es un poco patosa para no hacer ruido, consigue no despertar a toda la casa.
    Me parece buena idea ir a buscarlo, aunque me pregunto por qué no me lo habrá dicho antes. Quizá su madre le ha obligado a ir acompañado, aunque en la cosecha nos dividen por edades y él tiene un año menos que yo. Siempre me he sentido como el hermano mayor de Steven, es un buen chico y hemos pasado momentos muy divertidos. Tiene los ojos de un color grisáceo y una piel muy blanquecina, más de una vez ha tenido que pedir Teselas ya que su familia es más pobre que nosotros, por lo tanto su nombre se repite en la urna más de 6 veces, su familia teme por él y supongo que él también. Junto a nuestra y querida amiga Madge la hija del alcalde del Distrito, la cual es tres años mayor que nosotros, pero siempre nos ha cuidado bien. Jugábamos al escondite por el distrito cuando éramos más pequeños, ahora de vez en cuando quedamos para tomar un poco de pan o algunas hierbas comestibles que colecciona su padre. Madge, era amiga de Katniss Everdeen, pero nos contó que cuando la nombraron para hacer de mentor, dejaron de hablar.
    Me despierto cansado, no he dormido bien. Los días anteriores de cosecha nadie duerme bien. Me levantó con cuidado de no hacer ruido ya que mi familia posiblemente estará durmiendo. Mi madre me ha dejado una camisa blanca y unos pantalones azulados encima del escritorio. Me pongo lentamente la ropa y introduzco la camisa por dentro los pantalones, me pongo los calcetines y los mocasines elegantes que me regalaron para mi cumpleaños. Me peino como puedo, cojo un peine de mi madre y intento hacerme la raya al lado, lo típico para un día de cosecha. Como no lo consigo, me tiro mi grueso cabello negro hacia atrás hasta que consigo que quede al menos aceptable.
    Salgo de la habitación y voy hasta el comedor, donde me encuentro la mesa llena de comida, nunca la había visto tan llena. Hay zumo de naranja, bocadillos, y un pequeño pastel de calabaza. Mi hermano aparece de detrás mio y me da unas palmadas en la espalda.
    — Bueno, tienes que ponerte fuerte.—me dice.
    — Gracias, Hunt.—me limito a decir.
    Después le doy un abrazo de agradecimiento y nos sentamos en la mesa y disfrutamos del gran manjar que a preparado mi hermano. Hoy no es un dia feliz y estos pequeños detalles hacen que te sientas mucho mejor. Mis padres aun duermen, ellos se quedan despiertos hasta tarde siempre y madrugar les es imposible.
    Cuando terminamos de comer y me dispongo a salir de casa, veo que mi madre sale gritando de la habitación.
    — ¡Espera, Espera! —grita mi madre.
    — ¿Qué pasa?—digo extrañado.
    — Solo quería decirte, adiós.—me dice, mientras me llena de besos.
    Olvidaba que a mi madre nunca se le olvida aparecer en el momento de despedida. Por lo contrario mi padre sigue roncando, muy típico de él siempre en otro mundo. Algo tenía que tener de mi padre.
    Mi madre me besa y abraza un par de veces más y mi hermano me acaricia el pelo y me echa a empujones fingiendo que no va a pasar nada malo hoy. Ojala sea así.
    Cuando salgo de casa me dirijo a ir a casa de Steven, pero al cruzar la esquina, me lo encuentro. Y me saluda con una sonrisa.
    — Ya estoy aquí.—me dice.
    — Iba a buscarte.
    — Lo sé, pero he pensado de venir yo. —me dice con media sonrisa.
    Emprendemos el camino hacia la plaza de la Cosecha. Por suerte llegamos puntuales, si llegas tarde se castiga con torturas o lo que el jefe de los Agentes de la Paz considere.
    Veo a todos los chicos en un lado y las chicas en otro, todos clasificados por edades, como si fuéramos bastos productos.
    Me coloco en la fila de los chicos de 15 a 16 años. Y espero quieto intentando mirar al horizonte. Sin embargo, sin querer, puedo ver a Madge en la Cosecha. A lo lejos veo su cara pálida de miedo. Siempre ha sido una chica muy alegre y a la vez muy frágil. Solo pensar que ella puede entrar en los juegos se me hace un nudo en la garganta. También a dos metros veo perfectamente como Steven aprieta los puños con fuerza esperando no oír su nombre.
    Entonces, una señora con una peluca rizada de color fucsia y la piel pálida con demasiado maquillaje sube al escenario y se acerca al micrófono. Effie, siempre es la misma mujer, a pesar de que me crea cierta repugnancia, Madge me explico que Katniss le tenía aprecio, así que intento imaginar que esta mujer en la intimidad es agradable. Aunque me resulta repulsivo pensar que alguien del Capitolio puede ser agradable.
    — Bienvenidos, bienvenidos. —dice Effie, con ese acento irritante tan familiar del Capitolio. —Primero los caballeros.
    Desde que Katniss Everdeen empezó una rebelión como castigo, las damas se las deja las últimas. Es una pequeña táctica que uso el presidente Snow para deshonrar a las mujeres y que supieran que era por culpa de Katniss. Aunque aquí nadie le importa ser el primero o el último, creo que es algo que el capitolio no entiende.
    Effie, se dirige a la urna donde hay los nombres de todos los chicos del Distrito, alarga su brazo y introduce su mano sin quitarse sus guantes de color rosa, que le van a conjunto con su vestido de color azul turquesa. Remueve los papeles un par de veces y saca un papel. Lo abre y lo eleva al aire, se acerca de nuevo al micro y abre la boca para pronunciar las primeras silabas del nombre.
    — Ronald. —hace una pausa. — ¡Goldensun!
    Me caigo de rodillas, mi corazón va a cien por hora y me falta el aire. Alguien me agarra por la espalda, giro mi cabeza y veo a Madge agarrarme con todas sus fuerzas y a su lado, esta Steven también me agarra del brazo.
    — ¡No!.—exclama Madge.— ¡No! ¡¿Por qué?!
    Dos agentes de la paz llegan en dos segundos, apartan a Madge y a Steven de un empujón. Me agarran de la espalda con fuerza y me enderecen. Me cogen de los brazos y me arrastran hacie el escenario de la forma más bruta posible. Oigo a Madge gritar y a Steven.
    — ¡Alto! —dice alguien.
    No es ni Madge ni Steven, miro atentamente y entonces me percato de que es mi hermano, Hunt está luchando contra los Agentes de la Paz, los cuales lo paran enseguida y lo consiguen apartar de la plaza. Esto me supera, veo a Effie que sonríe y se acerca a mí.
    — Bueno señorito, encantada de conocerle, estoy segura de que será un fantástico tributo. —dice Effie.
    Sin embargo, me limito a asentir con la cabeza, por que se, que si abro la boca en estos momentos solo saldrán gritos y posiblemente también lagrimas. Me mantengo en pie, mirando al horizonte y esperando a que esta pesadilla acabe.
    Effie se dirige a la urna de las chicas, introduce su mano dentro y saca un papel, no lo mira hasta llegar al microfono y cuando abre el papel, suelta un pequeño jadedo que rebota por toda la plaza. La miro atentamente y veo su expresión de dolor y que su piel esta más palida de lo que ya es. Baja la cabeza, intento averiguar que hace y entonces entiendo que se está secando una pequeña lágrima. Alza el papel en el aire como si se hubiera recuperado en un instante y pronuncia el nombre lo más rápido y bajito que puede.
    — Primrose Everdeen.
    Toda la gente de la plaza queda escandalizada, se oyen pequeños y disimulados gritos, entonces veo como la chica sube al escenario con su melena rubia y echada a un lado y su cara seria y de decepción. Ella es nada más y nada menos que la hermana de Katniss Everdeen, la chica que iba a mi colegio y que desapareció de mi vida sin dejar rastro.
    — Oh no, ella no. —susurro.
     
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  2.  
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    Hola, la historia es bien interesante, no había leído algo como consecuencias luego de la revolución.
    Pero bueno, si te comentaría que separes los párrafos de los guiones de conversación porque parece un todo y es complejo de leer, y que en algunas palabras están mal los tiempos, aparecen con tilde cuando no lo llevan.

    Esop y sigue así.
     

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