La caída de los dioses Ellos me arrebataron a mis padres, destruyeron mi infancia y trataron de matarme. No lo consiguieron. Ahora es mi turno, ha llegado mi momento, comenzare la cacería y al final no habra dios que se mantenga en pie. Bienvenidos sean ha esta mi nueva histora, la primera en mucho tiempo. Aunque ya la tengo avanzada en otro foro y aun mas en mí libreta de borradores. Sobre la narracion tengo que decirles que esta (o por lo menos trato que parezca) narrada en primera persona, a veces parecera que habra vacios en la trama, o huecos fuera de logica y eso es por que el protagonista que narra los hechos no los presencio, pero seran contados por otros personajes cuando le hagan saber lo que paso al protagonista. Los dialogo estan entre guiones. Como es en primera persona no hay pensamientos mas que los del personaje narrador, pero por lo mismo que esta en primera persona no es necesario darles una acotacion especial. Que mas, que mas..... pues sobre la narrativa eso es todo, si tienen alguna duda puden preguntarme. ahora sobre la trama aqui les tengo esta pequeña sinopsís: Dante Loterli fue separado de sus padres por una orden religiosa. Siendo llevado a vivir a un orfanato donde experimenta las miradas de odio de todos los que le rodean y con una voz susurrándo en su cabeza, sindo responsable un par de accidentes fuera de su comprensión que confirmaron lo que aquella religión temía: el niño era el asesino de los dioses, por lo que es mandado a asesinar, sin embargo el dueño de aquella extraña voz hace su aparición salvándole la vida. Como ya lo mencione antes la historia ya va algo adelantada, por lo que les dejare el prologo y los capitulos 1 y 2. Contenido oculto PrólogoNunca he entendido por que estas cosas me pasan a mi, desde que recuerdo la constante en mi vida han sido las desgracias, tan solo tenia siete años cuando los caballeros del oráculo entraron en mi casa y arrestaron a mis padres por ser sospechosos de tener tratos con demonios. Nos separaron y fui a parar a uno de los orfanatos del oráculo. Mis días ahí fueron tristes y deprimentes, en parte por la tristeza que tenía al haber sido separado de mis padres, por otra parte por la forma en la que me trataban, siempre que entraba en una habitación, los demás niños se alejaban de mi, buscaban mantener una distancia, no me querían cerca de ellos. No se que se les había dicho a los niños de ahí, o si solo se habían enterado que mis padres habían sido arrestados por supuestos tratos con demonios y pensaran que yo también estuviera involucrado pero que por ser niño no sospechaban de mi. No. Definitivamente no era eso. Incluso las monjas y los sacerdotes que cuidaban de nosotros y nos educaban me trataban diferente, su mirada hacia a mi solía ser fría, como si fuera algo malvado, como si representara algún peligro, pero yo era solo un niño, no entendía por que tanto odio sin sentido. Roge todas las noches a los dioses por su ayuda, clame por su intervención, quería que me dejaran de ver como una aberración, quería que los demás niños dejaran de ser indiferentes conmigo, quería que todo esto acabara, que absolvieran a mis padres, que todo hubiese quedado en un terrible error, quería regresar con ellos. Muchas veces rece esperando que todo esto no fuera mas que un mal sueño. Deseaba despertar entre las sabanas de mi cama, que mi madre me abrazara consolándome por toda esta terrible pesadilla, que mi padre me tranquilizara con su voz segura y una de sus bromas. Quería despertar. Pero eso nunca paso, esto no era un mal sueño, esto era real, una verdadera pesadilla que se agravaba cada vez mas y mas. Meses después de aquel suceso me entere por la madre superiora que mis padres fueron hallados culpables de hacer tratos con demonios y que fueron sentenciados a morir en la hoguera. Yo estaba en shock no podía creerlo, eso era imposible, tenía que ser una mentira mis padres siempre habían sido muy devotos a todos cada uno de los dioses. Recuerdo que la madre superiora me dijo que lo sentía mucho y que no tenia idea de cómo tan buenas personas pudieron haber caído en eso. No le creí. Luego de ese día comencé a ser mas distante, no hablaba con nadie, no comía en presencia de alguien, algunos niños comenzaron a meterse conmigo, y me defendía como podía. Tiempo después fui trasladado a otro orfanato del oráculo, me llevaron a uno lejos de la cuidad, en la provincia, me trajeron aquí ha Dinpper, por un tiempo pensé que podría volver a empezar, que podría hacer amigos y que mi vida podría mejorar un poco. No estuve más equivocado. Cuando recién llegue a este orfanato, el comité de bienvenida no era exactamente agradable, ellos tenían esa mirada, al igual que en el orfanato de la capital me miraban de forma desagradable, era mas que evidente que no me querían a mi aquí, y para mala fortuna de ellos (y a la vez mía) no podían hacer nada para evitar que viviera aquí. Me llevaron al lugar donde dormiría, fue la primera vez que visite mi habitación, pero realmente lejos de ser una habitación era mas bien un calabozo al que le habían puesto una cama y un baúl. Poco después me entere de que todos los demás niños dormían juntos en unas barricadas. Que a mi me tuvieran en una “habitación” individual me dijo a gritos que me querían mantener alegado de ellos. Nuevamente me preguntaba por que me odiaba tanto si yo nunca les había hecho nada malo, ¿acaso ellos sabían algo sobre mi que yo ignoraba? ¿Qué era? No podía estar tranquilo, pero tuve que estarlo o de lo contrario mi situación hubiese empeorado. Pocos días después comencé a escuchar una pequeña voz en mi cabeza, era apenas un susurro y no entendía lo que me decía, comenzaba a volverme loco o eso era lo que pensaba. Pensé mucho sobre eso, al final decidí verlo desde el punto de vista que ante mi soledad cree de forma inconsciente un amigo imaginario. Con el paso de las semanas aquel susurro se fue haciendo mas claro, hasta que un día pude escuchar claramente “¿Por qué dejas que te traten así?” confieso que estuve aterrado, esa voz sonaba fría y agresiva, pero al mismo tiempo, no parecía querer dañarme. Los meses pasaron y esa voz me decía mas cosas, constantemente me decía “ellos te tratan como una aberración, te odian sin motivo, ¿Por qué no les das una razón que justifique ese odio y ese temor que te tienen?” yo siempre le respondía que no quería que me odiaran. Luego de un año viviendo aquí ocurrieron aquellos “incidentes”. El primero ocurrió en los jardines, estaba solo, disfrutando del aroma de las flores y la brisa del viento que traía la primavera, el jardín estaba precioso, las monjas y los niños del lugar se habían esmerado realmente en cuidarlo. Y sin embargo yo destruí todo su esfuerzo. No estoy seguro de cómo paso, pero unos chicos del orfanato comenzaron a molestarme, realmente me importaba poco lo que decían de mi, pero cuando ellos mencionaron a mis padres y su muerte, me encendí, la rabia recorrió mi cuerpo, estaba realmente enfadado no hubo forma en la que yo me viera a mi mismo, pero algo en las expresiones de aquellos niños me decía que era aterrador y era cierto, no podía verme, pero el ambiente se había viciado se podía notar mi rabia en el aire, para cuando me di cuenta de eso, estaba rodeado por los niños que me miraban con miedo al igual que las monjas y los sacerdotes, algunas niñas lloraban, otros me maldecían olvidando completamente la presencia de los sacerdotes y las monjas y otros mas, solo miraban incrédulos. Observe a mí alrededor, el hermoso jardín multicolor en el que me encontraba había desaparecido, ahora había polvo, y alguna que otra flor totalmente marchita, cubierta por un color café o amarillenta. Realmente no supe que paso, solo corrí hacia mi habitación. El incidente no se volvió a mencionar, nadie dijo nada y en los siguientes meses, estuve más solo que nunca. Hubo un tiempo en le que comencé a dar paseos nocturnos, el orfanato era mas amigable de noche que de día, o eso me parecía y antes de que me diera cuenta, ya era un habito en mi pasear en las noches antes de dormir. Fue precisamente en uno de mis paseos nocturnos cuando ocurrió el segundo accidente, puede que desde que me separaron de mis padres me volviera una persona muy solitaria, pero siempre he respetado la vida de los demás, sobretodo, de los animales y esa noche vi algo que no podía dejar pasar por alto, un grupo de niños estaban apedreando a un pobre perro viejo. Corrí hacia a ellos y les grite: -¿Qué creen que están haciendo? Cobardes. Evidentemente los tome desprevenidos, a penas oír mi voz dieron un salto por el susto, y al verme me arrogaron las piedras y huyeron o eso es lo que creo que paso, ya que una de ella me golpeo en la cabeza, haciéndome perder el conocimiento por unos cuantos minutos, cuando desperté me lleve la mano a la cabeza, estaba sangrando poco después me acorde del perro al que había tratado de rescatar. Y al parecer lo logre, aun estaba con vida, pero bastante magullado, me acerque a el sin embargo alguien hablo por atrás. -¿Pero que le haz hecho a ese pobre perro? Era un sacerdote, muy probablemente aquellos chicos le hayan dicho que yo estaba aquí haciendo algo. Me tomo de la mano y trato de llevarme hacia dentro, pero yo me resistí, tire de mi brazo y me logre zafar de su agarre y me arrodille junto al pobre animal, y aquello paso, con mi mano llena de la sangre que emanaba de mi cabeza lo acaricie, le pase mi sangre en por sus heridas y esta entro en su cuerpo sanándolas al instante, el perro lamio la sangre de mi mano y su aspecto viejo y desnutrido comenzó a cambiar, se veía rejuvenecido y más sano. Yo me quede asombrado, ¿mi sangre había curado al perro? ¿Cómo era eso posible? Nuevamente sentí al sacerdote agarrarme por el brazo y me jalo hacia adentro sin decir nada, me llevo al calabozo que era mi habitación y me encerró con llave. Realmente estaba en problemas. He vivido así desde entonces, encerrado en mi habitación, una monja o un sacerdote me llevaban de comer a ella, no puedo decir que lo que me llevaban realmente era comida, mas bien, parecían las sobras. Y hasta hace unas horas, fui liberado solo para encontrarme con aquellos que me separaron de mis padres: Los caballeros del oráculo. Contenido oculto Cap. 1. En los brazos del demonio. No comprendo muy bien como es que todo ha terminado así, mis recuerdos son difusos a pesar de que todo acaba de ocurrir hace un par de horas. La madre superiora del orfanato de Dinpper me llamo a su oficina por lo que fui liberado de mi dormitorio. Cuando entre en el despacho ahí estaban ellos: Los caballeros del oráculo. Cubiertos por mallas de acero que llevaban por debajo de aquella túnica blanca con un círculo rojo y cuatro rombos en el centro del color dorado: el símbolo del oráculo. Eran cuatro de ellos y me miraban seriamente. Recuerdo que uno de ellos hablo y me señalo a mi, recuerdo que la madre superiora afirmaba con la cabeza y también recuerdo que el mismo que me señalo saco un pergamino de entre su túnica, lo abrió y comenzó a leérmelo, pero no recuerdo que fue lo que dijo. Se que grite, grite tan fuerte que me lastime la garganta, uno de los caballeros trato de agarrarme pero no me deje, empuje a uno de los sacerdotes y salí corriendo del despacho. Ellos me siguieron, pronto tenia a la mitad de los sacerdotes y a los caballeros del oráculo tras de mi tratando de encontrarme. Me mantuve en movimiento, vi como las monjas mantenían a los demás niños en las barracas, también me di cuenta de que el resto de los sacerdotes fueron hacia las puertas no me dejarían escapar. Los mantuve jugando al gato y al ratón por poco mas de una hora, tenía una gran ventaja sobre ellos, conocía bien el lugar, mis paseos nocturnos me revelaron muchos escondites y atajos, sin embargo y por casualidad fui descubierto. Trate de huir pero varios sacerdotes aparecieron al final del pasillo, corrí de regreso y me deslice entre las piernas de quien me había descubierto, apareció uno de los caballeros cerrándome el paso, tuve que huir hacia el ala oeste, donde se encontraban las barricadas, ahí fui acorralado por los caballeros y los sacerdotes que me tapaban las salidas. Grite algo, no tengo idea de lo que fue, creo que los maldije. Uno de los caballeros me hablo, pero no recuerdo sus palabras, se que le conteste pero me es imposible recordar que, no obstante recuerdo haber oído “es voluntad de los dioses”, pero no se a que se referían, grite de nuevo y sentí que un gran calor en mi cuerpo, recuerdo haber visto el miedo en sus ojos y después sentí demasiado dolor, luego todo se torno oscuro. Y aquí estoy ahora, tirado en el suelo boca abajo sin puedo mover, pero puedo ver una gran cantidad de escombros, mi mirada esta posada en lo que queda de la pared de una de las barracas, algo se incendia, esto lo se por que puedo sentir el calor de un fuego. El aire sopla llevando una fragancia a humedad y a chamuscado, escuche un trueno, al parecer lloverá. Puedo sentir un movimiento a unos cuantos metros de mi, parece que alguien mas sobrevivió a lo que sea que había pasado, escuche sus pasos, eran muy pesados venia hacia a mi y por fin puedo verlo, es un caballero, lo se por la sombra que topa en la pared, al parecer el fuego esta muy cerca de nosotros. No se que pensar ¿este es mi final? Creo que si. Por su sombra veo como desenvaina su espada, alguien mas se acerca, son el resto de los caballeros puedo sentir sus pasos, veo gracias a sus sobras como me rodean y sacan sus espadas colocando la afilada punta en dirección a mi. -¿Por qué es voluntad de los dioses la muerte de ese chico? – dijo un voz fría y bastante familiar para mí. Aquella voz era la misma voz que escuchaba desde hace tiempo en mi cabeza, pero esta vez no la escuchaba dentro de mi, venia de afuera. Los caballeros voltearon a ver al dueño de aquella voz y le miraron fijamente. -Eso no te importa extraño, ahora lárgate, si te interpones a la voluntad de los dioses te mataremos también.- dijo uno de los caballeros. -Ustedes matarme a mi, eso no podría pasar ni en un millón de años- dijo aquel sujeto. Lo que vi en la sombra que se reflejaba en aquella pared me lleno de terror. La sombra que proyectaba aquel sujeto aumento de tamaño y tres pares de alas aparecieron, sus manos parecieron volverse garras y de su cabeza salían extrañas figuras parecidas a cuernos. -Tu eres….- dijo uno de los caballeros totalmente atemorizado. -El mismo que viste y calza.- contesto el demonio. -Acabaremos contigo maldito demonio- dijo uno de los caballeros y se lanzó contra aquel ser. Las sombras del demonio y de los caballeros desaparecieron, no pude ver nada de lo que paso, más si puede escuchar los golpes de las espadas y los gritos de dolor de los caballeros. Tal vez así sea mejor… no ver lo que estaba pasando. Los gritos cesaron y pude escuchar el estruendo de una espada al chocar contra el piso, pude ver la sombra del demonio venir hacia mí mientras lentamente regresaba a tomar una forma humana. Por alguna razón ya no sentía miedo de aquel demonio, me había salvado y como aquellas ocasiones en la que había escuchado su voz, no sentía que quisiese hacerme daño. -Es un gusto conocerte en persona, Dante Loterli.- me dijo. Trate de responder, pero ningún sonido salió de mi boca. Con mucho cuidado el me levanto y me tomo entre sus brazos. Trate se susurrar un gracias pero no pude, estaba demasiado cansado y probablemente herido, por lo que caí en un sueño profundo en los brazos del demonio. Cuando desperté me encontraba acostado en una enorme cama, me sentía totalmente extrañado y fuera de lugar, me senté recargándome en la cabecera, mis ropas ya no eran las mismas, alguien me había desvestido y puesto un pijama de un horrible color celeste, mire las sabanas que me cubrían, parecían ser de seda. Paseé mi vista por el lugar, la habitación era enorme, la cama en la que me encontraba se encontraba al centro de ella, a mi derecha había gran ventanal con una puerta hacia lo que parecía un balcón. Frente a mi pude notar un peinador, un perchero, un escritorio con su silla y la puerta; a mi izquierda se encontraban un par de sofás y una mesita de té y en la pared colgaba una extraña pintura abstracta. Me plante levantarme y salir de ese lugar, pero en es momento exacto la puerta de la habitación se abrió y por ella entraron dos hombres. Ambos eran altos y de piel blanca, las facciones de sus rostros y cuerpos eran lo que las mujeres llamarían muy varoniles, mientras que los hombres se limitarían a decir un “se ven bien nenas”. Sus miradas eran diferentes, uno tenia una mirada audaz y de pocos amigos, con unos ojos negros penetrantes que hacían juego con su pelo peinado hacia a un lado. Mientras quela mirada de su compañero era mas relajada, demasiado relajada, parecía como si mirara pero sin realmente ver, en sus ojos había un increíble verde esmeralda, su cabellera era larga y plateada, la sostenía con una cola de caballo. También su forma de vestir era diferente, el primero de ellos vestía una camisa azul marino de manga larga con unos símbolos en las mangas y en el pecho, llevaba pantalones de una tela negra y brillante y parecía usar botas de estilo militar. Mientras que el segundo vestía un traje negro con un corte a la medida, una camisa blanca con los dos primeros botones desabrochados. Me quede impactado. -Por fin te haz despertado, dormiste durante siete días y siete noches- dijo el primero en entrar con una voz fría que reconocí de inmediato. -De…demonio- dije sin pensar. El se detuvo en seco y arqueo una de sus cejas, y miro por el rabillo del ojo a su acompañante quien no se contuvo en soltar una pequeña risa. -Si, lo soy.- dijo el susodicho. -No, lo siento, no quería que sonara así – me disculpe de inmediato – es solo que, salvaste mi vida y no te he agradecido, además de que no se tu nombre. -No te preocupes por semejante estupidez, en cuanto a mi nombre nunca lo sabrás, pero seguro sabes como soy llamado por los humanos. – dijo. Hice un poco de memoria y recordé la forma aterrorizada en la que aquel caballero dijo “tu eres…” cuando le vio en su forma de demonio. Me exalte yo mismo y abrí mis ojos de par en par cuando me di cuenta del nombre con el cual el caballero se había referido a él. -Eres zôberck- dije impactado. -Así es como ustedes me llaman- contesto. Les miraba a ambos, sobretodo a zôberck, tengo que confesarlo me encontraba algo…temeroso, no sabia que hacer, frente a mi estaba aquel demonio legendario que según cuentas sus historias trajo destrucción y muerte ha naciones enteras, y cuyo poder era tan grande como el poder de los dioses. Durante mi estadía en los orfanatos escuche algunas historias de cómo él había liberado terribles monstruos y llevado a hombre, mujeres y niños a su perdición, convirtiéndolos en sus sirvientes, pero en esas historias siempre había un héroe: un sacerdote o un caballero, a veces era un ángel quien llevaba consigo un arma o un símbolo en representación de algún dios y haciendo uso de eso ahuyentaba al demonio. Fije mi mirada en quien le acompañaba, me parecía extraño, su mirada y el color de su pelo, seguramente también debía de ser un demonio. -¡Oh!, pero que descortés he sido- dijo él sacándome de mis pensamientos. – no estoy seguro de cual sea mi nombre, pero todos me llaman ikaros, tu también puedes hacerlo, Dante Loterli. La voz de ese sujeto era amable pero había algo en ella que no me gustaba y hacia que desconfiara de él mas de lo que ya lo hacia. -¿También eres un demonio?- pregunte casi de forma acusadora. -Algo parecido, pero no llego a eso- respondió sin mostrarse molesto. Zôberck soltó un bufido por la nada y camino hacia mi izquierda, en dirección a los sofás que había en la habitación, tanto ikaros como yo lo seguimos con la mirada, el demonio se dejo caer en uno de los sofás y se recostó, parecía un poco disgustado. -Vaya, parece que “zôby” se siente decepcionado- comento ikaros con una sonrisa burlona en los labios. Pronto el ambiente en la habitación se sintió pesado, siendo muy difícil respirar, también se podía sentir una cólera casi tangible. Tan pronto como el ambiente cambio ikaros comenzó a disculparse aceleradamente, repitiendo cada dos segundos “lo siento” y “no lo volveré a hacer”, luego de un momento el ambiente regreso a la normalidad, aunque fueron apenas unos cuantos segundos, a mi me parecieron unos muy sofocantes minutos. -¿A que te refieres con que él esta decepcionado? – le pregunte a ikaros. -Han pasado ya unos minutos y tu aun no haz hecho la pregunta que es esperaba que hicieras.- me dijo. Dirigí mi vista hacia zôberck quien se mantenía recostado en aquel sofá. Pronto me adentre en mis recuerdos, mi memoria estaba fragmentada y trate de unir todo, pero no pude conseguir nada coherente. -¿Que fue lo que paso?- pregunte. Ikaros sonrió y tomo asiento en la silla que había frente al escritorio, mientras que la fría voz de zôberck me respondía. -Los dioses mandaron a matarte, naturalmente tú te resististe he hiciste explotar aquel lugar, casi todos murieron por la explosión, sin embargo los caballeros estaban preparados para algo como eso por lo que llevaban consigo magia protectora que los salvo, ellos estuvieron a punto de matarte, pero yo llegue a tiempo para intervenir y salvarte, así que les di muerte y te traje a este lugar. -¡Que, que!- exclame incrédulo. El había dicho que los dioses ordenaron mi muerte, que yo hice explotar el orfanato y que mate a casi todos en la explosión, eso era lo que había dicho, no podía ser posible, no podía. O eso era lo que quería, una parte de mi me decía que todo eso era real, que eso fue lo que había pasado. Mire mis manos, aunque no era visible sabia que estaban manchadas de sangre, la sangre de los niños, niñas, las monjas y los sacerdotes del orfanato, jamás me agradaron y jamás les agrade, pero aun así me sentía culpable por su muerte y con justa razón ya que lo era. -No te pongas así no murió nadie que no merecía morir, todos ello te odiaban y te detestaban sin que tu les hubieras hecho algo malo.- dijo zôberck. -Él tiene razón, además tu no eres el culpable. Los responsables son los dioses que ordenaron tu muerte, tu como cualquier otro ser vivo te aferraste a la vida como pudiste, solo te defendiste.- secundo ikaros. – además no tienes control sobre tus habilidades- agregó. -Mis habilidades- murmure recordando aquellos incidentes en los que sane aquel viejo perro e hice que se marchitara un jardín. -¿por que los dioses me quieren muerto?, siempre creí en ellos, he orado todas las noches desde que aprendí a hablar, he acatado sus mandatos y siempre he visto por el bien de mi prójimo antes que el mío.-pregunte. -Menudas idioteces hacías niño- dijo zôberck con repudio. -Ignora eso ultimo por favor joven Dante, ya sabes quien es y no puede evitar sentir repudio por esas acciones- intervino ikaros. Estuve a punto de abrir la boca y defender mis acciones para honrar a los dioses pero al parecer ikaros se dio cuenta y hablo antes que yo. -Mejor no lo hagas, te lo dijo por tu seguridad- me advirtió- además él es mas del tipo que cree que tus acciones deben ser por convicción propia y no por seguir unos mandamientos. -Entonces solo respóndanme ¿Por qué los dioses a los que tanto he amado ordenaron mi muerte? -Por que eres un peligro para ellos. – respondió zôberck -eh?- exclamé. - los dioses te temen Dante. Contenido oculto Cap. 2.- El trato. Mis ojos estaban abiertos de par en par, me encontraba confundido; de haber estado de pie y no sentado sin duda hubiera buscado donde sentarme. Hace nada desperté en una lujosa habitación en un lugar completamente desconocido por mí y me encontré con el aterrador demonio zôberck quien me había salvado de la muerte antes, y con ikaros que me daba la impresión de ser un sirviente de zôberck. Cuando les pregunte lo que había pasado me respondieron que los dioses habían mandado a los caballeros de su orden para asesinarme, eso era ridículo pero al parecer cierto ya que hice explotar el orfanato en el que vivía, aunque no sé como es que lo hice. Todo eso me parecía ilógico, imposible, pero algo dentro de mí me decía que era, que esa era la realidad. Luego cuando les pregunte por que los dioses a los que siempre he sido devoto ordenarían mí muerte ellos simplemente me respondieron: - Por que te temen Dante. Aun estaba paralizado, ¿Por qué me temen? Que tipo de respuesta era esa, no tenia sentido, yo soy solo un niño, ¿como es que le causaría temor a un dios? -Eso es ridículo.- termine diciendo. - Tú sabes que es cierto Dante, en el último año te han pasado un par de cosas extrañas, irreales, fuera del alcance humano, ¿O me equivoco? – dijo ikaros. No conteste, si bien era cierto que los incidentes del jardín y del perro estaban más allá de mi comprensión sabía que tenía que haber una explicación lógica…. No, simplemente me negaba a verlo de la forman en la que ikaros me lo planteaba. Me quede en silencio. -Además, desde que te separaron de tus padres siempre te han trataron diferente, como si fueras una aberración del orden natural, esa mirada y ese desprecio se debía a que los dioses atreves del oráculo dijeron que tus padres traerían al carnificis deus (asesino de dioses) por eso ese odio hacia a ti, ellos no veían en ti a una persona, te veían como la maldad encarnada.- agrego ikaros. Mi mente estaba mas confundida aun. Yo era aquel profético ser que haría temblar los cimientos de lo que fue construido por los dioses, seria yo aquel que destruiría todo el orden establecido, como decía la profecía. Mis pensamientos y dudas me hundían cada vez más y más, hasta que di a parar en un punto que me llamo la atención. Mis padres. ¿Su detención estaba relacionada con eso? Más importante aún, ahora podría saber si realmente tenían un trato con estos seres que estaban frente a mí o fueron inculpados injustamente solo para separarlos de mi debió a un temor ridículo. Después de todo, si las historias sobre zôberck eran reales, él sabría si mis padres tenían un trato con demonios, pues siempre se ha dicho que no importaba lo que pasaba en la comunidad demoniaca, si era un trato o alguna revuelta, siempre se le informaba a él. Abandone mis dudas, confusiones y contradicciones sobre si era el carnificis deus y me centre en mis padres, ese tema ere mucho más importante para mí que todos los demás. -zôberck, ¿mis padres tenían un trato con algún demonio?- pregunte. El emperador demoniaco se incorporo del sofá y me miro fijamente a los ojos. La oscuridad de sus retinas era aterradora, me producía demasiado pánico verla, pero resistí; era la única forma de saber la verdad sobre mis padres y por alguna razón creía que si no podía sostenerle la mirada él no me respondería. -Si- dijo- hicieron un trato. Mis ojos se exaltaron tanto que parecían querer salir de mi cara, inconscientemente abrí la boca sorprendido por la respuesta. Trate de decir algo pero no pude. No podía creer que fuera verdad, pero también podría ser una mentira, sin embargo ¿Qué podría ganar zôberck diciéndome eso? Ya no sabia que creer, mi mundo se desmoronaba. Mis dioses trataban de matarme, mis padres tenían tratos con demonios, y la gente del oráculo creía que yo traería el caos al mundo. Mis deseos de seguir con vida se iban poco a poco. -Me parece que, tendré que explicarte eso antes de continuar con el tema anterior- dijo zôberck sin llamar mi atención- la razón por la que tus padres me invocaron he hicieron un pacto conmigo. Tras decir oír eso mi mirada se elevo al instante y se clavo en aquel demonio, junto con toda mí atención. -Fue ya hace muchos años cuando tus padres eran recién casados. Durante mucho tiempo trataron de tener un hijo, sin embargo por más que lo intentaban no podrían lograrlo. Constantemente iban al oráculo a pedir a los dioses que les bendijeran con un primogénito, solían hacer un pequeño sacrificio para ellos, especial mente a shiaera, la diosa de la fertilidad, paso cerca de un año de haber acudido mensual mente al oráculo, cuando por fin uno de los sacerdotes les dio un mensaje de los dioses. El oráculo les dijo que serian bendecidos por la llegada de un primogénito, que fueran a casa y trataran una vez más. Y así lo hicieron y por fin consiguieron embarazarse, casi al mismo tiempo de que fue confirmado su estado, tus padres fueron al oráculo y rindieron tributo a los dioses en agradecimiento por tal regalo. Nueve meses después nació tu hermano. Si, tenias un hermano mayor- aclaro zôberck al ver mi expresión perpleja – tus padres le dieron el nombre de Karin, al poco tiempo de haber nacido tus padres regresaron al oráculo, llevaron a tu hermano con ellos para presentarlo a los dioses, sin embargo ese mismo día un sacerdote les dijo que habían estado esperando por ellos y les hizo saber la voluntad de los dioses: Querían al niño en sacrificio. Por su puesto tus padres se negaron, pero al final no pudieron hacer nada y les arrebataron a tú hermano. Después de eso se distanciaron por un largo tiempo del oráculo, durante su aislamiento no paraban de preguntarse por que los dioses habían sido tan crueles como para quitarles el hijo que recién les habían dado, poco a poco y lentamente comenzaron a odiarlos a todos. Cuando volvieron a esa comunidad se refugiaron bajo la mascara que les había constado mucho asimilar la voluntad de los dioses, pero que al final terminaron por aceptarlo. Como ya lo dije eso era una mascara, lo que realmente paso fue que durante ese tiempo buscaron y planearon una manera de vengarse, leyeron todo lo que estaba a su alcance sobre los dioses y al final pudieron hallar su mas grande temor, al mismo tiempo también buscaron la forma de invocar me, sobra decir que lo consiguieron. Me explicaron todo lo que les había pasado y la mala jugada de los dioses y me ofrecieron un trato; yo no estaba muy convencido al principio pero al final cedí después de todo tus padres tenían razón, nuestro enemigo era el mismo. El trato que ellos me pedían, era el poder para destruir a los dioses y vengar a su hijo, a cambio ellos me darían el mas poderoso aliado que pudiera tener en contra de los dioses, aquel ser por el cual los dioses sentían un pavor indescriptible: El carnificis deus. El trato era justo y nos convenía a ambas partes, ellos tendrían un hijo al cual cargarle la responsabilidad de tomar revancha por su hermano y yo tendría como aliado a la peor pesadilla de los dioses. Acepte con gusto. El ritual para que ese ser naciera fue largo y muy difícil, me encarga de la mayor parte, sin embargo el paso clave para el nacimiento del carnificis deus ya estaba hecha, que una pareja de devotos ofreciera voluntariamente a su hijo para encarnar a aquel ser. El ritual fue exitoso y al cabo de nueve meses más tú naciste. – Hizo una pequeña pausa, como si recordara algo – los siguientes siete años tus padres siguieron viviendo bajo aquella mascara, sin embargo mientras te criaban poco a poco su fachada se iba desmoronando. Yo no podía hacer nada para ayudarles, pues en el trato que hicimos, acordamos que tú no sabrías de mí ni de la verdad de tu nacimiento hasta que tuvieres tu edad actual. No estoy seguro que fue lo que delato a tus padres, posiblemente solo fue que su actuación se iba deteriorando además de que el oráculo estaba alertado por los dioses de que ellos podrían ser los padres del carnificis deus. Todos sabemos lo que paso después, los caballeros del oráculo llegaron a tu casa y se llevaron a tus padres mientras que a ti te llevaron al orfanato y te mantuvieron bajo vigilancia, pues tenían la sospecha de que tú eras el carnificis deus. Por esa misma razón te trasladaron de la capital ha aquel orfanato de la provincia, estaban casi seguros de que si lo eras; por eso te mandaron lejos para evitar escándalos por lo que pudiera pasar como por la orden de matarte cuando llegase el momento. Me encontraba mirando el suelo, estaba recordando muchas de las cosas que habían pasado, aquellos recuerdos confusos y sin sentido que tenia se volvieron claros y hasta sensatos. Repase todo de forma rápida en mi mente: Mis padres le habían pedido a los dioses un hijo, estos se los otorgaron, pero a los pocos días de nacer pidieron a mi hermano como sacrificio. Molestos y sintiéndose traicionados por los dioses mis padres acudieron a zôberck e hicieron un traro con este para traer al mundo al asesino de dioses para que tomara venganza en su nombre por lo que sea que había sido de Karin y por aquella descarada traición. Mi mente se sereno al cabo de unos minutos, mis pensamientos volvían a estar en orden y comencé a creer que realmente era el carnificis deus. -Entonces- dije- ¿la razón por la que me haz salvado es por que soy el carnificis deus que creaste con la ayuda de mis padres y que con referencia al trato seria yo tú aliado en tu pelea contra los dioses? -Si.- respondió el emperador del infierno. Mi reacción fue escasa puesto que ya conocía de antemano la respuesta. -Eres tu el carnificis deus, aquel ser cuyo poder es mas grande que el de cualquier dios o demonio. En ti esta el poder de destruir el orden actual y cambiarlo totalmente. Eres tú nuestra arma más mortífera para derrotar a los dioses- dijo ikaros. -Eso es lo que soy para ustedes y al parecer para mis padres también, solo un arma para acabar con los dioses- dije en tono deprimido. La cara de ikaros adopto una expresión de arrepentimiento al darse cuenta que había hablado de mas. -Ustedes demonios, me usaran para que destruya a los dioses y les de el control del mundo. -Ese era el deseo de tus padres, para eso te trajeron a este mundo para que destruyeras a los dioses que les arrebataron a tu hermano, que te vengaras por ellos. Viéndolo bien, no solo puedes vengarlo a él, sino que a tus padres también y a aquellos niños inocentes que murieron cuando los caballeros del oráculo te hicieron provocar aquella explosión. – dijo zôberck y se dirigió a la puerta de la habitación– Decías tu que vivías conforme a los mandamientos de los dioses, así que dime ¿honraras a tu padre y a tu madre y llevaras a cabo su deseo?, si es así nosotros podemos ayudarte a conseguirlo, si unimos nuestras fuerzas la caída de los dioses será inevitable, sin embargo tenemos una condición para ayudarte y tu sabes que es lo que queremos. – agregó desde la puerta y la abrió, dejando salir a ikaros de la habitación – no pienso presionarte, tampoco a obligarte a hacerlo, piensa bien lo que aras; pero ten en cuenta que ellos te quieren muerto y si tu decisión es negativa no te salvaremos de nuevo. Espero que no les haya resultado algo pesado de leer y perdón por las faltas "horcographykas", como dentro de poco parto hacia la uni no he podido revisarlo como se debe, pero os prometo que irán desapareciando, quizás poco a poco, pero lo harán. Cualquier comentario, critica, sugerencia, consejo, amenaza de muerte, protesta pacifica, invitación para cenar, etc. es bien recibida. Hasta luego.