Demasiado tarde

Bueno, este es mi primer escrito, espero sea de su agrado y comenten. Dejenme su cr´tica por favor.
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Los rayos del sol se filtraban por la ventana, provocando que despertara, parpadeé un par de veces para que mis ojos se acostumbrar a la luz que había en mi habitación. Hoy comenzarían mis clases, en el curso de tercero de secundaria. Empezaría “La falsa vida” como la llamaba yo. Mis padres me obligaban a asistir al colegio, ellos creían que los últimos meses de mi vida debería llevarlos “normales”. Desde los diez años me habían diagnosticado una rara enfermedad, que mataba lentamente, provocara que el corazón empezara a latir con más esfuerzo y más lento, hasta que llegara el punto en que se detuviera completamente. En ese entonces me dijeron que tenía máximo unos cinco o seis años de vida. Desde ese entonces, dejé la escuela y empecé a estudiar en casa. Hasta ahora, ya que debería asistir a un famoso colegio.
Me levanté y me dirigí al baño que se encontraba en mi cuarto. Todo esto me parecía realmente irónico, mi familia era muy rica, en ese aspecto nunca nos hizo falta nada, ahí es donde se podía utilizar a la perfección la frase de “El dinero no puede comprar la felicidad”
Me lavé la cara, observé por unos momentos mi reflejo que se producía en el espejo, y empecé a preguntarme como siempre, ¿Cómo hubiera sido mi vida, si no tuviera está terrible enfermedad?
Me imaginaba en una escuela, rodeado de amigos, con buenas calificaciones, compitiendo en torneos de deportes, supuse que sería “popular” según yo contaba con todo lo necesario, era sociable, amistoso, mi cabello negro resaltaba mis ojos azules y no sé qué tanta cosa, o al menos eso había escuchado, y también quizá, podría tener…Una compañera…Pero sabía que era absurdo pensarlo, jamás sería así, y si en verdad lo llegaba a creer, lo único que estaría haciendo sería estar engañándome a mí mismo.
Al terminar de lavarme la cara, fui hacía mi armario y saqué mi nuevo uniforme, hace años que no usaba uno, aunque sabía que no me había perdido de nada. Este era otro típico uniforme, pantalón negro, al igual que los zapatos y camisa de mangas cortas blanca.
Al terminar de cambiarme y arreglarme, tomé mi mochila y bajé al comedor. Como siempre mi desayuno ya estaba listo. Me senté y empecé a desayunar, de nuevo…solo. Mis padres estaban siempre muy ocupados con su trabajo y si no, buscando una cura para mi enfermedad, que tontería, yo ya había perdido esperanza alguna.
De camino a la escuela, estuve observando el paisaje, me gustó tanto que quise pintarlo. Se veían unas hermosas montañas, una detrás de otra, como si se estuvieran escondiendo, árboles, y aves. El arte se me daba bien, ya que mi condición no me permitía hacer mucho ejercicio, me dediqué a la pintura, y resultó que si se me dio.
Llegué justo a tiempo a la escuela, todos iban caminando relajados, era temprano aún. El conductor, que también era el mayordomo, Marcos, me acompañó a la oficina del director a recoger mi horario y la dirección en donde se encontraba mi locker. El directo ya estaba algo viejo, calculé que tenía setenta y tantos y ochenta y pocos, no tenía la menor idea de cómo es que no se había retirado.
En fin, Marcos se fue minutos después. Comencé a buscar mi locker, para dejar algunos libros que me habían dado, sin embargo, no daba con el lugar correcto, se me empezaba a hacer tarde, seguro y las clases comenzarían de un momento a otro. Pero minutos después llegó mi salvación.
— ¡Hola! Mi nombre es Jessica, ¿puedo ayudarte en algo?—me preguntó amablemente una chica, que al parecer era de mi misma edad, era alta, tenía un cabello largo y sedoso rubio, y unos ojos color jade, era muy bonita.
—Hola, jeje si, ¿sabes dónde queda el locker “E34”?—le pregunté con el mismo tono de voz que ella empleo conmigo
—Claro que sí, te guiaré, ¡Vamos!—me dijo, mientras me iba mostrando el camino
—Gracias
—No hay de que… ¿Cómo te llamas?
—Alex, un placer…—le dije, mientras miraba a todos lados distraído, por lo que sin querer, cuando doblábamos en una esquina, choqué con alguien, tirando todo los libros que traía en las manos, sin pensarlo dos veces, me agaché y empecé a ayudarle, pude darme cuenta de que se trataba de una mujer, pero me llevé una gran sorpresa cuando al levantar mi mirada, me encontré con unos preciosos ojos azules, era una chica hermosa, tenía un singular cabello rojo, y sus ojos azules eran lo más hermosos que había visto en toda mi vida, eran profundos, sin embargo demostraban…nostalgia. La dulce voz de la chica me sacó de mi extraño trance.
—Lo-lo siento, fue mi culpa… ¡Gra-gracias!—me dijo la chica antes de echar a correr en dirección contraria a nosotros.
—Se llama Annie—me confió Jessica
—Aaa…—le contesté, aún perdido en mis pensamientos
—Es muy bonita pero…No te conviene juntarte con ella—agregó de nuevo Jessica, pero en su voz se podía notar algo de ¿molestia?
— ¿De qué hablas?—le pregunté curioso
—Es que…Nunca habla, tartamudea, no tiene amigos, come sola, ya sabes lo típico de una rarita—me dijo, para después cambiar de tema, pero siendo sinceros, mis pensares no se apartaron de esa extraña chica

Gracias por leer. Djenme su crítica por favor.