Soñando

Tema en 'Historias Abandonadas Originales' iniciado por adrianrgs, 25 Abril 2011.

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    adrianrgs

    adrianrgs Guest

    Título:
    Soñando
    Clasificación:
    Para adolescentes. 13 años y mayores
    Género:
    Comedia
    Total de capítulos:
    1
     
    Palabras:
    1734
    Capítulo I
    Haciendo los sueños real.

    La vida es un complejo gigante de muchas cosas, recuerdos, sufrimientos, un conglomerado de metas que queremos cumplir, las cosas buenas se disfrutan hasta que se acaban, y las malas se sufren y lloran como si nunca se acabaran. Quisiéramos hacer tantas cosas a la vez pero a veces se hace tan complicado, y nos enojamos cuando hay que esperar.
    Los que les diré no sé si se podría llamar la otra parte de una vida, pero no siento que sea así, simplemente los sueños son otra vida. Cuando nos dormimos entramos en lugares donde quisiéramos estar, y vivir aventuras que quisiéramos vivir.
    Los Sueños son sueños y las metas metas, confundimos las metas con sueños y al contrario, pero no son lo mismo, solamente se complementan. Metas es soñar en lograr cosas que aún no llegan y donde nos queremos ver.
    Pero los sueños tienen un problema, se agotan. Y les pregunto a ustedes ¿A quiénes no les gusta soñar? Y lo más importante ¿A quién les gustaría hacerlos realidad?
    Entonces meditando decidí hacer algo, quería hacer algo el resto de las vacaciones que recordaría por el resto de mis días: Soñar.
    Aquel 16 de julio el clima no podía ser más caluroso, el sol brillaba como nunca, y la gente de Ámsterdam vestía con ropa fresca. Las vacaciones escolares y universitarias comenzaban y la ciudad de turistas cada vez más se llenaba; eso se gana por ser un importante lugar turístico. Los jóvenes estudiantes se preparaban para irse de viaje, buscando una aventura personal y acogedora viajando por lugares exóticos del mundo. Pero a un chico en especial le esperaba la mejor aventura de su vida, y la más extraña también.

    En una cafetería sentado estaba sentado yo: Bruno, un chico de 18 años, alto, cabello castaño, aquella mañana había decidido ponerme una camisa marrón y un blue jean. Pase mucho tiempo buscando una solución, me llamaran loco, pero yo quería lograr lo que solo se podía imaginar, lo que los demás creían imposible y de tanto buscar, di con una respuesta; y allí junto conmigo se encontraba sentado un señor rechoncho, vestido con un smoking, nada fresco para aquel tiempo caluroso.

    —Mis sueños me han llevado a lugares fantásticos, he vivido grandes aventuras en mundos de fantasía, volado en dragones, terroríficas caídas, y hay veces que interviene la muerte; dicen que usted es el mejor brujo, y mi pregunta es ¿Cómo hacer para que mis sueños se hagan largos, y solo levantarme cuando mi gran aventura haya concluido?—pregunte al señor mirándolo de frente, su cara estaba mostraba arrugas, pero trasmitía confianza.

    Dicho hombre se me quedó viendo confuso, como si buscara en cada recoveco de su cerebro la respuesta a mi pregunta.

    —Como brujo que soy he escuchados muchas cosas raras, cosas que parecerían imposibles, pero nunca nada como lo de usted amigo—Me dijo pensativo —¿Pero ha escuchado quien dice que todo es posible?

    —Muchas veces, señor— le respondí pensando que toda mi vida lo había escuchado, como si fuera el lema de la gente, exceptuando los escépticos.

    —Pues esas personas lo dicen llanamente, de la forma más común, todo en esta vida es posible, es cierto, y a eso se refieren esas personas, pero para ellos lo que está más allá de la imaginación ¿lo será igual?

    La filosofía de aquel viejo me impresionaba, y cada vez más depositaba mi confianza en él.

    —Yo te invito a que vivas la mejor aventura de toda tu vida, no solo veras lo que está pasando, lo vivirás, escucharas y sufrirás—metió su mano en el bolsillo del chaleco y saco un frasco de vidrio miniatura, llenos de pequeñas pastillas— una sola pastilla de estas y tus sueños duraran más de las ocho horas que tenemos para soñar.

    no podía estar más conmocionado, mi corazón se aceleraba y sentía muchas ansias, estire mi brazo para tomar el frasquillo de fármacos y lo retrocedí de golpe porque el brujo había retrocedió el frasco repentinamente.

    —Pero te advierto algo, Bruno, vagaras sonámbulo por el mundo mientras en tu mente sigues soñando, tu cuerpo se comportara y no te hará morir, te podría llevar a lugares muy lejanos sin tu darte cuenta.

    —Entiendo—dije sin siquiera pensar, aún seguía ansioso, y volví en si para hacer una pregunta ocasional— ¿causa daños a los órganos?

    —Esta pastilla no es un simple fármaco, no se fabricó en ningún lugar, se originó en la imaginación de las personas, de los sueños. Solo hay que tener fe. Pero hay otra cosa que deberías saber, en tus sueños conocerás fantásticas personas, puedes conseguir el amor y la amistad, y cuando despiertes todo se habrá desvanecido, y a la realidad volverás. Si la pastilla deja de hacer efecto en un momento inoportuno, bastara con tomarte otra antes de que se cumpla un minuto. Y volverás en el momento justo.

    — ¿Y el precio?—Esperaba que dijera una gran cantidad de dinero, sabía que algo así no podría ser algo barato, pero me sorprendió aún más la respuesta.

    —Tu gratitud, esa es la mejor paga que un soñador pueda recibir; todos somos soñadores Bruno, y en los sueños el dinero no importara, ni existe.

    —Ho, no sabe cuánto le agradezco señor— Dije, la verdad no sabía que responderle, y lo más rápido que llego a mi mente fue aquello, el Brujo se levantó y me miro con una gran sonrisa, yo le respondí con otra, sin parar de agradecer.

    Camine a la estación del metro más cercana, no podía dejar de ver aquel frasquillo, no tenía pensado contarle aquello a nadie, no solo me dirían loco, hereje, y demás cosas. Solo me importa lo que yo pensara, a veces, cuando terminamos escuchando los consejos de las otras personas, más loco nos volvemos, y más inseguro de nosotros mismo.
    Yo ya sabía que estaba loco, y ya me daba igual lo que pensaran los demás. El metro llegó y subí en él después de haber comprado el boleto, el recorrido no demoro mucho, pero me ahogaba de lo superpoblado que estaba; por suerte llego a la estación, mi casa no estaba tan lejos, Sali de alli cuanto antes y fui caminando hasta mi hogar.
    Llegue, estaba vacía como todos los días a aquella hora, mis padres estaban trabajando, sin duda eran unos fanáticos, tome una hoja y un lápiz de la gaveta en el escritorio de la computadora, fui a la cocina y me senté en el mesón a redactarles una nota.

    He salido con unos amigos en la mañana y he llegado muy cansado
    Les agradecería que no me despertaran, seguro dormiré mucho,
    Pero no importa porque no tengo nada que hacer, ni a donde ir,
    Y en fin, las clases acabaron.
    Saludos.

    Deje el lápiz de lado y me levante al frente del refrigerador, tome un imán con forma de manzana y peque la nota a él, lo abrí y llene un vaso con agua, volví a cerrar y subí las escaleras directo a mi habitación.

    Sentado en mi cama saque el frasquillo del bolsillo de los jeans, lo abrí y tome una de tantas pastillas, agarre el vaso de agua, pero antes de tragarme la pastilla muchas cosas pasaron por mi mente, me preguntaba a mí mismo ¿Estas asustados? ¿Te echaras para atrás?, la verdad mi subconsciente me invadía, pero seguía pensando, ¿Existirían consecuencias? ¿Sera que estaba falto de algún consejo?
    Deje de pensar y me trague la pastilla, fue la única forma de dejar de hacerlo, después bebí el agua. Cerré el frasquillo y lo guarde en mis calzoncillos, pensando que mi cuerpo podría llegar a cualquier lugar del mundo, era mejor tenerlo en un lugar que sabía dónde no se perdería, y si el sueño se detuviera sabría fácilmente donde lo guardaba, no se perdería fácilmente. Me levanté, y me apresure en cerrar la puerta y la ventana, de solo pensar en el hecho de que mi cuerpo vagaría sonámbulo, era mejor encerrarlo.

    De un segundo a otro el efecto del sueño comenzó a invadirme, todo empezó a dar vueltas y me costaba abrir los ojos, corrí a la cama pero no me dio tiempo de llegar, caí dormido en el suelo, esperando a que mi aventura comenzara al fin.
     
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