De nuevo tú... [X/Original] [One-shot]

Tema en 'CLAMP' iniciado por Pami, 11 Agosto 2007.

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    Pami

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    De nuevo tú... [X/Original] [One-shot]

    Hola.

    Aquí traigo la continuación de un fic que hice hace bastante tiempo, no es totalmente necesario haber leído el otro para entender éste.
    Es el regalo de Mineko Kia, mi ma' dentro del foro, quien es una persona muy importante para mí. Agradezco que me deje publicarlo en el foro y espero que le haya gustado.
    Feliz cumpleaños.
    Sin más:



    De nuevo tú...



    - ¿Quién eres?... ¿por qué lloras?
    - Soy Naomí… lloro porque estoy sola.
    - ¿Sola?, ¿no tienes a nadie que te acompañe?
    - No…
    - ¿Por qué?
    - Porque estoy muerta.

    ~

    Una mañana fría como muchas en esa ciudad, la costumbre de la temperatura se notaba en las personas que la habitaban para ellos era del todo normal.
    Una niña pequeña abría las cortinas de su habitación para ver el cielo, le gustaba ver el amanecer cada día, cada mañana. No tenía idea del porque, pero le era algo que le provoca un gran calor en el pecho.
    Se asomaba por la ventana día tras día y sólo ella conocía su secreto: entre las nubes veía a la muerte diablo, si, a ese ente al que tanto le tenemos. Pero ella no, no, ella le amaba.
    ¿Cómo podía amar a eso? A aquel que podría con solo una mirada matar a muchos.
    Bueno, es que ella sabía quien era y que deseaba y eso, realmente, le encantaba.

    ¿Loca? No.
    Ella lo conocía más que nadie, a pesar de que él fuera serio. Ese ente hasta le provocaba escalofríos el verlo con las manos ensangrentadas, pero no importaba nada. No importaba la marca que desde que tenía memoria se encontraba en su mano, esa que indicaba que ella iba a morir en sus manos. No importaba.

    ~

    Los años no pasaron en balde, la pequeña creció.
    Pasó su infancia.
    Su adolescencia.
    Convirtiéndose, ahora, es una mujer joven y diferente. Alguien que amaba a un espíritu, a alguien que no existía.
    O tal vez sí.
    Ella sabía que él la visitaba cada vez que el atardecer tomaba un color rojizo, el color sangre. Cada vez que la muerte llegaba trágicamente a alguien.
    Nunca hablaban, ni siquiera conocía su rostro.
    Pero algo cambiará, hoy:

    Un leve sonido acompañaba al ambiente, subiendo el volumen, cada vez más.
    La mano delgada de la chica golpeo levemente un botón y el silencio, bullicioso de la ciudad, volvió.
    Las sabanas blancas cayeron mientras unas piernas largas salían de la cama, tocando con los dedos delgados y desnudos el frío suelo, provocando un escalofrío directo a la columna.
    Caminó con rapidez acostumbrada a darse un baño y comenzar su monótono día, de la casa a la oficina, la casa, gimnasio y a la cama. Pero, que se podía pedir, así es la vida en una ciudad tan grande como esa.
    Bajó y subió al auto que con tanto esfuerzo había conseguido y sonrió, a pesar de verlo diariamente para ella seguía siendo un zapato con ruedas.
    Camino al trabajo repasaba sus actividades a realizar, tan concentrada estaba que cuando vio a un cuervo pasando frente a su auto, tan cerca, pisó el freno con rapidez deteniendo a toda la fila de autos detrás de ella. El sonido aplastante provocado por los gritos, malintencionados, de la gente acompañaban al ritmo de su corazón que, ahora, lo sentía en la garganta, ¿hasta ahí había subido con el susto?
    Logrando conectar su cuerpo a sus pensamientos avanzo de nuevo lentamente sin detenerse hasta llegar al estacionamiento de su lugar de trabajo.
    ¿Qué había pasado?
    No era cosa de todos los días ver a un cuervo que se te va encima, o tal vez si, pero no, nunca, a ella.
    Basta.
    Tenía muchas cosas que hacer y realmente en pensar en aves negras voladoras no iba a ayudarle en nada. Para cuervos ya tenía a sus jefes o compañeros de oficina, no pretendía tener a más.

    El paso de las horas era más agradable en el momento en que se entretenía haciendo algo, ya fuera organizando su lugar de trabajo, los trabajos a realizar o contestando los mensajes de sus ‘mijas, esas locas adolescentes que vivían, gracias a dios, algo lejos de ella.
    Entonces… ¿por qué se le hacía tan lento? ¿Tan agotador?
    A pesar de desearlo con todas sus fuerzas no podía evitar recordar a esa ave fea y a sus sueños de niña, aquellos donde podía hablar con muertos. Brrr… escalofríos. Estaba acostumbrada a la idea de la muerte, la afrontaba de una manera diferente a las demás personas pero, definitivamente, el hablar con muertos no era una cosa tan agradable.
    El conocer a la muerte si, definitivamente si. Una sonrisa apareció en su rostro marcando sus facciones. Ese ente al que le temía y quería ver, las dos cosas a la vez.
    ¿Con qué deseando conocer a la muerte?
    Enmudeció.
    Sus pensamientos debían quedarse en su cabeza y nada más, si los decía en voz alta podía hasta escucharlos en otro sonido diferente a su voz.
    ¿En verdad quieres conocer a la muerte?
    Si.
    En verdad quiero conocerle.

    El día termino como era costumbre, vuelta a casa a descansar unas horas.
    Abrió la puerta a su departamento con la mente en otro lado, cruzándola y encontrándose ¿en plena oscuridad?
    Alto.
    Su departamento no era tan oscuro ni aunque no hubiera ni una sola luz prendida a mitad de la noche. Entonces… ¿dónde se había metido?
    Levantó la mano derecha para tratar de distinguirla y cual fue su sorpresa al encontrar marcada en ella una estrella. Estrella. La marca de una presa del Sakurazuka.
    Abrió los ojos un tanto asustada, ¿ese pensamiento de donde lo había sacado?
    De niña decía muchas cosas, su madre le contaba que ella mencionaba haber tenido una vida pasada con un final feliz, bueno, si es que morir a manos de la persona que mas, ejem, amas, es un final feliz.
    Ahora si que comenzaba a pensar que de niña si estaba un poco, mucho, loca. Aunque parte de ella le decía que era del todo normal.
    Camino con lentitud para no visitar el suelo por el que pasaba, tratando de distinguir una luz, un color, algo… cualquier cosa.
    Color carmín.
    Dudó un poco antes de caminar hacia ese destello de gotas rojizas cayendo. Apoyando a su idea de que si quería salir de ahí cualquier cosa le serviría.
    Acercándose, lentamente, pudo vislumbrar que no existía una razón en específico del porque podía distinguir ese color, sin luz ningún brillo podía resaltar, no era algo natural.
    Estando a unos pasos pudo notar una sombra mas alta e imponente que ella, al mismo instante pudo sentir como el clima bajaba algunos grados e instintivamente se cruzo de brazos para conservar el calor. A diferencia de lo que pensó algún día que haría si encontraba a un tipo así es su camino se encontró acercándose a él, como si no fuera un completo extraño.

    - De nuevo tú. – La voz varonil de la sombra se escucho en eco en sus oídos.
    - ¿Yo? – susurró con voz apenas audible.
    - Mineko, ¿no? – Preguntó mientras parecía darse vuelta para estar frente a frente -. Sin duda alguna eres tú.

    La chica dio un paso más y entonces como por arte de ¿magia? pudo distinguir con suficiente claridad a aquel que la acompañaba en sus sueños en la infancia.
    La muerte.
    Aquel chico que robaba las vidas de las personas.
    Instintivamente paso sus manos hacia su espalda, como protegiendo la marca que ya había notado en ambas.

    - No tiene caso que las escondas – dijo acercándose aún mas, tanto que el olor a sangre podía penetrar el sentido del olfato de ella -, lo puedo sentir.
    - ¿Me llevarás? – Su voz sonaba con algo parecido a la emoción.

    Él la vio a los ojos y ella pudo notar el frío de su mirada, el como para él era algo igual el llevarla en ese momento o no. El tenerla frente a él o no.
    El si ella tuviera vida o no.

    - Aún no – dijo con una sonrisa, algo que provocó ver a sus facciones de una manera diferente -, aún no.
    - Esperaré – susurró con calma.

    Él le tomo la mano derecha, que ya había soltado de su abrazo, y le besó en la marca.

    - Lo sé, no te puedes librar de mí. – Y desapareció.

    La luz volvió y se encontró aún en el umbral de su puerta. Bajó la mirada a sus manos observándolas con detenimiento. Nada.
    Pero el calor de los labios de él sobre su piel aún no había desaparecido.
    La cola de unos de sus gatos se enredó con cuidado en sus piernas, sacándola de su estado de shock.
    Sonrió.
    Fuera poco o mucho tiempo el que faltaba, sabía que lo volvería a ver.


    Fin.
    Dedicado a Mineko Kia.
    Feliz cumpleaños.


     
  2.  
    Mineko Kia

    Mineko Kia Guest

    Título:
    De nuevo tú... [X/Original] [One-shot]
    Clasificación:
    Para adolescentes maduros. 16 años y mayores
    Género:
    Poesía
    Total de capítulos:
    1
     
    Palabras:
    118
    Re: De nuevo tú... [X/Original] [One-shot]

    No había pasado por acá. Entre lo de la perrita y mis eternos despistes... ya se me andaba barriendo ToT

    Lo leí desde el día que me lo mandó y debo decirle que aunque pequeñito, es bastante conreto y va al grano. Además de que plasma muchos detalles personales míos de mí, se ve un poco más "cruel" el asunto, así que sí: eso me pudo encantar.

    Quizá algo no me gustó (y a la vez sí, ahí los sentimientos son muy encontrados): ¿cómo que nada más me besa la mano y nada más que la mano?

    Eisijo justicia renegada :P
     
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