Torrente

Tema en 'Relatos' iniciado por nickybastet, 24 Agosto 2010.

  1.  
    nickybastet

    nickybastet Guest

    Título:
    Torrente
    Clasificación:
    Para adolescentes maduros. 16 años y mayores
    Género:
    Comedia Romántica
    Total de capítulos:
    1
     
    Palabras:
    1412
    Torrente

    1.- El Violinista

    Definitivamente me encontraba en uno de mis peores momentos que se clasificaba perfectamente en mi muy mala suerte. En lugar de estar en la fiesta de mi mejor amiga, que prometia ser una de las mejores, me hallaba con mi padre dentro del auto acompañandolo a su trabajo. No suena tan fatal cuando lo dices de esa manera, sin especificar cual es el trabajo de tu querido progenitor, porque en mi caso mi padre trabajaba como psiquiatra dentro de un manicomio. O como el llamaba "centro de ayuda mental".
    Queria estar con mis amigos festejando el cumpleaños de mi mejor amiga, gritando y bailando a más no poder, no verme rodeada por enfermeros y para el colmo de los colmos, con personas dementes que posiblemente intentarian hacerme algo; ya que con la mala suerte que me peseguia desde uso de razón todo podía esperar.

    -Paula, se que querias ir a la fiesta de tu amiga pero debes entender que no habia nadie quien te recogiera - dijo mi padre con voz cansada.
    -Yo podria haber ido y venido por mi cuenta, ya estoy grande y la fiesta no queda muy lejos de casa - hable seria.
    Mi padre soltó un suspiro tratando de calmarse.
    -Sabes que no hubiera estado tranquilo con la idea de que estabas en una fiesta y si ya habias llegado a casa o te había pasado algo, ¿quieres verme de esa manera, hija?

    Hice caso omiso a las palabras de mi padre. Agradecí el hecho de que el manicomio estaba al frente de nosotros y que mi progenitor tuvo que estacionarse, inmediatamente me baje evitando volver a cruzar palabra con el. Estaba demasiado enojada como para hablarle.
    Entramos al gran edificio blanco y camino hasta donde estaba una mujer regordeta con el uniforme de enfermera, miro a mi padre y a mí con una sonrisa de oreja a oreja. Dejo de tipiar en la computadora para poder ponernos toda su atención.

    -Buenas noches, doctor - saludó la enferma a mi padre para luego poner sus ojos en mí - ¿Ella es su hija, doctor?
    -Así es - respondio mi padre - Ella es Paula.
    -Se parece mucho a usted, doctor.
    -Me temo que si - dijo sonriendo papá.

    Mientras mi padre conversaba con su colega yo me aleje de ellos para empezar a caminar a traves del pasillo en el cual habia montones de puertas cerradas, más pasadizos por todos lados, un ascensor, varias escaleras y al fondo de podia ver una especie de jardín muy hermoso. Por lo visto los pacientes no tenian tan mala vida despues de todo. La curiosidad me invadio, queria explorar más del centro de ayuda mental en donde mi padre trabajaba.

    -¿Papá?
    Mi padre al igual que la enferma giraron hacia mi dirección.
    -Eh, ¿puedo ir a explorar?
    -Bueno... - papá comenzo a dudar un poco.
    -Oh, ¡por favor papá! mira que no me has dejado ir a la fiesta, al menos dejame ir a distraerme un rato.
    La enferma sonrio a mi padre dando un asentimiento, como si apoyara mi idea.
    -Bien, si eso quieres hija. Puedes ir.
    -Okey, ¡gracias, papá!

    Inmediatamente me dirigi escaleras arriba, habia aproximadamente unos cinco pisos y en cada uno habia cosas interesantes, aparte de que tenia una enfermera vigilando que ninguno de los enfermos saliera de sus habitaciones. Llegue al último piso después de una larga odisea, que por lo minimo tenia que haberme hecho bajar unos cinco kilos, subir tanta escaleras y caminar por tantos pasadizos para buscarlas era realmente algo agotador. Conforme me iba acercando al ultimo piso una extraña melodía llego hasta mis oídos, alguien estaba tocando un violín y claramente lo hacía a la perfección.
    Por primera vez vi una puerta entreabierta, las demás habitaciones parecian estar vacías ya que no estaban con seguro y era una negligencia dejar a los pacientes en sus habitaciones sin que estos estuvieran encerrados. Vi por la rendija de la puerta a un chico de cabello rubio y blanco tocando el violín, su espalda era ancha y estaba mirando hacia la pared. No había ni una sola ventana en toda la habitación. Dentro del cuarto solo reinaba la oscuridad y podia tener cierto conocimiento de lo que habia adentro gracias a la luz del pasadizo que era muy potente.
    Hubiera seguido de incognita si no me hubiera apoyado demasiado la puerta, empujandola, y causando un ruido ensordecedor que instantaneamente hizo que aquel desconocido chico dejara de tocar para girarse bruscamente hacía mi dirección. Tuve miedo de que me hiciera algo. Sus hermosos ojos verdes se giraron con odio pero cuando se toparon con los míos estos se volvieron velozmente inexpresivos, mi corazón palpitaba con mucha fuerza, ¿en que me había metido?
    Dejo el violín a un lado y se acerco a mi de una manera lenta, sus facciones eran perfiladas al mismo tiempo que muy masculinas, labios delgados con pómulos perfectos. Alto y contextura fuerte, no tendria más de veintidos años. Retrocedi unos pasos por instinto pero me termine topando con la puerta, algo que me hizo sobresaltar.

    -Yo... - nada salía de mis labios - Yo...
    El seguia mirandome de la misma manera.
    -Lamento haberte interrumpido - dije trabandome - No era mi intención, es solo que escuche como tocabas el violín y me gusto mucho.
    No me dijo nada, agacha la mirada ya que sus ojos realmente me estaban incomodando. Parecia como si estuvieran desnudandome en todos los aspectos.
    -Soy Paula Stevenson - me presente - ¿Cómo te llamas?
    Dudo durante unos segundos.
    -Adrian - su voz fue profunda pero distante - Mi nombre es Adrian.
    -En ese caso... un placer conocerte Adrian...
    Sonreí de forma amigable pero el no me respondio la sonrisa, simplemente se limito a seguir mirandome de esa manera tan extraña.
    -¿Te gusto? - preguntó - ¿Te gusto la pieza?
    -Si - respondí inmediatamente - Me fascino.
    Volvio a coger el violín que habia dejado aparte.
    -Entonces te va a gustar esta.

    La pieza comenzo de una manera lenta pero conforme avanzaba se iba poniendo mas movida para luego retornar a la tonada calmada, parecia ser la representacion musical de la confusión. Habia tanta variedad de sonidos que de una manera lo hacia ideal para bailar e instantaneamente lo hacia ideal para escuchar y apreciar. Cerre mis ojos ante el placer que me causaba oír tan hermosa pieza, acabo despues de varios minutos y volví a abrir los ojos. Me tope con la mirada de Adrian que esta vez no era inexpresiva, sino impotente y su respiracion entrecortada. Justo como la mía. Los dos habíamos vivido la pieza.

    -Fue hermosa - le dije entrecortadamente - Muy hermosa.
    Guardo silencio para luego tomar un poco de aire, calmandose.
    -¿En donde aprendiste a tocar así? - pregunté.
    Callo durante varios minutos y pude ver como las facciones de su rostro cambiaban en un gesto de enojo, un pasado que no queria recordar.
    -Lo siento - me disculpe - No debí haber preguntado.

    Sus ojos verdes me miraron fijamente, volviendo a su gesto inexpresivo. El estaba a punto de decirme algo cuando el timbre de mi celular interrumpio el silencio que habiamos establecido, conteste a regañadientes y me tope con la sorpresa de que era mi padre quen me llamaba. Por lo visto ya teniamos que irnos. Por mas que queria moverme de mi sitio despues de colgar el celular, mi cuerpo al igual que mi mente seguia estando en la hipnosis de los ojos verdes de Adrian.

    -Tengo que irme - le dije por fin - Fue un gusto hablar contigo.

    Dio un asentimiento, cogio entre sus manos el violin para luego girarse y ponerse en la misma posición en lo cual lo encontre. Me senti un poco desilusionada por su accion pero que se podia esperar de un chico que estaba dentro de un centro de ayuda mental, salí de la habitación con paso indeciso y lento. Antes de bajar las escaleras escuche claramente la tonada de otra pieza que el representaba con el violín, esta no era como las otras dos que habia escuchado, sino que era una muy pero muy triste.
     

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