Lo que me pone triste (JTD)

Publicado por Minaki Kaeden en el blog El blog de Minaki Kaeden. Vistas: 406

Uy no, estoy saliendo de esto como a los trompazos, pero no quiero que me salga todo feo.

Odio la tristeza. Las emociones en general, pero eso sería ya muy dramático. El punto es que me parece una cosa inútil que no te ayuda para más nada que para bloquear tu productividad en las cosas.
Sí, sí, puedo pensar eso y mucho más, pero eso no me va a hacer menos vulnerable a la tristeza que cualquier otra persona. Muchos dirían que la muerte de un familiar o la soledad es lo que me pondría triste, y no lo niego, pero realmente antes que eso pienso en otra cosa. Y para eso, una pequeña historia.

Cuando yo era pequeña, tendría unos 5 años, estaba metida en Ballet (¿y qué niña no estuvo metida en Ballet en algún momento de su vida), y tenía clases de piano, luego, a los 7, aún con las lecciones de piano, me pasaron a flamenco y comencé con la gimnasia olímpica. Era feliz. A los 8 era aún más feliz. Dejé el flamenco, pero estaba en piano, gimnasia y atletismo. Eso fue en segundo grado. A partir de tercero dejé la gimnasia, pero seguí con el atletismo y el piano y así estuve durante dos años más.
En 5to grado, cuando tenía diez, mi familia pasó por una terrible crisis económica y mis padres ya no podían costear la cantidad de actividades en las que estaba metida. Fue un golpe duro para mí y lo sigue siendo.

El punto es que me pongo bastante triste, y casi que a llorar en la mayoría de los casos cuando veo por ejemplo el Cirque du Soleil pensando que yo podría haber logrado ese tipo de cosas (claro que no a esa escala, porque eso es algo de toda la vida), o cuando veo un concierto de piano o alguien muy bueno tocando una pieza hermosa y recuerdo que si hubiese seguido yo podría estar allí sentada en el banco de madera, siendo yo la que toca. Me duele mucho cuando pienso en todo lo que hubiese podido ser y no fui. Por situaciones de la vida sí, lo entiendo, y ya no puedo hacer nada, pero me da una (y voy a decirlo) arrechera enorme y el sentimiento de frustración es insoportable. Así que ahora que lo pienso más que tristeza es una mezcla extraña de tristeza, frustración, impotencia y nostalgia.

Lado bueno de la historia, poco a poco nos hemos ido recuperando, y aunque no tenemos la misma posición económica que antes, podemos darnos un poco más de libertades que en los tiempos en los que tenía 10 años.
Trato entonces de seguir yo misma con el piano y por lo menos manterme "aceitada", luego veré con las demás.

Uy, qué drama. No me gustó.
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