Fragmento # 2 de «Ángeles Guardianes»

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Y nos quedamos así, recostados, mirando el techo, hablando como dos suicidas, pero no consolándonos a nosotros mismos, sino dando nuestras opiniones acerca de este mundo putrefacto, porque ambos queríamos acabar con todo, queríamos terminar con todo esto. Y yo lo veía en sus ojos, y en su pequeña y débil sonrisa que amenaza con desaparecer.

Y ninguno de los dos intento decir que todo estaba bien, porque nada estaba bien. Y ambos lo sabíamos, sabíamos que esto tendría que acabar en cualquier momento. Ya sea de una forma u otra, pero nada es infinito. El amor es efímero. Y ninguno de los dos menciono eso.

Y esa fue la primera vez que lo vi como realmente era, un suicida que se enamoro de otra suicida, un suicida que simplemente no pudo encontrar consuelo en su vida pasada, un suicida que siempre sera suicida.
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