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  1. Él

    Este es el primer recuerdo que me viene a la mente para la actividad "Baúl de recuerdos" y el mejor del año pasado. Disculpen la cursilería n.n


    La paz se respiraba en ese lugar. El sol daba una temperatura agradable, a la vez que el árbol a nuestras espaldas nos brindaba sombra.

    Los niños acompañados de sus padres jugaban o daban de comer a los patos en el amplio estanque de enfrente. Podía darme cuenta de esos detalles de alrededor y a la vez de los de nuestro propio mundo.
    Me reacomodé con cuidado en esa banca para no despertarlo. No entendía como pudo haberse quedado en esa incómoda posición: la cabeza sobre mis rodillas, sus piernas flexionadas, pues la banca era muy pequeña como para que cupiera entero. Sonreí al sentirlo acomodarse en sueños.
    Seguí con las puntas de los dedos la forma de su nariz, recta, pequeña, con una pequeña protuberancia en medio de ella; bajando por su mejilla izquierda, suave y un tanto llena, siguiendo el trayecto a su cuello y culminando en su fuerte hombro.


    —¿Qué haces?— susurró divertido mientras se le formaban dos pequeños hoyuelos cerca de las comisuras de sus labios.

    —Nada.—respondí. René se incorporó bostezando.
    —Es un increíble día. - me abrazó fuertemente.

    La tela de su playera era suave. Nos quedamos así, sin decir nada. Me gustaba estar con él, aunque sólo fuera sintieno su presencia. Me estaba relajando tanto que me estaba entrando sueño. Con ese chico no tenía que pensar las cosas antes de decirlas, ni oculta mis opiniones, ni ser algo que no era. Las ideas se acomodaban en mi cabeza y todo el parque, junto con el mundo entero se llenaba de risas, de luz, de colores más vivos.

    Empecé a tararear una de mis canciones favoritas, que hablaba de ese cambio de una vida monótona a los colores.

    Observé sus ojos. El sol había cambiado de posición y ahora le daba de lleno a su rostro, dejando calientes sus mejillas mientras que sus ojos adoptaban un color casi dorado. Sus pupilas parecían estrellas oscuras en plena explosión.

    —Ya en serio, dime que ves—continúo mi acompañante. Su voz era suave,pero varonil con ese extraño acento que tras vivir en mi misma ciudad no se le quitaba.

    Me venían a la mente tantas cosas estando ahí con él. Nuestra forma de trabajar en equipo siempre, la forma en que con sólo mirarnos sabíamos lo que el otro iba a decir, nuestras risas por las ocurrencias.También nuestras peleas, los momentos duros, las alegrías.

    La primera vez que pude ver en su rostro lo mucho que le había fallado y esa mezcla de furia y profunda melancolía, me prometí a mi misma no volver a ser la culpable de esa expresión. Sus ojos, normalmente pequeños, se veían enormes cuando la sonrisa permanente daba paso a la seriedad y preocupación.

    Me acomodé en sus brazos, lo cual era un poco dificíl ya que René era más bajo que yo.

    ¡Cuántas veces me había refugiado en ese mismo lugar, recuperando la alegría con una de sus bromas! Varias veces esos brazos me habían salvado.
    Cómo esa vez, que ibamos bajando de las escaleras de la preparatoria. Ese día llevaba tacones. Sólo fue un mal paso mi rodilla izquierda dejó de responderme para dar paso a un dolor que me hacía tener nauseas y querer perder el sentido. Mientras los demás estudiantes pasaban con una frialdad increíble, él se quedó, preocupado,asustado,tembloroso, pero aún así tratando de darme fuerzas hasta que mi rodilla estuvo bien, envuelta en una aparatosa ferúla. Sólo ese chico permaneció hasta ltas horas de la noche mientras mi familia llegaba por mí.


    O ese otro recuerdo, cuando detuvo mi silla justo a tiempo para que no me cayera. O cuando logramos sacar adelante ese proyecto que parecía pérdido...

    Por eso me dolío tanto cuando el siguiente semestre ya no pudo estar a mi lado todo el tiempo. Al reprobar el extraordinario de álgebra, ya no podía reinscribirse.

    Creo que ese fue el momento más dificíl de todo el año,aunque yo misma no sé la razón del por qué lo resentí tanto. El profundo vacío y el frío que sentía en mi interior aún cuando era verano, las lágrimas que se me escapaban la furia, la frustración.No le encontraba sentido al ir a la escuela...es decir ¿para qué llegar temprano si no tenía a nadie con quien hablar?

    Las citas no eran suficientes, era como una niña perdida que sólo quería estar con él.

    Me fui volviendo un tanto profesional. Me dediqué sólo a lo mío, hablando con todos, no siendo amiga de nadie. Mi nuevo salón era extraño. El bachillerato permitía que de los tres años, dos los tuvieras en un aula con tronco común y el último en un área. Elegí Humanidades, mientras mi mejor amigo escogío Ingenierías, otra eligió Administrativas, alguien más Ciencias. Eso sólo empeoro todo. Él iba a estar conmigo en Humanidades...

    Al final acepté todo. No fue fácil, ni rápidoInclusive nuestra relación mejoró al no estar todo el tiempo juntos. Al dedicarme sólo a la escuela, a perpetuar mis amistades y pasar tiempo con René,dandóme mi tiempo, encontré mi equilibrio y todo fue sacando frutos. Las pruebas fueron mi promedio, como se fueron desarrollando mis relaciones, como aprendí. Ya me sentía bien en mi área.
    Y aquí estabamos, los dos juntos.


    — ¡No, basta!—exclamé al sentir como me hacía cosquillas. Las carcajadas salían involuntariamente y él reía.

    —Me gusta verte reír—respondió a modo de excusa mientras dejaba de hacerme cosquillas.

    —Y a mí todo lo que te hace ser lo que eres.

    —¿No te parezco extraño? La demás gente lo piensa.

    — Yo sé quién eres. Eres diferente a los demás.

    —Oye, vamos a dar una vuelta—decidió mientras me besaba. Sentí que el cerebro se me derretía.

    —De acuerdo— contesté mientras tomaba la mano que él me tendía. Era uno de los días más felices de mí vida.
    a Pire y Dark RS les gusta esto.