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  1. El sonido de la alarma...

    Beep Beep Beep

    El sonido de la puerta...

    Tock Tock Tock

    -¡Ya está listo el desayuno, Jennifer!

    Me levanto de choque y veo la hora... ¿¡las 7:46!? ¡Llegaré tarde a la escuela!

    Quito mis sabanas sobre mi y me levanto desesperada, me desvito y voy corriendo al baño.

    Al salir de la ducha, me visto con el horrible uniforme de mi escuela y mientras me peino, me veo al espejo.

    Soy de baja estatura. Mi cabello es negro del largo de mis hombros. Mis ojos son verdes y un poco achinados.

    -Al fin, Jennifer.- me dije.- hoy empieza el primer día para finalizar tu sufrimiento, salir del calabozo, terminar la escuela. El fin de hacer incontables trabajos prácticos para maestros que ni lo aprecian. El fin de usar esta horrible ropa. El fin de tener que respetar a quien no quiero. El fin de muchas cosas... y el inicio de otras.

    Retifico la hora nuevamente, llegaré horriblemente tarde.

    Tomo mi mochila y con dolor de cabeza y cabello casi peinado, corro hasta el comedor para ver si puedo desayunar.

    -Gracias.- digo, mientras veo a mi madre poner el desayuno en frente mío.- ¿Me puedes dar alguna pastilla? Tengo jaqueca.

    Pues... ayer tomé alcohol hasta mas no poder y como resultado, las venas que tenía mi cabeza, me palpitaban.

    Me fijo la hora, son las 7:52 am.

    -Mamá, disculpa, pero no desayunaré, llegaré tarde.- dije tomando mi mochila y saliendo por la puerta corriendo.

    La escuela no quedaba tan lejos, sólo unas cuatro cuadras, cruzar una avenida sobre poblada y doblar una esquina para llegar... casi nada, ¿eh?

    Corrí y corrí desesperada, ya que nuestro director es demasiado quisquilloso cuando se habla de responsabilidad.

    Pasé las cuatro cuadras y llegué a la avenida, donde los autos pasaban a gran velocidad, no me daban ninguna brecha para poder pasar. Miré el reloj que estaba en mi muñeca.

    - 7:56 .- leí.- Vamos Jennifer, ahora o nunca.- dije y comencé a correr hasta tratar de llegar. Los auto pasaron muy cerca de mi, poniendome muy nerviosa, hasta que... el sonido de una bocina choca con mis oídos.

    Toda mi vida transcurrió por mis ojos en tres segundos.

    -¡No te quedes ahí! ¡Fíjate por donde vas!- gritó el señor que se detuvo rápido frente a mi. Con mis nervios de punta y la desesperación golpeando mis piernas, pasé la avenida de doble vía de manera rápida.

    -Puedo llegar... puedo llegar.- dije auto animandome, cerrando mis ojos mientras doblabla la esquina que me separaba de la escuela, abrí mis ojos y por extraño instinto miré hacia atrás, cuando volteo mi rostro hacia el frente nuevamente, Veo a un chico muy cerca de mi, no me da tiempo a detenerme y forzando mis piernas para un choque menos fuerte, aún así lo golpeo, yo cayendo sentada con dolor en la frente.- Perdón.- dije tratando de recomponerme del triple dolor que tenía.

    -¡Mira lo que hiciste, idiota!- dijo en tono enojado, le miré el rostro y él se tapaba la nariz con ambas manos.- Fíjate mas en el camino ¿O es que tu enorme frente no te deja ver?- dijo enojado.

    -Fue sin querer.- dije disculpándome, mientras me levantaba y volvía a caminar para llegar.

    -¡Espeeeeera!- dijo el chico, cuando volteé, él me detenía el brazo con fuerza.

    -Sueltame, voy tarde a la escuela, tengo que irme.- Forceé para que me suelte.

    -No te vas.- dijo apretando mi brazo.

    -Ya te pedí disculpas, tengo que irme.- seguí forcejeando, de su nariz fluía sangre.- ¡Por favor!

    Pude soltarme y seguí corriendo, vi la hora y eran 7:58. Llegué a la escuela y la puerta sólo tenía una pequeña abertura abierta, mientras seguía cerrandose.

    -¡Yo puedo!- dije, mientras me impulsaba, me deslicé por una esquina y pude entrar, casi por arte de magia.- ¡Gracias Dios!- grité al haber entrado.

    Fui directamente hacia la cafetería/comedor, a dormir.

    Me senté en una mesa y utilicé mi mochila como almohada. Mi dolor de cabeza cada vez mas, aumenta. Primero, la resaca; segundo, el casi choque en la autopista que me puso los nervios de punta; Tercero, el choque que tuve con el chico mientras venía: Cuarto, no me he desayunado.

    Pasan unos minutos, hasta que siento un toque en el hombro.

    -Dejenme en paz.- dije, seguro son los niños de primaria que me vienen a molestar. Siento nuevamente el toque en el hombro.- Deja de joderme, molestas.- respondí de mala gana y nuevamente, el toque insistente. Levanto mi cabeza y grito.- ¡Si no te vas, te parto la ca...!

    -¿Me parte la qué..?- Mierda, el director.

    -E-e-e... Bu-bu-bu-bu-buenos días señor director.- dije con una muy nerviosa sonrisa, mientras frotaba mi brazo en muestra de nerviosismo.

    -Detención después de clases.

    -¿Por qué?

    -Faltarme al respeto y ahora son dos días, por tardanza.

    -Pero...

    -Tres por respondona.

    -P-pe...

    -Cuatro por no aprender.

    -Ya me callo.- digo inflando mis buches, en forma de puchero.

    -Cinco.

    -¿Y ahora porqué?- le reclamé.

    -Por estar fuera en hora de clase, y si no se larga ahora, viene el fin de semana.

    No hice nada mas que asentir, levantarme e irme.

    -Pase buen día.- dice con mi sonrisa muy notablememte falsa.

    Según el horario me toca Literatura, con el maestro Carlos. El desteñido que me cae tan horriblemente mal.

    Llegué, toqué la puerta y el me abrió.

    -¿Qué hora cree que es?- dijo preguntando lo obvio.

    -No lo sé.- respondí de mala gana.

    -Detención en recreo.

    -Genial.- respondí entrando.

    -Dos días.

    -déjeme explicarle.- le dije.

    -tres días.- dijo cerrando la puerta.

    -Pero por...

    -Cuatro días, a sentarse.- me ordenó.

    Sedí y me senté. Sólo había dos asientos vacíos. Estaba el gordo que siempre comía y hablaba de comida o el chico extraño que daba un aura de bicho raro... ¡El raro!

    Me senté al lado del raro, habiendo un lado vacío a mi lado.

    -Sigamos..- dijo el maestro, tomando un libro y leyendo.

    -Santiago, ¿En qué página está el profesor?- dije mientras lo despertaba.

    -No lo sé, si no haces ruido él no te dice nada.

    -Buena idea.- guardé el libro y el cuaderno y utilicé mi mochila como almohada. Veré si durmiendo un poco se me calma el dolor.

    -Buenos días.- dice una voz poco conocida, pero no le tomo importancia.

    -¿Sabe que horas es?

    -Tarde.

    -Detención en recreo.

    -Espere y le explico...

    -tres días.

    -¿Pero no seguían dos?

    -Cuatro días y si no se sienta ahora, serán cinco.

    -Bien...- dijo, me dio curiosidad y levanté mi cabeza y lo miré, me levanté de golpe y grité:

    -¿¡Qué haces tú aquí!?- gritamos ambos al mismo tiempo.

    -Cinco días los dos.- dijo el profesor, sólo me senté.

    No habían mas espacios para sentarse, así que se sentó a mi lado.

    Traté de ignorarlo y me acosté nuevamente.

    -Me las pagas.- oí su irritante voz susurrar a mi oído.

    -Resérvate tus quejas, idiota.- le respondí decidida, mientras me acostaba nuevamente.

    ____________

    -Jeni, se terminó la clase.- siento que me tocan el hombro y veo a todos levantándose de su asiento.

    -Gracias Santi.- le respondo mientras recojo mis cosas y me levanto.

    Veo al desteñido verme fijamente.

    -Sé que me odia, no disimule.- dije al pasar a su lado. Aseguré mi mochila y seguí caminando hasta pasar por la entrada.

    -Ven aquí.- Escuché, mientras sentía que alguien me tomaba del brazo y me halaba hacia otro lado.

    -¿Qué te pasa? Suéltame.- refunfuñé al ver que era él, que seguía molestándome.

    -Tengo detención por llegar tarde, por tu culpa.- dijo, apretándome la muñeca.

    -Me lástimas idiota. ¡Sueltame!- grité.

    -¿Quieren ambos quedarse limpiando y ordenando el salón?- sugirió el maestro Carlos.

    -No.- dijo el chico, mientras me soltaba bruscamente y se iba. Lo miré con odio a ambos.

    -¿Vas a limpiar?

    -No tienes que pagar conmigo que el director no te dejó lamerle el culo.- dije, mientras me retiraba rápidamente de ahí, para no escuchar su respuesta.

    __________________________

    Suena la alarma de el recreo y salgo de mi clase de inglés.

    -Hola Jeni.- me saluda mi mejor amiga.

    -Hola Dai.- la saludo de igual manera.- Me toca detención, tengo que irme.

    -¡P-pero!- dijo ella mientras me seguía.

    -Pero nada, hablamos luego.

    Me dirigí hacia la sala de detención y ahí lo vi, a el idiota que me molestó.

    -Buenos días.- saludé a el maestro Máximo, restandole importancia a la vida de el otro individuo que estaba en el salón.

    -Jeni... ¿Ya vas a detención?, eso no es bueno para tu reputación.

    -Ya sabe que el Carlos se la agarra conmigo.- el profesor sólo suspiró.

    -¿Cómo está Marí?

    -¿Esa enana? Está muy bien. Se puso a estudiar piano con un tal Sficerd no sé qué... Se dice que es un pianista famoso.

    -No lo conozco, pero me alegro por ello.

    ________________

    Después del primer día de clases, me dirijo a detención nuevamente y lo veo a él. Y nuevamente, sólo estábamos él y yo en el salón (sin omitir al maestro).

    Resaca... nervios... golpe en la frente... sin desayunar... sin merendar... sin almorzar y con calor... Ya se sabe cómo está mi dolor de cabeza ¿Verdad?

    Pero algo vibra en mi mochila, voy desesperada y lo reviso.

    Bryan: Hola mi cerezo ¿Cómo te fue hoy?

    Sonrío al leer el mensaje y ver lo atento que es.

    Yo: Como siempre ¿Qué tal tu nuevo trabajo?

    Bryan: ¿Quieres ir a verlo conmigo? Te tengo una sorpresa.

    Yo: ¿Sorpresa? ¿Qué es?

    Bryan: Sorpresa.

    Yo: Dime, que me desespero.

    Bryan: La desesperación te la calmo a besos.

    Yo: No digas eso, que me desespero más.

    Bryan: ¿A qué hora nos vemos?

    Yo: Mamá trabaja a las tres, así que, a esa hora voy a tu casa.

    Bryan: Esperaré con ansias.

    Yo: No me robes los pensamientos, hablamos al rato. Te quiero

    Bryan: Yo más.

    ________________

    Al terminar la detención, me tomo mi tiempo para ir a casa muy lentamente, mientras el sol me aturde.

    -¡Ya llegué Mamá!- grito al entrar, mientras me quito los zapatos en la entrada.

    -¡Lávate las manos y ven a comer!- me responde.

    Recorro la sala arrastrando mi mochila, hasta que paso por el comedor.

    -¿¡Es que acaso me estás persiguiendo!?- le grito a él, al verlo sentado al lado de mi madre, en el comedor.

    -Hija, ven para presentarte a Javier. Él es...

    -Ya lo conozco lo suficiente.- digo irritada, mientras empiezo a subir las escaleras.

    Lanzo mi mochila hacia la cama con enojo, me lavo las manos y el rostro y bajo hacia el comedor.

    -¿Qué cocinaste?- le pregunto a mi madre, ignorando a el individuo a su lado.

    -Hija, ten modales, saludalo como se debe.- dijo señalandolo. Lo miré de reojo e ignoré la petición de mi madre.

    -Espera... ¿Cocinaste pollo?- dije al percatarme de la comida.

    -No, es pavo.- Dijo sonriendo.

    -Sabes que no como carne.- dije, mientras me daba media vuelta y con mis pies pesados, comencé a caminar con enojo hacia la cocina.

    -¡Pero un día...!- me dice.

    -Ahórrate tus palabras.- le respondí, mientras me iba a ver qué había. Al terminar la revisión, me dirigí a mi cuarto.

    ___________________________

    -Jennifer, me voy a trabajar.- me gritó mi Mamá.

    Bajé, con jaqueca aún, a tomarme una pastilla. Pero aún feliz.

    -¿Acaso no te vas?- dije al verlo aún en mi casa.

    -No dejaste que tu mamá te explique.- dijo, me puse frente a él y me crucé de brazos.- Yo vivo aquí.

    Mi sonrisa poco a poco se desvaneció, volviéndose en un rostro de enojo.

    -¿Esto es enserio?

    -Llámala.- dijo, dándome su celular con el número ya marcado.

    Lo tomo y llamo.

    +Hola Jav...

    -¿Cómo que el animal aquí presente vive en MI casa?- dije, dándo énfasis al mencionar la palaba en mayúscula.

    +No me dejaste explicarte.

    -Ok, habla.- dije en tono irritado.

    +Bueno. Tu padre, tiene una amiga de la infancia llamada Marianne. Pues, ellos son los mejores amigos, entonces... ella tiene un hijo llamado Javier, que estaba cansado de estar en su casa y quería estudiar fuera del país. Tu padre le ofreció techo hasta que termine sus estudios en nuestra casa.

    -E-e... ¡Espera! ¿Cuánto tiempo se quedará?

    +El mismo tiempo que te falta para terminar.

    -¿Y porqué mi escuela?

    +Recomendada por mi, pensé que se llevarían bien.

    -Mamá, nunca me llevaré bien con este insolente.

    +Pues, tendrás que hacerlo. El se quedará en el cuarto de huésped que está al lado de tu cuarto. Tratalo bien o serás castigada. Cualquier queja, llama a tu padre.- dijo, cerrando la llamada.

    Con ira en mi cuerpo, le regresé el teléfono a él.

    -Escucha.- dije calmandome un poco.- no te metas conmigo. No entres a mi cuarto. La ducha de mi baño es sólo mía. No entres al sótano. Aquí se come lo que se cocina. Nada de carne. Se ayuda en los quehaceres. No te interfieras en mis estudios. Mi celular ni nada mío se toca. No me toques. No se te ocurra llamarme o tocar mi puerta. No hacer a mi madre enojar. Tu ropa la lavas tú. Lo que ensucies, lo limpias. Cero mal olores y ropa regada en tu cuarto. Dentro de casa, se debe poner ropa decente. No hacer que mi madre pase malas noches. No dormir fuera de casa sin avisar. Esto no es un hotel. Para hacer alguna remodelación, debes de preguntarme primero. No rieges rumores raros de mi en la escuela. No hables de mi con mi padre...

    -¿Para qué me dices esto? No soy un perro indomesticado. En mi casa también me enseñaron costumbres.

    -Ok, me alegro por ello.- dije poniendo una sonrisa falsa.- También, lo que yo haga, no es de tu incumbencia.

    -Lo mismo digo.- me dirigió una mirada de enojo, la cual le regresé, volviendo a mi cuarto.

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    Notas de la autora:

    Holaaaa!

    Bueeeeno! Gracias por leer este Cap, muchas gracias, en serio.

    Pues, les mando miles de besos y nos leemos en un próximo Cap, besos!