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  1. Nostalgia de la adolescencia; esa eterna necedad innata en el humano, una rebeldía peculiar y que en ése momento estás transcurriendo. Cambios en el cuerpo. Hormonas altas. Acné. Risas. Plenitud. Te sentís puro. O al menos me sentía así; con amigos de club, luego de jugar al fútbol nos quedábamos a echar unas risas en el kiosco de enfrente, porque el del club era muy caro. Tomábamos jugo de manzana, a veces jugábamos por la coca-cola.

    Esta canción me lleva a esos recuerdos agridulces ya por el tiempo, porque son recuerdos dulces y agradables de una vida que extrañas y agrios porque eso ya pasó hace mucho tiempo y no se puede volver atrás.

    Cuando te dicen que vivas la vida, que la vida es corta, es cierto. En su momento recuerdo tener entre quince y dieciseís años, justo antes de mi primer trabajo, una tía mía que observa todos mis movimientos desde el cielo me dijo que: "Viví la vida, Ramiro. Viví la vida". Yo le respondía lacónicamente: "Sí, tía. Tenés razón." Era mi clásica respuesta la cual parecía satisfacerla y a mí dejarme como que respondí como un adulto. ¿Pero a qué se refería la tía al decir que hay que vivir la vida? Yo con dieciseís años pensaba no tenía tiempo para pensar en frases transcendentales, era un terremoto.

    Pero si me lo podría preguntar de nuevo, yo claramente le podría responder con propiedad. Como el adulto que digo ser, esta vez sí.

    Pero esa respuesta me la reservo para ella.

    Para cuando nos veamos de acá a mucho tiempo otra vez.
  2. El Sólido o como le digo yo: "El Solides", es un venezolano de 39 años, con mucho recorrido en su vida. Personaje. Carismático. Te echas unas risas pero te das cuenta que el tipo tiene una chispa especial; está loco. Me llevo bien porque como él mismo se define: "Licenciado en artes ocultas y sin importancia" siempre tiene un dato, un detalle, alguna curiosidad interesante. Me llevo muy bien. También fuma mota, por lo que es de los míos.

    Trabaja en Just Eat, una empresa de reparto de comidas, todo pedido que llega a mi bar a través de la aplicación Just Eat, él u otros repartidores entran al bar para recogerlo y llevarlo al domicilio.

    Por ende es un personaje que vemos seguido.

    Hoy estaba caminando por la calle. Eran cerca de las 22.35hs de este miércoles de febrero, frío, iba con mis cascos escuchando música cuando veo un control policial parando motocicletas en un operativo de seguridad. Cuando mis ojos se cruzan con la mirada del Sólido, llevado muñecas detrás de su cuerpo hacia el interior de un coche de policía, no me lo podía creer.

    ¿Será el Sólido?, me pregunté curioso, pensando que este hombre siempre tendría anécdotas épicas que me sorprendan. Me reconoce y mueve la cabeza mientras el policía le obliga a seguir caminando. Se mueve como una suricata.

    "¡Josefina Aldecoa 2 segundo izquierda!"

    Fue lo único que me gritó antes de que le cerrarán la puerta en la nariz.

    Y acá me encuentro. Después de tocar timbre en esa dirección e informando que el Sólido, el cual reconozco que no sé su nombre, está preso y no tengo idea en qué comisaría. Bueno, preso no sé... pero que está detenido lo está.

    ¿Qué tal sus miércoles?
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  3. Escribo esta entrada con un profundo odio y rabia iracunda y sin fin contra los lavaropas, -o lavadoras-, modernos. Los odio. Yo de pequeño recuerdo siempre a mi madre cuando lavaba la ropa; ¡qué mujer! el lavaropas giraba y se sacudía con violencia, amenazando un colapso del techo y la pared que le nutría energía, pero terminaba en treinta minutos. Lo voy a recordar para siempre: 1 ciclo de lavado. 30 minutos. 30 grados. Listo, ya está. No hay mas ciencia, no puede ser más fácil. Obvio, sí, hay otros botones, o al menos más números para disnminuir o aumentar la temperatura del cacharro. Pero vos querés girarlo y es imposible: ese lavaropas está lavando a 1 ciclo de lavado. 30 minutos. 30 grados desde fácilmente casi 7 u 8 años. Tiene historia. Es junto al televisor uno de los objetos más antiguos de tu casa: eso quiere decir que si querés pasar de 30 minutos a 40 va a ser imposible y te explico el por qué: porque el botoncito que gira va a estar atrapado en su sitio, anclado, totalmente agarrado por el óxido de las estaciones. Ese botón es imposible de girar y antes te lo cargás. Entonces, yo con esa referencia de mi nacimiento y desde años que ya estoy viviendo lejos de ese lavaropas que me vio crecer, siempre tuve un lavaropas, obviamente con muchas distintas opciones, pero siempre y fiel a mi familia lo usaba en 1 ciclo de lavado. 30 minutos. 30 grados. La ropa me salía espectacular; con perfumito rico, acolchada, fresca, un olor a primavera constante cada vez que habría mis lavaropas en distintos pisos y casas por donde viví tantos años. Y ahora, que me mudé, me encuentro con una realidad que me da miedo.

    Hoy me enteré que tengo un Indesit IWC. Y este lavaropas es uno muy moderno: tiene EcoSport, Ecoylaconchadetumadre. ¡TIENE CIEN BOTONES! ¡CIEN! Y con no bastarle con eso, no tiene una sola ruedita para indicar mis queridos y entrañables 30 grados, hay, obviamente, otras cien más. Adiós a mi 1 ciclo de lavado. 30 minutos. 30 grados. Pero lo intenté, de verdad: agarré ropa que estaba sucia y metí todo. Miro al lavaropas e intento deducir cuáles de todas esas miles de fichitas que indican cosas y brillan podría ser mi 1 ciclo de lavado. 30 minutos. 30 grados. Descubro que estoy muy lejos de ser capaz de manejar este aparato sin ayuda logística previa. Lo primero que hay que hacer, encenderla. Lo hago. Eso es lo más fácil, después ya no hay vuelta atrás. Es como cuando salís para el trabajo, muy apurado, y te olvidaste de darle de comer al perro, al gato, a la tortuga o de regar las plantas. Y decís: "ya fue, no llego si vuelvo". Veo el botón ON/OFF. Aprieto ON. La máquina vibra a ritmo y pensé que iba a salir un enano a bailar una samba brasileña. Veo otro importante: START/PAUSE. Pero sé que ese es el último, cuando ya preparaste el ciclo y lo tenés todo listo para mandarle candela. Veo un EcoSport o algo así, no me acuerdo, eran tres de esos así parecidos, empezaban con Eco. Después veo algo que me aterroriza: 3hr. 6hr. 12hr. END. Y debajo el dibujo de un candado. ¿Tres horas? ¿DOCE HORAS? ¿Pero estamos tontos, chaval? ¿Qué mierda es esto? Me rasco la barba y me paso una mano por la cara. Le doy otra calada al porro que tengo entre las manos y paro la música, siento que me está desconcentrando. Miro los botones pensando que si los miro lo suficiente algo me iba a iluminar y la iba a poder hacer encender. Había un botón que giraba de 123456789 y otra que pasaba a los grados, donde puse 30 claramente. Pero fue lo único, el resto no entendí ni goma. Le doy a START. La máquina se queja con un sonido espeluznante, como si no estuviera de acuerdo con mi decisión en sus órdenes de lavado. Escucho que comienza a llenarse de agua y luego de una vibración un tanto peculiar, comenzó a girar. Duró 1 minuto. Después se quedó congelada, pero con el candado en rojo y el botón de START todavía encendido y con el horario de 3hr. No entiendo nada. Lo apagué de mala gana y se quedará así hasta que el boludo del dueño venga el lunes y me explique como carajo funciona esta mierda.
  4. Once y media de la noche. Iba caminando y veo a un personaje de sudadera y capucha con un montón de equipos de montaje y apuntando al cielo. Era como una super cámara de fotos apuntando al cielo pero de noche. ¿A qué carajo le apuntaba?

    Yo: Che, cuchame. Recién te estaba viendo. Estás como con un teléfono acá... ¿a qué le estás sacando?

    Persona misteriosa: No, no. Le estoy sacando fotografías a esas estrellas, si las podés ver. Nosotros la llamamos estrellas vigías, están vigilando lo que hacen en todos los congresos a nivel nacional con el tema de la pandemia y el asesinato en masa a nivel internacional. Por favor, no uses alcohol en gel, no uses tapabocas, no te vacunes. Y eso, esa estrella, está vigilando en todos lados. Son dos.

    Yo: Ah, son dos. Las tenés vigiladas, las tenés vigiladas.

    Persona misteriosa: Hace de los primeros meses de junio, julio que están ahí, plantadas. Pasa la luna, pasa el sol y esos bichos siguen ahí.

    Yo: Y vos estás seguro de que esto es así, vos estás seguro de que esto está pasando realmente y nadie se está percatando porque; sos el único que está sacandole fotos.

    Persona misteriosa: No se percatan porque la gente nunca mira al cielo, incluso ni siquiera los cristianos miran al cielo, mirá lo que te digo.

    Yo: Claro, claro. No

    Persona misteriosa: Decime que cristiano mira al cielo y se pone la vacuna, no tienen idea.

    Yo: Cristiano Ronaldo fichó ahora en el Manchester United.

    Persona misteriosa: Mira, no sé como lo tendrás vos. Pero es un chico de la élite.

    Yo: ¿Vas a estar toda la noche sacandole fotos a un punto blanco?

    Persona misteriosa: Toda la noche, no. Todas las noches. Esas estrellas están ahí desde hace rato. Digámosle estrellas pero no son estrellas.

    Yo: ¿Qué es?

    Persona misteriosa: Para mí son vigías.

    Yo: ¿Marcianos?

    Persona misteriosa: Marcianos no, serían de Marte. Esto no sabemos lo que son; están ahí, están vigilando y están en la cabeza de los congresos nacionales de todos los países. Ahí tienes la IA: famosa IA, Inteligencia Artificial, vigilando lo que hace el gobierno de cuarta nacional.
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  5. Sí. Quiero poner un After. Ya mismo. Estamos perdiendo el tiempo, muchachos. Tengo la mejor idea en la cual invertir sin miedos y con futuros ingresos asegurados.

    Un garito ambientado un poco en la movida hawaiana; totems de madera, alguna que otra palmera; tablas de surf pegadas en las paredes y en los techos algunos esquíes. Vos entras por la puerta y lo primero que verías serían las tablas colgadas, con un fondo azul muy zarpado. En alguna que otra pared habría pantallas mostrando surf en constante bucle. Y sonaría este estilo de música:



    Pero no tan fuerte sino al revés, que suene muuuy de fondo, que sientas el ritmo pero que se pueda charlar sin problemas. Lámparas amarillas, verdes, rojas. Una sección de sofás y otra de mesas altas de taburete y las clásicas de silla, pero sillas con respaldo. Hay que estar cómodo.

    Se llamaría: "La Caprichosa" y la gente diría: "che, ¿vamos a la capri a tomarnos un birrín?"

    ¿Firmamos papeles?
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  6. ¿Viste cuando no tenés laburo? Como yo, ahora mismo, que no tengo trabajo. Soy totalmente un desempleado indigente viviendo de unos míseros dólares depositados en una cuenta bancaria en el exterior. ¿Sabes cuál es tu trabajo? Tu trabajo no es tu trabajo; tu trabajo es comprar. Vos sos empleado del sistema comprando, todos los días, yendo a comprar la coca-cola. La única forma de morir en una ilusión de libertad absoluta sería irse a vivir al medio del monte, plantar tus cosas; comer tu comida, plantar tu faso. Y así y todo esto es otra ilusión, aún así no somos libres. Creo que la Matrix existe. Hay algo ahí, un no sé-qué en el aire. Lo percibo.

    Hay un super multi procesador en algún lado controlando toda esta situación. Es todo como los sims, somos los sims. Es el Age Of Empire gigante. Estoy muy convencido de que todo puede ser una simulación. Muy. Sí, tenemos libertades de elegir, que sé yo, pero dentro de la Matrix. No podés romper un espacio-tiempo así como así...

    ¿Qué pensarán los perros, loco? Yo creo que somos iguales que a los perros, somos animales. Pero la diferencia entre los perros y nosotros, es que nosotros nos dimos cuenta de muchas cosas... y al pedo, no nos teníamos que dar cuenta de todas esas cosas de las que nos estábamos dando cuenta, nos hicimos muy conscientes; empezamos a escribir canciones, empezamos a inventar historias... cuando inventamos narrativas, cuando inventamos historias, creo que arruinamos todo. Creamos los dioses, creamos la biblia, creamos el bien y el mal, arruinamos todo.

    Para un perro no existe el bien y el mal.
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  7. No me acuerdo cómo titulé el resto de los blogs, espero que de la misma manera para no quedar ridículo.
    Admito que tuve que ver el calendario de mi móvil porque no sé ni en qué día estoy. Llegué hace cuarenta minutos del trabajo, quizá un poco más. Entré pensando que iba a escribir estas líneas apenas ingresara en el piso.

    Pero bueno, pasaron cosas y me olvidé.

    También admito que voy fumado y mucho.

    00:30 de la noche. Estaba caminando del trabajo para mi casa, con mis auriculares puestos y mirando la pantalla del móvil para dar con la puta canción que no encontraba y tenía muchas ganas de escuchar. La tarareaba en susurros, con la cabeza gacha, rebuscando por el buscador de Spotify. La tarea es imposible, pero sigo caminando, sin echarme hacia atrás. Mientras tanto, obvio, no puedo comenzar la búsqueda de esa mística e inalcanzable canción del cosmos musical sin un buen repertorio de música motivadora. Busco algo aleatorio en mi biblioteca y suena:



    Levanto la cabeza, me prendo el segundo porro de la noche; el primero fue mientras cerraba el bar. Busco mechero en mis bolsillos, no lo encuentro; rebuscó dentro de mi sudadera, tampoco. Me quito un brazo de la mochila y abro el bolsillo pequeño y meto la mano. Tanteo un sobre de un chicle, monedas, un paquete de ibuprofeno 600. Doy con el objetivo, saco el mechero y comienza mi viaje musicalizado.

    Sigo caminando, fumando con la mano derecha y yendo por la pendiente que me indicaba que aún me quedaban fácilmente quince minutos de caminata, mínimo. Las calles vacías, muy poca gente un martes a las... ¿que horas eran? de seguro ya las 00.45hs. Inhalo muy profundo. Mantengo. Exhalo despacio, el humo blanco vuela por el aire, junto mis pensamientos.

    Me acuerdo de Víctor. Un chaval de unos 19, quizá 20 años. Víctor, así con acento en la i, es el típico chaval despistado, medio tontón, que se cree chulo pero no, no sé, un personaje de aquellos. Un día estaba en el bar, hablando con un compi sobre que teníamos que intentar meter extras a la plantilla para que nos solucionen la vida; gente que limpie mesas, que lleve bebidas, nada más, no pedimos mucho tampoco, simplemente un mínimo de conocimiento y si no lo tenés, obvio, acá se te enseña sin problema. Pero chaval, que hay que estar avispado, si no te comen. Y Víctor era de esos.

    Fue uno de los primeros extras que entro al bar preguntando por la oferta de ayudante de camarero. Un chaval común y corriente, pero al menos parecía decente. Miré a un compi a ver si detectaba algo raro que me pueda decir y al comprobar que él también pensaba lo mismo que yo, lo aceptamos.

    Solamente trabajaba los sábados y de mediodía. Eran los días mas, son los días en realidad, mas fuertes. Es el típico día que en una hora y media entra y sale una media de 120 personas y en constante bucle. Y somos dos... bueno, decidimos llamar a unos refuerzos. Me reí ese sábado a la noche con mi colega al recordar el caos del día. Fumabamos unos porros en la barra, terminando de ver un partido del gran Betis, equipo de mi compi de toda la vida, desde shiquitito, me diría. Estabamos cansados, pensando en el domingo, reventados... y nos reímos tanto al recordar a Víctor.




    Situación real de ese bendito sábado de diciembre del 2019.
    14:20hs de la tarde.

    La barra, por lo general la barra de cualquier establecimiento de cara al público hostelero, está a reventar. Llena de copas, jarras, vasos, platos sucios, cubiertos, mierda, de todo. Encontré hasta un paquetito de peri (de cocaína) en la puta barra, cuando esas mierdas por lo general se barren todas las noches de los sábados (imagínense la puta locura de servicio, todos están del orto y vos super sobrio, llega un punto que querés matar a todos). Como sea, la barra a esa hora está a reventar, es una suerte si encontras una bandeja limpia y que no esté llena de jarras sucias, con copas, hielo, paquetes de ketchup y su puta madre. Víctor se acerca y me pide dos cafés con leche de la S1. Lo miro con intensidad, yo estaba rabioso y la espuma se me salía por la comisura de mis labios. Víctor lo pudo intuir, porque rápidamente y sin tartamudear desde que llegó, me dijo que estaba seguro que era la S1 por que era la mesa al lado de la nevera azul. Lo sigo mirando y el fuego lo quema, porque sigue intentando maniobrar para salir de ese callejón de muerte; me señala la mesa, miró en esa dirección pero no lo quería perder de vista tampoco; ya se había equivocado en miles de comandas repetidas, se equivocaba de las enumeraciones de las mesas, yo no podía soportar otro error porque literalmente lo mataba.

    El sevillano, mi compi, me grita desde el fondo.

    "¡Sí, papi, sí! ¡Es la S1!"

    Afirmo, preparo dos cafés con leche y los pongo en dos platos que encuentro de casualidad. Los preparo en la barra frente a Víctor. Me giro, busco dos azúcares y vuelvo a mirar los cafés. Víctor les había puesto la cuchara a cada uno, pero no al lado, sobre el platito, como toda persona normal. Los puso dentro de los cafés. ¡A las dos cucharas!

    Lo miro. Me mira.

    "¿Le metiste las cucharas dentro?".

    "Sí. ¿Por qué, está mal?".
    Sonríe, como si lo que hubiera dicho tuviera sentido dentro de su retorcida mente de adolescente.

    "Loco, cuando vas a un bar. ¿Te ponen la cuchara dentro del café? Pensá un poco, loco". Baja la vista avergonzado. Quito las cucharas. No eran cucharas. Le había puesto dos tenedores. Lo miro. Empieza a sudar. Me rio. Largo una carcajada campechana que hasta el pixa se detiene a mirarme.

    "¿Qué pasó"?. Pregunta el sevillano, sonriendo al verme tentado.

    "Este hijo de puta metió dos tenedores dentro del café"

    "Mentira, no te creo".

    "Te lo juro, pixita"

    Ambos miramos a Víctor. Se encoge de hombros.

    "Me confundí". Dice sin más.

    Pixita también ríe y le da una palmada fuerte en la espalda a nuestro Víctor. A nuestro Víctor. A partir de ahí lo llamamos todos los sábados para que fuera a ayudar.

    Tengo miles de anécdotas con este tipo, y muchas quizá hasta se me acuse de mentiroso y exagerado, pero les juro con todo el corazón de mi ser, que son reales. Obvio no voy a contar todas, son miles de verdad, pero sí situaciones random de muchos sábados al año.

    Un día, luego de un servicio muy fuerte, estaba con mi compi tomando algo a eso de las 17:15hs junto los cocineros del local. Ése es, como lo llama el pixita: el descanso del guerrero. Estamos ahí, viendo a los extra hacer el trabajo sucio y agotador de recoger el servicio, limpiar, prepararlo para la noche y seguir en constante movimiento durante el resto de la tarde. ¿Nos cuesta dinero tener a cinco chavales un sábado a la semana? No tanto como vale más la seguridad y comodidad de que, dentro de todo, el día termine relativamente bien. No nos cansamos tanto ahora, así que por eso yo digo que lo vale. Realmente lo vale.

    A Víctor se le unieron diferentes personajes que merecen la pena destacar. Entre ellos tenemos a Vargas, amateur de boxeador y le encanta la hamburguesa con huevo. Y la sala bourbon. Se ganó el apodo de de Bourbon Vargas para cuando se presente en alguna pelea a futuro. Es más, hasta hicimos la "hamburguesa bourbon" en su honor, con huevo frito y salsa bourbon. También tenemos a Ana, la pija, una niña mimada que tira flores a la plantilla y a los chavales los tiene tontos y los lleva como quiere. Le cambian los días, les hacen horas extras. No me lo explico, pero olé sus huevos, los tiene como quiere. Después esta Kunde, un metalero personaje de esos antiguos que debieron morir en la movida de Madrid en el barrio de Malasaña, pero aún vive y tiene muchas historias graciosas. Trabaja con la camiseta de los Ramones, tiene como cuatro iguales. Esta chalado.

    Detengo mis pensamientos.

    Finalmente encontré la canción que quería poner

    ¡Al fin!



    Levanto la cabeza.

    Llegué a casa.
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  8. Es gracioso que mientras ahora mismo son la 1:14 de la madrugada, en mi blog aparece como que escribí estas líneas el día anterior, osease: el 1 de septiembre del 2021. Nada. Dato curioso nomás antes de empezar.

    Compruebo que esté todo donde debe de estar. Caja apagada, correcto. Limones y naranjas repuestos, correcto. Lavavajillas apagado, correcto. Aire acondicionado apagado, correcto. Lo último que miro siempre son en mis bolsillos, mientras tengo los cascos de música puestos desde hace mucho antes de estar listo para salir. Mi horario terminaba a las 00.00hs. Le dije a mi compañera que se vaya yendo si quería, acá hay tormenta y amagaba con que iba a llover en cualquier momento.

    Andá tranquila, Cari.

    ¿Si?

    Sí, sí. Dale nomás. Antes que te agarre la lluvia.

    Nos despedimos con un abrazo y un choque de puños ya incorporado desde hace mucho tiempo. Carina se va del local aún con el uniforme inconfundible de un camarero/a. Jeans oscuros, zapatillas oscuras, camiseta con el logo de una cerveza, de Estrella Galicia más específicamente, que consiste en una mano sosteniendo una lata de cerveza. Mola. Está buena. Ella se va así, yo no. Yo tengo que cambiarme. Es como que dejo el disfraz ahí, no puedo salir vestido así, me siento sucio, cansado. Por eso opto en cambiarme y retrasar un poco la salida del bar. 00.15hs estaba listo. Con mi vaquero corto, con mis alpargatas, con mi camiseta de Rick and Morty y mis cascos de música. De ese modo estaba listo mientras comprobaba que nada me quede abierto antes de irme. Miró la hora en el móvil: 00.30hs. Coloco la alarma y cierro la puerta de entrada. Doy un paso hacia atrás y me bajo con un estruendo metálico el cierre de metal. Me agacho, lo cierro y me levanto. Saco un encendedor, agarro el porro que tenía armado en la oreja y lo prendo. Aspiro mucho. Retengo. Suelto con un suspiro. Estoy tan cansado que la primer seca me deja aturdido. Sonrío. Me giro y cierro la puerta de la terraza cubierta. Me pongo un reproductor de música y camino mientras fumo y observó la noche madrileña.

    Bares cerrando, algunos otros limpiando lo último. Mucha gente, chavales, adultos, familias. Todos grupos sociales que volvían con lentitud a sus hogares. La noche se había terminado. Doblo por una esquina y mientras camino veo que está sentado en un bar, en una mesa junto a una piba, un cliente muy habitual de mi bar. Lo miro y le sonrío; me saluda con un gesto y una sonrisa; me mira el porro, me mira a mí. Lo miró con una sonrisa. El tipo me guiña un ojo. Le saludo con la mano al pasar.

    Obviamente se da cuenta que me estoy quemando un faso, pero obviamente el tipo es de la misma onda, digamos, quizá hasta fuma casualmente. Como sea, luego de ese día siempre que va al bar lo saludo con la mejor, nos reímos y charlamos más. Encontré otro nuevo cliente con el que me voy a llevar bien. El porro hace la unión social.

    De pronto empezó a sonar una música en mis cascos en el momento en que estaba llegando a una avenida, eso quiere decir, calles muy transitadas, aunque a esa hora era solo la bola de paja rodando, esa la de los western. Empezó a sonar una canción muy peligrosa para mi estado actual, en el que me liberaba del pudor total.



    La bateria de fondo hace que mi cabeza comience a moverse con un ritmo especial. Miro hacia los costados con exageración, en todo momento manteniendo el ritmo de los platillos. Cuando suena el bajo comienzo a chasquear los dedos, siguiendo el compás del sonido. A todo esto sigo moviendo la cabeza, empezando un pequeño culebreo con todo mi cuerpo. Cuando el piano hace su aparición en el instrumental mi cuerpo toma toda la pasión de Michael Jackson, pero sin técnica. Debe ser gracioso verme de fuera, espero que nadie lo haya visto jamás.
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  9. Estaba pensando en incluir siempre una canción en cada inicio de blog que demuestre mi sensación o emociones mientras escribo. No estoy tan depre, eh, que conste. Pero el título le viene de maravilla a mi día: "Day is gone" y lo traduzco algo así como: "el día terminó". Y sí. Después de casi 12 horas se trabajo, del día a día, recién un martes, apenas empezando la semana y ya la nafta se va agotando más rápido que antes. ¿O será que en 7 días me voy de vacaciones? ¿será ésa la sensación correcta? Por que a veces irte de vacaciones te hace trabajar más eficiente, sabiendo que en pocos días te vas y no querés bajar tu productividad... o por el contrario, te hace trabajar más desganado; los pies te pesan al levantarte de la cama y saber que te tenés que meter ahí de nuevo. Y sí. Mi día de hoy transcurrió muuuuuuy lentaaaaameeeeennnnnte. Era como si la hora iba por medio de un reloj de arena y encima la arena estaba húmeda. La puta madre, el día no pasa más.

    Y me pasa también con este bendito mes de agosto. Yo me iba a ir de vacaciones en agosto. Eran, como bien escribí antes, mis vacaciones elegidas, programadas y con mucho amor. Iba a hacer muchas cosas en agosto, sobre todo irme de vacaciones con colegas, ¿mejor plan? no existía. Pero uno de mi trabajo cae enfermo de COVID. El puto virus nunca me hizo nada pero me jode, con toda la poesía natural de alguien que no cree en este virus, el karma con toda su brutalidad. Me imagino el virus este flotando en el aire, mientras piensa: "No te voy a enfermar pero voy a enfermar al pringado de tu compi así te jode las vacas". Y dicho y hecho. No me pude ir de vacas. Resulta que no pasa nada, era un viaje muy copado, con amigos... pero todo bien. Tengo más planes. El 20 de agosto para ser específico. Me froto las manos. Tengo nervios de comentar que viajo a alguien. ¿No les pasa que cuando tienen un plan muy importante o un proyecto o lo que fuese, y no lo dicen por miedo a que se pinche? ¿A que el destino, tan hijo de puta, se decida a cagarte ese viaje que tenías planeado con tanta antelación? ¿Y justamente por ese miedo no se lo dicen a nadie, verdad? Me pasa lo mismo. Pero también es que soy muy intenso y tengo que decir a dónde me voy, con quién y cuando vuelvo. Lo dije. Lo admito. Pero tranquilos, el destino me bajó con un headshot mientras me subía al tren mágico de la alegría. El viaje se canceló. Trabajé todo junio, julio y encima, agosto, sin vacaciones.

    Y reto contrariar al puto destino diciendo que la semana que viene viajo para Cantabria.
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  10. Alguna vez tuvieron esa sensación de estar pensando en un cuadro estilo "LA MONA LISA", con esos tintes de la época; una pintura de mierda pero que de cierta forma genera belleza. ¿Será por el simple hecho de sentir alguna especie de atractivo por lo viejo? Es que no sé pero me estoy desviando de la idea: dejame plantear la idea.

    Estaba pensando en eso, en un cuadro de esos con pinturas viejas de un estilo viejo. Y cuando ví este cuadro, siempre en mi imaginación, veía como la cara del obispo plasmado en tintura vieja... que la cara se me derretía. Derretía de a poco, en plan la cara se caía como un globo y una sonrisa triste. Bueno, de ahí empecé a ver mi cara! Pero como si fuera el cuadro, plasmado para la eternidad en un cuadro viejo de una familia vieja de una época vieja. Y me veía y me derretía. Yo veía como me derretía... Mientras veía mi cuadro derritiéndose yo me derretía a la par! Y en un momento, dentro de mi cabeza y parte consciente del cerebro, sentí que me derretía de verdad. Y por reflejo me toqué la mejilla a ver si estaba derritiendome... pero no, estaba normal. Bueno, normal normal....

    Y ahí me dije. Que fumado que estas.
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  11. De la mano de Ayeah les traigo un dibujo del trío de "amigos" del nuevo rol creado por el sensacional Reual Nathan Onyrian !

    El pequeño Goltas (Liza White ) junto con la gran Brumas y el observador Hando. xD

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  12. Lo primero que se tiene que hacer cuando se llega a la playa, más sabiendo que uno viene del frío extremo y uno odia el frío!, es sentarse en la suavidad de la playa con una caipirinha (o como se escriba) y empezar a emborracharse.

    Al menos yo estaba sumamente alegre por el buen alcohol carioca
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    Atrapar el atardecer, esa no puede faltar
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    Posar ante un dibujo de una pared. El foco se encuentra medio borroso por mi culpa (y la de la Skol)
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    Y por último imitando a Arjona. Que es lo que hace un taxista seduciendo a la vidaaaaa
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  13. Ando en una situación increíble, no puedo describirla con palabras y esta entrada va a ser excesivamente corta. Pero cuantos años pasaron de estos pibes. El tema no viene a colación, pero justo sonó en la radio, me acordé y la adjunto como para que no se termine tan rápido esta entrada :P

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  14. De pronto Kvothe se interrumpió, como si se hubiera quedado sin palabras. El silencio que se produjo fue tan repentino y tan profundo que Cronista levantó brevemente la vista de la hoja, algo que todavía no había hecho nunca. Pero en ese preciso instante, Kvothe empezó a hablar de nuevo:

    —Su sonrisa podía parar el corazón de un hombre. Tenía los labios rojos. No era el rojo chillón, artificial, que tantas mujeres creen que las hace parecer deseables. Sus labios siempre estaban rojos, de día y de noche. Como si minutos antes de verla tú, hubiera estado comiendo bay as o bebiendo sangre.

    » Estuviera donde estuviese, siempre era el centro de todas las miradas. —Kvothe frunció el ceño—. No me interpretéis mal. No quiero decir que fuera llamativa, ni vanidosa. Si miramos el fuego es porque parpadea, porque resplandece. Lo que atrae nuestra mirada es la luz, pero lo que hace que un hombre se acerque al fuego no tiene nada que ver con su resplandor. Lo que te atrae del fuego es el calor que sientes cuando te acercas a él. Con Denna pasaba lo mismo.

    Mientras hablaba, la expresión de Kvothe iba cambiando, como si cada palabra que pronunciaba lo hiriera más y más. Y aunque las palabras eran claras, encajaban con su semblante, como si cada una la rasparan con una áspera lima antes de salir de sus labios.

    —Era... —Kvothe tenía la cabeza tan agachada que parecía que hablara con sus manos, recogidas sobre el regazo—. ¿Qué estoy haciendo? —dijo con voz débil, como si tuviera la boca llena de grises cenizas—. ¿Para qué puede servir esto? ¿Cómo puedo explicárosla si yo nunca la he entendido?

    Cronista ya había escrito esas palabras cuando se dio cuenta de que seguramente Kvothe no quería que lo hiciera. Se quedó quieto un instante, y luego terminó de anotar el resto de la frase. Entonces esperó quieto y callado un momento, antes de levantar la cabeza y mirar a Kvothe. Kvothe lo miró también. Eran los mismos ojos oscuros que Cronista había visto antes. Los ojos de un dios furioso. Cronista estuvo a punto de levantarse y apartarse de la mesa. Se produjo un gélido silencio.

    Kvothe se levantó y señaló la hoja que Cronista tenía delante.

    —Tacha eso —dijo con voz chirriante.

    Cronista palideció. Parecía que le hubieran clavado un puñal.

    Como Cronista seguía inmóvil, Kvothe estiró un brazo y quitó la hoja a medio escribir de debajo de la pluma de Cronista.

    —Si no te sientes inclinado a tachar... —Kvothe rompió la hoja con cuidado; el sonido acabó por borrar el color de la cara del escribano.

    Con mucha parsimonia, Kvothe cogió una hoja en blanco y la puso delante del anonadado escribiente.

    —Copíalo aquí —dijo con una voz fría e inmóvil como el hierro. El hierro también estaba en sus ojos, duro y oscuro.

    No discutieron. En silencio, Cronista copió hasta donde Kvothe tenía puesto un dedo sujetando la hoja a la mesa.

    Una vez que Cronista hubo terminado, Kvothe empezó a hablar con voz crujiente y clara, como si mordiera trozos de hielo.

    —¿En qué sentido era hermosa? Me doy cuenta de que nada de lo que diga será suficiente. Está bien. Ya que no puedo decir suficiente, al menos evitaré decir demasiado.

    » Escribe esto: que tenía el cabello castaño. Eso es. Largo y liso. Tenía los ojos castaños y el cutis claro. Eso es. Tenía la cara ovalada, la mandíbula fuerte y delicada. Escribe que tenía aplomo y elegancia. Eso.

    Kvothe respiró hondo antes de proseguir:

    —Y por último, escribe que era preciosa. Es la única manera de expresarlo.

    Que era tremendamente hermosa, aunque tuviera fallos o defectos. Era preciosa, al menos para Kvothe. ¿Al menos? Para Kvothe era la más preciosa. —Por un instante Kvothe se puso en tensión, como si también fuera a arrebatarle esa otra hoja a Cronista.

    Entonces se relajó, como una vela cuando deja de soplar el viento.

    —Pero para ser sincero, he de decir que había otros que también la encontraban hermosa...


    ...
    ...
    ...

    Para los que me conocen seguramente saben que el romanticismo y el drama (bueno, drama un poquito) no es lo mío. Pero este pequeño capítulo que tomé prestado/robé de "El nombre del Viento" por Patrick Rothfuss, me encantó. Como dije, odio todo lo cursi y relacionado al "amor" que se conoce por historias de héroes y esas cosas trilladas... pero este libro me tocó tan en el alma que no puedo dejar de compartir sus textos y párrafos grandiosos. Dejo un pequeño capítulo que me gustó mucho.
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  15. [​IMG]

    Su nombre era Antonio Montana. Era joven pero de una juventud concentrada, dura y amarga como una nuez. En él, la juventud no era una estación de la vida sino un instrumento. Tony amaba la buena vida, sin importar como llegar a esos placeres, él haría lo posible. Amaba los monumentos, las mansiones, el dinero blanco y verde. Amaba el estruendo de sus mercenarios a sueldo cuando los chasquidos de las balas caían en el suelo. Amaba todo ese mundo como puede amarse a una mujer hermosa, cuyas joyas, cuya elegancia y riquezas fascinan...

    En el final de sus tiempos, consiguió llegar hasta el gran ventanal desde el cual podía ver sus inmensos jardines y la multitud silenciosa bajo la luna. Un rumor como una trompeta había atraído a sus hombres ante la mansión y en un instante encendieron la alarma.

    Tony murió extendiendo sus manos hacia esa fuente de agua que tanto amaba. Murió sin una queja, con los ojos llenos de su fama. Un poco apartado, su matador lo observaba y lo comprendía. En ese momento y por una burla del destino esos dos hombres eran los únicos que compartían algo en esa sala sangrienta. Un amor y una muerte.

    Desde el otro lado de la televisión, nosotros, los televidentes, lo observámos. Y de pronto yo sentí una absurda piedad por él. ¿Absurda piedad? No. Justificada. Amor no es sólo lo material. También puede ser un castigo. Y había algo de funesto y de premonitorio en ese lugar en el cual tanto tiempo se había levantado a gritar y aspirar, donde, irónicamente, ahora estaba cruzado en un charco de sangre a sus pies...

    Así murió el gran Tony Montana. Con los dos cojones bien puestos. Cualquier hombre tiene dos testículos, pero no cualquiera merece ser llamado hombre.

    En este caso, sí.
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  16. Hoy no postearé ninguna historia, ni nada sacado de mis pensamientos de ocio, voy a retratar (o intentar) lo extraño que nos sucedió a mí y a unos amigos el jueves pasado que fue feriado.

    Habíamos planeado un viaje a San Lorenzo, una localidad cercana a Rosario. Un amigo tiene una lancha y queríamos pasar un bello día pescando y jugando con el gomón.

    Fuimos en dos coches, el mío, y el del gordo (un amigo)

    No sabíamos como llegar bien para allá, y como el dueño de la lancha ya se encontraba en San Lorenzo, no tuvimos más remedio que recurrir al GPS.

    Aclaración: El GPS es un sistemita que se conecta a satelites, vos le marcás donde queres ir y te arma todo el recorrido en el momento.

    Volviendo al tema, activamos el GPS en la ruta y seguimos camino.
    De repente, un amigo ve cerca del muelle una isla que se llamaba "El Bobo".

    Lo vimos y dijimos.. “QUE BUEN NOMBRE, TENEMOS QUE CONOCER EL BOBO!!”

    Nos reímos mucho, gritábamos BOBO por la ventanilla, etc.

    Llegamos y nos encontramos con nuestro amigo y su LANCHA.

    Nos acomodamos. Colocamos lo esencial: fiambres, pan, y vino. Muchas cañas de pescar y antes de entrar a la lancha nos hicimos la señal de la cruz... cual jugador de fútbol en una final.

    Empezamos el recorrido. Sentíamos los cabellos moverse con el viento. El gordo jugaba con el gomón y ya quería que lo tiremos en el agua. Juan empezó a armar los sanguchitos.

    Le comentamos a nuestro amigo de San Lorenzo sobre esa isla que señaló el GPS. Nos dijo que no la conocía y le pareció raro. Por suerte yo tenía el GPS encima y lo pusimos en la lancha.

    En un momento, a 1 km de "El Bobo", el GPS pierde señal, cosa totalmente INCREÍBLE ya que se conecta con satélites que nunca se caen y estaba en el medio del Paraná (el río), o sea, no había nada que haga interferencia.
    Nos pareció muy raro así que frenamos….

    A lo lejos escuchamos el motor de una lanchita. Era esa típica lancha de pescadores. Se acercaba lento por la derecha nuestra. Nos mira, le devolvemos la mirada. Nos deja de mirar.

    -Hola, le hago una preguntita?, conoce la isla "El Bobo"?
    - (el viejo no responde)
    - El Bobo, conoce?
    - No.
    - Bueno gracias..

    Nos hablo muy mal el viejo. Pero no dejaba de mirarnos.
    Le gritamos “viejo puto” y cosas así, y seguíamos cebados en encontrar esa isla.

    No había datos de esa isla, hasta que el GPS volvió a recobrar señal.
    Nos habíamos pasado. Quisimos volver y el motor dejó de funcionar. No daba arranque.

    Algo raro pasaba en El Bobo, nadie nos daba información, no había carteles, y cada vez que nos queríamos acercar, ALGO lo impedía.

    Mi amigo de la lancha verificó la batería, apretó botones y movió la palanca de velocidad hasta que nuevamente retomó la marcha. Pero seguimos camino a donde íbamos a parar.

    No tuvimos mas accidentes.

    Pescamos. Tomamos vino con pritty y nos reíamos con anécdotas. Charlamos de chicas y de las mujeres que pasaron por nuestra vida. El gordo jugó con el gomón y se pegó tal palo que no quiso subirme más. Juan se comió los sanguchito.

    Pasamos un hermoso día hasta que quisimos volver.

    Queríamos pasar por esa isla, estábamos seguro que algo pasaba allí. Sospechábamos de que era un pueblo fantasma y nos reíamos.

    Finalmente, sin la señal del GPS vimos una pequeña choza a orillas de una de las tantas islas. Nos acercamos y mi amigo detuvo la lancha pero no paró el motor. Por las dudas.

    Vimos una casita sucia y vieja, hecha de chapas. Muchas gallinas y un chancho que nos miraba mientras defecaba.

    Nos pareció ver más animales pero no reconocíamos la raza.

    Vimos también a un tipo que nos miraba desde lejos. No le podíamos ver la cara.

    El gordo le gritó algo y nos reímos. Esperamos la contestación.

    No dejaba de mirarnos.

    Escuchamos el ruidito de una lancha y vimos como, desde muy lejos, venía esa lanchita vieja y amarilla del primer viejo que nos cruzamos.

    Pensamos que escondían algo.

    Juan grita si es la isla EL BOBO.

    No responde y nos mira.

    La lancha amarilla se acercaba. Veíamos la cara del viejo, totalmente quemado por el sol.

    Arrancamos y nos fuimos.

    El Bobo es un misterio y no me animo a visitarlo. Algún día vamos a volver… estamos seguro que algo hay.
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  17. [​IMG]

    —¡No mires!

    La arrebujó contra su pecho y la dejó llorar. Las lágrimas son una sangre de plata que debe abandonar la herida del alma. La dejó llorar y la abrazó con pena y cariño como se abraza a un pajarillo herido de muerte por el rayo y así intentó hacerla alejar de ese palco sangrante y sus siniestros títeres desgarrantes, y sus fantasmas y su muerte verde y roja…
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