El concreto frío se comvierte en un tibio y suave sentir, unas odas al amor por los vientos. El ritmo de alientos sincronizados, solo confusión gobernaba ese momento... y una lluvia de emociones cae sobre el pecho. El dolor se convierte en anhelo por unas cuantas palabras ambiguas... Todo se vuelve color y mariposas. Y yo solo pienso—Espero no equivocarme...—la duda acude. La nube de misterios que envuelve nuestros hechos, simplemente es el producto de la locura y desesperación. Y la causa de todo fueron sus palabras—Moviste mi mundo—dijo; aquello fue increíble, logró desarmarme del dolor e inseguridades con unas palabras.
Soy una ilusa, una soñadora. Dí todo de de mi a alguien, fingiendo no esperar nada pero si esperaba algo... unas cuantas palabras, un interés genuino en mi persona. Parecía ingenuo y risueño, pero era frío como el concreto en la noche; era frío y desolador, igual que esos días en los cuales no aparece el calor del sol. Y al día siguiente del encuentro, lloré...desgarré en gritos mi alma, en aullidos de un alma herida, de un espíritu aplastado. Lloré sola en mi cama. Soy ingenua, muy ingenua. Maldecía mil veces en mi mente, al tiempo que lágrimas corrían por mis mejillas mientras que escribía. Sabía que era un juguete, pero no esperaba que ser un juguete doliera tanto.
Hoy estoy de vuelta. Me siento ansiosa, siento un poco de frio que penetra el alma. Me veo en el espejo y no reconozco a esa mujer…. Ella me mira con ojos tristes y profunda mirada, ella es como el café, es bueno tenerla por corto tiempo, luego alejarla y abandonarla; es bueno dejarla durante toda la tarde y la noche, dejarla sola… Ella tiende a sentirse sola, Ella tiende a llorar por las noches. Recuerdo su verdadera imagen, una pureza e inocencia tan cautivadora, antes de descubrir esa intensidad que me abruma. Pero ahora los que la conocen dicen que ella es candela ¡Ella es fuego vivo! Es una mañana débilmente soleada, con una brisa de seda, y roció de perlas. Pero incluso las mañanas mueren, Y el roció desaparece. Ella no quiere ahogarse en el mar de la soledad, ella tiene unos lindos ojos, muy alegres y astutos; ella no es como sus ojos la exponen, no tiene perlas de roció, solo lágrimas…lágrimas saladas. Debajo de las constelaciones que forman en su cara esas pecas, de las cuales los niños se burlaban cuando era niña; debajo de esas manchas marrones que cubren sus mejillas, ella sigue siendo una pequeña, aquella que sueña con montañas de caramelo y caricias de sus padres. Ella ya no es una niña, Ella soy yo.