Una gata un poco particular

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Holi!!!! Este fic está inspirado en un wallpaper de una gatita xD este fic será extraño. Habrá comedia, una especie de brujería extraña y más cosas. ¡Les dejo con el prólogo!​

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Soy una gata bastante particular ¿qué te parece?​

Corro, corro, corro. La anchoa se resbalaba de mis dientes, pero lo importante es escapar. Si me pilla la mujer de enfrente, me mata con la escoba. Mis cuatro patas se mueven ágiles, al compás. Salto encima de un cubo y me bajo, haciendo que caiga ¡Ja! Ahora se retrasará. Me escondo en un callejón y trepo por su pared llena de ladrillos. Camino por un tejado, salto a otro, y me acurruco al lado de la chimenea que expulsa el humo. Empiezo a comer esa anchoa (que es un festín) y después me pongo a jugar con una mosca que pasaba por ahí.​

¿Lo habéis adivinado? Soy una gata negra y de ojos rojos como la sangre. Antes fui humana, pero es una larga historia. En el crepúsculo me convierto en una gata salvaje; al alba, mi cuerpo cobra forma humana, pero conservando las orejas (para mi fortuna, la cola no se materializa).​

Medianoche. ¿Tengo algo realmente que hacer por la noche? Me acurruco más a la chimenea y cierro mis ojos sangre. ​

La sensación de incomodidad me despierta a causa de la postura. ¿Quién ha encendido las luces? Ah, es el alba, claro. Me levanto, (¿quién es el genio que ha inventado las mañanas?) mientras mi cabello negro se cae. Bostezo, mientras estiro los brazos entumecidos. Aunque no lo parezca, despierto vestido. Todo es gracias al collar con el cascabel que llevo, que me proporciona ropa al despertar (muy linda, por cierto). Sólo tengo puesto una capucha color negro, larga, y un vestido de tirantes hasta la rodilla del mismo color. Estoy descalza, con lo cual cada maldita piedra me corroe la piel.​

Bajo de un salto, con la misma agilidad, y resisto la tentación de maullar un “nya~” como en los mangas. Corro por las modernas calles de Borticarf (sí, un nombre bien feo y repugnante para una ciudad tan soleada y activa como esta) ocultándome entre los callejones como una ratera. A veces los niños creían que era una heroína secreta y me intentaban parar por la calle. Me meto detrás de una tienda de antigüedades, y entro por la vieja puerta trasera, dando a la trastienda llena de polvo.​

-¿Abuela?​

-¡No me llames abuela, niña! – una anciana bajita, de ropa rural, el pelo canoso recogido en un moño apareció por la puerta que conectaba la trastienda con la zona abierta al público. Tenía el ceño fruncido y una mirada juiciosa.​

-¿Consiguió algo, señora?​

-¡Señorita! – corrigió, como sacando pecho para hacerse ver más imponente – Ejem, la verdad es que en el libro no aparece mucho… - suspiré.​

-Supongo que estaré condenada a “vivir” las siete vidas ¿verdad? – dije, con cierto tono sarcástico.​

-¡No me subestimes! En ese libro hay soluciones para todo, y seguro que hay una forma de hacerte volver a la normalidad ¡Al fin y al cabo, soy una bruja veterana! – reí ante la sonrisa de autosuficiencia.​

-¿Cree que podría descifrar algo nuevo?​

-Bueno, tengo una parte descifrada, no fue fácil pero…​

-¿¡QUÉ DICE!? – chillé, ansiosa e hiperactiva.​

-¡Cálmate niña! - ¿calmarse? ¿¡qué es eso!? – Sólo dice un par de palabras que nos podría dar unas pistas…​

-¡Dígamelas!​

-Va, va… - sacó un arrugado papel del bolsillo de la falda – Apunté las palabras. La primera dice “maldición” y la segura “bendición”.​

-Huy, que pistas… - dije, con una mezcla sarcástica y de decepción.​

-Anda niña, seguro que encontramos una solución – intentó animarme.​

-Iré a dar un paseo por ahí… - suspiré resignada mientras salía de la trastienda.​

Exacto. Entre los callejones sucios y la imagen portuaria de la zona costera, en el mundo existen brujas. Pocos son los que conocen este secreto; muchas veces suelen ser personas que creen en lo místico o que pillan infraganti a una bruja. Ellas suelen disfrazarse de simpáticas ancianitas de anticuario, o adivinas que hacen falsas revelaciones sólo para que no las descubren, y a veces, las que les gusta ser famosas, magas o estrellas del mundo, como idols, artistas y actrices. Es muy difícil identificarlas, pero os preguntaréis; ¿cómo es que tu sabes que existen? Fácil. Soy la excepción de una larga familia de brujas. ​

La familia Morblack es mundialmente conocida entre las brujas por ser la única familia en la que la “magia” se ha saltado una generación. La mía. Yo sólo era una niña normal, con sus problemas, con sus cosas de niña quinceañera, con la única diferencia en que su madre se pasaba el día cocinando en un caldero líquidos verdes con ingredientes extraños y extravagantes.​

¿Yo? ¿Mi nombre? Un nombre cualquiera, uno que siempre se ve en el barrio de las brujas. Yumi, significa “arco”. Me lo pusieron porque fui como un arco que conectaba la generación exterior con al generación próxima sin pasar yo por la magia. Qué profundo. ​

Me senté en un banco en el puerto. Esta ciudad, situada en la costa, es una mezcla entra la arquitectura algo victoriana y la ropa más moderna. En la plaza sur, una pequeña plaza situada enfrente de puerto, donde hay una fuente de los deseos y junto a ella un puesto ambulante de flores. No podía ser más pintoresco.​

-¿Estás sola señorita? – me preguntó un niño pequeño.​

-¿Eh? – me sentí en guardia baja con esa pregunta – Ah… pues…​

-¡Juan! ¡Te he dicho mil veces que no hables con extraños! – una mujer de mediana edad, y expresión cabreada, reñía a su hijo – Siento mucho las molestias que haya podido causar mi hijo.​

-No, no es nada, de verdad.​

-Usted… ¿por qué está con esa capucha con el sol que hace?​

-E- es que… - piensa, piensa, ¡piensa! – Me he lesionado recientemente y estoy con las defensas bastante bajas, y el sol me marea si me da directamente.​

-Ah… - la mujer no pareció satisfecha. ¿Todas las madres son igual de cotillas? Juan se había ido a jugar con unos amigos - ¿Y por qué va descalza? ¿No tiene zapatos​

-¿E- eso…? - ¡dios, calla ya! – Resulta que…​

-¡Mari! – gritó un hombre fornido detrás – ¿Cuándo vas a dejar de incomodar a la gente a preguntas?​

-¡Pero esta señorita va descalza, con capucha, y de negro! ¡Es muy llamativo, y quiero saber la razón! – la mujer encaró a su marido. ​

-¡Pues sus razones tendrá, pero a ti no te incumben! – el hombre suspiró, para después dirigirse a mi – Sentimos si la hemos incomodado. Con permiso…​

La pareja se fue de mi lado. Suspiré, aliviada. ¿Había alguna excusa que no manche la dignidad sobre por qué voy descalza? No, no la había. Menos mal que no trabé relación con esa familia… suspiré nuevamente.​

Exacto, soy una gata rara. Por las noches robo anchoas y por la mañana parezco una heroína misteriosa con orejas de gato. La única persona que puede ayudarme es una bruja orgullosa y no puedo mantener ninguna relación más que con ella. Pertenezco a una extraña familia de brujas y yo no heredé la magia. ¿Las razones sobre por qué quedé así? Prefiero no revelarlas por el momento…​

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¿Qué tal? Sí, el prólogo es bien aburrido, lo sé, pero a partir de aquí todo será más interesante :p la comedia abundará, pero con ciertas dosis de “angst” y el motivo por el que se conviritó en una gatita quedará oculto hasta que yo lo decida juasjuasjuas xD.​

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Perdón si la font es rara, es que escribi de manera rara D:​

 

Hola! Me reporto con un nuevo cap x3
Los comentarios me emocionaron ;-;

¡Aquí empieza todo!

Capítulo 1: El remedio corrosivo.

Una incómoda posición me despertó de mi sueño. Tampoco es que fuese lo que se dice agradable. Cada día, desde que estoy maldita, sueño con la causa de mis orejas, de cómo fue. Bostezo, somnolienta. Me puse la capucha y salté del tejado, para dirigirme al anticuario. Bueno, al parecer, había mucha actividad hoy... miré el reloj que había en el escaparate; las nueve menos cuarto. Creo que hoy me dormí, bueno, la anterior noche una vieja con una escoba me perseguía por toda la calle. ¡Y eso que tenía sus años! Y después se quejan…

Me escondo en un callejón, y paso por unas estrechas calles con vertederos llenos de basura. Miré asqueada el calcetín con un agujero pegado a un trozo de pizza de cuatro quesos. Repugnante.

Entré por una vieja y roñosa puerta de madera para acceder a la trastienda del anticuario. Abrí la puerta, y la vieja bruja me saludó.

-Viniste más tarde ¿surgió algún problema?

-Una mujer de sesenta años, intentando matarme con su escoba por robar un par de anchoas.

-Qué se le va a hacer… - la abuela suspiró - ¡Bueno! Ya que estás aquí, ayúdame.

-¿En qué?

-Llévame esa olla al sótano y vierte su contenido en el caldero con líquido hirviendo – me indicó. Las brujas se hacen expertas en una modalidad desde pequeñas; unas en conjuros, otras especialistas en contactar con los espíritus del tarot, otras en las pociones… como la abuela. Me acerqué a la olla de cerámica; había un líquido violeta burbujeante que apestaba como un cuesco caducado. Levanté la olla con dificultad; ¡Cómo pesaba la ollita de marras!

Tuve tan mala suerte de tropezar contra un tablón levantado y el líquido se vertió sobre la mesa. Sí, literalmente se desintegró por el ácido, pero lo preocupante era el libro que podía contener mi salvación. Miré el libro como si fuera una mutación entre vómito y caca descompuesta, mientras sentía mi mundo derrumparse. No m gusta eso de vivir siempre ¿sabes?

-¿¡QUÉ HAS HECHO NIÑA!? – me gritó, mientras se ponía unos guantes.

-¡T-tropecé y pasó esto…! – intentaba explicarme pero era inútil. ¡Todo pasó muy rápido! Ahora mi mente estaba llorando ya que la solución se había ido al garete.

-¡YA ESTÁ! ¡ME HARTÉ! Sé que te prometí salvarte pero esto es algo ¡superior!

-Eh… abuela… - intenté llamar. El libro estaba en perfecto estado pese al líquido corrosivo (mi mente estaba bailando el oppa gangdam style de pura felicidad y alivio).

-¡No me ruegues! – estaba furibunda - ¡Ahora búscate la vida, mona!

-El libro…

-¡No me hables del libro, niña! ¡Si supieras lo que he gastado en ti y en ese maldito libro y esta porquería de tienda!

-¡QUÉ EL LIBRO ESTÁ BIEN! – grité. Me miró sorprendida, para después tomar el libro con sus manos regordetas. Balbuceando, mencionó:

-Y-yo ya sabía que esto iba a pasar… jejejeje… p-por eso te dije que cogieras la olla jaja… - se rascaba el moño nerviosa.

-¡Hay nuevos caracteres! – exclamé, mientras señalaba el libro.

-Mmm… - Madeleine (la anciana) meditó – Dame tu collar y vuelve en una hora.

-¿Y eso de abandonarme…?

-¡Broma broma! – dijo, restando importancia – Tú dame el collar y vuelve en una hora.

-Está bien…

Entregué el collar con el cascabel, algo desconfiada. La abuela me miró con el ceño fruncido, y con la mano me hizo el ademán de que me marchara. Gruñendo, salí de la trastienda ¿qué haré en una hora? Lo de siempre; dar una vuelta por ahí, pese que quería quedarme para chillar como una loca cuando encontrara una solución. Salí; creo que empecé a sudar un poco de la ansiedad.

Salgo a una calle sin carretera, toda peatonal dotada de residencias y tiendas, pero ningún “puf”o bar que pueda causar problemas por las noches. Simplemente me pongo a pasear, ignorando las miradas de la gente extrañada. Increíble, llevo dos años aquí y nadie se acostumbra a mi presencia.

Hablaré sobre las brujas. En esta sociedad, las mujeres tienen prioridad. Según antiguos manuscritos, porque la mujer es la que decide si crear la vida, que fue dotada con ese poder. Fue dotada con racionalidad y madurez superior a la de los hombres llegados a cierta edad. La primera bruja surgió en la Edad Media; por ese entonces, ellas no tenían tanta discreción y cuando el pueblo se enteraba la quemaban, aunque sólo fueran muñecos vivientes de las verdaderas. La primera fue Marié, la bruja que estableció las normas, exploró todas las opciones y creo esta sociedad. Ella fue la que proclamó igualdad a través del ejemplo de la batalla; las mujeres serán las estrategas y decidoras de la batalla; el hombre aquel que protegería a su familia y llevaría todo a la victoria, trabajando en equipo con la mujer.

Las brujas son sólo mujeres, nadie más. Se casan con humanos (no hay restricciones) que deben jurar silencio ante la identidad de su esposa, es decir, juran no revelar que su mujer es una bruja. Ambos se prometen respeto, fidelidad y apoyo incondicional. Lo típico, sólo que ellos si lo cumplen. Se podría decir que aquellas que han sido dotadas con los poderes sienten el amor verdadero con más intensidad… Huy, me estoy poniendo cursi.

Miré el reloj de un escaparate; casi había pasado una hora, entre pensamientos y muestras de comida gratis. Me giré y me encaminé hacia el anticuario, siguiendo la ruta de los callejones, que parecían cada vez más asquerosos. Intenté calmarme; ahora que me daba cuenta, estaba sudando cascadas e hiperventilaba cada dos por tres. ¿Cómo no me di cuenta? Ah, en los pensamientos uno no hiperventila. Ahora lo entiendo todo.

Con ansiedad abrí la puerta de atrás bruscamente, sorprendiendo a la bruja.

-¿¡LA SOLUCIÓN!? – grité. ¡¡Cómo para no hacerlo!! ¡¡Al fin la pesadilla se acabaría, AL FIN!!

-¡Tranquila! – me espetó. Me quedé recta, aunque me era imposible – Encontré una solución – me sonrió victoriosa.

Literalmente, y repito, literalmente, salté encima de la abuela para a abrazarla de pura felicidad.

-¡Quítate niña! – cierto, no le gustaba el calor humano. Me separé.

-¿Cuál es cuál es?

-¡Siéntate, me pones nerviosa con eso de correr en el sitio! – me senté en una vieja silla de madera, mientras la miraba con desesperación.
Tosió un poco mientras sacaba un papel arrugado del bolsillo:

-Según esto… debes encontrar el significado de la siguiente frase.

-¡Qué fá-¡

-¡No te creas tanto niña! – me interrumpió, haciendo que gruñera. Agudizó la mirada sobre el papel, para retomar la lectura – Haber…blablá… yo la Bruja… okey okey… ¡Vale! ¡Esta es la frase que tienes que descifrar! – la miré expectante – “La mujer de risa risueña camina de luto”

Nos quedamos en silencio, mientras la miraba con la cara de “¿¡QUÉ MIERDA!?”.

-¿¡Qué mierda!? – exclamé, rompiendo el silencio.

-¡Shh niña! Hay unas condiciones - ¿no sabe leer? Me revolví en mi sitio, ¿Qué era lo que tenía que descifrar exactamente? – Ahem, aquí van… blibá… bien bien… vale, la primera es que “tienes que encontrar dueño”

-¿¡Dueño!?

-¡Calla, por Dios! La segunda es... ¡ah sí! “Tu dueño no ha de saber tu identidad como gata semi humana”

-Bueno, tampoco pensaba mostrársela.

-¡Dios, no callas! La tercera es “Que entre la maldita y el dueño se establezca un sentimiento de amor mutuo… y que el dueño lo confiese sin saber de la identidad”.

Más segundos de tenso silencio. Esto SÍ que me dejó helada, y la abuela ale, como si nada. ¿¡No lo comprende!? ¡Hace mucho tiempo que Yumi Morblack dejó de creer en esa tontería sensiblera!

-Bueno, supongo que ya sabes qué hacer ¿no? – se carcajeó de mi cara de puro incredulidad.

-¿Enamorarme? ¿¡Por las buenas!?

-¡Sí, creo que leí bastante claro! – la abuela frunció el ceño. De su otro bolsillo sacó el collar – Tendrás que salir a la calle a “buscar dueño”y no podrás con tu forma semi-humana – tosió – Así que ya sé cómo hacerte ver como un gato hoy – sonrió.

-¿Có-? – no pude terminar, ya que me lanzó un cazo lleno de líquido amarillo por encima. Chillé. ¿¡Me quería fundir!?

De repente me sentí más pequeña; un dolor se apoderó de mis huesos, como si se entumecieran bruscamente. Intenté gritar; me salió un maullido. Ah, ya sé que pasa; esa poción me ha convertido en una gato. Qué divertido.

¿Les gustó? Lamento el diálogo D: y que sea tan brusco DD: