Un regalo saltarín

Tema en 'CLAMP' iniciado por Ruki V, 27 Diciembre 2012.

  1.  
    Ruki V

    Ruki V Usuario popular

    Piscis
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    Escritora
    Título:
    Un regalo saltarín
    Clasificación:
    Para todas las edades
    Género:
    Amistad
    Total de capítulos:
    1
     
    Palabras:
    1012
    Sakura estaba en su habitación envolviendo una caja de cartón con un papel decorativo color rosa y decorando finalmente con un lazo rojo. Trabajaba en la presentación de un regalo. Un regalo para Tomoyo, que cumplía años. Se trataba de una caja enorme con un contenido muy especial. Kero se quedó en la cama comiendo un trozo de pay de queso mientras veía a Sakura emocionada mientras terminaba de envolver el regalo.

    —Sakura, ¿deberás te irás tan tranquila a casa de Tomoyo?
    —¿Por qué lo dices, Kero?
    —Bueno es que, como hace unos días las cartas se pusieron raras...
    —Si, no creas que lo había olvidado. Su cambio constante de temperatura y color me preocupa.
    —Parecieran debilitadas.

    Kero abrió el libro de cartas Sakura y sacó la carta que se encontraba hasta arriba; la carta Salto. La tocó con sus patas por unos momentos y se quedó observándola.

    —¿Y bien?
    —Su temperatura quema.
    —Pero a la vez su color se ve tan pálido.
    —Tienes que tener cuidado Sakura. No son un producto, ni una persona pero pueden recibir daño y enfermarse como los humanos por las causas por las que se tienden a estropear los objetos.
    —Quizás deba guardar el libro en otra parte. Ya no en el cajón.
    —¿Te haría daño dejarlo sobre el escritorio, pero alejado de la ventana?
    —Pero ¿y si mi padre o mi hermano lo ven?
    —De seguro pensará que son cartas de juego o coleccionables Además, tu hermano ya sabe del asunto de las cartas Sakura, de mí y de Yue, ¿recuerdas?

    Sakura se quedó meditando unos instantes, hasta que se dio cuenta de que Kero tenía razón. Dejó el libro sobre el escritorio, no sin antes asegurarse de que estuviera seco y que la ventana estuviera cerrada.

    —Quizás cargar hoy las cartas sería...
    —Preocuparte de más.
    —Cierto. Pero como siempre, me aseguraré de cargar la llave báculo. Además cargaré algunas cartas de todas maneras.
    —¿Cuáles?
    —Vuelo, viento, congelante, tiempo y sueño. Se encuentran en buen estado y son las cartas que más he usado.
    —¿Crees que las cartas se revelen como cuando cambiaron de Clow a Sakura?
    —Tengo un mal presentimiento.
    —Creo que mejor voy contigo a casa de Tomoyo.
    —Esta bien, si quieres ven.

    Sakura tomó un bolso donde Kero cupiera a gusto. Bajó las escaleras pensando si su padre y Touya seguían en casa. Pero no era así.

    —Ay, que raro que no haya nadie.
    —Papá y Touya se fueron a trabajar.
    —¿Tu hermano por fin encontró empleo?
    —Si, trabaja en una cafetería con Yukito.

    Antes de marcharse, Sakura volteó hacia el comedor y vió que su padre había puesto una nueva foto de su madre en el librero.

    —Adiós mamá. Voy para casa de Tomoyo. Nos vemos.

    Kero a veces se sentía triste cuando le tocaba oír a Sakura despidiéndose del retrato de su madre. Desde la primera vez que escuchó que le hablaba al retrato sobre el librero que cada día era diferente, comenzó a asimilar que era normal en la vida diaria de Sakura y se despreocupó. Sakura y Kero tomaron el autobús a casa de Tomoyo, pero se descompuso. No les faltaba mucho para llegar, así que decidieron caminar.

    —¡Ay, al fin! ¡Me estaba ahogando!
    —Traigo uno de mis bolsos más grandes, no te quejes.
    —¡Casi me quedó sin respiración.

    En lo que tenían esta discusión sin sentido...

    —Siento la presencia de una carta.
    —¡¿Qué?!
    —Lo sabía. Algo anda mal... ¡Libérate!— dijo sosteniendo su llave que se transformaba en báculo.
    —¿Qué carta crees que sea?

    Sakura sostenía con fuerza el báculo en sus dos manos. Kero flotaba junto a ella.. Habían dejaod el bolso en la acera, junto con el regalo de Tomoyo. De pronto sintieron que el paquete emanaba una energía mágica.

    —¡¡Es...!!— gritó Sakura volteándose hacia el regalo; pero antes de poder pronunciar el nombre de la carta, este saltó por encima de ella y se alejó rebotando.
    —¡Es la carta salto!
    —Tenemos que alcanzarla... ¡Vuelo!

    De la espalda de Sakura brotaron alas e inmediatamente, seguida por Kero, se elevó por los aires buscando una caja saltarina. Cuando la avistaron, Sakura bajó un poco de altura y se mantuvo volando como en una carrera cabeza a cabeza con el regalo que saltaba y saltaba.

    —Sakura, trata de atraerle con la carta viento.
    —¡Si!— Sakura aterrizó y volvió a la normalidad a la carta vuelo. Tomó a la carta viento y dijo:
    —Conviértete en cadenas de la justicia... ¡viento!

    La carta no surtió efecto alguno. Después de largo rato de corretear a la carta...

    —¡Ah! Estoy muy cansada.
    —Si, no dan ánimos de perseguir una caja que salta haciendo tanto calor.
    —¿Calor? ¡Eso es!— Sakura sacó otra carta y la invocó con el báculo. —Congela e impide el movimiento del objeto que persigo... ¡congelante!

    Al usar esta carta, el regalo quedó atrapado en un inmenso bloque de hielo. La carta salto quedó inmovilizada. Sakura descongeló el regalo de Tomoyo, lo dejó en el suelo y de la nada salió la carta salto. Sakura volvió a invocar la carta viento y la atrapó. Tomó al conejo que representaba a la carta en sus brazos y la calmó. Kero tocó su frente y la sintió casi en llamas. Sakura hizo cuanto pudo pero no logró convertirlo de nuevo en carta. Caminaron hasta casa de Tomoyo con el conejo en brazos hasta que se recuperara. Cuando llegaron a casa de Tomoyo, fueron afortunadamente recibidos por ella.

    —Hola Sakura, hola Kero. ¿Qué ocurrió?
    —¿Recuerdas que te conté que las cartas estaban raras?

    Sakura le contó toda la historia y luego le entregó el regalo Cuando Tomoyo lo abró se sintió tan contenta que solo pudo abrazar a Sakura con todas sus fuerzas. El regalo era un álbum de fotos de muchos recuerdos de ellas desde que llegaron las cartas clow a su vida. También incluía un vestido que Sakura hizo sola para Tomoyo. Era un regalo estupendo. Comieron pastel, esperaron a que la carta salto se recuperara y antes de sellarla dio un par de saltos por la habitación de Tomoyo.

    FIN
     
  2.  
    Sere

    Sere Silent

    Libra
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    Escritora
    ¡No comprendí por que las cartas se habían enfermado! :C, pero bueno me han dado muchas ideas del porqué, me pregunto si podría... asdaf *crea ideas macabras para un fic* xD.

    Bueno, en esta ocasión habré de felicitarte por tu trabajo, realmente me ha llamado la atención lo que le ocurría a las cartas Clow y el regalo de Tomoyo, aunque debo decir que por un momento mi atención se disperso entre ambas situaciones y es que ya de por sí soy bastante distraída, pero tu historia logro confudirme un poco, aunque me encanta.
     

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