El titiritero.

Tema en 'Novelas Terminadas' iniciado por Kiryuuin, 18 Octubre 2012.

  1.  
    Kiryuuin

    Kiryuuin Hermandad Oscura

    Sagitario
    Miembro desde:
    4 Octubre 2011
    Mensajes:
    130
    Pluma de
    Escritor
    Título:
    El titiritero.
    Clasificación:
    Para adolescentes maduros. 16 años y mayores
    Género:
    Horror
    Total de capítulos:
    2
     
    Palabras:
    1312
    1º parte:
    “Discusiones; Pasos”
    Estalló la puerta contra el marco. ¿Realmente un hermano mayor podría tratarla así? Parecía un desagradecido de lo que ella hacía.



    La tercera vez en el día que discutían, y aún parecían insatisfechos.



    Cargó su cuerpo sobre la puerta mirando hacia el frente, cruzando los brazos.



    <<Ese mal criado… >>, gruñó en un susurro, frunciendo el ceño. << ¿Acaso cree que soy su sirvienta mientras papá no está?>>


    —Sí, si… y ahora te encierras en tu cuarto como si nada… —lo escuchaba del otro lado de la puerta —Niñita de papá…



    —¡Cállate!— le gritó y volteó contra la puerta— ¡Como si tú hicieras algo cooperativo para que esta casa se mantenga! ¡Siempre tú y tu novia, como si nadie más existiera en el mundo! — decía ella tratando de no partir en llanto.



    Realmente lo intentaba; hacia lo que su padre le pedía y no se quejaba en nada. No simplemente porque lo quisiera demasiado como para ayudarlo en lo que fuere, sino porque hace tiempo, desde que su madre falleció que había tomado como un ‘deber’ mantener decente aquella casa.



    Su hermano mayor, por dos años, parecía estar en las tonteras adolescentes aun. Salía tarde, volvía al día siguiente, nunca llamaba, no agradecía nada y solo se quejaba, como si tuviera el derecho.



    —¡No metas a mi novia en esto!



    —¡Si no fueras tan terco, por lo menos tendrías que hablarle bien a alguien que realmente se lo merece!



    El joven de dieciséis años no soportó la furia y comenzó a golpear la puerta. Creía tener la razón, aunque no fuera así. Las ventanas se movían por los brutales intentos de abrir la puerta.


    La chica sintió que su corazón se oprimía cada vez más, temblaba de miedo a su hermano. Se hizo para atrás al escuchar tales golpes, que si no fueran hacia la puerta, irían dirigidos a ella.


    Los hermanos están para cuidar el uno del otro, ¿verdad? Entonces, ¿por qué él no cuidaba de ella?



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    Se despertó a un lado de la puerta. Llevó sus manos hacia su rostro y frotó sus ojos. Los sentía hinchados; al parecer, había llorado hasta dormirse como tantas veces había sido antes.



    Las luces apagadas dejaban que el brillo de la luna entrara por una pequeña ventana.



    Abalanzó su cuerpo hacia adelante y se puso de pie lentamente. Le dolían las piernas; al estar durmiendo sentada sobre el suelo congelado, se le adormecieron. Entre penumbras y con sus manos como guía, caminó hasta la lámpara de su escritorio. Intentó una y otra vez, pero no encendía. Claro, recordó que debía comprar la bombilla.


    -



    Los pasos que escuchó en el pasillo congeló su cuerpo; la respiración se le entrecortaba. Giró tímida e indecisamente. Aunque quisiera saber quién era esa persona, sus piernas no caminaban hacia la puerta. Remojó sus labios quebradizos y respiró profundo.


    No había porqué temer; podía ser su padre que había llegado, o su mismo hermano trasnochando.



    —¿Papá? —preguntó a la vez que seguía escuchándolos. Se acercó más a la puerta y volvió a preguntar; quizás no la habían escuchado—¿Papá, eres tú? —preguntó aun detrás de la puerta —¿Nicolás…?



    Las pisadas se detuvieron por un momento, pero volvieron a retomar. Con que iban y venían por el pasillo como respuesta, bajó la cabeza y acercó sus ojos hacia la cerradura de la puerta.



    ¿Quién podría caminar dando pasos tan fuertes?



    No había nadie. Al menos no hasta donde ella alcanzaba a ver, pero los pasos persistían aún más fuertes. Era desesperante; tantas películas que había visto, cosas que había escuchado y leyendas, finalmente habían hecho el movimiento en su mente.


    Estaba aterrada. Chocó contra una pequeña mesita al hacerse hacia atrás. Había alguien; podía ver la sombra de sus pies frente a la puerta por la diminuta cantidad de luz que entraba por debajo.




    Cubrió su boca con las manos congeladas mientras que las lágrimas que se desprendían de sus ojos recorrían su rostro. No era un momento en que lo mejor que se podía hacer era llorar; no.


    Paralizada frente a la puerta donde había alguien parado del otro lado, trataba de pensar en cómo escapar de ese momento. Estaba claro que no era nadie de su familia.


    Miró a su alrededor; aunque fuera difícil, debía encontrar algo con qué defenderse, según como le habían dicho sus padres de pequeña.


    Recordó el palo de hockey guardado arriba del armario que había usado hace unos años.


    Desató las agujetas de sus zapatillas y se las quitó; realmente no quería que esa persona se diera cuenta de lo que hacía. Descalza en el suelo frío, caminó hacia el armario. Estirándose por llegar hasta el tope, donde estaba aquel palo que buscaba, tanteaba cosas cubiertas de polvo.



    Había pasado tiempo desde que pasaba por ese armario.


    Con sus manos siendo sus ojos, tocó la punta de madera gastada con las yemas de sus dedos y logró tomarlo.


    El nítido sonido de un metal siendo golpeado contra el suelo resonó. Se arrodilló rápidamente y buscó en el suelo.Al sentir algo en sus manos, lo tomó y trató de imaginarse su pequeña forma.



    <<¡El cuchillo de papá…! >>



    —Eso no te servirá de mucho, niña… —La piel se le erizó por completo; giró la cabeza hacia la puerta ya sin sentir esperanzas con la respiración entrecortada. Había escuchado a la persona que la tenía acorralada allí. ¿Acaso había escuchado cuando se había caído? Era posible… pero, ¿sabía que ella traía un cuchillo alemán entre manos…?—. Puedo verte… Es más —hizo una pausa y ella sintió como se acercó hacia la puerta—, tienes los ojos que quiero; verde esmeralda…




    <<¡De verdad puede verme…!>> Entraba en pánico con solo pensarlo, sabiendo que posiblemente era verdad que podía verla— <<¡¿Pero cómo puede hacerlo, si estoy en medio de la oscuridad?!>>



    —No intentes pensar en cómo lo hice… Después de todo, no sabes qué soy realmente.



    ¿Qué trataba de decirle? ¿Acaso era algo fuera de su conocimiento? No, quizás sólo quería confundirla. Pero su curiosidad había despertado ante esa frase. ¿Cómo poder ignorarla?



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    Jójójó~ Okay, no es Navidad .__.
    Espero que les haya gustado hasta ahora C: Sería mi primer Two-shot O^O
    Les agradezco a las personitas que hayan leído esto :D
    Errores que quieran marcar o decir algo a esta inexperta (yo xD), siéntanse libres de hacerlo.
    Se les quiere~ Chau chau!
     
  2.  
    Kiryuuin

    Kiryuuin Hermandad Oscura

    Sagitario
    Miembro desde:
    4 Octubre 2011
    Mensajes:
    130
    Pluma de
    Escritor
    Título:
    El titiritero.
    Clasificación:
    Para adolescentes maduros. 16 años y mayores
    Género:
    Horror
    Total de capítulos:
    2
     
    Palabras:
    427
    2º parte: “Ya es hora.”



    A punto de amanecer pero aun oscuro afuera, la chica seguía en las penumbras de su habitación. Con el corazón saliendo de su pecho, siendo acorralada allí por alguien que no podía ver, en el pasillo, del otro lado de la puerta. Con los ojos hinchados de tanto llorar en silencio por la desesperación, recibió otra de las tantas notas que habían pasado bajo la puerta.



    Solo unos minutos más…”, leyó con dificultad.



    Ella no entendía nada en lo más mínimo, pero no dejaba de pensar de que muy posiblemente algo malo le sucedería pronto.



    Escucho que el que estaba del otro lado se levantaba. ¿Acaso esos ruidos eran de cadenas?



    —Ya es hora… —anunció aquel ser que la había estado vigilando y encarcelando—, adiós. —dijo este abriendo la puerta, encandilando a la chica que retrocedía horrorizada dejándola ver su forma.
    La visión de la niña se oscureció, su respiración entrecortada terminó siendo sin vida alguna.




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    Los cuerpos fueron encontrados una semana después, ya que el colegio de los dos adolescentes había notado las faltas a clases por parte de los hermanos y por el empleo de su padre, sin asistir.



    Acostados en medio del pasillo con los ojos vendados, heridas graves que habían causado la muerte por desangramiento en ambos cuerpos de padre e hijo. Atados con cadenas e hilos cosidos a sus muñecas, nuca y rodillas.




    En el cuarto de la chica, la encontraron colgando del techo siendo sostenida con cadenas que atravesaban sus muñecas, hombros, rodillas y pies. Desangrada por pérdida de ojos y las perforaciones. Bajo su cuerpo colgando estaba aquel pequeño cuchillo, con el que habían sido arrancado sus ojos.



    Lo que las personas no entendían era que en los cuerpos no habían señales de resistencia, como si quien los asesinó los hubiera controlado antes de morir.


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    Eso es todo C:
    Les agradecería que me den sus hermosas opiniones. Pueden tirar tomates o lo que quieran, pero piedras no xD
    Besho~
     
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